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HACIA LA DEMOCRATIZACION FAMILIAR

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Ravazzola, María Cristina
Hacia la democratización familiar en México / María Cristina Ravazzola ; [presen.] Beatriz
Schmukler, Xosefa Alonso. – México : Instituto Mora, 2010.
66 p. ; 26 cm. – (Manuales construyendo alternativas de convivencia familiar ; 1)
Serie coordinada por Beatriz Schmukler Scornik
Bibliografía: p. 64-65
1. Familia. 2. Familia – México - Costumbres. 3. Familia – Estructura – Modificación. 4. Democracia.
I. Schmukler Scornik, Beatriz, coord. II. Alonso, Xosefa, prol. III. Instituto de Investigaciones Dr. José
María Luis Mora (México, D.F.). IV. t. V. ser.
La presente edición es el resultado de la revisión que sus propios autores hicieron del
manuscrito “Familias construyendo relaciones democráticas”, originalmente inscrito en la
serie Cuadernos de Reflexión-Acción: Recursos para una Convivencia Democrática en las
Familias, coordinada por Beatriz Schmukler y Xosefa Alonso, y realizada con el apoyo del
INMUJEREs y del PNUD-México en 2006.
Obra publicada con el apoyo del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología
Primera edición, 2010
D. R. © Instituto de Investigaciones Dr. José María Luis Mora
Plaza Valentín Gómez Farías 12, San Juan Mixcoac,
03730, México, D. F.
Conozca nuestro catálogo en <www.mora.edu.mx>
ISBN: XXX-XXX-XXX- XXX-X
Impreso en México
Printed in Mexico
Índice
5
Agradecimientos
Beatriz Schmukler
9
Introducción general
Beatriz Schmukler y Xosefa Alonso
11
¿Por qué proponemos una democracia familiar?
14Estructura de los manuales
17
Presentación
21
DIVERSAS FORMAS DE ORGANIZACIÓN FAMILIAR
21
Conceptos generales
23
Diferencias históricas
25
Diversas organizaciones familiares actuales
28La construcción social de papeles y funciones en la cotidianidad familiar
31
SISTEMAS DE PODER Y AUTORIDAD FAMILIAR
31Sistemas de poder y autoridad familiar en la organización
de la vida doméstica
32
Familias con rasgos más autoritarios
36
Familias con rasgos más democráticos
37
Valores que dan sostén a las familias
41 COMUNICACIÓN FAMILIAR: ENTRENAMIENTOS EN PLÁTICAS PARA
LA DEMOCRATIZACIÓN DE LAS FAMILIAS
41
Consideraciones generales acerca de la comunicación
42
La comunicación en las familias
51Nuevos aportes a la comunicación familiar para lograr conversaciones
de colaboración
53
Recomendaciones generales a modo de guía práctica
61
VISIÓN DE CONCEPTOS ACERCA DE LA PAREJA:
RE
PAREJA CONYUGAL Y PAREJA PARENTAL
Otros temas de las parejas para reflexionar y comentar
64
BIBLIOGRAFÍA
66
SOBRE LA AUTORA
58
Agradecimientos
Beatriz Schmukler
Estos manuales están dedicados a la memoria de nuestra queridísima compañera
Martha Acosta Ruiz, quien nos sigue acompañando en toda nuestra lucha por las
transformaciones familiares.
Quiero dar las gracias a todas las personas que participaron con nosotros y nosotras en la creación del enfoque de democratización familiar, especialmente a Clemencia Muñoz por su apoyo intelectual y capacidad creativa en la búsqueda de nuevas modalidades de convivencia familiar. Clemencia respaldó esta iniciativa cuando
fue representante residente del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo
(PNUD) en el año 2000 y luego cuando fue directora de la Fundación Kellogg.
Agradezco el auspicio y la asistencia intelectual y técnica del PNUD en la ejecución del proyecto Propuestas para una Convivencia Democrática en la Familia,
núm. 00013567, entre los años 2001 y 2004.
Vinculado con dicho proyecto agradezco el apoyo del INMUJERES nacional
para realizar la prueba piloto del enfoque. A los institutos o programas estatales
de la mujer y de equidad de género de los diez estados participantes: Baja California Sur, Distrito Federal, Querétaro, Guanajuato, Puebla, Monterrey, Sonora,
Sinaloa, Veracruz y Yucatán.
Los primeros borradores de estos manuales se construyeron en esos años
bajo el trabajo editorial de Xosefa Alonso Sierra, con los aportes de las y los participantes de estas experiencias, los equipos estatales, las promotoras y promotores de los programas sociales, y asesores en la revisión de las versiones sucesivas
de los diversos temas que abordan los manuales. Paco Cervantes y Roberto Garda del Colectivo de Hombres por Relaciones Igualitarias (CORIAC) ayudaron también a enriquecer estos manuales con sus sugerencias y críticas constructivas. Le
damos un especial reconocimiento al equipo Salud y Género, A. C., por la autoría
de tres manuales y su lectura detallada; sus comentarios fueron muy importantes
para la concreción y enriquecimiento de estos trabajos.
Agradezco en especial al equipo de investigadoras, investigadores, directoras
de institutos y consejos estatales de las mujeres y de equidad y género, así como
a directores y profesionales de programas gubernamentales que participaron en
5
6
B. Schmukler
esta primera etapa de construcción del enfoque y creyeron en su importancia para
prevenir la violencia de género.
Nombro aquí a las personas más cercanas y sé que podré olvidar muchas, a
quienes les debo también gratitud: Tatiana Ramos, Maribel Arellanes, Margarita
Ortega, Elia Cervantes, Rafael Uro, Cecilia Zermeño e Irene Victoria López, de
Guanajuato; Milagros Herrero Buchanan y Karla Hernández, de Yucatán; Claudia
Hernández, Thelma Pedroza, Erika Meza Rosas, Mónica Díaz de Rivera y Angélica
de Lara Herrera, de Puebla; María Cristina García Quintana y María Pilar Sáinz
Reyes, de Querétaro; Noemí Ales Gatti, Eduwiges Vega Padilla y Columba Norzagaray Gámez, de Sinaloa; Patricia López Navarro, María Teresa García Pelayo y
Elizabeth Anayensi Alvarado Palacios, de Baja California Sur; María Antonieta Margot Loustaunau, Rosario Román Pérez, Teresa Caraveo Galindo e Icela Moreno,
de Sonora; Martha Patricia Colorado y Maricela Cienfuegos, de Veracruz; María
de Lourdes Montes de Oca, Thelma Vilchis García, Heddy Mayanin Villaseñor Hernández, Isabel Ramos Alvarado, Georgina García Reyes y Luz Rosales Esteva, del
Distrito Federal; Blanca Guerra, María Elena Chapa y Francisco Gallo Granados,
de Nuevo León.
A los queridos y queridas compañeras(os) del proceso de fundación del enfoque de democratización: María del Rosario Campos Beltrán, Xosefa Alonso Sierra,
Nury Escobedo, Gloria Cardona González, Marcelo Carrillo Babani y Loreto Bravo.
A mi querida compañera de ruta, María Jiménez, con quien todavía seguimos desbrozando malezas para la prevención de la violencia de género en las familias.
A Carolina Coppel, de la Fundación Kellogg, quien participó con todo su
amor y entusiasmo en el programa de capacitación en Oaxaca, y a los queridos
compañeros y compañeras de Sinergia, con quienes nos transformamos juntos
en los años 2006-2007. Gracias a Carolina por su apoyo en el desarrollo del programa en Morelos, Yucatán y Distrito Federal de 2007 a 2008 y en la producción
del primer Manual para la prevención de la violencia familiar, con el enfoque de
democratización en programas sociales.
Agradezco a las y los participantes durante el seguimiento de la aplicación del
enfoque de democratización en las comunidades con las que trabajan en Morelos
y Oaxaca. En Oaxaca a Teresita de Jesús Santaella, Adriana Cointa, Araceli García, Leonor Zárate, Rebeca Ramos y Edith Juárez, de Centéotl, y a Luis Cervantes,
de CENTRARTE; en Morelos a todas las y los integrantes de las organizaciones que
participaron en los talleres, especialmente a Magdalena Esperanza Solano de Autonomía, Libertad en Movimiento (ALEM), a Cecilia Mendoza de la Unidad Central de
Estudios para el Desarrollo Social (UNICEDES), a Mariana Barreda del Centro Cultural
el Callejón en Cuautla, a Arlette Michán de Caminando Unidos, a Elsa Román de
los Centros de Integración Juvenil, a Leticia Ramírez de la fundación A Cambio de
Nada, a María del Carmen Conde, Yanet Rosales y Carlos de la Mora.
Agradecimientos
7
A cada alumno y alumna del programa de formación en el Estado de México
por las experiencias compartidas y los aprendizajes construidos como “agentes de
desarrollo local para la prevención de la violencia de género”, en el proceso de
cogestión de convivencias democráticas vivido este último año. A las compañeras
y compañeros que decidieron constituirse en una red permanente de democratización familiar y que organizaron el Primer Foro de Democratización Familiar: Género y Violencia. Oriente del Estado de México, especialmente a Martha Martínez,
Sergio Hernández, María Esther Peña, María de los Ángeles Salazar, Araceli Corona, Odeth Trejo, Áurea Hernández, Abigaíl Bazán, Yeny Díaz, Sandra González,
Roxana Andrade, Lourdes Marroquín, Alejandra Oyosa, Carmen Zamora, Eva López, Ma. Elena Torres, Lorena García, Hortensia Ponce, Victoriano Martínez, Rocío
Román, Lucero Chávez, Hugo Neri, Estíbaliz Vera, Nora Cinco y Francisco Morán.
A las y los docentes del diplomado y el curso: Trinidad Gutiérrez, Juan Guillermo Figueroa, Marcos Zenteno, Etelvina López, María Jiménez, Hugo Rocha,
Pilar Lomelín, Prudencio Mochi, Cristina Girardo, Lourdes Morales, Raquel Marchetti, Yolanda Corona, Mirta Blostein y Elizardo Rannauro, y a los docentes de
la UAEM que apoyaron el desarrollo del diplomado: María Luisa Quintero, Carlos
Fonseca y Juan Manuel Sánchez.
A Milagros Herrero Buchanan, Etelvina López y al Fondo Intersectorial INMUJERES-CONACYT por su reconocimiento del enfoque de democratización y el apoyo
brindado durante 2009 y 2010.
A Dolores Manjarrez y Martín Winocur de la Dirección de Vinculación del
CONACYT, por el apoyo brindado para el desarrollo del Programa de Formación de
Agentes de Desarrollo Local para la Prevención de la Violencia de Género, en el
2010, y la producción de esta serie de manuales.
Al grupo de docentes de la Universidad Autónoma de Querétaro (UAQ), con
quienes estamos organizando un programa para la prevención de la violencia de
género y la democratización familiar, estableciendo un diálogo paritario e interdisciplinario, que nos permite enriquecer y profundizar el enfoque. Especialmente a
Patricia Palacios, Edita Solís, Oliva Solís, Blanca Isela Gómez, Sulima García y Miriam Herrera, responsables de desarrollar la guía de trabajo para el programa de la
especialidad. A Luis Gerardo Ayala Real y a Patricia Aguilar, por sus contribuciones
que nos hacen abrir nuestras mentes y corazones.
A cada participante con quienes revisamos, cuestionamos, transformamos
y mejoramos el enfoque en estos últimos tres años: Lizzy Palencia, Hugo Rocha,
Olga Murguía, Mónica Morales y Maricela Martínez.
Estos manuales que publicamos ahora son producto de diez años de gestación, ensayos y errores, y de procesos de transformación colectivos en nuestras
familias y las familias que fantaseamos para un camino constante de construcción
de alternativas de convivencia.
Introducción general
Beatriz Schmukler
Xosefa Alonso
La serie que presentamos forma parte de una estrategia de trabajo para integrar el
enfoque de democratización familiar en programas de capacitación en instituciones de gobierno y académicas, y en organizaciones de la sociedad civil.
El objetivo de estos manuales es ofrecer herramientas para los promotores
que trabajan en dichos programas, creando conciencia y recuperando vivencias sobre los malestares que sentimos en las relaciones familiares actuales. La posibilidad
de reflexionar colectivamente en torno a dichas molestias nos permite buscar alternativas para prevenirlas o ponerles fin. El reconocimiento de los malestares que vivimos en las familias permite prevenir la violencia de género al poner en entredicho
los conceptos y las vivencias de las actuales relaciones de género. Estas se basan
en formas de dominación construidas socialmente desde los orígenes de la humanidad y que son cuestionadas por las mujeres desde los inicios del movimiento
feminista en el siglo XIX. En el siglo XX, desde la primera Conferencia Internacional
de la Mujer en 1975, se empiezan a deconstruir esos vínculos de dominación.
La Convención sobre la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación
contra la Mujer (CEDAW, por sus siglas en inglés) es el primer tratado internacional
que reconoce de manera expresa, desde 1979, los derechos humanos de las mujeres; México forma parte de ella desde 1981.
Los países que han ratificado la CEDAW se comprometen a adoptar las medidas necesarias para erradicar todas las formas de discriminación contra las mujeres, ya que a través de sus 30 artículos establece las bases para el logro de una
verdadera igualdad entre mujeres y hombres, tanto en el ámbito público como en
el privado.
La Convención de Belém do Pará, realizada en Brasil, fue adoptada el 9 de
junio de 1994 por 31 de las 34 naciones que integran la Organización de Estados
Americanos (OEA). México la aprobó en 1996.
Ese reconocimiento ha significado un avance sustancial en relación con la
protección de los derechos humanos de las mujeres, ya que califica la violencia
contra la mujer como un delito y una violación a los derechos humanos.
9
10
B. Schmukler X. Alonso
• Define la violencia contra la mujer como “cualquier acción o conducta basada en su género, que cause muerte, daño o sufrimiento físico, sexual o
psicológico a la mujer, tanto en el ámbito público como privado”.
• Comprende la violencia dentro de la familia o unidad doméstica, en cualquier relación interpersonal, la que tenga lugar en la comunidad y la que
sea perpetrada o tolerada por el Estado o sus agentes.
• Su aprobación fue fruto del esfuerzo sostenido del movimiento de mujeres
en los ámbitos mundial y regional, y logró colocar en la agenda pública el
tema de la violencia basada en género.
Con estos manuales nos proponemos tender, sobre las relaciones familiares,
una mirada que nos permita ver la realidad sin idealizaciones y sin normas rígidas
que se conviertan en camisas de fuerza. Implica continuar con el proceso de deconstrucción de los vínculos de dominación de género en la familia e ir construyendo socialmente un concepto de democracia familiar que tenga su base en la
equidad de género y en la construcción de un vínculo democrático de autoridad
entre las generaciones. Supone un reconocimiento equitativo de la autoridad de
hombres y mujeres, padres y madres, así como la participación de niños(as), jóvenes y miembros de la tercera edad en las decisiones familiares. No desconocemos
la necesidad de autoridad en los grupos familiares; nos proponemos reconstruir
significados y prácticas de autoridad basados en la corresponsabilidad, respeto a la
diversidad y a los derechos humanos en las familias y de las familias.
Nos proponemos tomar conciencia de nuestros deseos diferenciados y ser
capaces de resolver conflictos de modos negociados; pero, al mismo tiempo, reconocer las creencias que nos impiden resolverlos con libertad; visualizar los prejuicios sobre lo que deben ser las mujeres y los hombres, sobre la disciplina de las
hijas e hijos y sobre las maneras de vivir de otras personas, ancianas y ancianos,
jóvenes, niñas y niños. Nos preguntamos qué podemos hacer para aceptar esas
diferencias, siempre y cuando no lastimen los derechos individuales.
Consideramos sustantivo reconocer nuestros prejuicios y autoritarismos, así
como los obstáculos que tenemos que superar para poder cambiar. Queremos
construir nuevas miradas y vivencias para situaciones nuevas que nos ayuden a
superar la dominación de género mediante propuestas alternativas elaboradas
con los grupos de trabajo en los talleres. Estos, a su vez, se constituyen dentro
de los procesos de capacitación que forman parte de la construcción de nuevos
significados de familias basadas en la equidad de género.
Los procesos de capacitación son simultáneamente procesos de construcción
social de significados y de articulación de actores que pueden impulsar procesos
de transformación de la cultura de género.
