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BFR - Javier Asinari

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RESTRICCIÓN DE FLUJO SANGUÍNEO
PARA EL ENTRENAMIENTO Y LA REHABILITACIÓN
LIC. ASINARI, JAVIER
Prof. en Educación Física
Lic. en Kinesiología y Fisioterapia
El entrenamiento en restricción de flujo (BFR, por sus siglas en inglés) se caracteriza por el uso de un
manguito neumático o banda elástica en la región proximal de miembros superiores o inferiores con
el objetivo de generar una presión tal que provoque una restricción al paso de la sangre a nivel venoso
y parcialmente a nivel arterial. Este mecanismo combinado o no, con ejercicios de fuerza de baja
intensidad o ejercicios aeróbicos en bicicleta o cinta ha demostrado ser eficaz en el aumento de la
masa muscular, la fuerza y el rendimiento en diferentes poblaciones.
Desde sus inicios hasta la actualidad, ha tenido un incremento exponencial en la práctica clínica
avalado por la evidencia disponible, tanto en el entrenamiento como la rehabilitación y readaptación
de lesiones, dada su aplicabilidad en múltiples contextos y lesiones.
UN POCO DE HISTORIA
Si bien es una herramienta novedosa, no es nueva puesto que su historia, el origen de este método se
remonta a la década del 80. Yoshiaki Sato, un investigador japonés la comercializó hacia 1985 bajo el
nombre de Kaatsu Training, después de percibir que la sensación que le quedaba en sus piernas tras
un entrenamiento de fuerza, era muy similar a la que le quedaba posterior a las ceremonias budistas,
donde pasaba mucho tiempo sentado sobre sus piernas en una situación compresiva.
Tras sufrir un accidente esquiando, esa sensación lo motivó a aplicar sobre sí mismo esta herramienta,
investigando diferentes protocolos y monitoreando las adaptaciones que le generaba en relación a la
masa muscular.
Con el tiempo, fue sufriendo modificaciones producto de las investigaciones, pero este es el origen de
la herramienta, que surge, en definitiva, en el contexto de la rehabilitación de lesiones. Con el correr
de los años, las diversas investigaciones fueron arrojando mayor claridad acerca de los mecanismos
fisiológicos y las adaptaciones que derivan de la utilización de la restricción de flujo sanguíneo, como
así también de qué forma resulta más segura y efectiva su aplicación.
ACERCA DE LOS MECANISMOS FISIOLÓGICOS
Como ya mencioné, se trata de una estrategia cuyo origen estuvo ligada a la rehabilitación y al
mantenimiento o mejora de la masa muscular. Por esto, en este punto es importante conocer que
para producir hipertrofia tenemos tres vías posibles que estimular para lograrla. Precisamos de
tensión mecánica, daño muscular y estrés metabólico, por lo que sí tenemos como objetivo la mejora
de la masa muscular, necesitamos a través del ejercicio, estimular esas vías de desarrollo.
La tensión mecánica la podemos obtener con un rango de repeticiones de 5 hasta 20 pero con
intensidades del esfuerzo altas, cercanas al fallo, y un volumen alto con mucho tiempo bajo tensión
de los grupos musculares objetivos. Mientras que el daño muscular, supone la respuesta inflamatoria
post ejercicio, y que podemos conseguir tanto con la tensión mecánica como así también a partir de
prescribir ejercicios a predominio excéntrico.
Y por último el estrés metabólico, que refiere a la acumulación de metabolitos tales como lactato,
hidrogeniones y fósforo inorgánico producto de la glucólisis anaeróbica. Es esta acumulación
metabólica la que señaliza la liberación de hormonas tales como hormona de crecimiento (GH), factor
de crecimiento similar a la insulina (IGF1) y testosterona.
Es sobre este último mecanismo tiene implicancia principal la restricción de flujo, que al limitar el
aclaramiento a nivel muscular de los productos de desecho, señaliza la liberación de un pool hormonal
propicio para el crecimiento muscular.
Así el BFR provoca un aumento de lactato e hidrogeniones en sangre provocando una disminución del
pH intramuscular, lo que provoca la señalización a partir de distintos quimiorreceptores hacia el eje
hipotalámico - hipofisiario, provocan la liberación de GH. El aumento de la concentración de esta
hormona, provoca la liberación de IGF1 a nivel hepático con sus consecuencias a nivel celular.
Además, esta modalidad de ejercicio es capaz de promover el “cell swelling” o la inflamación
intracelular que se genera, en donde hay estudios recientes que muestran que este mecanismo es
capaz de promover un aumento de la síntesis proteica.
Por otro lado, algunos estudios han demostrado un incremento en la liberación de especies reactivas
de oxígeno y oxido nítrico, que serían responsables de la proliferación de células satélites (células
musculares indiferenciadas, que responden ante el estímulo mecánico-ejercicio), conjunto a un shock
proteico agudo que se produce tras el cese de la restricción sanguínea producto del cambio térmico
que se genera con la isquemia-reperfusión.
