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Viaje al corazon de la Psicologia Social, una aproximacion - agustin

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Viaje al Corazón de la Psicología Social
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ECHEBARRÍA ECHABE, AGUSTIN
VALENCIA GÁRATE, J. FRANCISCO
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Viaje al Corazón de la Psicología Social
AUTORES:
ECHEBARRÍA ECHABE, AGUSTÍN. Catedrático de Psicología Social. Universidad
del País Vasco. España.
E-mail: pspeteta@ss.ehu.es
Página web: www.ehu.es/agustin.echebarria
VALENCIA GÁRATE, JOSE FRANCISCO. Catedrático de Psicología Social.
Universidad del País Vasco.
E-mail: pspvagaj@ss.ehu.es
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Viaje al Corazón de la Psicología Social
Índice de capítulos.
1.- Introducción a la Psicología Social. Historia y definición (p. 4).
2.- ¿Quiénes somos? Cómo llegamos a ser lo que somos? El Self (p. 63).
3.- Conformismo e influencia social (p. 113).
4.- Persuasión (p. 174).
5.- Teorías del equilibrio y disonancia cognitiva (p. 214).
6.- La percepción social (p. 248).
7.- La atribución (p.289).
8.- Prejuicio 1.Relaciones intergrupales. Teorías dinámicas y grupales (p.
334).
9.- Prejuicio 2. Categorización y estereotipos (p. 394).
10.- Psicología social del racismo (p.453).
11.- Bibliografía (p. 511).
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Viaje al Corazón de la Psicología Social
TEMA 1. INTRODUCCIÓN A LA PSICOLOGÍA SOCIAL. HISTORIA Y DEFINICIÓN.
INDICE
1.1- HISTORIA DE LA PSICOLOGIA SOCIAL
1.1.1. EL LARGO PASADO.
1.1.2. LOS ORÍGENES EUROPEOS.
* Völkerpsychologie (Wundt)
* Psicología de las Masas
* La situación entre guerras: Mead, Park, Thomas
1.1.3. LA PSICOLOGÍA SOCIAL MODERNA.
1.1.4. LA CORTA HISTORIA DE LA PSICOLOGÍA SOCIAL.
1.1.5. LA PSICOLOGÍA SOCIAL EUROPEA.
1.2.- QUE ES LA PSICOLOGIA SOCIAL: DEFINICIONES
* Definiciones Psicológicas (Jones y Gerard, G. Allport, Saw y Constanzo
* Definiciones Sociológicas: Ross, Moscovici
* Definición crítica: Ibáñez
1.3. – ORIENTACIONES TEORICAS PRINCIPALES EN PSICOLOGIA SOCIAL
1.3.1. INTRODUCCIÓN
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Viaje al Corazón de la Psicología Social
1.3.2. ORIENTACIÓN PSICO-ANALÍTICA.
1.3.3. ORIENTACIÓN CONDUCTISTA.
1.3.4. ORIENTACIÓN GESTÁLTICA.
1.3.5. ORIENTACIÓN COGNITIVA.
1.3.6. ORIENTACIÓN INTERACCIONISTA.
1.3.7. ORIENTACIÓN CONSTRUCTIVISTA.
* La teoría de las representaciones sociales.
* El construccionismo social.
1.1. HISTORIA DE LA PSICOLOGIA SOCIAL
La Psicología Social, al igual que otras ciencias sociales, durante los últimos 50
años ha estado sujeta a grandes avatares, habiéndose puesto en cuestión
tanto sus planteamientos teóricos como las herramientas que utiliza para
“observar” la realidad social. Todo ello ha supuesto, a veces, graves
problemas de “falta de identidad”, en esta ciencia que se autodefine como
diferenciada, con su propio objeto y método científico, y que oscila entre la
Sociología y la Psicología (Tajfel 1979).
El estudio de la acción social, objeto de análisis teórico de las ciencias
sociales, si lo tomásemos como comportamiento dirigido hacia un objetivo
concreto, solamente lo podríamos explicar si supiéramos quien ha propuesto
dicho objetivo, cuando, y con que intención. De la misma manera, en la
medida en que la psicología social es participe de esa acción social, para
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Viaje al Corazón de la Psicología Social
comprender la historia de esa disciplina deberíamos saber “porque” se ha
hecho, quien la ha hecho y ·”como” (Graumman 1988).
Como dice Moscovici (1986) "Ciencia e Historia son uno", Es decir, la historia
se construye: así los personajes y el escenario están dados, pero cómo contar
esa historia será tarea de los que la construyan, y de con que intención la
realizan (Graumman 1987).
En este sentido un análisis histórico de la disciplina nos puede ayudar a
profundizar en la contracción de su IDENTIDAD, tanto en un sentido
“presentista” (Graumman 1988), como en un sentido "historicista"
(Butterfield, 1958). En otras palabras un análisis histórico de la disciplina nos
puede ayudar a comprender cual es la definición de esta disciplina, su objeto
(Individual-Social), metodología (Positibista-Humanista), y teoría (InternoExterno); pues se dice como separada de otras disciplinas.
Uno de los elementos básicos de la identidad es su DIFERENCIACION de los
otros. Así un análisis histórico de la disciplina nos puede ayudar a
comprenderla mejor, y a observar desde una perspectiva más amplia sus
elementos básicos. Recordemos que sus tres sub.-disciplinas –Psicología
Social Psicológica, Psicología Social Sociológica, y Sociología Psicológica
(House, 1977; 1981; Stryker, 1983; Sewell, 1989), muchas veces se han
planteado sin relación entre ellas (Wilson y Schaffer 1978), con investigación
en departamentos diferentes, con manuales y revistas diferentes, con
currículo diferentes, y con perspectivas diferentes sobre su lugar en las
ciencias sociales (Secord 1986). En el mismo sentido, las tres subdisciplinas
leen historias diferentes, con héroes diferentes, por ejemplo Lewin,
Festinger, Asch, F. H. Allport para la Psicologica Social Psicológica; Mead,
Goffman, Homans para la Psicología Social Sociológica; y Adorno et al,
Chodorow, Fromm, en la Sociología Psicológica.
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Viaje al Corazón de la Psicología Social
1.1.1.- EL LARGO PASADO DE LA PSICOLOGIA SOCIAL
Planteaba Stoetzel (1979) que una ciencia se encuentra perdida si no reniega
de sus fundadores. De todas formas, no es menos cierto que el análisis del
pasado nos puede ayudar a clarificar el presente. En este sentido y
parafraseando a Ebbinghaus es como podemos hablar de "la corta historia de
la Psicología social y de su largo pasado" (Harre et al 1986).
Normalmente la historia de la psicología social comienza en 1908 con los
textos de McDougall y Ross. De todas formas, el pasado podría llegar hasta
los filósofos presocráticos o Aristóteles y Platón; el primero remarcando el rol
del individualismo y el segundo el rol de la dimensión social, cuando
planteaban sus explicaciones filosóficas sobre la vida social.
Posteriormente también se han dado pensadores sociales que en cierta
medida han sido pioneros de las modernas ciencias sociales facilitando así el
rol de la moderna psicología social. De esta manera, HOBBES (siglo XVII) hizo
frente a las premisas de las reflexiones políticas de platón y Aristóteles; no
aceptara que la sociedad se derive de la naturaleza social. Para Hobbes todos
los humanos son iguales, no tienen deseos de juntarse, y la situación natural
es la de la guerra entre ellos. Así, el surgimiento de las sociedades devendrá
de la estructura psicológica de los individuos, porque dicha estructura será
psicosocial; es decir, las pasiones y los instintos de los humanos (pasión de
dominación, sentimientos de inseguridad, es decir, la tendencia al poder
natural e instrumental), son dirigidos hacia los otros. Ya Murphy (Murphy, et
al 1937) propuso a Hobbes como el primer psicólogo social.
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Viaje al Corazón de la Psicología Social
Posteriormente, ROUSSEAU (siglo XVIII) no estará de acuerdo con los
postulados de Hobbes, Rousseau no aceptara que el pacto social se derive de
la naturaleza humana. Para el pacto social transformara la naturaleza
humana. Este autor será el primero en investigar las transformaciones que la
sociedad impone a la psicología humana
Sería interminable la enumeración de los personajes de la moderna
psicología social, por ello, y siguiendo a Graumman (1988), los problemas
básicos del "largo pasado" someramente enumerados serían los siguientes:
a) Si las personas se toman a modo de individuo, es decir, si cada
persona es única o similar a los demás.
b) Si la persona individual se entiende como función de la sociedad, o,
al contrario, la sociedad se toma como producto y función de los individuos
que la componen.
c) Si las relaciones entre los individuos y la sociedad son manifiestas y
significativas o expresión de una ideología oculta.
d) Si la "naturaleza" de los seres humanos es básicamente egoísta, y
son necesarias técnicas y procesos de socialización, moralización o educación
para capacitar a las personas a vivir en grupos, comunidades o estados, o si
los seres humanos son sociales por “naturaleza”, siendo las influencias las
que convierten a los individuos en sociales o antisociales.
e) Si los hombres y mujeres son agentes libres y responsables, o si se
encuentran determinados por fuerzas sociales y naturales.
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Viaje al Corazón de la Psicología Social
Este tipo de problemas es los que han sido tragados en las ciencias
sociales, y tienen mucho que ver en las siguientes polaridades; individualsocial, mente-materia, racionalidad-irracionalidad, etc.
Recordemos que ya Platón planteó la prioridad del Estado frente al
individuo. Así, los individuos para llegar a ser completamente sociales, debían
ser educados bajo la responsabilidad de las autoridades. Aristóteles, por su
parte, pensaba que el individuo es social por naturaleza y dicha naturaleza
social debía ser desarrollada para capacitar a los individuos para vivir juntos y
con relaciones interpersonales, así se desarrollan, las familias, las tribus y los
estados. Esta discusión ha desarrollado dos enfoques diferentes en la
moderna psicología; el enfoque basado en lo social (el cual subraya el rol
jugado por las estructuras sociales –sistemas, instintos, grupos- en el
comportamiento y la experiencia de los individuos), y el enfoque centrado en
el individuo (el cual subraya los procesos y funciones individuales, explicando
por medio de aquel las funciones del sistema social.
El enfoque de la prioridad de lo social con relación al individuo ha
tomado formas diferentes a lo largo de la historia. Así, para Hegel (Idealismo
Alemán) el estado no será la forma última de la sociedad, sino la objetivación
de la mente social (objetiva), en la cual las mentes de los individuos son
elementos activos. Criticando a Hegel, pero manteniendo el énfasis, Marx y
Engels desarrollaron un nuevo modelo de la sociedad y de la historia, según
el cual, el nivel de desarrollo económico de una sociedad (los modos de
intercambio y de producción para ellos), la división de clases de la sociedad y
las luchas entre esas clases, condicionan la vida individual y social. En
palabras de Marx “No es la conciencia de los seres humanos lo que
determina su naturaleza, sino al contrario, es su naturaleza social lo que
determina su conciencia” (Marx y Engels, 1974). El planteamiento del
idealismo alemán ha sido el precursor de la moderna teoría del "Group
Mind". Además, hay autores que plantean este modelo teórico de "Group
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Viaje al Corazón de la Psicología Social
Mind" como una de las bases de la excesiva individualización de la psicología
social (Markova 1983.
De todas formas, el largo pasado ha puesto también las bases para dar
prioridad al individuo frente a lo social. Así, El INDIVIDUALISMO
METODOLOGICO (base del enfoque meta teórico centrado en el individuo,
dominando actualmente en la Psicología Social) "se basaría en el análisis de
las características psicológicas (instintos, necesidades, motivos, etc.) del
“individuo abstracto", siendo dicho individuo abstracto extraído de su
contexto social (Lukes 1977). El grupo, no será sino la simple suma de los
individuos que lo componen. Parte de este individualismo se ha dado
históricamente bajo los estudios de hedonismo y utilitarismo. EL
HEDONISMO se basaría en el principio del placer según el cual nos
comportamos para conseguir y mantener el placer y para evitar el dolor. El
UTILITARISMO procedería de la transformación realizada por Bentham,
cuando convierte el Principio de Placer en Principio de Utilidad. En ciertas
teorías del condicionamiento y de motivación aparecerán los postulados de
estos dos principios (refuerzo, recompensa, disonancia, amortiguación de
tensión, modelos de utilidad y valor esperado, etc.).
Otros dos desarrollos teóricos del siglo XIX también han tenido un
fuerte impacto en la moderna psicología social: La teoría sociológica y la
teoría de la evolución. Recordemos que Comte además de crear el termino
SOCIOLOGIA, también lo fue del POSITIVISMO, según el cual para avanzar en
el conocimiento humano se debería diferenciar de la metafísica y convertirse
en "ciencia positiva"; Es decir, un conocimiento que tome los fenómenos
sociales como ciertos y reales. Durkheim, el verdadero fundador de la
sociología planteó que "los hechos sociales son elementos diferenciados y
externos a la conciencia colectiva" (1898). Las representaciones colectivas
tendrán vida propia, y serán impositivas para los individuos.
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Viaje al Corazón de la Psicología Social
Las teorías de la evolución, finalmente, por medio de Darwin
(1809-1892) han tendido una gran influencia en la psicología social moderna
(la expresión de la emoción en personas y animales. La persona es un animal
social, que ha determinado sus capacidades de adaptación físicas, mentales
y sociales, a su contexto cambiante; siendo parte de este contexto de corte
social como lo son las tribus o los grupos. Por ello, las expresiones de las
emociones cumplen una función básica en la comunicación Nitra e Inter.
Especie. A pesar de que el mensaje darviniano ha sido ocultado
tradicionalmente (Farr 1996) (debido a su popularidad, a los trabajos de
Spencer etc.) los últimos años ha sido retomado el mensaje psicosocial de
Darwin tanto por los Etólogos (Hinde, 1988), Sociobiólogos (Wilson, 1975),
psicólogos evolutivos (Buss, 1998; Buss et al 1996) axial como por los
psicosociólogos centrados en las emociones (Shott, Kramer).
1.2.- LOS ORIGINES EUROPEOS DE LA MODERNA PSICOLOGIA SOCIAL
Como planteaba G. Allport (1954) si bien el comienzo de la moderna
psicología social fue un fenómeno típicamente americano, se encuentra
enraizado en el Pensamiento Social Europeo. Estas raíces básicamente
provienen de dos líneas de pensamiento, por una parte de la
Völkerpsychologie de Wundt, y por otra de la Psicología de las Masas de
Tarde, LeBon y Freud.
Völkerpsychologie
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Viaje al Corazón de la Psicología Social
Si bien la traducción estricta del termino sería Psicología de las Masas,
en general no hay un acuerdo de traducción del termino (Danziger 1983),
debido a que este termino también haría referencia a elementos que
subrayan la Psicología comparativa, Socio histórica, cultural, etc.
Esta idea es la expresión del Pensamiento Alemán del siglo XIX
(Steinthal, Lazarus), que tuvo su explosión el siglo XX. Esta idea subraya el
desarrollo cultural, social, político, es decir Nacional; a modo de contexto
cambiante de la mente individual y social. Esta idea se refiere a una forma
primaria de asociación humana, es decir, a la Comunidad (Gemeinschaft), al
Volk, en el cual se da la formación y educación (Bildung) de la personalidad
individual. Así, para los autores de esta línea de pensamiento -Hegel, Von
Humboldt, etc. será la Lengua el medio que la comunidad utiliza para
moldear a sus miembros; los individuos desarrollaran la lengua, siendo esta
tomada como producto social (Markova, 1983. "La Sociedad" abstracta, hoy
en día, si bien se toma como contexto social de la experiencia, acción e
interacción, para los pensadores alemanes la "sociedad" yace en la
comunidad cultural y nacional del volk, el cual se toma como mente o
espíritu (Volksgeist) principio o idea mental unificadora.
Wundt se propuso en su vida dos objetivos básicos, crear una
Psicología Experimental (el laboratorio de Leipzig) y una Psicología Social
(Völkerpsychologie), siendo el fin de este último en respuesta a las
limitaciones de la ciencia de laboratorio. De todas formas, puede que fuera
un tercer objetivo el que fomentase lo siguiente, "una ciencia experimental
no social y una ciencia social no experimental " (Harre & Lamb 1986; Harre
1998). En otras palabras puede que fuera este tercer objetivo la clave del
“repudio positivista” de Wundt (Danziger 1979). Puede que fuera la intención
de Wundt de abarcar conceptual y metodológicamente una Teoría del Völk,
la clave de dejar sin terminar este tercer objetivo, es decir, de abarcar con su
teoría el lenguaje, los mitos y los fenómenos mágicos. De todas formas, la
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Viaje al Corazón de la Psicología Social
Psicología Social para ser social propiamente la pregunta sobre su
historicidad ha sido la pregunta de siempre (Gergen 1985).
De los escritos de Wundt se deriva claramente la naturaleza social del
individuo, el rol básico del lenguaje (producto objetivo de la interacción
social), y como resultados, la imposibilidad de separarse la experiencia
humana de su contexto sociocultural (Teoría evolutiva del pensamiento),
axial como de separar al individuo del resultado de la interacción con otros
individuos.
En suma, el planteamiento, concepto, teoría y metodología de Wundt,
ha sido retomada por las ciencias cercanas a la psicología, y no ha sido sino
hasta recientemente que se ha propuesto una vuelta hacia dicho proyecto
científico (Jaspars 1986, 12).
Psicología de las Masas
Al fenómeno complejo de la Psicología de las Masa se le pueden
encontrar fuentes diversas. La primera fuente de esta teoría la podemos
localizar en los ACONTECIMIENTOS HISTORICOS del siglo XIX, que tuvieron
lugar en Francia (Tarde 1910, LeBon 1895) e Italia (Sighele 1901).
Recordemos los caminos que tomaron los movimientos colectivos
conflictivos de toda una sociedad en profundo cambio rápido impulsaron al
filosofo Ortega a afirmar lo siguiente: "un nuevo hombre ha nacido... el
hombre de las masas". Esta expresión se refería a que "la particularidad de
las Masas es la fusión de los individuos en mente y emociones comunes "
(Moscovici 1986, 6). Tengamos en cuenta que uno de los objetivos
propuestos por Le Bon fue el análisis de las características de su época
histórica (Milgram y Tosch 1968).
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Viaje al Corazón de la Psicología Social
Otra de las fuentes teóricas fue el análisis que los modelos médicos
realizaron sobre la SUGESTIBILIDAD. Recordemos que en la tradición del
Hipnotismo ya Mesmer había afirmado su utilidad para poner bajo control las
fuerzas animales (por medio del magnetismo), implementando así la vida y la
salud de los individuos. Esta técnica se convirtió en una de las bases para los
modelos de Influencia Social, y los teóricos de la psicología de las masas la
retomaron, para explicar el primitivismo, emocionalidad e irracionalidad del
comportamiento en masa (Paicheler, 1985).
Otra de las fuentes del modelo médico, de corte psicopatológico, fue el
EL CONTAGIO MENTAL, siendo tomado este por Le Bon de los grandes logros
de los epidemiólogos y bacteriólogos como Pasteur. Este fenómeno se utilizó
como mecanismo clave para explicar la rápida dispersión del afecto y la
anomia que se da en las situaciones de muchedumbres. Este mecanismo
posteriormente se ha utilizado tanto a modo de "reacción circular" (Allport
1924), como de "ínter estimulación" (Blumer 1969).
Otra de las fuentes de la Psicología de las Masas fue la CRIMINOLOGIA.
Según esta fuente, lo que desde la perspectiva medica era situación
subconsciente y afectiva de la mente, la situación de Masa o "Masa delictiva"
(Sighele 1901, Tarde 1910) se convirtió desde la perspectiva judicial en una
“disminución de responsabilidad” para el individuo inmerso en ella. La idea
básica de estas perspectivas medicas y judiciales se basara en la siguiente
idea, en la situación de masa el individuo se convierte en más primitivo,
infantil, con disminución de racionalidad e intelecto, teniendo por ello menor
responsabilidad de los que hace cuando esta en masa que cuando se
encuentra solo. Los trabajos de Le Bon reunieron las ideas de aquellos
pensadores franco-italianos, reforzando así los posteriores trabajos sobre el
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Viaje al Corazón de la Psicología Social
área (ej. Freud (1921/1973); para critica ver Moscovici 1981, Graumman y
Moscovici 1986).
Como ocurrió con la Volkerpsychologie, La Psicología de las Masas no
se desarrolló dentro de la Psicología académica –a pesar del trabajo de
McDougall (1920). De todas formas, a diferencia de la primera, algunas ideas
de la segunda quedaron insertadas en posteriores líneas de investigación del
análisis experimental, siendo recuperadas después de ser individualizadas.
Las teorías de Influencia Social, de alguna manera incluyeron los efectos de la
sugestión, contagio e imitación. De todas formas, el planteamiento profundo
realizado por Le Bon sobre el comportamiento y mente de las
muchedumbres, durante los últimos años ha sido recogido en los trabajos de
Moscovici y colaboradores (Moscovici 1981, Graumman & Moscovici 1985).
Al igual que Wundt, Freud también dio un cambio del análisis de la
mente individual (de su análisis clínico) al análisis de los artefactos culturales,
es decir, dio un cambio al análisis de la religión, civilización, mito etc. Escribió
Tótem y Tabú en 1913 para refutar la expresión de la edad totémica de
Wundt. En 1930, Freud revisó totalmente su teoría sobre la mente, con el fin
de explicar las ideas de Le Bon y otros sobre el poder del líder político y la
psicología de las masas.
La situación entre guerras
Según los historiadores más de 10.000 americanos estudiaron en
Europa entre 1865 y 1914. Este goteo de estudiantes cesó con el comienzo
de la primera guerra mundial, en 1914. Algunos de estos estudiantes, se
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Viaje al Corazón de la Psicología Social
sintieron atraídos por las nuevas disciplinas académicas que comenzaban a
surgir en Alemania, siendo la Psicología una de ellas. La implantación en
Leipzig de su laboratorio por parte de Wundt en 1879 fue uno de los pilares
de esta disciplina, encontrándose la Psicología como una rama de la filosofía
en su “largo pasado” y a modo de corta historia como disciplina científica.
Como afirmo Boring (1929), los precursores de la psicología experimental
americana hicieron su peregrinaje a Leipzig, encontrándose entre ellos los
siguientes autores 3 autores americanos con posterior influencia en la ciencia
social de Chicago; el Filósofo G. H. MEAD, el periodista R. E. PARK, y el
sociólogo W. I. THOMAS.
MEAD, después de enseñar en Harvard Filosofía y Psicología, estudió
con Wundt en Leipzig entre 1888 y 1889, para ir posteriormente a Berlín
donde además de estudiar con Ebbinghaus psicología fisiológica y
experimental, comenzó su tesis doctoral con Dilthey. Su tesis trataba de la
relación entre el espacio y la visión, si bien no la pudo terminar debido a que
tuvo que volver a EEUU en 1891. En Chicago comenzó a impartir Psicología
Social y lo hizo hasta su fallecimiento en 1931. Los apuntes de su curso de
1927 se publicaron en 1934, después de su muerte con el siguiente titulo:
MIND, SELF AND SOCIETY: FROM THE STANDPOINT OF A SOCIAL
BEHAVIORIST. Mead desarrolló la Psicología Social basándose en el concepto
de gesto de Wundt. De alguna manera creó una Historia natural,
describiendo los orígenes de la autoconciencia y de la mente de la especie
humana, basándose en una perspectiva cercana a Darwin. El concepto de
SELF (Si Mismo) lo insertó entre los conceptos de MENTE (la ciencia
experimental de Wundt) y SOCIEDAD (La Volkerpsychololgie de Wundt). La
mente necesita de la sociedad (por ejemplo el concepto de "self") pero la
sociedad no implica necesariamente la mente (por ejemplo a nivel de los
insectos). Mead también hizo referencia a la separación entre los humanos y
las demás especies, mientras J. B. Watson (que fue estudiante suyo en
Chicago) en cambio, hizo referencia a la continuidad entre ellas.
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Viaje al Corazón de la Psicología Social
Cuando Mead murió en 1931, sus clases de Psicología Social las retomo
el sociólogo H. Blumer. Y así fue Blumer, y no Mead, quien bautizó a esta
tradición con el término de "Interaccionismo Simbólico". Esta Psicología
Social se encuentra todavía floreciente hoy en día dentro de la sociología
americana. Esta teoría -según Crook (1978)-, en cierto sentido se basa en una
interpretación errónea de la filosofía de Mead. Los sociólogos cuando vieron
a Mead criticar a Watson, pensaron que era igual de antipositivista que ellos.
Desde la perspectiva de Mead, sin embargo, pensaba que Watson no había
ido lo suficientemente lejos, por ejemplo, no creando una historia natural de
la mente y la autoconciencia.
El periodista PARK defendió su tesis doctoral en 1904 en Heidelberg,
con su disertación sobre el tema de MASSE UND PUBLIKUM. En ella, separó
el concepto de "Publico", del de "Masa" y "Muchedumbre". Park, a modo de
periodista profesional, pensaba que en los públicos se daba una racionalidad
en la constitución de las opiniones sobre los diversos temas (el resto era
Masa o Muchedumbre, ver Valencia 2005).
THOMAS, sociólogo de Chicago, fue estudiante de Wundt en Leipzig
entre 1907-8. Junto con Znaniecki publicó su clásica investigación sobre THE
POLISH PEASANT IN EUROPE AND AMERICA (1918-20). Para este autor la
Psicología Social era "el estudio científico de las Actitudes Sociales”. La idea
de Thomas sobre el concepto de Actitud y muy relacionada con el actual
concepto de Representaciones Sociales (Jaspars y Fraser 1984; Moscovici
2000). Esta idea es por otra parte actual si tomamos en cuenta las técnicas
utilizadas por Thurstone, en Chicago, para la medición de las actitudes y
valores sociales.
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Viaje al Corazón de la Psicología Social
1.1.3. - LA PSICOLOGIA SOCIAL MODERNA
Normalmente se toma 1898 como el año del primer experimento, el
realizado por Tripplet y 1908 el de la publicación de los dos primeros
manuales (Ver Allport, 1954). Sin embargo, no es mentira, que la
investigación de finales del siglo XIX no trataba solamente sobre la
Volkerpsychologie o la Psicología de las Masas. Análisis de fenómenos
psicosociales se pueden encontrar en los trabajos de Marx y Durkheim, o los
de Weber; los primeros subrayando la dimensión social objetiva de la acción
social, y los segundos el individualismo subjetivo. Esta nueva disciplina se
encuentra, ya desde su origen con los siguientes dos enfoques claramente
diferenciados, i) el uno a modo de PSICOLOGIA Social; según el cual esta
nueva disciplina debe preocuparse por los procesos intra-individuales y del
individuo, como lo hace la Psicología (McDougall 1908, Simmel 1908). ii) el
segundo a modo de Psicología SOCIAL; Según el cual esta nueva disciplina
debe preocuparse por el rol del contexto (estructural) SOCIAL en los procesos
individuales (Durkheim 1973, Ross 1908). Así por ejemplo la "Introducción to
Social Psychology" de McDougall trataba de lo siguiente: el estudio de "las
tendencias o capacidades naturales de la mente humana individual" (1908,
18). Es decir, tenía como objeto la Teoría de los Instintos, en palabras
modernas, de la Teoría de Motivación (Farr 1996). El sociólogo Ross en su
"Social Psychology" se refería a lo siguiente: "las intenciones y planes que se
encuentran en los individuos como resultado de las asociaciones entre ellos"
(1908, 1). Según este autor el objeto de la disciplina era el estudio de las
uniformidades que se dan como resultado de la interacción social, siendo
influido por la Psicología de las Masas de Tarde.
Según diversos autores (Cartwight 1979) el surgimiento de la Psicología
Social se puede entender "como un campo diferenciado de la Investigación
empírica, como una revolución generacional en contra de los métodos
dominantes entonces en la filosofía social (83). No será sino hasta la
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Viaje al Corazón de la Psicología Social
publicación del trabajo de F. Allport-en en 1924 que la concepción
experimentalita se enlazará con el comportamiento experimental. Para
Allport, primer psicólogo social de tradición comportamentalista, la
Psicología social será "la ciencia que investiga el comportamiento de los
individuos, en la medida en su comportamiento estimula a otros individuos, o
es él mismo una reacción a su comportamiento" (1924, 12). Esta
preocupación de Allport de relacionar individualismo metodológico –
comportamental- y método experimental, será la que convirtió en
científicamente respetable esta disciplina (Taylor y Johnson 1986). No es
menos cierto sin embargo que como argumento Samelson (1974; ver
también Farr 1996 para una crítica más corrosiva), fue Allport quien creó el
falso “mito de origen” de la Psicología Social.
1.1.5 .- LA CORTA HISTORIA DE LA PSICOLOGÍA SOCIAL
Como hemos planteado anteriormente la Psicología Social se
constituyó como disciplina científica en los EEUU. De todas formas no
podemos olvidar que por ejemplo Pepitone (1999) o Farr (1996) plantean
que las raíces de la psicología social son europeas (alemanas dirá el primero y
europeas el segundo). El mismo Allport (1924) se basó en los estudios de
Wundt para la realización de sus investigaciones sobre Facilitación Social. En
el mismo sentido, los primeros estudios de Tripplet (1898) tuvieron sus
orígenes en Europa (ej. Haines & Vaughan (1979) citan el trabajo sobre
sugestibilidad de Binet y Henri (1894)). Frente a esas raíces europeas de la
Psicología Social, una corta historia (oficial) de la Psicología social la
encontramos en la siguiente tabla, algunos de cuyas características
relevantes describiremos a continuación
Tabla x: Esquema de la Corta Historia de la Psicología Social
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Viaje al Corazón de la Psicología Social
La Corta Historia de la Psicología Social
o 20-30 La Medición de Actitudes (Thrustone,
Likert, Guttman)., Estereotipos y prejuicio
(Bradly y Katz)
o 40-50 Dinámica de Grupos (Lewin)
o 45-55 Cambio de Actitudes(Hovland)
o 55-65 La revolución cognitiva, consistencia
cognitiva (Festinger, Heider, Osgood),
percepción social (Heider).
o 65-85 Atribución y Esquemas cognitivos
o 75-85 Crisis de la Ps. S.
o 85- La Cognición Social, Procesos cognitivos
automáticos (activación automática de
esquemas, actitudes, estereotipos, etc.).
La Psicología Social entre 1920-40 desarrolló la Medición de Actitudes,
para posteriormente entre los 1950-60 dedicarse al estudio de Cambio de
Actitudes (McGuire 1986). De todas formas para los objetivos de este
capítulo, más que la descripción de las técnicas que utilizaron, nos parece
más interesante la afirmación de Thurstone, que resume con su idea de que
"¡las actitudes pueden medirse!" (1928), pues con esto, además de
implementar la sofisticación del método experimental se elevó el status
científico de la disciplina. Incluso hoy en día, el diseño experimental tiene
prioridad al diseño de campo, y la medición a la observación. La crisis de
1970 básicamente puso en cuestión "la prioridad de la forma frente al
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Viaje al Corazón de la Psicología Social
contenido" (Graumman 1988), debido a que muchas veces se toma al
método como más importante que el análisis de los problemas reales (Israel
y Tajfel 1972).
De todas formas la prioridad del individualismo y método experimental
no a.C. sido siempre la corriente mayoritaria en nuestra disciplina. Después
de la primera guerra mundial se dio un fuerte descenso en la primera época
del estudio de las actitudes; la búsqueda de la identidad americana por una
parte y el miedo al dominio nazi de los países libres por otra, suscitaron la
investigación en Dinámica de Grupos. Esta última línea de investigación fue
básicamente realizada por la actividad de un psicólogo de la Gestalt, por la
investigación del judío berlinas Kurt Lewin.
Lewin se convirtió en Psicólogo Social con la adaptación de su TEORIA
DE CAMPO a los grupos. Siendo este enfoque más una teoría general que una
metodología, esta visión científica subrayó el principio de interdependencia;
es decir, subrayó que el todo (campo o situación) tiene prioridad a las partes,
y además utilizó métodos construccionistas, más que métodos de
clasificación. Esta metodología abierta dio la oportunidad a sus estudiantes
para trabajar con grupos (a modo de prototipos de fuerzas de campo); y más
todavía, dio la oportunidad para trabajar con grupos normales cotidianos,
con el fin de poder transformar sus comportamientos, moral, prejuicios,
estilos de liderazgo etc. (Action Research). El impulso dado por Lewin a la
psicología social, puesto en práctica por sus estudiantes americanos como
Festinger, Schachter, Carthwright, Deustsch, Kelley, etc., puede que sea el
esfuerzo más asombroso e influyente realizado desde la época de Wundt
(Festinger 1989). Si añadimos a la influencia ejercida por Lewin la de otros
psicólogos emigrados a América, sería difícil pensar parafraseando a
Cartwright (1979) como sería este "producto típicamente americano" si
22
Viaje al Corazón de la Psicología Social
Lewin, Heider, Köler, Wertheimer, Katura, Lazarsfeld, Brunswick, y similares
no hubieran ido a los EEUU, pues muchas de las ideas que aparecieron se
debieron a la transformación ocurrida en el proceso de adaptación a ese
nuevo contexto científico y social (Graumman 1986, Asch 1985).
En el ambiente americano de después de la segunda guerra mundial
los psicólogos gestálticos aparecieron como teóricos cognitivos (Harre y Lamb
1986). Su oposición al entonces conductismo y la oposición que hay entre
“actor” y “observador” son similares (Jones y Nisbett 1972). En este sentido,
los análisis de Heider sobre las reglas de inferencias cotidianas ayudaron por
los 50 al surgimiento de la investigación experimental sobre Percepción; en el
mismo sentido, al surgimiento de los modelos de consistencia y de cambio de
actitudes de la época de los 60, pusieron las bases del desarrollo de la Teoría
de la Atribución de los 70-80. Según Graumman (1988), Después de la II.
Guerra mundial en la psicología social se dio los dos siguientes cambios
teóricos: los relativos al cambio i) de una perspectiva comportamental a una
perspectiva cognitiva, y ii) de teorías de largo alcance a teorías de alcance
medio. Los teóricos de la Gestalt fomentaron el surgimiento de la Psicología
Cognitiva, convirtiéndola así en Psicología Social (Jones, 1985). Es digno de
mención el hecho que el primer trabajo sobre la Psicología Cognitiva lo fuera
sobre la Psicología de la Gestalt, en el Handbook of Social Psychology
(Scheerer 1954). Sin embargo la situación cambia, 14 años después cuando
Zajonc (1968) relevó a Scherer en el Handbook of Social Psychology,
afirmando que "tenemos muy poco que ver con la psicología social anterior"
(391). Los procesos cognitivos fueron tomados a modo de dinámica
subyacente al comportamiento social. Ahora, en cambio, la situación ha
cambiado, pues actualmente por psicología cognitiva se entiende
procesamiento cognitivo de la información. Hoy en día, el interés que se
pone en el comportamiento social (es decir, "en lo observado") es
dramáticamente menor que el que se pone en la representación cognitiva
(ej. Esquemas), los elementos previos al comportamiento (es decir.
Planificación), los elementos que aparecen junto con el comportamiento (es
23
Viaje al Corazón de la Psicología Social
decir. monitorización), y los elementos que aparecen después del
comportamiento (es decir. recuerdo).
1.1.5.- LA PSICOLOGIA SOCIAL EN EUROPA
La situación de la Psicología Social Europea después de la segunda
guerra mundial, al igual que la de los EEUU se hace difícil entender sin los
“intercambios atlánticos”. Hoy en día, sin embargo se ha dado una
“NATURALIZACION” de la psicología social americana. Koch (1985, 25), con
relación a la psicología en general, plantea que toda aportación europea
histórica –La psicología comparativa postdarwiniana Británica-; La
concepción soviética de Paulov; la emigración de la Gestalt; los
descubrimientos de Piaget; la Fenomenología Alemana, el neopositivismo del
circulo de Viena – fue tomada con ganas, asimilada y convertida en
producción americana; integrándola a su vez en el individualismo y
comportamentalismo americanos. Uno de los elementos básicos que
participo en este proceso fue el proceso de INSTITUCIONALIZACION, que tuvo
lugar temprana y masivamente. Según diversos autores los elementos
fomentadores de la situación cultural de pragmatismo y experimentalismo
facilitaron el crecimiento y desarrollo de la psicología como nueva ciencia, "la
cual ofertaba control y predicción a los problemas humanos" (Koch 1985). La
psicología “naturalizada” e “institucionalizada” en los EEUU se convirtió en
más influyente y fuerte que en otros países. Posteriormente lo que se
denominó como “americanización” de la Psicología Social Europea
(Carthwright 1979), fue aceptada de buena gana, lo que había sido un
reinterpretación y reconstrucción de la ciencia con la ayuda americana. Sin
embargo, en la medida en que las ideas, problemas y decisiones fueron
tomados de manera no critica, se justificó la americanización del concepto.
Recordemos que en la situación de la preguerra de Europa no había una
24
Viaje al Corazón de la Psicología Social
institucionalización de la psicología social, pues los sujetos trabajaban
individualmente (ej. Bartlett (1932), en la memoria, en Gran Bretaña; Piaget,
en Ginebra; etc.). Es decir, no había una comunidad científica formal, no se
daba la posibilidad de una tradición psicológico-social; contando además con
Hitler que en 1933 consiguió la separación de la psicología social europea.
Esta era, en concreto la situación que se daba en Europa después de 1945,
donde además de asentarse con la ayuda de la Psicología Social americana,
se realizaba la comunicación entre los miembros de la psicología social a
traves de los EEUU, no siendo sus miembros conscientes de su existencia.
Después de la segunda guerra mundial pocos psicólogos sociales e
incomunicados entre sí, quedaban en Europa, comparado con el auge de la
psicología social norteamericana. Prácticamente, lo que había de psicología
social era un apéndice de la psicología social norteamericana (Argyle 1980).
En 1963 tiene lugar la primera reunión de psicólogos sociales europeos (Farr
1996), en 1964 se funda la Asociación Europea de Psicología Social
Experimental, se financian 3 centros de investigación (París, Leuven y Bristol)
y es en 1971 cuando se publica por primera vez la Revista Europea de
Psicología Social Experimental. En 1984 aparece el primer texto europeo (The
social dimensión) y en 1988 el primer manual europeo (Hewstone et al 1988).
Será fundamentalmente en los años 70 que comienzan a aparecer una serie
de psicólogos sociales con luz propia que pronto intentarán marcar sus
diferencias con la Psicología Social dominante americana.
Esta movilización en pro de la búsqueda de la identidad Europea dio
como resultado una toma de conciencia del dominio americano, apareciendo
enseguida discusiones sobre el objeto, método, teorías y sobre su crisis de
identidad.
25
Viaje al Corazón de la Psicología Social
Entre los primeros científicos que se dedican a la articulación de este
descontento y la búsqueda de la identidad propia de la psicología social
europea se encuentran Tajfel y Moscovici. Estos psicólogos sociales, cada uno
a su manera, trabajaron en la constitución de una psicología social más social
que la impuesta en América. Las críticas de Moscovici se han centrado
expresar constantemente que la Psicología Social se ha casado con un
“concepto cultural” basado en el individualismo. Tajfel, por su parte, subrayó
la DIMENSION SOCIAL (Tajfel, 1981; 1984) del comportamiento grupal e
individual. Así, este autor denunció que nuestro comportamiento y
experiencia se encuentran moldeados y compuestos por las características de
la sociedad y cultura en la que vivimos. De todas formas, la sociedad "tiene
su propia estructura, la cual no puede definirse por las características del
nivel de los individuos " (Moscovici 1972, 54). Además, "La Psicología Social
entre sus preocupaciones teóricas y de investigación DEBE y PUEDE tomar, la
relación entre procesos de funcionamiento humano psicológico y los sociales
de largo alcance, que eventos moldean dicho funcionamiento, como ese
funcionamiento moldea dichos eventos " (Tajfel 1981, 7). Puede que sea
debido a las bases Europeas de las características culturales y sociales que en
ella se haya puesto de relieve 0la importancia del comportamiento social y de
la investigación psicológica en contextos sociales. Esta preocupación por el
contexto social ha sido la causante de la investigación de, por ejemplo, Tajfel
en su análisis del prejuicio, estereotipos y comportamiento intergrupal; al
igual que el análisis de Moscovici de la influencia social, influencia minoritaria
y de las Representaciones Sociales (ver Israel y Tajfel, 1972; Jaspars y
Fraser1984). De todas formas muchos de los centros de investigación
psicosocial europeos no han sido influidos por los problemas de identidad, o
todavía "de lejos y con retraso, siguen las tendencias de la psicología social
americana " (Tajfel 1981, 6); de esta manera no diferenciándose ni en la
investigación ni en la teoría de cualquier centro de investigación americano.
De todas formas lo que se puede decir sobre si se ha dado un cambio
en la orientación general de la psicología social europea o si este cambio se
26
Viaje al Corazón de la Psicología Social
ha limitado solamente a los personajes principales con relación a la
“europeización” de la psicología social, parafraseando a Jaspars (1986, 12), es
que ha tenido éxito entre los psicólogos sociales en el re-surgimiento del
estudio de la interacción de manera más ágil y frecuente. Dos de los lugares
donde este éxito ha tenido lugar serían los siguientes, Psicología Social el
surgimiento de la Asociación europea de Psicología social experimental –con
sus congresos, revistas y monográficos – por una parte, el laboratorio de
Psicología social de la Maison des Sciences de L'Homme en Paris por otro.
Otro síntoma optimista sería la creación de los primeros handbooks europeos
de psicología social, donde psicólogos de diferentes países europeos y
americanos toman parte (Moscovici 1973; Moscovici 1986; Tajfel y Fraser
1978; Tajfel 1984; Hewstone, et al 1988).
De todas formas, el problema que todavía permanece por definir sería
el siguiente: si "debemos llevar la psicología social al laboratorio " (Jaspars
1986) –como básicamente ha realizado una de las psicologías sociales, o si
debemos realizar nuevos cruces del atlántico y mirar al pasado, con el fin de
bajar a la "calle" –como lo hizo la investigación psicosocial de origen europeo,
así como otras psicologías sociales -.
1.2. – QUÉ ES LA PSICOLOGIA SOCIAL: DEFINICIONES
A la hora de definir o identificar una disciplina se puede utilizar diversos
criterios.Por una parte podemos utilizar una definición operacional, es decir
una DEFINICION EFECTIVA sobre los temas que preocupan a la investigación
de los expertos de esta disciplina (Jimenez Burillo, 1981). Este tipo de
definición se caracterizaría por la realización de una clasificación de los
campos trabajados por los psicólogos sociales. En este sentido los campos de
investigación serían los siguientes: Actitudes, Cambio de Actitudes,
Percepción Social, atracción interpersonal. Socialización, roles sociales,
27
Viaje al Corazón de la Psicología Social
motivación, atribución causal, relaciones ínter grupo, lenguaje y
comunicación etc. Sin embargo una actividad definicional de este tipo sería
dificultosa para la realización de una aproximación en profundidad, y
supondría problemas a la hora de elegir los criterios definicionales. Por
ejemplo, la frecuencia de aparición, que revistas o textos elegir, etc.
Un segundo intento de definición lo obtendríamos por medio de una
definición intencional o DEFINICION TEORICA (Saw y Constanzo, 1986). Este
tipo de definición nos daría pie a clasificar lo que dicen los expertos del área
sobre los objetivos teóricos de su campo de actuación. Un análisis de cuales
deberían ser los objetivos de la psicología social tendría también sus
problemas.
Tomando en cuenta estos problemas, y para articular el “universo” de las
definiciones realizadas de la psicología social, podríamos utilizar una tercera
estrategia, por medio de una DEFINICION MINIMALISTA, la cual nos puede
ayudar a "ver el bosque". Así, Saw y Constanzo (1986) por ejemplo utilizan
una definición de este tipo: "La Psicología Social sería el estudio científico del
comportamiento individual que se toma por estimulo social”. Aquí por
"CIENTIFICO" se entienden aquellas observaciones que se dan en condiciones
bajo control. Por "INDIVIDUAL" se entiende el individuo como unidad de
análisis, el cual se enfrenta a unidades de análisis más macros como grupos o
instituciones. Finalmente por "ESTIMULO SOCIAL" se entiende los humanos y
sus producciones, es decir, los las otras personas, grupos sociales, normas y
otros productos sociales serían los estímulos sociales.
De todas formas esta definición tampoco refleja toda la amplitud de los
temas y problemas de la disciplina. Con el fin de profundizar en ello he aquí
diversas formulaciones de la psicología social.
28
Viaje al Corazón de la Psicología Social
Definiciones Psicológicas
"Sub-disciplina de la psicología que toma el comportamiento de los
individuos como función de los estímulos sociales, " (Jones y Gerard, 1967).
"Es la disciplina que pretende comprender, explicar y predecir como las
acciones, sentimientos y pensamientos de los otros –implícitos, imaginados o
percibidos- influyen en los pensamientos, sentimientos y acciones de los
individuos " (Allport, 1935).
"La psicología social es el estudio de los modos de influencia de las
situaciones sociales en los individuos " (Worschel y Cooper, 1976, 14).
Definiciones Sociológicas
"La psicología social trata de comprender y explicar las uniformidades
que se dan en los sentimientos, creencias y voliciones debido a la interacción
entre las personas" (Ross 1908).
"Es la ciencia del conflicto entre el individuo y la sociedad. La ciencia de
los fenómenos de la ideología y la comunicación " (Moscovici 1986).
Definiciones Críticas
29
Viaje al Corazón de la Psicología Social
"Es la actividad de una comunidad de trabajadores financiada por
instituciones científico-académicas, departamentos de los gobiernos o
empresas privadas para producir un supuesto conocimiento valido y rentable
en el campo de los fenómenos sociales " (Ibáñez, 2004).
De todas formas si echamos una Mirada rápida a lo visto hasta ahora, la
psicología social parece más al filosofa de platón. Una disciplina que oscila
desde el individuo a la cultura, que pretende el “estudio de la dependencia e
interdependencia de las interacciones humanas” (Leyens 1982; 12) y que no
es sino “la ciencia del conflicto entre el individuo y la sociedad” (Moscovici
1986; 18), puede dar lugar a que la labor del psicólogo social sea interpretada
como la de prestidigitador que en un momento u otro extrae uno u otro
objeto como resultado de su quehacer, o el de un niño, que jugando con una
muñeca rusa identifica una u otra, como la muñeca de su preferencia. En este
sentido, con el fin de delimitar mejor su campo de acción, pasaremos a
analizar el lugar que entre las disciplinas sociales ocupa en relación con
disciplinas afines.
1.3. – ORIENTACIONES TEÓRICAS PRINCIPALES EN PSICOLOGÍA SOCIAL
1.3.1. INTRODUCCIÓN
30
Viaje al Corazón de la Psicología Social
Como hemos visto en el capítulo de la historia, el siglo XIX ofreció el
surgimiento de las ciencias sociales en un marco de fragmentación. La
diversidad de orientaciones teóricas es, pues, una característica de las
Ciencias Sociales en general y de nuestra disciplina en particular. A pesar de
las numerosas voces que se levantan a favor de una integración teórica
general, esta tarea resulta imposible en la actualidad, y es necesaria incluso
según algunos autores (Munne 1989). Con relación a nuestra disciplina, este
problema ha tenido una gran incidencia en el ensombrecimiento de la
interdisciplinariedad (Sewell 1989). Pensemos en un hecho social, un
encontronazo entre policías y manifestantes, por ejemplo, y en dos grandes
corrientes teóricas, la conductista y la cognitivista, y preguntémonos cuál de
las dos tiene mayor capacidad heurística. Hemos de reconocer que ninguna
de las dos “explica mejor”. Hay pues, diversos motivos que oscurecen esta
elección.
Primeramente, las diversas orientaciones teóricas, enfatizan fenómenos
diferentes, es decir, de cierto modo estudian cosas diferentes, cada
orientación se dirige a analizar temáticas diferentes (la primera relaciones
entre estímulos y respuestas, y a segunda transformaciones perceptivas de
estímulos observables, en nuestro ejemplo).
En segundo lugar, cada orientación teórica refleja concepciones diferentes,
tanto de la naturaleza social del individuo (Deutsch y Krauss, 1984), como de
la naturaleza humana (Shotter, 1977; Gergen, 1973).
Igualmente, las diversas Orientaciones Teóricas deberían tener en cuenta las
características similares a todos los seres humanos, dándose en todas ellas
una serie de “insuficiencias genéricas” (Apfelbaum, 1985; Shotter, 1977).
31
Viaje al Corazón de la Psicología Social
De todos modos, el hecho de que las diversas orientaciones teóricas
interpreten de forma diferente la vida social no es un mero problema de
articulación o complementariedad; más aún, existen diversos problemas
epistemológicos subyacentes, como hemos visto en el capítulo metodológico.
Así para algunos autores (Berkowitz, 1980), esta diversidad está justificada
por la juventud de la disciplina, por una situación “pre-paradigmática” que
impide una integración teórica superior. Para otros (Deutsch y Krauss, 1984),
en cambio, la diversidad es necesaria dada la riqueza del comportamiento
humano. De todas formas, también es cierto, que dicha diversidad es
producto de connotaciones ideológicas; de ahí su énfasis en temas como
influencia, poder, liderazgo, cohesión, atracción, altruismo, etc. (Pages,
1980). En este sentido, los siguientes fenómenos nos podrían ayudar a
aclarar este poliedro: i) los diferentes niveles de análisis (Doise, 1982); ii) la
diferencia entre teorías paradigmáticas, fenomenológicas y operatorias
(Boudon, 1986; Moscovici 1985; 1986), iii) el análisis de los valores y
funciones de las teorías (Berkowitz, 1980; Royce, 1982).
Por otra parte, si bien se han hecho intentos de taxonomización de los
diferentes niveles de orientación y de teorías fenomenológicas (Munne,
1989), esta es una ardua tarea. Con todo, si hay algo que puede caracterizar
la situación de la Psicología Social sería su inquietud teórica (Gilmour & Duck
1980).
1.3.2. ORIENTACIÓN PSICO-ANALÍTICA.
Si bien la Orientación Psicoanalítica es la más divulgada y anclada en el
lenguaje cotidiano, en su sentido científico, su incidencia en la Psicología
Social actual es escasa, siendo relegada por algunos autores a una posición
32
Viaje al Corazón de la Psicología Social
histórica del pasado. Las razones de esta escasa incidencia serían las
siguientes (Jiménez Burillo, 1981):
i) el rechazo del instintivismo que tuvo lugar ya en los años 20 por los
Psicólogos sociales, poniendo con ello en entredicho un postulado básico del
Psicoanálisis.
ii) el pesimismo freudiano con respecto a las relaciones individuosociedad
iii) el escaso impacto de las teorías psicoanalíticas en las universidades
norteamericanas.
iv) la naturaleza psicopatológica de los materiales freudianos.
Desde un punto de vista psicosocial, lo más destacable del Psicoanálisis,
sobre todo después del cambio de teorización que Freud realiza a partir de
1921, es la idea de conflicto entre individuo y sociedad. De todas formas, el
pesimismo freudiano entre las relaciones entre las sociedades, y la utilización
del conflicto intrapsíquico para explicar el conflicto social, otorga a la
sociedad un papel de mero reproductor isomórfico de lo individual.
Será a partir de la idea de conflicto individuo-sociedad que surgirán los
continuadores de la derecha e izquierda freudianas, denominados así, por el
hincapié y énfasis realizados en la responsabilidad del individuo los primeros
y de la sociedad los segundos. Fromm, Horney, Sullivan, Reich y Marcuse
debatieron en profundidad esta cuestión.
En general podemos decir que la incidencia del Psicoanálisis en la Psicología
Social ha sido más bien indirecta, convirtiéndose en Movimiento Social
(Munne 1989), de tal manera que los planteamientos que ayudan al
surgimiento de la Psicología, incidirán también en la Psicología Social. Así,
33
Viaje al Corazón de la Psicología Social
concretamente, son relevantes los trabajos enmarcados en la tercera “cara”
de la psicología social, la Sociología Psicológica, como son los trabajos de
Adorno et al (1950), Chodorow (1978). Igualmente, los trabajos de Sarnoff
(1960) sobre la formación y cambio de actitudes y las influencias sobre la
dinámica de grupos como en los trabajos de Bion, Schutz, Bennis, Shepard,
entre otros.
1.3.3. ORIENTACIÓN CONDUCTISTA
Si bien presenta ciertas dificultades hablar de Orientación Conductista en
singular -lo que Skinner (1977) denominaba “filosofía conductista”-, grosso
modo, podemos afirmar que esta es la corriente teórica más conocida en
Psicología, tanto por su hegemonía durante los años entre guerras (Koch
1959), como por el “efecto aplicado” de ella derivado. El planteamiento de
que la acción humana está gobernada por acontecimientos externos, ha
producido el hecho de considerar como “social” a toda la Psicología
Conductista, así como, en cierto sentido, el hecho de que la producción
psicológico social no se haya visto influenciada por aquella de una forma
directa.
Como hemos visto en el apartado histórico, el conductismo surge de una
reacción al mentalismo mecanicista y asociacionista. Será sin embargo, la
asunción de los postulados positivistas y del monismo metodológico, el
elemento integrador más saliente de los diversos socio-conductismos.
Así, Mackenzie (1982), ha señalado que el único paradigma conductista
posible es el acuerdo generalizado para la utilización de la metodología
experimental y el reduccionismo de las explicaciones a entidades
observables. Entre los diversos conductismos, por lo demás, se observa poca
relación (así, por ejemplo la relación Paulov-Thorndike), -en general no existe
34
Viaje al Corazón de la Psicología Social
entre ellos acuerdo sobre hallazgos fundamentales, a no ser el de sustituir
todo predicado mental susceptible de explicación psicológica, por una
descripción conductual con la que dicho predicado pudiera tener una
conexión lógica (Fodor, 1981). Será con ello, sin embargo, que el
conductismo otorgue estatus y carácter científico a la Psicología. En este
sentido el trabajo del heterodoxo F. Allport, por los años 30, será el puente
de transmisión del individualismo y reduccionismo a la Psicología Social,
como lo hemos visto anteriormente.
Generalmente, se plantean 3 grandes aportaciones teóricas de la
Orientación Conductista a la Psicología Social (Deutsch y Krauss, 1984; Saw y
Constanzo, 1986): i) las Teorías del Aprendizaje Social, ii ) las Teorías de la
Comunicación Persuasiva, y iii) la Teoría de la Autopercepción. Además de
ellas, se incluiría aquí (Morales, 1981) la Teoría de Intercambio Social, debido
a su origen histórico.
El enfoque conductista había sido propuesto primeramente por J. B. Watson
(1919), siendo Thorndike, Tollman, Guthrie, Hull y Skinner los autores que
posteriormente lo desarrollaron. Watson rechazó los conceptos de “mente”,
“imagen” y “conciencia” por “místicos”, “mentalistas” y “subjetivos”. En lugar
de dichos conceptos propuso una psicología objetiva, preocupada por la
actividad observable de los organismos, es decir, una psicología sobre los
”dichos” y los “hechos” de los organismos (Vander Zander, 1986).
Según los conductistas la introspección no era fiable, por lo que los
psicólogos no deberían centrarse en los estados internos. Los conductistas
analizaron el comportamiento a modo de unidades fragmentadas
denominadas respuestas, y el ambiente a modo de unidades divididas
denominadas estímulos, hecho que suscitó la posterior crítica de fisicalismo y
asociacionismo. Los conductistas afirman que las unidades de estímulo y
35
Viaje al Corazón de la Psicología Social
respuesta se encuentran asociadas entre sí, generando una relación
funcional. Ellos pondrán el acento en el papel que cumple el refuerzo en el
establecimiento y fortalecimiento de los nexos entre estímulo y respuesta.
Así, un reforzador será cualquier suceso que aumente la probabilidad de que
se dé una respuesta determinada.
Con relación a las teorías del Aprendizaje Social, apuntar que estas surgen
con los trabajos de un grupo de psicólogos de Yale, en especial Dollard y
Miller. Estos autores (1939, 1941, 1950), utilizaron la teoría del aprendizaje
de Hull para iluminar el desarrollo del comportamiento humano normal y
anormal. Ambos habían recibido clases de Psicoanálisis que influirían en su
trabajo. Estos trabajos pueden encuadrarse en una perspectiva social por
varios aspectos: i) en primer lugar, por la importancia que conceden al
lenguaje, como respuesta que produce señales en la mediación de
recompensas y castigos, en la producción de impulsos adquiridos y
respuestas anticipatorios. ii) El papel de la imitación vista como factor de
socialización.
La segunda fase de la Teoría del Aprendizaje Social está asociada al trabajo
de Bandura. De hecho, la idea primaria que subyace a gran parte de su
trabajo parece haber sido el rechazo de las concepciones tanto freudianas
como conductistas. Como afirmaba él mismo “la gente no está dirigida ni por
fuerzas internas, ni abofeteada por estímulos externos. El funcionamiento
psicológico, en cambio, se explica por una interacción recíproca continua de
determinantes ambientales y personales. Dentro de este enfoque, los
procesos simbólicos, vicarios y auto-reguladores, asumen un papel
prominente” (Bandura, 1977).
A partir del trabajo de laboratorio realizado con Walters (1963, 1973), en su
teoría de Aprendizaje Social Clásico, propone el Modelado, como el
36
Viaje al Corazón de la Psicología Social
mecanismo clave para la comprensión del Aprendizaje Social. El
modelamiento de la conducta mediante el Aprendizaje Vicario, será un
proceso básico de aprendizaje social, más rápido y efectivo que otros.
El rol de las expectativas de éxito y fracaso han tenido gran consideración en
su trabajo. Bandura (1982) se ha interesado por las creencias de “autoeficacia” especialmente, aunque no solamente. Mischel (1973) ha intentado
construir un modelo de personalidad basado en la asunción que el
comportamiento de la gente está determinado por los procesos cognitivos de
Bandura. Mischel argumenta que la “conducta está controlada en gran
medida, por consecuencias administradas exteriormente, pero que la gente
también controla su propio comportamiento por fines auto-impuestos y
consecuencias auto-producidas... La esencia de los sistemas autorreguladores
es la adopción, por parte del sujeto, de reglas de contingencia que guían su
comportamiento en ausencia de y a pesar de presiones situacionales
externas inmediatas.
La posición de Bandura, ha ido avanzando y evolucionando a lo largo del
tiempo. Bandura mismo considera que la etiqueta “aprendizaje social” va
resultando cada vez más inadecuada para caracterizar el ámbito de sus
trabajos puesto que el esquema teórico en el que se mueve en la actualidad,
aprendizaje lo concibe como la adquisición de conocimiento mediante el
proceso cognitivo de información (Bandura, 1986, 18). En sus últimas obras,
la naturaleza humana de Bandura es ya autorreactiva y con capacidad de
auto dirección. La auto-regulación, auto-reflexión y la auto-influencia son
conceptualizaciones que ligan a Bandura a orientaciones sociocognitivas.
De entre las contribuciones del conductismo a la Psicología Social cabe
destacar también los trabajos de Mischel (1968, 1976) y su teoría del
“conductismo social”. Este, de corte netamente situacionista, la enfrenta a
las teorías de los rasgos de personalidad. Asimismo, los trabajos de Staats
(1975, 1983) traen a colación la denominación de “conductismo social” con lo
que pretende defender un nuevo paradigma conductista con vistas a la
37
Viaje al Corazón de la Psicología Social
formulación de una teoría “tri-funcional del aprendizaje” -actitud o emoción,
refuerzo y dirección o incentivo- válida tanto para el aprendizaje animal
como para el humano.
Otra de las principales contribuciones del conductismo a la Psicología Social
se centra en la Teoría de la Comunicación Persuasiva. Hovland, Janis y Kelley
(1953) construyen una de las más importantes teorías del cambio de
actitudes a partir del modelo de aprendizaje instrumental. La cuestión de los
incentivos que funcionan con un refuerzo anticipatorio fue estudiada por
estos autores con vistas a los cambios de opinión.
Al plantear la cuestión de la magnitud del incentivo se enfrentan con la teoría
de la Disonancia Cognitiva de Festinger (1957). Gran cantidad de los
experimentos sobre la matriz de comunicación, que acaba centrándose en las
características de los receptores, se encuentran recogidos en la obra de
McGuire (1968, 1985, 1986).
Otra de las contribuciones en el ámbito del conductismo y que se enfrenta
también a la teoría de la disonancia cognitiva fue la realizada por Bem (1972).
La teoría del auto percepción trataba de explicar el mismo fenómeno que
Festinger a partir de fenómenos cognitivos. Por “auto-observación” o “autodescripción”, Bem entiende que si las circunstancias son suficientes para
justificar el comportamiento, el sujeto infiere que son los factores
circunstanciales el origen del comportamiento.
1.3.4. ORIENTACIÓN GESTÁLTICA.
38
Viaje al Corazón de la Psicología Social
Esta orientación, de origen europeo y adaptación americana, es sin duda
alguna la que mayor influencia ha ejercido en la Psicología Social actual. El
hincapié que en sus orígenes realizó en la experimentación y en la
experiencia directa, intuitiva, fenomenológica, será un pilar fundamental
para dicha influencia, así como el papel jugado por algún psicólogo de la
Gestalt (por ejemplo Heider) en la institucionalización de la Psicología Social
en los EEUU.
La perspectiva gestáltica germana estuvo en sus comienzos unida a los
análisis de percepción (Wertheimer), del comportamiento animal (Köhler), de
los procesos de desarrollo (Koffka) y de los grupos y motivaciones (Lewin)
entre otros. Como hemos apuntado en el apartado histórico, esta orientación
plantea abiertamente un ataque al dualismo cartesiano planteado por el
conductismo. Como plantea Yela (1974) “Wertheimer (se rebela) contra la
conciencia asociacionista de Wundt. Wertheimer, en el contexto de la
fenomenología europea, origina la psicología de la Gestalt, que estudia no los
elementos en la conciencia, sino los fenómenos ante la conciencia” (p. 11).
Mientras los conductistas observaban el comportamiento humano a modo
de respuesta pasiva, los psicólogos de la gestalt (configuración u organización
en alemán), lo tomarán como agente activo en la transformación,
manipulación y utilización de la información. Según los psicólogos de la
gestalt los sujetos piensan, planifican, resuelven los problemas y toman
decisiones.
En general, los dos aportes fundamentales de esta Orientación a la Psicología
Social serán: i) la importancia concedida a los procesos internos, y ii) a la
organización estructurada de la actividad humana.
39
Viaje al Corazón de la Psicología Social
En este sentido, Asch (1952) realizará su investigación en 3 áreas relevantes.
Por una parte, en el análisis de la Formación de Impresiones, presentando
evidencia experimental de cómo los sujetos tendemos a formarnos una
impresión completa de las otras personas, donde las características de los
sujetos se perciben interrelacionadas. En segundo lugar, en el área de la
Compresión de los Juicios hacia personas, demostrando cómo esta
compresión cambia al asociar al sujeto con otras personas,
independientemente del prestigio del grupo al que pertenecen. Finalmente,
en el área de la Modificación de los Juicios en los grupos. Será esta última
área la de mayor relevancia histórica, habiéndose constituido en todo un
paradigma de estudio de los procesos de influencia social, en especial en el
estudio del conformismo. Sin embargo, sus experimentos acerca de la
presión de la mayoría sobre la minoría han desbordado el marco de la
interpretación de la percepción conflictual, para situarse como estudios
claves sobre la influencia social. Las investigaciones sobre la presión social de
grupo y los procesos de influencia han derivado tanto en los trabajos sobre la
obediencia a la autoridad (Milgram 1963), como sobre la influencia
minoritaria (Moscovici 1976).
Por otra parte se encuentra F. HEIDER. Este autor se centró en la
investigación de la actividad cotidiana (1958) y trató de explicar cómo damos
significado a los eventos cotidianos. El trabajo de Heider se basó en las
Teorías Implícitas, que controlan las contingencias interpersonales. Los
aportes de este autor serían los 2 siguientes, i) Atribución Social, concepto
fundamental en la experiencia de sentido común; y ii) Balance Cognitivo,
según la cual se da una tendencia hacia situaciones balanceadas entre
fenómenos afectivos y cognitivos. Mientras el primer aporte ha tenido una
gran influencia en la Psicología Social Cognitiva, el segundo no lo tiene tanto
hoy en DIA. Este autor, en especial por medio de la segunda aportación
tendrá una gran influencia en las Teorías de la Disonancia y Coherencia
Cognitiva (Festinger 1957), las cuales, por su parte, fueron dominantes en
psicología social durante dos décadas de mediados del siglo XX.
40
Viaje al Corazón de la Psicología Social
Finalmente podemos citar a K. LEWIN. Este autor tuvo una gran
influencia en múltiples campos de la Psicología Social, y con su trabajo fue
una especie de puente entre la Psicología de la Gestalt, la investigación de la
Personalidad y de la Motivación y la Psicología Social. Lewin fue el primer
psicólogo social que planteó una Teoría General del Comportamiento
Humano. Este autor produjo dos aportes principales, La Teoría de Campo,
por una parte y la Dinámica de Grupos por otra. Mientras la segunda tuvo
una influencia primordial en la rama básica de psicología social que es la
Dinámica de Grupos, la primera, en cambio, ha tenido una influencia teórica
directa menor.
Si bien es cierto que la teoría topológica de Lewin hoy en DIA es poco
utilizada, si es relevante su articulación entre teoría y aplicación según la
cual, "la práctica y la teoría debe ir juntas”.
1.3.5.- ORIENTACIÓN COGNITIVA
Tradicionalmente, separar y distinguir la Orientación Gestáltica y la Cognitiva
ha sido un trabajo arduo. Así, para algunos autores (Kanizsa y Legrenzi, 1978)
la Psicología de la Gestalt se halla en los orígenes de toda la psicología
cognitiva, los iniciadores de la “revolución cognitiva”. Para otros autores
(Garzon, 1984; Seoane, 1982), si bien ambas perspectivas encuentran
elementos comunes no pueden considerarse como similares, pues solo
podría hablarse de Psicología Social Cognitiva refiriéndonos a aquella que
desarrolla el paradigma del Procesamiento de la información.
Actualmente, sin embargo, se asume que la Orientación Gestáltica, como
mínimo, a modo de cimiento acomodador de la perspectiva cognitiva,
41
Viaje al Corazón de la Psicología Social
recordemos el giro dado por dicha orientación hacia los procesos internos
(Zajonc, 1980; Eiser, 1980).
Es cierto también que actualmente, si bien se asume lo anterior, se observa
una notable diferencia en las temáticas que ocupan a cada una y otras
perspectivas (Markus y Zajonc, 1985). En realidad, la relación sobre ambas
corrientes debería tener en cuenta los siguientes presupuestos:
i) mientras la Orientación Gestaltica fue dominante durante los 50-60, el
Cognitivismo, tanto en su versión dura de Procesamiento de la Información
como en su versión laxa, encuentra un campo más propicio que cuando el
conductismo era el paradigma dominante.
ii) existe coincidencia entre la preocupación de los gestálticos por procesos
internos y los cognitivistas por las estructuras y los procesos cognitivos
iii) algunas de las temáticas más productivas de la Psicología Social Cognitiva ej. Los procesos de Atribución- nacen y comienzan a desarrollarse en el seno
de la Orientación Gestáltica.
iv) la revolución Cognitiva va más allá que la aportación renovadora de la
Orientación Gestáltica. Los esquemas cognitivos y los guiones, no guardan
relación con la Teoría de la Disonancia por ejemplo.
Volviendo a la psicología social dominante, en el campo de la Cognición social
se han distinguido 3 enfoques (Hastie, 1983) o 3 cuestiones fundamentales
(Sherman, Judd y Park, 1989) que resumiendo serían los siguientes: i) el
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Viaje al Corazón de la Psicología Social
enfoque de la Integración de la Información (ej. Anderson, 1981), que trabaja
una serie de postulados normativos sobre cómo deberían ser organizados en
la memoria los rasgos de personalidad para formar una impresión general
positiva o negativa; estas reglas serán llamadas álgebra cognitiva. Este
enfoque será el más directo sucesor del trabajo de Asch. ii) El enfoque de los
Heurísticos de Juicio, que será fundamentalmente la aplicación del trabajo de
Tversky y Kahneman (1974) a los juicios sobre personas (ej. Nisbett y Ross
1980). Al contrario que el anterior enfoque, asume que la gente sigue reglas
inferenciales en los juicios sociales, que funciona como “científico intuitivo”,
y que sus juicios se distorsionan por un número de sesgos relacionados con
las características del estímulo (ej. la saliencia y la viveza) y con factores
cognitivos. Las fuentes cognitivas más corrientes de este enfoque serán el
Heurístico de Representatividad y el de Accesibilidad. iii) El enfoque de
Procesamiento de la Información, que ha sido tomado como sinónimo de la
cognición social, y según Hastie (1981) es el enfoque más completo y
empíricamente más anclado.
Por otra parte, Taylor (1998) resumía recientemente los tres apartados
anteriores en dos grandes líneas de investigación, la primera en la que incluía
el estudio de las capacidades de juicio y tomas de decisión del perceptor
social comparándolas con la teoría normativa, y la segunda el estudio del
análisis de los procesos psicosociales como la percepción personal, memoria,
esquemas etc., desde el punto de vista de representaciones y dinámicas
internas (p. 73-75).
En este campo se ha dado una fuerte discusión entre Cognición Social,
Psicología Social y Psicología Cognitiva. Así por ejemplo Zajonc (1980; Markus
y Zajonc 1985) equipara la Psicología Social a la Cognición Social. Por otra
parte, recientemente Higgins (2000) equiparando la definición de acción
social de Max Weber a la definición de psicología social de Allport (1968) con
su diferenciación entre “psicología social de la cognición” y la “cognición de la
Psicología social” trata, sorprendentemente, de abarcar casi toda la
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Viaje al Corazón de la Psicología Social
psicología social dominante bajo esta orientación teórica, incluyendo bajo la
primera categoría los principios de organización (categorización, formación
de impresiones, modelos de consistencia), explicación (atribución de
causalidad, teorías populares) y uso (automaticidad, utilización de juicio,
expectativas) y activación (accesibilidad, aplicabilidad, saliencia) del
conocimiento, y bajo la segunda, la realidad compartida, actuación de rol,
posiciones sociales e identidades.
Por ello quizá sea el análisis de Landman y Manis (1983) quien desde una
perspectiva más amplia mejor haya aclarado esta discusión. Así estos autores
apuntan que “El proceso o “como” también distingue, la Cognición Social, en
alguna medida, de sus antecesores en Psicología Social. La Psicología Social
ha tratado en su pasado, muy a menudo, más temas de contenido cognitivo
que procesos. En cambio la Psicología Cognitiva, se ha concentrado desde su
comienzo en procesos cognitivos. La Cognición Social intenta tratar ambas,
procesos y contenidos”.
En este sentido, una vez pasado el impacto de la ·”revolución cognitiva”,
quizá sea interesante apuntar el énfasis realizado en la revisión del Annual
Review of Psychology por Sherman, Judd y Park (1989), donde en lugar de
asimilar Cognición Social a Psicología Social, plantean que la Cognición Social
representa no un dominio de investigación en Psicología Social, sino algo
diferente, un enfoque o una serie de asunciones que guían la investigación en
una variedad de dominios substantivos tradicionales -percepción social,
actitudes, estereotipos, tomas de decisión, self-.
Este enfoque de investigación implica elementos positivos y negativos. En el
lado positivo la Cognición Social nos ayuda a identificar estructuras y
procesos mentales implicados en la formación y mantenimiento de
estereotipos, en la formación de impresiones de la gente, en las tomas de
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Viaje al Corazón de la Psicología Social
decisión, en la formación y cambio de actitudes y en el desarrollo y cambio
del auto-concepto. En este sentido, algunos autores han propuesto que quizá
haya llegado la hora de organizar la Psicología Social, más que a modo de
medidas de Variable Dependiente, como principios de mecanismos y
procesos. Así, los textos en lugar de las divisiones en capítulos de
conformidad, estereotipos, actitudes, etc.-es decir contenidos-, sería más
interesante que estuvieran divididos sobre la base de principios cognitivos,
motivacionales y de aprendizaje -es decir de procesos-, que operan en todos
esos tipos de comportamientos. Un ejemplo de este tipo de textos sería el
reciente Handbook de Higgins y Kluglanski (1996).
En el lado negativo, Sherman et al (1989) sugieren que la Cognición Social no
debe ser vista como el único enfoque para las cuestiones importantes del
comportamiento y la interacción sociales. Otros enfoques, que incluyen
motivación e interacción social, teoría de la diferenciación grupal, teoría del
aprendizaje, y teoría de las diferencias individuales tiene mucho que decir en
la clarificación de los procesos incluidos en el comportamiento social. Una
vez un enfoque ha sido especificado, será posible integrarlos, como por
ejemplo Sorrentino y Higgins (1986) han comenzado a hacerlo con relación a
enfoques cognitivos y motivacionales.
1.3.6. ORIENTACIÓN INTERACCIONISTA
Es esta una perspectiva teórica sobre la vida social que enfatiza el significado
de la vida y acción humanas. Esta perspectiva enfatiza también la naturaleza
pluralista y conflictual de la sociedad, la relativa apertura de la vida social, la
indeterminación de la estructura social, la importancia de las
interpretaciones subjetivas, la relatividad social y cultural de las reglas
sociales y morales, y la naturaleza socialmente construida del Sí mismo. Los
antecedentes intelectuales directos de la perspectiva interaccionista
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Viaje al Corazón de la Psicología Social
normalmente se ponen a finales del siglo XIX en América, y sus primeros
investigadores empíricos en la Universidad de Chicago entre 1900 y 1930.
Una manera de apreciar la naturaleza distintiva del Interaccionismo
Simbólico es tratar de comprender su larga oposición a muchos de los
principios centrales del Positivismo, como hemos visto en el apartado
histórico. Esto último incluiría el rechazo por parte de algunas versiones del
Interaccionismo Simbólico, de la analogía orgánica, la formulación y prueba
de hipótesis, las relaciones causa-efecto, las leyes universales en el mundo
social, y de la versión positivista de la objetividad científica. Al contrario,
estas versiones del Interaccionismo Simbólico han enfatizado el naturalismo,
la inducción analítica como método general, las relaciones indeterminadas,
leyes o reglas específicas social y culturalmente, y la comprensión empática
ganada por medio de la participación o inmersión en el significado de la vida
social.
Podemos encontrar antecedentes filosóficos directos del Interaccionismo
Simbólico en los trabajos de los tempranos pragmatistas americanos,
especialmente los de Charles Sanders Peirce (1839-1941), Williams James
(1842-1910), John Dewey (1859-1952). Peirce desarrolló tempranamente una
máxima pragmática relativa al significado de la acción humana, es decir, que
se deberían ver los significados no como inherentes a los objetos o
relaciones mismas, sino como mostrados en situaciones concretas y
específicas. Además, se deben conocer las consecuencias prácticas de una
acción dada, con el fin de conocer su significado para el actor humano. Para
Williams James, quien además del interés científico, observa un interés
clínico y terapéutico, el significado era incluso más individualista y subjetivo
que el concebido por Pierce. En “Principles of Psychology (1890) articula su
versión del pragmatismo para la psicología y en él asevera que cada persona
tiene tantos sí mismos como otros que hay, que vehiculizan alguna
concepción o definición de aquella persona. J. Dewey, posteriormente,
desarrolló algunas de estas ideas, enfatizando la inevitabilidad del pluralismo
en la sociedad, como resultado de estos procesos continuos de
46
Viaje al Corazón de la Psicología Social
interpretación y significado humanos. Dewey enfatizó la naturaleza procesual
de la experiencia reflexiva, significando que la existencia humana es
necesaria e inevitablemente abierta e “incompleta”, a modo de individuos
que imaginan y reconstruyen constantemente, y por ello modifican todas las
acciones y comportamientos “pasados”, preparando el escenario para
acciones futuras. Dewey fue el responsable de llevar a G. H. Mead a la
Universidad de Chicago, donde tuvieron una larga amistad. Será G. H. Mead
quien para muchos autores, estará asociado con los orígenes tempranos del
Interaccionismo Simbólico tanto en Sociología como en Psicología Social.
El Interaccionismo Simbólico temprano floreció en la Universidad de Chicago,
donde tres científicos adquirieron un lugar relevante, Williams I. Thomas
(1863-1947), Charles Horton Cooley (1864-1929) y G. H. Mead (1863-1931).
Será este último fundamental para el desarrollo temprano del
Interaccionismo Simbólico, y uno de los de mayor responsabilidad en el
anclaje de las ideas filosóficas de los pragmatistas en la realidad social
empírica. Será su alumno Herbert Blumer, el responsable de la creación del
término Interaccionismo Simbólico como ya hemos planteado en el Capítulo
histórico.
Charles H. Cooley intentó combinar factores hereditarios con factores
socioambientales, enfatizando el rol de la emoción en los significados
humanos. Este autor planteó la idea del “yo espejo”, significando que los
individuos tratan de imaginar las impresiones que causan en otros por medio
de sus acciones, y según Cooley, tratan de imaginar los juicios de sus
acciones, experienciando con ello una reacción emocional a esta evaluación
percibida de los otros. A partir de esta temprana idea se ven los comienzos
de un elemento central del Interaccionismo, el de que los significados de un
acto para el individuo emergen en el contexto de las interacciones con los
otros, es decir, que los individuos perciben y toman en cuenta las
percepciones y juicios de los otros sobre un acto. Williams I. Thomas formuló
47
Viaje al Corazón de la Psicología Social
otra idea cercana a ésta, relativa a la definición de la situación por parte del
actor. El teorema de Thomas afirma que “si los hombres definen las
situaciones como reales, dichas situaciones son reales en sus consecuencias”.
Este conocido teorema es una de las ideas centrales del Interaccionismo
Simbólico y se refiere a que las acciones y significados humanos se enmarcan
en las situaciones y contextos en que se dan.
Mead vio al individuo como la unidad básica de análisis del Interaccionismo, y
enfatizó el rol del lenguaje y los símbolos en la creación del significado
humano. La mente humana, para Mead, no era una entidad orgánica fijada,
sino un proceso continuo de interpretación, reflexividad y juicio de la
experiencia. Los individuos actúan hacia otros individuos y los objetos físicos,
debido al significado simbólico que estos tienen para el individuo. Estos
significados, sin embargo, no son fijos. No están dados por la naturaleza de la
cultura o la sociedad. Son abiertos, y pueden cambiar en situaciones
específicas de la interacción humana. Cuando el significado de un
determinado gesto o comunicación específicos son compartido entre el
receptor y el transmisor, está implicado un símbolo significante, dice Mead, y
los humanos se distinguen de los animales precisamente en que pueden
compartir, construir, cambiar y comunicar tales significados simbólicos a
través del lenguaje y la competencia interaccional.
En décadas posteriores se han visto emerger tres distintas líneas del
Interaccionismo Simbólico: la Nueva Escuela de Chicago centrada en H.
Blumer, La Escuela de Iowa asociada al trabajo de Manfred H. Kuhn y la
Dramaturgia popularizada por Erving Gofman y sus alumnos. Estas tres ramas
del Interaccionismo Simbólico son distintas, pero comparten ciertas
asunciones básicas sobre la vida social humana. Acuerdan que los individuos
hacen cosas debido a los significados que sus acciones tienen, y que estos
significados deben ser básicos para cualquier compresión científica del
comportamiento. Acuerdan que el centro de atención básico se da en la
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Viaje al Corazón de la Psicología Social
interacción social, cuando dos o más individuos se ponen en presencia de
otros, bien real o potencialmente. Blumer tiende a enfatizar la naturaleza
fluida, contextual y situacional del significado. Este autor ve el significado
como algo que surge cuando dos o más personas se ponen en interacción.
Los humanos son esencialmente racionales, dice Blumer, y cuando se
encuentran en una situación social se ocupan en procesos de interpretación,
para descubrir las intenciones de los otros, y el significado de su acción. Al
contrario, el trabajo de Kuhn tiende a enfatizar los aspectos más estables y
no cambiantes, de la vida social. Su trabajo expresa una afinidad cercana a
algunos presupuestos positivistas de la vida humana y de la naturaleza de la
ciencia. Ambos, Blumer (1969) y Kuhn (1970) se implican en la naturaleza del
Self, sobre lo que los individuos piensan sobre sus si mismos, cuando llegan a
tales definiciones y qué significa esto cuando se basan en el contexto
interaccional. El trabajo de Blumer y sus seguidores tiende a enfatizar la
apertura de las autodefiniciones y de la experiencia humana en general,
mientras el trabajo de Kuhn y sus seguidores tiende a enfatizar la estabilidad
relativa de la vida social y la naturaleza no problemática de las interacciones
humanas.
El trabajo de Erving Goffman es significativamente responsable del vigor
mantenido por el pensamiento interaccionista en sociología y psicología
social. Su temprano trabajo “La presentación del self en la vida cotidiana”
(1959) utilizó metáforas teatrales para captar ciertos aspectos importantes
de la vida social, es decir, artefactos, estrategias, tácticas y procesos usados
por los individuos, bien separada o conjuntamente para presentar a otros la
“Apariencia” de orden, normalidad y racionalidad en situaciones sociales.
Contrastó, las “preparaciones” realizadas en la “parte de atrás” con las
“apariciones” realizadas en la “parte delantera” en la vida social, y su única
perspectiva es llamada dramaturgia, como clave de nociones teatrales y de
ejecución que son utilizadas para interpretar las escenas sociales mundanas,
cotidianas. Para Goffman, hay un conflicto inherente entre individuos y
formas sociales de comunicación e interacción, y su trabajo se concentra en
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Viaje al Corazón de la Psicología Social
las diferentes maneras en que los individuos presentan sus sí mismos a otros,
y cómo ellos influencian a ambos en las interacciones cara a cara. El libro de
Goffman “Behavior in public places” (1963) extiende estas ideas
dramatúrgicas y junto con los ensayos de “Asylums” (1961) forma las
tempranas afirmaciones cruciales de la teoría del Etiquetaje en Sociología del
comportamiento desviado. Según este enfoque, las acciones no son
inherentemente desviantes o anormales, sino tales definiciones emergen del
contexto de la interacción cara a cara. Este enfoque ha producido un todo un
género de investigación en el campo de la desviación.
A finales de los 70 y 80 el Interaccionismo Simbólico permanece como un
programa de vigorosa y creativa perspectiva de investigación creativa y
trabajo teórico en otras disciplinas, las cuales comparten alguna o todas las
implicaciones teóricas del Interaccionismo Simbólico. Estos son la
Fenomenología, Etogenia, Etnometodología, Sociología Existencial, Psicología
Humanista, Análisis Conversacional y Análisis de Discurso, Teoría de la
Atribución, Sociolingüística y Sociología de las Emociones. Aunque con
muchas discusiones y debates, los interaccionistas simbólicos han
incorporado muchas ideas claves a estas otras disciplinas. El interaccionismo
de hoy en día es más complicado, en cierto sentido empíricamente más
anclado y de mayor perspectiva científica que el que comenzó en Chicago por
los 1890.
Siguiendo a Fine (1993), además de la revitalización actual del
Interaccionismo Simbólico encontramos también su fragmentación: existen
interaccionistas simbólicos realistas como Stryker, frente a interaccionistas
simbólicos constructivistas como Denzin. La tradición de interaccionismo
simbólico de Kuhn se ha prolongado en autores como el mismo Stryker y
Rosenberg, Heise y Scheff que además utilizan métodos experimentales para
el estudio de las emociones desde una perspectiva interaccionista simbólica.
Además el Interaccionismo Simbólico ha sido incorporado, en parte al menos,
50
Viaje al Corazón de la Psicología Social
incluso dentro de la Psicología social Experimental: la perspectiva de
Goffman sobre el manejo de impresiones se recogen por autores como
Tedeschi y Snyder, y la investigación sobre autoconciencia también se inspira
en la tradición meadiana.
Un enfoque claramente emparentado con la Orientación del Interaccionismo
Simbólico es la Etnometodología. En este enfoque una figura destacada es
Garfinkel (1967), habiendo otros autores como R. Turner (1974) o Mehan y
Wood (1975) que han continuado su labor.
La etnometodología se presenta como el estudio de los métodos de
razonamiento práctico utilizados en la producción e interpretación de la
acción social. Es decir, se trata del análisis de las prácticas y de los métodos
con los que actúa de forma estable el sujeto y conforme a los que se plantea
la realidad social. El propósito inicial de la etnometodología es el de convertir
las actividades cotidianas y corrientes en sucesos extraordinarios (Garfinkel
1967).
La etnometodología ha sido denominada también “Interaccionismo
neosimbólico” (Harré y Lamb 1986). De hecho subscribe varios presupuestos
del Interaccionismo Simbólico pero va algo más allá. El término “ethos” se
utiliza en su sentido más amplio como referencia a pueblos y personas. Se
interesa por la descripción de los métodos que utiliza la gente al interactuar
de manera cotidiana, aceptando que la interacción se basa en unas reglas y
tiene unos significados (para el origen del término Etnometodología ver
Garfinkel 1974). El etnometodólogo se preocupa pues por como surgen esas
reglas de ciertas situaciones determinadas, le interesa el proceso de
construcción de la realidad. El contenido de la regla en sí, importa poco, las
reglas sociales son como son, pero podrían ser de otra manera, siendo cómo
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Viaje al Corazón de la Psicología Social
se generan lo que realmente importa, cómo hemos llegado a la construcción
de la realidad y el orden social.
En este análisis, Garfinkel (1967) distingue entre expresiones “objetivas” e
“indexicales”. El trabajo de los científicos consistiría en trascender las
ambigüedades implícitas a las indexicales y en substituirlas por las objetivas.
En este sentido, central a Garfinkel, es la idea de que los científicos sociales
han prestado poca atención a su propia pertenencia y familiaridad con el
objeto de inquisición teórica. Así, cualquier miembro de la sociedad está
equipado para analizar el fenómeno social y estos procesos interpretativos, y
capacitado para dar sentido y producir contextualmente actividades
relevantes dentro de un rango infinito de diferentes ambientes que
encuentra en el curso de su vida. Los científicos sociales, sin embargo, se
apoyan en gran cantidad de hechos “objetivos” que “se dan por sentado”. La
labor del etnometodólogo mas que buscar el “porqué” ocurre algún tipo de
conducta, se dedicará a descubrir el “cómo” se da (ver por ejemplo en
Delincuencia y Suicidio en Cicourel 1968; y Atkinson 1978).
La forma de proceder en la investigación por parte de los etnometodólogos,
tiene por objeto revelar lo que es invisible, el conocimiento tácito que se “da
por sentado”, es decir, las reglas. Para ello intentan desestructurar
situaciones para ver como los sujetos construyen su realidad y que reglas
aplican. Utilizarán el “getting inside”, como los propios interaccionistas
simbólicos e intentarán violar las reglas para observar cómo la gente intenta
mantenerlas. Para Garfinkel las reacciones previsibles serán de perplejidad y
agresividad. Según este autor se asistirá a una recomposición de reglas.
Hay que decir, sin embargo, respecto a la etnometodología, que en la medida
en que se interesa por las acciones cotidianas los procedimientos concretos
no son del todo generalizables y son aplicables más a casos específicos que a
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Viaje al Corazón de la Psicología Social
varios conjuntos de ellos. La etnometodología hay que entenderla también
como formando parte del movimiento contracultural norteamericano, y tiene
interés por un volver a cuestionarse la realidad en el ámbito metodológico
como corriente crítica.
Dentro de la etnometodología como una de las tendencias existentes dentro
del Interaccionismo Simbólico, ha sufrido numerosas críticas (Meltzer, Petras
y Reynolds, 1975). Estas críticas se han dirigido a la indefinición de sus
aspectos teóricos, pero sobre todo se han cebado en el nivel metodológico y
en la falta de pruebas empíricas que confirmen sus postulados. De estos dos
tipos de críticas, considero mas serias las que se refieren a los conceptos y las
teorías propiamente dichas que las de nivel metodológico, dado que la crítica
al positivismo y al empirismo extremos es parte consustancial de dicha
orientación teórica. A nivel teórico, la principal crítica que se le puede
formular es que ha llegado a convertirse en una micro psicología del detalle.
Ha acumulado descripciones detalladas de elementos puntuales y específicos
sin que ello haya conllevado posibilitar una elaboración teórica más amplia.
Su desentendimiento de todo lo estructural y macro de la sociedad ha
conllevado que ésta deje de existir desde su punto de vista, para ser algo
exclusivo de la interacción.
1.3.7.- ORIENTACIÓN CONSTRUCCIONISTA
Con bases en el Interaccionismo Simbólico y en la Fenomenología,
Berger y Luckman (1968) presentan una teoría en la que el discurso científico
se enraíza en las prácticas de sentido común de la vida cotidiana. Los autores
subrayan la naturaleza intersubjetiva del conocimiento y la referencia de la
constitución social del conocimiento para todas las esferas de la vida. Para
ellos las versiones sobre la “realidad” reflejarán interpretaciones colectivas
del mundo de las personas que constituyen la comunidad.
53
Viaje al Corazón de la Psicología Social
La “objetividad” no será una cualidad innata de un estado o condición del
mundo, sino que reflejará un consenso intersubjetivo dentro de un particular
contexto de una comunidad. Todo lo que pasa como conocimiento, ya sea
científico, artístico, o de sentido común, será un producto de la interacción,
intercambio o compartir social.
El conocimiento se confundirá, en último término con la realidad objetiva
cuando la gente desarrolla, actúa y transmite estas versiones de
conocimiento a otros.
Según Berger y Luckman (1968) el proceso de reificación de la realidad
deviene a su vez de tres subprocesos: i) Proceso de Exteriorización: los
humanos exteriorizan su actividad, producen la sociedad humana a través de
la actividad externa; ii) Proceso de Objetivación: Estas actividades
exteriorizadas adquieren el carácter de cosas objetivas, independientes de
nuestra voluntad individual. Así las instituciones aparecen como dadas,
irreductibles. iii) Proceso de Interiorización: el mundo social objetivado es
reintroducido en la conciencia humana a través del proceso de socialización.
Es decir el hombre será un producto social. Este mundo objetivado será
reintroducido en la persona por medio de la socialización o interiorización del
mundo social objetivado. El otro generalizado y el self serán construidos a
partir de las interacciones y roles, el resultado de la negociación entre la
actividad de exteriorización o acción del sujeto y la interiorización de los
discursos simbólicos de legitimación (Echebarria y Valencia, 1987).
Berger y Luckman, sin embargo dejarán una metodología vaga e imprecisa
sobre como investigar la “construcción de la realidad social”.
La Teoría de las Representaciones Sociales
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Viaje al Corazón de la Psicología Social
Cercano al construccionismo social, la Teoría de las Representaciones
Sociales (TRS) se ha desarrollado a lo largo de los últimos 30 años, al
comienzo en el área francófona y posteriormente con desarrollos diversos en
diferentes áreas geográficas (Duveen 2000). Uno de sus orígenes teóricos se
basaría en el concepto de Representaciones Colectivas de Durkheim (1897),
al referirse a las características del pensamiento social comparado con el
pensamiento individual. Sin embargo, la influencia de la dimensión
constructivista de Berger y Luckman en el concepto, elemento por otra parte
muchas veces olvidado, y su base en el habla y la acción para la creación y
circulación de las Representaciones Sociales, proveen a esta teoría de un
lugar prominente en las orientaciones constructivistas actuales.
En su origen, el desarrollo de este marco teórico genuinamente social se
retrasó por la influencia dominante de dos importantes elementos
científicos: el conductismo en psicología y la tradición positivista en la
filosofía de la ciencia.
En este sentido, el enfoque de las RS hace hincapié, tanto en la función
simbólica que cumple como en su rol en la construcción de la realidad social.
Moscovici define las RS “como un sistema de valores, ideas y practicas con
una función doble: en primer lugar, establecer un orden que posibilita a los
individuos a orientarse a sí mismos y a controlar el mundo social en el que
viven y en segundo lugar, facilitar la comunicación entre los miembros de una
comunidad proveyéndoles de un código para nombrar y clasificar los diversos
aspectos de su mundo y de su historia individual y grupal” (Moscovici, 1973;
xiii).
El concepto difiere de otros conceptos como opinión, actitud o imagen, los
cuales constituyen una respuesta a un estímulo externo, y así, una
preparación para la acción. La representación social define tanto al estímulo
55
Viaje al Corazón de la Psicología Social
como a la respuesta que evoca. Más que una simple guía del
comportamiento, la representación social remodela y reconstituye los
elementos del ambiente en la que tiene lugar el comportamiento; esto
impregna de significado al comportamiento y lo integra en un sistema
relacional y comportamental más amplio.
La TRS se puede considerar un marco psicosocial de conceptos e ideas para el
estudio de los fenómenos psicosociales de las sociedades modernas. Según
ésta teoría, los fenómenos y procesos psicosociales solamente pueden ser
entendidos propiamente si se ven como insertados en condiciones históricas,
culturales y macro-sociales (Moscovici, 1972). Con ello, este marco teórico
intenta superar las fallas de las teorías y enfoques dominantes actualmente
en psicología social, que están basados en el individualismo metodológico y
en una epistemología que separa funcionalmente el sujeto del objeto, como
hemos visto en el capítulo histórico (Valencia et al 2007).
Por representación social entendemos una elaboración colectiva “de un
objeto social por parte de una comunidad con el propósito de comportarse y
comunicarse” (Moscovici 1963, 251). Tales objetos elaborados se convierten
en realidad social en virtud de la representación social del objeto que
mantiene una comunidad. Por ello, “el sujeto y el objeto no son vistos como
algo funcionalmente separados. Un objeto se localiza en un contexto de
actividad debido a que es lo que es porque en parte es visto por la persona o
el grupo como una extensión de su comportamiento (Moscovici 1973, xi).
Una RS es un fenómeno colectivo que pertenece a una comunidad,
construida por las personas en su habla y acción cotidianas. Desde el punto
de vista psicológico, parecería como si las representaciones residieran dentro
de las cabezas de los individuos co-actores -lo que Harré (1998) denominó
versión distribuida de las RS-, sin embargo, junto con otros autores (Wagner
56
Viaje al Corazón de la Psicología Social
1996; 1998) mantenemos que esa es una imagen equivocada de las RS,
basada en el individualismo metodológico. Nosotros pensamos que en lugar
de imaginar las representaciones dentro de las mentes de los individuos, es
más propio plantearlas entre las mentes, “fuera de nuestras cabezas”, a
través del habla y la acción. Es decir, una representación es un conjunto de
pensamientos y sentimientos expresados en comportamiento verbal y
abierto de los actores que constituye un objeto para un grupo social.
Los investigadores de las RS observan el habla y la acción relacionada con un
fenómeno u objeto social. Se presupone que un objeto es social, no en virtud
de las características inmanentes de él, sino en virtud de la manera en la que
la gente se relaciona con él. A través del habla, la gente atribuye
características y significados a un objeto que lo convierte en parte específica
de mundo social de dicho grupo. En el mismo sentido, las acciones de la
gente a menudo están en relación con las concepciones compartidas del
mundo. La visión que los miembros de un grupo mantienen sobre un objeto
social es específica de ese grupo, y así, el objeto toma características sociales
específicas del grupo. El habla y la acción proveen el marco de descripción
dentro del cual las relaciones entre objetos y sujetos se definen. En la TRS los
objetos son entidades socialmente construidas. En otras palabras, para que
un objeto pertenezca al mundo de un grupo, es decir, que sea un objeto de
grupo, debe ser socialmente representado. Por ello, la TRS es un enfoque
constructivista social, así como orientado discursivamente, si bien toma en
cuenta también aspectos comportamentales relacionados con las prácticas
sociales.
La noción de RS implica a la vez un proceso y un contenido. Este segundo
puede ser analizado de acuerdo a diferentes dimensiones: la actitud, la
información y el campo representacional de un objeto social dado.
57
Viaje al Corazón de la Psicología Social
Estudios comparativos sobre el contenido y la coherencia de estas
dimensiones pueden tener en cuenta la división que se da entre los grupos
en función de sus representaciones sociales. Los límites dentro de un grupo
pueden ser determinados a través de su visión sobre el mundo.
La manera en la que la representación social se produce y las funciones que
cumple dependen de dos procesos fundamentales: la objetivización y el
anclaje.
El proceso de objetivización concede realidad material a una entidad
abstracta. En primer lugar, la objetivización implica la implementación del
aspecto icónico de una idea o evento no bien definido; es decir, el concepto
se ajusta a la imagen. Del flujo de información que circula con relación a un
objeto de representación, se seleccionan solamente algunos aspectos.
Sacados de su contexto original, los elementos seleccionados se organizan en
una estructura determinada. Este núcleo figurativo -el elemento “icónico”-,
reproduce de manera cuasi visual una organización abstracta, y constituye el
núcleo central de la representación. En segundo lugar, el proceso de
objetivización “naturaliza” el concepto abstracto: el núcleo figurativo se
reifica. Para el grupo se convierte en una categoría de lenguaje y como tal se
identifica como realidad objetiva.
De esta manera, la objetivización implica dos procesos convergentes: el
primero va del concepto a la imagen, el segundo de la imagen a la
elaboración social de la realidad.
A través del proceso de anclaje, el objeto social se clasifica en el sistema de
categorías de la sociedad. Encajándose en la jerarquía de normas, valores y
producciones sociales existentes, la sociedad transforma el objeto de
representación es un instrumento válido para ella. Esto implica que la
58
Viaje al Corazón de la Psicología Social
representación social es un modo de conocimiento peculiar de una sociedad
determinada e irreductible a otro modo de conocimiento.
En suma, la representación tiene la función de hacer lo extraño familiar. El
modo de razonamiento subyacente a este proceso se caracteriza por el
hecho de que la conclusión controla a las premisas. Esto es cierto en el
pensamiento social en general y lo contrario el modo de razonamiento que la
ciencia propone o trata de proponer. Sin embargo el pensamiento social y el
pensamiento científico no solamente se oponen, sino que la forma en la que
se complementan y alimentan las producciones de ambos, aparece tanto en
la orientación del avance científico como en la difusión de la ciencia en la
sociedad.
Diversos estudios experimentales han ilustrado la íntima relación entre las
representaciones sociales y el comportamiento. Se ha encontrado que
diferentes representaciones de un mismo objeto (Abric, 1994) determinan
diferentes tipos de prácticas comportamentales.
Igualmente se han encontrado funciones más complejas y dinámicas de las
representaciones sociales en los estudios experimentales. Por ejemplo, en el
área de las relaciones intergrupales (Doise, 1978) analizó el funcionamiento
de las representaciones anticipatorias y justificatorias: se determinan por la
interacción grupal, la cual a su vez, ejerce su influencia.
Los estudios empíricos sobre representaciones sociales implican un amplio y
complejo rango de objetos: psicoanálisis, cultura, enfermedad, cuerpo,
educación, entre otros). Observando los procesos de generación y evolución
de representaciones sociales, la correspondencia entre su producción y
función, o su rol en la comunicación y comportamiento social, sugieren la
generalidad y relevancia del fenómeno.
59
Viaje al Corazón de la Psicología Social
El Construccionismo Social
Mas producto del “giro discursivo” (Harre, 1998) en ciencias sociales, que del
Interaccionismo Simbólico, la perspectiva socio-construccionista se ha ido
elaborando progresivamente, tras el período posterior a la denominada crisis
de la Psicología Social, hacia la búsqueda de una meta-teoría que pudiera
oponerse como alternativa válida frente al empiricismo positivista de la
ciencia que caracteriza la orientación dominante en Psicología Social. Si bien
ha sido Kenneth Gergen quien ha desempeñado la figura de impulsor en el
desarrollo de este enfoque, son muchos los psicólogos sociales que están
contribuyendo en la articulación de una meta-teoría construccionista. Se
puede decir que existe un movimiento que se extiende a través de varias
ciencias sociales que sintonizan con una crítica hacia el positivismo y con una
nueva sensibilidad post-positivista.
Así mismo, el carácter ecléctico del socio-construccionismo en cuanto a sus
fuentes de inspiración, ha facilitado que muchos otros psicólogos, que
militaban en otras orientaciones que pretendían ser alternativas en la
Psicología Social instituida, pudieran reconocerse en los planteamientos
constructivistas. Y es que esta orientación está claramente abierta a las
aportaciones de la hermeneútica, de la teoría crítica, de la orientación
dialéctica, de la orientación fenomenológica en ciencias sociales, del
contextualismo, etc. Al ser el resultado de una cierta amalgama de
aportaciones sustantivas de cada una de las otras orientaciones, nos
centraremos más en esta orientación del Constructivismo Social por
considerarlo del modo más articulado posible (Gergen, 1985; Ibañez, 1989).
60
Viaje al Corazón de la Psicología Social
El construccionismo exige que no se acepte la evidencia con que se presentan
ante nosotros las categorías naturales, y que se investigue el grado en que los
mencionados referentes pueden no ser más que meras construcciones
culturales y socialmente situadas o meros productos de las convenciones
lingüísticas: “El construccionismo es intrínsecamente crítico en la medida en
que cuestiona todo aquello que hemos considerado como garantizado
porque era auto evidente, obvio o natural... Todo es sospechoso mientras no
haya más información” (Sampson, 1986; p. 37).
La orientación construccionista proyecta además una crítica a los supuestos
empiricistas o neopositivistas apoyándose en las aportaciones de Gadamer
(1960), e insiste sobre el carácter cultural e históricamente situado de los
marcos de referencia interpretativos a partir de los cuales las personas,
incluidos los científicos acceden a los significados. Es cierto que el concepto
de la historicidad de Gergen se extiende también a otros aspectos, como por
ejemplo la propia versatilidad de los fenómenos psicosociales y este carácter
de historicidad de los marcos interpretativos en los que se insertan
explicaciones científicas de los fenómenos sociales resta sin duda alguna
credibilidad al propósito empiricista de formulaciones ahistóricas y de leyes
estables, permanentes y universales.
En este sentido, si los términos a través de los cuales comprendemos el
mundo son artefactos sociales, y estos artefactos sociales están sometidos a
la evolución histórica, malamente podemos confiar en la supuesta
ahistoricidad de dichas leyes empíricas, y así, el construccionismo social
sostiene que el hecho de que una forma dada de comprensión prevalezca a
lo largo del tiempo, no depende de la validez empírica del enfoque o de la
perspectiva utilizada, sino más bien de las vicisitudes sometidas a la
evolución histórica de los procesos sociales.
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Viaje al Corazón de la Psicología Social
La naturaleza del saber científico aparece entonces, para el
construccionismo, como un producto socialmente elaborado a través de unas
prácticas colectivas propias de una comunidad social particular, y esto trae
consigo el énfasis que esta orientación realiza sobre la comunicación, la
argumentación y el acuerdo interpersonal en la determinación de lo que es
aceptado o rechazado como conocimiento, no tanto en su carácter de verdad
o falsedad, sino en su carácter de adecuación y de racionalidad más
aceptable que otras formulaciones. Es decir, que el conocimiento científico
para el construccionismo tiene en común con otras formas de conocimiento
el hecho de nacer en el seno de la inserción social, y de construirse en el
espacio de la intersubjetividad sobre la base de las convenciones lingüísticas,
a los presupuestos compartidos y a los diversos procedimientos para
establecer un consenso que sólo es posible gracias a la existencia de un
mundo de significados comunes. En último término, el conocimiento
científico no difiere de otro tipo de conocimiento y la aceptación del mismo
no es sino triunfo de la dialéctica y actividad de persuasión social.
La opción construccionista se aleja, por tanto del objetivo de la predicción y
del control de la conducta, identificándose más con un interés por la
compresión y por la emancipación intentando elaborar teorías generativas,
teorías que contengan “la capacidad de cuestionar las asunciones
dominantes de la cultura, de plantear cuestiones fundamentales en relación
con la vida social contemporánea, de propiciar la consideración de aquello
que se da por evidente, y generar de esta forma nuevas alternativas para la
acción social” (Gergen, 1982, p. 109).
De todo lo anteriormente dicho se extrae que esta perspectiva manifiesta
una orientación y una semejanza hacia el ámbito de los enfoques
hermeneúticos y un claro distanciamiento de los métodos y formas de
proceder en las ciencias naturales, y de la Psicología Social experimental. Se
da más bien una predilección metodológica por las estrategias que ofrece la
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Viaje al Corazón de la Psicología Social
etnometodología, el análisis conversacional, e incluso el mismo análisis
dramatúrgico de Goffman.
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Viaje al Corazón de la Psicología Social
TEMA 2. ¿QUIÉNES SOMOS? ¿CÓMO LLEGAMOS A SER LOS QUE SOMOS? El
SELF.
ESQUEMA:
2.1. INTRODUCCION
2.2. DELIMITACIÓN DE CONCEPTOS.
2.3. UNA PRIMERA DIFERENCIACIÓN DENTRO DEL SELF: EL “MÍ” Y EL “YO”.
2.3.1. DESARROLLO DEL MÍ Y DEL YO.
ï‚· El Otro Generalizado
ï‚· El Otro Espejo
ï‚· La Asunción de Roles
2.4. COMPONENTES DEL MÍ.
2.4.1. IDENTIDADES PERSONALES.
2.4.2. IDENTIDADES RELACIONALES O DE ROL.
2.4.3. IDENTIDADES SOCIALES.
2.4.4. IDENTIDADES LATENTES O IMPLÍCITAS.
2.4.5. IDENTIDADES POTENCIALES.
2.5. EL SELF EN ACCIÓN. ANÁLISIS DE LOS EFECTOS MOTIVACIONALES DEL
SELF.
2.5.1. MOTIVACIÓN DE AUTO-ENALTECIMIENTO.
2.5.2. MOTIVACIÓN DE AUTO-EVALUACIÓN.
2.5.3. MOTIVACIÓN DE AUTO-VERIFICACIÓN.
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Viaje al Corazón de la Psicología Social
2.5.4. MOTIVACIÓN Y EMOCIONES CENTRADAS EN EL SELF.
2.6. LOS COMPONENTES EVALUATIVOS DEL SELF: LA AUTO-ESTIMA.
2.7. EL SELF Y LA CULTURA.
2.7.1. DIFERENCIAS CULTURALES EN LA CONCEPCIÓN DE LA PERSONA.
2.8. CONCEPCIONES DEL SELF Y PROCESOS COGNITVOS.
2.9. ORÍGENES DE LA CONCEPCIÓN OCCIDENTAL (INDIVIDUALISTA) DE LA
PERSONA.
2.1. INTRODUCCION
El objeto de reflexión en éste capítulo es el centro de todas las ciencias
sociales y humanas: el ser humano como objeto social. Cómo llegamos a
vernos como nos vemos, sentir lo que sentimos, actuar como lo hacemos.
Como veremos, tras la aparente unicidad y simplicidad de éste objeto se
esconde uno de los panoramas más ricos y complejos de la psicología y la
sociología. De hecho, el resto de los temas que siguen representan intentos
teóricos y empíricos por entender cómo actúa, piensa y siente este sujeto,
objeto de las ciencias sociales. Una visión global del mismo nos ayudará a dar
sentido a todo el temario restante. Antes de introducirnos en el tema es
importante formular las razones que me mueven a emplear el concepto
anglosajón de Self para referirnos a éste objeto de estudio en vez de buscar
una traducción del mismo. Sucede frecuentemente en las ciencias que nos
encontramos con conceptos de tienen detrás una larga historia de
teorización e investigación, una riqueza de matices que se capta
65
Viaje al Corazón de la Psicología Social
fenomenológicamente al instante entre quienes los utilizan, pero que queda
cercenada y simplificada cuando buscamos un sustituto y tratamos de
traducirla a otro idioma. El Self es un ejemplo paradigmático de tal situación.
Cuando el lector llegue al final del capítulo será consciente de la
imposibilidad de expresar toda la complejidad que esconde el concepto
buscando un sinónimo en castellano.
Pero primero, y asumiendo la casi imposibilidad de la empresa, vamos a
tratar de clarificar algunos conceptos generales en torno al Self.
2.2. DELIMITACIÓN DE CONCEPTOS.
Como ya he dicho, y a pesar de la casi imposibilidad del objetivo,
trataremos de ofrecer una primera definición formal del concepto de Self.
Para ello tomaremos la definición ofrecida por Gecas y Burke (1995, pág. 42)
para quienes el Self incluye “la suma total de sentimientos y pensamientos
que un sujeto tiene sobre sí mismo en tanto que objeto”.
Cuando alguien nos dice, “toma, aquí tienes 200 páginas en blanco.
Escribe una biografía sobre tu madre, expresando todo lo que piensas,
sientes hacia ella, cómo la ves, cómo se comporta en las diferentes facetas de
su vida (como madre, esposa, trabajadora, etc.), cuáles son las cosas a las
que da importancia es su vida, etc.”, nos vemos obligados a vaciar sobre el
papel todo lo que en nuestra memoria ha quedado guardado sobre ella.
Entonces descubrimos que mi madre es más compleja de lo que pensaba.
Pues bien, sustituyamos a nuestra madre por nosotros mismos y estaremos
estudiando el Self. Entonces descubriremos que no existe ningún otro objeto
66
Viaje al Corazón de la Psicología Social
del entorno social sobre el que tenemos más información, que se nos
presenta ante nuestros ojos, y nuestro corazón, como más difícil de
aprehender.
