Oftalmología práctica 6.ª edición Dr., Fred M. Wilson, II Profesor emérito de Oftalmología de la Facultad de Medicina de Indiana y consultor del Roudebush Veterans Administration Medical Center, Indianápolis. Se formó en la Universidad de Indiana, donde se graduó como médico, y en la Francis I. Proctor Foundation de San Francisco. Formó parte durante 15 años del profesorado del Curso de Ciencias Básicas y Clínicas de la American Academy of Ophtalmology, incluidos 5 años como supervisor de la sección «Enfermedades de superficie ocular y córnea» Dr., Preston H. Blomquist Profesor asociado de Oftalmología y director del programa de residencia de Oftalmología en el Southwestern Medical Center de la Universidad de Texas en Dallas. Trabaja como jefe del Servicio de Oftalmología del Parkland Memorial Hospital y como director médico de oftalmología del Parkland Health and Hospital System de Dallas Elsevier Table of Contents Title page Copyright Prefacio Capítulo 1: Introducción a la práctica de la oftalmología La práctica de la oftalmología Las responsabilidades del residente El estrés en la formación durante la residencia Superar el desánimo inicial Consideraciones éticas Formación y entrenamiento Fallos y consejos útiles Capítulo 2: Generalidades de la evaluación oftalmológica Anamnesis Exploración Equipamiento oftalmológico Equipamiento auxiliar Actitud del médico y trato con el paciente Documentación médica Fallos y consejos útiles Capítulo 3: Historia clínica Objetivos de la historia clínica Métodos de registro de la historia clínica Componentes de la historia clínica Fallos y consejos útiles Capítulo 4: Exploración de la agudeza visual Convenciones y material para la exploración Procedimientos de medida Pruebas de agudeza en pacientes especiales Variables en la medición de agudeza Agudeza visual no corregible Otras pruebas de función visual sensorial Fallos y consejos útiles Capítulo 5: Refracción Generalidades de la refracción Nociones de óptica ocular Estado refractivo del ojo Notación de lentes Frontofocómetro Retinoscopia y refinamiento Neutralización con un retinoscopio Normas para la graduación de gafas Consideraciones ópticas sobre las gafas Fallos y consejos útiles Capítulo 6: Exploración de los movimientos oculares Terminología en estrabismo Terminología en movilidad ocular Función de los músculos extraoculares Exploración de los movimientos oculares Pruebas de binocularidad y fusión Pruebas de alineación Evaluación de los movimientos oculares (movilidad) Fallos y consejos útiles Capítulo 7: Exploración pupilar Anatomía de las vías pupilares Exploración de las pupilas Pupilas anómalas Fallos y consejos útiles Capítulo 8: Examen del campo visual El campo visual Pruebas de cribado Perimetría manual Perimetría automatizada Defectos campimétricos frecuentes Fallos y consejos útiles Capítulo 9: Examen externo Colocación del paciente Observación general Inspección Palpación Auscultación Fallos y consejos útiles Capítulo 10: Biomicroscopia con lámpara de hendidura Usos de la lámpara de hendidura Partes de la lámpara de hendidura Preparación y colocación del paciente Principios de iluminación con la lámpara de hendidura Técnicas especiales Fallos y consejos útiles Capítulo 11: Exploración del segmento anterior Generalidades de la exploración del segmento anterior Glándula lagrimal y piel Párpados y pestañas Conjuntiva Epiesclerótica y esclerótica Película lagrimal Córnea Cámara anterior Iris Cristalino Espacio retrolenticular y vítreo anterior Gonioscopia Tinciones Fallos y consejos útiles Capítulo 12: Tonometría Convenciones en la medición de la PIO y medias poblacionales Tipos de tonómetros Tonometría de aplanamiento de Goldmann Tonometría de indentación de Schiøtz Paquimetría corneal Fallos y consejos útiles Capítulo 13: Exploración del segmento posterior Referencias anatómicas Dilatación pupilar Instrumentación Oftalmoscopia indirecta Exploración del segmento posterior con la lámpara de hendidura Oftalmoscopia directa Dibujo del fondo de ojo Pruebas de imagen El fondo normal y sus variantes comunes Fallos y consejos útiles Capítulo 14: Urgencias oftalmológicas Equipamiento y evaluación general Traumatismos oculares en urgencias Infecciones oculares en urgencias Las verdaderas urgencias oculares Fallos y consejos útiles Capítulo 15: Medicamentos oculares comunes Anestésicos Colorantes Antiinfecciosos Antiinflamatorios Midriáticos y ciclopléjicos Antiglaucomatosos Descongestionantes, vasoconstrictores y antialérgicos Lubricantes y lágrimas artificiales Deshidratadores corneales Fármacos administrados por inyección intravítrea Índice alfabético Copyright Edición en español de la sexta edición de la obra original en inglés Practical Ophthalmology A Manual for Beginning Residents Copyright © 2009 American Academy of Ophthalmology. All rights reserved. Esta publicación es una traducción de la obra de la American Academy of Ophthalmology titulada Practical Ophthalmology. A Manual for Beginning Residents . Esta traducción refleja la práctica actual en EE. UU. Desde la fecha de su publicación original por la Academia. La American Academy of Ophthalmology no traduce esta publicación al idioma utilizado en esta publicación y no se hace responsable de los errores, omisiones u otros posibles fallos de traducción. This publication is a translation of a publication of the American Academy of Ophthalmology entitled Practical Ophthalmology. A Manual for Beginning Residents. This translation reflects current practice in the United States of America as of the date of its original publication by the Academy. The American Academy of Ophthalmology did not translate this publication into the language used in this publication and disclaims any responsibility for any errors, omissions or other possible fault in the translation. Revisión científica Rafael Morcillo Laiz Doctor por la Universidad Autónoma de Madrid Médico Oftalmólogo Hospital Ramón y Cajal (Madrid) © 2013 Elsevier España, S.L. Travessera de Gràcia, 17-21. 08021 Barcelona, España Fotocopiar es un delito (Art. 270 C.P.) Para que existan libros es necesario el trabajo de un importante colectivo (autores, traductores, dibujantes, correctores, impresores, editores…). El principal beneficiario de ese esfuerzo es el lector que aprovecha su contenido. Quien fotocopia un libro, en las circunstancias previstas por la ley, delinque y contribuye a la «no» existencia de nuevas ediciones. Además, a corto plazo, encarece el precio de las ya existentes. Este libro está legalmente protegido por los derechos de propiedad intelectual. Cualquier uso fuera de los límites establecidos por la legislación vigente, sin el consentimiento del editor, es ilegal. Esto se aplica en particular a la reproducción, fotocopia, traducción, grabación o cualquier otro sistema de recuperación y almacenaje de información. WARNING: Unauthorized copying of this publication is a violation of national and international copyright law. ISBN edición original: 978-1-56055-987-0 ISBN edición española: 978-84-8086-991-1 Depósito legal: B. 25.273 - 2012 Traducción y producción editorial: GEA CONSULTORÍA EDITORIAL, S.L. Advertencia La medicina es un área en constante evolución. Aunque deben seguirse unas precauciones de seguridad estándar, a medida que aumenten nuestros conocimientos gracias a la investigación básica y clínica habrá que introducir cambios en los tratamientos y en los fármacos. En consecuencia, se recomienda a los lectores que analicen los últimos datos aportados por los fabricantes sobre cada fármaco para comprobar las dosis recomendadas, la vía y duración de la administración y las contraindicaciones. Es responsabilidad ineludible del médico determinar las dosis y el tratamiento más indicados para cada paciente, en función de su experiencia y del conocimiento de cada caso concreto. Ni los editores ni los directores asumen responsabilidad alguna por los daños que pudieran generarse a personas o propiedades como consecuencia del contenido de esta obra. Editorial Elsevier Prefacio La sexta edición de Oftalmología práctica pretende ayudar a los residentes del primer año de Oftalmología a funcionar eficazmente lo antes posible durante los primeros meses de su residencia. Los nuevos residentes suelen tener pocos conocimientos oftalmológicos y habilidades clínicas, aunque se espera de ellos que empiecen a trabajar como médicos casi inmediatamente. Confiando en facilitar esta exigente transición brusca y comprensible, este manual trata los principios prácticos y las técnicas esenciales o útiles para llevar a cabo diversas exploraciones y pruebas oftalmológicas e interpretar sus resultados. Se incluye información clínica y general que ayude a que los residentes entiendan la información práctica que se presenta. Los autores de este manual y de la edición previa (5.a) son oftalmólogos con gran experiencia e interés en la formación de residentes de Oftalmología: Dr. Preston H. Blomquist (Southwestern Medical Center de la Universidad de Texas, Dallas), Dr. Steven J. Gedde (Bascom Palmer Eye Institute, Universidad de Miami, Miller School of Medicine, Miami, Florida), Dr. Karl C. Golnik (Universidad de Cincinnati y Cincinnati Eye Institute, Cincinnati, Ohio), Dr. David K. Wallace, MPH (Duke Eye Center, Durham, Carolina del Norte) y Dr. Fred. M. Wilson II (Facultad de Medicina de Indiana, Indianápolis, Indiana). Se ha actualizado el texto para esta edición, especialmente los capítulos sobre urgencias oftalmológicas y medicamentos oculares habituales. También se han actualizado las tablas, las referencias de consulta y ciertas ilustraciones. Para intentar potenciar al máximo el valor instructivo de este manual, hemos incorporado varias características específicas como: • Capítulos sobre cada elemento de la exploración oftalmológica completa, organizados en el orden en que suelen realizarse. • Protocolos clínicos, en varios capítulos, con instrucciones paso a paso para algunos de los procedimientos clínicos más importantes. • Fallos y consejos útiles, en el que se exponen algunos trucos para evitar o resolver los problemas comunes en ciertas áreas. • Bibliografía recomendada, con una lista de lecturas relevantes y útiles para buscar información más detallada. Este manual lógicamente no pretende cubrir todos los procedimientos que debe dominar el nuevo residente de Oftalmología. Por ejemplo, los residentes deben aprender sobre codificación de diagnósticos e intervenciones, atención de pacientes, registros electrónicos y prescripción electrónica, confidencialidad del paciente, medicina basada en la evidencia y datos de resultados e investigación. Aunque estos temas van más allá del objetivo de este libro, la Academia publica materiales formativos sobre estas cuestiones. El lector debe consultar la bibliografía y recursos recomendados al final de cada capítulo para más información. Esperamos que este manual sea útil sobre todo dentro de los primeros 3 a 6 meses de experiencia de los nuevos residentes. Estos también deben centrar su atención en el Curso de Ciencias Básicas y Clínicas (CCBC) de la Academia y en los principales libros de texto y revistas de Oftalmología, teniendo en cuenta que aprenderán sobre todo de sus compañeros residentes, miembros del departamento y otros profesores. Habremos cumplido nuestro objetivo si este manual facilita la transición de los nuevos residentes de Oftalmología hacia una gratificante y emocionante carrera como oftalmólogos. Agradecimientos Este manual es una revisión de la quinta edición de Oftalmología básica para estudiantes de Medicina y residentes de Atención primaria, que surgió de una publicación anterior de la Academia titulada Manual para el nuevo residente de Oftalmología (del que se publicaron tres ediciones). Los editores quieren dar las gracias a los autores de las ediciones cuarta y quinta, cuyo trabajo sigue siendo visible en este manual: Dra. Judith E. Gurland, Dr. Latif M. Hamed, Dra. Karla J. Johns y Dr. Kirk R. Wilhelmus. Los editores también quieren agradecer su trabajo como revisores del manuscrito a los siguientes miembros del Comité de Relaciones de Oftalmología: Donna M. Applegate, COT; Dr. James W. Gigantelli; Kate Goldblum, RN; Dra. Karla J. Johns; Dr. David Sarraf, FACS; Dra. Mary A. O’Hara; Judy Petrunak, CO; Dra. Miriam T. Schteingart, y Dr. Samuel P. Solish. La Academia desea agradecer al Dr. Daniel F. Goodman, MD de San Francisco, California, que cediera sus salas de exploración al equipo de fotógrafos. Dan McGarrah fue el fotógrafo de las siguientes figuras: 4.2, 4.5, 5.11 (B), 5.12, 5.13, 7.3, PC 9.3 (1, 2), 9.11 (1), 13.6(A), 13.7(A), 13.15, 13.16. Capítulo 1 Introducción a la práctica de la oftalmología Como la mayoría de las nuevas empresas, empezar la residencia de Oftalmología genera ilusión, pero también miedos. Este capítulo ofrece una panorámica sobre lo que supone convertirse en oftalmólogo y practicar la oftalmología de forma ética, responsable y competente. También describe de qué modo puede ayudarle este manual en sus primeros meses de residencia (y más adelante, si lo desea) y aporta consejos prácticos para afrontar algunos de los retos que se le plantearán. Aquí encontrará unas normas generales para enfrentarse a la tarea de asimilar una gran cantidad de conocimientos, habilidades y actitudes necesarios para la práctica de la oftalmología, la especialidad que ha elegido. Ya habrá solventado con éxito pruebas similares cuando se embarcó en su formación como médico, y sin duda habrá desarrollado su propio sistema de adquirir y asimilar conocimientos sobre la marcha. El material de este capítulo puede resultar familiar para muchos nuevos residentes, pero sin duda es lo suficientemente importante como para insistir sobre él. La práctica de la oftalmología Le felicitamos por su decisión de estudiar oftalmología, una disciplina con antiguas raíces que provienen de hace 2.000 años. El innegable éxito de la oftalmología como disciplina se basa en dos elementos entrelazados: la potencia intrínseca de la oftalmología como especialidad médico-quirúrgica y su faceta competitiva que no deja de atraer a personas con talento hacia este campo. La oftalmología ha interesado a algunas de las mentes más brillantes de la historia. Varios premios Nobel lo han sido por sus investigaciones sobre la visión. A la oftalmología puede atribuirse el haber sido pionera en varios aspectos entre las disciplinas médicas. Por ejemplo, fue la primera especialidad médica del mundo con un consejo examinador (1916), el denominado originalmente American Board for Ophthalmic Examinations, que en 1935 fue rebautizado como American Board for Ophthalmology. La oftalmología fue la primera disciplina médica en la que se realizaron ensayos clínicos aleatorizados, la primera en usar láseres, la primera en emplear fármacos antivíricos y la primera en llevar a cabo homoinjertos con éxito (trasplante de córnea). La práctica de la oftalmología es un privilegio, y los oftalmólogos están familiarizados con las recompensas y la satisfacción personal que les brindan sus esfuerzos. El vasto campo de la oftalmología práctica combina la medicina y la cirugía para el tratamiento tanto de niños como de adultos. Su naturaleza permite establecer relaciones médicopaciente duraderas y gratificantes, a menudo para toda la vida. La Oftalmología como materia de estudio supone un desafío intelectual muy satisfactorio, lo suficientemente amplio como para garantizar que cualquiera puede hallar un nicho intelectual en su vasta relación de temas. La fuerza inherente a la especialidad que ha elegido, así como la pasión que inspira en los que la practican, asegurarán el progreso incesante de la oftalmología. Los servicios oftalmológicos se entienden enfocados hacia el paciente. La visión es un bien tan preciado entre los norteamericanos que, según una encuesta de la National Society to Prevent Blindness, esta es la enfermedad más temida después del cáncer. Este miedo emana de la creencia de que la ceguera tiene un efecto catastrófico sobre la vida social, económica y personal. Es especialmente importante que el nuevo residente comprenda este temor, ya que la práctica de la oftalmología implica el cuidado de pacientes con trastornos que amenazan su visión. Tales pacientes pueden creer, con razón o sin ella, que se van a quedar ciegos. El tratamiento de sus dolencias no requiere solo habilidades técnicas por parte del médico, sino también su compasión, comprensión y asesoramiento. La comunicación es una pieza clave en la práctica de la medicina, y la oftalmología no es una excepción. La comunicación puede darse con el paciente, con la familia, con otros profesionales sanitarios o con diversos sectores sociales. Dicha comunicación siempre debe ser clara, directa, oportuna y libre de tecnicismos. La comunicación con los pacientes en general, pero sobre todo con los pacientes o padres de niños a los que se les diagnostican enfermedades oftalmológicas graves, es un arte que se adquiere a lo largo de muchos años de experiencia. Sin embargo, hay algunas normas generales que pueden resultar útiles para el nuevo residente. Este quizá prefiera postergar la transmisión de malas noticias sobre una enfermedad ocular grave o la interpretación de una situación clínica complicada, dejando estas tareas al médico responsable, que debería tener más experiencia en este tema y posiblemente una interpretación diferente sobre la enfermedad del paciente. Es difícil tener que rectificar el mensaje dado inicialmente al paciente, además de lo confundido que puede quedar éste al oír dos opiniones posiblemente contrapuestas con implicaciones distintas. Cuando tenga que dar malas noticias, debe armarse de confianza y transmitirlas con claridad, empatía, compasión y gentileza profesional. La comunicación debe hacerse en privado y sin agobios de horario. Trate de alcanzar un equilibrio entre ser demasiado exhaustivo y ser extremadamente conciso. Por último, la mayoría de los niños con enfermedades que causan ceguera conservan cierta función visual, aunque sea tan escasa como la simple percepción luminosa. Es legalmente correcto considerarlos ciegos, pero este no es un término apropiado cuando se informa a los padres que buscan un resquicio de esperanza en el cuadro que el médico les presenta. La mayoría de los pacientes interpretan la palabra «ceguera» como ausencia de percepción luminosa, por lo que son preferibles términos como deterioro visual, baja visión o visión limitada. Los resultados de interconsultas con otros médicos deben escribirse en un lenguaje claro, con pocas o ninguna abreviatura. Una hoja de consulta mal escrita o repleta de abreviaturas y tecnicismos sirve de bien poco si su destinatario no puede entenderla, y lo que consigue es levantar barreras entre la oftalmología y otros campos de la medicina. Las responsabilidades del residente Al empezar su residencia, será un nuevo miembro de un servicio sanitario con docencia. Su objetivo es adquirir los conocimientos, habilidades, actitudes y comportamientos necesarios para practicar la oftalmología. Conviene familiarizarse con los objetivos generales del programa de residencia y con el personal que influye en la misión académica de las facultades de Medicina y los programas de residencia. Los objetivos de los programas de residencia suelen ser la atención al paciente, la formación científica y la investigación. En primer lugar se enuncia la atención al paciente porque es la meta principal de la formación y porque la investigación en definitiva va encaminada a mejorar su cuidado. La atención al paciente es una magnífica fuente de formación clínica, pero los nuevos residentes deben ser capaces de reconocer sus limitaciones para garantizar que todos reciban una asistencia de gran calidad. Usted debe estar dispuesto a ser supervisado sin restricciones, porque el oftalmólogo supervisor tiene la responsabilidad ética y profesional de asegurarse de que la calidad de la atención médica no se resiente como consecuencia del aprendizaje del residente. Los oftalmólogos son médicos. Debido a las estrechas interrelaciones entre la salud y la patología ocular y sistémica, la moderna práctica de la oftalmología requiere una amplia base de conocimientos médicos. Debe conservar sus conocimientos y actitudes ya adquiridos sobre medicina general e integrarlos con sus nuevos conocimientos oftalmológicos. Los residentes tienen que esforzarse por mantener un equilibrio entre sus responsabilidades familiares y domésticas, por un lado, y las que deben al equipo de atención sanitaria del que son miembros, por otro. Un sistema de apoyo bien desarrollado debe favorecer este equilibrio, y usted no debe dudar a la hora de transmitir a los supervisores correspondientes cualquier preocupación que tenga sobre situaciones o sucesos que pueden afectar a su rendimiento o bienestar. Planifique sus actividades como residente durante la residencia y las de después. Desarrolle su espíritu de colaboración y servicio con sus compañeros residentes. No desaproveche la oportunidad de construir relaciones duraderas con facultativos, residentes y otros trabajadores. Tales relaciones suelen ser tan gratificantes como cualquier otra que establezca durante su residencia. El estrés en la formación durante la residencia La bibliografía sobre el tema del estrés durante la residencia ha aumentado espectacularmente desde el caso de Libby Zion en 1984, cuando murió inesperadamente un paciente de 18 años al parecer por culpa de médicos en formación sobrecargados de trabajo y sin supervisión. El coste que el estrés durante la residencia puede tener para la sociedad ha sido muy analizado desde entonces, y se han adoptado diversas medidas para reducirlo. Numerosos factores pueden contribuir al estrés durante la residencia, entre los que se incluyen: • Falta de sueño. La falta de sueño se considera una de las causas más importantes de estrés durante la formación del residente. Las llamadas nocturnas pueden someter a los residentes a un grado de acumulación de pérdida de sueño inédito en otros grupos laborales. El Accreditation Council for Graduate Medical Education (Consejo de Acreditación de la Educación Médica Graduada, ACGME) ha establecido normas sobre el horario laboral para reducir al mínimo esta privación de sueño. Así, la semana laboral no sobrepasará las 80 h de trabajo, con descanso mínimos de 10 h entre turnos, un día a la semana sin labores asistenciales y no más de 30 h consecutivas de guardia. • Conflicto y ambigüedad de roles. El conflicto de roles surge cuando la imagen que el residente tiene del médico se parece a una especie de superhéroe que choca con la realidad cotidiana. La ambigüedad de roles se produce por la situación del residente, a la vez médico en prácticas y estudiante. Este puede desempeñar el importante y digno papel del médico de cabecera para pacientes muy enfermos, y al mismo tiempo se espera de él que realice un trabajo menos excelso, como transportar pacientes y materiales, y además responder ante enfermeros y otras personas a las que el residente puede considerar con menores conocimientos y estatus. La ambigüedad de su rol da lugar a una sobrecarga creciente de trabajo. Esta clara discrepancia entre los diversos roles es a menudo una fuente de estrés e insatisfacción para el residente. • Nuevas causas de estrés. La mayoría de los estudios se han centrado en el estrés generado por el ambiente laboral del residente. Están apareciendo otros factores que pueden influir en la actitud y las sensaciones que el residente tiene sobre su profesión y sus pacientes. La rápida evolución de la atención sanitaria, la actitud de la sociedad hacia los médicos, el coste creciente de la formación y la incertidumbre sobre la disponibilidad de empleo y las retribuciones futuras son factores de estrés cada vez más importantes. Reconocer el estrés y sus causas Las consecuencias del estrés durante la residencia afectan negativamente al residente, su familia, los pacientes y la sociedad. Así, pueden aparecer adicciones (alcoholismo y consumo de drogas), divorcios y rupturas sentimentales, conductas y trastornos psicopatológicos (ansiedad, depresión y suicidio) y disfunción profesional. Los síntomas y signos pueden ser sutiles o evidentes. Los residentes y sus maestros deben aprender a reconocer las señales de estrés y establecer métodos eficaces para solucionarlo. Estas señales pueden dividirse en cuatro categorías: • Problemas físicos como trastornos del sueño y la alimentación, deterioro de la higiene y la imagen personal, incapacidad para concentrarse, múltiples síntomas físicos y propensión a los accidentes. • Problemas familiares como los que pueden afectar a las relaciones de pareja (separación o divorcio, impotencia y aventuras extramatrimoniales). • Problemas sociales como aislamiento por parte de los compañeros, abandono de actividades extraprofesionales, comportamientos poco fiables e impredecibles en el trabajo y carencia de habilidades sociales. • Problemas laborales como retrasos, ausencias sin explicación, pérdida de interés en el trabajo, mal tono al dar órdenes o responder las llamadas telefónicas sobre la atención a los pacientes, pasar demasiado tiempo en el hospital y cambios de humor, como mal genio, irritabilidad, ira, hostilidad y dificultad para tolerar a los demás. En vista de las consecuencias negativas del estrés en la residencia que hemos señalado, puede resultar sorprendente que no exista unanimidad entre maestros y discípulos sobre el efecto del estrés. Algunos consideran que este es necesario y beneficioso, mientras que otros creen que es perjudicial. No obstante, la mayoría coincidirá en que, más allá de cierto punto, el estrés se vuelve patológico. El estrés daña la relación médico-paciente. Los pacientes pueden ser percibidos como imposiciones forzosas durante los períodos de estrés. Es muy importante la capacidad de tener empatía con los pacientes para proporcionar una atención sanitaria compasiva. Puede entenderse que un médico estresado y falto de sueño esté poco dispuesto a tener o mostrar empatía, y que a menudo considere que las quejas del paciente son frívolas y banales en comparación con las suyas. Debido a los sacrificios que arrastran, los residentes pueden volverse egocéntricos y pensar que «el mundo está en deuda con ellos». Es esencial reconocer las posibles causas del estrés y sus efectos nocivos para poder combatirlas eficazmente. Pueden ser circunstancias que no pueda resolver el residente por sí solo, en cuyo caso deberá valorar buscar ayuda externa. Los residentes en ocasiones caen víctimas del tópico erróneo de que el médico debe tener respuesta para todo y ser capaz de afrontar independientemente cualquier problema. Este error se refleja en el dicho «Médico, cúrate a ti mismo», que puede dar lugar a que algunos residentes y médicos en prácticas crean que pedir ayuda es admitir una debilidad, lo que les hace reacios a buscar ayuda, reconocer culpas o aceptar consejos. Aunque muchos opinen que esta aura de infalibilidad es esencial en la relación médico-enfermo y que incluso tiene valor terapéutico para el paciente, debe admitirse claramente que, al igual que otras muchas tradiciones y mitos médicos, esta percepción no se ha sometido a examen científico y podría ser completamente falsa. Superar el desánimo inicial Al principio de la residencia es fácil caer en el desánimo, sobre todo por el impacto psicológico de tener que asimilar un novedoso volumen de conocimientos sobre anatomía y fisiología de una zona con la que no se está familiarizado y aprender a usar una terminología, equipamiento, instrumental y procedimientos especializados. Las diferencias de base que cada residente trae al principio de la residencia pueden desanimar a los que consideren que salen por detrás de sus compañeros. El desánimo puede provenir de cualquiera de las causas de estrés descritas anteriormente. A lo largo de la historia de la formación médica, los residentes han descubierto que este desánimo es casi siempre transitorio, y suele desaparecer al cabo de pocos meses si se reconoce y superan sus causas. El mejor método para vencer cualquier abatimiento inicial es un acercamiento maduro, metódico y a largo plazo al proceso de aprendizaje. Es útil comparar y compartir experiencias con colegas con diversos niveles de experiencia y formación. No obstante, sigue siendo cierto