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Modernidad y Latinoamérica

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Rodrigo Mercado Díaz Mayorga
6º Semestre
U.A.Q.
Profesor: Oscar Wingartz Plata
Modernidad y Latinoamérica
A más de 500 años de la conquista y la colonización y a unos años de la
celebración del bicentenario de la independencia política de los primeros países
latinoamericanos que se libraron del yugo del colonialismo español, hay que decir
América Latina se encuentra todavía en la incómoda situación de tener que luchar
por el reconocimiento pleno y real, sin reservas de ningún tipo, de su producción
cultural e intelectual en expresión creativa de su propia y genuina vitalidad.
No se puede negar que hay casos, como por ejemplo el de la literatura
latinoamericana con su fuerte impacto mundial en la segunda mitad del pasado
siglo XX, que muestran claramente que en los últimos tiempos se ha mejorado la
imagen que tenía Europa de América Latina.
Pero, reconociendo aún la importancia de tales ejemplos para la “revaloración” de
“lo que proviene de América Latina”, no hay que engañarse sobre el verdadero
alcance que tienen. Es decir que no debemos olvidar que son casos puntuales y
que, por tanto, el “suceso” que representan no se puede ni debe interpretar como
señal de la quiebra definitiva del colonialismo, ya que este ha dejado secuelas
históricas y mentales difíciles de curar, y atormenta a los vivos como un fantasma
que todavía hoy puede aparecer en cada esquina, esto es, en la conciencia o el
subconsciente de cualquiera de sus herederos. Llegando al extremo de crear
hasta un sentimiento de inferioridad.
La extensión y la profundidad traumáticas de la marca colonizadora; la batalla por
romper con la subordinación periférica, influyen en que el traslado a América
Latina de sistemas culturales que provienen de afuera sean recibidos desde la
desconfianza, como parte de un estado de sospecha que recae sobre todo el
mecanismo de la transferencia entre lo extranjero y lo nacional, entre lo importado
y lo local, entre lo ajeno y lo propio.
“Los europeos no sólo han creído que su cultura era superior, sino que
han creído que la “verdad” de la cultura europea es en la misma
medida la verdad-todavía-oculta (y el thelos) de otras culturas, pero
que a estas últimas aún no les ha llegado la hora de descubrirla. Por
otro lado, los europeos han sometido regularmente su cultura a
cuestionamientos de la universalidad o no de sus universales, para
presentarlos como tantas particularidades que tienen la falsa
pretensión de universalidad.”1
Es a partir de estos sucesos, de esta historia de independencia social e ideológica,
que podemos comenzar una construcción de un pensamiento latinoamericano, de
una visión propia de la realidad:
“La historia es la conciencia expresa del sentido de lo humano como
inestable. Sin esta conciencia es imposible, inconcebible el intento de
alcanzar la estabilidad de lo humano por la vía precisamente de la
conciencia, del saber de los principios. La historia es, pues, en este
preciso sentido la condición de la filosofía. Historia y filosofía son dos
manifestaciones conscientes, expresas, correlativas de la constitución
de la naturaleza humana tendiente a extravasar de si misma: inestable
e insegura, movimiento en el tiempo, tendiente a la seguridad, la
estabilidad, el reposo en lo eterno”.2
1
2
P.O. Kristeller, Ocho filósofos del renacimiento italiano. México, FCE, 1985, p. 11.
José Gaos, Orígenes de la filosofía y de su historia, Xalapa, México, Universidad Veracruzana, 1960. P. 21.
La modernidad no había llegado a América con el protestantismo, ni con la
Ilustración, ni con el pensamiento revolucionario francés, o con el positivismo del
siglo XIX, sino que había estado presente desde el momento en que se
encuentran América y Europa, Europa y América, y una de ellas es sometida a la
otra, sumándose a la cola del “tren de la historia occidental”. En la evolución
histórica del continente, se distinguen dos regiones cualitativamente distintas, que
corresponden a diferentes modos de dominación colonial (hispana e inglesa) y que
han de redundar más tarde en la conformación de lo que hoy conocemos como
América Latina y América del Norte, identificada ésta última con la hegemonía
mundial de los tiempos de la globalización contemporánea, a saber, Estados
Unidos de América.
Mario Magallón nos revela un marco de estudio, en el que los análisis sobre las
situaciones de marginación y dependencia forman una parte importante del
pensamiento latinoamericano.
Para explicar cómo la filosofía brinda herramientas teóricas útiles para pensar la
realidad, Magallón nos indica que ésta “es una forma hermenéutica, analógica de
explicación e interpretación del conocimiento”3, pero que no debe reducirse a una
3
Magallón Anaya, Mario, “Modernidad y Posmodernidad vistas desde América Latina en el inicio del siglo
XXI”, en: Latinoamérica. Revista de Estudios Latinoamericanos, (CCyDEL), México, UNAM, No 37, 2003.
simple interpretación y explicación, sino que debe de constituirse como una
herramienta dialógica que posibilite el avance del conocimiento. Para que ello sea
posible, la filosofía y el filosofar deben evitar caer en lo que José Gaos llama el
“imperialismo de las categorías”, esto es cuando las categorías (conceptos
fundamentales que posibilitan conocer y ordenar la realidad fenoménica),
desarrolladas en Europa, son utilizadas para explicar el pensamiento, la historia y
cultura de otras regiones, con lo que se destaca dentro de ellas una pretensión de
universalidad. Por ello se ha constituido una supuesta unidad, de lo que en
realidad es una pluralidad de realidades materiales, por lo que hoy en día se
continúa con la pretensión de que existe una única vía de progreso, el neoliberal,
al que todos nos debemos ajustar. Tendencia que es rechazada por el
pensamiento crítico latinoamericano.