Y a pesar de la multiplicidad y complejidad son inherentes al Self, no es
menos ciertos que nuestra experiencia fenomenológica del mismo se
caracteriza por unos sentimientos íntimos de:
ï‚· Continuidad. Hemos envejecido, ninguna de las células (si
exceptuamos las neuronas) de nuestro cuerpo es la misma que hace
10, o 20, o 50 años. Ya no tenemos pelo, hemos perdido elasticidad,
nos preocupan cosas diferentes que hace años, vemos la vida con
otros ojos, hemos mudado nuestras ideologías, actitudes,
opiniones, etc. Alguien externo podría pensar que somos física y
psicológicamente otras personas diferentes a quienes éramos en la
infancia, la adolescencia, la adultez, etc. Y a pesar de todos los
cambios, tenemos la sensación íntima de que somos los mismos, de
que por debajo de los cambios externos hay algo inmutable que nos
permite identificarnos como la misma persona a lo largo del ciclo
vital. Puede ser verdad o puede ser una ficción, de momento no
vamos a responder a la objetividad de tales impresiones. Sin
embargo, subjetivamente, cada uno de nosotros experimenta este
sentimiento de continuidad.
ï‚· Unicidad. Como iremos descubriendo en la exposición, no somos
simples, planos, unívocos. Dentro de cada uno hay muchos matices.
Uno de los principios asumidos por los científicos sociales es que
dentro de cada uno hay muchos yos. Alguien que sólo trate con
nosotros en nuestro trabajo, alguien que sólo nos conozca en
nuestra faceta de forofos de un equipo de fútbol, alguien que sólo
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Viaje al Corazón de la Psicología Social
haya coincidido con nosotros en las horas que dedicamos como
voluntarios a una ONG, alguien que sólo interactúe con nosotros
dentro del ámbito familiar, probablemente tenga imágenes
distintas de cómo somos, cómo nos comportamos, etc. Y a pesar de
todas éstas facetas, no tenemos la sensación íntima de ser seres
fragmentados. Todo lo contrario, sentimos que somos uno y sólo
uno.
ï‚· Reflexividad. La tercera de las características que tiene el Self en
tanto que objeto de estudio es que puede tomarse a sí mismo como
objeto de reflexión. Una capacidad única humana es la capacidad
que tenemos de pensar críticamente sobre lo que hemos hecho,
estamos haciendo, y queremos hacer en el futuro. En analizar el por
qué de nuestra conducta, y sentimientos, de auto-aprobar nuestras
acciones o auto-reprocharnos, sentirnos culpables, etc. La
reflexividad haría referencia a esta capacidad que es exclusiva del
Self.
Hemos insistido en que el Self es múltiple y complejo. Si pudiésemos abrirlo y
analizar sus entrañas descubriríamos que está compuesto de muchos
“órganos” coordinados, estructurados, organizados. A continuación vamos a
ir detallando estos “órganos”. Dada esta complejidad, algo característico de
las teorías desarrolladas en las ciencias sociales para explicar el
funcionamiento del Self es que se han centrado en aspectos parciales del
mismo. Han reflexionado sobre la formación y funcionamiento de alguno de
los “órganos” que configuran en conexión con otros el Self global. Por ello, a
medida que vayamos “diseccionando” los componentes que configuran el
Self iremos haciendo referencia a los teóricos más importantes que han
estudiado cada uno de los componentes.
68
Viaje al Corazón de la Psicología Social
2.3. UNA PRIMERA DIFERENCIACIÓN DENTRO DEL SELF: EL “MI” y EL “YO”.
Aunque el Self ha sido objeto de reflexión dentro de la filosofía incluso
antes de que de la misma se desgajasen la psicología y las demás ciencias
sociales, aquí no nos vamos a remontar a tan lejos. Ya dentro de la Psicología
del siglo XIX, uno de los pioneros en la teorización sobre el Self fue William
James. Sus reflexiones sobre el mismo están recogidas en su obra capital de
1892, Principios de Psicología. Aunque aquí se adoptará el texto publicado en
1946 por la editorial World Publishing (Cleveland), se pueden encontrar
traducciones al castellano en la editoriales Emecé (1947, Buenos Aires) o
Fundo de Cultura Económica (1989, México).
En dicha obra, James establece una primera gran división dentro del
Self: El Mí y el Yo. Trataremos, a través de la estrategia de círculos
concéntricos, de ir explicando ésta primera diferencia, desde un plano más
académico- abstracto- preciso hasta otro más intuitivo- inexacto. James
definió el YO como Sujeto Conocedor. Sujeto por oposición a Objeto, y
conocedor por oposición a lo conocido (el que conoce y no lo que conoce). El
YO tiene una definición más imprecisa desde la psicología lega o de sentido
común (Heider, 1958). El YO es más una “capacidad” que un “órgano”. El YO
hace referencia a esa capacidad del Self para pensar sobre uno mismo, sobre
quiénes somos, cómo deberíamos ser, etc. Sería una especie de “espíritu”
que habita con relativa independencia dentro de nosotros y que es capaz de
desdoblarse, tomar distancia, tomar asiento en la butaca como espectador y
crítico para ver nuestra puesta en escena. Por lo contrario, el MI o Selfempírico es el objeto de conocimiento, es lo que somos capaces de poner en
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Viaje al Corazón de la Psicología Social
palabras si alguien nos pidiera que le dijéramos quiénes somos. En palabras
de James, el MI sería “la suma total de todo lo que PUEDO llamar “mío”, no
sólo el cuerpo y sus capacidades físicas, sino también mis ropas, mi casa, mi
pareja y niños, mis antecedentes y amigos, mi reputación y profesión....”.
En el resto del tema vamos a tratar de detallar según los diversos
autores los elementos que componen ese MI o Self-EMPIRICO, el que, como
indica la palabra, podemos conocer y comunicar como objeto de
conversación, discusión, biografía, o estudio. El YO quedará inicialmente
“aparcado” porque no es objeto de conocimiento, sino el “sujeto que
conoce”. Además, el lenguaje empleado en la psicología cambia con el
tiempo. A éstos elementos que, conjuntamente configuran el MI vamos a
denominarlos a partir de ahora IDENTIDADES.
Pero antes de detallar cada uno de los mismos es importante exponer
cómo se desarrollarían estos dos componentes globales en los que se
descompone el Self: El Mí y el Yo. Para ello nos vamos a centrar en el
Interaccionismo Simbólico y la figura de George H. Mead.
2.3.1. DESARROLLO DEL MÍ Y DEL YO.
El pensamiento de Mead se sitúa en la tradición de pensamiento
hegeliano (Markova, 1982, 1987) en contraposición a la concepción
cartesiana. En ésta última tradición, ejemplificada hoy por la cognición social,
se mantiene un dualismo entre conciencia y objeto de conocimiento. Implica
una aproximación “endógena” (Gergen, 1985) donde se sostiene la existencia
a priori de procesos cognitivos básicos, previos a la interacción con el
70
Viaje al Corazón de la Psicología Social
entorno, que procesan, organizan, y estructuran la información que
recibimos de fuera. La conciencia y la mente existen antes de que se
establezca la interacción del niño con el medio y sin ellas dicha interacción
sería imposible.
En la tradición hegeliana, la conciencia surge como resultado de la
acción y la interacción con el entorno, no preexiste a dicha interacción que es
básicamente social. La actividad humana no sólo transforma el entorno sino
también la propia autoconciencia. Ejemplos históricos de ésta perspectiva la
encontramos en las tesis de Engels (Marx & Engels, 1974) sobre la relación
entre la herramienta y el desarrollo cognitivo o sobre la unidad de la
actividad material (y la tecnología añadiríamos), la actividad social y el
lenguaje (Bottomore, 1984). El lenguaje surge de la necesidad humana de
comunicarse, y es el lenguaje y la interacción los que van a dar origen al
desarrollo de la conciencia, incluyendo la conciencia de uno mismo o Self.
Otro autor destacado en Vigostky (1989) y su tesis de que el pensamiento
surge como consecuencia de la comunicación y la internalización del
lenguaje. El lenguaje primero es social y sólo después deviene privado
constituyendo la base del pensamiento. Sin agotar los representantes de ésta
perspectiva sería obligado mencionar a Luria (1980), y sus trabajos sobre la
influencia que tienen las tecnologías y formas de producción y trabajo en el
desarrollo de los procesos cognitivos superiores.
Mead es un continuador de ésta tradición. Para él, el recién nacido no
es aún persona. La persona se construye a posteriori en la interacción social
con el desarrollo del espíritu (lo que aquí denominados Self) y la inteligencia
reflexiva (pensamiento). La siguiente cita refleja claramente ésta postura: “la
existencia del espíritu [Self] o de la inteligencia [pensamiento] sólo es posible
en términos de gestos como símbolos significantes.... porque el pensamiento
es simplemente una conversación subjetiva o implícita [ver Vigostky] del
individuo consigo mismo. La internalización en nuestra experiencia de las
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Viaje al Corazón de la Psicología Social
conversaciones de gestos externos que llevamos a cabo con otros individuos
en el proceso social es la esencia del pensamiento 1982, pág. 90).... El cuerpo
no es un ya como tal [al nacer], sólo se convierte en persona cuando ha
desarrollado un espíritu [Self] dentro del contexto de la experiencia social
(pág. 92).
El pensamiento y teoría de Mead trata de explicar cómo surge ese
espíritu en la interacción social. Primero realizaremos unas aclaraciones
breves que sitúen la obra de Mead. La etiqueta de Interaccionismo Simbólico
no la establece el propio Mead, sino sus discípulos, un grupo de filósofos que
entre 1900 y 1930 trabajaron en la Universidad de Chicago, y que incluyen
como representantes más destacados al propio Mead y a Dewy (filósofo
pragmático) y Cooley (Blumer, 1982). De hecho, la obra “espíritu, persona y
sociedad” es una obra póstuma en la que sus alumnos editaron los apuntes
de sus clases.
Mead retomó la diferenciación entre el Yo y el Mi (o Self-empírico). El
Yo sería “la reacción del organismo a las actitudes de los otros”, mientras el
Mi “es la serie de actitudes organizadas de los otros que adopta uno mismo”
(pág. 102). Tres serían los elementos que van a permitir el desarrollo de
ambos, todos ellos de naturaleza social: el Otro Generalizado; El Otro-Espejo;
y la Asunción de Roles (Role-Taking). A continuación desarrollaremos
brevemente éstos tres elementos.
El Otro Generalizado.
Literalmente, éste se define como “la comunidad o grupo social
organizado que proporcionan al individuo su unidad como persona.... la
actitud del otro generalizado es la actitud de toda la comunidad” (Mead,
72
Viaje al Corazón de la Psicología Social
1982, pág. 184). De forma más concreta, consiste en la conciencia de que en
nuestro entorno social existen normas y expectativas sobre cuáles son las
conductas aceptables e inaceptables. El recién nacido en sus semanas
iniciales de vida tiene un entorno social de relaciones muy restringido, la
madre y en menor medida otros miembros del entorno social inmediato. No
tardará el bebé en darse cuenta, a través de los gestos y expresiones de la
madre que la reacción de ella no es incondicional. En otras palabras, que
muestra signos de placer y aceptación ante ciertas conductas y se siente
frustrada, enfadada, o descontenta con otras conductas. El bebé irá
descubriendo que su madre espera de él ciertas cosas y no otras. En ese
primer momento el Otro no es otro generalizado sino concreto, es la figura
de la madre. Con la ampliación del entorno (interacción con parientes,
vecinos, madres de otros niños en el parque, ingreso en la guardería e
interacción con los cuidadores, luego la escuela, el trabajo, etc.) el ya-no-niño
descubrirá que vaya donde vaya, en todos los contextos, existen expectativas
sobre cómo se ha de actuar. El Otro ya no es otro concreto, sino otrogeneralizado, el entorno social en su totalidad. El desarrollo de esta
conciencia del Otro-generalizado es fundamental en el desarrollo del YO.
Permite interiorizar dentro del individuo las normas sociales. La regulación
que inicialmente era exterior se vuelve interna. Esta interiorización de las
normas del entorno social va a posibilitar que el sujeto pueda analizar su
propia conducta comparándola con las normas sociales ahora interiorizadas.
La conciencia de sí se vuelve auto-crítica y reflexiva.
El Otro Espejo
Entender el concepto del otro espejo es fácil a partir de una metáfora.
Imaginemos que una persona nace en un entorno donde no existe nada que
refleje su figura. Crece sin haberse visto nunca de cuerpo entero. Los ojos nos
permiten atisbar el entorno, pero no están estructurados para ver nuestro
propio cuerpo en su totalidad. Esta persona crecerá sin tener una idea o
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Viaje al Corazón de la Psicología Social
representación de su ser corporal en su totalidad, sólo alcanzará a ver
aspectos parciales y fragmentados de su cuerpo, los que le permiten los ojos.
Uno adquiere una representación completa de su cuerpo viendo reflejada su
imagen en un espejo u objeto con propiedades similares. De forma
equivalente, una persona no puede ver directamente su “espíritu”. Nosotros
descubrimos nuestro Self a través de los ojos de los demás. Los otros con los
que interactuamos son los espejos a través de los cuáles descubrimos
quienes somos. Desde el nacimiento, en la interacción simbólica, quienes nos
rodean nos dan permanentemente indicios de cómo nos juzgan, si les
gustamos o no, si aprueban lo que hacemos o no, si nos consideran guapos,
inteligentes, amables, dignos de confianza, o todo lo contrario, etc. Este
proceso de retroalimentación permanente va configurando el MI o SelfEMPÍRICO. Hacemos nuestras las imágenes que vemos proyectadas en los
demás. Este es un proceso que dura toda la vida, porque toda la vida, en la
interacción social, recibimos indicios abiertos o sutiles de qué opinan de
nosotros quienes nos rodean, cómo nos ven. Por tanto, el MI es primero
externo, proviene de los otros, y luego lo asimilamos como propio.
La Asunción de Roles (Role- Taking).
La asunción de roles se refiere a la capacidad de “ponerse en los
zapatos del otro”, ser capaces de asumir la perspectiva de los demás. No hay
que confundirlo con la empatía. Esta última se refiere a una experiencia
fundamentalmente emocional: la capacidad de sentir como siente el otro. La
asunción de roles se refiere a una experiencia cognitiva, la capacidad para
juzgar y ver el mundo como lo hacen los demás. El desarrollo de esta
capacidad es fundamental en el desarrollo del YO, pues va a permitir asumir
distancia de sí mismo y juzgarse desde la perspectiva de los demás.
74
Viaje al Corazón de la Psicología Social
Una vez vistos estos procesos básicos que van a dar origen a la primera
gran diferenciación que hemos establecido dentro del Self-GLOBAL (el MÍ y
el YO), nos detendremos a diseccionar los elementos que podemos
encontrar dentro del MÍ o Self- EMPÍRICO, ese elemento que es objeto de
conocimiento. Recordemos que hemos indicado que, ajustándonos a la
terminología más en boga en la actualidad, utilizaremos en concepto de
IDENTIDADES para referirnos a éstos componentes del Mí. Desarrollaremos
la exposición en torno a cuatro tipos de Identidades: Personales,
Relacionales, Sociales, e Implícitas.
2.4. COMPONENTES DEL Mí.
2.4.1 IDENTIDADES PERSONALES.
Uno de los abordajes teóricos que desarrolló éste concepto fue la
Teoría de la Identidad Social de Tajfel (1978, 1981, 1982), y las
modificaciones que posteriormente introdujo su discípulo Turner y que
dieron origen a la Teoría de la Auto-Categorización (Turner, Hogg, Oakes,
Reicher, & Wetherell, 1987). En la medida en que éstas son teorías
inicialmente desarrolladas para reflexionar en torno a las relaciones y
conflictos intergrupales, aquí sólo nos referiremos a los aspectos de las
mismas que tienen que ver exclusivamente con la identidad, remitiendo al
lector a los capítulos posteriores sobre relaciones intergrupales para
profundizar en ellas.
Las identidades personales son aquellas que nos hacen sujetos únicos,
diferentes a todo el resto de los seres humanos. La psicología y la evidencia
75
Viaje al Corazón de la Psicología Social
cotidiana saben muy bien que existen clones naturales, los gemelos
unicigóticos. Genéticamente son idénticos y su apariencia externa los hace
imposibles de distinguir para quienes no conocen a los gemelos. En cambio,
cualquier persona que tenga familiares próximos de ésta naturaleza sabe que
su forma de ser no es clónica. Desarrollan formas de ser diferentes. Mientras
la genética puede producir organismos idénticos, la interacción social se
encargará de hacerlos únicos. La identidad personal se origina a partir de una
constelación de múltiples elementos (valores, gustos y aficiones,
preferencias, formas de comportarse, de sentir y pensar, actitudes hacia la
vida, etc) que se combinan de forma única en cada persona.
James (1892/ 1946) diferenció tres tipos de Identidades o Mis (utilizando su
lenguaje).
MI MATERIAL. Incluye no sólo el cuerpo, sino que se extiende a todas las
propiedades materiales importantes para mí, como mi casa, mi familia, mis
propiedades, mis acciones, etc. La mejor demostración de que son partes
intrínsecas de mi ser, además del hecho de utilizar habitualmente el posesivo
“mí” al hablar de ellas, es que su pérdida, o amenazas hacia las mismas,
tienen profundas resonancias emocionales, y podemos estar dispuestos
incluso a poner en riesgo nuestras vidas para defenderlas o preservarlas.
MI SOCIAL. Es diferente a las Identidades Sociales de las que hablaremos
posteriormente a pesar de utilizar el mismo calificativo. Este Mí social se
refiere a la reputación que tenemos ante los otros que nos rodean, lo que
pensamos que ellos piensan de nosotros. Según James, “cada individuo tiene
tantos mis sociales como individuos le conocen y tienen una imagen de cómo
es en sus mentes... o tantos como diferentes grupos de personas cuya
opinión nos interesa”. “Cuando una persona quiere saber en qué medida un
rasgo es auto-descriptivo (¿soy tímido?) Trata de recordar situaciones en las
76
Viaje al Corazón de la Psicología Social
que dicho rasgo se aplica a sí mismo y luego compara si su creencia se ajusta
a lo que la gente importante para ella piensa. Este reflejarse en la propia
reputación que tenemos ante los demás sólo se realiza para aquellos rasgos
que la persona considera que son parte de su reputación (Lord, 1993, pág.
94)
MI ESPIRITUAL. Lo constituyen la conciencia de nuestras facultades, estados
y disposiciones psíquicas, cuando pensamos sobre nosotros mismos, la
conciencia de nuestros estados mentales internos.
En ocasiones se pueden producir conflictos a la hora de actualizar los
diferentes tipos de Mí (por ejemplo, quiero que los demás me vean como un
conquistador pero también quisiera llegar a sabio). En tales ocasiones, uno
de los Mí se activa y comienza a determinar mis pensamientos, sentimientos,
y conductas y la influencia de los demás Mis queda inhibida (James, 1892/
1946).
2.4.2. IDENTIDADES RELACIONALES O DE ROL.
Este tipo de Identidades fueron especialmente el centro de atención de
una de las grandes tradiciones de la sociología del siglo XX: el Estructural
Funcionalismo (Parsons, 1951, 1968; Parsons & Bales, 1955). Una
comprensión cabal de sus postulados sería más fácil a partir de la metáfora
de la sociedad que subyace a dicha aproximación. Pensemos a la sociedad en
su conjunto como un organismo vivo complejo. Como todo organismo vivo,
tiene una serie de necesidades (reproducción, alimentación, defensa, etc.) y
una serie de órganos desarrollados para satisfacer dichas necesidades
(órganos reproductores, sistema esquelético- muscular, sistema digestivo,
sistema sanguíneo, sistema nervioso, etc.). La sociedad ha ido, a medida que
77
Viaje al Corazón de la Psicología Social
se hacía más compleja, desarrollando instituciones (órganos) que satisfagan
sus necesidades, permitiéndola de ésta forma sobrevivir, reproducirse, y
proyectarse al futuro. La institución que satisfaría la necesidad de procrearse
y reproducirse sería la Familia, el sistema económico permitiría satisfacer las
necesidades “alimenticias”, las instituciones policiales serían el sistema
inmunológico de las sociedades que se activan para atajar amenazas ante
cuerpos disfuncionales, el sistema legislativo regularía en funcionamiento del
organismo en su globalidad, el sistema escolar especializaría a las nuevas
células (individuos) para el desempeño de las funciones que luego se les
encomienden, etc.
Así, la sociedad puede descomponerse en instituciones creadas para
satisfacer sus necesidades, cada vez más complejas. Además, cada una de
éstas instituciones (la familia, la empresa, el hospital, la escuela, las fuerzas
de control del estado, la estructura política, etc.) está constituida por
personas especializadas en diferentes funciones dentro de las mismas
(familia: padre, madre, hijos; Hospital: director, gerente, ATS, celadores,
personal administrativo, médicos, etc.). Toda institución puede ser
representada en un organigrama en la que aparecen los diferentes puestos
(estatus) que la componen y la organización jerárquica entre los mismos.
Pues bien, estos puestos o posiciones en la jerarquía de una institución es lo
que denominaron ESTATUS. Además, cada cargo o estatus lleva aparejadas
una serie de funciones específicas (ROLES). Lo que se espera que haga una
persona en función de su cargo (estatus) son las expectativas de rol. Cada
estatus (cargo) lleva pareja su Rol correspondiente. Además, estas
expectativas de conducta (Roles) son generales, se aplican no a personas
concretas, sino a los encargados de determinados cargos, se llamen como se
llamen.
Volviendo al tema de las Identidades, los roles importantes que
desempeñados en nuestra vida quedan incorporados como parte de nuestra
78
Viaje al Corazón de la Psicología Social
identidad global. De hecho, un hecho generalizado es que cuando tratamos
de estudiar la identidad de una persona utilizando una de las herramientas
más habituales (preguntarle en un formato abierto: “descríbeme quién eres”
o “cómo te definirías ante una persona que no te conoce y quiere saber
acerca de ti”), entre los elementos que utilizamos para presentarnos ante la
otra persona se incluyen identidades de rol como: soy un estudiante de....., o
ama de casa, o médico, o secretario del partido...., o soy madre, etc.). Todos
ellos hacen referencia al desempeño de roles sociales. Los roles están
definidos socialmente por la cultura, siendo la socialización el aprendizaje en
el desempeño de roles y la interiorización de normas y valores sociales. En
éste proceso el sujeto aprende a desempeñar nuevos roles, cada vez más
numerosos, complejos y diferenciados (Bourricaud, 1977). La estructura de
roles y normas es interiorizada (Rocher, 1972). En último término, la
identidad del sujeto se va configurando a través de los roles que va
asumiendo a lo largo de su vida.
Dentro de éste marco teórico, las IDENTIDADES DE ROL serían “las
visiones imaginarias de los individuos sobre sí mismos tal como les gustaría
pensar en tanto que ocupantes de roles particulares” (McCall, 1987, pág.
134). La estructura social queda así reflejada en el contenido del Self de los
individuos: (1) cuanta mayor es la riqueza de roles en una sociedad, mayor es
el promedio de identidades de rol de sus miembros, (2) la composición del
conjunto de identidades de rol refleja los agrupamientos sociales entre los
distintos roles, y (3) la valoración jerárquica que el sujeto hace de los
distintos roles refleja la importancia social otorgada a los mismos.
También dentro de ésta aproximación funcionalista, Wiley y Alexander
(1987) hablan de IDENTIDADES SITUADAS. Resumiendo, éste concepto trata
de explicar cómo, cuando una persona desempeña de forma habitual un rol
que demanda ciertas formas de comportarse (por ejemplo, el rol de
enfermero/a exige a quien lo desempeñe cierta calidez humana en la
79
Viaje al Corazón de la Psicología Social
interacción con el paciente, empatía, capacidad de comprensión, apoyo
emocional, atención a sus necesidades, etc.), el sujeto acaba incorporando
ese tipo de exigencias asociadas al rol como características de su propia
forma de ser (soy una persona empática, comprensiva, interesada por los
demás, etc.). Lo que son exigencias de rol acaban incorporándose como
características de nuestra identidad (de rol).
De ésta tradición (Parsons & Bales, 1955) proviene el clásico concepto
de Roles Sexuales o Roles de Género, como expectativas socialmente
compartidas sobre lo que se espera que haga una persona, sobre cual debe
ser su comportamiento, sus ocupaciones, etc. en función de que sea hombre
o mujer.
Posteriormente Stryker (1977, 1983, 1987, Stryker & Statham, 1985)
trató de modificar el fuerte determinismo social en la construcción de la
identidad planteada por el Estructural Funcionalismo, dando origen a una
corriente bautizada como Interaccionismo Simbólico Estructural, que como
indica el nombre trata de ser un punto intermedio entre los desarrollos del
Interaccionismo Simbólico y el Estructural Funcionalismo. Para entender sus
postulados es importante tender en cuenta la situación en los setenta.
Uno de los teóricos más relevantes que va a desarrollar las ideas de
Mead en la teorización sobre el Self es Erving Goffman (1997). Desde su
análisis dramatúrgico, adopta la metáfora del teatro para analizar la
interacción social en la vida cotidiana. La interacción social se presenta como
una representación teatral donde cada actor tiene libertad para decidir qué
papel quiere representar y cómo lo quiere hacer. Es como si contemplásemos
una obra libre, donde el director únicamente da ciertos apuntes a los actores
80
Viaje al Corazón de la Psicología Social
para definir la situación que van a representar y deja total libertad a los
actores para desarrollar la trama, sin un guión previo que deben aprender.
Ciertamente el grado de incertidumbre sobre cómo van a presentarse cada
uno de los actores y el desenlace de la trama es alto. En la vida cotidiana
Goffman consideraba que algo parecido sucede en la interacción social y la
construcción del Self. El individuo tiene libertad de improvisación y decisión
sobre cómo quiere mostrarse ante los demás. En la interacción deberá
negociar con los demás la aceptación del personaje que representa. Una vez
aceptada la impresión que proyecta, esta deviene parte del Self.
Siguiendo con la metáfora del teatro, el Estructural Funcionalismo
plantearía una representación donde el director (que aquí simbolizaría las
convenciones, normas y cultura de la sociedad) entrega a los actores guiones
precisos donde se detalla todo lo que deben decir y hacer, cómo lo deben
decir y hacer, sin ninguna libertad de improvisación.
Stryker afirma que la libertad del sujeto para reproducir las
expectativas de rol (Identidades de Rol) o para introducir modificaciones en
las mismas depende del contexto donde dichas identidades de rol deben
actualizarse. Existen instituciones cerradas, donde los roles están
fuertemente pre-establecidos, sin que los que los desempeñan puedan
introducir cambios (por ejemplo, el ejército o la Iglesia). Sin embargo, existen
otras instituciones donde existe mayor flexibilidad para desempeñar y
negociar los roles. Un ejemplo es la familia. Los modelos de familia patriarcal
tradicional han cambiado en las últimas décadas.
Además, el autor afirma que todas estas identidades de rol no se
acumulan en el Self de forma caótica, sino que se organizan de forma
jerárquica, en función de la importancia que cada una de ellas tiene para la
persona. El conflicto de identidades se resuelve en función de cuál es la
81
Viaje al Corazón de la Psicología Social
identidad que ocupa una posición más alta, será esta la que será actualizada.
Además, las identidades que ocupan una posición muy baja no serán
actualizadas casi nunca (Hoizenczyk & Nissan, 1996).
2.4.3. IDENTIDADES SOCIALES.
Aunque todas las identidades que configuran el Mi son sociales en su
origen, todas surgen como resultado de la internalización social y la cultura,
las identidades sociales a las que nos referimos aquí son aquellas que se
desarrollan a partir de nuestra identificación como miembros de ciertas
categorías a las que damos valor: soy católico-apostólico-practicante, soy
mujer, soy joven, soy española, soy árabe, soy comunista, etc.
Fueron Tajfel inicialmente (1978, 1981, 1982) y Turner después (Turner
& Brown, 1978; Turner, Hogg, Oakes, Reicher, & Wetherell, 1987) quienes
centraron sus teorías en éste tipo de identidades.
Tajfel contempló la sociedad como una colección heterogénea de
categorías sociales (trabajadores, empresarios, hombres y mujeres, jóvenes y
ancianos, etc.) que mantienen determinadas relaciones de poder y estatus
entre ellas (Echebarría & González, 1995). El sujeto tiene tantas identidades
sociales como grupos a los que da importancia, con los que se identifica. En
palabras de Tajfel (Tajfel & Forgas, 1981, pág. 124), la identidad social es “el
conocimiento de que uno pertenece a ciertos grupos sociales, junto al
significado emocional y los valores que posee dicha pertenencia”. Las
Identidades Sociales se forman a través de procesos de hetero- y autoestereotipaje (Echebarría & González, 1995; MacKie, 1986). Ya desde
82
Viaje al Corazón de la Psicología Social
pequeño el niño descubre que es clasificado por los demás como miembro de
ciertas categorías (varón, negro, etc.). Pronto irá descubriendo que detrás de
ésas etiquetas hay contenidos (debo ser fuerte y no llorar, me gustan los
deportes y no jugar a muñecas, me paso mejor con los otros niños = varón;
vivo en un barrio pobre, los blancos me miran mal, somos mejores
deportistas, saco malas notas en la escuela, etc. = negro). Por ejemplo, Yee y
Brown (1994), investigando el desarrollo de la identidad social de género
encontraron que los niños de 3 años ya utilizan espontáneamente su
identificación de género como criterio para definir su identidad, y para los 5
años daban muestras claras de sesgos evaluativos intergrupales. Nakbi
(1990), estudiando jóvenes entre 9 y 22 años encontró que había una
aproximación progresiva de la propia auto-imagen al prototipo del grupo de
género. En cuanto a la identidad social “racial”, Clark y Clark (en Brown,
1988) mostraron que los niños negros ya eran conscientes de las
connotaciones de ser blanco o negro, mostrando una preferencia hacia los
blancos.
El proceso básico que subyace al desarrollo de las identidades sociales
es el de la categorización. Considerada por Gordon W. Allport (1954/ 77)
como proceso cognitivo inherente al funcionamiento cognitivo humano, la
categorización agrupa objetos en base a algún criterio común (raza, edad,
género, creencias religiosas o políticas, etc.). Dicho proceso de categorización
tiene dos consecuencias perceptivas: la exageración de las similitudes entre
los miembros del mismo grupo (p.e. “todos los hombres son iguales”, “los
mexicanos son vagos e impuntuales”, “los alemanes son muy aburridos y
trabajadores”, etc.) (efecto de asimilación), y también la exageración de las
diferencias entre personas pertenecientes a diferentes grupos (efecto
contraste). Fue precisamente Tajfel (Tajfel & Wilkes, 1963) el primero en
poner a prueba experimentalmente estos efectos de la categorización.
Además, la categorización social nos informa de nuestro lugar en el
entramado social (Tajfel, 1978; Deschamps, 1984): nosotras las mujeres
estamos marginadas de los ámbitos de decisión económica, lo tenemos
83
Viaje al Corazón de la Psicología Social
“crudo” para ser ejecutivas; nosotros los árabes estamos mal vistos en
España, etc.).
Las diversas identidades son funcionalmente antagónicas (Turner et
al., 1987) Existirían mecanismos de inhibición que hacen que cuando una
identidad está activada las demás no lo estén en función de la situación o los
objetivos relevantes de la persona (Hugenberg & Bodenhausen, 2004). Esto
evitaría el conflicto de identidades.
Resumiendo, cuando una persona se auto-categoriza como miembros
de un grupo relevante, siendo paralelamente categorizado por los otros.
Progresivamente va incorporando a su propia identidad los estereotipos
existentes de su grupo. Asume como propios las características de su grupo
(nosotras las mujeres, y yo como una de ellas, somos menos agresivas y
violentas que los varones, tenemos mayor capacidad de empatía, percibimos
mejor las necesidades de los demás, etc.), los objetivos (p.e. incorporarnos a
todos los ámbitos de poder, obligar a los varones que asuman sus
responsabilidades en el hogar, exigir libertad para decidir sobre la natalidad,
etc.), las normas, actitudes y valores del grupo. Surge así una identidad ligada
al grupo. Por tanto, cada persona tendrá tantas identidades sociales como
grupos con los que se identifica y a los que da importancia personal.
2.4.4. IDENTIDADES LATENTES O IMPLÍCITAS.
Aunque lo comprenderemos mejor a medida que desarrollemos el
concepto, existen identidades de uno mismo a las que no tenemos acceso
consciente y que somos incapaces de verbalizar. Son las identidades
84
Viaje al Corazón de la Psicología Social
implícitas o latentes. Sin embargo, es importante matizar que la no
conciencia de estas identidades no nos hace retrotraernos a las
aproximaciones psicodinámicas ejemplificadas por el psicoanálisis. El
concepto de inconsciente que se maneja aquí no es el de algún tipo de
energía o pulsión innata que busca su satisfacción determinando la conducta
sin la conciencia del sujeto (Hetts & Pelham, 2001)
El concepto de inconsciente se aproxima mucho más al concepto de
hábito que desarrolló Williams James (1892/ 1946). Recordemos que para
James la función de la conciencia es la de gestionar la atención. El sujeto vive
en un mundo que le bombardea permanentemente con una gran variedad de
sensaciones (informaciones) por los cinco sentidos. La capacidad de atención
es limitada, por ello, la conciencia es la que dirige al sujeto para que preste
atención a ciertos estímulos y no a otros. Existen diversas herramientas para
una “echar una mano” a la conciencia y liberar la atención. Una es el hábito.
Aquellas conductas repetidas múltiples veces, aquellas situaciones conocidas
en las que nos hemos visto inmersos con asiduidad, provocan la puesta en
marcha de acciones que, por repetición, se han convertido en automáticas
(hábitos), que no requieren atención consciente, dejando los recursos
atencionales liberados para centrarse en aspectos de la situación más
novedosos y/ o problemáticos. Un ejemplo es conducir un vehículo.
Inicialmente requiere el 100% de la atención de conductor, que así está más
expuesto a un accidente si algo inesperado sucede en su entorno. Con la
práctica, conducir se convierte en un hábito. El conductor desarrolla acciones
motoras complejas que requieren coordinación sin necesidad de central su
atención en ellas.
Este tipo de identidad actúa de forma automática, siguiendo los
clásicos criterios que empleó Bargh (1994) para definir qué tipo de procesos
cognitivos son o no automáticos: (1) ausencia de conciencia del estímulo
elicitante o de sus efectos sobre la conducta ulterior. (2) Ausencia de
85
Viaje al Corazón de la Psicología Social
intención de emitir un juicio o comportarse de una determinada forma. (3)
Alta eficiencia (funcionan con baja capacidad cognitiva). (4) Baja
controlabilidad. La mayoría de las respuestas incluyen ambos procesos,
conscientes e inconscientes.
La identidad implícita no es accesible a la conciencia pero determina el
funcionamiento de criterios como a qué atender, cómo comportarnos, qué
pensar, etc. Según los autores que trabajan éste aspecto del Self, las
identidades implícitas se configurarían como un esquema cognitivo más, con
la diferencia de que recogen información sobre uno mismo por lo que serían
esquemas muy elaborados y complejos, muy accesible y con connotaciones
fuertemente valorativas.
Este tipo de identidades ejercen tres tipos de influencia en nuestros
juicios y visión del entorno de las cuáles no somos conscientes (Hetts &
Pelham, 2001):
ï‚· Hay efectos producidos por la auto-estima explícita sobre los juicios
que el sujeto desconoce. Por ejemplo, cuando nos sentimos mal,
hemos fracasado en un objetivo importante, o hemos recibido
información que nos afecta negativamente, nuestras opiniones y
juicios sobre los demás devienen más críticos y negativos. Somos
conscientes de que nos sentimos mal con nosotros mismos, pero no
somos conscientes de la influencia que tienen dichos sentimientos
sobre nuestras respuestas y sentimientos.
ï‚· A veces el sujeto desconoce incluso que una identidad ha sido
activada y va afectar nuestros juicios. Por ejemplo, en el laboratorio
se ha observado que la activación de una identidad social (por
ejemplo, mi identidad de mujer) va a hacer que mis opiniones sobre
86
Viaje al Corazón de la Psicología Social
los miembros de otras categorías sociales (aquí los hombres) sean
más negativas.
ï‚· Un nivel aún más implícito y menos accesible a la introspección es
el de la influencia que produce en nuestros procesos cognitivos las
identidades implícitas, a las cuáles no tenemos acceso consciente.
Si el sujeto no puede comunicarnos conscientemente el contenido de su
identidad implícita, ¿cómo estudiarla? Para evaluar las identidades implícitas
se aplican técnicas diseñadas para medir actitudes implícitas. Las dos más
habituales son las Tareas de Completado de Anagramas (Greenwald & Banaji,
1995) y el Test de Asociaciones Implícitas (IAT) (Greenwald, McGhee, &
Schwartz, 1998). El primero es sencillo. En una tarea previa se activa el
esquema que contiene la información sobre uno mismo, por ejemplo
mediante una tarea auto-referencial: “describe cómo eres”. Posteriormente
se pide al sujeto que complete una tarea aparentemente independiente de la
anterior. Se presenta una larga lista de palabras incompletas, como por
ejemplo: “_UE_O” (posibles soluciones: HUEVO, HUESO, BUENO, etc. Aquí se
computa la respuesta BUENO. Otro ejemplo, “_O_RE” (SOBRE, COBRE,
POBRE,....). Aquí se computa la respuesta (POBRE). La puntuación final se
obtiene restando el número de soluciones positivas producidas (BUENO) –
el número de soluciones negativas (POBRE). En otras palabras, se presentan
palabras incompletas que pueden completarse de diferentes formas, todas
con la misma probabilidad de uso según los estudios pilotos a partir de los
que se construye el instrumento. La idea es sencilla, si nuestra identidad
implícita es fundamentalmente negativa, la activación de la identidad en la
fase anterior va a generar un estado emocional negativo, incrementando la
probabilidad de qué las primeras palabras que le vienen al sujeto a la cabeza
para completar las palabras incompletas sean de tonalidad negativa (efecto
de facilitación). Si la identidad implícita es positiva, la activación previa de la
identidad incrementará la probabilidad de completar las palabras con
soluciones con connotaciones positivas. En cuanto al Test de Asociaciones
87
Viaje al Corazón de la Psicología Social
Implícitas es ampliamente utilizado desde su aparición en 1998. La exposición
de la lógica de evaluación que subyace al IAT es la misma y será detallada en
capítulos ulteriores. Una tercera herramienta se basa en el “Efecto de la
Primera letra de nuestro nombre (Hodson & Olson, 2005; Wentura, Kulfanek
& Greve, 2005). Se basa en el curioso hecho constatado de que la tendencia a
evaluar como más importante y valioso todo lo que tiene que ver con uno
mismo se extiende a la preferencia por letras. Así como podemos pedir a una
persona que nos diga cuál es su color favorito, podemos también preguntarle
cuál es su letra favorita o la letra que menos le gusta. Un sujeto con un autoconcepto positivo tiende a escoger la primera letra de su nombre como su
favorita, mientras que el auto-concepto negativo suele traducirse en la
elección de la primera letra del nombre como una de las rechazadas.
Obviamente, los participantes no son conscientes de que se está evaluando
su Self.
Las Identidades implícitas cumplen una triple función: (a) actúan
como filtros inconscientes de información relevante para el Self protegiendo
la auto-estima (por ejemplo, desatendiendo o rechazando la información
amenazante para el Self). (b) Protección contra las amenazas existenciales. La
conciencia humana, a diferencia de los animales, ha conducido a que el ser
humano sea consciente del carácter limitado de su vida y de la sombra de la
muerte. Esta conciencia de la propia mortalidad genera ansiedad existencia.
Existen diferentes medios que el ser humano utiliza para hacer frente a ésta
ansiedad, una de ellas es a través de la autoestima implícita. (c) Finalmente,
la identidad implícita sería una especie de “sociómetro” que indica el grado
de aceptación o rechazo social que despierta el sujeto en su entorno.
En cuanto al desarrollo de las identidades implícitas, (1) se
desarrollan desde edades tempranas (desde que el niño diferencia el Self y el
Otro). (2) Se desarrollan a partir de principios simples asociacionistas. El
condicionamiento clásico sería el principio de aprendizaje que regiría su
88
Viaje al Corazón de la Psicología Social
construcción. El Self sería el estímulo inicialmente neutro. Las reacciones
verbales y no verbales positivas y negativas de los demás que se producen
decenas de veces cada día irían asociándose al Self que iría adquiriendo así
connotaciones positivas o negativas dependiendo de qué tipo de reacción
predomina en el entorno social. El niño acepta de forma más o menos
automática la información (y valencias) sobre el Self que recibe del entorno
(interaccionismo simbólico) como verídica. (3) Las auto-imágenes así creadas
sólo pueden corregirse posteriormente (requiere recursos cognitivos y
motivación) juzgando como errónea la información que creó dichas imágenes
implícitas infantiles. Sin embargo, dicha auto-corrección en la dad más adulta
puede no afectar a los efectos no-consciente de dichas auto-imágenes (entre
otras cosas porque no recordamos toda la información que determinó que
dicha auto-imagen implícita fuese positiva o negativa). (4) Finalmente, en la
medida que identidades implícitas y explícitas se va construyendo por vías
diferentes, ambos tipos de identidades acaban siendo relativamente
independientes entre sí. “Las auto-imágenes implícitas reflejan los efectos
acumulados del feedback social” (Hetts, & Pelma, 2001, pág. 115).
Las Auto-imágenes implícitas afectan a la conducta en situaciones de
respuesta rápida, bajo sobre-carga cognitiva y baja motivación de corrección.
2.4.5. IDENTIDADES POTENCIALES
Las identidades implícitas, personales, sociales y relacionales son lo que en
un momento dado hemos llegado a ser, son identidades actuales. Sin
embargo, dentro del Self también existen identidades potenciales, cómo
podríamos llegar a ser y no somos todavía (Markus & Wurf, 1987).- El
Modelo de Auto- Regulación de Higgins (1996; Higgins & Tykocinski, 1992)
plantea dos tipos de Self potenciales: EL Self Ideal y el Self- Moral. El Self
Ideal se define como lo que nos gustaría o querríamos llegar a ser. Incluye
89
Viaje al Corazón de la Psicología Social
nuestras aspiraciones. Por el contrario, el Self- Moral incluye la imagen de
cómo deberíamos o estaríamos obligados a ser. En gran medida implica la
interiorización en forma de componente potencial del Self de las normas y
modelos sociales. Según el autor, podemos comparar nuestra identidad
actual (lo que somos) con cualquiera de los dos tipos de Self potenciales (el
Ideal o el Moral). Con cuál de ellos nos comparemos depende de dos cosas:
de la situación en la que nos hallamos (hay situaciones que activan uno u
otro tipo de Self potencial) diferencias interindividuales (hay personas más
propensas en general a compararse con el Self Ideal y otras con el Self
Moral). Con cuál de los Self potenciales nos comparemos es importante
porque tiene implicaciones emocionales y conductuales. La gente que tiende
a comparar su identidad actual con su identidad ideal suele orientarse al
logro de metas. Cuando se implica en algo (por ejemplo en la realización de
ejercicio físico habitual) lo hace pensando en las repercusiones positivas
(salud, agilidad, atractivo físico) que le va a acarrear su decisión. Quienes
tienden a comparar su imagen actual con la identidad moral, cuando se
implican o toman una decisión lo hacen para evitar algo negativo (hago
gimnasia para no sufrir un infarto o alguna enfermedad, para no engordar,
para no envejecer prematuramente). En otras palabras, los primeros se
implican en Metas Promocionales (deseo alcanzar resultados positivos, salud,
felicidad, éxito...), mientras los segundos se implican en Metas Preventivas
(deseo evitar estados negativos, escapar de castigos o situaciones temidas).
Ambos tipos de Self potenciales son relativamente independientes, pueden o
no coincidir. Por ejemplo, a mí me gustaría (Self Ideal) ser un vividor,
mujeriego, holgazán y viva-la-virgen, en cambio creo que debería (Self Moral)
ser serio, responsable, leal, trabajador...
Evidentemente, cuando uno compara lo que realmente es con lo que
desearía o debería ser es frecuente que encuentre discrepancias, diferencias
entre la identidad actual y las identidades ideales y morales. Los sentimientos
que surgen al descubrir discrepancias entre quienes somos y quienes nos
gustaría o desearíamos ser (Identidad Ideal) son la tristeza y la frustración (o
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Viaje al Corazón de la Psicología Social
alegría y orgullo si encontramos que somos como nos gustaría ser). Por lo
contrario, las discrepancias surgidas de la comparación que quienes somos y
quienes creemos que deberíamos ser (Moral) provocan sentimientos de
ansiedad, agitación, nerviosismo (o tranquilidad y relajación si encontramos
que actuamos como deberíamos hacerlo).
Ahora bien, estas identidades potenciales no se circunscriben
exclusivamente a las identidades personales, también existen Identidades
Sociales Ideales y Morales (Shah, Brazy, & Higgins, 2004). Los grupos sirven
para satisfacer las dos necesidades básicas humanas: seguridad/ protección y
promoción (estimulación interpersonal, satisfacción de necesidades de
alimentación, afecto, etc.). Sin embargo, los grupos satisfacen ambas
necesidades mediante sistema de regulación diferentes que tienen
consecuencias conductuales diferentes: la necesidad de seguridad induce
tendencias conductuales de evitación, mientras que la necesidad de
promoción activa tendencias de aproximación. Además, la activación en los
sujetos de una u otra necesidad tiene consecuencias diferentes a nivel de
conducta intergrupal: la activación de la necesidad de seguridad induce
evitación de los miembros del exogrupo (el temor y la búsqueda de seguridad
nos vuelve desconfiados con los extraños), mientras que la activación de
necesidades de promoción hace que estrechemos los lazos con los miembros
del endogrupo.
Aquino y Reed (2002) desarrollaron también el concepto de Identidad
Moral que tendría funciones auto-regulatorias sobre la conducta moral. Estas
identidades sociales se adquieren mediante procesos de identificación social
por lo que los contenidos de la misma pueden variar de persona a persona.
La identidad moral sería la idea que tiene un sujeto de qué es ser una buena
o mala persona, estando compuesta por rasgos de lo entiende por ser buena.
Aunque así definida (identidad moral como una constelación de rasgos)
puede hacernos pensar en un tipo de identidad personal, los contenidos de
91
Viaje al Corazón de la Psicología Social
dichos rasgos se internalizan a partir de procesos de identificación con
grupos sociales concretos (p.e. miembros de una ONG), con un modelo ideal
abstracto de nuestra cultura (p.e. Jesucristo), o con personas concretas (p.e.
la madre Teresa)
Cantor y sus colegas (Cantor, Markus, Niedenthal, & Nurius, 1986)
afirmaron que la gente a lo largo de su vida se implica en diversos problemas
en momentos específicos (búsqueda de empleo, búsqueda de una pareja,
procreación, etc.) que denominaron tareas vitales. La gente difiere en el tipo
de tareas vitales a las que otorga mayor importancia (promoción laboral o
dedicación a los hijos), produciendo representaciones diferentes de sí
mismos en el futuro (POSIBLES SELVES) Estas auto-representaciones
potenciales de futuro incluyen imágenes de lo que la persona podría, le
gustaría, teme y espera lograr. Estos Self tienen un efecto dinámico sobre el
Self en la medida en que la necesidad de auto-consistencia hace que
tratemos de ajustar los self actuales a los potenciales.
2.5. EL SELF EN ACCION. ANÁLISIS DE LOS EFECTOS MOTIVACIONALES DEL
SELF
Como hemos ido viendo hasta ahora, el Self juega un papel central
como gestor de la atención ante cualquier tipo de información que provenga
del entorno y que sea relevante para nuestra propia imagen, nuestro
bienestar emocional, nuestros objetivos y metas, etc. ¿Qué tipo de gestor de
la información es el Self?, ¿es neutro y objetivo al manejar la información que
recibe que es relevante para la propia imagen?, ¿es un gestor interesado que
trabaja de forma sesgada la información siempre pensando en su propio
interés?
92
Viaje al Corazón de la Psicología Social
Como veremos a continuación, el Self es un gestor interesado y parcial.
Los psicólogos sociales han detectado una serie de necesidades que motivan
al Self a ser parcial en aras a satisfacer las mismas. Algunas de éstas
necesidades son las siguientes (Kunda, 1999)
2.5.1. MOTIVACION DE AUTO-ENALTECIMIENTO.
Necesidad de defender y preservar una imagen positiva de sí mismo (SelfEnhancement). Búsqueda y filtraje selectivo de información que provea
imágenes positivas del Self e incremente la auto-estima (atención,
procesamiento e interpretación selectiva), y evitación o desatención de la
información con implicaciones negativas. Según Tesser, (1988; Tesser &
Moore, 1986) hay dos formas de lograr tal fin: o comparándonos con los
demás (saco las mejores notas de clase, soy el más inteligente), o
reflejándonos en los demás (“somos los mejores” decimos cuando nuestro
equipo gana). Que utilicemos una u otra estrategia depende del grado de
cercanía, amistad, conocimiento entre uno mismo y la otra persona o
personas, cuán brillante ha sido lo que dicha persona o personas han hecho y
la importancia que tiene para nuestra propia imagen el ámbito en que se
produce la comparación. Normalmente, cuando un ámbito de comparación
es importante (por ejemplo, un estudiante de nuestro curso obtiene un
premio a nivel estatal) y la otra persona es cercana a nosotros (similar,
familiar, orígenes compartidos, etc.) es esperable que el sujeto incremente su
propia valoración positiva a través de proceso de “reflejarse”. La
“comparación” será más probable cuando somos nosotros quien superamos
a la otra persona en alguna tarea relevante.
93
Viaje al Corazón de la Psicología Social
La motivación de auto-enaltecimiento provoca: sesgos ego-protectores de
atribución, efecto de “mejor-que-la-media” o “primero entre iguales”,
egotismo implícito (preferencia de todo lo que nos pertenezca o esté
relacionado con nosotros), y los sesgos de “blind-spot” (pensar que nuestros
pensamientos son más objetivos, están menos sesgados que los de los
demás) (Leary, 2007). Una de las teorías que, aunque relativamente antigua
(Steele, 1988), vuelve a estar en boga (Sherman & Cohen, 2006) y que se
centra en ésta motivación de preservar una imagen de uno mismo positiva es
la Teoría de la Integridad del Self que propone que “la integridad es el
sentimiento de que uno es una persona buena y apropiada... que está
ajustada a las normas culturales y las exigencias que nos hace nuestra
cultura” (pág. 185-186). Obviamente estos estándares y demandas varían
entre las culturas. Existen tres estrategias para satisfacer está necesidad de
sentirnos “personas íntegras”:
1.
Acomodación. Aceptar la información amenazante y utilizarla
para cambias nuestras actitudes y conducta (para ser mejores).
2.
Sesgos Defensivos. Negar o evitar la amenaza.
3.
Auto-afirmación. Hemos visto que el Self es múltiple y flexible.
El sujeto puede defenderse de una amenaza a alguno de los
componentes del Self focalizando su atención en otro aspecto
del Self no relacionado con la amenaza. Por ejemplo, tras un
suspenso en un examen importante (amenaza a la autoimagen
de estudiante: soy un desastre, soy menos inteligente que mis
compañeros, etc.) un sujeto puede desviar la atención
recordando su éxito como figura indiscutible del equipo de
baloncesto del colegio. Un adulto profesor universitario
“suspendido” en una evaluación por la agencia de evaluación
de la actividad científica (amenaza a la identidad de rol
profesional) puede recordar que es uno de los padres más
modélicos y entregados a sus hijos (que le adoran) (identidad
94
Viaje al Corazón de la Psicología Social
de rol familiar). La auto-afirmación permite al sujeto hacer
frente a la amenaza de forma más serena y objetiva. La autoafirmación (a) elimina la necesidad de cambias de actitud tras
la disonancia cognitiva; (b) lleva a la aceptación de
informaciones contrarias a las actitudes previas, aunque dicha
aceptación no se produce por vía central (en función de la
calidad de los argumentos empleados) (ver capítulo sobre
persuasión); (c) reduce el estrés ante tarea de autoevaluación; (d) reduce los efectos de la amenaza estereotípica
(ver capítulo sobre estereotipos); y (e) reduce los sesgos
intergrupales en contextos de amenaza a la identidad social
(capítulos sobre prejuicio y conflicto intergrupal).
Sin embargo, hay un elemento crítico para que funcione la auto-afirmación:
el sujeto no debe ser consciente de la relación entre auto-afirmarse y sus
efectos en los juicios y conductas ulteriores.
2.5.2. MOTIVACION DE AUTO-EVALUACIÓN.
Necesidad de auto-conocimiento y auto-evaluación (self- assessment). A
veces lo que el sujeto necesita saber es cómo es en realidad, especialmente
cuando tiene que hacer frente a una nueva situación y no sabe cómo
reaccionará. Por ejemplo, el sujeto debe presentarse a una entrevista para un
empleo. El sujeto puede preguntarse, ¿tengo habilidades en la comunicación
interpersonal?, ¿me quedaré bloqueado por los nervios? El sujeto acude a
una cita a ciegas establecida a través de internet. Esta persona puede desear
saber si tiene capacidades para agradar a otra persona, si gusta a las
personas del otro sexo, si su destreza para conversar es aceptable, etc. En
éste caso la persona buscará información sobre sí mismo lo más objetiva
posible aunque esta tenga repercusiones negativas (mi conversación es
95
Viaje al Corazón de la Psicología Social
aburrida, no tengo recursos en las relaciones interpersonales, soy más tímido
que otras personas, etc.).
2.5.3. MOTIVACION DE AUTO-VERIFICACIÓN.
Cuando una persona está segura de cómo es, tiene plena confianza en la
imagen que tiene de sí misma, trata fundamentalmente de que los demás
compartan su propia auto-imagen, busca información que refuerce la imagen
que tiene de sí misma y trata de sincronizar la imagen de sí misma con la que
los demás tienen. Este motivo da estabilidad a nuestra auto-imagen. Esta
motivación condice a que (a) prefiramos interactuar con quienes confirman
nuestras auto-imágenes, (b) nos comportemos de forma que los demás nos
den feedbacks auto-confirmadores, y (c) recordemos mejor la información
auto-confirmante (Leary, 2007).
Estos tres motivos no se limitan a las identidades personales, sino que se
extienden a las identidades sociales (Chen, Chen & Shaw, 2004): Necesidad
de preservar una imagen positiva de nosotros en tanto que hombres, vascos
(identidades sociales), psicólogos competentes y buenos padres (identidades
de rol); necesidad de saber cómo somos en tanto que vascos, padres,
psicólogo, etc.; y necesidad de que los otros compartan estas imágenes.
Leary (2007) añade la motivación de “auto-expansión”, o motivación
para incrementar los recursos físicos (materiales) y sociales, así como
desarrollar perspectivas e identidades que faciliten el logro de nuestras
metas. Incluye incorporar en el Self a otras personas y desarrollar nuevas
identidades sociales.
96
Viaje al Corazón de la Psicología Social
2.5.4. MOTIVACION Y EMOCIONES CENTRADAS EN EL SELF.
La satisfacción o no de estos motivos producen emociones centradas
en el Self emociones cuyo objeto es uno mismo):
ï‚· Culpa y vergüenza. Surgen de la conciencia de haber violado algún
estándar social o personal. La diferencia entre ambas emociones es
que mientras en la “culpa” la atribución es conductual (hemos
obrado mal) y por tanto transitoria (siempre cabe la opción de
actuar de otra forma la próxima vez), en la “vergüenza” la
atribución es caracterial (nuestra forma de ser, “somos malos”, es
el causante) por lo que las consecuencias son más dolorosas.
ï‚· Ansiedad Social. Se produce cuando estamos motivados en producir
en los demás ciertas impresiones pero no estamos seguros de que
lo logremos (“quiero caerles bien pero no se si lo lograré”).
ï‚· Embarazo. Se produce cuando creemos que hemos producido una
impresión negativa en los demás (“piensan que soy un tacaño”).
ï‚· Orgullo. Pensamos que nosotros, o alguien con quien estamos
asociados íntimamente (motivo de auto-expansión), es responsable
de algo positivo o es una persona socialmente valorada.
¿Para qué sirven los Motivos del Self? Tradicionalmente se ha pensado que
estas motivaciones son metas en sí mismas. Sin embargo Leary (2007)
propone que son MEDIOS INSTRUMENTALES para el logro de una motivación
más básica: La aceptación y aprobación social (motivos interpersonales).
¿Por qué? Porque la aceptación social permite satisfacer las necesidades más
97
Viaje al Corazón de la Psicología Social
básicas de cualquier ser (protección y seguridad, satisfacciones de
necesidades básicas y reproducción). Al interiorizar los estándares y normas
sociales de la cultura, la auto-estima y las auto-imágenes funcionan como
“sociómetros”. La auto-evaluación anticipa la evaluación que recibiremos de
los demás.
Según los estudiosos de los aspectos motivaciones del Self (Kunda,
1999), la motivación más frecuente es la se auto-enaltecimiento. La
necesidad de tener una imagen positiva de uno mismo es la que con mayor
frecuencia determina a qué prestamos atención, qué ignoramos o
distorsionamos, cómo interpretamos la información con implicaciones para la
auto-imagen, etc. De las otras dos motivaciones, cuál de ellas prevalecerá
dependen de la certeza que una persona tiene sobre cómo es realmente, en
el conocimiento de sí misma. Cuando estamos seguros de cómo somos
prevalecen los motivos de auto-verificación. Cuando la certeza sobre cómo
somos es baja prevalece la motivación de auto-evaluación.
2.6. LOS COMPONENTES EVALUATIVOS DEL SELF: LA AUTO-ESTIMA.
Hasta aquí hemos dado la impresión de que la mayoría de los
elementos que componen el Self son de naturaleza descriptiva- cognitiva. Sin
embargo, sabemos que el objeto social que despierta reacciones
emocionales más intensas, con una mayor carga efectiva y evaluativa somos
nosotros mismos. Nada nos enaltece, nos llena de orgullo, etc. más que lo
que nosotros mismos somos capaces de hacer. Nada nos deprime, nos llega
de vergüenza más que los fracasos propios, nada nos llena más de ira que las
injusticias dirigidas a nosotros mismos (o las personas que están tan
98
Viaje al Corazón de la Psicología Social
próximas que son parte del Self). La auto-estima hace referencia a la
valoración que nos merecemos nosotros mismos.
No siempre ésta definición de la auto-estima fue así. Así, para William
James (1982/1946) la auto-estima de una persona dependía del número de
éxitos que alcanzaba sobre el número de metas importantes que se había
auto-impuesto. Así, para una persona con muchas pretensiones, la
probabilidad de alcanzar una alta auto-estima se haría más compleja. Para él,
los sentimientos que suscita nuestro Self es el barómetro de la auto-estima,
considerando a ésta última como una emoción básica. Dos serían
básicamente éstos sentimiento suscitados por el Self: auto-complacencia
(orgullo, engreimiento, vanidad, etc.) y auto-insatisfacción (modestia,
vergüenza, culpa, mortificación, etc.).
Sin embargo, con el paso del tiempo la definición consensual de la
auto-estima ha sido la de valoración que realizamos de nuestro autoconcepto. Tradicionalmente la conceptualización de la auto-estima fue
parcial, equiparándola a la valoración que la persona hace de su auto-imagen
personal, siendo la escala de auto-estima de Rosenberg (1989) la
herramienta utilizada casi universalmente para mediarla. Sin embargo, la
visión multidimensional del Self que se ha ofrecido cambiaría la perspectiva.
Cada una de las múltiples identidades (personales, sociales, relacionales, e
implícitas) lleva aparejada su evaluación propia. Una persona puede sentirse
orgullosa de su prestigio profesional (identidad de rol), pero avergonzado de
su papel como padre (identidad de rol), avergonzado de ser vasco (identidad
social), etc. Esto requiere el desarrollo de instrumentos adaptados para
medir las auto-estimas asociadas a las diferentes identidades. Así, Crocker y
Luhtanen (1990) designaron instrumentos específicos para medir las diversas
identidades sociales, las vinculadas con nuestras identificaciones con grupos
99
Viaje al Corazón de la Psicología Social
sociales importantes. Como hemos vistos con anterioridad, el desarrollo de
técnicas para evaluar las cogniciones implícitas (Greenwald & Banaji, 1995)
dio origen a finales de la década de los noventa del siglo pasado a la
expansión de mediciones de la auto-estima implícita. Un hallazgo sistemático
de estos estudios es que la auto-estima implícita y la auto-explícita, como la
medida por la escala de Rosenberg, o incluso con la auto-estima colectiva
medida por la escala de Crocker y Luhtanen son relativamente
independientes.
Resumiendo, podemos decir que cada auto-imagen personal,
relacional, social e implícita lleva acompañada de su propia valoración. Cada
auto-imagen particular contribuye con diferente peso a la auto-estima global
que nos merece nuestro Self global. Dicha auto-estima global “bebe” de
muchas fuentes. Esta multiplicidad explica lo que durante cierto tiempo
pareció un dato paradójico en las ciencias sociales. Goffman (1963), en su
ensayo sobre los estigmas sociales y cómo afrontan las personas
estigmatizadas al rechazo social, estableció la tesis de que las personas
estigmatizadas presentaban déficits de auto-estima. En la medida en que el
Self se construye en la interacción social una persona perteneciente a un
grupo denigrado, marginado, estigmatizado es blanco permanente de
feedbacks sociales negativos. Lo anterior conduciría inevitablemente al
desarrollo de “identidades expoliadas”, como señala el título de su ensayo.
Sin embargo, pronto los estudios sobre grupos marginados comenzaron a
desconfirmar ésta tesis. Los negros no daban muestras de menor auto-estima
que los blancos, las mujeres que los hombres, los minusválidos respecto a los
“normales”, etc. La explicación se hizo evidente. La multiplicidad de fuentes
que contribuyen a nuestra auto-estima global ofrece múltiples posibilidades.
La evaluación negativa en un tipo de identidad, por ejemplo de mi identidad
social de gitano, fácilmente podría compensarse a través de una gran
variedad de estrategias. Aunque el tema será tratado en capítulos
posteriores, merece recomendar, a parte de la obra citada de Goffman, las
obras posteriores de Tajfel (1981) y de Crocker y Major (1994) para ver cómo
100
Viaje al Corazón de la Psicología Social
gestionan los miembros de grupos desfavorecidos los problemas de estima
que pueden derivarse se sus identidades sociales. Igualmente remitimos a lo
dicho sobre la Auto-Afirmación donde se comprueba como una amenaza a
una identidad concreta puede compensarse auto-afirmando otra no
relacionada.
2.7. EL SELF Y LA CULTURA
2.7.1. DIFERENCIAS CULTURALES EN LA CONCEPCIÓN DE LA PERSONA.
Como veremos a continuación, no todas las culturas comparten la
misma imagen de lo que es “la persona”. Veremos cómo estas diferentes
metáforas sobre la persona que se alojan en las diferentes culturas afectan a
la importancia relativa o primacía funcional de unos tipos de identidades
sobre otras, así como a las formas como pensamos, juzgamos, actuamos
hacia nuestro entorno. Y no sólo esto, sino cómo las diferentes concepciones
de persona moldean el funcionamiento de nuestros procesos cognitivos.
Una diferenciación que atraviesa toda la investigación sobre el Self de
las últimas décadas es la diferenciación entre concepciones INDIVIDUALISTAS
Y COLECTIVISTAS DEL Self.
101
Viaje al Corazón de la Psicología Social
Ya en sociología Parsons y Shils (1951) establecieron que toda acción
humana está determinada por 5 variables que permiten diferenciar las
distintas culturas y países, siendo una de ellas la orientación hacia el Self
(individualismo) versus la orientación hacia la colectividad. Las otras cuatro
variables serían (1) la tendencia a controlar o a dar salida a la afectividad, (2)
el universalismo (aplicación de estándares generales) versus particularismo,
(3) juzgar a los demás por lo que son o por lo que han logrado o tienen, y (4)
la especificidad (limitar las relaciones a los del miembros del grupo) versus
difusión (no limitar las relaciones al interior del grupo). Los autores asumían
que estas preferencias u orientaciones están presentes tanto a nivel
individual (personalidad), como social (organizaciones y grupos) y cultural
(normas).
Sin embargo, dentro de la psicología social el énfasis en la diferencia
entre culturas individualistas versus colectivistas se la debemos al trabajo
pionero de Hofstede (1980). Recogió 116.000 cuestionarios entre 1968 y
1972 entre los empleados de 40 países de la fundación HERMES. En base a
éstos cuestionarios estableció una clasificación de las culturas en cuatro
criterios: Distancia hacia al Poder (países en los que se trata de reducir o
aumentar las distancias o diferencias de poder entre los grupos),
Individualismo- Colectivismo, Masculinidad- Feminidad, y Evitación de la
Incertidumbre. Será la diferenciación entre culturas individualistas y
colectivistas las que encuentre un mayor eco en la psicología. Esta
diferenciación va a ser retomada por Triandis (1988, 1995), cuando afirma
que si bien los componentes del Self global son universales, no lo son la
importancia o peso relativo de las mismas a través de las culturas. En las
culturas individualistas las metas individuales, la identidad personal tienen
mayor peso, mientras en las culturas colectivistas el grupo, la identidad social
y las metas grupales tienen mayor importancia. Además, el autor añade una
dimensión adicional en la clasificación de las culturas: la rigidez (la conducta
debe ajustarse totalmente a las prescripciones y normas sociales) o laxitud (la
conducta puede desviarse respecto a las normas sociales).
102
Viaje al Corazón de la Psicología Social
En psicología, uno de los artículos que más impacto van a tener en los
estudios trans-culturales sobre el Self es el publicado en 1991 por Markus y
Kitayama. Psicologizan la distinción entre individualismo- colectivismo. En los
estudios de Hofstede son categorías sociológicas para clasificar países y
culturas. Markus y Kitayama lo convierten en categorías para clasificar
individuos de diferentes culturas e individuos dentro de la misma cultura. Los
autores afirman que las culturas individuales promueven diferentes visiones
del Self: Concepciones Independientes versus Interdependientes del Self.
La concepción independiente del Self, prevalente en las culturas occidentales
individualistas, no asume ningún valor en la dependencia manifiesta con las
demás personas sino que potencia la búsqueda y mantenimiento de la
independencia frente a los demás mediante la persecución de las metas
propias, el mantenimientos de los propios criterios frente a presiones
externas, la búsqueda del carácter único de la persona, y la expresión de las
actitudes propias. Esta concepción del Self va a recibir diversas
denominaciones: concepción Individualista, Egocéntrica, Autónoma,
Ideocéntrica, etc.
En la concepción Interdependiente, el Self se define en base a las relaciones
con los demás (identidades de roles y sociales). El sujeto es inconcebible
fuera de la posición que ocupa en su entorno social y sus roles. Es una
concepción que promueve el sacrificio en aras a los intereses y necesidades
del grupo, el respeto por las figuras de autoridad del grupo y la búsqueda de
la armonía social. Esta concepción va a recibir también diversas
denominaciones según los autores: Sociocéntrica, Holística, Colectiva,
Alocéntrica, Contextualista, relacional, etc (Faye Chua, Leu, & Nisbett, 2005;
Markus & Kitayama, 1991; Miller, 1988; Schweder & Bourne, 1984ª, 1984b;
Schweder & Miller, 1985).
103
Viaje al Corazón de la Psicología Social
En otras palabras, la cultura toma cuerpo en la forma como nos vemos
a nosotros mismos pero también a los demás y a nuestro entorno. Cohen,
Hocino-Browne y Leung (2007) distinguen dos tipos de culturas.
a)
Por un lado están las culturas de fuertes lazos (tight culture)
que se corresponden a las colectivistas. Enfatizan la armonía
grupal, la aceptación social, y no el destacar. Para sus
miembros cobra especial relevancia la habilidad de verse a uno
mismo como nos ven los demás, dando como fruto una
“orientación- externa” en el sentimiento fenomenológico del
Self. Esta orientación se refleja en la “proyección relacional”:
el sujeto proyecta en otros los sentimientos que los “otros
generalizados” deberían tener hacia ellos. Por ejemplo,
proyectan en los otros las emociones complementarias a las
que uno mismo siente. Si tras realizar una acción me siento
avergonzado asumo que los demás sienten desprecio hacia mí.
Si me siento atemorizado asumo que los demás sienten rabia,
agresividad hacia mí.
b)
Por otro lado están las culturas de lazos laxos (loose culture)
que se corresponden con las individualistas. Enfatizan la
expresión genuina del Self, la individualidad y la autonomía.
Esto genera una impresión fenomenológica del Self “orientada
hacia-dentro” que induce sesgos egocéntricos. Por ejemplo, el
sujeto proyecto en los demás sus propias emociones (no las
complementarias), actitudes, etc. Todo ello genera la
sensación de “transparencia a los ojos de los demás, confundir
lo que está en nuestra cabeza con lo que está en la cabeza de
los demás”.
104
Viaje al Corazón de la Psicología Social
Se han desarrollado diversos instrumentos para medir la orientación
independiente versus interdependiente de la identidad. Una de las más
conocidas es la escala de orientación individualista- colectivista de Triandis
(1995). Su principal problema es su longitud (63 ítems). Existen escalas más
reducidas, entre las que destaca la escala de Auto- concepto independiente
versus interdependiente de Singelis (1994) que consta de 24 ítems.
En un estudio sobre la estructura del Self en diferentes culturas, Wagar
y Cohen (2003) encontraron que en la memoria a largo plazo existe una
estructura universal donde todos los sujetos tienen desarrolladas identidades
personales (compuestas por rasgos y conductas aplicables a uno mismo) e
identidades colectivas/ sociales (que incluyen normas sociales, roles sociales,
identidades grupales, etc.). La diferencia cultural estribaría en la saliencia,
relevancia, o centralidad de ambas. La identidad personal es más rica en
información, más compleja en su estructura, y más saliente entre sujetos de
culturas individualistas, siendo lo opuesto en el caso de las identidades
sociales para sujetos de culturas colectivistas. En la misma dirección, Kashima
y colaboradores (2004) encontraron que si bien tanto los sujetos
individualistas como colectivistas presentaban identidades individuales,
relacionales, y sociales- colectivas, diferían en la relevancia personal otorgada
a cada una. Las personas de cultura colectivista (Japón) y de zonas rurales
daban mayor importancia a la identidad colectiva, mientras los individualistas
(Australia) lo hacían con la identidad individual. Además, las mujeres daban
mayor importancia a la identidad relacional que los hombres.
2.8. CONCEPCIONES DEL SELF Y PROCESOS COGNITIVOS.
105
Viaje al Corazón de la Psicología Social
Lo que es aún más interesante, en el trabajo de Markus y Kitayama
(1991) se va a mostrar cómo las diferentes concepciones del Self van a influir
en cómo experiencia el sujeto su mundo social, incluyendo la cognición, la
emoción y la motivación. Veamos algunos ejemplos.
ï‚· La percepción del otro y la Inferencia Disposicional. Como se verá
en el capítulo dedicado a la percepción social, una afirmación casi
generalizada de los psicólogos sociales desde Heider (1958) es que
tendemos a crearnos imágenes de quienes nos rodean en base a
disposiciones o rasgos de personalidad. En cuanto vemos a alguien
haciendo algo (prestar apuntes a un compañero), nuestra mente
automáticamente infiere el rasgo correspondiente (generosidad o
solidaridad) y lo aplica a quien ha realizado la conducta. Esto es así
porque en nuestra concepción de la persona lo que motiva, impulsa
y, en último caso explica la conducta de la persona son sus actitudes
y valores internos (la forma de comportarse de una persona refleja
“su forma de ser”). Sin embargo, esta tendencia espontánea a
inferir disposiciones personales a partir de la conducta observada, o
no existe, o no es tan pronunciada en los sujetos con una
concepción interdependiente del Self. Por ejemplo, Maass,
Karasawa, Polito, y Suga (2006) encontraron que los italianos
utilizaban más adjetivos para describir a personas y los japoneses
más verbos, sabiendo ambos grupos que los adjetivos inducen más
inferencias disposicionales (por ejemplo, no es lo mismo decir
“fulanito es generoso y altruista” que “fulanito suele ayudar a quien
lo necesita”). Aunque éste último resultado es el más frecuente,
también existe evidencia contradictoria. Así, recientemente
Lieberman, Jarcho, & Obayashi (2005) encontraron que cuando
existe sobrecarga cognitiva (la mente de los sujetos está ocupada en
otras cosas y no puede prestar toda la atención que requeriría a
106
Viaje al Corazón de la Psicología Social
observar lo que hace otra persona) los individualistas no hacen
mayores inferencias de rasgo que los colectivistas. La diferencia
aparece cuando dicha sobrecarga cognitiva no existe. En el último
caso los sujetos de culturas colectivistas tendrían más en cuenta la
información situacional para corregir la inferencia disposicional.
ï‚· La percepción de consistencia en la conducta a través de contextos
variados difiere entre ambos tipos de sujetos. En la medida en que
para los sujetos individualistas el motor de la conducta es la forma
de ser del propio sujeto (sus motivos, personalidad, deseos, etc.)
perciben que la conducta es similar y estable independientemente
de las situaciones en las que se halle la persona. Para los sujetos
colectivistas, en la medida en que perciben que la conducta está
determinada por factores sociales y estructurales (roles, normas
grupales, etc.) la conducta es contemplada como más variable de
situación a situación (Choi & Choi, 2002).
ï‚· En la concepción independiente del Self se promueven como
criterios de auto-realización la expresión, búsqueda y logro de las
propias metas, la expresión de las genuinas actitudes de la persona
y la coherencia entre sus acciones y sus valores u actitudes
personales. ¿Qué sucede si la persona es inducida por las
circunstancias a hacer algo contrario a sus opiniones y actitudes
previas? Gran parte de la psicología social durante décadas (ver el
capítulo posterior dedicado a los modelos de congruencia cognitiva)
ha asumido que la necesidad de coherencia es una necesidad tan
básica en el ser humano como lo pueden ser el comer o el beber.
Cuando se produce incoherencia (por ejemplo, decimos algo y
hacemos lo contrario) se desencadenan toda una serie de
reacciones fisiológicas (cambios en la respuesta electrodermal, en la
tasa cardíaca, sudoración, etc. detectables mediante el
psicopolígrafo), emocionales (ansiedad, agitación, inquietud), y
cognitivas (búsqueda de restablecimiento de la coherencia) que
motivan al sujeto a recuperar el equilibrio, la coherencia,
107
Viaje al Corazón de la Psicología Social
frecuentemente cambiando sus opiniones previas. La psicología
trans-cultural se encargó de demostrar que estos procesos pueden
no producirse en las culturas con una concepción interdependiente
del Self. Aquí, lo que provocarían la ansiedad, agitación, inquietud
sería el romper la armonía del grupo o anteponer los intereses
personales a los del grupo. El cambiar las opiniones previas o actuar
de forma que se contribuya a preservar la armonía del grupo se
valora positivamente, por encima de “empecinarse en mantener
una opinión diferente del grupo” (Cross, Gore, & Morris, 2003).
Individualistas y colectivistas no solo difieren en qué tipo de
situaciones provocan disonancia, sino también en cómo la reducen
(Hoshino-Browne, Zanna, Spencer, Zanna, Kitayama, &
Lackenbauer, 2005).
ï‚· Los sujetos con una orientación individualista perciben más los
grupos como conglomerados de personas heterogéneas, distintas,
con poco en común entre ellas mientras que los colectivistas
perciben los grupos más como entidades con existencia real, quiere
decir compuesto de personas con características, conductas, metas,
normas, comunes (Carpenter & Radhakrishnan, 2002).
ï‚· Otro de los fenómenos considerados universales durante décadas
por los psicólogos sociales en el Error Fundamental de Atribución
(ver tema sobre atribución). En los países occidentales se observar
que al explicar la conducta de las personas, los observadores
“cargan las tintas” sobre los factores personales (el esfuerzo, la
motivación, los deseos, los objetivos), desestimando la importancia
de los factores del entorno (contribución o influencia de terceras
personas, elementos estructurales, la suerte). Esto nos lleva pensar
que quien triunfa en la vida se lo merece, el triunfo se debe al
esfuerzo personal, a la inteligencia de la persona, a su preparación.
Igualmente, quien esta mucho tiempo en el paro es porque se lo
merece, es una persona vaga, que no se esfuerza, etc. Los países
africanos se merecen la situación en que se encuentran, porque sus
108
Viaje al Corazón de la Psicología Social
habitantes son vagos, no se esfuerzan, no tienen ni la inteligencia ni
la motivación para triunfar. Las mujeres violadas en gran medida
provocan o contribuyen a su situación. Estos son ejemplos típicos
del error fundamental de atribución. Nuevamente, la psicología
trans-cultural se encargó de demostrar que este error explicativo no
es tan universal como se suponía, y que las culturas con una
concepción interdependiente del Self daban mucho más valor al
explicar el por qué de las cosas a los elementos del entorno que nos
rodean.
ï‚· Una de las áreas de discusión es la universalidad o no de la
motivación de auto-enaltecimiento. Recordemos que en el
apartado dedicado a las implicaciones motivacionales del Self se
dijo que parecía existir evidencia de que la forma más generalizada
como el Self afecta a nuestra percepción del medio, a los juicios que
emitimos sobre nosotros mismos y los demás es tratando de crear
y/o preservar imágenes positivas de uno mismo. Algunos autores
han afirmado que esta motivación es más acusada en los sujetos
individualistas (Heine, 2005; Ross, Heine, Wilson, & Sugimori, 2005).
La explicación sería que los sujetos colectivitas dan mayor
importancia a la coordinación de su conducta con la de los demás
para contribuir a la armonía y objetivos del grupo. Esto les llevaría a
la presencia de más elementos auto-críticos (necesarios para
coordinarnos con los demás eficazmente) en la percepción de sí
mismos, cosa que no sucedería con los sujetos individualistas,
orientados a la satisfacción de sus objetivos individuales. Esta tesis
es sin embargo criticada por otros autores (Sedikides, Gaertner, &
Toguchi, 2003) en la medida en que los autores anteriores solo
analizan las identidades individuales. Para los últimos la motivación
de auto-enaltecimiento es universal. La diferencia estribaría en
cómo satisfacen tal necesidad los sujetos individualistas y los
colectivistas. Los sujetos de culturas individualistas tratarían de
hacerlo vía las identidades individuales, los sujetos de culturas
109
Viaje al Corazón de la Psicología Social
colectivistas vía las identidades sociales. Mientras los sujetos
individualistas tratan de hacerlo en los atributos particulares,
idiosincráticos e individuales, los sujetos colectivistas lo hacen en
los atributos colectivos de su grupo.
ï‚· Ante problemas estresantes, los sujetos individualistas serán más
propensos a utilizar la búsqueda de apoyo social como estrategia de
afrontamiento que los sujetos colectivistas. La razón sería que pare
éstos últimos es fundamental preservar la armonía del grupo por lo
que el “agobiar a los demás con mis problemas” podría entrar en
conflicto con dicho valor, inhibiendo la búsqueda de apoyo social
(Taylor, Sherman, Kim, Jarcho, Takagi, & Dunagan, 2004).
2.9. ORIGENES DE LA CONCEPCIÓN OCCIDENTAL (INDIVIDUALISTA) DE LA
PERSONA
La concepción individualista de la persona actualmente
dominante en los países occidentales es el resultado de un largo proceso
histórico. Diversos historiadores de la psicología social (Andersen, 1987; Farr,
1987; Logan, 1987) han situado sus orígenes en la Reforma protestante. Es
quizás Weber (1967, 1980, 1988) quien mejor teorizó y reflexionó sobre las
consecuencias culturales y económicas de la reforma protestante. Siguiendo
su pensamiento, recordemos que la reforma atacó los principios religiosos
que justificaban el enorme poder que tenía la iglesia de Roma. Recordemos
que la iglesia se presentaba como la intermediaria entre Dios y los hombres.
La relación con Dios era imposible fuera de la iglesia. La iglesia trasmitía las
enseñanzas de Dios, y lo que puede ser más importante, la confesión y el
perdón de los pecados estaba reservada a los sacerdotes. Además, la iglesia
110
Viaje al Corazón de la Psicología Social
bendecía y legitimaba religiosamente a los reyes. El tema del pecado, la
comunión con Dios y el perdón juega un papel fundamental. En una época en
que se daba por hecho la existencia del infierno y la condenación, quien
tuviera en sus manos la llave para la salvación ejercía un enorme poder
psicológico sobre la sociedad y ésta era la jerarquía de Roma. La reforma
dinamita el poder de la jerarquía. Afirma que el sujeto, en la oración privada
establece comunicación directa con Dios. Por tanto, la necesidad de
intermediarios (toda la estructura jerárquica) desaparece. La religión se
convierte en una experiencia privada e individual. Obviamente esto restaba
poder a la jerarquía y ésta fue una razón fundamental (revestida de
consideraciones dogmáticas para justificarlo) de la oposición furibunda de la
iglesia contra la reforma y la guerra de religiones que asoló gran parte de
Europa. La religión pasa de ser ante todo una realidad pública, comunitaria,
dirigida por la Jerarquía romana a una realidad individual, psicológica y
privada. El individuo, más que la colectividad, está en el centro de la nueva
forma de entender la religiosidad.
Otro elemento central de la reforma detallada por Weber es la teoría
de la predestinación y la salvación. Los reformistas afirman que el tiempo no
existe para Dios. El pasado, el presente y futuro de cada uno de nosotros
aparece simultáneamente a los ojos de Dios. Esto significa que incluso antes
de nacer una persona, Dios conoce qué va a ser de ella, si está designada a la
salvación o no. Esta creencia podría tener un efecto desmotivador para los
fieles. Si mi futuro ya está decidido, por qué preocuparme y luchar para ser
bueno a los ojos de Dios. Sin embargo, la tesis de la salvación reformista
afirma que hay una forma de intuir cuál es nuestro destino en el más allá.
Según ésta tesis, la persona triunfadora en el mundo de la economía y la
política, quien resalta entre el resto de los mortales es una de las elegidas
para la salvación. Así, la religión estimula al individuo a embarcarse en el
mundo de la economía y la política. La lógica es sencilla. La tesis de la
salvación afirma que el triunfo refleja el carácter, competencia, fortaleza del
triunfador, y el fracaso refleja la debilidad de carácter, ausencia de
111
Viaje al Corazón de la Psicología Social
capacidades, etc. del perdedor. El futuro y el éxito de cada persona está en
sus manos. Quien triunfa es porque se lo merece, y quien fracasa también.
Ahora bien, el triunfador es un hombre austero. Como afirman Edley y
Wetherell (1995), el modelo de varón dominante en el periodo de la reforma
en los países nórdicos es el calvinista puritano, austero y volcado a la
economía. Además, éste énfasis en el mundo de la economía va ir
acompañado de otro cambio fundamental: el préstamo de dinero a cambio
de un interés, central en el modelo capitalista incipiente, es permitido. Hasta
entonces la Iglesia consideraba esta práctica como usura, siendo pecado.
Esto provocó que la banca europea estuviese fundamentalmente en manos
judías, pues el judaísmo no condenaba tal práctica. No será causalidad que el
capitalismo surja fundamentalmente en los países del norte de Europa,
donde triunfa la reforma.
Recapitulando, la reforma tuvo una serie de consecuencias a nivel de la
concepción cultural de la persona. El auténtico núcleo de la persona, su parte
más genuina y auténtica, se sitúa en su mundo privado y psicológico.
Además, estimula una concepción agéntica de la persona, donde cada
persona es responsable de su futuro y su éxito o fracaso social. El “individuopsicológico” deviene el centro de la sociedad. Este fuerte individualismo se
traduce en una nueva organización política: la democracia parlamentaria
pivotando sobre la libre decisión del individuo, el voto y los derechos del
individuo. Evidentemente, a estas consecuencias culturales- psicológicas y
políticas hay que sumar el nacimiento del capitalismo como forma de
organización económica como la conocemos hoy. Si bien con el paso del
tiempo la importancia de la religión en el mundo de la economía y la política
va disminuyendo, la influencia de la reforma religiosa va a persistir en una
versión más laica que se va a situar en el corazón de la cultura occidental y
que ha recibido el nombre de Ética Protestante del Trabajo : la importancia
central del trabajo como vehículo de desarrollo y actualización personal, así
como la consideración de que el éxito laboral depende casi exclusivamente
del esfuerzo personal (Furnham, 1987; Furnham & Quilley, 1989; Giorgil &
112
Viaje al Corazón de la Psicología Social
Marsh, 1990). La creencia en el carácter justo del mundo se asocia a dicha
ética. Definida por Lerner y Miller (1978; Lerner, 1980) como la necesidad de
las personas de “creer que viven en un mundo donde cara uno obtiene lo
que se merece.... esto permite a los individuos confrontar a su ambiente
físico y social como si fuese estable y ordenado. Sin tales creencias sería
difícil para los individuos implicarse en metas a largo plazo “. Además, como
lo indica el propio título de su obra, Lerner (1980) considera que dicha
creencia no se corresponde con la realidad, y que es una ilusión.
La extensión de ésta nueva concepción cultural individual- psicológica de la
persona se va ir agudizando tras la reforma a través del renacimiento, el
empirismo y el racionalismo, el romanticismo y la post-modernidad (Logan,
1987).
113
Viaje al Corazón de la Psicología Social
TEMA 3. TEORIAS DE INFLUENCIA SOCIAL
1. La naturaleza social del ser humano
2. Definiciones de influencia y conformismo
3. Tipos de conformismo: externo (complacencia), interno (real),
diferenciación-independencia
4. Mecanismos del conformismo
4.1. influencia normativa e informativa
4.2. Procesos de compracion social
4.3. Los tres procesos de Kelman:
Sumisión (aprobación social y evitación castigo). Cambio superficial, en
presencia del grupo. Elemento de influencia: el poder.
Identificación (deseo de asemejarse y establecer relación con agente de
influencia). Influencia en situación de pertenencia grupal salientes. Elemento
de influencia: el atractivo.
Interiorización (congruencia entre valores y acciones). Elemento de influencia:
credibilidad.
5. Estudios clasicos de influencia social (40-50)
5.1.
Sherif y el efecto autokinetico
5.2.
Asch y la sumisión al grupo:
5.2.1. Tipos de independencia: Independencia de fortaleza y sin
confianza
5.2.2. Otros factores (tamaño del grupo, unanimidad, apoyo
social, ambigüedad estimular y atractivo del grupo)
114
Viaje al Corazón de la Psicología Social
5.3.
El paradigma de Crutchfield
5.4.
La sumisión a la autoridad: Milgram
6. Criticas a los modelos clasicos y nuevos modelos
6.1. Criticas: Modelo Meritocrático y su énfasis en la normalidad y
marginación. Incapacidad de explicación del cambio social
6.2.
El modelo de referencia de información (Turner et al 1987)
6.3.
El modelo genetico de Moscovici: La influencia minoritaria
6.3.1. El modelo genetico
6.3.2. El efecto de conversión,
6.3.3. el paradigma after-effect,
6.3.4. Efectos paradojicos de la negacion
6.3.5. La teoria convergente-divergente (Nemeth)
6.4. Modelos de mecanismo unico (Latane y Wolf)
1. La naturaleza social del ser humano
Una de las preguntas básicas desde el quehacer del pensamiento social ha
sido la de la posibilidad de explicar el orden social. ¿Cómo es posible el orden
social? Esta idea ha cruzado gran parte de la actividad de los pensadores
sociales ya desde la edad media –como en los trabajos de Hobbes (en
Leviatán) o Maquiavelo (en El Príncipe) - hasta el surgimiento de las
modernas ciencias sociales y la actualidad. Como explicamos el cambio y el
115
Viaje al Corazón de la Psicología Social
mantenimiento del orden social tendrá mucho que ver con las teorías que
explican el comportamiento humano.
Por una parte vivimos en un mundo con una concepción determinada del
individuo: un mundo racional en el que los individuos somos autónomos y
actuamos consistentemente. Sin embargo, muchas veces, debido a las
influencias de la autoridad, afecto que tenemos a una persona, del gusto por
una actividad, de la moda, etc. nos encontramos a nosotros mismos
amoldamos a lo que los otros dicen o hacen -en contra incluso de lo que
pensábamos hasta entonces-.
En este tema sobre la influencia social nos centraremos en comprender como
cambian las percepciones, juicios, opiniones, actitudes, intenciones de una
persona, al ponerse en relación con los otros, con grupos, con instituciones o
con la sociedad (Montmollin, 1984). Es de resaltar que es el estudio del
porque y el para que de este fenómeno social, por otra parte, lo que ha
constituido el núcleo de la Psicología Social y sigue siendo su enigma estelar
(Moscovici, 1985).
Este fenómeno, por otra parte, ya había sido explicado históricamente, en el
marco de la teoría de las masas, por medio de la sugestión hipnótica –la cual
hacía posible la imitación- (Tarde, 1890) y por el contagio (Le Bon, 1895)
como hemos visto en el apartado histórico.
En este capítulo desarrollaremos la influencia social de la siguiente manera.
Comenzaremos con una breve definición de la influencia social para
posteriormente pasar a los procesos explicativos del conformismo.
Realizaremos después un breve resumen de los estudios clásicos de
influencia social para finalizar con los nuevos modelos explicativos de la
influencia social, en especial los procesos de influencia minoritaria
2. definiciones de influencia social y conformismo
116
Viaje al Corazón de la Psicología Social
Ha habido diversas formas de definir la influencia social: conformismo,
aceptación, obediencia, seguidismo o complacencia.
Ya tempranamente Allport había definido toda la psicología social como
estudio de la influencia de los otros (Allport, 1954).
Una primera forma sería el conformismo el cual se referiría al “cambio en
comportamientos u opiniones de una persona como resultado de la presión
real o imaginada de otra persona o grupo” (Aronson, 1979; 32).
La influencia social, sin embargo, sería un proceso más amplio que
implicaría “el conflicto entre los criterios de uno y los del propio grupo”.
En la medida en que la influencia social es un proceso pervasivo que
cruza toda la vida social, la influencia social implicaría a) intentos claros y
obvios por parte de las personas de cambiar las actitudes y comportamientos
de los otros –persuasión, peticiones, requerimientos de la autoridad-, así
como b) procesos más sutiles que se dan en los grupos y en la sociedad conformidad con las normas y estándares de los grupos y la sociedad-.
3. Tipos de conformismo
La literatura sobre influencia social ha encontrado básicamente tres tipos de
conformismo
1)
Conformismo externo, también denominado complacencia, que
se referiría a aquel cambio que se da en el comportamiento
público –cambio dirigido en contra de nuestras creenciasdespués de la exposición a las opiniones de los otros. Este
cambio comportamental público, no se encuentra acompañado
normalmente por un cambio actitudinal a nivel privado-
117
Viaje al Corazón de la Psicología Social
2)
Conformismo interno, también denominado real, que supondría
una reestructuración de nuestras creencias y actitudes básicas y
se encontraría acompañado de cambios a nivel actitudinal
privado (sería cercano a la conversión que veremos
posteriormente)
3)
Y Conformismo de diferenciación vs. independencia. Se refiere a
aquel cambio por la exposición a las opiniones de los otros y
dirigido a diferenciarse de ellos o a mostrar una independencia
de criterio frente a ellos.
4. Mecanismos del conformismo
4.1. La influencia normativa e informativa:
A la hora de realizar juicios sobre algún aspecto de la realidad en presencia
de otros nos encontramos con dos elementos importantes: la necesidad de
ser correctos y la necesidad de realizar una buena impresión de nosotros
frente a los otros. A la hora de determinar que es correcto, la gente en
general tiene dos grandes fuentes de información: lo que sus sentidos y la
realidad física indican y lo que los otros dicen.
A través de la vida los humanos hemos aprendido a apreciar ambas fuentes
de información. En numerosas ocasiones hemos experienciado el valor
adaptativos de basar nuestros juicios y comportamientos en nuestra propia
visión de la realidad. Por otra parte, también es cierto que mucho de lo que
hemos aprendido de la realidad deviene de la confianza que tenemos en los
juicios realizados por los otros, teniendo estos también un valor adaptativo.
Además, nuestra experiencia nos dice que la mayoría de las veces coinciden
los juicios de uno mismo con los de los demás, proveyendo así una visión
estable del propio ambiente. ¿Qué ocurre, sin embargo, cuando la persona se
encuentra en una situación –como en la situación de conformismo- donde se
118
Viaje al Corazón de la Psicología Social
encuentra con un conflicto en el que tiene que decidir entre una u otra base
fiable de información?
Si el individuo se conforma a los otros porque confía en los juicios de los
otros más que en los propios, nos encontramos con una influencia
informativa (influencia basada en el deseo de ser correcto). Hay sin embargo,
otra razón por la cual podemos ceder ante la presión social de los otros.
Debido a que dependemos de los otros para satisfacer diversas necesidades,
tenemos necesidad de maximizar la atracción de los otros para con nosotros.
En la medida en que discrepamos con los otros puede dar lugar a un rechazo
y el acuerdo con los otros una evaluación positiva de nuestra pertenencia
grupal. Así cuando nos conformamos con los otros por el deseo de ser
queridos y aceptados y por la aversión a no ser queridos, nos encontramos
con una influencia normativa (influencia basada en el deseo de ser querido y
aceptado por los demás).
• Por ello la influencia normativa e informativa (Deutsch y Gerard, 1955)
son los principales mecanismo a través de los cuales los otros y los
grupos tienen impacto en sus miembros. Cara a analizar su hipótesis
Deutsch y Gerard realizaron un experimento con el paradigma de Asch
–que veremos a continuación- manipulando dos variables. Una
primera variable de veracidad de la fuente con dos condiciones: los
estímulos a juzgar presentes o no ausentes. Una segunda variable con
tres condiciones: interacción cara a cara, en presencia de un fin grupal
de ser exacto y anónimamente.
119
Viaje al Corazón de la Psicología Social
7
6
5
4
3
2
1
0
Cara a Cara
Fin grupal
Estimulos Presentes
Anonimo
Estimulos Ausentes
Figura 3.1. Medias de las puntuaciones de la influencia en función de la
presencia o ausencia de los estímulos en el estudio de Deutsch y Gerard
(1955).Elaboración propia.
Los resultados encontraron (ver figura 3.1) que en general la influencia
informativa era superior a la influencia normativa. Así en ausencia de los
estímulos (realidad social) los sujetos se conformaban más que en presencia
de ello (realidad física). Además, cuando había un fin grupal los sujetos se
conformaban más a la mayoría que incluso en interacciones cara a cara.
4.2. Los procesos de comparación social:
Estos procesos de conformismo tienen su base, a su vez, en los estudios
sobre comparación social de Festinger (1954). Según este autor existe una
tendencia en las persona a evaluar de modo más exacto posible sus aptitudes
y a mantener las opciones de la manera más valida posible. Sin embargo, en
ciertos casos, como cuando se trata de temas de opinión o en ausencia de
instrumentos objetivos no sociales que indiquen una respuesta exacta, o por
utilizar la terminología de Festinger, cuando se trata de la realidad social –en
120
Viaje al Corazón de la Psicología Social
oposición a la realidad física-, las personas estiman la exactitud y validez de
sus juicios comparándolos con los de los demás. Cuando tenemos un
consenso con los demás indica que tenemos certeza y validez de los juicios,
cuando tenemos disenso con los demás –como en el caso de las situaciones
de conformismo-tenemos una tendencia a la incertidumbre y a la
inestabilidad en los juicios. Ante esta situación, Festinger planteara que o
reducimos el campo de comparación o adoptamos una de las dos vías de
restauración del consenso con el fin de reducir la incertidumbre: 1)
manifestar el acuerdo para con los otros que están en mayoría mediante una
respuesta complaciente o 2) tratar de cambiar la mayoría, por ejemplo
manteniéndose firme en la posición del individuo. En suma, la idea de
Festinger plantea que el conformismo se debe a la tendencia a restablecer el
consenso en las situaciones en las que se quiera disponer de juicios validos o
adecuados, donde la única estrategia para reducir la incertidumbre surgida
de la situación de conformismo es la de estar de acuerdo con la mayoría a la
que considera similares a si mismos.
4.3. Los tres procesos de Kelman:
Abundando en los mecanismos del conformismo, Kelman (1958) definió tres
procesos por los que se daba el conformismo.
Por una parte se encuentra la Complacencia o Sumisión que opera cuando el
receptor de la influencia intenta obtener un refuerzo o evitar un castigo. Aquí
el elemento principal de influencia es el poder para administrar los refuerzos
y castigos y consolidar así el acuerdo del blanco de la influencia. Además el
cambio es solamente da solamente a nivel superficial
Por otra parte se encuentra la Identificación que actúan en función del
interés del receptor por mejorar su autoimagen identificándose o
estableciendo una relación positiva con la fuente de influencia que le resulta
atractiva por la similitud o familiaridad que mantiene con ella. Aquí el
121
Viaje al Corazón de la Psicología Social
elemento principal de influencia es el atractivo. Este tipo de influencia se da
en situaciones de pertenencia grupal salientes.
Finalmente se encuentra la Interiorización que opera cuando el receptor
intenta formarse una actitud objetivamente correcta y esta pendiente de la
validez de la información de modo que hace caso a la competencia de la
fuente de influencia sobre el conocimiento de la respuesta verdadera y su
motivación para revelarla. Aquí el elemento de influencia principal es la
credibilidad de la fuente de influencia.
5. Estudios clásicos de influencia social (40-50)
5.1. Sherif y el efecto autokinetico
Ya Jenness (1932) había encontrado en un experimento que consistía en
indicar el número de alubias que había en una botella que la gente, si
primero los estimaba individualmente y después discutía grupalmente, se
daba una convergencia hacia una media grupal sobre el número de alubias.
Fue Sherif (1935), sin embargo, quien en uno de los tempranos estudios
sobre influencia social, pretendió estudiar la evolución de los juicios en
situaciones en las que los sujetos no disponen de ningún marco de referencia
y para ello deben crearlos. Recurrió para ello a un fenómeno perceptual
conocido como “Efecto Autokinetico”.
Sherif emplazó a sus sujetos, solos o en grupos de dos o tres en una sala
completamente oscura. A una distancia de unos 5 metros se encendía un
punto luminoso del tamaño de una cabeza de alfiler. Como habremos
experienciado otras veces, una luz que parpadea constantemente, en
ausencia de puntos de referencia, parece moverse erráticamente en todas las
direcciones. Sherif pidió a sus sujetos que estimaran oralmente la amplitud –
de la apariencia- del desplazamiento del punto luminoso. Este, para la mayor
122
Viaje al Corazón de la Psicología Social
parte de los sujetos oscilaba en torno a 30 cm –si bien algunos vieron hasta 3
metros-. Los sujetos realizaron sesiones de 100 estimaciones. La mitad de los
sujetos realizaron sus estimaciones sólos en la primera sesión, y en las
siguientes 3 sesiones en grupos de dos o tres personas. La otra mitad de los
sujetos utilizaron el procedimiento inverso.
Los sujetos que realizaron sus juicios solos desarrollaron bastante
rápidamente una estimación estándar –una norma personal, diríamosentorno a la cual fluctuaban sus juicios. Esta norma personal era estable pero
variaba sensiblemente entre los sujetos. En las siguientes sesiones grupales,
en las que entraron sujetos con normas diferentes, los juicios de los sujetos
convergieron hacia una posición más común, es decir hacia una norma
grupal. Los sujetos en el procedimiento inverso desarrollaron en la primera
sesión una norma grupal y esta persistió a través de las sesiones. Los
resultados de su investigación los encontramos reflejados en la Figura 3.2.
Figura 3.2. Movimiento estimado de la luz en pulgadas. Fuente: Sherif, M &
Sherif, M (1966) Social Psychology. Harper.
123
Viaje al Corazón de la Psicología Social
En suma, en una situación carente de medida objetiva, el individuo elabora
un punto de referencia (o norma) con el que compara los siguientes
movimientos del punto luminoso. Por otra parte, en cuanto los juicios
individuales –normas-, éstos son confrontadas con las de otros sujetos y
aquellos abandonan su propio marco de referencia para ajustarse al de los
otros. Igualmente es interesante apuntar que esta norma convergente -y este
punto de referencia- persiste al repetir la prueba tanto 24 horas más tarde
(Sherif, 1935), 28 días después (Bovard 1948) y un año después (Rohrer et al,
1954). Incluso cuando los sujetos fuente de influencia ya no están presentes,
como demostraron Jacobs y Campbell (1961) reemplazando los sujetos de
influencia por sujetos naif después de cada 30 estimaciones, encontraron
que la norma grupal persistía.
Una pregunta que queda en el aire, sin embargo, es la siguiente: ¿Cómo se
explica este efecto? O en otras palabras ¿Por qué se dejan influir los sujetos?
En principio el objetivo de Sherif era el analizar la creación de normas y
nunca da una respuesta explicita a esta cuestión. Para el elemento
fundamental sería la Hipótesis del Marco de Referencia. Es la falta de un
criterio objetivo para determinar la exactitud de los juicios lo que llevará a los
sujetos, para reducir la incertidumbre, a considerar que los juicios de los
otros tienen valor informativo
Una segunda hipótesis, quizá más elaborada y avanzada ya por Allport
(1924), es la de la Evitación del Conflicto. En sus estudios sobre copresencia,
trabajando el nivel de agrado hacia diferentes olores o temperaturas y en
situaciones solos o en presencia de otros sujetos, encontró que los juicios
eran menos extremos en presencia de otros que cuando los expresaban en la
condición solo, donde se daba una mayor extremidad de juicio. Aparecía así
un efecto de convergencia hacia un valor medio, similar al efecto
autokinetico. La explicación de Allport era que los individuos por una parte
tratan de evitar desacuerdos con otros pues ello generaría una inseguridad
en sus juicios, y por otra parte el individuo se guía por la suposición de que
cuanto más extremos sean los juicios más probabilidad habrá de que se dé
124
Viaje al Corazón de la Psicología Social
un desacuerdo. Una explicación cercana a esta sería la emitida por Moscovici
& Ricateau (1972) según los cuales la característica principal del efecto
autokinetico es la falta de implicación del sujeto (le da igual emitir un juicio
que otro) por lo que lo más importante sería evitar entrar en conflicto con el
otro. Estas transacciones, más que dirigidas e incrementar un consenso o
convergencia, irían dirigidas a salir de la divergencia y evitar la discrepancia
entre los juicios suyos y otros.
Los estudios sobre la creación de normas se han dirigido también al estudio
de otros elementos de influencia, básicamente la atracción y la jerarquía
interpersonal.
Si bien no era este el objetivo primordial de Sherif, seguidores suyos
encontraron que esta convergencia normativa del efecto autokinetico no se
da de manera automática ni es una invariante de todos los individuos. Un
estudio relevante aquí sería el realizado por Sampson (1964) en un convento
con fuertes discusiones ideológicas. Utilizando el mismo paradigma del
efecto autokinetico, los sujetos, después de la sesión de evaluaciones en
solitario y de la consecuente elaboración de la norma individual, fueron
asignados a tres tipos de parejas, siempre que hubiera una diferencia de 20
centímetros entre sus normas individuales: 1) Cuatro parejas de novicios
nuevos –llevaban solamente una semana en el convento- que no se conocían
mucho y eran del mismo estatus. 2) Cinco parejas de novicios que llevaban
un año, se conocían bien y tenían una asimetría en la estima interpersonal –
medido por un test sociométrico-. 3) cinco parejas propuestas por un monje
y un novicio, es decir, con una clara diferenciación jerárquica. Los resultados
encontraron que la primera condición se dio una convergencia normativa
debido a la influencia recíproca, similar a la del efecto autokinetico. En la
segunda condición también se dio una convergencia, sin embargo los menos
apreciados cambiaron sus respuestas en la dirección de los más apreciados.
Finalmente en la tercera condición se dieron dos fenómenos interesantes.
Por una parte los sujetos de alto estatus (los monjes) mostraban una mayor
125
Viaje al Corazón de la Psicología Social
inflexibilidad, es decir una menor convergencia, mientras los sujetos de bajo
estatus (novicios) al principio cambiaban sus juicios en la dirección de los
monjes, para, posteriormente, diferenciarse de ellos volviendo a su posición
original al ver que aquellos no cedían.
En el mismo sentido otros estudios (Sampson e Insko, 1964; Pollis, 1967;
Pollis y Montgomery, 1968) han encontrado que cuanto mayor es la amistad,
conocimiento previo o las preferencias entre los miembros que componen el
grupo, mayor es la convergencia de sus respuestas. Abundando en ello
Lemaine et al (1969) habían encontrado que el sujeto con mayor jerarquía
ejerce una mayor influencia solamente cuando se da una atracción recíproca.
Finalmente, el descubrimiento que la influencia social dependía menos del
valor informativo de la respuesta emitida por el agente de influencia que de
las características sociales del mismo, llevó a analizar el rol de la similitud
actitudinal y categorial entre el agente y el blanco de influencia. Se había
encontrado que uno de los elementos de influencia de la fuente en el blanco
de influencia era la distancia entre ambos. Esta distancia entre la fuente y el
blanco se puede conceptualizar en similitud en los juicios o en similitud en
características relevantes de pertenencia categorial como sexo, etnia, lengua,
edad, etc. En principio no se esperarían cambios en los juicios cuando se da
una similitud actitudinal, si bien se podría pensar que los fenómenos de
influencia social están regidos por procesos de pertenencia social. Muchas
veces llegamos a adoptar otro punto de vista, no por el mero valor de este,
sino porque lo defiende una fuente de nuestro grupo, u oponemos
resistencia a la influencia porque es defendida por una fuente de otro grupo.
En este sentido, el estudio de Lemaine et al (1971-72) es interesante aquí. En
una sala donde los sujetos estaban esperando para comenzar una
investigación, un cómplice del experimentador y un sujeto experimental
comenzaban contestando a 15 preguntas de opinión, 5 sobre feminismo, 5
sobre nacionalismo y 5 sobre dogmatismo. A continuación se les comunicaba
su perfil ideológico a los sujetos con el fin de manipular la imagen del
cómplice, si bien la del sujeto era la que expresó. En la mitad de las
condiciones el cómplice era presentado con una imagen de la misma
126
Viaje al Corazón de la Psicología Social
ideología que el sujeto (derechas, antifeminista y dogmático si el sujeto lo era
o izquierda etc. si el sujeto lo era), en la otra mitad de las condiciones el
cómplice era presentado con una imagen de diferente ideología.
Posteriormente se les aplicaba un procedimiento similar al del efecto
autokinetico. En una primera sesión los sujetos realizaban 15 estimaciones
privadas de la longitud de la luz con lo que se conseguía la norma personal.
En las siguientes sesiones, dependiendo de las condiciones, el cómplice
emitía respuestas cercanas, medianas o idénticas a las del sujeto. Los
resultados encontraron tres efectos importantes para la comprensión de los
procesos de influencia social. 1) cuando el cómplice emite respuestas más
diferentes es cuando la fuente obtiene mayor influencia, es decir, es cuando
mayor convergencia muestra el sujeto hacia el cómplice. Este efecto se
correspondería con la hipótesis del conflicto socio-cognitivo: a mayor
divergencia de opiniones mayor cambio (Moscovici, 1985), que veremos
posteriormente. 2) Cuando el cómplice emite respuestas medianamente
alejadas la influencia es mayor cuando aquel es de la misma ideología que el
sujeto. Este efecto se correspondería al proceso de categorización: el propio
grupo ejerce una mayor influencia que el exogrupo (Turner et al, 1989). 3)
Cuando el cómplice emite respuestas similares a las del sujeto, pero
pertenece a otra ideología es cuando aparece el efecto más genuino de este
estudio: la diferenciación. Este efecto correspondería al cambio que realiza el
sujeto para no coincidir con los juicios del cómplice ya que amenazaría su
propia identidad por pertenecer a otra ideología. Este efecto de
diferenciación es también un efecto de influencia, aunque esté provocado
por la diferencia ideológica y no por la divergencia actitudinal. Será lo que
posteriormente veremos como conflicto de identificación en situaciones de
influencia social (Perez y Mugny 1998).
Una pregunta que esta línea de investigación no había previsto sería la
siguiente: ¿Nos conformamos a los juicios de los otros, incluso cuando estos
están equivocados, como cuando son extraños a lo que nos dicen nuestros
sentidos y la realidad física? En esta situación ¿prevalece la realidad social o
127
Viaje al Corazón de la Psicología Social
lo que dicen los otros? Si bien no era esta la preocupación básica de Sherif en
sus estudios, si lo fue para la investigación de Asch, el siguiente autor.
5.2. Asch y la sumisión al grupo
La pregunta anterior constituyo el punto de partida de los experimentos
sobre conformidad realizados por Solomon Asch al comienzo de los 50 (Asch,
1951; 1956) En su primer estudio 7 sujetos participaron en un experimento
de discriminación visual. Su tarea era simple: debían decidir 18 veces cuál de
las tres líneas de comparación era igual en largura a la línea estándar. Cada
vez aparecía una línea de comparación que era igual a la estándar y dos
líneas que eran diferentes (ver figura 3.3).