que la tarea de dominar la oftalmología puede resultar titánica para el nuevo residente. No hay sustitutos para el trabajo duro y el aprovechamiento eficiente del tiempo. La disciplina a la hora de adquirir conocimientos, atender al paciente y llevar a cabo una medicina ética conducirá a una vida profesional llena de satisfacciones. Consideraciones éticas La ética refleja nuestros valores morales. Su nivel de ética es un reflejo de sus actos y actitudes. El médico en formación debe tener siempre presente la práctica ética de la oftalmología. Es la salvaguarda de una relación saludable entre médico y paciente. Los principios que la guían, formalizados en el «Código ético» de la American Academy of Ophtalmology, tratan de garantizar que el interés del paciente sea primordial. Estos principios pueden resumirse en los siguientes: • Atienda con compasión, honradez, integridad y respeto a la dignidad humana. • No llame a un paciente el desprendimiento de retina; hágalo siempre por su nombre, salvo en circunstancias públicas en las que deba preservarse su intimidad. • Mantenga un estilo de vida saludable. Un médico enfermo o con problemas difícilmente mostrará empatía hacia las quejas banales de los pacientes. • Comprenda la psicología de la enfermedad. Los pacientes o sus familiares pueden mostrar miedo, enfado u hostilidad. Aprenda a reconocer y enfrentarse eficazmente a estas emociones sin ponerse a la defensiva ni ser hostil. • Mantenga la competencia clínica y moral para evitar causar daños (el principio hipocrático de primum non nocere) y garantizar que se proporciona una atención excelente. La competencia clínica se alcanza mediante el estudio continuado y las consultas apropiadas. La competencia moral obliga a que el médico practique el discernimiento moral (que entienda y resuelva las implicaciones éticas de sus actos médicos), tenga un comportamiento moral (que actúe con lealtad y respeto al paciente) y cuide la relación médico-enfermo. • Comuníquese con honradez y franqueza con sus pacientes. Nunca oculte su estatus. Preséntese por su nombre e identifíquese como residente. Proporcione información completa y precisa sobre las opciones de tratamiento. • Vele por el derecho del paciente a su intimidad dentro de los límites legales y mantenga la confidencialidad de su historial según las normas de la Health Insurance Portability and Accountability Act (HIPAA) de 1996. • No admita pagos por sus servicios oftalmológicos para explotar a pacientes u otros pagadores. • Luche siempre por preservar, proteger y avanzar en el interés de su paciente. Que esto se refleje en sus actos y actitudes, anteponiendo el bienestar del paciente a sus propias ambiciones y deseos. • Adopte medidas juiciosas para que puedan corregirse los comportamientos de colegas que se desvíen de los estándares profesionales o éticos comúnmente aceptados. Formación y entrenamiento El médico en formación debe luchar para lograr el equilibrio entre la formación y el entrenamiento. El entrenamiento consiste en aprender a realizar tareas concretas, como los pasos de una exploración y las intervenciones quirúrgicas. El significado de la formación es mucho más amplio, e incluye la integración razonada de los nuevos conocimientos con las propias experiencias, opiniones y actos de cada uno. El entrenamiento de la residencia debe complementarse con la formación dirigida individualmente. Puede afirmarse que el factor aislado más importante para conseguir un excelente entrenamiento en la residencia es la aportación personal de cada uno en su formación y entrenamiento. Puede obtenerse una formación equilibrada diversificando las fuentes de aprendizaje para conjugar de forma razonable el estudio de libros y revistas, la asistencia a cursos y conferencias y la participación en conversaciones informales. Una forma consagrada de formación continuada es leer sobre las enfermedades que vaya encontrando en sus pacientes. Cada año habrá que pasar el examen de conocimientos del Ophthalmic Knowledge Assessment Program (OKAP, Programa de Evaluación de Conocimientos Oftalmológicos) de la Academia. Esto servirá para que el residente identifique las áreas que domina y aquellas que requieren más estudio. Todos los residentes deben esforzarse para obtener la acreditación del American Board of Ophtalmology. Esta acreditación se basa en la formación continuada, las licencias, la verificación de credenciales por el director del programa de residencia, el examen escrito de cualificación y el examen oral. Para garantizar la formación continuada tras la residencia, el American Board of Ophthalmology inició un proceso de mantenimiento de la acreditación (MDA). Para tomar parte hay que presentar la licencia estatal y documentación acreditativa de formación médica continuada. Este proceso incluye revisión de historias de consulta, exámenes prácticos con consulta de libros y exámenes sin libros. El proceso se repite cada 10 años. El interés por avanzar en su formación y entrenamiento debe continuar más allá de la residencia. El nuevo residente debe comprometerse a mejorar sus habilidades y conocimientos médicos mediante el estudio continuado, la instrucción y la experiencia. Mantener la competencia profesional es esencial para una práctica ética de la oftalmología y para promover el crecimiento como científico y oftalmólogo. Es necesario estar al tanto de los descubrimientos y avances médico-quirúrgicos, que parece que están modificando casi día a día la práctica de la medicina, para seguir siendo competitivos en un mercado que demanda resultados excelentes. Las peticiones de reformas de la atención sanitaria afectarán al reto de convertirse en un oftalmólogo excelente. Las crecientes restricciones de tiempo y recursos económicos disponibles para la formación se ven agravadas por la necesidad de mantenerse actualizado y plenamente competente en un campo en continua evolución. La American Academy of Ophtalmology ofrece una serie de recursos para ayudar a sus miembros a conseguir sus metas de formación continuada frente a los nuevos desafíos y obligaciones. Para consultar una lista de los productos y servicios de la Academia, visite la página web www.aao.org. Fallos y consejos útiles • Evite los atajos y simplificaciones en su práctica como nuevo residente. Aprenda correctamente desde el principio. • No ponga en peligro la salud del paciente en aras de su entrenamiento u otros beneficios personales. Consulte siempre con un médico con más conocimientos y experiencia si tiene dudas en alguna situación clínica. • No se avergüence de usar este o cualquier otro manual de iniciación. Adopte una predisposición favorable al aprendizaje de por vida. • No oculte las limitaciones en sus habilidades y conocimientos al empezar la residencia. Esfuércese por mejorarlas y sea receptivo a las críticas. • Recuerde que el éxito profesional se basa en algo más que aprender datos médicos y técnicas quirúrgicas. El arte de la medicina solo llegan a dominarlo los médicos íntegros, maduros y compasivos que además saben sobre medicina. • No denuncie o menosprecie públicamente el tratamiento de otros colegas diciendo cosas del estilo de «Su médico no sabía lo que hacía» o «Esto es mala praxis». Infórmese bien de los hechos antes de emitir juicios de valor, pero no olvide que usted es un médico residente, no un juez. Bibliografía recomendada Appropriate Examination and Treatment Procedures [Advisory Opinion]. San Francisco: American Academy of Ophthalmology; 2003. Basic and Clinical Science Course. American Academy of Ophthalmology web site. http://one.aao.org/CE/EducationalProducts/BCSC.aspx. Accessed June 15, 2009. Code of Ethics. American Academy of Ophthalmology web site. http://www.aao.org/about/ethics/code_ethics.cfm. Accessed June 15, 2009. Duty hours language. Accreditation Council for Graduate Medical Education web site. http://www.acgme.org/acWebsite/dutyHours/dh_Lang703.pdf. Accessed June 15, 2009. Ethical Obligations in a Managed Care Environment [Advisory Opinion]. San Francisco: American Academy of Ophthalmology; 1997. Learning New Techniques Following Residency [Advisory Opinion]. San Francisco: American Academy of Ophthalmology; 2003. OKAP exam. American Academy of Ophthalmology web site. http://one.aao.org/CE/Educational Content/oKAP.aspx. Accessed June 15, 2009. Parke D.W., II., eds. The Profession of Ophthalmology: Practice Management, Ethics, and Advocacy. San Francisco: American Academy of Ophthalmology, 2005. The Ethical Ophthalmologist: A Primer. San Francisco: American Academy of Ophthalmology; 1999. The Moral and Technical Competence of the Ophthalmologist [Information Statement]. San Francisco: American Academy of Ophthalmology; 1999. Capítulo 2 Generalidades de la evaluación oftalmológica El objetivo de la evaluación oftalmológica es registrar datos objetivos y subjetivos sobre la función visual y la salud ocular. Los objetivos concretos de la evaluación oftalmológica completa son: • Obtener una anamnesis ocular y sistémica. • Determinar el estado óptico y de salud del ojo, el sistema visual y las estructuras relacionadas. • Identificar los factores de riesgo de enfermedades oculares y sistémicas. • Detectar y diagnosticar las alteraciones y enfermedades oculares. • Establecer y documentar la presencia o ausencia de signos y síntomas oculares de enfermedades sistémicas. • Comentar con el paciente la naturaleza de los hallazgos y sus implicaciones. • Reaccionar correctamente, pidiendo nuevas pruebas diagnósticas, iniciando el tratamiento o derivando al paciente si está indicado. Los pacientes a menudo solo necesitan que se les tranquilice, lo que se consigue mejor una vez completada la exploración; si no es así, estos intentos de tranquilizarle no serán creíbles. El médico alcanzará estos objetivos realizando la anamnesis del paciente y llevando a cabo las exploraciones necesarias, usando equipamiento especial si es necesario. Para que el acto médico sea satisfactorio también se requiere que el médico trate al paciente con una actitud profesional. Finalmente, es importante recoger los hallazgos de forma oportuna y exacta. Anamnesis Obtener una historia completa del paciente es el primer y fundamental paso de la evaluación oftalmológica (v. cap. 3). En general, la anamnesis debe incluir la siguiente información: • Datos demográficos, como nombre, fecha de nacimiento, sexo, raza/etnia y profesión. • La identidad de otros profesionales sanitarios que atiendan al paciente, incluido el nombre del médico que solicitó la consulta, si es pertinente. • El síntoma principal o el motivo por el que el paciente acude a consulta. • La historia de la enfermedad actual, que es una descripción más detallada del síntoma (o síntomas) principal. • El estado actual de la visión, incluida la percepción que tiene el paciente sobre su estado visual, sus necesidades visuales y cualquier síntoma ocular. • Los antecedentes oculares, incluidas enfermedades oculares previas, accidentes, diagnósticos, tratamientos, operaciones, medicamentos oculares y uso de gafas. • Antecedentes generales previos, incluidas alergias, reacciones adversas a fármacos, uso de medicamentos (tanto con receta como sin receta, productos de herboristería y suplementos nutricionales), y problemas médicos pertinentes y hospitalizaciones. • Los antecedentes familiares, incluidos los de mala visión (y si es posible su causa) y otras enfermedades familiares, oculares o sistémicas, relevantes. Exploración La evaluación oftalmológica completa incluye un análisis de la función fisiológica y el estado anatómico del ojo, el sistema visual y las estructuras relacionadas. A continuación exponemos las partes de la evaluación y los capítulos en los que se tratan en este libro: • Examen de la agudeza visual (se determinará la agudeza visual con y sin la corrección actual, si la hay, para lejos y para cerca; v. cap. 4). • Determinación de la agudeza visual mejor corregida utilizando la retinoscopia y la refracción (v. cap. 5). • Alineamiento ocular y examen de los movimientos oculares (v. cap. 6). • Exploración pupilar (v. cap. 7). • Examen del campo visual (v. cap. 8). • Examen externo del ojo y los anejos oculares (v. cap. 9). • Exploración del segmento anterior (v. caps. 10 y 11). • Tonometría para determinar la presión intraocular (v. cap. 12). • Exploración del segmento posterior (v. cap. 13). Equipamiento oftalmológico La sala de exploración oftalmológica y su equipamiento se denominan en ocasiones la unidad de oftalmología. Aunque el equipamiento de una consulta puede ser muy variable, típicamente consta de lo siguiente: • Escalas de optotipos de Snellen. Esta escala en forma de cartel colgado, proyectada o presentada en una pantalla de vídeo se usa para determinar la agudeza visual y la refracción (v. cap. 4). • Escala de agudeza visual cercana. Esta escala impresa portátil se usa para determinar la agudeza visual de cerca y para ayudar en la refracción (v. cap. 4). • Linterna o transiluminador de Finnoff. Estos instrumentos se usan para comprobar los reflejos fotomotores y el reflejo luminoso corneal. También sirven para el examen externo y la transiluminación del globo ocular (v. caps. 6, 7 y 9). • Biomicroscopio con lámpara de hendidura. Este instrumento óptico de aumento se usa principalmente para realizar la exploración del segmento anterior. Cuando se combina con una lente auxiliar, como la de Hruby, +90 dioptrías, +78 dioptrías o lente de tres espejos de Goldmann, puede emplearse para explorar el segmento posterior. También se usa junto a la lente de gonioscopia para examinar el ángulo de la cámara anterior (v. caps. 10, 11 y 13). • Tonómetro de aplanamiento de Goldmann. Este instrumento acoplado al biomicroscopio con lámpara de hendidura se usa para medir la presión intraocular. También puede usarse un dispositivo portátil para medir la presión intraocular (v. cap. 12). • Retinoscopio de franja. Este instrumento portátil se usa para realizar la retinoscopia, una medición objetiva del estado refractivo del paciente (v. cap. 12). • Foróptero. Este aparato (también llamado refractor) contiene un juego de lentes de prueba y se usa para la retinoscopia y la refracción (v. cap. 5). • Montura de pruebas y caja de lentes. Se usan para realizar la retinoscopia y la refracción y para confirmar los hallazgos refractivos (v. cap. 5). También sirve para realizar pruebas de alineamiento ocular en pacientes con y sin gafas. • Distómetro. Este aparato portátil se usa para medir la distancia al vértice, es decir, la distancia entre el ojo del paciente y la superficie posterior del cristal de la gafas (v. cap. 5). • Oftalmoscopio directo. Este instrumento portátil se usa para explorar el segmento posterior y también para valorar el reflejo rojo (v. cap. 13). • Oftalmoscopio indirecto. Este aparato, que se coloca en la cabeza, se usa para explorar el segmento posterior con ayuda de una lente de condensación manual (v. cap. 13). • Queratómetro. Este aparato mide la curvatura corneal y normalmente se usa para adaptar lentes de contacto y diagnosticar enfermedades como el queratocono. • Prismas. Estos dispositivos ópticos, sueltos o agrupados en una barra, se usan para medir el estrabismo (v. cap. 6). • Equipamiento para pruebas sensoriales. La prueba de cuatro puntos de Worth requiere unas gafas rojo-verde y cuatro puntos coloreados iluminados. La prueba de Titmus se hace con un cuaderno de pruebas estereoscópicas y un par de gafas polarizadas. Ambas pruebas sirven para estudiar la visión binocular cuando se explora la motilidad ocular (v. cap. 6). • Pruebas de visión cromática. Los cuadernos estandarizados de láminas coloreadas, como el de la prueba seudoisocromática de Ishihara, se usan cuando se sospechan defectos congénitos o adquiridos de la visión cromática (v. cap. 4). • Exoftalmómetro. Este instrumento sirve para valorar la posición anteroposterior de los globos oculares midiendo la distancia entre el reborde orbitario lateral y el vértice de la córnea (v. cap. 9). Equipamiento auxiliar Es habitual usar otros equipamientos para medir la función visual o estudiar ciertas estructuras oculares: • Campímetro (perímetro). Suele emplearse un aparato automatizado, aunque también los hay manuales. Se usa para estudiar el campo de visión central y periférico (v. cap. 8). • Topógrafo corneal. Este sistema automatizado se usa para medir la curvatura de la córnea. Es especialmente útil para cirugía refractiva, tras la cirugía de trasplante corneal y para estudiar a pacientes con queratocono. • Tomografía de coherencia óptica (TCO). Este sistema proporciona una imagen en alta resolución de cortes del nervio óptico y la retina. Es muy útil para estudiar retinopatías como el edema macular y para el seguimiento de las alteraciones glaucomatosas de la papila óptica. La TCO también puede usarse para visualizar estructuras del segmento anterior. • Ecografía. Esta modalidad de imagen proporciona vistas unidimensionales o bidimensionales del ojo. Se emplea con frecuencia para evaluar la estructura retiniana cuando no se puede ver el polo posterior por opacidades de córnea, cristalino y/o vítreo (v. cap. 13). • Microscopio especular. Este dispositivo se usa para estudiar el endotelio corneal. Muestra la morfología celular y calcula la densidad de células endoteliales (v. cap. 11). • Paquímetro. Este instrumento sirve para medir el espesor corneal. Puede encontrarse como un aditamento de la lámpara de hendidura o en forma de aparato portátil. Actitud del médico y trato con el paciente Cuando examine a un paciente, el oftalmólogo debe tratarlo de forma compasiva y profesional. Escuche con atención sus preocupaciones sin hacer otra cosa a la vez. La descripción que el paciente hace de sus problemas oculares, en sus propias palabras, es de vital importancia. Tras completar la evaluación oftalmológica y aconsejarle, conviene invitarle a preguntar sobre cualquier duda o preocupación que tenga en ese momento. Como en cualquier acto médico, es importante mantener la confidencialidad sobre toda la información e interacciones con el paciente. Ciertas situaciones pueden crear barreras para una comunicación médico-paciente eficaz. Cuando el médico y el paciente no hablen el mismo idioma, a menudo puede recurrirse a algún pariente o miembro del personal bilingüe que actúe como intérprete. Si se necesita un traductor para conseguir el consentimiento informado para una operación, consulte con la administración del hospital sobre la política de la institución. En estas situaciones no debe permitirse que los familiares sean los únicos intérpretes, sobre todo si son menores de edad. En algunas ocasiones, el estado mental del paciente impide obtener una historia en primera persona. En estos casos, los parientes, tutores o cuidadores pueden aportar información importante. Algunos pacientes son tan aprensivos que les resulta difícil comunicarse, mientras que otros tienen tal miedo a quedarse ciegos que pueden quitar importancia o exagerar sus síntomas oculares. El oftalmólogo debe crear un ambiente de confianza, respeto y franqueza para que el paciente se anime a expresarse libremente, logrando una comunicación médico-enfermo eficaz. Pacientes pediátricos Los pacientes pediátricos merecen una especial consideración. Los padres o cuidadores pueden ser la principal fuente de información sobre niños que aún no hablan. Los niños mayores deben intervenir en la medida de lo posible cuando se recoja la historia y en las conversaciones sobre los hallazgos y planes de tratamiento, según su edad, su capacidad para comunicarse y su grado de comprensión. Pacientes ancianos Los oftalmólogos normalmente atienden a pacientes de todas las edades, muchos de ellos ancianos. Con la edad, aumenta la prevalencia de las principales causas de deterioro visual (como retinopatía diabética, glaucoma, cataratas y degeneración macular asociada a la edad). El oftalmólogo en formación debe tener en cuenta las necesidades especiales y el impacto funcional de la pérdida de visión en los pacientes ancianos. La palabra «senil», como en la expresión catarata senil, forma parte del vocabulario médico desde antiguo, pero tiene connotaciones desagradables que aconsejan no usarla en presencia de los pacientes. Es preferible hablar de involutivo o asociado a la edad si se requiere un adjetivo equivalente. La pérdida de función visual influye en la incidencia y severidad de las caídas y fracturas. Las caídas se producen en un número significativo de ancianos (hasta el 35% al año), y la mala visión es un claro factor de riesgo para las mismas, que se asocian a una considerable morbilidad e incluso mortalidad. Es mucho más eficaz prevenir las caídas que tratarlas. Las posibles medidas para reducir el riesgo de caídas serían las siguientes: • Aumentar la iluminación y reducir el deslumbramiento. • Aumentar el contraste en zonas peligrosas como peldaños y esquinas. • Eliminar obstáculos y objetos desperdigados por el suelo. • Fijar las alfombras sueltas y eliminar las superficies irregulares. • Colocar barandillas y otros elementos de seguridad como suelos no deslizantes. • Usar ayudas apropiadas para caminar (como bastones y andadores). • Evitar calzados como los zapatos de tacón alto. La pérdida de visión y de oído a menudo coinciden, y la presencia de ambos déficits sensoriales es peor que su presencia por separado. Los oftalmólogos deben reconocer a estos pacientes y derivarlos si es necesario para que sean tratados. La pérdida de visión también se asocia a menudo con depresión, sobre todo en pacientes ancianos. La depresión no debe ser pasada por alto, ya que es una enfermedad grave pero tratable. Los pacientes rara vez le dicen al oftalmólogo que están deprimidos (y a veces ni siquiera lo saben ellos mismos), por lo que a veces basta con preguntarles: «¿Se siente triste o deprimido?». Si la respuesta apunta a una posible depresión, se debe valorar y comentar la posibilidad de derivar al paciente. La ausencia de referencias visuales puede empeorar los síntomas de demencia, y el deterioro visual se asocia a la enfermedad de Alzheimer. Los pacientes con demencia pueden quejarse de que les cuesta trabajo leer, que se pierden fácilmente o que pueden ver pero no leer. Hay técnicas de cribado rápido que permiten que el oftalmólogo identifique a los pacientes con posible demencia. Una de ellas es la de «dibujar un reloj». Se pide al paciente que pinte la esfera de un reloj con los números de las horas (del 1 al 12) y ponga las manecillas a las once y diez. Los pacientes que no superen esta prueba deben ser estudiados por una posible demencia. La pérdida de visión puede afectar sobremanera a muchas actividades cotidianas, como caminar, salir de paseo, acostarse y levantarse de la cama, ir a comprar comida, pagar facturas, limpiar la casa, contestar al teléfono, cocinar y conducir. El deterioro visual aumenta el riesgo de accidentes de tráfico, sobre todo en ancianos. Muchos de estos problemas pueden aliviarse mediante un estudio de baja visión y un tratamiento con diversas ayudas de rehabilitación óptica y no óptica. Una de las más eficaces es la prescripción de una lupa para leer. El apoyo de la familia y los servicios sociales o comunitarios a menudo consiguen mejorar la calidad de vida de los pacientes discapacitados. Documentación médica La documentación oportuna, legible y exhaustiva de los datos de la evaluación oftalmológica permite que el oftalmólogo y otros profesionales sanitarios puedan consultar los datos en el futuro, por lo que es de tremenda importancia para el cuidado y la atención continuada del paciente. Muchos oftalmólogos realizan actualmente historias clínicas electrónicas (computarizadas), por las ventajas de estos sistemas: mayor legibilidad, accesibilidad desde múltiples sitios y menor necesidad de espacio para almacenamiento. Aunque hay abreviaturas de uso generalizado, los documentos oftalmológicos deben escribirse con terminología que pueda ser entendida por otros profesionales sanitarios que accedan a ellos. Hay que evitar el uso excesivo de tecnicismos. Al tratarse de un documento médico-legal, la historia clínica debe presentar los hallazgos suficientemente detallados y las recomendaciones terapéuticas. Debe ser lo bastante completa para justificar los niveles de codificación para pagos y reembolsos. La comunicación con el médico de atención primaria y otros profesionales sanitarios, sea verbal o escrita, es fundamental para que el paciente disfrute de una atención continuada y coordinada. Esta comunicación debe ser clara, oportuna y procedente. Algunos trastornos oculares son manifestaciones de enfermedades sistémicas que representan una amenaza para la salud pública, como la conjuntivitis gonocócica y las infecciones oculares por VIH. Algunas de dichas enfermedades se consideran legalmente de declaración obligatoria. Algunos estados también piden informes sobre los pacientes que acaban de ser declarados ciegos desde el punto de vista legal, y el oftalmólogo debe ponerse en contacto con el departamento estatal de sanidad para dar su asesoramiento. Fallos y consejos útiles • El nuevo residente debe esforzarse por aprender a realizar de forma sistemática y exhaustiva la historia clínica y la exploración de cada paciente. De este modo es muy improbable que se omitan datos de la historia o hallazgos exploratorios que podrían resultar fundamentales. • Los nuevos residentes de Oftalmología al principio pueden sentirse agobiados por no estar familiarizados con las técnicas diagnósticas, el equipamiento y la terminología. Esta reacción es normal, pero mediante el trabajo duro, la perseverancia y el estudio diligente, lo que al comienzo resulta poco familiar terminará siendo algo natural en un plazo relativamente breve. • Mientras se esfuerza en dominar las nuevas técnicas y habilidades oftalmológicas, no pierda de vista el hecho de que hay un paciente sentado detrás del foróptero. Bibliografía recomendada Comprehensive Adult Medical Eye Evaluation [Preferred Practice Pattern]. San Francisco: American Academy of Ophthalmology; 2005. Miller AM. Clinical Pearls for Pediatric Ophthalmology. American Academy of Ophthalmology YO Info Newsletter, July 2008. Movaghar M, Lawrence MG. Eye Exam: The Essentials. In The Eye Exam, Basic Ophthalmic Instruments [DVD]. San Francisco: American Academy of Ophthalmology; 2001. Reviewed for currency 2007. Parke D.W., II., eds. The Profession of Ophthalmology: Practice Management, Ethics, and Advocacy. San Francisco: American Academy of Ophthalmology, 2005. Pediatric Ophthalmology and Strabismus. Basic and Clinical Science Course, Section 6. San Francisco: American Academy of Ophthalmology; published annually. Screening and comprehensive ophthalmic evaluation. In: Pediatric Eye Evaluations: Screening and Comprehensive Ophthalmic Evaluation. [Preferred Practice Pattern] San Francisco: American Academy of Ophthalmology; 2007. Capítulo 3 Historia clínica Aunque sea similar a la historia médica general estudiada en la facultad de Medicina, la historia oftalmológica se centra en los síntomas de enfermedades oculares, problemas oculares presentes o pasados y medicamentos oculares. Su propósito es poner de relieve cualquier información que pueda resultar útil para evaluar y tratar al paciente, y será breve o extensa en función de los problemas de cada paciente. Este capítulo muestra una visión general sobre la historia clínica oftalmológica y sus objetivos, métodos de recogida y componentes. Objetivos de la historia clínica La historia clínica debe permitir la recogida de información importante que pueda afectar al diagnóstico y tratamiento del paciente. Sus cinco objetivos principales son: 1 . Identificar al paciente. Si no se han recogido aún, tome nota de la información demográfica sobre el paciente, como el nombre, dirección, fecha de nacimiento, sexo, raza y número de registro médico. Debe mantenerse la estricta confidencialidad de esta información conforme a lo establecido por la HIPAA. 2. Identificar a otros profesionales que hayan atendido al paciente o puedan hacerlo en el futuro. Puede ser necesario ponerse en contacto con estas personas para recabar más información sobre el paciente, sobre todo si el paciente fue derivado, en cuyo caso debe haber un informe escrito. A menudo estos informes también son necesarios cuando el paciente es remitido por abogados, aseguradoras o agencias gubernamentales. 