Lecciones de
supervivencia
en “La balsa de
La Medusa”
Cómo aplicar actitudes
positivas en el entorno
laboral
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Lecciones de supervivencia en "La Balsa de La
Medusa"
Cómo aplicar actitudes positivas en el entorno laboral
El naufragio del buque francés "La Medusa" es uno
de los eventos más trágicos y notorios en la historia
de la navegación. Este desastre se ha convertido en
un hito en la historia de la marina, y ha inspirado
muchas obras literarias y artísticas, incluyendo el
famoso cuadro de Théodore Géricault, "La Balsa de
la Medusa" sobre el que construimos esta
reflexión, ya que en él podemos observar muchas
de las actitudes positivas y negativas con las que
cada día nos encontramos en nuestras empresas y
equipos.
Pero antes, un poco de contexto.
El contexto histórico
La Francia de la primera mitad del siglo XIX se
caracterizó por la agitación política, económica y
social.
Después de la caída de Napoleón y la restauración
de la monarquía en 1815 en la figura de Luis XVIII,
el país se encontraba en una situación económica
difícil. Francia fue obligada a pagar reparaciones de
guerra a las naciones europeas que se habían
opuesto a Napoleón durante las sucesivas Guerras
Napoleónicas.
Esta situación financiera precaria llevó a una serie
de crisis políticas y económicas, incluyendo una
inflación creciente y una disminución de la
producción agrícola.
Esta situación llevó a la búsqueda de nuevas
fuentes de riqueza y a la expansión comercial. En
este contexto, los territorios coloniales se
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consideraron una forma de adquirir nuevos
recursos y mejorar la economía del país.
La creciente demanda de materias primas en
Europa derivada de la Revoluxión Industrial, como
el algodón y el caucho, llevó a una mayor
necesidad de colonias para obtener estos recursos
y aumentar la producción industrial.
Además, la Restauración de la monarquía llevó a la
necesidad de consolidar la autoridad del gobierno
central. Para lograr esto, se consideró necesario
expandir la presencia territorial en el extranjero y,
en particular, en África.
La expedición de la Medusa
El buque francés La Medusa partió del puerto de
Rochefort el 17 de junio de 1816, con la misión de
establecer una colonia francesa en Senegal para
explotar sus recursos naturales, como el cacahuete
y la goma arábiga, y para facilitar el comercio y la
expansión territorial en toda la región. El barco
transportaba a bordo a más de 400 personas, entre
tripulantes, colonos y oficiales.
La expedición de La Medusa estuvo dirigida por el
Barón de Chaumareys, un oficial de la marina que
tenía poca experiencia en el mando de barcos. De
hecho, nunca había navegado como capitán en un
barco de gran tamaño antes de La Medusa.
Ese hecho, sin embargo, no le impidió mostrar
rigidez, arrogancia y autoridad ante sus oficiales ya
antes de partir en la expedición, lo que sin duda
contribuyó a la tensión entre él y otros oficiales a
bordo del barco.
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En lugar de seguir la ruta habitual hacia el sur de
África, el Barón decidió tomar una ruta más directa
hacia el oeste, a través del Atlántico. Sin embargo,
esta decisión resultó ser un error fatal.
previendo un ataque por parte de los ocupantes de
la balsa en busca de provisiones, ordenó cortar los
cabos y dejar la balsa abandonada a su suerte, a la
deriva en medio del océano, mientras él mismo y
el resto de oficiales se quedaron en los botes
salvavidas.
El naufragio
El 2 de julio de 1816, después de varias semanas de
navegación, La Medusa encalló en un banco de
arena a unos 90 kilómetros de la costa de Senegal.
Los tripulantes trataron desesperadamente de
liberar el barco durante 3 días. Ante la inminencia
del desastre, el Barón de Chaumareys ordenó la
evacuación del barco, pero únicamente había
suficientes botes salvavidas para una parte del
pasaje.
Para salvar a más personas, el capitán dio
instrucciones para construir una balsa improvisada
con los restos del barco. Unas 150 personas, en su
mayoría colonos, ocupaban la balsa de unos 20
metros de largo por 7 metros de ancho, mientras
que oficiales y otros tripulantes se ubicaron en los
botes. Algunas personas decidieron quedarse en el
barco, esperando ser rescatados por algún otro
barco que les encontrase.