Estos manuales fueron conformándose colectivamente a partir de los temas
más habituales que surgían en los talleres con las y los promotores. Dichos temas
Introducción general
11
constituyen la base de las dinámicas que proponemos en ellos. Por ejemplo,
aspectos que tenemos en común las madres y los padres cuando nos sentimos
dueños de la vida de nuestras hijas e hijos y queremos imponerles conductas
mientras ellos ya desean su libertad. ¿En qué consiste nuestra función en ese
caso?, ¿cómo podemos, sin imposición, facilitarles también a ellos sus vidas?,
¿cómo ayudarlos sin permitirles transgresiones que vulneren los derechos de los
demás?, ¿cómo pueden las y los jóvenes ser sujetos de su propia vida y llegar a
acuerdos con sus madres, padres, compañeras y compañeros?, ¿qué hacer para
que las niñas y los niños sean escuchados en un clima donde los adultos los respeten y a su vez les puedan pedir su participación en la vida del grupo?, ¿cómo
resolvemos, a su vez las dificultades de padres y madres al poner límites a los
hijos(as)?, ¿cómo resolvemos la desaparición de una autoridad clara para los adolescentes en tanto los viejos parámetros de autoridad se están debilitando? Queremos reemplazar el autoritarismo por una autoridad democrática basada en el
respeto a la diversidad y al mismo tiempo rescatar valores de corresponsabilidad
y compromiso afectivo: ¿cómo se construye cotidianamente una autoridad basada en la negociación y el consenso donde hombres y mujeres sean reconocidos
como autoridades equitativas?
Las mujeres estamos aprendiendo a reconocer nuestros deseos y nuestros
derechos. ¿Cómo plasmar esta nueva manera de vivir al negociar con las otras personas y, al mismo tiempo, poner límites claros cuando necesitamos defendernos?
También los hombres se están transformando, comienzan a reconocer los alcances
del machismo y a reflexionar sobre “¿qué es un hombre de verdad?”, como se
dice en el manual de Hombres participando en la democratización de las familias.
¿Acaso habrá un hombre de verdad, podremos ser individuos en relación, ser recíprocos y responsabilizarnos por nosotras, nosotros y las demás personas?
¿Por qué proponemos una democracia familiar?
Esta democracia no implica anarquía, ni la necesidad de votar para tomar decisiones, tampoco significa debilidad respecto de los deberes familiares. Implica “aceptación de las obligaciones, además de derechos protegidos ante la ley”. Implica
la protección de niñas y niños, de ancianas y ancianos y de las personas con discapacidad. No significa “falta de respeto y ausencia de autoridad”, sino equidad en
las decisiones, en la distribución del bienestar y en la libertad de pensamiento y
acción, así como “la posibilidad de réplica” y de disentir, de ser diferentes.
Algunos de los criterios que supone la democracia familiar son: la posibilidad
de compartir la autoridad y el poder entre los adultos a cargo y hacer partícipes a
los demás miembros de las decisiones que afectan al conjunto.
12
B. Schmukler X. Alonso
Ello conduce a propiciar consultas entre quienes ejercen el poder y la autoridad –así como con los otros miembros del grupo– para que surjan a partir de la
reflexión nuevas preguntas y se llegue a soluciones de respeto y de mayor consenso y negociación.
Planteamos problematizar las relaciones de género existentes y las maneras
actuales de “resolver” conflictos. La propuesta es que –mediante el trabajo con los
manuales en los talleres– se elabore, dialogue y reflexione colectivamente acerca
de formas de respeto y equidad entre los géneros y entre adultos y niños.
Se requieren metodologías para superar de manera conjunta las trabas que
nos impiden imaginar nuevas salidas a nuestros conflictos, salidas que implican
descubrir barreras emocionales y culturales. La reflexión supone encontrar en nosotras y nosotros mismos el cúmulo de obstáculos culturales para pensar.
Para construir una vida democrática en las familias es necesario repensar la
cultura de género y descubrir nuestras barreras emocionales para pensar. ¿Por
qué hablamos de género en esta construcción?, y ¿por qué poner el acento en la
necesidad de que mujeres y hombres revisemos en la vida de todos los días las
modalidades habituales de ser mujer y de ser hombre?
El enfoque de género es una manera de mirar las diferencias entre las mujeres y
los varones y las relaciones que establecen; es un concepto que ayuda a pensar que
el conjunto de atributos y expectativas que atribuimos a las personas de cada sexo
biológico son características definidas y construidas por el conjunto de los miembros
de cada sociedad en cada época histórica. Entonces, todas y todos somos sujetos
activos de esa construcción conjunta y podemos generar cambios benéficos.
La vida cotidiana es el escenario en el que se produce y reproduce la desigualdad entre los géneros. Esa desigualdad aparece en el día a día, de tal forma que
las mujeres quedan al servicio de las necesidades domésticas, como personas vulnerables y altamente emocionales. Padres, maridos, hijas e hijos tienen derechos
sobre las mujeres, mientras que los hombres quedan como los sujetos de autoridad
y mando, con derechos y capacidad para tomar decisiones por todos. Esta forma
de organización cotidiana construye la desigualdad entre los géneros y da lugar a
dificultades de negociación que pueden traducirse en situaciones violentas cuando
las mujeres no están dispuestas a aceptar pasivamente sus lugares subordinados y
cumplir con el papel que se espera de ellas.
La tendencia a transformar las diferencias en litigios, lamentablemente ha favorecido controversias y enfrentamientos más que conversaciones fructíferas entre
quienes sustentan puntos de vista diferentes.
Con el objetivo de adquirir habilidades en este tipo de conversaciones, estos
manuales proponen entrenamientos y prácticas que intenten reforzar participaciones democráticas en las decisiones, que incluyen sugerencias, y a través de
diálogos abiertos y continuos.
Introducción general
13
Proponemos que los manuales nos permitan trabajar con nosotras(os) como
personas, que no nos dé pena encontrarnos con los mismos problemas que la población a la que queremos ayudar. Ayudar es dialogar, escuchar y cooperar con las
soluciones de los otros, tener una actitud de apertura hacia las diferentes alternativas. En este sentido, proponemos la reflexión, la comunicación y los recursos para
la democratización familiar como ejes transversales presentes en cada manual.
a) la reflexión es útil para realizar una revisión crítica de nuestras vivencias y
actitudes, examinar problemas y modelos hegemónicos que se sostienen
en relaciones de poder asimétricas. Nos permite preguntarnos cuáles son
las causas de este tipo de relaciones, cómo se manifiestan, cómo se sostienen y cuáles son los costos y consecuencias para el individuo, para el
grupo familiar y la comunidad.
b) la comunicación se plantea como una herramienta para la convivencia y la
solución de conflictos de una forma pacífica. Es una manera de percibir las
diferencias que existen entre hombres y mujeres, distintas generaciones,
experiencias, historias y culturas, aprendiendo a respetarlas sin juzgar negativamente lo diferente. Nos permite establecer maneras de comunicación que propicien acuerdos y prácticas para el bienestar de cada persona
y del conjunto familiar, manifestar lo que sentimos y pensamos mientras
que, a la vez, nos disponemos a escuchar y considerar la opinión de las
otras personas.
c) los recursos para la democratización familiar son herramientas, habilidades
y un potencial individual y colectivo para la transformación de las relaciones
familiares. Se trata de una búsqueda individual y grupal para acceder a alternativas posibles dentro de valores democráticos, de equidad, cooperación y
solidaridad. Si bien estos principios se plantean como básicos y fundamentales para alcanzar relaciones democráticas, no se proponen como modelos
a seguir, en tanto que cada persona, cada familia tienen experiencias y particularidades diferentes y, en consecuencia, ha de decidir y elegir la opción
que más le ayude en cada momento.
Nos preguntamos cómo podemos participar todos los miembros de una familia en decisiones, de acuerdo con nuestros recursos, como personas con derechos
iguales; cómo podemos ir desarrollando acuerdos en función de las necesidades
y los deseos de las personas sin seguir mandatos sociales que nos impidan ser y
crecer a cada uno según nuestros deseos; cómo podemos las mujeres ser sujetos
que nos autoricemos a crecer con autonomía y a remover de nuestros cuerpos las
culpas del placer; cómo podemos sentir y entender las dificultades que tenemos
para relacionarnos, hombres y mujeres, haciendo arreglos de corresponsabilidad
que sirvan para cada una de las etapas de nuestras vidas. Debemos solucionar
nuestros conflictos de manera negociada y rechazar las creencias que nos impiden
14
B. Schmukler X. Alonso
resolverlos con libertad, visualizar los prejuicios sobre lo que deben ser las mujeres
y los hombres, en cuanto a la disciplina de las hijas e hijos y las maneras de vivir
de otras personas, ancianas y ancianos, jóvenes, niñas y niños. Nos preguntamos
finalmente cómo podemos hacer para aceptar esas diferencias, siempre y cuando
no lastimen los derechos individuales.
Los manuales son una herramienta para establecer distintas formas de conversación. Esta nos sirve para reconocer nuestros miedos al fracaso en los vínculos
que establecemos, nuestras dudas sobre los cambios que hemos experimentado
nosotras, nosotros, nuestras hijas e hijos, nuestras parejas y los individuos involucrados en nuestras relaciones. Asimismo, los manuales constituyen un instrumento
para auxiliar a las y los promotores en esta labor social que los convierte en líderes
de relaciones humanas; para ayudarlos, en fin, a acompañar el proceso de transformación de las personas con quienes trabajan, con manuales enriquecidos con
todas estas experiencias y aprendizajes a lo largo de estos diez años.
El apoyo del CONACYT para publicarlos nos indica un interés por transmitir
los productos de nuestras investigaciones a las políticas sociales y programas de
prevención de la violencia de género y convertirlos en herramientas para la transformación de la cultura de género en una cultura de equidad.
Recibimos retroalimentación de muchas personas que contribuyeron a enriquecer estos manuales con sus ideas y sugerencias, especialmente de los equipos
estatales de coordinación y de las promotoras y promotores de los programas
sociales que participaron en la revisión de las diferentes versiones de los manuales;
sus ideas y experiencias fueron de mucha ayuda para lograr que estas herramientas se adaptasen a sus realidades.
Consideramos de primordial importancia poder reconocer nuestros prejuicios y autoritarismos, así como los obstáculos que tenemos para cambiar. Nos
referimos a las nuevas situaciones que estamos viviendo en nuestras familias y a la
necesidad de construir nuevas miradas y vivencias para situaciones nuevas.
En última instancia, estamos revisando el concepto de amor. Nos preguntamos si el acuerdo amoroso con el que nos constituimos como pareja y luego
procreamos ha cambiado y si las necesidades y deseos que fueron surgiendo y
transformándose tienen lugar en el amor de hoy; cómo conjugamos en ese amor
los deseos individuales y los objetivos de los otros y las otras; cómo construir vínculos amorosos sin cercenar a ninguno de los miembros.
Estructura de los manuales
Los seis manuales responden a una misma estructura. Se presentan primero los
apartados “Agradecimientos” e “Introducción general”, que son comunes a todos
Introducción general
15
los manuales. Cada uno de estos cuenta con una “Presentación” donde se realiza
un breve diagnóstico de la situación específica del grupo al que va dirigido. Por
ejemplo, cuál es la problemática que viven las niñas y niños, los jóvenes, las mujeres, los hombres, etc. En función de esta descripción general de la realidad social
de este grupo y en relación con los demás miembros de una sociedad, se plantea
una serie de temas que se analizan en los capítulos de cada manual. Cada capítulo
responde a un objetivo específico que remite a su vez al objetivo general del manual; los capítulos contienen varios apartados en los que se presenta una reflexión
teórica y una o dos actividades como herramientas para las y los promotores en el
trabajo con grupos. Dichas actividades son de carácter participativo, tienen el fin de
hacernos reflexionar sobre nuestras propias vivencias y nos invitan a buscar caminos
de cambio para aquellos aspectos que deseamos modificar de nuestro comportamiento en las relaciones laborales, familiares y personales, especialmente. Además
de estas actividades o ejercicios para generar conocimiento y análisis, existen otras
para dinamizar grupos de cooperación, comunicación, relajación, etc. Todas ellas se
presentan como herramientas para lograr un proceso de aprendizaje.
La serie de manuales “Construyendo alternativas de convivencia familiar”
consta de los títulos siguientes:
1. En Hacia la democratización familiar en México, por María Cristina Ravazzola, se propone una reflexión acerca de las familias mexicanas, analizando
cuáles son los cambios que están experimentando en las últimas décadas.
A partir de visualizar cómo hemos ido transformando nuestras relaciones
familiares, desde nuestros antepasados hasta la actualidad, se analiza la
familia como un ente social en continuo cambio y evolución. En este texto
se reflexiona sobre qué tipo de familia queremos y asimismo se proponen
valores de equidad, respeto, solidaridad y cooperación como un camino
para la conformación de familias más democráticas.
2. En Mujeres participando en la democratización de las familias, por María Cristina Ravazzola, Emma María Reyes Rosas y Gisela Sánchez Díaz de
León, se reflexiona acerca de la educación y formas de socialización tradicionales que viven las mujeres. Contiene un replanteamiento sobre las
relaciones autoritarias justificadas por el género y se propone fomentar
procesos de empoderamiento y autoestima de las mujeres a través del
conocimiento de sus derechos y el reconocimiento de sus deseos y valores,
en armonía con la sociedad de la que forman parte. Asimismo, se consideran las formas de relación de las mujeres con las demás personas de la
familia en vínculos de paridad y negociación.
3. En Hombres participando en la democratización de las familias, por Benno
De Keijzer y Luis Gerardo Ayala Real, se plantea reflexionar sobre la participación de los hombres en sus relaciones de pareja y familia; el ejercicio
16
B. Schmukler X. Alonso
de su paternidad, las creencias acerca de los significados de ser hombre en
nuestra sociedad y las formas de ejercer la autoridad. La meta es acompañar
a los hombres en la transformación de sus relaciones familiares y personales,
así como reconocer y desarrollar recursos individuales y colectivos para la
negociación de conflictos en la familia, con miras a vivir relaciones de equidad más justas que permitan el desarrollo pleno de hombres y mujeres.
4. Mujeres y hombres jóvenes hacia la democratización familiar en México,
por Olivia Aguilar Dorantes y Silvia del Pilar López Hernández. El propósito
de este manual es repensar nuestras concepciones de la juventud, y que
las y los jóvenes examinen sus relaciones de familia, interpersonales y de
pareja. Para ello se revisan las relaciones de autoridad y abuso de poder
que pueden sufrir las y los jóvenes en los diferentes ámbitos de su vida y
se cuestionan las funciones de género en nuestra sociedad. Partiendo de la
reflexión sobre los principales ejes de conflicto, se plantea la construcción
de alternativas para establecer relaciones que promuevan la solidaridad, la
cooperación, el respeto y la equidad entre hombres y mujeres.
5. En Madres, padres, hijas e hijos hacia la democratización familiar en México, por María Jiménez Díaz, se propone problematizar los diferentes contextos familiares en los que se da la crianza de un ser humano, identificando y cuestionando los procedimientos autoritarios que pueden existir
en las relaciones familiares, especialmente en la relación madres, padres,
hijas e hijos. El objetivo es lograr una convivencia en donde las niñas y los
niños recuperen sus derechos y responsabilidades de acuerdo con su nivel
de madurez; se invita a conformar relaciones democráticas partiendo de la
confianza, el respeto, la empatía y la conexión de la madre y el padre con
sus emociones, primero, y con las de sus hijas e hijos, después.
6. En Niñas y niños hacia la democratización familiar en México, por Hugo
Rocha Pérez y Yolanda Corona Caraveo, se expone la construcción de una
visión distinta sobre las niñas y los niños, reconociéndolos como sujetos de
derechos y deberes. Se trata de una visión alejada del enfoque de considerar a las niñas y los niños como objetos que han de ser controlados, manipulados y reprimidos. Se pretende generar en los adultos una sensibilidad
hacia las niñas y los niños para comprenderlos, contar con ellos como aliados
en la búsqueda de formas para mejorar nuestras relaciones familiares y contagiarnos de sus capacidades creativas, lúdicas, inventivas y de alegría.
Presentación
Este manual está destinado a las y los agentes de gobierno ejecutores de políticas
públicas, así como a promotoras y promotores que trabajan en instituciones que
llevan a cabo programas sociales que incluyen familias.
Nos proponemos con estos textos y actividades apoyarlos en su labor, destacando el objetivo de facilitar relaciones de equidad y democráticas entre sus
miembros. Sabemos que la práctica de relaciones democráticas en las familias y
otras instituciones promueve la dignidad y la conciencia apreciativa1 de las personas. Esto les permite legitimar y exigir el efectivo cumplimiento de sus derechos,
el cuidado de sí mismos y la no-tolerancia a ningún tipo de conductas abusivas.
Las familias son entonces laboratorios sociales que pueden promover y asegurar aprendizajes que conduzcan a organizaciones cada vez más democráticas.
Hemos concebido este manual como una guía para que las y los agentes
de políticas públicas y los promotores, reflexionen y flexibilicen sus propias ideas
acerca de las familias, para lo cual planteamos temas claves y metodologías variadas que ayuden a esta reflexión. No pretendemos imponer nuestra visión de las
familias; queremos trabajar y debatir estas concepciones en conjunto.
¿Por qué es importante para las
y los agentes de programas sociales conversar
e intercambiar ideas acerca de la familia?
Las familias constituyen formas de organización social con mucha tradición en
nuestras comunidades; son núcleos socializadores básicos en la formación de seres
humanos; escenarios donde se construyen legados, mitos, creencias, valores, pautas,
códigos y estilos de relación.2 Son también instituciones cuya función es coordinar co-
1 La
posibilidad de tomar en cuenta a las personas considerando sus capacidades y recursos, en lugar de poner el
acento en juicios negativos acerca de ellas.