3. Llegar a un diagnóstico. A menudo puede sospecharse el diagnóstico probable o, al menos, un diagnóstico diferencial razonable, basándose solo en una buena historia clínica. Eso permite planificar y ajustar la exploración para que sea más provechosa y eficaz. 4. Seleccionar el tratamiento. Es fundamental conocer los tratamientos que ya se han probado, y si fueron o no útiles (y en qué medida) para planificar el tratamiento futuro. Resulta embarazoso que el médico recomiende un tratamiento que ya sido intentado sin éxito. La falta de conocimientos sobre el resultado de las medidas terapéuticas previas también puede hacer errar en el diagnóstico. Respecto al tratamiento, es importante tratar de averiguar lo que el paciente quiere y espera del médico, bien preguntándolo directamente o, en muchas ocasiones, de forma indirecta al escuchar atentamente e interpretar lo que el paciente dice. Algunos pacientes requieren un tratamiento definitivo, mientras que otros solo necesitan que se les informe y tranquilice, que se les haga un informe de su problema o la observación periódica. 5. Valorar los factores socioeconómicos y médico-legales. Los pagos de la aseguradora, las indemnizaciones laborales, las pagas por incapacidad y similares (en beneficio del paciente), así como procedimientos legales, a menudo dependen de que el médico emita informes (o incluso testimonios) detallados y precisos (o de que testifique). Estos informes pueden ser poco adecuados, y a veces hasta desacreditadores para el médico, si no se obtiene una historia clínica completa. Además, una anamnesis bien hecha puede ahorrar tiempo y dinero al evitar tener que hacer pruebas diagnósticas y exploraciones innecesarias. Esta eficiencia y contención del gasto es importante en las circunstancias actuales de asistencia sanitaria. Además, Medicare puede auditar los componentes y la exhaustividad de la historia para determinar si se han codificado y cobrado correctamente los servicios. Métodos de registro de la historia clínica No tiene importancia el método de registrar la historia a menos que existan normas concretas en la consulta o el hospital. La historia puede ser manuscrita en un papel en blanco o en un formulario impreso, dictada para ser transcrita más adelante o archivada en una base de datos informática. La figura 3-1 muestra un ejemplo de formulario impreso para historia clínica que puede resultar útil para algunos médicos. Figura 3-1 Formulario de historia clínica. Componentes de la historia clínica Como se ha señalado, los componentes de la historia clínica oftalmológica son en esencia los mismos que los de cualquier historia médica general, salvo por los aspectos oculares que, como es lógico, se resaltan. Estos componentes son los siguientes: • Síntoma principal. • Enfermedad actual. • Antecedentes oculares. • Medicamentos oculares. • Antecedentes generales médicos y quirúrgicos. • Medicamentos sistémicos. • Alergias. • Antecedentes sociales. • Antecedentes familiares. Síntoma principal El síntoma (o síntomas) principal debe anotarse con las mismas palabras del paciente o parafraseándolas de forma no técnica. No conviene en esta etapa de la anamnesis que el oftalmólogo saque conclusiones precipitadas usando términos médicos que apunten a diagnósticos prematuros. Por ejemplo, el síntoma principal puede recogerse como enrojecimiento, escozor, legañas o destellos de luz, en vez de como conjuntivitis o fotopsias. La descripción del paciente es importante para conocer y registrar su punto de vista, que puede diferir del que tenga el médico. La impresión del médico es más apropiada posteriormente, una vez que se ha recogido la historia clínica correctamente y se ha llevado a cabo una exploración completa. Como es lógico, los pacientes a veces sufren más de un síntoma o problema o incluso pueden tener varios síntomas principales. Incluso deben anotarse los problemas más banales junto al principal motivo de consulta. Algunos ejemplos de preguntas que ayudan a desvelar el síntoma principal del paciente son: • ¿Cuál es el principal problema que tiene en los ojos? • ¿Qué otros problemas tiene en los ojos? • ¿Por qué ha venido (o por qué le han mandado) aquí? • ¿De qué modo cree que podemos ayudarle? • ¿Qué le preocupa de sus ojos? (Este tipo de pregunta a veces revela temores totalmente infundados, como a la ceguera o al cáncer.) • ¿Cuál es el principal problema que le gustaría tratar conmigo? Enfermedad actual La evaluación de la enfermedad actual del paciente consiste sobre todo en obtener detalles e información adicional sobre el síntoma o los síntomas principales. Si se desea, pueden usarse las propias palabras del paciente en este momento, aunque con frecuencia el médico lo expresa a su manera, con terminología y abreviaturas médicas. La información obtenida sobre la enfermedad actual permite al oftalmólogo tener una impresión diagnóstica preliminar. Puede interrogarse sobre los siguientes aspectos para obtener información sobre la enfermedad actual: • Momento y forma de aparición. ¿Fue repentino o gradual? • Gravedad. ¿El problema ha mejorado, empeorado o permanecido estable con el tiempo? • Factores que lo afectan. ¿Hay algo que desencadene, mejore, empeore o no influya en la enfermedad? Es especialmente importante preguntar sobre tratamientos previos, así como saber cuándo le cambiaron las gafas al paciente por última vez. • Constancia y variaciones temporales. ¿El problema es intermitente o estacional? ¿Empeora a alguna hora del día? Si es así, ¿hay factores que parezca que precipitan los empeoramientos o las remisiones? • Lateralidad. ¿El problema es unilateral o bilateral? • Aclaraciones. A veces es necesario aclarar lo que el paciente quiere decir al exponer sus síntomas. Por ejemplo, ¿al decir legañas quiere decir que se le pegan los ojos por la secreción, la mera presencia de hebras de moco de vez en cuando o simplemente que nota pequeños gránulos sobre los párpados (como cuando se seca la mucosidad o se secan y cristalizan los colirios)? Hay incontables situaciones en las que es importante aclarar lo que el paciente quiere decir, por lo que hay que hacer un interrogatorio concienzudo. • Documentación. Los informes anteriores o incluso fotografías antiguas pueden ser útiles para comprobar la presencia o ausencia de problemas concretos en el pasado (p. ej., ptosis, movimientos oculares anormales, proptosis, parálisis facial, anisocoria). Los síntomas concretos que pueden anotarse como «enfermedad actual» son demasiado numerosos para poder enunciarlos en su totalidad. No obstante, deben tenerse en cuenta ciertas categorías generales de síntomas, que se exponen a continuación junto a ejemplos de motivos de consulta concretos. Trastornos de la visión • Visión central disminuida o borrosa (de lejos o de cerca). • Disminución de la visión periférica. • Alteración del tamaño de la imagen (micropsia, macropsia, metamorfopsia; esta última se refiere a distorsión de la imagen). • Diplopía (monocular, binocular, horizontal, vertical, oblicua). • Moscas volantes (líneas o manchas móviles en el campo de visión). • Fotopsias (destellos de luz). • Visión iridiscente (halos, arco iris). • Problemas de adaptación a la oscuridad. • Dislexia (incapacidad patológica para la lectura comprensiva). • Trastornos de la visión cromática. • Ceguera (ocular, cortical, perceptiva). • Oscilopsia (movimiento aparente o temblor de las imágenes). Dolor o malestar ocular • Sensación de cuerpo extraño (sensación de raspado, como si hubiera alguna partícula sobre la superficie del ojo). • Dolor ciliar (profundo; dolor sordo, a menudo intenso, dentro y alrededor del ojo, a veces se irradia a la sien ipsolateral, frente, área malar e incluso la nuca, secundario a espasmo de los músculos ciliares). • Fotofobia (una forma menos intensa de dolor ciliar presente solo al exponerse a la luz). • Cefalea (no atribuible a dolor ciliar). • Escozor. • Sequedad. • Picor; debe distinguirse el verdadero picor, que hace que el paciente se frote los ojos vigorosamente (y que suele indicar alergia) del escozor, la sequedad y la sensación de cuerpo extraño. • Astenopía (fatiga visual). Secreciones oculares anormales • Lagrimeo (ojos llorosos, con acumulación de lágrimas sobre la superficie ocular). • Epífora (rebosamiento de las lágrimas desde el borde del párpado sobre la cara). • Sequedad (también considerada como malestar; v. anteriormente). • Secreción (purulenta, mucopurulenta, mucoide, serosa, acuosa; las dos primeras clases de secreción se asocian a neutrófilos y hacen que los párpados aparezcan pegados por las mañanas). Aspecto anormal • Ptosis (caída del párpado). • Proptosis o exoftalmos (protrusión de uno o ambos ojos). • Enoftalmos (lo contrario a la proptosis). • Blefaritis (a veces el paciente la describe como párpados con granos). • Desalineación de los ojos. • Enrojecimiento, otras coloraciones, opacidades, bultos. • Anisocoria (desigualdad de las pupilas). Otras dolencias • «Algo que mi médico quiere que me revisen». • La necesidad de una segunda opinión sobre un diagnóstico, una operación u otros tratamientos. Traumatismos En los casos de traumatismo ocular, especialmente, puede ser necesario hacer informes muy detallados basados en una historia clínica (y una exploración) exhaustivas. Desde el punto de vista médico, médico-legal y de pago de indemnizaciones, es importante obtener información sobre: • La fecha, hora y lugar (incluida la dirección exacta) del accidente. • Descripción de lo sucedido en palabras del paciente (sobre todo en caso de traumatismos, las palabras del paciente son útiles en la enfermedad actual, así como en el síntoma principal). • Qué medidas de seguridad se habían tomado, incluida la utilización de gafas de protección. • Qué medidas se adoptaron en el tratamiento de urgencia (v. cap. 14), aunque la historia clínica siga siendo importante. • El tipo y velocidad aproximada de cualquier cuerpo extraño. • Si hay o no afectación de la visión. Antecedentes oculares Los problemas oculares pasados pueden haber influido en la situación actual del paciente. Debe dilucidarse la existencia de cualquier problema de este tipo para valorar su importancia en la enfermedad actual, con el fin de que pueda ser tratado en caso de que fuera necesario. Para empezar, basta con preguntar al paciente si ha padecido problemas en los ojos anteriormente, pero a menudo conviene indagar más con las siguientes cuestiones: • Uso de gafas o lentes de contacto (la fecha de la última prescripción puede anotarse aquí o en el apartado de enfermedad actual). • Uso de medicamentos oculares en el pasado. • Operaciones oculares (incluida la cirugía con láser). • Traumatismos oculares. • Antecedentes de ambliopía (ojo vago) o de uso de parches en la infancia. Si el paciente responde afirmativamente a alguna de las anteriores preguntas, puede ser conveniente preguntarle por qué, cuándo, cómo, dónde y por quién, si es pertinente. Medicamentos oculares Es esencial conocer si el paciente está usando medicamentos oculares por dos motivos. Primero, es necesario saber cómo ha respondido a los tratamientos anteriores. Además, los tratamientos recientes (en las últimas 6 semanas aproximadamente) pueden influir en su estado actual, porque las reacciones tóxicas y alérgicas a los medicamentos tópicos y sus conservantes a veces desaparecen muy lentamente. Deben anotarse todos los medicamentos oculares actuales y pasados que se han usado para la enfermedad actual, incluyendo dosis, frecuencia y duración del tratamiento. También hay que preguntar sobre el uso de cualquier medicamento sin receta, remedios caseros, hierbas medicinales o suplementos dietéticos. Los pacientes a veces no saben el nombre de sus medicamentos. En tal caso, el médico puede averiguar el tipo de fármaco preguntando por el color del tapón, ya que los botes de colirios tienen tapones de colores diferentes para facilitar su identificación: • Verde: colinérgicos (mióticos), como la pilocarpina, carbacol y yoduro de ecotiofato. • Rojo: anticolinérgicos (ciclopléjicos o midriáticos), como atropina, homatropina, escopolamina, ciclopentolato, tropicamida y fenilefrina. • Amarillo: β-bloqueantes como el timolol al 0,5%, levobunolol al 0,5%, metipranolol. • Azul: timolol al 0,25%, betaxolol (un β-bloqueante β1), levobunolol al 0,25%, combinación de timolol/brimonidina. • Blanco: muchos medicamentos, como ciertos antibióticos, lágrimas artificiales, corticoides y colirios antialérgicos. • Morado: α-agonistas como la brimonidina. • Azul verdoso: prostaglandinas (latanoprost, travoprost, bimatoprost). • Naranja: inhibidores de la anhidrasa carbónica tópicos (dorzolamida, brinzolamida). • Marrón: fluoroquinolonas (ciprofloxacino, levofloxacino, gatifloxacino, moxifloxacino). • Gris: antiinflamatorios no esteroideos (ketorolaco, nepafenaco, diclofenaco). • Rosa: loteprednol (un corticoide). Antecedentes generales médicos y quirúrgicos Es importante la historia médica general del paciente, presente y pasada, por dos motivos. En primer lugar, muchas enfermedades oculares son manifestaciones o se asocian a enfermedades sistémicas. Además, debe conocerse el estado general para un estudio preoperatorio correcto. Hay que anotar todos los problemas médicos y quirúrgicos, así como la fecha aproximada de aparición y los tratamientos médicos y quirúrgicos si es posible. Debe realizarse una revisión pertinente por sistemas, según los síntomas del paciente, incluyendo preguntas sobre diabetes mellitus e hipertensión arterial, tumores malignos y enfermedades dermatológicas, cardíacas, renales, hepáticas, pulmonares, gastrointestinales, del sistema nervioso central o autoinmunitarias. Hay que identificar si la diabetes es o no insulinodependiente, así como la duración de la diabetes o la hipertensión. Es importante averiguar el grado de control glucémico. En ciertas situaciones puede estar indicado preguntar por los antecedentes sexuales, en concreto si ha padecido enfermedades venéreas. La evaluación de un paciente pediátrico puede requerir información histórica sobre la salud materna durante el embarazo (cuidados prenatales, fármacos empleados, complicaciones obstétricas, prematuridad, tipo de parto y período neonatal). También puede ser importante la historia familiar, aunque suele anotarse por separado, como se describe más adelante. Medicamentos sistémicos Los medicamentos sistémicos pueden causar problemas oculares, preoperatorios, intraoperatorios o postoperatorios, así como dar una idea de qué enfermedades generales padece el paciente. Hay que preguntar especialmente por el uso de aspirina u otros fármacos anticoagulantes, ya que pueden causar hemorragias durante o después de la cirugía. Si el paciente toma medicamentos sistémicos (como acetazolamida o vitaminas) para sus problemas oculares, pueden anotarse aquí o, preferiblemente, en el apartado de «Medicamentos oculares». A veces basta con preguntar qué medicinas generales toma el paciente, pero en ciertos casos puede ser útil indagar específicamente sobre el consumo de antibióticos, tranquilizantes, narcóticos, somníferos, antiepilépticos, antiinflamatorios, anticonceptivos orales o vitaminas, sobre todo cuando el paciente no está seguro de qué medicamentos está recibiendo. Algunos fármacos, como el sulfato de hidroxicloroquina, las fenotiacinas, amiodarona, tamoxifeno y corticoesteroides sistémicos, pueden causar toxicidad ocular. Los pacientes también pueden estar tomando medicamentos alternativos, compuestos de hierbas medicinales y vitaminas, que deben ser anotados. Alergias Es importante apuntar si el paciente ha tenido alergia a algunos medicamentos para evitarlos en caso afirmativo. Sin embargo, el paciente a menudo no puede distinguir entre una verdadera reacción alérgica y otros efectos secundarios o reacciones adversas no alérgicas de los medicamentos por lo que es importante preguntar (y anotar) las características de la supuesta alergia. El prurito, los habones, los exantemas, los estornudos o una clara parada cardiorrespiratoria apuntan a una verdadera alergia, cosa que no ocurre con frases del tipo de «las gotas escocían» o «esas pastillas me sentaron mal al estómago». Además de preguntar sobre reacciones alérgicas a medicamentos tópicos y sistémicos, el médico debe averiguar si hay alergias a agentes ambientales (atopia) que puedan manifestarse como: • Dermatitis atópica. • Asma alérgica. • Rinitis alérgica, conjuntivitis (fiebre del heno). • Urticaria (habones). • Conjuntivitis vernal. En ocasiones la presencia de este tipo de trastornos puede que ya se haya puesto de manifiesto al preguntar sobre la enfermedad actual, los antecedentes médicos o la revisión por sistemas, en cuyo caso no es necesario anotarlo también en el apartado de «Alergias». Antes de inyectar fluoresceína u otros colorantes para angiografía, hay que averiguar si el paciente se ha sometido anteriormente a dicha prueba y si ocurrió algún tipo de reacción alérgica. Antecedentes sociales Los antecedentes sociales no siempre son necesarios, aunque Medicare obliga a recabar esta información para ciertos niveles de codificación para reembolsos. Si es relevante, debe anotarse información sobre el consumo de tabaco y alcohol, adicciones a drogas, historia sexual (incluidas enfermedades de transmisión sexual y, quizá, infección por VIH), tatuajes, piercing, factores ambientales y profesión. El interrogatorio no debe parecer inquisitivo, pues ha de realizarse con prudencia y el debido respeto a la privacidad. Salvo que sea requerido judicialmente o medie autorización del paciente, esta información no debe ser revelada a terceras personas. Antecedentes familiares Los antecedentes familiares de enfermedades oculares o extraoculares son importantes cuando se sospeche algún trastorno hereditario. El médico puede empezar con alguna pregunta general como: «¿Algún familiar suyo ha tenido problemas en los ojos, aparte de tener que llevar gafas?» antes de indagar específicamente sobre enfermedades de la córnea, glaucoma, cataratas, desprendimiento de retina u otras enfermedades hereditarias. Puede ser útil conocer posibles enfermedades generales hereditarias para la evaluación y el diagnóstico oftalmológico, como por ejemplo en casos de atopia, enfermedad tiroidea, diabetes mellitus, ciertos tumores malignos, diversos síndromes hereditarios y muchos otros. Si el paciente es incapaz de dar información sobre sus antecedentes familiares, no debe anotarse que estos son negativos, sino que el paciente no lo sabe. En ocasiones conviene examinar a otros familiares presentes con posibles enfermedades hereditarias. Fallos y consejos útiles • Evite hacer una historia clínica poco detallada. Esta no debe ser muy extensa, pero sí contener todos los detalles pertinentes sobre los síntomas y problemas del paciente. • Aunque es importante que la historia sea detallada, conviene no anotar minucias que distraigan del problema principal (es decir, por qué viene el paciente y qué es lo que espera del oftalmólogo). • A veces se requiere el concurso de padres, tutores, otros parientes o amigos para hacer la historia de aquellos pacientes incapaces de expresarse por sí mismos debido a su edad u otros motivos. Puede ser imprescindible contar con un intérprete si el paciente no habla bien el idioma del médico. • Una buena historia puede ser breve o extensa, en función de su meta fundamental de ayudar al paciente. La habilidad para hacer una historia básicamente completa de forma eficiente es un importante aspecto del arte de la medicina. No obstante, el nuevo residente en Oftalmología cuyas historias disten mucho de ser óptimas no debe desanimarse: esta habilidad mejora mucho y casi de forma automática con la experiencia. • Cuando pregunte por los antecedentes prenatales y gestacionales, evite formular las preguntas de forma que la madre se sienta culpable o pueda pensarse que existe alguna relación entre la enfermedad ocular del niño y algo que la madre haya hecho o dejado de hacer. Bibliografía recomendada Fundamentals and Principles of Ophthalmology. Basic and Clinical Science Course, Section 2. San Francisco: American Academy of Ophthalmology; published annually. Intraocular Inflammation and Uveitis. Basic and Clinical Science Course, Section 9. San Francisco: American Academy of Ophthalmology; published annually. Pediatric Ophthalmology and Strabismus. Basic and Clinical Science Course, Section 6. San Francisco: American Academy of Ophthalmology; published annually. Trobe J.D. The Physician’s Guide to Eye Care, 3rd ed. San Francisco: American Academy of Ophthalmology; 2006. Capítulo 4 Exploración de la agudeza visual La visión es un sentido complejo con muchas facetas que no pueden medirse. Los oftalmólogos recurren a una serie de pruebas psicofísicas y expresan la visión como un valor de agudeza visual, aunque la agudeza es solo uno de los componentes de la visión. La visión incluye, entre otras funciones, la agudeza visual, la visión periférica, el campo visual y la sensibilidad al contraste. Este capítulo se ocupa principalmente de la medición de la agudeza visual lejana y cercana, los puntos próximos de acomodación y convergencia y la estereopsia. Convenciones y material para la exploración El término agudeza visual se refiere a la medición angular que relaciona la distancia de prueba con el mínimo tamaño de objeto visible a dicha distancia. Los oftalmólogos suelen referirse a la agudeza de Snellen como una medida de la capacidad de resolución del ojo. La medición tradicional de la agudeza lejana se basa en una prueba visual en la que un objeto subtiende sobre la retina un ángulo visual de 5 min de arco cuando el paciente está a 6 m de ese objeto. La distancia al objeto de prueba puede ser arbitraria, pero el ángulo visual subtendido por un objeto estándar correspondiente a 20/20 debe ser de 5 min de arco. Por eso, el tamaño del objeto de prueba de 20/20 puede variar de altura, según la distancia a la que esté del ojo, de forma que el tamaño de la imagen retiniana será el mismo para cualquier objeto que se proyecte en los mismos 5 min de arco. La expresión que relaciona el tamaño del objeto de prueba con la distancia a la que se ve es la notación de agudeza de Snellen, que se describe más adelante. Se han desarrollado gran variedad de métodos de medición y notación, de objetos de prueba y de abreviaturas para estudiar la agudeza y la función visual y registrar los resultados. Este apartado presenta un repaso general de las convenciones estándar y la forma en que se llevan a cabo estas pruebas. Notación de la medición La notación de Snellen es el método más habitual de expresar la medida de la agudeza visual. Por convenio se escribe como una fracción, pero no es una expresión matemática. El número en el numerador equivale a la distancia de prueba entre el ojo y la escala empleada, expresada en metros. En el denominador se escribe la distancia a la que una persona con la visión sana puede leer la misma figura. Esta notación cuantifica la discriminación visual de detalles finos. Además de la notación de Snellen, se usan otros tipos de notaciones de agudeza visual. La notación decimal convierte la fracción de Snellen en un número decimal: por ejemplo, 20/20 de Snellen equivale al decimal 1,0; 20/30 a 0,7; 20/40 a 0,5 y así sucesivamente. Otras expresiones de la agudeza son las notaciones M o métricas y las logMAR. Esta última expresa la agudeza visual como el logaritmo del mínimo ángulo de resolución (logMAR). El mínimo ángulo de resolución es la inversa de la fracción de Snellen. La agudeza de 20/20 es igual a un valor de 0 (log10 1 = 0), 20/50 equivale a 0,4 (log10 2,5 = 0,4) y 20/200 equivale a 1 (log10 10 = 1). La notación de Jaeger (J), que asigna números arbitrarios a figuras similares a las de Snellen, es usada por muchos médicos para expresar la agudeza visual cercana. Pueden consultarse los métodos para calcular estas agudezas y compararlas con la agudeza de Snellen en libros de texto más extensos. Optotipos Se usan gran variedad de objetos de prueba para determinar la agudeza visual (fig. 4-1). Cada letra, número o dibujo de una escala de prueba se denomina optotipo. Las escalas con estos optotipos se usan de forma casi universal en EE. UU. Algunos optotipos son más difíciles de reconocer que otros. Así, la B (una letra de forma relativamente compleja) es la más difícil de identificar, y no es raro confundirla con una E o el número 8. Las letras C, D y O a menudo se confunden entre ellas porque tienen formas similares. La letra más fácil de reconocer es la L, que apenas se confunde con otra letra que no sea la I. Esto quiere decir que el examinador puede considerar que tiene menos trascendencia confundir una B que una L en la prueba de agudeza visual. Figura 4-1 Escalas para agudeza visual lejana. (A) Escala de letras de Snellen. (B) Escala de dibujos de Allen. La mayoría de las escalas de letras y números requieren cierto grado de lectura y capacidad de verbalización. Las pruebas de la E iletrada y la C de Landolt pueden hacerse por imitación, pero implican cierto grado de lateralidad y por tanto intervienen otros componentes psicofísicos aparte de la visión. Las escalas de dibujos no intimidan a los niños pequeños, pero sus resultados pueden sobreestimar la agudeza visual, ya que, como sucede con las letras, no todos los optotipos se reconocen con la misma facilidad; los niños aprenden rápidamente el número limitado de optotipos usados, lo que puede dar lugar a mediciones imprecisas de la agudeza por adivinación. La prueba consistente en hacer coincidir el objeto de la escala con alguna de las letras H, O, T y V de una tarjeta es muy útil en niños pequeños. Estas letras se eligieron porque son simétricas, y pueden usarse para pruebas de coincidencia en niños que no hablen o pacientes analfabetos. El protocolo de estudio de agudeza visual del Amblyopia Treatment Study (ATS, «estudio de tratamiento de la ambliopía») es un nuevo procedimiento para determinar la agudeza visual basado en optotipos aislados HOTV rodeados por barras, y se está popularizando su uso en niños pequeños. Hay estudios que demuestran que este protocolo es muy fácil de aplicar a niños entre 3 y 7 años y que muestra una excelente fiabilidad al repetirlo. La mayoría de las escalas tienen una cifra anotada a un lado o debajo de cada línea de optotipos. Esta cifra compara el tamaño del optotipo con la línea estándar de 20/20. Cuando el paciente puede leer correctamente al menos la mitad de las letras en cada línea, el tamaño de este optotipo será el denominador de la expresión de agudeza de Snellen para dicho paciente. La distancia a la que se coloca el paciente respecto a la escala es el numerador de la expresión de Snellen. Por ejemplo, si un paciente a 6 m de la escala de prueba puede leer correctamente la mitad de los optotipos de la línea de 20/40, se anota una agudeza de 20/40, pero si el paciente está a 5 m de la escala y lee la misma lineal, la visión se considerará de 15/40. El explorador también debe anotar si el paciente falló en algunas letras de la línea, escribiendo el número de letras falladas en forma de superíndice junto a la agudeza registrada. Así, si el paciente falló dos letras de la línea de 20/40, puede expresarse la agudeza visual como 20/40−2. Si el paciente se equivocó en dos letras de la misma línea pero estaba a 5 m de la escala, la expresión resultante será 15/40−2. Si el paciente lee algunas letras de la siguiente línea más pequeña, el examinador puede modificar el superíndice con un signo positivo en vez de negativo para reflejar el número de letras leídas correctamente. Abreviaturas estándar Además de la notación de Snellen o numérica de otro tipo, se emplean de forma convencional ciertas abreviaturas y notaciones para registrar en la historia del paciente el tipo, las circunstancias y los resultados de las pruebas de agudeza o función visual. Las más habituales se recogen en la tabla 4-1. El uso de estas abreviaturas en la historia del paciente se detalla a lo largo de este capítulo cuando se explique cada prueba. Otras abreviaturas son C, Es, M (fijación central, estable y mantenida) y F/S (fija y sigue), usadas en niños pequeños o que no hablan. Tabla 4-1 Notaciones y abreviaturas de agudeza visual Procedimientos de medida Las dos pruebas básicas de agudeza visual son la de lejos y la de cerca. Aunque exploren diferentes aspectos de la visión central de detalle fino, ambas pruebas se aplican de forma parecida, usando lentes correctoras y en un orden establecido para cada ojo. Este apartado presenta una visión general y los pasos concretos para realizar las pruebas de agudeza visual lejana, con estenopeico y cercana, así como para medir los puntos próximos de acomodación y convergencia. Agudeza visual lejana En la primera visita hay que determinar la agudeza del paciente con y sin lentes. Cuando se anoten los resultados de estas pruebas en la historia clínica, la abreviatura indica que el paciente llevaba puestas lentes para la prueba. Cuando se mide la visión sin el uso de lentes correctoras, se emplea la abreviatura . En las pruebas siguientes, el paciente que habitualmente lleve gafas o lentes de contacto se las dejará puestas, y esto debe reflejarse en la historia. Debe llevar su corrección de lejos para la visión lejana. Para evitar confusiones al registrar la información, conviene establecer una sistemática de exploración. El ojo derecho se examina en primer lugar por convención. El protocolo clínico 4.1 expone las instrucciones para realizar la prueba de agudeza visual lejana. Protocolo clínico 4.1 Medición de agudeza visual lejana 1. Pida al paciente que se coloque, de pie o sentado, a la distancia de prueba establecida (lo ideal es a 6 m de una escala de pared bien iluminada). Si se usa un proyector de optotipos, la distancia puede variar; el tamaño del optotipo proyectado debe enfocarse y ajustarse para que sea equivalente a la agudeza de Snellen correspondiente para la distancia empleada. 