La balsa se hunció parcialmente al recibir la
enorme carga. A pesar de ello, fue atada con cabos
a los botes, con la idea de que con el impulso de los
remos, fueran capaces de cubrir los 90 kilómetros
hasta la costa. Sin embargo, a los pocos días se
evidenció la tensión entre los tripulantes de la
balsa y de los botes. Apenas contaban con unas
pocas provisiones, y el peso de la balsa hacía
imposible el avance en aquel mar embravecido,
pese al esfuerzo de los remeros.
La balsa contaba únicamente con un paquete de
galletas que se acabó el primer día, dos
contenedores de agua que se perdieron durante
las primeras disputas, y unos barriles de vino.
Solo durante la primera noche unas 20 personas
murieron, se suicidaron o fueron asesinadas. La
tensión aumentaba por momentos, y el capitán,
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La lucha por la supervivencia
La balsa improvisada se mantuvo a flote durante 2
semanas, mientras los supervivientes luchaban por
vivir un día más. Los pasajeros se enfrentaron a la
sed, el hambre, la exposición al sol y las tormentas.
Para mantenerse con vida, tuvieron que recurrir al
canibalismo, comiendo a los muertos y, en algunos
casos, matando a los enfermos y heridos.
Finalmente, después de 13 días a la deriva, la balsa
fue avistada por otro barco francés, el Argus, por
pura casualidad, ya que nadie había informado del
naufragio. Los supervivientes fueron rescatados.
De los 150 pasajeros y tripulantes a bordo de la
balsa de La Medusa, solo 15 sobrevivieron.
Curiosamente, los pocos tripulantes que
decidieron permanecer en la Meduse fueron
encontrados con vida y en buen estado de salud,
cuando se fue al encuentro de la fragata 54 días
después del naufragio. El capitán, el barón de
Chaumareys no fue en busca del barco para
rescatar la nave, sino para recuperar el oro que
transportaba. El capitán fue acusado del abandono
del barco, de haberse desentendido de la balsa y
de incompetencia manifiesta. Tras un consejo de
guerra se le condenó a la degradación y a tres años
de prisión.
Consecuencias
Después de ser rescatados, los supervivientes
fueron llevados a la ciudad senegalesa de San Luis,
donde se les proporcionó tratamiento médico y se
les permitió enviar cartas a sus familias y amigos en
Francia. Unos días después 5 de ellos murieron.
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Uno de los que consiguió sobrevivir, Alexandre
Corréard, escribió un relato detallado del naufragio
y la lucha por la supervivencia en la balsa
improvisada. El relato fue publicado en Francia en
forma de libro, titulado "Narrative of a Voyage to
Senegal in 1816; Undertaken by Order of the
French Government, Comprising an Account of the
Shipwreck of the Medusa, the Sufferings of the
Crew, and the Various Occurrences on Board the
Raft".
El libro de Corréard se convirtió en un éxito de
ventas y llamó la atención del público francés sobre
el desastre del naufragio de La Medusa. El gobierno
francés también fue informado de los detalles del
naufragio a través de los informes de los
sobrevivientes y la publicación del libro.
El naufragio del La Medusa fue un evento muy
polémico en Francia, y se convirtió en un escándalo
nacional. Los supervivientes acusaron al Barón de
Chaumareys de negligencia y falta de liderazgo, y
su juicio resultó en una condena por abandono de
barco. El desastre fue un duro golpe para la marina
francesa, y la tragedia de La Medusa se convirtió
en un hito en la historia de la navegación.
Théodore Géricault
Géricault nació en 1791 en Rouen, Francia, y
mostró un talento artístico temprano. A los 17
años, se trasladó a París para estudiar arte y se
convirtió en uno de los principales artistas del
Romanticismo francés.
Después de leer el artículo sobre el naufragio del
buque francés La Medusa en 1816, escrito por el
superviviente del naufragio, Alexandre Corréard,
decidió pintar "La Balsa de la Medusa".
El relato del naufragio y la lucha por la
supervivencia en la balsa improvisada conmovió a
Géricault, quien decidió que quería crear una obra
de arte que mostrara la tragedia del desastre y la
valentía de los sobrevivientes.
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Por otra parte, llevado por su juventud y ambición,
decidió acometer un tema polémico y que sin duda
sería motivo de reconocimiento, como el naufragio
que había indignado a todo el país.