Figura 3.3. Ejemplo de los estímulos presentados en el experimento de Asch
128
Viaje al Corazón de la Psicología Social
La condición control constaba de 37 sujetos que realizaron sus juicios en
aislamiento de los cuales 35 no cometieron ningún error, una persona
cometió 1 error y dos personas 2 errores. Así el índice de porcentaje de
errores fue de 0.7 %. En la condición experimental, los sujetos se
encontraban sentados en semicírculo y se les pidió que emitieran sus juicios
en alto, en el orden en que estaban sentados, de la posición 1 a la 7. En
realidad el único sujeto experimental estaba sentado en la posición 6 y todos
los restantes eran cómplices del experimentador que realizaban en cada
intento respuestas determinadas. En 6 intentos “neutrales” (los dos primeros
y los restantes 4 distribuidos entre los demás asientos) los sujetos emitían
respuestas correctas. En los restantes 12 intentos emitían respuestas
incorrectas.
Los resultados encontraron un fuerte impacto de las respuestas obviamente
incorrectas de la mayoría unánime en los juicios de los sujetos. En
comparación con el 0.7 % de errores producidos en la condición control, en la
condición experimental los sujetos llegaron a un 37 % de errores. Sin
embargo, no todos los sujetos produjeron errores. De los 123 sujetos
solamente un 25 % no cometió ningún error, un 28 % cometió 8 o más
errores (de los 12 posibles) mientras los restantes cometieron entre 1 y 7
errores.
129
Viaje al Corazón de la Psicología Social
50
40
30 35
20
10
13
0
0
err
1
1
1
5
0
6
1
2
3
0
3
4
0
4
5
0
1
6
Grupo Experimental
0
2
7
0
5
8
0
3
9
0
3
10
0
1
11
0
12
0
Grupo Control
Figura 3.4. Porcentaje de errores en función de la condición experimental.
Fuente: elaboración Propia.
130
Viaje al Corazón de la Psicología Social
40
30
porcentaje de
participantes en 20
cada nivel de
conformismo 10
0
O
I-III
VI-VI
VII-IX
X-XII
numero de intentos en los que los participantes se conformaron
numero de intentos en los que los participantes se conformaron
Figura 3.5. Porcentaje de participantes en número de intentos del estudio de
Ash que se conformaron. Fuente: elaboración Propia.
El porcentaje de participantes que mostraron cada nivel de conformismo
podemos observarlos en la figura 3.5.
Similares resultados han sido encontrados en numerosas ocasiones utilizando
diferentes poblaciones y tareas (Doms y Van Avermaet 1981; si bien Perrin y
Spencer 1980 para resultados contraproducentes).
Los resultados de esta línea de investigación han encontrado básicamente 3
tipos de dependencia y 2 tipos de independencia.
5.2.1 Tipos de dependencia e independencia al conformismo
131
Viaje al Corazón de la Psicología Social
En relación a la independencia, se ha encontrado independencia de la
influencia por fortaleza, es decir por la confianza en los propios juicios, así
como independencia sin confianza, es decir aquella independencia de la
influencia debida a otros factores.
En relación a la dependencia, el mismo Asch encontró preguntando a los
sujetos experimentales después del experimento que algunos se
conformaban debido a procesos preceptúales (“no me he dado cuenta”
decían), debido a procesos de juicio (“no he sido exacto”, decían) y a procesos
de acción (“no he dicho lo que pensaba” decían), conformismo total.
5.2.2. Otros factores que influyen en el conformismo: tamaño del grupo,
unanimidad, apoyo social, ambigüedad estimular y atractivo del grupo
El conflicto que se tiene entre confiar en el aparato perceptivo de uno mismo
y confiar en las respuestas del grupo, para el cual no tenemos razón de
desconfiar en sus juicios es el elemento básico de la explicación del
conformismo. A la hora de resolver dicho conflicto se han encontrado
también elementos contextuales que ayudan a comprender este complejo
proceso. Veamos algunos de los más importantes.
Uno de ellos es el Tamaño del Grupo. La investigación ha encontrado que a
medida que aumenta el tamaño del grupo se da también un aumento de la
influencia, sin embargo llegado a un punto de inflexión (generalmente de tres
miembros) ya no se incrementa la tasa de influencia a pesar de aumentar el
tamaño. Así, Asch en su investigación (1954) varió el tamaño del grupo de
uno a 15 miembros y encontró que la influencia aumentaba con el
incremento del tamaño hasta 3-4 miembros, a partir del cual no se
incrementaba el conformismo. En un estudio de campo en Israel y esperando
a la cola de un autobús, Mann (1977) varió el número de sujetos que hacían
132
Viaje al Corazón de la Psicología Social
cola (2, 4, 6 y 8) observando su incidencia en los sujetos “naive” que llegaban
y esperaban detrás. Encontró que a medida que aumentaba el tamaño del
grupo se incrementaba también la influencia. De todas formas quizá sea el
imaginativo trabajo de campo de Milgram, Bickman y Berkowitz (1969) uno
de los que mayor validez externa ha aportado a esta variable. Los autores
variaron el número de cómplices (1, 2, 3, 5, 10 y 15) que se situaban en una
populosa calle de Nueva York parándose a mirar durante un minuto hacia
una ventana de un sexto piso de una famosa torre filmando el
comportamiento de imitación a 1.424 transeúntes. La línea base había
encontrado que un 4 % de ellos se paraban a mirar y que un 40 % miraba sin
detenerse. Los resultados encontraron que a medida que aumentaba el
tamaño de los grupos se incrementaba también el comportamiento de
imitación, si bien a partir de 5 cómplices no cambiaba significativamente el
porcentaje de imitación. Igualmente en el área de la movilización política se
ha encontrado que a la hora de realizar peticiones a los ciudadanos para que
firmen escritos de presión a la autoridad (Stang, 1976) las hojas que llevan 4
firmas incrementan el número de adhesiones entre un 70 y 80 % cuando las
comparamos con las horas que no llevan ninguna firma. Sin embargo,
también encontraron que las hojas que llevaban 8 y 12 firmas no conseguían
significativamente más adhesiones que las hojas que llevaban 4 firmas.
Otro de los elementos es el de la Unanimidad del Grupo y el Apoyo Social.
Ya Asch había demostrado que era suficiente con que un cómplice se
desviara del juicio del grupo (bien dando una respuesta correcta bien dando
una respuesta más incorrecta todavía) para que se redujera dramáticamente
la tasa de conformismo (de un 36 % bajaba hasta un 5 %). Además aunque
ese cómplice se desvíe solamente durante la primera mitad del experimento
y en la segunda se conforme a la mayoría la tasa decae casi hasta 0 %.
Cuando el cómplice se desvía solamente durante la segunda mitad en la
dirección esperada por el sujeto la tasa decae hasta un 9 %. Incluso basta con
que un cómplice diga que tiene la mente confusa y que no puede responder
a una sola pregunta para que baje la tasa de conformismo (Shaw, Rothschild
y Strickland, 1957). Igualmente, Morris y Miller (1975) encontraron que
133
Viaje al Corazón de la Psicología Social
cuando el cómplice que se desviaba ocupaba la primera posición reducía más
la tasa de conformismo que cuando ocupaba la posición cuarta.
¿Porque son tan dramáticos los cambios en el conformismo cuando un solo
sujeto se desvía de la norma grupal o rompe la unanimidad del grupo? En
esta línea y tratando de profundizar en la problemática Allen y Levine (1968,
1969) que el efecto del apoyo social además del número de personas que
disienten con la mayoría devendrá del tipo de tarea que se realice. Así, los
autores siguiendo las ideas de Festinger sobre la realidad social (1950) -vista
anteriormente-, plantean que hay tareas en la que se espera un alto
consenso (las relativas a los juicios objetivos) y tareas que las que se espera
un menor consenso (las relativas a juicios de opinión). Los autores plantean
su investigación con tres condiciones. Una primera condición denominada
“consenso” en la que el sujeto se enfrentaba a una mayoría unánime cono en
los diseños clásicos de Asch. Una segunda condición denominada “Apoyo
Social” en la que el sujeto recibía el apoyo de un miembro del grupo. Una
tercera condición denominada “disidente extremo” en la que un cómplice
daba respuestas –incorrectas- todavía más extremas que los otros cómplices.
Con el fin de analizar el rol de las diversas tareas los autores utilizaron tres
tipos de variables dependientes. Una primera que consistía en percepción de
longitud de líneas, una segunda que consistía en ítems de información (Ej.
Cuantos kilómetros hay de aquí a NY) y una tercera relativa a ítems de
opinión (Ej. La inteligencia es el principal valor social).
Manipulación
n
Percepción de
Líneas
Ítems de
información
Ítems de
opinión
Consenso
53
0,97
0,78
0,89
134
Viaje al Corazón de la Psicología Social
Apoyo Social
40
0,40
0,43
0,59
Disidente
extremo
55
0,47
0,42
0,72
Tabla 3.1. medias de conformismo en función de la unanimidad y el tipo de
tarea (Fuente: Allen y Wilder 1977, 197).
Los resultados encontraron que en los ítems de opinión e información
cualquier apoyo reducía significativamente el conformismo. Sin embargo en
los temas de opinión, solamente el apoyo social conseguía reducir el
consenso, no actuando de la misma manera el disidente extremo. En suma,
en objetivos cualquier tipo de disidencia ayuda a no someterse al juicio de los
demás, sin embargo en temas subjetivos no sirve cualquier apoyo, solamente
los que van en la dirección de uno mismo (Allen y Wilder, 1980).
Otro de los elementos trabajados en esta área es el de la ambigüedad
estimular. Si bien relacionado más con los temas de juicio que con el apoyo
social, esta variable ha recorrido los estudios de influencia social tanto a nivel
teórico como de investigación. A diferencia de los estudios de Sherif, donde
dada la ausencia de marco de referencia es la ambigüedad del estímulo el
elemento básico y las respuestas son de tipo subjetivo, Asch (1951) no estaba
de acuerdo con esta interpretación. Asch plantea lo siguiente 1) el sujeto no
sabe que se trata de una ilusión óptica, por lo que para el movimiento que
observa es real y se encuentra localizado en el objeto y no procede de su
ilusión perceptiva visual, por ello al sujeto le parece una tarea objetiva y,
como tal, propia de una respuesta exacta, medible en cualquier momento; 2)
no hay razón para que las respuestas dadas por el otro participe de la
interacción no sean consideradas como una fuente valida de información;
ambos participantes se verán más o menos similares y preocupados por lo
135
Viaje al Corazón de la Psicología Social
mismo: dar una respuesta correcta. 3) En definitiva para el sujeto el acuerdo
y consenso constituyen una necesidad lógica y un requisito de la objetividad:
ante una tarea objetiva, sino hay consenso, es decir, convergencia, alguna de
las partes se equivoca. Por ello Asch llega a dos hipótesis complementarias:
1) si se informara a los sujetos de que se trata de una ilusión, de que es una
tarea subjetiva y no objetiva –como ellos creen- entonces debería
desaparecer la influencia mutua, es decir, la convergencia de juicios. 2) Si se
tratara de un estímulo físico que no presentara una mínima ambigüedad, es
decir que el individuo se sintiera en posesión de juicios correctos, entonces
no se dejaría influir por ningún otro individuo. Por todo esto, Asch suponía
que el individuo confiado en que sus juicios son correctos nunca se dejaría
llevar por los juicios de los demás. Asch en su interpretación del efecto se
basaba en los estudios de Sperling (1946) donde advirtiendo a los sujetos que
el efecto autokinetico era subjetivo y que se trataba en realidad de una
ilusión de movimiento debido a que la luz permanecía siempre inmóvil había
encontrado que el 60 % de los sujetos no convergían con la norma. No
podemos olvidar, sin embargo, que en el experimento de Sperling el 40 %
restante si convergió. Otros estudios de esta índole, a diferencia de la
interpretación de Asch también han encontrado una cierta convergencia
(Pollis, Montgomery y Smith, 1975; Schonbar, 1945). Esto no obsta, sin
embargo, para que la hipótesis de Asch sea pertinente como hemos
demostrado con la investigación de Allen y Levine (1977) en el diferencial de
conformismo derivado de los tipos de tarea más objetivos y más subjetivos.
Finalmente, otro de los elementos relacionados con el conformismo es el
atractivo del grupo. Si bien realizados en un contexto diferente los estudios
de Goethals et al (1977) indicaron que en tareas donde se sabe que no hay
una respuesta correcta determinada, es decir en asuntos relativos a la
realidad social como en los asuntos de opinión, la gente prefiere compararse
con la respuesta de alguien con características similares, es decir nos
apoyamos en los atractivos para nosotros, sin embargo cuando se trata un
asunto en el que se sabe que hay una respuesta objetiva, es decir, en asuntos
136
Viaje al Corazón de la Psicología Social
relativos a la realidad física como en el caso de las líneas preferimos conocer
los juicios de los diferentes, y se deposita más confianza en los miembros del
exogrupo que del endogrupo. Este procedimiento de determinar la validez de
los juicios en asuntos objetivos se ha denominado efecto de triangulación,
pues cuando se da una coincidencia de puntos de vista de dos observadores
independientes (diferentes que ocupan posiciones distintas a las nuestras) el
juicio resultante parece ser más valido que el resultante de dos
observaciones que ocupan una misma perspectiva (Pérez, 1998). En este
contexto, no podemos olvidar sin embargo, que cuando hemos comentado
los efectos de la similitud actitudinal y categorial que la disimilitud lleva al
conflicto socio-cognitivo, la similitud al proceso de categorización y la
disimilitud nuevamente puede llevar al proceso de diferenciación.
5.3. El paradigma de Crutchfield
El trabajo de Crutchfield (1955) consistió en estudiar la influencia social,
basándose en el paradigma de Asch ¡pero sin cómplices! Para ello separo en
cabinas individuales a los sujetos en la que se disponía de un panel con una
fila de mandos donde indicar los juicios y donde aparecían los –supuestosjuicios de los demás miembros del grupo. En su diseño todos los sujetos
ocupaban la quinta posición y esta situación la presión del grupo se suponía
que era menor –por la no presencia física de los cómplices- y sus respuestas
son anónimas. Esta estrategia posibilito el estudio de múltiples temas. Los
resultados encontraron (Crutchfield 1955) que 1) la tasa de conformidad era
elevada, a pesar de que el juicio de los demás miembros del grupo no esté
presente cara a cara 2) que la presión del grupo hace que los sujetos
terminen expresando opiniones en contra de las suyas propias; 3) el
conformismo es más frecuente en problemas difíciles que en problemas
fáciles, es decir, se encuentra una correlación entre incertidumbre y
conformismo; 4) existen diferencias interindividuales claras.
137
Viaje al Corazón de la Psicología Social
5.4. La sumisión a la autoridad: Milgram
En general la investigación de influencia social vista hasta ahora ha tenido
diversos elementos en común: Las fuentes de influencia y los blancos son de
relativamente igual estatus, la presión ejercida por la fuente de influencia es
más implícita que explicita, y la fuente no realiza ningún intento directo para
controlar o sancionar la resistencia que los blancos de influencia puedan
sufrir. Un contexto totalmente diferente se da cuando la fuente tiene un
mayor estatus, emite ordenes explicitas para realizar el comportamiento que
podría implicar sentimientos en contra y controla si el blanco lleva a cabo las
ordenes de la fuente. Así, mientras el conformismo no requiere las ordenes
de una autoridad, la obediencia sí.
Este fue el contexto en el que surgió la impresionante investigación de
Milgram ilustrado en su libro Obediencia a la Autoridad (Milgram, 1963;
1974). Las implicaciones de su estudio, tanto por sus orígenes (la explicación
del holocausto judío), las reticencias que supuso (los psiquiatras pensaban
que solamente un 1 por 1000 llegarían a 420 voltios), la popularidad que ha
adquirido (la canción de Peter Gabriel en su Álbum “So” de 1986 titulada: We
do What We´re Told: Milgram´s 37 que se refiere a los 37 sujetos de un total
de 40 que mostraron completa obediencia en su experimento 18), así como
las posibilidades que propuso para comprender fenómenos sociales actuales
sangrantes como el caso Enrom –el documental propuesto para un oscar en
2005 de Alex Gibney-, Abu Ghraib – donde Lynndie England insistió que
solamente seguía las ordenes de su cadena de mando-, Guantánamo, etc.,
dan fe de su importancia. Otro tipo de estudios también habían planteado
esta problemática como el Experimento de Stanford (Zimbrado 1974;
Zimbardo et al 1973)
138
Viaje al Corazón de la Psicología Social
Resumen de los estudios de Milgram
Obediencia
1. El maestro no proporciona los shocks, sino que ayuda a ello
93 %
2, La víctima se golpea contra la pared y a continuación se
queda silenciosa
65 %
3. Oye protestar a la víctima (en film)
50 %
4. La víctima se encuentra en la misma sala
40 %
5. El maestro debe poner la mano de la víctima en la plataforma 30 %
de shocks
6. La victima dice al principio que estudiara solamente si se le
deja cuando quiera
40 %
7. El estudio de Bridgeport
48 %
8. El experimentador se ausenta y otro sujeto toma su rol
20 %
9. El experimentador en una sala remota
19 %
10. Dos cómplices desobedecen las órdenes del experimentador 10 %
11. Se le dice al maestro que seleccione el nivel de shock
Tabla 3.2. Resumen de los estudios de Milgram
3%
139
Viaje al Corazón de la Psicología Social
Básicamente su experimento consistía en lo siguiente. Se les pedía a los
sujetos su colaboración en una investigación sobre los efectos del castigo en
el aprendizaje. Su tarea consistía en trabajar como profesores que debían
colaborar con otro sujeto estudiante –en realidad era un cómplice del
experimentador. El profesor y el estudiante eran llevados a una sala donde se
ataba a este último a una silla y se le ponían los electrodos con el fin de
aplicarle los shocks eléctricos. El experimentador explicaba que los shocks
podían ser dolorosos pero que no causarían daños permanentes.
Posteriormente el profesor era llevado a su cubículo donde recibía las
órdenes. La tarea de aprendizaje: cada vez que el aprendiz realizaba una
respuesta incorrecta el profesor le aplicaba un castigo con un shock eléctrico
comenzando con 15 voltios e incrementando la intensidad de 15 V cada
nuevo error. Para ello el profesor debía usar un generador de shocks con
treinta botones donde se marcaba la intensidad de cada: de 15 V a 450 v.
Cada botón tenía etiquetas luminosas para explicarlo: shock ligero (60 V),
moderado (120 V), intenso (300 V) SOC de extrema intensidad (366) y
“peligro: shock severo” (a 420 V). Además para demostrar la realidad de los
shocks el mismo profesor recibió un shock de 45 v.
El estudiante -cómplice del experimentador- cometía numerosos errores
mientras el maestro –sujeto experimental- incrementaba los voltios de los
shocks cada vez más fuertes. Cada vez que el sujeto experimental dudaba o
rechazaba seguir las únicas ordenes que emitía el investigador eran las
siguientes: “Por favor continúe”,”El experimento requiere que usted
continúe, es absolutamente necesario que usted continúe, Usted no tiene
elección, debe seguir”. El experimento terminaba cuando el sujeto rechazaba
continuar o cuando había administrado tres shocks de la mayor intensidad.
Hay que decir también que el sujeto experimental no estaba expuesto
solamente a la influencia del investigador, sino también a la del aprendiz. En
concreto mientras al inicio podía oír a la víctima reaccionar con pequeños
resoplidos (de 74 V a 105 V), a partir de 120 V comenzaba a chillar diciendo
que los shocks eran dolorosos. Posteriormente comenzaba con gritos
140
Viaje al Corazón de la Psicología Social
agónicos diciendo que se le dejase en paz y no podía aguantar el dolos. A
partir de un momento el estudiante se quedaba en silencia, dejaba de dar
respuestas –si bien el sujeto debía seguir aplicándole shocks pues “la no
respuesta es una respuesta incorrecta”.
Para la sorpresa de Milgram los sujetos, confrontados a las presiones
emanadas de la autoridad, de la víctima y de su propio self, reaccionaron
obedeciendo hasta el mayor nivel de shock en un 65 %. La autoridad del
“hombre de la ciencia” que nunca utilizó sanciones ni armas para presionar al
sujeto experimental fue suficiente para superar las fuerzas internas
(conciencia del sujeto) y externas (los gritos de la víctima) que podrían haber
hecho que el sujeto desobedeciera. Los sujetos experimentales ¿eran
“psicópatas” o “endemoniados”? La experiencia del propio Milgram sugiere
que no, pues la mayoría experimentaban tensión y nerviosismo,
transpiraban, se mordían los labios y cerraban los puños. Además, cuando se
les dejo a los sujetos elegir el nivel de shock a aplicar, se encontró que
solamente un 3 % de ellos llegaron a los niveles altos y el resto nunca subió
de 74 V (condición 11).
El experimento, en contra de las primeras expectativas previstas por
psiquiatras y jueces demostró que la propensión a obedecer, más que de las
características internas de los sujetos devenía de las contingencias
situacionales.
Así Milgram manipuló la proximidad a la víctima en cuatro diferentes
condiciones. Una primera condición donde la victima golpeaba duramente la
pared que le separaba del “profesor”. Una segunda en la que se le oía gritar y
chillar a la víctima. Una tercera que en la misma habitación los dos, se le veía
a la víctima. Una cuarta que igualmente en la misma habitación los dos, el
“profesor” debía poner la mano de la víctima en la plataforma de aplicar los
shocks. Los resultados encontraron que el nivel de obediencia decaía de un
65 % en la primera condición a un 30 % en la cuarta, como se puede observar
en la Tabla 2, de resumen de los estudios de Milgram con las condiciones 2-5
141
Viaje al Corazón de la Psicología Social
Otro de los elementos manipulados fue la cantidad de control que el
experimentador tenía sobre el sujeto a través de la proximidad del
experimentador. Cuando el experimentador, en lugar de dar las instrucciones
en la misma sala, lo hacía desde un lugar remoto, bajaba dramáticamente el
nivel de obediencia hasta un 19 % como ocurre en la condición 9. Además,
cuando la víctima, alegando que tenía problemas de corazón, tomaba parte a
condición de que se le dejase cuando pidiera, el nivel de obediencia se redujo
–solamente- un 25 % desde la línea base (ejemplo condición 6). Además,
cuando cambiaba el contexto del experimento desde un lugar donde el
experimentador se encontraba en un lugar relevante para su rol (Universidad
de Yale) a un contexto menos relevante (en un edificio de negocios –
Experimento de Bridgeport), los cambios en obediencia, si bien bajaron, no
fueron significativos. Además, cuando otro sujeto toma el rol del
experimentador, con la excusa de que debe ausentarse, el nivel de
obediencia desciende hasta un 20 % (Condición 8).
Finalmente, Migram también analizó el rol de la presencia de otros. Para ello
utilizó dos condiciones. En una primera, además del profesor –sujeto
experimental- había también otros dos profesores –cómplices del
experimentador- El primero presentaba la tarea a realizar, el segundo
registraba los shocks emitidos por el sujeto experimental. El primer cómplice
rechazaba continuar al llegar a 150 V y el segundo a 210 V. Los resultados
obtuvieron los niveles más bajos de obediencia: un 10 % (condición 10). La
segunda condición era también con dos cómplices del experimentador como
profesores. El primero administraba los shocks, el segundo registraba y el
sujeto experimental ayudaba a la administración de los shocks. En este caso
se obtuvo el mayor nivel de obediencia: un 93 % de los sujetos obedecieron
(condición 1).
A pesar de las críticas que suscitó, los efectos de la obediencia a la autoridad
se ha encontrado en múltiples contextos como en los estudios de Hofling et
al (1966) donde un medico ordena a las enfermeras administrar una
142
Viaje al Corazón de la Psicología Social
sobredosis -prohibida en el hospital- de “Astroten” a pacientes: encontraron
que de 21 enfermeras 20 obedecieron. Además, no parece ser dicho efecto
un resultado del “espíritu de los tiempos” -de los años 50 en los EEUU-. Por
ejemplo, Blass (1992; 1999; 2000) realiza un meta análisis de los trabajos de
obediencia a lo largo del tiempo y encuentra que los efectos de la autoridad
no han cambiado a lo largo del tiempo: no encuentra correlación significativa
entre el año de publicación y el nivel de obediencia.
Con una insensible regularidad se ha visto a personas buenas darse por
vencidas ante las demandas de la autoridad y realizar comportamientos
crueles y severos. Personas que en la vida diaria son responsables y decentes
fueron seducidas por las trampas de la autoridad, por el control de sus
percepciones, y por la aceptación acrítica de la definición de la situación del
experimentador, realizando así actos muy crueles. … Una gran proporción de
gente hace lo que les dicen que hagan, independientemente del contenido
del comportamiento y sin limitaciones de conciencia, porque ellos perciben
que las ordenes vienen de una autoridad legítima (Milgram, 1974). Nuestro
subrayado fue tomado por Peter Grabriel para su canción, en la que quería
decir que 37 de 40 ¡podemos ser todos!.
6. Criticas a los modelos clásicos y nuevos modelos
6.1. Críticas: Modelo Meritocrático y su énfasis en la normalidad y
marginación. Incapacidad de explicación del cambio social
143
Viaje al Corazón de la Psicología Social
Los procesos de conformismo, sin embargo, han sido criticados por razones
diversas. Primeramente plantean un modelo Meritocratico de Persona: todos
somos iguales y cada uno tiene lo que merece. Así, diversos investigadores
europeos (Moscovici, 1984; Tajfel 1979) han criticado los valores americanos
de los estudios de conformismo y de influencia mayoritaria. Así Por ejemplo,
Tajfel (1979) planteó la necesidad de una psico-sociologia (europea) para
hacer frente al individualismo americano en el sentido que la explicación del
comportamiento del individuo se encuentra en las características internas de
este (los estudios de Milgram fueron una excepción). En el mismo sentido la
crítica de Moscovici (1979) al conformismo pues suponía un énfasis en la
normalidad como conformismo mientras los procesos históricos han
demostrado exactamente lo contrario: has sido las minorías y no las mayorías
las que han producido la innovación en las sociedades frente a las elites
dominantes. En el mismo sentido estos estudios sobre conformismo sirven
para explicar el mantenimiento de los sistemas sociales pero no el cambio
que se produce en ellos. En palabras de Moscovici (Moscovici et al, 1978),
una minoría ... puede .... influir en que los sujetos revisen las bases de sus
juicios, mientras una mayoría puede hacer que la mayoría de ellos acepten su
punto de vista, si es público, que afecte al subyacente sistema cognitivoperceptual. En otras palabras, mientras la influencia mayoritaria trabaja en la
superficie, la influencia minoritaria tiene efectos más profundos y duraderos.
6.2. El modelo de referencia de información
Este modelo, primeramente hace suya la crítica planteada ya por Moscovici
(1976) de las deficiencias de la noción de dependencia como mecanismo de
la influencia social. Básicamente, esta crítica plantea que la incertidumbre (es
decir, la dependencia que tienen las personas con respecto a su grupo para
validar sus juicios) no radica en el tipo de objeto sobre el que hay que emitir
los juicios (sobre la realidad física o social en términos de Festinger), sino en
el grado de consenso que impere en el grupo con el que nos comparamos.
144
Viaje al Corazón de la Psicología Social
Para esta teoría la naturaleza de la incertidumbre es social. Como demostró
Asch introduciendo cómplices desviados del grupo, basta que se rompa el
consenso para que surja la incertidumbre. En otras palabras, es el
desacuerdo con los otros que produce tanta o mayor nivel de incertidumbre
que la propia ambigüedad del estímulo.
La idea básica de este modelo de la información referencial (Turner et al,
1987) es que si bien el acuerdo con los otros produce certidumbre y el
desacuerdo incertidumbre, no es debido a cualquier “otro”. El desacuerdo
generara incertidumbre cuando se trate de otro con el que esperamos estar
de acuerdo, es decir, cuando ese otro este categorizado como idéntico a uno
mismo (intragrupo) sobre una base de atributos relevantes para juzgar el
estímulo objeto de juicio. Así, Turner y col. revierten la idea que la influencia
es una condición previa para la formación y el mantenimiento del grupo, y
sugieren que la influencia es más el resultado de compartir con el otro (la
fuente de influencia) alguna pertenencia categorial importante para el blanco
de influencia.
Según los autores, la influencia de la información referencial opera en tres
etapas.
1) Primeramente el sujeto se auto-categoriza como miembro de una
categoría social (Yo soy Punky).
2) Posteriormente, el sujeto forma o aprende las normas prototípicas
de esa categoría (aprendo como vestir, que hacer, donde pasar el
tiempo libre, con quieres andar, que temas de conversación, etc.)
3) Finalmente, el sujeto se asigna a si mismo esos criterios que definen
a su grupo, de modo que su comportamiento se hace más
normativo, es decir conformista, a medida que resalta la categoría
de pertenencia (Me comporto como un Punky).
145
Viaje al Corazón de la Psicología Social
Figura 3.6. Modelo de Turner y cols.
Según este modelo el elemento básico de conformismo se basa en la
categorización, a partir del cual se produce una acentuación de la similitud
intracategorial. En él, la tendencia al consenso aparece como una propiedad
intrínseca al grupo social. La importancia del consenso para validar los juicios
se basa también en que estos son atribuidos a las propiedades invariantes del
objeto y no meramente a las preferencias subjetivas del sujeto. En suma, la
influencia social surge de la necesidad de llegar a un acuerdo con los otros –
intercambiables a uno mismo- con respecto a los diversos atributos, con el fin
de validar los juicios, es decir de tomarlos por correctos, apropiados y
deseables.
146
Viaje al Corazón de la Psicología Social
6.3. El modelo genético de Moscovici: La influencia minoritaria
Hasta ahora hemos visto tres grandes principios de influencia: dependencia
normativa, dependencia informativa y dependencia auto-categorial.
Moscovici sin embargo priorizará un cuarto principio: la objetivación.
Según esta lógica social, la validación de un juicio será válida –en el sentido
de objetivo- en la medida en que todos los observadores den un mismo
informe. En esta validación interviene una representación social del
conocimiento sobre el consenso. En concreto, la fuente mayoritaria obtiene
más influencia que una minoritaria porque su punto de vista es considerado
como más válido (Festinger 1950), independientemente de la validez que el
juicio tenga en sí mismo, ya que en esa representación, la validez del
conocimiento viene dada por el consenso, es decir, se establece por medio
de una construcción social.
6.3.1. El modelo genético
En este sentido, Moscovici (1976) plantea que el conformismo es solamente
uno de los procesos de influencia. Los otros dos procesos serían la
normalización es decir, el compromiso que lleva a la convergencia (como en
Sherif) y, más importante aquí, la innovación cuando la minoría crea un
conflicto para influir en la mayoría.
Según Moscovici tres serán las ideas básicas por las que discurre la influencia
social: 1) el conflicto entre mayoría y minoría lleva a cambios en las actitudes
y comportamientos de la mayoría; 2) La gente está motivada a evitar y a
147
Viaje al Corazón de la Psicología Social
resolver los conflictos socio-cognitivos y 3) La cantidad de influencia ejercida
por la minoría, dependerá de los estilos comportamentales de la misma
En su libro “Social influence and social change”, Moscovici (1976) argumentó
en contra del enfoque funcionalista Americano tradicional en los estudios de
conformismo y por su parte, propuso lo que el denomino modelo ‘genético’.
En la base de este modelo se encontraba la idea de que todos los intentos de
influencia social crean un conflicto entre la fuente y el receptor de la
influencia. En concreto plantea que las minorías pueden, y muchas veces lo
hacen, crear conflicto porque retan la visión dominante de la mayoría, y con
ello ofrecen una nueva y diferente perspectiva. Debido a que existe una
tendencia a evitar el conflicto, a menudo, la gente desestima la posición
minoritaria, incluso atribuyendo su desviación a características subyacentes
que refieren a dimensiones psicológicas indeseables (Papastamou, 1986).
¿Qué ocurre, sin embargo, cuando la minoría rechaza ser desestimada, como
por ejemplo cuando demuestran que están en lo cierto, persisten en su
posición, y creen que la mayoría es la que debería cambiar de posición?
Moscovici afirma que adoptando un estilo comportamental similar al
anterior, la minoría puede hacer que la mayoría reconsidere sus propias
creencia y tome en cuenta la visión de la minoría como alternativa viable.
Moscovici acuño este termino de estilo comportamental y lo definió como “.
. . la manera en la que el comportamiento es organizado y presentado. . .
para provocar la aceptación o rechazo de un juicio. . . el hecho de que
mantiene un punto de vista bien definido y lo desarrolla de una manera
coherente” (Moscovici, Lage & Naffrechoux, 1969, p. 366; ver Maass & Clark,
1984, para una revisión). Moscovici (1976) identifico cinco aspectos básicos
de los estilos comportamentales (consistencia, implicación, autonomía,
rigidez y equidad). Levantándose contra la mayoría, la minoría muestra que
está en lo cierto y comprometida con su posición y que no será fácilmente
influida (ver Buschini, 1998).
148
Viaje al Corazón de la Psicología Social
Veamos cómo funciona el estilo comportamental de la consistencia. Para
explicar porque un estilo comportamental es importante para la influencia
minoritaria, Moscovici se basó en la teoría atribucional de Kelley (1967) (ver
también Chaiken & Stangor, 1987; Eagly & Chaiken, 1993; Masss & Clark,
1984; Valencia et al, 2007; o el tema de atribución de este manual). Una
minoría, siendo consistente, se hace ‘visible’ el grupo, y atrae, o incluso
demanda, la atención de los otros (Schachter, 1951). Un comportamiento
consistente lleva a atribuciones de certeza y confianza, especialmente
cuando la minoría rechaza públicamente la posición mayoritaria.
El modelo de Kelly (1967) plantea que un observador intentara deducir si el
comportamiento de una persona se debe a las características del objeto
(Atribución al Estimulo), a la forma de ser de esa persona (Persona) o a las
características de la situación, en función de la peculiaridad o distintividad
del comportamiento (distintividad), la repetición o no a lo largo del tiempo o
de las situaciones (consistencia) y al número de personas que realizan dicho
comportamiento (consensos). Así, en la medida en la que un solo sujeto
defienda un juicio diferente a la mayoría, la atribución que realice un
observador externo ira dirigida a sus características personales, y no tendrá
influencia alguna en la mayoría. Sin embargo, será suficiente con que ese
sujeto se asocie con algún otro, formando un grupo minoritario, para que la
atribución del observador externo vaya cambiando de la Persona al Objeto
(Estimulo), es decir, además de atribuir el comportamiento a las
características de la persona también lo realizara a las propiedades del
objeto. Por ello, tanto la consistencia intraindividual -o repetición del
comportamiento por parte de esa persona-a lo largo del tiempo y las
situaciones (consistencia) como la consistencia interindividual – repetición
del comportamiento por parte de otras personas- lleva a que el observador
realice un examen más cuidadoso del objeto de juicio (¿no será que tienen
razón?).
149
Viaje al Corazón de la Psicología Social
Persona
Estimulo
Situación
Consensos
↓
→
↑
↓
Distintividad
↓
→
↑
↑
Consistencia
↑
↑
↓
Figura 3.7. Covariación de fuentes de información para las atribuciones.
Dicho estilo comportamental crea dos tipos de conflicto en los miembros de
la mayoría: uno cognitivo (debido al incremento en la diversidad de
respuestas) y el otro social (debido a su consecuente amenaza a las
relaciones interpersonales). Los miembros de la mayoría resuelven este
conflicto cuestionándose su propia posición y considerando la posición de la
minoría como una alternativa valida
Con el fin de analizar su hipótesis Moscovici y cols. (1969) formaron grupos
de 6 personas que participaban en una tarea perceptual en la que debían
determinar el color y la intensidad luminosa de una serie de diapositivas. En
realidad todas eran azules y solamente variaba la intensidad luminosa. Todos
los grupos experimentales se componían de 4 sujetos ingenuos y 2 sujetos
cómplices del experimentador. Durante la fase de influencia los sujetos
debían decir en voz alta el color de la diapositiva. El diseño constaba de tres
condiciones. En una primera los cómplices decían siempre que la diapositiva
era verde (condición consistencia). En otra los dos cómplices decían verde
algunas veces y azul otras (condición de inconsistencia diacrónica) y mientras
en otros casos uno decía verde y el otro azul (condición de inconsistencia
150
Viaje al Corazón de la Psicología Social
sincrónica). Finalmente en la tercera condición de control todos los sujetos
eran ingenuos.
Los resultados encontraron que mientras en la condición consistente los dos
cómplices consistentes lograban influir en 8,42 % de las respuestas, los
cómplices de la condición inconsistente influyan en un 1,25 %. Finalmente los
sujetos en la condición control fueron solamente influidos en un 0,25 % de
las respuestas.
Si bien los anteriores resultados pertenecen a la influencia de la minoría en
juicios públicos –emitidos en voz alta-, el experimento tuvo también otra
parte en la que los sujetos debían responder, ahora privadamente, a una
serie de 16 diapositivas en las que 3 de ellas eran verdes, 3 azules y las
restantes 6 eran verdi-azules. Los resultados encontraron que a nivel privado,
los sujetos de las dos condiciones experimentales, a diferencia de la
condición control, juzgaban las diapositivas verdi-azules más verdes que
azules. Además esa tendencia se acentuaba en los sujetos que no habían
emitido juicios de verde en público, lo cual indica que la complacencia
publica no es una condición necesaria para que se dé un cambio de juicios en
privado.
151
Viaje al Corazón de la Psicología Social
8
,
4
2
8
6
4
% respuestas influidas
1
2
,
2
5
0
,
2
5
0
consistente
inconsistente
control
Figura 3.8. Numero de respuestas influidas en el estudio de Moscovici y cols.
(1969). Elaboración propia.
Además del estilo comportamental consistente Gabriel Mugny ha
realizado su trabajo en esta área profundizando en los estilos
comportamentales (Mugny, 1982). Mugny ha ampliado la investigación de
Moscovici analizando el impacto de la influencia de la minoría en diversas
áreas de las actitudes sociales en problemas básicos de la sociedad suiza (Ej.,
polución, aceptación de trabajadores inmigrantes, servicio militar, etc.). Su
tesis básica se ha basado en distinguir entre el comportamiento dirigido hacia
la norma mayoritaria y el comportamiento dirigido hacia la “población” que
la minoría desea influir. Esto le llevo a denominar como estilo de negociación
(Mugny, 1975) lo que Moscovici había definido como estilo comportamental.
Esta distinción se basa en que la minoría no tiene poder ni medios para
ejercer dependencia, por lo que deberá negociar su influencia con la mayoría.
Mugny identifica básicamente dos estilos de negociación el estilo rígido
(donde la minoría rechaza comprometerse con la minoría) y un estilo flexible
(donde la minoría se prepara para adaptarse a la posición mayoritaria y
acepta llegar a ciertos compromisos). En una serie de estudios, donde
Mugny controló la consistencia percibida entre las condiciones de
manipulación, mostró que una minoría que utiliza un estilo flexible era más
probable que influyera en la mayoría que la que utilizaba el estilo rígido (para
una revisión ver Mugny, 1982). Así en un experimento (Mugny et al, 1981)
presentó a los sujetos un mismo texto persuasivo compuesto por una serie
152
Viaje al Corazón de la Psicología Social
de reivindicaciones contra el problema de la contaminación. La mitad de los
sujetos leyeron las reivindicaciones realizadas con un estilo flexible (hagamos
esto...) mientras la otra mitad con un estilo rígido (obliguemos a hacer
esto...). La variable dependiente tenía dos condiciones. Una directa, medida
por el cambio de opinión en relación al mensaje y otra indirecta, con temas
relacionados indirectamente con la contaminación. Como podemos ver en
los resultados, la minoría flexible obtiene tanta influencia con su mensaje
sobre las opiniones directas como las indirectas. El estilo rígido, sin embargo
se reduce drásticamente la influencia directa, si bien mantiene su influencia
indirecta.
0,76
0,8
0,6
0,44
0,43
0,4
flexible
0,2
rigido
0
-0,2
-0,11
influencia directa
Influencia indirecta
Figura 3.9. Influencia de los estilos en el estudio de (Mugny et al, 1981).
Evidencia a favor de este modelo ‘genético’ se ha encontrado en diversas
líneas de investigación. Así se ha encontrado que hay diversos aspectos del
estilo comportamental de la minoría que determinan la influencia como la
consistencia en la respuesta (Moscovici, et al., 1969; Moscovici & Lage,
1976), la flexibilidad (Mugny, 1975; Mugny & Papastamou, 1981), y el
consenso minoritario (Bray, Johnson & Chilstrom, 1982; Moscovici & Lage,
1978; Nemeth, Wachtler & Endicott, 1977). La mayor parte de la evidencia
empírica ha ido dirigida a mostrar como los estilos comportamentales
153
Viaje al Corazón de la Psicología Social
incrementan la influencia de la minoría, si bien no se ha profundizado
claramente en como median en la influencia (Ej. Maass & Clark, 1984, para
una evaluación critica).
Si bien la temprana teorización de Moscovici sobre la influencia minoritaria
recibió ciertas críticas (ver. Ej. Kelvin, 1979, pero la respuesta de Moscovici,
1979; Levine, 1980; Turner, 1991), básicamente supuso poner el estudio de
las minorías activas en la agenda de la investigación que hasta entonces no
había sido realizada. De hecho, el autor puso en cuestión el enfoque
funcionalista de influencia que planteaba que la influencia social surge
invariablemente desde aquellos que ostentan el poder (las mayorías) sobre
los que no tienen poder (minorías), mostrando que la influencia es una
relación recíproca. En palabras de Moscovici (1976) la gente es a la vez
fuente y receptor de influencia.
6.3.2. El efecto de conversión
La teoría de conversión de Moscovici (1980, 1985) es con mucho la
perspectiva teórica actual más importante en el área de la influencia social.
Moscovici plantea que todas las formas de influencia vengan de la mayoría o
de la minoría conllevan un conflicto, y los individuos se encuentran
motivados a reducir dicho conflicto. Sin embardo, dependiendo del tipo de
fuente de conflicto, es decir si la influencia viene de la mayoría o la minoría,
la gente utiliza diferentes procesos, con diferentes resultados.
En el caso de la influencia mayoritaria, será el proceso de comparación el que
utilicen los sujetos cuando concentran su atención en “. ...lo que los otros
dicen, con el fin de ver si encajan con sus opiniones o juicios” (1980, p. 214).
Debido a que la identificación con la mayoría es algo deseable, la gente se
conforma la posición de la mayoría sin realizar un detallado análisis del
154
Viaje al Corazón de la Psicología Social
contenido del mensaje. Así el resultado de la influencia mayoritaria es la
complacencia publica con la posición mayoritaria, con poco o ningún cambio
actitudinal indirecto o privado. Mientras es el proceso de comparación social
el que dirige el proceso de influencia mayoritaria, planteara Moscovici, no es
este el caso de la influencia minoritaria debido a que la gente típicamente
desea evitar su asociación a grupos no deseables. Sin embargo, las minorías
son distintivas, en el sentido que se levantan contra la mayoría y esto, a su
vez, fomenta un proceso de validación que lleva a los individuos a “. . .
examinar las propias respuestas, los propios juicios, con el fin de confirmarlos
y validarlos. . . para ver que ve la minoría, para comprender que entienden
ellos por ello” (1980, p. 215). Mientras la influencia minoritaria puede que
no lleve a un acuerdo público, por miedo a ser categorizado como miembro
minoritario (Mugny, 1982), un análisis más detallado de la validez de los
argumentos de la minoría puede conllevar un proceso de conversión
actitudinal a nivel privado o latente.
La teoría de conversión de Moscovici representa un cambio substancial en
relación a su anterior modelo genético. De hecho, hay autores (Martin &
Hewstone 2001a) plantean que deben ser entendidas como dos teorías
separadas. En relación a la influencia mayoritaria la teoría de conversión
realiza un mayor énfasis en el valor normativo asociado con la pertenencia al
grupo mayoritario y menos en la habilidad de actuar como verificador de la
información. En relación a la influencia minoritaria el cambio es también
grande. Más que utilizar una explicación atribucional como lo hacía en el
modelo genético (basándose en las percepciones derivadas del estilo
comportamental de la fuente), la teoría de la conversión se basa más en una
explicación cognitiva (donde la influencia es el resultado del nivel de
evaluación del mensaje de la fuente). El rol del estilo comportamental,
básico por otra parte en el modelo genético (Moscovici, 1976), raramente es
mencionado en la teoría de la conversión (Moscovici, 1980). Las
explicaciones de Moscovici basadas en los procesos de comparación y
validación aparecen cercanas a los procesos normativos e informacionales
155
Viaje al Corazón de la Psicología Social
descritos en la literatura sobre el conformismo (Turner, 1991) – El conflicto
asociado con la influencia mayoritaria se resuelve por medio de un proceso
de comparación social y de conformismo o complacencia publica, mientras el
conflicto asociado con la influencia minoritaria lleva a un análisis del
contenido del mensaje y se resuelve por medio del rechazo público y la
aceptación privada (lo que Moscovici denomina conversión).
Grupo de Influencia
mayoría
minoría
Tipo de Conflicto
Social
De Contenido
Proceso explicativo
Comparación social
Validación
Resultado
Complacencia
Conversión
Tipo de Opinión
Publico – Directo
Privado - Indirecto
Figura 3.10. Esquema resumen de influencia mayoritaria y minoritaria.
6.3.3. El paradigma azul-verde y el efecto after-effect
Ya desde los primeros estudios (Moscovici et al, 1969) había encontrado que
la influencia mayoritaria que disfrutaba de más poder y mayor credibilidad
obtenía más fácilmente una influencia pública (complacencia) sin modificar
las opiniones privadas. Las fuentes de influencia minoritarias se encontraban
con reticencias a la hora de logara influencia publica, obteniéndola sin
embargo a nivel latente o indirecto, es decir fuera del control consciente del
individuo, lo cual había llevado a Moscovici a denominarlo efecto de
conversión.
156
Viaje al Corazón de la Psicología Social
Moscovici y Lage (1976) en su estudio ahora popular denominado paradigma
azul-verde, encontraron que la mayoría obtenía más influencia manifiesta
(decir oralmente en alto que las diapositivas presentadas era de color verde –
cuando en realidad todas eran de color azul-) mientras la minoría era
superior en la posterior prueba en colores ambiguos donde los sujetos decían
más verde bajo influencia minoritaria que bajo influencia mayoritaria. Así, se
comenzó a sospechar que “una minoría, sin obtener una aceptación
substancial de su punto de vista en el plano manifiesto, puede influir en los
sujetos de manera que estos revisen las bases profundas de sus juicios,
mientras que una mayoría puede hacer que se acepte su punto de vista, si es
unánime, sin afectar el sistema cognitivo-perceptivo subyacente. En otras
palabras, la influencia de la mayoría opera en la superficie, mientras que la
minoría tiene efectos profundos (Moscovici y Lage 1976, 163).
El problema era saber si el efecto se daba por un cambio en la configuración
perceptual del sujeto o meramente se trataba de un simple cambio en la
respuesta perceptiva. Con el fin de indagar en esta problemática Moscovici y
Personnaz (1980) realizaron sus estudios sobre el color complementario de la
imagen consecutiva. La lógica en la que se basaron los autores es la siguiente.
Si nos fijamos en un color y al desaparecer este ponemos nuestra vista fija en
una pantalla en blanco se percibe una imagen durante un breve instante.
Esta es la imagen que recibe el nombre de imagen consecutiva y su color el
de color complementario. Los estudios sobre percepción habían encontrado
que el color complementario al azul era el amarillo-naranja y el del verde era
rojo-púrpura. Imaginemos que frente a una diapositiva de color azul una
fuente de influencia dice que es verde. Si el sujeto dice que la imagen
consecutiva es de color amarillo-naranja está percibiendo el color
complementario del azul (de la diapositiva objetiva que vio), diríamos que no
ha sido influido por la fuente. En cambio, si dice que el color complementario
es rojo-púrpura, el color complementario del verde, entonces diríamos que la
fuente influyó en la respuesta del sujeto.
Uno de los estudios clásicos fue el realizado por Personnaz (1981). Su
experimento constaba de cuatro fases. En la primera fase a 2 sujetos –un
157
Viaje al Corazón de la Psicología Social
cómplice y un sujeto experimental- se les presentaban diapositivas azules y
se les pedía que escribieran en privado el color de la diapositiva. Esta primera
fase constaba de 5 ensayos. En la segunda fase –esta de influencia- los
sujetos debían responder en voz alta el color de la diapositiva que se les
presentaba (todas era azules realmente). Durante los 15 ensayos de esta fase
el cómplice siempre decía que era verde. El experimentador, con el fin de
introducir la manipulación de influencia- daba también a los sujetos el % de
respuesta de las personas que previamente habían participado en el estudio.
En la condición mayoritaria se les decía que el 81,8 % de los sujetos decían
que era verde, mientras en la condición minoritaria se les decía que un 18,2
% decían que era verde. Terminada esta fase se iniciaba la tercera fase la cual
era idéntica a la primera solo que al llegar al 5º ensayo el cómplice
abandonaba la sala con una excusa y –fase cuatro- el sujeto debía evaluar en
solitario 15 diapositivas más. El experimento constaba de 3 variables
dependientes. 1) era la respuesta manifiesta dada por el sujeto; 2) la
respuesta medida por un espectrómetro en el que se les pedía a los sujetos
que ajustasen la longitud de onda del color percibido en la diapositiva; y 3)
finalmente se medía el ajuste de la longitud de onda del color
complementario de la imagen que aparecía tras la proyección de la
diapositiva en la pantalla. El índice de influencia manifiesta o sumisión se
obtuvo por el número de veces que los sujetos experimentales respondían
verde o ajustaban la longitud de onda del color verde. El índice de influencia
latente o inconsciente se media por la longitud de onda del color de la
imagen consecutiva.
Los resultados encontraron que en general los sujetos se conforman poco en
la respuesta manifiesta donde había un solo sujeto, al contrario que en las
situaciones de típicas de conformismo (tipo Asch) donde los cómplices que
presionan eran más que el individuo solo que se utilizó en este experimento.
Sin embargo en relación a la respuesta latente del color de la imagen
consecutiva las cosas son diferentes. Mientras en la dimensión pública de la
fase 2 se daba una mayor influencia mayoritaria, en la fase tres y sobre todo
158
Viaje al Corazón de la Psicología Social
en la fase cuatro, es decir, cuando respondían privadamente, se daban los
mayores índices de influencia minoritaria (Figura 3.11).
0,4
0,2
0
-0,2
-0,4
fase 2
minor infl
fase 3
mayor infl
fase 4
control
Figura 3.11. Resultados del estudio de Moscovici y Personnaz (1980).
Elaboración propia.
¿Que evidencia hay para apoyar la teoría de la conversión? De manera
interesante se podría decir que la evidencia empírica de su modelo genético
antes citada provee de un apoyo, si bien con vaivenes, para su teoría de la
conversión. Por ejemplo, la investigación que muestra que la conformidad
depende de que la mayoría tenga un estilo comportamental unánime y
consistente (ver Moscovici & Nemeth, 1974) solamente apoya la teoría de la
conversión, si se asume que dicha consistencia se relaciona con el cada vez
mayor valor normativo de la pertenencia al grupo mayoritario. En concreto,
159
Viaje al Corazón de la Psicología Social
la evidencia empírica se podría organizar en función de tres grandes hipótesis
surgidas de la teoría de la conversión; (i) la hipótesis de la dirección de la
atención la influencia mayoritaria hace que la gente se fije más en la relación
entre ellos y la fuente de influencia, mientras la influencia minoritaria hace
que la gente se fije más en el contenido del mensaje minoritario, (ii) la
hipótesis del contenido del pensamiento – la influencia mayoritaria lleva a un
análisis superficial del argumento de la mayoría mientras la influencia
minoritaria lleva a una evaluación detallada de los argumentos de la minoría,
y (iii) la hipótesis de influencia diferencial– la influencia mayoritaria lleva a
una mayor influencia directa y publica que indirecta y privada, mientras la
influencia minoritaria implica lo opuesto.
En relación con la hipótesis de la dirección de la atención, la investigación ha
mostrado claramente que las mayorías animan a los sujetos a fijar su
atención en la relación entre ellos mismos y los miembros de la mayoría
(focus interpersonal) mientras la minoría lleva a una mayor atención en el
contenido del mensaje minoritario (focus de mensaje) (Ej., Campbell, Tesser
& Fairley, 1986; Guillon y Personnaz, 1983; Tesser, Campbell & Mickler,
1983). En relación a la hipótesis del contenido del pensamiento, la evidencia
ha mostrado que el hecho de que las minorías lleven a la generación de más
argumentos y contra argumentos, en un intento de evaluar el mensaje,
comparado con las mayorías es a veces consistente y otras no. Estos estudios
utilizando la técnica de listas de pensamiento (thought-listing technique)
para elicitar elaboraciones del mensaje en los participantes, técnica típica en
la investigación cognitiva de persuasión (Ej. Petty & Cacioppo, 1986) han
encontrado resultados que sugieren diferencias en la cantidad y cualidad del
pensamiento en función de la influencia mayoritaria y minoritaria (Ej., Alvaro
& Crano, 1996; De Dreu & De Vries, 1993, 1996; Maass & Clark, 1983;
Mackie, 1987; Mucchi-Faina, Maass & Volpato, 1991). Un subproceso
derivado de esta hipótesis es que la influencia minoritaria lleva a un mayor
nivel de procesamiento del mensaje que la influencia mayoritaria. Para
estudiar esta hipótesis los investigadores han utilizado una técnica
igualmente desarrollada en la investigación cognitiva sobre persuasión, cara
160
Viaje al Corazón de la Psicología Social
a determinar si un mensaje ha sido sistemáticamente procesado, es decir,
manipulando la cualidad de los argumentos en el mensaje (bien débil y no
persuasivo o fuerte y persuasivo). Si los participantes se encuentran
motivados y capaces de procesar un mensaje entonces deberían ser más
persuadidos por mensajes fuertes que por débiles. Los resultados de los
estudios, cruzando el estatus de la fuente y la cualidad del mensaje han sido
contradictorios, algunos apoyando la teoría de la conversión y otros no (Ej.,
Baker & Petty, 1994; Bohner, Frank & Erb, 1998; Crano & Chen, 1998; De
Dreu & De Vries, 1993; Kerr, 2002; Martin & Hewstone, 2003). Martin &
Hewstone (2001b; 2002; 2003) han clarificado estos resultados
inconsistentes mostrando que el nivel del procesamiento del mensaje
depende de las demandas de ser procesado, las cuales prevalecen en el
momento de la presentación del mensaje. Cuando la demanda del
procesamiento del mensaje son bajas, los individuos se basan más en
heurísticos como ‘consenso es igual a corrección’ y muestran más influencia
de la mayoría que de la minoría; cuando se da un nivel medio de demanda de
procesamiento se tiende a un mayor procesamiento del mensaje en la
condición de influencia minoritaria que en la mayoritaria; y finalmente,
cuando las demandas de procesamiento son altas se tiende a procesar el
mensaje tanto de la fuente mayoritaria como de la minoritaria. Estos
estudios muestran, en contra de la teoría de la conversión, que tanto la
mayoría como la minoría puede llevar a procesar el mensaje si bien bajo
diferentes situaciones. Los resultados apoyan un enfoque contingente a la
influencia de la mayoría y de la minoría
Así, por ejemplo Baker y Petty (1994, exp 2) encontraron que se daba una
mayor atención al mensaje contra-actitudinal cuando este era propuesto
desde la posición mayoritaria, al igual que mayor atención cuando el mensaje
pro-actitudinal es propuesto desde la posición minoritaria.
Finalmente, es la hipótesis de influencia diferencial la que ha recibido la
mayor parte de la atención. En su revisión meta analítica de 97 estudios
161
Viaje al Corazón de la Psicología Social
Wood et al, (1994), diferencian entre la medición de la influencia en público
(donde la fuente es consciente de las respuestas de los participantes) y en
privado (donde la fuente no es consciente de las respuestas de los
participantes). A su vez, la categoría de respuesta privada fue
posteriormente dividida en respuestas directas (influencia en la misma
dimensión propuesta por la fuente) o en respuestas indirectas (influencia en
una misma dimensión diferente pero relacionada con la propuesta por la
fuente). Wood et al. (1994) concluyeron que “El impacto minoritario fue más
marcado en medidas de influencia que eran privadas e indirectamente
relacionadas con el contenido del mensaje y fue menos evidente en medidas
de influencia privadas y directamente relacionadas y en medidas públicas” (p.
323). La investigación ha examinado la influencia mayoritaria y minoritaria
en diferentes dimensiones. Así, Maass, West and Cialdini (1987) en su
revisión identificaron cuatro dimensiones; (i) tiempo (influencia medida
inmediatamente después de la exposición a la fuente versus influencia
medida posteriormente, (Ej., Crano & Chen, 1998; Moscovici, Mugny &
Papastamou, 1981), (ii) especificidad (la influencia es especifica al mensaje
versus influencia que va más allá del mensaje y toma en cuenta una amplia
serie de temas – esta dimensione comúnmente se denomina como influencia
‘directa’ o ‘indirecta’ respectivamente ( Ej., Alvaro & Crano, 1997; Moscovici
et al., 1981; Mugny & Pérez, 1991), (iii) privacidad (respuestas que se realizan
en público versus las que se realizan en privado y anónimamente (Ej., Maass
& Clark, 1983) y , (iv) consciencia (participantes que son conscientes de las
conexiones entre el mensaje de la y la dimensión de influencia versus no
conscientes de la conexión (Ej., Brandstätter et al, 1991; Moscovici &
Personnaz, 1980, 1991).
6.3.4. Los efectos paradójicos de la negación y de la censura
Hemos visto hasta ahora que frente a lo esperado por el marco teórico de
Hovland de las teorías de persuasión, una minoría, con un mensaje sin
162
Viaje al Corazón de la Psicología Social
credibilidad, era capaz de ejercer una influencia en la mayoría, incluso por el
mismo hecho de negar la credibilidad del mensaje.
Es a partir de esta idea que se iniciarion los estudios sobre los efectos
paradójicos de la negación (Moscovici, Mugny y Perez, 1983; Perez, Mugny y
Moscovici 1986; Perez, Moscovici y Mugny, 1991). La negación o mejor dicho
la denegación consiste en no conceder ni siquiera la mínima verosimilitud al
punto de vista defendido por una minoría, y afirmar así que las únicas ideas
correctas son las de la mayoría.
Por una parte, en la vida cotidiana recurrimos a expresiones como “va en
contra del sentido común”, “es absurdo”, “utópico”, “su argumentación es
falsa”, “no es un método adecuado”. La finalidad de la denegación consiste
en atacar la influencia minoritaria y seguir apoyando a la mayoría como
marco de referencia esencial. Así, extraeríamos la primera hipótesis relativa a
que la negación frenará la influencia directa del mensaje de una minoría,
pues de lo contrario, la cotidianeidad no estaría plagada de expresiones
como las anteriormente citadas.
Por otra parte, la negación de la credibilidad de un mensaje provoca también
a menudo un conflicto interno en el individuo que la observa, exigiendo a su
vez un trabajo cognitivo más elaborado que la mera aceptación del mensaje.
Los estudios sobre los efectos paradójicos de la negación han mostrado que
ese conflicto y trabajo cognitivo, de una manera indirecta, puede terminar
por producir un cambio en los juicios y actitudes de la gente. En otras
palabras, el trabajo cognitivo critico realizado para resistir contra la minoría,
a la larga, puede generar a su vez un cambio que se quería evitar. La
negación, en este sentido, produce el efecto paradójico de impedir la
influencia directa de las fuentes minoritarias de influencia, pero a su vez
facilitar el influencia indirecta, diferida o no consciente de ella: producir el
efecto de conversión visto anteriormente.
En su primer experimento, Moscovici, Mugny y Perez, (1983) analizaron las
opiniones de los sujetos sobre el aborto. En una primera fase, se les proveyó
163
Viaje al Corazón de la Psicología Social
a los sujetos de un texto a favor del aborto realizado por un grupo
minoritario. En esta fase se indujeron dos condiciones. En una primera
condición –de negación- se les pedía que tratasen de adivinar los cuatro
argumentos del mensaje “que no son plausibles, ni razonables y que no
merecen ser tenidos en consideración”. En una segunda condición –
condición texto- no se les pedía que determinasen los argumentos que la
mayoría estimaba inverosímiles. En una segunda fase se midieron las
opiniones sobre el aborto (medida directa de influencia) así como sobre los
anticonceptivos (medida indirecta de influencia). En una tercera fase, tres
semanas después, se volvió a medir la influencia, en este caso sin que leyeran
el mensaje. Los autores también utilizaron un grupo control cuyo trabajo
consistió en responder a las variables dependientes sin que hubieran leído
ningún texto.
Los resultados encontraron que en el caso de las medidas realizadas
inmediatamente después del experimento, la mayor influencia se obtiene en
el caso de la minoría cuyo mensaje no fue objeto de negación, es decir en la
condición texto. Sin embargo en las mediciones realizadas tres semanas
después se confirma que el único mensaje que llevo a un cambio de actitudes
fue el que había sido negado, es decir, tachado de inverosímil, no razonable,
y lógico. Es aquí donde los sujetos se muestran más favorables al aborto –
medida directo- y sobre todo a los anticonceptivos –medida indirecta-.
.
164
Viaje al Corazón de la Psicología Social
6
5,27
4,81
5
4,25
4,52
5,55
4,88
4
3
2
1
0
aborto
anticonceptivos
control
texto
negacion
0,45
0,31
0,3
0,21
0,15
0
-0,02
-0,08
anticonceptivo
-0,15
aborto
control
texto
negacion
Figura 3.12. Resultados del estudio de Moscovici, Mugny y Perez, (1983).
Elaboracion propia.
Para que la negación de un mensaje minoritario produzca el efecto
paradójico, como se ha visto, la crítica debe centrarse más en el contenido
del mensaje emitido por la fuente que en las características –psicológicas- de
la fuente (este último efecto será denominado “psicologización”, Perez,
Moscovici, y Mugny 1991).
La investigación psicosocial clásica sobre la censura ya había encontrado que
las ideas que se juzgan inadmisibles pueden provocar un mayor cambio en
los juicios y actitudes que las que se tienen por plausibles. Por ejemplo
Ashmore, Ramchandra y Jones (1971) ya habían encontrado en su diseño
bifactorial (Factor 1: dar una conferencia a favor vs. en contra de la presencia
de la policía en el campus; Factor 2: el decano prohibiría la conferencia vs. no
165
Viaje al Corazón de la Psicología Social
decir nada) que las actitudes cambiaban más y se defendía más la posición de
la conferencia censurada. Worchel y Arnold (1973) en la misma línea pero
variando las características positivas o negativas del censor, encontraron que
la comunicación censurada provocaba un mayor cambio de juicio en
dirección de lo censurado. Broeder (1959) trabajando con jurados, hizo
escuchar a 30 jurados experimentales una grabación de la declaración en un
juicio sobre una mujer herida en un accidente de coche. De las tres
condiciones del conductor (sin seguro; con seguro a terceros y con seguro a
terceros pero con el juez diciendo que no tuvieran en cuenta este dato) la
que mayor indemnización asumía era la censurada, mostrando así que
incluso cuando oficialmente se solicite a los jurados que no utilicen esa
prueba, la utilizan todavía en mayor medida. Este dato es importante pues
supone que la censura oficial, destinada a garantizar el orden social y en este
caso la imparcialidad del juicio obtiene efectos contraproducentes.
Indemnizacion
60.000
40.000
20.000
0
Sin seguro
Seg. 3os
Seg. 3 y censura
Figura 3.13. Resultados del estudio de Broeder (1959). Elaboracion propia.
Pensemos en la paradoja del mentiroso: “Esta sentencia es falsa”. ¿Que nos
sugiere, que implicaciones tiene? En otra línea de investigación Wegner y
colaboradores han trabajado los efectos no conscientes de la supresión del
pensamiento. Así por ejemplo Wegner (1994) en uno de sus experimentos
pidió a los sujetos en una condición que pensasen sobre un oso blanco y en la
otra que pensasen en lo que quisieran excepto en un oso blanco. La variable
166
Viaje al Corazón de la Psicología Social
dependiente consistía en escribir lo que le venía a la mente a los sujetos, las
veces que aparecía un oso blanco. Como podemos imaginar los resultados
encontraron igualmente los efectos paradójicos de la censura: los sujetos que
habían suprimido sus pensamientos mencionaban substancialmente más el
oso blanco que los de la otra condición. En la investigación ya clásica,
Wegner, Schneider, Carter y White (1987) Trataron de profundizar en esta
problemática utilizando para ello dos condiciones. En una primera condición
los sujetos tenían que expresar en voz alta todos los pensamientos que les
vinieran a la mente durante 5 minutos, con una excepción: que intentasen no
pensar en un oso blanco. Después de esta primera fase de supresión venia
una segunda fase de 5 minutos donde tenían que intentar pensar en todo lo
que incluyera un oso blanco. En una segunda condición las fases se invertían:
primero pensar en un oso blanco y segundo supresión. Los resultados
encontraron que 1) en ambos grupos la supresión de pensamiento era una
tarea difícil (cerca de 1 pensamiento de oso blanco por minuto); 2) la
condición supresión-expresión, a la hora de expresar todo lo relativo a un oso
blanco, lo hacían más rápidamente (4 asociaciones por minuto) mientras los
de la condición expresión-supresión lo realizaban menos fácilmente (3
asociaciones por minuto); 3) los sujetos en la condición expresión-supresión
comenzaban dando más asociaciones en la primera parte que en la segunda
(explicable por el efecto del hastío), mientras los sujetos en la condición
supresión-expresión comenzaba con pocas asociaciones y posteriormente las
aumentaba exponencialmente. Esto indicaba que la preocupación de lo
suprimido produce efectos inmediatos y diferidos también. Los autores lo
explicaron por medio de dos procesos: proceso de monitorización: búsqueda
de evidencia sobre el pensamiento no deseado y proceso operativo de autodistracción: búsqueda de distracción. En otras palabras, cuando tenemos que
suprimir algo del pensamiento utilizamos el proceso de auto-distracción, por
lo que se recurre a una mayor diversidad de objetos para distraerse. Sin
embargo, cuando después de suprimir algo se le pide a los sujetos que
produzcan imágenes relacionadas con lo suprimido –el oso blanco en este
caso-, estos tienen a su disposición una gran variedad de distractores, siendo
por ello más fácil formar un gran número de distractores.
167
Viaje al Corazón de la Psicología Social
Algo similar habían encontrado estos autores (ver Wegner y Gold, 1995) a la
hora de explicar diversos eventos cotidianos, como por ejemplo porqué
cuando pensamos en nuestras experiencias amorosas pasadas “aventamos el
rescoldo del fuego” mostrando así porqué las relaciones interpersonales
“secretas” son tan importantes.
En general, podemos decir que la supresión de un objeto de pensamiento
parece llevarse a cabo siguiendo un tipo de pensamiento no convergente
sino divergente. Esta negación supone una actividad cognitiva de
descentración, la cual requiere un esfuerzo mental mayor que la
confirmación del pensamiento: dicho objeto de pensamiento parece cobrar
más importancia en la mente de las personas. Siguiendo a Moscovici (1991):
en la mente de los jueces la evidencia inadmisible puede que sea ilegal, pero
no necesariamente falsa. En otras palabras, cuando uno se pone en una
situación de búsqueda de la verdad, toda información adquiere validez,
independientemente quien la emita.
6.3.5. La teoría Convergente-Divergente
Otra de las líneas de investigación de los modelos de doble proceso de la
influencia mayoritaria y minoraría proviene de la teoría convergentedivergente propuesta por Charlan Nemeth (Nemeth, 1986, 1995). Nemeth
propone que la influencia mayoritaria y minoritaria conlleva diferentes estilos
de pensamiento, lo cuales a su vez suscitan resultados diferentes. Nemeth
plantea que la gente espera compartir la misma actitud (o incluso más
extrema como en el PIP de Codol, 1982) que la mayoría y diferir con la
minoría (el denominado “efecto de falso consensus”, Ross, Greene & House,
1977), por ello el llegar a saber que la mayoría adopta posiciones diferentes a
las nuestras crea estrés, en especial, si el receptor de la influencia se
encuentra físicamente cercano a la mayoría. Debido a que ya sabemos que el
estrés reduce nuestro centro de atención (Easterbrook, 1959), Nemeth
propone que la influencia de la mayoría lleva a un pensamiento convergente
el cual se caracteriza por una “. . . convergencia de la atención, pensamiento,
168
Viaje al Corazón de la Psicología Social
y el número de alternativas a tener en cuenta” (Nemeth, 1986, p. 25). Por
otra parte, si la influencia de la minoría no conlleva altos niveles de estrés
(debido a que no es extraño que adopten posiciones diferentes), entonces el
centro de atención no se restringe y los individuos pueden tomar en
consideración un mayor rango de alternativas, algunas de las cuales puede
que no hayan sido propuestas por la minoría. Nemeth plantea que la
influencia minoritaria lleva a un pensamiento divergente el cual implica “.....
una mayor consideración de otras alternativas, algunas incluso no habiendo
sido propuestas pero que no habrían sido tenidas en cuenta sin la influencia
de la minoría” (Nemeth, 1986, p. 25). Las teorías de Moscovici y Nemeth
difieren ligeramente en dos elementos: 1) en relación a cuál de las fuentes –
conlleva más estrés (Nemeth – mayoría; Moscovici - minoría) y 2) la relación
entre el estrés y el procesamiento del mensaje (Nemeth – la mayoría induce
estrés que restringe el procesamiento del mensaje; Moscovici – la minoría
induce estrés que incrementa el procesamiento del mensaje).
Quizá el mayor aporte de la perspectiva de Nemeth se base en que la
influencia minoritaria lleva a que los individuos tomen en consideración un
mayor rango de alternativas de lo que hubieran hecho no estando sujetos a
dicha influencia, y que esto, a su vez, como resultado un incremento en los
juicios y el comportamiento. En concreto Nemeth plantea que las minorías
pueden llevar a la detección de nuevas y mejores ideas y soluciones, y con
ello incrementar la creatividad. Es en esta área de que la influencia
minoritaria conlleva innovación: lo nuevo, original y a menudo soluciones
correctas que ha recibido gran parte de la atención investigadora. En su
trabajo, los autores han utilizado tareas objetivas (como el test de stroop o
de identificar anagramas) donde es posible medir objetivamente la ejecución
y así comparar los resultados de estar expuesto a una mayoría o minoría. Los
resultados apoyan la teoría de Nemeth. En tareas donde la ejecución se
beneficia del pensamiento divergente, se ha mostrado que la influencia
minoritaria lleva a una mejor ejecución que la influencia mayoritaria (Martin
& Hewstone, 1999; Nemeth & Kwan, 1987; Nemeth & Wachtler, 1983);
mientras en tareas donde la ejecución se beneficia del pensamiento
169
Viaje al Corazón de la Psicología Social
divergente se ha encontrado que la influencia mayoritaria lleva a una mejor
ejecución que la influencia minoritaria (Nemeth, Mosier & Childs, 1992;
Peterson & Nemeth, 1996).
Además, se ha encontrado que la influencia minoritaria conlleva la
generación de juicios más creativos y novedosos en comparación con la
influencia mayoritaria (Mucchi-Faina et al., 1991; Nemeth & Kwan, 1985;
Nemeth & Wachtler, 1983; Volpato, Maass, Mucchi-Faina & Vitti, 1990).
La investigación también se ha dirigido a analizar los tipos de pensamiento
que se derivan de la influencia mayoritaria y minoritaria. Por ejemplo la
influencia minoritaria induce el uso de múltiples estrategias a la hora de
resolver problemas, mientras la influencia mayoritaria dirige a los individuos
a focalizar su atención en la estrategia propuesta por la mayoría (Butera,
Mugny, Legrenzi & Pérez, 1996; Legrenzi, Butera, Mugny & Pérez, 1991;
Nemeth & Kwan, 1987; Peterson & Nemeth, 1996). Finalmente, la influencia
minoritaria incrementa los pensamientos relevantes con el tema en cuestión
la mayoritaria lleva a un pensamiento relevante con el mensaje (De Dreu &
De Vries, 1993; De Dreu, De Vries, Gordijon & Schuurman, 1999; Trost, Maass
& Kenrick, 1992).
La teoría de Nemeth plantea elementos interesantes cara a los procesos de
influencia mayoritaria y minoritaria y oferta la tentadora hipótesis de que las
minorías pueden suscitar una implementación de la ejecución a través de la
estimulación de la creatividad (también el trabajo interesante del “Abogado
del Diablo” en Nemeth, Brown & Rogers, 2001) donde demuestran los
efectos no intencionados del rol intencional del abogado del diablo. Mucha
de la investigación, sin embargo, ha utilizado tareas cognitivas simples y
poca confirmación de la teoría con tareas cognitivas más complejas (si bien,
Martin & Hewstone, 1999). Por ello, es difícil evaluar la teoría de Nemeth
comparándola con otros modelos de influencia social. Otro problema es que
hay poca investigación dirigida al análisis de los procesos subyacentes, en
170
Viaje al Corazón de la Psicología Social
especial, testando la relación predicha entre el estrés experimentado y el
pensamiento convergente y divergente.
6.4.
Modelos de mecanismo único
Mientras la teoría de conversión plantea la influencia de la mayoría y minoría
con procesos diferentes, los modelos matemáticos realizaron intentos
explícitos de explicar el fenómeno bajo un mismo proceso.
Latané y Wolf (1981) aplicaron los principios de la Teoría del Impacto social a
la influencia de la mayoría y minoría (Latané, 1981; 1996). Estos autores
planteaban que el impacto social experienciado por el blanco de la influencia
se deriva de los siguientes tres factores. 1) Fuerza (Ej., poder, estatus, pericia,
etc.): a mayor estatus de la fuente, mas competente y/o más consistente el
mensaje, mayor será la influencia. 2) Inmediatez (Ej., cercanía física,
psicológica, de espacio y/o de tiempo): cuanto más cerca este la persona o
grupo fuente de influencia, mayor efecto tendrá su mensaje. 3) Numero o
tamaño (cuanta gente o grupos apoyan esta posición): a mayor tamaño del
grupo o mayor número de personas que apoyen la fuente del mensaje,
mayor será su influencia –si bien hasta un punto, como hemos visto
anteriormente. El modelo se puede ilustrar con la siguiente ecuación: IS =
[Fuerza (poder, status, pericia, etc.)* Inmediatez (tiempo y espacio) *
Tamaño] que se ilustra en la figura 3.14. (Wolf & Latané 1981).
171
Viaje al Corazón de la Psicología Social
Figura 3.14. Ilustracion del modelo de Latane y Wolf.
Esta teoría ha encontrado que explica con su modelo de proceso único
diversos elementos del conformismo:
1) los efectos (al menos parciales) tanto de la mayoría como de la minoría,
pues el efecto mayoritario, en gran medida, se debe al mayor tamaño de la
fuente.
2) También predice porque la gente a veces se resiste a la presión grupal. Un
grupo será menos persuasivo si se encuentra lejos de un blanco fuerte que si
cerca de un blanco débil. Cuando hay un aliado disidente, hace al grupo más
débil, con lo que disminuye drásticamente la conformidad.
3) Tiene también esta teoría sus debilidades. Por una parte, no ha invertido
gran esfuerzo en la posibilidad del proceso diferencial de la influencia
minoritaria. Por otra parte, y quizá más importante, la teoría de impacto
social fracasa a la hora de explicar los procesos reales que funcionan durante
172
Viaje al Corazón de la Psicología Social
la influencia social: falla a la hora de explicar el por qué la gente se conforma.
Sin embargo si es útil a la hora de explicar cuándo un grupo es probable que
influya.
En suma a mayor impacto social, mayor será el nivel de influencia ejercida.
Sin embargo, la relación entre estos factores y su impacto sobre el blanco de
influencia se ha encontrado que no es lineal, sino que se encuentra
gobernado por diversos principios matemáticos. Por ejemplo, la relación
entre el tamaño de la fuente y el impacto social sigue una función de poder
con un valor exponencial menor que uno. Esto quiere decir que la adición de
cada persona al grupo de la fuente de influencia incrementa el impacto social
en un monto menor que lo que había incrementado el predecesor
anteriormente añadido a la fuente del grupo. Así, por ejemplo Latane (1981)
en uno de sus estudios encontró que manteniendo constantes la inmediatez
y la fuerza de la fuente y manipulando solamente el tamaño de la fuente de
influencia, el nivel de conformismo se incrementaba hasta un punto, a partir
del cual comenzaba a disminuir drásticamente su influencia.
El apoyo de estas predicciones deviene de dos líneas de investigación. En
primer lugar la investigación ha encontrado que las variables de la Teoría del
Impacto Social (en particular, el tamaño de la fuente) son mejores
predictores de la influencia social que los aspectos del estilo
comportamental de la fuente (Ej. consistencia) (Ej., Hart, Stasson & Karau,
1999; Latané, Liu, Nowak, Bonvento & Zheng, 1995; Wolf, 1985; Wolf &
Latané, 1983). En segundo lugar, el meta-análisis ha confirmado que los
resultados encontrados en diversos estudios pueden predecirse aplicando los
principios matemáticos a los tres elementos básicos del impacto social
(Latané & Wolf, 1981).
Inmediatamente después de publicarse la Teoría del Impacto social,
otro modelo matemático sobre la influencia mayoritaria y minoritaria fue
propuesto por Tanford and Penrod (1984) y denominado Modelo de Impacto
social. Al igual que la teoría del impacto social, este modelo propone
173
Viaje al Corazón de la Psicología Social
relaciones matemáticas entre el tamaño de la fuente y la influencia, si bien
con diferentes relaciones matemáticas subyacentes al nivel de influencia
ejercido. Al igual que la teoría de impacto social no ha generado tampoco
investigación sobre las predicciones relativas a la influencia minoritaria
(Clark, 1998, excepción).
Ambos modelos matemáticos proponen un proceso único por medio del cual
la mayoría y la minoría influyen. Martin y Hewstone (2001a) han subrayado
tres características básicas de estos modelos:
1). Son modelos descriptivos y debido a que se basan exclusivamente en las
características de la fuente de influencia no proponen ninguna explicación
para los procesos psicológicos subyacentes a ella (Maass & Clark, 1984).
Mientras estos modelos son capaces de explicar cuando se da la influencia,
dicen muy poco sobre el por qué se da. Como Latané (1981) afirma, La teoría
del Impacto social “. . .no dice cuándo ocurrirá el impacto social ni detallan
los mecanismos exactos por los cuales se transmite dicho impacto. No es su
propósito ‘explicar’ porque operan los diversos procesos sociales
particulares” (p. 343).
2) La segunda característica es que realizan un gran énfasis en el rol del
tamaño de la fuente a la hora de determinar la influencia, si bien el concepto
de tamaño de la fuente está mal concebido y es tomado simplemente para
referirse al número de la gente que mantiene una posición (ver Wilder, 1980,
para una crítica).
3) Finalmente, estos modelos no consideran la influencia de la fuente más
allá del nivel directo o público y por ello no son capaces de explicar la
influencia privada o indirecta, base por otra parte de la explicación de la
influencia minoritaria. Es por estas razones, entre otras, que los modelos
matemáticos han perdido fuerza en la comprensión de la influencia
mayoritaria y minoritaria y actualmente reciben poca atención por parte de
la investigación.
174
Viaje al Corazón de la Psicología Social
TEMA 4. PERSUASION.
INDICE.
4.1. INTRODUCCIÓN
4.2. PERÍODO CLÁSICO
4.3. ELEMENTOS DE LA PERSUASIÓN.
4.3.1. LA FUENTE.
ï‚· Atractivo de la Fuente.
ï‚· Pericia
ï‚· Credibilidad.
ï‚· Estilo lingüístico.
ï‚· Carácter Mayoritario vs. Minoritario de la Fuente.
4.3.2. EL MENSAJE.
ï‚· Llamamientos al miedo
ï‚· Argumentación unilateral o bilateral.
ï‚· Ordenación de los argumentos.
ï‚· Explicitación de las conclusiones.
ï‚· Repetición del mensaje.
ï‚· Formato de presentación del mensaje.
4.3.3. EL RECEPTOR.
ï‚· Discrepancias iniciales entre emisor y receptor.
ï‚· La auto-estima.
175
Viaje al Corazón de la Psicología Social
ï‚· Experiencia previa.
ï‚· Fortaleza de las actitudes.
ï‚· Tipo de actitudes.
ï‚· Número de receptores.
4.4. PERÍODO CONTEMPORÁNEO EN LOS ESTUDIOS SOBRE PERSUASIÓN.
4.4.1. MODELO SISTEMÁTICO-HEURÍSTICO.
4.4.2. MODELO DE PROBABILIDAD DE ELABORACIÓN.
4.4.3. ESTADOS EMOCIONALES Y PERSUASIÓN.
ï‚· Baja Probabilidad de Elaboración.
ï‚· Probabilidad de Elaboración Media.
ï‚· Probabilidad de Elaboración Alta.
4.1. INTRODUCCIÓN
Bajo la denominación de estudios sobre persuasión se han agrupado
tradicionalmente los modelos desarrollados para explicar la instauración de
nuevas actitudes o modificación de las anteriores a través de los medios de
comunicación de masas. Así, si bien la psicología social ha contemplado
tradicionalmente dos vehículos privilegiados de modificación de actitudes,
los grupos y los medios de comunicación de masas, los estudios centrados en
el primero han sido recogidos bajo el epígrafe de estudios sobre “influencia
social”, dejando la etiqueta de estudio sobre “persuasión” para el segundo.
176
Viaje al Corazón de la Psicología Social
Como sucede en gran número de objetos de estudios de la psicología
social, en el desarrollo del presente capítulo se distinguen dos períodos
claramente diferenciados, con sus propios abordajes teóricos y
metodológicos. El primero podríamos etiquetarlo arbitrariamente (como
sucede casi siempre que se etiqueta algo) como el período “clásico”, que
abarcaría los estudios realizados entre las décadas de los años cuarenta y
cincuenta, y el otro el período “contemporáneo”, que se iniciaría a partir de
la segunda mitad de la década de los ochenta hasta la actualidad. Siguiendo
esta diferenciación, el capítulo será dividido en dos partes.
4.2. PERIODO CLÁSICO
McGuire (1968, 1985, 1986) sitúa entre 1945-1955 el periodo en el
que el estudio de los efectos de comunicación de masas en el
establecimiento y cambio de actitudes y opiniones entra como tema mayor
de interés en la psicología social. Experiencias como la eficacia de la
propaganda durante la segunda guerra mundial, o la psicosis colectiva
inducida por Orson Wells en su célebre programa radiofónico sobre la
invasión de la tierra por alienígenas despierta el recelo de los científicos
sociales sobre los efectos de los media en la libertad individual, aunque no
todos los autores están de acuerdo con dicha tesis. De hecho, Roberts &
Bachen (1981) distinguen dos sub-períodos en el debate sobre el poder de
los media. A finales de los años 50 dominaba la hipótesis sobre los Efectos
Mínimos, según la cual los efectos de los medios de comunicación eran muy
limitados, y por tanto los temores sobre la posible manipulación ejercida
por los media sobre los sujetos infundados. En los años 70 se volvió a la
visión del impacto poderoso de dichos medios en la percepción, el
pensamiento y la acción. En la misma dirección, Roberts y Maccoby (1985)
177
Viaje al Corazón de la Psicología Social
amplían a tres los modelos generales sobre el impacto de los media, que en
orden cronológico serían los siguientes:
(a) Modelo de efecto directo. Sería el representado por el paradigma
conductista inicial S-R, asumiendo un efecto directo e inmediato de la
exposición a un mensaje sobre la conducta. Un ejemplo de la influencia
dramática de los medios de comunicación de masas en la conducta de los
sujetos sería el del programa radiofónico de Orson Wells sobre "la guerra de
los mundos".
(b) Modelo de Efecto-Limitado. En contraposición al anterior,
afirmaría que el impacto de los media en las creencias y conductas es
pequeño. Se corresponde a la reformulación del paradigma anterior, SO-R, afirmándose que las actividades y características de la audiencia son
fundamentales, existiendo diferencias individuales de vulnerabilidad.
(c) Modelo de efectos poderosos bajo condiciones limitadas. El modelo
anterior fue abandonado debido a múltiples razones, como por ejemplo los
estudios de Bandura sobre el aprendizaje vicario de conductas agresivas.
La historia del estudio de la persuasión en su período clásico se
caracteriza por una ausencia de teorías unificadas (Roberts & Bachen, 1981).
En el abordaje de la comunicación persuasiva en el período clásico
podemos encontrarnos con dos modelos:
(a) El modelo procesual de McGuire en el que el impacto persuasivo del
mensaje es producto de al menos 5 estadios (modelo de procesos
estocásticos): la atención, la comprensión, la aceptación, la retención
y la conducta, postulándose que si el sujeto no pasa por cada una de
estas fases el mensaje no tendrá impacto.
178
Viaje al Corazón de la Psicología Social
(b) El modelo de la persuasión de dos factores, que considera que la
probabilidad de que una comunicación produzca un cambio de
actitudes dependerá del producto de la recepción y la aceptación
(Stroebe & Jonas, 1988). En el último grupo se incluirá el modelo
probabilístico de Petty y Cacioppo (1986) que se abordará más adelante.
Desde el punto de vista metodológico, el esquema que guía la
investigación en el período clásico puede resumirse en el siguiente gráfico
(Roberts & Maccoby, 1985):
Canal
FUENTE
Canal
MENSAJE
RECEPTOR
La Fuente es el término utilizado para designar a «quien»
habla, el Receptor es «a quién» se habla, el Mensaje es lo que se dice (el
«qué»), y el Canal es el medio por el que se transmite el mensaje (el
«cómo»).
Detrás de estos estudios está la teoría del procesamiento
de información sugerida por Hovland y desarrollada por McGuire (1968) que
plantea que la persuasión es un proceso estocástico o secuencia de etapas
que se condicionan recíprocamente. Las sucesivas etapas del proceso serían:
179
Viaje al Corazón de la Psicología Social
ATENCION
COMPRENSION
ACCION
ACEPTACIÓN
RETENCION
Las dos primeras constituyen la fase de Recepción del mensaje:
si el sujeto no pone atención al mensaje, entonces no pude comprenderlo
y, si poniendo atención no lo comprende, el mensaje tampoco puede
tener efecto. El desplazamiento del receptor hacia la posición expresada
en el mensaje tiene o no lugar en la etapa siguiente. Este
desplazamiento debe mantenerse en el tiempo (Retención), para traducirse
finalmente en un cambio de conducta (Acción).
A continuación pasaremos a ver algunos de los factores que,
siguiendo el esquema de fuente, mensaje y receptor fueron analizados en el
período clásico para dilucidar su influencia en el proceso persuasivo.
4.3. ELEMENTOS DE LA PERSUASIÓN
3.3.1. LA FUENTE
¿Qué características debería reunir quien presenta el
mensaje para que su impacto persuasivo sea mayor? Algunas de ellas son las
que se exponen a continuación.
180
Viaje al Corazón de la Psicología Social
Atractivo.
El atractivo incluye una variedad de factores que van desde el aspecto,
la vestimenta, el estatus, etc. Una fuente atractiva es aquella que presenta
alguna característica que induce en el receptor un deseo de parecerse a ella.
Los primeros estudios al respecto llegaron a la conclusión de que a
mayor atractivo de la fuente mayor era su impacto persuasivo (Cooper &
Croyle, 1984) Pero resulta que las cosas no son tan evidentes. Diversos
autores (Cooper & Croyle, 1984; Cialdini, Petty, & Cacioppo, 1981; De Bono,
1987; Petty & Cacioppo, 1986) consideran dos niveles en el Procesamiento
de la Información (ver modelos contemporáneos de persuasión). Un primer
nivel es el de Procesamiento Automático en el cual el sujeto elabora la
información de una forma no consciente, y en el que se procesa
información periférica y de carácter estético. Por otra parte, existe un
segundo nivel de procesamiento que sería el Nivel de Procesamiento
Controlado, en el cual el sujeto procesa conscientemente la información de
carácter semántico (los argumentos). El atractivo de la fuente afectará a la
persuasión de forma diferente en ambos casos. Si el procesamiento es por
vía central, una fuente atractiva puede sesgar la percepción de la solidez de
la argumentación haciendo que esta parezca más sólida de lo que es. Si el
procesamiento es periférico, el atractivo actúa como un heurístico
incrementando la atractivo de la propuesta (Roskos- Ewoldsen & Fazio,
1992).
Pericia
La Pericia se refiere a la medida en que la fuente es percibida como
una persona experta y competente en el tema. La conclusión es evidente:
181
Viaje al Corazón de la Psicología Social
cuando la fuente es percibida como experta mayor influencia tendrá
sobre el receptor (Jones & Gerard, 1980; Van Zanden, 1986). Dicho de otra
forma: el mensaje tiene mayor impacto cuando proviene de una fuente
percibida como superior en conocimientos, en instrucción, en inteligencia,
en éxito profesional.
En la práctica, en ocasiones el emisor debe tomar una decisión:
¿centrarme en el atractivo o en la pericia del que va a “vender el producto”?
¿Es mejor que mi nueva marca de coche aparezca ofertada por el principal
galán del cine actual, o por un mecánico reconocido en su gremio? La
elección depende del receptor al que vaya dirigido. Para receptores de alto
auto-monitoraje (individuos que son muy conscientes de qué imagen ofrecen
a los demás y les preocupa) la fuente atractiva sería más eficaz, mientras a
los de bajo monitoraje la fuente “experta” ejercería más influencia (Ziegler,
Diehl, Zigon, & Fett, 2004).
Credibilidad.
La credibilidad de la fuente está asociada a factores como el estatus
que ocupa el emisor, la confianza que inspira, si es una fuente
competente, etc . El sentido común nos dice que no debemos dejarnos
persuadir a menos que la fuente sea creíble, lo que, según Hovland, implica
que juzgamos a esa fuente tanto competente como digna de confianza
(Cooper & Croyle, 1984; Eagly & Himmelfarb, 1978; McGuire, 1985; Van
Zanden, 1986). Factores que afectan a la credibilidad son:
1) La percepción de que el emisor trata de manipularnos (Van Zanden,
1986). La percepción de un intento de manipulación por parte de la fuente
disminuye el impacto persuasivo del mensaje. Para explicar el por qué de
182
Viaje al Corazón de la Psicología Social
este fenómeno Brehm desarrolló la Teoría de la Reactancia (Kriesler &
Munson, 1975; McGuire, 1985; Wright, 1986). Según Brehm, existe una
motivación básica de preservación de la propia libertad. Cuando un sujeto
percibe que se quiere coartarla o limitarla, se produce un esfuerzo por
parte de ese sujeto por preservarla, que puede tomar la forma de una
oposición sistemática a la posición defendida por la fuente, produciéndose
un efecto boomerang: el receptor se reafirma en la oposición contraria a la
de la fuente
Una matización respecto a la credibilidad de la fuente. Aquí se
está asumiendo que a mayor credibilidad mayor es la influencia de la fuente.
Ahora bien, en el caso de las minorías activas se pone en cuestión esta
relación entre credibilidad e impacto (ver capítulo sobre influencia social).
Estilo Lingüístico
El idioma, la jerga, el acento, etc. del emisor es una clave que
utilizamos para categorizar al hablante. Los estilos verbales "poderosos"
(sin coletillas ni repeticiones) provocan una atribución de mayor
credibilidad a la fuente (Hewstone, 1983)
Carácter mayoritario versus minoritario de la fuente.
El receptor puede recibir una propuesta respecto a un tema que
se dice es apoyada por la mayoría de la población o bien ha sido elaborada
por una minoría que se aparte de la opinión mayoritaria. ¿Cuál de las dos
fuentes ejercerá mayor influencia? Según el modelo de influencia minoritaria
de Moscovici (Moscovici & Faucheux, 1972; Moscovici & Personas, 1980;
183
Viaje al Corazón de la Psicología Social
Moscovici & Paicheler, 1983; Mugny & Perez, 1985) ambas fuentes tienen
capacidad de influencia, aunque la naturaleza de ambas y los procesos
subyacentes difieren. La fuente mayoritaria genera conflictos de identidad. El
receptor es reacio a rechazar dicha posición por miedo al “que van a pensar
de mí”, por temor a ser etiquetado como desviado o marginal. Esto va a
producir una sumisión pública a la posición del mensaje. Rechazar una
propuesta socialmente minoritaria no genera dicho conflicto. La minoría
genera conflictos epistémicos: ¿cómo es posible mantener una postura
contraria a lo que todos damos por supuesto?, ¿es que existe otra forma de
entender el tema? El intento mental por desacreditar esta posición marginal
y reafirmar la postura mayoritaria (procesos de validación) es el que va a
producir a largo plazo y a nivel privado un desplazamiento en dirección a la
posición minoritaria. Es una especie de proceso de auto-persuasión en el que
el propio sujeto auto-genera los argumentos que pueden justificar la
propuesta minoritaria.
Desde una perspectiva diferente Martín, Hewstone y Martín
(2007) proponen que la influencia de la fuente mayoritaria o minoritaria
dependen del grado de esfuerzo cognitivo que el receptor está dispuesto a
invertir en el análisis del mensaje. Si es bajo, es probable que el receptor
acepte la propuesta mayoritaria sin pararse a analizar los argumentos bajo el
heurístico de que “la mayoría tiene razón”, o “es difícil que todo el mundo
esté equivocado”. Cuando el receptor está dispuesto a analizar las razones
del mensaje porque el tema le es especialmente relevante y tiene tiempo lo
que va a determinar qué fuente ejerce más influencia es exclusivamente la
solidez de los argumentos y razones de cada una. Si es el esfuerzo dispuesto
a invertir es moderado sólo se analizará detalladamente las razones
argumentadas en el mensaje minoritario.
Petty (Tormala, DeSensi, & Petty, 2007) plantea que,
paradógicamente, en ocasiones rechazar un mensaje minoritario hace al
184
Viaje al Corazón de la Psicología Social
receptor más vulnerable ante un mensaje ulterior proveniente de la misma
minoría. La razón de éste incremento en la susceptibilidad a la percepción se
basa en las meta-cogniciones a cerca de las razones de su rechazo inicial. El
receptor puede pensar: ¿por qué no acepto la propuesta de esa minoría? El
receptor puede concluir que la razón es que las razones que justifican su
postura contraria son más sólidas, reforzando la confianza en sus propios
juicios. O puede pensar que la razón de su rechazo ha sido en el carácter
minoritario y marginar de la fuente, concluyendo que esta no es una razón
legítima para el rechazo y disminuyendo su sentimiento de seguridad en sus
propias opiniones.
4.3.2. EL MENSAJE
El mensaje es el elemento central del esquema de
comunicación. Es el medio concebido y "fabricado" para persuadir.
Generalmente verbal, el mensaje habla de algo (el problema o el objeto
social), indica cuál es la posición de la fuente respecto a este problema u
objeto, posición que diverge más o menos de la del receptor, y expone
argumentos que pueden variar la posición del receptor respecto a ese
problema. Veamos algunas de las variables implicadas en el mensaje que
van a influir sobre el receptor:
Llamamientos al miedo.
Hace referencia a la utilización del miedo como elemento o
forma de persuasión. Infundir miedo al receptor para que obedezca o
acepte un punto de vista. Los primeros estudios que se realizaron al respecto
concluyeron que existía una relación lineal entre la cantidad de miedo
inducido y la cantidad de persuasión lograda. Cuanto más miedo
induzcamos mayor persuasión conseguiremos. Sin embargo, estudios
185
Viaje al Corazón de la Psicología Social
posteriores demostraron que ésta relación tenía forma de U invertida.
Inicialmente, el incremento de grado de miedo inducido incrementa la
eficacia persuasiva del mensaje. Sin embargo, existe un punto crítico a partir
del cual incrementos del miedo se traducen en reducciones, en vez de
incrementos, de la eficacia persuasiva del mensaje. Janis propuso
que la comunicación que genere ansiedad o miedo producirá tres tipos de
interferencias emocionales: reducción de la atención del mensaje,
agresividad hacia el emisor y/o evitación del comunicante.
Para defender la relación curvilínea entre miedo y persuasión se
ha recurrido a varios modelos :
1) Teorías del Aprendizaje. Nos dicen que niveles altos de
miedo provocarían altos niveles de ansiedad, y estos niveles altos de
ansiedad provocarían respuestas de evitación. El receptor rehuiría exponerse
a mensajes atemorizantes y sin exposición al mensaje no hay persuasión.
2) Teorías Cognitivas. Se basan en la evidencia que indica que
niveles altos de ansiedad tienen dos efectos: a) por una parte reducen el
campo atencional - los sujetos temerosos se centran en un menor grupo de
estímulos, y b) retardan o inhiben el procesamiento de la información (por
ejemplo, el bloqueo en los exámenes). (Jiménez Burillo, 1981; Maass, 1985;
McGuire, 1985; Van Zanden, 1986). Al reducir la capacidad cognitiva, el
miedo elevado sería un obstáculo para procesar mensajes complejos.
3) Desde las Teorías de la Motivación de Protección basadas en las
teorías de las expectativas/valor, los llamamientos al medio serán eficaces
en el terreno de las conductas de prevención si incluyen además de la
186
Viaje al Corazón de la Psicología Social
inducción de miedo: (a)información sobre la severidad del problema; (b)
información que indique que la
probabilidad de que el oyente padezca el problema es mayor de la que
anteriormente consideraba; c) se plantean recomendaciones eficaces para
evitar la amenaza expuesta; (d) se informa sobre costes y beneficios
psicológicos y financieros de las recomendaciones; y (e) se trata de
incrementar la auto-eficacia percibida del receptor (Stroebe & Jonas, 1988).
En otras palabras, la información suministrada debería informar sobre
la nocividad del evento, la probabilidad de que ocurra si no se toman
medidas preventivas y la eficacia de las estrategias de afrontamiento
sugeridas (Eagly & Himmelfarb, 1978).
Desde los modelos recientes de persuasión se ha encontrado que los
mensajes construidos para generar estados emocionales negativos en los
receptores pueden ser eficaces siempre y cuando además los argumentos
presentados para convencer sean sólidos, pues estos estados de ánimo
estimulan procesamiento detallado y sistemático del contenido de los
mensajes (Smith & Petty, 1996).
Argumentación Unilateral o Bilateral.
Por Argumentación Bilateral se entiende a los discursos en los cuales
se presentan tanto las razones a favor de la postura del emisor como las
razones que otros sujetos dan para mantener unas posturas alternativas
o distintas (Jiménez Burillo, 1981). ¿Cuál de estas dos estrategias es más útil
para influir en el auditorio? La elección de una estrategia u otra va a
187
Viaje al Corazón de la Psicología Social
depender: (a) de que el auditorio, posteriormente, escuche posturas
contrarias a las que mantiene el emisor; (b) del interés e información
que tenga el auditorio sobre ese tema; y (c) del nivel de conocimiento de
la audiencia sobre el tema (J. Burillo, 1981; Jones & Gerard, 1980; Van
Zanden, 1986). En general, cuando el auditorio tiene la posibilidad de
escuchar otras posturas alternativas a la del emisor después de la
exposición de éste, la estrategia que se muestra más eficaz e influyente es
la de argumentación bilateral. La razón que se ha aducido para explicarlo
es que lo que hace el emisor, al utilizar una argumentación bilateral, es
enseñar al auditorio a contra-argumentar cuando escuche
posteriormente propuestas contrarias a la suya. Es decir, contribuye a que el
auditorio establezca elementos críticos para juzgar no sólo sus
argumentaciones, sino también las que escuchará después de mano de
otros. Cuando el auditorio únicamente va a ser sometido a la exposición
del emisor, en este caso la argumentación unilateral se hace más eficaz.
Ordenamiento de los argumentos.
Se refiere a cómo han de ser ordenados los argumentos para que
sean más o menos influyentes. A este respecto se han analizado dos
formas de organizar los argumentos: mediante una Ordenación en Clímax,
o mediante una Ordenación en Anticlímax.
1. Ordenación en Clímax. Aquella en la cual los argumentos más
débiles se exponen inicialmente y progresivamente se van
introduciendo argumentos cada vez más sólidos, de forma que los
argumentos más consistentes son los que aparecen en último lugar de la
exposición (Jones & Gerard, 1980; McGuire, 1985). La justificación teórica
se basaría en el efecto de recencia de la memoria: lo más reciente se
recuerda mejor. Cuando el sujeto deba decidir si acepta o no la propuesta
188
Viaje al Corazón de la Psicología Social
persuasiva recordará mejor los argumentos más recientes, los últimos
presentados. Si éstos son sólidos su impacto será mayor que si son débiles.
2. Ordenación en Anticlímax. Es la contraria. Supone comenzar la
exposición con argumentos muy sólidos para acabar con argumentos más
débiles. La justificación teórica asume que el receptor van procesando “en
línea”, a medida que recibe los argumentos, en vez de dejar en suspenso su
opinión hasta haber recibido toda la información. Los primeros argumentos
sirven para establecer un primer esquema u opinión inicial que afectará al
procesamiento de la información posterior. Si el primer esquema es
favorable hacia la posición defendida por la fuente- lo que será más probable
si la argumentación inicial es sólida, estaremos sentando las bases para la
persuasión.
Explicitación de las conclusiones.
¿Qué es mejor, dar una serie de argumentos y dejar que al final los
sujetos establezcan sus propias conclusiones, o bien que al final de la
exposición el propio emisor explicite su posición? La elección de una u otra
alternativa va a depender de dos factores (Eagly & Himmelfarb, 1978; Jones
& Gerard, 1980; Van Zanden, 1986):
189
Viaje al Corazón de la Psicología Social
1.- De la Complejidad del Mensaje. Con mensajes muy complejos
parece más útil proceder con una explicación o exposición final de las
conclusiones. La razón es que con mensajes complejos los sujetos pueden
perderse y sacar conclusiones erróneas o, al menos, formarse una idea
confusa de lo expuesto, por ello es oportuno exponer un resumen final.
2 .- Y del Efecto de Reactancia.- A veces la explicación o
exposición de las conclusiones puede inducir a que los sujetos del
auditorio perciban un intento manipulador de sus opiniones por parte del
emisor, mientras que si no explicamos esas conclusiones y dejamos que
el auditorio llegue por sí mismo a ellas, ese efecto de reactancia se ve
reducido.
Formato (framing) de presentación del mensaje.
A la hora de presentar los mensajes persuasivos existen diferentes
alternativas a cerca de qué enfatizar. Podemos centrarnos en lo que la
persona va a ganar si sigue el consejo del mensaje (estatus, prestigio,
comodidad, salud, etc.), o lo negativo que va a evitar (colesterol alto, riesgo
de enfermedad, pérdida de puntos, multas y pérdida de puntos, etc.).
Podemos centrarnos en los deseos, metas y esperanzas de los receptores, o
en sus obligaciones y responsabilidades. ¿Cómo es más eficaz construir el
mensaje? La respuesta es: depende de los receptores. La justificación de
dicha respuesta se basa en el Modelo de Self- discrepancias y Higgins que
expusimos en el tema dedicado al Self. Recordemos que según éste modelo
existen personas que a la hora de evaluar los acciones y logros muestran una
preferencia por comparar sus Self-actuales (lo que soy) con los Self-ideales
(lo que desearía, me gustaría ser). Este tipo de comparación estimula una
orientación promocional. A la hora de tomar una decisión (aquí aceptar las
sugerencias del mensaje persuasivo) su atención se centra más en lo positivo,
lo que voy a ganar. En estas personas por tanto el mensaje debería centrase
en las ganancias y deseos y esperanzas asociadas a la propuesta. Por otra
parte, hay personas que a la hora de tomar decisiones se centran más en los
Self-morales (lo que debe hacer, más obligaciones, etc.). Estas personas
190
Viaje al Corazón de la Psicología Social
tienden a desarrollar una orientación preventiva, y el mensaje debería
recalcar las obligaciones sociales y los aspectos negativos que se evitarían si
se siguen las prescripciones del mensaje persuasivo (Cesario, Grant, &
Higgins, 2004; Evans & Petty, 2003; Lee & Aaker, 2004).
4.3.3.- EL RECEPTOR.
El receptor es simultáneamente el blanco al que apuntan
tanto la fuente como el mensaje; es el operador que procesa la información
proporcionada por la situación, la fuente y el mensaje; y por último, es el
sujeto experimental, cuyo cambio eventual se observa tras la comunicación.
Ya hemos visto, aunque sólo sea someramente, que las propiedades
características
y actividades del receptor están implicadas en el efecto
de la mayoría de las características de la fuente y del mensaje. Lo
que ahora nos ocupa es profundizar un poco más sobre esas variables del
receptor que inciden en la mayor o menor influencia.
Discrepancia inicial entre emisor y receptor.
En un principio se pensó que cuanto menor fuese la
discrepancia entre la propuesta persuasiva y la posición inicial del receptor,
mayor sería la persuasión (McGuire, 1985). Pero estas conclusiones fueron
pronto rebatidas y cuestionadas. Así, por Jones y Gerard (1980) plantean una
interacción entre la discrepancia por un lado y la credibilidad de la fuente por
otro. Cuando esta última es alta, el mayor cambio de actitudes se
producirá cuando mayor sea la discrepancia, siendo lo inverso con fuentes
de baja credibilidad. Complicando aún más las cosas, Mugny (1984) ha
señalado que las posiciones muy discrepantes provocan rechazo a nivel
público, pero conducen a cambios de actitudes latentes. La importancia
de la discrepancia inicial interactúa con otros dos factores: la importancia
191
Viaje al Corazón de la Psicología Social
personal que el tema de persuasión tiene para el receptor (implicación) y la
pericia percibida en la fuente. El mayor cambio de actitudes se producirá en
condiciones de alta discrepancia, alta relevancia personal del tema y alta
pericia percibida en el emisor. La alta discrepancia inhibe o reduce la
persuasión ante emisores percibidos como poco expertos (Cialdini, Petty &
Cacioppo, 1981; Khriesler & Munson, 1975).
La Auto-estima.
Unos de los pioneros en este tipo de investigación fueron Hovland
y Janis (1959), quienes llegaron a la conclusión de que los sujetos con
una estima débil cambian más que los sujetos con una autoestima fuerte,
ya que al tener menos confianza la validez de su propia opinión se basará
más en la opinión de otros para decidir cuál es la “respuesta buena”. Por
tanto, habría una relación lineal inversa entre autoestima y susceptibilidad a
la persuasión. Trabajos posteriores como el de Cox y Bauer (1964) han
demostrado que el problema es mucho más complejo. La relación entre la
autoestima y persuasión no es monótona: los sujetos de autoestima
media eran los que más cambiaban, mientras que los sujetos con alta y
baja autoestima serían los que menos influencia afectan.
Distracción
¿La introducción de elementos distractores (música, luces,
etc.) es eficaz o no para aumentar la influencia del mensaje en el auditorio?
La utilización de esta estrategia puede ser eficaz dependiendo de si el
auditorio, previamente, tiene una posición favorable o desfavorable
respecto a la posición o argumentación que mantiene el emisor. ¿Por qué?
Cuando el auditorio está previamente posicionado en contra de la
192
Viaje al Corazón de la Psicología Social
argumentación o posición del emisor, la distracción podría ser un medio
eficaz para conseguir mayor persuasión o, al menos, para evitar un mayor
posicionamiento en contra del auditorio respecto al emisor. Los autores
que mantienen tal proposición arguyen la siguiente razón para explicarlo. Lo
que normalmente hace un sujeto cuando está escuchando es buscar
internamente unos argumentos que confirmen lo que está escuchando o
bien unos contra-argumentos para rebatir la posición que mantiene el
emisor. De esta manera, si introducimos una distracción lo que
estaremos haciendo es cortocircuitar esos procesos de contraargumentación, con lo cual estaremos evitando que el receptor adopte una
posición defensiva frente al emisor. En cambio, cuando el auditorio no tiene
una posición diferente sobre el tema que se va a tratar, o la posición de éste
es parecida a la mantenida por el emisor, los efectos de la distracción serían
contraproducentes (Jones & Gerard, 1980; Petty & Cacioppo, 1986; Stroebe
& Jonas).
Experiencia previa.
Esta variable hace referencia a si el receptor ha tenido
previamente información sobre el tema, o si el tema de que se le está
hablando ya ha formado parte de su experiencia. En general, se ha
encontrado que cuando el receptor ha tenido experiencia previa es
menos susceptible de influencia. Las actitudes adquiridas por experiencia
directa son más sólidas y estables y, por tanto, más difíciles de ser
modificadas (Davidson, Yantis & Montano, 1985; Fazio & Zanna, 1981;
Stroebe & Jonas, 1988).
193
Viaje al Corazón de la Psicología Social
Fortaleza de las actitudes.