2. Ocluya el ojo izquierdo. Compruebe que el oclusor no toca ni presiona sobre el ojo. Observe al paciente durante la prueba para asegurarse de que no mira de reojo de forma consciente o involuntaria. 3 . Pida al paciente que diga en voz alta cada letra, número o nombre del dibujo en las líneas de optotipos sucesivamente más pequeños, de izquierda a derecha o, como alternativa, al ir señalando al azar cada objeto, hasta que el paciente identifique correctamente por lo menos la mitad de los optotipos de una línea. Si el paciente vacila (a veces por miedo a equivocarse), dígale que no pasa nada por probar. 4. Anote la correspondiente medición de agudeza que figura en esa línea de la escala. Mida el valor de agudeza de cada ojo por separado, con y sin corrección, como se muestra abajo. Si el paciente falla la mitad o menos de la mitad de las letras de la línea más pequeña que puede leer, anote cuántas letras falló; por ejemplo, 20/40 –2. En el caso de que la agudeza sea menor de 20/20, vuelva a tomarla con un estenopeico de 2,4 mm (v. protocolo clínico 4.2). 5. Repita los pasos 1 a 4 en el ojo izquierdo, tapando el ojo derecho. 6. Si lo desea, vuelva a tomar la agudeza con los dos ojos abiertos a la vez y anote la agudeza OU (v. el ejemplo de abajo). 7. Anote la potencia de las lentes correctoras usadas para la determinación de la agudeza lejana (v. protocolo clínico 5.1). Pueden usarse diversos oclusores, como un trozo de papel, una paleta o un parche ocular, sostenidos por el paciente o el examinador, para tapar el ojo que no se está explorando. También puede taparse el ojo no explorado con la palma de la mano del paciente o el examinador. Si no se dispone de un oclusor estándar, es importante asegurarse de que el paciente no puede ver a través de él. Todo oclusor que se use en más de un paciente debe limpiarse antes de volver a utilizarlo. Antes de empezar la prueba, pregunte al paciente si está familiarizado con los optotipos que van a usarse, sobre todo si es un niño. Si el paciente se siente cómodo con las letras, utilice esta escala, mientras que si prefiere los números, emplee la escala numérica. Como la gente tiende a memorizar la secuencia de imágenes que ha visto varias veces, presente diferentes escalas o secuencias de optotipos siempre que sea posible. Si solo se dispone de un tipo de escala, el paciente puede memorizar rápidamente el orden de los optotipos, de forma consciente o no. En este caso, conviene pedir al paciente que lea las letras en sentido contrario con el segundo ojo. En la historia debe anotarse el tipo de escala y el método de presentación empleados, por ejemplo, con expresiones tales como «números aislados», «letras lineales» o «dibujos». Agudeza con estenopeico Si la agudeza está por debajo de lo normal, puede ser debido a la presencia de un defecto de refracción; para valorar esta posibilidad, puede hacerse que el paciente lea la escala de prueba a través de un oclusor con estenopeico. El estenopeico solo deja pasar los rayos de luz centrales que no tienen que ser refractados por la córnea o el cristalino. Si el estenopeico mejora la agudeza del paciente en dos o más líneas, probablemente éste tenga un error refractivo. Si la mala agudeza visual sin corrección no mejora con el estenopeico, probablemente se deba a un defecto refractivo extremo o a causas no refractivas (p. ej., una catarata). Debe emplearse un estenopeico de no más de 2,4 mm de diámetro, en un oclusor con uno o múltiples orificios. Un tipo de oclusor con estenopeico muy utilizado tiene en una abertura central rodeada por dos anillos de agujeritos. La prueba de agudeza con estenopeico se describe en el protocolo clínico 4.2. Los pacientes se colocan igual que para la prueba de agudeza lejana, con su corrección óptica original. Se explora cada ojo por separado y no se repite en condiciones binoculares. Protocolo clínico 4.2 Medición de agudeza visual con estenopeico 1. Coloque al paciente y ocluya el ojo que no se explora, como se hizo en la prueba de agudeza lejana. 2. Pida al paciente que sujete el oclusor con estenopeico delante del ojo que se va a explorar. El paciente puede llevar su corrección habitual para la prueba. 3. Pida al paciente que mire a la escala de lejos a través del estenopeico único o cualquiera de los orificios múltiples. 4. Indique al paciente que mueva un poco la mano o el ojo para alinearse con el estenopeico y obtener así la imagen más nítida de la escala. 5. Pida al paciente que empiece a leer la línea con letras más pequeñas leídas en la prueba anterior de visión sin el uso del estenopeico. 6. Anote la agudeza de Snellen obtenida escribiendo delante o detrás la abreviatura est. Agudeza visual cercana La agudeza visual cercana indica la capacidad del paciente para ver con nitidez a la distancia normal de lectura. El examinador debe determinar si el paciente usa gafas de cerca y, en ese caso, hacer que las lleve puestas durante la prueba. En ocasiones, con pacientes encamados o en la sala de urgencias, solo puede determinarse la agudeza visual cercana. Las pruebas suelen llevarse a cabo a una distancia de unos 40 cm con una escala impresa que sostiene el paciente (fig. 4-2). Si la distancia no es correcta, los valores de agudeza cercana no coincidirán con los de agudeza lejana. La mayoría de las escalas especifican a qué distancia deben sostenerse para una correcta correlación de las medidas obtenidas con las de agudeza lejana. Algunas escalas de lectura llevan un cordel de 40 cm de longitud para facilitar que la distancia de prueba sea la adecuada. Figura 4-2 Para explorar la visión cercana, el paciente puede sujetar la pequeña escala de cerca a la distancia normal de lectura. Para explorar la agudeza visual cercana puede usarse una pantalla de bolsillo de Rosenbaum, una escala de Lebensohn o algo similar. El protocolo clínico 4.3 da las instrucciones para explorar la agudeza cercana en adultos. En el caso de los niños, puede determinarse la agudeza cercana con las escalas reducidas de dibujos de Allen, la escala de dibujos Lighthouse, las tarjetas HOTV o el juego de figuras de Lea. Protocolo clínico 4.3 Medición de agudeza visual cercana 1. Mientras el paciente lleva su lente correctora habitual para cerca y con la escala de cerca iluminada uniformemente, indique al paciente que sostenga la escala de prueba a la distancia que se especifique en ella. 2. Pida al paciente que se tape el ojo izquierdo. 3. Pida al paciente que diga cada letra o lea cada palabra de la línea con los caracteres más pequeños que pueda leer en la escala. 4. Anote el valor de agudeza para cada ojo por separado en la historia del paciente según el método de notación aceptado (v. el ejemplo de abajo). 5. Repita la operación con el ojo derecho ocluido y mirando la escala con el ojo izquierdo. 6. Repita la operación con ambos ojos mirando la escala de prueba. 7. Anote la agudeza binocular obtenida (v. el ejemplo siguiente). Al igual que la escala de Snellen, las escalas de agudeza de cerca muestran notaciones numéricas junto a cada línea de optotipos. La mayoría incluyen una fracción equivalente a la de Snellen junto a cada línea. Además pueden llevar otras notaciones, siendo la de Jaeger, también expresada como agudeza J (número), la más empleada. Otras pruebas de visión cercana La visión cercana no depende solo de la capacidad de enfoque de los ojos, sino también del punto próximo de acomodación (PPA), una característica monocular, y el punto próximo de convergencia (PPC), una propiedad binocular. El PPA es el punto más cercano en el que el ojo puede enfocar para conseguir que se forme una imagen nítida sobre la retina. Con la edad, el PPA retrocede, hablándose entonces de presbicia. El protocolo clínico 4.4 describe el método para medir los puntos próximos de acomodación y convergencia. La distancia obtenida al medir el PPA, si se expresa en metros, puede convertirse en dioptrías. La regla Prince o la de la RAF (Royal Air Force), con la distancia y las dioptrías anotadas a un lado, va fija entre los oculares de algunos forópteros y puede usarse para esta conversión. Esta información es útil para determinar la potencia de la adición necesaria para las lentes correctoras, o para valorar la capacidad acomodativa residual. El PPC es el punto más cercano hacia el que pueden moverse nasalmente (converger) ambos ojos manteniendo la visión de una sola imagen. El PPC normalmente se sitúa entre 6 y 10 cm, con independencia de la edad. Protocolo clínico 4.4 Medición del PPA y PPC Determinación del punto próximo de acomodación (PPA) 1. Mientras el paciente lleva su corrección para lejos y con el ojo izquierdo tapado, coloque la escala de prueba de cerca a una distancia de 40 cm del paciente y pídale que lea la línea de 20/40 con el ojo no ocluido. 2. Mueva la escala de prueba lentamente hacia el paciente pidiéndole que diga cuándo se vuelven borrosas las letras. 3. Anote esta distancia en centímetros. 4. Repita los pasos 1-3 para el otro ojo como se ha descrito anteriormente. 5. El PPA es aquel punto (en centímetros) en el que el paciente ya no puede enfocar con nitidez la imagen. Determinación del punto próximo de convergencia (PPC) 1. Mientras el paciente lleva su corrección para lejos y tiene los dos ojos abiertos, sujete un objeto, como la punta de un lápiz, a una distancia de unos 40 cm delante del paciente y pídale que fije la vista en él. 2. Mueva el objeto lentamente hacia delante y pida al paciente que le diga cuándo lo ve doble. 3. Observe que ambos ojos están convergiendo. 4. Anote la posición en la que la imagen se dobla o un ojo se desvía hacia fuera del objeto de fijación. El PPC es aquel punto en el que ya no puede mantenerse una imagen única. Anote la distancia en centímetros entre dicho punto y el puente de la nariz en el punto medio entre los ojos. Pruebas de agudeza en pacientes especiales Los pacientes con visión muy deteriorada necesitan pruebas especiales. También se requieren métodos y procedimientos especiales en bebés y niños pequeños, así como en pacientes analfabetos o que no pueden hablar. Pruebas de baja visión Si un paciente es incapaz de leer la línea más grande de la escala de agudeza visual a la distancia estándar, se repetirá la prueba a distancias cada vez más cortas. Por ejemplo, se va reduciendo a la mitad sucesivamente la distancia entre el paciente y la escala. En esta situación se anota la distancia a la que se consiga tomar satisfactoriamente la agudeza. Esta distancia será el numerador de la fracción de Snellen. Por ejemplo, la notación 5/200, indica que el paciente puede leer correctamente la línea 20/200 a 2 m de la escala. Si el paciente es incapaz de leer la escala estándar incluso a distancias muy cortas, el examinador le mostrará los dedos para que los cuente. Si la visión es extremadamente baja, se le preguntará al paciente si percibe los movimientos de la mano del examinador o si identifica la posición de una linterna. En la tabla 4-1 se recogen las abreviaturas aceptadas para anotar los resultados con pacientes con baja visión. El protocolo clínico 4.5 describe los pasos a seguir para determinar la agudeza visual en este tipo de pacientes. Protocolo clínico 4.5 Medición de agudeza en pacientes con baja visión 1. Si el paciente no puede distinguir el optotipo más grande de la escala de agudeza para lejos a la distancia de prueba convencional, pídale que se coloque de pie o sentado a unos 3 m de la escala de prueba bien iluminada. En esta situación es preferible usar una escala impresa a un proyector de escalas. Si se dispone de ella, es mejor usar una escala de prueba para baja visión en estos pacientes. 2. Ocluya el ojo que no esté explorando. 3. Sucesivamente reduzca la distancia (hasta 1 m) y vuelva a medir la agudeza lejana en cada fase hasta que el paciente identifique correctamente la mitad de los optotipos de una línea. 4. Anote la medición de agudeza correspondiente que figura en esa línea de la escala. Registre el valor de agudeza para cada ojo por separado, con corrección y sin ella, como haría en una prueba de agudeza lejana estándar, anotando la distancia a la que el paciente leyó la escala en el numerador de una fracción de agudeza Snellen, por ejemplo, 5/80. 5. Si el paciente no puede ver los optotipos más grandes de la escala a 1 m, muéstrele dos o más dedos de una mano y pídale que los cuente. Anote la distancia mayor a la que cuenta correctamente, por ejemplo, CD a 50 cm. 6 . Si el paciente no puede contar dedos, mueva su mano horizontal o verticalmente delante del paciente a una distancia de unos 50 cm. Anote la distancia a la que el paciente dice que ve el movimiento de la mano, por ejemplo, MM a 50 cm. 7. Si el paciente no puede detectar el movimiento de la mano, ilumine con una linterna a la cara del paciente desde unos 30 cm, encendiéndola y apagándola para determinar si existe percepción luminosa. Si el paciente no puede ver la luz, apague las luces de la habitación e ilumine otra vez el ojo del paciente con la luz más brillante disponible (normalmente la del oftalmoscopio indirecto). Si el paciente sigue sin ver esta luz más brillante, anote el resultado con NPL (no percepción luminosa). Si el paciente consigue ver la luz, anote la respuesta como PL (percepción luminosa). No es necesario anotar la distancia. 8. Si la luz es percibida al frente, muévala secuencialmente a cada uno de los cuadrantes del campo visual. Apague y encienda la linterna en cada campo y pregunte al paciente si puede ver la luz. 9 . Si el paciente identifica correctamente la dirección de la que procede la luz, anote el resultado como PL con proyección. Especifique el cuadrante o cuadrantes en los que existe proyección luminosa. Si el paciente no consigue identificar ninguna dirección pero sí la percibe desde el frente, anote su respuesta como PL sin proyección. 10. Si la luz puede verse desde el frente, pueden colocarse filtros coloreados delante de la luz y se pregunta al paciente si puede identificar el color. Anote si existe o no percepción cromática. 11. Repita los pasos 1-10 para el otro ojo, si es pertinente. Agudeza visual en niños y adultos especiales Muchos niños pequeños se sienten incómodos ante los extraños, y la mayoría no quieren que les toque alguien al que no conocen. Por eso, el examinador debe dejar que estos niños se sienten con alguno de sus padres u otro familiar, y acercarse a ellos lentamente para no asustarles. Debe preguntarles a los padres sobre la conducta visual del niño: si reconoce las caras de lejos, si reacciona a sus sonrisas o si se vale de pistas visuales o auditivas para identificar objetos y personas. En bebés y niños que no hablen, puede estimarse aproximadamente la función visual comprobando la capacidad de mirar directamente (fijar) un objeto visual, de seguir el objeto y de mantener una fijación estable. Los lactantes con función visual normal fijan de forma estable y siguen los objetos en torno a los dos o tres meses de edad. Los recién nacidos deben mostrar un reflejo de cierre palpebral frente a una luz intensa, incluso a través de los ojos cerrados cuando duermen. Pueden usarse las tarjetas de agudeza de Teller (de las que se hablará más adelante en este capítulo) para obtener una medición más formal de la agudeza visual en lactantes. En el protocolo clínico 4.6 se describen los procedimientos estándar para explorar la visión en bebés. Protocolo clínico 4.6 Comprobación de la fijación y el seguimiento en un lactante 1. Siente al bebé en el regazo de un familiar adulto, para que esté cómodo. 2. Elija un juguete pequeño u otro objeto llamativo pero solo visualmente; no emplee objetos que hagan ruido. Sujete el objeto a unos 30-60 cm delante de la cara del bebé y muévalo horizontalmente a cada lado. 3. Observe los ojos del niño para ver la fijación y los movimientos de seguimiento. 4. Tape un ojo y repita la prueba. Tape el otro ojo y vuelva a repetirla. Observe cualquier diferencia entre los ojos respecto a la calidad de la fijación y el seguimiento lento o en el grado de resistencia a la oclusión. Si sospecha que hay diferencias pero duda, utilice un juguete diferente para mantener el interés del bebé. 5 . Cuando se explora monocularmente, los bebés muy pequeños responderán con mejores movimientos de seguimiento a los objetos que se desplazan desde el campo temporal al nasal; esta preferencia disminuye después de los 6 meses de vida. Hay que comparar las respuestas de seguimiento del lactante, explorando cada ojo por separado mientras se tapa el otro ojo con la mano o un parche. Si un ojo fija o sigue mejor que el otro, debe sospecharse ambliopía u otra causa de disminución de visión. Si el bebé solo protesta cuando se tapa uno de los ojos, es muy probable que exista diferencia de visión entre ambos ojos. La prueba de preferencia de fijación, normalmente mediante la tropia inducida, es una herramienta útil para detectar la ambliopía en niños que no hablan. Los protocolos clínicos 4.7 y 4.8 describen la prueba de tropia inducida. Protocolo clínico 4.7 Realización de la prueba de tropia inducida en lactantes sin estrabismo 1. Esta prueba se emplea para detectar una preferencia de fijación (y una ambliopía) en un niño sin estrabismo o con un ángulo de estrabismo muy pequeño. Coloque al niño y elija un juguete de forma similar a la descrita en el protocolo anterior y enseñe el objeto al niño para que lo fije de cerca. 2. Coloque un prisma de 15 o 20 DP de base inferior delante del ojo derecho. Compruebe si el bebé mira hacia arriba a través del prisma para fijar el objeto (mantiene la fijación con el ojo derecho), si mira el objeto sin mover el ojo hacia arriba (mantiene la fijación con el ojo izquierdo) o si mueve el ojo arriba y abajo espontáneamente (alterna la fijación). 3. Repita la prueba colocando el prisma delante del otro ojo. 4. Combine los resultados de los dos ojos y anótelos como sigue: a. Fijación alternante (ambliopía improbable). b. Alterna, pero domina OD/OS (sospecha de ambliopía). c. Fija solo con OD/OS (ambliopía probable). Protocolo clínico 4.8 estrabismo Determinación del ojo fijador en pacientes con 1. Esta prueba se utiliza para detectar la preferencia de fijación (y la ambliopía) en un niño pequeño con estrabismo. Coloque al niño y elija un juguete de forma similar a la descrita para explorar la fijación y el seguimiento y presente el objeto de interés para fijación de cerca. 2. Determine qué ojo fija el objeto (ojo dominante). 3. Tape el ojo preferido. Observe si hay movimiento del otro ojo (no dominante) para volver a fijar el objetivo. 4. Destape el ojo preferido. Determine si se mantiene la fijación con el ojo previamente no preferido o si cambia al ojo dominante, observando cuánto tarda en cambiar la fijación. Observe si parpadea o no antes de cambiar la fijación. 5. Anote los resultados del siguiente modo: a. Fijación alternante (ambliopía improbable). b. Domina OD/OS; mantiene OS/OD después de un parpadeo (ambliopía improbable). c. Domina OD/OS; mantiene OS/OD hasta que parpadea (sospecha de ambliopía). d. Domina OD/OS; mantiene OS/OD brevemente (sospecha de ambliopía). e. Domina OD/OS; no mantiene OS/OD (ambliopía probable). Si se dispone de tarjetas de agudeza de Teller ( fig. 4-3), pueden usarse para estimar la agudeza. Estas tarjetas son grandes láminas (de unos 30 × 90 cm) con una rejilla impresa a un lado. Se van presentando al niño tarjetas con rejillas de líneas cada vez más pequeñas. El examinador mira a través de un orificio central de las tarjetas para determinar en qué dirección mira el bebé, ya que este suele mirar preferentemente hacia el lado de la tarjeta en el que hay una imagen discernible. Una vez que se sobrepasa la capacidad de resolución del ojo, la mirada del niño será aleatoria. Estas tarjetas son fiables en niños de hasta aproximadamente 1 año de edad. El examinador debe tener experiencia para que los resultados sean fiables, la iluminación debe ser buena, y las tarjetas deben mantenerse escrupulosamente limpias. El juego de tarjetas incluye instrucciones detalladas para la realización e interpretación de la prueba. Figura 4-3 Tarjetas de agudeza de Teller. Un método alternativo es la inducción de nistagmo optocinético (NOC) mediante un objeto con bandas regulares, tan sencillo como unas líneas dibujadas en un papel o una cinta métrica estándar o bien más formal como el tambor de NOC comercializado (fig. 44). De cualquier forma, se hacen pasar las bandas lentamente por delante del niño mientras el examinador observa el movimiento de sus ojos. Los movimientos oscilatorios finos, con la fase lenta hacia la dirección de rotación de las bandas, indican que el bebé puede discriminar detalles tan pequeños como la anchura de dichas bandas. Las implicaciones neurológicas de la interpretación de la respuesta de NOC se tratan con más detalle en textos más avanzados. El NOC horizontal debe estar presente antes de los 3 meses de edad, mientras que el nistagmo optocinético vertical no puede ponerse de manifiesto hasta que el niño no tenga en torno a 6 meses de vida. Figura 4-4 Tambor de NOC (arriba) y cinta de NOC casera usadas para explorar a niños pequeños o a pacientes que no pueden hablar. La agudeza visual en niños pequeños y adultos analfabetos o que no hablen puede determinarse usando una escala de dibujos, la prueba de anillos de Landolt, la escala de la E iletrada o la escala y la tarjeta HOTV. En este último caso, se le da al paciente una tarjeta con cada una de las cuatro letras escritas en grande, y se le pide que vaya señalando en ella la letra que el examinador le presenta en una pantalla separada o en una tabla desde una distancia concreta. Se anota la expresión Snellen equivalente, indicando que se usaron los optotipos HOTV. El protocolo de prueba de agudeza visual ATS puede utilizarse en pantallas de ordenador para agudeza visual como el examinador de agudeza visual electrónico (EVA) o el M & S Technologies Smart System II PC-Plus. El protocolo se desarrolla de forma automática en estos instrumentos, por lo que basta con que el examinador señale si la respuesta es correcta o incorrecta. Las barras circundantes se usan para inducir el fenómeno de apiñamiento, lo que hace que la prueba sea más sensible para detectar ambliopía. En la fase de cribado del protocolo de agudeza visual ATS, se presentan letras aisladas en tamaños logMAR decrecientes hasta que se produce algún fallo. En la fase de prueba, se muestran letras empezando dos niveles logMAR por encima del nivel fallado en la fase de cribado, para determinar el tamaño más pequeño en que pueden identificarse correctamente tres de las cuatro letras de ese nivel. En la fase de refuerzo se muestran tres letras más grandes dos niveles por encima del nivel mínimo detectado correctamente en la fase de prueba para que el niño, que puede estar distraído, vuelva a estar concentrado en la tarea. En la fase de reprueba se le da al niño una segunda oportunidad en el último nivel en el que falló durante la fase de prueba; si identifica correctamente tres de las cuatro letras, se continúa la prueba hasta que el niño vuelva a fallar. El valor de agudeza visual es el nivel más bajo en el que se identifican tres de las cuatro letras presentadas en la fase de prueba o reprueba. Para determinar qué prueba es la más apropiada, el examinador debe preguntarle al paciente si conoce las letras o los números, pero muchos pacientes pueden identificar letras concretas o números aunque no sepan leer. Algunos de los dibujos son más fácilmente reconocibles que otros, y solo se utiliza un número limitado de dibujos. Por eso, el uso de escalas de dibujos tiende a sobreestimar la agudeza visual del niño y es un método menos sensible para detectar la ambliopía leve. Los niños pequeños a menudo se aburren con rapidez en las pruebas de agudeza visual. Algunos prefieren los números y otros las letras. Si un niño se aburre o parece que duda con un tipo de escala, debe probarse otra. Si se está usando la escala de la E iletrada, colóquese a un lado de la escala opuesto al de los padres y pregunte al niño: «¿A qué dirección apuntan las patas: al techo, al suelo, hacia mí o hacia mamá?». También puede pedir al niño que señale con la mano o el dedo en la misma dirección que las patas de las letras. Cuando se usen los anillos de Landolt, puede colocarse usted y el padre en la misma posición que hemos descrito para la E iletrada y pida al niño que diga en qué lado de la «galleta» hay un mordisco. Algunos niños muy tímidos no hablan pero puede conseguirse que susurren la respuesta al oído de uno de sus padres. Los refuerzos positivos, por ejemplo felicitando al niño cada vez que acierta, pueden animarle a completar la prueba. Variables en la medición de agudeza Pueden obtenerse unas mediciones de agudeza falsamente altas o bajas por diversas circunstancias. En general, las agudezas lejana y cercana deben ser semejantes a no ser que exista miopía. Las posibles causas de que la agudeza visual cercana sea peor que la lejana son: • Presbicia/presbicia precoz. • Hipermetropía no corregida o elevada. • Miopía hipercorregida. • Cataratas pequeñas de localización central. • Insuficiencia acomodativa. • Fármacos sistémicos o tópicos con acción anticolinérgica. • Insuficiencia de convergencia (para la agudeza visual binocular). • Pupila de Adie. • Pérdida visual funcional. Otras circunstancias pueden hacer que varíen las condiciones de medición para cerca y lejos. Ejemplos de estas variables externas son los siguientes: • Deben mantenerse las mismas condiciones de iluminación para que las pruebas de agudeza sean comparables. • Las escalas con mayor contraste se ven más fácilmente que aquellas menos contrastadas. • Si la tabla no está limpia, es más difícil identificar las letras más pequeñas. Cuando se usa un proyector de escalas, la limpieza de la bombilla de proyección y la lente, así como el estado de la pantalla afectarán al contraste de las letras vistas por el paciente. • La distancia entre el proyector y la tabla influye en el tamaño de las letras. La nitidez del enfoque de la escala proyectada y los reflejos sobre la pantalla también influirán en la capacidad del paciente para leer los optotipos. • Las escalas que tienen las letras más agrupadas pueden ser más difíciles de leer. • La fatiga o el aburrimiento del paciente son variables difíciles de valorar que también pueden influir en las mediciones de la agudeza, por lo que deben anotarse a discreción del examinador. También hay consideraciones ópticas que influyen en la capacidad del paciente para discernir el detalle, como las siguientes: • Si el paciente lleva gafas, asegúrese de que están limpias. La suciedad en cualquier tipo de lentes, sean lentes de prueba, del