Respecto a la filosofía latinoamericana, Magallón tiene como eje de desarrollo el
problema de la identidad y su relación con la propia realidad, por lo cual señala
que “la filosofía analiza críticamente las condiciones de existencia de los
latinoamericanos y caribeños, como la pobreza, la marginación, la explotación, la
miseria, la marginalidad y la exclusión, todo lo cual permite descubrir nuestras
limitaciones y la expresión clara que reduce la libertad y la autonomía de la razón”4
4
Ibíd.
El filosofar latinoamericanista, al reconocerse como la producción de seres
humanos en el mundo, trata de ofrecer horizontes de reflexión para avanzar sobre
los problemas humanos, pero siempre desde lo propio, de nuestra circunstancia.
Por lo que lo nuestro y el nosotros adquieren una dimensión central en el propio
pensamiento, entendidos “como la ‘nosotridad ontológica y óntica’ considerada en
el sentido de identidad como comunidad dialógica discursiva de comunicación
horizontal desde la alteridad y la diferencia”. Así, el sentido de nuestro filosofar
consiste en sustentarse en la liberación, entendida ésta como un proceso histórico
dialéctico en la construcción de un horizonte libre y humano.
La filosofía latinoamericana es una apuesta por comprender el mundo que nos ha
tocado en turno, consiste en abordar los problemas de la actualidad desde la
modernidad, la posmodernidad y la necesidad de continuar reflexionando sobre la
posibilidad de construir un mundo abierto a la pluriculturalidad y los problemas de
la democracia. La modernidad, para Magallón debe entenderse como una forma
expresiva y práctica de la razón, a partir de la cual se han construido teorías sobre
el sujeto, el humanismo, la epistemología y su racionalidad. Propuestas que
contienen determinadas características y atributos específicos, en relación a
contextos socio históricos en los que son elaboradas. Es en base a esta premisa
que Mario Magallón puede afirmar que “la modernidad no es una sino diversa y
compleja”. Dentro de esa complejidad, en América Latina se ha elegido
principalmente el ensayo, entre otros discursos, para abordar el ámbito de la
realidad, ya que al formar parte de la modernidad permite al individuo desarrollar
su visión del mundo sin sujetarse a falsos esquemas que, supuestamente,
aseguran la objetividad del discurso.
Al desplegar la fuerza epistémica del ensayo, los pensadores latinoamericanos
han avanzado sobre los problemas de la democracia en América Latina, es
urgente la reconstrucción de la ciudadanía y del sujeto social, donde la
democracia, las libertades y la justicia deberán ser los factores regulativos de las
relaciones políticas.
No encontramos a menos de una semana de llevar a cabo las elecciones
presidenciales en México, que es dónde todas las reflexiones sobre la democracia
en América Latina deben llevarse a un ámbito práctico. México ha sido un país a lo
largo de la historia lleno de luchas y contrariedades, nos encontramos con la
posibilidad de un parte aguas histórico, de una reflexión propositiva para el uso
filosófico de la razón en el ámbito político y social.
Si es posible llevar a cabo una filosofía latinoamericana, crearnos una identidad
negada por la centralización europea del pensamiento, este es el momento de
llevarlo a cabo por medio de la reflexión filosófica, aceptar el conocimiento como
creación y crear el propio, llevar a México a la verdadera democracia es el primer
paso para la creación de una identidad propia, de tener una base política y social
sustentable que sirva de trampolín para la reflexión del ser desde América Latina.
En conclusión a las ideas del maestro Mario Magallón, es responsabilidad,
obligación, la separación del horizonte europeo, la superación del sentimiento de
inferioridad latinoamericano, seguir con la filosofía de la liberación, pero ahora
puesta en práctica en nuestros propios contextos sociales, crear un base
ideológica sustentable para el lanzamiento de una democracia digna y posible
para la superación de los límites impuestos por el mismo pensamiento
latinoamericano.
Bibliografía
Magallón Anaya, Mario, “Modernidad y Posmodernidad vistas desde América
Latina en el inicio del siglo XXI”, en: Latinoamérica. Revista de Estudios
Latinoamericanos, (CCyDEL), México, UNAM, No 37, 2003.
P.O. Kristeller, “Ocho filósofos del renacimiento italiano”. México, FCE, 1985.
José Gaos, “Orígenes de la filosofía y de su historia”, Xalapa, México, Universidad
Veracruzana, 1960.
José Gaos, “¿Filosofía Americana?”, F.C.E. México. 1945
Leopoldo Zea, “Filosofía Latinoamericana como Filosofía sin más. Siglo XXI,
México. 1977.
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