Las opiniones y actitudes de una persona varían en cuanto a su solidez,
fortaleza. Las actitudes y opiniones fuertes duran más en el tiempo, son más
resistentes a intentos de cambio, e influyen más en nuestros juicios y
conductas (Bizer & Krosnick, 2001; Krosnick & Petty, 1995). Sin embargo, este
concepto global de “fortaleza” incluye en gran número de indicadores
relativamente independientes entre sí: extremidad (grado de polarización o
medida en que estamos totalmente de acuerdo o en desacuerdo con una
postura o solo moderadamente de acuerdo o en desacuerdo), certeza
(seguridad en la validez de nuestra postura), complejidad (riqueza o cantidad
de información que justifica nuestra postura), importancia (cuánta relevancia
o importancia personal tiene para nosotros dicha opinión), accesibilidad
(rapidez con la que somos capaces de opinar sobre el tema), ambivalencia
(grado en el que un sujeto tiene puntos de vista favorables y desfavorables
sobre un tema), consistencia estructural (grado de correlación entre los
componentes cognitivos, evaluativos y conativos), intensidad (fuerza de la
reacción emocional suscitada por el objeto), entre otras (Abelson, 1988;
Gross, Holtz, & Miller, 1995; Petty & Krosnick, 1995; Thompson & Zanna,
1995; Visser, Bizer, & Krosnick, 2006; Wood & Kallgren, 1988). Sin embargo,
hay una polémica no resuelta entre quienes, utilizando métodos de análisis
factorial, afirman que todas estas dimensiones son indicadores de un único
constructo subyacente (attitude strenght), y quienes, utilizando análisis
confirmatorios, afirman que cada indicador es relativamente y no tienen
sentido agruparlos. Estos últimos tratan de demostrar cómo los antecedentes
y consecuencias de los diferentes índices difieren (Visser, Bizer, & Krosnick,
2006). De todas formas, la influencia de éstos factores se ve afectada por el
grado de tiempo y esfuerzo que el receptor está dispuesto a invertir para
analizar los argumentos persuasivos que se le presentan antes de aceptar o
194
Viaje al Corazón de la Psicología Social
rechazar la decisión. La certeza hace al receptor resistente a la persuasión
pero sólo si su decisión se basa en el análisis minucioso de los argumentos.
Tipo de actitudes.
Siguiendo el modelo dominante de actitudes de Fazio (Fazio & Zanna,
1981; Fazio & Hilden, 2001), es habitual encontrar definida la actitud como
juicio vinculado a un objeto. La fuerza de éste vínculo puede variar entre
actitudes fuertemente establecidas y objetos que no nos merecen opiniones
particulares (objetos neutros o sin juicio vinculado). Dichos juicios pueden
haberse originado inicialmente o bien por experiencias emocionales con el
objeto de actitud o bien mediante información procesada sobre el mismo.
Las primeras reciben el nombre de “emociones basadas en el afecto” y las
segundas “emociones basadas en la cognición (Edwards & Hippel, 1995). Las
primeras suelen estar asociadas a fines consumatorios mientras las segundas
a objetivos instrumentales. Por ejemplo, una persona puede tener una
actitud favorable a la lectura por que disfruta leyendo, representa un
momento de intenso placer (meta consumatoria), mientras otra persona
puede tener la misma actitud favorable pero porque la lectura le ayuda a
aprender y a triunfar en la vida (lectura como herramienta para el éxito)
(meta instrumental). Pues bien, cómo se construya el mensaje debería tener
en cuenta el tipo de actitud. Para modificar actitudes basadas en la emoción
el mensaje debería utilizar como estrategia persuasiva el “jugar” con las
emociones del receptor. Para modificar actitudes basadas en la cognición
debería utilizar como elemento fundamental la información (Edwards &
Hippel, 1995; Fabrigar & Petty, 1999).
Número de receptores.
195
Viaje al Corazón de la Psicología Social
Se ha encontrado que cuanto menor sea el número de
receptores, éstos ponen o invierten un mayor esfuerzo cognitivo para
procesar la información y, por tanto, es más probable que haya un cambio
de actitudes si se presentan razones o argumentos sólidos. Por otra parte,
en cuanto al número de emisores, se ha encontrado que cuanto mayor es
el número de éstos, los receptores hacen un mayor esfuerzo por procesar
todas las informaciones, con lo cual sucede lo de antes: una mayor
influencia o persuasión en las actitudes (Petty, Cacioppo & Markins,
1983).
El interés por los efectos de los medios de comunicación
en el cambio y creación de actitudes y opiniones entró en declive en los años
50. Una razón importante fue la aparición de los modelos de equilibrio
cognitivo, especialmente el modelo de disonancia cognitiva de Festinger, que
atrajo a gran número de psicólogos sociales a este prometedor campo de
estudio. Sin embargo, desde el propio interior del campo de la persuasión se
produjo una especie de saciedad o hartazgo. En ausencia de un modelo
global integrado que agrupase los diversos elementos sometidos a estudio, lo
que la investigación dio lugar fue a una especie de catálogo de todos los
potenciales factores que aumentan o disminuyen la eficacia persuasiva del
mensaje, factores aislados entre sí, deshilvanados, no integrados. ¿Qué
objeto tenía seguir añadiendo elementos a la ya larga lista? El resurgir del
interés por los estudios sobre persuasión se producirá dos décadas después
con la aparición de dichos modelos integrados.
4.4. PERIODO CONTEMPORÁNEO EN LOS ESTUDIOS SOBRE PERSUASIÓN.
196
Viaje al Corazón de la Psicología Social
Este período se inicia a mediados de la década de los años ochenta y
presenta una nueva perspectiva en el abordaje de la persuasión. Los modelos
presentados son profundamente cognitivos e individualistas. Toman como
unidad de análisis los procesos cognitivos que tienen lugar un la mente del
receptor individual durante la exposición a un intento persuasivo. Tratan de
anticipar la secuencia de respuestas que se va a producir ante el mensaje. Los
dos modelos que han dominado este período han sido el modelo de
procesamiento Sistemático- Heurístico (Chaiken, Liberman, & Eagly, 1989;
Chen & Chaiken, 1999) y el modelo de Probabilidad de Elaboración (EPM)
(Petty & Cacioppo, 1981, 1986; Petty & Wegener, 1999). Quizá la publicación
que mayor impacto inicial va a tener es el libro de Petty y Cacioppo (1986)
“comunicación y persuasión” pues, además de exponer su modelo, van a
detallar el paradigma experimental que, con variaciones, va a ser el
dominante en los estudios actuales sobre persuasión.
Con las diferencias que luego veremos, ambos modelos parten de una
serie de presupuestos comunes. Ambos tratan de responder a la misma
pregunta: ¿en base a qué criterios un receptor va a decidir aceptar o rechazar
un punto de vista o propuesta contenida en un mensaje persuasivo? Ambos
asumen que el receptor básicamente tiene dos herramientas para aceptar o
rechazar la propuesta. En primer lugar puede adoptar una regla simple, que
no requiera ni esfuerzo cognitivo ni tiempo para meditarla, del tipo “¿quién
me lo plantea es una persona experta?, ¿es la opinión mantenida por la
mayoría?, el grupo o persona que lo plantea ¿es atractiva? etc. En otras
palabras, puede recurrir a un procesamiento heurístico o por vía periférica
para decidir aceptar o rechazar la propuesta. Por otra parte, el receptor
puede optar por invertir cierto grado de esfuerzo cognitivo y tiempo antes de
decidirse y para ello centrase en el escrutinio de la solidez de los argumentos
expuestos por la fuente. En éste último caso el receptor se habrá implicado
en un procesamiento sistemático o por vía central.
197
Viaje al Corazón de la Psicología Social
Ambos modelos tratan de anticipar cuándo es más probable que el
receptor opte por una u otra alternativa y, en función de tal decisión, cuáles
serán los elementos críticos que hacen o no que el intento persuasivo resulte
eficaz. A continuación desarrollaremos ambos modelos.
4.4.1. MODELO SISTEMATICO- HEURÍSTICO.
Para entender cabalmente el modelo es importante tener en cuenta
algunos presupuestos meta-teóricos compartidos por los autores. Se
adhieren a la metáfora del ser humano como “mísero-cognitivo” acuñada por
Fiske y Taylor (1984, 1991). Según dicha metáfora, los seres humanos,
cuando tenemos que afrontar situaciones de toma de decisiones,
“derrochamos” el mínimo de esfuerzo cognitivo estrictamente necesario para
decidir. En otras palabras, tratamos de “ahorrar” recursos cognitivos” y
evitamos “despilfarrarlos”. Obviamente la cantidad de “energía” cognitiva
que estamos dispuestos a invertir en la toma de decisiones varía de situación
a situación. Hay situaciones que nos exigen ser cautos y pensárnoslo dos
veces antes de emitir una opinión. Por ejemplo, si somos jurados en un juicio
con tribunal popular y debemos decidir con las pruebas presentadas si un
acusado es culpable o inocente y, por tanto, debe ir a la cárcel o quedar libre.
Aquí, la “vida de una persona” esta en nuestras manos. La situación nos
impulsa a ser cautos. Por otra parte, decidir si opto por una Coca-Cola o una
Pepsi-Cola representa al extremo una situación de toma de decisión
intrascendente.
Por otra parte, también las personas difieren en el grado de certeza o
exactitud que se auto-imponen a la hora de tomar una decisión. Hay
personas que no tienen el menor inconveniente con quedarse con la primera
propuesta que les llega y “no se comen el coco” demasiado una vez tomada
una decisión. Por lo contrario, hay personas mucho más “puntillosas”, que
198
Viaje al Corazón de la Psicología Social
tratan de recabar toda la información antes de tomar una decisión y le “dan
vueltas” al asunto antes de decidirse. Unas y otras probablemente
reaccionen de forma diferente ante un mensaje persuasivo.
Volviendo al modelo (Chaiken, Liberman, & Eagly, 1989; Chen &
Chaiken, 1999), éste plantea que al tener que decidir si aceptar o rechazar
una propuesta contenida en un mensaje persuasivo el receptor puede optar
entre dos estrategias:
Procesamiento Heurístico. Los heurísticos son reglas simples para tomar
decisiones. Por ejemplo, imaginemos una persona que quiere adquirir un
vehículo nuevo y quiere invertir 24.000 euros máximo. Tras visitar varios
concesionarios de diferentes marcas debe tomar una decisión. El sujeto
puede optar por el coche “más vendido” en el segmento bajo la creencia de
que “si la mayoría lo prefiere será el más aconsejable”. La regla de que “la
mayoría tiene razón” es un heurístico que puede simplificar la decisión. La
decisión basada en heurísticos es rápida, no requiere gran esfuerzo cognitivo
ni tiempo y es relativamente insensible a la calidad de las razones o
argumentos esgrimidos por las diferentes alternativas. En la medida en que
somos “míseros cognitivos” ésta sería la alternativa “por defecto”, la
estrategia a la que seríamos propensos en principio.
Procesamiento Sistemático. En el procesamiento sistemático el receptor
decide tomarse su tiempo y analizar detenidamente los argumentos
esgrimidos por las diferentes fuentes, los pros y contras de optar por una
alternativa u otra. Siguiendo con nuestro ejemplo, la persona puede hacer un
cuadro en el que recoja información sobre precio, consumo, elementos de
seguridad activa y pasiva, años de garantía, servicio post-venta, etc de
diversos modelos de coches, ponderar la importancia que otorga a cada uno
de éstos elementos y finalmente comparar los diferentes modelos de
199
Viaje al Corazón de la Psicología Social
vehículos para ver cuál es el que mejor satisface los criterios. Obviamente el
procesamiento sistemático, además de centrarse en el peso o calidad de los
argumentos, requiere su tiempo y esfuerzo cognitivo.
Según el modelo ambos tipos de procesamiento no son los polos opuestos de
un continuo, no son alternativas de procesamiento disyuntivas o excluyentes,
sino que en cada decisión puede darse una combinación de ambos tipos de
procesamiento. Una persona puede dar más valor a la misma información
técnica sobre un vehículo si la fuente de dicha información es un mecánico
que si es un actor o actriz de cine. Aquí se combina la información técnica
(argumentos) con la pericia percibida del receptor.
¿De qué depende cómo se combinen ambas formas de procesamiento para
tomar la decisión? Del Principio de Suficiencia (balance entre esfuerzo y nivel
adecuado de confianza en el juicio) (Chaiken, Giner- Sorolla, & Chen, 1996).
Como ya hemos dicho en la introducción del modelo, el receptor va invertir la
mínima cantidad de energía cognitiva y tiempo necesarios para alcanzar el
nivel de confianza que exige el caso. Si la situación exigen mucha cautela
(participo como jurado en un juicio con tribunal popular) (alto nivel de
confianza exigida) invertirá más energía cognitiva y tiempo. Si las
consecuencias de elegir bien o equivocarme son relativamente irrelevantes
(¿Pepsi o Coca?) (bajo nivel de confianza exigida), el esfuerzo que invertirá
será bajo.
Ahora bien, como ya se ha dejado translucir al principio, este balance se ve
afectado por dos tipos de factores:
Situacionales. Los ejemplos empleados ilustran perfectamente cómo la
situación determina el grado de cautela (confianza en que la decisión a la que
200
Viaje al Corazón de la Psicología Social
hemos llegado es correcta) y por tanto la “cantidad” de procesamiento
sistemático y heurístico que van a ser combinados para llegar a la decisión.
Personales. También hay diferencias interindividuales a la hora de marcarse
los niveles de certeza o confianza en las propias decisiones y, por tanto,
cuánta energía cognitiva y tiempo vamos a invertir en la toma de decisiones.
Los autores mencionan tres tipos de factores motivacionales que afectan a
la decisión (Chen, Shechter, & Chaiken, 1996; Giner- Sorolla & Chaiken,
1997):
Motivación por la seguridad. Existen diferencias inter-individuales sobre la
necesidad que siente una persona de tener la seguridad de que la opinión
que ha adoptado es la correcta. Existen personas que pueden contentarse
con aceptar la primera opinión que se les presente mientras que otras
necesitan analizar todas las posibilidades existentes, contrastar el máximo de
información disponible antes de aceptar una propuesta. Los primeros es más
probable que utilicen estrategias heurísticas para aceptar un mensaje
persuasivo (por ejemplo, “como quien me lo plantea es un experto debe ser
cierto”. Los segundos es más probable que utilicen estrategias de
procesamiento sistemático, siendo más sensibles a la calidad de la
argumentación.
Motivación defensiva. Los receptores difieren en el grado de apertura a
nuevas alternativas, opiniones y puntos de vistas. Hay receptores
fuertemente reacios a modificar sus planteamientos (por ejemplo, personas
autoritarias o de mentalidad cerrada). El análisis de los mensajes que realizan
estas personas es selectivo, tendiendo a centrar la atención a aquello que
201
Viaje al Corazón de la Psicología Social
refuerza sus posturas previas y desatendiendo argumentos que cuestionen
las mismas.
Motivación de impresión. Los receptores difieren también en su grado de
deseabilidad social o necesidad de causar buena impresión en los demás.
Esto puede hacer que opten como regla heurística por opciones que
anticipan son las preferidas mayoritariamente o van a ser bien aceptadas por
los demás, independientemente de los argumentos empleados para
defenderlas.
4.4.2. MODELO DE PROBABILIDAD DE ELABORACIÓN.
Como veremos, el modelo comparte muchos elementos con el
anterior. Quizás la mayor diferencia estriba en que mientras que en el
modelo anterior ambas formas de procesamiento del mensaje persuasivo
(heurística y sistemática), lejos de ser incompatibles se combinan en diversas
porciones en la mayoría de las decisiones, en el modelo actual representan
vías alternativas o excluyentes de procesamiento del mensaje. Si bien es
cierto que en el capítulo dedicado a la persuasión del último Handbook of
social psychology de 1999, Petty y Wegener tratan de mantener lo contrario
aduciendo que su modelo ha sido mal interpretado, la práctica totalidad de
los psicólogos sociales ha realizado dicha lectura del modelo como se
comprobará a continuación.
202
Viaje al Corazón de la Psicología Social
En sintonía con el modelo anterior, Petty y Cacioppo (1981, 1986)
distinguieron dos alternativas disponibles para el receptor a la hora de
decidir si aceptar o rechazar una propuesta persuasiva.
(a) La primera consiste en invertir tiempo y esfuerzo cognitivo
analizando sistemáticamente la solidez de las razones o argumentos
esgrimidos para apoyar la propuesta. La diferencia con el modelo
anterior es que en éste tipo de procesamiento recibe el nombre de
“Procesamiento por Vía Central”. Aquí, lo que convence o no al
receptor es exclusivamente la solidez de los argumentos.
(b) La segunda consiste en decidir aceptar o no la propuesta en función
de Quién lo dice (¿es la fuente experta, o atractiva, o uno de los
nuestros, culta, desinteresada...?) y/o cómo lo dice (¿es su lenguaje
culto, la música que acompaña simpática, el envoltorio
atractivo....?. Esta segunda forma de procesamiento del mensaje
recibe el nombre de “Procesamiento por Vía Periférica”. Aquí la
persuasión o no va a ser independiente de la calidez o solidez de los
argumentos y se va a basar en elementos externos al mensaje como
la percepción de la fuente o el formato.
El Modelo trata de anticipar cuándo se dará una u otra forma de
procesamiento. La secuencia de respuestas cognitivas esperadas se resume
en el siguiente esquema.
ï‚· Modelo de Probabilidad de Elaboración (ELM) de Petty y Cacioppo.
203
Viaje al Corazón de la Psicología Social
Esquema
El receptor recibe un mensaje
Persuasivo. ¿Cómo decidirá
PROCESAMIENTO POR
PROCESAMIENTO POR
VIA CENTRAL
VÍA PERIFÉRICA
_________________________
_____________________
¿Le motiva el tema? ¿Es
personalmente relevante?
SI
SI
NO
¿Tiene capacidad o preparación
para entenderlo?, ¿Tiene
tiempo para analizar la
información? ¿Está su mente
despejada para centrase en el
mensaje?
NO
Respuesta cognitiva suscitada por
los argumentos
Favorables
Persuasión
Desfavorables
No persuasión
Neutros
204
Viaje al Corazón de la Psicología Social
Veamos cómo funcionaría el esquema. Un receptor recibe un mensaje
que contiene una propuesta del tipo que sea: ¿La acepta o la rechaza¿ y ¿en
base a qué?
El primer elemento a considerar es de naturaleza Motivacional. Que el
receptor acepte invertir tiempo y energía cognitiva para analizar los
argumentos que sustentan la propuesta depende de factores como la
relevancia personal que para él/ella tenga el tema sobre el que trata. Es poco
probable que un receptor invierta tiempo y esfuerzo en temas que le son
irrelevantes. Además, existen diferencias estables en los receptores
referentes al interés que muestran en general hacia la información. Hay
“devoradores” de información, personas que muestran interés por todo lo
que sucede y por leer, hasta leen los prospectos que acompañan a las
medicinas (necesidad de cognición) (Cacioppo, Petty, & Kao, 1984; Cacioppo,
Petty, Feinstein, & Jarvis, 1996; Petty, Tormala, Hawkins, & Wegener, 2001).
Estos últimos, sujetos con una alta necesidad de conocimiento, es más
probable que presten atención al contenido del mensaje persuasivo. Si la
motivación para procesar la información es alta es probable que el receptor
decida analizar los argumentos que se le presentan antes de tomar la
decisión. Si la motivación es baja, el receptor puede “pasar del mensaje”, o
aceptar la propuesta del mismo en base a algún criterio periférico como
quién lo propone (pericia, atractivo, identificación, etc.), qué opinan otras
personas del tema (influencia social), atractivo del formato del mensaje
(música, imágenes, etc.).
Ahora bien, la motivación sola no garantiza una influencia por vía
central. Un segundo elemento tiene que ver con la Capacidad Cognitiva. Este
factor incluye aspectos como tiempo, conocimiento previo requerido o
205
Viaje al Corazón de la Psicología Social
espacio cognitivo. En otras palabras, ¿tengo tiempo para pensármelo o me
apremian para que decida si acepto o no la propuesta?, ¿está mi mente
despejada, libre para detenerme a pensar en el mensaje o está ocupada con
otras preocupaciones?, la comprensión del mensaje ¿requiere algún
conocimiento previo sobre el tema, es técnico y complejo? Para que el
mensaje tenga una influencia potencial por vía central el receptor necesita
tiempo, comprensión de los argumentos y espacio en su mente. Si estas
condiciones no se dan y dado que el tema era relevante para la persona, ésta
no “pasará” del mensaje sino que aceptará o rechazará el mismo en base a
criterios externos (quién lo dice, cómo lo dice, que opinan otros...)
Supongamos que se dan las condiciones de motivación y capacidad
cognitiva, el elemento central de influencia por vía central será el tipo de
respuesta cognitiva suscitada por el mensaje. A pesar de las desafortunadas
connotaciones de la palabra “receptor” que nos sugieren a alguien pasivo,
vacío, en manos del emisor, en realidad el receptor es una persona activa,
especialmente en temas que le afectan e interesan. Ejemplos los tenemos en
nuestra propia cotidianeidad. Recordemos situaciones en las que nos hemos
encontrado ante un televisor, o escuchando a un orador que trata de
convencernos de algo. ¿Cuántas veces hemos hecho comentarios a medida
que se presentaba el mensaje del tipo “que tontería más grande ha dicho”,
“lo que dice contradice todo lo que sé sobre el tema”, “vaya argumento de
perogullo”, “pues no había pensado en ello, parece interesante”? Ya sea
públicamente, en conversaciones con otras personas, o privadamente, para
nosotros mismos, los mensajes sobre temas relevantes van suscitando ideas
y reflexiones en el receptor que podrían clasificarse como favorables,
contrarias o desfavorables, o neutras (Petty, Briñol, & Tormala, 2002). El
elemento crucial en la influencia por vía central es la naturaleza de estos
pensamientos estimulados por el mensaje. Si son desfavorables, el mensaje
no tendrá efecto, el receptor rechazará la propuesta contenida en el mismo,
no habrá persuasión. Si son relativamente neutros, la decisión de si aceptar o
no el mensaje de acabará basando en elementos externos al mismo. Sólo
206
Viaje al Corazón de la Psicología Social
cuando las respuestas cognitivas son favorables la persuasión se producirá.
Además, a diferencia de la influencia ejercida por vía periférica (atractivo de
la fuente, pericia, identificación, etc.) que es poco estable y fácil de ser
modificada por mensajes opuestos, la vía central induce cambios estables,
profundos, y duraderos en las actitudes y opiniones del receptor. Si el
receptor se encuentra con que no tiene razones que oponer al mensaje
persuasivo (fracasa en la contra-argumentación) aumenta su confianza en la
validez de la nueva propuesta (Rucker & Petty, 2004). Por lo contrario, la
sensación de que soy capaz de oponer razones contra un mensaje persuasivo
percibido como sólido o fuerte incrementa la resistencia a la persuasión e
incrementa la confianza en las propias actitudes tanto explícitas como
latentes (Tormale & Petty, 2001).
Empíricamente, hay dos elementos centrales que deben ser medidos
en los estudios sobre la persuasión basados en éste modelo. El primero es
detectar el tipo de procesamiento al que han recurrido los receptores: por vía
central o periférica. Esto se consigue sometiendo aleatoriamente a la mitad
de los receptores a un mensaje sustentado por argumentos sólidos y a la otra
mitad a la misma propuesta pero justificada por argumentos débiles. La
sensibilidad a la calidad de la argumentación sirve de indicador de la atención
puesta en el procesamiento de un mensaje. Si los receptores han procesado
un mensaje por vía central aquellos expuestos a argumentos sólidos deberían
estar más de acuerdo con la propuesta que quienes han sido expuestos a
argumentos débiles. Si esto no sucede podemos inferir que los receptores no
han prestado demasiada atención al mensaje por lo que su aceptación o
rechazo no se ha guiado por el contenido del mensaje sino por otros criterios
periféricos.
El segundo elemento consiste en la detección de la naturaleza de los
pensamientos suscitados o estimulados por el mensaje. Aquí se emplea la
técnica del “listado de pensamientos”. Se pide a los receptores tras ser
207
Viaje al Corazón de la Psicología Social
expuestos al mensaje que indiquen todos los pensamientos que les hayan
venido a sus mentes mientras leían o escuchaban el mensaje. Tras ello se
pide a ellos mismos o a “jueces ciegos” que clasifique los pensamientos
enumerados como “favorables”, desfavorables” o “neutros” respecto al
mensaje y se suman el número de pensamientos de los tres tipos
mencionados por cada receptor.
4.4.3. ESTADOS EMOCIONALES Y PERSUASIÓN.
Cualquier persona sabe que la publicidad recurre muy frecuentemente
a las emociones para convencer a los receptores. Esto es especialmente claro
en la publicidad diseñada para vender productos. Se escoge música alegre y
pegadiza que anime y alegre al receptor para que compre tal teléfono móvil,
tal bebida, etc. Se introduce música que atemorice para inducir cambios en
comportamientos vinculados con la salud, la seguridad vial, etc. Incluso en la
publicidad política se introducen imágenes atemorizantes y sombrías
vinculadas a los oponentes, etc. Y sin embargo, la importancia de éste factor
ha sido olvidada durante bastante tiempo en estos modelos. Esto comenzó a
cambiar a partir de finales de la década de los noventa.
Responder a la pregunta sobre el papel de las emociones en la
persuasión es complejo, porque este papel es múltiple. Su influencia va a
depender del grado de esfuerzo, análisis e implicación en el análisis del
mensaje que invierta el receptor, o lo que es lo mismo, de su probabilidad de
elaboración (Petty, Gleicher, & Bake, 1992; Petty, Schuman, Richman, &
Strathman, 1993). Podríamos distinguir tres grados en dicha implicación: bajo
(porque el tema es irrelevante o no tengo tiempo o capacidad para
detenerme en él), medio (relevancia moderada y tiempo para analizarlo), o
208
Viaje al Corazón de la Psicología Social
alto (tema muy relevante, tiempo para centrarme en él y capacidad cognitiva
para hacerlo). Veamos qué papel juegan las emociones inducidas en el
receptor en los tres casos:
Baja Probabilidad de Elaboración
Aquí la influencia de la emoción inducida actúa a través del mecanismo de
aprendizaje más simple: el condicionamiento clásico. El producto o candidato
que nos quieren “vender” en principio es neutro (no tenemos ninguna
opinión o actitud previamente establecida sobre él). La técnica consiste que
desaparezca dicha neutralidad y el estímulo adquiera la tonalidad afectiva de
la emoción inducida durante su presentación. Por ejemplo, el refresco X se
presenta en un formato que incluye una música pegadiza y que anima a los
jóvenes a los que va dirigido. La música suscita emociones positivas en dichos
receptores que acabarán “contaminando” o asociándose al producto que
dejará de ser neutro y nos gustará. En un video se presentan imágenes
terribles de muerte destrucción, miedo, angustia etc., intercaladas con
imágenes de nuestro adversario político. Lo que se busca es que dichas
emociones suscitadas por las imágenes queden ligadas a la imagen de
nuestro oponente. El mecanismo es tan básico que resultada
extremadamente eficaz en receptores que no son capaces de detectar el
mecanismo de influencia (Petty, Schuman, Richman, & Strathman, 1993).
En condiciones de baja probabilidad de elaboración los estados emocionales
también pueden afectar a la persuasión alterando la probabilidad percibida
de que suceda lo que el mensaje dice que sucederá si sigo sus prescripciones.
Cuando el estado afectivo del receptor concuerda con el tono emocional con
el que es enmarcado el mensaje se aumenta dicha probabilidad percibida,
209
Viaje al Corazón de la Psicología Social
aumentando el impacto persuasivo (DeSteno, Petty, Rucker, Wegener, &
Breverman, 2004).
Probabilidad de Elaboración Media
Recordemos que aquí la motivación o relevancia del tema es sólo moderada
y requiere un tiempo y capacidad cognitiva de los que no disponemos. Aquí
el estado de ánimo del receptor puede determinar que éste decida aceptar o
rechazar la propuesta de forma heurística o periférica (quién lo propone,
cómo lo hace, que opinan otros... ) o tras analizar los argumentos que
justifican la propuesta. En otras palabras, puede determinar la forma de
procesamiento a la que se recurra. En general se han encontrado que los
estados de ánimo negativo (tristeza, angustia, ansiedad, remordimientos,
etc.) con excepción de la rabia o cólera aumentan la tendencia del receptor a
procesar el mensaje por vía central o de forma sistemática, mientras que los
estados afectivos positivos (alegría, euforia, orgullo, etc.), más la cólera,
inducen procesamientos más heurísticos o periféricos. Sin embargo, un
estado negativo incrementará la probabilidad de un procesamiento
sistemático del mensaje sólo si el receptor asocia su estado de ánimo al
mensaje (considera a éste como el provocador del mismo). En caso contrario
puede provocar una reducción del deseo de procesar el mensaje de forma
sistemática (Bohner & Weinerth, 2001).
¿Por qué el estado de ánimo puede determinar el tipo de procesamiento al
que se recurre para aceptar o no el mensaje? Se han postulado tres
mecanismos a través los cuáles esto sucedería (Sinclair & Mark, 1992;
Wegener, Petty, & Smith, 1995):
210
Viaje al Corazón de la Psicología Social
ï‚· Capacidad Cognitiva. Los estudios sobre emociones y memoria han
indicado que los recuerdos de experiencias afectivamente positivas
se organizan en la memoria de forma más integrada y compleja, con
un mayor número de asociaciones con otras vivencias
emocionalmente también positivas (Isen, 1987, 1990). Esto conduce
a que el estado afectivo positivo promueva la recuperación de
mayor cantidad de información de la memoria a largo plazo. Las
vivencias emocionalmente negativas se almacenan en la memoria
de forma más aislada, estableciendo menos vínculos con otras
experiencias también negativas. Por ello, el estado de ánimo
negativo estimula la recuperación de menor número de
información. Por todo ello, un receptor en un estado positivo
“llena” su memoria de trabajo con un mayor número de recuerdos
(información) irrelevante para el mensaje persuasivo “restando”
espacio en dicha memoria, haciendo menos eficiente el
procesamiento de los argumentos.
ï‚· Validez de las estructuras previas de conocimiento. Darwin, en su
ensayo sobre el papel de las emociones en los humanos y los
mamíferos superiores ya indicó la relevancia de las emociones en la
supervivencia. Las emociones indican al organismo sobre la
naturaleza del medio que le rodea y estimula un tipo particular de
respuestas hacia el mismo (Bless, Bohner, Schwarz, & Strack, 2001;
Bless, Mackie, & Schwarz, 1992; Schwarz & Clore, 1988). Por
ejemplo, el miedo nos indica que la existencia de una amenaza
potencial proveniente de una fuente más poderosa que nosotros y
estimula la conducta de huida. La cólera indica también una
amenaza de pérdida para nuestros intereses pero proveniente de
una fuerte a la que podemos hacer frente, y estimula la conducta
agresiva y de ataque. La alegría indica que “todo va bien para
nuestros intereses” y que la situación no requiere “hacer nada en
particular” porque no hay amenazas “a la vista”. Recientemente,
211
Viaje al Corazón de la Psicología Social
algunos autores han extendido esta idea postulando que las
emociones nos dan indicaciones sobre la “validez de nuestras
creencias o estructuras de conocimiento previas” (Clore, 1992;
Clore & Parrott, 1994). Las emociones negativas nos dirían: “lo que
creías o pensabas puede que no sea correcto y necesitarías
replantearlas”. Las emociones positivas nos dirían: “lo que piensas y
crees se ajusta a la realidad, no se requiere cambiarlas”. Por todo
ello, las emociones negativas, en ambos casos, incrementarían el
estado de alerta y vigilancia del receptor haciéndolo más
“receptivo” y “abierto” a la información circundante (aquí el
mensaje persuasivo). Sucedería justo lo contrario en el caso de las
emociones positivas. En breve, los estados emocionales negativos,
en comparación con los positivos, estimularían un procesamiento
más sistemático de la información circundante (Bodenhausen,
Sheppard, & Kramer, 1994; Bodenhausen, Gabriel, & Lineberger,
2000; Bower, 1981; Clark, 1982; Forgas, 1992, 1994; Isen, 1987,
1990; Schwarz & Clore, 1988; Showers & Cantor, 1985). En el campo
de la persuasión esto implica que los sujetos tristes son influidos
más por mensajes que contienen argumentos sólidos, pero no por
mensajes con argumentos débiles (Bless, Mackie, & Schwarz, 1992;
Bless, Bohner, Schwarz, & Stack, 2001; Mackie & Worth, 1992;
Mackie, Asunción, & Roselli, 1992; Petty, Gleicher, & Baker, 1992;
Petty, Schumann, Richman, & Strathman, 1993; Wegerner, Petty, &
Klein, 1994; Wegener, Petty, & Smith, 1995). Sin embargo, éste
efecto de las emociones “como fuente de información” sobre la
validez de nuestras creencias queda anulado cuando el receptor
estima que sus emociones no son relevantes para el juicio, como
por ejemplo cuando es consciente que sus emociones no tienen
nada que ver con el mensaje y han sido provocadas por otra cosa
(Albarracin & Kumbale, 2003).
212
Viaje al Corazón de la Psicología Social
ï‚· Mecanismo motivacionales. Existe una máxima en la psicología y en
el pensamiento de sentido común que dice que cuando estamos
felices, alegres, contentos, orgullosos, etc. (emociones positivas)
nos gustaría y tratamos que la situación dure el mayor tiempo
posible, mientras que cuando estamos tristes, angustiados,
frustrados, etc. (emociones negativas), tratamos de recuperarnos,
hacer algo para que acaben. Existen muchas formas de “acabar”
con nuestros estados emocionales negativos, y una de ella es
“distraernos”, “pensar en otras cosas”. Cuando una persona está
triste por una experiencia que acaba de vivir puede decidir leer una
novela, ir a ver una película, hacer deporte, etc. Una alternativa
para “acabar” con nuestro estado de ánimo negativo en una
situación persuasiva es “centrarnos en el mensaje”, atender a lo
que nos dicen, analizar la calidad de las razones que nos proponen.
Esta motivación no esta presente cuando estamos alegres. En éste
último caso, en todo caso, el riesgo es que el mensaje persuasivo
nos “chafe” la situación.
Probabilidad de Elaboración alta
Recordemos que estamos en una situación donde el tema es muy relevante
para el receptor y éste dispone de tiempo y capacidad cognitiva para analizar
las razones esgrimidas para convencerle. En éste caso cómo nos sentimos en
la situación perceptiva puede sesgar “la respuesta cognitiva suscitada por el
mensaje”. Si estamos “cabreados” aumenta la probabilidad de que los
pensamientos que nos vienen a la mente durante la exposición al mensaje
sean “desfavorables” para el mismo, mientras que si estamos “contentos”
aumenta la probabilidad de que los pensamientos que nos suscita el mensaje
sean positivos. Así, las emociones negativas reducirían el efecto persuasivo
del mensaje, siendo lo contrario en el caso de las emociones positivas
(Forgas, 1998; Petty, Schuman, Richman, & Strathman, 1993).
213
Viaje al Corazón de la Psicología Social
TEMA 5. TEORIAS DEL EQUILIBRIO Y DISONANCIA COGNITIVA
INDICE
5.1. INTRODUCCIÓN
5.2. TEORÍA DEL EQUILIBRIO DE HEIDER..
5.3. TEORÍA DEL PRINCIPIO DE CONGRUENCIA DE OSGOOD.
5.4. TEORÍA DE LA DISONANCIA COGNITIVA
5.4.1. PARADIGMA EXPERIMENTAL
5.5. FACTORES QUE AFECTAN A LA DISONANCIA COGNITIVA Y SITUACIONES
DE DISONANCIA.
* Desconfirmación de expectativas.
214
Viaje al Corazón de la Psicología Social
* Acciones insuficientemente justificadas.
* Disonancia post-decisional.
* Justificación del esfuerzo.
* Disonancia Vicaria.
* Discrepancia con el grupo.
5.6. ¿ES LA DISONANCIA COGNITIVA UN FENÓMENO MOTIVACIONAL?
5.7. ERFORMULACIONES DE LA TEORÍA DE LA DISONANCIA COGNITIVA.
5.7.1. DISONANCIA COMO CONSECUENCIA DE LOS EFECTOS AVERSIVOS DE
LA CONDUCTA CONTRA-ACTITUDINAL.
5.7.2. LA DISONANCIA COGNITIVA Y EL SELF.
* Disonancia, Self, y auto-verificación.
* Disonancia, Self, y auto-enaltecimiento.
5.7.3. DISONANCIA Y EMOCIONES
5.7.4. DISONANCIA COGNITIVA ¿CONSECUENCIAS AVERSIVAS O
DISCREPANCIAS CON LA AUTO-IMAGEN?
5.8. QUIENES NO CREEN EN LA DISONANCIA COGNITIVA.
5.8.1. BEM: TEORÍA DE LA AUTO-PERCEPCIÓN
5.8.2. TEDESCHI: MANEJO DE IMPRESIONES.
5.8.3. TEORÍA DE LA RACIONALIZACIÓN DE BEAUVOIS Y JOULE.
5.1. INTRODUCCIÓN
215
Viaje al Corazón de la Psicología Social
Entre finales de la década de los años cuarenta y la década de los
cincuenta se produce un viraje en la psicología social psicológica
norteamericana que va a marcar su futuro. Con el desarrollo de los modelos
de congruencia y consistencia cognitivas el objeto de estudio se va a dirigir
directamente hacia el interior de la mente del sujeto individual. La psicología
social psicológica se va a hacer definitivamente cognitiva e intra-psíquica. El
interés de todos estos autores va a ser las condiciones de equilibrio de las
actitudes entendidas como esquemas o configuraciones cognitivas. Las
actitudes van a ser contempladas como esquemas almacenados en la
memoria a largo plazo que incluyen valoraciones sobre el objeto actitudinal,
así como información que justifica dichas valoraciones, incluyendo las
reacciones emocionales hacia el objeto. Al margen de las peculiaridades de
cada modelo, la mayoría de los autores de la época comparten una serie de
asunciones que pueden resumirse como sigue.
(a) Existe una motivación universal para preservar la congruencia en
nuestras estructuras cognitivas. Dicha congruencia se da cuando
nuestras reacciones emocionales, valoraciones y creencias acerca de un
objeto va en el mismo sentido. Por ejemplo, tengo una actitud
desfavorable hacia la energía nuclear. Por otra parte pensar en la energía
nuclear me produce recelo, temor, miedo. Además, sé que la energía
nuclear es peligrosa, genera residuos muy contaminantes y de larga
duración, es cara y genera dependencia respecto a otros países.
(b) La incongruencia se produce cuando alguno de estos elementos tiene
implicaciones opuestas a los demás elementos. Por ejemplo, he oído al
premio Nobel de medicina decir que la energía nuclear es el mejor
216
Viaje al Corazón de la Psicología Social
remedio actual contra gran número de cánceres y ha salvado
muchísimas vidas.
(c) Cuando la incongruencia se produce se desencadenan automáticamente
una serie de reacciones cognitivas que van dirigidas a restablecer el
equilibrio.
(d) Finalmente, estos mecanismos, motivaciones y reacciones cognitivas son
universales.
A continuación vamos a ver algunas de las figuras centrales de
éste período. Dejaremos para el último lugar el modelo de disonancia
cognitiva de Festinger pues, como se verá, fue el que más impacto tuvo, y
gran parte del desarrollo de éste objeto de estudio hasta el presente se
basan en su modelo.
5.2. TEORIA DEL EQUILIBRIO DE HEIDER
217
Viaje al Corazón de la Psicología Social
La tesis de partida de Heider (1946, pág. 111) es que "la conducta
interpersonal y la percepción social están determinadas por simples
configuraciones cognitivas". Los sujetos intentan dar un sentido a la
situación estimular incongruente (Van Der Pligt & Eiser, 1984). Asume que
las estructuras cognitivas tienden al equilibrio. El determinante del
equilibrio son las valencias positivas y negativas de los elementos que
componen la estructura cognitiva (Heider, 1946; Zajonc, 1968). Las
unidades de las estructuras cognitivas son personas, objetos y relaciones
entre las anteriores. Por otra parte, las relaciones entre personas y objetos
pueden ser de sentimiento (gustar, disgustar, etc.) y de unidad (posee,
constituye, tiene, etc.) (Zajonc, 1968). "Existe un estado balanceado si todas
las partes de la unidad tienen el mismo carácter dinámico (por ejemplo
todas las valencias son positivas o negativas), y si las entidades con
diferentes caracteres dinámicos son segregados del resto" (Heider, 1946,
pág. 108). Si se produce un des-balance, surgen fuerzas que tienden hacia
el balanceo, pudiéndose lograr el mismo cambiando los caracteres
dinámicos (valencias), o cambiando las unidades de relación a través de la
acción o la reorganización cognitiva. Si no es posible dicho cambio, el
estado de des-balance producirá un estado de tensión.
Heider (1946) analiza dos tipos de estructuras cognitivas: las diádicas
y las triádicas. En las primeras el equilibrio se producirá cuando las
relaciones entre dos entidades son ambas positivas o negativas.
Imaginemos un ejemplo de una configuración cognitiva diádica que une dos
entidades.
Una estructura diádica es un esquema cognitivo que contiene
creencias sobre dos objetos sociales y la relación existente entre ambos.
Pongamos como ejemplo un esquema que contiene dos objetos sociales,
218
Viaje al Corazón de la Psicología Social
uno mismo y una institución social. Nosotros podemos tener un esquema
que relaciona a un sujeto "S" con una institución como puede ser el
ejército, al cual llamaremos "E". Esta relación puede ser positiva (+) o
negativa (-). Supongamos que el sujeto "S" es
Ant-imilitarista, de lo cual se deduce la existencia de una relación
negativa entre los dos objetos: "S" siente una inclinación negativa por el
ejército, y éste a su vez, siente también una actitud negativa hacia los
antimilitarista. Heider propone que una relación diádica está en equilibrio
cuando los signos de la relación establecida son del “S” y “E” son del
mismo signo o valencia. El desequilibrio se presenta cuando los signos o
valencias no se corresponden. En nuestro ejemplo "S" sentiría aversión por
el ejército, pero el ejército elogia la actitud de los anti-militaristas. Para
Heider todo desequilibrio genera tensión, y ante un estado de tensión el
sujeto busca cómo restaurar el equilibrio perdido. Esta recuperación del
equilibrio por parte del individuo se puede conseguir a través de dos
medios:
1) Mediante una re-interpretación o reorganización cognitiva. Por
ejemplo, “S” puede pensar que “el ejército ha cambiado mucho y se ha
convertido en una especie de ONG dedicada a mitigar las injusticias del
mundo”. Esto puede producir un cambio en la valencia que unía a “S” y “E”,
re-estableciendo la congruencia. En definitiva, se produce un cambio de
actitudes.
2) Un segundo método para recuperar el equilibrio es realizando una
conducta sobre el medio.
En cuanto a la Relación Triádica, que como ya hemos dicho
es la que pone en relación tres objetos. ¿Cuándo hay equilibrio en un
esquema triádico? Heider nos dice que se produce equilibrio cuando las tres
valencias son de signo positivo, o cuando dos de ellas son de signo negativo
219
Viaje al Corazón de la Psicología Social
y una positiva. “Pedro”, que rechaza todos los “Ejércitos” vota al partido “X”,
que propone la disolución del Ejército. Los más altos oficiales del Ejército han
comentado reiteradamente que el partido “X” es una amenaza para la patria.
El desequilibrio se producirá en cualquiera de las otras posibles
combinaciones que no sean estas dos enunciadas. Un ejemplo, entre otras
podría ser: Pedro, que siente admiración por el papel pacificador del Ejército
es votante del partido “X” que en su programa propone la supresión de
ejército. Los militares consideran al partido “X” una amenaza para la patria.
En un sistema de relación triádica la forma de restablecer el
equilibrio perdido se realiza de la misma manera que como ya se ha
explicado para la relación diádica: cognitivamente mediante un cambio de
actitudes (por ejemplo, pensar que “los militares tratan de engañarnos
presentándose como la Madre Teresa, cuando en realidad se preparan para
matar”, o a través de la conducta (me desafilio del partido X y rompo mi
carnet).
Con posterioridad, Cartwright y Harari (en Zajonc, 1968)
operacionalizaron la teoría mediante diagramas que representaban
puntos (personas y objetos) unidos por flechas (relaciones) como en los
ejemplos mencionados.
5.3. TEORíA DEL PRINCIPIO DE CONGRUENCIA DE OSGOOD.
Osgood (Osgood & Tannenbaum, 1955) definió la actitud hacia un
objeto como la proyección de las tres dimensiones del diferencial
semántico (dimensión evaluativa, de potencia y de actividad), siendo la
220
Viaje al Corazón de la Psicología Social
dimensión fundamental la evaluativa ejemplificada por adjetivos como
bueno-malo, agradable-desagradable, etc.
La tesis básica del modelo de congruencia es que "los juicios de un
sujeto tienden hacia la máxima simplicidad" (Osgood & Tannenbaum, 1955,
pág. 43). Los juicios extremos se caracterizarían según los autores por tener
latencias más cortas que los juicios más discriminativos. Afirman (que los
juicios simples serían característicos de gente inmadura y orientada
emocionalmente.
El principio de congruencia postula que "los cambios en la
evaluación van siempre en la dirección de incrementar la congruencia de
los marcos de referencia existentes' (Osgood & Tannenbaum, 1955, pág.
43). Un sujeto puede tener tantas actitudes potenciales como objetos
infinitos existan, pudiendo variar sus actitudes hacia los diversos objetos sin
experimentar incongruencia. La incongruencia se producirá cuando dos
objetos actitudinales se relacionan mediante una afirmación.
Tomemos como ilustración el ejemplo planteado por Osgood y
Tannenbaum (1955). Se pide a un sujeto que manifieste en una escala su
actitud positiva o negativa hacia Eisenhower y, por otra parte, que exprese
su opinión positiva o negativa hacia el comunismo. Así, un sujeto puede
tener una actitud positiva (+) o negativa (-) hacia cada uno de los dos
objetos sin que por ello se produzca una incongruencia. En el caso
propuesto por Osgood, el sujeto, como buen americano, tendría una actitud
(+) hacia Eisenhower y una actitud (-) hacia el comunismo. La incongruencia
se puede dar cuando ponemos ambos objetos de actitud en relación. Por
ejemplo, se le presenta al sujeto un recorte de periódico con una declaración
de Eisenhower contemporizando con las ideas comunistas. Osgood trata es
anticipar el tipo de cambio de actitud que se va a producir en el sujeto para el
restablecimiento de la congruencia. Para ello habría que considerar dos
aspectos: la «Polarización de la Actitud» (favorable o en contraria al objeto
actitudinal), y la Carga (intensidad de la reacción favorable o desfavorable).
221
Viaje al Corazón de la Psicología Social
Lo que hace Osgood es presentar posibles situaciones variando la
polarización y la carga, generando predicciones acerca de cómo van a
cambiar las actitudes de los sujetos hacia uno o ambos objetos
actitudinales con el fin de restablecer la congruencia. Plantea las siguientes
situaciones.
1.- Cuando la actitud hacia un objeto es neutra y la actitud hacia el otro
objeto es polar (+ o -). Siguiendo con el ejemplo propuesto la situación sería:
Eisenhower (+) Comunismo (0)
Osgood predice que el sujeto cambiará la actitud hacia el comunismo
haciéndolo (+). Es decir, en este caso, la actitud neutra cambia en la dirección
de la otra polar.
2.- Cuando la actitud hacia los dos objetos está igualmente polarizada pero
tienen carga de distinta magnitud. Sería el caso de:
Eisenhower (+++) Comunismo (+)
La predicción en este caso es que habría lo que se llama una regresión a la
media, es decir, la carga más alta baja un poco y la carga más baja sube un
poco, de manera que la relación se equilibra:
Eisenhower (++) Comunismo (++)
3.- Cuando las cargas son iguales pero las polarizaciones son
diferentes:
Eisenhower (++) Comunismo (--)
222
Viaje al Corazón de la Psicología Social
Esta sería la situación de “máxima incongruencia” y donde se
produciría un mayor cambio de actitudes, aunque es difícil predecir a priori la
dirección del cambio.
Por otra parte, Osgood introduce un elemento que puede
afectar al cambio de actitud, la «Credibilidad» que la afirmación que une
ambos objetos de actitud tiene para el sujeto. La incredulidad (“ese
comentario es un error”, “se lo han inventado los periodistas”) inhibe la
incongruencia y, por tanto, el cambio de actitudes. La cantidad de
incredulidad es función positivamente acelerada de la cantidad de
incongruencia.
5.4. TEORIA DE LA DISONANCIA COGNITIVA DE FESTINGER
223
Viaje al Corazón de la Psicología Social
La teoría de la Disonancia Cognitiva, formulada por Leon Festinger, es
una teoría cognitiva sobre el cambio de actitudes opuesta a las tesis
conductistas tales como la defendida por Kelman que proponían que cuanto
más se refuerce una conducta contra-actitudinal mayor será el cambio en las
actitudes del sujeto. La tesis de Festinger será justamente la opuesta
(Festinger & Carlsmith, 1959).
El postulado básico de la Teoría de la Disonancia Cognitiva es que
en todo ser humano existe una tendencia a mantener una congruencia en
su sistema cognitivo. Nos cuesta tener ideas y actitudes contradictorias sobre
un mismo tema. Una de las fuentes de disonancia que va a ocupar la
producción empírica de Festinger es la disonancia que se produce cuando
pensamos que hemos actuado de forma incongruente con nuestras
opiniones. Nuestro sistema cognitivo se encuentra con que mi opinión sobre
un tema es una y hay una cognición disonante con dicha opinión: “he
actuado de forma contraria a ella”. Cuando se produce incongruencia entre
lo que se piensa y lo que se hace se produce un estado de Disonancia. Este
estado de disonancia genera una tensión que impulsa al sujeto a restablecer
el equilibrio. Por lo general, la forma de restablecer este equilibrio es
modificando las actitudes previas en la dirección de la conducta realizada
cuando la disonancia proviene de la incongruencia actitud- conducta, o
buscando información que reafirme nuestra opinión cuando la disonancia se
produce por la recepción de información contraria a nuestras actitudes
(Festinger, 1957; Festinger & Carlsmith, 1959).
Veamos cuales son los presupuestos básicos de la teoría
(Zajonc, 1968):
1.- La primera proposición básica es que la Disonancia es un estado nocivo.
2.- La segunda proposición es que el ser humano tiende a reducir o evitar las
situaciones de producen disonancia. Existen tres estrategias para evitar la
224
Viaje al Corazón de la Psicología Social
disonancia: la exposición selectiva, la atención selectiva y la interpretación
selectiva.
3.- Festinger plantea que la Intensidad de esa disonancia va a depender de la
ratio entre cogniciones disonantes y cogniciones consonantes, así como la
importancia relativa de ellas. Para entender esto es necesario comprender la
concepción de actitudes que subyace al modelo. Una actitud para Festinger
es un esquema cognitivo que incluye una valoración sobre un determinado
tema que lleva asociado un conjunto de información que la sustenta.
Imaginemos dos personas que rechazan la energía nuclear (actitud negativa)
en base a un conjunto de información o cogniciones. Persona 1, cogniciones
= crea residuos de larga duración + riesgo de explosión + es cara + genera
dependencia de terceros países + genera desigualdades entre países
(Número de cogniciones consonantes con la actitud = 5). Persona 2,
cogniciones = crea residuos de larga duración (número de cogniciones
consonantes = 1). Imaginemos que ambas personas reciben un ítem de
información contraria a su postura de un científico altamente prestigioso = la
energía nuclear es la mejor medida contra el cáncer y salva miles de personas
al año (1 cognición disonante). El grado de disonancia que sufrirá el segundo
es más intensa que el primero. Dicha intensidad queda establecida por la
fórmula:
Intensidad = nº cogniciones disonantes / nº cogniciones consonantes +
disonantes
Así, mientras que para el primer sujeto la intensidad sería 1 / 6 = 0.16,
para el segundo sería de 1 / 2 = 0.50. Esta fórmula refleja algo conocido de
sentido común: cuando más sólidamente argumentada está una postura,
reforzada con mucha información, más difícil es que la persona cuestione su
postura ante información contraria.
225
Viaje al Corazón de la Psicología Social
4.-La forma de reducir la disonancia será: o bien añadiendo nuevas
cogniciones consonantes que reduzcan la disonancia o bien cambiando de
actitud.
5.4.1. PARADIGMA EXPERIMENTAL
Para demostrar sus tesis diseñó un paradigma experimental que,
con retoques, ha sido uno de los más reproducidos en la historia de la
psicología social. El esquema era muy simple: medimos la actitud de los
sujetos sobre un tema, a continuación les inducimos a que hagan algo
contrario a dicha actitud y volvemos a medir las actitudes nuevamente para
ver si han cambiado.
Para ilustrarlo expondremos el estudio original (Festinger y Carlsmith,
1959) que recordemos trataba de refutar las tesis conductistas sobre el
cambio de actitudes. Trabajaron con una serie de sujetos en un experimento
que supuestamente trataba sobre las capacidades cognitivas y formas de
solucionar problemas cognitivos. La tarea consistía en solucionar anagramas
durante hora y media tras lo cual se les pedía a los sujetos, en una escala tipo
likert donde 1 = muy aburrida y 7 muy divertida, que indicasen qué les había
parecido la prueba. Obviamente la respuesta unánime era que era muy
aburrida. Tras ello, un tercio de los participantes eran despedidos sin más
(grupo control). Los otros dos tercios eran inducidos a mentir (conducta
contra-actitudinal) comunicando a una chica que esperaba a entrar para
participar en la prueba que lo que se hacían en el laboratorio era divertido.
La mitad de ellos recibían un dólar por mentir (bajo refuerzo) y la otra mitad
20 dólares. Los participantes eran contactados nuevamente y se volvía a
preguntarles qué les habían parecido la tarea realizada (se utilizaba el mismo
formato de respuesta de 1 a 7).
226
Viaje al Corazón de la Psicología Social
Festinger encontró que el grupo control no evidenció diferencias de
opinión entre lo que dijeron en un principio y lo que decían ahora respecto
a la tarea. En cuanto a los grupos experimentales encontró que el grupo
que había recibido una recompensa de 1$ cambió de opinión en mayor
medida que el grupo que había recibido los 20$.
5.5. FACTORES QUE AFECTAN A LA DISONANCIA COGNITIVA
Y SITUACIONES DE DISONANCIA
A partir de éste paradigma diversos autores comienzan a tratar
de ver si el cambio de actitudes evidenciado tras la realización de la conducta
contra-actitudinal es automático o se requieren ciertas condiciones
adicionales para su ocurrencia. Entre las variables condicionales que fueron
progresivamente introducidas, incrementando la complejidad del modelo
original, podemos destacar (Cialdini, Petty & Cacioppo, 1981; Cooper &
Croyle, 1984; Cooper & Fazio, 1984; Kiesler & Munson, 1975; Tedeschi &
Rosenfeld, 1981).
1- La inconsistencia en sí misma no sería suficiente para producir un
cambio de actitudes. Para que dicha inconsistencia produzca este
cambio el resultado de la conducta contra-actitudinal debe de ser
aversivo para uno mismo o para otros
2- No es necesario que lasconsecuencias aversivas se produzcan
realmente, "lo importante es la percepción del sujeto de que tales
consecuencias pueden producirse” (Cooper & Fazio, 1984), en otras
palabras, eran previsibles.
3- El sujeto debe percibir libertad para decidir si realizar o no la
conducta contra-actitudinal (Brehm, 1956). El propio Festinger reconocía que
cuanto mayor es la presión que se ejerce sobre el sujeto menor será la
tendencia al cambio (Festinger & Carlsmith, 1959).
227
Viaje al Corazón de la Psicología Social
4- Finalmente, el sujeto debe admitir una responsabilidad personal,
auto-atribuirse las consecuencias aversivas que pudieran derivarse de su
conducta contra-actitudinal.
Hasta ahora hemos visto que la disonancia, con los requisitos
arriba señalados, se daría en situaciones en las que lo que dice o hace el
sujeto es contrario a sus opiniones anteriores. Sin embargo, la disonancia
podría también darse en otro tipo de contextos. Mencionaremos a
continuación algunos de ellos.
Desconfirmación de Expectativas
Una primera situación que suele crear disonancia es cuando a un
sujeto ve desconfirmadas sus expectativas (Zajonc, 1968). El “sentido
común nos dice que la reacción esperada es que el sujeto se “arrepienta de la
decisión”. Pues bien, frecuentemente esto último no sucede, sino que el
sujeto se “re-afirma” en su decisión.
Acciones Insuficientemente Justificadas
Otra situación que crea disonancia es cuando un sujeto se implica en
acciones insuficientemente justificadas. La reacción es la misma que en la
primera situación, el sujeto buscará “excusas” que justifiquen la decisión.
Disonancia Post-Decisional
228
Viaje al Corazón de la Psicología Social
Situaciones donde a priori teníamos varias alternativas de elección (¿me
compro el mercedes, Audi, o el BMW?), se opta por una y, tras la decisión, se
descubre que alguna de las opciones rechazadas era más interesante que la
elegida. ¿Se arrepentirá el sujeto? NO, porque esto producirá disonancia. La
disonancia se evitará incrementando el atractivo de la alternativa elegida y
devaluando la rechazado. Además, esta tendencia será más acentuada
cuando más similar es el atractivo de la alternativa elegida y la rechazada
(Shultz, Leveille, & Lepper, 1999). Clemence (1990) lo demostró de forma
curiosa con el paradigma del “juguete prohibido”. A niños de entre 5 y 6 años
se les inducía bajo dos condiciones, de amenaza débil (libertad de elección) o
severa (no libertad), a jugar con un juguete y no hacerlo con otro. Se
comprobó que los niños en la condición de amenaza débil, pero no los
sometidos a amenaza severa, incrementaban el atractivo del juguete elegido
y devaluaban el juguete rechazado (Brehm, 1956; Murphy & Miller, 1997;
Zajonc, 1968).
Justificación del Esfuerzo
Cuando una persona asume la responsabilidad personal de implicarse
en actividades onerosas, dolorosas y nocivas o que requieren un gran
esfuerzo para el logro de la meta justificará dicha implicación incrementando
el atractivo de la elección (Axsom & Lawless, 1992.
Disonancia Vicaria.
Recientemente Cooper y Hogg (2007) han puesto de manifiesto que la
vivencia de disonancia cognitiva y el subsiguiente cambio de actitudes
pueden producirse incluso cuando el sujeto no está personalmente implicado
sino que observa una conducta contra-actitudinal en otra persona.
229
Viaje al Corazón de la Psicología Social
Obviamente, no cualquier persona, sino alguien percibido como un miembro
de un grupo con el que nos identificamos, damos importancia y nos
consideramos miembros (endogrupo relevante). La explicación implica un
combinación del modelo de disonancia de Cooper y Fazio y la teoría de la
Identidad Social (ver capítulo sobre el Self y sobre relaciones intergrupales).
El esquema secuencial sería el siguiente:
El Observador ve a alguien realizar una conducta contraactitudinal
De forma libre y con potenciales consecuencias negativas
El actor es categorizado como miembro del endogrupo
Dicho endogrupo es un grupo al que el observador de
relevancia, se identifica y se
Siente miembro del mismo
230
Viaje al Corazón de la Psicología Social
El actor es percibido como prototípico del endogrupo
Disonancia Vicaria
Malestar Vicario
Cambio de actitudes
Los autores (Cooper y Hogg, 2007; Norton, Cooper, Monin, & Hogg,
2003) han encontrado que sucede lo mismo con la activación de Hipocresía
Vicaria (ver posteriormente el modelo de disonancia de Aronson). Además de
todo ello, así como la disonancia personal (la provocada por una conducta
contra-actitudinal realizada por el propio sujeto) no produce cambio de
actitudes en las culturas colectivistas, si lo hace la disonancia vicaria al
implicar al propio grupo.
Discrepancia con el Grupo
¿Qué sucede cuando el sujeto descubre que su opinión sobre un tema
discrepa con lo que opinan los otros miembros de su grupo? Lo que sucede
es que el sujeto experimenta disonancia, tratando de reducirla a través de
diferentes estrategias que buscan restablecer el consenso: tratar de
persuadir a los demás, cambio de las propias actitudes o, en último extremo,
abandono del grupo y búsqueda de otro grupo que sintonice con nuestras
opiniones. Dicha necesidad de reducir la disonancia y restablecer el consenso
231
Viaje al Corazón de la Psicología Social
se reduce si se le da al sujeto oportunidad de auto-afirmarse (ver teoría de
auto-afirmación de Steele en capítulo sobre el Self) (Matz & Wood, 2005).
5.5. ¿ES LA DISONANCIA COGNITIVA UN FENOMENO
MOTIVACIONAL?
El modelo inicial de Festinger era claro, simple y parsimonioso. Cada
vez que hacemos algo contrario a nuestras actitudes y opiniones se producirá
disonancia e, inevitablemente, se producirá un cambio en dichas actitudes y
opiniones para hacerlas coherentes con la conducta. Sin embargo, no van a
tardar en aparecer disputas y voces que dicen que la cosa no es tan simple y
comienzan a introducir variables mediadoras cuya ausencia puede hacer que
la disonancia y el cambio de actitudes no se produzca a pesar de la
realización de la conducta contra-actitudinal. La primera discusión va a girar
en torno al tema de si “la disonancia cognitiva” es un estado motivacional
como puedan serlo el hambre, la sed, o la excitación sexual.
La discusión en fácil de entender. Para ello hay que diferenciar el
“arousal” de la motivación. El arousal es un estado de activación fisiológico
caracterizado por la actividad del sistema nervioso simpático y definido por
un incremento de la oxigenación del sistema motor que prepara la
musculatura para entrar en acción, incremento de la tasa cardíaca,
incremento de la frecuencia respiratoria, etc. Ejemplos de elementos que
producen esta activación son la realización de un ejercicio intenso, la cafeína,
etc. Una persona en un estado de arousal está preparada para la acción, lo
que haga va a depender del contexto en el que se encuentre. Por ejemplo,
una persona que ha tomado mucho café es más probable que acabe irritado
en un contexto como el de una discusión que una persona que está relajada.
Esa misma persona es más probable que inicie conductas de cortejo en una
discoteca que si no estuviera “sobre-cafeinado”. El arousal es una activación
232
Viaje al Corazón de la Psicología Social
inespecífica que no predispone a un único tipo de conducta, sino a
cualquiera. La motivación es un estado de activación que predispone para un
tipo único y particular de conducta, tiene direccionalidad, por ejemplo, el
“hambre”. Cuando alguien está hambriento sus sentidos parecen agudizarse
para todo lo que tenga que ver con la comida pero no para otras cosas.
Una vez entendida esta diferenciación recordemos que para
Festinger la disonancia cognitiva producía un único tipo de respuesta: el
cambio de actitudes. En otras palabras, la disonancia era un estado de
activación “direccional”, por tanto una motivación.
Cooper y Fazio (1984) discrepan con los postulados de Festinger.
Distinguen entre arousal de disonancia y motivación de disonancia. La
primera sería un estado de activación inespecífico que no impulsa en sí
mismo ningún cambio de actitudes y que puede ser etiquetado tanto como
placentero como aversivo dependiendo a qué se atribuya la activación,
rechazando así el carácter intrínsecamente aversivo que postulaba
Festinger. La motivación de la disonancia se derivaría de un proceso de
evaluación cognitiva de las causas que han producido la activación, pudiendo
conducir o no al cambio de actitudes dependiendo del resultado de la
misma. Zanna y Cooper (1974), utilizando el paradigma de la “falsaatribución” encontraron apoyo contrario a la explicación motivacional.
Reprodujeron el paradigma experimental de Festinger que hemos visto con
una variación. Los sujetos recibían la información de que el estudio analizaba
el efecto de una nueva vitamina en la ejecución de tareas cognitivas (los
anagramas que habrían de rellenar la hora y media posterior). Recibían una
pastilla (realmente un placebo). A un tercio de los participantes
inmediatamente se les ponía a realizar la tarea sin más información. A otro
tercio se les informaba de posibles efectos secundarios que podrían producir
la pastilla. Se les describían los síntomas de arousal como posibles efectos
secundarios (sensación de calor, sudoración, cambios de el ritmo cardíaco y
pulmonar, etc.) (grupo arousal). Al último tercio de les describía como
potenciales efectos secundarios las sensaciones físicas típicas de un estado
de relajación (grupo relajación). Todos ellos, tras la hora y media de
233
Viaje al Corazón de la Psicología Social
anagramas eran interrogados sobre su valoración de la tarea (aburridadivertida). Se les inducía a mentir y eran preguntados por la valoración de la
tarea nuevamente. Si la disonancia que se produce tras la conducta contraactitudinal (mentir) es motivacional, los tres grupos deberían mostrar un
cambio de actitudes independientemente de la manipulación informacional
introducida por los autores. Esta hipótesis no resultó confirmada. El grupo sin
información sobre los efectos de la pastilla y el grupo de información relax
(no podían atribuir la activación tras la mentira a los efectos de la pastilla
pues eran los contrarios a lo que sentían) cambiaron sus actitudes de
acuerdo con lo esperado según Festinger. Sin embargo, el grupo de
información-arousal a penas cambio de actitudes. La activación de la
disonancia tras la mentira (conducta contra-actitudinal) no condujo al cambio
de actitudes esperado. La explicación sería que éstos sujetos habían atribuido
su estado de activación a los efectos de la pastilla en vez a su conducta
contra-actitudinal (mentir) lo que inhibió el cambio de actitudes que, por lo
tanto, no es automático ni inevitable.
Wicklund y Frey (1981) plantearon que si la disonancia genera
arousal (activación inespecífica y no direccional) se debería reflejar en la
ejecución de una tarea posterior, por ejemplo, incrementando la intensidad
de las reacciones que tienen alta probabilidad de respuesta, y
disminuyendo las de baja probabilidad. Revisaron estudios en los que se
comparó la ejecución de sujetos en diversas tareas tras haber generado
una situación de disonancia, ser activados por shock eléctricos y sujetos
control, encontrando similitudes en los dos primeros grupos, lo que
demostraría que la activación provocada por la conducta contra-actitudinal
no difiere de la activación provocada por otros medios. Los autores aducen
una serie de argumentos en contra de la perspectiva motivacional. Entre
otros (a) no siempre se ha encontrado la tendencia a evitar información
nueva y contradictoria, y a buscar información de apoyo; (b) la perspectiva
motivacional implicaría la existencia de una tendencia a reducir la activación,
lo que no concordaría con las conductas que buscan lo contrario
(estimulación por drogas, búsqueda de aventuras, etc.).
234
Viaje al Corazón de la Psicología Social
Aunque parezca lo contrario, no toda la evidencia existente es
contraria a la tesis motivacional de la disonancia. Elliot y Devine (1994)
plantean que han habido problemas metodológicos en los estudios y que
aquellos que han utilizados medidas fisiológicas para detectar el arousal dan
resultados contradictorios. En dos estudios emplean auto-informes en vez de
medidas fisiológicas, pidiendo a los participantes en el paradigma de la
disonancia que describan sus vivencias dos veces, tras realizar la conducta
contra-actitudinal y tras implementar estrategias de reducción de la
disonancia (cambias sus actitudes). Los autores indican que las vivencias tras
la conducta contra-actitudinal son negativas y que estas vivencias son menos
negativas tras el cambio de actitudes.
Finalmente, los estudios transculturales parecen cuestionar el carácter
universal de la disonancia como motivación. Así, Pepitone y Triandis (1987)
afirman que el carácter aversivo de la disonancia entre cogniciones y la
tendencia a reducir dicha disonancia está mediado por elementos culturales.
Así, Bharati (en Pepitone & Triandis, 1987) encontró que dentro de la cultura
Hindú, en la que se asume la contradicción como uno de los atributos del
self, el fenómeno de la disonancia no aparecía (ver tema del Self). También
Heine y Lehman (1997) plantean que la disonancia es típica de culturas con
una concepción psicológica e individualista del Self, estando ausentes en
otras culturas. También Cooper (1998) cuestiona la universalidad del
fenómeno de la disonancia cognitiva planteando que se trata de una
respuesta aprendida. De niños aprendemos que la realización de ciertas
conductas (por ejemplo, romper una lámpara) se acompaña de castigos por
los padres sólo cuando éstos perciben al niño como responsable. Así,
aprende a asociar conductas de agitación y arousal a las conductas con
resultados negativos sólo si se perciben responsables.
5.7. REFORMULACIONES RECIENTES DE LA TEORIA DE LA DISONANCIA
COGNITIVA
235
Viaje al Corazón de la Psicología Social
5.7.1. DISONANCIA COMO CONSECUENCIA DE CONSECUENCIAS AVERSIVAS
DE LA CONDUCTA CONTRA-ACTITUDINAL.
La primera de las reformulaciones del modelo de Festinger se
produce como consecuencia de la discusión anterior y la proponen Cooper y
Fazio (1984; Johnson, Kelly, & Leblanc, 1995; Prislin & Pool, 1996) haciendo
de la auto-atribución de responsabilidad de los efectos negativos de la
conducta contra-actitudinal el elemento clave desencadenante de la
motivación de disonancia. Su modelo integra el modelo de disonancia de
Festinger y el modelo bifactorial de emociones de Schachter y Singer. Este
modelo distingue entre:
(a) Arousal de disonancia, que sería en estado de activación general e
indiferenciado que seguiría a la realización de una conducta contraactitudinal. Como estado de activación generalizado no activaría una
conducta particular (el cambio de actitudes), sino que podría incrementar
la probabilidad de ejecución de cualquier conducta dependiendo del
contexto. En diferentes contextos el sujeto puede atribuir su estado de
activación a diferentes estímulos. Por ejemplo, la persona puede etiquetar su
activación como “excitación erótica” provocada por una persona que le
resulta atractiva. Así, este arousal de disonancia no tiene por que ser
vivenciado obligatoriamente como aversivo.
(b) Motivación de Disonancia. Se correspondería con la disonancia cognitiva
tal como la entendió Festinger, tendría por tanto carácter motivacional y
produciría un cambio en las actitudes del sujeto para hacerlas coherentes con
la conducta realizada. Sin embargo, existen una ser de procesos
236
Viaje al Corazón de la Psicología Social
atribucionales que median entre el arousal y la motivación de disonancia.
Para que ésta última se produzca: (a) el sujeto debe atribuir su estado de
activación (arousal de disonancia) a la realización de una conducta contraactitudinal, (b) debe percibir que dicha conducta puede tener efectos
potencialmente negativos para sí mismo u otras personas (por ejemplo, tras
mentir puede pensar “pobre, cuando entre al laboratorio y descubra que le
he mentido y que la tarea que va a realizar es un “rollo”, probablemente se
acuerde de toda mi familia”), y (c) percibe que tenía libertad para poder
haber obrado de otra manera. Sólo tras esta secuencia de procesos
atribucionales se produciría la motivación de disonancia y el cambio de
actitudes descrito por Festinger.
5.7.2. LA DISONANCIA COGNITIVA Y EL SELF.
Un número creciente de autores comienzan a considerar
que lo importante en la disonancia no es, como piensan Cooper y Fazio, las
consecuencias negativas que puedan derivarse de la conducta contraactitudinal, sino que dicha conducta “choca” contra diferentes bases
motivacionales que rigen el funcionamiento del Self (ver capítulo
correspondiente). Recordemos que vimos cómo se han planteado al menos
tres motivos que determinan el funcionamiento del Self: el de autoenaltecimiento (mantener imágenes positivas de nosotros mismos, sentir que
somos personas valoradas positivamente y merecedoras de confianza), de
auto-verificación (garantizar que la imagen que tendemos de nosotros
mismos es cierta y que otros también comparten esa misma imagen), y autoevaluación (descubrir quiénes somos). Han surgido revisiones diferentes del
modelo de disonancia de Festinger dependiendo de que los autores piensen
que la conducta contra-actitudinal choca con uno u otro motivo.
Disonancia, Self, y Auto-Afirmación
237
Viaje al Corazón de la Psicología Social
Algunos autores han planteado que, por definición, la conducta contraactitudinal es contraria a la imagen que tenemos de nosotros mismos, atenta
con el motivo de auto-verificación. Este “ataque” a nuestra propia imagen es
independiente de las consecuencias que pueda tener la conducta contraactitudinal. La disonancia se produciría incluso aunque las consecuencias de
la conducta fuesen positivas siempre que dicha conducta sea incoherente
con “quienes realmente somos”. La deseabilidad social de la conducta
contra-actitudinal no interviene en el proceso. Por ejemplo, para una
persona que se considera a sí misma como “dura, cruel, impasible e
implacable” el actuar de forma generosa y compasiva produciría disonancia
por que dichas conductas no “encajarían” con su propia imagen. Aronson
(Aronson, Blanton, & Cooper, 1995; Freíd & Aronson, 1995; Thibodeau &
Aronson, 1992; Prislin & Pool, 1996) es su máximo exponente. Para
demostrar que incluso una conducta contra-actitudinal bien vista
socialmente y que puede producir consecuencias positivas puede producir
disonancia si no se corresponde con cómo uno es realmente diseño el
paradigma de la hipocresía (Freid & Aronson, 1995).
Fase 1ª. Se pide a los participantes que escriban un ensayo sobre la
necesidad de reciclar los desperdicios en la vida cotidiana, separar las
basuras etc (o para potenciar el uso del preservativo en las relaciones de los
jóvenes). Se les comunica que si su ensayo es juzgado de calidad podrá ser
empleado en campañas en colegios para promover conductas
conservacionistas en los niños. Así, las consecuencias de su conducta pueden
ser positivas contribuyendo al desarrollo de conciencias ecológicas en los
niños.
Fase 2ª. Activación del sentimiento de hipocresía. Tras realizar el
ensayo se pide a la mitad de los participantes que indiquen cuál es su
conducta habitual respecto al reciclaje cotidiano de basuras. ¿Habitualmente
separas las basuras?, ¿Cuidas no malgastar el agua del grifo cuando te
duchas, te limpias los dientes, etc.? El objetivo es que los sujetos descubran
que las recomendaciones que han dado en su escrito no se corresponden con
su propia conducta cotidiana.
238
Viaje al Corazón de la Psicología Social
Fase 3ª. Se vuelve a contactar con todos los participantes (quienes
realizaron la tarea de activación de auto-hipocresía y los que no) unos días
después y se les pide que indiquen cuál es su conducta cotidiana respecto al
ahorro de recursos y reciclaje. Típicamente se encuentra que aquellos a
quienes se generó el estado de hipocresía han modificado sus hábitos,
haciéndolos más ecologistas, cosa que no sucede con aquellos a quienes no
se activó este estado (Thibodeau & Aronson, 1992).
Disonancia, Self, y Auto-enaltecimiento.
Para otros autores, el elemento central es que la conducta contraactitudinal erosiona la imagen positiva que una persona tiene de sí misma y
la que otros tienen (Aronson, Blanton, & Cooper, 1995; Tesser, Martín,&
Cornell, 1996). La máximo exponente de ésta posición en la teoría de la autoafirmación de Steele (1988, 1997) (ver capítulo del Self). De hecho, la
disonancia sería más intensa en personas con una alta auto-conciencia o en
situaciones que la activan. Un elemento central es la deseabilidad social de la
conducta contra-actitudinal. En la mayoría de los estudios experimentales
sobre disonancia la conducta contra-actitudinal era socialmente valorada
negativamente: por ejemplo, mentir. Por tanto el elemento “sacudido” por la
conducta contra-actitudinal es la auto-estima del sujeto. El cambio de
actitudes tras la conducta contra-actitudinal buscaría proteger e incrementar
la auto-estima. Si al sujeto, tras realizar la conducta contra-actitudinal se le
proporciona una prueba de auto-afirmación (por ejemplo, pedir que describa
de qué partes de su persona se siente más orgulloso) no modificará sus
actitudes. La posibilidad de auto-afirmar en Self en ésta última tarea inhibe la
disonancia y los cambios de actitud.
5.7.3. DISONANCIA Y EMOCIONES.
239
Viaje al Corazón de la Psicología Social
Pyszczynski, Greenbarg, Solomon, Sideris & Stubing (1993) plantearon
otra explicación que no tuvo el impacto de los anteriores. Según ellos,
muchos de los sesgos y distorsiones cognitivos se producen por la
interferencia de estados emocionales negativos, tal sería el caso de los
cambios producidos por la conducta contra-actitudinal. Por ello, si se
permitiese a los sujetos expresar libremente sus estados emocionales
negativos se reducirían los sesgos cognitivos. Reprodujeron el paradigma de
la disonancia cognitiva, permitiendo a la mitad de los participantes expresar
abiertamente cómo se sentían tras la realización de la conducta contraactitudinal. Encontraron que en éstos no se produjo el clásico cambio de
actitudes. Los autores concluyen que el cambio típico de actitudes no busca
restaurar la congruencia cognitiva, sino restaurar las emociones negativas
que provoca la conducta contra-actitudinal. Jonas, Graupmann y Frey (2006)
utilizando el paradigma de la disonancia post-decisional encontraron que la
disonancia producida al descubrir que la elección realizada no era lo que se
esperaba, acompañada de emociones negativas producía un incremento de
la disonancia y de la motivación para reducirla, provocando sesgos es la
búsqueda de información que se traducía en búsqueda selectiva de aquella
información que justificaba la elección realizada. Por el contrario, si se
activaba estados emocionales positivos en el momento de descubrir que la
elección realizada no era como se esperaba (activación de disonancia), se
reducía la disonancia y la motivación para reducirla, produciéndose menos
sesgos en la búsqueda de información.
También es esta dirección Harmon-Jones y Harmon- Jones (2002)
desarrollaron un modelo de disonancia “basado en la acción” que enfatiza el
papel de las emociones. Los autores afirman que la variable proximal o
inmediata que activa la motivación para reducir la discrepancia entre
nuestras actitudes y la información contraria a la misma es el estado
emocional negativo que genera el descubrimiento de la discrepancia. A su
vez, la variable distal que explica por qué descubrir una discrepancia entre
nuestras opiniones y creencias y la nueva información genera emociones
negativas es que las actitudes son guías que utilizamos para decidir el curso
240
Viaje al Corazón de la Psicología Social
de nuestras acciones y, así, la información que las contradice tiene un efecto
paralizante, de duda e indecisión hacia cómo actuar.
5.7.4. DISONANCIA COGNITIVA ¿CONSECUENCIAS AVERSIVAS O
DISCREPANCIAS CON LA AUTO-IMAGEN?
Stone (2003; Stone & Cooper, 2001) ha desarrollado un modelo
tratando de compaginar las dos grandes visiones dominantes en el tema de la
disonancia: (a ) la que preconiza que el elemento central y necesario para
que se produzca la disonancia es la percepción de consecuencias potenciales
negativas de la propia conducta (Fazio y Cooper), sin la cual no habría
disonancia, y (b) la que propugna que el desencadenante de la disonancia es
la percepción de incongruencia entre lo que somos o cómo somos (autoimagen) y la conducta realizada, incluso aunque esta pueda tener
consecuencias positivas (Aronson). El autor propugna que el
desencadenante de la disonancia puede ser uno u otro dependiente de qué
estándar utilizamos para juzgar nuestra conducta en un momento dado:
estándares sociales o personales. En ocasiones el sujeto puede preocuparse
por lo que de él van a opinar los demás, qué dirán de él (estándares sociales).
En éste caso, el desencadenante de la disonancia va a ser la percepción de
cuáles van a ser las consecuencias de la propia conducta. Si no van a tener
consecuencias negativas, no se producirá disonancia incluso aunque la
conducta no se ajuste a nuestras opiniones previas. Cuando lo que están
activadas son nuestras propias opiniones y actitudes (estándares personales),
el elemento clave en la disonancia va a ser la coherencia entre dichas
actitudes y opiniones y nuestra conducta, más que las consecuencias de las
mismas.
Un elemento importante que determina qué estándares
(sociales o personales) con mayor probabilidad serán salientes es el nivel de
241
Viaje al Corazón de la Psicología Social
auto-estima (Stone, 2003). La activación de los estándares personales tras la
conducta contra-actitudinal generará más disonancia entre los sujetos de alta
auto-estima. Aunque no lo plantee Stone, es obvio que existen una serie de
variables que pueden establecer diferencias interindividuales en la
accesibilidad de uno u otro tipo de estándares: Self-monitoraje, autoconciencia, etc.
5.8. QUIENES NO CREEN EN LA DISONANCIA COGNITIVA.
Con diferencias entre sí sobre cuáles son los mediadores y los
elementos centrales que inducen disonancia, los autores que hemos visto no
discuten la existencia de un proceso cognitivo- motivacional denominado
“disonancia cognitiva”, que cuando tiene lugar produce un cambio en las
actitudes de los sujetos. Sin embargo, no todos aceptan dicha afirmación.
Existen autores que llanamente han negado que se produzca o exista nada en
la mente de los sujetos que se corresponda a éste fenómeno. Vamos a
acabar el tema refiriéndonos a ellos.
5.8.1. BEM: TEORIA DE LA AUTO-PERCEPCION.
Bem (1967, 1972) cuestionó la visión de las actitudes como
estructuras o configuraciones cognitivas almacenadas en la memoria a largo
plazo y que son activadas en el momento oportuno (cuando alguien trata de
medirlas o tenemos que adoptar una decisión). El autor considera que la
persona “construye ex novo” su actitud cuando es requerida. ¿Cómo decide
cuando lo necesita o el investigador le pregunta a la persona cuál es su
opinión respecto a un tema? Simplemente mira en su entorno, recaba la
información necesaria y opina. El propio sujeto hace lo mismo que haría un
observador externo. Imaginemos que hemos visto a una persona romper un
242
Viaje al Corazón de la Psicología Social
poster de propaganda de un partido político y alguien nos pregunta a cerca
de la actitud de esa persona hacia dicho partido. Visto lo visto diríamos que
es negativa. Supongamos que alguien nos dice que “hay que legalizar el
aborto libre” y una tercera persona nos pregunta sobre la opinión de la
primera sobre el aborto. Oído lo oído le responderíamos que es favorable.
Bem dice que la propia persona que ha roto el poster o ha emitido la opinión,
si es interrogada se basaría en la misma evidencia que ha utilizado el
observador para emitir su juicio. Esto explica que en diferentes momentos y
situaciones la opinión de una persona sobre un tema pueda variar, pues
puede variar los elementos a los que recurra para construir su actitud. Por
tanto, no se requeriría asumir la existencia de ningún proceso cognitivo intrapsíquico no observable para explicar los resultados de los experimentos
sobre disonancia cognitiva.
Para tratar de demostrarlo Bem (1972) reprodujo con modificaciones
el paradigma de la disonancia. Su estudio se basó en el hecho comprobado
de que los sujetos que participan en éste tipo de estudios suelen tener
problemas para recordar exactamente su respuesta cuando se midió su
actitud por primera vez. Basándose en esta evidencia, lo que hizo Bem es
manipular cuál era la información que se hacía saliente al sujeto cuando era
vuelto a contactar por segunda vez para medir su actitud. A un grupo se les
recordó cuál había sido su opinión (actitud) inicial, a otro se les recordó su
conducta (lo que dijeron al confederado que esperaba), y al último grupo se
les recordó ambas cosas. Si la disonancia existiera, todos los grupos y
especialmente aquel al que se le hizo saliente la discrepancia (grupo
información actitud + conducta), deberían cambiar su opinión. Esto no
sucedió. El único grupo que mostró cambio es aquel al que se le recordó la
conducta contra-actitudinal. La explicación es sencilla. Estos últimos
pensaron “si dije que era divertida la tarea esa debió ser mi percepción de la
misma” y utilizaron esta información para volver a opinar. El grupo al que se
le hizo saliente su respuesta al cuestionario (actitud) debieron pensar “si eso
respondí esa debió ser mi impresión” y la utilizaron para volver a opinar. El
grupo al que se dio toda la información utilizó su respuesta al cuestionario
243
Viaje al Corazón de la Psicología Social
(actitud) en vez de su conducta como elemento más diagnóstico o
informativo sobre lo que realmente pensaba en aquel momento, no
mostrando cambio de actitud. Para entender esto último ver capítulos sobre
percepción social y Self donde se evidencia que en las culturas con una
concepción psicológica e individualista del Self el conocimiento de sentido
común sobre la persona establece que mientras la conducta está
fuertemente afectada por los avatares y circunstancias que nos rodean, no
reflejando siempre nuestro Self-íntimo y privado, nuestras actitudes, valores,
y creencias, las opiniones privadas reflejan mejor nuestro auténtico Self. Así,
en caso de contradicción entre las opiniones privadas y la conducta externa
tendemos a dar más valor informativo a las primeras.
5.8.2. TEDESCHI: MANEJO DE IMPRESIONES.
Tedeschi (Tedeschi & Rosenfeld, 1981; Tedeschi & Riess, 1981) sigue el
modelo dramatúrgico del Self ampliamente divulgado por Goffman y que
podemos verlo perfectamente expresado de la obra de Sartre “Kean”. De
existir, existiría una única motivación básica humana, la de la aceptación e
integración social. Esta guiaría el desarrollo y expresión del Self. El sujeto
sería como un actor que busca la buena acogida de su público, modificando
para ello sus papeles en la medida en que se modifica el auditorio. Esos
papeles que repetidamente vamos representados, dado que ciertos
auditorios se repiten, los incorporamos como imágenes de nosotros mismos.
Pero, ¿cómo saber a priori cómo comportarnos para lograr tal objetivo? Las
normas, prescripciones y valores de la cultura nos sirven de guías para saber
cómo actuar para ser vistos como personas honestas y dignas de
consideración. El cambio de actitudes que se observa tras la conducta contraactitudinal es una forma de decir que “somos personas coherentes”. En las
culturas individualistas (ver capítulo sobre el Self), con una concepción
agéntica del Self se valora y promueve la coherencia, que la conducta de una
persona se ajuste a sus opiniones. Quien cambia fácilmente o no actúa de
acuerdo con sus opiniones recibe apelativos negativos (camaleón,
244
Viaje al Corazón de la Psicología Social
chaquetero, etc.) y despierta desconfianza. El cambio de actitudes es una
estrategia de auto-presentación para aparentar coherencia a los ojos del
experimentador. Para confirmar esta afirmación los autores (Tedeschi &
Roselfeld, 1981) realizaron la siguiente experiencia. Se pidió a los sujetos
que escribieran un ensayo en contra de la higiene dental que luego deberían
leer ante estudiantes de una escuela superior. Se midió antes y después de
la tarea contra-actitudinal las actitudes de los sujetos hacia la higiene
dental. Sin embargo, en la medición post-manipulación se introdujo una
variante. La mitad de los sujetos expresaron normalmente su actitud
mediante un cuestionario de lápiz y papel, mientras la otra mitad hacía lo
mismo, pero conectados a un supuesto detector de mentiras. Se encontró
que mientras en el primer grupo se observó el cambio de actitudes, esto no
sucedió en el segundo. Tedeschi y Rosenfeld (1981, pág. 159) concluyen
que "los sujetos inhibirán la auto-presentación positiva cuando saben
que la audiencia que recibirá la información puede minar la identidad
presentada". Obviamente, desde la perspectiva de la auto-presentación, hay
algo peor que aparecer como voluble o incoherente y es aparecer como
“mentiroso”, y éste riesgo inhibiría el aparente cambio de actitudes.
Las tesis de Tedeschi pueden, en parte, ser avaladas por algunos
estudios recientes que indican que el cambio de actitudes tras la conducta
contra-actitudinal se producen a nivel de las actitudes manifiestas (las
medidas por cuestionario) pero no en la actitud latentes (medidas por
técnicas tales como el IAT) (Gawronski & Strack, 2004).
5.8.3. TEORIA DE LA RACIONALIZACIÓN DE BEAUVOIS Y JOULE.
En la relectura radical de estos autores no se requiere recurrir a procesos
cognitivos intra-psíquicos para explicar la consistencia entre las actitudes y
las conductas de las personas. Para los autores la teoría original de la
disonancia es una teoría sobre la racionalización.
245
Viaje al Corazón de la Psicología Social
Recordemos que en occidente se han dado dos metáforas sobre el ser
humana:
(a)
El ser humano como ser racional. La metáfora
dominante en el conocimiento de sentido común y
dentro de la psicología. El ser humano como ser que
actúa de forma racional, es decir, cuya conducta está
guiada por motivos, metas, actitudes previas. En
términos causales, es la cognición la que determina la
conducta.
(b)
El ser humano como ser racionalizador. No tan
extendida, esta metáfora plantea que los
determinantes reales de nuestra conducta muy
frecuentemente escapan a nuestro conocimiento y
conciencia, son “oscuros”. Sin embargo, algo nos
distingue de otros animales, el desarrollo de la
conciencia de sí. ¿Cómo aceptar que somos marionetas
en manos de las circunstancias que nos rodean? Esto
genera una profunda angustia existencial. Por ello,
tratamos que construir una “historia biográfica” en la
que buscamos razones o coherencia a nuestras
acciones. Normalmente esto adopta la forma de
motivos propios que justifican la conducta. Esta tesis no
es nueva, la encontramos en autores como Nietze,
Williams James, o Albert Camus. Aunque en términos
del discurso psicológico quien lo mejor lo expresó fue
Tolstoi en el epílogo a “Guerra y Paz”, cuando,
reflexionando sobre conceptos como voluntad, libre
albedrío, necesidad, circunstancias, etc. y los
determinantes de la conducta crítica a los historiadores
246
Viaje al Corazón de la Psicología Social
que narran la historia como determinada por la
voluntad y objetivos de personajes concretos
(Napoleón) y olvidan que incluso éstos último nos
“marionetas” en manos de factores históricos y sociales
complejos. Desde ésta perspectiva Beauvois y Joule
(1981, 1996) plantean el esquema
Circunstancias
Conducta
Consistencia
Racionalización
Actitud-conducta
(Ideología)
El paradigma como ejemplificación de procesos de reproducción ideológica.
“El proceso de racionalización puede entenderse como la realización de una
conducta (o su represión) como consecuencia de la conducta (órdenes)
emitida en un marco institucional (laboratorio) por un agente de autoridad
(experimentador) al que está subordinado el sujeto” (1981, pág. 163). La
libertad de elección es sólo aparente, por una revisión de los resultados
indican que no es mayor en número los sujetos que rechazan seguir las
indicaciones del experimentador en la condición de sumisión forzada y la de
libre elección.
247
Viaje al Corazón de la Psicología Social
TEMA 6. LA PERCEPCION SOCIAL
INDICE.
6.1. INTRODUCCIÓN.
6.2. INRODUCCIÓN HISTÓRICA.
6.3. MODELO DE ASCH
6.4. HEIDER: LA PSICOLOGÍA INGÉNUA.
6.5. MODELO DE ANDERSON: TEORÍA DE LA INTEGRACIÓN.
6.6. MODELO DE G. BRUNER.
248
Viaje al Corazón de la Psicología Social
6.7. MODELO DE HAMILTON.
6.8. MODELO DE WYER Y SRULL. TEORÍA DEL PROCESAMIENTO DE LA
INFORMACIÓN
6.8.1. IMPLICACIONES DEL MODELO.
6.9. MODELO DEL CONTINUO DE FISKE.
6.10. MODELO DE PROCESAMIENTO DUAL DE BREWER.
6.11. MODELO DE INFUSIÓN DE AFECTO DE FORGAS.
6.12. MODELO DE SISTEMA EVALUATIVO
6.13. MODELOS DE PROCESAMIENTO ÚNICO.
* Modelo de Tres fases de Gilbert.
* Modelo de Dos fases de Trope.
* Anclaje disposicional vs. situacional. Krull.
6.14. FACTORES QUE INFLUYEN EN LA FORMACIÓN DE IMPRESIONES.
6.13.1. SALIENCIA PERCEPTIVA.
6.13.2. OBJETIVO DE LA IMPRESIÓN.
6.13.3. VALENCIA DE LA CONDUCTA.
6.13.4. COMPLEJIDAD DEL ESQUEMA COGNITIVO.
6.13.5. TEORÍAS IMPLÍCITAS DE PERSONALIDAD.
6.13.6. ESTEREOTIPOS Y HEURÍSTICO DE RESPRESENTATIVIDAD.
6.13.7. CONTEXTOS INTERGRUPALES.
6.13.8. CULTURA.
249
Viaje al Corazón de la Psicología Social
6.1. INTRODUCCIÓN.
Si en algún tema es evidente la dificultad de segmentar el
conocimiento de la psicología social en temas separados éste es uno. En el
estudio de la percepción social convergen las investigaciones sobre
estereotipos, efectos del estado de ánimo en el procesamiento de la
información, la atribución de causalidad o las concepciones sobre la persona,
por no agotar todos. En éste tema nos ceñiremos lo que podamos a los
modelos generales enfocados en cómo nos generamos impresiones de otras
personas. Uno de los factores que más han sido estudiados y que juegan un
papel central en la impresión de los demás es la categorización y la activación
de los estereotipos. Para una revisión de la evidencia en torno a ésta
temática remitimos al lector al extenso capítulo dedicado a los procesos de
categorización y activación estereotípica. No repetiremos aquí lo ya escrito
en el mismo.
Además, el estudio de la percepción social es uno de los campos que
genera más cantidad de información. La lista de factores que, en mayor o
menor medida, afecta a la percepción es interminable y no es el objetivo de
éste capítulo recoger exhaustivamente esta investigación. Estamos más
interesados en presentar los modelos generales que tratan de explicar la
formación de impresiones.
6.2. INTRODUCION HISTORICA
La Percepción Social fue uno de los temas de relevancia en la
década de los 40 y 50. En esa época los teóricos van a intentar elaborar
250
Viaje al Corazón de la Psicología Social
modelos que expliquen los procesos a través de los cuales los sujetos infieren
rasgos de personalidad en otras personas. Con el transcurso del tiempo los
teóricos de la Percepción Social descubrieron que el proceso básico a
través del cual nos formamos esas impresiones es un proceso de atribución
causal. En otros términos, se asume que en el ser humano existe una
tendencia a atribuir las conductas que realizan los actores a factores
disposicionales personales, restando importancia a factores de la situación.
La piedra angular de la percepción sería la inferencia de rasgos a partir de las
conductas observadas (inferencia disposicional).
Si hay un autor capital en la forma de entender la percepción
social ese es Heider. Su obra de 1958 "La Psicología de las relaciones
interpersonales", va a sentar algunos de los principios básicos que van a ser
durante mucho tiempo considerados como axiomáticos en el estudio de la
percepción social. A continuación expondremos algunos de los autores que
más contribuyeron históricamente a éste campo, para dejar para la segunda
parte del capítulo la forma como actualmente se aborda éste objeto de
estudio.
6.3. MODELO DE ASCH
Asch es uno de los pioneros en el estudio de la formación de
impresiones. El objetivo de Asch (1946) es analizar el proceso por el cual los
sujetos integran diferentes informaciones a cerca de una persona, generando
una imagen global de la misma. Para encuadrar la línea de pensamiento de
Asch respecto al tema de la Percepción Social cabe empezar
contextualizando sus estudios dentro de las concepciones dominantes en su
época. Había tres grandes formas de contemplar el tema de la formación de
impresiones. Para entenderlas es importante ponerse en la cabeza de los
autores. La impresión que nos formamos de una persona se genera a partir
de una serie de informaciones que recibimos sobre ella y que se expresa en
forma de rasgos o disposicionales (es generosa, terca, agresiva, inteligente,
etc.). ¿Cómo integramos toda esta información para forjarnos una imagen
global favorable o desfavorable de la misma?
251
Viaje al Corazón de la Psicología Social
* Concepción Aditiva. La dominante en la época. Lo que hacemos es un
promedio de la información recibida sobre la persona, con cada ítem de
información aportando por igual a la impresión final. Si el número de rasgos
positivos sobre esa persona excede a los negativos, la impresión final será
positiva.
Matemáticamente: Impresión Final = a + b + ... + n
donde a, b, c, ..., n son cada uno de los rasgos.
* Factor de Impresión General “G”. Critica el modelo anterior afirmando
que sí bien en la formación de la impresión inicial el modelo anterior puede
expresar el proceso, una vez formada dicha impresión final o global (G) ésta
(positiva o negativa) puede conducir a modificar la significación de los rasgos
que han contribuido a su formación. Muchos rasgos no tienen una
significación unívoca, sino que su sentido puede variar. Por ejemplo, el rasgos
“ahorrador” puede tener connotaciones negativas (tacaño) o positivas
(austero). Así, si la impresión final de la persona es positiva, su carácter
ahorrativo adquirirá una connotación positiva (austero), y lo contrario si la
impresión final fuere negativa.
* Concepción Gestáltica. Propone que la impresión general que
extraemos de un sujeto es el resultado de un conjunto de rasgos que
mantienen relaciones dinámicas entre ellos de manera que la variación de
uno de esos rasgos influye en los demás. Desde esta perspectiva, la
impresión final es un emergente de dichas relaciones dinámicas.
6.3.1. POSTULADOS SOBRE LA FORMACION DE IMPRESIONES
1.- El sujeto es percibido como una unidad.
252
Viaje al Corazón de la Psicología Social
2.- Los rasgos, dentro de una persona, están en relación dinámica entre
ellos.
3.- Los diferentes rasgos tienen diferentes pesos, es decir, contribuyen de
manera más o menos importante en la impresión final sobre el sujeto. En
otras palabras, los rasgos varían en su centralidad.
4.- Dentro de la concepción sistémica, el cambio en un rasgo altera el
significado de todos los demás.
5.- La significación que tiene cada rasgo va a depender de su posición dentro
del sistema dinámico.
6.- Tendemos a mantener la unidad de la impresión. Es decir, tratamos de
integrar los rasgos contradictorios manteniendo una visión coherente de la
persona.
7.- El contenido y el valor de cada rasgo cambia según el contexto. La
forma como interpretemos al sujeto va a depender de cómo se exprese
ese rasgo en el contexto
6.4. HEIDER: LA PSICOLOGÍA INGENUA.
Heider (1958) introduce el enfoque fenomenológico en psicología
social. Las concepciones dominantes en la época, y aún hoy en día, afirmaban
que las causas reales que explican y sirven para predecir la conducta humana
son realmente desconocidas para el propio actor, por lo que no tiene sentido
preguntarle sobre las mismas. Lo que el experimentador debe hacer es
diseñar experimentos que le permitan manipular lo que cree ser la causa de
una determinada conducta y comprobarlo. Heider afirma que la gente se
comporta hacia el medio según sus propias concepciones sobre las causas de
los sucesos observados no importa si son correctas o no, “reaccionamos
hacia el entorno en función de cómo lo percibimos”. Esto implica que es
plenamente legítimo que el psicólogo preguntar directamente a los sujetos el
por qué de sus conductas. Lo que trata su psicología es “poner palabras”,
253
Viaje al Corazón de la Psicología Social
explicitar las reglas y creencias que la persona no experta utiliza en su vida
cotidiana para “moverse” por su mundo. Por ello el concepto de Psicología
Ingenua, entendida como psicología que investiga las creencias de la persona
lega.
En el dominio de la percepción social, Heider (1958) trata de hacer
explícitos los presupuestos de los que parte la persona lega (sin formación
formal en psicología) cuando se forma la imagen de las personas que le
rodean. Este conocimiento ingenuo implícito que utilizaríamos en la vida
cotidiana puede resumirse como sigue:
1.A pesar de que las condiciones ambientales cambian, los sujetos
tienden a percibir la conducta de los demás como estable.
2.En la formación de impresiones tendemos a formarnos esas
impresiones en términos de disposiciones personales (rasgos de
personalidad) que, además, son disposiciones personales que se asume que
son invariantes (no cambian). La razón por la que tendemos a percibir a los
otros bajo estas disposiciones es porque nos permiten predecir mejor su
conducta futura. Sin estas disposiciones lo que ocurriría es que la conducta
de los otros sería ininteligible y azarosa. Esta importancia de los
procesos psicológicos (creencias, actitudes, rasgos de personalidad, etc.) va
a ser algo que van a asumir los autores de la Teoría de la Atribución de
Causalidad.
3.En la formación de impresiones, los estados o disposiciones
de un sujeto tienden a expresarse directamente en la conducta. En otras
palabras, la conducta nos permite interpretar sin ambigüedad los rasgos
de personalidad o disposiciones de un sujeto. No obstante, cuando
existe ambigüedad para realizar esta interpretación se utiliza el contexto
para intentar salvar esa ambigüedad.
4.Determinados estados internos son dinámicos, cambian. Por
ejemplo, las emociones. La gente asume que a diferencia de los rasgos de
254
Viaje al Corazón de la Psicología Social
personalidad que son estables (una persona buena no obra malamente o una
persona generosa de forma avara), las emociones están fuertemente
afectadas por las circunstancias externas cambiantes (hasta la persona más
alegre y jovial puede llorar, o el más tranquilo del mundo enfadarse).
5.Factores que influyen en este proceso de formación de
impresiones son el conocimiento previo que tenemos del otro, el tipo de
acción o relación que mantiene el actor y el observador, etc.
6.Un elemento fundamental en la formación de impresiones es el
significado de una acción.
7.Por otra parte, afirma que existen factores que pueden provocar
distorsiones en la percepción del otro. Menciona cuatro factores:
a)
La saliencia del actor.- Normalmente, en cualquier situación,
el estímulo más importante para el receptor es el actor. La situación actuaría
como fondo sobre el que destaca el actor (figura).
b)
La percepción egocéntrica.- Los propios intereses, metas,
expectativas, etc., pueden influir en cómo nos formamos la impresión de
otra persona.
c)
La insuficiencia de información.
d)
La influencia ejercida por otras personas.
6.5. MODELO DE ANDERSON: TEORIA DE LA INTEGRACION
255
Viaje al Corazón de la Psicología Social
Anderson trata de explicar cómo combinan los sujetos diferentes
informaciones sobre una persona para finalmente llegar a una impresión
global de ella (Anderson, 1968; Anderson & Hubert, 1963; Kaplan, 1992). En
este proceso de formación de una impresión global intervienen dos
subprocesos o fases:
(1) Fase Valoración de la Información, donde el observador da
mayor o menor relevancia a las distintas informaciones sobre
el actor. Es decir, pondera la información evaluando la
importancia de cada rasgo. En términos de Anderson, es la
fase donde el sujeto da parámetros a los diferentes rasgos.
(2) Fase de Integración. Combina la información previamente
ponderada.
En la primera fase, la de valoración, se asignan dos parámetros
a los diferentes ítems de información: «S» y «W», siendo:
«S». El posicionamiento o valor de un rasgo en una dimensión de juicio.
Imaginemos que le pedimos a un sujeto que nos dé su impresión sobre un
sujeto presentándole un rasgo de personalidad para que lo localice en
una escala que va de presencia absoluta a inexistencia de ese rasgo. El
parámetro "S" se refiere al posicionamiento en esa escala.
«W». Es la importancia de cada rasgo en la impresión final. La importancia
de un rasgo viene medida por la cantidad de información que nos
proporciona sobre esa persona juzgada. Un factor que va a afectar al
parámetro "W" es la cantidad de información que disponemos previamente
sobre una persona. Cuanta más información tengamos sobre ella la
importancia de cada nueva información será menor.
6.5. MODELO DE G. BRUNER
256
Viaje al Corazón de la Psicología Social
Bruner es el máximo representante de la denominada "New Look" o
"Nueva escuela de la percepción". Estos autores se van a centrar en el
estudio de los factores subjetivos, como la motivación, que intervienen en
los procesos de percepción (Bruner, 1982; Bruner & Goodman, 1947;
Bruner & Perlmutter, 1957). Bruner afirma la existencia de dos tipos de
determinantes en la percepción:
a) Determinantes «autóctonos» que "reflejan directamente las propiedades
electro- químicas características de las terminaciones sensoriales y del
tejido nervioso", y
b) Determinantes «conductuales» que incluirán "las funciones
adaptativas activas del organismo que dirigen, gobiernan y controlan
las funciones del nivel más elevado y que incluyen: las leyes del
aprendizaje y la motivación, dinámicas de la personalidad como la
represión, las características cuasi-temperamentales como la
introversión, la extroversión, las necesidades y las actitudes sociales"
(Bruner & Goodman, 1947, pág. 34).
Dos aspectos que van a centrar sus estudios serán la influencia del
«valor social del objeto» y los estados de «necesidad» sobre la percepción.
Sus tesis pueden resumirse como sigue: a) "Cuanto mayor sea el valor
social de un objeto, más susceptible será de ser organizado por
determinantes conductuales" (Bruner & Goodman, 1947, pág. 36). b) " A
mayor necesidad del individuo de un objeto socialmente valorado más
marcada será la acción de los determinantes conductuales" (Bruner &
Goodman, 1947, pág. 37).
Entre los determinantes conductuales, las «actitudes sociales»
jugarían un papel destacado. Dichas actitudes determinan, o al menos
influyen, lo que una persona percibe del mundo que le rodea (Bruner, 1982).
Un elemento que influye en la percepción de la persona es su adscripción a
257
Viaje al Corazón de la Psicología Social
una categoría social dada y el estereotipo asociado a dicha categoría. El
estereotipo no solo actúa como filtro perceptivo, sino que completa, «va
más allá» de la información presentada. En cuanto a las condiciones que
determinan que la percepción de una persona esté más o menos
determinada por su adscripción a una determinada categoría social, estas
serían las siguientes: (a) la frecuencia del contacto con miembros
pertenecientes a la misma categoría del sujeto juzgado (familiaridad) y b) la
relevancia (saliencia) contextual de la categoría para la formación del juicio.
(Bruner & Pelmutter, 1957).
La importancia de la motivación y el valor social sobre los
procesos perceptivos fue confirmada por el estudio clásico de Bruner y
Goodman (1947) llevado a cabo con niños de distritos «pobres y ricos» de la
ciudad de Boston. La tarea consistía en ajustar el tamaño del diafragma
situado en el interior de una caja, mediante unos mandos externos, al
tamaño de diversas monedas presentadas (un centavo, cuarto de dólar,
medio dólar, etc.). En el primer experimento un grupo de niños realizó la
tarea anterior (objeto con valor social), mientras un segundo grupo
realizaba la misma tarea con la diferencia que el estímulo presentado en vez
de monedas eran círculos de cartón del mismo tamaño que la de las
monedas (objetos sin valor social). Los niños del primer grupo
sobreestimaban de forma significativamente mayor el tamaño de los
modelos (monedas). En el segundo estudio se encontró que los niños
«pobres» (con mayor necesidad del bien social- dinero) sobreestimaban
más el tamaño de las monedas que los niños «ricos».
En un estudio posterior (Bruner & Perlmutter, 1957), confirmaron
la influencia de las categorías en la formación de impresiones. En este
segundo estudio los sujetos debían formarse la impresión de unas
personas supuestas manipulándose su pertenencia nacional (USA,
Francia y Alemania Occidental) y la saliencia mediante la presentación de los
sujetos aisladamente versus en presencia de sujetos de otras nacionalidades.
258
Viaje al Corazón de la Psicología Social
Con el paso del tiempo la “new look” se va escindir en dos corrientes:
(a) una de orientación psicoanalítica que va a centrarse en la búsqueda de
tipología de formas perceptivas ego-defensivas, y (b) una centrada en la
cognición que va a ser integrada en la cognición social (Bruner, 1992).
Los autores que hasta aquí hemos visto son los autores más
clásicos dentro del estudio de la Percepción Social. Después de éstos, la
Percepción Social se ha ido integrando dentro de un bloque de análisis más
amplio que es el de la Cognición Social. Progresivamente la Percepción
Social ha ido utilizando el concepto de «esquema cognitivo» para presentar
sus explicaciones. Los autores que a continuación veremos utilizan este
concepto como clave dentro de sus estudios.
6.7. MODELO DE HAMILTON
Es una aproximación cognitiva que parte de los modelos de redes
asociativas de la memoria formulados en 1979 por Hastie y Kumar (citados
por Askevis- Leherpeux, 1992). Según estos modelos (ver Gilligan y Bower,
1984, Kunda, 1998, y Sherman y Hamilton, 1994), la información se organiza
en la memoria en forma de nodos. Un nodo es un punto en la memoria que
se puede corresponder con una persona, un objeto de consumo, un partido
político, un país, o cualquier “objeto” concreto o abstracto. Alrededor del
nodo (núcleo) se organizan toda la información referente a dicho objeto.
Además, cada nodo está asociado con conexiones activadoras con otros
nodos: cuando recordamos algo, el recuerdo de ese nodo activa otros nodos
con los que está asociado, ejemplificado por el clásico efecto dominó de las
conversaciones de bar donde se empieza a hablar de la subida del pan y, a
través de una infinidad de temas, acabamos hablando del sexo de los
ángeles. También está asociado por conexiones inhibitorias con otros nodos:
el recuerdo de ciertos temas inhibe o dificulta el recuerdo de otros.
259
Viaje al Corazón de la Psicología Social
Hamilton (1981; Sherman & Hamilton, 1994) plantea que la
persona representa un nodo en la red asociativa. Al nodo va conectada toda
la información sobre la persona. Hamilton plantea que los esquemas que
tenemos sobre una persona determinan el juicio que emitiremos sobre ella
y que la influencia del esquema cognitivo será mayor cuando la información
sea más ambigua. El modelo puede resumirse en 8 proposiciones:
1.- El observador busca coherencia y orden al formarse
impresiones sobre otras personas.