foróptero, de gafas o de contacto, disminuirá la agudeza, obteniéndose mediciones falsamente bajas. • Los efectos de las alteraciones de la película lagrimal, como en los síndromes de sequedad ocular, pueden atenuarse mediante el uso abundante de lágrimas artificiales. • Las alteraciones de la superficie corneal pueden producir distorsiones. • El astigmatismo corneal o lenticular pueden requerir el uso de gafas o lentes de contacto especiales. Puede consultarse sobre la prescripción de estas lentes en textos clínicos especializados. • Otras interferencias secundarias a opacidad de medios pueden precisar un tratamiento médico o quirúrgico. Los pacientes con trastornos neurológicos pueden tener problemas de movilidad o anomalías del sistema nervioso central que influyan en la medición de la agudeza, como se describe a continuación: • Normalmente puede detectarse una agnosia visual o expresiva mientras se obtiene la anamnesis según se responda o no a las preguntas. • Los defectos de movilidad ocular como el nistagmo (presencia de oscilaciones espontáneas de los ojos) u otras anomalías que afecten a la capacidad de alinear la fóvea con el objeto de fijación reducirán la agudeza visual. • Puede ser difícil detectar el nistagmo si es de pequeña amplitud. En el nistagmo latente, solo hay oscilaciones cuando se tapa un ojo, momento en el que el ojo descubierto presenta nistagmo, por lo que la agudeza visual medida será menor de lo esperado y significativamente inferior que la agudeza binocular. Otros posibles trastornos neurológicos serían: • Defectos del campo visual. • Lesiones del nervio óptico. • Anomalías pupilares. • Alteraciones por drogas, legales o ilegales. Si se sospecha o confirma la existencia de nistagmo latente, puede nublarse la visión del otro ojo con una lente de +10 o +20 dioptrías en vez de usar un oclusor estándar. El «emborronamiento» del otro ojo de esta forma no induce nistagmo latente porque no impide que entre luz en ambos ojos, por lo que se obtendrá la mejor agudeza visual monocular posible. Como alternativa pueden proyectarse diapositivas vectográficas para examinar la agudeza visual con imágenes polarizadas, de modo que se presenten a cada ojo imágenes con diferente polarización. Cuando hay nistagmo, el paciente puede tener una posición neutra. En este caso el paciente mantiene la cabeza en la posición que disminuye la amplitud del nistagmo. La agudeza visual mejorará cuando la cabeza se mantenga en dicha posición. Si el paciente presenta tortícolis al mirar los objetos, debe determinar si así mejora la agudeza dejando que el paciente mantenga esa posición de la cabeza mientras se mide la agudeza visual binocular de cerca y de lejos. También puede permitirse esta posición anómala para estudiar la agudeza monocular, siempre que no sirva para que el paciente mire de reojo por fuera del oclusor o la lente de emborronamiento. A menudo los pacientes con nistagmo congénito tienen agudeza significativamente mejor de cerca que de lejos, debido a que el nistagmo se atenúa con la convergencia. Hay factores psicológicos, tanto conscientes como inconscientes, que afectan a la medición de la agudeza visual. El niño puede intentar mirar de reojo por fuera del oclusor para agradar al examinador o a los padres o bien para conseguir mejor «nota» en la prueba. La repetición de la prueba puede hacer que el paciente memorice involuntariamente las líneas. También deben tenerse en cuenta variables externas como la distracción, la fatiga o la edad del paciente cuando se obtenga una mala agudeza visual sin causa aparente. Agudeza visual no corregible La agudeza estándar de Snellen 20/20 se considera una visión normal. A veces, no puede alcanzarse esta agudeza con corrección óptica como gafas o lentes de contacto, en cuyo caso se habla de déficit visual o de agudeza visual. Déficit no equivale a discapacidad visual, término que implica un juicio subjetivo por parte del examinador. La Organización Mundial de la Salud divide la baja visión en tres categorías según la agudeza visual (AV) y el campo visual. Los criterios de clasificación para estas categorías son los siguientes: • Déficit visual moderado: AV corregida menor de 20/60 (entre 20/70 y 20/160, ambos inclusive). • Déficit visual severo: AV corregida menor de 20/160 (entre 20/200 y 20/400, ambos inclusive). • Déficit visual profundo: AV corregida menor de 20/400 (entre 20/500 y 20/1.000, ambos inclusive). La agudeza visual es un factor importante a la hora de determinar la discapacidad visual del paciente. Se tendrá en cuenta el nivel de agudeza para establecer la adición y la distancia de lectura. Estos factores se resumen en la tabla 4-2. Se requiere un deterioro visual severo en ambos ojos para entrar en la categoría de «ceguera legal», que es el criterio que suele emplearse para determinar la concesión de ayudas por discapacidad. Tabla 4-2 Déficit visual y estimación de la discapacidad visual El efecto incapacitante del déficit visual depende de cada individuo, que puede percibir su problema visual como incapacitante o no. En la tabla 4-2 se resumen también los niveles de déficit y discapacidad visual, importantes al evaluar las limitaciones legales o físicas de un paciente. La definición de ceguera legal varía según los estados, sobre todo a la hora de conceder el permiso de conducir. En la mayoría de estados la agudeza visual corregida debe ser de 20/40 o mejor para un permiso sin restricciones, siendo este el nivel propuesto por el Comité de rehabilitación de baja visión de la American Academy of Ophtalmology en un informe sobre los requisitos visuales para conducir. Las recomendaciones para obtener un permiso de conducir no comercial también incluyen que el diámetro horizontal del campo visual sea de 140° sin interrupciones en individuos con agudeza visual de 20/40 o mejor. Ambliopía La ambliopía unilateral es un trastorno visual definido por una diferencia de la agudeza visual corregida mayor de dos líneas entre los dos ojos debido a una alteración de la visión durante la primera infancia. La ambliopía se conoce popularmente como ojo vago. El desarrollo normal de la visión tiene lugar en los primeros años de vida gracias a la estimulación de las células receptoras visuales del cerebro. Si este proceso se interrumpe, aparece ambliopía. Un paciente con ambliopía muestra un déficit visual no explicable por lesión orgánica del ojo, ya que el problema radica principalmente en el cerebro, que no recibe información visual apropiada del ojo afectado. Entre las causas de ambliopía unilateral se encuentran la anisometropía, el estrabismo o las opacidades de medios unilaterales como las cataratas congénitas monoculares. La ambliopía también puede ser bilateral y asociarse a diversos trastornos, como defectos de refracción no corregidos durante mucho tiempo y nistagmo. Las causas de ambliopía se tratan más a fondo en otros libros de oftalmología clínica. En general, cuanto más joven sea el paciente, más éxito tendrá el tratamiento de la ambliopía. Muchos pacientes con ambliopía muestran el fenómeno de apiñamiento, en el que pueden identificarse correctamente optotipos más pequeños si se ven aislados que cuando se presentan en una línea con figuras a ambos lados. Por eso, muchos pacientes ambliopes identifican correctamente la primera y última letra de una línea con más facilidad que las que están en medio. Si se explora la agudeza visual usando figuras aisladas, debe anotarse en la historia clínica. El fenómeno de apiñamiento no es patognomónico de ambliopía. Aunque la mayoría de los oftalmólogos finalizan el tratamiento cuando el paciente llega a los 8 o 10 años de edad, hay pruebas recientes de que puede conseguirse cierta mejoría de visión en niños mayores y adolescentes. Por eso debe intentarse una prueba terapéutica de ambliopía en un niño mayor tras explicar a los padres y al niño los posibles beneficios e inconvenientes de dicho tratamiento. Otras pruebas de función visual sensorial La capacidad de usar ambos ojos a la vez se denomina fusión o visión binocular única. La visión binocular única se produce por la estimulación simultánea de elementos retinianos correspondientes que tienen la misma dirección visual. Por ejemplo, un objeto a la izquierda de la persona estimula un punto en la retina temporal del ojo derecho y otro punto correspondiente en la retina nasal del ojo izquierdo. El cerebro percibe entonces el objeto como una imagen única en el espacio. Se han diseñado muchas pruebas para valorar distintos aspectos de la visión binocular, que se describen más a fondo en la mayoría de los libros de estrabismo. L a estereopsia es la percepción de profundidad o tridimensional que tiene lugar cuando se estimulan a la vez elementos retinianos ligeramente dispares (no correspondientes). Para lograr estereopsia, deben usarse ambos ojos simultáneamente. Las pruebas para medir la estereopsia consisten en imágenes polarizadas o estereogramas de puntos aleatorios que pueden ser polarizados o no. La figura 4-5 muestra la prueba de Titmus (de la mosca), que es la más empleada para estereopsia de cerca. En el protocolo clínico 4.9 se resume el procedimiento clínico para determinar la estereoagudeza con la prueba de Titmus. Las pruebas de estereogramas de puntos aleatorios también sirven para medir la estereoagudeza cercana. Para determinar la estereoagudeza de lejos se proyectan diapositivas vectográficas polarizadas. La agudeza estereoscópica se expresa en segundos de arco pero, a diferencia de las escalas de agudeza de Snellen, no hay estándares para las pruebas de estereoagudeza que permitan comparar entre las diferentes pruebas. Figura 4-5 Prueba de estereopsia de Titmus. (A) Gafas y objetos de prueba polarizados. (B) El paciente mira el objeto a través de los filtros polarizados y dice si percibe en profundidad. Protocolo clínico 4.9 Medición de la estereoagudeza 1. Compruebe la polarización de las gafas usadas para asegurarse de que cada ojo ve una imagen diferente; el ojo izquierdo solo debe ver la L abajo a la izquierda de la mosca de Titmus y el ojo derecho debe ver solo la R. 2. Póngale las gafas polarizantes al paciente. Si este lleva gafas normalmente, coloque las gafas polarizantes encima de ellas. 3. Sostenga la imagen de la mosca delante del paciente a unos 40 cm, con la superficie de la página paralela a la superficie de las gafas. 4. Pida al paciente que toque o pellizque las de la mosca. Tranquilice a los niños pequeños que pueden sorprenderse o asustarse si la imagen les parece demasiado real. Si el paciente ve la imagen con altura, intentará tocar las alas como si estuvieran por encima de la superficie de la página. 5. Si la prueba de la mosca es positiva, muestre al paciente las tres filas de animales. Pregunte qué dibujo en cada fila se sale o está por encima de la página. 6. Tras anotar la respuesta a los animales, dirija la atención del paciente a los cuadrados con cuatro círculos en su interior. Pida al paciente que le diga qué círculo sale hacia delante en cada cuadrado. Alternativamente, puede pedir al paciente que señale el círculo correcto o, sobre todo con niños, que empuje el botón que está hacia arriba. 7. Anote el resultado como el último cuadrado identificado antes de fallar dos círculos consecutivos. 8. Anote la estereopsia en segundos de arco según las instrucciones del cuaderno que se incluye en cada prueba. Conviene copiar el cuadro de puntuación de cada prueba y pegarlo a la parte de atrás para consultarlo con facilidad; probablemente no recordará los números de cada objeto, y si está usando una prueba que no sea estándar, estos valores pueden variar. 9 . Asegúrese de que el paciente tiene los dos ojos abiertos al hacer la prueba. Algunos pacientes están tan acostumbrados a las pruebas monoculares que automáticamente cierran uno de los ojos. 10. Puede sospechar que algún paciente se vale de pistas monoculares para adivinar la respuesta correcta. En ese caso ponga el libro al revés y pídale que describa las imágenes. Si no describe las imágenes como que se van hacia atrás o hundidas en la página, habrá confirmado su sospecha de que se estaban usando pistas monoculares en lugar de la estereopsia. Los fenómenos entópticos consisten en la visualización de imágenes de los propios vasos sanguíneos retinianos o corpúsculos al aplicar una luz. Aunque la presencia de estas imágenes implica que la retina funciona, no sirve para medir la agudeza y rara vez se usa para clasificar la visión, aunque la inducción de estos fenómenos sí puede valer para determinar si hay un grado razonable de funcionamiento visual en ojos con medios muy opacos. Sensibilidad al contraste, deslumbramiento y visión cromática La sensibilidad al contraste es la capacidad de discernir la oscuridad o brillantez relativas y de ver detalles, bordes o límites de las imágenes. La sensibilidad al contraste puede deteriorarse incluso en presencia de una agudeza de Snellen excelente. Las alteraciones de la sensibilidad al contraste implican anomalías en los sistemas visuales receptores anteriores, desde la película lagrimal al nervio óptico. Los patrones específicos de alteración de la función de sensibilidad al contraste se describen con más detalle en libros más avanzados. En las pruebas de sensibilidad al contraste más sencillas, se presentan al paciente escalas impresas con líneas contrastadas, denominadas rejillas, con diferentes orientaciones. Se va disminuyendo gradualmente la diferencia de intensidad entre el fondo y las líneas impresas, y se pide al paciente que identifique la dirección de las líneas. La prueba finaliza cuando el paciente no es capaz de seguir identificando correctamente la presencia de líneas o su orientación. Los métodos de medida más sofisticados presentan patrones de rejillas o letras en la pantalla de un osciloscopio. El punto final y los métodos de anotar los resultados son similares para ambas técnicas. Se produce deslumbramiento cuando se dispersa una luz desde una fuente luminosa intensa por el campo visual, reduciendo la calidad de la imagen visual. Los problemas causados por deslumbramiento, como distorsión de la visión y, a veces, dolor leve, pueden ser síntomas de catarata. Al igual que en la prueba de sensibilidad al contraste, las pruebas de deslumbramiento (exponiendo al paciente a una luz brillante en circunstancias controladas) pueden apuntar a la presencia de catarata u otra opacidad. Las alteraciones más frecuentes de la visión cromática son las deficiencias o confusiones congénitas de la visión rojo-verde ligadas al cromosoma X, aunque existen muchas otras anomalías. Las neuropatías ópticas o retinopatías pueden dar lugar a defectos de la visión cromática adquiridos o asimétricos. La mayoría de los pacientes con defectos hereditarios de la visión cromática ven el rojo con menos brillo que las personas no afectadas y, según un estándar establecido en personas normales, fallan al identificar mezclas de colores que incluyan el rojo. Aunque no son incapacitantes, las anomalías de la visión cromática pueden afectar a la realización de ciertas profesiones o actividades. Sin embargo, por lo menos pueden modificarse los colores para adaptarlos a aquellos con dificultades para discriminar matices, como se hace en muchos programas informáticos para gráficos. La evaluación de la visión cromática a menudo se lleva a cabo con un cuaderno que muestra círculos de patrones multicolores, llamados láminas seudoisocromáticas. Los pacientes con visión normal detectan fácilmente ciertos números y cifras formadas en una matriz de puntos, pero aquellos con visión cromática defectuosa no ven los mismos números. Se usan diversas combinaciones de colores para identificar la naturaleza del déficit de visión cromática. Otras pruebas de visión cromática, la prueba de 15 tonos (prueba D-15 de Farnsworth-Munsell), consta de 15 botones de color pastel que el paciente debe ordenar en una secuencia cromática. El orden es evidente para los pacientes con visión cromática normal, pero aquellos con defectos del color los ordenan de forma diferente. Los principios y métodos para realizar las pruebas de sensibilidad al contraste, deslumbramiento y visión cromática se describen más extensamente en libros de textos más detallados y en las instrucciones que el fabricante adjunta a los materiales de prueba. Fallos y consejos útiles • Tenga en cuenta todas las posibles variables en la medición de la agudeza visual. Asegúrese de que todas las lentes, proyectores y escalas están limpios. • Evite los reflejos que deslumbran sobre la pantalla o la escala de optotipos. • Evite que los pacientes se deslumbren por las luces cenitales o las ventanas al exterior. • Aprenda modos adecuados para interactuar con pacientes ciegos o con baja visón. Avise al paciente de sus movimientos, sobre todo si hay un déficit visual grave. Ofrezca el brazo al paciente, pero sin tratar de sujetarlo de la mano. • Compruebe que está usando las pruebas adecuadas según la capacidad del paciente. • Absténgase de usar el término ceguera cuando asesore a los pacientes o a los padres de niños con déficit visual grave. La mayoría de estos niños conserva alguna visión útil, y muchos de ellos le sorprenderán con sus habilidades. • Tenga una actitud apropiada y use una prueba de función visual acorde a la edad del paciente. Los bebés y niños pequeños responderán mejor a un acercamiento suave y gradual, así como a juguetes llamativos para explorar su fijación y seguimiento. Bibliografía recomendada Amblyopia [Preferred Practice Pattern]. San Francisco: American Academy of Ophthalmology; 2008. Frisen L. Clinical Tests of Vision. New York: Raven Press; 1990. Clinical Optics.Basic and Clinical Science Course, Section 3. San Francisco: American Academy of Ophthalmology; published annually. Pediatric Ophthalmology and Strabismus. Basic and Clinical Science Course, Section 6. San Francisco: American Academy of Ophthalmology; updated annually. Visual Rehabilitation for Adults [Preferred Practice Pattern]. San Francisco: American Academy of Ophthalmology; 2007. Capítulo 5 Refracción La refracción es el proceso en el que se le hacen diversas pruebas con lentes al paciente para conseguir la mejor agudeza visual posible de lejos y de cerca. Se compone de mediciones objetivas y subjetivas. La parte objetiva del proceso de refracción se llama retinoscopia y puede llevarse a cabo con métodos manuales o automatizados. Las mediciones obtenidas con la retinoscopia pueden refinarse a través de métodos subjetivos para llegar a la graduación final de gafas u otras ayudas ópticas. Este capítulo enseña las técnicas básicas de refracción, además de consejos para la graduación de lentes para gafas. Como la refracción requiere un conocimiento básico sobre los estados refractivos del ojo y las características de las lentes usadas para la corrección óptica, se revisan brevemente estos conceptos y se instruye sobre el manejo del frontofocómetro, necesario para determinar la graduación de las gafas previas. Generalidades de la refracción En física la refracción se define como la desviación que sufren los rayos de luz cuando encuentran interfases entre materiales con diferentes índices refractivos. En oftalmología clínica, el término refracción se emplea para describir el proceso para medir el defecto refractivo de un paciente, determinar la corrección óptica necesaria para enfocar los rayos de luz de los objetos distantes y cercanos sobre la retina y proporcionar al paciente una visión nítida y confortable. El proceso clínico de la refracción comprende varias actividades, que se exponen con más detalle a lo largo de este capítulo. 1. La retinoscopia (o refracción objetiva) es una prueba clínica usada para determinar la naturaleza y el grado aproximado del defecto refractivo de un paciente (es decir, miopía, hipermetropía o astigmatismo). A veces se denomina refracción objetiva porque no requiere una respuesta subjetiva por parte del paciente. La retinoscopia se realiza principalmente con un retinoscopio, instrumento portátil que consta de una fuente de luz y un sistema de lentes. A veces se emplea un aparato automatizado para la retinoscopia. 2. El refinamiento (o refracción subjetiva) proporciona una medición exacta del defecto refractivo y la corrección adecuada con lentes. El refinamiento requiere la participación y las respuestas del paciente («Puedo ver mejor con esta lente que con esa otra») para obtener la corrección refractiva que consigue la mejor agudeza visual. Los instrumentos empleados en el refinamiento son el foróptero o las lentes y montura de pruebas y una escala de agudeza visual. Como el refinamiento requiere la participación subjetiva del paciente, no es posible realizar esta parte de la refracción en bebés, la mayoría de los niños pequeños y otros pacientes incapaces de comunicarse correctamente. Tanto la retinoscopia como el refinamiento pueden hacerse con o sin cicloplejía. La cicloplejía consiste en el uso de colirios que paralizan temporalmente la acomodación, permitiendo al refraccionista determinar el defecto refractivo basal del paciente sin acomodación. Si no se usan colirios ciclopléjicos, se dice que la refracción es manifiesta (o «seca»). 3 . E l equilibrio binocular es el paso final de la refracción para determinar si la acomodación se ha relajado de forma similar en ambos ojos. 4. La graduación de lentes para gafas es el resultado del proceso clínico de refracción. Se le da al paciente una graduación óptica (una descripción por escrito de los requisitos ópticos para corregir su defecto refractivo) basada en los resultados de los pasos 1-3. Nociones de óptica ocular Para llevar a cabo una retinoscopia y un refinamiento correctos y prescribir la corrección óptica necesaria debe poseerse un conocimiento básico sobre las propiedades de los rayos de luz, los tipos y propiedades de las lentes ópticas y de la interacción entre ambos. Este capítulo repasa brevemente los principios de la óptica ocular; puede encontrarse más información en la sección 3, Óptica clínica, del Curso de Ciencias Básicas y Clínicas publicado por la American Academy of Ophtalmology. Principios de vergencia Cuando se aplica a rayos luminosos, el término vergencia describe la dirección de un rayo cuando pasa a través de una lente. La vergencia es la inversa de la distancia desde la lente hasta el punto de convergencia de la luz. Los rayos de luz que se alejan entre sí se llaman divergentes, mientras que los que se acercan se denominan convergentes. Los rayos paralelos tienen una vergencia cero, por tanto, ni se acercan ni se separan unos de otros. La figura 5-1 muestra estos tres tipos de rayos. Los rayos de luz que proceden de una fuente luminosa puntual son divergentes. En la naturaleza no suele haber rayos convergentes, pues aparecen por la acción de un sistema óptico (como una lente). Los rayos de sol procedentes del sol son básicamente paralelos y tienen una vergencia cero. Figura 5-1 Los rayos de luz pueden ser divergentes (A), convergentes (B) o paralelos (vergencia cero) (C). La potencia (o potencia de vergencia) describe la capacidad de una lente curva para converger o divergir los rayos luminosos. Por convenio, la divergencia se expresa como potencia negativa, mientras que la convergencia se expresa en positivo. Una dioptría (abreviada como D) es la unidad de medida de la potencia refractiva de una lente. La distancia focal de una lente es la distancia entre dicha lente y la imagen formada por un objeto situado en el infinito: donde f = distancia focal (en metros) y D = potencia de la lente (en dioptrías). Tipos de lentes Las lentes pueden ser esféricas, cilíndricas o esferocilíndricas. Una lente esférica tiene la misma curvatura por toda su superficie, y por tanto, la misma potencia refractiva en todos sus meridianos. Las lentes esféricas convexas hacen converger los rayos de luz y se llaman lentes positivas; las lentes esféricas cóncavas hacen divergir los rayos de luz y se llaman lentes negativas (fig. 5-2). El punto focal de una lente positiva es la posición en la que los rayos de luz paralelos que la han atravesado convergen para formar una imagen. El punto focal de una lente negativa es el punto desde el que parecen divergir los rayos de luz paralelos que entran en la lente. En la figura 5-3 se muestran ejemplos de lentes positivas y negativas y de la relación entre la potencia de la lente y la distancia focal. En el caso de las lentes convexas o positivas, usando la fórmula matemática D = 1/f, una dioptría de potencia positiva hace converger los rayos de luz paralelos a un foco situado a 1 m de la lente. Una lente de +0,25 D enfoca los rayos paralelos de luz a 1/0,25 m = 4 m de la lente. Una lente de +4 D hace converger los rayos de luz paralelos a un foco a 1/4 m, o 0,25 m de la lente. En el caso de lentes cóncavas o negativas, los rayos de luz paralelos que entran en la lente divergen; se considera que aparece una imagen virtual en el punto focal por delante de la lente. Una lente negativa con una distancia focal de 1 m tiene una potencia de −1 D; una lente negativa con distancia focal de −0,25 m tiene una potencia de 1/(−0,25) o −4 D. Figura 5-2 Los tipos de lentes pueden ser (A) convergentes (convexas o positivas) y (B) divergentes (cóncavas o negativas). El punto focal de una lente positiva se sitúa donde los rayos paralelos que han atravesado la lente convergen para formar una imagen. El punto focal de una lente negativa se localiza donde parece que divergen los rayos paralelos que entran en la lente. Figura 5-3 Relaciones entre la potencia de la lente y la distancia focal para lentes positivas (A, B, C) y lentes negativas (D, E, F). F, punto focal. L a s lentes cilíndricas tienen potencia de vergencia solo en un meridiano, el perpendicular al eje del cilindro. No tienen potencia en el meridiano paralelo al eje (fig. 5-4). Las lentes cilíndricas enfocan los rayos de luz en una línea (fig. 5-5). La orientación del eje de la lente cilíndrica se asigna por convenio, cuando se mira al paciente, como se indica en la figura 5-6. La orientación de las lentes cilíndricas correctoras es la misma para los ojos derecho e izquierdo; es decir, 0 a 90° corresponde a la izquierda del paciente, mientras que 90 a 180° quedan a la derecha del paciente. Figura 5-4 Potencia refractiva (vergencia) de una lente cilíndrica. La máxima potencia refractiva se sitúa en el Figura 5-5 Como una lente cilíndrica solo tiene potencia refractiva en un meridiano (el perpendicular al eje), enfoca meridiano perpendicular al eje del cilindro (línea curvada continua, A). El cilindro no tiene potencia refractiva en el meridiano que corresponde al eje del cilindro (líneas verticales continuas, B). los rayos en una línea focal. Figura 5-6 Convenio de asignación de la orientación del eje de las lentes cilíndricas, mirando al paciente. Las lentes esféricas y cilíndricas pueden combinarse formando una lente esferocilíndrica, también llamada lente compuesta o lente tórica. Una lente esferocilíndrica enfoca la luz en dos líneas focales. La forma de los rayos de luz cuando se enfocan por una lente esferocilíndrica se denomina conoide de Sturm (fig. 5-7). Entre las dos líneas focales del conoide de Sturm se sitúa un punto llamado círculo de mínima confusión, que representa el punto de mejor foco global para una lente esferocilíndrica. Figura 5-7 Como sus dos radios de curvatura no son iguales (x, y), la lente esferocilíndrica no enfoca la luz en un punto, sino en dos líneas (línea focal x, línea focal y) de diferente localización. La imagen más nítida se forma entre las dos, en el círculo de mínima confusión. El conoide de Sturm es el nombre que recibe la forma que adoptan los rayos luminosos enfocados por una lente esferocilíndrica. Los prismas técnicamente no se consideran lentes, pero los efectos prismáticos son propiedades intrínsecas de las lentes. Un prisma es una cuña de material refractivo de sección triangular que desvía la luz hacia su base. Los objetos que se ven a través de un prisma parecen desplazarse hacia el vértice del prisma (fig. 5-8). Las lentes esféricas pueden considerarse formadas por un par de prismas, siendo las lentes convergentes (positivas) la unión de dos prismas base con base, y las lentes divergentes (negativas) la unión de dos prismas por sus vértices. Por eso, una lente esférica tiene una potencia prismática