La pintura fue auto-encomendada por el propio
Géricault, quien utilizó su propia riqueza y recursos
para realizar el proyecto. Géricault se dedicó a
investigar los detalles del naufragio, entrevistando
a los sobrevivientes y estudiando los restos de la
balsa improvisada. Visitó hospitales y estudió
cadáveres para impregnarse de su textura, colores
y sensaciones. También realizó numerosos bocetos
y estudios preliminares para la obra antes de
comenzar la pintura final.
La pintura es considerada una obra maestra de la
pintura francesa y del Romanticismo en particular,
y es conocida por su dramatismo y emotividad.
Además de "La Balsa de la Medusa", Géricault
también es conocido por otras obras importantes
como "Los Jinetes Árabes" y "El Oficial de
Caballería Herido".
Théodore Géricault murió a la edad de 32 años
debido a una enfermedad. Los detalles exactos de
su muerte no están claros, pero se sabe que su
salud se deterioró rápidamente durante sus
últimos años de vida.
Se cree que Géricault contrajo tuberculosis en
1822, y la enfermedad empeoró a medida que
trabajaba en su última gran obra, "El Oficial de
Caballería Herido". Además, se sabe que Géricault
llevaba un estilo de vida poco saludable, fumaba y
bebía en exceso, lo que probablemente contribuyó
a su deterioro físico.
Géricault murió el 26 de enero de 1824 en París. Su
temprana muerte fue una gran pérdida para el
mundo del arte, ya que se había establecido como
uno de los principales artistas de su época y había
sido una influencia importante en el desarrollo del
Romanticismo en la pintura francesa.
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La pintura “La balsa de la medusa”
El imponente cuadro de Géricault, mide 491 cm de
alto por 716 cm de ancho, se encuentra en el
Museo del Louvre, y es una de las más grandes
expuestas allí.
Realizada en óleo sobre tela, está ubicada en una
sala dedicada a las obras de laescuela francesa del
siglo XIX. A pesar de su tamaño, la obra es detallada
y precisa en su representación de los personajes y
la balsa improvisada.
Ha sido objeto de varias restauraciones y
conservaciones a lo largo de los años, incluyendo
una importante restauración en la década de 1990
para corregir daños debidos a la exposición a la luz.
Es una de las obras más visitadas del Museo del
Louvre y es una atracción popular para los amantes
del arte y los turistas.
La pintura es conocida por su dramatismo y
emotividad en la representación de los
sobrevivientes del naufragio luchando por su
supervivencia en la balsa. La composición de la
obra es caótica y confusa, con figuras humanas
desesperadas y retorcidas que luchan por
sobrevivir en un espacio limitado.
La obra simboliza la lucha por la supervivencia y la
resistencia humana en tiempos de crisis. La balsa
improvisada se convierte en un símbolo de la
resiliencia humana y la capacidad de adaptarse a
situaciones extremas.
Géricault empleó una paleta oscura y sombría para
crear una sensación de tensión y desesperación en
la obra. Los colores apagados y oscuros también
sugieren la idea de muerte y desesperanza. La
técnica empleada por el autor es impresionante en
la precisión y autenticidad de los detalles, y en la
complejidad de la composición.
El cuadro es intencionadamente asimétrico y
desordenado, aunque se estructura en la forma de
dos pirámides que se sostienen sobre la base
inestable que supone la balsa sonre el mar.
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Géricault decidió contar la historia como si fuese
un texto, leyéndola de izquerda a derecha,
comenzando por la muerte y la desesperación de
los que ya no pueden más y se abandonan, a la
esperanza y la lucha por la supervivencia de
quienes creen ver el barco que los rescatará. Un
punto en el horizonte parece indicarnos ese barco,
pero la vela de la balsa es empujada por el
viento en la dirección contraria, lejos de la
salvación y hacia un destino de desesperación y
muerte.
Los personajes de la obra representan una amplia
gama de edades y clases sociales, desde jóvenes
soldados hasta ancianos y mujeres. Esta inclusión
de una variedad de personajes humanos refuerza
la idea de un mundo adverso y difícil para todos.
Se pueden identificar aproximadamente 15 a 20
personajes que luchan por sobrevivir en la balsa
improvisada. El número exacto puede variar según
la interpretación del espectador y la perspectiva
desde la que se vea la obra.