2 Díaz, Violencia, 2002.
17
18
M. C. Ravazzola
tidianamente los comportamientos de sus miembros, con la finalidad de asegurar su
bienestar y de producir, reproducir, transmitir y conservar la cultura familiar y social.
La vida y el desarrollo de todos los miembros de una familia dependen del
éxito de actividades asociativas en las cuales las relaciones de alianza y las acciones positivas necesitan prevalecer por sobre las rivalidades y los malentendidos.
(Por actividades asociativas entendemos formas en que las personas nos comunicamos y acciones que los miembros de una familia tienen que poder compaginar
a fin de colaborar, cooperar y contribuir a sumar recursos en favor de una mejor
calidad de vida para todas y todos.)
En las familias se producen intercambios verbales y no verbales que van confirmando las identidades de sus miembros, la identidad familiar y los códigos que
expresan el mundo extrafamiliar. A su vez, una serie de mensajes sociales sirve de
referencia a los miembros de una familia, al funcionar como guías y modelos de
comportamiento acerca de los papeles de cada miembro, sus conductas y las formas de relacionarse, o al menos lo que se espera de ellos. Estos mensajes sociales
no siempre respetan los derechos de todos, especialmente los de las mujeres,
niñas/os y ancianas/os, quienes en nuestras comunidades siguen siendo los miembros más vulnerables de las familias.
En la sociedad, en sus instituciones y también en las familias persisten lamentablemente patrones de relación de abuso. Cuando esto ocurre se sostienen
rasgos autoritarios que sirven de base a comportamientos violentos de parte de
quienes tienen más poder. Son esos aspectos autoritarios de las relaciones los que
necesitamos modificar si queremos modalidades cada vez más democráticas de
funcionamiento familiar y social.
Uno de nuestros objetivos es entonces reflexionar, revisar y construir conjuntamente, en toda su complejidad, concepciones sobre la Familia, que presentan
como una aparente unidad simple, como si fuera un fenómeno de la naturaleza
y como si las familias no hubieran cambiado a lo largo de la historia o larguen el
transcurso de los siglos.
En especial, nos interesa pensar en las imágenes ideales de familia que todos
tenemos y compararlas con las familias que existen en la realidad. Para empezar,
poder hablar de familias y no de “Familia”. Creemos que si podemos pensar en las
familias como asociaciones complejas y diversas que construimos socialmente, con
ello nos vamos a permitir la libertad de explorar y modificar, cuando sea necesario,
los vínculos que se establecen en ellas.
Las familias no están separadas de los movimientos de la historia. Vemos que
en México y en la mayoría de los países latinoamericanos han pasado gobiernos
autoritarios que dejaron su marca en formas de comportamientos y de prácticas
sociales autoritarias. En ellas, el poder se ejerce desde una jerarquía fundamentada
en esencias, representadas por el hombre blanco, poseedor de bienes y recursos
Presentación
19
sociales, simbólicos y políticos. Actualmente, estamos en camino hacia procesos
sociales más democráticos, transitamos desde una cultura de imposición a una
cultura de reconocimiento de las personas como sujetos de derechos. Esto incrementa cada vez más la posibilidad de plantear argumentos divergentes, buscar en
conjunto alternativas que contemplen intereses de los distintos integrantes de un
grupo social, así como negociar, participar, etc. Según de qué estados y países se
trata, estas nuevas formas de convivencia se materializan en propuestas que están
en fases diferentes, las que se expresan en modificaciones del derecho jurídico
(especialmente en cuanto al derecho de familia) y en decisiones que se toman en
cuanto a políticas públicas.3
Al estar en permanente transición, es probable que encontremos ambas vertientes –autoritaria y democrática– coexistiendo en las instituciones y en las diferentes organizaciones familiares. Por esta razón creemos que es muy importante
que promotoras y promotores de programas sociales se entrenen para estar alertas y no reproduzcan con las familias mensajes que refuercen los autoritarismos y
las discriminaciones en general, y que más bien convaliden mensajes y acciones
que promuevan relaciones equitativas, respeto por la diversidad, la solidaridad,
etc. En este camino de entrenamiento decidimos acompañarlos y aportarles nuestras experiencias e inquietudes.
Como ya lo hemos expresado, nos proponemos con este programa de trabajo promover y sostener una cultura familiar que contribuya a generar formas cada
vez más democráticas de organización social. Además de los hombres adultos, nos
interesa que también las mujeres adultas, las y los jóvenes, niñas y niños, ancianas
y ancianos participen en la construcción de una nueva forma de ciudadanía y estén
cada vez más presentes en las decisiones políticas,4 algo que es posible si también
ejercitan sus derechos en la vida familiar.
En el primer capítulo de este manual vamos a comenzar por revisar concepciones “naturalizadas” de la familia, incorporando a este análisis los contextos de
la historia y de las diversidades culturales.
En el segundo capítulo hemos querido transmitirles algunas de las formas en
que aparecen los rasgos más autoritarios y también los más democráticos en la
organización de las familias, sus valores, recursos y problemas más frecuentes.
En el tercer capítulo nos dedicamos al tema de cómo mejorar las comunicaciones para la democratización familiar. Estimamos que las formas democráticas5 de
3 Grosman,
“Derechos”, 1994.
Maltrato, 1999.
5 Con respeto por cada persona y sus derechos, con inclusión de alternativas, con buen trato, en equidad aun en
las diferencias.
4 Barudy,
20
M. C. Ravazzola
comunicarse son uno de los pilares en los que se apoya este programa. Si bien este
espacio resultará demasiado breve para desplegar toda la gama de posibilidades
que brinda este enfoque comunicacional,6 vamos a tratar de enriquecer en pocas
páginas las experiencias ampliando las alternativas que surgen de los recursos que
aporta este enfoque.
Y por último, en el capítulo cuarto decidimos profundizar en una de las formas de las organizaciones familiares: la pareja. Queremos reflexionar acerca de
este tema ya que en las diferentes culturas la pareja aparece como piedra fundamental en la constitución de las relaciones familiares. Lo interesante de trabajar
sobre este tema, la pareja, ha sido justamente que las diferencias y los acuerdos
entre sus miembros ponen de manifiesto la dimensión tan importante que tiene la
comunicación entre ellos como un reconocimiento al valor de las pláticas, dadas
las consecuencias que generan en las organizaciones familiares. Así, preferimos
centrarnos en la pareja después de haber desarrollado ideas y actividades relativas
a esas modalidades conversacionales y a los factores que facilitan y obstaculizan
la comunicación familiar.
6
Bateson, Teoría, 1976; Maturana, Emociones, 1990; Watslawick, Teorías, 1971
DIVERSAS FORMAS DE ORGANIZACIÓN FAMILIAR
La reflexión sobre este tema tiene como objetivos:
• Ayudarnos a registrar la variedad de familias que coexisten.
• Ayudarnos a poner en tela de juicio las imágenes que casi automáticamente nos formamos acerca de “la familia” y que empobrecen nuestras
miradas sobre nuestras familias y las de los demás.
• Reflexionar sobre la supuesta existencia de modelos ideales de familias
(¿ideales para quién?), de parejas, de mujeres, de hombres, de niñas y
niños, de adolescentes y de jóvenes.
Conceptos generales
Aunque la mayoría de nosotras y de nosotros hemos nacido y crecido en el seno
de una familia y, tal vez, hemos constituido ya alguna (lo que quiere decir que seguramente tenemos algún “saber” sobre el tema), las familias no son un producto
natural. Tampoco son un organismo viviente, si bien la metáfora puede ser interesante. Son entidades construidas socialmente que adoptan configuraciones, organizaciones y objetivos cambiantes a lo largo de la historia humana y que se muestran
diferentes en la actualidad, según las distintas culturas. Resultan un dispositivo social
muy eficaz para que se desarrollen las criaturas humanas, para que experimentemos
intensos afectos y emociones de pertenencia, confirmación, acompañamiento, comodidad, acogimiento, bienestar, estímulo, sentido de la propia existencia, y para
aprendizajes de modos de convivencia social y de proyección individual.
De manera cotidiana, tendemos a considerar a un único “tipo” de familia
como patrón familiar, y a que se nos sugiera la noción de que existe una supuesta
familia ideal. Esto tiene varios efectos que nos perjudican en la búsqueda de relaciones más democráticas: comparadas con ese tipo ideal, las familias reales pasan
a ser, en su diversidad y multiplicidad, poco menos que familias desviadas, anormales o desintegradas, lo cual genera emociones negativas entre sus miembros
(estar en falta, estar fallados, fracasados).
21
22
M. C. Ravazzola
Desde la perspectiva del supuesto “ideal”, es probable que frente a la realidad de cada una de las familias nos pongamos en el lugar de observadores críticos
como jueces, en vez de intentar colaborar con ellas. ¿Qué sería colaborar con
ellas? Por ejemplo, si las familias piden ayuda para que sus niños participen en
programas de cuidado en horarios diferentes a los escolares, es necesario aceptar
que si hay problemas para organizar el cuidado de los niños entre los miembros
de la familia es porque los problemas son parte de la vida familiar, y no porque los
miembros de esa familia sean poco capaces o “malos” padres.
Por todas esas razones, necesitamos poner en tela de juicio dichos supuestos
ideales y tomar conciencia de la multiplicidad y diversidad de formas de convivencia y de arreglos familiares existentes y posibles, lo que nos permitirá contar con
mejores gestiones y negociaciones en planos de mayor equidad.
Actividad
De las familias “ideales” a las familias “reales”
Objetivo
Hacer visible cómo describen la o las familias las afirmaciones que
circulan en las diferentes instituciones sociales y qué incidencia tienen
en nuestras propias ideas y juicios sobre las concepciones familiares.
Una hora quince minutos.
Tiempo
Desarrollo
1. Divididos los participantes en cuatro grupos, les pedimos que describan en
una cartulina cómo se habla de la familia en:
• La escuela
• Los medios de comunicación
• Los discursos políticos
• Los discursos religiosos
2. Cada grupo podrá apelar a las fuentes de información que recuerde en ese
momento, por ejemplo: las ilustraciones de la familia en los libros de texto;
un programa de radio dirigido al público adolescente; las declaraciones de
políticos y políticas en torno a un tema específico de la familia; propagandas en los medios, o bien las clases de catequesis a las que acudían sus
hijos o sobrinos.
3. Una vez concluidas las descripciones, se compartirán con el grupo en sesión plenaria.
4. Para reflexionar, y como disparador para el debate, se proponen las preguntas siguientes:
• ¿Estas familias (las descritas por los grupos) les parecen parecidas a las
que ustedes conocen?
Diversas formas de organización familiar
23
• ¿O piensan que son más ideales que reales?
• ¿Qué está ocurriendo en la actualidad en las familias reales?
• ¿Qué deseamos que ocurra para mejorar las condiciones de vida de sus
miembros?
• ¿Qué ideas acerca de las familias creen que están presentes en esas
afirmaciones?
5. Por último, y después del acalorado debate que nos imaginamos que se
habrá generado, les pedimos que cada cual recuerde las características
de sus familias de origen, las familias de sus compañeras y compañeros
de trabajo, cómo viven los vecinos de comunidades próximas y distantes,
etc., dejando que aparezcan todas las imágenes de escenas posibles, y
que luego reflexionen cuidadosamente sobre las preguntas siguientes:
• ¿Qué sucede con quienes estarían “desviados de la norma” de esa familia descrita como ideal?
• ¿Cómo hacemos valer nuestros derechos si nos consideramos “en falta”
por no responder a los ideales?
6. Los integrantes del grupo pueden, si lo desean, compartir con la compañera o compañero más próximo cómo se sintieron después de esta reflexión.
Para finalizar, se invita a las y los integrantes a recuperar en conjunto las
reflexiones que hicimos.
Diferencias históricas
¿Podemos imaginar cómo se originó “la familia”?
Muchos científicos (historiadores, antropólogos y sociólogos) estudiaron y estudian documentos que dan idea de cómo surgieron las familias en función de las
necesidades humanas.1
Para algunos, los principales factores influyentes en las formas que fueron
tomando las organizaciones familiares fueron:
• La conciencia de la necesidad de cuidados intensivos a los miembros pequeños de la especie, que de lo contrario no sobrevivían.
• La importancia de la sexualidad ligada a la reproducción, y el control de la
sexualidad de las mujeres y sus capacidades reproductivas.
• Los tabúes para las relaciones incestuosas, es decir, la prohibición de relaciones sexuales entre personas de la misma sangre.
1
Schmukler, Democratización, 2009; Chartier, “Comunidad”, 1992.
24
M. C. Ravazzola
Es posible imaginar lo que algunos autores plantean, es decir, que existió un
grupo primitivo sin forma –llamado horda–,2 que se transformó en una sociedad en
la cual los varones intercambiaban mujeres (como si fueran regalos) entre ellos en
pactos de no agresión.3 Según sostienen ciertos autores, las mujeres fueron consideradas entonces objetos de intercambio y no sujetos con sus propios deseos y
proyectos. También afirman que se necesitaban formas de control para establecer
y mantener ese orden en que los varones eran los únicos sujetos y, entonces, se
instituyeron algunos tabúes (incesto, homosexualidad) que se consideraron pilares
en la construcción de la familia. Podemos pensar que las convivencias y las organizaciones sociales necesitan en general de un orden que establezca una simplificación a partir de un conjunto de relaciones complejas.
Dice un autor, Le Roy Ladurie, que las familias eran en la Edad Media patriarcales; el patriarcado ha sido y es un orden en el que el hombre, lo masculino, se
erige como una jerarquía superior, en la línea de un Ser Superior – Rey – Hombre.
A su vez, sabemos que ese orden no ha podido instalarse totalmente, sino que
ha estado atravesado por múltiples formas alternativas (muchas veces consideradas transgresiones o conductas indeseables), como por ejemplo ciertas formas
de poder ejercido por las mujeres en su relación con los hijos, o intercambios de
información entre mujeres y entre sirvientes, considerados como “chismes”, que
pueden considerarse alternativas al poder patriarcal.
La familia patriarcal, emblema de inequidad, se constituyó bajo la conducción
de un “amo” para el cual los subordinados (mujer, hijas e hijos, otros parientes,
sirvientes y animales) debían producir bienes (objetos y personas) a cambio de
seguridad y protección frente a las amenazas externas (mundo público al que sólo
el “amo” tiene acceso).
Con la modernidad, ocurre el afianzamiento de la producción industrial y la
transformación de la familia extensa (parientes como primos, tíos y abuelos, todos
conviviendo) en una familia “conyugal”, con un hombre proveedor y una mujer
encargada del cuidado de los hijos y de las tareas domésticas. Muchas mujeres
sienten que ese lugar social, trabajar en el hogar, es el mejor para ellas a pesar de
que a veces se sientan encerradas o asfixiadas.
Recordemos que, puesto que en el orden patriarcal las mujeres eran vistas
como potencialmente peligrosas, porque podían llegar a poner en entredicho ese
orden desigual, era preciso asegurar el control de un hombre sobre su persona,
según lo establecían muchas leyes y muchas costumbres que permanecen aún
inadvertidas entre nosotras y nosotros. Ejemplo de lo anterior es que en muchos
países donde no se usa el apellido materno, se desconoce la línea genealógica
2
3
Lévi-Strauss, Structures, 1968.
Gayle, “Traffic”, 1975.
Diversas formas de organización familiar
25
de las mujeres antepasadas; las familias no se consideran como tales si falta el
padre; las mujeres han llegado mucho más tarde a ejercer su derecho a votar por
sus representantes y a participar de los niveles más altos de la educación. A continuación se mencionan algunas preguntas útiles para reflexionar:
¿Qué costumbres creen que caracterizan a una sociedad patriarcal?
¿Qué costumbres patriarcales persisten en nuestras sociedades?
¿Qué opinas de dichas costumbres?
¿Qué cambiarías de ellas?
¿Qué deseamos y necesitamos que ocurra para mejorar las condiciones de
vida de los miembros de las familias?
¿Queremos un modelo de familia?
¿Cómo están cambiando las familias?
Diversas organizaciones familiares actuales
Como hemos visto en el breve recorrido histórico y apelando a nuestros conocimientos de la vida diaria, hay muchos grupos sociales que cumplen funciones familiares, las cuales trascienden la imagen tradicional de una madre, un padre y dos o
más hijos. Todos estos diferentes escenarios de “familias” han sido influidos en los
últimos tiempos por algunos factores que nos gustaría incluir para reflexionar.