en cada punto de su superficie salvo en el centro óptico de la lente. Figura 5-8 (A) Debido a su forma, un prisma refracta los rayos de luz hacia su base. (B) Si se ve un objeto a través de un prisma, el objeto aparece en el espacio como si estuviera desplazado hacia el vértice del prisma. La potencia de un prisma para desviar los rayos de luz se expresa en dioptrías prismáticas (que se abrevian como DP o con el superíndice delta ∆). Un prisma de 1 DP (1∆) desvía los rayos de luz paralelos 1 cm cuando se mide a una distancia de 1 m desde el prisma (fig. 5-9). Un prisma que desvía los rayos de luz 1 cm a una distancia de 2 m mide 0,5 DP; un prisma que desvía los rayos de luz 1 cm a 0,5 m mide 2 DP. Figura 5-9 Medición de la potencia de un prisma. Un prisma de 1 DP desvía un rayo de luz 1 cm a una distancia de 1 m. Estado refractivo del ojo En el ojo normal, los rayos de luz paralelos se enfocan nítidamente en la retina, estado denominado emetropía. Cuando el ojo relajado o sin acomodación es incapaz de enfocar los rayos de luz paralelos procedentes de un objeto alejado, se habla de ametropía. Las tres situaciones básicas que pueden dar lugar a ametropía son: • Miopía. • Hipermetropía. • Astigmatismo. Un ojo miope tiene una potencia convergente excesiva; los rayos de luz se enfocan por delante de la retina. Se usa una lente negativa (divergente) para corregir la miopía (fig. 5-10 A, B). El ojo hipermétrope no tiene suficiente potencia convergente para enfocar los rayos de luz sobre la retina, haciéndolo por detrás de esta. Se usa una lente positiva (convergente) para corregir la hipermetropía (fig. 5-10 C, D). Figura 5-10 (A, B) Las lentes cóncavas (negativas) sirven para corregir la miopía, en la que los rayos paralelos se enfocan por delante de la mácula. (C, D) Las lentes convexas (positivas) se usan para corregir la hipermetropía, en la que los rayos paralelos se enfocan por detrás de la mácula. (E, F) Se usan lentes cilíndricas (o esferocilíndricas) para corregir el astigmatismo, en el que los rayos paralelos no se enfocan uniformemente en todos los meridianos. La córnea (y a veces el cristalino) pueden no tener el mismo radio de curvatura en todos sus meridianos. La aberración de las superficies corneal o lenticular que produce diferentes radios de curvatura se denomina astigmatismo. Se usa una lente cilíndrica para neutralizar el astigmatismo (fig. 5-10 E, F). En la mayoría de los pacientes, el eje del cilindro positivo necesario para corregir el astigmatismo está próximo a 90° (astigmatismo con la regla) o próximo a 180° (astigmatismo contra la regla). En la práctica clínica muchos pacientes miopes e hipermétropes también tienen astigmatismo. Se usa una lente esferocilíndrica para corregir el astigmatismo miópico e hipermetrópico. L a acomodación es el mecanismo por el que el ojo cambia su potencia refractiva alterando la forma del cristalino. El punto focal se acerca al ojo durante la acomodación y permite enfocar los objetos próximos. La presbicia es la pérdida progresiva de acomodación del cristalino causada por el proceso normal de envejecimiento. Suele manifestarse como una dificultad para el trabajo visual cercano, como la lectura. La presbicia puede coincidir con miopía, hipermetropía y astigmatismo. Puede solucionarse ópticamente con lentes. Notación de lentes La prescripción por escrito de unas lentes para gafas tiene un formato estándar. Primero se escribe la potencia de la esfera (esf.), junto con su signo (+ o −). Luego se pone la potencia del cilindro, si se requiere, con su signo y eje. A veces el cilindro viene precedido por el signo , que significa «combinado con». El eje del cilindro se designa con × seguido del grado de orientación del eje del cilindro. El símbolo de grados suele omitirse y solo se escribe el número. Se anota una graduación para cada ojo, usando las abreviaturas OD (oculus dexter) para el ojo derecho y OS (oculus sinister) para el izquierdo. La tabla 5-1 muestra ejemplos de graduaciones de gafas. Al escribir la receta de gafas, muchos médicos omiten el signo «combinado con». Tabla 5-1 Notaciones en la prescripción de gafas Hipermetropía Miopía OD +2 esf. OS +2,25 esf. OD −2,5 esf. OS −3 esf. Astigmatismo hipermetrópico OD +1 OS plano +1 × 90 o +2 −1 × 180 +1 × 180 o +1,5 −1,5 × 90 Astigmatismo miópico OD −0,75 +0,5 × 150 o −0,25 −0,5 × 60 OS −1 +0,5 × 120 o −0,5 −0,5 × 30 Al escribir las graduaciones de gafas, algunos profesionales omiten el signo «combinado con astigmatismo miópico se escribiría de esta forma: ». El ejemplo de OD −0,75 +0,5 × 150 o −0,25 −0,5 × 60 OS −1 +0,5 × 120 o −0,5 −0,5 × 30 Transposición de lentes En la prescripción de lentes por escrito, la potencia del cilindro puede anotarse en forma positiva o negativa. Muchos oftalmólogos tienen la costumbre de anotar los cilindros con notación positiva, salvo para las lentes de contacto, mientras que los ópticos y optometristas suelen usar la notación negativa. El cilindro positivo se talla en la superficie anterior de la lente, mientras que el cilindro negativo se talla en la superficie posterior. A menos que se indique expresamente al escribir la receta, se montan lentes con cilindros negativos, ya que así se consigue una lente estéticamente más aceptable, porque los cilindros positivos producen más ampliación que sus equivalentes en cilindro negativo. La conversión de la graduación de una forma a la otra se llama transposición de lentes y consta de tres pasos: 1. Sume algebraicamente las potencias de la esfera y el cilindro. 2. Invierta el signo del cilindro. 3. Sume 90° al eje del cilindro. Si el número resultante es mayor de 180°, réstele 180°. Ejemplos de transposición de lentes: Equivalente esférico La potencia media de una lente esferocilíndrica se denomina equivalente esférico. Representa la posición dióptrica del círculo de mínima confusión del conoide de Sturm. El equivalente esférico es útil para comparar o tratar de equilibrar los dos ojos, o cuando se quiere reducir una corrección cilíndrica excesiva. El equivalente esférico se usa a menudo en la prescripción de lentes de contacto. Se calcula del siguiente modo: Frontofocómetro El frontofocómetro es un instrumento empleado para medir la potencia de las gafas que trae el paciente. Existen modelos manuales y automatizados (fig. 5-11). El frontofocómetro mide cuatro propiedades principales de las lentes de gafas: • La potencia esférica y cilíndrica. • El eje del cilindro si este existe. • La presencia y orientación del prisma. • El centrado óptico. Figura 5-11 (A) Partes del frontofocómetro manual. (B) Uso del frontofocómetro. E l protocolo clínico 5.1 describe los pasos para usar un frontofocómetro manual estándar para gafas monofocales. El protocolo clínico 5.2 describe la medición de gafas multifocales. El protocolo clínico 5.3 expone los pasos para medir la potencia y orientación del prisma, y el protocolo clínico 5.4 describe cómo determinar el centro óptico de las lentes. Protocolo clínico 5.1 Uso del frontofocómetro manual Enfoque del ocular Siempre que vaya a usarse este instrumento, debe comprobarse que el ocular del frontofocómetro está enfocado: 1. Sin colocar ninguna lente, mire a través del ocular del instrumento. Gire la rueda de potencia hasta que las miras (líneas cruzadas perpendiculares) vistas por el ocular están claramente desenfocadas. 2. Gire el ocular en dirección positiva, normalmente en el sentido contrario de las agujas del reloj. Así se nublará la diana vista por el ocular. 3. Gire lentamente el ocular en dirección opuesta hasta que la diana esté clara y entonces pare. Así queda enfocado el ocular. 4. Gire la rueda de potencias para enfocar las miras. Las miras deben estar enfocadas cuando la rueda de potencias marque cerco. Si no es así, repita la operación. Colocación de las gafas 1. Coloque el borde inferior de las gafas sobre la plataforma móvil con las patillas alejándose de usted. Así estará en disposición de medir la superficie posterior de la lente, que suele ser la que debe medirse. 2 . Mirando por el ocular, alinee la lente de las gafas de forma que las miras se crucen en el centro de la diana moviendo las gafas sobre la plataforma. Medición de la potencia esférica y cilíndrica Los pasos siguientes describen la técnica del cilindro positivo 1. Gire la rueda de potencia para leer el negativo más alto (hacia −10 D). 2. Enfoque con nitidez las miras menos separadas (a menudo llamadas líneas simples) rotando la rueda de potencias en sentido contrario a las agujas del reloj mientras rota la rueda de cilindro para enderezar las líneas simples cuando cruzan el grupo de miras más separadas (a menudo llamadas líneas triples). 3. Si las líneas simples y las triples se enfocan a la vez, la lente es una esfera (fig. 5-21). Si solo se enfoca la línea simple, ha identificado la porción esférica de una lente esferocilíndrica. Anote lo que marque la rueda de potencias en este punto como la potencia de la esfera. 4. Si existe potencia cilíndrica, después de anotar la lectura de la rueda de potencias para la esfera, mida la potencia del cilindro girando la rueda de potencia más en sentido contrario a las agujas del reloj (menos negativo o más positivo) hasta enfocar las líneas triples (fig. 5-22). 5. Calcule la diferencia entre la primera lectura de la rueda de potencia para las líneas simples enfocadas y la segunda lectura para el enfoque de las líneas triples. Anote esta cifra como la potencia cilíndrica positiva de la lente. 6. Lea el eje del cilindro en la rueda del eje. Figura 5-21 Medición de la esfera. Figura 5-22 Medición de la potencia del cilindro. Protocolo clínico 5.2 Medición de la potencia del bifocal 1. Después de medir la esfera y el cilindro de la parte para lejos de una lente bifocal, centre la parte para cerca del bifocal de la parte inferior de la lente sobre el soporte circular del frontofocómetro y vuelva a enfocar las líneas triples. 2. La diferencia entre la lectura para lejos del enfoque de las líneas triples y la nueva línea triple enfocada es la adición o potencia bifocal. 3. Si la parte para lejos de la gafa es una esfera, basta con reenfocar el segmento bifocal y calcular la diferencia algebraica entre la potencia del segmento anterior y la del bifocal. 4 . Para una lente trifocal, siga el mismo procedimiento del segmento bifocal para medir el segmento trifocal directamente. Lo habitual es que el trifocal tenga la mitad de potencia del bifocal. Nota: este método es aplicable a bifocales estándar. Las lentes de adición progresiva (también llamadas lentes de foco variable o bifocales sin línea) se leen según las instrucciones del fabricante. Muchas tienen la potencia de la adición impresa en la misma lente. Protocolo clínico 5.3 Medición de la potencia y la orientación de prismas La existencia de un prisma incorporado en una lente de gafa suele ponerse de manifiesto cuando no pueden centrarse las miras del frontofocómetro en la porción central de la diana del instrumento. Una vez que se ha determinado la presencia de un prisma, mida su potencia y determine la orientación del modo siguiente: 1. Con un marcador no permanente marque la posición de la lente a través de la que mira el paciente con la vista al frente. Centre esta marca en la diana del frontofocómetro. 2. Cuente el número de círculos negros concéntricos desde la cruz central de la diana del frontofocómetro hasta el centro de las miras cruzadas verticales u horizontales (fig. 5-23). Cada círculo representa 1 dioptría prismática. 3. Anote la dirección de la porción gruesa (base) del prisma determinando la dirección de desplazamiento de las miras. Por ejemplo, si las miras están desplazadas hacia arriba, la base del prisma es superior; el desplazamiento hacia abajo indica que el prisma es de base inferior; el desplazamiento nasal, prisma de base interna, y el desplazamiento temporal, prisma de base externa. Algunos frontofocómetros incorporan dispositivos de compensación de prismas. Tales dispositivos permiten la medición de prismas sin usar los círculos concéntricos. Para no registrar una potencia prismática inexistente, asegúrese de que el dispositivo compensador de prismas está en cero. Hay frontofocómetros que disponen de unos prismas auxiliares para medir las lentes con prismas de potencia mayor que el número de círculos concéntricos. Figura 5-23 Medición de la potencia prismática. Protocolo clínico 5.4 Medición del centro óptico de las lentes de gafas A veces es importante conocer la posición correcta del centro óptico de las lentes de gafas para ver si se alinea con la pupila del paciente. La mayoría de los frontofocómetros cuentan con un dispositivo de marcado o punteado que puede usarse para señalar temporalmente el centro óptico de una lente. La técnica para hacerlo es como sigue: 1. Coloque la lente de gafas contra el tope del frontofocómetro. 2. Asegúrese de que la montura de las gafas está correctamente ajustada sobre la plataforma, con el borde inferior para abajo y las patillas hacia atrás. 3 . Enfoque las miras y céntrelas con la diana enfocada del ocular (fig. 5-24). Use el dispositivo de marcado para marcar la lente sostenida en esa posición. La marca de centrado (normalmente formada por tres puntos) es el centro óptico de la lente. Si el frontofocómetro no dispone de un sistema de marcado use un rotulador no permanente para señalar el centro aproximado de la lente, marcando el punto donde brilla la luz del frontofocómetro al atravesar la lente. Figura 5-24 Medición del centro óptico de la lente de gafa. Retinoscopia y refinamiento El objetivo de la retinoscopia (refracción objetiva) es determinar la naturaleza del defecto refractivo del paciente (si lo hay) y la potencia aproximada de la lente que reducirá (neutralizará) este error y proporcionará visión nítida. En el proceso de refinamiento (refracción subjetiva) el examinador determina con mayor exactitud la corrección refractiva final del paciente probando varias lentes hasta que el paciente responda que ha alcanzado la mejor agudeza visual de Snellen (y equilibrada si el paciente tiene visión binocular). El dominio de la retinoscopia y el refinamiento, quizá más que ninguna otra técnica de exploración oftalmológica, requiere bastante experiencia. Se necesitan habilidades motrices, destreza con ambas manos, capacidad de observación clínica, conocimiento de los principios ópticos y buen criterio. La retinoscopia y el refinamiento se aprenden mejor mediante el entrenamiento dirigido por un oftalmólogo experto. Este texto solo puede presentar una visión general de la instrumentación y los pasos necesarios para estas técnicas. Al final del capítulo se da una lista de libros y material audiovisual recomendados para tratar estos temas más a fondo. Instrumentación El examinador debe estar familiarizado y manejar con soltura diversos instrumentos especializados que se usan en la retinoscopia y el refinamiento, como el retinoscopio, las lentes y la montura de prueba, el foróptero, los cilindros cruzados de Jackson y el distómetro. Otros instrumentos que se usan ocasionalmente en la refracción son un oclusor con uno o múltiples estenopeicos y un frontofocómetro. Hay forópteros que combinan muchos de los instrumentos refractivos o realizan sus funciones de forma automática. Retinoscopio El retinoscopio de franja portátil consta de un visor (mirilla), un espejo ensamblado y una bombilla con un fino filamento que se puede rotar y enfocar manipulando un manguito en el mango del instrumento (fig. 5-12). Produce una franja de luz, a diferencia del punto producido por el retinoscopio de punto que se usa menos habitualmente. La vergencia de la hendidura (es decir, el foco del haz) del retinoscopio de franja se ajusta subiendo o bajando el manguito del mango del instrumento. Para llevar a cabo la retinoscopia, el examinador mira a través de la mirilla del retinoscopio y alinea la franja de luz con el eje visual del paciente. Cambiando la posición del instrumento, manipulando las características de su haz luminoso y observando cómo se modifica el reflejo del ojo del paciente, el examinador puede determinar el estado refractivo del paciente y estimar sus necesidades de corrección. Figura 5-12 Retinoscopio de franja estándar. Lentes y montura de prueba Durante la retinoscopia (y el posterior refinamiento), el examinador hace que el paciente mire a través de diversas lentes hasta que se consigue una corrección óptica apropiada. Un modo de hacer esto es usando una montura de pruebas, gafas que pueden portar diversas lentes de un juego de esferas, cilindros y prismas de prueba (fig. 5-13). Las monturas de prueba tienen oculares, patillas y soporte nasal ajustables que el examinador debe manipular para alinear la montura correctamente sobre la cara del paciente. Figura 5-13 La montura de pruebas puede ajustarse para que se adapte a la anatomía del paciente y permita insertar manualmente múltiples lentes para formar una graduación de prueba. Los clips de Halberg, que pueden acoplarse sobre las gafas del paciente, también pueden portar lentes de prueba y usarse para modificar las gafas del paciente sin quitárselas, en un procedimiento llamado sobrerrefracción. Este término también se emplea para designar a la refracción, con una montura de prueba o un foróptero, de un paciente que lleva puestas lentes de contacto. Foróptero El foróptero representa una alternativa a la montura de prueba y las lentes sueltas. Consta de una máscara facial que puede suspenderse delante de los ojos del paciente. Contiene gran variedad de lentes esféricas y cilíndricas que el examinador puede rotar delante del ojo del paciente (fig. 5-14). La mayoría de los forópteros permiten ajustar la distancia interpupilar y cambiar su inclinación para que los ojos puedan converger cuando se quiere determinar la corrección para visión cercana. Hay otros accesorios que varían bastante según las marcas y modelos. La tabla 5-2 enumera los principales controles del foróptero y su utilidad. Figura 5-14 Foróptero, visto del lado del examinador. Los controles más usados se muestran en la tabla 5-2. Tabla 5-2 Controles más frecuentes en el foróptero Control Función Ajuste DP Ajusta las aberturas de visión a la distancia interpupilar del paciente Botón de nivelado Inclina la máscara frontal si los ojos no están al mismo nivel Botón de apoyo frontal Mantiene constante la distancia desde la superficie posterior de las lentes del refractómetro Palancas de convergencia Ajustan el ángulo de las aberturas de visión unos 150° para las mediciones en visión cercana (no presentes en todos los modelos) Dial de esfera Varía la esfera en incrementos de 0,25 D Escala de potencia esférica Muestra la potencia de la esfera Dial de cilindro Varía la potencia cilíndrica en incrementos de 0,25 D Escala de potencia cilíndrica Muestra la potencia del cilindro Dial de eje cilíndrico Ajusta y muestra el eje del cilindro Escala del eje del cilindro Muestra el eje del cilindro Control de esfera de gran magnitud Varía la esfera en incrementos de 3 D Botón y escala de lente auxiliar O = abierto (para examinar el ojo) OC = ocluido (para tapar el ojo) R = lente refractiva (normalmente +1,5 esf.) Cilindro cruzado de Jackson Este instrumento es una lente especial que se usa en el proceso de refinamiento para confirmar primero el eje y luego la potencia de la lente cilíndrica correctora del astigmatismo (fig. 5-15). El cilindro manual consta de un mango sujeto a una lente que contiene dos cilindros de igual potencia, uno negativo y otro positivo, separados en ángulo recto. El foróptero también suele incluir un cilindro cruzado. Figura 5-15 Cilindro cruzado de Jackson con los ejes marcados sobre la lente y la correspondiente representación de la potencia cruzada. El mango del cilindro cruzado se inserta en un ángulo de 45° respecto a los meridianos principales, lo que permite girarlo rápidamente de una orientación a otra con el cilindro cruzado exactamente opuesto. Distómetro El distómetro es un pequeño instrumento portátil usado para determinar la distancia al vértice, es decir, la distancia entre el ojo del paciente y la parte trasera de la lente correctora. En la figura 5-16 se muestra un distómetro. Se considera que la distancia al vértice es por término medio de 13,5 mm, pero puede variar mucho según los pacientes. Es importante mantener constante la distancia al vértice de las gafas del paciente durante la refracción. Si difieren las distancias al vértice usadas para cada ojo, la potencia efectiva de las lentes correctoras del paciente será diferente y, probablemente, inaceptable. Cuando se escribe la graduación, a menos que se anote un valor específico, se presupone una distancia de 13,5 mm para cada ojo. La distancia al vértice es especialmente importante en pacientes con grandes defectos refractivos (más de 5 D de esfera positiva o negativa). El método para medir la distancia al vértice con el distómetro se explica en el protocolo clínico 5.5. Figura 5-16 El distómetro sirve para medir con exactitud la distancia al vértice, es decir, la separación entre el ojo del paciente y la superficie posterior de la lente refractiva. La escala del distómetro tiene en cuenta el grosor promedio del párpado. Protocolo clínico 5.5 Medición de la distancia al vértice 1. Pida al paciente sentado que cierre los dos ojos. 2. Coloque con suavidad la rama fija del compás del distómetro sobre el párpado cerrado y ponga la rama móvil del compás contra la superficie posterior de la lente de prueba, la lente del foróptero o la lente de las gafas del paciente (v. fig. 5-16). 3 . Anote la distancia entre estas dos superficies leída en la escala milimétrica del distómetro. (La escala asigna un espesor promedio a los párpados.) Técnica de retinoscopia Para la retinoscopia, deben apagarse las luces de la habitación. Son muy importantes las posiciones relativas del paciente y el examinador. El paciente se sienta en la silla de exploración y se le pide que mire más allá de la oreja del examinador a un punto de luz situado en el infinito óptico (a efectos prácticos, 6 m o más). El examinador se sienta delante, con los ojos a la misma altura que los del paciente, a una distancia estándar, normalmente la longitud de su brazo. En la mayoría de los casos se procede del siguiente modo: • Para examinar el ojo derecho: siéntese ligeramente a la derecha del paciente, sosteniendo el retinoscopio con la mano derecha y mirando con su ojo derecho. Use su mano izquierda para manipular el foróptero y las lentes de prueba. • Para examinar el ojo izquierdo: siéntese ligeramente a la izquierda del paciente, delante de su hombro izquierdo, sosteniendo el retinoscopio con la mano izquierda y mirando con su ojo izquierdo. Use su mano derecha para manipular el foróptero y las lentes de prueba. Es fundamental estar seguro de que se está examinando el ojo fijador, sobre todo si el paciente tiene estrabismo. Si el paciente no puede controlar la alineación ocular, como en el caso de una exotropia manifiesta, el reflejo retinoscópico no estará en el eje visual sino más bien en el eje de la desviación. La medición del defecto refractivo del ojo en dicho eje no será correcta. Si el ojo no está alineado con el reflejo retinoscópico, el examinador puede sentarse más directamente delante del paciente y puede ocluir el ojo que no se explora, bien con la mano o con un oclusor. Si se ha usado cicloplejía, se pide al paciente que mire directamente a la luz. Distancia de trabajo La distancia entre el examinador y el ojo del paciente debe medirse y convertirse en dioptrías. Para el examen, se le pondrá al paciente una «lente de trabajo» cuya potencia equivaldrá a la distancia entre el examinador y el paciente. La potencia de esta lente se elimina luego de la cantidad dióptrica final obtenida. Si no se usa lente de trabajo, simplemente se restará del punto de neutralización alcanzado en la retinoscopia el equivalente dióptrico de la distancia de trabajo. Para mayor comodidad al cambiar lentes del foróptero o la montura de pruebas, la mayoría de los examinadores usan una distancia de trabajo equivalente a la longitud de su brazo, normalmente unos 66 cm (2/3 m), y asignan al paciente una lente de trabajo correspondiente de +1,5 D. Si la distancia de trabajo es de 0,5 m, la lente de trabajo será de +2 D, y una distancia de trabajo de 1 m requerirá una lente de trabajo de +1 D. La distancia de trabajo debe mantenerse constante durante toda la exploración, aunque el examinador puede moverse ligeramente hacia delante o atrás de esta posición para evaluar el movimiento del reflejo luminoso del paciente. Neutralización con un retinoscopio El término neutralización designa la consecución de un punto en el que la lente colocada delante del ojo del paciente «neutraliza» eficazmente el reflejo retinoscópico y la pupila del paciente se llena con la luz reflejada. Debido a su complejidad y sutilezas, como mejor se aprende la retinoscopia es con la práctica supervisada. De cualquier forma, a continuación se esbozan los pasos básicos de la neutralización retinoscópica. 1. Ajuste el retinoscopio para que los rayos de luz sean paralelos. Esto se comprueba si no se puede enfocar la franja en ninguna superficie, como la pared o la palma de la mano. 2 . Coloque al paciente y luego a usted mismo de forma cómoda en la posición y distancia correctas (como se ha expuesto anteriormente). Coloque la montura de pruebas o el foróptero si es necesario. 3. Indique al paciente que mire a la diana de fijación lejana, que puede ser un optotipo en una escala de agudeza. Si se ha usado cicloplejía, puede pedir al paciente que mire a su luz. 4 . Mire a través del ocular del retinoscopio y dirija la luz a la pupila del paciente. Recuerde sentarse delante del paciente (como se ha resumido anteriormente). Si no es fácil ver el reflejo de la pupila del paciente, valore las siguientes explicaciones posibles: a. La bombilla del retinoscopio luce poco, está sucia o apagada. b. El paciente tiene un gran defecto de refracción. c. No se han atenuado lo suficiente las luces de la habitación. d. El paciente tiene catarata u otra opacidad de medios. Si ve varios reflejos, los «parásitos» pueden provenir de otras superficies, como la córnea o la lente de prueba utilizada. Intente moverse ligeramente a un lado u otro o inclinar levemente la lente de prueba para asegurarse de que la superficie de dicha lente está limpia o comprobar que no ve reflejos de otras luces en la habitación. 5 . Oriente la franja del retinoscopio horizontalmente y muévala arriba y abajo. También puede empezar con la franja vertical moviéndola a derecha e izquierda. Sea cual sea la dirección en que oriente la franja, debe mover la mano perpendicularmente a esa dirección. 6. Observe si el movimiento del reflejo es igual («a favor») u opuesto («en contra») a la dirección de su mano. Si el reflejo se mueve en sentido opuesto, añada lentes negativas delante del ojo en pasos de media dioptría hasta que no vea movimiento «en contra». Si el movimiento del reflejo luminoso coincide con el del barrido de la luz del retinoscopio, los rayos que salen del ojo son demasiado divergentes, por lo que deben añadirse lentes positivas. Se añadirán en incrementos de 0,5 D hasta que sea difícil decir si el movimiento del reflejo es «a favor» o «en contra», usando a partir de entonces incrementos de 0,25 D. La figura 5-17 muestra los reflejos producidos por la franja del retinoscopio. 7 . Es útil hacer movimientos pequeños si la banda del reflejo parece ensancharse. Cuando el movimiento del reflejo llena la pupila y no puede detectarse, los rayos de luz que salen del ojo son paralelos, y la combinación de lentes usadas para alcanzar este punto (con el equivalente dióptrico de su distancia de trabajo) es la medición objetiva del defecto refractivo del ojo. Se habla entonces de neutralización. 8 . Para confirmar que se ha alcanzado la neutralización, puede acercarse algunos centímetros al paciente con el retinoscopio. En este punto, deberá reaparecer el movimiento «a favor» de la franja de reflejo cuando mueva el retinoscopio. Vuelva a la distancia original de trabajo, sin dejar de hacer barridos, y observe que el reflejo llena otra vez la pupila sin movimiento aparente. Puede confirmarse aún más la neutralización alejándose algunos centímetros del ojo, repitiendo el movimiento de barrido, y observando cómo el reflejo ahora es «en contra» de la dirección del retinoscopio. 