2.- Las impresiones se organizan en bloques o contenidos
temáticos, donde se incluyen información sobre las habilidades del sujeto
percibido, sobre sus intereses, sobre su comportamiento interpersonal, etc.
Estos bloques temáticos se almacenan en la memoria de forma separada,
pero no aislada.
3.- Estos bloques temáticos se organizan en redes
asociativas de carácter temático. Imaginemos que tenemos un esquema
sobre un sujeto A, donde encontramos bloques temáticos sobre sus
habilidades, apariencia física, necesidades, etc., que a su vez estarían
constituidos por diferentes informaciones. Por ejemplo., en el bloque de
habilidades encontraríamos que es deportista, melómano, etc., en el bloque
de apariencia física que es rubio, de constitución fuerte, etc.
4.- Tenemos ciertas teorías implícitas sobre la
personalidad que utilizamos para inferir información sobre nosotros
mismos o sobre otras personas. Tenemos unos prototipos de rasgos que
aparecen asociados entre sí. Por ejemplo, podemos pensar que una
persona “desalmada” además suele ser “egoísta”. Así, a partir de una
información parcial sobre el sujeto somos capaces de “completar su retrato
psicológico” a partir de nuestras creencias previas sobre clusters de rasgos
que suelen ir asociados.
260
Viaje al Corazón de la Psicología Social
5.- Los esquemas se organizan en niveles de abstracción y
de forma jerárquica.
6.- Cuando observamos un dato que se ajusta a un
esquema, este esquema será activado y utilizado en inferencias
posteriores
7.- Un esquema activado puede activar otros
esquemas asociados a él.
8.-Cuanta más información tenemos de una persona,
mayor es el número de esquemas que tenemos sobre ella y, por tanto, su
representación es más compleja y la articulación de la información más
rica.
6.8. MODELO DE WYER Y SRULL: TEORIA DEL PROCESAMIENTO DE LA
INFORMACION
Los objetivos iniciales de su modelo (Wyer & Srull, 1981; Wyer &
Carlston, 1994) son el dar respuesta a dos interrogantes: Cuando nos
formamos impresiones de una persona, (a) ¿por qué nos fijamos en
determinados rasgos?, ¿Por qué sólo recogemos algunos rasgos y no
todos los que nos son accesibles?, (b) ¿por qué añadimos información
que no estaba presente en el momento de captar esa información? Para dar
una explicación a los mismos adoptan como metáfora de la mente humana el
ordenador y describen su estructura interna, básicamente compuesta de
261
Viaje al Corazón de la Psicología Social
unidades de almacenamiento de información (memoria a corto-plazo o de
trabajo, memoria a largo-plazo, y unidad de especificación de metas), y
unidades de procesamiento de información (pre-codificador, organizador de
información, selector de respuesta).
El modelo es fácil de entender si siguiéramos de forma
secuencial lo que se supone que hace nuestra mente cuando recibimos
información sobre alguien:
1.- No toda la información que recibimos por los sentidos va a
ser procesada. No toda la información que recibimos por los cinco sentidos
sobre la persona va a ser procesada. Nuestra atención se centra
selectivamente en alguna información e ignora otra. ¿Qué determina esta
selección?: el pre-codificador.
2.- ¿Qué guía al pre-codificador en este proceso de selección?:
los objetivos de la impresión. Para qué nos estamos formando una impresión
sobre alguien. Lo veremos más tarde en este capítulo. Los objetivos
determinan a qué atendemos. Sería la unidad de almacenamiento de metas
la que indicarían al filtro qué es lo que hay que seleccionar.
3.- La información retenida entra en la memoria de trabajo
(memoria RAM). Pero el procesador no va a trabajar sólo con la nueva
información filtrada. Una persona nos recuerda a otra, un rasgo activa
nuestras teorías implícitas de personalidad que indican que los rasgos
observados suelen ir asociados a otros, etc. Así, en la unidad de trabajo se
procesa información nueva con otra que proviene, no de nuestros sentidos,
sino que ha sido recordada o activada de nuestra memoria a largo- plazo
(disco duro). En la memoria de trabajo se combina toda la información,
tratando de resolver las contradicciones y generar una impresión coherente
sobre una persona. En éste intento por construir una imagen coherente de
alguien es la información contradictoria, incoherente la que nos genera más
trabajo. Tratamos de darla sentido, la repensamos, tratamos de entender lo
incoherente. Así, a base de trabajar tanto en ella la vamos a recordar mejor
en el futuro. Esto explicaría en típico efecto de mejor recuerdo de
262
Viaje al Corazón de la Psicología Social
información incongruente con la impresión global de una persona que la
información coherente.
4.- Una vez formada la impresión de la persona, dicha impresión
se transvasa a la memoria a largo plazo (disco-duro) y la memoria de trabajo
(RAM) se vacía, quedando disponible para otras tareas cognitivas. La
impresión que en el futuro recordemos de una persona será la que
recuperemos de la memoria a largo plazo, conteniendo tanto información
inicialmente proporcionada por el sujeto y otra que añadimos nosotros, sin
que seamos capaces de diferenciar una de otra.
6.8.1. IMPLICACIONES DE ESTE MODELO
1.- En primer lugar, este modelo implica que en la
impresión final que nos hacemos de una persona pueden existir aspectos que
no estaban incluidos en la información original, es decir, aspectos que
nosotros añadimos por inferencias, etc. (Srull & Wyer, 1983; Wyer & Srull,
1981, 1988).
2.- Cuando emitimos un juicio sobre una persona no
realizamos una búsqueda exhaustiva de toda la información relevante que
disponemos de esa persona, sino que sólo utilizamos la información más
accesible en ese momento.
3.Por último, una vez que nos hemos formado una
impresión final de una persona, cualquier juicio o recuerdo posterior sobre
la misma se va a basar en este esquema o impresión, olvidando la
información original que dio origen a la misma.
6.9. MODELO DE CONTINUO DE FISKE & NEUBERG
La tesis que mantienen los autores es que la formación de impresiones
puede ser vista como un continuo que oscila entre procesos basados en
263
Viaje al Corazón de la Psicología Social
categorías y procesos individualizantes, con procesos intermedios entre
ambos. En un extremo del continuo, la formación de impresiones sobre
una persona estaría básicamente determinada por las etiquetas categoriales
disponibles para dicha persona (estereotipos). En el otro extremo del
continuo, la formación de impresiones se basaría en los atributos
individuales presentados por el sujeto, sin intervención de su pertenencia
categorial. En el centro del continuo estarían los procesos de
«recategorización», que combinarían elementos de ambos polos del
continuo (Fiske, 1994, 1988; Fiske & Neuberg, 1989; Fiske, Neuberg &
Beattie, 1987; Pendry & McCrae, 1996; Ruscher, Hammer, & Hammer, 1996;
Verplanken, Jetten, & van Knippenberg, 1996).
Las afirmaciones fundamentales del modelo pueden resumirse en los
siguientes puntos:
a) La formación de impresiones basada en categorías tiene prioridad
sobre la basada en atributos. En otras palabras, por defecto
tendemos a crearnos imágenes de los demás fuertemente
condicionadas por el hecho de que son chicos o chicas, jóvenes o
ancianas, obesas, blancas o negros, etc.
b)
Los procesos de formación de impresiones dependen de la
facilidad con la que el observador puede interpretar que los
atributos presentados por un sujetos se ajustan a la categoría
disponible. El grado de ajuste entre la impresión que nos produce
alguien y el estereotipo que tenemos de su categoría es en éste
modelo el factor determinante de la percepción social Si la forma de
comportarse de una persona se ajusta a lo cabría esperar de ella por
el hecho de ser una mujer, un árabe, una anciana, etc., la impresión
final que nos llevemos de ella estará determinada por el estereotipo.
264
Viaje al Corazón de la Psicología Social
Si no es así, la influencia del estereotipo en la impresión final irá
decreciendo progresivamente.
Además del ajuste entre la persona y el estereotipo, existen
factores motivacionales que afectarán a la estrategia empleada en la
formación de impresiones (Fiske, Neuberg & Beattie, 1987; Krueger &
Rothbart, 1988).
El proceso de formación de impresiones inicialmente se inicia
en el polo categorial del continuo, y progresivamente se desplaza hacia
procesos más individualizados según la secuencia que describiremos a
continuación:
1- Al conocer a alguien, nuestra mente espontánea e inevitablemente la
clasifica en base a algún criterio como su sexo, su edad, su raza, etc., y
se activa el estereotipo de la categoría correspondiente. Nuestra mente
compara a ésta persona con el estereotipo de su grupo. Por ejemplo,
conocemos a una nueva persona que es una chica. Se activa el
estereotipo de chica incluyendo su apariencia física (pelo largo, pechos,
caderas, ausencia de bello facial, etc.), su conducta (emocional,
insegura, empática, etc.), gustos (cine, moda, etc.) profesión (ATS,
profesora, etc.). Se establece una comparación entre la persona
concreta (traje- pantalón, pelo corto, mirada agresiva, ejecutiva de
empresa, apasionada por el fútbol y los coches deportivos, odia los
niños, etc.). Si la persona se ajusta a la imagen que tenemos de su
grupo, la impresión que de ella quede será estereotípica. Si no existe tal
ajuste (nuestro caso), se produce un desplazamiento del continuo hacia
la “re-categorización”.
2- La «re-categorización» representa un esfuerzo por encontrar una
categoría diferente que pueda acoger adecuadamente la
información. Podría tratarse de subcategorías que, manteniendo los
265
Viaje al Corazón de la Psicología Social
aspectos esenciales de la categoría general, incluyan también
elementos excepcionales. En nuestro caso, buscaríamos “subtipos”
dentro de la categoría general (mujeres) que se ajustasen a ésta
persona. En sus estudios sobre el estereotipo de la mujer en Estados
Unidos, Fiske encontró que dentro de la categoría global “mujer”, la
gente distinguía cuatro “subtipos de mujer”: el modelo tradicional de
mujer-madre (dependiente económicamente, amante de los niños,
cariñosa, etc.); el de “mujer-profesional” (a diferencia de la anterior,
independiente, menos valoradora de la familia, agresiva, etc,); el de
“mujer-vampiresa” (vinculada a la seducción sexual); y “mujerdeportista-lesbiana” (mujeres implicadas en actividades físicas intensas,
con una estética alejada a la femenina y próxima al varón, etc.). Así, el
observador podría decidir que la mujer que ha conocido concuerda o se
ajusta al subtipo de “mujer-de-carrera”. Así, la impresión que de ella se
generaría estaría fuertemente “contaminada” por éste subtipo, y el
proceso se detendría. Ahora bien, imaginemos que la persona no se
ajusta a ninguno de los cuatro subtipos de mujeres, el continuo se
desplazaría hacia el polo de los procesos individualización.
3- «Procesos individualización». El sujeto se formará una impresión
particularizada de la persona observada a través de cualquiera de los
procesos tradicionalmente expuestos en los estudios sobre percepción
social (promediación, adición, ponderación, etc.) (Fiske, Neuberg &
Beattie, 1987; Fiske & Neuberg, 1989).
Como hemos dicho, en el modelo del continuo el elemento más
importante que va a determinar cómo se genere la imagen de la persona es
cognitivo: EL AJUSTE ENTRE LA PERSONA Y EL ESTEREOTIPO DE SU GRUPO.
Ahora bien, El tipo de impresión también se va a ver afectado por factores
motivacionales, por la capacidad cognitiva, la ambigüedad de la información
conductual, el grado en que el observador juzga pertinente o legítimo juzgar
al actor (jugeabilité sociale) (Neuberg, 1996; Schadron, Yzerbyt, Leyens, y
Rocher, 1994), o el poder relativo del actor y el observador (Fiske & Morling,
1996). En ocasiones el observador puede considerar que con la información
266
Viaje al Corazón de la Psicología Social
que le han dado está “tirado de los pelos” poder emitir un juicio sobre una
persona y no es del todo justo hacerlo. Esto suele suceder cuando el
observador percibe que sólo posee información altamente estereotípica del
actor.
Entre los factores motivacionales se han sido descrito una
variedad de los mismos. Por ejemplo, Sanitoso, Freud, y Lee (1996)
distinguieron dos tipos de motivacionales: metas de seguridad y metas
direccionales. La motivación por la seguridad se activa cuando el observador
busca la mejor información y la más objetiva para emitir su opinión,
analizando informaciones alternativas antes de emitir el juicio. Estimula una
percepción individualizada y es estimulada cuando se le anticipa al
observador que va a tener que explicar o justificar la impresión que se forme
del otro (accountability) (Neuberg, 1989). La motivación direccional se
produce cuando la impresión del otro está sesgada por necesidades o metas
del observador (Neuberg, 1996).
Uno de los factores motivacionales que pueden hacer más
probable la elección de procesos de «individualización» en la formación de
impresiones es la denominada «dependencia de resultado» (Vonk, 1998).
Esta dependencia se da en contextos en los que la obtención de una meta
importante para el sujeto depende también de la conducta de otra u otras
personas. Este fenómeno concuerda con el concepto de «meta supraordinal» formulado por Sherif (Sherif & Sherif, 1969) para referirse a los
medios para resolver situaciones de conflicto intergrupal.
En cuando a la importancia del Poder, los sujetos con poder en
las relaciones sociales están más expuestos a la influencia de los
estereotipos, siendo más propensos a formarse impresiones categoriales de
las personas menos poderosos con las que interactúan, mientras que las
personas con poco poder tienden a formarse impresiones más
individualizadas de las personas poderosas con las que interactúan. Hay dos
procesos que explican esta diferencia. (a) Motivacional (dependencia de
resultado). Mientras que el “destino” o situación del poco poderoso está en
267
Viaje al Corazón de la Psicología Social
las manos del poderoso y así es muy sensible a lo que hace y dice la persona
en cuyas manos está, esto no sucede con el poderoso, cuyo “destino” no
depende de lo que haga o diga el “indefenso”. (b) Jerárquica. Dado en
carácter jerárquico piramidal del poder, el poderoso tiene bajo su
responsabilidad un gran número de sujetos, por lo que su mente está sobrecargada cognitivamente, no pudiendo centrar una atención particularizada
en cada uno de sus subordinados. Para los subordinados el centro focal de
atención es uno: su jefe (Fiske & Morling, 1996).
6.10. MODELO DE PROCESAMIENTO DUAL DE BREWER.
Brewer (1988) presentó un modelo de formación de impresiones
que presenta muchas similitudes con el modelo de Fiske y que se diferencia
básicamente en dos elementos:
(a) Plantea tres tipos posibles de impresiones en vez de dos: la impresión
categorial (estereotípica) y la impresión personalizada (basada en la
información específica de la persona). A estas dos, ya mencionadas por
Fiske, añade la impresión “individualizada”. La diferencia entre la
impresión individualizada y la particularizada es importante. La última se
guarda en la memoria de forma independiente, no asociada a ningún
estereotipo. Esto implica que cuando en el futuro recordemos a la
persona se activará únicamente el esquema de ella. La impresión
individualizada, como indica el apelativo, es una impresión que se asocia
en la memoria al estereotipo del grupo al que pertenece la persona pero
con algunos elementos que la diferencian del estereotipo general.
Cuando en el futuro recordemos a esa persona, el recuerdo activará
también el estereotipo de su grupo.
(b) Mientras que en el modelo del continuo el elemento primero y
fundamental que determinará el tipo de impresión es cognitivo (el
ajuste), aquí el elemento primero es de carácter motivacional: la
268
Viaje al Corazón de la Psicología Social
relevancia que para nosotros tiene la persona sobre la que nos
formamos la impresión.
La percepción comienza a través de procesos automáticos,
incontrolados y no deliberados. Ante la recepción de información o
encuentro con una persona se activa alguna categoría a la que pertenece
(mujer, joven, negra, etc.). Si no es personalmente relevante, nos quedamos
aquí, la impresión se basará sólo en el estereotipo de la categoría, sin tener
en cuenta si la persona se ajusta o no a ella (impresión categorial o
estereotípica). Si la persona es relevante, el observador se pregunta si él
mismo va a ser afectado de alguna manera por esa persona (interacciones
futuras, interdependencia de resultado, etc.), nos olvidamos del estereotipo
y procesamos sólo la información que esa persona nos proporciona, dando
origen a una impresión personalizada. Este procesamiento es controlado. Si
la persona “no” nos afecta personalmente recurriremos al estereotipo de su
categoría y comprobaremos si la persona se ajusta a no con él. Si se ajusta, la
percepción nuevamente será “estereotípica o categorial”. Si no se ajusta
generaremos una impresión “individualizada” que combina aspectos
estereotípicos y personales.
6.11. MODELO DE INFUSIÓN DE AFECTO DE FORGAS.
Una extensión de éstos modelos lo representa el modelo de Infusión
de Afecto de Forgas (1992ª, 1992b). Tiene dos peculiaridades respecto a los
dos anteriores: (a) plantea hasta cuadro estrategias posibles en la formación
de impresiones y (b) asigna un papel muy importante al estado afectivo del
observador en la formación de las mismas. Este último aspecto es central
pues recoge un viejo olvidado y que, sin embargo, el sentido común (además
de la investigación experimental) ha demostrado que afecta a cómo
juzgamos a los demás .
Las cuatro posibles estrategias en la formación de impresiones serían:
269
Viaje al Corazón de la Psicología Social
(a) Estrategia de Acceso-Directo. Se produce ante personas o eventos
conocidos sobre las que tenemos ya a priori elaboradas evaluaciones y
representaciones. Cuando las juzgamos recurrimos a dichas impresiones
previamente construidas. El propio estado de ánimo afecta de forma
limitada a este tipo de impresiones y opiniones.
(b) Estrategia de Procesamiento- Sustantivo. Debemos emitir juicios sobre
personas nuevas, siendo necesario analizar, procesar e integrar nueva
información. Es más probable ante personas que nos van a afectar
personalmente y son relevantes, personas complejas (con muchos
matices), que se ajustan poco a ningún estereotipo, cuando el observador
está en un estado emocional negativo, y/ o la situación nos exige ser
cautos y precisos en nuestro juicio sobre la persona. El estado de ánimo
aquí afectará activando recuperación de la memoria de recuerdos e
información congruente con nuestro estado de ánimo (priming afectivo)
(Asunción & Lam, 1995; Bower, 1992b).
(c) Estrategias de procesamiento- Motivadas. Se producen cuando existen
presiones motivacionales sobre el observador (por ejemplo, reducir un
estado emocional negativo, dar una buena impresión, etc.) o presiones
para que realicemos un tipo particular de juicio (alguien importante
espera que la persona nos caiga mal). Hay un procesamiento sesgado de
la información. Los estados afectivos del observador, especialmente los
negativos, desempeñan un papel central.
(d) Estrategias de Procesamiento- Heurísticas. Juicios rápidos, sin análisis
sistemáticos de la información suministrada por la persona. Más
frecuente cuando la persona es poco relevante para nosotros, es simple,
bastante estereotípica, nuestra mente está ocupada en otras cosas más
relevantes (sobre-carga cognitiva), y la situación no nos exige cautela.
Aquí el estado afectivo del observador juega un papel central. El propio
estado afectivo es utilizado como “un ítem-relevante-de-información”
para juzgar a la otra persona. Si estamos enfadados probablemente
atribuyamos el enfado a que esa persona no nos gusta, si estamos alegres
270
Viaje al Corazón de la Psicología Social
podemos considerar que nuestra alegría indica que es una persona
agradable, etc. Es lo que se denomina “congruencia- afectiva”, un sujeto
en un determinado estado afectivo, busca situaciones congruentes con el
mismo, juzga a las personas de forma consonante con sus emociones, es
persuadido más por mensajes que se ajustan a su estado emocional y
recuerda más vivencias del mismo tono emocional (Bower, 1992ª, 1992b;
Wyer & Srull, 1989).
6.12 MODELO DE SISTEMA EVALUATIVO (McConnell, Rydell, Strain, &
Mackie, 2008).
Cronológicamente es el último es ser desarrollado. Parten de los
desarrollos recientes que distinguen dos tipos de actitudes: (a) las actitudes
explícitas medidas a través de las escalas de actitud tradicionales de lápiz y
papel y que es sujeto es capaz de comunicar y (b) las actitudes implícitas que
escapan del control consciente de los sujetos y deben medirse mediante
instrumentos implícitos como el IAT. Asumen que la impresión que nos
produce una persona puede coincidir o no a ambos niveles. Podemos pensar
que alguien nos cae bien conscientemente y manifestar un rechazo hacia ella,
como sucede frecuentemente en el campo del prejuicio (ver temas 9 y 10).
En la formación de una actitud en general, incluyendo nuestra opinión
de una persona, intervendrían dos sistemas.
UN SISTEMA ASOCIATIVO, regulado por los principios del condicionamiento y
que darían origen a las actitudes implícitas. Por ejemplo, asociar a una
persona que conocemos por primera vez con la categoría “musulmán”, o
“gitano”, etc. Podría conducir al desarrollo de una actitud implícita negativa
hacia ella si tenemos prejuicios hacia dichas categorías.
UN SISTEMA BASADO EN REGLAS, regulado por el pensamiento deliberativo
que daría lugar a las actitudes explícitas. Aquí estaría situado el clásico
procesamiento de la información que disponemos sobre esa persona, su
análisis e integración para llegar a un juicio sobre ella.
271
Viaje al Corazón de la Psicología Social
En la impresión que nos formamos de una persona pueden intervenir
ambos sistema o sólo uno, dando lugar a actitudes implícitas y explícitas
hacia la misma que pueden coincidir o no. Veamos algunas situaciones
potenciales.
Persona
SISTEMA BASADO EN REGLAS
SISTEMA ASOCIATIVO
____________________________
_______________________
¿Hay información
conductual sobre
ella?
SI
¿Pertenece a una
categoría social con
actitudes fuertes? (moro,
gitano, etc.)
NO
NO
¿Es ambigua?
NO
SI
Actitud Explícita
Actitud Implícita
SI
272
Viaje al Corazón de la Psicología Social
De una persona nueva recibimos información conductual. Nos dicen
que es un doctorado en la Universidad Politécnica, número uno de su
promoción, amante de la literatura y la música clásica. Una persona honrada,
serie y ambiciosa, etc. Por otra parte nos dicen que es gitano (grupo que para
nosotros es objeto de prejuicio pues los gitanos nos caen muy mal). De
acuerdo con los autores, la información conductual servirá para la formación
de nuestra actitud explícita hacia esa persona. Si alguien nos pregunta le
diremos que nos ha causado una impresión muy favorable. Sin embargo, el
hecho de que es gitano no “cae en saco roto”. Esta última información va a
contribuir al desarrollo de una actitud implícita negativa hacia la persona. Así,
nuestras impresiones implícita y explícita de la misma diferirán. Si por lo
contrario la información conductual fuese del tipo “es una persona en paro,
iletrada, que vive en un barrio marginal, detenido una vez por robar en una
tienda, etc.” Ambas actitudes concordarán.
Persona
SISTEMA BASADO EN REGLAS
____________________________
¿Hay información
conductual sobre
ella?
SI
¿Es ambigua?
SISTEMA ASOCIATIVO
______________________
¿Pertenece a una
categoría social con
actitudes fuertes? (moro,
gitano, etc.)
NO
NO
SI
273
Viaje al Corazón de la Psicología Social
NO
SI
Actitud Explícita
Actitud Implícita
En este segundo caso, si bien nos dan información sobre la persona,
dicha información es ambigua, poco diagnóstica, no nos ayuda a hacernos
una idea clara de cómo es. Por ejemplo, se llama Ángel Jiménez, tiene 42
años y tres hijos. Está en paro y vive en Barcelona”. Dicha información
ambigua no va a contribuir a la formación de una actitud explícita sobre ella.
Por otra parte, el hecho de que sea gitano le asocia a un grupo social sobre el
que tenemos prejuicios fuertemente arraigados. Esta última información va a
contribuir a desarrollar una actitud implícita negativa sobre ella. Por otra
parte, esta actitud implícita va a ser la base para nuestros juicios (actitudes)
explícitas sobre la persona.
Persona
SISTEMA BASADO EN REGLAS
SISTEMA ASOCIATIVO
____________________________
_______________________
¿Hay información
conductual sobre
ella?
SI
¿Pertenece a una
categoría social con
actitudes fuertes? (moro,
gitano, etc.)
NO
274
Viaje al Corazón de la Psicología Social
NO SI
¿Es ambigua?
NO
Actitud Explícita
SI
Actitud Implícita
Finalmente, volvamos al primer ejemplo. Recibimos información
conductual explícita y clara que nos ayuda a formarnos una idea clara de la
persona (es culta, capaz, serie, responsable, etc.). Por otra parte, imaginemos
que no nos proporcionan información categorial sobre ella (no se le asocia a
ningún grupo particular), o no tenemos ninguna actitud negativa o prejuicio
hacia el grupo al que pertenece. En éste lugar, la actitud explícita que nos
formemos sobre la persona en base a la información conductual recibida de
ella será también la base sobre la que se formará la actitud implícita.
En suma, no existe una única impresión formada sobre las personas
que nos rodean, sino dos, una explícita a la que tenemos acceso consciente y
que somos capaz de comunicar a otros, formada a través del procesamiento
de la información que recibimos de ella. Otra implícita, de la cual en
ocasiones no somos conscientes y que se forma por procesos asociativos
simples. Ambas pueden o no coincidir.
6.13. MODELOS DE PROCESAMIENTO UNICO.
275
Viaje al Corazón de la Psicología Social
Terminaremos la exposición de las teorías desarrolladas para
explicar la formación de impresiones con los modelos que afirman que
cuando nos creamos una impresión de una persona siempre seguimos una
secuencia de procesos fijos y únicos. Estos modelos son herederos directos
de los postulados de Heider (1958). Todos ellos (o casi todos) postulan, como
Heider, que (a) tendemos a percibir conductas significativas, no actos o
movimientos. Dicho de otra forma, nosotros no percibimos (aunque es lo
único que nuestros sentidos registran) a un individuo rubio de 22 años que
extiende la mano que contiene un legajo de papeles que le pertenece a otra
persona de su edad y matriculado en su clase. Lo que el observador percibe
es a alguien mostrándose solidario, generoso, o con alto sentido de
compañerismo que deja sus apuntes; (b) que los observadores tienden a
pensar que las conductas abiertas (las observables por un observador
externo) son un buen reflejo de la forma de ser (disposiciones personales) de
quien las ejecuta; y (c) por tanto está justificado aplicarle al actor el rasgo de
personalidad reflejado en la conducta; (d) el observador es relativamente
inmune o indiferente a la información situacional; y (e) además consideran
que todo éste proceso es universal (se da en todas las personas), es
incontrolable, inconsciente, no-deliberado, y por tanto inevitable.
Este fenómeno, conocido como “sesgo de correspondencia”, ya fue
puesto de manifiesto por Jones y Harris (1967). Los autores describían a sus
sujetos el paradigma de la disonancia cognitiva en el que un grupo de
alumnos eran inducidos bajo condiciones de “elección forzada” o “libertad de
elección” a escribir un texto favorable a Fidel Castro. Los autores pedían a los
participantes que indicasen en qué medida pensaban que los escritos
reflejaban la verdadera opinión de quienes los habían escrito. No es
sorprendente que los sujetos pensasen que quienes lo habían hecho en
condiciones de “libertad de elección” lo hicieron porque traducían sus
opiniones. Lo sorprendente es que la misma opinión fue emitida con
respecto a quienes había redactado el escrito en la condición de “elección
forzada”.
Modelo de tres fases de Gilbert
276
Viaje al Corazón de la Psicología Social
El primer modelo de proceso único formulado fue el de Gilbert
(1989, 1998; Gilbert & Hixon, 1991; Gilbert, McNulty, Giuliano, & Benson,
1992) quien postuló que la impresión que nos forjamos de una persona
siempre sigue tres fases que se dan secuencialmente:
a) Fase de categorización de la conducta. El observador, que como en el
ejemplo anterior hemos dicho registra a través de los sentidos
movimientos de la estructura esqueleto motora y expresiones
verbales de una persona, categoriza la conducta como representativa
o indicadora de cierto rasgo: agresividad, generosidad, timidez,
astucia, etc.
b) Fase de atribución del rasgo al actor. El observador atribuye el rasgo
representado por la conducta a la persona que la ha realizado
(fulanito es agresivo, generoso, tímido, astuto, etc.)
Estas dos fases serían automáticas, incontrolables, no-deliberadas e
inconscientes (sucederían en la mente del observador sin que él se dé
cuenta, sin poder evitarlo ni controlarlo). No requieren ni tiempo y capacidad
cognitiva y explicarían el fenómeno de “inferencia correspondiente”.
c) Fase de corrección. El observador tiene ahora en cuenta la situación
en la que el actor realizó la conducta, las circunstancias, la gente que
le rodeaba, etc. Aquí el observador puede utilizar la información
ambiental para restar o “descontar” la inferencia de rasgo. Por
ejemplo, hemos visto a alguien que ponía cara de terror en la sala de
espera de un dentista y automáticamente le hemos tildado de
“miedoso”. En ésta fase tenemos en cuenta que el sujeto acaba de oír
un chillido horripilante dentro de la consulta y ha visto salir a un
paciente sangrando por la boca. Podemos pensar que en semejantes
circunstancias cualquiera podría asustarse y que quizás hemos
“cargado las tintas” al tildarlo de miedoso. El problema es que según
el autor esta fase es deliberada. Para que la corrección se realice se
requieren la tríada famosa: tiempo para pensar, capacidad cognitiva
(que nuestra mente no este ocupada en otras cosas más importantes)
277
Viaje al Corazón de la Psicología Social
y motivación o deseo para corregir. Sin éstos ingredientes nos
quedaríamos con que “fulanito es un miedoso”.
Modelo de dos fases de Trope
Trope (1986, 1998; Trope & Alfieri, 1997) introduce una modificación de este
modelo que básicamente reduce el proceso a dos fases, y revindica la
importancia de la información situacional no sólo en la fase de corrección,
sino también en la de inferencia. Según el autor, cuando percibimos a alguien
realizar una conducta :
1.- Categorizaríamos la conducta y la atribuiríamos el rasgo al
actor. No es posible distinguir dos sub-fases sino que todo ello se produciría
de forma simultánea. Como para Gilbert, este proceso sería automático,
incontrolable y no deliberado. Pero a diferencia del modelo anterior, la
información situacional intervendría en ésta fase produciendo un efecto de
“aumentación”. Esto significa que la situación sirve también para identificar o
categorizar la conducta. Por ejemplo, una persona llorando, ¿qué inferiremos
de ella?, ¿qué es triste, sentimental, sensible, susceptible? Si vemos llorar a
alguien en un funeral pensaremos que la conducta es una conducta que
refleja “tristeza”. Si vemos llorar a alguien en una graduación pensaremos
que la conducta de llorar refleja alegría, orgullo, etc. Así, en esta fase la
información situacional ayuda a identificar la conducta. Además la situación
puede tener un efecto de “aumentación”. Una conducta agresiva en un
contexto muy agresivo, en ésta fase, es percibida aún como más agresiva y el
actor como más agresivo.
2.- Fase de corrección. Sería similar a la fase de Gilbert. Aquí, la
información situacional tendría el mismo efecto de “descuento” o resta
(Reeder, 1985), suavizando la inferencia de rasgo.
278
Viaje al Corazón de la Psicología Social
Anclaje disposicional vs. situacional de Krull
El último de los modelos es el del Krull (2001; Krull & Dill, 1996). A
diferencia de los anteriores afirma que el anclaje inicial no tiene por qué ser
siempre de inferencia disposicional (atribuir rasgos al actor de la conducta).
En ocasiones, el actor puede, a partir de la conducta observada del actor, no
inferir qué tipo de persona es ese actor sino inferir cómo es la situación que
le rodea. Así, en ocasiones el observador puede comenzar con un anclaje
situacional. El observador puede:
a).- Categorizar la conducta como representativa de un rasgo
determinado (agresividad, emotividad, etc.),
b).- Considerar que la situación es una situación estimuladora de
agresividad, es una situación emotiva, alegre, etc.
Estas fases serían automáticas y no deliberadas
c).- Fase de corrección. El sujeto puede utilizar la “información que
tiene de cómo es el actor” para corregir la inferencia situacional realizada en
las fases previas. Por ejemplo, viendo a Juan salir de una película riéndose a
partirse las mandíbulas pensé que la película debía de ser muy graciosa:
inferencia de rasgo a la situación, utilizo la conducta observada del actor para
inferir sobre cómo es la situación (la película). En la fase de corrección puedo
recordar que Juan es una persona en exceso propensa a la carcajada (“de
hecho recuerdo que estuvo haciendo risitas todo el rato en un funeral al que
acudimos juntos por un antiguo profesor) y pensar que “después de todo
puede que la película no sea tan graciosa”.
¿De qué depende que la mente del sujeto comience con un
anclaje disposicional al actor como el que describen los modelos de Gilbert y
Trope, o comience con un anclaje situacional? Según Krull depende de los
intereses del observador. Depende de si lo que le interesa es saber cómo es
279
Viaje al Corazón de la Psicología Social
una determinada persona o está interesado por conocer cómo es la situación
(Lee & Hallahan, 2001).
Finalmente, existen autores que han encontrado que el número
de factores que puede afectar al proceso de inferencia de rasgo es más
complejo. Entre otros están la importancia de las causas de la conducta del
actor (Vonk, 1998); la categorización del actor como uno de los míos o como
un exo-grupo (Vonk & Konst, 1998); creencias de los observadores sobre
factores que suelen afectar nuestros juicios sobre los demás (Wegerner,
Petty, & Dunn, 1998); el estado de ánimo del observador (Forgas, 1998).
6.14. FACTORES QUE INFLUYEN EN LA FORMACION DE IMPRESIONES
6.14.1. SALIENCIA PERCEPTIVA.
La baja frecuencia de determinadas características físicas o la
presencia de conductas extrañas hace que tanto estas características como
las personas que las posean tengan saliencia perceptiva, es decir, destaquen
más o se fije más la atención en ellas. Estas personas van a jugar un papel
más destacados en nuestras explicaciones y juicios sobre la situación.
Relacionado con la saliencia que produce esta baja frecuencia de
determinadas características está el concepto de «Correlación Ilusoria» (
Hamilton, 1979, 1981; Hamilton & Gifford, 1976; Leary & Miller, 1986; Ross
& Anderson, 1982; Zebrowitz, 1981). El concepto de correlación ilusoria se
debe a Chapman, quien lo definió como "el informe de observadores
sobre la existencia de una correlación entre dos clases de eventos que en
realidad no están correlacionados, o lo están en menor medida de lo que
se afirma" (Chapman en Hamilton & Gifford, 1976, pág. 392). La
correlación ilusoria de debería a la tendencia cognitiva humana a sobre-
280
Viaje al Corazón de la Psicología Social
estimar la co-ocurrencia de sucesos distintivos. Dos clases de estímulos
resultarían de especial distintividad (Hamilton, 1979; Hamilton & Gifford,
1976):
a) Los grupos minoritarios y
b) las conductas contra-normativas o indeseables.
La correlación ilusoria trata de las relaciones entre dos variables: la
pertenencia a una categoría social y un atributo psicológico o una
conducta. "Los sujetos sobreestiman groseramente la medida en que un
grupo infrecuente ejecuta un tipo de conducta inhabitual" (Hamilton, 1979,
pág. 63).
El fenómeno de la correlación ilusoria ha sido confirmado en el campo
de la Psicología Clínica por Chapman y Chapman (citados en Leary & Miller,
1986) cuando observaron que las preconcepciones de los psicólogos
clínicos les llevaban a encontrar correlaciones positivas entre un supuesto
protocolo de una técnica proyectiva, cuando este había sido construido de
forma que la correlación real entre respuestas proyectivas y síntomas fuese
negativa.
6.14.2. OBJETIVO DE LA IMPRESION SOBRE LA PERSONA.
Las consignas del experimentador pueden influir en el proceso de
formación de impresiones. Así, cuando se pide al sujeto seguridad en la
impresión, la atención se centrará en mayor medida en la observación
detallada de las conductas realizadas por el actor, amortiguando los
efectos de la categorización y el estereotipaje (Neuberg, 1989). Las
consignas que inducen a atender al actor generan impresiones más fuertes, y
281
Viaje al Corazón de la Psicología Social
frecuentemente conducen a juicios más extremos sobre el actor (Zebrowitz,
1981). Las consignas sobre ser cauteloso con la impresión, o advertir que el
sujeto deberá justificar la misma estimulan procesamientos individualizados
(Biesanz, Neuberg, Smith, Asher, & Judice, 2001). De la misma forma, el aviso
por parte del experimentador de que puede haber factores que distorsionen
su juicio sobre una persona activa la fase de corrección, reduciendo la
inferencia disposicional (Vaughn &Weary, 2003).
De todas formas no es menos cierto que hay una polémica sobre lo
que significa y cómo se operacionaliza el concepto de certeza (accuracy) en la
percepción social (Jussim, 2005).
6.14.3. VALENCIA DE LA CONDUCTA.
En la percepción social se ha observado lo que se conoce como
Sesgo de negatividad (Klein, 1996; Martijn, Spears, van Pligt, & Jakobs,
1992; Ohira, Winton, & Oyama, 1998; Yzerbyt & Leyens, 1991), definido
como mayor impacto que la información negativa tiene sobre la impresión
que nos formamos de una persona. En un estudio curioso, Klein (1996)
encontró evidencia aplastante de que en las elecciones de 1992 entre Clinton
y Bush las debilidades de personalidad percibidas en cada candidato pesaron
más a la hora de decidir el voto que las “fortalezas”. Se han dado diversas
explicaciones sobre este sesgo. La más antigua proviene del modelo de
inferencias correspondientes de Jones y Davis (1956) (ver capítulo sobre
atribución). Ellos utilizaron el concepto de “diagnosticidad” para explicarlo.
Para los observadores la información negativa sobre un persona les dicen
más sobre cómo es realmente esa persona que la positiva o normativa,
porque “la gente mala puede, al menos a veces, respetar la ley y cumplir las
normas, actuar como lo hacen las buenas personas, pero una buena persona
nunca se comportará de forma ilegal o mala”. Taylor (ver en Ohira, Wintin, &
282
Viaje al Corazón de la Psicología Social
Oyama, 1998) afirma que los estímulos negativos (aquí conductas contranormativas de una persona) movilizan más recursos cognitivos y atencionales
para minimizar su impacto negativo, siendo por tanto mejor recordadas y
contribuyendo más a la percepción.
6.14.4. COMPLEJIDAD DEL ESQUEMA COGNITIVO PREVIO SOBRE EL OBJETO.
Otro factor de influencia la percepción social es la
complejidad del esquema sobre la persona. En este punto podemos
encontrar dos posturas contrapuestas. Tesser (1978) mantiene que:
a) Para los diversos dominios (estímulos físicos, personas, grupos,
etc.), las personas poseen teorías ingenuas o esquemas que hacen más
salientes algunos atributos del estímulo y ofrecen reglas de inferencia sobre
otros posibles atributos asociados a los anteriores.
b) El pensamiento produce cambios en las creencias, y estos cambios
frecuentemente van en la dirección de un mayor esquematismo y
consistencia evaluativas.
c) El pensamiento conduce a la polarización de las los juicios hacia
el objeto. (Tesser, 1978).
Los esquemas varían en su nivel de abstracción. Los sujetos
esquemáticos procesan más rápidamente información sobre el esquema,
siendo más rápido el procesamiento de la información consistente con el
mismo. El esquema tiene implicaciones en la percepción. La tesis mantenida
por Tesser (1978) es que la simplicidad-complejidad del esquema afectará a
la extremidad o polarización de los juicios, afirmándose que a mayor
complejidad del esquema mayor será la extremidad del juicio. En palabras
del autor, "la polarización como función del pensamiento es menos
probable cuando el sujeto posee un esquema poco desarrollado sobre el
objeto" (Tesser, 1978, pág. 303) de juicio.
283
Viaje al Corazón de la Psicología Social
Lo contrario es defendido por Linville (1982; Linville & Jones,
1980. El autor desarrolla su modelo sobre la evaluación del otro en
situaciones de relación intergrupal adoptando como elemento central de
análisis la complejidad-simplicidad del esquema cognitivo. El modelo asume
una bi-direccionalidad en las evaluaciones de los miembros del exogrupo. La
tesis que sostienen es que "la gente evalúa más extremamente a los
miembros del exogrupo que a los miembros del endogrupo". Para explicarlo
parte de la hipótesis de que "cuanto menos compleja sea la representación
de una persona en un dominio dado, más extrema será su evaluación de
un estímulo perteneciente a dicho dominio (Linville, 1982, pág. 196). A
mayor complejidad del esquema sobre un objeto o categoría social, el
sujeto utilizará un mayor número de dimensiones de juicio al evaluar a un
miembro de dicha categoría, resultando una impresión final más matizada y
moderada. Sin embargo, cuando el esquema sobre un grupo o categoría
social es simple, el número de dimensiones de juicio utilizadas en su
valoración es menor, resultando una impresión "relativamente global, en
términos de aproximación-evitación" (Linville & Jones, 1980, pág. 691).
6.14.5. TEORIAS IMPLICITAS DE PERSONALIDAD.
Podemos definir las teorías implícitas de personalidad como "la suma
total de las hipótesis y expectativas acumuladas sobre la forma como los
atributos y rasgos de otros se organizan" (Forgas, 1985, pág. 39). Estas
teorías implícitas de personalidad hacen salientes diversos atributos del
estímulo, ofreciendo reglas de inferencia sobre otros posibles atributos
asociados (Tesser, 1978). Semin y colaboradores (ver en Six & Krahe,
1984) demostraron como gente "normal" era capaz de reproducir las
estructuras de las escalas de diversos inventarios de personalidad. Se
suministraron etiquetas de dos inventarios de personalidad y un conjunto de
ítems que debían ser colocados bajo la etiqueta correspondiente.
Encontraron que los sujetos no sólo identificaban correctamente los
ítems pertenecientes a cada escala, sino que reprodujeron además la
284
Viaje al Corazón de la Psicología Social
correlación inter-escalas. La implicación de la existencia de estas teorías
implícitas de personalidad es que a partir de unos rasgos o características
percibidas en el actor los sujetos infieren otro conjunto de atributos,
completando el "retrato psicológico" del sujeto observado. Un estudio
reciente de Haas (2002) con estudiantes de colegios universitarios se
encontró que éstos, a partir del análisis de 211 refranes familiares sobre el
comportamiento humano, reconstruían una estructura de personalidad que
reducía las conductas a 7 dimensiones de personalidad muy próxima a la
estructura Big-Five que utilizan los psicólogos de la personalidad.
6.14.6. CONTEXTOS INTERGRUPALES.
Siguiendo a Tajfel (1978, 1981) podemos distinguir un continuo
que oscila entre las relaciones interpersonales, en las que los actores
actúan como personas particulares, y relaciones intergrupales, en las que
el(los) sujeto(s) "interactúa, individual o colectivamente con otro grupo o
con sus miembros en términos de sus pertenencias grupales (Sherif &
Sherif, 1960, pág. 223). En este último caso, se activan procesos de
categorización, con las consecuencias ya mencionadas: acentuación de las
diferencias percibidas entre miembros de diferentes categorías y
homogeneización de la percepción de los miembros en el seno de una
categoría, siendo percibidos en base a las características que definen a
su categoría de pertenencia (Doise et al., 1978; Doise, 1978, 1982; Tajfel,
1978, 1981, 1982; Tajfel & Forgas, 1981). Además, emerge el fenómeno del
"etnocentrismo" o tendencia a evaluar más positivamente a los miembros
del propio grupo (Brown, 1985; Tajfel, 1978, 1981, 1982; Turner, 1978,
1987). Por tanto, la percepción del otro en los contextos intergrupales genera
una impresión estereotipada (para mayor detalle consultar apartado sobre
las teorías de la relación intergrupal).
285
Viaje al Corazón de la Psicología Social
6.14.7. CULTURA.
Una de las mayores críticas al supuesto de la universalidad de los
procesos de atribución de rasgos al actor a partir de la observación de la
conducta (inferencia disposicional) proviene de los estudios trans-culturales.
Estos han evidenciado que este fenómeno no es universal y está
profundamente afectado por la cultura en la que se socializa en observador,
y más concretamente las concepciones de persona dominantes en tal cultura
(ver apartado sobre el Self). Se han acumulado los datos que indican que esta
tendencia es automática y espontánea en individuos socializados en culturas
con una concepción de la persona de carácter psicológico- individualista, que
establecen una profunda separación entre el mundo privado de la persona y
el entorno social, que tienen una visión agéntica de la persona en la cual la
principal fuente o motor de la conducta son las actitudes, valores, deseos,
metas del propio individuo y se espera que la persona se auto-realice
llevándolos a cabo contra “viento-y-marea”, contra las trabas e
impedimentos que le ponga el ambiente (culturas individualistas). Es en éstas
culturas donde los observadores sitúan la causa de la conducta individual en
el mundo íntimo del actor, considerando legítimo inferir “cómo es el actor a
partir de lo que hace”. Este sesgo no estaría presente en las culturas con una
concepción de la persona que establece separación entre el Self privado y el
social, pues el primero es definido por el segundo. Concepción según la cual
la conducta del sujeto está determinada por las normas y roles que asume
socialmente, por las necesidades y normas del grupo al cual se espera que
sirva. En ésta concepción la conducta del actor está determinada por
contingencias externas y no justifica inferencias sobre su Self privado. En
éstas culturas o se mitiga o desaparece es sesgo de inferencia disposicional.
286
Viaje al Corazón de la Psicología Social
Como ejemplos, Choi y Nisbett (1998) reprodujeron el estudio de Jones
y Harris (1967) descrito arriba con muestras de estudiantes coreanos y
norteamericanos. Los resultados se reprodujeron en la muestra
norteamericana, pero no en la coreana (cultura colectivista).
Como hemos dicho, la mayoría de los datos muestran menos
inferencias disposicionales en los individuos de culturas colectivistas. Sin
embargo, hay alguna disputa a la hora de interpretar el por qué. Básicamente
se han ofrecido dos explicaciones alternativas (Knowles, Moris, Chiu, & Hong,
2001):
a) Siguiendo los modelos de proceso único que hemos vistos, y retomando
a Krull, el proceso espontáneo que se produciría al observar la conducta
del actor en sujetos individualistas y colectivistas sería diferente.
ï‚· Culturas individualistas: Anclaje disposicional:
Inferencia disposicional
Corrección Situacional
ï‚· Culturas colectivistas: Anclaje situacional:
Inferencia situacional
Corrección disposicional
En otras palabras, en situaciones en las que no hay intervención
de procesos controlados (fase de corrección), de la observación de la
conducta del actor los observadores individualistas concluirían cómo es el
actor (inferencias disposicional), mientras los colectivistas inferirían cómo era
la situación en la que se encontraba el actor. Si entrase en funcionamiento el
proceso controlado de corrección estas diferencias podrían disminuir pues
287
Viaje al Corazón de la Psicología Social
mientras los individualistas corregirían la inferencia disposicional a partir de
la información ambiental, los colectivistas corregirían su inferencia
situacional a partir de la información del actor.
b) Un modelo totalmente diferente plantearía que la secuencia es la misma
en individuos colectivistas e individualistas, con la diferencia que
mientras que para los colectivistas la fase de corrección situacional es
automática (siempre se produce), para los sujetos individualistas en
controlada y, por tanto, no siempre se produce.
ï‚· Culturas individualistas
Inferencia disposicional
Corrección situacional
___________________
_________________
Automática
Controlada
ï‚· Culturas colectivistas
Inferencia disposicional
Corrección situacional
___________________________________________________
Automática
288
Viaje al Corazón de la Psicología Social
TEMA 7. ATRIBUCIÓN
INDICE.
7.1. INTRODUCCIÓN. JUSTIFICACIÓN DEL CAPÍTULO.
7.2. ASUNCIONES COMPARTIDAS.
7.2.1. F. HEIDER. ANÁLISIS INGENUO DE LA ACCIÓN.
7.2.2. JONES Y DAVIS. MODELO DE INFERENCIAS
CORRESPONDIENTES.
ï‚· Factores que afectan al proceso de inferencia.
ï‚· Elementos adicionales que afectan la inferencia.
7.2.3. EL MODELO DE COVARIACIÓN DE KELLEY.
289
Viaje al Corazón de la Psicología Social
ï‚· Esquemas causales.
ï‚· Tipos de esquemas causales.
ï‚· Limitaciones del modelo.
7.2.4. JONES Y NISBETT. DIFERENCIAS DE ATRIBUCIÓN ACTOROBSERVADOR.
7.2.5. MODELO ATRIBUCIONAL DE WEINER.
7.3. ESTILOS ATRIBUCIONALES.
7.3.1. ESTILO ATRIBUCIONAL EGO-PROTECTOR.
7.3.2. ESTILO ATRIBUCIONAL INSIDIOSO.
7.4. GENERALIDAD DE LOS PROCESOS DE ATRIBUCIÓN.
7.5. FACTORES QUE AFECTAN A LA ATRIBUCIÓN.
7.5.1. PUBLICIDAD VS. PRIVACIDAD DE LOS JUICIOS.
7.5.2. AUTO-CONCIENCIA.
7.6. ERRORES DE ATRIBUCIÓN.
7.6.1. TENDENCIAS CONFIRMATORIAS.
7.6.2. TENDENCIAS EGOCÉNTRICAS.
7.6.3. ERROR FUNDAMENTAL.
7.6.4. FALSO CONSENSO.
7.7. LA ATRIBUCIÓN SOCIAL.
7.7.1. ESTATUS SOCIAL Y ATRIBUCIÓN.
7.7.2. ATRIBUCIÓN Y MARCO IDEOLÓGICO-CULTURAL.
290
Viaje al Corazón de la Psicología Social
7.7.3. ATRIBUCIÓN Y CONCEPCIONES LEGAS DE LA CAUSALIDAD, EL MUNDO
Y LA PERSONA.
7.7.4. ATRIBUCIÓN Y RELACIONES INTERGRUPALES.
ï‚· Asimetría de atribución
ï‚· Error último de atribución.
ï‚· El efecto de la “oveja negra”.
ï‚· Atribución, estereotipos y conflicto intergrupal.
ï‚· Error fundamental de atribución grupal.
ï‚· Ambigüedad atribucional.
7.1. INTRODUCCIÓN. JUSTIFICACIÓN DEL CAPÍTULO.
En éste manual hemos visto capítulos que tratan temas que han
sufrido profundas transformaciones en los últimos años debidas a la
intensidad de la actividad teórica y empírica en torno a ellos. Por poner sólo
dos ejemplos palpables éste sería el caso de los capítulos sobre el Self o el
dedicado a la categorización y los estereotipos. El caso contrario lo
representa éste capítulo que iniciamos ahora. Volviendo la vista atrás al
manual de psicología social que editamos en año 1991 (Echebarria, 1991),
uno descubre que desde el punto de vista de los procesos subyacentes a la
atribución y de los modelos globales que tratan de entender éste proceso,
poco nuevo se ha aportado en éste periodo. La atribución se ha convertido
en una variable casi inevitable en cualquier estudio sobre psicología social
aplicada, asumiendo que cómo explicamos lo que nos sucede y sucede al
mundo que nos rodea afecta a nuestras acciones y sentimientos. Sin
291
Viaje al Corazón de la Psicología Social
embargo, esta proliferación de aplicaciones no ha ido paralela a una
transformación sustancial de los modelos teóricos que guían nuestra
comprensión de los procesos de atribución. Al final, a uno le queda la
impresión que, centrándose en los procesos atribucionales básicos y
obviando un listado de las aplicaciones prácticas (que no es el objetivo de
éste manual) poco nuevo podemos añadir desde 1991.
7.2. ASUNCIONES COMPARTIDAS
La figura clave en el desarrollo de la atribución de causalidad, fue F.
Heider a partir de su obra "La psicología de las relaciones interpersonales"
(1958) (Harvey, Weary & Stanley, 1985; Olson & Ross, 1985).
Progresivamente, los estudios sobre atribución sustituyeron a la Teoría de la
Disonancia Cognitiva como modelo teórico más popular (Kriesler & Munson,
1975).
Momentos importantes en el auge de este objeto de estudio, además
de la publicación por Heider de la obra señalada, son la aplicación al campo
de la emoción de las teorías de la atribución realizada por Schachter y
Singer en la década de los 60, la teoría de la Inferencias correspondientes de
Jones y Davis (1965), y la sistematización realizada por Kelley (1967, 1983;
Kelley & Michella, 1980) con el modelo del ANOVA.
Olson y Ross (1985) señalan dos grandes focos de interés en el
estudio de la atribución: (a) estudio de los procesos básicos de la
atribución, que se centra en analizar cómo combinamos la información para
emitir juicios causales, cómo procesamos la información causal, los sesgos
292
Viaje al Corazón de la Psicología Social
atribucionales, etc.; (b) y los estudios sobre las consecuencias que tienen a
nivel de motivación, emoción, pensamiento y conducta los diferentes tipo de
atribuciones.
Existen cuatro principios generales comúnmente aceptados por los
estudiosos de la atribución (Harvey, Weary & Stanley, 1985): (a) la
atribución de causalidad es una actividad muy difundida en la práctica
cotidiana, (b) las atribuciones no son correctas, existen errores, c) la gente
se comporta en función de cómo percibe e interpreta lo hechos, y (d)
la actividad atribucional cumple una función adaptativa.
A continuación pasaremos a mencionar los autores y modelos más
influyentes en el campo
7.2.1. F. HEIDER: ANALISIS INGENUO DE LA ACCION
Antes de comenzar con su modelo, el «análisis ingenuo de la
acción», cabe recordar que Heider (1958) tomó de la sociología lo que se
denominó orientación fenomenológica importándola a la psicología social
Desde esta perspectiva su objetivo fue estudiar el conocimiento de
sentido común. La asunción fundamental es que una persona ordinaria
tiene un profundo conocimiento de sí misma y sobre los otros. Además, éste
conocimiento de sentido común no es un conocimiento formulado
explícitamente pero es utilizado cotidianamente para realizar predicciones
y ajustar la conducta al entorno.
Para Heider, el conocimiento de sentido común tiene los
mismos objetivos que el conocimiento científico: predecir y explicar la
realidad. La forma de analizar el conocimiento de sentido común es a través
293
Viaje al Corazón de la Psicología Social
del análisis del lenguaje. Ahora bien, el lenguaje cotidiano suele ser
ambiguo y no sistemático, por lo que Heider (1958, pág. 9) trata de
explicitar las reglas implícitas que la gente lega utiliza en sus explicaciones
sobre los sucesos de su entorno social.
El análisis Ingenuo de la Acción
El modelo plantea que al explicar las causas de la conducta de una
persona, los observadores normalmente consideran que ésta esta
determinada por factores personales y factores ambientales o del entorno.
Además, la relación entre ambos es negativa: cuando consideramos que más
importancia han tenido en la realización de una conducta los factores
personales, menos recurrimos al análisis de los factores externos al actor y
viceversa.
En cuanto a los factores personales, un papel fundamental lo juega la
atribución de intencionalidad. Descubrir que el actor tenía intención de
realizar una conducta es diagnóstico sobre su forma de ser. Aquí la atribución
de causalidad camina de la mano de la percepción social. La inferencia de
disposiciones sobre el actor a partir de su conducta sólo sería posible si el
sujeto atribuye intencionalidad a su acción. ¿Cómo se llega a tal conclusión?
Según Heider los sujetos distinguen dos elementos dentro de la atribución
personal: los motivos y la capacidad. El motivo implica la percepción de que
el actor “quería” conseguir algo con su conducta y, además, “lo intentó”.
Intentar un objetivo no es suficiente, el actor debe tener la “capacidad” para
llevar adelante sus planes. La intencionalidad por tanto implica la percepción
por parte del actor de los tres elementos detallados. Si éste percibe la
ausencia parcial o total de los mismos tenderá a atribuir a factores ajenos al
actor las causas de la conducta y las consecuencias de la misma.
Ahora bien, según el modelo el observador no es un “buscador
objetivo” sino que tiene preferencias por cierto tipo de explicaciones sobre
otras. Heider plantea que el sujeto lego tiende a “sobrecargar las tintas”
294
Viaje al Corazón de la Psicología Social
sobre los factores personales en la explicación de la conducta del actor. Este
sesgo respondería a la necesidad de percibir el entorno social y la conducta
de quienes nos rodea como estable y predecible, condición necesaria para
implicarnos en interacciones sociales a largo plazo.
7.2.2. JONES & DAVIS: MODELO DE INFERENCIAS
CORRESPONDIENTES
Jones y Davis trataron de profundizar en los mecanismos atribucionales
que subyacen a la inferencia de rasgos de personalidad del actor a partir de la
observación de su conducta, siguiendo así alguno de los postulados básicos
de Heider (Deschamps, 1977; Deschamps & Clemence, 1987; Hewstone,
1983; Hewstone & Antaki, 1988; Jones & Davis, 1965). El modelo de Jones y
Davis asume que en ese proceso se dan normalmente dos momentos (Jones
& Davis, 1965):
1.-Un primer momento consiste en inferir intencionalidad a
partir de los efectos que observamos ha producido la conducta del actor. Las
consecuencias provocadas de forma no intencional no son informativas sobre
las disposiciones personales del actor.
2.- La segunda fase o momento consistiría en inferir cómo es el actor
a partir de su conducta intencional.
Factores que influyen en el proceso de inferencia
Para que atribuyamos intencionalidad al actor se tienen que dar dos
condiciones (Jones & Davis, 1965):
295
Viaje al Corazón de la Psicología Social
1ª.- Que el observador asuma que el actor tenía o tiene conciencia de
los efectos que va a producir su acción,
2ª.- y que estimemos que el actor tiene capacidad para realizar esa
conducta o acción.
En ausencia de cualquiera de estas condiciones, los efectos serán
atribuidos a factores externos en lugar de atribuirlos a la intencionalidad
personal del actor.
Otro elemento que también interviene, favoreciendo la inferencia de
rasgos, es lo que estos autores llaman «correspondencia». Jones y Davis
(1965, pág. 223) la definen como la medida en que un hecho y las
características o atributos subyacentes inferidos, son descritos de forma
similar. En la medida que la conducta es más prototípica de ese rasgo que
estamos infiriendo la atribución es más factible.
Existe un segundo factor que aumenta la confianza del observador a
la hora de inferir rasgos en el actor es que el actor muestre este rasgo o
atributo en mayor medida que la media de la gente normal.
Otro elemento que también interviene en el proceso de inferencia
son los «efectos no comunes». Cuando una acción produce un único efecto
es más fácil inferir qué es lo que buscaba el actor que cuando la misma
acción puede provocar diferentes consecuencias (Hewstone & Antaki, 1988;
Hewstone, 1981; Jones & Davis, 1965).
Otro elemento es la «deseabilidad de los efectos». La cantidad de
información o inferencias que se realizan acerca del actor, a partir de si los
efectos son deseados o no por este actor, se pueden resumir en tres
puntos (Jones & Davis, 1965):
296
Viaje al Corazón de la Psicología Social
a) Los efectos que son universalmente deseados no nos ofrecen
información sobre las características únicas del actor.
b) La inferencia de intencionalidad en la realización de un acto que
busca lograr efectos deseables se incrementa en la medida en que
exige esfuerzo, dolor, en general, consecuencias negativas para ese
actor.
c) Cuando los efectos de la acción escogida no son universalmente
deseados, o no son tan deseados como las consecuencias de
otras acciones alternativas, nos proporcionará más información
sobre las características del actor. Por ejemplo, una persona
tiene la opción de escoger entre dos carreras universitarias,
una que le proporcionaría mucho dinero y otra que le ofrecería un
alto nivel cultural. La mayoría normalmente escoge la carrera que
proporciona mucho dinero. Si el sujeto opta por la otra carrera,
la decisión nos daría una información relevante sobre las
características de ese sujeto.
Elementos adicionales que afectan a la inferencia
1.- Las conductas que siguen los requerimientos del rol nos
informan menos que las conductas que rompen con dicho requerimiento.
2.- El conocimiento que tenemos de las elecciones que ha
realizado el actor en otras situaciones anteriores influye también en el
proceso de inferencia.
297
Viaje al Corazón de la Psicología Social
3.- Todos estos procesos de inferencias no se producen en todas las
situaciones, sino que son más probables cuando se dan dos condiciones: a)
que el tema sea relevante para el observador, y b) que las conductas del
actor tengan consecuencias sobre el observador.
7.2.3. MODELO DE LA COVARIACION DE KELLEY
Este modelo asume que cuando, en la vida cotidiana, la gente intenta
explicar las causas que han producido un efecto observado utiliza el principio
de covariación. Los sujetos actuarían o pensarían como si fuesen científicos.
Para ello utilizan tres fuentes de información en el proceso de búsqueda
de causas (Harvey & Weary, 1984; Hewstone, 1983; Hewstone & Antaki,
1988; Jaspars, 1983; Jaspars & Hewstone, 1985; Kelley, 1947, 1983; Kelley &
Michela, 1980).
1ª Fuente. La «Distintividad». ¿Se comporta el actor de forma similar en
diferentes situaciones (baja distintividad) o se comporta así sólo en esta
situación concreta que estamos observando (alta distintividad)?
2ª Fuente. El «Consenso».Aquí el observador se pregunta: ¿otras personas
se comportarían igual que este sujeto en esta situación concreta (alto
consenso)?, o, por el contrario, ¿se comportarían de forma diferente en la
misma situación (bajo consenso)?.
298
Viaje al Corazón de la Psicología Social
3ª Fuente. La «Consistencia». La pregunta del observador sería: ¿éste sujeto
se ha comportado en el pasado de la misma forma en situaciones similares
(alta consistencia) o no (baja consistencia)?.
Utilizar este procedimiento implica que el observador ha de tener
mucha información. Ha tenido que observar la actor en múltiples
situaciones, similares y distintas a la que ahora se observa, y ha tenido que
observar a otros sujetos en las mismas o distintas situaciones.
En base a estas tres fuentes y sus posibles combinaciones (si hay alta
o baja distintividad, alto o bajo consenso y alta o baja consistencia), el
observador realizará un tipo u otro de atribución, de manera que, por
ejemplo, hará atribuciones al propio actor cuando su conducta es poco
distintiva (se comporta así en todas las ocasiones), alta consistencia (en
repetidas ocasiones ha actuado de forma similar) y de bajo consenso (otras
personas en la misma situación no actúan así).
Recientemente, Ziegler, Dile, Zigon y Fett (2004) han encontrado que
las tres dimensiones mencionadas por Kelley juegan un papel importante
también en la persuasión. Los sujetos leen un mensaje sobre el tema del
soterramiento de las redes de alta tensión en el valle de Rems elaborado por
una persona sobre la que se manipula información sobre la consistencia,
distintividad de sus puntos de vista al respecto a través del tiempo y sobre
consenso (opinión de otras personas). Los autores encuentran que la alta
consistencia y bajo consenso, así como la baja consistencia y bajo consenso
estimulan a los receptores a invertir más tiempo y esfuerzo cognitivo en el
análisis de los argumentos presentados.
Sin embargo, pronto se comenzaron a cuestionar las predicciones del
modelo. Así, parece existir evidencia que la información de consenso es la
que menos influencia ejerce sobre la atribución (Harvey & Weary, 1984;
Nisbett & Ross, 1980, 1989). De hecho, el efecto de esta variable se ve
299
Viaje al Corazón de la Psicología Social
reducida por el efecto del falso consenso (Kelley & Michela, 1980) (ver en
errores de atribución). En este sentido, McArthur (ver en Nisbett,
Borgida, Crandall & Reed, 1982) encontró que la información sobre
distintividad explicaba el 10% de la varianza de la atribución, la
consistencia el 20% y el consenso menos del 3%. Milton, Smith y Kim (1995)
pusieron a prueba todas las combinaciones posibles de las tres dimensiones
para comprobar en cuáles se cumplían las predicciones de Kelley. Sólo en dos
de las 8 condiciones estas fueron confirmadas: el bajo consenso, baja
distintividad y alta consistencia conducían a atribuciones al actor, mientras el
alto consenso, alta distintividad y alta consistencia conducían a atribuciones
al estímulo.
Esquemas causales
Como ya se ha dicho, para asumir que una persona utiliza este proceso
de atribución es necesario asumir también que tiene que manejar mucha
información. Pero ¿qué ocurre cuando tenemos que realizar atribuciones
sobre una unidad de información que se nos presenta por primera vez?
Kelley planteó que las atribuciones en dichas ocasiones se guían por los
"esquemas causales". Un Esquema causal "es una preconcepción acerca de
cómo interactúan dos o más causas para producir un efecto" (Fincham, 1983,
pág. 130; Kelley & Michela, 1980, pág. 471), en otras palabras, son "redes
temporalmente ordenadas de causas y efectos interconectados (Kelley,
1983, pág. 343). Ejemplo, imaginemos un esquema causal que explica las
razones del éxito y el fracaso en situaciones de logro y que establece que
existen dos causas: “el esfuerzo” y “la capacidad”. Además, imaginemos que
dicho esquema establece que existe una relación inversa entre ambas causas
del éxito y el fracaso: quien tiene mucha capacidad para una tarea requiere
menos esfuerzo para superarla, y viceversa. Si observamos que alguien no ha
estudiado mucho y a pesar de ello ha superado un examen de matemáticas
tendremos a inferir que es una persona muy capacitada para ésta asignatura.
300
Viaje al Corazón de la Psicología Social
Los esquemas causales pueden variar en las siguientes dimensiones
(Harvey & Weary, 1984; Kelley, 1983):
(a) Complejidad: número de causas incluidas en el esquema para
explicar un fenómeno.
(b) Proximidad- Lejanía (Distalidad). Proximidad entre causa y efecto.
Existen causas que explican de forma inmediata el por qué de un
suceso, y otras causas localizadas en un pasado remoto pero cuya
influencia se sigue dejando notar. Por ejemplo, podemos explicar en
suspenso de un aspirante a una oposición por su bajo nivel educativo
(causa proximal). A su vez, su bajo nivel educativo podría explicarse
por la pobreza de la familia en la que se crió (causa distal).
(c) Dimensión Temporal. Se refiere a nexo temporal que une causa y
efecto. ¿Precede la causa al efecto o es lo contrario? En la cultura
occidental se asume siempre que la causa siempre se produce
primero y el efecto le sigue. Sin embargo, imaginemos una cultura
determinista que establece que todo lo que va a suceder está escrito
en la mente de dios desde el origen de los tiempos. Un hombre que
dormía bajo un árbol muere al desplomarse el árbol sobre él.
Nosotros diríamos que la causa de su muerte es el desplome del
árbol sobre él. En otra cultura alguien podía decir que la causa de su
muerte es el haber ido a dormir a aquel lugar, pues aquel árbol
estaba predestinado a caer aquel día.
(d) Dimensión de Estabilidad. Se refiere a la estabilidad de los factores
causales. Existen causal estables (por ejemplo, una predisposición
genética a una enfermedad) e inestables (estilo de vida insano).
301
Viaje al Corazón de la Psicología Social
(e) Dimensión Actual versus Potencial. Dentro de un esquema causal
se incluyen tanto las causas que realmente se han dado el
fenómeno, como otras causas potenciales que podrían haber
afectado aunque no lo hayan hecho.
Tipos de esquemas causales
1.- Esquema de Múltiples Causas Suficientes. Se caracterizaría
porque el sujeto piensa que la mera presencia de uno de los factores o
causas integradas en ese esquema es suficiente para que se produzca el
efecto. Por ejemplo, antes decíamos que en la consecución del éxito se
implicaban tres factores: la capacidad del sujeto, el esfuerzo de éste y la
suerte. Este tipo de esquema asumiría que cualquiera de las tres causas
aislada (mucho esfuerzo, buena suerte o alta capacidad) son suficientes para
producir el éxito (Fincham, 1983; Kelley & Michela, 1980).
2.- Esquema de Múltiples Causas Necesarias. Sería aquel que asume
que deben concurrir todas las causas para que se produzca un suceso. Por
ejemplo, para que se de la obesidad es necesario que además de comer
mucho la persona lleve una vida sedentaria (Kelley & Michela, 1980).
3.- Esquema de Halo. Esquemas en los que el tipo de relación que
mantienen dos causas entre sí se percibe invertida respecto a la realidad. Por
ejemplo, en realidad la relación entre esfuerzo y capacidad es negativa:
cuando mayor capacidad para un tipo de tarea se requiere menos esfuerzo.
En la vida cotidiana muy frecuentemente el observador hace inferencias
contrarias. Por ejemplo, los niños tienden a pensar que los “empollones” de
clase (esos que están todo el día estudiando) son los más “listos” de su clase
(relación positiva entre esfuerzo y capacidad) (Kelley & Michela, 1980).
4.- Principio de Eliminación (Discounting). Es lo opuesto al esquema de halo.
Podría ser definido como el hecho de atribuir menos importancia a una
302
Viaje al Corazón de la Psicología Social
causa particular si otras posibles causas son relevantes. Por ejemplo,
consideremos el esfuerzo, la capacidad y la suerte como factores
desencadenantes del éxito. Este principio haría referencia a que en
presencia de capacidad (es muy listo) se resta importancia a la influencia
que puedan tener el esfuerzo y la suerte para explicar las buenas notas de
una persona (Harvey & Weary, 1984; Kelley & Michela, 1980; Reeder, 1985).
Limitaciones del modelo de Kelley.
Al margen del cuestionamiento de la importancia de la información
sobre el consenso, se han ido acumulando otras críticas al mismo.
Dejaremos de momento las críticas más globales a los modelos clásicos de la
atribución que estamos repasando para detenernos en las críticas más
concretas a Kelley. Estas podrían resumirse como sigue:
1- Implícita al modelo de ANOVA está la concepción de la persona
como motivada por un deseo de conocimiento objetivo de la
realidad, para lo cual actuaría como un "científico". Esto implicaría
un "error epistemológico" (Deschamps, 1977, pág. 35), pues
olvida que la realidad social esta construida socialmente, y que el
sujeto vive inmerso en ella.
2- Se han encontrado desviaciones sistemáticas de las
predicciones realizadas a partir del modelo de ANOVA, y en otras
situaciones no es posible realizar predicciones a partir del mismo (Jaspars,
1983).
3- El modelo se ha centrado exclusivamente en analizar como se
construyen, interpretan y explican los sucesos, olvidándose de la
relaciones entre atribución y conducta (Eiser, 1983).
303
Viaje al Corazón de la Psicología Social
7.2.4. JONES Y NISBETT: DIFERENCIAS DE ATRIBUCION ENTRE
ACTOR-OBSERVADOR
Este es un modelo de corto alcance. No trata, como los anteriores, de
modelizar los procesos de atribución generales aplicables a cualquier
contexto, sino únicamente un hecho puntual: las asimetrías o diferencias en
la forma como los actores y observadores explican la misma situación: los
observadores “cargando las tintas” en los factores personales del actor
mientras éstos últimos explicando su propia conducta es base a los factores
externos o circunstancias que les rodean (Jones & Nisbett, 1972; Kelley &
Michela, 1980; Nisbett & Ross, 1980, 1989) ¿Cómo explicar estas diferencias
de atribución? Se han recurrido a tres tipos de procesos para explicar estas
diferencias: preceptúales, motivacionales e informacionales.
1.-Información. El actor es quien mejor conoce sus intenciones, deseos, así
como su condutca pasada. Kelley y Michela (1980, pág. 477) afirman que
"existe un gradiente de atribución disposicional en función inversa a la
cantidad total de información sobre una persona". El mayor aval de ésta
explicación radicaría en la evidencia de que dichas diferencias desaparecen
(en dirección a la explicación situacional) cuando explicamos conductas de
familiares y amigos íntimos.
2.- Un segundo factor estudiado son las diferencias perceptivas o de
focalización de la atención. Fue la explicación estrella de la época
asumiendo que el “actor se traga la situación”. Normalmente, para el
304
Viaje al Corazón de la Psicología Social
observador el estímulo más relevante de la situación o sobre el que más
focaliza la atención es el actor. Por otra parte, el actor, normalmente, no
centra su atención sobre sí mismo, sino que se fija en la estimulación que
está recibiendo de alrededor para ajustar su conducta al contexto. Esto se
traduciría en que luego, en el proceso de codificación, va a ser para unos el
actor y para otros el ambiente lo que más peso tenga. Es decir, sería la
saliencia perceptiva lo que explicaría las diferencias en atribución ( Kelley &
Michela, 1983; Nisbett & Ross, 1980).
3.- Una tercera explicación se basa en factores motivacionales. Según
esta explicación el actor tiende a hacer atribuciones externas para eludir la
responsabilidad de las posibles consecuencias negativas de se puedan derivar
de su conducta, mientras que esa motivación no es compartida por el
observador.
4.- Una última explicación se refiere a la necesidad de control. El actor al
realizar atribuciones externas lo que pretende es mantener su sentimiento
de control sobre el ambiente. Esto sería válido para situaciones de logro o
éxito en una tarea en la cual se tiende a atribuir el propio fracaso a la
dificultad de la misma. Storms (en Nisbett & Ross, 1980) encontró que
cuando el observador tiene que ocupar la posición de actor, es decir,
cuando se le dice que seguidamente será él quien ocupe la posición de actor,
desaparecen las diferencias en la atribución y, de hecho, el observador
tiende a hacer atribuciones externas.
Johnson y Boyd (1995) ofrecieron otra explicación basada en el hecho
de que la gente tiene diferentes concepciones sobre la naturaleza de su
propio Self y el de los demás. Los sujetos tienden a pensar que las
305
Viaje al Corazón de la Psicología Social
disposiciones personales y conductas de los demás son más estables transituacionalmente y por tanto sus rasgos de personalidad son claves en sus
naturalezas. Por el contrario, el propio sujeto es consciente de que su
conducta suele variar en distintas situaciones, por ello nuestro auténtico Self
se refleja más en nuestras emocionales y pensamientos que en la conducta
concreta.
Más recientemente, Robin, Sprance y Mendelsohn (1996) han
demostrado que esta asimetría atribucional no era tan frecuente como se
había pensado previamente.
7.2.5. MODELO ATRIBUCIONAL DE WEINER
El de Weiner es un modelo de largo alcance que trata de dar una
explicación global de la conducta humana incluyendo elementos cognitivos y
afectivos. Más concretamente es una teoría atribucional sobre la motivación
(Weiner, 1982a, 1982b, 1986, 1988, 1995; Weiner et al, 1988).
Weiner (1986) plantea que cualquier teoría que aborde el tema de
la motivación debería reunir una serie de características:
(1) Debería basarse en un concepto diferente al de la homeostasis.
(2) Debería ir más allá de las concepciones puramente hedonistas.
(3) Debería incluir en su formulación los procesos cognitivos.
(4) Debería interesarse por la experiencia consciente.
(5) Debería incluir alguna conceptualización sobre el Self.
306
Viaje al Corazón de la Psicología Social
(6) Debería además incluir los fenómenos emocionales.
(7) Debería huir tanto de la generalización excesiva como del análisis
excesivamente concreto.
(8) Debería ser traducida en formulaciones empíricas contrastables.
(9) Debería basarse más en leyes generales que en diferencias
interindividuales.
(10) Debería incluir formulaciones sobre leyes causales.
(11) Debería explicar tanto las acciones racionales como las irracionales a
partir de la misma conceptualización.
(12) Debería poder explicar tanto conductas de logro como otras afiliativas
(más emocionales).
Según éste modelo, el determinante inmediato de la conducta humana
es la emoción. Las emociones tienen un carácter energetizador y director de
la conducta. Cada emoción estimula un tipo particular de conducta. La cólera
estimula conducta de afrontamiento y lucha, el miedo conducta de huída o
parálisis, el amor conductas de aproximación, la envidia estimula la
emulación, etc. Ahora bien, ¿de donde surgen las emociones? Weiner adopta
una posición totalmente cognitiva. Los periferistas afirman que cada tipo de
situación estimula un tipo particular de respuesta periférica, la emoción
específica, y cuando la activación de un patrón de respuesta fisiológica
particular llega al cerebro se produce la vivencia subjetiva que llamamos
emoción (estamos tristes por que lloramos). Por tanto la emoción sería
primero un patrón de respuesta fisiológico, con una configuración fisiológica
específica para cada emoción. Weiner afirman que no necesitamos la
fisiología para explicar las emociones. El patrón de respuesta que se da en
todas las emociones (básicamente una activación simpática) sería el mismo.
Dicha respuesta fisiológica explicaría la “intensidad” de la emoción no de qué
emoción concreta estamos hablando. La emoción específica surge como
307
Viaje al Corazón de la Psicología Social
consecuencia de cómo explicamos una determinada vivencia. La misma
experiencia, interpretada de forma diferente, conduce a emociones
diferentes. Por ejemplo, imaginemos que una persona logra superar una
oposición importante. Supongamos que dicha persona considera que la causa
de tal éxito estriba en su duro trabajo. Se sentirá orgullosa de sí misma, feliz y
contenta. Imaginemos en cambio que debe agradecérselo a un amigo cuya
ayuda desinteresada estima ha sido decisiva. Además de feliz y contento,
más que orgullo sentirá gratitud. Las vivencias negativas estimularían
emociones de tono negativo y las vivencias positivas emociones negativas.
Cuál es la emoción específica dependerá de cómo explique o a qué atribuya
dicha experiencia.
Weiner estima que cualquier causa de un suceso puede
clasificarse en tres dimensiones: Internalidad, estabilidad, y controlabilidad.
En su formulación critica los modelos de la atribución que la contemplan
únicamente en términos de internalidad- externalidad
(unidimensionalidad) (Weiner, 1982a, 1982b, 1986, 1995). Su formulación
retoma parte de la evolución ocurrida en el campo de estudio de la
percepción de control (Rotter, 1956). A partir de esta crítica Weiner (1982a,
1982b, 1986, 1988) propone analizar la atribución en una triple dimensión:
(a) De internalidad- externalidad, en función de si las causas
percibidas de un hecho se localizan dentro (motivación, deseos, etc.)
del sujeto o fuera del mismo (suerte, dificultad, contingencias ambientales,
etc.).
(b) Estabilidad-Inestabilidad. Además de que el locus de causalidad
se localice en el interior o exterior del sujeto, la causa puede ser percibida
como perdurable en el tiempo (estable) o no (inestable). Así, atribuir un
fracaso a una falta de esfuerzo propia o a una incapacidad para la tarea,
308
Viaje al Corazón de la Psicología Social
siendo ambas internas, pueden tender implicaciones motivacionales y
emocionales diferentes.
(c) Controlabilidad-Incontrolabilidad. Se refiere a la capacidad
percibida del sujeto para actuar sobre la causa de un suceso modificándola o
no.
Estas dimensiones van surgiendo en diferentes momentos
evolutivos (Weiner, 1982a). Así, sería la dimensión de internalidadexternalidad la primera en ser utilizada por el niño en sus atribuciones. La
estabilidad percibida de las causas, que requeriría seriación, aparece más
tardíamente al requerir mayores capacidades cognitivas, siendo la
controlabilidad la última de las dimensiones en ser utilizada por el niño.
De los muchos estudios realizados para tratar de confirman el
modelo nos gustaría retomar uno de los primeros dedicado a los estigmas
sociales. Weiner, Perry y Magnusson, (1988) analizaron los procesos de
estigmatización en personas con handicaps físicos encontrando que las
emociones que estos suscitaban y las motivaciones para prestarles ayuda
estaban mediadas por procesos atribucionales. Encontraron que las
enfermedades físicas y las psíquicas eran diferenciadas por los sujetos en
función de la dimensión de controlabilidad (responsabilidad) y estabilidad
(reversibilidad de la enfermedad). Mientras los estigmas físicos eran
percibidos como causados por factores incontrolables, los mentalesconductuales eran atribuidos a causas controlables (responsables).
Como consecuencia, los primeros (por ejemplo, cáncer, infarto, etc.)
aparecían asociados a la lástima y el agrado, con intenciones de prestación
de ayuda, los segundos (drogadicción, obesidad, etc.) estaban asociados a
emociones de poco agrado, cólera y bajas intenciones de prestación de
ayuda. Solo el caso del SIDA parecía alejarse del resto de los patrones,
pues si bien su causa era percibida como controlable (responsabilidad),
309
Viaje al Corazón de la Psicología Social
se veía sin embargo como irreversible, conduciendo a altos sentimientos
de lástimas e intenciones altas de prestación de ayuda.
Más recientemente Weiner y colegas (Graham, Weiner, & Zucker,
1997) pusieron a prueba el modelo para explicar las reacciones de los sujetos
a la condena al ex-jugador de rugby O. J. Simpson encontrando que la
secuencia atribución
emoción
intención conductual se
confirmaba, pero que no las tres dimensiones atribucionales (internalidad,
estabilidad, controlabilidad) tenían el mismo impacto. La controlabilidad
(responsabilidad) y estabilidad eran más importantes. La controlabilidad se
asociaba a la atribución de responsabilidad personal en el crimen. Los
crímenes percibidos como causados por causas estables (por ejemplo, la
personalidad del criminal) eran percibidos como implicando mayor riesgo de
reincidencia futura, aparejando sentencias más duras.
310
Viaje al Corazón de la Psicología Social
7.3. ESTILOS ATRIBUCIONALES
Evidentemente, el tipo de explicación que damos a las
experiencias que vivimos varían de situación a situación y a través del
tiempo. Podemos pensar que hemos sacado bien el examen de
matemáticas por el esfuerzo que hemos invertido y sin embargo el de
Inglés por buena suerte. Sin embargo, en ocasiones la gente muestra
tendencias más o menos marcadas a explicar las cosas recurriendo a
cientos patrones. Hablamos de “estilos atribucionales. Un estilo
atribucional es "una forma habitual de responder a cuestiones sobre
causalidad" (Cutrona, Russell & Jones, 1985; Leary & Miller, 1986).
Se han detectado varios estilos de este tipo que detallaremos a
continuación.
7.3.1. ESTILO ATRIBUCIONAL EGO-PROTECTOR.
Consiste en atribuirse a uno mismo los buenos resultados de
su conducta, y a factores externos los resultados negativos de la misma,
habiendo recibido por ello también la denominación de atribución de
"self-serving" (Carslton & Shovar, 1983; Heckhausen, Schmalt &
Schneider, 1985; Krauss, 1981; Nisbett & Ross, 1980; Strube, 1985). Las
funciones que satisfaría este estilo atribucional son:
1.- La función de mantener niveles elevados de autoestima, y
2.- buscar la aprobación de los otros (Snyder, Stephan & Rosenfiled,
1976).
Este estilo atribucional ha sido considerado como un medio
importante para preservar la salud mental, siendo menos acusado en
los sujetos con sintomatología depresiva (Weary, 1981).
311
Viaje al Corazón de la Psicología Social
Hemos dicho que una de las funciones de este tipo de estilo
atribucional es la búsqueda de aprobación social. Es decir, este estilo
atribucional es o actúa como una estrategia de presentación social ya
que te hace presentarte como un sujeto capaz, lúcido, atractivo, positivo,
etc. Ahora bien, existen una serie de factores que pueden inhibir este
estilo egótico, e incluso lo pueden invertir . Estos factores son:
1.- Las causas a las que se atribuyen los resultados negativos deben ser
plausibles y aceptables, es decir, coherentes y veraces respecto a la
situación. Por ejemplo, si atribuimos la causa de nuestro fracaso a un
influjo divino ello inhibiría este estilo egótico (Carlston & Shovar, 1983).
2.- La posibilidad de ser contradicho por los otros. Cuando existe esta
posibilidad también se va a ver afectado este estilo atribucional.
3.- Otro factor inhibidor es la posibilidad de que sujeto vuelva a vivenciar
una situación similar en el futuro.
El estilo ego-protector no sólo se reflejaría en la forma como
explicamos las causas de nuestra conducta, sino también en las de
nuestras emociones y sentimientos. Tendemos a atribuir nuestras
emociones negativas a elementos del entorno (incluyendo terceras
personas) y nuestras emociones positivas a nosotros mismos (Karasawa,
1995).
Inicialmente este estilo atribucional ha sido explicado en
base a factores motivacionales, como "sesgo hedónico" que busca
establecer o preservar la autoestima positiva (Snyder, Stephan &
Rosenfield, 1975). Sin embargo, esta explicación motivacional ha sido
cuestionada planteándose alternativas como: tendencia cognitiva para
asumir la responsabilidad de lo esperado y no para los sucesos
inesperados (Heckhausen, Schmalt & Schneider, 1985); como expresión
312
Viaje al Corazón de la Psicología Social
de concepciones culturales (Kashima & Triandis, 1986); o como
resultado de la experiencia previa (Nisbett & Ross, 1980), entre otras.
Recientemente se ha ofrecido también explicaciones
culturales sobre este estilo atribucional (ver capítulo dedicado al Self).
Así, en el análisis trans-cultural sobre este estilo
atribucional
realizado por Kashima y Triandis (1986) se encontró que este estilo
atribucional era menos frecuente en el marco de una cultura colectivista
como la japonesa en comparación con una cultura individualista como
la americana.
7.3.2. EL ESTILO ATRIBUCIONAL INSIDIOSO: SELIGMAN
De forma similar a Weiner, Seligman plantea que las causas pueden
clasificarse en tres dimensiones:
1- Estabilidad. Hace referencia a si la causa que produjo el efecto es
persistente o no en el tiempo. Según Seligman, cuando
atribuimos un fracaso a una causa estable se producen déficits
crónicos, mientras que si la atribución la hacemos a causas
inestables los déficits serán de tipo transitorio.
2- Globalidad. Se refiere a si la causa que produce unas
determinadas consecuencias es una causa que afecta a un gran
abanico de situaciones (Global) o si únicamente afecta a una
situación concreta (Específica). La importancia de esta dimensión
radica en que si atribuimos un fracaso a factores globales los
déficits se generalizarán a un gran número de situaciones.
3- Internalidad. Se refiere a si el sujeto sitúa la causa en sí mismo
(Interno) o si la sitúa en factores ajenos (externa) (Miller &
Seligman, 1984; Metalsky & Abramson, 1981).
313
Viaje al Corazón de la Psicología Social
El estilo atribución al insidioso consiste en atribuir los éxitos a
factores externos, específicos e inestables y atribuir los fracasos a
factores internos, globales y estables. Se ha afirmado que este estilo
atribucional actúa como un factor distal de riesgo en la depresión.
Posteriormente, ciertos autores han realizado una pequeña
matización. Consideran que dentro de la dimensión Internalidad hay que
hacer diferenciar entre (a) Atribuciones Internas Conductuales que
serían de carácter inestable (por ejemplo la atribución se centraría en
una causa interna pero promovida o afectada por otro factor, por
ejemplo, nervios por tomar un café), y (b) Atribuciones Internas
Disposicionales: que serían de carácter estable (hacer atribuciones
respecto a disposiciones personales) (Harvey & Weary, 1984)
Antes se ha apuntado la presencia déficits en los sujetos
cuya atribución es de tipo insidioso. Estos déficits son: (a) motivacional
(se suele manifestar en una dificultad para iniciar acciones y por la
larga latencia de respuesta); (b) cognitivo (dificultades para adquirir
nuevos aprendizajes); (c) emocional (se caracterizan por lo que se
denomina un "estado de humor depresivo"); y (d) disminución de la
Autoestima.
Fincham, Diener y Hokoda (1987) estudiaron la relación entre
el estilo atribucional insidioso y la depresión en 73 niños de 10 años,
encontrando asociación entre este patrón atribucional y la
sintomatología depresiva. En la misma dirección, Leary y Miller (1986)
plantean que la timidez y la ansiedad social estarían asociadas a
atribuciones internas de las conductas negativas de los demás hacia uno
mismo. Beck y Young (1985) también señalaron como típico de la
depresión la auto-atribución de la causa de los sucesos negativos
vivenciados.
314
Viaje al Corazón de la Psicología Social
En una dirección ligeramente diferente Weary y Gannon (1996)
propusieron el modelo de Incertidumbre- Causal. La incertidumbre causal
incluye dos componentes: (a) creencias sobre la propia incapacidad de
encontrar las causas de lo que nos sucede, y (b) sentimiento metacognitivo de incertidumbre expresada como confusión e incertidumbre.
Esta incertidumbre generaría sentimientos de indefensión, siendo más
frecuentes en sujetos depresivos. En un estudio experimental en el que los
sujetos recibían un feedback negativo sobre sus habilidades encontró que
el estilo atribucional insidioso predecía los niveles de ansiedad, y en
interacción con las creencias de auto-eficacia la depresión.
Sin embargo, también existe evidencia que indica que el papel de la
atribución en la depresión no es tan importante como estos autores
afirman. Swendsen (1998) puso a prueba el modelo atribucional de
indefensión en un estudio longitudinal encontrando que la atribución y las
creencias de control no predecían los estados de ánimos ansiosos ni
depresivos.
7.4. GENERALIDAD DE LOS PROCESOS DE ATRIBUCIÓN .
La visión predominante del ser humano como "científico
amateur" que busca la verdad de los sucesos del ambiente podría
llevar a pensar que nosotros estamos embarcados permanentemente
en este tipo de procesos. Sin embargo, se ha empezado a cuestionar tal
hecho, pasándose a estudiar los contextos que activan tales procesos.
Entre los factores que activan los procesos de atribución podríamos
citar los siguientes:
1- Aparición de sucesos inesperados (Harvey & Weary, 1984;
Heckhausen, Schmalt & Schneider, 1985; Hewstone & Antaki, 1988;
Pittman & D`Agostino, 1985)
2- Resultados negativos de una acción para uno mismo o para los
demás (Pittman & D`Agostino, 1985; Pittman & Heller, 1987) En un
estudio realizado por Bohner, Bless, Schwarz & Strack, (1988), en el
que se manipulaba ortogonalmente la probabilidad previa de un éxito o
fracaso en una tarea (factor inesperado) y el feedback de éxito o
fracaso (resultados negativos) encontraron que los juicios causales se
315
Viaje al Corazón de la Psicología Social
veían intensificados por el carácter negativo de las consecuencias, pero
no por la predictividad del suceso.
3- Motivación por controlar el ambiente (Harvey & Weary, 1984).
7.5. FACTORES QUE AFECTAN A LA ATRIBUCION.
7.5.1. PUBLICIDAD VERSUS PRIVACIDAD DE LOS JUICIOS. Un
factor que afecta al tipo de atribución expresado es el contexto de
publicidad versus privacidad en el que tales juicios son emitidos (Snyder,
Stephan & Rosenfield, 1976). En situaciones de publicidad, los sujetos
tratan de controlar la imagen que ofrecen a los demás (Cialdini, Petty &
Cacioppo, 1981; Cooper & Croyle, 1984) en un intento por controlar al
auditorio y conseguir su aprobación. En otras palabras, la comunicación
de un juicio causal puede ser vista como una estrategia de autopresentación (Hill et al., 1985), siendo frecuente que tales contextos
inhiban la tendencia a formular atribuciones de self-serving, en un
intento por aparentar modestia/honestidad (Cooper & Croyle, 1984).
Desde esta perspectiva, Van Knippenberg y Koelen (1985) plantean
que la principal causa de las atribuciones ego-protectoras o de selfserving no es la auto-estima, sino la "estima pública", desapareciendo
este tipo de atribuciones cuando el sujeto corre el riesgo de que la
audiencia invalide sus juicios causales.
7.5.2. AUTO-CONCIENCIA Y ATRIBUCION. Los sujetos de alta
auto-conciencia pública (sujetos conscientes de la imagen que ofrecen a
los demás y preocupados por ella) son sensibles a las demandas
situacionales y las opiniones de los otros (Froming & Carver, 1982;
Scheier & Carver, 1980), así como al rechazo social (Feningstein, 1979;
Greenwald, 1981). Esto hace que sus juicios causales se vean
dramáticamente alterados por la situación de publicidad o privacidad en
316
Viaje al Corazón de la Psicología Social
los que son emitidos Los sujetos de alta auto-conciencia privada (que
prestan más atención a sus propios valores, actitudes y opiniones que a
quiénes les rodean) tiende a auto-responsabilizarse y a auto-atribuirse
más la causalidad de los hechos, incluyendo los negativos (Strom &
McCaul, 1976). En cinco investigaciones revisadas por Hormuth (1986)
se encontraron que los sujetos de alta auto-conciencia privada presentan
una mayor internalidad en sus atribuciones (Echebarría, Martinez,
Páez & Valencia, 1987). Sin embargo, la influencia de la auto-conciencia
en los procesos de atribución de causalidad se ve difuminada por el sesgo
de positividad o tendencia ego-protectora. En situaciones
interpersonales, parece que los sujetos de alta auto-conciencia pública
tienden a auto-atribuirse la responsabilidad y a percibirse como
interpelados por la situación, sin que exista relación con la conciencia
privada (Feningstein, 1979).
7.6. ERRORES DE ATRIBUCION.
En los estudios clásicos sobre atribución de causalidad se
consideró al sujeto como un científico amateur (Kelley, 1983; Kelley &
Michela, 1980) que buscaba el conocimiento más exacto posible del
medio por diversos mecanismos. En último término, los sesgos de
atribución eran interpretados en términos motivacionales (defensa de la
auto-imagen, etc.). Sin embargo este tipo de explicación ha comenzado
a ser cuestionado (Taylor, 1982). A continuación analizaremos algunos
de los sesgos y heurísticos más relevantes.
7.6.1.- TENDENCIAS CONFIRMATORIAS. A diferencia de la
concepción del sujeto que realiza juicios atribucionales tratando de hallar
los elementos causales más "objetivos" posibles, existe evidencia de
que el tipo de información que recabamos para emitir tales juicios es
sesgada (Ross & Anderson, 1982). Snyder (1981) encontró que la gente,
317
Viaje al Corazón de la Psicología Social
cuando tiene que emitir un juicio causal o formarse una imagen de otra
persona tiende a seleccionar preguntas o recabar información que
confirme sus hipótesis previas. Esta tendencia confirmatoria de las
expectativas previas puede realizarse a través de diferentes estrategias
(Sherman & Skov, 1986):
(a) Buscando únicamente información relevante sólo para la
hipótesis en consideración.
(b) Reuniendo información y sesgando su interpretación de forma
que la hipótesis aparezca como cierta.
(c) Preguntando y buscando información que conduzca a pensar que
probablemente la hipótesis previa es verdadera en mayor medida de lo
que realmente lo es.
Dentro de la cognición social y las actitudes se ha
confirmado claramente esta tendencia confirmatoria de los esquemas o
creencias previas, así como el mejor recuerdo de aquella información
procesada que era congruente con nuestra concepciones anteriores
(Fiske & Taylor, 1984; Furnham & Duignan, 1989; Furnham & Singh,
1983; Hastie, 1981; Higgins & Bargh, 1987). Estas preconcepciones
además pueden servir para guiar los juicios causales en situaciones
ambiguas.
7.6.2.- TENDENCIAS EGOCÉNTRICAS. Se refieren a la
tendencia del sujeto a sobrevalorar su contribución a un logro respecto
al de los demás (Ross, 1981). Además, en tareas de recuerdo los
sujetos recuerdan también en mayor medida su propia contribución
(Ross & Sicoly, 1982). Existirían diferentes explicaciones para este sesgo
(Ross, 1981; Ross & Sicoly, 1982):
(a) Existiría una codificación y recuperación selectiva de la
información debido a: (1) que el sujeto atiende más a sus propias
acciones y pensamientos, y así dicha información será codificada en
318
Viaje al Corazón de la Psicología Social
mayor medida; (2) la información sobre uno mismo es analizada más
detalladamente; (3) por la influencia de las expectativas previas, y/o
(4) por factores motivacionales como la auto-estima.
(b) Existiría mayor acceso a los propios pensamientos y estrategias.
(c) Por un sesgo de disponibilidad de la información sobre uno mismo
que afectaría al juicio y la atribución.
7.6.3.- ERROR FUNDAMENTAL. Supone sobreestimar la
importancia de los factores disposicionales y subestimar la importancia
de los factores situacionales o ambientales a la hora de explicar una
conducta. Ross (1981) realizó un estudio con niños entre 5 y 20 años
sobre este error. Partía del principio que a través de la adquisición de
esquemas, teorías, etc. se incrementa la seguridad en el proceso de
inferencia conduciendo ello en ocasiones a este tipo de error. Hipotetizó
que este error sería pequeño en los niños de 5 años, iría
incrementándose para volver a disminuir hacia los 20 años debido a la
información y los conocimientos adquiridos sobre la naturaleza
humana. Este tipo de errores se adquirirá a través de nuestra cultura que
enfatiza la responsabilidad personal, lo que explicaría que sea mayor en
los niños de 15 años que en los de 5. En último término, sería un proceso
de carácter perceptual quien explicaría este sesgo (Ross & Anderson,
1982). En un sentido similar, Leyens, Aspeel y Marques (1987, pág. 64)
afirman que el error fundamental se basaría en un mecanismo
explicativo básico, la Psicologización o "actitud consistente en poner en
el punto de mira las características individuales para conocer a alguien,
explicar o predecir su comportamiento". En otras palabras, sería "la
tendencia a explicar los comportamientos sociales atribuyéndolos a
características psicológicas de sus protagonistas (Papastamou,
1989, pág. 185). Este error se debería a la denominada norma de
internalidad de carácter socio-cultural (ver apartado sobre atribución
social) y tendría, en contextos de conflicto social, la función de control
social, homogeneización y sumisión, evitando el impacto de mensajes
319
Viaje al Corazón de la Psicología Social
provenientes de una minoría mediante el cuestionamiento de su
credibilidad (por ejemplo, explicar el mensaje feminista recurriendo a
supuesto carácter histérico de las mismas) (Papastamou, 1989). Este
sesgo no se produciría siempre, sino que dependería de las demandas
que se formulan al sujeto: cuando se pide que se forme una impresión
general del sujeto-estímulo, que compare personas o realice
predicciones de su conducta.
En consonancia con lo anterior, Nisbett y Ross (1980)
señalan también el carácter cultural de este tipo se error, que sería
característico de los sujetos socializados bajo la Etica Protestante (ver
capítulo sobre el Self).
Al menos con estudiantes occidentales, parece que esta tendencia a
atribuir disposiciones para explicar la conducta de un sujeto
minusvalorando la importancia de factores situacionales es difícil de
eliminar. Así, por ejemplo, Yzerbyt, Corneille, Dumont, y Hahn (2001)
encontraron que cuando explícitamente se pide a una persona que evite
pensar en las características de un actor y se centre en la situación
mientras recibe la información produce un efecto de “rebote” que se
manifiesta en juicios aún más disposicionales tras recibir la información
entre quienes reciben la consigna de supresión.
Por otra parte, existe evidencia que señala que el error fundamental
de atribución no es automático e inevitable. Fein (1996) encontró que la
“sospecha” puede inhibirlo. La sospecha sobre los motivos reales que han
llevado a una persona a comportarse como lo ha hecho” (pág. 1165). La
sospecha estimula un pensamiento atribucional más sofisticado y
elaborado inhibiendo el error fundamental.
Más recientemente, Krull (2001) ha propuesto que lo que
habitualmente ha sido contemplado como un único proceso incluye dos
procesos diferenciados que pueden seguir su propia lógica y pueden darse
320
Viaje al Corazón de la Psicología Social
o secuencialmente o simultáneamente. Por una parte está el
DISPOSICIONISMO, o preferencia por las atribuciones disposicionales en
lugar de las atribuciones situacionales. Por otra parte está EL SESGO DE
CORRESPONDENCIA, o tendencia a inferir rasgos a partir de la conducta
abierta. Aunque ambos son fenómenos relacionados son claramente
diferentes. La revisión de la literatura sobre atribución y percepción social
le lleva a concluir que mientras el disposicionismo está influido por la
cultura, los sesgos de correspondencia serían universales. Finalmente,
Vorauer (2001) incluye un elemento adicional afirmando que el sesgo de
correspondencia está fuertemente asociado con otro proceso que
denomina SOBRE-ESTIMACION DE LA TRANSPARENCIA, o la creencia
exagerada sobre la medida en que el “auténtico self” puede revelarse ante
los observadores a través de la conducta.
7.6.4.- FALSO CONSENSO. Se refiere a la tendencia de los
sujetos a sobreestimar la medida en que sus expectativas y juicios son
compartidos por otras personas (Harvey & Weary, 1984; Kelley &
Michela, 1980; Nisbett & Ross, 1980; Nisbett, Borgida, Crandall & Reed,
1982). Se explicaría según Ross (1981) por el hecho de que en la vida
cotidiana tendemos a interactuar con personas con elecciones y puntos
de vista similares a los nuestros, por lo que dicha evidencia de
consenso se generaliza al resto de la población. Factores nomotivacionales que pueden jugar un papel en este sesgo serían: (a)
factores de exposición selectiva (como el señalado arriba por Ross, 1981)
y (b) factores asociados a la resolución de la ambigüedad situacional
(Ross & Anderson, 1982). Más recientemente Krueger (1998) ha
propuesto la proyección como proceso implicado en el falso consenso.
Este sería un fenómeno perceptual y automático
7.7. LA ATRIBUCION SOCIAL.
321
Viaje al Corazón de la Psicología Social
Como se ha observado en los modelos clásicos de la atribución de
causalidad, éstos se han centrado en los procesos por los que un
observador individual formula juicios sobre las causas de las conductas
de un actor también individual. En términos de la taxonomía descriptiva
formulada por Doise (1982), el nivel de análisis es interpersonal a lo
sumo, cuando no intra-personal. Sin embargo, existen autores que han
subrayado la importancia de los factores sociales en los procesos de
atribución. A continuación nos referiremos a algunos de factores.
7.7.1. EL ESTATUS SOCIAL Y LA ATRIBUCIÓN
Thibaut y Riecken (1955) señalaron cómo la estratificación
social tiene implicaciones profundas en los juicios causales. Estos autores
confirmaron empíricamente la influencia del estatus social del actor en
los juicios atribucionales. Como el resto de los estudiosos de la
atribución, los autores afirman la función de control del ambiente social
a través de una visión ordenada del mismo que sería satisfecha por la
atribución de causalidad (Thibaut & Riecken, 1955, pág. 115), pero
añaden que el PODER influye en el tipo de razones que damos de la
conducta del otro. Las hipótesis que formulan en torno a dicho factor son
las siguientes:
(1) "Un individuo percibirá el locus causal de la aceptación (de un
mensaje) por parte de un sujeto de alto-poder como interno, y
externo en el caso de un sujeto de bajo poder.
(2) "Cuando un individuo evalúa a una persona antes y después de un
intento exitoso de influencia habrá cambios más positivos al puntuar
la aceptación de el sujeto de alto poder que el de bajo poder"
(Thibaut & Riecken, 1955, pág. 116).
322
Viaje al Corazón de la Psicología Social
Por otro lado, también la clase social a la que pertenece el actor
parece afectar las explicaciones que se dan de sus éxitos y fracasos
sociales, siendo los éxitos y fracasos de actores categorizados como clase
obrera los que reciben explicaciones más internas disposicionales que los
actores de clase media (Evans, 1993).
7.7.2. LA ATRIBUCION Y EL MARCO IDEOLÓGICO-CULTURAL
Como afirman Pepitone y Triandis (1987), los contenidos y
procesos cognitivos están determinados en gran parte por los marcos
culturales y normativos en el que se inscribe el sujeto. Guimond y
Palmer (1990) estudiaron las explicaciones causales que los sujetos
ofrecían sobre desempleo y la pobreza. Criticando las afirmaciones
clásicas en las que las atribuciones de estos problemas a factores
asociados al sistema estarían basadas en intentos individualistas de
defensa de la autoestima, su tesis era que éste tipo de atribuciones
se desarrolla en el marco de la socialización ideológica. Trataron de
demostrar cómo estudiantes de diferentes disciplinas difieren en la
utilización de este tipo de explicaciones, y que dicha diferenciación se
acentúa con el tiempo
transcurrido en el contexto académico. Para ello utilizaron estudiantes
de ciencias sociales, de ingeniería y de comercio. Los resultados
mostraron cómo la formación universitaria inducía diferentes visiones
sobre las causas de la pobreza, con una tendencia de los estudiantes de
ingeniería y comercio a reducir la culpa de los factores estructurales del
sistema e incidir en los factores personales a medida que transcurría su
formación.
La influencia de estas concepciones ideológicas en los procesos
cognitivos de atribución causal y locus de control ha sido resaltada por
323
Viaje al Corazón de la Psicología Social
diversos autores. Entre otros, Feather (1985) señaló que los sujetos que
han interiorizado en mayor medida los valores de la ética protestante
realizan atribuciones más internas, y poseen creencias más internas
sobre su capacidad para controlar el medio. Este patrón cognitivo es
definido por Beauvois y Dubois (1988, pág. 299) como "Norma de
Internalidad", y consiste en la "valoración social de las explicaciones de
las causas de la conducta (atribuciones) y de los resultados (locus de
control) que enfatiza el papel causal del actor".
Hasta el momento hemos tratado de ilustrar la influencia lineal
entre los diversos niveles de análisis. Sin embargo, la influencia de las
concepciones ideológicas dominantes en un medio social no se anclan de
forma homogénea en todos los grupos sociales, sino que dicha inserción
está mediatizada por la posición de dichos grupos en la estructura social.
Como afirman diferentes autores (Beauvois & Poultier, 1986; Dubois,
1986; Dubois & Trognon, 1989; Poultier, 1989), la norma de
internalidad está asociada con el "ejercicio del poder". Aparece en
mayor medida entre los sujetos de clases socioeconómicas altas,
adquiriéndose en la acción social normativo-evaluativa, especialmente
la educativa, a través de los "trabajadores sociales". Además, los juicios
internos serían socialmente más valorados que los externos. Dicha norma
de internalidad, como se desprende lógicamente de lo anteriormente
expuesto, correlaciona positivamente con la adhesión a la Ética
Protestante (Feather, 1985; Feather & Volkmer, 1988). Como señala
Feather (1984), es lógico pensar que este estilo cognitivo y este
sistema de valores contribuyen al orden social, construyendo una
visión del "mundo justo", en el que cada uno es auto-responsable de su
situación.
Además de una distribución diferencial en los diferentes
sectores sociales, los estudios trans-culturales sobre la atribución han
encontrado la influencia del contexto cultural en los juicios causales. Así,
frente a las concepciones clásicas que afirmaban que el locus de
causalidad o de responsabilidad eran el resultado de inferencias lógicas
del procesamiento de la información, estudios recientes han
324
Viaje al Corazón de la Psicología Social
encontrado, por ejemplo, que mientras que en Estados Unidos los
sujetos atribuían al propio sujeto su conducta desviada, en la cultura
hindú ésta se atribuía a factores externos del ambiente social (Pepitone
& Triandis, 1987). En otras palabras, el error fundamental de
atribución no sería universal, no emergiendo en otras culturas (Fletcher
& Ward, 1988; Kagitcibaci & Berry, 1989). Morris y Peng (1994)
encontraron que los periódicos norteamericanos (New York Time) hacían
descripciones más disposicionales al explicar el mismo delito que los
periódicos chinos (World Journal) , y que chinos y norteamericanos
diferían al estimar la importancia de los factores disposicionales y
situacionales como explicaciones de asesinatos. Lee, Hallhan y Herzog
(1996), comparando muestran de Hong Kong y Estados Unidos,
encontraron que la muestra asiática realizaba atribuciones más
situacionales y menos disposicionales que la norte-americana pero sólo
cuando las atribuciones se realizaban sobre materiales sencillos (artículos
periodísticos de deporte). Cuando el tema o suceso a explicar eran
complejos (editoriales de periódicos) las diferencias se reducían. En otras
palabras, el impacto de la cultura en el error fundamental de atribución
sería mayor cuanto menos elaboración cognitiva requiere la tarea. De
forma similar, se ha afirmado la universalidad de la atribución egoprotectora basada en la motivación por preservar una imagen positiva de
sí. Sin embargo, éste sesgo puede interpretarse como reflejo de
sociedades que enfatizan la auto-confianza como lo confirma el hecho
de que este tipo de atribución es menos pronunciado en sociedades más
colectivistas como la japonesa (Fletcher & Ward, 1988; Kashima &
Triandis, 1986). Nurmi (1992) encontró que si bien las atribuciones egoprotectoras estaban presentes tanto en una muestra finlandesa como
norteamericana, éstas eran más acentuadas en el segundo caso. Más
recientemente, en una comparación entre una muestra Coreana (cultura
con una visión más holística del mundo) y una norteamericana, Choi,
Dalal, Kim-Prieto y Park (2003) encontraron que los coreanos, al
interpretar las causas de la conducta, tienen a recoger mayor cantidad de
información antes de emitir su juicio, lo que luego se traduce en
atribuciones más externas.
325
Viaje al Corazón de la Psicología Social
7.7.3. ATRIBUCION Y CONCEPCIONES LEGAS DE LA CAUSALIDAD, EL
MUNDO Y LA PERSONA.
Los juicios causales no se producen en el vacío, sino que toman
como referente creencias socialmente compartidas sobre la naturaleza del
mundo y la. De todo el rango posible de creencias vamos a centrarnos sólo
en tres: la naturaleza del mundo, de la persona y de la causalidad.