En México, la mayor parte de los hogares corresponde a familias con hijos
(84.3%). De ellos, sólo la mitad están compuestos por mamá, papá e hijas o hijos, mientras que todos los demás son hogares extensos con una pareja conyugal
(14.1%), o monoparentales (9.2%), con un papá o una mamá que viven con sus
hijas o hijos. En los hogares extensos es posible encontrar una pareja que vive con
una abuela o abuelo, o con sus padres, o madre o padre. Incluso en los hogares
nucleares las mezclas en la actualidad son grandes. Podemos encontrar los míos,
los tuyos y los nuestros: hijos de una pareja anterior de la mujer, hijos del hombre
que habitan sólo algunos días, o hijos del hombre que viven siempre con la nueva
pareja, e hijos comunes de la nueva pareja. También consideremos que los hogares dirigidos por mujeres han aumentado en las últimas décadas, o al menos las
estadísticas las están reconociendo porque actualmente se pregunta quién es el
jefe o la jefa cuando se hacen los censos de población.
Les pedimos que se detengan por un instante en cada uno de los puntos que
describiremos, revisando en su interior si conocen, saben o les han contado de
familias en las que aparezcan algunas de las modificaciones siguientes:
• Cambios laborales con crisis de desocupación creciente, que afecta de manera muy especial a los hombres. Históricamente ellos fueron los indiscutidos
“jefes del hogar”, con su autoestima muy ligada al papel de proveedor.
26
M. C. Ravazzola
•
•
•
•
Adolescentes y jóvenes más autónomos e independientes.
Cada vez más mujeres que trabajan fuera del hogar para ganar dinero.
Reconocimiento de voz y voto de las mujeres.
Tener relaciones sexuales con parejas ocasionales. Aparición y uso de distintos métodos anticonceptivos. Jóvenes que no se preocupan por llegar
vírgenes al matrimonio.
• Parejas que deciden no tener hijos.
• Parejas que deciden tener hijos sin vivir juntos.
• Parejas que acuerdan vivir juntos sin casarse.
• Familias monoparentales: mujeres u hombres que crían solas o solos a su
descendencia sin tener una compañera o compañero.
• Personas que se divorcian o enviudan y deciden convivir en pareja con otra
persona en condiciones similares, compartiendo la casa y las hijas o hijos
de ambos, si los tienen. (Todavía no se ha definido un nombre para estas
nuevas organizaciones; se las llama familias “ensambladas”, “reconstituidas”, “binucleares”, etcétera.)
• Parejas que conviven con padres y hermanos de alguno de los cónyuges,
que crían a las hijas e hijos asociadamente. Estas organizaciones se conocen como familias “ampliadas”.
• En situaciones de fallecimiento de padres y madres (países con regímenes
dictatoriales, guerras, pandemias como el sida), muchos hijos han sido criados por abuelas y/o abuelos, vecinas y/o vecinos, lo que produce también
arreglos y configuraciones diversas.
• Nuevas tecnologías reproductivas como la fertilización asistida, la reproducción “in vitro” o de probeta, etcétera.
• Vicisitudes diversas de crianza de hijas e hijos adoptados (adopción legal,
donaciones, vientres subrogados, abuelos y vecinos que, por diversas circunstancias, crían hijas o hijos de otras personas, etcétera).
• Familias con padres o madres homosexuales.
• Personas que viven en “comunas” (en general, gente joven que habita
en viviendas cuyos gastos y organización afrontan en común; conventos
u órdenes religiosas; bandas de música; instituciones con organización de
convivencia, como escuelas, internados, etcétera).
En México, según describe Orlandina De Oliveira,4 predominan los arreglos
familiares nucleares con jefes varones y uniones legales. Sin embargo, las familias
4
Oliveira, “Familias”, 1998.
Diversas formas de organización familiar
27
extensas, las dirigidas por mujeres, y las que se forman mediante uniones consensuales, representan proporciones nada despreciables que varían según las regiones, áreas rurales y urbanas, y sectores sociales. En los años noventa, en contraste
con las décadas anteriores, encontramos que las familias mexicanas son de menor
tamaño, las parejas se unen a edades más tardías, la diferencia de edad entre los
cónyuges ha disminuido y las pautas nupciales se han vuelto más complejas.
Recordemos que, además de las nuevas organizaciones
aquí detalladas, si pensamos en las distintas razas, etnias,
clases sociales y religiones que conocemos, incluiríamos
configuraciones familiares aún más complejas y variadas.
¡Enriquezcámonos de y en la diversidad!
Además, las familias se enfrentan a nuevos desafíos con los que lidiar, como
la difusión del uso de drogas y alcohol, o los temas como la pobreza y la criminalización de la misma, es decir, familias que dependen para su supervivencia del
trabajo legal o delictivo de sus hijas e hijos niños y adolescentes. Un fenómeno
particular y creciente es la idealización cultural –sobre todo en medios urbanos–
de la etapa adolescente, corriente en la que quedan atrapados incluso los adultos que los imitan y no pueden entonces asumir funciones de puesta de límites,
de educación, etc. A esto se suma el papel de los medios de comunicación, en
especial de la televisión, que se ha colocado en un lugar familiar central y cuyos
personajes forman parte de pláticas familiares. Si bien introduce muchos temas y
aporta información que actualiza a quienes permanecen más tiempo dentro de sus
casas, también limita la cantidad y calidad de intercambios entre los miembros de
las familias. ¿Estará sustituyendo los vínculos entre las personas?
Todos estos diferentes impactos (masivo consumo de drogas y alcohol, criminalización de la pobreza, idealización de la etapa adolescente, invasión de los
hogares por la televisión) influyen en la vida cotidiana. Es necesario tenerlos presentes, no para imaginar que se destruyen las familias o que la vida de estas termina, sino para aceptar que las familias cambian y que, al mismo tiempo, pueden
seguir siendo una red social de sostén y apoyo afectivo y material.
Actividad
Reconociendo los escenarios familiares actuales
Objetivo
Reconocer el impacto que nos ocasionan los escenarios actuales y las
formas en que los abordamos.
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M. C. Ravazzola
Desarrollo
1. La persona que coordina solicita que cada cual, con su compañera o compañero de al lado, comente qué impresión le causó leer el punteo de los
nuevos escenarios actuales.
2. Luego les pide que platiquen acerca de la aceptación social e individual
de estas diversidades. A continuación se proporcionan algunas preguntas
guía para facilitar la reflexión:
• ¿Cuánto hay de discriminación, estigmas, marginación, terrorismo familiar (amenazas de destrucción, confusión, enfermedad) si los modelos
familiares no se ajustan a los tradicionales?
• ¿Por qué creen que sucede esto?
3. Ya en plenaria, se abre el debate acerca de cuánto hay de discriminación,
estigmas, amenazas, etc., dentro de las instituciones sociales que trabajan
con familias.
4. Por último, se pide que cada cual se pregunte qué le gustaría que se modificara en la institución donde trabaja. La indicación es que no sean humildes, no es momento de serlo, sino que imaginen con todas sus fuerzas qué
desearían modificar.
A modo de impacto visual, la persona que facilita describe la escena siguiente:
El hombre está mirando el programa de noticias; la mujer, viendo la telenovela, cada uno con un televisor distinto... muy contentos. Se ve la puerta
del baño abierta y, en él, un bebé que pone y saca un juguete del inodoro.
Un globito encima de ambos adultos dice “¡qué bien la pasamos juntos!”
Preguntas para reflexionar
• ¿Qué les sugiere esta escena?
• ¿Cuál es el papel que juega el televisor en la realidad de sus familias?
La construcción social de papeles y funciones
en la cotidianidad familiar
Nos interesa reflexionar en conjunto y tomar conciencia acerca de la importancia
de la distribución de tareas entre los miembros de las familias, en especial para
poder alentar a compartir y colaborar en las numerosas tareas y funciones necesarias para el bienestar de todas y todos. Somos conscientes de la limitación para
las mujeres-madres de su posibilidad de participación comunitaria, si están muy
absorbidas por las tareas domésticas.
Diversas formas de organización familiar
29
En la actualidad, la distribución de las tareas domésticas y de crianza ha debido renegociarse a partir de los cambios laborales, entre otros factores. Es frecuente que las mujeres trabajen en horarios más flexibles que los hombres y que
tengan sus propios pequeños negocios donde venden comida que cocinan o ropa
que cosen, o bien que trabajen en la maquila. Todos estos trabajos no cuentan con
seguridad social y tienen escasos o nulos derechos laborales.
Por otro lado, a los hombres les ha sido muy difícil aceptar “reciclarse” en
otros trabajos que se consideran femeninos (su autoestima y su identidad se imbrican con el desempeño laboral). También es difícil para ellos acomodarse a cumplir
funciones en el hogar, para las que serían en verdad muy importantes y necesarios,
especialmente cuando la mujer tiene que salir a trabajar.
Estas situaciones nuevas en las familias requieren de apoyo,
preparación y comprensión para que todos entiendan que
un hombre no es menos hombre si cocina, plancha o lava los trastes;
ni es menos hombre si no consigue traer a su casa un salario;
que los bebés y niños necesitan ser aseados y alimentados
y que estas son tareas que pueden realizar personas responsables,
sin importar su sexo; que una mujer no pierde su lugar en su familia
porque se ausente algunas horas de su casa, a la que sostiene con
su trabajo cuando es ella quien consigue un salario. Se trata de una
ética del cuidado que incluye tanto a mujeres como a hombres.
Sugerimos pensar en conjunto respuestas a las siguientes preguntas:
¿Qué valor tiene el trabajo fuera del hogar para los hombres?
¿Qué valor tiene el trabajo fuera del hogar para las mujeres?
¿Cuáles son las razones de unos y otras?
¿Qué significados le asignan a esa variedad de razones?
¿Hay posibilidades de hacer arreglos satisfactorios para todos?
Actividad
“También es cosa de hombres”
Objetivo
Material
Tiempo
Tomar conciencia de que las tareas domésticas, necesarias para el
bienestar familiar, no tienen por qué ser desempeñadas por mujeres,
que también son cosas de hombres y de hijas e hijos, aunque aún
tenemos algunos prejuicios en relación con esto.
Dibujos, actores dramatizando.
De 40 minutos a una hora.
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M. C. Ravazzola
Desarrollo
1. Los participantes se van pasando tarjetas con una historieta en tres cuadritos, para que todos las vean. La historieta es la siguiente:
• Un señor lleva a sus hijos a la escuela (un amigo lo mira).
• El mismo señor vuelve con bolsas del mandado (otro amigo lo mira).
• Los amigos comentan: “Pepe nos tiene preocupados. Desde que su mujer es cajera en la tienda él se está volviendo un mandilón”.
2. Se pide a algunos participantes que asuman los personajes del tercer dibujo y que representen la escena.
3. Divididos en pequeños grupos, se solicita que cada grupo examine y retrabaje lo ejercitado a través de estas preguntas guía:
• ¿Qué diría Pepe si conociera estos comentarios?
• ¿Cómo platicaría de esto con su mujer?
• ¿Qué desearía él que dijeran los amigos?
• ¿De quién/es podría esperar apoyo?
4. Se comparten en plenaria los trabajos de los grupos.
Actividad
“Cuentos mágicos al revés”
Objetivo
Revisar y flexibilizar nuestros propios códigos y los códigos culturales
estereotipados con los que interpretamos situaciones y funciones familiares.
De 40 a 50 minutos.
Tiempo
Desarrollo
1. Se les solicita a los participantes que se dividan en dos grupos (o más,
según la cantidad) y que piensen en los cuentos tradicionales como Cenicienta, La Bella Durmiente del Bosque, Barba Azul, etc. Una vez que los
recordaron, se les pide que los escriban “al revés”, pensando por ejemplo
que Cenicienta es Ceniciento. Cada equipo tendrá que presentar en plenaria una síntesis del argumento del cuento elegido.
2. Luego se les pedirá que opinen en función de las siguientes preguntas:
• ¿Cómo habrían sido nuestras vidas si a lo largo de nuestras infancias
también nos hubieran contado estos cuentos al revés?
• ¿Cuáles creen que hubieran podido ser sus aportaciones?
3. La o el coordinador de la actividad trabajará sobre la base de los estereotipos que los miembros de los grupos hayan decidido cambiar en los cuentos “al revés”, y sobre las iluminaciones que estos cambios podrían haber
generado o que incluso hoy pueden generar.
SISTEMAS DE PODER Y AUTORIDAD FAMILIAR
Queremos acompañarlos y que nos acompañen en el camino de aprender en conjunto cómo se logran maneras más democráticas de funcionar en familia, y cómo
se construyen relaciones cada vez más respetuosas y justas entre personas de la
misma y de diferente generación y género. Creemos que estos caminos aseguran
el cumplimiento de metas cada vez más próximas a establecer relaciones de equidad y a prevenir conductas de abuso entre las personas.
Tanto en la familia como en otras instituciones sería deseable que en la infancia aprendiéramos a fortalecer nuestra autoestima, a no discriminar ni descalificar, a conocer y reconocer los derechos que tiene cada persona, a respetar los
sentimientos y el cuerpo propio y ajeno, a facilitar la comunicación constructiva y
la expresión de emociones sin dañar, a resolver conflictos en forma no violenta,
etc. Todos son aprendizajes útiles para prevenir la violencia y otros abusos, y así
vivir mejor. Mujeres y varones podrán aprender a manejar y administrar una casa,
a criar y a atender niños, a resolver situaciones en conjunto, además de desarrollar
un oficio o una profesión.
En estos aprendizajes estarían incluidos aceptar los conflictos y los errores,
reconocer que puede haber problemas más o menos graves en las familias y en
las propias conductas, así como encontrar formas de pedir ayuda y de cambiar
aquello que causa perjuicios.
Sistemas de poder y autoridad familiar en la organización
de la vida doméstica
Todas y todos necesitamos crecer y aprender a convivir en redes sociales de apoyo y contención. Las familias son redes de este tipo, organizadas en unidades de
convivencia que producen cultura y bienes, desarrollan personas y modalidades
de relación. La convivencia demanda una organización de la vida de todos los días,
sostenida mediante diversas tareas. Las personas que participan en la convivencia
definen en su organización qué corresponde hacer a cada cual, cuándo y cómo,
31
32
M. C. Ravazzola
en interrelación con su contexto sociocultural. Las modalidades de participación
y de interrelación con que se toman estas decisiones dan cuenta del sistema de
autoridad vigente en cada familia.
En general, las decisiones pueden ser tomadas:
• En conjunto, considerados todos los miembros de la familia con derecho a
opinar. Estas serían familias más flexibles en las que se debaten y distribuyen equitativamente las diferentes funciones que se necesitan cumplir.
• Definidas desde una sola persona que detenta una autoridad considerada
“natural”, decisiones que corren el riesgo de volverse rígidas y de limitar
las alternativas posibles.
Hemos llamado familias con tendencias más democráticas a las familias en
las que predomina la primera modalidad de toma de decisiones, y familias con
tendencia más autoritaria a aquellas en que predomina la segunda.
Si bien las democracias constituyen sistemas imperfectos, contradictorios,
frágiles, vulnerables y con conflictos, vemos también que quienes crecen y pertenecen a redes sociales de convivencia, que se organizan según principios democráticos, desarrollan rasgos de autonomía solidarios que respetan las diferencias y
favorecen el reconocimiento del valor de sí mismos y de las otras personas.
Familias con rasgos más autoritarios
Los objetivos del desarrollo de este tema son los siguientes:
• Ayudarnos a identificar y cuestionar los principios que favorecen sistemas
de organización autoritarios en las familias.
• Revisar nuestros propios “automatismos” autoritarios, con los que podemos, inadvertidamente, reforzar estos rasgos en las familias con las que
trabajamos o vivimos.
• Ayudarnos a alentar y desarrollar los valores y recursos que favorecen
las tendencias más democráticas mediante el examen de la organización
de nuestras propias familias, la organización de las instituciones de las
que formamos parte, y de esta manera evaluar la consistencia con que
mantenemos en nuestras conductas y los valores democráticos en cada
negociación.
Compartir una misma representación de la propia familia estimula un sentido
de pertenencia a una colectividad y a una cultura. Si por desgracia la adhesión a
esa cultura es impuesta autoritariamente, existirá un riesgo importante de trastornos en la percepción acerca de uno mismo y de los demás. Cuando las relaciones sociales y familiares son abusivas, bloquean la creatividad individual, anulan
la capacidad reflexiva e impiden el encuentro y el diálogo con otras personas.
Sistemas de poder y autoridad familiar
33
Encontraremos estas mismas relaciones, con sus dramáticas consecuencias, en las
sociedades totalitarias, en los grupos políticos extremistas, en las sectas y en los
movimientos religiosos fundamentalistas e integristas. En todas estas relaciones
sociales autoritarias, las personas son “convencidas” u obligadas a aceptar las
creencias defendidas por las castas dirigentes o los grupos dominantes, como si
fueran “verdades absolutas”.
Todas las familias son distintas entre sí y todas pueden tener rasgos más autoritarios o más democráticos. Los temas que vamos a plantear pueden ayudarnos
a No reforzar, sin advertirlo, aquellas características que podemos identificar como
tendencias más autoritarias. Por lo usual, encontramos en ellas las relaciones siguientes instaladas de forma rígida:
• Se ordenan según jerarquías fijas que sus miembros consideran “naturales” e invariables.
• Manda alguien por ser mayor en edad o por ser el varón frente a las mujeres.