9. Anote la potencia de la lente o lentes usadas para alcanzar la neutralización. Réstele el equivalente dióptrico de su distancia de trabajo. Así obtendrá el error refractivo en el eje en el que estaba barriendo. Por ejemplo, si estaba sentado a 66 cm del paciente y ha necesitado una lente de −1 D para obtener un reflejo neutro con la franja en dirección horizontal y vertical, el defecto refractivo del paciente es −2,5 esférico. Si obtiene diferentes reflejos al orientar la franja horizontal y verticalmente, existe un astigmatismo que debe ser neutralizado con cilindros en la graduación final de gafas. Figura 5-17 Reflejos producidos por el retinoscopio de franja. (A) Posición normal de comienzo, antes de empezar los movimientos de barrido. (B) Movimiento «a favor»: el reflejo se mueve en la misma dirección que la franja de luz, lo que indica la necesidad de una lente más convergente (positiva). El ojo es relativamente más hipermétrope que la corrección de las lentes. (C) Movimiento «en contra»: el reflejo se mueve en dirección opuesta a la franja, indicando la necesidad de una lente más divergente (negativa). El ojo es relativamente más miope que las lentes correctoras. (D) Punto de neutralización: no hay movimiento aparente del reflejo y la pupila está llena de una luz roja. Determinación del cilindro En presencia de un astigmatismo se seguirán los siguientes pasos: 1 . Colóquese usted y al paciente e ilumine la pupila del paciente con el retinoscopio como se indicó en los pasos 1-4 anteriores. Oriente la franja horizontalmente y muévala arriba y abajo. Cambie a la orientación vertical y barra a derecha e izquierda. 2 . Compare la intensidad y dirección de los reflejos. Si son similares, hay un astigmatismo insignificante. 3. Si la franja es más brillante en una dirección que en otra, o si los reflejos se mueven en direcciones opuestas, existe un defecto cilíndrico o astigmático. a. Neutralice el reflejo con la franja del retinoscopio orientada horizontal o verticalmente como se describió en los pasos 1-8 de «Neutralización con un retinoscopio». Si está usando cilindros negativos, neutralice primero el reflejo que se mueve más lentamente o más «a favor» de la franja. Luego neutralice el reflejo perpendicular a este. b. Si trabaja con cilindros positivos, neutralice primero el reflejo más «en contra» de su retinoscopio y luego el perpendicular. 4 . Rote el manguito del retinoscopio para que la franja quede orientada perpendicularmente a la dirección de la orientación inicial. En otras palabras, si neutralizó primero con la franja horizontal, oriéntela ahora verticalmente. a. Si está haciendo la retinoscopia solo con esferas, neutralice el reflejo en una orientación y anote la potencia de la esfera usada en ese eje. Cambie la orientación de la franja 90°, repita el procedimiento de neutralización como se indicó anteriormente, anote la potencia de la esfera usada en esta orientación y sume luego la potencia de las dos esferas como se especifica más adelante. 5 . Si no puede neutralizar la franja horizontal ni verticalmente, puede haber un astigmatismo oblicuo. Pueden determinarse los dos ejes rotando el manguito del retinoscopio para modificar la orientación de la franja. Serán perpendiculares entre sí. En los textos y materiales audiovisuales sobre retinoscopia se detallan métodos para neutralización del astigmatismo oblicuo, que requieren más tiempo y práctica que las técnicas habituales. 6 . Anote la potencia de la combinación de lentes usadas en cada eje. Si escribe la graduación en forma de cilindro positivo, apunte la potencia y el eje de la lente menos positiva que usó para neutralizar el reflejo. Por ejemplo, si sentado a 66 cm del paciente necesitó una lente de −1 D para obtener un reflejo neutro con la franja en dirección horizontal (es decir, moviéndola arriba y abajo), el defecto refractivo del paciente a 180° es −2,5 D. Si necesitó una lente de −0,5 D en vez de −1 D para neutralizar el reflejo con la franja orientada verticalmente, el defecto refractivo del paciente a 90° es −2 D. Tiene entonces una esfera de −1 D con un cilindro de −0,5 D de eje vertical. La graduación resultante se escribe −2,5 +0,5 × 90. Como se deduce de lo expuesto anteriormente, otro método para determinar la potencia del astigmatismo es averiguar primero la potencia esférica en una dirección. Si usa lentes positivas, debe lograr neutralizar en una dirección y que siga habiendo movimiento «a favor» cuando rote la franja del retinoscopio 90°. Si trabaja con cilindros negativos, percibirá un movimiento «en contra» después de neutralizar el movimiento «a favor» y rotar la franja 90°. El eje del cilindro debe colocarse de forma que esté alineado con la dirección en que mueve el reflejo retinoscópico. La dirección del movimiento de barrido coincide con el meridiano, y está en ángulo recto con el eje del cilindro. Resumen de las etapas de la retinoscopia 1. Alinéese delante de la pupila del paciente. 2 . Ilumine con el retinoscopio el ojo del paciente manteniéndose a una distancia constante de este. 3. Rote la franja para determinar qué meridiano quiere neutralizar primero. Dependerá de si trabaja con cilindros positivos, cilindros negativos o solo con esferas. Cuando suba y baje la franja, neutralizará el meridiano vertical con el eje en o próximo a 180°. Al mover la franja a izquierda y derecha, estará neutralizando el meridiano horizontal, cuyo eje está a 90°. 4. Neutralice el reflejo en el eje escogido. 5. Oriente la franja a 90° de la orientación original y neutralice el reflejo en dicho eje. 6. Anote la potencia de las lentes necesarias para neutralizar en ambas orientaciones. 7. Calcule la potencia de la graduación de gafas resultante. Los residentes deben ver material audiovisual sobre retinoscopia, leer libros de texto más avanzados y practicar a menudo para poder dominar los sutiles detalles de la neutralización, estimar la potencia y el eje del cilindro e interpretar las aberraciones. Refinamiento El refinamiento o refracción subjetiva puede realizarse con o sin gotas ciclopléjicas. El refinamiento sin cicloplejía a menudo se denomina refracción «manifiesta» o «seca». La refracción ciclopléjica (o «mojada») puede sustituir o complementar a la refracción manifiesta. Como la cicloplejía paraliza la acomodación, el examinador puede hacer una medición precisa del estado refractivo sin acomodación del ojo mientras dure el efecto de las gotas ciclopléjicas. Más adelante se comentan algunas de las situaciones en las que está indicado llevar a cabo una refracción ciclopléjica, en los apartados «Refracción ciclopléjica» y «Normas para la graduación de gafas». Existen diversos métodos para la refracción subjetiva. Algunos, como la esfera astigmática de Lancaster o la hendidura estenopeica, apenas se emplean. Una de las técnicas más frecuentes consiste en usar el foróptero y el cilindro cruzado de Jackson para ajustar y refinar la esfera y refinar el eje y la potencia del cilindro. Las instrucciones para refinamiento que damos a continuación sirven para cuando se usa un foróptero, aunque también puede realizarse el refinamiento con una montura y lentes de prueba. Al igual que para la retinoscopia, este texto solo da una visión general de este procedimiento, por lo que los residentes deben consultar libros más avanzados y material audiovisual y practicar bajo la supervisión de un médico con más experiencia. Ajuste de la esfera 1. Coloque una de las siguientes lentes en el foróptero: a. Resultados retinoscópicos. b. Graduación previa de gafas. c. Refracción manifiesta previa (útil en pacientes sometidos a catarata o queratoplastia penetrante, sobre todo si se han hecho múltiples refracciones pero aún no se han prescrito gafas). 2. Ocluya el ojo que no se está examinando, seleccionando OC (lente oclusora) en el control del foróptero. Seleccione la posición O (abierta) para el ojo que se va a explorar. 3. Mida la agudeza visual en el ojo que se examina, usando la escala de Snellen y la técnica habitual. Use los optotipos uno o dos líneas más grandes que la mejor agudeza visual del paciente para esta prueba, ya que la introducción del cilindro cruzado produce borrosidad, y el paciente será más consciente de los cambios con este nivel de agudeza levemente borroso. 4. Ajuste el dial de esfera del foróptero en el positivo mayor o el menor negativo con el que el paciente consiga la máxima agudeza visual. Pregunte al paciente: «¿Con qué lente ve las letras más nítidas, con la primera, con la segunda, o con las dos igual?» y gire dos «clics» o una esfera de +0,5 D. El paciente tendrá que elegir entre la lente original (primera) o la adición de una esfera de +0,5 D (segunda opción). a. Si el paciente prefiere la primera opción, repita el proceso, girando el mando otros dos clics (+0,5 D) y pregunte: «¿Cuál es mejor, la tercera, la cuarta o las dos igual?». Siga añadiendo esferas de +0,5 D hasta que el paciente note que ambas opciones son equivalentes. b. Si el paciente prefiere la opción primera, reste dos clics de esfera (es decir, −0,5 D) y pregúntele: «¿Con cuál ve más claro, con la tercera, la cuarta o las dos igual?». Continúe restando esferas de −0,5 D hasta que el paciente note que las dos opciones son equivalentes. Puede que tenga que advertir a muchos pacientes miopes que deben elegir la lente que les haga ver más nítido, no con la que vean las letras más pequeñas y oscuras. Si el paciente refiere que las letras son más pequeñas y oscuras, se ha añadido demasiada potencia negativa. c. Evite confusiones con las opciones anteriores dando diferentes números para las opciones sucesivas, preguntando: «¿Cuál prefiere: la primera o la segunda, la tercera o la cuarta?» y así sucesivamente. Si el paciente siempre elige la primera o segunda lente que se le presenta, invierta el orden de presentación para comprobar que es fiable. Presente las dos opciones rápidamente, dando tiempo suficiente para que el paciente vea los optotipos y luego cambie con rapidez a la segunda opción. d. Si no está bajo cicloplejía y el paciente tiende a acomodar (como sucede con pacientes jóvenes o hipermétropes), puede ser útil empezar con una potencia mayor de la necesaria y disminuirla lentamente hasta encontrar la mejor esfera. Esta técnica, llamada de la niebla o de emborronamiento, favorece que el paciente relaje la acomodación. Refinamiento del eje del cilindro 1. Coloque el cilindro cruzado de Jackson delante del ojo que va a examinar, con el eje a 45° de los meridianos principales del eje del cilindro (esta posición se denomina a horcajadas sobre el eje). En el ejemplo de la figura 5-18A el eje de 90° está «a horcajadas». 2 . Gire el cilindro cruzado (de delante hacia atrás) y pregunte al paciente: «¿Qué posición es mejor, la uno, la dos o las dos igual?». 3 . Rote el cilindro cruzado 5-10° hacia el eje positivo (punto blanco) de la opción preferida. 4 . Continúe con el proceso hasta que el paciente refiera que ve igual de borroso con ambas opciones. Figura 5-18 (A) Cilindro cruzado de Jackson del foróptero «a horcajadas» sobre el eje de 90°. Se ha trazado una línea imaginaria para indicar la posición de los ejes del cilindro negativo y positivo. (B) Cilindro cruzado «sobre el eje» de 90°, mostrando los puntos blancos del eje del cilindro positivo alineados con el eje de 90°. (C) Puntos rojos del eje del cilindro negativo alineados con el eje de 90°. Refinamiento de la potencia del cilindro 1. Alinee el eje del cilindro con el eje del cilindro cruzado de Jackson. Esto a veces se denomina sobre el eje. En la figura 5-18 B y C, el eje del cilindro cruzado está alineado «sobre el eje» con el eje de 90° de la lente del foróptero. 2 . Gire el cilindro cruzado y pregunte al paciente: «¿Cuál es mejor: la opción una, la dos, o las dos igual?». 3 . Si el paciente prefiere el cilindro positivo (eje del punto blanco), gire un clic la potencia cilíndrica (+0,25 D). Si el paciente prefiere el cilindro negativo (eje del punto rojo), reste un clic de potencia cilíndrica (−0,25 D). 4. Por cada dos clics (+0,5 D) de potencia cilíndrica añadida, reste un clic (−0,25 D) de potencia esférica, usando el mando esférico del foróptero para mantener el mismo equivalente esférico. La adición de cilindros requiere modificar la esfera para evitar errores al final. 5 . Se alcanza el punto final cuando el paciente percibe que ambas opciones son iguales. Cuando se pregunta al paciente si es mejor la opción uno o la dos, o si ambas son iguales, puede decir que es imposible elegir. Fuércelo a hacerlo hasta que el paciente diga que las dos son iguales. A veces los pacientes creen que están haciendo mal la prueba porque no pueden decidir qué lente es mejor. Explíqueles que están buscando el punto concreto en el que no noten diferencia y que, por tanto, lo han hecho realmente muy bien. Si el paciente no tiene cilindro en sus gafas actuales o en la retinoscopia, conviene comprobar si hay astigmatismo durante el refinamiento para ver si mejora la agudeza visual añadiendo un cilindro. Se coloca el cilindro cruzado de Jackson arbitrariamente a 90 y 180°, se gira y se pide al paciente que elija. Si prefiere alguna posición, se añade un cilindro con el eje paralelo al eje positivo o negativo respectivamente del cilindro cruzado hasta que las dos opciones al girar sean iguales. Si no se encuentran preferencias con los cilindros cruzados en los ejes de 90 y 180°, compruebe en los ejes de 45 y 135° antes de dar por hecho que no hay astigmatismo. Si se encuentra potencia cilíndrica, puede refinarse tanto la potencia como el eje de la forma habitual. Primero se define el eje del astigmatismo, y luego la potencia. Después de determinar la potencia, debe volver a comprobarse el eje y reajustarse si es preciso. Refinamiento de la esfera Después de refinar el eje y la potencia del cilindro, se realiza un refinamiento adicional de la esfera. 1. Pregunte al paciente: «¿Con qué lente se ven las letras más nítidas: con la número uno, la dos o con las dos igual?», y gire uno o dos clics (añada +0,25 o +0,5 D) el dial de esfera del foróptero. Se le presentan dos opciones al paciente, que tendrá que elegir la lente original (opción uno) o más potencia esférica (opción dos). 2. Si el paciente prefiere la opción número dos, repita el proceso, añadiendo uno o dos clics más (+0,25 o +0,5 D), y pregúntele: «¿Cuál es mejor: la uno, la dos, o las dos igual?». Siga añadiendo incrementos de +0,25 o +0,5 D esféricas hasta que el paciente note que las dos opciones son equivalentes. 3. Si el paciente prefiere la opción número uno, reste uno o dos clics esféricos (es decir, añada −0,25 o −0,5 D) y pregunte: «¿Con cuál ve más claro: con la uno, la dos o ambas por igual?». Siga sustrayendo incrementos de −0,25 o −0,5 D hasta que el paciente note que las dos opciones son equivalentes. Resumen del refinamiento 1. Ajuste la esfera. 2. Refine el eje del cilindro. 3. Refine la potencia del cilindro. 4. Refine la esfera. Refracción ciclopléjica La cicloplejía puede ser un complemento útil de la refracción en casi cualquier paciente, pero sobre todo en aquellos con acomodación activa. Debe hacerse una refracción ciclopléjica por lo menos una vez en todo paciente, preferiblemente en la primera visita. La cicloplejía obtenida al dilatar la pupila para la exploración del fondo de ojo puede servir para verificar la refracción no ciclopléjica en adultos, y es el momento ideal para realizar la retinoscopia en niños. La refracción ciclopléjica está indicada en las siguientes situaciones: • En cualquier paciente menor de 15 años al que se le prescriban gafas (la refracción manifiesta rara vez es fiable por debajo de los 10 años y no suele ser necesario hacerla). • En pacientes hipermétropes de hasta 35 años, sobre todo si tienen síntomas. • En la presbicia precoz y la pre-presbicia, especialmente si no se han usado gafas anteriormente. • Siempre que la refracción obtenga resultados variables, sobre todo por debajo de los 50 años. • Siempre que los síntomas del paciente parezcan desproporcionados para el defecto refractivo manifiesto, o si los síntomas apuntan a un problema acomodativo. • En aquellos pacientes que tiendan a acomodar durante la refracción. • En casos claros o solo sospechados de desequilibrio de los músculos extraoculares • Siempre que el refraccionista se vea obligado a basar toda la información refractiva en los datos de la retinoscopia. • En una asimetría refractiva bilateral, o siempre que no pueda alcanzarse un buen equilibrio binocular. Al igual que con cualquier otra medicamento, hay que preguntar al paciente si sufre alergias antes de administrar ciclopléjicos. Es importante averiguar si se usan otros medicamentos o existen enfermedades, porque entre los efectos secundarios de los fármacos ciclopléjicos, sobre todo el ciclopentolato, se incluyen la aparición de convulsiones, arritmias cardíacas y precipitación de glaucoma por cierre angular. La tabla 5-3 resume los efectos sistémicos de los ciclopléjicos más comunes. Los ciclopléjicos usados más a menudo son la tropicamida, el ciclopentolato, la atropina (en colirio o pomada) y las combinaciones. Tabla 5-3 Efectos sistémicos de los ciclopléjicos Fármaco Síntomas y signos Atropina Sequedad bucal y cutánea Fiebre Delirio Retención urinaria Taquicardia Enrojecimiento facial Depresión respiratoria Nota: si se traga, induce vómitos y debe tratarse de forma urgente Ciclopentolato Trastornos del SNC (sobre todo hipersensibilidad) en lactantes, niños pequeños y niños con parálisis espástica o lesiones cerebrales Reacciones psicóticas (sobre todo al 2%), ataxia, habla incoherente, inquietud, convulsiones, alucinaciones, hiperactividad Desorientación, imposibilidad de reconocer a personas Intolerancia a alimentos (los vómitos son más frecuentes varias horas después de su administración a neonatos) Distensión abdominal en bebés por íleo paralítico Otras similares a las de la atropina Tropicamida Similares a las del ciclopentolato pero menos frecuentes y severas Fenilefrina No usar hasta 21 días después de los IMAO porque la fenilefrina puede potenciar el efecto de los antidepresivos tricíclicos Taquicardia Miosis de rebote Hipertensión, respuesta vasopresora sistémica (sobre todo al 10%) Prueba duocromática La prueba duocromática (fig. 5-19) es un método rápido de determinar si el paciente tiene excesiva potencia negativa o positiva en su corrección de gafas. La prueba se basa en la proyección de una franja de luz roja y otra verde superpuestas sobre los optotipos de agudeza visual. Se pregunta al paciente: «¿Qué letras se ven más nítidas, las de la zona roja, las de la zona verde o las dos igual?». Si el paciente responde que las de la zona verde se ven más definidas, probablemente se ha añadido demasiada potencia negativa, por lo que habrá que añadir lentes positivas. Si la respuesta es que el lado rojo está más negro o nítido, entonces probablemente haya un exceso de potencia positiva, y habrá que añadir lentes negativas. Figura 5-19 Prueba duocromática. (A) La luz verde se refracta más que la luz roja cuando atraviesan medios con densidad óptica. (B) El punto final de la prueba duocromática se alcanza cuando las letras sobre fondo rojo y las letras sobre fondo verde se enfocan a la misma distancia respecto a la mácula. (Ilustración de Mark M. Miller.) Esta prueba se basa en el principio de que las longitudes de onda más cortas se refractan más que las más largas cuando entran en medios ópticamente más densos, como sería el caso de la luz al pasar desde la córnea a la retina. Por eso, respecto a la mácula, las letras vistas en la luz verde se refractan más y, en consecuencia, quedan más anteriores que las letras de la zona roja. Si uno ve más nítidas las letras negras sobre el fondo verde, estas se han enfocado más cerca de la mácula que las del fondo rojo, cuya imagen en este caso quedaría por detrás de la mácula. En esta situación se necesitan lentes positivas para enfocar la imagen en la mácula. El punto final de la prueba duocromática se alcanza cuando las letras rojas y verdes están equidistantes de la mácula. Como esta prueba se basa en la aberración cromática y no en la discriminación de colores, puede usarse también en pacientes con discromatopsias. Un inconveniente de la prueba duocromática es que la acomodación puede reducir la fiabilidad de los resultados. La prueba duocromática es más fiable cuando se lleva a cabo después de administrar gotas ciclopléjicas al paciente. Equilibrio binocular El paso final de la refracción subjetiva, llamado equilibrio binocular, garantiza que se ha relajado la acomodación por igual en ambos ojos. El método de la niebla, la disociación con prismas o la cicloplejía son tres de los numerosos métodos usados normalmente; la mayoría de las técnicas para el equilibrio requieren que la visión corregible sea básicamente igual en ambos ojos. Método de la niebla Nublando (haciendo más borrosa) la refracción final con esferas de +2 D en cada ojo, la agudeza visual se reducirá hasta aproximadamente 20/100. Se coloca primero una esfera de −0,25 D en un ojo y luego en el otro y mediante una rápida oclusión alternante de los ojos, se hará que el paciente pueda identificar que ve mejor con el ojo de la esfera de −0,25 D. Si los ojos no están equilibrados, deben añadirse o sustraerse esferas en pasos de 0,25 D hasta alcanzar el equilibrio. Disociación con prismas El método más sensible para el equilibrio binocular se basa en nublar la refracción final con esferas de +1 D y colocar luego un prisma vertical de 4 o 5∆ delante de un ojo. Se proyecta una sola línea de optotipos, normalmente la de 20/40. El paciente entonces es capaz de ver una única línea con ambos ojos simultáneamente, pero si se desplaza una de las imágenes verticalmente, habrá una línea encima de otra. Las dos imágenes deben ser comparables en tamaño y nitidez. El paciente puede identificar fácilmente diferencias entre las imágenes nubladas en los dos ojos de 0,25 D esféricas o incluso menos. Se coloca una esfera de +0,25 D delante de un ojo y luego del otro. En cada caso, si los ojos están equilibrados, el paciente referirá que la imagen correspondiente a la esfera adicional de +0,25 D se verá más borrosa. Una vez que se ha establecido el equilibrio entre los dos ojos, se quita el prisma. Se van reduciendo gradualmente las lentes de niebla de ambos ojos en pasos de 0,25 D. Se alcanza el punto final cuando el paciente logra la máxima visión con el la menor esfera negativa o la mayor esfera positiva. Cicloplejía Se consigue fácilmente el equilibrio binocular con los hallazgos monoculares obtenidos mediante cicloplejía completa. Es importante asegurarse de que la cicloplejía es completa en ambos ojos si se usa este método. Puede determinarse si hay acomodación residual pidiendo al paciente que mire a un objeto lejano mientras se neutraliza el reflejo (la forma estándar de realizar la retinoscopia) y pedirle luego que mire directamente a la luz del retinoscopio comprobando si existe movimiento «a favor» del barrido. Si se observa un movimiento «a favor» adicional, no se ha eliminado por completo la acomodación. Punto próximo y adición para la lectura Cuando se va acercando un texto con letra pequeña al paciente, llega un punto en el que las letras se ven borrosas. Este punto se llama punto próximo de acomodación (PPA). Debido a la presbicia, los pacientes de en torno a 40-45 años típicamente requieren una «adición para leer» de lentes positivas, además de su graduación de gafas para lejos, para poder ver bien los objetos cercanos. El punto próximo binocular suele estar más cerca que el punto próximo monocular y puede estimarse de un modo fácil y práctico pidiendo al paciente que fije la vista en un texto de letras pequeñas y que diga cuándo se ven borrosas al irse acercando al ojo. Para medir el PPA, ponga la graduación de lejos del paciente en el foróptero. La mayoría de los forópteros dispone de una palanca de control de convergencia en la parte frontal que permite ajustar la inclinación frontal de forma que los ojos converjan (v. fig. 5-14). Ajuste esta palanca para que converjan los ojos o disminuya la distancia interpupilar un mínimo de 5 mm para compensar la convergencia asociada naturalmente a la acomodación. Mantenga la escala de prueba de agudeza cercana a unos 50 cm del ojo del paciente y pida a este que mire las letras pequeñas (de 5 puntos); acerque la escala de prueba al ojo hasta que el paciente refiera que las letras están borrosas. Esta posición, medida en metros, es el PPA, que puede convertirse a dioptrías usando la fórmula D = 1/f. Por ejemplo, un paciente que dice ver borroso a 25 cm (0,25 m) tiene un PPA de 1/0,25 = 4 dioptrías. La mayoría de los forópteros van equipados con una regla de acomodación, como la de Prince. Esta combinación de escala de prueba para cerca y regla calibrada en centímetros y dioptrías representa un método cómodo para medir el PPA. La regla puede estar acoplada a la parte delantera del foróptero o usarse por separado. Para seleccionar la adición apropiada para la lectura, siga estos pasos: 1 . Determine los requisitos de acomodación para las tareas cercanas. Por ejemplo, para leer a 40 cm se requieren 2,5 dioptrías de acomodación (1/0,4 m = +2,5 D). 2 . Mida la amplitud acomodativa de forma independiente en cada ojo. Un modo sencillo de hacerlo es que el paciente fije en un texto de prueba (p. ej., una línea de 20/25 sostenida a 40 cm) con cada ojo. Estimule la acomodación colocando esferas negativas cada vez más potentes hasta que la letra se vea borrosa. Relaje entonces la acomodación con lentes cada vez más positivas. Las letras se verán más claras, pero si siguen añadiéndose lentes positivas llegará un momento en que vuelvan a ponerse borrosas. La suma de las dos lentes usadas para llegar a este punto de borrosidad determina la amplitud acomodativa. Por ejemplo, si el paciente admite −3 D hasta ver borroso (estimulando la acomodación) y +2,5 D para volver a borroso (relajando la acomodación), la amplitud sería de 5,5 D. 3. Deje la mitad de la amplitud de acomodación medida en reserva y considere que la otra mitad es la acomodación disponible. Hay otras técnicas para medir con mayor precisión las amplitudes acomodativas y la amplitud binocular que superan el objetivo de esta obra, pero en general teniendo en cuenta el PPA y la edad del paciente puede predecirse bastante bien la adición necesaria. En la tabla 5-4 se resumen las amplitudes acomodativas medias para diferentes edades. 4 . Reste la acomodación disponible del paciente (paso 3) de la cantidad total de acomodación necesaria para las tareas de cerca (paso 1), obteniendo así la adición de prueba necesaria. 5. Añada esta potencia positiva extra (la adición de lectura) a la esfera de la corrección refractiva para lejos ya puesta en el foróptero y vuelva a determinar la agudeza visual cercana. Si está usando una montura de pruebas, asegúrese de que ha colocado la lente esférica de lejos en la ranura correcta de la montura, y la lente cilíndrica por delante, como haría normalmente para determinar la corrección lejana. Ponga la lente positiva apropiada como lente adicional por delante de la combinación de lentes ya colocada. 