Dweck y colaboradores (Dweck, Chiu, & Hong, 1995; Hong,
Chiu, Dweck, & Sacks, 1997; Hong, Chiu, Hansen, Tong, Chan, Wong, Lee,
& Fu, 2003; Hong, Coleman, Chan, Wong, Chiu, Hansen, Lee, Tong & Fu,
2004) encontraron dos creencias legas altamente extendidas que
denominaron: teoría entitativa y teoría incremental. Los “teóricos
entitativistas” son las personas que creen que las personas tienen rasgos
de personalidad fijos y muestran una mayor tendencia al sesgo de
inferencia disposicional y al error fundamental que los “teóricos
incrementalistas”. Estos últimos serían las personas que piensan que la
personalidad es maleable y cambiante a lo largo del tiempo. Las creencias
entitativistas o esencialistas asumen que la personalidad está compuesta
de un conjunto coherente de características basadas en la biología,
inmutables, informativas, consistentes a través de contextos diferentes y
profundamente enraizadas en el auténtico self (Haslam, Bastian, & Bisset,
2004).
En una dirección paralela, Unger, Draper y Pendergrass (1986)
detectaron dos tipos de creencias epistemológicas legas sobre la relación
entre la persona y el mundo que se correspondían con dos posturas
epistemológicas en la ciencia. Por una parte estaban los sujetos que
asumen una posición constructivista y piensaban que la persona está
moldeada por el ambiente y tienían una visión activa y agéntica de la
persona. En el lado contrario estaría los positivistas que ven a la persona
como determinada por factores biológicos y genéticos. Los
constructivistas tienen más en cuenta la información situacional en los
procesos de atribución.
Malle y colaboradores (Malle, Knobe, O´Laughlin, Pearce, &
Nelson, 2000) encontraron que las explicaciones de la gente son más
326
Viaje al Corazón de la Psicología Social
complejas y sofisticadas que la mera dicotomía persona- situación. Las
acciones en principio eran explicadas a partir de las intenciones del actor y
de los factores circundantes favorecedores. A su vez, la motivación se
explicaban a partir de las razones que la justificaban y estas se retrotraían
la una historia causal de razones anteriores, como por ejemplo el carácter
del actor.
7.7.4. LA ATRIBUCION SOCIAL Y LAS INTERACCIONES
INTERGRUPALES
Otra de las líneas importantes que sitúan el estudio de la
atribución a nivel intergrupal en vez de interpersonal se deriva de las
teorías de la interacción y conflicto intergrupales (Hewstone & Jaspars,
1982). Ya Tajfel (1981) señaló cómo los grupos sociales que mantienen
relaciones de asimetría de poder en el ámbito social tienden a
elaborar discursos compartidos por los miembros del grupo que tratan
de designar al exogrupo como responsable de su situación desfavorable
(atribución causal), guiando las conductas intergrupales y las acciones
posibles para resolver su situación desventajosa. En otras palabras, los
procesos de atribución en situaciones intergrupales buscarían
preservar y/o defender los intereses e imagen del grupo.
Asimetría Atribicional
Con anterioridad, Allport (1954) había indicado cómo en todo grupo
surge la tendencia a considerar que todo lo realizado por el mismo está
bien mientras que los actos del exogrupo están mal. Este fenómeno fue
confirmado por Taylor y Jaggi (1974) en un estudio realizado con sujetos
hindúes. Estos autores mostraron a 30 empleados de oficina hindúes 4
situaciones en las que un sujeto (hindú o musulmán) realizaba una
conducta positiva o una conducta negativa. Las situaciones eran las
siguientes: a) Un tendero hindú (o musulmán) se comporta de forma
generosa (tramposa) con un cliente, b) un profesor hindú (o musulmán)
alaba (o critica) a un alumno, c) un hindú ( o un musulmán) ayuda (o niega
ayuda) a una persona herida, y d) un padre de familia hindú (o
musulmán) acoge (o niega hospitalidad) a otra persona cuando está
lloviendo fuertemente en el exterior. Los sujetos debían escoger, entre
327
Viaje al Corazón de la Psicología Social
una lista presentada, las razones que según ellos movían al actor a
comportarse de esa forma. Los resultados indican que para un actor
miembro del endogrupo (hindú) las atribuciones de las conductas
positivas eran de carácter disposicional, mientras que eran externas
para el caso de conductas negativas, invirtiéndose el resultado para un
actor miembro del exogrupo (musulmán).
Error último de atribución intergrupal
Pettigrew (1979) estudió también los procesos de atribución en
contextos intergrupales señalando la existencia de sesgos de positividad
hacia los «otros íntimos» a quienes se concede el «beneficio de la duda»
atribuyendo sus acciones positivas a causas internas disposicionales, y las
acciones negativas a causas situacionales (Pettigrew, 1979, pág. 465).
Este «beneficio de la duda» no se extiende a las acciones realizadas
por miembros del exogrupo. El problema se plantearía cuando un
miembro del exogrupo se encuentra «fuera de su rol», es decir, realiza
conductas positivas inconsistentes con la visión negativa del grupo a que
pertenece. En dicha situación se manifestará un patrón atribucional que
Pettigrew (1979) denomina «Ultimate Attribution Error». Este patrón
atribucional permite preservar el prejuicio hacia el exogrupo al evitar
atribuir dicha conducta positiva a elementos disposicionales del actor
miembro del exogrupo. Normalmente el observador infiere que el
miembro del exogrupo que actúa positivamente es un «caso excepcional»,
la «excepción que confirma la regla», no generalizando de esta forma el
ejemplo al resto de los miembros del exogrupo.
Efecto de la “oveja negra”
Más recientemente, la importancia de la pertenencia grupal
del sujeto sobre el que se emiten los juicios causales ha sido
demostrado a través del denominado "efecto de la oveja negra". La tesis
general que subyace al «efecto de la oveja negra» puede resumirse
como sigue: "los juicios sobre miembros deseables e indeseables del
328
Viaje al Corazón de la Psicología Social
endogrupo son más extremos que los juicios sobre miembros del
exogrupo" (Marques, Yzerbyt & Leyens, 1988, pág. 2). A diferencia de
los abordajes cognitivos que explican la extremidad del juicio en base a
la complejidad del esquema cognitivo del exogrupo y del endogrupo, el
«efecto de la oveja negra» sería explicado por la identificación grupal y
la defensa de la identidad social positiva (Marques, Yzerbyt & Leyens,
1988). Las conductas positivas o negativas de los miembros del propio
grupo tienen implicaciones más importantes para la imagen del grupo que
lo que hagan personas que no pertenecen al mismo. Por ello, los juicios de
los primeros son más extremos, más positivos cuando la acción es positiva
o más negativos cuando es negativa.
Atribución, estereotipos y conflicto intergrupal
Dada la acumulación de evidencia que señala la importancia de
contemplar la pertenencia grupal al analizar los juicios causales, diversos
autores han enfatizado la necesidad de integrar los estudios de
atribución en el seno de las teorías sobre relaciones intergrupales así
como en los estudios sobre las representaciones sociales (Deschamps,
1977; Deschamps & Clemence, 1987; Hewstone & Jaspars, 1984, 1982;
; Jaspars, 1983). En un intento de sistematizar tal empresa Hewstone y
Jaspars (1984) desarrollan sus tesis en forma de 6 proposiciones que
toman la forma de hipótesis.
1- "La atribución social se interesa por las explicaciones causales
cotidianas (de sentido común) de la conducta social humana cotidiana"
(pág. 397).
2- "Las atribuciones sociales se basarán en la categorización
social" (pág.398). En las atribuciones de la conducta de un miembro de
un grupo se tomarán en cuenta las características e intenciones
asociadas al grupo al que pertenece el actor.
3- "Las atribuciones sociales tenderán a servir para
determinadas funciones del grupo social del observador" (pág. 398).
Sirven para garantizar la identidad social positiva realizando
329
Viaje al Corazón de la Psicología Social
atribuciones internas de las conductas positivas realizadas por los
miembros del endogrupo, y atribuciones externas para las conductas
negativas de los mismos, invirtiéndose el patrón atribucional para
conductas realizadas por miembros del exogrupo.
4- "Las atribuciones sociales no necesitan basarse siempre en
representaciones o estereotipos coherentes y socialmente compartidos;
pueden basarse en el puro etnocentrismo" (pág. 398).
5- "Las atribuciones sociales pueden ser creadas o fortalecidas a
través de la interacción social con los miembros de otros grupos"
(pág.399). Por ejemplo, puede surgir de la polarización tras situaciones
de discusión intra-grupal.
6.- "Las atribuciones sociales pueden ser difíciles de comprenderse a
menos que sean consideradas dentro de contextos sociales más
amplios (por ejemplo, considerando los aspectos históricos, económicos
y/o políticos de las relaciones intergrupales)" (pág. 399).
Desde la perspectiva de la atribución social Hewstone (1988)
trata de explicar las situaciones que conducen a un posible
enfrentamiento intergrupal. En dicho modelo se plantea el rol
desempeñado por los procesos de atribución en contextos de conflicto
intergrupal. El personalismo vicario se refiere a la expectativa en
situaciones de relación intergrupal de que las conductas realizadas por los
miembros del exogrupo buscan perjudicar al propio grupo, y existe
"intencionalidad" en su realización. Esta tendencia personalista genera
una visión hostil del exogrupo y expectativas negativas sobre las
conductas que realizarán sus miembros ("nos quieren fastidiar", "serán
agresivos hacia nosotros", etc.). Partiendo de éstas expectativas, podrían
darse tres situaciones:
330
Viaje al Corazón de la Psicología Social
(a) Algún miembro del exogrupo desconfirma las expectativas
negativas previas (se muestra amable y cooperante). Esta acción puede
ser atribuida a un elemento del ambiente externo ("dadas las
circunstancias no tenía otro remedio") con lo que la situación de
conflicto persiste, o bien puede atribuirse a elementos internos del
miembro del exogrupo ("es una persona amable"). En éste caso, tal
atribución se puede generalizar a los otros miembros del exogrupo
("pues en contra de lo que pensaba, son amables"), lo que haría que el
conflicto concluyese o se redujese. Sin embargo podría considerarse que
el miembro "amable" del exogrupo es atípico y no representativo
del exogrupo ("los otros miembros de su grupo son desagradables"),
con lo que la situación de conflicto intergrupal persistiría.
(b) Que los miembros del exogrupo confirmen las
expectativas negativas ("se comporten agresivamente"), atribuyendo a
factores internos tal acción ("son agresivos"), con lo que se mantendría el
conflicto.
(c) Finalmente, podría darse que la propia conducta de los
miembros del endogrupo (por ejemplo, "iniciando una interacción
distante y agresiva con el miembro del exogrupo en base a las
expectativas previas") conduzca a que los miembros del exogrupo
ajusten su conducta en reciprocidad reaccionando negativamente. A este
hecho se le conoce con el nombre de "profecía auto-cumplida" (Allport,
1954).
Error fundamental de atribución grupal.
Como hemos visto en la exposición del modelo atribucional
del conflicto intergrupal de Hewstone, el error fundamental, o tendencia
a atribuir las acciones a elementos internos del actor, se da también a
331
Viaje al Corazón de la Psicología Social
este nivel. MacKie y Allison (1987, pág. 461) denominan "error
fundamental de atribución grupal" a este fenómeno y lo definieron
como "la tendencia a usar las decisiones de un grupo para atribuir
las actitudes correspondientes a sus miembros incluso cuando la
información disponible indique que no todos los miembros de ese grupo
apoyan tal decisión". Además, esta tendencia a inferir disposiciones
personales a partir de las decisiones grupales se daría especialmente
cuando se juzga al exogrupo. Esta tendencia a percibir de forma
homogénea a los miembros del exogrupo ha sido ampliamente
demostrada en el campo de estudio de las relaciones intergrupales
(Doise, 1978, 1982, 1986; Herringer & Garza, 1987; Tajfel, 1978, 1981,
1982; Tajfel & Forgas, 1981). Este hecho implica que las características de
los miembros del exogrupo se consideran válidas y representativas de
todos sus miembros. En términos de atribución esto conducirá a que el
tipo de atribución que realicemos de la conducta de un sujeto está
fuertemente mediatizada por la categoría social a la que creemos que
pertenece (véase por ejemplo el estudio anterior de Thibaut y Riecken).
Ambigüedad Atribucional
Quizá uno de los desarrollos más recientes en el campo de la
atribución social sea el concepto de AMBIGÜEDAD ATRIBUCIONAL
(Crocker & Major, 1994, 1999; Major & Crocker, 1993). Surge como
respuesta a la clásica tesis de Goffman que planteaba que los miembros
de grupos objeto de estigmas sociales tienden a desarrollar imágenes
negativas de sí mismos y baja auto-estima. Esta tesis ha sido
repetidamente desconfirmada, habiéndose descrito una amplia panoplia
de estrategias de afrontamiento empleadas por los miembros de dichos
grupos. Una de ellas es ésta. ¿Qué sucede a un gitano al que rechazan
como inquilino en un apartamento de alquiler, una mujer rechazada para
un puesto de dirección de empresa, un joven negro rechazado por una
prestigiosa universidad, etc.? La persona (mujer, negro, gitano, etc.)
puede atribuir esta experiencia negativa a algo referente a sí misma
332
Viaje al Corazón de la Psicología Social
(insuficiente cualificación, mala imagen, ausencia de asertividad, etc.)
sufriendo una merma en su auto-imagen y auto-estima. O puede
considerar que no ha sido aceptada por que quienes la han rechazado son
sexistas, racistas, etc. En otras palabras, ha sido objeto de un acto de
discriminación. La ambigüedad atribucional consiste en atribuir una
experiencia negativa a un acto de discriminación social en vez de a
factores personales de la propia persona blanco de la discriminación.
Obviamente para que esta forma de afrontamiento, que a corto plazo
protege la auto-estima, sea posible debe haber un cierto grado de
ambigüedad en la situación. Por ejemplo, si en una empresa más de la
mitad de los puestos directos están ocupados por mujeres es difícil que
una candidata a un nuevo empleo de éste tipo que es rechazada atribuya
su rechazo al sexismo. Sin embargo, esta forma de afrontamiento tiene
efectos contra-producentes a medio y largo plazos. En primer lugar inhibe
la motivación de auto-superación, incremento del esfuerzo y corrección
de los aspectos disfuncionales (Major, Spencer, Schmader, Wolf, &
Crocker, 1998). Además, puede tener consecuencias interpersonales
negativas pues una persona que tiende a acusar de sus fracasos a factores
sociales (discriminación) puede ser percibida como incapaz de asumir sus
responsabilidades, generando una impresión negativa especialmente en
un medio social donde la máxima de que “la gente debe asumir la
responsabilidad de su conducta” está muy extendida (Garcia, Reser, Amo,
Redersdorff, & Branscombe, 2005).
333
Viaje al Corazón de la Psicología Social
TEMA 8. PREJUICIO 1. RELACIONES INTERGRUPALES. TEORÍAS
DINAMICAS Y GRUPALES.
INDICE
8.1. INTRODUCCIÓN.
8.2. ABORDAJE PSICO-DINÁMICO DEL PREJUICIO. ADORNO Y LA
PERSONALIDAD AUTORITARIA.
8.2.1. IDEOLOGÍAS ANTISEMITA Y ETNOCÉNTRICA.
8.2.2. LA PERSONALIDAD AUTORITARIA.
8.2.3. EXPLICACIÓN GENÉTICA DE LA PERSONALIDAD AUTORITARIA.
8.3. ABORDAJES INTERGRUPALES AL CONFLICTO SOCIAL Y EL PREJUICIO.
8.3.1. LA TEORÍA DE LA IDENTIDAD SOCIAL.
ï‚· Desarrollo de la teoría de la identidad social.
ï‚· La teoría de la identidad social.
8.3.2. LA TEORÍA DE AUTO-CATEGORIZACIÓN DE TURNER.
8.3.3. LA TEORÍA DE LA INCERTIDUMBRE- IDENTIDAD.
8.3.4. LA TEORÍA DEL CONFLICTO OBJETIVO.
8.4. ASIMETRÍA EN LAS RELACIONES SOCIALES. ESTRATEGIAS DE
AFRONTAMIENTO.
8.4.1. INTRODUCCIÓN. TAMAÑO, PODER Y ESTATUS.
8.4.2. IDENTIDAD SOCIAL NEHATIVA
8.4.3. SITUACIONES DE IDENTIDAD SOCIAL SEGURA Y ESTRATEGIAS
INTERGRUPALES.
ï‚· Estrategia de “comparación hacia-abajo”.
334
Viaje al Corazón de la Psicología Social
ï‚· Creatividad Social.
ï‚· Inversión de dimensión valorativa.
ï‚· Reducción relevancia dimensión comparativa.
ï‚· Movilidad social.
8.4.4. SITUACIONES DE IDENTIDAD SOCIAL INSEGURA Y MOVILIZACIÓN
SOCIAL.
ï‚· Movilización social.
ï‚· Condiciones para la movilización social.
ï‚· Movilización social, legitimidad, estabilidad, y
permeabilidad.
ï‚· La desmovilización social.
8.4.5. LAS CINCO FASES DE LA MOVILIZACIÓN SOCIAL.
8.4.6. DEPREVACIÓN RELATIVA Y MOVILIZACIÓN SOCIAL.
8.1. INTRODUCCIÓN
El tema del conflicto intergrupal y el prejuicio es sin dudas el tema estrella
de la psicología social desde los años cuarenta. La revisión exhaustiva de
toda ésta literatura escapa los objetivos de un texto general de psicología
social. Sin embargo, recurriendo a la historia de las teorías sobre éste
tema realizada por Duckitt (1992), existen cuatro grandes modelos que
han dominado este campo de investigación. En los años cuarenta y
cincuenta del pasado siglo surgieron los primeros intentos integrados por
explicar el conflicto intergrupal y el prejuicio basados en explicaciones
psicodinámicas, siendo la teoría de la personalidad autoritaria el mejor
representante. En las décadas de los sesenta y setenta, en gran medida
335
Viaje al Corazón de la Psicología Social
como crítica a las explicaciones psicodinámicas, surgieron dos modelos
que adoptan al grupo como unidad de análisis: las teorías de la Identidad
Social y la del Conflicto Realista. A partir de los años setenta- ochenta,
coincidiendo con la “revolución cognitiva”, van a ser los análisis de
procesos cognitivos tales como la categorización y la activación de
estereotipos quienes emergerán como los nuevos reyes. En éste tema
desarrollaremos la teoría de la personalidad autoritaria, y los dos modelos
intergrupales. En el próximo tema abordaremos las explicaciones
cognitivas.
Como hemos señalado, la cantidad de investigación publicada sobre
éste tema es “descomunal”. Sin embargo, en muchas ocasiones, mucha de
éste investigación se ha centrado en aspectos concretos y muy específicos
planteados en los grandes modelos teóricos, no implicando avances
sustanciales en la comprensión global del problema. Por ello, pensamos
que los grandes temas estaban ya presentes en los “padres” de dichas
teorías.
8.2. ABORDAJE PSICODINAMICO DEL PREJUICIO: ADORNO y LA
PERSONALIDAD AUTORITARIA.
336
Viaje al Corazón de la Psicología Social
Theodor Adorno
A pesar de lo manifestado en la introducción, quizá sea oportuno presentar, aunque sólo sea someramente, una idea sobre el abordaje
psicodinámico que se ha realizado sobre el prejuicio. Algunos de los
exponentes más claros de este tipo de aproximación lo constituyen
Adorno y su equipo (Adorno, Brunswik, Levinson y Sanford, 1950) quienes
en su obra tratan de explicar los sucesos acontecidos en la Alemania nazi.
Estos autores parten de la idea de que en la base de aquel fenómeno
existía una personalidad autoritaria que dio origen a todo el conjunto
acontecimientos que han quedado plasmados en la historia. El fascismo
recurriría a elementos de personalidad irracionales que dan lugar al
pensamiento prejuicioso (Billig, 1986).
Para resumir los postulados de estos autores nos centraremos en su texto
«The authoritarian personality» (La personalidad Autoritaria), publicado
originalmente en 1950 por el American Jewish Committee. Sin embargo,
nosotros utilizaremos la re-edición de dicho texto realizada en 1982 por la
editora Norton & Company.
337
Viaje al Corazón de la Psicología Social
El punto de partida de estos autores es que los individuos que son susceptibles a la propaganda fascista exhiben un conjunto de características
que conforman un síndrome (pág. 1).
Los autores, en el análisis de dichas características van a utilizar simultáneamente los conceptos de IDEOLOGIA y PERSONALIDAD, tratando así de
conjuntar dos formas de abordar el tema de la participación política que
eran dominantes en la época: Los estudios que analizan la participación a
partir de la adhesión ideológica, y quienes lo hacen basando el análisis en
las necesidades subyacentes de los sujetos. Por ello, antes de seguir con la
exposición de su obra, puede ser necesario explicitar lo que los autores
entienden por ideología y por personalidad.
IDEOLOGIA. Es definida como «una organización de opiniones, actitudes y
valores- una forma de pensar sobre el hombre y la sociedad... Las ideologías tienen una existencia independiente de los individuos aislados... son
el resultado de procesos históricos y de los sucesos sociales
contemporáneos. Las ideologías tienen diferentes grados de atractivo para
diferentes sujetos dependiendo ello, en parte, de las necesidades de los
mismos y del grado en que dichas necesidades han sido satisfechas o
frustradas» (pág. 2).
PERSONALIDAD. «Es una organización de fuerzas interna al individuo más
o menos duradera. Estas fuerzas persistentes de la personalidad ayudan a
determinar la respuesta en situaciones diversas... Las fuerzas de la
personalidad son primariamente necesidades (drives, deseos, impulsos
emocionales...). Ya que puede darse por cierto que las opiniones, actitudes
y valores dependen de las necesidades humanas y como la personalidad
es esencialmente una organización de necesidades, se concluye que la
personalidad puede ser considerada como un determinante de las
preferencias ideológicas» (pág. 5).
338
Viaje al Corazón de la Psicología Social
Además, la personalidad se moldea y desarrolla bajo el impacto del ambiente social, siendo especialmente importante el impacto que tienen las
prácticas de crianza en la primera infancia que son características en el
entorno familiar. Finalmente, los factores económicos y sociales tienen
una influencia directa en la forma como las familias crían a sus hijos.
Como puede verse, los autores establecen una relación compleja entre
variables situadas a niveles de análisis diferentes (condiciones económicas
e ideológicas del sistema social, prácticas de crianza en las familias, y
personalidad de los sujetos).
8.2.1. IDEOLOGIAS ETNOCENTRISTA y ANTI-SEMITA
Los autores definen el ETNOCENTRISMO como «una tendencia a expresar
opiniones y actitudes hostiles hacia una variedad de grupos étnicos y a ser
acríticamente favorable a los grupos con los que se identifica el sujeto.
Para Kleinpenning y Hagendoorn (1993) (ver capítulo sobre el Racismo) el
etnocentrismo es una forma de racismo (junto al racismo aversivo, el
simbólico y el biológico). Las características que definen al sujeto
etnocentrista son:
(a) Tendencia a pensar en térmicos de endogrupo (mi grupo)exogrupo (los demás grupos a los que no pertenezco).
(b) Cada grupo es percibido como una entidad homogénea.
(c) Actitudes contradictorias hacia la ambición y el poder. Mientras
que estos elementos son criticados en los demás grupos, se echan en falta
en el endogrupo.
(d) Falta de intracepción. En otras palabras, los sujetos no tienen en
cuenta el carácter subjetivo de los juicios, actitudes, valores, etc. Tienden
339
Viaje al Corazón de la Psicología Social
a considerar que los juicios que emiten son objetivos y válidos, no
contemplan la posible subjetividad de los mismos.
(e) Tendencia a la estereotipia, o a pensar en términos de categorías (los
alemanes son «cabezas cuadradas», los gitanos «unos ladrones»,
nosotros, los vascos «trabajadores y luchadores», etc.).
(f) Tendencia a situar la responsabilidad de las tensiones intergrupales en
el exogrupo (la culpa de nuestros males lo tienen los españoles).
(g) Las soluciones que proponen al «problema» de integración de grupos
«diferentes» (p.e. musulmanes, gitanos «maquetos», etc.) en la sociedad
son la asimilación total (integración de los grupos mediante la pérdida de
sus señas de identidad distintivas, y la adhesión a las características
culturales de “nuestra sociedad”), o la segregación total (exclusión de
quienes no quieran asimilarse).
(h) Hay una tendencia a pensar que los diversos grupos sociales, así
como los sujetos dentro de cada grupo, se organizan en una jerarquía
definida por el poder y la debilidad. Los grupos e individuos más fuertes
están en la cima de la jerarquía, y los débiles abajo.
En cuanto al etnocentrismo como discurso ideológico, al margen de las
características de los sujetos etnocéntricos, éste discurso ideológico se
caracterizaría por
(a) Rechazo generalizado hacia los exogrupos, junto a un
sentimiento de estar amenazado por ellos.
(b) La distinción endogrupo-exogrupo se convierten en piedra
angular del discurso social.
(c) La necesidad de un exogrupo (el «enemigo-Madrid, sirve para
garantizar la cohesión interna del grupo y esconder las propias
incapacidades»).
340
Viaje al Corazón de la Psicología Social
(d) En cuanto al contenido de la ideología etnocéntrica, los
exogrupos son vistos como amenazantes y ansiosos por el poder. El
conflicto intergrupal es interpretado como conflicto entre el propio grupo
que trata de reconquistar o preservar su posición de superioridad
justamente lograda, contra un exogrupo que guarda resentimientos
pasados y quiere vengarse atacando al endrogrupo. Este conflicto es
percibido como irresoluble, y solo puede terminar con la dominación y la
sumisión.
(e) El propio grupo es considerado como superior en moralidad,
capacidad y desarrollo general. Además, es lógico que sea superior en
poder y status. Cuando esto no sucede, sus miembros se sienten
perseguidos y victimizados.
(f) El endogrupo (propio grupo) es idealizado y el sujeto se somete
ciegamente a él.
(g) Percepción jerárquica de los grupos y los individuos. «Los grupos
y los individuos deben encontrar su lugar y el mayor peligro provienen de
quienes tratan de situarse por encima de su posición natural» (pág. 150).
Resumiendo en palabras de los propios autores, «el etnocentrismo esta
basado en una distinción rígida y constante entre el endogrupo y el
exogrupo (Mi grupo y los demás); incluye una imagen estereotipada
negativa y actitudes hostiles hacia los exogrupos por un lado, e imágenes
estereotipadas positivas y actitudes sumisas hacia el endogrupo por otro;
y una visión jerárquica y autoritaria de la interacción entre grupos en la
cual el endogrupo es dominante con todos los derechos para ello, y los
exogrupos son subordinados»(pág. 150).
En cuanto al ANTI-SEMITISMO, es definido como una ideología (pág. 92),
una forma particular de pensar en las relaciones entre los judíos y los
gentiles (no-judíos).
341
Viaje al Corazón de la Psicología Social
Por lo que se refiere a las características que definen al sujeto antisemita,
prácticamente se corresponden con las de los sujetos etnocéntricos: tendencia a pensar estereotípicamente; dificultad para pensar en los judíos
como individuos (y no como grupo homogéneo); percibir a los judíos como
amenazadores; imágenes negativas de los judíos acompañadas de un
sentimiento de amenaza y miedo lo que sirve como base al desarrollo de
dos actitudes: miedo a la contaminación (moral, política, intelectual,
sensual, etc.) que justifica los sentimientos hostiles y las conductas
discriminativas, y miedo a ser arrollados, aplastados por el exogrupo.
8.2.2. LA PERSONALIDAD AUTORITARIA
Como hemos dicho, características como el etnocentrismo, el anti-semitismo, etc. no están aisladas sino que forman un síndrome que refleja una
estructura de personalidad peculiar, LA PERSONALIDAD AUTORITARIA,
personalidad que sería especialmente propensa a ser influida por la
propaganda anti-democrática (pág. 157).
Las características que definirían la personalidad autoritaria serían las siguientes:
(a) Convencionalismo: o adherencia rígida a las convenciones
sociales.
(b) Sumisión autoritaria: actitud sumisa y acrítica hacia las figuras de
autoridad moral idealizadas del endogrupo.
(c) Agresión autoritaria, o tendencia a excluir, criticar, rechazar, y
castigar a quienes violan los valores convencionales.
( d) Anti-intracepción, u oposición a considerar el carácter relativo y
subjetivo de las opiniones.
342
Viaje al Corazón de la Psicología Social
(e) Superstición y estereotipia. Creencias en los determinantes
místicos del destino y disposición a pensar en términos de categorías
rígidas.
(t) Poder y tenacidad Preocupación por las dimensiones de «dominación-sumisión», «fuerza-debilidad», «liderazgo-séquito», etc. Identificación con
las figuras de poder. Tendencia exagerada a manifestarse en términos de
fuerza y tenacidad.
(g) Cinismo y destructividad Hostilidad generalizada y visión «vil» del
género humano.
(h) Proyección, o tendencia a creer que en el mundo «pululan» cosas
salvajes y peligrosas; así como proyección hacia el exterior de los impulsos
emocionales inconscientes.
Una característica central del sujeto autoritario es que es altamente
prejuicioso.
Evidentemente, los elementos anteriores configuran un retrato descriptivo de una tipología de personalidad pero, ¿cuál es el origen de esta
estructura de personalidad?
8.2.3. EXPLICACION GENETICA DE LA PERSONALIDAD AUTORITARIA
La infancia de estos sujetos se caracterizaría por una disciplina rígida por
parte de los padres para quienes las muestras de afecto siempre estarían
condicionadas, serían dependientes de la obediencia debida. La base que
configuraría las relaciones padres-hijos estaría basada en los roles de
dominación-sumisión.
343
Viaje al Corazón de la Psicología Social
Esta sumisión forzada a la autoridad parental conduciría al desarrollo de
sentimientos de hostilidad y agresividad en el niño que serían
deficientemente canalizadas. La fuente que explica en estos adultos al
antagonismo hacia los exogrupos sería el desplazamiento del antagonismo
reprimido hacia el padre hacia otros objetos (exogrupos).
La ambivalencia hacia los padres. Esta ambivalencia se manejaría mediante una escisión o separación de los sentimientos positivos y negativos
hacia los padres. Los sentimientos positivos se proyectarían sobre el
propio grupo (endogrupo) y las figuras de autoridad del mismo, mientras
que los sentimientos negativos se manejarían mediante la represión y
externalización (hostilidad agresividad) hacia los exogrupos. Este
mecanismo es determinante en la fuerte polarización de las actitudes de
estos sujetos: aceptación acrítica del endogrupo y rechazo violento del
exogrupo.
El miedo y los sentimientos de dependencia hacia los padres desaniman a
estos niños a realizar críticas conscientes de sus padres. Parecen
intimidados por la figura amenazante del padre. En compensación a esta
pasividad y dependencia subyacente, los sujetos tienden a mostrar una
fachada masculina ruda.
El tener que excluir de la conciencia los sentimientos negativos hacia los
padres contribuirá a una falta de capacidad para la introspección, la
rigidez de sus mecanismos de defensa, y la estrechez del EGO. Por otra
parte las actitudes contrarias a la debilidad estarían vinculadas a la
sumisión temerosa a la autoridad.
Los padres de los niños de estas características estarían especialmente
preocupados por la disciplina rígida así como por el tema del status, comunicando a sus hijos reglas morales rígidas externalizadas.
344
Viaje al Corazón de la Psicología Social
En cuanto a la influencia de la cultura, se ha dicho que estos sujetos
enfatizan el status, el poder, y el convencionalismo, por lo que un
elemento que contribuirá al desarrollo de esta tipología son los patrones
culturales que precisamente hagan énfasis en dichos elementos. Según los
autores una cultura de tales características sería la dominante en los
países occidentales (pág. 278) de su época (nacional- catolicismo en
España, fascismo en Italia, nazismo en Alemania, Stalinismo en la URSS...).
Sin embargo, a finales de los cincuenta esta perspectiva comenzó a ser
criticada por reduccionismo psicológico: ¿cómo tratar de explicar
fenómenos colectivos a partir de una suma de procesos psicológicos
situados en los individuos? Como resultado de las mismas van a surgir dos
de las grandes teorías del conflicto social que van a tratar de explicar el
prejuicio a partir de fenómenos grupales y que nos ocuparán el resto del
capítulo.
8.3. ABORDAJES INTERGRUPALES AL CONFLICTO SOCIAL Y EL PREJUICIO.
8.3.1. LA TEORIA DE LA IDENTIDAD SOCIAL.
En éste apartado abordaremos una de las teorías más genuinamente europeas desarrolladas para la explicación del prejuicio y los conflictos intergrupales: la Teoría de la Identidad Social formulada inicialmente por Henri
Tajfel, así como sus desarrollos posteriores llevados a cabo
fundamentalmente por Turner (teoría de la Auto-Categorización) y Hogg
(teoría de la Incertidumbre).
Desarrollo de la teoría de la Identidad Social.
345
Viaje al Corazón de la Psicología Social
Parafraseando en título de la obra de Pirandello, la historia de la
teoría de la identidad social es la historia de unos “datos” en busca de una
teoría que proporcionen sentido a los mismos. La teoría de la Identidad es
formulada en los años setenta para tratar de interpretar algunos
resultados encontrados por Tajfel en sus estudios iniciales sobre
categorización.
En los años sesenta, Tajfel (Tajfel & Wilkes, 1963) va a estudiar el
ámbito de la categorización de objetos físicos (líneas), siendo el primero
en evidenciar experimentalmente dos efectos que sobre la percepción
tiene la categorización: efectos de asimilación y contraste. En el próximo
capítulo nos detendremos con mayor detalle a explicar éstos estudios
iniciales por lo que no los repetiremos en el presente capítulo.
Tajfel da un salto en ésta historia, y se pregunta qué sucederá si lo
que percibimos como agrupados en categorías no son objetos sino
personas, incluyendo a nosotros mismos. Para generar un contexto
aséptico en el laboratorio que permita estudiar el efecto aislado que la
categorización tiene sobre el conflicto intergrupal diseña el PARADIGMA
DEL GRUPO MINIMO. El paradigma de «grupo mínimo» trata de
demostrar que la condición mínima necesaria para desencadenar
prejuicios intergrupales es la mera clasificación de la gente en grupos, sin
que se requiera ninguna condición adicional como puede ser la existencia
de un conflicto de intereses o competencia entre los grupos tal y como
había defendido Sherif (Sherif et al., 1961; Sherif, 1966). Sherif mantiene
que la discriminación entre grupos sólo se produce en situaciones en las
que existe competición entre los mismos. Es decir, la condición necesaria
para que se produzca discriminación entre grupos y prejuicio es la de
existir una lucha por un objetivo que sólo puede ser obtenido por uno de
esos grupos, de forma que siempre va a haber un perdedor (el
346
Viaje al Corazón de la Psicología Social
discriminado) (por ejemplo, que los miembros del grupo perciban que los
inmigrantes les «quitan sus puestos de trabajo»). Por su parte, Tajfel
considera que eso no tiene por que ser así. Considera que la condición
suficiente para que se produzca la aparición de discriminación es la mera
aparición de la categorización, la mera clasificación de los sujetos en
grupos.
El paradigma diseñado por Tajfel (1978; Taylor & Moghaddam, 1978) para
demostrar esta tesis fue el siguiente. Reunía a los sujetos experimentales y
les pedía que expresasen su preferencia entre dos cuadros abstractos de
dos pintores conocidos (Klee versus Kandinsky). En una segunda fase se les
pedía que distribuyesen recursos (podían ser vales canjeables por dinero,
puntos que luego repercutirían en la nota de los sujetos al final del cursopues los sujetos que participaban en estos estudios solían ser estudiantes
universitarios- etc). La distribución de estos créditos se realizaba entre
pares de personas anónimas (por ejemplo, una persona era el sujeto N° 25
y la otra el sujeto N° 50) (condición control de no-categorización). A la
mitad de los participantes (grupo de categorización) se les daba una
información adicional: además del número de los individuos entre quienes
debían repartir recursos, se indicaba cuál era el pintor seleccionado por
ellos en la fase anterior. Con esta manipulación se trataba de inducir en
los participantes la idea de que habían sido clasificados o agrupados en
dos grupos en base a sus respuestas anteriores. Se había producido una
categorización. La distribución de los recursos se hacía a través de las
conocidas como “matrices de Tajfel”, un ejemplo de las cuáles es la
siguiente:
347
Viaje al Corazón de la Psicología Social
Sujeto nº...........
Cuadro de Kandinsky
o 1 2 3 4 5 6 7 8 9
9 8 7 6 5 4 3 2 1 O
Cuadro de Klee
Sujeto nº…………
El sujeto, en cada matriz, debía tachar una columna. El número de la parte
superior de la columna tachada serían los puntos que otorgaba al sujeto
n°... (cuadro de kandinsky) (el de arriba), y el número de la parte inferior
de la columna al sujeto nº.... (cuadro Klee). Por ejemplo, imaginemos que
un sujeto tacha la segunda columna. Estaría otorgando 1 punto al sujeto
de arriba y 8 puntos al de abajo. El sujeto no conocía nunca quienes
formaban cada grupo, ni podía distribuirse puntos a sí-mismo.
Con este método se creaban dos grupos evitando que la gente conociese
quiénes formaban parte de su grupo, creando así grupos nuevos sin una
historia pasada de conflictos.
Los sujetos podrían utilizar cuatro tipos de estrategias en la asignación de
créditos entre los sujetos:
(a)
Maximizar las ganancias de miembros del endogrupo, independientemente de lo que de dicha estrategia resulta para el
348
Viaje al Corazón de la Psicología Social
exogrupo (escoger aquella casilla en la que el número de puntos
que se da al sujeto del propio grupo- al que ha escogido
previamente mi mismo cuadro- sea el más alto de los
disponibles, sin fijamos cuánto damos al miembro del otro
grupo).
(b)
Maximizar las ganancias del exogrupo independientemente de
los que resulte para en endogrupo Gusto lo contrario a lo
anterior).
(c)
Distribuir los recursos de forma que el resultante para el
endogrupo y el exogrupo sea similar (escoger la casilla que de un
número de puntos similar a ambas personas).
(d)
Discriminación intergrupal: no buscar maximizar la ganancia
absoluta del endogrupo, sino la relativa. En otras palabras,
escoger aquellas opciones en las que la ganancia relativa del
endogrupo en comparación con la del exogrupo sea lo mayor
posible. El grupo no gana todo lo que podría, pero se intenta
“agrandar” la diferencia entre lo que recibe el endogrupo y el
exogrupo.
Si bien en la condición control la mayoría escogía como estrategia
para distribuir los recursos la tercera (igualitaria), en la condición de
categorización emergía como estrategia destacada la última (competición
grupal), que sería un reflejo en el laboratorio de lo que en la vida cotidiana
llamaríamos “discriminación intergrupal”. ¿Por qué? La respuesta inicial
era que la mera categorización social era condición suficiente para en
desarrollo de tendencias a favorecer a sujetos anónimos de mi grupo en
prejuicio de quienes no forman parte del mismo.
El paradigma del grupo mínimo tal como ha sido descrito arriba suscitó
diversas críticas de carácter metodológico. Así Rabbie (ver en Billig &
Tajfel, 1973) planteó que probablemente, la categorización en base a la
elección estética que los sujetos habían realizado en la primera prueba
349
Viaje al Corazón de la Psicología Social
sirvió para inferir similitud de actitudes (estéticas) con el resto de los otros
miembros desconocidos del endogrupo y diferencias con los miembros
desconocidos de exogrupo (en otras palabras, yo sé que una de las
personas tiene mis mismos gustos pictóricos, es similar a mí, mientras que
la otra no lo es). En último término, no sería la mera categorización la que
conduce a estrategias de distribución de recursos favorables al
endogrupo, sino la percepción de similitudes con otros.
Para tratar de reforzar el papel de la mera categorización en la génesis de
sesgos intergrupales controlando las posibles inferencias sobre
similitudes, Billig y Tajfel (1973) reformulan el estudio inicial manipulando
ortogonalmente la categorización versus no categorización por un lado, y
la similitud versus no-similitud por otro. Para ello reproducen el
paradigma del grupo mínimo, pero creando cuatro condiciones (en vez de
dos):
(a) Condición de categorización-similitud Se corresponde exactamente con
el paradigma inicial, indicando a los sujetos que han sido agrupados en
dos grupos de acuerdo a sus elecciones estéticas anteriores.
(b) Condición categorización-no-similitud Aquí, se indica a los sujetos que
han sido divididos en dos grupos (perteneciendo el sujeto a uno de ellos),
pero se les dice que la división ha sido al azar (no en función de la elección
estética anterior sino, por ejemplo, en base a una moneda-cara o cruz).
(c) Condición de No-Categorización-similitud. Los sujetos deben distribuir
créditos entre pares de sujetos de los que sólo conocen su elección
estética anterior, pero no se les indica que se haya realizado ningún
agrupamiento en base a dichas elecciones.
(d) Condición de No-categorización- No-similitud Distribución de recursos
entre sujetos de los que sólo se conoce un número, sin mencionar que se
ha realizado ningún agrupamiento, ni mencionar la elección estética
anterior de los sujetos.
350
Viaje al Corazón de la Psicología Social
Los resultados de dicho estudio indican que, si bien la similitud percibida
afectó al favoritismo intragrupal, su efecto fue menor al de la
categorización. De hecho, Tajfel (1982) plantea que este sesgo de
positividad endogrupal emerge incluso cuando el sujeto conoce que existe
una mayor similitud entre sus creencias y las del exogrupo que con las de
su propio grupo. Ante la evidencia de que la mera presentación de la
palabra grupo genera este sesgo intergrupal, Billig y Tajfel (1973)
aventuran diversas explicaciones:
(a) Desde una perspectiva sociológica, este sesgo resultaría de la “naturaleza competitiva de las sociedades occidentales”.
(b) Desde una aproximación socio-psicológica, se plantea que las situaciones intergrupales son cruciales en la definición de la Identidad Social de
los sujetos, puesto que en ellas el sujeto se posiciona a sí mismo en
relación a los otros. La pertenencia al grupo puede contribuir de forma
positiva a la identidad de uno mismo si se diferencia positivamente en
alguna dimensión de valor en relación con otros grupos. Por ello, el
contexto intergrupal implica una relación íntima entre identidad socialcomparación social-distintividad psicológica.
(c) Aún, existiría otra posible explicación basada en la interdependencia de
intereses (Horwitz & Rabbie, 1989; Rabbie & Horwitz, 1988; Rabbie, Schot
& Visser, 1989). Lo que motivaría en el paradigma del grupo mínimo a
discriminar en favor a sujeto (anónimos) pertenecientes a su propio grupo
es el AUTO-INTERES y LA INTERDEPENDENCIA QUE EL SUJETO PERCIBE
ENTRE SI Y LOS OTROS SUJETOS ANONIMOS PERTENECIENTES A SU
GRUPO. En otras palabras, existiría un norma implícita en todo grupo que
dice que debemos a ayudamos entre nosotros como forma para obtener
el mejor beneficio mutuo. El sujeto, cuando da créditos entre dos terceras
personas anónimas (una perteneciente a su grupo y la otro no) pensaría lo
siguiente: “yo tengo que favorecer a los míos, aunque no los conozca,
porque a otra persona le tocará distribuir créditos entre mí mismo y otra
tercera persona. Si yo favorezco a los míos, los míos también me favorecerán a mí”.
351
Viaje al Corazón de la Psicología Social
La teoría de la Identidad Social
Como hemos indicado, LA CATEGORIZACION es uno de los procesos
centrales en la construcción de la identidad. La categorización social es «el
proceso de ordenamiento del ambiente en términos de categorías a través
del agrupamiento de personas, objetos, y sucesos como similares o
equivalentes entre sí en sus acciones, intenciones o actitudes. Su principal
función es la de sistematizar el ambiente con propósitos de acción» (Tajfel
& Forgas, 1981, pág. 113-114). De forma más concreta, «la categorización
social puede ser entendida como el ordenamiento del ambiente social en
términos de agrupamiento de personas de forma que dan un sentido al
individuo. Le ayudan a estructurar la comprensión causal de su ambiente
social y a guiar sus acciones» (Tajfel, 1978, pág. 61). La categorización
estructura en ambiente social de acuerdo a ciertos principios cognitivos
generales (Deschamps, 1984; Tajfel, 1981, 1982):
(a) Diferenciación Inter-categorial: incrementan las diferencias percibidas
entre los miembros pertenecientes a diversas categorías. Esta exageración
de las diferencias entre miembros de diversas categorías recibe también el
nombre de efecto de contraste (Codol, 1984b).
(b) Homogeneización intra-categorial: incrementa la similitud percibida
entre los miembros de la misma categoría social. Este efecto recibe
también el nombre de efecto de asimilación (Codol, 1984b). La
homogeneidad percibida jugaría un papel destacado en las dinámicas
intergrupales, pues el incremento de la homogeneidad conduce a
percepción más estereotipada de los grupos. Además, la influencia de
dicha homogeneización sobre los procesos intergrupales no es simétrica.
En otras palabras, la homogeneidad percibida en el exogrupo incrementa
el favoritismo intragrupal, pero no así la percepción homogénea del
endogrupo (Simon et al., 1990).
352
Viaje al Corazón de la Psicología Social
A través de la categorización social, el sujeto se orienta y
define su plaza en la sociedad (Deschamps, 1984; Tajfel, 1978). El proceso
de categorización no sólo estructura la percepción del ambiente, sino que
además nos suministra explicaciones sobre las conductas, nos permite
predecir las mismas, y regula las relaciones intergrupales. El autor (Tajfel
& Forgas, 1981) señala como entre los múltiples criterios a partir de los
que se puede realizar categorizaciones, en el mundo social, la
categorización más frecuente suele ser en términos de LOS VALORES
defendidos (clasificar a la gente por sus creencias políticas, religiosas,
etc.), y este criterio empieza a funcionar a edades tempranas.
Los procesos de categorización adoptan dos formas (Tajfel &
Forgas, 1981):
(a) Inductiva. La inducción «es el proceso de inferir las características que
definen a una categoría a partir de los atributos que presentan sus
miembros individuales» (Reicher, 1987, pág. 182). La conducta de un
sujeto provee así información sobre los atributos normativos
prototípicos del grupo (un sujeto que ve a «un alemán» comportarse
de forma poco amistosa con una anciana infiere que la «animosidad»
es una característica típica de los alemanes). Este proceso inferencial
es fundamental según Reicher (1987) para entender el
comportamiento de las masas, especialmente en situaciones nuevas y
ambiguas (por ejemplo, las revueltas y las protestas espontáneas). En
estas situaciones en las que la pertenencia categorial se hace saliente,
el sujeto puede inferir cuáles son las claves interpretativas de la
situación y las conductas adecuadas al contexto a partir de la
observación de las conductas realizadas por otros percibidos como
pertenecientes al grupo. A partir de estas observaciones los sujetos
«infieren» las normas endogrupales adecuadas para el tipo de
contexto.
353
Viaje al Corazón de la Psicología Social
(b) Deductiva, por la cual se infieren atributos que caracterizan a un sujeto
a partir de las características que definen a su categoría de
pertenencia (“prefiero ir de pie a sentarme en el asiento libre del
autobús que esta junto al gitano pues, aunque no conozca a esa
persona, como es un gitano será sucio, belicoso y agresivo, pedigüeño,
etc.”).
LA IDENTIDAD SOCIAL es definida por Tajfel como «el conocimiento de
que uno pertenece a ciertos grupos sociales, junto con el significado
emocional y de valores que posee dicha pertenencia... la auto-imagen y el
auto-concepto individuales pueden depender de su pertenencia grupal»
(Tajfel & Forgas, 1981, pág. 124; Tajfel, 1978). Esta identidad social se
forma a través de procesos de auto-estereotipaje, por los cuales un sujeto
se atribuye a sí mismo las características percibidas como típicas de su
grupo. Por este proceso el sujeto hace suyas las actitudes,
representaciones, creencias, normas y conductas comunes a dicho grupo
(MacKie, 1986).
En el capítulo sobre el Self desarrollamos los procesos que
conducen a la creación de las identidades sociales, y las interacciones
entre los tres procesos que la original: la categorización, la comparación
social, y la distintividad positiva. Por ello, no nos detendremos a repetir lo
expuesto y remitimos al lector al capítulo correspondiente. Baste decir
que los “PREJUICIOS HACIA LOS EXOGRUPOS SERÍAN UNA ESTRATEGIA
QUE BUSCA PRESERVAR UN IMAGEN DEL GRUPO, Y POR TANTO, UNA
IDENTIDAD SOCIAL POSITIVA”. De ésta “hipótesis de la auto-estima” se
derivan dos hipótesis complementarias.
(a)
La probabilidad de prejuicio hacia el exogrupo se incrementa
cuando la imagen del endogrupo y la identidad social asociada
al mismo está amenazada. En otras palabras, la baja auto-
354
Viaje al Corazón de la Psicología Social
estima social incrementa la probabilidad de la discriminación
hacia el exogrupo.
(b)
El ejercicio de la discriminación hacia el exogrupo incrementa
la auto-estima social.
De todo lo expuesto se desprende que los fenómenos del prejuicio y del
etnocentrismo no serían el resultado exclusivo de sesgos en el
procesamiento cognitivo de la información como afirmaban los autores
cognitivos, sino que en dichos fenómenos ocupa un lugar central la
motivación por la defensa de la Identidad Social. La importancia de este
último factor ha sido confirmada por autores posteriores que han
encontrado que el status social es una variable mediadora en la
discriminación intergrupal (Sachdev & Bourhis, 1987; Turner, 1978).
Igualmente, existen estudios que confirman la influencia del marco sociocultural en la acentuación o reducción de la discriminación hacia el
exogrupo. Así, por ejemplo, Wetherell (1982) encontró que en los niños
polinésicos de Nueva Zelanda la tendencia discriminativa era mucho
menor que entre los niños blancos de la misma nación. Esta tesis del
favoritismo intra-grupal se traduce en una tendencia a valorar más
positivamente las acciones positivas realizadas por miembros del endogrupo que las realizadas por miembros del exogrupo. A su vez, en el caso
de acciones negativas, estas serán valoradas menos negativamente
cuando son realizadas por miembros del endogrupo que cuando son
realizadas por miembros del exogrupo (ver teorías basadas en los
procesos de atribución).
Esta hipótesis lineal ha sido recientemente cuestionada por autores que
trabajan también desde la teoría de la Identidad Social, y más
concretamente en base al conocido efecto de «la oveja negra» (Marques,
Yzerbyt & Leyens, 1988) que describiremos posteriormente.
355
Viaje al Corazón de la Psicología Social
8.3.2. TEORIA DE LA AUTO-CATEGORIZACION DE TURNER
I
Turner (1987) continuó la obra de Tajfel a partir de la desaparición de éste
en 1984 acentuando aún más la importancia de los procesos de categorización en la explicación del conflicto intergrupal, rebautizando la teoría
coma «Teoría de la Auto-Categorización». Turner también imprimió un
giro más cognitivo a su teorización (Spears & Oyen, 1992).
Un elemento central en esta formulación es el Auto-Concepto. El autor
define el auto-concepto coma una estructura cognitiva (un esquema), un
conjunto de representaciones cognitivas del self disponibles por una
persona. El auto-concepto es «el sistema de conceptos disponibles de una
persona para intentar definirse a sí misma... es una estructura cognitiva
que media entre la situación social y la conducta... selecciona y monitoriza
la información proveniente del medio, procesa datos por medio de
operaciones cognitivas específicas, y produce un resultado cognitivo que
sirve para regular la conducta a través de la representación perceptual de
la situación social» (Turner, 1984, pág. 526). Estos múltiples conceptos del
self estarían altamente diferenciados y funcionarían de forma
relativamente independiente. Los diversos auto-conceptos serían
activados en situaciones específicas (Turner, 1987). Los auto-conceptos se
adquieren por procesos de identificación, siendo este «la formación e
interiorización de categorías sociales en los auto-conceptos» (Turner,
1984, pág. 530). La identificación social es el proceso par el cual el sujeto
se localiza a sí mismo, o a otra persona, dentro de un sistema de
categorías sociales cualquiera (Turner, 1982).
La forma como se construyen las representaciones cognitivas del self es en
base a procesos de «auto-categorización», procesos de agrupamiento del
propio self con otros miembros de la misma clase, en contraste con otras
clases (yo en tanto que militante del partido X en oposición a los
356
Viaje al Corazón de la Psicología Social
militantes de otros partidos). Éstas auto-categorizaciones se organizan de
forma jerárquica, existiendo tres niveles de abstracción (Turner, 1987):
a) A nivel supra-ordinal estarían las representaciones del self como ser
humano (Identidad Humana), fruto de las comparaciones con otras
especies animales. Recordemos, por ejemplo, las películas de alienígenas.
Un ser humano se encuentra frente a un ser distinto venido de otro
mundo. Probablemente diga «soy un humano», pues tal definición en esa
situación es pertinente pues le define en oposición al alienígena. Sin
embargo, en la vida cotidiana, cuando interactuamos entre personas que
son «todas ellas seres humanos», no tiene sentido definirnos como
«humanos» (incluso, en este contexto, puede sonar ridículo).
b) A nivel intermedio estaría la auto-categorización social (Identidad
Social), resultado de categorizaciones endogrupo-exogrupo, basadas en
las similitudes intra-categoriales y las diferencias inter-categoriales. Las
identidades sociales serían «auto-descripciones relacionadas con los
grupos formales e informales a los que se pertenece, como el sexo, la
nacionalidad, la ocupación, la religión, etc. Puede ser definida como la
suma de todas las identificaciones sociales de la persona con las
categorías sociales relevantes para el auto-concepto» (Turner, 1984,
págs.. 526-7; 1982, 1987). Las identidades sociales se harían salientes en
contextos de interacción intergrupal (Haslam, Turner, Oakes, McGarty &
Hayes, 1992).
c) A nivel más concreto estarían las auto-categorizaciones personales
(Identidad Personal) basadas en las comparaciones que realiza el sujeto
con otros miembros del endogrupo en las que el sujeto busca establecer
su carácter particular y diferenciado. Las identidades personales son
«auto-conceptos de naturaleza más personal, reflejando rasgos de
personalidad u otras diferencias individuales» (Turner, 1984, pág. 527,
1982, 1987) como actitudes personales, competencia, intereses
357
Viaje al Corazón de la Psicología Social
intelectuales, etc. (yo soy tímido, amante de la pintura y la T.V., de
tendencia al ocio, etc.).
Estos tres niveles, o identidades, serían funcionalmente incompatibles o,
en otras palabras, existiría un antagonismo funcional entre ellos (cuando
estoy enfrentado con los hinchas del otro equipo, mi identidad personal
de tímido, amante de la pintura y la T.V. etc. esta ausente, no es
pertinente). Así, cuando el nivel de la identidad personal este activado, las
dimensiones de identidad social e identidad humana serán irrelevantes y
la conducta se guiará por las implicaciones que la identidad personal
activada posea (Turner, 1987,1984).
Además, existen factores que hacen más o menos saliente los procesos de
categorización, y por tanto la identidad social. Así, el carácter
numéricamente infrecuente o raro de un estímulo (p.e. infrecuencia de
una determinada pertenencia étnica, presencia minoritaria de miembros
de un sexo en un contexto dado, etc.) atráen la atención y estimulan
procesos de categorización y percepción del estímulo en términos de su
pertenencia categorial (Codol, 1984; Oakes & Turner, 1986; Oakes, 1987).
Así, la identidad étnica de miembros de minorías esta más
frecuentemente activada (el sujeto es consciente y actúa más en términos
de su pertenencia étnica) que la identidad de los miembros de la étnia
mayoritaria.
Otro factor que hace saliente la identidad social es la presencia de otros
miembros de endogrupo (Wilder & Shapiro, 1991). La presencia de otros
miembros del endogrupo estimula los procesos de categorización y la percepción estereotipada del endogrupo y el exogrupo. Dicha presencia
conduce a que el sujeto se perciba como más similar a otros miembros del
endogrupo. Incluso ante la presencia de un sujeto miembro del exogrupo
pero que actúa contra-estereotípicamente, la presencia de otros
358
Viaje al Corazón de la Psicología Social
miembros del endogrupo sesga la percepción en dirección del estereotipo
del exogrupo (Wilder & Shapiro, 1991).
Los exogrupos de referencia con los que se compara el grupo afectan también a la percepción y estereotipos grupales. Así, un estudio llevado a
cabo por el equipo de Turner (Haslam, Oakes, McGarty & Hayes, 1992)
sobre el estereotipo que los estudiantes australianos tenían de los
americanos demuestra cómo el estereotipo de dicho exogrupo se veía
afectado por factores contextuales (transcurso de la Guerra del Golfo) y
por los otros exogrupos de comparación (Condición restringida: Australia,
Gran Bretaña, USA/ Condición Media\ Australia, Gran Bretaña, URSS, USA/
Condición Extensa: Australia, Gran Bretaña, Iraq, URSS, USA).
Otros factores que influyen en la accesibilidad de una pertenencia categorial son:
(1) la importancia que dicha pertenencia grupal tiene para el sujeto;
(2) la significación emocional que implica la categorización como endogrupo;
(3) factores situacionales o las metas que persigue el sujeto.
(4) Además de por la saliencia, el ajuste influye en la activación de
los procesos de categorización.
(5) cuando la información categorial es relevante,
(6) cuando la información categorial es congruente con las
características del estímulo,
(7) cuando el sujeto valida sus juicios comparándolos con los
emitidos por otros sujetos similares (comparación social) (McGarty &
Turner, 1992).
359
Viaje al Corazón de la Psicología Social
Como ya afirmaron Allport (1954/77) y Tajfel (1978, 1981, 1982; Tajfel &
Wilkes, 1963), la categorización conduce a un efecto asimilación (similitud
percibida entre los miembros de la misma categoría), y a un efecto contraste (percepción de diferencias entre miembros de diferentes
categorías). Turner (Haslam & Turner, 1992) establecen una fórmula para
estimar cuando se produce la asimilación y cuando el contraste. Esta
fórmula recibe el nombre de RAZON DE META-CONTRASTE.
MCR = [(N+ 1 )/2]*[ (N-1 )/2]+T2- T -S(N-2)*T-S
Siendo, N = el formato de la escala utilizada (1-5,1-7, etc.),
T = evaluación del exogrupo en la escala.
S = auto-evaluación del sujeto en la escala.
T -S = valor absoluto de la resta T-S.
Un valor MCR mayor que 1 indica que el sujeto percibe al otro como similar a uno mismo (asimilación), siendo mayor la asimilación cuanto
mayor sea este valor.
Por otra parte, Turner (1982, 1987) critica las tesis que afirman que el
grupo se forma en base a similitud de actitudes y opiniones (Festinger), o
en base a la percepción de « un destino común (Sherif). Para este autor la
mera percepción de la pertenencia a una categoría dada será suficiente
para que emerjan todos los elementos asociados a la dinámica
intergrupal: cohesión social, favoritismo intragrupal, discriminación del
exogrupo, etc. El postulado básico de su tesis afirma que «la conducta
grupal depende de los efectos cognitivos de la categorización social sobre
la autodefinición y la auto-percepción...1a relación de los miembros de un
360
Viaje al Corazón de la Psicología Social
grupo se basa más en una identidad social común compartida que en la
cohesión de las relaciones interpersonales» (Turner, 1984, págs. 526 y
535).
Desde las teorías de la identidad social y la auto-categorización, la forma
básica de reducción del prejuicio será la personalización (relaciones
sociales basadas en criterios interpersonales y no intergrupales), y tal
personalización no ocurriría a menos que la interacción se realizase en un
ambiente en el que (1) la distribución de papeles y roles se percibiese
como independiente de la pertenencia categorial, y (2) la interacción
promoviese una orientación interpersonal más que una orientación
centrada en la tarea (Miller & Brewer, 1986). Siendo más específicos, es la
categorización social cruzada el elemento que reduciría la saliencia de las
pertenencias categoriales.
8.3.3. LA TEORÍA DE LA INCERTIDUMBRE-IDENTIDAD.
Cronológicamente, la última reformulación de la teoría de la Identidad
Social es la formulada por Hogg (2000; 2005; 2007; Hogg & Mullin, 1999)
con la denominación de Teoría de la Incertidumbre – Identidad. A
diferencia de Tajfel, que basó la explicación de las relaciones intergrupales
en la motivación de defensa de la auto-estima (social), el modelo parte de
otra motivación básica: LA CERTIDUMBRE. Todo individuo se pregunta
“¿quién soy yo?, ¿qué debo hacer en tal situación?, ¿cómo me ven los
demás?, ¿cómo debo comportarme en tal situación?, ¿seré bien
acogido?”, etc. especialmente ante situaciones novedosas y entornos
complejos. En otras palabras, existe una motivación para reducir la
incertidumbre, especialmente cuando afecta a aspecto del Self. La
identificación con el grupo sería un vehículo privilegiado para tal
reducción. El grupo, incluyendo meta-estereotipos y las normas grupales,
me indican quién soy, cómo debo actuar, qué debo opinar, o cómo me van
a tratar los miembros de otros grupos. Además, el grupo me sirve para
361
Viaje al Corazón de la Psicología Social
descubrir cómo son los miembros de otros grupos, cómo actúan, que
podemos esperar de ellos, etc. De hecho, la incertidumbre prolongada,
como puede suceder en periodos de crisis y cambios sociales profundos
(crisis económicas, cambios sociales, terrorismo, etc.) puede llevar al
sujeto a reducir la incertidumbre mediante la identificación de grupos
totalitarios, rígidos y fanáticos que proporcionan imágenes del mundo
claramente estructuradas, normas y valores claramente establecidos y,
frecuentemente, una imagen maniquea del mundo.
Hogg plantea que el propio Tajfel barajó esta interpretación para
explicar los resultados del paradigma del grupo mínimo, aunque luego la
explicación de la auto-estima salió triunfante. Desde su teoría el autor
afirma que para quienes participan por primera vez en un experimento de
éste tipo, la situación es confusa, poco clara, incierta. Los sujetos “aclaran”
o dan sentido (reducen su incertidumbre) definiéndola como una situación
de relaciones intergrupales (los que hemos escogido tal pintor y los otros),
y responden en base a tal definición. El autor argumenta que si se permite
familiarizarse a los sujetos con la situación, dejándoles que ensayen con
las matrices de Tajfel y su lógica, antes de que comiencen a distribuir
recursos, la incertidumbre desaparece y así los sesgos intergrupales típicos
de este paradigma. Diversos estudios del autor lo demuestran.
8.3.4. TEORIA DEL CONFLICTO OBJETIVO
362
Viaje al Corazón de la Psicología Social
Sherif
Desde la perspectiva del conflicto objetivo, el elemento fundamental en el
estudio del conflicto intergrupal es LA INTERDEPENDENCIA DE INTERESES.
Es la toma de conciencia de la existencia de un «destino común» lo que
produce la emergencia de una identidad de grupo y pone en marcha las
dinámicas intergrupales (Horwitz & Rabbie, 1989; Sherif, 1966).
La teoría del conflicto realista es esencialmente una teoría económica
sobre la conducta interpersonal. Asume que la gente es egoísta, y trata de
maximizar sus propios beneficios. Desde esta perspectiva, el conflicto es el
resultado de intereses grupales incompatibles (por ejemplo, la xenofobia
sería el resultado de una percepción -errónea o no- de que los inmigrantes
compiten con los nativos del país por la obtención de los pocos puestos de
trabajo existentes). Además, los aspectos psicológicos y sociales de la
conducta interpersonal están determinados por la compatibilidad versus
incompatibilidad de los intereses grupales (en el ejemplo anterior, los
objetivos de ambos grupos -inmigrantes y nativos- podrían ser percibidos
como incompatibles = si ellos obtienen los trabajos nosotros los perdemos, y viceversa). Así, la actitud favorable o desfavorable hacia los
363
Viaje al Corazón de la Psicología Social
exogrupos será el resultado de la competición y el conflicto posterior
(Brown, 1985). Esta perspectiva se centra en las relaciones de grupos de
igual poder, interesándose especialmente por la resolución de los
conflictos. Proviene de la aproximación funcionalista de Summer (Taylor &
Moghaddam, 1987).
El grupo es definido como “una unidad social que consiste en un número
de individuos que en un momento dado tienen unas relaciones de rol y
status entre ellos que están estabilizadas en algún grado y que proveen un
conjunto de valores y normas que regulan las actitudes y conductas de sus
miembros, por lo menos en aspectos que tienen repercusiones para los
mismos” (Taylor & Moghaddam, 1987, pág. 36).
En cuanto a la conducta intergrupal ésta es definida por Sherif (1966)
como la relación entre dos o más grupos y sus miembros respectivos.
Cualquier situación en la que un sujeto perteneciente a un grupo
interactúa, individual o colectivamente con otro grupo o con sus
miembros en términos de su identificación grupal es un ejemplo de
conducta intergrupal. Esto quiere decir que para que una interacción sea
considerada como intergrupal no hace falta la presencia de dos grupos.
Dos personas interactuando pueden ejemplificar un contexto intergrupal
siempre y cuando cada persona trate a la otra no como un individuo
particular, sino como miembro de un determinado grupo. Por ejemplo,
imaginemos una mujer miembro de un movimiento pro-aborto
discutiendo en un pasillo con una mujer miembro de un grupo pro-vida. La
interacción entre ambas, siempre que cada una perciba a la otra como
representante en este contexto (portavoz) de las ideas de otro grupo al
que se opone, sería un ejemplo clásico de situación de contacto
intergrupal.
Para demostrar la tesis de la competición como elemento central en la
génesis del conflicto, Sherif y sus colaboradores (Sherif, Harvey, White,
364
Viaje al Corazón de la Psicología Social
Hood & Sherif, 1961) llevaron a cabo su célebre experiencia, conocida
como experimento de la cueva de los ladrones. Este experimento se realizó
de la siguiente forma.
(a) Dos grupos de niños de 12 años (blancos todos ellos y de clase media),
bien ajustados social y psicológicamente, tomaron parte en un campamento de verano. Se establecieron actividades amenas que requerían la
participación activa de todos. Acamparon en un bosque, debiendo cocinar,
decidir el lugar de sus baños en el río, etc. Coexistían dos grupos sin que
ninguno de ellos tuviese conocimiento de la existencia del otro. La participación en estas actividades creó en cada grupo estructuras grupales: se
desarrollaron normas grupales (no dañarse mutuamente, rezar antes de
las tareas, etc.); se crearon jerarquías de rangos y roles sociales. En otras
palabras, además del establecimiento de amistades interpersonales, se
desarrolló una subcultura en el seno de cada grupo: apodos, grupos
secretos, símbolos, formas preferidas para hacer las cosas, etc. Repetimos
que en esta fase cada grupo no tenía conocimiento de la existencia del
otro.
(b) Después de varios días en los que se llevaron acabo las actividades
reseñadas es el punto anterior, los dos grupos se conocieron finalmente.
Ambos se implicaron en actividades agradables pero competitivas (fútbol,
juegos de guerra, etc.). Durante ésta fase surgió una fuerte hostilidad
entre ambos grupos. En los días que siguieron, cada grupo hacía
incursiones al «cuartel» del otro grupo para alterar su sueño, etc. La
competición establecida entre ambos influyó se forma fundamental en la
percepción, representaciones y actitudes hacia los antagonistas. La imagen
del exogrupo se volvió desfavorable. Además, se observó que los sujetos
sobreestimaban la calidad de las tareas realizadas por los compañeros del
propio grupo en comparación con la del otro. Incluso se produjeron
modificaciones en las estructuras de los grupos: los líderes anteriores
fueron sustituidos por otros más activos en la lucha contra el exogrupo. En
esta fase se estimuló el espíritu competitivo entre los grupos originándose
365
Viaje al Corazón de la Psicología Social
una situación de conflicto y un incremento de la solidaridad intragrupal, se
modificaron las actitudes hacia el propio grupo (más positivas) y hacia el
exogrupo (más negativas), emergieron líderes más «guerreros y
agresivos».
(c) En la tercera fase, se establecieron actividades para ambos grupos de
carácter no-competitivo (ir a comer juntos, acudir juntos al cine, etc.). Esto
no fue suficiente para que se redujese la hostilidad entre ambos grupos.
(d) Finalmente, se estableció una fase de cooperación intergrupal Se crearon metas supra-ordinales, metas que atraen a los miembros de cada
grupo, pero ninguno de ellos puede lograrlas sin la participación del otro.
Estas metas fueron del tipo: arreglar una fuga de agua, pagar un precio
exagerado por el alquiler de una película, etc. Los efectos de la
cooperación no fueron inmediatos. Sólo tras la realización de varias metas
supra-ordinales comenzó a decaer la hostilidad hacia el exogrupo. Las
elecciones de amistad comenzaron a trasvasar las barreras intergrupales.
Resumiendo las conclusiones de Sherif y sus colaboradores (1961), la
competición entre grupos es condición necesaria y suficiente para que se
produzca una situación de conflicto y discriminación entre grupos.
Además, una situación de competición es aquella en la que los grupos
buscan lograr un objetivo importante para ambos. Según Sherif, cuando se
produce una situación de competición se van a evidenciar cuatro
consecuencias:
ï‚· Una cohesión en el seno de los grupos,
ï‚· un establecimiento de lazos de atracción interpersonal entre los
miembros pertenecientes al mismo grupo,
ï‚· la aparición de una discriminación y rechazo del otro grupo, y
366
Viaje al Corazón de la Psicología Social
ï‚· la aparición del prejuicio.
La única forma de resolver el conflicto entre los grupos es mediante el
establecimiento de «Metas Supraordinales». Estas son metas importantes
para ambos grupos pero cuyo logro depende de la colaboración mutua de
los dos grupos. La cooperación tendría como resultado:
ï‚· la desaparición del prejuicio, y
ï‚· desarrollo de lazos de atracción interpersonal entre los sujetos,
independientemente de grupo al que se pertenecían
inicialmente.
Como hemos visto, uno de los resultados de la competición intergrupal
sería el de la creación de estructuras jerárquicas dentro del grupo. Rabbie
(1982, citado por Doise & Lorenzi-Cioldi, 1989) encontró que, en ocasiones, los líderes estimulaban los conflictos intergrupales para consolidar sus
status dentro del grupo. Cuando el líder siente amenazado su status
dentro del grupo puede estimular el conflicto con otros exogrupos aun a
riesgo de que el endogrupo pierda.
Hogg y Abrams (1988) retomaron la teoría del conflicto realista de
intereses de Sherif. La tesis de estos autores podría desarrollarse como
sigue: Cuando se produce el establecimiento de un grupo, este elabora
una distinción entre el endogrupo y el exogrupo. Esta diferenciación
categorial está cargada de VALOR. El grupo elabora normas para regular
las relaciones interpersonales al interior del grupo, definiendo el rango y
contenido de las normas intergrupales aceptables, así como las
recompensas y sanciones asociadas a la adhesión a dichas normas. En este
momento se elaboran estereotipos del exogrupo. Los contenidos de dichos
estereotipos dependerán del tipo de relación percibida entre el propio
grupo y el exogrupo. Si LA RELACION ES DE COMPETICION, EL
367
Viaje al Corazón de la Psicología Social
ESTEREOTIPO DEL EXOGRUPO SERA NEGATIVO Y DEROGATIVO. De este
análisis se desprenden una serie de conclusiones:
(1) La formación del grupo produce la atracción interpersonal, y no
al revés.
(2) Las diferencias de personalidad y cultura no son necesarias para
explicar el conflicto.
(3) El conflicto surge como consecuencia de la competición entre los
grupos en busca de una meta cuya consecución sólo es posible para
uno de los grupos (interdependencia competitiva).
Recientemente, Sassenberg y colaboradores (2007) han confirmado
que la percepción de la existencia de una relación competitiva con un
exogrupo no sólo aumenta el prejuicio hacia él, sino que éste se puede
extender a terceros exogrupos con los que el sujetos piensa que se grupo
está en competición.
Contrariamente a lo postulado por Sherif (Doise & Lorenzi-Cioldi, 1989),
parece existir evidencia que señala que la competición entre grupos no
siempre conduce a la solidaridad y la cohesión intra-grupal, pudiendo en
ocasiones estimular conflictos en el interior de los grupos, especialmente
en el seno del grupo perdedor. Existen factores adicionales que limitan la
eficacia de la cooperación. Sanchez Mazas, Roux y Mugny (1994) trataron
de aplicar las ideas de Sherif para reducir el prejucio de suizos hacia los
inmigrantes. En su experimento, los autores trataron de unificar dos
grupos antagónicos (nativos suizos e inmigrantes que trabajan en Suiza)
bajo la categoría supra-ordinal de suizos en tres situaciones diferentes de
interdependencia:
368
Viaje al Corazón de la Psicología Social
(a)
Interdependencia negativa. Se pedía a los sujetos que
distribuyesen 100 puntos entre suizos nativos y extranjeros
residentes en Suiza. La matriz de distribución de recursos era de
«suma-cero». Es decir, si el sujeto otorgaba muchos puntos a un
grupo (por ejemplo, 80 puntos a los suizos nativos), otorgaba
pocos al otro (los 20 restantes a los extranjeros).
(b)
Independencia. Los sujetos debían distribuir 100 puntos para los
suizos, y otros 100 puntos, independientes de los anteriores, a
los extranjeros residentes.
(c)
Interdependencia positiva. Los sujetos distribuían 100 puntos a
un grupo único compuesto de suizos y extranjeros.
Un segundo factor que los autores pensaron influiría en la distribución de
los recursos era la actitud xenófoba versus no-xenófoba previa de los
sujetos.
Los resultados indicaron que (1) la independencia reducía el favoritismo
intragrupal sólo en los sujetos que previamente eran no-xenófobos; (2)
que en la condición de interdependencia positiva, los sujetos previamente
xenófobos eran menos generosos con la categoría supra-ordinal (la
categoría única que unificaba a los suizos y los extranjeros) que con el
endogrupo (sólo suizos) de la condición de independencia. Esto indicaba
que la inclusión de los miembros de un exogrupo en una categoría supraordinal conducía a la derogación de la misma. (3) En esta última situación,
los sujetos previamente no-xenófobos evaluaban a la categoría supraordinal (grupo unido) igual que lo hacían en la condición de independencia
al endogrupo (sólo suizos).
Más recientemente, Levine y colaboradores (2005) realizaron un estudio
en el que un hincha de un equipo de fútbol (Manchester versus Liverpool)
se sentaba con la camiseta de su equipo entre seguidores del equipo
369
Viaje al Corazón de la Psicología Social
contrario. En un momento dado solicitaba ayuda de los hinchas del otro
equipo. La probabilidad de prestarle ayuda era baja, pero aumentaba si se
re-categorizaba a ambos bajo una categoría supra-ordinal (amantes del
fútbol).
Bobo (1988, pág. 98) ha retornado y extendido la teoría del Conflicto
realista integrando en la misma el tema de las asimetría en las relaciones
intergrupo, y la teoría de la de privación relativa. Según el autor, el
conflicto grupal o racial implica una lucha de valores o demandas de
status, poder, u otro tipo de recursos escasos en el cuál el objetivo de los
grupos en conflicto no es sólo ganar el objeto deseado sino, además,
afectar o infringir daño al grupo rival.
El Conflicto realista deriva de la incompatibilidad de los intereses de los
grupos. La diferencia entre un CONFLICTO REALISTA Y UN CONFLICTO NOREALISTA se establecería en base a los siguientes elementos: Un conflicto
sería realista si la disputa esta centrada en un limitado conjunto de temas
que hacen referencia a la distribución de poder, status, o bienestar entre
grupos sociales claramente definidos y con objetivos diferentes. La ausencia de cualquiera de estas características haría que el conflicto fuese
no-realista.
En cuanto a los intereses objetivos de los grupos, estos se refieren a las
ventajas o desventajas compartidas por un conjunto de miembros de un
grupo que son el resultado de su relación con otro(s) grupo(s). Los
intereses grupales resultan de las condiciones sociales estructurales.
Patrones de desigualdad en poder, bienestar, o status mantenidos largotiempo tienden a generar intereses opuestos. En cuanto a tales intereses,
los intereses objetivos del grupo ejercen una importante influencia sobre
los intereses subjetivos (los percibidos por los sujetos). Este último
elemento es fundamental, implicando que las desigualdades «objetivas»
derivadas de la desigualdad estructural en la que se encuentran situados
los grupos influyen en la percepción y conciencia subjetiva (la conciencia
de clase deriva de las diferencias estructurales).
370
Viaje al Corazón de la Psicología Social
Además, es importante distinguir entre intereses personales e intereses
grupales. En la medida en la que un sujeto tiende a identificarse con un
determinado grupo social y con sus valores, dicho grupo, y la posición
social que ocupa, se convierten en parte de la identidad social de los
sujetos (Bobo, 1988, pág. 91).
El Conflicto intergrupal no es la única e inevitable salida de la desigualdad
estructural. Los motivos que llevan al conflicto intergrupal tienen que ver
con los aspectos competitivos de las relaciones intergrupales y con los intentos por alterar tales relaciones. Tienen que ver con la distribución de
valores escasos y con el intento por ejercer influencia en el proceso de la
distribución de los mismos. Esta tendencia a asumir el conflicto
intergrupal se refleja en: (a) la percepción por los sujetos de la existencia
de una incompatibilidad entre los intereses de los diversos grupos; (b) en
el sentimiento de deprivación fraternal; y (c) la percepción de amenazas o
desafíos de los intereses del grupo (Bobo, 1988, pág. 96).
Como se puede observar, de entre las condiciones que estimulan el conflicto intergrupo, Bobo incluye la de privación fraternal. Esta incluiría el
sentimiento de que el grupo al que se pertenece está en una situación
desventajosa respecto a otro grupo. Bobo nos lleva al último apartado de
éste capítulo, el de las relaciones asimétricas entre los grupos sociales.
8.4. ASIMETRIA EN LAS RELACIONES SOCIAL: ESTRATEGIAS ANTE
IDENTIDADES SOCIALES NEGATIVAS
371
Viaje al Corazón de la Psicología Social
8.4.1. INTRODUCCIÓN. TAMAÑO, PODER Y ESTATUS.
En las relaciones sociales cotidianas, a diferencia del laboratorio, los
grupos no son equiparables en términos de status, poder, recursos,
influencia, etc. En otras palabras, nos encontramos ante situaciones de
asimetría en las relaciones sociales (unos grupos tienen más poder que
otros; determinados grupos acumulan más capital que los demás, etc.).
Esta asimetría en las relaciones sociales tiene repercusiones a diferentes
niveles:
1. Asimetría en las relaciones sociales y conductas discriminativas. Uno
de los temas de discusión clásicos es dilucidar si son los grupos de mayor
status o los de menor status los que ejercen mayor discriminación hacia
los demás grupos. En este aspecto, existe una gran multiplicidad de resultados.
Así, Rodin, Price, Bryson y Sánchez (1990, pág. 481) encontraron que las
«conductas discriminativas dirigidas hacia el débil por parte del fuerte son
vistas como más indicativas de actitudes prejuiciosas que las mismas
cuando van dirigidas por los débiles hacia los fuertes» (Hipótesis de la
asimetría). Analizan dicho efecto en tres tipos de situaciones de
discriminación: situaciones de exclusión (rechazo); situaciones de
derogación (minus-valoración); y situaciones de trato preferencial.
Mullen, Brown y Smith (1992) y Lindeman (1992) encontraron que los
grupos de mayor status exhiben más sesgos intragrupales en atributos y
dimensiones relevantes, mientras que los miembros de grupos de bajo
status lo hacen en atributos de menor relevancia. Este mismo fenómeno
lo encontraron Islam y Hewstone (1993) en sus estudios sobre
atribuciones intergrupales entre musulmanes e hindús en Bangladesh. Los
sesgos intragrupales eran más marcados entre los miembros de grupos
372
Viaje al Corazón de la Psicología Social
mayoritarios (quienes además detentaban el poder social y político).
Además, los sesgos negativos hacia el exogrupo aparecían casi
exclusivamente en el grupo mayoritario con poder social.
Sachdev y Bourhis (1987) señalan la necesidad de diferenciar entre tres
conceptos que frecuentemente se confunden al estudiar la asimetría en
las relaciones intergrupales: El poder, el status, y el carácter mayoritario
versus minoritario. En un estudio éstos autores manipulan de forma
ortogonal el status (alta o baja ejecución en una tarea de creatividad), el
tamaño del grupo, y el poder (capacidad para distribuir o no créditos entre
el endogrupo y el exogrupo). (a) El poder social se referiría a la capacidad
del grupo para ejercer influencia sobre el destino propio y el de los demás
grupos. (b) El status social por lo contrario se refiere a la posición que un
grupo ocupa en una dimensión de comparación valorativa (p.e. nivel
educativo, económico, ocupacional, etc.). (c) El carácter mayoritario
versus minoritario vendría dado por el número de miembros de cada
grupo. Encontraron que:
(1)
Los grupos de mayor poder realizaron más discriminación y menos elecciones paritarias. Esta discriminación estuvo
prácticamente ausente en los grupos de menor poder, indicando
ello que la disponibilidad de poder es condición necesaria para
una discriminación efectiva.
(2)
Los grupos de mayor status manifestaron conductas más
discriminativas, así como una mayor identificación con el
endogrupo. Este mismo punto es resaltado por Grant (1991)
quien afirma que los grupos de alto status son más etnocéntricos
y que esta reacción etnocéntrica busca justificar las acciones
discriminativas dirigidas hacia grupos de menor status.
(3)
Los sujetos de minorías subordinadas y de bajo status fueron los
menos discriminativos, incluso se manifestó en ellos una
tendencia al favoritismo exo-grupal. Concluyen que éste
373
Viaje al Corazón de la Psicología Social
fenómeno es típico de las minorías de bajo status que han
interiorizado su inferioridad.
(4)
El poder fue la variable que más varianza explicó respecto al tipo
de estrategias de distribución de recursos empleada, mientras
que el status del grupo explicó la mayor varianza respecto al
grado de identificación con el grupo de pertenencia.
En otro estudio, Bourhis, Cole y Cagnon (1992) se centran en el tema de la
discriminación en función de las pertenencias sexuales. Recuérdese que
según las explicaciones clásicas sobre las características masculinas y
femeninas, en la medida en que los varones desarrollan durante la socialización una orientación más competitiva, discriminarán más a los
exogrupos que las mujeres, que se socializarían en valores comunales. En
contra de esta perspectiva, los autores sostienen que el elemento central
es las diferencias de poder (que frecuentemente se solapan con las
pertenencias categoriales en términos de sexo). Tras controlar
ortogonalmente la pertenencia sexual y el poder encontraron que el
elemento central en la conducta discriminativa era la dimensión de poder.
(a) Los miembros de grupos con poder discriminaban más a los miembros
de grupos discriminados (independientemente del sexo). (b) Además, los
miembros de grupos dominantes se manifestaban más felices, satisfechos
y confortables con su pertenencia categorial.
Esta mayor discriminación hacia el exogrupo por parte de miembros de
grupos de alto status ha sido confirmada por diversos estudios. Así, Clark y
Clark (en Brown, 1988) encontraron que los niños negros en USA manifestaban una preferencia hacia los blancos. Turner y Brown (1978) indicaron
como el etnocentrismo no se producía entre miembros de grupos
desfavorecidos (definidos en este estudio por la pertenencia sexual).
Hewstone (1988) indicó que en ocasiones las mujeres realizaban
evaluaciones más favorables de los varones (exogrupo) que de otras
mujeres (endogrupo). Deschamps (1984) encontró en un estudio en el que
el status se manipulaba mediante comparaciones entre estudiantes de
374
Viaje al Corazón de la Psicología Social
distintas disciplinas que eran los estudiantes de carreras con mayor status
los que más discriminaciones realizaban. Reforzando esta tendencia,
Echebarría (1990) encontró que las mujeres adoptaban estrategias más
favorables al exogrupo (varones), mientras que los varones manifestaban
un mayor favoritismo endogrupal. Sachder y Bourhis (1987) habían
encontrado con anterioridad el mismo fenómeno. Ya Tajfel (1982) había
señalado como los miembros de grupos desfavorecidos tendían a
interiorizar el consenso social existente sobre las características de su
endogrupo manifestando preferencias por exogrupos de mayor status.
Siguiendo en la misma dirección, Martínez (1989) encontró que, en situaciones de negociación, los grupos con bajos recursos eligen una
distribución similar de los recursos, independientemente del grupo al que
se pertenezca, mientras que los miembros de grupos con recursos tratan
de incrementar los mismos a costa del exogrupo.
A pesar de esta acumulación de evidencias, también existe algunos
datos contradictorios (Lindeman, 1992). Así, Doise (1985) encontró una
mayor discriminación hacia el exogrupo en miembros de grupos de bajo
status . También Mummendey y colaboradores (Mummendey, Simon,
Dietze, Grünert, Haeger, Kessler, Letten & Schaferhoffs, 1992)
encontraron un mayor favoritismo intragrupal en los miembros de grupos
de bajo status. Además, la autora encontró que la discriminación hacia el
exogrupo difiere dependiendo de que el sujeto reciba la posibilidad de
distribuir recursos positivos (dinero, créditos, etc.) o negativo (decidir la
intensidad de un ruido molesto o una descarga eléctrica). En situaciones
de categorización “neutra” (sin amenaza del exogrupo hacia el
endogrupo), los sujetos discriminan a favor de los miembros del
endogrupo en recursos positivos, pero no en la distribución de recursos
negativos. Para que se de una discriminación intergrupal en las decisiones
que atañen a recursos negativos, los sesgos intergrupales sólo aparecen si
se percibe que el exogrupo está amenazando intereses del endogrupo.
8.4.2. IDENTIDAD SOCIAL NEGATIVA
375
Viaje al Corazón de la Psicología Social
Como ya hemos indicado en el desarrollo de la teoría de la Identidad
Social, nuestra identidad social se va construyendo a partir de procesos de
auto-categorización y hetero-categorización por los cuales interiorizamos
como propios los atributos, actitudes, estereotipos, opiniones, creencias,
etc. que definen a nuestro grupo de pertenencia. Sin embargo, en
ocasiones, este proceso resulta «dañino» para la propia imagen en la
medida en que resulta en imágenes sociales negativas. Este hecho tiene
lugar cuando grupos de bajo status interiorizan su inferioridad La
identidad social negativa es típica de los sujetos pertenecientes a grupos
sociales estigmatizados (Gibbons & Gerrard, 1991). En general, parece que
la auto-estima de grupos de bajo status es peor (Wagner, Lampel &
Syllwasschy, 1986). Un ejemplo lo encontramos en los estudios de Ramírez
(1988) sobre los grupos hispánicos en Estados Unidos. Este autor observa
una «auto-culpabilización»de la marginación en dichos grupos, una
internalización del discurso dominante que se traduce en una baja autoestima y bajos niveles de motivación. Verkuyten (1990), en sus estudios
sobre la auto-estima entre jóvenes turcos y holandeses en Holanda, señala
que es frecuente encontrar menores niveles de auto-estima entre las
minorías étnicas. La auto-estima sería el componente afectivo-evaluativo
del auto-concepto. Este autor señala también cómo la identidad étnica es
más importante dentro de la identidad global en los miembros de
minorías étnicas. Tajfel (1982) explica este fenómeno afirmando que en la
comparación social, los grupos de bajo status suelen encontrarse ante un
conflicto de identidad debido a las evaluaciones negativas resultantes de
tal comparación. Lindeman (1992) señala cómo en la evaluación negativa
de su propio grupo por parte de las minorías un elemento fundamental es
el grado de control volitivo que los sujetos tienen sobre su pertenencia
grupal. En ausencia de dicho control volitivo (la pertenencia al grupo no
depende de la voluntad del sujeto), los miembros de la mayoría evaluarían
positivamente a los de la minorías mientras que estos se auto-derogarían.
Sin embargo, la sola pertenencia a un grupo minoritario de bajo status no
es suficiente para desencadenar directamente reducciones de auto-esti-
376
Viaje al Corazón de la Psicología Social
ma. Lay (1992) estudia el impacto de sucesos negativos para el grupo
(minoritario étnicamente) sobre la auto-estima. En concreto, el suceso
negativo estudiado era el de la pérdida por parte de Grecia (frente a
Atlanta) de la sede de los Juegos Olímpicos de 1996 entre los canadienses
de origen griego. El impacto sobre la auto-estima colectiva de dicho
suceso estaba mediado por la relevancia que el suceso tenía para el
sujeto.
8.4.3. SITUACIONES DE IDENTIDAD SOCIAL SEGURA Y ESTRATEGIAS
INTERGRUPALES.
Cuando se plantea el tema de las estrategias que utilizan los
miembros de grupos desfavorecidos para protegerse es importante
diferenciar dos tipos de situaciones ya planteadas por Tajfel (1981), y que
conducen a diferentes tipos de respuesta por parte tanto de los grupos de
bajo, como los de alto status social:
Situaciones de Identidad Social Segura. Son aquellas situaciones en las
que los miembros tanto del grupo de alto status como los de bajo status
perciben las desigualdades entre ambos como legítimas y, además,
perciben dichas desigualdades de status como estables (difíciles o
imposibles de modificar) (Tajfel, 1981). En otras palabras, los desfavorecidos interiorizan su inferioridad. Ante este tipo de situación, los sujetos de
bajo status suelen adoptar diferentes estrategias cara a construir
identidades más positivas de sí mismos:
Estrategias de Comparación “hacia-abajo” (Gibbons &
Gerrard, 1991).
377
Viaje al Corazón de la Psicología Social
Los sujetos del grupo estigmatizado tienden a derogar al sujeto
prototípico de su categoría como forma de crear una distancia psicológica
entre el self y la categoría. Este efecto lo encontramos en un estudio realizado Echebarría, Fdez Guede y Gonzalez (1994) sobre las representaciones
sociales del tabaquismo, donde ante una situación en la que la
pertenencia categorial se hacia saliente, los fumadores reducían su grado
de identificación con su categoría de pertenencia. Otra variante de este
tipo de estrategia consiste en la comparación con exogrupos de menor
status. En este sentido, Spears y Manstead (1989) señalan que tras una
comparación con un exogrupo de mayor status se incrementa la saliencia
y la comparabilidad con grupos de menos status como grupos de
referencia relevantes, incrementándose así la valoración del endogrupo.
Creatividad Social
Otra estrategia diferente es la creatividad social. Los sujetos en situación
de desventaja buscan encontrar nuevas dimensiones en las que la
comparación les resulte favorable (Robinson, Tayler & Piolat, 1990). Un
ejemplo de esta estrategia la encontramos en el estudio clásico de
Lemaine (1966). En este estudio, se creó en un campo de vacaciones para
niños una situación de competición (realizar la cabaña más bonita), creándose dos grupos desiguales (a uno se le suministró medios técnicos para
hacerlo, mientras al otro no). El grupo desfavorecido introdujo un nuevo
elemento (además de la cabaña, construyeron un jardín alrededor) de
forma que si bien en una dimensión de comparación salían desfavorecidos
(la cabaña), la otra les dotaba de una dimensión de comparación
ventajosa (el jardín). En este sentido, Spears y Manstead (1989) señalan
cómo una de las estrategias de defensa de la identidad social es la de
diferentes-pero-mejores. En otras palabras, el endogrupo se considera
mejor en ciertas dimensiones de comparación y reconoce la superioridad
del exogrupo en otras. Sin embargo, esta estrategia requiere de un
proceso de validación social. Requiere alcanzar un consenso con el
exogrupo (los demás deben aceptar la superioridad del endogrupo en
378
Viaje al Corazón de la Psicología Social
alguna dimensión). Esta estrategia aislada resulta idealista, pues el intento
del grupo de bajo status por consensuar su superioridad está
estrechamente relacionado con el contexto material y las jerarquías de
status (Spears & Manstead, 1989).
Inversión de la dimensión valorativa
Otra estrategia es la de invertir la valoración de la dimensión que les
dotaba de connotaciones negativas (“the black is beauty”).
Reducción valor de la dimensión de comparación
Otra estrategia que no produce cambios en la jerarquización existente
consiste en disminuir la importancia subjetiva de la dimensión de comparación de la que resulta la desventaje para el endogrupo (Wagner, Lampel
& Syllwasschy, 1986) (“el dinero no es lo más importante en la vida”).
Movilidad Social
Finalmente, tenemos la estrategia de movilidad social o
«movimiento de individuos, familias y grupos de una posición social a otra
(Tajfel, 1981, pág. 244). En otras palabras, los sujetos, de forma individual,
tratan de abandonar el grupo para pasar a otro grupo que les proporcione
una mejor situación en la comparación social. En estas situaciones los
miembros del grupo desfavorecido tienden a aproximarse hacia el
exogrupo de mayor status (Van Knippenberg, Vries & Van Knippenberg,
1990) (“voy a dar la mejor educación posible a mis hijos, piensa el
inmigrante, para que ellos estén mejor situados en la estructura social”).
Ahora bien, un elemento central en la movilidad social es la permeabilidad
379
Viaje al Corazón de la Psicología Social
de las barreras que separan los grupo (Echebarría, Fernández, & Gonzalez,
1994; Ellemers, van Knippenberg, & Wilke, 1990; 1993; Wright, Taylor, &
Moghaddam, 1990). La percepción de permeabilidad de dichas barreras
estimula a la movilidad individual, produciéndose procesos de desidentificación con el endogrupo. Los sujetos de grupos de bajo status en
situaciones de permeabilidad se identifican más con los grupos de alto
status, mientras que la percepción de inestabilidad en las diferencias de
status conduce a una mayor identificación intragrupal en los grupos de
bajo status, pero no en los de alto status (Ellemers, et. al., 1990; Ellemers,
Doosje, Van Knippenberg & Wilke, 1992). La permeabilidad de las barreras
no tiene por qué corresponderse a la realidad, basta con que dicha
permeabilidad sea percibida como tal (Wright, Taylor & Moghaddam,
1990). La percepción por parte del grupo desfavorecido de que las
diferencias de status están basadas en la capacitación individual,
atribuyéndose características personales a la pertenencia categorial,
estimula la percepción de permeabilidad y las comparaciones interindividuales en vez de intergrupales y, finalmente, la movilidad social. La
movilidad social suele ser restrictiva (Wright et al., 1990), pero basta con
que se perciba que un grupo reducido de sujetos del grupo de bajo status
han podido acceder al grupo de alto status para que se refuercen las
creencias sobre que el éxito y el fracaso dependen de capacidades
personales. Sin embargo, cuando los intentos de movilidad individual son
bloqueados sistemáticamente, los miembros de grupos de bajo status
pueden comenzar a pensar que la estratificación se basa en pertenencias
categoriales, (como la raza, el sexo, clase, etc.) y no en criterios de valía
personal, generándose sentimientos de injusticia que incrementan la
insatisfacción por la situación de desventaja y motivan a implicarse en
acciones colectivas para cambiar la estructuración social existente.
Evidentemente, los grupos que se encuentran en una
situación de privilegio en la actual estructuración social no son pasivos.
Activamente tratan de difundir ideologías que presentan la actual
organización de la sociedad como “natural”, “la mejor de las posibles” y
basada en criterios de valía personal. La ideología dominante que trata de
380
Viaje al Corazón de la Psicología Social
que los grupos desfavorecidos crean en la legitimidad de las diferencias
existentes y las perciban como basadas en criterios personales (capacidad,
esfuerzo, valía personal, ambición personal, trabajo duro, inteligencia,
etc.) en vez de criterios categoriales (género, “raza”, etc.) es la
MERITOCRACIA. Recientemente, Jost y colegas han desarrollado la teoría
de “la Justificación-del Sistema”. El modelo asume que existe una
motivación básica en el ser humano: pensar que el mundo social que le
rodea es justo y estable. Esta necesidad sería tan básica que los sujetos se
adhieren a ella incluso a expensas de sus intereses personales. Cuando
una persona tiene esta visión legitima de la organización social y es objeto
de un acto de discriminación que le perjudica le quedan dos alternativas:
(a) pensar que su sistema de creencias previas es erróneo y debe cambiar
su visión del mundo, o (b) ratificarse en su creencia en la legitimidad de la
sociedad y auto-responsabilizarse de la experiencia negativa que ha
sufrido. La primera solución produciría una fuerte “disonancia”, es muy
aversiva (incluso los científicos prefieren muchas veces una mala teoría a
ninguna teoría) por lo que rara vez es la elegida. Finalmente, los miembros
de grupos desfavorecidos que sufren experiencias de discriminación
acaban considerando que “se lo merecen”, por que son menos
inteligentes, o menos trabajadores, etc. Los estereotipos juegan un papel
central en este proceso al cumplir funciones ideológicas (explican por qué
unos grupos están en situaciones de privilegio- son más inteligentes,
trabajan más fuerte, tienen más ambición, etc.- y otros no- son vagos,
menos educados e inteligentes, etc) (Haines, & Jost, 2000; Jost & Banaji,
1994; Jost, & Burgess, 2000; Jost, Pelham, Sheldom, & Sullivan, 2003; Jost,
& Hunyady, 2003).
Un segundo mecanismo que trata de perpetuar la
organización social existente es la “reproducción social”. Los grupos
favorecidos tratan de “socializar” a sus “vástagos” en un sistema de
valores que los haga aptos para preservar las diferencias existentes,
siendo ellos quienes se mantengan en la situación de privilegio. Pratto,
Sidanius y colegas (Federico, 1998; Federico, & Sidanius, 2002; Levin,
Federico, Sidanius, & Rabinowitz, 2002; Major, McCoy, Schmader,
381
Viaje al Corazón de la Psicología Social
Gramzow, Levin, & Sidanius, 2002; Pratto, Sidanius & Levin, 2006;
Sidanius, Levin, & Pratto, 1998; Sidanius, Levin, Liu, & Pratto, 2000) han
desarrollado la TEORÍA DE LA DOMINANCIA SOCIAL para analizar éste
proceso de reproducción social. El modelo asume que todas las
sociedades conocidas, presentes y pasadas, se han organizado en base a
criterios grupales (castas, razas, género, etc.). Esta organización se justifica
a través de cuatro mecanismos. (a) Ideológico- culturales. Son “mitos” que
legitiman las desigualdades, como le Etica Protestante del Trabajo, la
creencia en el mundo justo, etc. (ver capítulo sobre los orígenes de la
concepción occidental de persona en el apartado sobre el Self para alguno
de estos mitos). (b) Instituciones que estimulan la jerarquización social
(ejército, Iglesia, Escuela, deporte, etc.) en vez su reducción. (c) A nivel
intergrupal, los sesgos intergrupales analizados en los apartados
anteriores. (d) A nivel personal, la educación diferencial en valores, el
desarrollo de la Orientación de Dominancia Social. El modelo propone que
todos los grupos gobernantes están motivados para mantener sus
posiciones del privilegio. Entre otras estrategias, esto se logra a través del
desarrollo y extensión de ideologías que presentan la actual organización
social como natural y necesaria. La otra es a través de la socialización
diferencial. Existen dos tipos de personas: personas con una alta
Orientación Social de Dominación y con baja. Los sujetos con un SDO alto
se preocupan por asuntos de status social. Perciben la jerarquía como
legítima y necesaria y trabajan para la conservación y la ampliación de las
diferencias jerárquicas entre los grupos. Los sujetos con este tipo de
orientación son más frecuentes entre los grupos dominantes.
8.4.4. SITUACIONES DE IDENTIDAD SOCIAL INSEGURA Y MOVILIZACIÓN
SOCIAL.
Movilización social
382
Viaje al Corazón de la Psicología Social
Volviendo a Tajfel (1982), existen un segundo tipo de situaciones sociales,
SITUACIONES DE IDENTIDAD SOCIAL INSEGURA. Son situaciones en las
que se percibe una posibilidad de cambiar la distintividad negativa
derivada de comparaciones entre grupos en desigualdad de status (Tajfel,
1978). Este tipo de situaciones se caracterizan por una percepción de
ilegitimidad de las diferencias de status y una percepción de la
inestabilidad de dichas diferencias (se percibe la posibilidad de cambiar la
jerarquización social existente) (Tajfel, 1981). La legitimidad del viejo
orden se ve amenazada (Ng & Cram, 1988). Como afirma Tajfel (1981), la
ilegitimidad y la inestabilidad de las fronteras intergrupales constituyen
catalizadores importantes para tratar de cambiar el status del grupo. Este
cambio de legitimidad es desfavorable para el grupo ortodoxo (grupo
actualmente en situación de privilegio), por ello se llama inseguridad
negativa, mientras que es favorable para el grupo heterodoxo (grupo
actualmente en situación desfavorable): inseguridad positiva (Ng & Cram,
1988). Es en este tipo de contextos en los que los SESGOS INTERGRUP
ALES SON MAS ACUSADOS. Spears y Manstead (1989) señalan cómo estas
situaciones afectan también a los grupos de alto status que tratan de
incrementar su diferenciación ante la amenaza a su posición. Aquí, los
grupos de status elevado ven amenazada su identidad social, bien por la
amenaza de otro exogrupo, bien por un conflicto en su sistema de valores
derivado de que su situación de privilegio se percibe como basada en la
injusticia y la explotación (Tajfel, 1978). El tipo de estrategia utilizada por
los grupos desfavorecidos en este tipo de situaciones es «la movilización
social» (Brown, 1988; Tajfel, 1978, 1981). Los miembros del grupo
desfavorecido se implican en acciones colectivas cara a modificar la
estratificación actual que resulta desventajosa para su grupo. Tajfel (1981,
pág. 244) define el movimiento social que se deriva de éste tipo de
situaciones como «los intentos colectivos por conseguir el cambio en
ciertas instituciones o la creación de un orden social completamente
nuevo... representa el esfuerzo de un grupo amplio de personas por
resolver colectivamente un problema que lo sienten como común». Sin
embargo, existirían tres condiciones necesarias para que el grupo
desfavorecido inicie una acción colectiva:
383
Viaje al Corazón de la Psicología Social
Condiciones para la movilización social
(b.l.) Condición de identidad. Los miembros del grupo deben desarrollan
un sentimiento de pertenencia grupal, un sentido de «nosotros». Gurin y
Townsend (1986) distinguen tres dimensiones dentro de la Identidad del
grupo: (a) similitud percibida en ciertas características personales de sus
miembros; (b) conciencia de un «destino común», definida como la
percepción de que los miembros del grupo son tratados de forma similar;
(c) centralidad para el sujeto o importancia concedida a la pertenencia
grupal.
(b.2.) Condición de oposición. Deben además identificar un exogrupo (p.e.
el exogrupo de alto status) al que culpabilicen de su situación desfavorable. En esta dirección, Hewstone (1988) señala que la atribución de la situación desfavorable en la que se encuentra el endogrupo a un exogrupo
permite, por un lado, proteger la auto-estima de los miembros del grupo
desfavorecido pero, además, genera sentimientos de cólera hacia el
responsable de la situación. Este tipo de atribución jugaría un papel
central en la «ideología del descontento». Ya Tajfel (1982) señaló que los
grupos de bajo status buscan resolver los conflictos de identidad
derivados de su situación desfavorable buscando atribuir las
responsabilidades al sistema social.
(b.3.) Los grupos deben elaborar un discurso que explique la legitimidad
de su acción colectiva hacia el exogrupo, y urja sobre la necesidad de tal
acción colectiva. Como afirmaba Tajfel (1978, 1981), cuando existen
discrepancias entre las creencias en el cambio social y las facilidades para
la movilidad social, emergen una creatividad social asociada al desarrollo
de nuevas actitudes e ideologías, y sus concomitantes emocionales,
incrementándose la percepción dicotómica del contexto social y
facilitando las conductas en términos de pertenencias grupales mutuas.
Este tipo de «ideologías» pueden conducir a que los impedimentos de la
384
Viaje al Corazón de la Psicología Social
movilidad social no existentes en la realidad puedan ser «creados». Tajfel
(1978) señala la existencia de tres tipos de creencias sobre el cambio
social:
(1) Creencias sobre la existencia de un sistema de estratificación social
rígido, sin percepción de impedimentos para la movilidad social (p.e.
movimientos nacionalistas).
(2) Individuos dentro de la sociedad que necesitan estructurar sus ambientes sociales en forma de creencias sobre la jerarquización
impermeable de los grupos sociales.
(3) Conflicto de intereses entre grupos que no ocupan status diferentes.
Movilización social, legitimidad, estabilidad, y permeabilidad
Ellemers, Wilke y Van Knippernberg (1993) realizan dos estudios experimentales en los que tratan de determinar cuáles son los factores que
afectan a la decisión de miembros de grupos de bajo status por implicarse
en la movilización por el cambio social. Los factores estudiados por los
autores son:
1. Permeabilidad de las barreras intergrupales.
2. Legitimidad percibida de las diferencias de status. Igual que hace la
teoría de la Deprivación relativa, los autores distinguen entre ilegitimidad
385
Viaje al Corazón de la Psicología Social
personal (deprivación egoísta) e ilegitimidad grupal (deprivación
fraternal).
3. Estabilidad percibida de las diferencias de status.
4. Auto-identificación con el grupo. Este factor es fundamental en la
participación en acciones sociales. Así, Whittler, Calantone y Young (1991)
encontraron que los ciudadanos negros con una alta identificación con el
grupo era más probable que se implicasen en actividades de la comunidad
negra en reivindicación de sus causas. Además, si bien tanto los negros de
alta como de baja identificación con el grupo se percibían como más
similares a los miembros del endogrupo (negros) que al exogrupo
(blancos), este efecto era más acusado entre los sujetos de alta
identificación.
Además, de acuerdo con otros modelos, los autores afirman que existen
una secuencia gradual en la utilización de las diversas estrategias
mencionadas hasta aquí: los miembros de grupos de bajo status primero
tratarían la movilidad social y sólo cuando ésta no es posible pasarían a la
movilización social.
La desmovilización social
Major (1994) analiza la «otra cara de la moneda», es decir la desmovilización social. ¿Cómo es posible que existan grupos sociales (p.e. la mujer)
que de forma evidente sufren un proceso de discriminación sin que ello
conduzca a la movilización social? El modelo que explicaría dicho proceso
es el MODELO DEL MERITO PERSONAL. Los elementos que explicarían el
386
Viaje al Corazón de la Psicología Social
por qué en estas situaciones los miembros del grupo discriminado pueden
llegar a la conclusión de que se merecen la situación en la que se
encuentran son los siguientes:
(a)
EL PROCESO DE COMPARACION. Partiendo de la teoría de la
comparación social de Festinger, se plantea que los sujetos, para
saber qué es lo que se merecen, tienden a comparar su situación
con la de otros, pudiendo establecerse diferentes tipos de
comparaciones: (1) Self-Self: comparamos nuestra situación
actual con nuestra situación en el pasado; (2) Self-endogrupo:
comparamos la situación en la que nos encontramos con la
situación en la que se encuentran otros miembros de nuestro
propio grupo (p.e. otras mujeres); (3) Self-exogrupo:
comparamos nuestra situación con aquella en la que se
encuentran los miembros del exogrupo (p.e. varones); o aún la
comparación (4) endogrupo-exogrupo (situación de las mujeres
respecto a los varones como grupo). Festinger afirmaba que la
tendencia de los sujetos es a compararse con otros similares
(con uno mismo en el pasado, o con miembros del propio
grupo). Si el sujeto descubre en la comparación que otros
miembros del propio grupo (otras mujeres) que estos(as) se
encuentran también en una situación desventajosa, los
estándares de comparación se mantendrán a un nivel bajo y no
surgirá el descontento (“mal de muchos consuelo de tontos”).
Por lo contrario, cuando las comparaciones se establecen entre
el propio grupo (las mujeres) con los miembros del exogrupo (los
hombres) (nosotras las mujeres en comparación con la situación
de los hombres) existe un potencial para la toma de conciencia
de la existencia de desigualdades y, por ende, para el
descontento. Un elemento que puede activar o hacer más
probable que se produzcan comparaciones endogrupo-exogrupo
es LA IDENTIDAD GRUPAL, que se define como un constructo
multidimensional que incluye: la similitud percibida entre los
miembros del endogrupo; la percepción de que se comparte un
387
Viaje al Corazón de la Psicología Social
«destino común»; y la centralidad o importancia que tiene
nuestra identidad grupal.
(b)
LEGITIMIDAD DE LAS DIFERENCIAS. Los procesos de atribución
juegan un papel central en la percepción de legitimidad o
deslegitimidad de las desigualdades percibidas. Cuando dichas
desigualdades se atribuyen a causas internas (p.e. nosotras, las
mujeres, somos menos inteligentes), se estimula la percepción
de legitimidad de las diferencias. Cuando, por lo contrario,
dichas desigualdades se atribuyen a factores externos (ellos, los
hombres, o las instituciones, o el sistema educativo, son los
responsables de las desigualdades), las diferencias tienden a
percibirse como ilegítimas. Por otra parte, en la cultura
occidental existen tres factores ideológico culturales que
estimulan las explicaciones en términos internos: La Creencias
en el carácter justo del mundo (<<cada uno tiene lo que se
merece»), el error fundamental (o tendencia a sobreestimar la
importancia de los factores internos en la determinación de la
conducta), y las creencias en el control interno del medio que
nos rodea (depende de. nosotros lo que nos sucede).