Entendiendo su origen en conjunto a su mecanismo de acción fisiológica, es que podemos justificar su
utilización dentro de nuestros programas de rehabilitación o entrenamiento. No sin antes entender
que realmente se trata de una herramienta segura siempre y cuando seamos criteriosos respecto a su
inclusión.
RESPECTO A LA SEGURIDAD
Se sugiere considerar, los menores pero posibles efectos secundarios derivados de la aplicación de
BFR. Entre estos, se mencionan la posibilidad de desmayos - mareos / sensación de adormecimiento
del miembro / dolor-disconfort y la posibilidad de dolor muscular de aparición tardía (DOMS, por sus
siglas en inglés) a nivel muscular, sobre todo cuando se aplica en pacientes sin una adaptación previa.
No obstante, cabe destacar, que estos posibles efectos secundarios, si bien están documentados como
efectos adversos, derivan también del ejercicio en general y no solo de la modalidad en restricción de
flujo. De allí, que sea tan importante una adecuada anamnesis inicial en búsqueda de factores
intrínsecos - extrínsecos que debamos conocer como así también la edad, el estilo de vida y el nivel
de aptitud física y probables contraindicaciones que menciona la literatura tales como antecedentes
de tromboembolismo, accidentes cardiovasculares o la presencia de un marcapaso o una hipertensión
no controlada.
La recolección de toda esta información, junto al conocimiento de la correcta utilización de la técnica,
tiende a minimizar su potencial riesgo y permite valernos de sus adaptaciones.
Debemos saber que existen trabajos publicados que han encontrado buenos resultados, con la
utilización de vendas o bandas elásticas sin una medición objetiva de la presión, pero que actualmente
se aconseja desde el punto de vista de la seguridad, la utilización de algún dispositivo capaz de medir
la presión utilizada, a fines de evitar la oclusión total del miembro.
Para esto, contar con un eco-Doppler sería de gran ayuda puesto que nos permitirá saber a qué nivel
de presión se ocluye completamente el miembro (superior o inferior) lo que se denomina LOP (Limb
occlusion pressure) y a partir de ahí establecer una determinada presión de oclusión (% LOP) que
puede variar del 40 al 80% de la presión de oclusión total, con similares adaptaciones entre sí.
Sin embargo, en la práctica diaria no es una herramienta susceptible de considerar en todos los
contextos, por lo que existen fórmulas variedades que nos permiten calcular de forma indirecta la LOP
o presión de oclusión total, para luego obtener definir en qué porcentaje trabajar asegurando que no
haya una restricción total, sino parcial.
APLICACIONES PRÁCTICAS
Desde el inicio, el BFR estuvo vinculado fundamentalmente a la rehabilitación de lesiones y es donde
más se ha extendido su aplicación prevaleciendo el objetivo de mejorar la masa muscular o el
componente estructural y en menor medida las ganancias de fuerza. No obstante, en los últimos años
se ha profundizado su estudio e inclusión en distintas poblaciones y con diferentes modalidades.
ADULTOS MAYORES
Diversos estudios avalan la inclusión del BFR dentro de nuestra caja de herramientas para esta
población, reportando beneficios positivos en relación a diversas pruebas funcionales, fuerza y
fundamentalmente para ralentizar la sarcopenia, la dinapenia, mejorar el control postural y disminuir
el riesgo de caídas y por ende, de lesiones asociadas.
Todos estos beneficios, en general se vinculan al entrenamiento de fuerza, sobre todo con cargas
intensas. Por esto, la utilización de BFR puede ser una herramienta válida a utilizar en estas personas
que no pueden movilizar cargas altas, obteniendo quizás similares beneficios.(Plaza-Florido et al.,
2020)
REHABILITACIÓN Y READAPTACIÓN
Por otro lado, en torno a la rehabilitación de lesiones, es quizás donde mayor desarrollo ha tenido esta
herramienta. Fundamentalmente, en vistas de revertir o combatir la atrofia artrogénica que se
produce tras lesiones o reparaciones quirúrgicas articulares, como la del LCA, que es la que a priori
más evidencia presenta.
No obstante, en los últimos años, Korokakis y su equipo de trabajo, lo proponen también como una
herramienta a considerar en pacientes con dolor anterior de rodilla, encontrando una neuro
modulación - una disminución del dolor y mejoría funcional, tras la aplicación de ejercicios con carga
baja en restricción del flujo sanguíneo.
Además, recientemente se ha reportado su utilización en tendinopatías, encontrando similares
adaptaciones en la utilización de BFR con cargas bajas, respecto a la utilización de un programa de
cargas altas sin ocluir, en sujetos con tendinopatía aquilea.