En la parte central se puede ver a un grupo de
hombres desesperados y retorcidos, luchando por
mantenerse a flote en la balsa. En la parte inferior
de la obra, se puede ver a un anciano y a una mujer
muerta, mientras que en la parte superior derecha,
un personaje levanta un paño rojo como señal de
esperanza y salvación.
Además de los personajes principales, la obra
también presenta varios detalles y elementos que
refuerzan la sensación de caos y confusión en la
balsa. Se pueden ver cuerdas, remos, sombreros y
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otros objetos flotando en el agua, lo que sugiere
que la lucha por sobrevivir ha sido larga y difícil.
en la obra sirven de inspiración para entender las
diferentes maneras de enfrentar la adversidad.
Las múltiples actitudes mostradas por cada uno de
los aproximadamente 20 personajes que aparecen
En las siguientes líneas intentaremos mostrar las
actitudes positivas y negativas que Géricault supo
plasmar con maestría. Ahora, veamos el cuadro:
Las actitudes ante la adversidad
Como ya hemos visto, el cuadro "La Balsa de la
Medusa" representa una de las tragedias más
notorias de la historia de la navegación, pero
también puede ofrecer lecciones valiosas para el
entorno laboral.
En el cuadro se pueden identificar actitudes tanto
positivas como negativas en los personajes que
luchan por sobrevivir en una situación extrema. Es
interesante explorar las similitudes entre las
actitudes que muestran los personajes del cuadro y
las diferentes actitudes que pueden tener las
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personas en una empresa. Analizar estas actitudes
puede proporcionar a los líderes empresariales
claves para fomentar una cultura laboral positiva y
productiva.
Las actitudes positivas
•
Resiliencia
Entre las actitudes positivas que se pueden
identificar en el cuadro, la resiliencia es la más
destacada. Los personajes que sobreviven muestran
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una gran capacidad para superar obstáculos y
mantener su motivación en situaciones adversas.
En un entorno laboral, la resiliencia es una habilidad
que puede ayudar a los empleados a superar
obstáculos y desafíos, manteniendo una actitud
positiva y orientada al logro de objetivos. Los
personajes en el cuadro muestran una gran
capacidad para sobrevivir en condiciones
extremadamente difíciles. En una empresa, los
equipos y las personas también pueden enfrentar
desafíos y dificultades, y es importante desarrollar
una mentalidad de resiliencia para superar los
obstáculos y seguir adelante en un entorno que
permita el fracaso, el error y el intentarlo de nuevo
con más aprendizaje y ambición.
•
Trabajo en equipo y solidaridad
El trabajo en equipo es otra actitud positiva que se
puede observar en el cuadro. Algunos personajes
trabajan juntos para sobrevivir, lo que demuestra
que la colaboración es fundamental para alcanzar un
objetivo común.
Fomentar un ambiente colaborativo en el entorno
laboral puede ayudar a los miembros de un equipo a
trabajar juntos, apoyarse mutuamente y compartir
ideas para alcanzar objetivos comunes.
•
Liderazgo y valor
Vemos también como otros personajes emergen
como líderes y toman medidas para ayudar a los
demás a sobrevivir. En una empresa, el liderazgo es
fundamental para inspirar y guiar a los miembros del
equipo hacia el éxito. Los líderes deben ser capaces
de tomar decisiones difíciles y liderar con un
enfoque orientado al objetivo, con coraje y valentía
para enfrentarse a la adversidad.
•
Adaptabilidad
Los personajes en el cuadro deben adaptarse a un
entorno desconocido y hostil. En el cuadro vemos
cómo algunos de ellos improvisan herramientas y
utensilios con los pocos recursos que tienen.
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En una empresa, las personas y los equipos también
deben ser capaces de adaptarse a los cambios en el
entorno laboral y en los objetivos de la empresa
utilizando los medios a su alcance o procurándose
otros. La adaptabilidad es fundamental para el éxito
a largo plazo.
•
Perseverancia y determinación
En el cuadro, los personajes luchan por sobrevivir
durante semanas. Vemos cómo algunos continúan
trabajando y manteniéndose en movimiento a pesar
del cansancio y el agotamiento.
En una empresa, también puede ser necesario
perseverar durante largos períodos para lograr
objetivos a largo plazo. Los individuos y los equipos
deben ser capaces de mantener su motivación y
compromiso incluso en momentos difíciles.