• Las personas no son consideradas iguales aunque se respeten diferencias
por sexo o edad.
• Quien manda (autoridad unipersonal única) impone sus decisiones a las y
los demás, quienes deben someterse a ellas sin que se tomen en cuenta
los deseos e intereses de los otros.
• Las decisiones tomadas se mantienen sin flexibilizarse, aunque a veces produzcan perjuicios.
Estas modalidades autoritarias se refuerzan en el aislamiento. En cambio,
cuando sus miembros participan en otros grupos sociales, reciben estímulos que
les facilitan y promueven conductas vinculadas a intereses propios que resisten a
los mandatos autoritarios (estudiar, buscar trabajo, aprender oficios que brinden
mayor autonomía, favorecer vínculos y amistades con conductas y familias diferentes a la propia, explorar otras conductas alternativas, etc.). Pero, lamentablemente, cuando esos rasgos autoritarios predominan, quien manda (por lo general
el padre) siente amenaza cuando la gente no acepta sus mandatos o manifiesta
intereses o deseos diferentes. Quien manda cree entonces que tiene derecho a
ejercer violencia sobre quienes se resisten, violencia que justifica porque considera
que su acción es “disciplinadora”.
Estas configuraciones familiares autoritarias se apoyan en valores o principios
organizativos que les dan sostén. Entre los valores que predominan, encontramos
los siguientes:
• Suponen que quienes son varones son superiores a las mujeres; los adultos, superiores a niñas y niños, y ancianas y ancianos.
• Imponen obediencia sin reflexión.
• Reverencian a las personas por su mayor jerarquía, sin examinar si sus conductas son dignas de respeto o no.
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M. C. Ravazzola
• Creen y valorizan las certezas y las verdades totales, únicas e ideales.
• Identifican lo nuevo o desconocido como peligroso, amenazante y desestabilizante.
• Buscan la excelencia en el rendimiento, aquello que les permita colocarse
por encima de las demás personas (valores relacionados con competir y
ganar, y no con compartir y colaborar).
Características de estas familias:
• Posibilidad de gran cohesión frente a las dificultades. En general se oponen a
que los problemas sean discutidos o resueltos fuera del ámbito de su casa.
• Consideran válidas algunas propuestas como: el mito de que siempre alguien debe ser el jefe y eso es lo mejor; mitos acerca de que los varones
deben estar al mando porque las mujeres son demasiado sensibles o débiles. Se valora mucho la fuerza.
• Con frecuencia, quien ejerce el liderazgo es capaz de asumir responsabilidades que cree que le corresponden y que no es necesario distribuir entre
los demás, con lo que recarga su desempeño, lo cual supone a veces cierta
comodidad para los otros pero les trae el perjuicio de que así no se entrenan para crecer y ser personas responsables y autónomas.
• Los líderes operan con alto grado de certeza, lo que brinda gran sensación
de seguridad y mayor sensación de fortaleza pero fomenta la delegación
de las potencias de todos sólo en los líderes.
• Sus miembros casi no experimentan contradicciones ni necesitan emplear
tiempo en debates, lo que les significa una economía de tiempo en la toma
de decisiones pero una reducción de las variaciones y alternativas posibles.
Necesitamos pensar cómo y en qué medida
podemos estar transmitiendo valores ligados
a rasgos autoritarios en nuestras familias.
Comentario para reflexionar en conjunto:
Una señora se enoja con su hijo de diez años porque él trajo de la escuela una calificación en matemáticas que no es la máxima. Le arranca
entonces la hoja de su manual y lo obliga a repetir todo el trabajo.
Reflexionemos en conjunto acerca de este relato. Entendemos que esta madre quiere lo mejor para su hijo, y podría sugerirle estudiar y trabajar más para
tener mejores calificaciones. De la manera en que lo hace, ella está convirtiendo
una desigualdad de experiencia, fuerza y autoridad en una razón para someterlo.
También está transmitiéndole valores de la cultura autoritaria (lo bueno es ser el
Sistemas de poder y autoridad familiar
35
mejor, lo bueno es competir y ganar, lo bueno es hacer cosas forzadas y no medir
sus consecuencias ni los sentimientos en juego, con tal de ganar; experimentar
placer no es bueno, es bueno sólo lo mejor, lo ideal, etcétera).
Tenemos que pensar que, si bien las familias tratan de inculcar a sus hijos valores de superación, también es preciso entender que tales acciones deben enmarcarse en gestos solidarios para que no se presten a reforzar abusos entre quienes son
diferentes. Tratar de superarse y ser mejor no significa apoyar supuestos acerca de
que es mejor ser blanco que moreno, alto que bajo, varón que mujer, demostrar más
fuerza o más poder, y que los supuestamente “mejores” dominen a los otros.
Algunas observaciones nos permiten pensar que hay “climas emocionales”
propios de las familias en las que se producen y reproducen patrones autoritarios.
Dichos climas serían los siguientes:
• Tensión permanente.
• Malhumor.
• Conductas rígidas que no contemplan diferencias de edades e intereses.
• Sensaciones que se guardan en secreto.
• Falta de confianza de unos a otros.
• Sensaciones de malestar y de miedo.
• Una violencia inminente en la forma de gritos y amenazas, miradas furiosas
y gestos que imponen silencio o transmiten menosprecio.
• Muchas veces hay alguien que trata de disminuir o disimular las dificultades y tensiones para evitar discusiones, o alguien que parece estar ausente
y poco comprometido con lo que viven los demás.
• Las críticas y los castigos son más frecuentes y visibles que las aprobaciones.
• Se guardan rencores interminables.
• Las personas se ofenden fácilmente, aun por bromas cariñosas.
• Se sienten en disyuntivas extremas: se pertenece o no a la familia, se es o
no leal, se quiere o no se quiere.
Pensamos que muchas personas se han acostumbrado a vivir así porque no
conocen otra forma o no saben cómo intentarlo.
Todas y todos hemos aprendido muchos patrones de los modelos autoritarios
y no nos damos cuenta de que los producimos y reproducimos automáticamente.
(Por ejemplo: enjuiciamos a las otras personas, nos sentimos muy mal si no somos
las y los mejores y no ganamos las competencias, privilegiamos las críticas a las
miradas apreciativas, estamos pendientes de las opiniones y miradas de los otros
más que de las nuestras, etcétera.)
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M. C. Ravazzola
Familias con rasgos más democráticos
Recordemos que no hay familias sin dificultades de algún tipo. Las familias ideales
están sólo en nuestra imaginación y no en la realidad.
Consideramos familias con rasgos más democráticos a aquellas en las que
la autoridad se ejerce de una manera flexible, procurando tomar decisiones que
contemplen los intereses y las necesidades de todos, con la condición de llegar a
acuerdos convenidos en conjunto o de negociar cuando no hay acuerdos.
Características de estas familias:
• Frente a situaciones difíciles, sus miembros se muestran dispuestos a afrontar los problemas y se comunican entre sí para solucionarlos.
• Cuando se sienten molestos pueden expresar sus enojos sin dañar ni dañarse y, por lo tanto, son capaces de continuar las relaciones sin provocar
rupturas afectivas definitivas.
• Pueden demostrarse afecto fácilmente.
• Pueden tolerarse errores y contradicciones, tanto en las acciones como en
las decisiones.
En cuanto a los “climas emocionales”:
• Se divierten.
• Les importa disfrutar y compartir momentos de placer.
• Se cruzan bromas inofensivas.
• Se informan novedades.
• Se escuchan con interés.
• Se disculpan si se producen malestares.
En estas familias, todos sus miembros son conscientes de que deben aportar
sus recursos a la convivencia, la crianza, la evolución afectiva, intelectual y espiritual, etcétera.
• Quienes integran la familia se saben y se sienten aceptadas y aceptados.
• Los rencores y las ofensas no son frecuentes ni duran mucho tiempo.
• Tienen algunos proyectos en común pero nadie está obligado a participar
en lo que no le interesa, ni debe postergar y dejar siempre de lado sus
deseos por complacer a los demás.
• Los mayores no imponen las cosas por la fuerza, sino que explican las razones para cada propuesta.
• Nadie se considera “jefe” de nadie.
• No ocultan lo que puede estar sucediendo en la familia (dificultades económicas, pérdida del trabajo, enfermedades, adicciones, etc.) ni mantienen en secreto aspectos de sus vidas; conversan sobre estos temas.
• Consideran una prioridad aquello que le sucede a la otra o al otro, y que
todas y todos estén bien.
Sistemas de poder y autoridad familiar
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Valores que dan sostén a las familias
Las familias con rasgos democráticos reconocen el valor del estímulo positivo, de
la unión, la cooperación, la equidad de género y de generación, la disposición a las
pláticas, la responsabilidad compartida, la flexibilidad, el respeto por los derechos
de todos, el apoyo, el buen humor, el buen trato, los contactos sociales con la gente que no es de la familia, la solidaridad, la paciencia, las diferencias, la tolerancia
a los errores –de los que se aprende– y a los conflictos, que se sabe inevitables y
que se busca solucionar.
Recursos con los que cuentan las familias:
• Sus mienbros establecen reglas que permiten a cada uno desarrollar su individualidad sin perjudicar al conjunto y que pueden cambiarse según acuerdos.
• Saben que, aunque no actúen según lo esperado, no por ello van a perder
el afecto de los demás.
• Tratan de que cada circunstancia sea un momento de aprendizaje.
• Cuidan la estima de sí mismos y de los otros.
• Son capaces de tomar decisiones en forma conjunta, atendiendo a los intereses y las opiniones de cada uno, buscando compartir equitativamente
responsabilidades según sus experiencias y capacidades.
• Buscan resolver los problemas y no “tener la razón” o castigar al equivocado.
• Reconocen los problemas, los enfrentan con creatividad y no desperdician
energías en quejas, acusaciones, peleas o reclamos inútiles.
• Aceptan las diferencias y las debaten con interés.
• Tienen paciencia para adaptarse a los distintos tiempos de cada uno, y al
crecimiento y evolución de todos.
• Nadie se aprovecha de los puntos débiles de otra u otro.
• Reconocen sus propias capacidades y también sus limitaciones.
• Cada una y cada uno se respeta a sí misma y a sí mismo; respetan a las
otras personas y se hacen respetar.
• Negocian y buscan soluciones creativas, y no violentas, a los conflictos.
• No se involucran en fanatismos ni en prejuicios extremos.
• Se interesan por lo que pasa en su comunidad y en el mundo.
• Esperan y se comportan con serenidad, sin dejarse llevar por provocaciones.
• No ocultan, sino que expresan y comparten sus problemas.
• Pueden reflexionar sin ceder a impulsos.
Todas estas formas de relacionarse son maravillas ideales que no siempre podemos tener en cuenta y poner en práctica en la vida de todos los días. Las estamos
planteando para que pensemos, sintamos y reflexionemos en conjunto sobre ellas y,
sobre todo, para saber que existen estas posibilidades de relacionarse, que no todo
es ganar o perder, que se puede ganar y ganar, y que perder no es trágico.
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M. C. Ravazzola
Con la idea de comprender mejor estas maneras de relacionarse y de organizarse, les comentamos acerca de dos actividades posibles, la primera, más centrada en las familias, y la otra, en las relaciones familias/instituciones.
Actividad
De la familia más “desastrosa” a la familia más “virtuosa”
Objetivo
Reconocer cuáles son los mensajes propios de las familias más autoritarias, cuáles los de las más democráticas y cuáles podrían ser las
herramientas de cambio posibles.
Una hora.
Tiempo
Desarrollo
1. Se pide al grupo que se divida en dos subgrupos. El subgrupo A tendrá la
consigna de armar una familia con rasgos más autoritarios y el B construirá
una familia con rasgos más democráticos.
2. Se les da la tarea siguiente: Deben afrontar la situación de que las hijas
de quince años de ambas familias no han acudido a la escuela y que han
regresado a casa por la noche, varias horas después del horario escolar.
3. Se les pide que imaginen y dramaticen escenas de las pláticas que tendrán
lugar en el seno de la familia A (más autoritaria) y en la familia B (más democrática). Pueden imaginar escenas antes de que las adolescentes aparezcan, cuando ellas ya han llegado, con ellas presentes o no.
4. En momentos críticos de las pláticas, se les piden monólogos a quienes
estén representando a los miembros de la familia.
5. Por último, se discuten en plenaria ideas acerca de cómo ayudar a crear
condiciones más democráticas.
En la medida en que somos las personas quienes les damos forma a las organizaciones, podemos afirmar que las instituciones pueden también sostenerse
según tendencias más democráticas o más autoritarias. Pensemos en la lista de
rasgos distintivos y nuevamente en los valores y recursos, y comparemos esas listas con nuestras condiciones institucionales.
Preguntas para reflexionar
• ¿Se pueden identificar analogías entre las familias y otras instituciones?
• ¿Cómo sugerirías organizar la institución donde trabajas para hacerla más
democrática?
• ¿Quiénes sería conveniente que participaran en la “reformulación institucional”?
• ¿Por qué?
Sistemas de poder y autoridad familiar
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Actividad
“Familias virtuosas y familias desastrosas” o “ni muy muy, ni tan tan”
Objetivo
Poner en cuestionamiento la idea de que las modalidades de organización pueden ser puras o absolutas. Ayudar a pensar acerca de
cómo volverlas cada vez más democráticas.
Cartulinas, plumones.
De 30 a 40 minutos.
Material
Tiempo
Desarrollo
1. La persona que coordina le solicita a las y los participantes que se dividan
en tres grupos:
• El grupo A estará compuesto por un “equipo de docentes de una escuela” que describirán en una cartulina cómo conciben los rasgos de
familias tanto virtuosas como desastrosas.
• El grupo B se pondrá en la piel de los integrantes de un “equipo técnico
de una Asociación Comunitaria que desarrolla programas de apoyo a
familias de una escuela”. Podrán elegir la modalidad de trabajo que deseen e incorporar las voces de los agentes, profesionales o no, que ellos
consideren propicios. Desde esa posición, describirán también cómo
conciben a las familias con mejores y peores características.
• El grupo C estará compuesto por un “Equipo de observadores” que en
los primeros quince minutos no hará otra cosa que observar el desarrollo de la primera parte de la actividad: cómo conversan los integrantes
de los grupos, si se ponen de acuerdo o no con los puntos descritos,
etc. Durante los otros quince minutos darán forma a una escena que se
desarrollará en una escuela y cuyo principal personaje es una niña “que
trae muchos problemas” en el aula. Tiempo total: 30 minutos.
2. Luego, los subgrupos compartirán con el resto de los participantes las descripciones que hayan realizado sobre las “familias democráticas o virtuosas” y las “familias autoritarias o desastrosas”.
3. Una vez enumeradas, las y los coordinadores promoverán en plenaria comentarios acerca de estas categorías. Tiempo: 30 minutos.
4. A continuación, quienes estuvieron como observadores plantearán la situación problemática y solicitarán a otros compañeros que la dramaticen.
Tendrán que considerar que la escena se lleva a cabo en la escuela donde
trabajan los “docentes” que formaron parte del grupo A.
Preguntas para tener en cuenta en el momento de coordinar la actividad:
• ¿Cómo actuarían docentes y familiares para resolver ese conflicto?
• ¿Qué cosas se dirían?
40
M. C. Ravazzola
• ¿Cuáles serían las concepciones de familias y de funciones que predominan en cada uno de los personajes de la escena?
• ¿Piensan que una ayuda apelando a las redes comunitarias podría ser
benéfica? ¿Se les ocurrió recurrir a los miembros del equipo técnico de
la ONG representada por el grupo B? Etcétera.
Es probable que el grupo de observadores reconozca cómo se juegan los
“opuestos” entre las características de las familias “virtuosas” y las familias “desastrosas”. Como a esta altura sabemos que todos tenemos “virtudes y defectos”, el
grupo tratará de cuestionar las afirmaciones tajantes con comentarios como:
• ¿Siempre es un problema esta niña?
• ¿Hay lugares o personas con las que se comporta de manera diferente?
• ¿Cómo consideramos esa información? ¿Cómo podrían platicar los docentes, los familiares y los equipos técnicos para reconocerse todos como
seres humanos, con “cosas buenas y otras no tanto”, y coordinar acciones
de colaboración y apoyo que ayuden a la niña?
5. Para finalizar, ya en plenaria, se tratará de recuperar entre todos las imágenes “automáticas” que se han deslizado en las descripciones de las familias: los estereotipos de género (si es que los hubiera), las relaciones con
posiciones de mayor poder de unos y otros, para entender que no hay
ideales “democráticos” o “autoritarios” puros, sino que más bien ambos
rasgos coexisten, todos los tenemos, es deseable que los primeros predominen sobre los segundos, y es muy importante cómo y de qué manera
nos comunicamos.
COMUNICACIÓN FAMILIAR: ENTRENAMIENTOS
EN PLÁTICAS PARA LA DEMOCRATIZACIÓN
DE LAS FAMILIAS
Consideraciones generales acerca de la comunicación
El objetivo de este capítulo es ayudar a las y los promotores de programas sociales
a promover en las familias formas de comunicación que incluyan las diferencias
que existen entre hombres y mujeres, distintas generaciones, experiencias, historias y culturas, para aprender a respetarlas sin juzgar negativamente lo diferente.