Una característica distintiva de tendones patológicos es la intolerancia a la carga, ya sea a nivel
deportivo, en el gimnasio, como en actividades cotidianas y que la guía general de rehabilitación, está
dirigida a programas de fortalecimiento, bajo un programa de sobrecarga progresiva que lleve al
paciente a mover cargas altas (80 al 85% RM) beneficiados por las adaptaciones estructurales y
funcionales de esto último.
Sin embargo, no todos los pacientes son tolerantes a tolerar esas intensidades, un poco a partir del
dolor y por su nivel de función, por lo que el BFR puede presentarse como una opción viable,
valiéndose de sus beneficios y provocar adaptaciones positivas en torno a la mejora de la fuerza y la
función, como la disminución del dolor a partir de su efecto hipoalgésico.
Aún la evidencia es limitada y dispar respecto a la aplicación de este método en la rehabilitación de
lesiones de tendones y los parámetros de aplicación como frecuencia, duración, presión de oclusión y
dosificación no nos permiten asegurar una guía de aplicación.
No obstante, a la luz de los trabajos publicados, podemos respaldar su inclusión en programas de
tratamientos para ayudar a mejorar factores perceptivos (disminución del dolor). mejora de la masa
muscular y por ende de la fuerza, como así también optimizar la función y el tiempo de retorno
deportivo siendo un complemento útil en tendones sanos como patológicos, sobre todo cuando el
paciente no tolera cargas altas, pero no deberíamos considerarlo como una herramienta exclusiva de
tratamiento, puesto que la magnitud de la carga de tensión es un aspecto importante en la
rehabilitación de tendinopatías.
MODALIDAD DE USO
Se ha descrito en la literatura dos modalidades principalmente que deberíamos contemplar.
Por un lado la modalidad PASIVA (sin carga mecánica mediante) o ACTIVA que puede ser en conjunto
con la aplicación de ejercicios de fuerza con cargas bajas, o bien con programas de ejercicio aeróbico
en bicicleta o caminando en cinta.
La modalidad pasiva de esta herramienta, se reserva casi exclusivamente en situaciones donde el
paciente debe limitar el movimiento de una determinada articulación o región, tal es el caso de un
estadío agudo de un postoperatorio, donde protocolos de 5 minutos de isquemias + 3 minutos de
reperfusión o cese de la oclusión, por 3 o 4 series, 1 a 2 veces por día, puede ser una estrategia eficaz
para evitar la pérdida de masa muscular y por ende, de fuerza en sujetos post operatorios. El
mecanismo fisiológico que subyace a esto, es a partir del cambió térmico que se genera tras el cese
de la isquemia y la posterior reperfusión, lo que provoca un shock proteico agudo (HSP) que modula
adaptaciones en torno a la estructura muscular.
No obstante, esta modalidad debe tener un pronto final, conforme el paciente tenga posibilidad desde
el punto de vista funcional de realizar ejercicios. En este sentido, combinar ejercicios de baja carga en
restricción de flujo constituye una buena opción para mejorar de forma temprana el componente
estructural, a través del estrés metabólico como disparador de hipertrofia, sin la necesidad de generar
tensión mecánica o daño muscular.
El protocolo típico utilizado combina un volumen alto (1 serie de 30 reps seguidas de 3 series de 15
reps) con una RPE de 2-3, pudiendo utilizar 2-3 ejercicios por sesión, pausas cortas y una frecuencia
de 2 a 3 veces por semana durante al menos 3 o 4 semanas.
En tanto que la guía para combinar BFR junto a resistencia aeróbica, utiliza una frecuencia similar a
la utilizada en programas de fuerza, con intensidades bajas y un tiempo bajo restricción que oscila
entre 5 a 20’ según distintas investigaciones. Las modalidades validadas incluyen la utilización de
bicicleta fija, o caminar simplemente en un treadmill con la restricción de flujo.
3 MENSAJES FINALES
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Se trata de una herramienta segura, válida y cuya aplicación u objetivo de aplicación está
puesta en la mejora del componente estructural a nivel muscular, tanto en el plano de la
rehabilitación, la readaptación de lesiones como el entrenamiento, inclusive de adultos
mayores.
Podemos utilizar bandas elásticas para generar la restricción, pero mejor si utilizamos
dispositivos que nos permitan monitorear la presión, para poder objetivar el porcentaje de
presión a utilizar evitando una presión de oclusión total (LOP).
Se puede utilizar en modalidad pasiva, sobre todo en procesos post operatorios donde los
beneficios se obtienen a partir de la isquemia-reperfusión y el cambió térmico que eso genera
o bien en modalidad activa con ejercicios de fuerza de baja carga y alto volumen como así
también en ejercicios aeróbicos tales como caminar en cinta o bicicleta fija.
LECTURA RECOMENDADA
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5. De Castro et al.. Strength Training With Vascular Occlusion: A Review Of Possible Adaptive Mechanisms.
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10. Lorenz, D. et al Current Clinical Concepts: Blood Flow Restriction Training, 2021
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16. Loenneke JP et al. Blood flow restriction: An evidence based progressive model (Review). 2012
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