Las actitudes negativas
Hay varias actitudes negativas que se pueden
observar con claridad en el cuadro "La Balsa de la
Medusa" y que también pueden encontrarse en el
entorno laboral.
Estas actitudes pueden manifestarse en forma de
falta de colaboración y apoyo entre colegas, lo que
puede afectar negativamente a la productividad y el
ambiente laboral, creando una espiral de
negatividad con un impacto directo en la cultura de
empresa, en la satisfacción del cliente y en los
resultados internos.
Veamos algunas de esas actitudes negativas
evidenciadas en el cuadro y a evitar en nuestros
equipos.
•
Egoísmo y falta de empatía
En el cuadro, algunos personajes son egoístas y no
muestran empatía hacia los demás sobrevivientes.
Vemos personajes que han sufrido las consecuencias
de la lucha por los escasos recursos y otros que no
comparten con los demás.
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En una empresa, esto puede manifestarse en la falta
de colaboración y apoyo entre compañeros de
trabajo.
•
Negligencia y falta de liderazgo
La imagen también impacta por lo que no se ve. El
capitán del barco y los otros oficiales que
abandonaron a gran parte de la tripulación y
pasajeros, dejándolos a su suerte en el medio del
océano, en una balsa construida de manera
improvisada con los restos del naufragio. En una
empresa, la falta de liderazgo y la negligencia
pueden llevar a decisiones erróneas con graves
consecuencias.
•
Desesperanza y falta de motivación
Otros personajes de la pintura muestran
desesperanza y falta de motivación para sobrevivir.
Vemos a personajes que se rinden y dejan de
trabajar para vencer las dificultades ante la
dimensión de éstas, convirtiéndose en un peso
muerto que deja de aportar al fin común. En una
empresa, esto puede manifestarse en la falta de
compromiso y entusiasmo de las personas, en la
falta de ambición, en el conformismo, y en la
aceptación de la realidad por mala que sea, sin
voluntad de cambiarla. Pocas cosas pueden afectar
más negativamente al éxito de la empresa, a la
productividad y a la satisfacción de los clientes.
•
Conflicto y falta de colaboración
También vemos como algunos personajes entran en
conflicto y no colaboran entre sí. Vemos personajes
que se pelean entre ellos y no trabajan juntos para
un objetivo común evidente como es la
supervivencia.
En una empresa, la falta de colaboración y la
presencia de conflictos entre empleados pueden
enquistarse en una cultura de negatividad, conflicto
y malestar, que dificulta enormemente la
consecución de los objetivos empresariales, y sobre
todo, imposibilita el desarrollo y la realización de las
personas con su trabajo.
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•
Agresividad, angustia y miedo
Podemos ver algunos personajes con actitud
realmente agresiva, posiblemente poseídos por el
miedo ante una fatalidad inminente. En las
empresas también observamos en ocasiones
actitudes agresivas, que derivan de miedos propios
o los generan en los demás. Trabajar con miedo, con
una continua sensación de angustia, es un camino
directo a la desmotivación y a la generación de una
cultura de positividad y ambición.
•
Rencor
En la expresión de algunos personajes podemos
sentir cómo culpan a otros por su situación, y cómo
ese rencor les impide llenarse de otras actitudes
positivas que les ayuden a sobrevivir. Es común
observar en las empresas situaciones de rencor, de
victimismo, de culpabilización al entorno, al jefe, al
compañero, a los medios, al mercado, a la
organización, o a cualquier cosa que haga que libere
nuestra conciencia del peso de la responsabilidad.
Géricault nos mostró un grupo de personas en un
proyecto común, iguales en circunstancias, pero
diferentes en su respuesta ante ellas. Todas “en el
mismo barco”, literalmente. El autor nos traslada la
enorme fuerza y la impactante emoción de las
diferentes actitudes humanas ante la adversidad.
Identificar y fomentar las actitudes positivas en el
trabajo, crear un entorno laboral de ambición y
positividad, implantar sistemáticas de gestión
transversales, cultivar la relación y la aportación del
equipo, reducir el impacto de las malas experiencias
y de los conflictos, y en definitiva, desarrollar a los
miembros del equipo como profesionales y como
personas realizadas, orgullosas de su aportación, son
tareas fundamentales de un líder, tanto en
situaciones de crisis como en el desarrollo del día a
día.
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