Estas nuevas formas de comunicación nos permitirán acuerdos y prácticas para el
bienestar de cada persona y del conjunto familiar. Consideramos que lograr realizar pláticas que sostengan experiencias de equidad en las familias es uno de los
pilares de este programa de democratización familiar.
Para este apartado en particular vamos a tener en cuenta la importancia del
lenguaje en las conversaciones familiares, no sólo como transmisor sino como productor de ideas, emociones y estímulos para la acción. Esto nos lleva a preocuparnos por crear y recrear formas adecuadas para comunicarnos y que nos permitan
manifestar lo que sentimos y pensamos mientras, a la vez, nos disponemos a escuchar y considerar la opinión de las otras personas. Así, vamos a plantear algunas
sugerencias y ejercicios para estimular la comunicación y también para registrar
los obstáculos que bloqueen o impidan la disposición a dialogar. Necesitamos ser
conscientes de que las diferentes maneras de conversar generan distintos efectos;
asimismo, debemos hacernos cargo de que a veces producimos efectos que no
deseamos; que necesitamos adquirir habilidades para producir efectos que sí deseamos y para promover cambios positivos en las relaciones.
Es muy importante que registremos las formas del lenguaje que reproducen
y refuerzan desigualdades y que generan emociones negativas, competitivas, tendientes a la polémica y al ataque a la otra persona. Sin darnos cuenta, a veces confirmamos y reproducimos manifestaciones de desigualdades, algunas basadas en
diferencias de género, otras en diferencias de edad o de generaciones. Es común
en la vida social emplear algunas formas de nombrar a las personas descalificándo41
42
M. C. Ravazzola
las con determinados apelativos (pelado, gordo, panzón), algunos chistes, ciertas
propagandas que, aunque no sea la intención de quienes así actúan, favorecen
la discriminación. Cuando usamos estas expresiones lo hacemos en forma automática y no somos conscientes de nuestra involuntaria contribución a mantener
modalidades que impiden la gestión de relaciones más equitativas.
La comunicación en las familias
Dada la complejidad y riqueza de la comunicación familiar, incorporamos este
apartado con la finalidad de que desarrollemos una alerta “automática” frente a
ciertos fenómenos que interrumpen el fluir de la comunicación, lo que los comunicólogos llaman “incongruencias”.1 Podremos estar entonces atentas y atentos si
surge entre nosotros un malestar cuando entablamos una conversación: esta incomodidad nos está avisando que circulan incongruencias. Si así sucede, sabremos
que conviene detener el juego comunicacional, y necesitamos saber cómo hacerlo
y cómo reorientar las pláticas hacia nuevos rumbos. Esto será útil para nuestro
trabajo y también para nuestras vidas.
Este interés en analizar la comunicación en general y la comunicación familiar
en particular está en la base de todo este manual, ya que dicho conocimiento puede contribuir a hacer más democrática la organización de las relaciones familiares,
sabiendo que esta se sostiene en el lenguaje desarrollado en cada familia.
En los últimos diez años han proliferado los estudios sobre la comunicación y
se han ido profundizando y vuelto más complejos. Esos aportes, muy útiles, serían
demasiado extensos para incluirlos aquí.
Para los fines prácticos de nuestro objetivo de mejorar la comunicación familiar, vamos a acudir a imágenes metafóricas2 que nos ayuden. Podemos imaginar
la comunicación entre las personas como un fluir de mensajes –palabras y gestos–
que expresan afirmaciones, negaciones, pedidos, invitaciones, búsquedas, órdenes,
confirmaciones y también no confirmaciones recíprocas, etc. Este fluir dinámico tiene idas y vueltas que no sólo reflejan sino que construyen nuestras realidades.
Recordemos también que toda comunicación está ligada a contextos sociales, culturales e históricos, y que propone distintos niveles tanto relacionales como
de información a través de sus formas y sus contenidos.
1 Bandler
y Grinder en The Structure of Magic, 1976, llaman “incongruencias” a la presencia en la plática de actos de
lenguaje que se contradicen o anulan unos con otros, sin que este efecto quede explícito.
2 Metáfora: imagen alegórica de algo que se quiere expresar, que los otros pueden entender por analogía y que
resulta un terreno común para que los interlocutores se entiendan.
Comunicación familiar: entrenamientos para la democratización...
43
Si continuamos con esta metáfora del fluir, podemos pensar además que hay
elementos que facilitan ese fluir de las conversaciones, así como elementos que
las obstaculizan y cierran entonces la posibilidad de llegar a establecer una comunicación. Para que podamos reconocer los factores que facilitan y los que obstaculizan las conversaciones, proponemos tomar en cuenta escenas y pláticas que se
producen especialmente en la vida cotidiana, así como reproducirlas con el fin de
revisarlas. Este ejercicio enriquece nuestra percepción sobre todos aquellos “actos
de lenguaje” que se generan en la interacción comunicativa y que incluyen no sólo
las palabras (discursos), sino también los gestos, tonos, ritmos, pausas y silencios.
Laswel3 propone un esquema útil que aportan los estudios de la comunicación en el que analiza “quién dice qué”, mediante cuáles canales, cómo, a quién y
con qué efecto. En ese esquema el “quién” es impersonal, pero para nuestro trabajo de democratización familiar resulta muy importante saber quién es la persona
concreta y singular que habla, cuál es su sexo, su historia, su ideología, su cultura,
sus valores, el país donde vive, su etnia, su estatus y su edad. Especialmente consideraremos aquí las diferencias de sexo y edad porque son las más críticas en las
familias. Estas diferencias son también importantes porque sabemos que en los
problemas de violencia familiar que buscamos prevenir hay grandes diferencias de
acciones y de consecuencias entre varones y mujeres, y entre adultos y niños. No
siempre se tienen en cuenta las diferencias de necesidades y objetivos, y a veces
creemos, sin preguntarlo, que todos están de acuerdo. Alguien que habla en nombre de todos puede no darse cuenta de esas diferencias, no verlas, y entonces no
considerarlas en lo absoluto. Alguien que se adelanta a los deseos de otra persona
genera un maltrato aun sin quererlo, en tanto que no escucha y/o no deja expresar
al otro u otra sus propias necesidades.
Analizar las interacciones familiares desde este punto de vista ayuda a construir
nuevas formas de conversar y una mayor conciencia del respeto por esas diferencias.
Veamos algunos ejemplos de frases en las que quedan enmascaradas las diferencias de generación y género pues el sujeto de la frase es colectivo (familia) y
no se diferencian los deseos de cada cual:
• El deseo de la familia es que la mamá permanezca en casa cuidando a
los niños.
• La familia espera que el papá vuelva de su trabajo en el exterior.
Apuntamos entonces a poder distinguir elementos de las formas de platicar
que producen efectos poderosos sobre las emociones y las acciones. Nos proponemos identificar, cada vez más claramente, esos elementos que circulan en el
lenguaje común.
3
Laswel, Language, 1949.
44
M. C. Ravazzola
Así, entonces, nos preguntamos si sería posible delinear formas, patrones de
comunicación, que pudiéramos identificar como “productores de efectos positivos y de efectos negativos”, no para perfeccionar técnicas de manipulación sino
para reconocer fenómenos que son parte habitual del “lenguaje cotidiano”. ¿Cuáles serían las características de esas formas?
Veamos algunas formas de interacción autoritaria muy visibles, provocaciones que molestan y que, por lo tanto, generan reacciones negativas en las pláticas:
amenazas, premios y castigos instituidos arbitrariamente desde un lugar de poder,
insultos, descalificaciones, golpes, empujones, maltratos diversos, órdenes, imposición de reglas que prohíben expresar, cambiar o revisar lo que está sucediendo.
Mientras conversamos, a veces sentimos que nos surgen molestias. Esto puede ser una señal importante de que algo no marcha bien y de que se está generando alguno de estos fenómenos indeseables en la comunicación, relacionados
con maltratos. A veces, aunque estos no son tan visibles como los que hemos
enumerado, el fluir de la comunicación está amenazado. Estos malestares suelen
ser indefinidos y difíciles de explicar, por lo que también resulta difícil referirse a
ellos. Si, en cambio, lo que nos molesta son temas de los que no queremos hablar,
podemos identificar el malestar con mayor claridad.
Las incongruencias están denunciando que el fluir armónico de la comunicación se cortó, aunque esto no aparezca como evidente porque el lenguaje es rico
en trucos que encubren las dificultades. Las incongruencias no son muy visibles,
y sólo podemos detectarlas en el marco más indirecto que proporcionan las relaciones y sus contextos, tal como ocurre en los siguientes ejemplos tomados de la
vida cotidiana:
Mujer (a su marido): No me gusta que dejes todo tirado cuando comes
algo.
Hombre: (se enoja) ¡Por favor! Otra vez me estás criticando y reprochando. Tú siempre con regaños. Ya basta, ¿no?
Mujer: Sólo te pedí que no dejaras las cosas tiradas (suspira).
Comentario: Este ejemplo destaca los efectos del uso del presente del indicativo, que da la sensación de que se está hablando de algo que ocurre siempre y que
no da lugar a que se produzcan cambios. Eso provoca malestar porque conlleva una
afirmación que muchas veces es injusta. El hombre se enoja y reacciona descalificando abiertamente a la mujer; le pone una etiqueta de regañona, y también la maltrata. Él también recurre al uso del verbo en presente del modo indicativo, y al uso del
adverbio “siempre”, lo que provoca el efecto de que algo se repite eternamente.
También en este ejemplo están presentes las incongruencias de poderes (es él quien
define y pone un fin a la argumentación con la palabra “basta”), así como las incon-
Comunicación familiar: entrenamientos para la democratización...
45
gruencias de derechos y deberes, manifiestas en las diferencias de género entre los
protagonistas (elementos indirectos, contextuales, de la relación, que señalan que
la mujer debería quedarse en su casa y atender a su marido), que se vuelven visibles
inmediatamente si se invierten los géneros de los hablantes.
Un ejercicio útil para nosotras y nosotros sería pensar qué cambiaríamos en la
escena para provocar un efecto diferente, de manera tal que no se produzca una
escalada de antagonismo.
Actividad
Comunicación democrática en la pareja
Objetivo
Explorar opciones para lograr una comunicación democrática y justa
en la familia.
Tiempo
Una hora.
1. Quien coordina propone a dos personas para que representen la siguiente
escena:
Una mujer llega a su casa de trabajar y se encuentra con su marido, que
está sentado mirando televisión. Ella ha pasado por la cocina donde encontró el plato, los cubiertos y los trastos que él dejó sin asear, después
de comer. Ella piensa unos minutos y busca un modo de decirle algo
sobre esto. Él, a su vez, reacciona a lo que ella dice.
2. El resto del grupo irá pensando formas de mejorar el diálogo entre ellos y
presentarán propuestas que él o la facilitadora recomendarán representar.
3. El grupo elige la manera de establecer una comunicación que les parezca
más justa y democrática, y reflexiona sobre cada propuesta, los supuestos
que la sostienen y sus efectos. También pueden incluir representaciones
con las funciones de género invertidas y explorar los supuestos y los efectos desde esa perspectiva invertida.
Otro ejemplo tomado de la vida cotidiana:
Padre (a la madre): ¿Cómo anda Inés en la escuela?
Madre: Prefiero que le preguntes a ella.
Padre: ¿Por qué? ¿Tú no lo sabes? ¿Qué clase de madre eres?
Comentario: Este mensaje conlleva un ataque descalificador del marido hacia
la esposa, que surte el efecto de producir malestar en ella. Él emite un juicio sobre
46
M. C. Ravazzola
ella y ella puede coincidir o no con la apreciación que él tiene de las funciones maternas. Si él tiene una posición jerárquica en su familia, ella tomará como cierto lo
que él afirma, aceptará que él sea el juez de ella como madre. El efecto depende
entonces de las diferencias jerárquicas y de las creencias de ambos acerca de los
papeles que debe cumplir cada cual en la familia. A su vez, quizás esta sea la primera vez que ella no acepte contestar esta pregunta en representación de la hija,
y entonces es posible que él no entienda la razón del cambio; si otras veces ocurrió
que ella desempeñó funciones de “transmisora” sin ninguna reacción (contexto de
la historia de la relación), ¿por qué ahora es diferente?
Nuevamente, podemos pensar cómo cambiaríamos estos efectos y armar
una plática útil para ambos padres y para su hija Inés.
Actividad
Comunicación democrática con los hijos
Objetivo
Explorar formas de comunicación democrática y justa con los hijos.
Tiempo
Una hora.
Desarrollo Quien coordina propone a dos personas para que representen la escena siguiente:
Un padre llega a su casa y pregunta a la madre por el rendimiento escolar de la hija de doce años. Los antecedentes de la escena son que otras
veces ha sucedido que él se enojó con la madre porque él no estuvo
conforme con las calificaciones de la niña, lo que no coincide con la
opinión de la madre. Esta vez la madre decide que el padre y la hija son
quienes deben platicar sobre esto.
En grupos de dos personas, van ensayando formas de armar este
diálogo de manera que ella no permita que él la descalifique, ni que ella
se coloque en un lugar sobreprotector de la hija.
Luego de tres o cuatro ensayos, el grupo reflexiona sobre las funciones de género en la crianza de los hijos, sobre lo esperado por cada
uno y cómo eso influye en la democratización de las relaciones.
Otro ejemplo:
Mujer (al marido): Quiero hablarte de algo que no me gusta, para ver
cómo lo solucionamos. Estas llegadas de Julio (el hijo de 17 años) a las
tres de la mañana todos los días me preocupan.
Comunicación familiar: entrenamientos para la democratización...
47
Hombre: Ahora no puedo, porque ya tengo que irme. ¿Puede ser
hoy en la tarde, por teléfono? ¿O esta noche cuando llegue?
Mujer: Prefiero que hablemos personalmente. Esta noche entonces.
Comentario: En esta plática se ha logrado un primer paso hacia la posibilidad
de un acuerdo. La tensión emocional queda dentro de límites aceptables. Los protagonistas han podido platicar sin “trucos” y provocar el efecto que internamente
buscan. Corresponde a la “conversación de coordinación de acciones”.4 Hay un pedido de ayuda y una invitación, expresadas en primera persona, con compromiso de
parte de cada uno de los protagonistas. En cuanto a la propuesta que se plantea,
está presente también una alternativa, lo que da lugar a llegar a un acuerdo.
Otro ejemplo:
Mujer (al marido): Esta noche quiero dormir bien. Por favor, voy a dormir
en la sala. Levántate tú si el bebé llora.
Hombre: Pero no puedo, porque yo en la mañana tengo que empezar muy temprano y tú, en cambio, puedes seguir durmiendo.
Mujer: Tienes razón, pero hace varias noches que no descanso
bien. Y tú sabes que yo tardo en volver a dormirme cuando me despierto, mientras que tú te duermes enseguida.
Hombre: Si es por mí déjalo que llore, yo no lo oigo. Ve tranquila a
dormir a la sala. Al bebé no va a pasarle nada.
Comentario: Con esta plática, lo más probable es que la señora finalmente
no vaya a dormir a la sala porque el mensaje del marido no la tranquiliza. Ella no
consigue delegar en él aquello que la sobrecarga y él no hace gran esfuerzo por
convencerla de que su propia teoría puede ser buena. Ella no defiende su propia
necesidad. Todos pierden y ninguno logra transmitir lo que quiere. Se produce el
efecto de una pelea competitiva, cuando en verdad necesitan platicar coordinando acciones, como socios igualitarios en la empresa de crianza en una circunstancia conflictiva. Las desigualdades del sistema de género y el carácter encubierto
del conflicto jerárquico impiden a este hombre y a esta mujer llegar a un acuerdo
que los beneficie. ¿Qué y cómo hacer para mejorar la plática?
4 Así
las llama Maturana, biólogo chileno que tiene una interesante clasificación de las pláticas en el sistema familiar
de relaciones. Aportación tomada de una comunicación personal que hizo en una presentación en la Provincia de
Santa Fe, Argentina, 1983.
48
M. C. Ravazzola
También esta situación, y otras que planteen quienes participan en el taller,
se puede representar para ensayar modos de comunicar que permitan establecer
acuerdos que respeten las diferencias.
Actividad
Llegar a acuerdos
Objetivo
Explorar formas de comunicación en las que se privilegien acuerdos
que respeten las diferencias.
Una hora.
Tiempo
Desarrollo
1. Quien coordina propone a dos personas para que representen la escena
siguiente:
Un hombre y una mujer tienen un bebé de pocos meses que se despierta durante la noche. Ella está muy cansada y quiere plantear un cambio
en la situación que vive todas las noches.
Volvemos a pedir al grupo que ensayen en pareja distintas maneras
de producir esta plática, hasta encontrar formas que permitan soluciones democráticas.
Otro ejemplo:
Padre (al hijo): Yo soy tu padre y me tienes que respetar.