En la descripción anterior observamos la relevancia de la teoría de la
identidad social en la explicación de la movilización social. Sin embargo, en
ocasiones el «levantamiento» del grupo desfavorecido surge
espontáneamente, en forma de revuelta. Reicher (1984, 1987) presenta
ejemplos de la aplicabilidad de la teoría de la identidad social a este tipo
de situaciones. En concreto, Reicher (1984) analiza la revuelta de San
Pablo (Bristol) el 2 de abril de 1980. En este caso «la masa» se levantó
contra la policía a raíz de una redada realizada por esta última en un bar
del barrio de San Pablo (barrio marginal de mayoría negra). Según Reicher
(1984, pág. 189), «la masa es una forma de grupo social en el sentido de
un conjunto de individuos que se perciben como miembros de una
categoría social común. En otras palabras, adoptan una identificación
388
Viaje al Corazón de la Psicología Social
social común. Esta identificación común provee normas de conducta
estereotipadas que explican la homogeneidad en la conducta de los
sujetos. Sin embargo, dado el carácter ambiguo o novedoso de la situación
de masa, la identidad social adoptada por los participantes no provee
guías precisas para su conducta. Por ello, deben hacer frente al problema
de construir una identidad situacional apropiada». Esta definición de una
identidad situacional se realizaría a través de la parte inductiva de la
categorización social. Para Reicher el comportamiento de las masas, en
contra de viejas concepciones como las de Le Bon, no son «irracionales»
sino que presenta unos perfiles claramente definidos que ponen de
manifiesto su racionalidad: (1) selectividad del blanco de sus acciones; (b)
límites geográficos en los comportamientos de la masa; (c) los miembros
de la masa, a pesar del carácter espontáneo de la revuelta hablan de
propósitos claros; (d) emergencia de una identificación y definición de la
comunidad (residentes de San Pablo) y el exogrupo de oposición (la
policía).
8.4.5. LAS CINCO FASES DE LA MOVILIZACIÓN SOCIAL
Autores posteriores han introducido matizaciones en las formulaciones
tajfelianas sobre la secuencia de procesos que conducen a la acción social
colectiva. Así, Taylor y McKirnan (en Taylor & Moghaddam, 1987) plantean
el MODELO DE LAS CINCO FASES. Estas cinco fases que serán descritas a
continuación podrían ser completadas rápidamente, o requerir siglos:
(1) La sociedad esta claramente estratificada en grupos sociales. Los
grupos desfavorecidos se auto-responsabilizan de su situación y los grupos
dominantes se encargan de propagar esta ideología. Completando esta
fase, Doise (1978) señala cómo la función de toda ideología dominante es
la de oscurecer las contradicciones de un sistema dado, buscando
reproducir las relaciones existentes a través del mecanismo de la
universalidad y el aislamiento. El Estado aparece como representante del
389
Viaje al Corazón de la Psicología Social
interés general, diluyendo los agentes económicos su naturaleza de clase y
estableciéndose una falsa identidad igualitaria entre los ciudadanos. El
Estado aparece como árbitro de individuos con intereses privados
divergentes. En otras palabras, dicha ideología cumple una función de
reificación social. Esta ideología dominante extendida se ampliaría en la
segunda fase.
(2) Emergencia de una ideología Social Individualista. La pertenencia
grupal aparece asociada y basada en la capacidad de logro individual, y no
en la pertenencia categorial. Se legitima la habilidad y el esfuerzo como
medio de transvase grupal, apareciendo las barreras intergrupales como
permeables y abiertas. Las comparaciones son de carácter interindividual
(los sujetos se comparan con otros sujetos individuales, y no con grupos).
(3) Movilidad social: Dada la extensión de la ideología anterior, los sujetos
dominados ensayan la estrategia de la movilidad social. Serán los sujetos
con «más talento», quienes se han comparado con sujetos de categorías
más favorecidas, quienes traten la movilidad social.
(4) Incremento de la conciencia. El logro de la movilidad social legitima el
sistema, demostrando que las diferencias de estratificación se basan en
capacidades y esfuerzo personales. Sin embargo, cuando se multiplican los
casos de sujetos de grupos desfavorecidos que fracasan en sus intentos de
movilidad social se comienza a cuestionar la ideología anterior. Doise
(1978) plantea que las contradicciones internas permiten el desarrollo de
oposiciones a nivel ideológico. Los grupos discriminados desarrollan
«contra-ideologías opositoras», Según Gurin y Towsend (1986), esta contra-ideología, o ideología de los desfavorecidos, incluiría un triple componente: (a) descontento con el poder relativo del grupo; (b) evaluación de
la legitimidad de la estratificación social desventajosa para el grupo; y (c)
creencia en la necesidad de una acción colectiva para obtener los
intereses del grupo.
390
Viaje al Corazón de la Psicología Social
(5) La fase final sería la de relaciones intergrupales competitivas. Se corresponden a la acción colectiva de los grupos discriminados por mejorar
su situación.
8.4.6. DEPRIVACIÓN RELATIVA Y MOVILIZACIÓN
Según algunos autores, un elemento fundamental en el estudio de la acción social es la DEPRIVACION RELATIVA, que puede ser definida como «la
percepción del individuo de la discrepancia existente entre sus expectativas de valor y sus capacidades de valor... las expectativas de valor
son cualquier cosa que una persona piensa que merece tener, y las
capacidades de valor se refieren a las cosas que una persona cree que le
es posible obtener» (Taylor & Moghaddam, 1987; Moghaddam &
Perreault, 1992). A la hora de plantear la acción colectiva se suele
distinguir entre la privación relativa personal y la privación relativa
colectiva (Dubé-Simard, 1983). En la primera el sujeto compara su
situación individual (no la de su grupo) con la del exogrupo, mientras en la
segunda la comparación es entre la situación del endogrupo como
totalidad con la del exogrupo. Es éste segundo tipo de privación relativa la
que aparece asociada a la militancia y la acción colectiva. Además,
Runciman (en Taylor & Moghaddam, 1987) distinguía entre deprivación
egoísta (el sujeto siente deprivación debido a su posición dentro del
grupo) y de privación fraternal (la deprivación surge de la comparación del
status del grupo en su globalidad frente el status de otro grupo). La
primera estaría asociada a acciones individuales (p.e. la movilidad social),
mientras la segunda a la acción colectiva. Taylor y Moghaddam (1987)
señalan que los requisitos para que se produzca la privación relativa
serían:
Que la persona o grupo vea que otra persona o grupo posee un valor
dado.
Que esa persona o grupo desee poseer dicho valor.
391
Viaje al Corazón de la Psicología Social
Que además se sienta acreedor del mismo.
Que perciba posibilidades para su obtención.
Que no se auto-culpabilice de la carencia del mismo.
Petta y Walker (1992) cuestionan la tendencia a considerar como un
concepto unitario la deprivación relativa, sea egoísta o fraternal. Los
autores consideran que dentro de la deprivación relativa hay que
distinguir un doble componente: (a) un componente cognitivo, que sería la
percepción de la existencia de una discrepancia, y (b) un componente
afectivo, que son los sentimientos de insatisfacción que resultan de la
percepción de la discrepancia. Así, los autores cruzan estas dos
dimensiones con las dos dimensiones clásicas: ( a) de privación relativa
egoísta (que sería el resultado de comparaciones entre el self y el
endogrupo, implicando la percepción a nivel individual y la explicación de
conductas a nivel intra e interpersonal), y (b) la deprivación relativa
fraternal (que reflejaría la deprivación y el descontento a nivel social,
siendo resultado de comparaciones endogrupo-exogrupo, y conduciendo
a explicaciones de conductas a nivel intergrupal). De dicha combinación
resultan cuatro tipos de deprivación:
(a) Deprivación relativa egoísta-cognitiva,
(b) De privación relativa egoísta-afectiva,
(c) De privación relativa fraternal-cognitiva, y
(d) De privación relativa fraternal-afectiva.
Los autores realizan un estudio correlacional para ver la asociación de
cada una de las cuatro formas de deprivación con la IDENTIDAD ETNICA
(“Identidad social que es definida cuando los marcadores de
diferenciación entre el endogrupo y el exogrupo son étnicos”, Petta y
Walker, 1992, pág. 287). La identidad étnica es operacionalizada como un
392
Viaje al Corazón de la Psicología Social
constructo multidimensional que constaría de 6 dimensiones: utilización
del lenguaje, educación étnica, organizaciones étnicas, mass medias
étnicas, endogamia y elecciones de amistad intragrupales. Los autores
encontraron que si bien las cuatro formas de deprivación relativa se
correlacionaban con la identidad étnica, únicamente la de privación fraternal-cognitiva tenía un peso beta significativo. La conclusión sería que la
identificación con el grupo y el conocimiento «cognitivo» de deprivación
son prerrequisitos para el sentimiento de deprivación.
393
Viaje al Corazón de la Psicología Social
TEMA 9. PREJUICIO 2. CATEGORIZACIÓN Y ESTEREOTIPOS
INDICE
9.1. INTRODUCCIÓN.
9.2. CATEGORIZACIÓN Y SUS EFECTOS PERCEPTIVOS Y EVALUATIVOS.
9.2.1. EFECTOS DE LA CATEGORIZACIÓN.
9.2.2. EFECTOS DE LA CATEGORIZACIÓN EN LA MEMORIA.
9.3. LOS ESTEREOTIPOS.
9.3.1. DEFINICIÓN Y CARACTERÍSTICAS DE LOS ESTEREOTIPOS.
9.3.2. INEXACTITUD ESTEREOTÍPICA.
9.3.3. FUNCIONES DE LOS ESTEREOTIPOS.
9.3.4. ESTRUCTURA DE LOS ESTEREOTIPOS.
9.3.5. MEDICIÓN DE LOS ESTEREOTIPOS.
* Medición explícita.
* Medición implícita.
9.4. ANÁLISIS FUNCIONAL DE LOS ESTEREOTIPOS. LA ACTIVACIÓN
AUTOMÁTICA.
9.5. EFECTOS DE LOS ESTEREOTIPOS SOBRE LA CONDUCTA Y EL JUICIO.
9.5.1. PROFECÍA AUTO-CUMPLIDA.
9.5.2. EFECTO BACKFLASH.
9.5.3. EFECTO SOBRE LOS ACTORES. LA AMENAZA ESTEREOTÍPICA.
* Explicación basada en el incremento del arousal.
394
Viaje al Corazón de la Psicología Social
* Explicación basada en la reducción de la capacidad de memoria de
trabajo.
* Explicación basada en las emociones negativas.
* Explicación basada en la teoría de la auto-regulación.
* Explicación basada en el alejamiento psicológico.
* Explicación basada en los efectos de la activación automática de
esquemas, sin intervención del self.
9.5.4. INTERVENCIÓN PARA REDUCIR LOS EFECTOS DE LA AMENAZA
ESTEREOTÍPICA.
9.6. MODIFICACIÓN DE LOS ESTEREOTIPOS.
9.6.1. MODELOS DE CAMBIO DE LOS ESTEREOTIPOS.
9.6.2. INTERVENCIÓN PARA MODIFICAR ESTEREOTIPOS.
9.7. RESISTENCIAS AL CAMBIO DE ESTEREOTIPOS.
395
Viaje al Corazón de la Psicología Social
9.1. INTRODUCCION
En éste capítulo abordaremos dos de los temas que han generado
una mayor cantidad de investigación entre los psicólogos sociales
interesados por estudiar las bases que subyacen al conflicto social y el
prejuicio: los procesos de categorización y los estereotipos. Ambos
representan la cara y cruz de la misma moneda, siendo difícil de
separarlos. Cuando nos encontramos, vemos o nos hablan de una persona
nuestra mente automáticamente la clasifica como representante de
alguna categoría social relevante (chico o chica, joven o anciana, vasca o
francesa, delgada u obesa, negra, gitana, etc.) (proceso de categorización).
De forma inmediata la representación o creencias sobre cómo son las
personas de dicha categoría (estereotipo) es activada y va a afectar a
nuestra impresión y la conducta ulterior. En la exposición que sigue
adoptaremos un orden cronológico abordando ambos procesos en el
orden histórico en el que fueron desarrollados. Comenzaremos el tema
con quien podemos considerar el “padre” de ésta aproximación: Gordon
W. Allport.
9.2. CATEGORIZACIÓN Y SUS EFECTOS PERCEPTIVOS Y
VALORATIVOS.
396
Viaje al Corazón de la Psicología Social
Gordon W. Allport
Gordon W. Allport publica en 1954 una obra titulada “la naturaleza
del prejuicio”, dedicada a teorizar sobre las bases del prejuicio y el
conflicto social. En el momento de su publicación su impacto va a ser
relativo pues se produce en una década dominada por la explicación
psicodinámica del prejuicio (Duckitt, 1992) debido al fortísimo impacto
que tuvo la obra de Adorno y colaboradores (1950) titulada la
“personalidad autoritaria”. Allport propone una explicación cognitiva al
prejuicio en una época dominada por la explicación psicopatológica que
afirmaba los prejuicios son mecanismos de defensa del sujeto para no
tener que reconocer conflictos psicológicos internos derivados de una
mala relación con las figuras parentales inicialmente, y las figuras de
autoridad posteriormente.
397
Viaje al Corazón de la Psicología Social
En contra de ésta explicación, Allport afirma que,
desgraciadamente, todo el mundo puede ser prejuicioso porque el
prejuicio es consecuencia colateral o no deseada de procesos naturales de
la mente humana. Por tanto el prejuicio es un problema universal, que se
da en todo el mundo independientemente del momento histórico en el
que se nazca y de la cultura en la que se socialice. Adoptando una
perspectiva epistemológica cartesiana (Markowa, 1982) considera que el
cerebro no puede procesar la información que le llega a través de los
sentidos a menos que no disponga a priori de ciertos “programas” que le
permitan trabajar dicha información. Adoptando una analogía muy común
desde la revolución cognitiva de los sesenta (Gardner, 1987), el cerebro
humano sería un ordenador cuya función principal es procesar la
información del entorno para tomar decisiones. El cerebro sería el
“hardware” del ordenador, el soporte físico. Sin embargo, un ordenador
sin una serie mínima de programas (software) es como una caja de
zapatos, es un objeto físico con el que no podemos comunicarnos. Todo
ordenador necesita un programa mínimo que permita al usuario
comunicarse con él para decirle qué quiere hacer o para instalar otros
programas más complejos. Pues bien, uno de los programas básicos
instalados en el cerebro desde el nacimiento sería el proceso de
categorización. La categorización lo que hace es agrupar objetos del
entorno en función a elementos en común (color, tamaño, forma, utilidad,
apariencia, etc.). La categorización lo que haría es simplificar nuestra
percepción del entorno. La categorización no sería un programa
únicamente instalado en el cerebro humano sino también en otras
especies animales. ¿Por qué es tan ubicua la presencia de este proceso?
Según Allport por que está en la base de todo proceso de aprendizaje y
por que incrementa la probabilidad de supervivencia del animal. Veamos
éstas dos funciones mediante un ejemplo basado en animales, aquí en un
perro al que llamaremos Urko. Imaginemos que Urko se ha criado de
forma casi silvestre en el campo, sin haber tenido contacto con los
automóviles jamás, ni directa ni vicariamente. Supongamos que un día,
mientras retoza en el campo observa acercarse un objeto nuevo, grande,
poderoso, ruidoso, de hierro y muy rápido (en realidad en un jeep negro,
matrícula ZXB- 9999, conducido por Julián Barrizo, consumado
398
Viaje al Corazón de la Psicología Social
dominguero que le gusta conducir su coche por el campo los domingos a
la mañana). Urko, lleno de curiosidad se acerca directamente hacia éste
novedoso animal que no conoce, y tanto se acerca que acaba arrollado,
sufriendo la ruptura de su pata posterior. Seamos generosos con Urko y
supongamos que tras seis meses sus heridas sanan y puede nuevamente
corretear por el campo. Imaginemos que por segunda vez en su vida ve
acercarse otro ejemplar de aquella especie animal (vehículo a motor) que
le hirió en el pasado. Este nuevo espécimen es de otro color (rojo), y un
poco más pequeño que el anterior (es un Scenic 4x4, matrícula TTX- 9700,
conducido por Isabel Cimera). No nos sorprendería que Urko huyera
despavorido con sólo ver al espécimen en la lejanía.
El ejemplo anterior ilustra cómo funciona la categorización, y todos
sus efectos. Urko ha creado en su mente una nueva categoría de animales
a partir de su encuentro con el primer jeep. Además ha generalizado su
experiencia inicial a cualquier miembro de ésta nueva categoría
generalizando una regla: los miembros de la especie animal XXXX
(automóviles) son peligrosos y debo huir ante su presencia. A partir de
entonces aplicará la regla ante nuevos ejemplares de dicha categoría.
Sucede lo mismo cuando encontramos por la calle un perro que, ante la
presencia de una persona da muestras de temor, recula, y se muestra
receloso. El observador rápidamente infiere que el animal ha sido
maltratado por su dueño. Desde la perspectiva del perro, el perro ha
aprendido la regla general “los seres humanos son peligrosos” y la aplica
ante cualquier nueva persona que encuentre. Deberá re-aprender en el
futuro a discriminar entre distintas personas. En ambos casos los perros
han generado una categoría que agrupa un gran número de ejemplares
(casos concretos), “vehículos a motor” y “personas”. A partir de
experiencias concretas han desarrollado una regla general (los coches o
las personas son peligrosos), y la adoptan ante todos los nuevos miembros
de dichas categorías. En otras palabras, asumen que todos los seres
humanos o todos los vehículos son peligrosos. Trata a todos los
ejemplares de la categoría como similares. Evidentemente éste proceso
399
Viaje al Corazón de la Psicología Social
hará que la vida de Urko pueda ser más larga de lo que lo sería si tuviese
que aprender a discriminar entre los coches concretos.
En el caso de los humanos, ejemplos de estas generalizaciones
asociadas a la categorización las encontramos reflejadas en frases como:
“los alemanes son aburridos”, “los mexicanos son impuntuales”, “los
árabes son islamistas y extremistas”, “los jóvenes son irresponsables”, “los
gitanos son sexistas”, etc. La diferencia básica con Urko es que en el ser
humano estas reglas generales en su mayor parte las aprendemos desde
pequeños a partir de los estereotipos dominantes de nuestra cultura.
Volviendo a Allport, la categorización permite simplificar nuestra
percepción del entorno que es percibido como constituido por un número
finito de grupos o categorías en vez de un número ilimitado de ejemplares
únicos. Sin embargo, éste proceso en principio adaptativo para la
supervivencia del animal, tiene una serie de efectos perceptivos y
evaluativos, a veces indeseados.
9.2.1. EFECTOS DE LA CATEGORIZACIÓN.
Un primer efecto de la categorización es el de ASIMILACIÓN, o
exageración de las similitudes percibidas entre los miembros
pertenecientes a la misma categoría: “los hombres son agresivos”, “las
mujeres son emocionales”, “los niños son mentirosos”, etc. Cuando la
mente agrupa, automáticamente exagera la semejanza entre los
miembros del mismo grupo, trata a los miembros de la misma categoría
como casos intercambiables.
Un segundo efecto complementario al anterior es el de CONTRASTE,
o exageración de las diferencias percibidas entre miembros de distintas
400
Viaje al Corazón de la Psicología Social
categorías. “Los hombres y las mujeres son completamente diferentes”,
“occidentales y orientales nunca podrán vivir juntos por que no se parecen
en nada”, etc.
Será Tajfel (Tajfel & Wilkes, 1963) el primero que en la década de los
sesenta demostrará experimentalmente éstos de efectos ligados a la
categorización. En sus estudios los participantes debían estimar las
longitudes de una serie de líneas proyectadas a través de diapositivas. En
cada diapositiva se mostraban seis líneas de diferente longitud. La
inducción de procesos de categorización se manipuló a través de los
formatos de presentación de las líneas. Veamos en el ejemplo siguiente:
1
2
3
4
5
6
1
2
A
3
4
5
6
B
Las líneas son las mismas en el caso de la derecha y la izquierda. A
la mitad de las personas se les presentaban en el formato de la izquierda
(condición control de no categorización). Se esperaba que la “mente” de
estas personas percibieran seis líneas cuyas longitudes debían estimar. A
la otra mitad se les presentaban las mismas seis líneas pero en el formato
de la derecha (condición categorización). Sin decirlo en palabras, Tajfel
401
Viaje al Corazón de la Psicología Social
quería que la “mente” de estas personas percibieran dos grupos de líneas
(el grupo A de las líneas más largas y el grupo B de las líneas más cortas)
en vez de seis líneas individuales. El resultado fue que, en comparación
con el grupo control, quienes realizaron la tarea bajo el formato de
categorización percibían menores diferencias de longitud que las
realmente existentes entre las líneas 1, 2, y 3. Lo mismo sucedía con las
líneas 4, 5, y 6. Percibían como más similares en longitud entre sí a las tres
líneas pertenecientes al mismo grupo (efecto asimilación).
Simultáneamente, los mismos sujetos percibían las diferencias entre las
tres líneas largas y las tres cortas como mayores de las realmente
existentes (efecto contraste). Este efecto sin embargo sólo se producía si
había una correlación entre cómo se organizaban los ejemplares y la
dimensión se juicio. En otras palabras, cuando las cortas formaban un
grupo y las largas el otro, pero no cuando se mezclaban líneas cortas y
largas al azar en ambos grupos.
Volviendo a Allport, planteó un tercer efecto de la categorización:
ETNOCENTRISMO o valoración acrítica más positiva de todo lo que tenga
que ver con el propio grupo sobre las valoraciones de los demás grupos.
Allport denominó a éste efecto como PREJUICIO DEL AMOR (pág. 42).
Finalmente, el cuarto efecto es el desarrollo de los ENEMIGOS
CARACTERÍSTICOS. Según Allport (pág. 56), “todos los grupos desarrollan
una forma de vida con códigos y creencias, normas y enemigos
característicos que satisfagan sus propias necesidades de adaptación”. La
hostilidad hacia otros grupos favorece la cohesión interna del grupo y
permite encontrar responsables a los que atribuir lo que va mal en el
grupo.
402
Viaje al Corazón de la Psicología Social
Así pues, la categorización explicaría muchos fenómenos asociados
al prejuicio, y permitiría entender el por qué éste problema es tan
universal.
Es a partir de los setenta cuanto las ideas de Allport van a encontrar
el terreno abonado para convertirse en uno de los paradigmas teóricos
estrella en el abordaje del prejuicio. Sin embargo, la preocupación en
torno a los efectos de la categorización va a cambiar de óptica. Si el los
sesenta Tajfel había demostrado los efectos de la categorización a nivel de
la percepción, en los setenta se va a tratar de demostrar cómo la
categorización afecta a la forma como almacenamos y estructuramos la
información en nuestra memoria.
9.2.2. EFECTOS DE LA CATEGORIZACIÓN SOBRE LA MEMORIA.
El siguiente hito histórico lo va a constituir los estudios de Taylor,
Fiske, Etcoff y Roderman (1978) sobre los efectos de la categorización
sobre la memoria a través del paradigma experimental conocido como
“¿Quién dijo Qué?”.
La tesis de partida era sencilla: cuando recibimos información sobre
las personas (a través de conversaciones, los medios de comunicación y
experiencias personales), la información queda almacenada en la memoria
a largo plazo, no de forma individualizada y separada, sino asociada a la
categoría social a la que pertenecen esas personas (categorías nacionales,
raciales, de género, edad, religiosas, políticas, etc.). Con el paso del
tiempo, la información que individualiza a esas personas (sus nombres
concretos o los elementos que las diferencian) se van olvidando y lo que
queda son conductas asociadas a las categorías sociales genéricas. Para
intentar demostrarlo desarrollaron un procedimiento experimental a la
vez sencillo pero ingenioso. Los participantes veían un video de 15
403
Viaje al Corazón de la Psicología Social
minutos en el que seis personas hablaban de un determinado tema. Tras
ver el video, de forma inesperada, se sometía a los participantes a una
tarea de recuerdo. Se les presenta una hoja con la foto de los seis
participantes en la discusión del video así como 20 frases que habían sido
dichas durante la conversación. La tarea consistía en asociar cada frase
con la foto de la persona que la pronunció (por eso “quién dijo qué”). En
tres experimentos se manipuló la composición del grupo de discusión. En
un experimento seis varones, tres blancos y tres negros discutían sobre
una campaña publicitaria. En un segundo experimento 3 varones y 3
mujeres todos blancos discutían sobre el voto en una futura elección. En el
tercero se manipuló el número de negros- blancos o hombres- mujeres en
los grupos de discusión.
La variable independiente la constituía el número de errores
cometidos durante la fase de recuerdo, clasificándose dichos errores en
dos tipos: errores inter versus intra- categoriales. Los primeros consisten
en poner en boca de una persona algo dicho por una persona del otro
grupo (poner en boca de un blanco lo que fue dicho por un negro, o en
boca de una mujer lo que dijo un hombre, y viceversa), mientras que los
segundos consisten en poner en boca de una persona lo que dijo otra
persona de su mismo grupo (poner en boca de un hombre lo que dijo otro
hombre, o en boca de un negro lo que dijo otro negro, etc.). Los
resultados indicaron que los errores intercategoriales eran mucho menos
frecuentes que los errores intracategoriales.
Estudios posteriores manipularon el tiempo transcurrido desde la visión
del video y el momento en los que los participantes debían realizar la
tarea de recuerdo. Los resultados arrojaron información muy ilustradora
de lo que estaba sucediendo: al aumentar el lapso de tiempo transcurrido
desde el visionado del video hasta la tarea de recuerdo aumentaban
fuertemente los errores intracategoriales. Sin embargo, los errores
intercategoriales no aumentaban con el transcurso del tiempo. Esto
estaba indicando que durante la fase de procesamiento de la información
404
Viaje al Corazón de la Psicología Social
(visión del video), los sujetos estaban almacenando la información en base
a criterios categoriales. Por ejemplo, lo que decían los varones estaba
siendo almacenado en un “fichero” propio mientras que lo que decían las
mujeres se almacenada junto en otro fichero independiente al primero.
Con el paso del tiempo, la información concreta que permitía distinguir
entre lo que dijeron los miembros del mismo grupo iba olvidándose,
aumentando los errores. Sin embargo, como la información perteneciente
a categorías diferentes desde el inicio se había almacenado en ficheros
independientes la confusión entre diferentes categorías no se producía.
Los datos estaban avalando la idea de que la información que recibimos
cotidianamente se va almacenando en base a criterios de categorización.
Aplicando el mismo paradigma Hewstone, Hantzi y Johnston (1991)
demostraron que existen diversos criterios de categorización como la raza
y el sexo que son altamente accesibles y afectan a la organización de la
información en la memoria incluso aunque el tema de conversación en el
video no sea relevante (no esté relacionado) con dichas categorías. En el
mismo sentido, Stangor, Lynch, Duan y Glass (1992) demostraron con el
mismo paradigma cómo criterios como el sexo, la raza o la edad se
activaban automáticamente debido a su carácter informativo y
diagnóstico. Finamente, Biernat y Vescio (1993) encontraron que la
organización de la información en la memoria se extendía a criterios de
categorización basadas en las actitudes de los sujetos (en su caso división
de los participantes en el video entre quienes estaban a favor o en contra
de un sindicato estudiantil). En otras palabras, categorizar a una persona
en base a criterios como su adscripción ideológica o sus actitudes en
diversos temas sociales provocaría en la memoria los mismos efectos
encontrados por Taylor y sus colaboradores.
Más recientemente, Maddox y Gray (2002), aplicando el mismo
paradigma y utilizando la raza (blanco- negro) como criterio categorial,
encontraron que los observadores organizaban la información no en
términos gruesos blanco- negro, sino en función del grado de
405
Viaje al Corazón de la Psicología Social
pigmentación, negros-de-tez-clara versus negros-negros, siendo éstos
últimos a los que se aplicaba el estereotipo más negativo.
En los ochenta se produce un cambio en los intereses de los teóricos
centrados en la explicación cognitiva del prejuicio: hay un cambio de
óptica, la investigación se va a centrar en la “otra cara de la moneda”: los
estereotipos. La lógica es sencilla: cuando nos encontramos con una
persona, vemos las noticias, oímos hablar de alguien, etc. nuestra menta
espontáneamente categoriza al otro (es un musulmán, es una mujer, es un
anciano, es un gitano, etc.). La categorización de la persona activa
automáticamente el estereotipo de su grupo (los musulmanes, las
mujeres, los ancianos, los gitanos). Inconscientemente, el estereotipo
activado va a afectar a nuestros pensamientos, sentimientos y conductas.
El problema básico del prejuicio es que actuamos como si los estereotipos
describiesen la realidad. Por tanto, los teóricos van a volcarse a estudiar
los estereotipos.
Sin embargo, desde los ochenta hasta la actualidad el interés en torno a
los estereotipos ha ido evolucionando. En los ochenta y principios de los
noventa el interés va a ser fundamentalmente estructural. Los psicólogos
sociales van a tratar de definir con precisión los estereotipos, van a
desarrollar instrumentos para su medición, van a tratar de desentrañar la
estructura interna de los mismos y reflexionar sobre sus funciones (¿para
qué utilizamos los estereotipos?). A mediados de los noventa el interés va
a ser más funcional. Con la importación de técnicas que permiten estudiar
procesos cognitivos automáticos de los que los sujetos no son conscientes,
los estudiosos van a analizar los estereotipos en su funcionamiento, cómo
se produce la activación de los mismos. En la actualidad, como veremos al
final del capítulo, hay una vuelta a elementos estructurales en un intento
por encontrar estructuras generales aplicables al estereotipo de cualquier
grupo. Además, tras décadas de teorización casi exclusivamente cognitiva,
hay una recuperación de los elementos más emocionales, importándose
406
Viaje al Corazón de la Psicología Social
modelos tradicionales del campo de las emociones al estudio del prejuicio.
Estos serán los contenidos que nos ocupen la segunda parte del capítulo.
9.3. LOS ESTEREOTIPOS
Aunque a partir de los ochenta éste va a ser uno de los campos que
más cantidad de investigación va a generar, el concepto es casi tan
antiguo como la propia psicología social. Fue empleado por el periodista
Walter Lippmann (1889- 1974) en su célebre libro “Public Opinión” (1922)
(el texto puede ser descargado gratuitamente en www.gutenberg.org). En
el apartado del libro dedicado a los estereotipos, Lippmann afirma que “la
mayor parte de las cosas no las vemos primero y luego las definimos, sino
que primero las definimos y luego las vemos. En el gran bullicio y
confusión que aturde que caracteriza el mundo exterior solo cogemos
aquello que la cultura ha previamente definido para nosotros... nos hablan
del mundo antes de que lo veamos por nosotros mismos. Y estos
preconcepciones, a menos de que la educación nos haya hecho
407
Viaje al Corazón de la Psicología Social
conscientes de ello, gobiernan todo el proceso de percepción. Señalan
ciertos objetos como familiares o extraños, enfatizando la diferencia de
forma que lo familiar aparezca como muy familiar y lo extraño como
profundamente extraño. Estas preconcepciones [estereotipos] son
activados por pequeños signos que van desde signos reales hasta vagas
analogías. Una vez activadas se mezclan con imágenes antiguas
recuperadas de la memoria y se proyectan sobre el mundo”.
Una década después, Braly y Katz (1933, 1935) van a publicar los
primeros trabajos empíricos sobre estereotipos, desarrollando el primer
instrumento de medición: la lista de adjetivos. Cien estudiantes de
Princeton asignaron 84 adjetivos para describir 10 grupos raciales. El
acuerdo al aplicar un adjetivo a un grupo será la operacionalización del
estereotipo. Los autores afirman que el grado de acuerdo entre los
estudiantes no refleja sólo su grado de contacto con los miembros de esas
razas, sino los estereotipos culturales aprendidos. Además, afirman que
existe una tendencia a no contemplar u omitir los casos que desconfirman
los estereotipos de forma que éstos quedan preservados. Además, en su
estudio de 1935 apuntan una idea interesante que será retomada sesenta
años después. Los estereotipos son aprendidos en el proceso de
socialización, todos los incorporamos, y son independientes del grado de
prejuicio de la persona.
Como hemos indicado, el interés por los estereotipos deviene uno
de los campos de mayor investigación empírica a partir de los ochenta.
Inicialmente la problemática estudiada gira en torno a su definición,
medición, estructura y funciones. Vamos a revisar éstos aspectos.
9.3.1. DEFINICIÓN Y CARACTERÍSTICAS DE LOS ESTEREOTIPOS
408
Viaje al Corazón de la Psicología Social
El estereotipo tradicionalmente ha sido definido como un conjunto
de rasgos asociados a un grupo o categoría social que se asumen definen a
sus miembros (Allport, 1954; Bodehausen, 1988; Ford & Stangor, 1992;
Hamilton, 1979; Hamilton & Guilford, 1976; Jussim et al., 1987; Lalonde &
Gardner, 1983; Sangrador, 1981; Stangor & Lange, 1994, pág. 361).
Hamilton (Hamilton & Trolier, 1986, pág. 133) lo definió como “estructura
cognitiva que contiene los conocimientos, creencias y expectativas del
observador a cerca de algún grupo humano”. Sin embargo, ésta definición
puede dar la falsa impresión de consenso. El estudio de los estereotipos
está jalonado por una multiplicidad de definiciones. Como afirman Stangor
y Lange (1994), es sólo a partir de 1975 cuando parece alcanzarse cierto
consenso, utilizando la definición anterior.
Dentro de ésta aparente unanimidad actual al definir los estereotipos
como creencias generalizadas (y generalmente erróneas) sobre los
atributos y conductas que caracterizan a los miembros de un grupo,
podemos encontrar ciertos casos excepcionales que se apartan del
consenso. Este es el caso de Judd y Park (1993, pág. 110) que lo definen
como «un conjunto de creencias del individuo sobre las características o
atributos de un grupo ... no son necesariamente negativos ... ni inexactos
... En general, las características estereotípicas distinguen a un grupo
particular de otro grupo ... los atributos no necesitan ser altamente
prevalentes en un grupo para ser estereotípicos; sólo necesitan diferenciar
un grupo particular de otro ... Un estereotipo es definido a nivel del
observador individual y no necesita ser consensual, ni compartido.
Finalmente, por estereotipo entendemos el conjunto de creencias
personales de un individuo sobre el grupo, no su conocimiento de los
contenidos del estereotipo cultural».
Tradicionalmente, se han utilizado tres criterios para definir un
estereotipo (Stangor & Lange, 1994):
409
Viaje al Corazón de la Psicología Social
(a) El criterio de generalización. Clásicamente se consideró que lo
característico del estereotipo era que éste puede ser generalizado al
grupo como un todo. Un ejemplo lo encontramos en la definición de
Snyder y Miene (1994, pág. 34) para quienes «los estereotipos son
normalmente afirmaciones generalizadas simples sobre «cómo son» y «a
qué se parecen» los miembros de un grupo social que son «robados» de
su individualidad al aplicarse a ellos un número de creencias que les
adscriben un conjunto de atributos y predisposiciones de conducta
compartidos”. Sin embargo, diversos estudios comenzaron a poner pronto
en cuestión tal afirmación. Así, cuando se pedía a diversos sujetos que
indicasen la proporción de personas miembros de un grupo a los que se
podría aplicar los atributos supuestamente característicos del estereotipo
de dicho grupo, raramente se estimaba que los mismos podrían aplicarse
a más del 50% de sus miembros. Esto indicaría que los grupos no son
percibidos como tan homogéneos como los estereotipos parecerían
señalar.
(b) La distintividad. Ante el problema anterior, diversos autores han
preferido sostener que lo que define a un estereotipo es su distintividad:
«la distintividad hace referencia a la medida en que una característica es
percibida como asociada en mayor medida a un grupo que a otros
grupos» (Stangor & Lange, 1994). Tampoco esta definición pareció
resolver el problema.
(c) Diferenciación categorial Ante los problemas de los dos criterios
anteriores, Stangor y Lange (1994) propone un modelo asociacionista, en
el que lo importante de la representación de un grupo es que dicha
representación sea «informativa», siéndolo cuando las diferencias entre
los miembros de dos grupos en un rasgo dado son mayores que las
diferencias entre los miembros de un mismo grupo en dicho rasgo.
410
Viaje al Corazón de la Psicología Social
(Ejemplo, se diría que el rasgo «reservado» es informativo respecto al
estereotipo de los vascos si las diferencias en este rasgo, reservado, entre
dos vascos cualesquiera son menores de las que caben encontrarse entre
un vasco y una persona cualquiera que no sea vasca). Los rasgos «más
informativos» estarán asociados de forma más intensa con las etiquetas
que designan al grupo.
A estos tres criterios podríamos añadir un cuarto, el de la consensualidad
Así, Gardner (1994, pág. 4) define los estereotipos como creencias de
carácter consensual, o creencias compartidas sobre las características que
definen a un grupo social. Esta es una de las definiciones más antiguas
puesto que ya Katz y Braly (citado por Judd y Park, 1993, pág. 109)
definieron los estereotipos como «conjunto de atributos en que los
sujetos están de acuerdo como típicos de un grupo».
9.3.2. INEXACTITUD ESTEREOTÍPICA
Independientemente del aspecto en el que se ponga el acento al definir
los estereotipos, parece existir un consenso desde la definición que dio
Lippmann en 1922, y que luego los trabajos de Allport (1954/77) y Tajfel
(1978, 1981, 1982, 1984) reforzaron, de que los estereotipos son
necesariamente erróneos. El tema de la inexactitud de los estereotipos se
ha dado por sentado, siendo escasos los autores que han tomado este
tema como una afirmación necesitada de verificación empírica. El tema de
la inexactitud de los estereotipos es ampliamente abordado por Judd y
Park (1993). Los autores diferencian tres formas de inexactitud:
411
Viaje al Corazón de la Psicología Social
1. INEXACTITUD ESTEREOTIPICA. Consiste en la comprobación de que
los estereotipos son más prevalentes en un grupo que en otros y
que los atributos contra-estereotípicos lo son menos realmente que
en otros grupos (los varones son más agresivos que las mujeres
pero menos cariñosos, atributo contra-estereotípico). Este tipo de
inexactitud consistiría en sobreestimar la presencia de un
determinado atributo estereotípico en un grupo (la agresividad
entre los varones), y subestimar la presencia de un elemento
contra-estereotípico (el cariño). En otras palabras, consiste en ver a
un grupo como más estereotípico o menos de lo que realmente es.
2. INEXACTITUD DE VALENCIA. Se observa cuando los atributos tienen
valencias evaluativas (no son neutros, sino tienen connotaciones
positivas, p.e. generoso, o negativas, p.e. tacaño). Por ejemplo,
imaginemos que el estereotipo de los vascos sea que éstos son
trabajadores y violentos. Ambos serían elementos estereotípicos,
pero mientras en primero (trabajador) tendría connotaciones
(valencia) positiva, el segundo sería negativo. Este tipo de
inexactitud se produciría cuando se exagera el grado de
laboriosidad y agresividad de los vascos (técnicamente, se sobreestima la tendencia central del grupo en ambos atributos), y
además esta sobre-estimación es diferente para el atributo positivo
que para el negativo. En otras palabras, consiste en ver a un grupo
más o menos positivamente de lo que realmente es.
¿Puede comprobarse que éste tipo de inexactitudes se dan en los
estereotipos? La forma más simple de comprobarlo sería tener un criterio
«objetivo-externo» con el que comparar los estereotipos. Pero, por
definición, tal criterio objetivo no existe. Ante esta laguna, un
procedimiento que se suele seguir es el de utilizar como criterio de
comparación juicios que los miembros del grupo blanco del estereotipo
dan de sí mismos. Sin embargo, la literatura señala la existencia de sesgos
412
Viaje al Corazón de la Psicología Social
en el muestreo y en los auto-informes (p.e. sesgos auto-protectores, etc.)
que restan «objetividad a tales informes». Ante esas lagunas, Judd y Park
(1993) proponen un diseño para el estudio de la exactitud de los
estereotipos que consistiría en 5 pasos:
1. Recolectar datos de dos grupos (p.e. hombres y mujeres)
diferentes que deben evaluar o señalar atributos positivos y
negativos tanto estereotípicos como contra-estereotípicos de
su propio grupo y del otro grupo.
2. Selección de los atributos. De los datos anteriores, hacer la
selección de atributos (positivos y negativos) vistos como más
estereotípicos de cada grupo. Además, los atributos
estereotípicos de un grupo deberían ser contra-estereotípicos
del otro (p.e. el atributo «agresivo» podría ser estereotípico
del varón y contra-estereotípico de la mujer, mientras el
atributo «cariñoso» podría ser lo contrario).
3. A una nueva muestra de sujetos de ambos grupos se les pide
que indiquen (a) en qué medida cada atributo caracteriza a
cada grupo y (b) que evalúen si dichos atributos tienen
connotaciones (valencias) positivas o negativas. Se
seleccionan los atributos percibidos por ambos grupos como
prevalentes en su grupo y en el otro grupo.
4. Una vez identificada la lista anterior de atributos
estereotípicos y contra-estereotípicos se selecciona un
número igual de ítems con valencias positivas y negativas. Es
importante que los miembros de los dos grupos estén de
acuerdo en la valoración de cada atributo (p.e. que mujeres y
varones estén de acuerdo que «agresivo» es un atributo con
valencia negativa).
5. Finalmente, una vez elaborada la lista se vuelve a pedir a otra
muestra de sujetos de ambos grupos que valoren a su grupo y
413
Viaje al Corazón de la Psicología Social
al otro en la lista de atributos estereotípicos y contraestereotípicos positivos y negativos.
3. INEXACTITUD DE DISPERSION. Consiste en percibir al grupo como más o
menos disperso (más o menos homogéneo) de lo que realmente lo es.
9.3.3. FUNCIONES DE LOS ESTEREOTIPOS
Los estereotipos cumplirían una serie de FUNCIONES en las personas que
los utilizan, entre las cuales pueden citarse (Snyder y Miene, 1994): (1)
Una función de economía cognitiva que permitiría reducir la información
que recibimos del medio; (2) una función de protección del yo,
preservando la auto-estima (p.e. la culpa de mi situación de paro la tienen
los asiáticos, que nos quitan el trabajo sometiéndose como esclavos); y (3)
una función social por la cual compartiendo los estereotipos del grupo al
que se pertenece, el sujeto sería aceptado como miembro de dicho grupo
(p.e. manifestar el estereotipo de los judíos como «ladrones y
degenerados» ayudará a una persona a ser aceptada en un grupo neonazi).
Quizás una de las funciones más estudiadas es la de economía cognitiva.
Partiendo de un modelo de ser humano que enfatiza la «capacidad
limitada para procesar información» (el ser humano no podría atender y
procesar toda la información de su medio), los estereotipos permitirían
realizar inferencias y dar sentido al medio social de forma «económica».
Los estereotipos cumplirían funciones de reducción de información,
proveyendo a los sujetos de expectativas que servirían para filtrar la
experiencia relevante y dirigir la atención hacia los datos relevantes para
414
Viaje al Corazón de la Psicología Social
dichas expectativas estereotípicas. Además, los estereotipos
«enriquecerían la información disponible sobre el sujeto juzgado,
incrementando la facilidad y rapidez con que se procesan las
informaciones sobre el mismo (Macrae, Stangor & Milne, 1994).
Un elemento importante respecto a la influencia que tienen los
estereotipos sobre los juicios emitidos sobre una persona o grupo es que
frecuentemente dicha influencia es inconsciente. Como afirman Banaji,
Hardin y Rothman (1993, pág. 278), «los estereotipos culturalmente
generalizados sobre determinados grupos sociales producen juicios
estereotipados, incluso entre los miembros del grupo que es blanco del
estereotipo, independientemente de que los sujetos acepten o rechacen
dichos estereotipos». En otras palabras, los estereotipos sesgan las
respuestas incluso de los sujetos que conscientemente dicen rechazarlos.
Macrae, Stangor y Milne (1994) presentan tres estudios experimentales en
los que se demuestran que la activación de un estereotipo en una
determinada tarea (priming) conduce a que los efectos de dicho
estereotipo (inconscientemente) se generalicen a tareas posteriores que
son independientes de aquella que sirvió para lograr tal activación. Este
fenómeno se denomina estereotipaje implícito. Sin embargo, dicha
influencia sólo se produce cuando la persona a la que se juzga en la tarea
posterior es pertinente o se ajusta a la categoría social a la que
corresponde el estereotipo activado previamente (Banaji, Hardin &
Rothman, 1993). Un ejemplo ilustrativo de tal efecto es el que presentan
Banaji y colaboradores (1993) en sus tres estudios experimentales. Un
grupo de personas es sometido a dos tareas aparentemente
independientes (cada estudio parece asociado a un equipo de
investigación diferente). En la primera tarea, los sujetos leen una serie de
frases que giran todas en torno al supuesto rasgo de «dependencia» que,
según multitud de estudios, aparece asociado al estereotipo de la mujer
(el grupo control lee frases con información neutra o no vinculada a los
estereotipos sexuales). En esta frase, la información referida al rasgo de
«dependencia» se supone que activa inconscientemente el estereotipo
femenino. En una segunda fase, los sujetos reciben información ambigua
415
Viaje al Corazón de la Psicología Social
sobre conductas realizadas por una persona que es presentada como
varón o como mujer. Posteriormente, los sujetos deben juzgar a la
persona que realizaba dichas conductas utilizando una lista de adjetivos.
Los resultados indican que cuando estas conductas ambiguas eran
realizadas por una mujer, esta última era evaluada como más dependiente
en comparación con el hombre, y también en comparación con los sujetos
a los que en la fase anterior no se había activado el estereotipo femenino
(habían recibido en la fase anterior información neutra). La activación del
estereotipo femenino conducía, inconscientemente, a que los sujetos
posteriormente evaluasen a una mujer en términos más estereotípicos. Lo
mismo sucedía cuando en la primera fase se activaba el estereotipo del
varón mediante la presentación de información referente al rasgo de
agresividad.
Los estereotipos dotan al sujeto de expectativas que inf1uyen en las
explicaciones de las conductas observadas, en la evaluación que hace del
actor y en la predicción de las conductas futuras que se esperan del actor.
Jackson, Sullivan y Hodge (1993) presentan dos estudios en los que los
sujetos son expuestos a información en la que un miembro del propio
grupo (blanco) o del exogrupo (negro) aparece asociado a características
estereotípicas o contra-estereotípicas de su grupo. La información
presentada consiste en una viñeta en la que se presentan las credenciales
de un estudiante (blanco o negro) que pide ser aceptado en un College. En
una condición el currículum de estudiante es bueno. Esto sería congruente
con lo esperado según el estereotipo del propio grupo (blancos) pero
incongruente con el estereotipo de los negros (exogrupo). En otra
condición el currículum es mediocre (en términos de congruencia versus
incongruencia con el estereotipo sería justamente lo contrario que en el
caso anterior). En vista de la información referida se pedía a los sujetos (a)
que indicasen el por qué del carácter mediocre o bueno del expediente,
(b) que predijesen el futuro académico del postulante, y (e) que evaluasen
al postulante en una serie de adjetivos.
416
Viaje al Corazón de la Psicología Social
El estereotipo determina directamente las predicciones que realizamos
sobre cuál será el comportamiento futuro de una persona (esperamos
comportamientos acordes con las expectativas derivadas del estereotipo),
y guía la forma como explicamos las conductas. Las conductas que se
ajustan a lo esperado en base al estereotipo tienden a explicarse en
términos internos (p.e. en términos de rasgos de personalidad), mientras
que las conductas inconsecuentes con los estereotipos tienden a
explicarse en base a causas externas al sujeto o en términos de causas
internas pero inestables (p.e. el nivel de esfuerzo).
Según algunos autores (Jones, 1991) aunque la generalización que entraña
un estereotipo puede conducir a sesgos cognitivos, algunos estereotipos
(como los raciales en países con discriminaciones categoriales) pueden
reflejar con exactitud el hecho de que sus miembros ocupan diferentes
posiciones y status sociales, y desempeñan ocupaciones y roles sociales
diferentes.
9.3.4. ESTRUCTURA DE LOS ESTEREOTIPOS.
Durante mucho tiempo el tema de la estructura no fue abordado.
Era un tema empírico a dilucidar específicamente en cada investigación.
Quizás fuese Dean Peabody en su célebre estudio publicado en 1985 sobre
los “estereotipos nacionales” donde encontramos el primer intento serio
por definir a priori la estructura interna de los estereotipos. Pidió a
aproximadamente 50 estudiantes de cuatro países europeos (Gran
Bretaña, Francia, Alemania, e Italia) que describiesen el estereotipo de sus
propios conciudadanos y los de los otros tres países. Encontró que los
adjetivos utilizados en la descripción se agrupaban en torno a dos
dimensiones claramente diferenciadas: (a) una dimensión valorativa, en la
417
Viaje al Corazón de la Psicología Social
que se incluyen características que implican un juicio de valor (p.e. vago,
agresivo, egoísta, etc), y (b) una dimensión descriptiva, con características
sin la connotación anterior (p.e. alto, amante de la música, fuerte,
trabajador, eficaz, puntual, etc.). Además, encontró que mientras sus
participantes estaban de forma consensual de acuerdo en las
descripciones de sus propios países y del resto en la dimensión
descriptiva, no era así en la valorativa, donde aparecían los clásicos sesgos
de valoración más positiva del propio grupo.
Más compleja es la pintura que Stephan y Stephan (1993) presentan de los
estereotipos. Según estos autores, el contendido de los estereotipos
incluiría:
(a) Etiquetas que identifican al grupo (p.e. magrebíes, negros, etc.).
(b) Elementos que definen a la categoría, y que sirven para decidir si un
sujeto es o no miembro de la misma (p.e. su lugar de nacimiento, su
lengua, el color de su piel, etc.). Sin embargo, muchas categorías sociales
son «ambiguas» en el sentido que no se espera que los miembros de la
misma posean necesariamente todas estas características (ejemplo,
supongamos que los elementos que definen a la categoría «vasco» sean
haber nacido en el País Vasco, hablar euskera, vivir en el País Vasco, etc.
Puede suceder que un sujeto sea percibido como «vasco» aunque no
cumpla la condición de hablar euskera o la de haber nacido en el País
Vasco, etc). Sin embargo, no todas las características o atributos de un
estereotipo tienen la misma importancia a la hora de definir el
estereotipo, sino que dependen del grado de DIAGNOSTICIDAD (Ford &
Stangor, 1992). En otras palabras, el grado en que dicha característica
permite diferenciar a los miembros de un grupo de los miembros de otro
grupo. Los atributos muy diagnósticos establecen nexos de unión con la
418
Viaje al Corazón de la Psicología Social
etiqueta muy fuertes, de forma que la presencia de miembros de ese
grupo nos recuerda (activa) este tipo de información.
(e) Elementos característicos que no definen la categoría, pero que es
probable aparezcan entre sus miembros. Normalmente se refieren a
rasgos de personalidad (por ejemplo, se puede esperar que un vasco sea
con cierta probabilidad «reservado»).
(d) Conductas que normalmente están supeditadas o serían expresiones
de los rasgos anteriores (por ejemplo, se puede esperar de un vasco que
“hable poco”).
(e) Ejemplares o personas concretas que hemos conocido directa o
indirectamente, y son miembros de dicha categoría.
Sin embargo, uno de los análisis estructurales más influyentes va a
ser el realizado por Fiske (1998; Fiske, Cuddy, Glick, & Xu, 2002; Fiske, Xu,
Cuddy, & Glick, 1999; Lin, Kwan, Choung & Fiske, 2005). Según la autora, el
contenido de los estereotipos se estructuran en torno a dos dimensiones:
dimensión de competencia (trabajador, eficaz, puntual, organizado, etc.) y
otra de “calidez humana” (leal, simpático, comprensivo, agradable, etc.).
Cómo se defina a un grupo en la dimensión de competencia dependerá de
su status: los grupos de alto status suelen ser definidos como altamente
competentes y los de bajo como poco competentes. La caracterización de
un grupo en la dimensión de calidez depende del tipo de relación
intergrupal percibida entre dicho grupo y el nuestro: los grupos que
mantienen relaciones competitivas, existe una incompatibilidad de
intereses respecto a nuestro propio grupo, son descritos como poco
cálidos (egoístas, agresivos, desleales, indignos de confianza, etc.),
mientras que los grupos que cooperan con el nuestro, tienen intereses
419
Viaje al Corazón de la Psicología Social
compatibles, son descritos como cálidos. Combinando ambas dimensiones
(competencia y calidez), la autora (Lin, Kwan, Choung, & Fiske, 2005)
define cuatro tipos de estereotipos grupales. (1) Grupos hacia los que
desarrollamos imágenes paternalistas. Son los grupos de status más bajo
que el nuestro pero que tienen intereses complementarios a los nuestros,
cooperan con nosotros. Son percibidos como cálidos humanamente, pero
incompetentes. Imagen Envidiada. Grupos de mayor status que el nuestro
y con metas incompatibles, competitivas. Son percibidos como
competentes pero insociables. Imagen admirada, respetada. Grupos de
mayor status que colaboran con nuestro grupo. Son percibidos como
sociables y competentes. Imagen Despreciada. Grupos de bajo status y
que compiten con el nuestro. Despiertan imágenes de incompetencia e
insociabilidad.
Más recientemente, basándose en el modelo de Fiske, Alexandre,
Brewer y Livingston (2005) han desarrollado su modelo sobre la Imagen
del Enemigo. Es un modelo sobre la estructura de los estereotipos que
afirma que el contenido de los mismos se articula en torno a tres
dimensiones: el poder, el estatus y la naturaleza de las relaciones
intergrupales. La diferencia con el modelo de Fiske es que para ésta última
poder y status son dos dimensiones tan estrechamente relacionadas que
pueden fusionarse en una única, mientras que para Alexander y colegas se
mantienen separadas. Así, combinando las tres dimensiones emergen
ocho tipos de estereotipos o imágenes de grupo. De los ocho tipos de
imágenes potenciales, los autores se centran en el análisis de 5 de ellas. La
Imagen del Aliado. Grupos con el mismo poder y status que el nuestro y
con metas compatibles con las nuestras. Son percibidos como
cooperativos, dignos de confianza y democráticos. La Imagen del
Enemigo. Grupos con el mismo poder y estatus que el nuestro, pero con
metas incompatibles. Son percibidos como hostiles, manipuladores,
oportunistas, y no dignos de confianza. La Imagen del Bárbaro. Grupos
con similar poder pero menos status (prestigio social) que el nuestro y con
metas incompatibles. Son descritos como violentos, rudos, irracionales, y
destructivos. La Imagen del Dependiente. Grupos con metas
420
Viaje al Corazón de la Psicología Social
incompatibles con las de nuestro grupo, pero con menor poder y status.
Son percibidos como vagos, faltos de disciplina, ingenuos, incompetentes
y vulnerables. Y finalmente, La Imagen del Imperialista. Aplicado a grupos
con metas incompatibles con las del grupo, pero con mayor poder y
status. Son vistos como arrogantes, paternalistas, explotadores y
controladores.
9.3.5. MEDICION DE LOS ESTEREOTIPOS
En el tema de la medición de los estereotipos podemos distinguir
dos periodos claramente definidos. El de los ochenta y parte de los
noventa en el que se van a desarrollas instrumentos para medir los
ESTEREOTIPOS EXPLÍCITOS, o en otras palabras, aquellos que la persona
puede describir conscientemente cuando es interrogada mediante alguna
técnica de cuestionario. A partir de mediados de los años noventa hasta la
actualidad la investigación se va a centran en la utilización y medición de
ESTEREOTIPOS IMPLÍCITOS, o en otras palabras, medir los estereotipos de
la persona de forma que ésta no sea consciente de que están siendo
mediados para evitar la intervención de procesos como la deseabilidad
social de las respuestas.
Medición explícita
Son diversos los métodos diseñados para estudiar los estereotipos.
Históricamente podemos distinguir los siguientes instrumentos de
medición (Gardner, 1994; Stephan, Stephan, Stefanenko, Ageyev,
Abalakina y Coatesshrider, 1993):
METODO DE KATZ y BRALY (1933, 1935). Es el primero de ellos. Se basa en
una definición de los estereotipos como creencias consensuales. Se pide a
421
Viaje al Corazón de la Psicología Social
los sujetos que indiquen, de una lista de atributos presentada, cuáles son
los atributos que caracterizan a los miembros de un determinado grupo.
Los atributos estereotípicos serían aquellos escogidos por el mayor
porcentaje de los sujetos.
METODO DE BRIGHAM. Parte de la definición del estereotipo en tanto que
generalizaciones injustificadas. En este procedimiento se pide a los sujetos
que indiquen qué porcentaje de los miembros de un determinado grupo
poseen una serie de atributos. A nivel grupal, los estereotipos de un grupo
se operacionalizan en base a la media porcentual del grupo. En cuanto a la
operacionalización del concepto de “injustificado”, ésta podría realizarse
de dos formas: (a) las estimaciones por encima del 80% o debajo del 20%
serían injustificadas; o (b) los sujetos que realizan estimaciones que se
desvían respecto de la media del grupo más del 0.50 de la desviación
típica serían sujetos que emiten juicios injustificados.
METODO DE McCAULEY y STITT. Se basaría en la definición del estereotipo
en base a la distintividad. La operacionalización se realizaría pidiendo a los
sujetos que evalúen el porcentaje de miembros de un grupo y de la
población general que poseen un atributo dado. McCauley y Stitt (1978,
pág. 938) proponen una definición del estereotipo basado en la Regla de
Bayés. Los estereotipos serían «predicciones probabilísticas que
distinguen el estereotipo de un grupo del de otro» (pág. 929) ... el
estereotipo de un grupo dado ... se compone de los atributos para los
cuales las predicciones intra-grupo difieren respecto a las predicciones
base-rate» (938). El método para calcular si un adjetivo es parte del
estereotipo de un grupo se basaría en la RAZON DE DIAGNOSTICIDAD (que
sería «la probabilidad de que un atributo sea poseído por los miembros de
un grupo particular entre la probabilidad de que ese atributo sea poseído
por la gente en general»
D.R. = P (rasgo-grupo ) / P (población General).
422
Viaje al Corazón de la Psicología Social
Ejemplo, imaginemos dos rasgos, el de “agresivo” y el de “inteligente”.
Queremos saber si estos atributos son parte del estereotipo que tiene la
gente acerca de los vascos. Preguntaríamos a una muestra que nos dijese:
a- Tanto por ciento de la población general que es agresiva
(Bl) (supongamos que la media de respuestas es 49.8%); y
tanto por ciento de la población general que es
inteligente (B2) (34%).
b- Tanto por ciento de los vascos que son agresivos (Al)
(63.4%), Y tanto por ciento de los vascos que son
inteligentes (A2) (29.2%).
D.R. para Agresivo=Al/Bl = 63.4/49.8=1.27
D.R. para Inteligente= A2/B2= 29.2/34=0.66
Los valores DR superiores a 1 indicarían que el grupo (en este caso, los
vascos) poseen un rasgo en mayor medida que la población en general, y
los valores DR por debajo de 1 lo contrario.
METODO DE GARDNER. Parte de una definición del estereotipo como
creencia consensual. Utiliza el «estereotipo diferencial». Los sujetos
evalúan a un grupo a través de un diferencial semántico de atributos
bipolares (bueno-malo / agradable-desagradable, etc.). Un atributo es
estereotípico cuando se desvía de forma significativa del valor 4 (que
significa punto intermedio o neutralidad en una pareja de adjetivos
bipolares).
METODO DE STANGOR y LANGE. Este método de medición se basa en el
modelo de redes asociativas que los autores (Stangor y Lange, 1994) han
423
Viaje al Corazón de la Psicología Social
desarrollado y que ha sido expuesto arriba. Recordemos que según dicho
modelo, cada estereotipo está representado como un «nodo-etiqueta del
grupo» que lleva asociados una serie de atributos. No todos los atributos
asociados a cada etiqueta tienen la misma importancia. Cuando se
presenta un miembro de un grupo, hay rasgos o características de ese
grupo que nos vienen con mayor rapidez a la memoria (activación),
influyendo más en nuestra impresión. Basado en dicho análisis, los
autores estiman la probabilidad o fuerza de activación (Pi) que tiene cada
atributo asociado a un grupo.
Pi= (Ri * Sij)/L L (Ri * Sij)
Siendo, Pi = utilización de la característica «j» contenida en la
representación «i»
Ri = Fuerza de activación de la representación «i»
Sij = Fuerza de asociación entre la Representación «i» y la característica
«j»
El sumatorio del denominador es a través de todas la «m»
representaciones que están activadas en el momento, y todas las
características «n» asociadas a cada representación.
METODO DE ESSES, HADDOCK y ZANNA (1993, 1994).
Parten del modelo general de actitudes de Zanna que considera las
actitudes como juicios sobre un objeto basadas en tres tipos de
información: (a) información cognitiva (estereotipos y creencias sobre el
grupo, incluyendo las «creencias simbólicas» o creencias de que dicho
grupo viola normas y valores importantes para la comunidad); (b)
información afectiva (sentimientos que suscitan en nosotros los miembros
de dicho grupo) y (c) información conductual. El procedimiento para
operacionalizar su concepción seria la siguiente:
424
Viaje al Corazón de la Psicología Social
1. Se pide a los sujetos que hagan una lista de características que describen según ellos a un miembro típico de un grupo dado utilizando adjetivos o frases cortas.
2. Se pide a los mismos sujetos que repasen las características que han
mencionado en la fase anterior y que asignen una valencia a cada
característica siguiendo el esquema: -- significa que esa característica es
muy negativa; - = negativa; O = neutra; + = positiva; ++ = muy positiva.
3. Se les pide nuevamente que repasen las características y que indiquen
(%) el porcentaje de miembros del grupo a los que se podría aplicar dicha
característica.
El CALCULO se realiza transformando las valencias (V) en número (de -2 a
+2) y aplicando la fórmula (Pi * Vi)/n (siendo n = número de características
mencionadas en el primer paso).
Se repetiría el procedimiento pidiendo a los sujetos que indicasen todas
las emociones que suscita el grupo en cuestión, y repitiendo los tres
pasos, así como las conductas que inducen los miembros de dicho grupo
(y repitiendo nuevamente todo el procedimiento).
Biernat y Crandall (1994) realizaron un estudio longitudinal (con un intervalo de ocho meses entre las dos mediciones) en el que 74 estudiantes
de la Universidad de Michigan evaluaron los estereotipos de tres grupos
del Campus Universitario. Los estereotipos fueron medidos según
diferentes procedimientos: afirmaciones sobre los grupos siguiente el
clásico método Likert; la razón de diagnosticidad; estereotipo como
desviación del consenso; y medidas de variabilidad. Los resultados
indicaron que el mejor de los procedimientos fue el que siguió un formato
likert, mientras que el peor de ellos fue la razón de diagnosticidad. Sin
embargo, los autores afirman que la elección de un método u otro
425
Viaje al Corazón de la Psicología Social
depende de para qué queremos medir los estereotipos: La razón de
dignosticidad es el mejor método para estudiar la percepción de
diferencias entre grupos, especialmente cuando las categorías son
dicotómicas (hombres versus mujeres, etc.); Las medidas de variabilidad
estarían especialmente recomendadas en estudios sobre la percepción de
homogeneidad del exogruo; y las medidas de desviación respecto del consenso para estudiar procesos de aprendizaje social de los estereotipos
(p.e. cómo afecta al estereotipo la progresiva familiaridad e incremento
de contactos con un determinado grupo social).
Medición implícita
.
Casi todas las mediciones implícitas se basan en uno de los dos
siguientes principios:
(a) Uno es el tiempo concedido para emitir el juicio o respuesta.
Imaginemos que una persona tiene prejuicios hacia los gitanos y
una visión estereotípica de ellos pero conscientemente es
contrario a todo tipo de prejuicio. Cuando a esta persona se
activa el estereotipo de gitano (por ejemplo, teniendo un
encuentro con uno, observando una fotografía, o simplemente
presentando la palabra gitano) y se le pide que emita un juicio
sobre los gitanos (por ejemplo, que diga si los considera
violentos), su respuesta va a estar determinada por cuánto
tiempo le demos para responder. Según la psicología cognitiva,
todo juicio o conducta que se realice por debajo de 500
milisegundos después de la presentación del estímulo refleja la
respuesta espontánea del sujeto. Si damos un periodo mayor
para la respuesta, damos también tiempo para que entren en
funcionamiento mecanismos de control y corrección de la
respuesta. Así, a la persona de nuestro ejemplo, los juicios que
426
Viaje al Corazón de la Psicología Social
emita antes de los 500 milisegundos desde la presentación del
estímulo reflejaran sus estereotipos y prejuicios latentes. Las
respuestas que emita si le damos más tiempo mostrarán el
efecto corrector de su motivación contraria a ser prejuicioso. Así,
las relaciones entre las respuestas espontáneas y las controladas
no existen. Basándose en éste hecho, gran parte de la tecnología
ha utilizado programas de ordenador destinados a obligar al
sujeto a responder rápidamente desde la presentación del
estímulo.
(b) El otro es la influencia del estereotipo en una tarea posterior
aparentemente no relacionada. Sigamos con el ejemplo anterior.
A una persona podemos indicarle que estamos interesados en
conocer su capacidad de expresión y que al azar le hemos
asignado la tarea de describir cómo cree que el la vida cotidiana
de un gitano. Incluso podemos pedirle que trate de evitar juicios
estereotípicos. Una vez concluida la tarea le recogemos la hoja y
le indicamos que ahora vamos a evaluar una capacidad cognitiva
diferente. Le presentamos palabras incompletas que debe
completar con la primera palabra que le venga a la mente al ver
la palabra incompleta (p.e. _ A _ O). Las palabras que se
presentan pueden ser completadas con una palabra
evaluativamente neutra (FARO) o connotaciones positivas
(MAJO) o negativas (MALO). La evidencia indica que una vez
activado el estereotipo de “gitano” en la fase anterior, la
activación va a afectar a las respuestas a la segunda tarea. Así,
una persona con prejuicios va a completar en mayor medida
palabras con un contenido evaluativo acorde con su actitud hacia
los gitanos, negativas.
El ejemplo más popular del primer tipo de técnicas es el IAT (Test de
Asociaciones Implícitas) (Greenwald, McGhee, & Schwartz, 1988;
Greenwald, Nosek, & Banaji, 2003; Nosek, Banaji, & Greenwald, 2002;
Nosek, Greenwald, & Banaji, 2005). Se basan en el principio de
incompatibilidad de respuestas. Cuando una persona debe realizar
427
Viaje al Corazón de la Psicología Social
simultáneamente dos conductas incompatibles se produce una
interferencia que ralentiza la ejecución. El IAT se responde mediante el
ordenador que mide el tiempo que transcurre entre la presentación de un
estímulo y la respuesta del sujeto que es presionar una tecla del
ordenador (tiempo de latencia). La tarea se presenta como una tarea de
categorización. El sujeto deberá realizar dos tareas de categorización. Una
consistirá en decidir sin un nombre que aparece en el medio de la pantalla
se corresponde a un nombre español o árabe. La otra tarea consistirá en
decidir si los adjetivos que aparecen en la pantalla tienen connotaciones
positivas o negativas. Ambas deben realizarse con la máxima rapidez. En
algunos bloques de ensayos, se utiliza la misma tecla, por ejemplo la “Z”
para indicar que la palabra presentada es un nombre español o una
palabra con connotaciones positivas y la letra “M” para indicar si el
nombre es árabe o la palabra tiene connotaciones negativas (bloque
congruente). En otros bloques la letra “Z” servirá para detectar nombres
españoles y palabras con connotación negativa y la letra “M” para
detectar nombres árabes y palabras con connotación positiva (bloque
incongruente). Si una persona tiene prejuicios latentes hacia los árabes,
tardará menos en sus respuestas en el bloque congruente (españolpositivo vs. Árabe-negativo) que en los incongruentes. En caso de ausencia
de prejuicios latentes tales diferencias no se darán.
Hay dos problemas con éste método. El uso del ordenador y la
relativamente extraña tarea para las personas normales dificulta su
aplicación, restringiéndola o bien a estudiantes universitarios o, como han
hecho los autores, a personas que se conectan voluntariamente a su sitio
en la Web y se prestan voluntarios a responderlo. Esto limita su uso a
aplicaciones masivas a muestras representativas de la población para
tener una radiografía del grado de prejuicio latente en una población
dada. Lowery, Hardin y Sinclair (2001) presentaron una adaptación en
formato cuestionario del IAT con datos de la validez convergente de su
instrumento que permiten resolver estos problemas.
428
Viaje al Corazón de la Psicología Social
Olson y Fazio (2004) también proponen adaptaciones al IAT para eliminar
la contaminación que producen sobre la evaluación asociaciones que no
tienen que ver con el objeto de la actitud pero que son accesibles a la
memoria en el momento de responder. Concretamente proponen: (1)
Además de la tarea de categorización de la dimensión evaluada (p.e.
nombres árabes versus castellanos) introducir una tarea donde además
deben decir si personalmente los nombres presentados le gustan o le son
agradables o no (ensayos estímulo-categoría); (2) en los ensayos en los
que se deben evaluar las connotaciones positivas o negativas de las
palabras, no incluir adjetivos y palabras universalmente valorados como
positivas (paz, felicidad, salud, etc.) o negativas (guerra, muerte, bomba,
etc.), sino palabras en los que hay una gran variabilidad de opiniones en la
población (con medias = 0 en la dimensión evaluativa en la población); y
(3) no dar feedbacks de los errores que cometen los sujetos.
De todas formas, el IAT no está exento a críticas. Por ejemplo,
Govan y Williams (2004) demuestran como las respuestas de los sujetos
son muy sentibles al tipo palabras utilizadas para presentan la dimensión
evaluada. Por ejemplo, utilizar nombres como Gonzalo, Francisco,
Eufrasio.... o Iñaki, Yon, o Iker para los nombres españoles, etc. Así,
Macrae, Mitchell y Pendry (2002), estudiando mediante priming
semántico la activación de los estereotipos de género encontraron que las
respuestas estaban profundamente afectadas por los nombres escogidos
para evaluar las categorías varón- mujer. Los nombres que nos resultan
más familiares están más fuertemente asociadas a la categoría
correspondiente y se activan más rápidamente al margen de
consideraciones evaluativas. En la misma dirección Mitchell (2004) ofrece
una explicación alternativa a los resultados del IAT en base a la
preferencia (evaluación más positiva) a los buenos ejemplares de una
categoría que los ejemplares pobres, independientemente de la
valoración o actitud hacia la categoría como tal.
429
Viaje al Corazón de la Psicología Social
El segundo tipo de tarea se basa en el efecto de “priming”. En una
primera tarea se activa consciente o subliminalmente una categoría (por
ejemplo árabe) y se observa su influencia sobre una segunda tarea
aparentemente no relacionada con la primera. Dependiendo del tipo de
material empleado en la confección de dichas pruebas, Wittenbrik, Juud y
Park (2001) distinguen dos tipos de tareas:
a) Tareas Evaluativas. Medirían la dimensión evaluativa. Un
ejemplo es el método de Fazio y colaboradores (1995). En una
primera fase los participantes reciben estímulos diseñados para
activar o primar un grupo determinado o un ejemplar del mismo.
Por ejemplo, deben indicar si las personas que van a aparecer en
determinadas fotografía son jóvenes o ancianas y deben hacerlo
con rapidez. Todas las fotografías presentan personas de raza
negra pues se trata de medir las actitudes implícitas hacia éste
grupo. En una segunda fase aparentemente independiente los
participantes van a leer en la pantalla del ordenador palabras
debiendo indicar tan rápido como puedan, presionando dos
teclas del ordenador,(cada estímulo es presentado durante
milésimas de segundo) si cada palabra tiene connotaciones
positivas o negativas. La actitud implícita hacia los negros se
detecta comparando la latencia de respuesta (cuánto tardan en
apretar la tecla) hacia las palabras con connotaciones positivas y
negativas. La lógica teórica indica que la activación del
estereotipo de negro en la tarea inicial va a afectar a la respuesta
en la segunda tarea. Si alguien tiene actitudes negativas hacia los
negros, se va a producir un afecto de facilitación que hará que
detecte y responda más rápidamente (efecto de facilitación) en
la segunda tarea a palabras con connotaciones negativas que
positivas. La ausencia de diferencias al responder en la segunda
tarea a palabras con connotaciones positivas o negativas
indicaría ausencia de prejuicio hacia los negros.
b) Tareas descriptivas. Miden el componente descriptivo de los
estereotipos. La diferencia con las anteriores radica en lo qué
430
Viaje al Corazón de la Psicología Social
deben hacer los participantes en la segunda tarea. En ésta fase
se presentan un conjunto de letras debiendo rápidamente los
participantes indicar si esa combinación de letras configuran una
palabra que existe realmente o no (presionando la tecla
correspondiente del ordenador. Por ejemplo AGRESIVO o
GIVRAEOS, ambas compuestas de las mismas letras pero en el
primer caso componen una palabra real y la segunda no. La idea
es simple. Una vez activado en la primera fase el estereotipo de
NEGRO, habrá un efecto de facilitación de forma que en la
segunda fase se tardará menos en detectar palabras que se
correspondan con atributos asociados al estereotipo de negro
que palabras que no tengan nada que ver con las mismas. Si una
persona a nivel implícito se adhiere al estereotipo de negro
tardará menos en responder a los adjetivos estereotípicos que a
los no asociados con el estereotipo. Una persona que no se
adhiera a dichos estereotipos no mostrará diferencias al
reconocer ambos tipos de estímulos.
Esta diferenciación es importante, por que como hemos dicho parece
existir evidencia que la dimensión descriptiva y valorativa de los
estereotipos son relativamente independientes y, por tanto, las
correlaciones entre ambos tipos de tareas son bajas (Wittenbrik, Judd, &
Park, 2001).
Frecuentemente, en la segunda fase tras la activación del
estereotipo deseado, se utilizan tareas de completado de palabras
similares a las que fueron descritas en el tema dedicado al Self (medición
de identidades latentes) (Garcia, Weaver, Moskowitz, & Darley, 2002).
9.4. ANÁLISIS FUNCIONAL DE LOS ESTEREOTIPOS: LA ACTIVACION
AUTOMATICA.
431
Viaje al Corazón de la Psicología Social
Ya indicamos cómo, con el desarrollo de éstas técnicas que
permiten estudiar procesos automáticos que no están bajo el control
consciente de los sujetos el interés de los investigadores se va a centrar en
el funcionamiento de los estereotipos. El marco teórico dominante va a
ser MODELO DE DISOCIACIÓN de Devine (Devine & Monteith, 1993;
Devine & Elliot, 1995, Devine, Evett & Vasquez- Suzón, 1996; Monteith,
1993; Monteith, Sherman, & Devine, 1998). El principio teórico es
sencillo. El modelo asume que los estereotipos se sobre-aprenden durante
la socialización. A través de las herramientas puestas a disposición por la
sociedad (cine, literatura, cuentos, mitos, prensa, etc.) el niño adquiere a
través de innumerables exposiciones las imágenes sobre los diversos
grupos sociales. Incluso aunque una persona individualmente sea reacia a
darle validez a dichos estereotipos, los conoce. Partiendo de este hecho, el
modelo de disociación trata de explicar el proceso a través del cuál estos
estereotipos se traducen en conductas (juicios, sentimientos,
percepciones o acciones). El modelo asume que cuando una persona se
enfrenta a un estímulo (persona) automáticamente ésta es categorizada
en base a algún criterio relevante (sexo, edad, raza, nacionalidad,
creencias religiosas, etc.) y se activa el estereotipo correspondiente a
dicha categoría. Esta activación es automática, inevitable, no deliberada
y no requiere esfuerzo cognitivo (se produce incluso cuando nuestra
mente está ocupada en otras cuestiones). Si la conducta se produce a éste
nivel reflejará el estereotipo: será un juicio, una percepción u una
conducta estereotipada. Según Devine a éste nivel no hay diferencias
entre personas que se consideran contrarias al prejuicio o las personas
con prejuicios. La activación del estereotipo se produciría en todo el
mundo independientemente su nivel de prejuicio explícito.
Tras la activación del estereotipo, en ocasiones, se produciría una
segunda fase de corrección. Esta fase sin embargo requiere esfuerzo
cognitivo, motivación, tiempo, siendo deliberada. Si el sujeto detecta que
su pensamiento, sus opiniones, sus impresiones o sus conductas se han
dejado arrastrar por creencias estereotípicas puede tratar de corregirlas
432
Viaje al Corazón de la Psicología Social
eliminando la influencia del estereotipo. Es a éste nivel donde se
diferenciarían los sujetos que en las escalas habituales aparecen como
prejuiciosos y quienes no. Mientras éstos últimos pueden estar motivados
para corregir el efecto de las creencias estereotípicas esto puede no
suceder con los sujetos que puntúan alto en prejuicio. Fazio y
colaboradores (Dunton & Fazio, 1997; Fazio & Hilden, 2001) desarrollaron
una escala para medir la Motivación para Controlar las Reacciones
Prejuiciosas (MCPR).
Gran parte de la investigación se ha centrado en las relaciones
existentes entre los prejuicios medidos a nivel implícito y explícito
(Dovidio, Gaertner, & Kawakami, 2002; Gawronski, Deutsch, & Seidel,
2005; Wittenbrink, Judd, & Park, 2001). La evidencia señala que tal
relación o es nula o muy pequeña, señalando por tanto que se trata de
procesos independientes. Además, la fuerza de dicha correlación está
medida por una serie de factores como la importancia que el tema tiene
para la persona (a mayor importancia más asociación), el grado de
elaboración cognitiva (el reflexionar sobre el tema incrementa la
asociación) (Karpinski, Ateinrman, & Hilton, 2005)
En la medida en que los prejuicios implícitos y explícitos son
independientes, ambos predicen diferentes tipos de conductas. Los
prejuicios implícitos predicen conductas automáticas, realizadas de forma
no deliberada y controlada (conductas realizadas “sin pensar”), mientras
los prejuicios explícitos predicen conductas realizadas de forma conciente
y deliberada como por ejemplo votar a un negro (Karpinski, Steinrman, &
Hilton, 2005). Lambert y sus colaboradores (Lambert, Payne, Ramsey, &
Shaffer, 2005) encontraron que ambos tipos de mediciones solo predicen
la conducta si la persona percibe poca variabilidad entre los miembros del
grupo (“todos los negros son iguales”, “todos los gitanos son unos
mentirosos”, etc.). Si por lo contrario una persona piensa que existe una
gran diversidad, variabilidad, y diferencias entre los miembros de dicho
grupo, ninguna de las dos formas de prejuicio (implícito o explícito) servirá
433
Viaje al Corazón de la Psicología Social
para predecir cómo se comportará la persona hacia individuos
pertenecientes a ese grupo.
Aunque la mayoría de los autores se basan en los principios de éste
modelo de disociación, no todos son tan pesimistas como Devine en
cuanto a la imposibilidad de evitar la activación de los estereotipos.
Lowery, Hardin y Sinclair (2001), utilizando el IAT, encontraron que
aquellas personas fuertemente comprometidas en contra del prejuicio y el
racismo no daban muestran de activación automática de los estereotipos.
Aquellas claves que en otra persona conducen a la activación de los
estereotipos sirven en éstas personas para activar valores igualitarios. En
la misma dirección, Kawakami y colaboradores (2000) encontraron que la
activación de los estereotipos no es inevitable. Demostraron que un
entrenamiento en negar las asociaciones entre ciertas características
negativas y le imagen de un grupo (skinheads) inhibía la activación del
estereotipo correspondiente en tareas para medir la activación
automática de los mismos.
Recientemente ha resurgido la polémica sobre qué es automático y
qué es controlado. Payne (2001) utilizó un método simple para evaluar los
estereotipos, en éste caso del negro, y su activación. La delincuencia y el
delito están asociados al estereotipo de negro en USA. La tarea consistía
en decir si lo que un varón adulto tenía en la mano era una herramienta o
una pistola, variándose la raza del adulto de la foto. Los participantes
confundían más frecuentemente la herramienta con una pistola cuando se
les “primaba” con una cara de un negro. Sin embargo, los efectos de la
activación de los estereotipos afectaban sólo a los procesos automáticos
pero no a los controlados (manipulados mediante la consigna
experimental se certeza en el juicio).
Maddux, Barden, Brewer, y Petty (2005) han encontrado
recientemente que la activación automática depende también de una
434
Viaje al Corazón de la Psicología Social
interacción entre factores contextuales y personales (motivación para
controlar la expresión del prejuicio). Existen contextos que tienen un
efecto de facilitación del prejuicio (p.e. un getto o un callejón oscuro) que
otros (una iglesia). Cuando el contexto en el que se emite un juicio es muy
estereotipado (cárcel, Bronx, etc.), los sujetos muy motivados para
controlar las expresiones de prejuicio inhiben la activación automática de
los estereotipos pero no los sujetos con baja motivación. El contexto hace
evidente a los primeros el riesgo de juicios estereotípicos. En cambio,
cuando el contexto no parece que tenga nada en especial asociado al
estereotipo de un grupo (iglesia) ambos tipos de sujetos muestran
evidencia de activación de estereotipos (los sujetos altamente motivados
no perciben la situación como implicando riesgos de ser estereotípicos y
“bajan la guardia”.
Wyer (2004) ha encontrado que motivar a las personas a evitar ser
prejuiciosas
y que sus opiniones sean estereotípicas tiene efectos claros en cómo
posteriormente dichas personas juzgan conductas realizadas por
miembros del grupo estereotipado: las conductas contra-estereotípicas
son atribuidas a factores personales y las estereotípicas a factores
externos (justo lo contrario de lo esperado en base a juicios
estereotípicos).
También la omnipotencia de la activación de los estereotipos ha
empezado a ser cuestionada en dos aspectos adyacentes. En primer lugar,
parece que el efecto inicial de la exposición a un sujeto estereotípico
desaparece si se prolonga la exposición al mismo (15 segundos frente a 12
minutos observando a la persona en un video) (Kunda, Davies, Adams, &
Pencer, 2002).
435
Viaje al Corazón de la Psicología Social
9.5. EFECTOS DE LOS ESTEREOTIPOS SOBRE LA CONDUCTA Y EL JUICIO.
9.5.1. ESTEREOTIPOS Y PROFECIA AUTOCUMPLIDA
Uno de los problemas que plantean los estereotipos es que éstos tienden
a influir en nuestra conducta de forma que ésta, a su vez, provoca cambios
en el contexto que van en el sentido esperado. A éste fenómeno se le ha
denominado «profecía auto-cumplida», «confirmación de expectativas» o
«confirmación conductual» (Snyder, 1992). Los pasos a través de los
cuales se produciría tal confirmación serían: (1) el sujeto, que tiene ciertos
estereotipos sobre un grupo dado (p.e. los gitanos son violentos) actúa
iniciando una interacción con un miembro de dicho grupo como si dichos
estereotipos fuesen ciertos (p.e, ante un encuentro con un gitano se
muestra huidizo, desconfiado, etc.); (2) el otro (el gitano) responde en
consonancia a las conductas iniciales de la otra persona (se siente
violento, actúa a su vez de forma poco amistosa en vista de la
desconfianza que manifiesta la otra persona); (c) el iniciador de la
interacción interpreta que la conducta del otro (el gitano) refleja el
estereotipo inicial. Neuberg (1994) presenta un modelo más desarrollado
de cómo se produce el fenómeno de la «profecía auto-cumplida». Según
el autor, los estereotipos juegan un papel central siendo la base de las
expectativas interpersonales. Una expectativa interpersonal será «la
creencia de que un individuo, en un estado determinado, posee ciertos
rasgos o capacidades o se comportará de una manera determinada»
(Neuberg, 1994, pág. 105). El autor distingue los estereotipos (creencias)
del prejuicio (sentimientos hacia los miembros del grupo del que se tiene
cierto estereotipo). Los estereotipos pueden influir en las expectativas e
impresiones que nos formamos de otra persona de dos formas:
1. A través del sentido que damos a la información que nos llega de tal
persona. Existe evidencia que indica que la misma conducta puede ser
interpretada de formas diversas, o que incluso una conducta que
436
Viaje al Corazón de la Psicología Social
«objetivamente» es contraria a los estereotipos de un grupo puede ser
interpretada como consistente con la misma.
2. La otra forma es afectando al tipo de interacción que se mantiene
con la otra persona. Este sería el ejemplo de la profecía auto-cumplida tal
y como la describe Snyder (1992). Los factores que median en el proceso
de confirmación de impresiones previas son:
(a)
Procesos atencionales e interpretacionales por parte del
observador. Ya Neuberg y Fiske (Fiske & Neuberg, 1989; Fiske,
Neuberg & Beatti, 1987) han demostrado cómo la atención
juega un papel central en la confirmación o desconfirmación de
estereotipos. Los autores pedían a un sujeto que interactuase
durante la ejecución de una tarea con otra persona que era
etiquetada unas veces como «ex-esquizofrénica», o no era
etiquetada (la otra persona era siempre la misma). Estos
autores observaron que cuando se inducía a que el sujeto
prestase atención individualizada sobre el otro (generando una
situación de interdependencia de resultado), la etiqueta
«esquizofrénico» no ejercía influencia en la impresión que
posteriormente se tenía de esa persona. Cuando el sujeto no
prestaba atención a la conducta concreta del otro, la impresión
posterior se basaba en el estereotipo de «esquizofrénico». En
la misma línea, Macrae y Hewstone (1993; Macrae, Hewstone
& Griffiths, 1993) señalan que el estereotipo es utilizado como
una «herramienta» para emitir juicios y tomar decisiones de
forma simplificada cuando la capacidad cognitiva del sujeto
esta sobrecargada (realiza varias tareas o recibe diversas
informaciones simultáneamente, tiene que tomar decisiones
con premura de tiempo, etc.), y por tanto no puede prestar
atención a la conducta de la otra persona. Como demostración
437
Viaje al Corazón de la Psicología Social
de la importancia de la atención en el funcionamiento de los
estereotipos, cuando se pide al sujeto que observe a otra
persona y posteriormente recuerde información sobre ella, se
observa que: (a) cuando el sujeto estaba «ocupado»
cognitivamente durante la recepción de la información
recordaba posteriormente aquella información que era
congruente con el estereotipo de la persona observada (actor);
(b) cuando dicha «sobrecarga mental» no se producía, el sujeto
recordaba posteriormente la información incongruente con lo
que cabría esperarse a partir del estereotipo. La atención
jugaría aquí un papel fundamental.
(b)
Además, en la «profecía auto-cumplida», la conducta de
búsqueda de información por parte del observador desempeña
un papel fundamental. Como han señalado diversos autores
(Fiske & Taylor, 1984, 1991), los sujetos tienden a mantener sus
estereotipos y expectativas, y una forma de hacerlo es
atendiendo selectivamente sólo a aquellos aspectos de la
situación o conductas del actor que se ajustan a lo esperado en
base al estereotipo previo, desatendiendo otro tipo de
información.
El modelo plantea que las expectativas previas influyen, por una parte en
el tipo de información al que atendemos así como la interpretación que
hacemos de la misma, y por otra parte a nuestra propia forma de
comportarnos e interaccionar con la otra persona. Todo ello afectará a la
conducta del otro y a la forma como interpretamos su conducta,
conduciendo con frecuencia a un reforzamiento de las expectativas
iniciales. A diferencia de Snyder (1992), Neuberg (1994) incluye en su
modelo factores de carácter motivacional que afectan a este proceso de
confirmación de expectativas. Estos factores motivacionales serían tres:
438
Viaje al Corazón de la Psicología Social
(a)
Las metas que el observador tiene en el momento en que se
forma la impresión del otro. Por ejemplo, no es lo mismo
formarse una impresión de otra persona para hablar sobre ella
con los amigos, porque vamos a tener que colaborar con ella en
el futuro, etc. ¿Cuál es el objetivo por el cual nos formamos una
impresión del otro? Ya hemos indicado cómo Fiske y Neuberg
(1989) encontraron que cuando el motivo por el que nos
formamos una impresión de otra persona es por que vamos a
colaborar en el futuro.
Más recientemente Pinel (2002) desarrollo el concepto de “conciencia de
estigma” para referirse a la creencia de la persona en que vive en un
mundo estereotípico y que los estereotipos sobre mi grupo que tienen los
demás grupos afectan de forma importante a mi vida. Esta conciencia
conduce a que la persona espere interacciones negativas (machistas,
racistas, etc.) de los demás, incrementando su hiper-vigilancia lo que, a su
vez, aumentaría el comportamiento hiper-crítico con los miembros de
otros grupos (varones, blancos, etc.), lo que desencadena respuestas en
consecuencia, confirmándose así las expectativas que previamente tenía
la persona. Lo demuestran en entrevistas de mujeres que difieren en su
grado de conciencia de estigma con varones, manipulándose las
expectativas de las mujeres sobre el grado de machismo de sus
interlocutores y registrando la comunicación.
9.5.2. EFECTO BACKFLASH
Además de éste proceso de “profecía auto-cumplida” existen
mecanismos complementarios que presionan para que los miembros de
los grupos blanco de estereotipos actúen en consecuencia. Uno de ellos
de ellos es el denominado EFECTO BACKLASH (efecto de contragolpe o
contra-reacción) (Rudman y Fairchild (2004) definido represalias sociales y
439
Viaje al Corazón de la Psicología Social
económicas contra las personas que no actúan en consonancia con las
expectativas (estereotipos) sociales. Según el modelo hay dos mecanismos
que actúan conjuntamente para preservar los estereotipos culturalmente
dominantes:
Actor Desviado
Observadores
Efecto contragolpe
Percepción de desviación
Amenaza a la auto-estima
Justificación de Efecto
De contra-golpe
Ocultación de la conducta
preservar la propia
Desviada
auto-estima
Mantenimiento de los
Estereotipos culturalmente
Dominantes
440
Viaje al Corazón de la Psicología Social
La cultura provee de expectativas sobre las conductas apropiadas de
los grupos (en el estudio de los autores expectativas de género) que hace
que el actor tenga conciencia de que su conducta se desvía de las
expectativas, lo que genera temor a represalias sociales y económicas,
activando estrategias para evitarlo (ocultar la conducta y ajustarse a las
expectativas de género), protegiendo las amenazas a la propia autoestima. Por parte de los demás, la desviación genera reacciones sociales
(aislamiento, crítica) e incluso económicas que, para que no amenacen a la
auto-estima de los implicados en tales represalias (“he sido cruel o
injusto”, etc) van a ser justificadas y racionalizadsa. Así, actor y
observadores contribuyen a mantener los estereotipos dominantes.
9.5.3. INFLUENCIA SOBRE LOS ACTORES. “AMENAZA ESTEREOTIPICA”.
Inicialmente formulada por Steele (1997; Steele & Aronson, 1995),
es el “proceso por el que los sujetos muestran déficits en su rendimiento
en tareas en situaciones en los que su identidad social estigmatizada o el
estereotipo relevante se hacen salientes” (Schmader & Johns, 2003, pág.
440). Efectos negativos sobre la conducta como consecuencia de la
conciencia de que el sujeto pertenece a un grupo estigmatizado y está
siendo evaluado en algún aspecto en el que, de acuerdo con el estereotipo
de su grupo, probablemente lo haga peor que los demás. Por ejemplo, la
capacidad atlética está asociada (USA) al estereotipo del Negro más que al
del Blanco. Atletas blancos realizando una tarea física etiquetada como
“midiendo la CAPACIDAD ATLÉTICA NATURAL” (saliencia estereotipo
Blanco-Negro) tenían peor rendimiento que atletas blancos haciendo la
misma tarea sin etiquetar (Stone, 2002). Otro ámbito en el que ha sido
confirmado es el peor rendimiento de las mujeres en tareas matemáticas
cuando se hace consciente a las participantes que el estereotipo femenino
dice que las mujeres son “peores” en matemáticas que los hombres
441
Viaje al Corazón de la Psicología Social
(Gonzales, Blanton, & Williams, 2002; Nosek, Banaji, & Greenwald, 2002;
O´Brian & Crandall, 2003; Schmader & Johns, 2003). El tercer ámbito más
estudiado es el efecto negativo que tiene para los estudiantes negros el
hacerles conscientes que están siendo evaluados en tareas que miden
nivel de ejecución académica (el estereotipo de negro en USA dice que
éstos rinden peor académicamente que los estudiantes blancos), y su
cociente intelectual (Aronson, Freíd, & Good, 2002). Utilizando tareas de
completado de palabras como medida de activación implícita de
estereotipos, Vorauer, Hunter, Main y Roy (2000) demostraron que sólo el
mero hecho de pensar que otros nos puedan evaluar es suficiente para
que se active el Meta- Estereotipo (la imagen que creemos que los demás
tienen de nuestro grupo). Lo curioso de éste fenómeno es que la
reducción en el rendimiento (blancos- negros, hombres- mujeres)
desaparece cuando la tarea es presentada de forma que los participantes
no la asocien a alguna dimensión estereotípica de su grupo.
La amenaza estereotípica es una forma de auto-confirmación del
estereotipo del propio grupo. El sujeto acaba reproduciendo lo que el
estereotipo social espera de él en tanto que miembro de un determinado
grupo. Aunque la evidencia confirma la robustez del fenómeno, la
discusión se centra en el por qué, cuales son los procesos básicos que
subyacen al fenómeno, habiéndose ofrecido diversas explicaciones
alternativas.
Explicación basada en el Incremento del Arousal.
La conciencia de que la tarea a realizar es estereotípica del grupo al que se
pertenece incrementa el nivel de activación, y la alta activación produce
una serie de efectos cognitivos conocidos desde hace tiempo por la
psicología: (a) favorece ejecución en tareas sencillas o respuestas sobreaprendidas (dominantes), (b) e interfiere la ejecución de tareas complejas.
442
Viaje al Corazón de la Psicología Social
Baumeister y colaboradores (Baumeister, Twenge, & Nuss, 2002; O´Brian
& Crandall, 2003) realizaron un estudio sencillo para comprobar ésta
explicación. En un diseño 2 x 2 x 2 hombres y mujeres realizaban tareas
matemáticas simples o complejas bajo condiciones en las que se les hacía
o no concientes de que el estereotipo de género predice peores
resultados en las mujeres. El efecto deteriorante para la mujer sólo se
producía cuando se les hacía saliente la estereotipicalidad de la tarea y
ésta era compleja.
Explicación basada en la Reducción de la Capacidad de la Memoria de
Trabajo (Croizet, Després, Gauzins, Huguet, Leyens, & Meto, 2004;
Schumader & Johns, 2003).
La conciencia del carácter diagnóstico- diferencial (vinculado al
estereotipo del endogrupo) de la tarea hace saliente pensamientos
irrelevantes para la tarea, reduciendo la capacidad de trabajo e
interfiriendo la ejecución. Dicho de otra forma, la memoria de trabajo se
llena de pensamientos irrelevantes que restan espacio para la procesar la
información relevante. Un estudio prototípico es aquel en el que los
hombres y mujeres realizan tareas matemáticas (decir si 72 ecuaciones
presentadas son o no correctas, ejemplo, “(3 x 2) – 5 = 1”) bajo
condiciones de saliencia del carácter estereotípico o no de las mismas.
Para evaluar la hipótesis de la memoria, junto a cada ecuación se presenta
una palabras (“(3 x 2) – 1 = 5, ARBOL) que el sujeto debe memorizar para
recordarla luego. Típicamente las mujeres recuerdan menos palabras que
los hombres (y muestran peores rendimientos matemáticos) sólo cuando
se hace saliente la estereotipicalidad de la tarea.
Explicación basada en las emociones negativas
443
Viaje al Corazón de la Psicología Social
El temor a reproducir el estereotípico lo que provocaría son EMOCIONES
NEGATIVAS (ansiedad, miedo, etc.). Como se ha visto en otros capítulos,
los psicólogos sostienen que existe una motivación para regular los
estados emocionales, buscando formas para aliviar o eliminar estados
emocionales negativos o prolongar estados emocionales positivos. El
intento por regular, mitigar estados emocionales negativos interfiere la
actividad cognitiva, distrae de la ejecución en la tarea concreta que se está
realizando (Baumeister, Twenge, & Nuss, 2002; Gonzales, Blanton, &
Williams, 2002; Walton, & Cohen, 2003). En el estudio típico, a hombres y
mujeres se les dice o no que la tarea a realizar típicamente produce
diferencias de género. Se les pregunta por sus emociones y luego realizan
la tarea supuestamente relacionada con las diferencias estereotípicas
(matemáticas). Típicamente, las emociones covarían con la saliencia
cognitiva sobre la ejecución. Sólo las mujeres que manifiestan sentir
miedo o temor cuando se les hace saliente el carácter estereotípico de la
prueba muestran en efecto de amenaza estereotípica.
La explicación basada en la Teoría de la Auto-Regulación.
Séller y Dauenheimer (2003) plantean que (a) la alta identificación con el
grupo (saliencia de la relación endogrupo-tarea), el énfasis en las
consecuencias negativas (pobre rendimiento esperado) y la ausencia de
anonimato en la tarea provocan una TENDENCIA PREVENTIVA (dirigida a
evitar resultados negativos), que induce EMOCIONES DE AGITACIÓN
(tensión, miedo, ansiedad, incertidumbre) reduciendo el rendimiento; y
(b) la baja identificación (no saliencia del estereotipo), el anonimato y la
saliencia de consecuencias positivas induce TENDENCIA PROMOCIONAL
(dirigida a tratar de obtener éxito), y ésta EMOCIONES POSITIVAS
(esperanza, ilusión, etc.) mejorando el rendimiento.
Explicación basada en el alejamiento psicológico respecto de la tarea.
444
Viaje al Corazón de la Psicología Social
El sujeto reduce su interés por éste tipo de tareas lo que, a su vez, reduce
la motivación para la ejecución exitosa (DISTANCIAMIENTO PSICOLÓGICO)
(Aronson, Fried, & Good, 2002; Nosek, Banaji, Greenwald, 2002). Una
forma para protegerse o enfrentar el fracaso esperado en la tarea
estereotípica es alejarse psicológicamente de ella, restar importancia a la
misma y devaluarla. Así, las consecuencias del fracaso serán menores para
el Self. Sin embargo, esta estrategia de afrontamiento reduce la
motivación y energía puesta en la superación de la tarea, reduciendo el
rendimiento.
Explicación basada en el efecto automático de la activación de esquemas
sin necesidad de intervención del Self (Kawakami, Young & Dovidio,
2002).
Los autores afirman que la amenaza estereotípica no tiene
obligatoriamente por que implicar el Self. Dicho de otra forma, no tiene
por qué implicar alguna actividad asociada con el estereotipo del propio
grupo y, por tanto, con potenciales consecuencias negativas para el Self en
caso de fracaso. Los autores sostienen que la psicología ha demostrado
que la activación, incluso inconsciente, de ciertas representaciones
mentales pueden afectar a la percepción, el juicio o la conducta de forma
no consciente para el sujeto. En dos ingeniosos estudios Kawakami, Young
y Dovidio (2002) reclutaron a estudiantes en el laboratorio con la excusa
de que iban a realizar tareas diversas. En la primera tarea a la mitad de los
sujetos se les presentan fotografías en las que aparecen objetos y
personas. Una de las tares a realizar era indicar si las personas de la
fotografías era ancianas o no. Así se pretendían activar la representación
de anciano. La otra mitad no realizó la tarea. La variable dependiente era
un registro del tiempo que tardaban (filmado) en recorrer el pasillo del
laboratorio una vez terminada la sesión y de ser despedidos. Los sujetos a
los que se les activó la representación de anciano tardaron más en
recorrer el pasillo. La lentitud es una conducta asociada a la
445
Viaje al Corazón de la Psicología Social
representación de anciano que luego se tradujo en la conducta de los
estudiantes.
En el mismo sentido, Wheeler, Jarvis y Petty (2001) demostraron cómo la
activación del estereotipo puede tener efectos negativos incluso para un
observador no miembro del grupo cuyo estereotipo ha sido activado.
Observaron cómo activando mediante priming el estereotipo de negro
condujo a participantes no-negros a rendir peor en una tarea de
matemáticas estándares.
9.6. MODIFICACION DE LOS ESTEREOTIPOS
Cuando un sujeto se encuentra o anticipa que va a tener un encuentro con
un miembro de otro grupo puede suceder lo siguiente (Bodenhausen,
1993):
1.
El sujeto activa información sobre los estereotipos de dicho
grupo de su memoria-a-largo-plazo. Los estereotipos comunes
se activan automáticamente cuando se producen encuentros
con miembros de grupos estereotipados. Cuando tales
estereotipos son vistos como relevantes para tomar una
decisión, se utilizan como criterios para emitir juicios y
conductas. Por ejemplo, el dueño de nuestro comercio
habitual esta implicado en una discusión con el «hijo del
vecino del primero que, todo el mundo sabe, es un
446
Viaje al Corazón de la Psicología Social
drogadicto». El sujeto, asumiendo a partir del estereotipo
alguna conducta delictiva del joven, toma partido
inmediatamente por el dueño del comercio.
2.
En la mayoría de las situaciones existe además información
contextual relevante para la decisión. Así, la siguiente etapa
sería conseguir integrar la evidencia abstracta (la derivada del
estereotipo) y la concreta (información contextual),
pudiéndose darse dos extremos: (a) el sujeto opta por basarse
exclusivamente en el estereotipo (estrategia heurística o «de
arriba-abajo); o (b) se olvida de la etiqueta y el estereotipo
asociado a ella y se fija exclusivamente en la información
disponible en el contexto, analizándola detalladamente
(procesamiento de abajo-arriba, sistemático o basado en los
datos). Desgraciadamente, éste último tipo de procesamiento,
que podría eliminar los efectos indeseados de los estereotipo,
es de uso limitado «porque requiere esfuerzo y la capacidad
de la memoria de trabajo es limitada» (Bodenhausen, 1993,
pág. 16).
Además, existen otros elementos que parecen facilitar el trabajo a
las decisiones prejuiciosas basadas en los estereotipos. Un elemento es la
ANSIEDAD. La ansiedad dificulta que la gente atienda de forma cuidadosa
a lo que sucede en su entorno, facilitando los juicios basados en
estereotipos sociales. Anticipar un contacto con personas de otro grupo
(sobre el que tenemos estereotipos negativos) puede ser suficiente para
generar ansiedad y emociones negativas (miedo, rabia, etc), de forma que,
incluso aunque el comportamiento posterior de los miembros del otro
grupo hacia nosotros haya sido positiva, la «deficiente atención» debido a
la ansiedad hace que no «nos fijemos» en tales muestras de conducta
positiva. En general, las emociones negativas (características de las
situaciones de encuentro con miembros de exogrupos) podrían estar
asociadas a altos niveles de arousal o activación y al uso de estrategias
447
Viaje al Corazón de la Psicología Social
estereotípicas o heurísticas de procesamiento de la información
(Bodenhausen, 1993).
Si todo lo anterior facilita la labor a los estereotipos, el LENGUAJE parece
jugar también un papel no desdeñable en el proceso. Parece existir en
nuestros patrones de lenguaje cotidiano ciertas tendencias o sesgos
lingüísticos que contribuyen a mantener los estereotipos e ideas preexistentes sobre los grupos sociales. Las conductas que son congruentes
con las expectativas que se derivan de los estereotipos tienden a
expresarse de forma más abstracta, infiriéndose así que son más estables
y existe mayor probabilidad de que se repitan en el futuro, mientras que
las conductas contrarias a las expectativas estereotípicas se expresan en
términos más concretos (Maass, Corvino & Arcuri, 1994). «Los
estereotipos existentes producen sesgos en el uso del lenguaje que, a su
vez, contribuyen a mantener los sesgos existentes» (Maass & Arcuri,
1992). Así, Maass y Arcuri (1992), utilizando el Modelo de Categorías
Lingüísticas de Semin y Fiedler (1992) encontraron que, el lenguaje
abstracto (p.e. describir a una persona utilizando adjetivos como
«ambicioso», «calculador», «frío», etc.) genera una impresión de que la
conducta de esa persona esta guiada por disposiciones personales, siendo
una conducta estable en el tiempo y el espacio. Por ejemplo, no es lo
mismo decir «Carlos sacó de su bolsillo una pluma y se la prestó a Juan
cuando la profesora preguntó si alguien tenía un bolígrafo de más para
sustituir el bolígrafo reventado de Juan», que decir «Carlos es generoso».
Se observa que los estereotipos negativos del exogrupo y los positivos del
endogrupo se traducen en un lenguaje más abstracto para describir
conductas positivas del endogrupo y negativas del exogrupo,
contribuyendo esto a perpetuar los estereotipos anteriores. Maass,
Cornivo y Arcuri (1994) confirman esta tesis tres estudios en los que se
analizan los contenidos de medios de comunicación de masas (en el
primer estudio se analizan los contenidos de periódicos italianos que
describen victorias o derrotas importantes de la selección nacional italiana
de fútbol; en el segundo estudio se analizan los contenidos de la prensa,
incluyendo la prensa judía italiana, en los que se informa de un suceso
448
Viaje al Corazón de la Psicología Social
antisemita ocurrido en Varese en un partido de baloncesto con el Maceabi
de Tel Aviv; y el en tercer estudio se analizan las informaciones de la
televisión sobre la Guerra del Golfo de 1991).
9.6.1. INTERVENCIONES PARA CAMBIAR ESTEREOTIPOS
Los intentos para reducir la activación y/o uso de los estereotipos
no se circunscriben a la presentación de información sobre miembros
desviados o contra-estereotípicos, se han propuesto otros métodos. Por
ejemplo, Kawakami, Dovidio y van Kamp (2005) propusieron el método de
entrenamiento en asociaciones no-estereotípicas. En sus ensayos
presentaban una fotografía (de un hombre o una mujer) con un rasgo
estereotípico y contra-estereotípico respecto al estereotipo de género de
la persona de la foto. La consigna era escoger en cada fotografía el rasgo
contra-estereotípico respecto al estereotipo culturalmente dominante.
Posteriormente se observaban las conductas de sujetos entrenados o no
entrenados en asociaciones contra-estereotípicas en una tarea posterior
aparentemente independiente en la que debía decidir si escoger a un
hombre o una mujer para un puesto de directivo (trabajo típicamente
masculino según las expectativas culturales). Los resultados indicaron que
si bien el entrenamiento no reducía la activación y aplicación del
estereotipo en la fase de selección cuando el entrenamiento y la selección
de personal aparecían, si lo hacía cuando ambas aparecían como
independientes o cuanto se sobrecargaba cognitivamente a los sujetos.
Esto indica que el efecto se produjo a nivel implícito, no explícito.
Un procedimiento similar destinado a inhibir la activación implícita
de estereotipos es el entrenamiento en imaginería mental contraestereotípica de Balir, Ma, & Lenton (2001). El entrenamiento consiste en
449
Viaje al Corazón de la Psicología Social
pedir a los participantes que se imaginen mentalmente a una persona
contra-estereotípica de su grupo (p.e. imaginarse a un negro catedrático
de universidad que no le gusta el deporte y es un fans de la literatura y la
música clásica). Utilizando diversas medidas implícitas los autores
encontraron que dicha manipulación inhibía la activación posterior de
estereotípicos implícitos.
Dasgupta y Asgari (2004) idearon un procedimiento similar pero
destinado a cambiar el estereotipo que las mujeres tenían de su propio
grupo. El procedimiento consistía en hacer que leyeran biografías de
mujeres famosas que habían ocupado puestos de poder y liderazgo. El
estudio experimental demuestra que este procedimiento reducía la
activación implícita del estereotipo tradicional de su grupo (IAT). El
segundo estudio de carácter longitudinal señalaba que la inhibición de la
activación automática de su grupo estaba determinada por la frecuencia
con que eran expuestas a figuras de mujer en puestos de liderazgo.
Una conclusión de estos estudios sobre el cambio de estereotipos es
la dificultad para obtener tal objetivo. Brevemente concluiremos el
capítulo señalando algunos mecanismos que explican dicha resistencia.
9.7. RESISTENCIAS AL CAMBIO DE ESTEREOTIPOS.
En nuestra comunicación cotidiana con los demás existen reglas
culturales implícitas sobre qué comunicar y cómo hacerlo. Grice (1975)
definió algunas de estas reglas implícitas: (1) evitar redundancias (no decir
lo que ya todo el mundo sabe); (2) ser informativo (dar información
relevante y añade información a la audiencia); (3) no mentir, dar
información verídica, etc. Quien no sigue éstas (y otras) genera problemas
de comunicación y es evaluado negativamente. Lyon y Kashima (2003) han
encontrado que la información que se va transmitiendo a través de una
450
Viaje al Corazón de la Psicología Social
cadena de personas (yo te la digo a ti, tu a una tercera persona, ésta a
otra, y así sucesivamente) (aquí una cadena de 4 personas a las que se les
da información creada sobre un grupo ficticio, los Jamayans) tiende a ir
convirtiéndose en más estereotípica a medida que se transmite debido a
la aplicación de dichas reglas de comunicación implícitas.
Seta, Seta, y McElroy (2003) encontraron otro mecanismo
atribucional compensatorio para preservar el estereotipo del grupo ante
la conducta desviada o contra-estereotípica de uno de sus miembros.
Según sus hallazgos los observadores compensan dicha conducta contraestereotípica incrementando el carácter estereotípico de sus explicaciones
sobre la conducta de otros miembros del mismo grupo. Sekaquapthewa y
Espinoza (2004) encontraron también que la necesidad de detenerse a
explicar el por qué de una conducta es mayor cuando ésta es contraestereotípica, especialmente si proviene de un miembro de un grupo de
bajo estatus.