Comentario: La frase es coercitiva, apela a una jerarquía fija y no contiene
argumentos que podrían convencer al hijo de una acción de cooperación. El padre
no invita al hijo a compartir sus ideas. Sólo enuncia posiciones desde una jerarquía
superior y el efecto que produce es de sometimiento o de rebeldía. No genera
una actitud de colaboración, solidaria.
Otro ejemplo:
ombre: Perdóname (ademán protector colocando un brazo sobre el
H
hombro de ella).
Mujer: Lo voy a pensar.
Hombre (enfurecido): ¡Ah! ¿Entonces ahora no vas a aceptar mis
disculpas? (La golpea) ¿Quién te envenenó contra mí?
Mujer: (llora).
Comunicación familiar: entrenamientos para la democratización...
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Hombre: No llores y acepta mis disculpas. ¡No me hagas enojar de
nuevo! Me vuelves loco.
Comentario: Al principio parece que el hombre estuviera pidiendo disculpas,
pero no es así. La forma de disculparse, al decir “perdóname”, es engañosa, y esto
se sabe a partir de su reacción a la respuesta de ella. Él le está dando una orden
y no formulando una disculpa. La respuesta de la mujer a lo que ella interpreta
como una petición es “lo voy a pensar”. Se ponen en evidencia algunos supuestos
del sistema de género: él cree que hizo una petición y no comprende por qué ella
no accede, y ella se siente causante del sufrimiento de él porque no lo complace
aceptando sus disculpas. Ante esto, él recurre a la violencia física, tal vez como un
modo de amedrentarla y devolverla al lugar sumiso del que ella se sale cuando
responde “lo voy a pensar”, y ella llora sin saber defenderse.
Con estos ejemplos, nos planteamos:
¿Cómo se pueden cambiar estas maneras de platicar?
¿Podemos proponer versiones que no provoquen una escalada
de violencia y que permitan que los protagonistas puedan
formular las propuestas que cada uno desea?
Para completar esta idea, resulta útil encontrar las incongruencias y, especialmente, buscar en conjunto sugerencias para evitar repeticiones y escaladas de
violencia. Podemos desmenuzar cada proposición en la plática hasta lograr que se
cambien los diálogos y que las reacciones se nos vuelvan previsibles y en la dirección de las acciones deseadas.
Otros ejemplos de incongruencias:
Una señora que denunció a su marido como violento y que logró su
exclusión del hogar pide acudir a una entrevista con “su marido” y, una
vez en la entrevista, le pide a él que explique la situación. (Si es ella
quien asume la responsabilidad de definir qué pasa y qué quiere, no
debería cederle a él la palabra ni dejar que sea él quien explique lo que
ocurre.)
Un señor que afirma que ya no descalifica más a su esposa, un rato
después, al derramar ella agua de su copa, declara que “ella no tiene
remedio de tan torpe que es”. (Su afirmación anterior no coincide con
su nuevo acto descalificador.)
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M. C. Ravazzola
El lenguaje no sólo transmite, expresa y construye, sino que también es acción, tiene fuerza de acción. Es así como nos confirmamos y desconfirmamos como
personas valiosas o no. Y las desconfirmaciones nos provocan dolor, malestar. El
malestar es entonces un indicador fundamental de que esa plática, así planteada,
debe detenerse y de que se requieren otras formas de comunicarnos.
Otro ejemplo:
Un adolescente a quien su mamá le dice que lave lo que ensucia o que
ordene su dormitorio, y él no lo hace, ¿no la escuchó?, ¿o, con su no
hacer, lo que hace es desconfirmar a su mamá como sujeto con autoridad? “Sabe” que si él no obedece, ella no va a hacer nada que tenga
consecuencias negativas para él, y por lo tanto, “desoye” su orden. Si
ese mismo adolescente está en su lugar de trabajo y su jefe le dice que
lave o que ordene, seguramente lo hará, confirmando con sus actos al
jefe como autoridad que puede expresar ese mandato en ese contexto.
Si no lo hace, el joven corre un riesgo: su patrón puede despedirlo y él
entonces perderá su empleo. Si desobedece y es despedido, se habrá
equivocado en la valoración de la autoridad del “otro”.
También debemos estar alertas acerca de los elementos que se destacan
como figuras sobre un fondo en cada escena. Pensemos en que los elementos que
distinguimos:
• No son los mismos para todos.
• Dependen de cada persona, del contexto cultural, familiar, etcétera.
Por lo antedicho, corresponde siempre verificar con toda certeza y confrontar
con los otros qué fue lo que escucharon para comprobar cómo se produce la “recepción” que define finalmente la significación de los mensajes.
Asimismo, conviene que nos preguntemos por las posiciones desde las cuales las personas hablan (jerárquica o no, paritaria o no, desde lugares de subordinación, etc.), quiénes a quiénes lo hacen o no lo hacen (podemos hablar de una
persona que está presente dirigiéndonos a otra, sin darle a esta primera carácter
de interlocutora, lo cual tiene un gran efecto), las formas en que lo hacen, y que
prestemos atención a los efectos que se generan repetidamente y dan lugar a
interacciones también repetidas e infructuosas.
Comunicación familiar: entrenamientos para la democratización...
51
Nuevos aportes a la comunicación familiar para lograr
CONVERSACIONES de colaboración
En la búsqueda de formas democráticas para coordinar acciones se han desarrollado numerosas propuestas, algunas muy semejantes entre sí. En este manual
hemos combinado ideas y prácticas que provienen de las Resoluciones Alternativas de Conflictos (RAC), desarrolladas por mediadores en las pláticas apreciativas
de la comunicación no violenta5 y recomendaciones de distintos estudiosos de la
comunicación que implican aprendizajes, solución de problemas e interacción con
otros en pláticas colaborativas para lograr acuerdos cuando hay diferencias. Estos
métodos aportan diferentes técnicas y puntos de partida que incluyen:
• Identificar el problema.
• Apreciar recursos, lo cual implica descubrir lo positivo que aporta cada
participante.
• Analizar las causas que cada miembro de la familia supone que generan el
problema, con la conciencia de que son sólo las teorías de cada uno y que,
muchas veces, estas teorías causales perpetúan los problemas.
• Imaginar qué podría ser diferente; soñar lo posible; diseñarlo; compararlo
con la situación actual.
• Proponer soluciones, cambios, y buscar caminos que lleven hacia esa dirección.
• Desarrollar líneas de acción con los recursos con que contamos. Cuando
hay problemas, a veces se pueden sumar diferentes aportes.
• Escuchar activamente, involucrarse. Y también saber tomar distancia.
• Escuchar desde el corazón, apreciando a las personas.
Necesitamos ser breves en nuestras explicaciones.
Dejar afuera el “equipaje” de todo lo que uno sabe y aprendió, sin
desecharlo pero teniendo en cuenta la circunstancia actual y particular:
encontrar el humor posible.
Se confirma que para las comunicaciones en igualdad necesitamos:
• Reconocer el valor de aquello que es diferente a lo que conocemos y pensamos, y respetarlo.
• Aceptar que producimos efectos positivos y negativos en la comunicación.
5 Rosemberg,
Comunicación, 1999.
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M. C. Ravazzola
Les invitamos a realizar algunas actividades con el propósito de practicar habilidades comunicacionales y resolver algunas dificultades que, en el terreno de la
comunicación, nos presenta nuestra tarea.
Actividad
Ensayar pláticas cotidianas
Objetivo
Examinar y ensayar pláticas cotidianas planteando posibilidades de
flexibilizarlas y negociarlas: sensibilizarnos para poner en evidencia
los obstáculos al fluir de la comunicación, así como también formas
de resolverlos.
Una hora.
Tiempo
Desarrollo
1. Quien coordina propone a dos personas para que representen la escena
siguiente:
Pedro tiene una entrevista de trabajo y quiere que Irma (su esposa) elija
para él una vestimenta adecuada.
El resto del grupo oficiará de observador. La idea acerca de los personajes es libre porque importa recorrer diversas situaciones. Se puede sugerir que Irma está, a su vez, queriendo salir temprano para su propio trabajo
o preparando el desayuno para la hija que tiene que ir a la escuela.
2. Durante la representación, la coordinadora o el coordinador interrumpe la
acción cuantas veces sea necesario y pide a cada uno de los participantes
que exprese en voz alta lo que siente y piensa.
3. Se pide a los observadores que reflexionen sobre lo sucedido, para lo cual
pueden contar con tarjetas en las que estén escritas las preguntas siguientes:
• ¿Cómo hace saber Pedro a Irma lo que necesita?
• ¿Le pide, le da una orden, utiliza otras formas?
• ¿Qué lugar ocupa el poder en su conducta?
• ¿Por qué, cuál es la imagen que él tiene de la función de ella en la familia?
• ¿Qué piensa de la función de él mismo y sus responsabilidades?
• ¿Qué cambiaría la situación?
• ¿Qué se necesitaría para eso?
• ¿Qué tendría que pensar y hacer Pedro para plantear fluidamente sus
necesidades?
• ¿Qué experimenta Irma?
• ¿Cómo manifiesta lo que siente?
Comunicación familiar: entrenamientos para la democratización...
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• ¿Qué necesitaría cambiar de su actitud durante la escena?
• ¿Qué pensamientos ayudarían a Irma a actuar de otra manera?
• ¿Qué imágenes tiene ella de la familia, de la pareja, de su función maternal, de su papel de esposa?
• En caso de estar presente la hija:
• ¿Qué piensa la hija?
• ¿Qué podría hacer en esta escena?
• ¿Qué sería bueno para ella?
4. Según las actitudes y las formas en que continúe la conversación, con los
mismos u otros participantes que quieran ensayar la dramatización, puede
también ayudar preguntarse:
• ¿Qué pensamientos tiene Pedro para actuar como lo hace?
• ¿Qué otras actitudes puede asumir y cuáles serían las consecuencias de
cada actitud diferente?
• ¿Qué siente Irma frente a las actitudes de Pedro?
• ¿Qué hace Irma frente a ellas?
• ¿Qué podría hacer de diferente?
• ¿Qué necesita pensar ella acerca de su función y de la de Pedro para
actuar de manera distinta?
5. Los observadores pueden enumerar y anotar, por un lado, los elementos presentes en la comunicación que van generando efectos de malestar y, por otro,
aquellos que originarían otros posibles desenlaces. Se leen posteriormente
en plenaria y se guardan los materiales producidos como material grupal.
Recomendaciones generales a modo de guía práctica
En la búsqueda de equidad en las relaciones familiares estamos proponiendo pautas para modificar la tendencia a que las diferencias (de género, de generación, de
creencias, de opiniones, de culturas, etc.) generen controversias y confrontaciones. Más aún, queremos contribuir a desarrollar pláticas fructíferas entre quienes
sustentan puntos de vista diferentes. Los conflictos que aparecen no necesitan
llevar a pleitos. Podemos, si nos sentimos respetados, platicar hasta llegar a acuerdos y, para ello, necesitamos adquirir habilidades en el tipo de conversaciones que
promueven equidad en todos los espacios sociales que compartimos, empezando
por las realizadas en las familias.
La guía que presentamos a continuación propone una serie de sugerencias y
pautas útiles para mantener diálogos abiertos y continuos entre las personas que
requieren llegar a acuerdos en las tareas necesarias para la organización de sus
familias.
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M. C. Ravazzola
Algunas recomendaciones generales a modo de guía práctica
para mejorar la comunicación y las relaciones en las familias
Aceptar y reconocer el valor positivo de las diferencias (aportan
alternativas, enriquecen, complejizan).
Respetar las igualdades y también las desigualdades.
Frente a las diferencias, si aparecen malestares, identificarlos,
no minimizarlos ni negarlos sino buscar soluciones.
Considerarse a sí mismas y a sí mismos valiosas y valiosos, y considerar
valiosas a las otras personas.
Reconocer los efectos positivos y negativos que producimos
en la comunicación, incluyendo los gestos y las acciones concretas,
no sólo las palabras.
Fomentar la confianza como un valor importante en las relaciones,
pero no para otorgarla sino para construirla y afianzarla.
Cuando algo nos molesta, pedir cambios de actitud al otro, sin atribuir
intenciones ni acusar.
Buscar el diálogo y crear un clima que lo favorezca.
Cuando algo no se entiende bien, preguntar hasta que nos quede claro.
No aceptar reconocer compromisos que no se acordaron previamente.
No aceptar acuerdos bajo presión, manipulación o confusión.
Cuando necesitamos algo del otro, no manipular sino pedirlo claramente.
Y luego aceptar la respuesta respetando la decisión de la otra persona.
No culparse ni culpar.
No cuestionar los sentimientos y/o las percepciones del otro.
No tratar de imponer la propia idea como si fuera la única que tiene valor.
Comunicación familiar: entrenamientos para la democratización...
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Dar nuevas oportunidades cuando alguien lo pide, si se gestionan con
respeto y si hay consistencias entre lo que se dice y lo que se hace.
Proponer cambios que puedan cumplirse.
Propiciar que cada una y cada uno hable y manifieste lo que le pasa
y lo que siente. Asegurarse de escuchar a todos, incluidos los niños.
Propiciar la autenticidad, lo que significa ser una misma y uno mismo, una persona
auténtica que no utiliza disfraces para relacionarse con las otras personas.
Promover que cada cual asuma su propia responsabilidad y se haga cargo
de aquello que genera en los otros.
Poner en práctica la retroalimentación, es decir, expresar nuestra opinión
sobre algo que hace o dice otra persona, intentando siempre incluir
comentarios positivos.
Tratar de no emitir juicios ni de colocar etiquetas que transformen
a las personas en objetos rígidos, ni transmitir críticas que desvaloricen.
Tratar de evitar actividades familiares que faciliten el surgimiento de chivos
expiatorios, que propicien las interpretaciones confusas o que cuestionen
percepciones y sentimientos.
Estimular el compromiso personal. Esto significa fomentar que se hable
en primera persona y que no se hable en nombre de otro.
Proponernos hablar de manera directa y clara. Se sugiere que ante una
situación difícil se pida relatarla incluyendo en el relato lo más posible frases
como: yo veo; yo pienso; yo siento; yo necesito; yo quiero. Cuándo no hay
seguridad para afirmar algo, utilizar: “a mí me parece”, “yo creo”, “yo me
imagino”, “desde mi punto de vista”.
Manejar emociones agresivas: no negarlas, pero tampoco llevarlas a la
acción. No guardar ni acumular sentimientos negativos; identificar y revisar
el problema para aclararlo lo antes posible. Intentar que esos sentimientos
negativos sean reparados y aliviados mediante cambios en las relaciones.
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M. C. Ravazzola
Practicar ponerse en los zapatos de la otra persona.
Asegurarnos de no sobreproteger ni asumir como propias
responsabilidades que son de otras personas.
Sostener la disposición a perdonar y a ser perdonado.
Afinar el sentido de la observación, es decir, darse cuenta de distintos
estados de ánimo de uno mismo y del otro.
Cuando hay problemas con un miembro, promover su aceptación como
persona y no excluirlo de la familia.
Aceptar “no ganar” y no lograr convencer al que opina diferente,
sosteniendo el derecho a manifestar la propia opinión.
Aceptar que si hay varios conflictos es muy importante abordarlos de uno
en uno, y que es mejor comenzar por alguno, aunque sea pequeño.
Valorar los logros por pequeños que sean. Expresar aprobación por ellos.
Buscar en qué puedo cambiar yo misma, yo mismo, y no sólo esperar
que los demás cambien.
Estimular la incorporación de nuevos aprendizajes: aprender a negociar,
a sostener pláticas para llegar a acuerdos sin violencias, nuevos patrones
y nuevas formas de actuar y responder; aprender a buscar nuevas
alternativas de solución.
Evaluar riesgos y estar dispuestos a buscar ayuda externa.
Buscar mantener áreas personales libres de conflicto y recuperarlas para sí
y para todos cada vez que se pueda.
Para un mejor acompañamiento en estos aprendizajes comunicacionales, sugerimos a las y los facilitadores entrenarse para tener en cuenta las siguientes
variables, generalmente presentes en las pláticas:
¿Qué sujetos (género, edad, cultura, clase social, historia personal, etc.) intervienen en las conversaciones?
Comunicación familiar: entrenamientos para la democratización...
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¿Quiénes deberían estar para cada conversación y por qué?
¿Qué escenas son las más conflictivas en la vida cotidiana y por qué?
¿Qué escenas pueden ser menos conflictivas como para rescatar los afectos
en las relaciones?
¿Qué escenarios son más adecuados para cada conversación y cómo encontrarlos?
¿Cuáles son las diferentes posiciones jerárquicas en las relaciones y cuáles
son los diferentes efectos según quien se exprese?
¿Qué supuestos pensamos que hay por detrás de los mensajes que se intercambian?
¿Para cuáles interlocutores pensamos que son cada una de las frases o las
preguntas?
¿Cuáles son los efectos que se producen, y cómo podrían cambiarse los efectos no deseados?
¿Cómo se hace para invitar al otro al mundo propio, cosa que debería ocurrir
cada vez que sostenemos ideas diferentes?
REVISIÓN DE CONCEPTOS ACERCA DE LA PAREJA:
PAREJA CONYUGAL Y PAREJA PARENTAL
Reconocida la relevancia que tiene la relación de pareja como ideal social, creemos que es muy importante la reflexión y discusión acerca de algunos temas especiales que le conciernen.
Es posible ampliar y complementar este punto con los textos sobre la pareja
y la vida cotidiana que figuran en el manual Mujeres participando en la democratización de las familias, así como en los manuales dedicados a relaciones entre
madres, padres, hijas e hijos, y el de mujeres y hombres jóvenes.
Consideramos que es muy útil para el trabajo de las y los promotores de programas sociales reflexionar acerca de las estructuras pareja conyugal y pareja parental, ya
que ambas están compuestas por las mismas personas (esposa-madre, y esposo-padre).
El objetivo buscado es aclarar confusiones tomando cada una de estas estructuras en la
dimensión particular de sus relaciones y de sus complejidades comunicacionales.
Compartimos en nuestra cultura la idea de que, para cada persona, es un destino ideal participar en la experiencia de una pareja. Una gran parte de las expresiones
artísticas y culturales de Occidente (poesía, literatura, cinematografía, televisión, pintura, novelas, historias que nos transmitimos y con las que nos identificamos) están
ligadas a la imagen del amor y a las promesas de placer y de vida feliz que representa
la pareja. Esta imagen ha perdurado en el curso de los últimos siglos, aun cuando no
es tan universal como creemos. Sabemos, sin embargo, que en muchas regiones del
mundo se siguen arreglando los matrimonios entre las familias de los cónyuges por la
conveniencia de sus asociaciones, de lo que se deduce que en esas culturas la magia
de la pareja romántica queda relegada a un segundo plano o es inexistente.
El amor representa una emoción muy intensa, una pasión en la que sentimos que
alguien nos atrae y nos importa mucho, pero es también un sentimiento que nos vuelve vulnerables. Nos resulta difícil defendernos si nos hiere alguien a quien amamos.
Cuando la emoción y la confirmación de valor son mutuas, la relación de amor
permite alcanzar un estado de placer semejante al maravilloso paraíso de las religiones. En cambio, cuando el sentimiento amoroso se da sólo en una dirección, y la
otra persona no corresponde, la sensación puede ser muy dolorosa y frustrante.
58
Revisión de conceptos acerca de la pareja: conyugal y parental
59
También proponemos hacer comparaciones y distinciones entre ese amor de
la pareja, en que la sensualidad y la pasión sexual son componentes muy fuertes,
casi su fundamento, y el amor intenso que sentimos por los hijos, nietos, amigos,
padres, abuelos, etc. Y además, experimentamos a veces sentimientos apasionados dirigidos hacia cuestiones que no son seres humanos, tales como: proyectos,
deportes y también pasiones que llamamos adictivas porque nos esclavizan, como
por ejemplo el juego y las sustancias psicoactivas (alcohol y drogas).
Como los ideales y las realidades no corren por el mismo camino, tal como
estamos viendo, las parejas humanas construyen relaciones basadas en emociones
complejas que incluyen, además del amor, las dudas, los celos, las desconfianzas,
los odios, la posesión... en fin, emociones tumultuosas. Tengamos en cuenta entonces que en esta relación de pareja se originan sobreentendidos, malentendidos, matices, sutilezas y negociaciones constantes en la intimidad entre ellos dos,
en el vínculo de cada uno con y hacia el otro.
La pareja es, tal vez, una de las pocas relaciones en las que nuestras culturas
legalizan y permiten entre personas adultas ese despliegue de la intimidad que nos
es tan necesario para relajarnos, consolarnos, descansar y confiar en y con otro.
En nuestra cultura se espera que las personas ligadas por esas emociones
intensas y de características intimistas que componen la pareja, sean las que, al
nacer los hijos, constituidas en familia, sepan “naturalmente” cómo asociarse y
cómo tomar decisiones conjuntas, para actuar responsablemente en cuanto a la
vida y los destinos de los seres que dependen de ellos.
Sería útil revisar algunos de los supuestos por los que asumimos que la pareja
es la base para la construcción de una familia y esperamos que sus miembros críen
juntos co-responsablemente a sus hijas e hijos.
En principio es posible que, para cumplir con esa responsabilidad, los miembros de la pareja necesiten más conocimientos acerca de la crianza de los hijos, de
las formas adecuadas de asociarse y de llegar a acuerdos en las funciones parentales. La madurez y la distancia emocional que requieren las decisiones que comprometen la vida diaria de las hijas y los hijos no se desprenden como consecuencia
“natural” de la compleja relación de amor entre los cónyuges (pareja conyugal).
Esas funciones requieren del armado consciente de una sociedad parental que
trascienda las vicisitudes de las pasiones conyugales.
Por otra parte, sabemos que en la actualidad hay también parejas homosexuales que quieren legalizar sus matrimonios. Las y los invitamos a reflexionar
acerca de qué piensan acerca de ese derecho, y cuáles serían entonces sus derechos y deberes en cuanto a criar hijos.
Como un corolario interesante, podemos ver que esta propuesta de no confundir pareja con familia ayuda a que quienes han pasado por un divorcio puedan
llegar a acuerdos entre sí, como padres, acerca de sus hijos en común; a que pue-
60
M. C. Ravazzola
dan asumir su coparentalidad en el posdivorcio, sin que tengan que confundirse ni
sentirse en bandos enemigos porque su vínculo conyugal se haya disuelto.
Sugerimos entonces revisar algunas nociones acerca de la familia que nos
llevan a juntar automáticamente, sin reflexionar, la compleja relación de la pareja
conyugal con las habilidades parentales. Y sugerimos también, como ejercicio,
reflexionar acerca de nociones de la pareja tal como nosotras y nosotros la concebimos, recorriendo algunos mitos que se hacen visibles a través de refranes populares, que tal vez hayan perdido vigencia o que quizás todavía la tengan.
Actividad
Reflexionar y compartir creencias
Objetivo
Reflexionar y compartir creencias acerca de la asociación automática
entre pareja conyugal y pareja parental, que enmascara la importancia de que se asuman las responsabilidades parentales, más allá de
lo que suceda con la pareja; así como también sobre los aprendizajes
y la práctica concreta de negociaciones constantes que se necesitan,
de parte de los adultos, para cuidar y atender a sus hijas e hijos.
De 40 a 60 minutos.
Tiempo
Desarrollo
1. La persona que coordina relata la historia siguiente:
Irene y Rodolfo son novios. Ambos estudian en la ciudad y sus padres,
que viven en el campo, los mantienen económicamente. La relación de
los jóvenes no es muy buena, pelean mucho y pasan algunos periodos separados. Irene queda embarazada accidentalmente y los jóvenes
acuerdan continuar con el embarazo. Sus familiares los apoyan.
Durante los últimos meses de la gestación, Rodolfo se muda a
la casa de Irene y conviven por primera vez. La relación entre ellos
continúa siendo difícil. Son pocos los asuntos en los que se ponen de
acuerdo. Tienen criterios diferentes sobre prioridades en cuanto a las
necesidades del bebé, y las peleas y momentos desagradables se van
multiplicando.
Nace Pablo, un hermoso y sano bebé. Irene está cada vez más molesta con Rodolfo y también con la familia de él, que, según ella, justifica
todos los actos “descuidados” de Rodolfo. Las cosas se agravan cuando
Irene recibe una llamada de una ex novia de Rodolfo, quien le cuenta
que nunca han dejado de verse. Irene se desespera, aun cuando ella
misma no está muy segura de querer continuar con Rodolfo.
Revisión de conceptos acerca de la pareja: conyugal y parental
61
Las familias de ambos jóvenes están muy alarmadas por las peleas
y desavenencias entre Irene y Rodolfo. Ellos, a su vez, viven un clima de
pleitos constantes. El bebé ha empezado a dormir mal y a tener episodios febriles sin causa aparente.
2. Finalizado el relato, se solicita que formen pequeños grupos para que comenten y piensen acerca de qué comentarios o actitudes ayudarían a estas
personas. Algunas preguntas guía pueden ser las siguientes:
¿Qué temas platicarían y con quiénes para ayudarles a tener una perspectiva más amplia en esta situación?
¿Cómo plantearían esas pláticas?
¿Cómo creen que están operando las creencias acerca de la conyugalidad
y la coparentalidad en este caso?
3. En plenaria se comparten las propuestas de los subgrupos.
4. Se dramatizan algunas pláticas y se comentan más tarde. Nos imaginamos
qué le pueden estar diciendo el padre y la madre a Irene, por un lado, y
a Rodolfo, por el otro. También podemos introducir algún otro personaje,
como una amiga que conversa con Irene.
5. Por último, se pregunta en plenaria:
• ¿Cómo creen que puede seguir esta historia y por qué? Y se analizan
algunas de las sugerencias.
Otros temas de las parejas para reflexionar y comentar
Diferencias y semejanzas entre las parejas según las diversas culturas,
clases sociales, etnias.
Parejas de novios, convivencias, otras formas de estar en pareja.
Matrimonio: legalidad y apellidos, consignas legales y religiosas,
contratos implícitos y explícitos, expectativas (unión, colaboración,
confianza, lealtades, reconocimiento, pertenencias, respeto, dignidad,
ilusiones, proyectos, participación, compromisos).
Desempeños de esposa y esposo: qué se espera de cada uno de ellos
y de su relación.
62
M. C. Ravazzola
Dinero, poder, jerarquías; decisiones sobre: residencia, tareas, hijos, trabajo,
vida cotidiana; distribución de tareas y responsabilidades, contratos.
Diferencias de género, conciencias y responsabilidades sobre
las necesidades de la convivencia, conciencia doméstica, conciencia
de las necesidades del otro.
Placeres, intimidad, amor, sexualidad, dependencias, buen trato, mal trato.
Relaciones que mantienen con familiares, amigos e instituciones;
relaciones con los hijos e hijas en las distintas etapas; trabajo y relaciones
de trabajo.
Divorcio y arreglos pos divorcio; cómo ser padres después
de la separación.
Estrategias comunicacionales en la relación de pareja: dar, recibir, pedir,
esperar, suponer, atribuir, uso del yo y del nosotros.
Hasta aquí hemos intentado desarrollar sólo algunos de los temas. Para quienes les interese profundizar sobre otros, sugerimos algunas lecturas1 y también
trabajar en conjunto en la construcción de “saberes”, mediante actividades grupales como la siguiente:
Actividad
Concepciones sobre las relaciones de pareja
Objetivo
Construir en conjunto concepciones acerca de las relaciones de pareja que incluyan alternativas que ayuden a flexibilizar nuestras propias
posiciones.
40 minutos.
Tiempo
Desarrollo
1. Se invita a las y los participantes a reunirse en pequeños grupos y se les
distribuyen tarjetas con algunas de las preguntas que siguen:
1
Tannen, Understand, 1990; Ravazzola, Pareja, 1994; Nilsson Schönnesson, Matrimonio, 1987; Whitaker, Meditaciones, 1992
Revisión de conceptos acerca de la pareja: conyugal y parental
2.
3.
4.
5.
• ¿Cuáles son los componentes más importantes en la relación de pareja?
• ¿Cómo ha sido tu propia experiencia en este tema de las parejas de
novios, las convivencias y otras formas de estar en pareja?
• ¿Cuáles son los contratos, las expectativas, las tareas y las conciencias
que conlleva el matrimonio?
Como guía para las y los facilitadores, y para complejizar las discusiones,
les sugerimos contar con las preguntas siguientes:
• ¿La pareja conyugal y la pareja parental, se asocian necesariamente?
• ¿Podemos comparar y encontrar semejanzas y diferencias acerca de la
pareja en las diversas culturas, clases sociales, etnias?
• ¿Conoces algunos ejemplos diversos?
• ¿Por qué algunas mujeres cambian su apellido al casarse?
• ¿Qué implicaciones tiene este hecho?
• ¿Cuáles son las repercusiones legales y religiosas?
• ¿Cuál es el lugar de los placeres para cada una y cada uno?
• ¿Y el lugar de la sexualidad, del amor, de las dependencias?
• ¿Qué define una relación íntima?
• ¿Qué pasa con los padres cuando se separan?
• ¿Cómo les parece que deberían resolver la cuestión de los hijos y tomar
decisiones respecto de ellos?
Los grupos discuten estos temas durante 30 o 40 minutos, escribiendo sus
conclusiones, preguntas, consensos y disensos.
Luego, se trasladan las informaciones al grupo en sesión plenaria. Se facilita el debate abierto y la posible falta de respuesta o respuestas parciales
que dan lugar a nuevas dudas y posiciones sin certidumbre.
Por último, se sugiere que vuelvan a reunirse en grupos pequeños y se
comentan algunos refranes para revisar en conjunto y reflexionar acerca
de cómo estos mensajes inciden en las situaciones conflictivas por las que
pasan las parejas.
Pueden usarse los refranes siguientes que proporcionamos como ejemplo, o
bien otros que las y los coordinadores de programas sociales recuerden:
Aquí nomás mis chicharrones truenan.2
El casado casa quiere.
De los parientes y el sol, mientras más lejos, mejor.
Hasta que la muerte nos separe.
2
63
Refranes inspirados y adaptados del texto de Salles y Tuirán: Salles, “Cambios”, 1998.
BIBLIOGRAFÍA
Bandler, Richard y John Grinder, “The Structure of Magic”, vol. II, Science and
Behavior Books, Palo Alto, USA Inc., 1976.
Barudy, Jorge, Maltrato infantil. Ecología social: prevención y reparación, Santiago
de Chile, Editorial Galdoc, 1999.
Bateson, Gregory, Hacia una teoría de la esquizofrenia. Pasos hacia una ecología
de la mente, Buenos Aires, Carlos Lohlé, 1976.
Chartier, Roger, “La comunidad, el Estado y la familia en los siglos xvi-xviii”, en G.
Duby, Georges Philippe Ariès, Colección Historia de la vida privada, tomo 6,
Buenos Aires, Taurus, 1992.
Díaz Mújica, M., I. Fernández Jiménez, L. Valdebenito Herrera, Violencia doméstica y ámbito local. La propuesta de intervención Domos, Santiago de Chile,
Corporación Centro de la Mujer Domos, 2002.
Freire, Paulo, Constructor de sueños, México, Guadalajara, Iteso, 2000.
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en Toward an Anthropology of Women, Nueva York, Monthly Review, Reiter,
1975, pp. 157-210.
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Keijzer, Benno de, “Módulo de educación de adultos y cultura popular”, Lima,
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Quantitative Semantics, Nueva York, George W. Stewart, 1949.
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1968.
Maturana, Humberto, Emociones y lenguaje en educación y política, Santiago de
Chile, Hachette/Comunicación, 1990.
Nilson Schönnesson, Lena, “El matrimonio de él, el matrimonio de ella, el matrimonio de ellos”, informe presentado en el Tercer Seminario de Trabajo Internacional en Salzburgo, julio 9-13, 1987.
64
Bibliografía
65
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SOBRE LA AUTORA
María Cristina Ravazzola
Nació en Buenos Aires, Argentina. Es médica, especialista en psiquiatría, terapéuta
familiar sistémica, con estudios de posgrado en Terapia Familiar en Palo Alto, California, y en Roma, Italia. Desde hace 20 años trabaja temas de diversidad, género
y violencia familiar. Asesora en relaciones familiares, género y violencia a equipos
de asistencia y prevención en problemas de abusos. Es docente de posgrado en la
Universidad de Buenos Aires. Ha dado cursos y conferencias en países de Latinoamérica (Argentina, Uruguay, Chile y Brasil) y también en Oslo, Nueva York y Roma
sobre terapia familiar, violencia doméstica y resiliencias en las relaciones familiares.
Es autora de artículos y libros sobre estos temas. Es fundadora y directora de PIAFF.
(Programas de Investigación, Asistencia y Formación en Familias), Buenos Aires,
Argentina y fundadora y supervisora general de la Fundación Proyecto Cambio
(Programa Ambulatorio de Rehabilitación de la Drogadicción), asociaciones que
ya tienen más de quince años de funcionamiento.
mravazzo@fibertel.com.ar
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Hacia la democratización familiar en México
se terminó de imprimir el 30 de noviembre
de 2010, en los talleres de SM Servicios Gráficos,
Jesús Capistrán manzana 70, lote 2, Ampliación
San Pedro Xalpa, Delegación Azcapotzalco,
02710, México, D. F.
Diseño de portada: Factor:02
Edición realizada a cargo de la Subdirección de
Publicaciones del Instituto Mora.
En ella participaron: corrección de estilo, Gabriela
Montes de Oca; formación de páginas, Factor:02;
corrección de pruebas, Alberto Cue, Gustavo
Villalobos, Estela García y Javier Ledesma; cuidado
de la edición, Yolanda R. Martínez y Hugo Rocha.
La edición consta de 200 ejemplares.
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