Biernat y Ma (2005) demostraron que la gente considera que
necesita más información para inferir que una persona no tenía un rasgo
estereotípico de su grupo que para concluir lo contrario.
Un efecto frecuente de los intentos por inhibir pensamientos de
carácter estereotípico es el denominado “Efecto Rebote” (Macrae,
Bodenhausen, Milne, & Jetten, 1994). Los intentos por eliminar de
nuestra mente pensamientos estereotípicos puede provocar el efecto
paradójico e irónico de incrementar su accesibilidad. Para explicar este
efecto Baumeister y colaboradores (Baumeister, Bratlavsky, Muraven, &
Tice, 1998; Muraven & Baumeister, 2000) afirman que los intentos por
suprimir pensamientos estereotípicos requieren un alto esfuerzo
cognitivo, reduciendo la capacidad de los sistemas cognitivos regulatorios
para tareas posteriores. Wegner (1994; Wegner & Erber, 1992) propuso
451
Viaje al Corazón de la Psicología Social
un modelo para explicar éste efecto rebote. Según el mismo dos
mecanismos trabajan simultáneamente mientras tratamos de eliminar los
pensamientos estereotípicos. (1) Un sistema de monitoraje automático
que escanea nuestra mente para detectar indicios de la presencia de algún
pensamiento indeseado y (2) un sistema controlado que busca
pensamientos alternativos o distractores a los pensamientos
estereotípicos. Sin embargo, irónicamente, el sistema automático de
monitoraje incrementa la saliencia de los pensamientos estereotípicos.
Además de incrementar la saliencia de los pensamientos indeseados,
estos intentos de eliminación consumen energía cognitiva para la autoregulación que tendrá efectos negativos en tareas posteriores. En el
estudio clásico de Macrae y colaboradores (1994) se pedía a los
participantes que describiesen un día cualquiera en la vida de un skinhead
evitando aplicar el estereotipo de dicho grupo (al grupo control no se le
daba ésta consigna de supresión). En una tarea posterior se medía la
accesibilidad del estereotipo de skinhead encontrándose que ésta era
mayor entre quienes habían recibido la consigna de no ser estereotípicos
en sus respuestas en la fase anterior. Más recientemente Gordijn y
colaboradores (Gordijn, Hindriks, Koomen, Dijksterhuis, & van Kippenberg,
2004) demostraron que éste efecto rebote no es inevitable y no tiene
lugar en todo el mundo tras haber suprimido previamente pensamientos
estereotípicos. Encontraron que en las personas con una alta motivación
para suprimir la expresiones prejuiciosas la consigna de eliminar
pensamientos estereotípicos no provocaba un agotamiento de sus
recursos cognitivos regulatorios y no aparecía el efecto rebote posterior.
Por lo contrario, entre las personas con una baja motivación interna para
controlar dichos expresiones prejuiciosas los intentos por eliminar
pensamientos estereotípicos agotaba su capacidad de regulación cognitiva
manifestándose en el clásico efecto rebote posterior.
452
Viaje al Corazón de la Psicología Social
TEMA 10. PSICOLOGIA SOCIAL DEL RACISMO
INDICE
10.1. INTRODUCCIÓN.
10.2. BREVE HISTORIA DEL RACISMO.
10.3. LA “RAZA” COMO CONSTRUCCIÓN SOCIAL.
10.4. DEFINICIONES Y TIPOS DE RACISMO.
10.4.1. DEFINICIONES Y CARACTERÍSTICAS.
10.4.2. TIPOS DE RACISMO.
* No racismo- Universalismo.
* Racismo Biológico.
* Racismo Aversivo.
* Racismo Moderno.
* Racismo Simbólico.
* Racismo Individual.
* Racismo Institucional.
* Racismo Cultural.
* Racismo interpersonal o relacional.
10.5. INTENTOS PARA REDUCIR EL RACISMO
10.5.1. RACISMO INDIVIDUAL. EL CONTACTO.
453
Viaje al Corazón de la Psicología Social
10.5.2. RACISMO INSTITUCIONAL. POLÍTICAS DE ACCIÓN AFIRMATIVAS.
10.5.3. RACISMO CULTURAL.
* Ideologías sobre la ciudadanía.
* Pluralismo de Jones.
* Multiculturalismo Aditivo de Triandis.
10.5.4. RACISMO CULTURAL Y CONFLICTO DE INTEGRACIÓN.
10.6. COMENTARIOS FINALES.
10.1 INTRODUCCIÓN
En los capítulos precedentes hemos abordado las teorías clásicas que se
han elaborado en psicología social para analizar el tema general del
prejuicio y las relaciones intergrupales conflictivas. Sin embargo, existen
autores que han desarrollado sus teorías específicamente para abordar un
tipo particular de discriminación: el racismo. En este capítulo vamos a
revisar exclusivamente éstas teorías. Como afirma uno de los autores más
implicados en el tema del racismo, Katz (Katz y Taylor, 1988, pág. 7), «un
número de autores no utiliza en absoluto el término racismo, prefiriendo
otros sinónimos como desigualdad, discriminación, prejuicio, conflicto
intergrupos, o injusticia racial». Existiría una razón histórica que explicaría
ésta elección así como el progresivo uso del término explícito de racismo.
454
Viaje al Corazón de la Psicología Social
Históricamente, y por razones institucionales obvias, los primeros autores
que trataron éstos temas eran miembros de las comunidades dominantes
de sus respectivos países (blancos en Estados Unidos), con actitudes
liberales que les conducían a interesarse por éstos temas. Estos autores
definían el prejuicio como una actitud, preocupándose por modificar las
actitudes prejuicios as de sus comunidades respectivas. El énfasis no se
establecía tanto en el cambio estructural, sino en el cambio de actitudes.
El acceso progresivo de miembros de «minorías» étnicas a instituciones de
enseñanza e investigación modificó la situación, cambiando el acento de la
modificación de actitudes al de las conductas. Como afirman Katz y Taylor
(1988), la utilización del término racismo, en vez del de prejuicio, obliga a
enfatizar los aspectos conductuales. Así, el primero definió en 1976 el
racismo como «trato desigual de los individuos debido a su pertenencia a
un grupo particular», mientras que Taylor definió el racismo como
«efectos acumulativos de individuos, instituciones, y culturas que resultan
en la opresión de minorías étnicas» (Katz y Taylor, 1988, pág. 6). Esta
última definición tiene implicaciones sociales (institucionales y culturales)
ausentes en la definición tradicional de prejuicio. Richards (1997, pág. XI))
propone el concepto de racialismo para señalar las connotaciones
ideológicas del concepto definiéndolo como “creencias teóricas o
ideológicas sobre la realidad de las razas y la validez del análisis científico
de los sucesos (affairs) y diferencias humanas en términos de diferencias
raciales”. Para nuestro gusto nos quedaremos con la definición de Wilson
(1996, pág. XI) para quien el racismo incluye prácticas de exclusión,
discursos o sistemas de creencias que denigran o excluyen a ciertos
grupos, así como estructura políticas y económicas apoyadas por el estado
que legitiman dicha exclusión. O como afirma Maluso (1995, pág. 52), el
análisis del racismo requiere tener en cuenta las diferencias de poder
resultantes de las desigualdades sociales, siendo “teórica y
metodológicamente superficial igualarlo sólo a actitudes, creencias y
conductas hacia los oprimidos por parte de los opresores”. En el mismo
sentido, Fiske (Operario & Fiske, 1998) indica cómo el estudio del racismo
no puede remitirse al análisis de sesgos cognitivos, sino debe incluir
variables societales, y especialmente la dimensión de poder.
10.2. BREVE HISTORIA DEL RACISMO.
455
Viaje al Corazón de la Psicología Social
Explotación y esclavización de los pueblos conquistados han existido
siempre en la historia de la humanidad. Sin embargo, el discurso sobre la
raza (racialismo) tal como la conocemos hoy como forma de justificación
de la desigualdad es relativamente reciente. Esta concepción moderna
incluye la deshumanización de ciertos grupos y se va desarrollando en
Europa tras la caída del feudalismo y los cambios económicos que van a
seguir a la reforma protestante. Incluye la asunción de que las diferencias
de color y otras características externas reflejan diferentes clases de
especies humanas, substancialmente diferentes entre sí, y que pueden
clasificarse jerárquicamente en función de la superioridad intelectual, o de
otras capacidades (Wilson, 1996). Cuando los europeos nos lanzamos a la
conquista de América, en principio la colonización encuentra una
legitimación religiosa. El carácter ecuménico del cristianismo exhorta a dar
a conocer la palabra de Dios entre los paganos que no han tenido acceso a
la misma. En aquella época, el discurso oficial de la Iglesia establecía que
todos los seres humanos somos hijos de Dios y, por tanto, hermanos. La
diferencia entre los europeos y los nativos de los países colonizados
radicaba fundamentalmente en le “conversión” a la verdadera fe. Los
barcos que zarpaban a América, además de soldados, agricultores, etc,
iban cargados de clero. La conversión a la fe cristiana dotaba de “alma” a
los nativos y, como hijos de Dios, los hacía iguales a los colonizadores. Sin
embargo, este igualitarismo pronto choca con los intereses económicos de
la colonización. Los colonizadores expolian de sus tierras y recursos
naturales a los nativos y, además, los emplean como “mano de obra
gratuita” en condiciones de esclavitud. ¿Como armonizar esta provechosa
situación económica con la prohibición de la esclavitud hacia los
bautizados y convertidos a la fe cristiana? Este conflicto se resuelve en el
concilio de Ciudad del Cabo de 1792 (Benedict, 1942) que establece una
desigualdad innata entre el europeo y el nativo americano o africano.
Estos segundos son innatamente inferiores en inteligencia y moralidad a
los europeos y la conversión no anula ésta diferencia. Dado el
“infantilismo” e irracionalidad de dichas personas, el europeo tiene casi
una obligación moral de gobernar a los nativos de éstos continentes. Por
tanto, va a ser la propia Iglesia la que comienza a establecer un discurso
456
Viaje al Corazón de la Psicología Social
sobre las diferencias innatas entre las “razas” y la inferioridad moral e
intelectual de unas sobre otras. En el interesante análisis histórico del
racismo en Europa, Benedict (1942) establece la aparición del racismo
como filosofía elaborada de la superioridad racial en Europa en el
contexto de un conflicto de clases a comienzos del Siglo XVIII. En esta
época el conde normando de Boulainvilliers lo enuncia. Descontento con
el surgimiento de movimientos sociales que conducirán a la Revolución
Francesa por un lado, y con el poder absolutista de Luis XIV (“el estado soy
yo”), revindica el pasado feudal y el papel de la aristocracia en el poder.
Relaciona a la aristocracia con los pueblos germanos que acabaron con el
decadente Imperio Romano, afirma la superioridad de la aristocracia
sobre la “plebe” y su derecho al poder. Estas tesis son retomadas por
Gobineau en su “Ensayo sobre la Desigualdad de las Razas Humanas”
(1853-1857) que tendrá un fuente impacto, primero en Europa, y luego en
América. En América el racismo racialista va a sustituir a la esclavitud
como forma de mantener subyugados a los negros (Richards, 1997)
Como siempre sucede, esta legitimación religiosa de la explotación va a
encontrar en la “Ciencia” un aliado fundamental. El concepto de raza
como esquema clasificatorio que refleja “tipos naturales” distinguibles en
base a atributos observables como el color de la piel, la textura del
cabello, y ciertos rasgos faciales y físicos es introducido en el siglo XVII
(Schiebinger, 1993; Stenberg, Grigorenko, & Kidd, 2005). Obviamente, la
arbitrariedad de determinar en cuántas razas se divide la especie humana
va a estar sujeta a modificaciones permanentes. Benedict (1942) lo ilustra
en el contexto europeo mostrando como dichas clasificaciones en muchas
ocasiones correlacionan con intereses geoestratégicos. Richards (1997)
sitúa entre 1800 y 1850 el inicio del racismo científico. Las ideas
fisionómicas y frenológicas (que afirman que la apariencia externa y la
forma del cráneo nos dicen cómo es una persona o pueblo) son sus
predecesoras. El darwinismo social del siglo XIX va a dejar sentadas las
bases del discurso de la superioridad racial. Spencer extiende la tesis
darwiniana de la selección de las especies al género humano, afirmando
que la evolución no se detiene al interior de la especie humana, sino que
dentro de ella existen unas razas más evolucionadas que otras, pudiendo
con toda legitimidad científica afirmarse la superioridad natural de unas
457
Viaje al Corazón de la Psicología Social
sobre otras. Esta tesis va a ser reforzada por prestigiosos científicos de la
época que hablaran de un mayor desarrollo del neo-cortex en la raza
blanca, lo que explica su mayor inteligencia innata. Mientras el
comportamiento de la raza blanca es “cortical”, racional, gobernado por la
razón y la moralidad, el comportamiento de las otras razas es “límbica”,
emocional, instintiva, y más próxima al comportamiento animal. El propio
Durkheim va a “echar leña al fuego”. Basándose en la máxima de que “el
tamaño del cráneo es un indicador objetivo del grado de desarrollo
cerebral” se dedica a medir perímetros craneales en las morgues y
cementerios de París de hombres, mujeres y niños franceses y de otras
razas que abundan en la capital dada sus extensas colonias. La conclusión
es que el “varón occidental” tiene un mayor grado de desarrollo cerebral
que otras razas y que los niños. Y decimos “varón occidental” por que el
mismo discurso que justifica la superioridad de la “raza blanca” sobre
otras razas es esgrimido para justificar la superioridad intelectual del
varón sobre la mujer (Beall, 1993). Otros autores con fuerte influencia
que van a contribuir al racismo científico son Herbert Spencer, Stanley Hall
o Gustav Le Bone, Malthus, o Eysenck entre otros (Howitt & OwuseBempah, 1994; Richards, 1997)
En otras palabras, conceptos como raza o etnia son construcciones
históricas occidentales (Collier, 1998).
La psicología va a desempeñar un papel muy importante en la
construcción del discurso de la superioridad blanca (Hopkins, Reicher, &
Levine, 1997; Howitt & Owuse-Bempah, 1994; Richards, 1997). Conocida
como “la Psicología de la Raza” (Duckitt, 1992; Echebarria, 1995), los
estudios comparativos sobre el Cociente Intelectual confirmarán la
superioridad intelectual del hombre blanco. Uno de sus efectos va a ser el
desarrollo del movimiento “eugenésico” que trata de aplicar los
conocimientos de la ciencia para favorecer la evolución del género
humano. Algunos de sus efectos van a dejarse notar hasta más allá de la
mitad del siglo XX: esterilización masiva de mujeres indígenas (inferiores),
esterilización de personas con síndrome de Dawn, exterminio en las
cámaras de gas de judíos y gitanos, separación de niños maoríes de sus
458
Viaje al Corazón de la Psicología Social
madres (generación X) para ser educados bajos la cultura superior
europea, etc.
Toda ésta justificación primero religiosa y luego “científica” va a
convertirse en conocimiento de sentido común extendido en toda la
sociedad. La superioridad blanca se inscribe en la genética.
Alguien puede pensar que el discurso racialista está en desuso, o
rechazado por gran parte de la población. Balibar (1991, pág. 21) plantea
una nueva forma de racismo que, subiéndose al carro de la moda podría
tildarse de “post-moderno”, y que se correspondería a la situación actual,
donde tras la descolonización del siglo XX invierte los flujos migratorios,
no siendo los europeos los que vamos a los países colonizados, sino
grandes flujos llegan de las antiguas colonias, muchas de ellas convertidas
en países pobres, hacia los países ricos. Sería una nueva forma de racismo
donde el tema dominante ya no es la herencia biológica, sino la
imposibilidad de superar y reconciliar las diferencias culturales, “un
racismo que a primera vista no postula la superioridad de ciertos grupos
sobre otros sino “únicamente” (subrayado por el autor) el peligro de
abolir fronteras, la incompatibilidad de estilos de vida y tradiciones es el
RACISMO DIFERENCIAL. Aquí la CULTURA cumple la misma función que
antes lo hacía la NATURA, percibida como determinista, inmutable”.
10.3. LA “RAZA” COMO CONSTRUCCIÓN SOCIAL.
El concepto de raza es una construcción social, que sirve a propósitos
sociales más que biológicos (Benedict, 1942; Sternberg, Grigorenko, &
Kidd, 2005). Como lo indican los propios genetistras (Sternberg,
Grigorenkom & Kidd, 2005; Tishkoff & Kidd, 2004), no existen razones
biológicas que justifiquen las diferenciaciones raciales existentes. El
concepto de raza es una construcción social (Wetherell & Potter, 1992)
que cumple una función “social” (no biológica) muy clara: justificar y crear
desigualdades sociales que se mantienen vigentes hoy en día (Mays,
Cochran, & Barnes, 2007). En palabras de Wilson (1996, pág. 12) es un
constructo social artificial sin ninguna base científica”. En revisión
exhaustiva de los estudios sobre la diferencias genéticas y biológicas entre
459
Viaje al Corazón de la Psicología Social
las razas, Betancourt y López (1997) concluyen: (a) existen mayor
diferencias intra-grupales (dentro de los sujetos de la misma raza), que
diferencias inter-grupales (entre diferentes razas) en las características
que han sido utilizadas para definir las llamadas tres razas (blanca, negra,
asiática); (b) los estudios genéticos han encontrado que las diferencias
entre-individuos dentro de la misma raza o nación explican el 84 % de la
varianza, dejando menos del 10% a las agrupaciones raciales.
Cuando alguien habla utilizando este sistema clasificatorio se sitúa dentro
de un paradigma esencialista (Jones, 1998), sosteniendo implícitamente
(Wilson, 1996) que: (a) las diferencias externas de apariencia (por que
cuando clasificamos a alguien como judío, negro, gitano, moro, etc. no lo
hacemos tras un análisis genético sino por la apariencia externa) reflejan
diferencias internas más profundas (de inteligencia, de personalidad,
forma de comportarse, etc.), (b) que existe algo interior, una esencia que
hace similares entre sí a los miembros de la misma raza (el alma vasca, la
negritud, la femineidad, etc.) que se transmite inmutable generación tras
generación entre los miembros de la raza y los define; (c) y que, por lo
anterior, conocer la raza de una persona es “interesante” y útil, pues nos
permite conocerla mejor y predecir cuál será su comportamiento.
10.4. DEFINICIONES DEL RACISMO Y TIPOS DE RACISMO
10.4.1. DEFINICION Y CARACTERÍSTICAS DEL RACISMO
Como se ha indicado con anterioridad, Katz (Katz y Taylor, 1988, pág. 6)
definió el racismo como «el tratamiento desigual de los individuos debido
a su pertenencia a un grupo particular», mientras que Taylor lo definió
como «efecto acumulativo de los individuos, instituciones, y culturas que
resulta en la opresión de minorías étnicas». Wil!emsen y Oudenhoven
(1989, pág. 15) dan una definición diferente según la cual el racismo sería
460
Viaje al Corazón de la Psicología Social
una «filosofía que expresa la superioridad de una raza sobre otra»,
diferenciándolo de la discriminación que sería «una consecuencia
conductual de la categorización consistente en un trato desigual de gente
(o grupos de gente) que pertenece a cierta categoría social».
Frente a los intentos por definir el racismo en base al contenido de ciertos
discursos (ejemplos que podrán ser analizados en el apartado siguientes),
Wetherell y Potter (1992) defienden una definición funcionalista del
racismo. Según estos autores, es un error definir el racismo en base al
contenido de ciertas formas de discurso. Esto puede conducir a que, como
sucedió con el «racismo biológico», el discurso racista cambie y nos
encontremos con el problema de los autores anteriores. Estos autores
adoptan una DEFINICION FUNCIONAL del racismo, que incorpora
elementos de la filosofía marxista. Según esta definición «el discurso
racista es ideológico porque es una forma de conocimiento falsa y parcial
que defiende intereses particulares» (pág. 31). «El discurso racista debería
verse como un discurso que tiene el efecto de establecer, sostener, y
reforzar relaciones de poder opresivas (pág. 70)... tiene un efecto de
categorizar, colocar y discriminar entre ciertos grupos, siendo un discurso
que justifica, sostiene y legitima prácticas orientadas a mantener el poder
y el dominio». En su estudio sobre el discurso racista de los ciudadanos
blancos neozelandeses (Pakehas) sobre los ciudadanos maoríes
ejemplifican el riesgo de definir el racismo en base al contenido de un
discurso. En las entrevistas que realizan, en ocasiones, los sujetos utilizan
argumentaciones basadas en el igualitarismo y la libertad para justificar la
exclusión de los maoríes.
Según estos autores (Wetherell & Potter, 1992), LAS FORMAS QUE
ADOPTARIAN ESTOS DISCURSOS RACISTAS serían las siguientes:
1. Una de las características de los discursos de los Pakeha (blancos
neozalandeses) sobre los Maoríes es que dichos discursos movilizaban
principios del reformismo clásico liberal tales como la libertad, los
derechos individuales, la igualdad, la racionalidad instrumental, así como
ideas de progreso, y todo ello para defender políticas racistas.
461
Viaje al Corazón de la Psicología Social
2. La gente simultáneamente hablaba de forma prejuiciosa mientras intentaba evitar parecerlo.
3. Se perseguía el objetivo de desacreditar, culpar, y denigrar a los maoríes
a través de varias vías: (a) una estrategia era la de cuestionar el carácter
genuino de los motivos que llevaban a los maoríes a movilizarse (aquí,
poner en cuestión las razones que conducen al inmigrante a llegar a
nuestro país); (b) otra estrategia era la de cuestionar la efectividad de las
formas de acción de los maoríes; (c) una tercera era acusar a los activistas
anti-racismo de violar las normas de la moderación (de ser extremistas);
(d) una cuarta era acusarles de inconsistencia; (e) también era posible
cuestionar la representatividad de los líderes que luchan contra la
discriminación (“son agitadores comunistas»). Todas estas estrategias
discursivas serían formas de deslegitimación de la acción social del grupo
marginado.
4. En los discursos racistas también se manifestaban acciones dirigidas a
afrontar la evaluación negativa que pueda derivar de la externalización del
discurso racista, (a) admitiendo la ofensa pero ofreciendo excusas; (b) negando la ofensa infringida contra el otro y afirmando que se es blanco de
una acusación (de racismo) falsa; (c) minando la acusación (de ser un
racista) mediante la negociación (en la conversación) de la naturaleza de
la ofensa, recategorizándola como menos negativa y más excusable de lo
que parece; o (d) redirigiendo la acusación hacia otra gente o grupo,
tomando distancia cuidadosa respecto de ellos (“nosotros no somos los
racistas, son esa minoría de vascos que...»).
Esta vinculación del racismo a componentes de carácter ideológico no es
privativa de los autores que trabajan desde la perspectiva del análisis del
discurso. Así, un autor como Bobo (1988), que es «heredero» de la teoría
del conflicto subjetivo desarrollado por Sherif (Sherif et al., 1961),
considera que las actitudes raciales cumplen funciones ideológicas. Adopta
el concepto de IDEOLOGIA HEGEMONICA de Gramsci. Se diría que existe
una ideología hegemónica cuando las ideas de un grupo dominante
ejercen una influencia predominante en el medio cultural y las
instituciones sociales. Dichas ideas hegemónicas explicarían la realidad
social de forma que permitan defender y justificar las desigualdades
462
Viaje al Corazón de la Psicología Social
existentes. El grupo dominante buscaría articular un conjunto de ideas
que persuadan a ellos mismos y a los demás de que el status privilegiado
que ocupan responde al bien y los intereses comunes. Este proceso
ideológico sería el producto de la confluencia de las condiciones sociales
estructurales (segregación y desigualdad) y de los efectos de identidades
grupales de larga vivencia. Así, las actitudes raciales serían el producto de
la interacción entre desigualdad y etnocentrismo (entendido este último
como sentimiento de distintividad positiva del endogrupo) (Bobo,1988,
pág.99)
Van Dijk (1989) define los prejuicios étnicos como «un tipo específico de
cognición social, como una representación social negativa de grupos étnicos minoritarios que es compartida por los miembros del grupo
dominante... Este prejuicio se adquiere, utiliza o cambia en situaciones
sociales, y en función de las estructuras sociales dominantes» (pág. 116).
Existirían REPRESENTACIONES GRUPALES GENERALES y ABSTRACTAS de
dichos grupos étnicos compartidas en el seno del grupo dominante y, por
otro lado, MODELOS ETNICOS SITUACIONALES. Estos últimos se
organizarían en esquemas fijos consistentes en categorías utilizadas para
comprender situaciones concretas (estos esquemas incluirían, por
ejemplo, información sobre lugares, tiempo, circunstancias, tipo de
participantes, sucesos, etc. vinculados a interacciones con los miembros
del grupo étnico). Estos modelos situacionales aproximarían el modelo
general abstracto (compartido por el grupo), a las situaciones personales
concretas en las que se ve inmerso el sujeto.
Las representaciones grupales compartidas explicarían el consenso, la coherencia, y la continuidad de las acciones prejuiciosas realizadas por los
miembros del grupo dominante, mientras que los modelos situacionales
explicarían las diferencias personales de prejuicio en el seno del grupo
dominante, así como las variaciones situacionales específicas. A veces, las
actitudes prejuiciosas hacia un grupo étnico resultarían de aplicar modelos
construidos para otros grupos étnicos que serían transportados y aplicados
al nuevo grupo.
Además de estos modelos generales y situacionales, existen en todo grupo
normas generales y valores sobre qué, cómo, cuándo y dónde es correcto
463
Viaje al Corazón de la Psicología Social
o incorrecto manifestar ciertas actitudes. Los sujetos aprenden a utilizar
ciertas estrategias discursivas para afirmaciones prejuiciosas de forma
socialmente aceptable, tratando de mantener una imagen positiva de
ellos. Ejemplos de tales estrategias serían la negación (“no tengo nada
contra los gitanos, pero...”), afirmaciones de excepciones (“aunque
también hay gente buena entre los gitanos...”), o transferencias (“yo no
creo, pero mis vecinos dicen que los gitanos...”). En éstas estructuras
semánticas se expresan tanto los modelos consensuales como los modelos
situacionales existentes sobre un grupo social. Las estructuras semánticas
que reflejan el discurso racista pueden ser clasificadas en unas pocas
categorías básicas:
1.- Diferencia de apariencia, cultura y conducta.
2.-Desviación por parte suya de las normas y valores.
3.-Competición entre ellos y nosotros por recursos escasos de espacio,
empleo, educación y bienestar.
4.- Amenaza percibida (“nos van a invadir”, etc.).
Es típico de las descripciones prejuiciosas de minorías étnicas el rechazo a
utilizar nombres como expresiones de identificación; una preferencia por
la pronominalización excesiva y el uso de demostrativos (ellos, esa
gente...). Estas expresiones reflejarían la adopción de una distancia social
frente a dicho grupo.
Van Dijk (1989), frente a las definiciones y análisis clásicos del racismo,
adopta una postura próxima a la de Wetherell y Potter, partiendo del
«análisis del discurso» para analizar el prejuicio y el racismo. Enfatizando
la importancia del lenguaje y la comunicación en la comprensión plena del
problema afirman que: (a) los prejuicios étnicos se adquieren, comparten
y legitiman fundamentalmente a través de la comunicación discursiva que
tiene lugar entre los miembros del grupo dominante; y que (b) la
estrategia comunicativa que utilizan dichas personas trata de compaginar
dos objetivos aparentemente contradictorios:
464
Viaje al Corazón de la Psicología Social
Por una parte, presentarse así mismos de forma positiva como ciudadanos
tolerantes, no-racistas, mientras que, por otro lado, presentan a las minorías étnicas de su vecindario o país de forma negativa.
Las normas sociales internalizadas de no-discriminación parecen chocar
con sus actitudes negativas hacia las minorías. Por ello, utilizan estrategias
discursivas que buscan resolver este conflicto moral. Estos discursos típicamente adoptan las siguientes formas: «yo no soy racista, pero...», «no
tengo nada contra los gitanos pero...».
La función social del racismo ya fue resaltada por GUNNAR MYRDAL en
1944 (Katz y Taylor, 1988) cuando subrayó la importancia del status social
en el denominado círculo vicioso. Este autor señaló cómo las actitudes
hacia los negros eran más negativas cuanto más se deterioraba el status
social de los mismos. Así el «círculo vicioso» se definiría como sigue: el
prejuicio hacia grupos étnicos está en gran parte determinado por su
(bajo) status económico y social. Cuando se reducen los indicadores de
status de dichos grupos como los sueldos, los alojamientos, o la
educación, se incrementa el prejuicio hacia los mismos.
10.4.2. NUEVAS FORMAS DE RACISMO
Los conceptos que vamos a manejar a continuación aparecen a partir de
los ochenta en la psicología social norteamericana. La razón de la
aparición de estos nuevos conceptos asociados al racismo es que en las
encuestas de opinión realizadas en Estados Unidos desde comienzos del
siglo XX, en el que se incluían preguntas referentes a la superioridad racial
y actitudes hacia las demás razas, históricamente el racismo aparecía
como ampliamente mayoritario en la población blanca. Sin embargo, a
partir de la década de los setenta este porcentaje comienza a bajar
radicalmente hasta mostrar que sólo una minoría por debajo del 10%
seguía adhiriéndose a estas creencias. Los científicos sociales se enfrentan
a dos posibles lecturas de éstos datos: 1) la optimista, según la cual el
racismo había dejado de ser un problema grave norteamericano y se había
465
Viaje al Corazón de la Psicología Social
convertido en ampliamente minoritario. Esta lectura chocaba con la
realidad cotidiana. (b) La segunda lectura era que el racismo no había
desaparecido sino que se había transformado. En una nueva sociedad
donde habían cambiado los valores dominantes, apareciendo como
centrales valores como la ecología, la igualdad y la no-discriminación, el
pacifismo, etc., el racismo se reflejaba de formas menos descarnadas, más
sutiles (Quillian, 2006). Las “nuevas formas del racismo” tratan de
describir los retratos del nuevo racismo.
Existen diversas formas de racismo que serán discutidas a continuación.
Esta diversidad pone de manifiesto la perspectiva más amplia que ha
guiado el estudio del racismo (y que incluye un análisis no únicamente
psicológico, sino también intergrupal, institucional y cultural) en
comparación con los modelos más generales que han tratado el tema del
prejuicio, y que han sido expuestos con anterioridad.
Kleinpenning y Hagendoorn (1993) plantean una clasificación de cinco
formas de racismo, graduadas de menos extremas a más extremas. Cada
forma de racismo incluye un discurso sobre las razones de las diferencias
raciales, sobre la superioridad racial, los derechos interraciales, sobre la
segregación y la integración racial, la distancia frente al grupo racial ajeno,
y la visión de la sociedad ideal desde el punto de vista del tema racial.
Además, como se ha indicado, los autores proponen una DIMENSION
ACUMULATIVA sobre la que se pueden evaluar las actitudes raciales. Cada
paso en la escala esta implicado en el siguiente (por ejemplo, la
discriminación a nivel político incluye la existencia de discriminación a
nivel interpersonal). Esta escala de discriminación de menos a más sería:
-_______________________________________________________ +
Discriminación
Discriminación
Discriminación
Interpersonal
Política y
en el área de los derechos
Económica
civiles
466
Viaje al Corazón de la Psicología Social
Esta dimensión significa que es más fácil la aceptación de otro grupo a
nivel de derechos civiles (p.e. educación, sanidad, etc.), que a nivel político
(derecho a voto, a ser elegido, etc.) y económico (derecho a un empleo),
siendo la aceptación más difícil la que se produce a nivel interpersonal
(como novio/a, esposo/a, amigo/a, etc.). Una persona que acepta a miembros de otros grupos a nivel interpersonal lo hará también a los otros
niveles, y viceversa, una persona que rechaza a los miembros de otro
grupo a nivel de derechos civiles, los rechazará también en los otros dos
niveles.
Las cinco formas de racismo clasificadas de más «tolerantes» (no-racismo)
a más intolerantes (racismo biológico) son las siguientes (Kleinpenning y
Hagendoorn, 1993, pág. 24):
-----------------------------------------------------Ver anexo final capítulo
------------------------------------------------------
Si tomamos un tipo de racismo, por ejemplo el «etnocentrismo», y leemos
la columna que le corresponde, tendremos el discurso que caracteriza a
este tipo de racismo. Así, el etnocentrismo sería un tipo de discurso racista
según el cual las diferencias de capacidades que puedan existir entre
diferentes grupos no son innatas, sino que se han producido durante el
aprendizaje; la cultura que ha desarrollado nuestro grupo es superior;
existen otros grupos (por ejemplo los musulmanes) que representan una
amenaza para nuestra cultura; estos grupos deben aceptar y ajustarse a la
cultura de nuestro grupo; es nuestra cultura la que debe predominar;
467
Viaje al Corazón de la Psicología Social
debemos mantener nuestra cultura separada de otras culturas, y el sujeto
manifiesta sentirse «lejano» o distante de los miembros de otras culturas.
Así, leyendo en columna podemos reproducir los cinco tipos de discursos.
El no-racismo. Universalismo.
Antes de describir la tabla es importante definir el punto de partida, EL
NO-RACISMO, pero hacerlo en positivo, pues no tiene sentido definir un
concepto por lo que no es. Phillips y Ziller (1997) proponen el concepto de
UNIVERSALISMO (con la escala correspondiente) para definir éste noracismo. El universalismo “es una orientación universal en las relaciones
interpersonales por la cuál el sujeto (espontáneamente y no
deliberadamente) atiende selectivamente, acentúa e interpreta, las
similitudes entre el self y los otros en vez de las diferencias”
Racismo Biológico
Se corresponde con la clásica y caricaturesca estampa del sujeto racista.
En palabras de Gaertner y Dovidio (1986, pág. 62), el racista clásico es esa
persona «que exhibe la forma de discriminación más «descarnada»... el
tipo de persona que manifiesta ideas fanáticas, que representa la bandera
del odio racial». McConahay, en una definición que se circunscribe al
racismo estadounidense (citado por Sears, 1988) lo denominó racismo a la
antigua usanza (old-fashioned), definiéndolo como «mojigatería abierta»
caracterizada por el siguiente contenido: (a) mantenimiento de antiguos
estereotipos (el de los negros con anterioridad a la guerra civil
estadounidense); (b) perpetuación de las restricciones a los contactos
sociales inter-raciales mediante la segregación y el distanciamiento social;
y (c) la oposición al acceso igual y la igualdad de oportunidades a las
personas de todas las razas, apoyando la discriminación racial.
Pettigrew y Meertens (1995) denominan a ésta forma tradicional de prejuicio como «Prejuicio Vocinglero» (Blatant prejudice), por ser una forma
de racismo abierta y directa, que incluye la creencia en la superioridad
genética del endogrupo sobre el exogrupo (lo que impediría que la
468
Viaje al Corazón de la Psicología Social
discriminación fuese definida como tal discriminación, correspondiéndose
la jerarquización social al «orden natural de las cosas»). Estos sujetos
perciben amenaza por parte de los otros grupos étnicos, lo que conduce a
un rechazo de los mismos, así como a una oposición a la existencia de
contactos íntimos con miembros de otros grupos. Los autores han
desarrollado una escala de 10 ítems para detectar esta forma de racismo
aplicándola al prejuicio hacia diferentes grupos étnicos en cuatro países
europeos (oriundos de las Indias Occidentales en Gran Bretaña, turcos en
Alemania, nativos de Surinam en Holanda y Magrebíes en Francia).
En términos más generales, esta sería la forma más extrema e intolerante
de discurso racista. Afirmaría (a) la existencia de diferencias innatas (en
capacidad, inteligencia, etc.) entre los diferentes grupos étnicos,
defendiendo la superioridad biológica del propio grupo; (b) los contactos
(por ejemplo, matrimonios mixtos, etc.) interraciales se perciben como
una amenaza de degeneración cultural y biológica de la propia raza; (c) no
se admiten derechos para los grupos étnicamente «inferiores»,
defendiendo su exclusión y segregación social y física (en ghettos); (d) la
distancia percibida entre el propio grupo étnico y el otro grupo es máxima;
y (e) el ideal social es el de una sociedad homogénea (sociedad de «raza
pura»).
Este era el tipo de racismo que tradicionalmente se medía en los sondeos
de opinión. Sin embargo, con el paso de las décadas del siglo XX, éste tipo
de racismo fue prácticamente desapareciendo. Pocas personas manifestaban su acuerdo con el discurso que lo caracteriza. ¿Es que por fin la
sociedad estaba libre del fantasma del racismo? La respuesta fue no. El racismo pervivía pero había evolucionado, adquiría nuevas formas. Es para
recoger las nuevas formas que adoptaba el racismo que se crearon los
conceptos de «racismo aversivo», «racismo simbólico», «racismo
moderno», etc.
Racismo Aversivo
469
Viaje al Corazón de la Psicología Social
Es la forma menos extrema de discurso racista que se manifiesta por el
siguiente contenido: (a) no se asume la superioridad de unas razas sobre
otras; (b) las diferencias étnicas (p.e. en grado de cultura y educación,
inteligencia, etc.) se consideran fruto del aprendizaje social; (c) se acepta
la igualdad de derechos para los diversos grupos étnicos, así como la
libertad de cada grupo para vivir de acuerdo a su propia cultura. Sin
embargo, a diferencia del «no-racista», (d) el contacto interétnico es contemplado como «un problema social»; (e) existiendo un cierto distanciamiento del sujeto respecto a otros grupos étnicos; y (f) adoptan un
modelo ideal social en el que la cultura del propio grupo debe ser la que
predomine y sea aceptada por los demás grupos étnicos.
El concepto de «racismo aversivo» fue acuñado por Gaertner y Dovidio
(1986). En comparación con el racismo tradicional (biológico), los sujetos
que se caracterizan por este tipo de prejuicio «simpatizan con las victimas
de estas injusticias, apoyan las políticas públicas que, en principio,
promueven la igualdad racial... se ven a sí-mismos como no-prejuiciosos y
antidiscriminatorios pero, casi inevitablemente, tienen sentimientos y
creencias negativas hacia los negros» (pág. 62) (u otros grupos étnicos). En
cuanto al origen o causa de esta forma de racismo (y partiendo de una
explicación psicológica, diferente a la explicación social de Wetherell y
Potter, 1992, o de Bobo, 1988) sería el resultado de una contradicción. En
las sociedades actuales, en principio, LOS VALORES IGUALITARIO S son
importantes para un número importante de personas. El adherirse a estos
valores se convierte en parte importante de la imagen que tenemos de
nosotros mismos. Por ello, los sentimientos y creencias negativos hacia un
determinado grupo (p.e. los gitanos) son incompatibles con nuestra propia
imagen de sujetos tolerantes, igualitarios y no-racistas. Una forma de
evitar este conflicto entre quienes creemos ser y quienes realmente
somos es mantener fuera de nuestra conciencia las creencias y
sentimientos negativos hacia los miembros de otro grupo. Cuando un
elemento del entorno amenaza con evidenciar estas actitudes negativas
(p.e. alguien nos entrevista sobre nuestras opiniones raciales, o tomamos
parte en una discusión sobre el tema), el sujeto «sobre-reacciona» y
amplifica su conducta positiva (anti-prejuiciosa) (exagera su carácter
tolerante y antiracista), reafirmando así su imagen de persona igualitaria,
470
Viaje al Corazón de la Psicología Social
tolerante y no-racista. Sin embargo, existen contextos en los que los
aspectos negativos de esta actitud se manifiestan de forma más sutil y
racionalizada. Un ejemplo lo tenemos en manifestaciones realizadas por
ciertos personajes públicos que afirman que ciertas formas de solidaridad
hacia, por ejemplo, Rwanda, puede camuflar actitudes racistas. Otro
ejemplo pueden representarlo ciertos apoyos a campañas de ayuda
económica a países económicamente poco desarrollados, donde ciertos
sujetos pueden ocultar su rechazo a tener que interactuar en «su propia
sociedad» con «negros», «pobres», y otras personas del tercer mundo,
tratando de que éstas personas se mantengan en sus propios países y no
tengan que venir «al nuestro» (rechazo encubierto al contacto multiétnico). No es extraño encontrar a personas con ideas políticas
conservadoras, con fuertes discursos nacionalistas excluyentes, y de clases
acomodadas «rindiendo sus servicios» a asociaciones en pro de países
poco desarrollados.
Una explicación similar es la desarrollada por Pettigrew y Meertens (1995)
para analizar lo que denominan «RACISMO SUTIL». Sería una forma del
racismo moderno caracterizado por tres aspectos: (1) Una defensa de los
valores tradicionales y la consideración de que otros grupos étnicos inmigrantes actúan de formas inaceptables desde el punto de vista de dichos
valores; (2) la exageración de las diferencias culturales con otros grupos
étnicos; y (3) la negación o rechazo de cualquier emoción positiva dirigida
hacia el exogrupo (más que el reconocimiento de emociones negativas).
La razón por la cuál se manifestaría actualmente el discurso racista de
forma sutil sería que los sujetos de los países occidentales han
interiorizado parcialmente la norma social de no-prejuicio e igualitarismo.
Por ello, la manifestación abierta de prejuicio sería amenazante para la
propia auto-imagen. Todo ello conduce a que la forma como actualmente
se manifiesta éste discurso es más sutil. Los autores desarrollan una escala
de 10 ítems para detectar el «racismo sutil».
En el «racista aversivo», los sentimientos racistas no se manifiestan en
forma de odio u hostilidad, sino en forma de sensaciones de DISCONFOR,
INQUIETUD, DESAZON, y a veces miedo, lo que motiva conductas de evitación más que conductas intencionales destructivas. En cuanto a las
471
Viaje al Corazón de la Psicología Social
formas de detectar estas formas de racismo aversivo, es importante tener
en cuenta la existencia o ausencia de normas explícitas que gobiernan la
conducta adecuada en un contexto dado. Cuando existe una norma clara
de comportamiento, la conducta racista quedará inhibida (p.e.
supongamos que existe la norma explícita de «No huir de transportes
públicos por la presencia de negros en los mismos». Ante esta situación, el
sujeto racista aversivo no evitará coger un tranvía por que haya visto a un
negro en su interior). Sin embargo, cuando la norma es ambigua, este tipo
de racismo se manifiesta (permanecer de pie en el tranvía cuando hay un
asiento vacío junto al sujeto negro).
Una aproximación teórica similar es la desarrollada por Katz (Katz,
Wackenhut y Hass, 1986) en su modelo de AMBIVALENClA. Esta ambivalencia sería el efecto que típicamente aparece en los estudios sobre el prejuicio. Una ambivalencia entre sentimientos de simpatía y rechazo. Los
miembros del grupo discriminado son percibidos tanto como víctimas del
medio social, como «desviados» (sujetos con características personales
que chocan con los valores y normas de la sociedad). Cuando se produce
tal ambivalencia tienden a generarse conductas inestables hacia los
miembros del grupo pudiéndose producirse conductas extremas, tanto
positivas como negativas, dependiendo de los factores situacionales. Este
fenómeno fue bautizado por el autor como fenómeno de AMBIVALENCIAAMPLIFICACION. La ambivalencia anterior hacia un grupo social (simpatía
y rechazo) generaría en el sujeto una alta vulnerabilidad a la tensión
emocional en situaciones de contacto con los individuos miembros del
grupo marginado. El sujeto puede experimentar que tiene sentimientos
amistosos hacia alguien que no los merece, o sentimientos aversivos hacia
una persona menos afortunada que él mismo. Estos sentimientos pueden
generar pensamientos amenazantes para uno mismo (p.e. cómo puedo
sentir odio hacia esa persona desfavorecida). Estos sentimientos de
amenaza activarían esfuerzos para reducirla lo que frecuentemente se
manifestaría en formas de conductas extremas, positivas o negativas. En
cuando al origen social de dicha ambivalencia, se debería a que el sujeto,
durante la socialización, incorpora dos SISTEMAS DE VALORES
CONTRADICTORIOS típicos de las sociedades occidentales: VALORES
IGUALITARIOS (que enfatizan los ideales democráticos y humanitarios) y
472
Viaje al Corazón de la Psicología Social
VALORES INDIVIDUALISTAS (que hacen énfasis en la libertad individual, la
confianza en uno mismo, el logro, etc.). Estos valores contrapuestos
podrían manifestarse en ambivalencia hacia grupos estigmatizados.
Racismo Moderno
Aún existe un tercer concepto, próximo a los dos anteriores: el RACISMO
MODERNO (Echebarría, 1995; Johnson, Whitestone, Anderson, Jackson, &
Gatto, 1995; Maurer, Park, & Judd, 1996; Monteith, 1996; Pedersen &
Walker, 1997; Wittenbrink & Henly, 1996). Según la taxonomía de
Kleinpenning y Hagendoorn (1993) este discurso representaría una forma
de racismo más extrema que el racismo aversivo y que el etnocentrismo, y
menos extrema que el racismo biológico. El contenido de este discurso se
caracterizaría por (a) asumir la superioridad cultural del propio grupo
étnico, (b) percibiendo al otro u otros grupos étnicos como amenazas a la
distintividad cultural del propio grupo (p.e. los «inmigrantes están
destruyendo nuestra cultura, nuestra lengua y nuestras tradiciones»,
elemento clave de ciertas formas de discurso nacionalista); (c) los demás
grupos étnicos tienen derecho a ser tratados igual que los miembros de
nuestro grupo, pero «no deben esperar más derechos que los que se
merecen» (por ejemplo, que no esperen el derecho al voto); (d) se aboga
por una separación cultural entre los diferentes grupos étnicos; (e)
asumiendo que la cultura del grupo propio debe ser la dominante, siendo
aceptada por los demás grupos étnicos.
Desarrollado por McConahay (1986), esta forma de racismo se define
como «la expresión en términos de símbolos ideológicos abstractos y conductas simbólicas del sentimiento de que los negros (en el original, aquí
puede substituirse por cualquier otro grupo étnico) están violando valores
preciados y haciendo demandas ilegítimas para cambiar el status quo
racial». Esta definición puede ser amplificada para añadir la creencia de
que «la discriminación ya no existe hoy, y que esos valores preciados
(violados por el grupo blanco del prejuicio) están asociados a la «libertad»
o «igualdad de oportunidades» (págs. 95-96).
473
Viaje al Corazón de la Psicología Social
Racismo Simbólico
Representa una forma más desencarnada y manifiesta del racismo. Sears
(1988, pág. 56, 1998) lo definió como el discurso caracterizado por el
siguiente contenido: (a) antagonismo hacia los negros que «empujan y
exigen demasiado y van demasiado de prisa y con violencia en sus
reivindicaciones; (b) resentimiento contra los «tratamientos de favor»
(discriminación positiva y promoción de igualdad de oportunidades,
cuotas raciales en el empleo y la educación, ventajas y ayudas económicas
por parte del gobierno, etc.). Se trataría de «una mezcla de sentimientos
anti-negros y creencia en los valores morales tradicionales de América
encarnados en la Etica Protestante... es una forma de resistencia a los
cambios en el status-quo racial basado en la creencia de que los negros
violan los valores tradicionales americanos como el individualismo, la
auto-confianza, la ética del trabajo, la obediencia, y la disciplina. Las
creencias o características de este tipo de Racismo serían:
(1) Creer que la discriminación es cosa del pasado, porque los gitanos (o el
grupo pertinente) tienen hoy libertad para competir en el mercado y
conseguir cosas a base de su esfuerzo personal.
(2) Considerar que los gitanos (negros en la escala original del autor) están
presionando demasiado, quieren ir demasiado rápido y quieren ir donde
saben que no se les quiere.
(3) Que las tácticas para conseguir esos objetivos (p.e. la discriminación
positiva) y esas demandas no son justas, y que
( 4) los logros recientes otorgados a dicho grupo no son merecidos. El
gobierno se esta preocupando y dándoles más de lo que se merecen.
Dos ideas adicionales se añaden a este discurso: El racismo es malo, y todo
el resto de mis creencias (los cuatro puntos de arriba) son hechos objetivos.
El concepto de Racismo Simbólico sería un aspecto parcial de una teoría
más amplia denominada TEORIA DE LAS POLITICAS SIMBOLICAS (Sears,
474
Viaje al Corazón de la Psicología Social
1988), teoría que plantearía que gran parte de la conducta política del
adulto resultaría de predisposiciones simbólicas adquiridas antes de la
adultez plena, reflejando las normas dominantes en el ambiente
informativo del joven. Durante la adultez, esas normas pueden ser
evocadas por símbolos presentes en la situación, determinando las
preferencias de voto de los sujetos.
Algunos autores critican esta visión limitada del racismo entendido como
actitud negativa hacia otros grupos. Así Wilson (1996) definió al racismo
como algo “mas que una práctica de exclusión, una forma de discurso o de
ideas que denigra y excluye.. incluye también la economía, la estructura
social, la política y la cultura. Está sostenido por una estructura
económica opresiva que es legitimada y sostenida por el estado y se
perpetúa en la cultura”.
En este sentido, Jones (1998) distingue entre tres tipos de racismo, cada
uno requiriendo un tipo particular de intervención:
Racismo Individual
Dentro de esta forma de racismo se distinguirían:
(a) El racismo dominante (basado en la creencia de la superioridad
biológica de una raza sobre otra, argumentándose con frecuencia como
prueba el Coeficiente Intelectual);
(b) el racismo aversivo (basado en la creencia de la superioridad cultural
de un grupo sobre otro), y
© el racismo simbólico (que no se expresa verbalmente, pero si en términos comportamentales).
El tipo de intervención más adecuada para este tipo de racismo serían los
procedimientos basados en la «hipótesis del contacto» que serán expuestos en el apartado posterior.
475
Viaje al Corazón de la Psicología Social
Racismo Institucional
Se trataría de una forma más perniciosa y complicada de racismo que la
individual, y se reflejaría en las desigualdades de acceso de diversos
grupos a ámbitos institucionales como escuelas, empresas, etc. Es un
reflejo de cómo las estructuras y prácticas sociales tradicionales fracasan
al afrontar una sociedad multirracial (Howitt & Owusu- Bempah, 1994). La
intervención en esta forma de racismo sería a través de las «acciones
afirmativas» y programas de fomento de igualdad de oportunidades para
el empleo, siempre y cuando quedase de manifiesto el hecho de que «las
capacidades básicas están distribuidas normalmente en los diversos
grupos humanos» (Jones, 1998, pág. 130). Los intentos por eliminar el
racismo individual (procedimientos típicamente implementados por los
psicólogos sociales) serían vanos si se mantuviese esta forma de racismo.
Por otro lado, las políticas de acción afirmativas solas, pudiendo producir
efecto perversos como el consistente en “empeorar” la imagen del grupo
discriminado ante los ojos del grupo dominante (Glazer, 1988; Maio &
Esses, 1998) al explicar los éxitos que obtengan sus miembros, no en base
a su capacidad, sino la ayuda del estado. Desgraciadamente, el racismo
institucional estaría incluido en otra forma más amplia de racismo: el
racismo cultural.
Racismo Cultural
Se refiere a los discursos extendidos en el ámbito de una comunidad a
cerca de las relaciones inter-étnicas.
(a) Históricamente el discurso dominante sobre el racismo abordaba este
tema desde una perspectiva biológica, planteándose que los descendientes de ciertas razas tenían una menor capacitación intelectual que los descendientes de los blancos. Este tipo de discurso sirvió para justificar el
tráfico de esclavos y la explotación colonial de los mismos.
476
Viaje al Corazón de la Psicología Social
(b) Con el paso del tiempo, ese discurso cultural ha sido sustituido por
otro que Jones (1986) define como el discurso de la Patología cultural,
consistente en atribuir una cultura inferior al grupo (Howitt & OwusuBempah, 1994). De acuerdo a este discurso, la opresión, discriminación, e
inferioridad a la que se vieron históricamente sometidos ciertos grupos ha
provocado que estos desarrollen formas mal-adaptadas de respuesta a su
tratamiento histórica, desarrollando formas culturales «patológicas» que
los hacen hoy culturalmente inferiores. En otras palabras, se asume la
inferioridad cultural de ciertos grupos, aunque sea resultado de una
historia pasada de discriminación.
A nivel cultural, el lenguaje jugaría un papel central en la
justificación y mantenimiento de las desigualdades sociales. Van Dijk y
colaboradores (1997) analizaron a éste nivel las comunicaciones de los
media cuando hablan de grupos raciales, así como las formas comunes
como se habla de otras razas, encontrando que cuando los media hablan
de otras razas, en lugar de la amplia variedad de tópicos a los que nos
referimos al hablar sobre nosotros, a ellos los restringimos a un número
muy limitado de temas (etno-tópicos) y muy frecuentemente negativos.
Frente al racismo cultural la solución sería el PLURICULTURALISMO.
Como hemos dicho, hoy es extendido el uso de conceptos como el de
racismo aversivo o racismo moderno. Sin embargo, tal uso no está exento
de críticas. Wetherell y Potter (1992) critican este tipo de
conceptualización del racismo por diversas razones:
1.
Implica asumir que factores psicológicos (afectos negativos,
conflictos de valores, o reacciones irracionales hacia grupos
minoritarios) son la causa próxima fundamental que explica el
racismo.
2.
Generalmente, estas definiciones caracterizan al racismo como
cogniciones y sentimientos negativos. Esto plantearía problemas
al abordar el carácter cambiante del discurso racista, o para
explicar cómo se moviliza un discurso liberal para justificar la
exclusión de ciertos grupos. Alternativamente, Wetherell y Potter
(1992, pág. 198) conceptualizan el racismo como «la expresión
477
Viaje al Corazón de la Psicología Social
simbólica y cultural de una sociedad que esta organizada sistemáticamente en torno a la opresión de ciertos grupos y la
dominación de otros».
3.
En cuanto a la modificación del prejuicio (ver siguiente apartado),
las definiciones psicológicas del prejuicio presentan problemas a
la hora de lograr tal fin. Estos intentos irían dirigidos a modificar
las creencias y actitudes de los miembros del grupo dominante
hacia del grupos discriminados. Sin embargo, el racismo sería la
expresión de ciertas relaciones de poder, cuyas causas (que
deberían ser modificadas) se situarían más a nivel social y estructural que psicológico. Estas definiciones psicológicas del
racismo desviarían la atención hacia lo psicológico, dejando
intacta la estructura social de dominación, origen fundamental
del racismo.
Racismo interpersonal o relacional
Muchas de las manifestaciones del racismo tienen lugar en encuentros
interpersonales en la vida cotidiana. Shelton y Richeson (2006; Shelton,
2003) han propuesto una aproximación relacional de las relaciones Interétnicas. El elemento central es el estudio de las Meta-Cogniciones o
creencias con las que los sujetos afrontan situaciones de encuentro con
personas de otras “razas”. En la relación diádica cada miembro de la diada
(por ejemplo, un blanco y un árabe) tienen creencias (meta-cogniciones)
sobre cómo son vistos por el otro (sobre lo que opinan sobre nosotros los
árabes) y cuál va a ser el comportamiento del otro hacia mí. En los
encuentros una creencia muy extendida es el SESGO YO-EL.
(a) Los miembros del grupo dominante (blancos) tienden a
pensar: (i) “la razón por la que me cuesta relacionarme con
478
Viaje al Corazón de la Psicología Social
ellos (por ejemplo, negro, árabe, gitano, etc.) es porque nos
ven como soberbios y prejuiciosos, y por tanto tienen una
mala imagen de mí”, (ii) en cuanto por qué ellos rehúsan el
contacto con nosotros es simplemente por que no les
apetece, no porque teman que nosotros les juzguemos
estereotípicamente”. Las meta-cogniciones de los miembros
del grupo estereotipado serían simétricas: “me cuesta
relacionarme con ellos (con los vascos, europeos, etc.) por
miedo a que me vean de forma estereotipada. En cuanto a
por qué ellos nos rehuyen es simplemente que no les
apetece relacionarse con nosotros”.
(b) La consecuencia de éstas meta-cogniciones es la evitación
del contacto y las expectativas negativas anticipadas de la
relación.
¿Cómo superar éstas meta-cogniciones? Shelton y Richeson (2006) han
encontrado un efecto paradójico. Cuando un miembro del grupo
dominante bajo en prejuicio, a pesar de éstas meta-cogniciones, se decide
a interactuar con el otro vive la interacción como ansiógena y estresante,
desarrollando estrategias de auto-control que eviten manifestar actitudes
prejuiciosas. Esto “agota” temporalmente sus capacidades de autoregulación, como lo indica su pobre ejecución en tareas posteriores que
exigen auto-control. En definitiva, la experiencia es para él negativa. Por el
contrario, la impresión que se lleva el miembro del grupo estereotipado
(el gitano, el árabe, etc.) de la otra persona es positiva, evaluando la
interacción como amistosa. Esto no sucede cuando el otro es una persona
con altos niveles de prejuicio. Como no le importa la impresión que se
lleve de ella el árabe, gitano, etc., no hace nada para mostrarse como
tolerante, viviendo la interacción como menos ansiógena, pero
provocando una evaluación negativa de la interacción por parte del árabe,
gitano, etc. Una reacción similar sucede cuando el miembro del grupo
estereotipado decide poner en marcha “estrategias de interacción
compensatorias” para tratar de desconfirmar las imágenes estereotípicas
que de su grupo tienen los miembros del grupo dominante.
479
Viaje al Corazón de la Psicología Social
10.5. INTENTOS DE REDUCCIÓN DEL RACISMO
La diversidad de los tipos de racismo antes mencionados ha conducido
también a que los procedimientos desarrollados para erradicado sean
también múltiples. Estos procedimientos pueden ser agrupados de
acuerdo con las tres formas de racismo arriba descritas por Jones (1998)
(racismo individual, institucional, y cultural).
10.5.1. RACISMO INDIVIDUAL. LA HIPÓTESIS DEL CONTACTO
Ya Montesquieu (citado por Forbes, 1997) indicó que la extensión del
comercio, la mundialización y la interdependencia iba a incrementar el
contacto entre los pueblos y ello contribuiría a la reducción del prejuicio.
Estaba planteando la hipótesis del contacto. Allport (1957/77), sin
referirse al francés, estableció una serie de sugerencias para reducir el
mismo que han dado lugar a un gran número de aplicaciones en el campo
de la reducción del racismo. El procedimiento propuesto por el autor ha
recibido en nombre de la Hipótesis del contacto, y se centraría en la
hipótesis de que el contacto inter-étnico permitiría reducir el prejuicio
siempre y cuando (a) fuese sancionado y apoyado institucionalmente, (b)
se produjese en situaciones en las que los grupos tuviesen igualdad de
status y roles, y (c) la interacción fuese de carácter cooperativo (Allport,
1954/77; Aronson & Gonzalez, 1988; Brewer & Miller, 1988; Van
Ouvenhoven, 1989). Esta hipótesis condujo a una proliferación de
estudios, especialmente en el aula, para aplicar dichas ideas. Estos
procedimientos se «centran en el efecto de la interdependencia
cooperativa como promotora de experiencias intergrupales positivas»
(Bettencourt, Brewer, Croak & Miller, 1992, pág. 302; Vanman, Paul, Ito, &
MIller, 1997). La interdependencia cooperativa puede producir dos tipos
de reacciones dependiendo de cómo se estructure la situación
(Bettencourt, Brewer, Croak & Miller, 1992):
480
Viaje al Corazón de la Psicología Social
(a)
Interdepend.
carácterCooperativa
prolongadas
Focalización de
atención a nivel
Interpersonal
Interacciones de
interpersonal
Reducción probabilidad de
Categorizaciones a nivel
Intra- o Inter.-grupal
(b)
Interdepend.
Focalización de
Percepción en términos
Cooperativa
atención en tarea
categoriales
Incremento probabilidad de
Categorizar futur interacciones
Como intercategoriales
En línea con la hipótesis del contacto, Bornstein (1993) critica la aplicabilidad del fenómeno de la «mera exposición» a la reducción del prejuicio.
Según esta tesis, la mera exposición repetida no-reforzada a miembros del
481
Viaje al Corazón de la Psicología Social
exogrupo es suficiente para mejorar las actitudes de los sujetos hacia los
miembros del mismo. Esta reducción del prejuicio se debería a un fenómeno puramente afectivo, en el que no intervendría ningún proceso
cognitivo. Contrariamente a esta tesis, el autor defiende un modelo de
REDUCCION DE RESPUESTAS COMPETITIVAS, según el cual, los estímulos
no familiares (miembros del exogrupo) evocan un gran número de
respuestas que están en competición entre ellas (p.e. curiosidad, interés,
miedo, etc.). Esto provoca un estado de activación negativo que el sujeto
trata de reducir seleccionando la respuesta más apropiada para dicho
estímulo. La repetición de las exposiciones a dicho estímulo conduce a que
ciertas respuestas se fortalezcan y otras se debiliten. Si el estímulo (el
miembro del exogrupo) muestra que no es fuente de amenaza, las
respuestas negativas (p.e. miedo) se debilitan. Así, se incrementan las
actitudes positivas hacia el estímulo (miembro del exogrupo). La
desconfirmación de expectativas negativas hacia el exogrupo sería el
factor crucial en la reducción del prejuicio. De hecho, estos autores
encuentran que el contacto repetido con miembros del exogrupo genera
cambios positivos cuando el contexto es positivo o neutro. Esto iría en la
dirección de los resultados de Amir (1969 citado por Bornstein, 1993),
según el cual para que el mero contacto con miembros del exogrupo
mejorase las actitudes hacia los mismos se deberían cumplir una serie de
condiciones:
1.- Que los sujetos implicados en el contacto tuviesen el mismo status,
2.- que la participación fuese voluntaria y animada o premiada por los
líderes de los grupos,
3.- que el contacto no fuese casual sino más íntimo, y
4.- que el contacto fuese agradable y constructivo, en vez de generador de
tensión.
Fiske y Ruscher (1993) enfatizan la importancia que tienen las expectativas
negativas respecto a cómo se espera va a ser el contacto con miembros
del exogrupo (expectativas que pueden dificultar la eficacia de dicho
contacto como elemento de reducción del conflicto). Según estos autores,
las expectativas que generan una relación anticipada con miembros del
482
Viaje al Corazón de la Psicología Social
exogrupo son de establecimiento de una interdependencia negativa
(recuérdese que en el modelo de Sherif esto significa agudización del
conflicto y del prejuicio
De acuerdo al modelo, los sujetos tienen expectativas según las cuales los
miembros de los exogrupos son diferentes, tienen costumbres diferentes
que alteran nuestra cotidianidad, siendo la novedad excesiva vivenciada
normalmente como aversiva. Además, el exogrupo tiene metas diferentes
que pueden bloquear la consecución de las metas del endrogrupo
(interdependencia negativa). Todo ello conduce a que los sujetos
desarrollen expectativas de que la interacción con el exogrupo va a ser
disruptiva en términos de rutinas cotidianas y logro de metas. Esto
conducirá a que la anticipación de una interacción con el exogrupo genere
sentimientos negativos.
Resumiendo las perspectivas teóricas que han guiado la aplicación de la
hipótesis del contacto, estas son tres (Greenwald & Brown, 1999):
a) El modelo de categorización de Brewer que dice que para que el
contacto inter-étnico sea efectivo en la reducción del prejuicio hay
que reducir la saliencia de las respectivas pertenencias grupales y
fomentar la relación interpersonal.
b) El modelo de recategorización de Gaertner, que propone fomentar
que los sujetos se perciban como miembros de una misma categoría
social supra-ordinal (por ejemplo, americanos).
c) El modelo de Hewstone que dice que para que los efectos positivos
del contacto se generalicen a todo el grupo (mejore la imagen y
actitudes hacia todos los negros) la interacción debe destacar sus
respectivas pertenencias grupales y el otro con el que interactúo
debe ser percibido como prototípico de su grupo.
De los tres métodos, Greenwald y Brown (1999) encontraron que sólo el
último era eficaz para mejorar las actitudes hacia el grupo es su
globalidad. Resultado también corroborado por Oudenhoven,
Groenewoud y Hewstone (1996)
483
Viaje al Corazón de la Psicología Social
Pettigrew (1997) propone re-integrar un concepto últimamente olvidado
al estudiar la eficacia del contacto: LA AMISTAD INTERGRUPAL, o nivel de
contactos y amistades con miembros de otros grupos étnicos. En un
estudio con 3806 sujetos de 4 países encontró que el contacto prolongado
con miembros de otros grupos étnicos o religiosos incrementaba la
identificación con miembros del exogrupo y reducía el prejuicio. El mismo
resultado fue evidenciado por Wright, Aronson, McLaughlin y Ropp
(1997), quienes demostraron que la amistad prolongada con miembros de
otro grupo reducía la ansiedad ante contacto intergrupales y la ignorancia
sobre el otro.
Menos optimista es la conclusión a la que llega Forbes (1997) en una
revisión de las aplicaciones de la hipótesis del contacto. Concluye que a
nivel individual el contacto reduce el prejuicio (los sujetos con más
contactos multi-étnicos eran menos prejuiciosos). Sin embargo, a nivel
agregado, tomando como unidad de análisis el colectivo, el incremento
del contacto inter-étnico va unido a un mayor conflicto y prejuicio (más
prejuicio en sociedades con minorías étnicas importantes en cuanto a su
tamaño). También Henderson-King y Nisbett (1996) señalaron las
dificultades de generalización del nivel interpersonal al intergrupal.
Diversos autores han elaborado técnicas concretas basadas en la hipótesis
del contacto. Así, Aronson (Aronson & Gonzalez, 1988) desarrollaron el
METODO JIGSAW, que es un método estructurado de aprendizaje
interdependiente. El método, que se desarrolla en el aula, consiste en las
siguientes fases:
1. Se divide a los alumnos en grupos de seis. La tarea que se debe
aprender (por ejemplo, la biografía de un personaje histórico) es dividida
en seis partes, recibiendo cada miembro del grupo únicamente una de las
seis porciones de la historia. Se crea así una especie de puzzle, donde cada
miembro del grupo tiene una pieza necesaria para completarlo.
2. Los miembros de los diferentes grupos de seis personas que han recibido la misma pieza de información se reúnen entre sí. Estos grupos se
llaman «grupos de expertos». Durante 10-15 minutos, los «expertos» que
484
Viaje al Corazón de la Psicología Social
poseen la misma información se explican entre ellos, clarifican aspectos
oscuros, etc. Esta fase es importante puesto que los sujetos «se entrenan»
en cómo suministrar la información que luego tendrán que proporcionar a
su grupo. Esta fase permite que estructuren mejor la información que
poseen y, los menos diestros en la comunicación observen a «buenos
modelos».
3. Tras la fase anterior se vuelven a reunir los grupos de seis personas.
Cada miembro «enseña» su información durante 20-30 minutos al resto
de grupo, y así sucesivamente. Cada miembro del grupo enseña a los otros
miembros del grupo y es enseñado por ellos. Tras esta fase el profesor
evalúa al grupo. .
Otro método basado en la hipótesis del contacto es el procedimiento de
entrenamiento de ASIMILACION CULTURAL (Van Den Heuvel & Meertens,
1989). Este procedimiento consiste en exponer a los sujetos a las
costumbres, actitudes, formas de percepción, conceptos, etc. de otra
cultura para enseñarles a ver situaciones conflictivas desde la perspectiva
de la otra cultura. El procedimiento es el siguiente:
1.
Se presentan a los sujetos 100 ítems que describen situaciones de
interacción (que normalmente dan lugar a dificultades
interpersonales y/o errores de apreciación) entre un miembro de
la propia cultura (endogrupo) y de otra cultura (exogrupo). Estas
situaciones siempre presentan un cierto grado de ambigüedad
interpretacional.
2.
Para cada situación se presentan cuatro alternativas
interpretativas. Desde la perspectiva propia todas ellas podrían
ser plausibles, pero desde la perspectiva de la otra cultura sólo
hay una respuesta correcta.
485
Viaje al Corazón de la Psicología Social
3.
Tras la respuesta a cada ítem, el sujeto recibe un feedback
inmediato sobre el carácter correcto o no de su respuesta. El
objeto es aprender lo que Triandis denomina ATRIBUCIONES
ISOMORFICAS o, en otras palabras, que el sujeto aprenda a
explicar las situaciones desde la perspectiva de otra cultura.
Los estudios de los autores (Van Den Heuvel & Meertens, 1989) indican
que este procedimiento, además de incrementar las «atribuciones isomórficas», mejoran las actitudes hacia el exogrupo, mejora las
evaluaciones sobre relaciones interpersonales con miembros del
exogrupo, no produciendo sin embargo cambios importantes a nivel
conductual.
Stephan (citado por Smith y Harris-Bond, 1993, pág. 196), revisando la
literatura existente sobre la «hipótesis del contacto», concluye que para
que el contacto intergrupal sea eficaz en términos de reducción de
prejuicio deberían tenerse en cuenta una serie de factores:
1. Maximizar la cooperación y minimizar la competición.
2. Los miembros de ambos grupos deben estar en igualdad de status,
dentro y fuera de la situación de contacto (condición muy difícil de
respetar en la vida cotidiana).
3. Hacer que parezca deseable la similitud de creencias, valores, etc. de
los miembros de ambos grupos.
4. Evitar evidenciar diferencias en las competencias de cada grupo.
5. Que el contacto dé frutos positivos.
6. Proveer apoyo normativo e institucional al contacto.
7. Extender el contacto más allá de la situación inmediata.
8. Promover la individualización.
486
Viaje al Corazón de la Psicología Social
9. Que el contacto no sea superficial.
10. Que el contacto sea voluntario.
11. Igual número de sujetos en ambos grupos.
Brewer y Miller (1988) plantean un problema fundamental en los intentos
por modificar el prejuicio hacia el exogrupo mediante el contacto: LA
GENERALIZACION de los resultados de éstas técnicas a las actitudes del
exogrupo como un todo. Existen tres tipos de generalización:
1. Reducción en el prejuicio, no sólo hacia los miembros del exogrupo con
los que se interactúa en el contexto de contacto, sino a todo el exogrupo,
2. Incremento en la complejidad de la percepción del exogrupo (imagen
menos estereotípica del exogrupo),
3. Y des-categorización, o reducción de la utilidad de la pertenencia categorial como elemento básico para identificar y clasificar a nuevos individuos.
A cada uno de estos tipos de generalización le correspondería un nivel
distinto en la interacción intergrupal y un tipo de proceso cognitivo
diferente implicado en la situación de contacto:
1. Generalización basada en la categoría. Una forma de reducir el prejuicio hacia un grupo se produciría mediante el contacto
gratificante con un miembro típico del exogrupo (Van Oudenhoven,
1989). Como se verá con mayor profundidad posteriormente,
diversos autores asumen que si el contacto gratificante se lleva a
cabo como una persona percibida como «atípica»o no
representativa del exogrupo la reducción del prejuicio no se
generaliza al exogrupo como un todo.
2. Diferenciación y complejidad. Desde este mecanismo se asume que
un contacto frecuente con miembros del exogrupo conduce a un
proceso a través del cual el sujeto va tomando conciencia de la
existencia de subgrupos diferenciados en el exogrupo (no todos
487
Viaje al Corazón de la Psicología Social
ellos son iguales), produciéndose una representación más compleja
y diferenciada del exogrupo. Como se ha visto en capítulos
anteriores (Linville, 1982; Linville & Jones, 1982), parece que una
representación más compleja del exogrupo conduciría a juicios más
moderados sobre dicho grupo. Sin embargo, para que este hecho
tenga lugar no es suficiente que se produzca el contacto entre los
grupos sino que, además, los sujetos deben prestar atención o
darse cuenta de la existencia de diferencias entre diversos
miembros del exogrupo.
3. Personalización y des-categorización. La des-categorización se
produce en la medida en que las relaciones en el contexto de
contacto son personalizadas más que basadas en las respectivas
pertenencias grupales. Con la personalización, la identidad
categorial pasa a ser subordinada de la identidad personal.
Teniendo en cuenta estos procesos, los efectos de la categorización sobre
los juicios se reducirían de forma exitosa cuando:
1. La situación de contacto esta estructurada para promover relaciones
con los compañeros de carácter interpersonal más que relaciones
orientadas a la resolución de una tarea, y
2. la distribución de roles, status, y funciones sociales se percibe como
independiente de las pertenencias grupales de los sujetos.
Van Oudenhoven (1989) añade un elemento importante adicional que
debería considerarse para que el contacto intergrupo sea útil: el éxito en
la tarea emprendida por los grupos. Frecuentemente, la situación de
contacto se establece como una situación en la que miembros de diversos
grupos colaboran en el desempeño de una tarea. Este es el caso, por
ejemplo, del método de la «Jigsaw» de Aronson (Aronson & Gonzalez,
1988). Sin embargo, hasta ahora nadie ha, explícitamente, mencionado si
es necesario que la tarea sea resuelta exitosamente para que el prejuicio
entre los grupos «mezclados» en la situación se reduzca. Según éste autor,
488
Viaje al Corazón de la Psicología Social
esta condición sería importante cuanto el contacto tiene lugar entre
grupos que tienen una historia de relaciones previa conflictiva.
Brewer y Miller (1988) señalan un problema adicional que se presenta
cuando se intenta tener en cuenta uno de los factores señalados por
Allport (1954/77) como importantes para que el contacto intergrupal sea
exitoso: la igualdad de status de los grupos en la situación de contacto.
Como señalan los autores, esta condición es con frecuencia difícil de
satisfacer puesto que las diferencias de status entre los grupos que existen
en el contexto externo a la situación de contacto frecuentemente son
importadas a ésta última, incluso cuando tales diferencias no sean
relevantes para el tipo de actividad que se va a desarrollar.
Dado que el mero contacto intergrupo es insuficiente para mejorar las
relaciones entre diferentes grupos, y dado que una de las condiciones
básicas para el éxito del mismo es el establecimiento de metas comunes
para los grupos, Van Oudenhoven (1989, pág. 220) afirma que «es mejor
re-bautizar la «hipótesis del contacto» por «la hipótesis de la
cooperación».
10.5.2. RACISMO INSTITUCIONAL. LAS POLÍTICAS DE ACCIÓN
AFIRMATIVAS.
Como hemos indicado, el racismo institucional haría referencia a los tratos
desiguales que diferentes grupos reciben a la hora de acceder a las
instituciones. Una de las estrategias más utilizadas para enfrentar esta
forma de racismo en Estados Unidos (país en el que la teorización e
investigación sobre este tema tradicionalmente se ha desarrollado más) es
la de las ACCIONES AFIRMATIVAS, incluyendo éstas el favorecer mediante
una política de cuotas el acceso de minorías tradicionalmente marginadas
a esferas de actividad institucional en la que han estado ausentes,
desarrollo de políticas de apoyo a la formación de dichos grupos, etc. De
hecho, una constante de lsa nuevas formas de racismo es que éstas suelen
ser racionalizaciones de la oposición hacia éste tipo de programas de
acción positiva (Bobocel, Hing, Davey, Stanley & Zanna, 1998).
489
Viaje al Corazón de la Psicología Social
Pettigrew y Martin (1989) han analizado las estrategias y problemas que
plantea el «discriminar positivamente» a grupos tradicionalmente
marginados (p.e. negros) para que se incorporen a empleos en los que no
han estado representados. Al analizar el clima que domina en el ambiente
social, plantean como, en la actualidad, la resistencia a estas acciones
afirmativas se manifiesta de formas sutiles, indirectas y aparentemente
no-prejuiciosas. Estas formas modernas de racismo consisten en
manifestar verbalmente un rechazo a los estereotipos racistas
tradicionales y la oposición a las políticas de integración a través de
discursos que parecen lógicos, coherentes y no-prejuiciosos. Ejemplos de
tal oposición a las políticas afirmativas consisten en decir, por ejemplo,
que «el trato preferencial a los gitanos, las mujeres, los magrebíes, o los
negros, no deja de ser una forma de discriminación contraria al
igualitarismo, la libertad, y la igualdad de oportunidades», y que «va en
contra de la filosofía de el puesto para quien más se lo merece» (meritocracia).
Loa autores plantean que cuando el miembro de un grupo
tradicionalmente marginado entra en un ámbito del que ha estado
históricamente ausente (mujer incorporada al ámbito militar o a los toros;
negros integrados entre ejecutivos de empresa, etc.) se puede producir un
doble efecto.
(a)
El «sólo», consistente en la distintividad que entraña el estar
«sólo» o en minoría frente a los miembros del otro grupo
(hombres, blancos, etc.). El carácter de sólo suele conducir a una
polarización de las actitudes y expectativas (expectativas
exageradamente altas o bajas sobre la capacidad del «sólo»), así
como de presuponer que dicha persona es diferente, existiendo
evidencia empírica de que los sujetos prefieren lo similar,
familiar, y rechazan lo extraño y distinto.
(b)
El «enchufado» (traducción libre del inglés «token»), resultado
de ingresar a través de un programa de acción afirmativa, como
puede ser las «cuotas». La percepción de «enchufado»
normalmente va acompañada de asunciones y expectativas de
incompetencia por parte de la mayoría.
490
Viaje al Corazón de la Psicología Social
Habrían dos niveles de intervención para eliminar éstas expectativas negativas asociadas al status de «sólo» y «enchufado»: una a nivel
psicológico, y otra a nivel sociológico y organizacional.
A nivel psicológico, consistiría en (a) dar información concreta e individualizada sobre el «sólo» o «enchufado» que ayuden a modificar las
expectativas sobre incompetencia y diferencia personal; y (b) diseñar
estructuras situacionales, como la interdependencia de roles laborales,
que potencien un contacto según los principios de la «hipótesis del
contacto».
A nivel sociológico y organizacional, se ha planteado que en un determinado ámbito institucional se debe incluir «una masa crítica» de sujetos
históricamente discriminados. En otras palabras, al menos inicialmente, la
incorporación de miembros de grupos discriminados a un ámbito
institucional, para que sea efectiva la acción anti discriminatoria, no tiene
por qué implicar una representación paritaria de los grupos, bastaría con
que el 20% (masa crítica) de los trabajadores de un sector fuesen
miembros del grupo tradicionalmente discriminado. Otra técnica
complementaria es la del DIEZMO, consistente en invertir un 10% de los
recursos de la institución en programas de formación para los miembros
del grupo tradicionalmente marginado.
Sin embargo, dentro de la denominación de políticas de acción
afirmativa se incluyen una variedad de intervenciones que pueden
resumirse en tres tipos (Bobocel, Hing, Davey, Stanley & Zanna, 1998):
a) Programas de “Tratamiento Igual”. Benefician tanto a los
miembros del grupo excluido como a otros grupos, no
implicando trato preferencial.
491
Viaje al Corazón de la Psicología Social
b) Programas de “Tratamiento Diferencial”. Trato preferencial a
miembros de grupos excluidos en situaciones de igualdad de
méritos.
c) Programas de “Tratamiento Preferencial”. Trato preferencial a
miembros de grupos excluidos.
Como se ha indicado anteriormente, el ámbito institucional en el que se
han aplicado de forma más importante las técnicas de reducción del
racismo ha sido la escuela. La política de desegregación en la escuela en
Estados Unidos se inició en la década de los años cincuenta a raíz de los
consejos del SOCIAL SCIENCE STATEMENTS (Cook, 1988) que establecían el
marco en el que tal desagregación debía tener lugar (Gerard, 1988):
(a) Apoyo por parte de las autoridades escolares al proyecto.
(b) Eliminar el ambiente competitivo en la escuela.
(c) Igualdad de roles, status y funciones entre los niños de los diferentes grupos étnicos.
(d) Estimular el conocimiento individualizado entre niños de diversas
etnias.
El análisis de la eficacia de tales acciones no esta exento de polémica. Así,
Gerard (1988) es escéptico sobre los logros de la desagregación en la
escuela puesto que las cuatro condiciones que establecía el «Social
Science Statements» nunca se cumplieron: (a) el apoyo institucional no se
dio, pues las propias autoridades escolares eran correa de transmisión de
prejuicios socialmente extendidos que ellos mismos habían interiorizado;
(b) por que el propio clima escolar estimula la competición, tendiéndose a
premiar a quienes destacan; (c) la igualdad de status (académico, etc.)
nunca se dio; (d) y el conocimiento individualizado no se llegó a producir,
como lo demostraría la pervivencia de los estereotipos raciales. Además,
según este autor, la desegregación racial fue contraproducente. En vez
incrementar el nivel de los niños de medios desfavorecidos, reduciendo su
492
Viaje al Corazón de la Psicología Social
desfase respecto a los niños blancos, incrementó la diferencias entre
ambos grupos. Según el autor éste fracaso se debió, en parte, a que el
marco teórico implícitamente dominante (LA HIPOTESIS DE LA
TRANSMISION LATERAL DE VALORES) entre quienes diseñaron las
intervenciones en la escuela nunca fueron empíricamente confirmadas.
Estos presupuestos serían los siguientes:
1. Las diferencias de capacidad entre los grupos no se deben a causas
innatas.
2. Estas diferencias se deben a la diversidad en la orientación hacia el
logro académico entre las diversas comunidades, que son internalizadas
durante la socialización.
3. Estas diferencias en la orientación hacia el logro académico son fácilmente reversibles en los niños. .
4. Existe una influencia social (normativa e informativa) de la mayoría
hacia la minoría por la que los niños de minorías étnicas acabarán
internalizando los valores de la mayoría.
5. Esta influencia social en la escuela es posible al no darse en ella barreras
importantes a la comunicación.
6. Las aulas racialmente mixtas incrementan los niveles de instrucción de
las minorías (normalización).
7. La hipótesis anterior se basaría en que la competición es buena y
mejora los niveles y capacidades anteriores.
8. En la medida en que, debido a la interacción con niños mejor formados
un niño eleva sus estándares de ejecución, dicho niño se esforzará más
para llegar a sus nuevos estándares más elevados.
.
9. Los maestros tratan por igual a los niños, independientemente de sus
pertenencias étnicas.
10. La desegregación incrementará la auto-estima de los miembros de
minorías marginadas.
493
Viaje al Corazón de la Psicología Social
Cook (1988), que fue uno de los componentes del equipo multidisciplinar
que asesoró el informe, afirma que lo anterior es falso. Estudios meta-analíticos realizados hasta los mediados de los ochenta evidenciarían los
efectos positivos que ha tenido la desegregación escolar sobre el niveleducativo, los niveles de auto-estima, etc. de la población negra. Gerard
basaría sus conclusiones únicamente en el fracaso de su propio estudio,
no habiendo tenido en cuenta los abundantes trabajos sobre el tema
realizados por otros estudiosos.
La misma polémica la podemos encontrar en cuanto a la utilización de
«acciones afirmativas», especialmente en el ámbito laboral. Glazer (1988)
afirma que si bien tal política ha tenido algunos efectos positivos, debe
contemplarse como «un mal menor», un remedio limitado y transitorio
pues los inconvenientes que ha generado son mayores. Glasser (1988) se
opone a tales conclusiones, argumentando que:
(a)
Contra quienes afirman que la discriminación positiva mina el
sistema de méritos, reduciendo los estándares exigidos para
ciertas personas, olvidan que el «mérito» frecuentemente no ha
sido el criterio utilizado para la selección (ver la literatura sobre
influencia de los estereotipos sexuales en la contratación
laboral),
(b)
contra quienes afirman que estas políticas implican nuevas
formas de discriminación (contra los hombres, los blancos, etc.),
el autor considera que esta política no implica una
«discriminación invertida», sino una corrección del hecho que
durante siglos los hombres, o los blancos, etc. menos cualificados
han tenido trabajo, mientras que las mujeres, o los negros, etc.
mejor cualificados han estado desempleados.
(c)
y, contra la crítica de que este tipo de política acaba dañando a
los discriminados, afirma que no es el intento por acabar con la
494
Viaje al Corazón de la Psicología Social
discriminación, sino la discriminación la que daña a tales
personas.
10.5.3. RACISMO CULTURAL.
Discursos sobre la ciudadanía
El racismo cultural se traduce en un conjunto de creencias o
discursos ideológicos que, normalmente, tienen su expresión en diversas
políticas de acogida de la inmigración llevadas a cabo por los distintos
gobiernos. Bourhis, Moise, Perreault y Senecal (1994) distinguen CUATRO
DISCURSOS IDEOLOGICOS:
a) IDEOLOGIA PLURALISTA. Este discurso ideológico asume que los
inmigrantes deben adoptar los valores públicos del Estado de acogida
(constitución, legislación vigente, etc.). Sin embargo, se considera también
que el Estado debe respetar los valores privados de los ciudadanos (p.e.
creencias religiosas y de rito, lengua, cultura, asociaciones, etc.) y,
además, apoyar financieramente dichas actividades privadas de los
inmigrantes considerando que es valioso el mantenimiento de las señas de
identidad distintivas de dichas comunidades pues implica un
enriquecimiento para la sociedad. Un ejemplo de dicha ideología y su
traducción la política de inmigración adoptada fue la de Canadá.
b). IDEOLOGIA CIVICA. El discurso se asemeja al anterior en que se asume
que los inmigrantes deben aceptar los valores públicos del Estado,
debiendo éste respetar los valores privados de los primeros. Sin embargo,
incluye la no intervención del Estado en la esfera de los valores privados,
lo que se traduce en que no existe apoyo estatal para el mantenimiento
de señas de identidad culturales de las comunidades inmigrantes
(mientras que, normalmente, el Estado destina fondos públicos para
apoyar los valores privados de la mayoría) (véase, por ejemplo, el caso de
495
Viaje al Corazón de la Psicología Social
la subvención pública a asociaciones católicas y la no reciprocidad con
otras confesiones- musulmana, budista, etc.- en un estado que se declara
a-confesional como en España).
c) IDEOLOGIA ASIMILACIONISTA. Se diferencia de las anteriores en que se
espera que el Estado intervenga en ciertos dominios privados y que los
inmigrantes y minorías etno-culturales abandonen sus señas distintivas
culturales y lingüísticas y se integren en los valores culturales dominantes.
El ejemplo lo constituiría Estados Unidos durante la primera mitad del
siglo, o la denominada IDEOLOGIA REPUBLICANA francesa que otorga
igualdad a los ciudadanos individuales, excluyendo la diferenciación de los
mismos en base a elementos distintivos que no sean los dominantes.
d) IDEOLOGIA ETNICA. Asume que el Estado tiene derecho a limitar ciertos
valores, especialmente los de las minorías inmigrantes y etno- culturales.
Se espera que dichas minorías rechacen su distintividad y adopten los
valores dominantes. Sin embargo, la ciudadanía se establece por criterios
étnicos (ciudadanía de sangre), por lo cual los inmigrantes de otras
comunidades étnicas saben que nunca serán considerados como
miembros legítimos de pleno derecho del Estado aunque abandonen sus
señas distintivas. Este tipo de ideología se reflejaría en las Leyes de
Inmigración de Alemania, o en ciertas concepciones étnicas de la
ciudadanía, como las serbias (o implícitamente en los discursos de ciertos
grupos nacionalistas como el caso vasco).
Como se ha dicho, este tipo de ideología, más o menos extendidas en un
momento dado en una comunidad, tienen su traducción en el tipo de
políticas de inmigración que adoptan los países.
Intervención: el pluralismo de Jones.
Como afirmaba Jones (1986), el PLURALISMO consistiría en la forma de
intervención por excelencia a este nivel. Este pluralismo se debería basar
en el reforzamiento de la idea de que, igual que a nivel biológico la diversidad garantiza la fortaleza y la supervivencia, a nivel social la diversidad cul-
496
Viaje al Corazón de la Psicología Social
tural es también fortaleza y enriquecimiento para una sociedad. Esta intervención debería considerar los siguientes aspectos:
a. Aprender a identificar las características y capacidades de los diversos grupos étnicos.
b. Aprender que dichas características hacen contribuciones importantes para las metas globales de la colectividad.
c. Proveer contextos de interacción en los que concurran los puntos
de vistas de los diversos grupos.
d. Concebir contextos de participación comunes en los que la contribución de unos grupos no sea minusvalorada frente a los de otros.
Uno de los máximos representantes es el trabajado desde esta perspectiva es Triandis (1988). La aproximación teórica al tema del contacto interétnico de dicho autor puede resumirse en cuatro puntos:
a.
Desde una perspectiva basada en las teorías del intercambio
considera que una buena relación es aquella en la que los
beneficios de los participantes exceden a los costos de la
interacción. Sin embargo, dicho balance es complejo ya que en el
mismo intervienen elementos diversos como las expectativas
previas (estereotipos, estilos atribucionales, etc.) (así, por
ejemplo, las contribuciones iguales de dos personas pueden ser
percibidas de forma diferente en función de su status social); o los
antecedentes percibidos de la conducta (por ejemplo, atribuir
intencionalidad o no a la contribución positiva del otro); o la
historia pasada de contactos o intercambios entre los grupos.
b.
Una buena relación significa que la interacción entre dos grupos o
personas es consistente con las expectativas y que no implica
antecedentes o consecuencias que se perciban como implicando
costos futuros o consecuencias negativas. Una historia pasada de
explotación por parte de un grupo puede conducir a que
497
Viaje al Corazón de la Psicología Social
determinados subgrupos desarrollen una visión caótica de su
entorno, creencias externas sobre su capacidad de controlar el
medio, generándose desconfianza hacia las instituciones, y dando
lugar a lo que el autor denomina UN ECOSISTEMA DE
DESCONFIANZA que puede generar violencia, conductas contranormativas, etc.
c.
¿Qué sucede cuando la relación entre los grupos es
desequilibrada? En el seno del grupo dominante se producirá una
disonancia entre los valores democráticos e igualitarios y la
explotación que ejercen sobre otros grupos, movilizándose cuatro
posibles formas para resolver dicha disonancia: (a) no pensar en
el problema; (b) desarrollar discursos que eliminen el problema
(todo eso es propaganda comunista para desprestigiarnos); (c)
recurrir a la diferenciación, planteando que la igualdad y la
libertad es para los «nacidos aquí», “los que comparten nuestra
ideología”, o «para los blancos», etc.; o (d) trascender la
inconsistencia aceptando que dichos grupos están marginados en
el trabajo, pero que nosotros también lo estamos en otros
ámbitos.
En cuanto a la percepción de desigualdad en el grupo marginado, éste
puede (a) desarrollar una identidad negativa (aceptando e interiorizando
el discurso sobre su inferioridad); (b) puede tratar de nivelar la balanza de
costos y beneficios contribuyendo menos a la colectividad (lo que será
interpretado por el grupo dominante como vagancia, desidia, hostilidad,
falta de cooperación, etc.) y tratando de obtener más de forma normativa
(acceso a beneficios públicos, ayudas, etc.) o contra-normativa. En
ocasiones se produce los que se ha definido como la formación de un
ecosistema de desconfianza.
Multiculturalismo Aditivo de Triandis
498
Viaje al Corazón de la Psicología Social
En cuanto a la solución al racismo, Triandis (1988) propone el MULTICULTURALISMO ADITIVO basado en la constatación de que en ciertos
países bilingües como Canadá, el aprendizaje del francés por parte de los
anglófonos (dominantes en Canadá) conduce a que el sujeto sienta un
enriquecimiento personal, mientras que el aprendizaje del inglés por parte
de un francófono frecuentemente es vivenciado como una amenaza a su
identidad francófona. El multiculturalismo aditivo de traduciría en los
siguientes requisitos:
(a)
Establecer la necesidad urgente de programas que
garanticen puestos de trabajo para los miembros de los
diversos grupos con capacidad laboral. Estos programas y
los puestos promovidos de ésta forma no deben producir
la imagen de ser «programas-especialmente-realizadospara-atajar-el-problema-del-desempleo» (Triandis, 1988,
pág. 44), sino empleos absolutamente legítimos.
(b)
Los grupos marginados deben buscar el poder. Para ello
deben contar con recursos, tomar conciencia de una
«destino común», y desarrollar en su seno la conciencia de
la necesidad de una acción política común para cambiar la
situación.
(c)
Para aprender sobre la otra cultura un sujeto debe estar
seguro de su propia identidad. Lo esencial del
multiculturalismo aditivo es que quienes tienen una
identidad firme (los miembros del grupo dominante, bien
establecido) deben ser quienes se impliquen en el
aprendizaje de otras culturas.
(d)
Utilizar técnicas para fortalecer la cooperación en las
escuelas, como algunas de las arriba mencionadas.
10.5.4. RACISMO CULTURAL E INTEGRACIÓN.
499
Viaje al Corazón de la Psicología Social
Existen diferentes formas de resolver a este nivel el llamado «problema
inter-étnico». Siguiendo a Pettigrew (1988), que retorna el modelo
desarrollado por Berry (ver en Bourhis, Moise, Perreeault y Senecal, 1994;
Sayegh & Lasry, 1993) dependiendo de si se desea y valora positivamente
la existencia de relaciones entre los diversos grupos, y si se considera que
deben o no mantenerse las identidades culturales y costumbres propias
de cada grupo, existirán cuatro formas de resolución de dicho
«problema».
La asimilación consistiría en el establecimiento de relaciones entre los
diferentes grupos pero tratando que todos ellos incorporen un patrón
cultural y costumbres comunes (normalmente los de la mayoría
dominante, con la pérdida de las características distintivas de la minoría
marginada).
La separación implicaría que cada comunidad mantenga sus señas de
identidad distintivas pero eliminando o restringiendo el contacto entre las
diversas comunidades (apartheid).
La marginalización implicaría la forma más extrema de rechazo, tratando
de lograr la asimilación cultural, pero la separación en el trato intergrupal.
La integración implicaría «relaciones intergrupales que incluyen procesos
sociales que faciliten tanto la integridad de cada grupo como las
relaciones entre los grupos» (Pettigrew, 1988, pág. 19). La forma preferida
de integración para el autor sería el pluralismo, distinguiendo dos formas
de pluralismo:
(a)
Pluralismo estructura!, que se refiere a «la sociedad nacional en
la que diversos grupos, cada uno con su propio sentimiento
psicológico de ser un pueblo histórico, mantienen alguna
separación entre ellos en las relaciones primarias de carácter
íntimo (matrimonio, amistades, etc.) y en ciertos aspectos de la
vida institucional», y
(b)
pluralismo cultural, que haría referencia a «las percepciones que
tienen los diversos grupos de su propia distintividad cultural»
(Pettigrew, 1988, pág. 20).
500
Viaje al Corazón de la Psicología Social
Como se puede observar, esta forma de pluralismo mantienen la separación de los grupos en ciertas esferas, no pudiendo equipararse al
denominado «multi-pluralismo aditivo» de Triandis (1988).
Porter y Washington (1993) analizan en profundidad el problema de la
integración étnica, definiendo el grupo étnico como «subgrupo cuyos
miembros se perciben y son percibidos por otros como poseyendo un
origen y cultura comunes, y compartiendo actividades en las cuales el
origen o cultura común son ingredientes esenciales» (pág. 140). La
etnicidad estaría construida sobre características sociales y culturales.
Desde esta definición, analizan el tema de la aculturación y la asimilación
étnicas. Existirían tres grandes paradigmas teóricos que analizan desde
diferentes perspectivas el tema:
EL PARADIGMA DE LA IMAGEN GRUPAL, dentro del cual, a su vez,
existirían tres variantes:
(A)
EL MODELO COGNITIVO SIMPLE. Desde esta perspectiva, las
culturas étnicas y la cultura dominante son excluyentes. La
aculturación haría referencia a la pérdida de los rasgos
tradicionales del grupo étnico y la aceptación de los rasgos
culturales dominantes. La asimilación haría referencia a la
integración económica, política y social del grupo étnico en la
mayoría socialmente dominante. El modelo asume que la
aculturización precede a la asimilación. Cuando más aculturizado
y asimilado este un individuo, menos positiva serán sus
respuestas a la auto-estima derivada de su imagen grupal.
(B)
EL MODELO BI-CULTURAL O BI-DIMENSIONAL. Contempla la
cultura materna y la cultura de adopción como ortogonales,
pudiendo el sujeto simultáneamente acomodarse a la cultura del
país de acogida manteniendo simultáneamente su asociación
con su grupo étnico original.
501
Viaje al Corazón de la Psicología Social
(C)
MODELO MULTIDIMENSIONAL. Sería una versión del anterior,
donde la aculturización y la asimilación son tratados como
fenómenos complejos y multifacéticos. La aceptación de nuevos
rasgos culturales o asociación a nuevos grupos sociales y la
retención de los rasgos culturales tradicionales y lazos con los
grupos de origen varían dependiendo de cada rasgo cultural y
grupo social particular.
(B) EL PARADIGMA DEL COLONIALISMO INTERNO. Analiza los efectos de
las fuerzas macro-estructurales, sugiriendo que el imperialismo económico
es reforzado por el colonialismo cultural, resultando en que los grupos
colonizados que son relegados a situaciones de status económico inferior
desarrollan, además, imágenes grupales negativas de sí mismos. Dada la
convergencia de experiencias compartidas e intereses de clase entre de un
grupo étnico, el colonialismo interno tiende a producir solidaridad étnica.
Estos movimientos tienden a ocurrir fundamentalmente en la segunda y
tercera generación.
Los movimientos de descolonización tienen lugar en subgrupos cuyo
modo principal de «integración es la conquista», cuya población es
grande, son numéricamente mayoritarios en un área geográfica dada, y
cuya cultura, religión y raza divergen de la sociedad dominante.
(c ) PARADIGMA DE LA COMPETICION ETNICA. Sería el contacto y la
competición con exogrupos, más que el confinamiento en su propia
comunidad, lo que produciría conciencia étnica y movilización. El incremento del sentimiento de solidaridad étnica ocurriría entre grupos
inmigrantes minoritarios que han logrado la asimilación socio-económica,
pero para los que las vías para una aceptación total e igualitaria siguen
bloqueados.
(d) EL PARADIGMA DE LA INCORPORACION AL MERCADO DEL TRABAJO.
Implica que la solidaridad étnica creada por relaciones económicas tiene
un impacto positivo en la imagen del grupo que esta integrada dentro del
propio auto-concepto. Asume que la segregación en ocupaciones basadas
502
Viaje al Corazón de la Psicología Social
en la pertenencia étnica impide la asimilación en una sociedad más
amplia, creando solidaridad étnica.
Quizá uno de los modelos más complejos y desarrollados que abordan el
tema de la a-culturización es el desarrollado por Bourhis y sus colegas
(Bourhis, Moise, Perreault & Senecal, 1994). Estos autores tratan de
integrar y extender aproximaciones anteriores, especialmente el abordaje
que realiza Berry (ver arriba). Según los autores, la forma que adopte la
integración interétnica depende simultáneamente de las estrategias de
integración que adopte la comunidad de acogida y la comunidad
inmigrante. Si bien por razones de distribución numérica y de acceso al
poder la comunidad de acogida posee mayor poder (denominado
«vitalidad grupal» por los autores), por lo que la influencia que ejerza la
estrategia que adopte ésta sobre la estrategia que a su vez escoja la comunidad inmigrante es mayor que a la inversa, de algún modo, la
influencia es bi-direccional. Por ejemplo, una comunidad de acogida que
adopte una estrategia de exclusión basada en una ideología «étnica»
puede, a su vez, provocar una reacción «defensiva» en las comunidades
inmigrantes que pueden así adoptar a su vez una estrategia de separación.
A su vez, la adopción de una estrategia de separación por parte de la
comunidad inmigrante puede influir en la estrategia que adopte a medio
plazo la comunidad de acogida.
1.
La asimilación, consistente en el abandono o des-identificación con
la cultura de origen a la adhesión a la cultura de la comunidad de acogida.
2.
La Integración, consistente en el mantenimiento de ciertos elementos distintivos claves de la cultura de origen pero, simultáneamente, la
adopción de aspectos de la cultura de la comunidad de acogida.
3.
La Separación, que se expresa por el deseo de mantener la cultura
de origen, rechazando toda relación con los miembros de la cultura de
acogida.
4.
La Marginalización (Anomia), consistente tanto en el rechazo a la
cultura de origen como a la cultura del país de acogida.
503
Viaje al Corazón de la Psicología Social
5.
El individualismo. Se traduce en un rechazo a utilizar criterios de
categorización basados en la comunidad étnica o cultural (como en la
marginalización, hay un alejamiento de la identificación con ambas
culturas en tanto que categorías sociales) y el deseo que el trato, la
relación y el reconocimiento social se base en las características
individuales y no en las pertenencias categoriales (normalmente se asocia
con una adhesión al sistema meritocrático).
De forma similar, los autores distinguen cinco posibles estrategias de integración que puede adoptar las comunidades de acogida:
1.
La integración, consistente en considerar que los inmigrantes deben
integrarse en la cultura de la comunidad, pero aceptando que mantengan
sus características culturales distintivas.
2.
La asimilación, que se traduce en la asunción de que los inmigrantes
deben acogerse a la cultura de acogida, abandonando su cultura de
origen.
3.
La segregación. Implica la aceptación de que los inmigrantes
mantengan su cultura pero, simultáneamente, el deseo de que no
adopten la propia cultura de la comunidad de origen (típico del sistema de
apartheid).
4.
La exclusión, consistente en el deseo de que los inmigrantes no se
integren en la cultura de la comunidad de origen, ni mantengan su cultura
propia (equivalente a la «anomia, pero ahora en el grupo dominante).
5.
Individualismo. Similar al caso de arriba, consistente en definir a los
sujetos como individuos particulares e ideosincráticos, sin considerar categorías sociales de pertenencia.
Si se combinan las estrategias adoptadas desde un grupo y desde otro tenemos tenemos el siguiente cuadro (Bourhis et al, 1994):
504
Viaje al Corazón de la Psicología Social
Comunidad de
Comunidad inmigrante: Vitalidad media o baja
Acogida alta
Vitalidad grupal
Integración
Asimilación
Separación
Anomia
Individualism
o
Integración
Consensual
Problemátic Conflictiva
a
Asimilación
Problemátic Consensual
a
Conflictiva
Problemátic Problemática
a
Segregación
Conflictiva
Conflictiva
Conflictiva
Conflictiva
Conflictiva
Exclusión
Conflictiva
Conflictiva
Conflictiva
Conflictiva
Conflictiva
problemátic Problemática
a
Individualism Problemátic Problemátic Problemátic Problemátic Consensual
o
a
a
a
a
Que la integración social sea conflictiva implica que caben esperarse los
sesgos intergrupales que han sido profusamente explicados en capítulos
anteriores: estereotipos negativos del otro grupo, reacciones
conductuales y emocionales negativas hacia los miembros del otro grupo,
discriminación intergrupal, favoritismo intragrupal, etc. Únicamente
cuando ambas comunidades (la de acogida y la inmigrante) coinciden en la
elección o bien de la integración, la asimilación o el individualismo es de
esperar un proceso de integración que no genere conflictividad social.
¿Cuáles suelen ser las estrategias preferidas por las comunidades
emigrantes y las de acogida? Van Oudenhoven, Prins y Buunk (1998)
realizaron un estudio sobre las preferencias en Holanda de los nativos y de
los inmigrantes turcos y marroquíes, encontrando que los inmigrantes
claramente prefieren la integración mientras que los holandeses escogen
también la integración, pero especialmente la asimilación, lo que permite
anticipar, como de hecho sucede actualmente con el auge de partidos
505
Viaje al Corazón de la Psicología Social
xenófobos y anti-inmigrantes, una relación problemática. De hecho,
estudios sobre reacciones de miembros de minorías en contextos
multiculturales indican que cuando la mayoría claramente demanda pura
y llanamente la asimilación se produce un efecto de “reafirmación de la
identidad cultural” por parte de los miembros de las minorías que ven
amenazada su identidad (Kosmitzki, 1996).
Para finalizar, plantearemos el resumen que realizan Lafromboise,
Coleman y Gerton (1993) de los distintos modelos que se han planteado
en los contextos multiculturales:
a)
Modelo de Asimilación. Implica una jerarquización de las culturas y
un proceso por el cual un sujeto se aproxima a la cultura
dominante mientras va abandonando su propia cultura. Durante
su aceptación por parte de la cultura dominante habría un período
de “tierra de nadie” que generaría problemas psicológicos e
identitarios.
b)
Modelo de Aculturación. Similar al anterior, con la diferencia de
que afirma que mientras el sujeto deviene competente en la
cultura dominante seguirá siendo identificado como miembros de
la otra cultura, con consecuencias económicas e identitarias
negativas.
c)
Modelo de Alternación. No asume jerarquización de las culturas.
Asume que un sujeto puede devenir competente en ambas
culturas y llegar a un compromiso de identificaciones sociales,
siendo capaz de implementar los elementos de cada cultura en los
contextos sociales adecuados.
d)
Modelo Multicultural de Berry. Plantea que los miembros de cada
cultura deben preservar sus señas de identidad y trabajar
simultáneamente con miembros de otras culturas al servicio de las
necesidades comunes. Promueve el conocimiento y respeto
mutuo, además del aprendizaje de las diversas lenguas.
506
Viaje al Corazón de la Psicología Social
e)
Modelo de Fusión (Melting Pot). Asume que el culturalismo
múltiple, si las diferentes culturas comparten unidades políticas
comunes y respetan las instituciones comunes conducirá a una
mezcla de la que emergerá una nueva cultura común
desapareciendo aquellas que la originaron.
f)
Modelo Bicultural. Asume que para ser competente a nivel
cultural, previamente el sujeto debe desarrollar una identidad
personal fuerte, que le permita sentirse auto-suficiente. El
desempeño bicultural requiere que el sujeto sea competente en 6
dimensiones: valores y visiones del mundo de ambas culturas;
actitudes positivas hacia las dos; conocimiento y sentimiento de
auto-eficacia bicultural; habilidades para comunicarse en las dos
culturas; desarrollo de los repertorios de roles de ambas culturas;
y capacidad para establecer redes sociales en ambas culturas.
10.6. COMENTARIOS FINALES
En este capítulo hemos podido contemplar cómo es también profusa la
literatura que ha tratado de abordar el problema que plantea el tipo
particular de prejuicio que constituye el racismo.
Hemos comprobado que, frente al discurso «racista biológico» tradicional
que asumía la superioridad biológica de unas razas sobre otras, en las
últimas décadas han emergido formas más enmascaradas de discursos racistas que han recibido diferentes denominaciones según su contenido
discursivo y grado de extremidad: «racismo aversivo», «etnocentrismo»,
«racismo simbólico».
En las teorizaciones del racismo hemos visto que «la legitimación de la
explotación y discriminación a la que se ven sometidos ciertos grupos»
juega un papel central. El contenido ideológico del discurso racista ha sido
ampliamente documentado.
507
Viaje al Corazón de la Psicología Social
Por otra parte, hemos visto que,.a diferencia de las teorizaciones más
clásicas de la psicología social en torno al prejuicio, el acercamiento al
racismo ha sido de carácter más holístico, contemplándose los aspectos
psicológicos (la importancia del conflicto de valores en la adhesión
individual a estas formas de discurso), intergrupales (la compleja dinámica
de estrategias de interacción entre minorías etno-culturales y mayorías), y
macro-sociales (la importancia de los determinantes económicos y de
poder, los discursos ideológicos y su traducción en políticas estatales de
inmigración). Esta aproximación múltiple ha tenido su traducción en las
estrategias diseñadas para hacer frente al racismo que han incluido
intervenciones psicosociales (“hipótesis del contacto”), pero también
institucionales (políticas laborales, etc.) e incluso culturales
(“multiculturalismo aditivo”, etc.).
Este capítulo, pensamos, llena un vacío existente en los textos psicosociales sobre el prejuicio en lengua castellana, sirviendo para una reflexión
y aproximación de una forma de prejuicio que está adquiriendo una
especial relevancia social en nuestra época: EL RACISMO.
508
Viaje al Corazón de la Psicología Social
Areas
No racismo
Racismo
Etnocentrismo
Aversivo
Racismo
Simbólico
Racismo
Biológico
_______________________________________________________________________________________________
Diferencias
Las diferencias de capacidades se aprenden
son innatas
_________________________________________________________________________________________________
Superioridad
No hay razas superior
superioridad cultural del
Superioridad
del propio grupo
biológica
__________________________________________________________________________________________________
Amenaza
El otro
El contacto
El otro grupo entraña una amenaza El otro grupo
grupo enri
es amenazante
cultural/es un problema social
quece
problema social
amenaza degenerar nuestra
raza
___________________________________________________________________________________________________
Derechos
Igualdad de derechos
No hay derechos especiales
Rechazo a las
Ningún derecho
Políticas de acción afirmativas
____________________________________________________________________________________________________
Ajuste
El otro grupo es libre de
Deben ajustarse
Pueden vivir
Deben de ser
vivir según su propia
a la cultura de
como quieran
excluidos
pero dentro de áreas
totalmente
cultura
nuestra grupo
509
Viaje al Corazón de la Psicología Social
___________________________________________________________________________________________________
Segregación
No segrega
Distancia
ción ni
hacia el otro
Separación cultural entre grupos
Segregación
física
física ni
cultural
_____________________________________________________________________________________________________
Distancia
no distancia
-------------------------------------------------
Mucha distanci entre grupos
_____________________________________________________________________________________________________
Sociedad Ideal
Sociedad
La cultura de nuestro grupo debe dominar y ser
Homogeneidad
plural
aceptada por los otros grupos
sociedad de raza
pura.
______________________________________________________________________________________________________
510
Viaje al Corazón de la Psicología Social
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