6 . Acerque el material de lectura y luego aléjelo del paciente, para comprobar si la adición proporciona al paciente un intervalo adecuado de visión cercana nítida. Tabla 5-4 Amplitudes medias de acomodación según la edad Edad Amplitud acomodativa mediaa 8 14 (±2 D) 12 13 (±2 D) 16 12 (±2 D) 20 11 (±2 D) 24 10 (±2 D) 28 9 (±2 D) 32 8 (±2 D) 36 7 (±2 D) 40 6 (±2 D) 44 4,5 (±2 D) 48 3 (±2 D) 52 2,5 (±2 D) 56 2 (±2 D) 60 1,5 (±2 D) 64 1 (±2 D) 68 0,5 (±2 D) aCon menos de 40 años, la acomodación aumenta 1 D por cada 4 años; después de los 40 años la disminución de la acomodación es algo más rápida. A partir de los 48 años se pierde 0,5 D cada 4 años. Por tanto, se puede recordar la tabla entera memorizando las amplitudes a los 40 y 48 años. Normas para la graduación de gafas Para evitarle muchos problemas frecuentes y facilitar que empiece a prescribir gafas de forma correcta, este apartado presenta unas normas generales y consejos para prescribir en la miopía, hipermetropía, astigmatismo y presbicia. Consulte los libros de texto más completos referidos al final de este capítulo si quiere un análisis más a fondo de lo expuesto aquí. Normas generales de graduación • Si el paciente tiene buena visión y está asintomático, no le prescriba gafas nuevas ni cambie las antiguas (es difícil mejorar al paciente satisfecho y asintomático). • No prescriba cambios mínimos (menos de 0,5 D) salvo que el paciente refiera claramente una mejoría respecto a su corrección previa. • Especifique la distancia al vértice para lentes de potencia mayor o igual que 5 D. • Intente evitar cambiar el eje del cilindro más de 10°. Si debe hacerse un cambio mayor, haga que el paciente se dé una vuelta con la graduación en una montura de prueba durante 20 a 30 min y adviértale que probablemente será necesario un período de adaptación. • Compruebe la graduación final en las gafas con la prueba duocromática. • Ponga la graduación en una montura de prueba y deje que el paciente pasee por la sala de espera si cree que la graduación es dudosa, si es la primera graduación o si se ha cambiado más de 0,5 D respecto a las gafas anteriores. • Compruebe y vuelva a comprobar la precisión de la graduación. A menudo se cometen errores al copiar la graduación del foróptero o la montura de pruebas a la historia clínica o al impreso de la receta. Graduación en miopía La miopía no corregida se presenta típicamente con visión lejana borrosa y buena visión cercana. Los pacientes a menudo cuentan que tienen que entrecerrar los ojos para ver objetos alejados. • En general, prescriba la refracción manifiesta que obtenga la mejor agudeza sin hipercorregir. Los pacientes miopes jóvenes a menudo prefieren más potencia negativa en la refracción manifiesta de la que requieren para que la agudeza sea máxima, porque así aumenta el contraste de las letras oscuras de pruebas sobre el fondo luminoso más claro. Durante la refracción subjetiva, para evitar la hipercorrección, pregunte al paciente si las letras se ven realmente más nítidas y con más detalle o únicamente más oscuras y pequeñas. La hipercorrección hace que el paciente acomode, lo que puede dar lugar a astenopía (fatiga visual). • Use los resultados de la retinoscopia ciclopléjica y la refracción ciclopléjica para evitar la hipercorrección. • En adultos jóvenes miopes mayores de 40 años, asegúrese de que al aumentar la potencia negativa no se inducen síntomas de presbicia. Compruebe que todos los pacientes pueden leer cómodamente con su nueva graduación para lejos. Graduación en hipermetropía La mayoría de los niños pequeños son hipermétropes, pero pueden compensar fácilmente su ametropía mediante la acomodación. Las indicaciones para corregir la hipermetropía en niños son: • Hipermetropía mayor de 5 D, o grados menores de hipermetropía si hay síntomas (astenopía o molestias oculares vagas, como borrosidad intermitente o problemas para leer). • Disminución de agudeza visual no corregida que mejora con gafas hipermetrópicas. • Anisometropía (prescriba gafas si el defecto hipermetrópico en un ojo supera en 1,5 D o más a la del otro ojo durante el período ambliogénico —antes de los 6-7 años de edad— sobre todo si existen diferencias en la agudeza medida). • Endotropia. Los adultos hipermétropes pueden compensar parcialmente su hipermetropía con la acomodación. La hipermetropía manifiesta es la cantidad de potencia positiva necesaria para una visión lejana nítida. Después de la cicloplejía, puede detectarse un componente latente adicional en la hipermetropía al hacer la retinoscopia y el refinamiento. Esta porción de la hipermetropía es la que el paciente supera mediante la acomodación. Pueden aparecer síntomas por la imposibilidad de mantener la acomodación necesaria para compensar la hipermetropía. Entre estos síntomas se encuentran una disminución de visión lejana o una borrosidad intermitente al hacerse manifiesta la hipermetropía latente, dificultad para el trabajo cercano como parte de la pérdida de acomodación que acompaña al proceso de envejecimiento normal, presbicia precoz en jóvenes adultos hipermétropes no corregidos, astenopía o malestar visual, con escozor o lagrimeo e incluso cefaleas bifrontales exacerbadas por el trabajo de cerca, y fatiga después de leer durante períodos breves. Los niños de menos de 4 años que requieren gafas de hipermetropía suelen aceptar la medición ciclopléjica completa. Una vez que el niño alcanza la edad escolar, valore reducir la potencia positiva de la graduación aproximadamente un tercio, pero no deje que el niño tenga que acomodar más de 2,5 D continuamente para lejos. Si el niño colabora puede ser útil probar una refracción manifiesta, porque la graduación hipermetrópica completa puede originar visión borrosa de lejos. En adultos, mande la refracción manifiesta. Corrija para el infinito en vez de para la longitud de 6 m de la consulta reduciendo la refracción manifiesta en −0,25 D. Graduación en astigmatismo Los síntomas del astigmatismo no corregido son visión borrosa de lejos y cerca. Los astígmatas sin corregir a menudo refieren que tienen que guiñar los ojos para mejorar la visión lejana y cercana. El paciente con astigmatismo no corregido también se queja a menudo de cefalea bifrontal tras el trabajo prolongado de cerca. Observe las siguientes normas de graduación en casos de astigmatismo: • En niños de menos de 4 años, prescriba la corrección astigmática completa y recomiende llevar puestas las gafas todo el tiempo. En general, si se detecta un cilindro mayor de 1,5 D, están indicadas las gafas. • Sea prudente a la hora de cambiar el eje de la corrección astigmática, sobre todo en adultos, porque tales cambios a menudo se toleran mal. En este caso es útil pedir al paciente que se dé una vuelta de pocos minutos con la graduación puesta en la montura de pruebas. • Cerciórese de que cualquier corrección astigmática nueva produce una mejoría significativa en la agudeza tanto lejana como cercana. • Tenga cuidado al introducir una nueva corrección astigmática en adultos, ya que puede dar lugar a distorsión visual intolerable incluso aunque mejore la agudeza. • Advierta a los pacientes que puede ser necesario un período de adaptación a la nueva corrección. Graduación en presbicia El síntoma predominante de la presbicia no corregida es la dificultad para leer de cerca. Los pacientes con presbicia precoz a veces también dicen que necesitan más luz para leer y que pueden leer bien por la mañana, pero no por la noche después de una jornada de esfuerzo acomodativo (trabajo cercano). Los pacientes tienen problemas al leer letras pequeñas, como la guía telefónica, y al ensartar una aguja. En la presbicia muy incipiente, el paciente nota que sus ojos tardan en enfocar la letra cercana, y que luego tardan en cambiar el foco cuando miran objetos más lejanos. La presbicia comienza habitualmente entre los 40 y 45 años, pero puede presentarse antes en hipermétropes no corregidos o más tarde en miopes sin corregir. Pueden ser útiles las siguientes orientaciones a la hora de determinar la corrección para la presbicia: • Los pacientes miopes con defecto menor de −3 D pueden no referir problemas en las tareas cercanas porque se quitan por sistema las gafas para leer. Recuerde preguntar por esto, ya que estos pacientes pueden tener síntomas con el esfuerzo acomodativo si llevan sus gafas todo el tiempo. • Varios medicamentos pueden exacerbar los síntomas de presbicia, como los barbitúricos, antidepresivos tricíclicos, antihistamínicos y descongestionantes (incluyendo medicinas sin receta). • Rara vez se requieren bifocales con adición de +0,75 D o menos, aunque pueden ser necesarias para tareas concretas, como leer una partitura en un atril. • Las alternativas para los pacientes emétropes con presbicia son los lectores de monovisión, los bifocales con borde plano y las semigafas. • Las alternativas para los miopes e hipermétropes con presbicia son gafas separadas para lejos y cerca o las bifocales. Los pacientes miopes también pueden quitarse las gafas o usar semigafas para leer. En la figura 5-20 se muestran varios tipos de gafas bifocales y trifocales. En general, es mejor dejar que sea el óptico quien elija el tipo y la colocación del segmento bifocal o trifocal, ya que este comentará al paciente las diversas opciones. Hay que sugerir al paciente que explique al óptico sus necesidades concretas de visión cercana, como puede ser ver la pantalla del ordenador a una distancia concreta. La mayoría de los pacientes han oído hablar de las «bifocales sin raya», refiriéndose a alguno de los tipos de lentes progresivas (fig. 5-20 H). Estas lentes no tienen líneas de demarcación visibles y no solo son estéticamente más aceptables para el paciente, sino que también eliminan gran parte del salto de imagen, o desplazamiento que puede ocurrir al cambiar la mirada del segmento para lejos al de cerca. Aunque el paciente puede pedir que se le prescriban cristales de una marca, las bifocales progresivas disponibles son similares, y la decisión de cuáles usar suele dejarse en manos del óptico. Como es crucial una correcta adaptación de estas lentes para un uso satisfactorio, la experiencia personal del óptico puede ser tan importante como la elección de la propia potencia del bifocal. Los bifocales fundidos también carecen de línea de demarcación ostensible y son más económicos que las lentes progresivas, aunque tienen un área de borrosidad en la zona de unión de los segmentos de lejos y de cerca, aproximadamente en la misma posición en la que el paciente puede notar un salto de la imagen al mover la fijación de un segmento del bifocal al otro. Figura 5-20 Tipos frecuentes de lentes multifocales. (A, B) Bifocal y trifocal tipo ejecutivo. (C, D) Bifocal y trifocal redondeadas por arriba. (E, F) Bifocal y trifocal de borde superior plano (segmento en «D»). (G) Bifocal invisible o fundido. (H) Lente multifocal de adición progresiva. (1) Corrección para lejos. (2) Pasillo de potencia positiva creciente. (3) Máxima potencia positiva del segmento para cerca. (4) Zona de distorsión significativa. Los trifocales pueden ser útiles en pacientes que necesiten buena visión intermedia, como los usuarios de ordenadores. A veces se requieren adiciones específicas para ciertas tareas, como leer música, examinar huellas dactilares o ver objetos de museos. Intente reproducir estas situaciones especiales cuando pruebe las gafas. Es útil pedir al paciente que mida las distancias para las tareas en las que tendrá que llevar las gafas, lo que le ayudará a determinar la adición más apropiada. Consideraciones ópticas sobre las gafas Inclinación pantoscópica Las lentes en las monturas de las gafas a menudo están levemente inclinadas para adaptar la rotación del ojo al eje óptico de la lente. Así se reduce el astigmatismo oblicuo, una aberración que puede aparecer en mirada inferior si las lentes se montan perpendiculares al eje visual para lejos. Los cambios en la distancia al vértice también se atenúan con este ajuste. La parte superior de las lentes de gafas se inclina deliberadamente hacia delante, lo que ayuda a conseguir un plano que permita una distancia más constante entre la superficie posterior de las gafas y la superficie anterior de la córnea. La inclinación pantoscópica no es una medición exacta, pero como la mayoría de los ópticos la incorporan a las gafas que montan, debe tenerse en cuenta cuando se usa un foróptero o una montura de pruebas. En general, la mayoría de las gafas se montan con una inclinación hacia abajo de entre 5 y 10° respecto al eje visual. Esto implica que la parte superior está ligeramente adelantada en comparación con la parte inferior de la lente de la gafa. Distancia interpupilar Es importante saber la distancia entre las pupilas para alinear y centrar las lentes de las gafas correctamente. Debe ajustarse la distancia interpupilar (DIP) cuando se use una montura de prueba o un foróptero. Un método rápido y eficaz de medir la DIP es colocarse justo delante del paciente, sujetar una regla milimetrada a la distancia del brazo y apoyarla en la base de la nariz del paciente, con los números hacia usted. Indique al paciente que mire directamente a su ojo izquierdo y mantenga la mirada fija mientras alinea la marca de cero de la regla con el borde nasal de la pupila derecha del paciente. Luego, sin mover la regla, pida al paciente que le mire al ojo derecho. Observe la posición del borde temporal de la pupila izquierda del paciente. La distancia entre el borde nasal de una pupila y el borde temporal de la otra es una buena estimación de la DIP. Recuerde alinear su ojo izquierdo con el ojo derecho del paciente y su ojo derecho con el ojo izquierdo del paciente. No se acerque demasiado al paciente para no inducir una convergencia excesiva que acarreará una subestimación de la DIP de varios milímetros. La DIP debe ajustarse en el foróptero o la montura de pruebas antes de realizar la retinoscopia. La mayoría de las monturas de pruebas requieren que cada ocular se ajuste por separado, mientras que en los forópteros hay un único mando que ajusta los dos oculares simultáneamente. Más del 90% de los adultos tienen una distancia interpupilar de entre 60 y 68 mm. Esta medición no es exactamente igual que la DIP geométrica, que solo es importante si se adaptan lentes de gran potencia. Si unas lentes de más de 4 D están descentradas, se inducirá un efecto prismático, que puede ser suficiente para afectar a la binocularidad. Normalmente la nariz está a mitad de camino entre ambas pupilas, pero en ocasiones existe una asimetría facial significativa. Si es así, deben hacerse ajustes especiales al montar las gafas. En el protocolo clínico 9.2 se dan instrucciones para medir la DIP binocular. Puede consultarse más información sobre la determinación de la DIP y el centrado óptico en la bibliografía que se presenta al final de este capítulo. Fallos y consejos útiles • Los ojos del examinador y el paciente deben estar correctamente alineados entre sí para la retinoscopia. Si no, el examinador puede sufrir dolores de espalda o de cuello después de varias exploraciones. Además, si los ojos no están alineados, las aberraciones de la lente del paciente, el deslumbramiento y los reflejos parásitos afectarán a la precisión de las mediciones retinoscópicas. • La retinoscopia es más fácil de llevar a cabo bajo cicloplejía con las pupilas del paciente dilatadas. • Recuerde que el movimiento «a favor» en retinoscopia indica que se necesita añadir más lentes positivas, mientras que el movimiento «en contra» indica la necesidad de añadir más potencia negativa. • Si se observa un reflejo irregular o muy apagado en la retinoscopia, sospeche la presencia de miopía o hipermetropía altas, queratocono, síndrome de deformación corneal, otras irregularidades superficiales o catarata. • Manifiesto quiere decir sin cicloplejía. Este término a menudo se usa incorrectamente como sinónimo de refracción subjetiva. Si se hace refracción bajo cicloplejía, debe consignarse. Se supone que se hace un refinamiento subjetivo de todas las refracciones, salvo que se indique que nos hemos limitado a la retinoscopia. • Aunque la retinoscopia y la refracción subjetiva parecen técnicas difíciles, con la práctica pueden dominarse. No se desanime si parecen desconcertantes al principio. Bibliografía recomendada Clinical Optics. Basic and Clinical Science Course, Section 3. San Francisco: American Academy of Ophthalmology; published annually. Corboy J.M. The Retinoscopy Book: An Introductory Manual for Eye Care Professionals, 5th ed. Thorofare, NJ: Slack; 2003. Guyton D.L. Retinoscopy and Subjective Refraction [DVD]. San Francisco: American Academy of Ophthalmology; 2007. Guyton D.L., West C.E., Miller J.M., Wisnicki H.J. Ophthalmic Optics and Clinical Refraction, 2nd ed. Baltimore, MD: Prism Press; 1999. Milder B., Rubin M.L. The Fine Art of Prescribing Glasses Without Making a Spectacle of Yourself, 3rd ed. Gainesville, FL: Triad; 2004. Refractive Errors and Refractive Surgery [Preferred Practice Pattern]. San Francisco: American Academy of Ophthalmology; 2007. Rubin M.L. Optics for Clinicians, 25th Anniv. ed. Gainesville, FL: Triad; 1993. Capítulo 6 Exploración de los movimientos oculares En una exploración de la alineación y los movimientos oculares se examinan tres propiedades del sistema visual del paciente: la binocularidad (fusión), la alineación ocular y los movimientos del ojo (movilidad). Como es un tema complejo, en este capítulo se empieza exponiendo la terminología usada normalmente y la función básica de los músculos extraoculares antes de pasar a las técnicas concretas de exploración para determinar la binocularidad, la alineación y la movilidad. Terminología en estrabismo Estrabismo es un término general usado para describir la mala alineación de los ojos, en la que estos no se dirigen al mismo objeto de atención. La palabra griega estrabismo quiere decir mirada oblicua o torcida, y en algunos países se habla indistintamente de estrabismo o bizquera. El estrabismo puede ser la causa o la consecuencia de la falta de visión binocular. Además puede desembocar en una ambliopía. Ambliopía es un término que describe la pérdida de visión debida a una entrada deficiente de información visual en la infancia. En términos fisiológicos, la ambliopía representa un fracaso de las conexiones visuales por falta de uso o la incapacidad de formar una imagen nítida en la retina durante los primeros años de vida, período crítico en el desarrollo de las vías visuales. Ni la ambliopía ni el estrabismo originan problemas de aprendizaje, aunque sí pueden coexistir con ellos. El estrabismo se mide con prismas y se expresa en dioptrías prismáticas. Un prisma oftálmico es una cuña de plástico o vidrio transparente de sección triangular con un vértice y una base (v. cap. 5). La potencia prismática se mide por el número de centímetros que se desvía un rayo de luz medidos a 1 m de distancia del prisma y se expresa como DP (dioptrías prismáticas) o el superíndice delta (∆). La notación DP o ∆ se añade al valor numérico de la desviación. Los prismas y las barras de prismas de plástico se calibran según el ángulo de mínima desviación, mientras que los prismas de vidrio lo hacen según la regla de Prentice. La calibración del prisma dicta la orientación en la que debe sostenerse cuando se mide el estrabismo. Los prismas de plástico deben sostenerse con su superficie posterior perpendicular a la dirección del objeto de fijación a lo largo de la línea de visión. Esta es la posición del plano frontal, y se aproxima mucho al ángulo de mínima desviación. Los prismas de vidrio se colocan con la superficie posterior perpendicular al eje visual o paralelo al eje al plano del iris (posición de Prentice). Los prismas se comercializan sueltos o en barras de pequeños prismas orientados horizontal o verticalmente unidos entre sí y de potencia creciente. Los prismas rotatorios (de Risley) producen un aumento continuo de la potencia prismática. El prisma rotatorio puede sujetarse en la mano, pero también va montado en la parte delantera de la mayoría de los forópteros. El prisma rotatorio está formado por dos prismas de igual potencia rotados en sentidos opuestos entre sí. La potencia prismática producida varía desde cero hasta la suma de ambas potencias. Se usan diversos términos para clasificar y describir el estrabismo. El estrabismo es concomitante cuando el ángulo de desviación es aproximadamente igual en todas las posiciones de la mirada. Se habla de estrabismo incomitante cuando el ángulo de desviación varía según la dirección de la mirada. El estrabismo también se clasifica como heteroforia o heterotropia. Una foria (o heteroforia) es la tendencia latente a la desviación que solo aparece cuando se interrumpe la binocularidad. Durante la visión binocular los dos ojos de un paciente con heteroforia están perfectamente alineados. El término estrabismo suele referirse a una tropia (o heterotropia), desviación manifiesta presente con ambos ojos abiertos (fig. 6-1). La heterotropia que aparece solo durante parte del tiempo se llama intermitente, mientras que la que siempre está presente se denomina constante. Las heterotropias y heteroforias se subdividen según la dirección de la desviación. La endotropia, o estrabismo manifiesto con el ojo desviado hacia la nariz, es el tipo más frecuente de desviación ocular en la infancia. La exotropia, en la que el ojo se desvía afuera hacia la sien, es intermitente más a menudo que la endotropia. La desviación de un ojo hacia arriba se llama hipertropia. Por convenio, una desviación vertical se denomina hipertropia derecha o izquierda según el ojo más alto, no en función del que se utilice para fijar. En realidad, si el paciente usa el ojo más elevado para fijar, el otro ojo estará hipotrópico, aunque no suele emplearse el término hipotropia. La tabla 6-1 resume los tipos de heteroforias y heterotropias. La tabla 6-2 da una lista de abreviaturas usadas habitualmente en la descripción del estrabismo. Figura 6-1 Tipos de heterotropia. (A) Endotropia. (B) Exotropia. (C) Hipertropia izquierda. (D) Hipertropia derecha (hipotropia izquierda). Tabla 6-1 Tipos de heteroforia y heterotropia Tabla 6-2 Abreviaturas clínicas usadas en la descripción del estrabismo Alineación de los ojos Endodesviaciones Exodesviaciones Abreviaturas Uso E Endoforia de lejos ET Endotropia de lejos E(T) Endotropia intermitente de lejos E’ o ET’ o E(T)’ Endodesviaciones para cerca X Exoforia para lejos XT Exotropia para lejos X(T) Exotropia intermitente de lejos X’ o XT’ o X(T)’ Exodesviaciones para cerca Hiperdesviacionesa Músculos extraocularesa Otras abreviaturas H Hiperforia para lejos HT Hipertropia para lejos H(T) Hipertropia intermitente de lejos H’ o HT’ o H(T)’ Hiperdesviaciones para cerca Orto Ausencia de desviación RI Recto inferior RL Recto lateral RM Recto medial RS Recto superior OI Oblicuo inferior OS Oblicuo superior DVD, DHD Desviación vertical disociada, desviación horizontal disociada DIP Distancia interpupilar PPA Punto próximo de acomodación PPC Punto próximo de convergencia HiperF, HipoF Hiperfunción, hipofunción DP Dioptría prismática o distancia pupilar (queda claro según el contexto) aGeneralmente, estas abreviaturas van seguidas de D (derecho) o I (izquierdo). Terminología en movilidad ocular Los movimientos de los ojos pueden ser monoculares (solo un ojo) o binoculares (ambos ojos a la vez). Los movimientos monoculares se llaman ducciones e incluyen seis tipos: • Aducción (movimiento del ojo nasalmente). • Abducción (movimiento del ojo temporalmente). • Elevación (sursumducción; movimiento del ojo hacia arriba). • Depresión (deorsumducción; movimiento del ojo hacia abajo). • Intorsión (inciclotorsión; rotación nasal de meridiano vertical superior de la córnea). • Extorsión (exciclotorsión; rotación temporal del meridiano vertical superior de la córnea). Los movimientos binoculares pueden ser versiones y vergencias. Las versiones son movimientos binoculares en la misma dirección (p. ej., hacia la derecha, hacia la izquierda, etc.). Un músculo de cada ojo es el principal responsable del movimiento del ojo a un campo determinado de la mirada. Dos músculos (uno de cada ojo) que actúan simultáneamente se denominan músculos yunta, y se dice que su movimiento es conjugado, es decir, que trabajan a la vez para mover los dos ojos en la misma dirección. Por ejemplo, el recto medial derecho y el recto lateral izquierdo se contraen simultáneamente para mover los ojos a la izquierda. Las seis posiciones de la mirada en las que actúan a la vez los músculos yunta, conocidas como campos cardinales de la mirada, son arriba a la derecha, a la derecha, abajo a la derecha, arriba a la izquierda, a la izquierda y abajo a la izquierda. Las vergencias son movimientos binoculares desconjugados normales, en los que los ojos se mueven en direcciones opuestas. Los dos tipos principales de vergencias exploradas habitualmente son la convergencia, o movimiento nasal de ambos ojos, y la divergencia, o movimiento temporal de los ojos. Función de los músculos extraoculares Existen siete músculos extraoculares: cuatro músculos rectos, dos músculos oblicuos y el músculo elevador del párpado superior. Los músculos rectos y oblicuos mueven el globo ocular, mientras que el elevador levanta el párpado y solo afecta indirectamente a la movilidad del ojo. En la figura 6-2 se muestran las posiciones relativas de los músculos extraoculares. Figura 6-2 Músculos extraoculares y tróclea del ojo izquierdo. Los músculos rectos medial y lateral solo tienen acción horizontal. La contracción del músculo recto medial produce aducción, y la contracción del recto lateral, abducción. Los músculos rectos superior e inferior se originan nasalmente respecto a sus inserciones, por lo que dan lugar a movimientos más complejos. La acción primaria del recto superior es la elevación, y sus acciones secundarias, la aducción y la intorsión. La acción primaria del recto inferior es la depresión, y las acciones secundarias, la aducción y la extorsión. Los músculos oblicuos, como su nombre indica, se insertan en la esclerótica en ángulos oblicuos. El músculo oblicuo superior pasa a través de la tróclea, una polea cartilaginosa situada en el reborde orbitario nasal superior, antes de insertarse en el cuadrante superoposterior del globo ocular. La acción primaria del oblicuo superior es la intorsión, y secundariamente produce depresión (sobre todo en aducción) y abducción. El oblicuo inferior se inserta en el ojo posterolateralmente, cerca de la mácula. Su acción primaria es la extorsión, y las secundarias, la elevación (sobre todo en aducción) y la abducción. La tabla 6-3 resume las acciones básicas de los músculos extraoculares; la figura 6-3 es un diagrama de las parejas de músculos yunta de cada ojo que son los principales responsables del movimiento en los campos cardinales de la mirada. Tabla 6-3 Acciones de los músculos extraoculares en posición primaria Figura 6-3 Posiciones cardinales de la mirada y músculos yunta que actúan en esas posiciones. Exploración de los movimientos oculares La anamnesis detallada es parte esencial de la exploración de todo paciente con sospecha de estrabismo. Al obtenerse la historia, el examinador tiene la oportunidad de observar al paciente de forma relajada y espontánea. Hay que prestar especial atención a la presencia de cualquier posición o movimiento anormal de la cabeza, observando la dirección del movimiento o la posición y si se manifiesta como una inclinación de la cabeza o un giro de la cara. También es importante reparar en cualquier tendencia del paciente a cerrar uno o ambos ojos parcial o completamente. El examinador debe obtener información sobre la historia obstétrica y el desarrollo posterior del paciente, sobre todo si este es un niño. En estos casos hay que prestar especial atención a los antecedentes de prematuridad, rubéola o epilepsia. También obtenga información sobre cualquier medicación que se esté recibiendo actualmente, o si la madre tomó alguna durante la gestación. Es importante averiguar el momento de aparición del estrabismo (a este respecto pueden ser muy útiles las fotografías antiguas), así como si la desviación es constante o intermitente, si ocurre en mirada lejana, cercana o ambas, si es alternante o unilateral y si empeora cuando el niño está cansado o enfermo. Debe interrogarse sobre tratamientos previos con oclusiones, gafas o cirugía. En el caso de un paciente adulto, habrá que investigar la existencia de diplopía, el estado de salud general o cualquier antecedente de traumatismos o problemas médicos como diabetes o enfermedades tiroideas. En todos los casos debe preguntarse sobre cualquier antecedente familiar de estrabismo o ambliopía. Visión global de la exploración Si se está viendo al paciente en una exploración rutinaria, suelen hacerse pruebas de agudeza visual antes de evaluar la motilidad. Pero si se sospecha concretamente un problema de movilidad ocular o estrabismo, es mejor realizar las pruebas de binocularidad antes de cualquier otra en la que haya que tapar un ojo, ya que la disociación de los ojos causada por la oclusión monocular puede influir en los resultados de las pruebas de binocularidad. Después de la anamnesis y la inspección general, el examinador debe empezar por realizar pruebas de binocularidad y fusión (v. siguiente apartado). Luego, se estudiará la alineación ocular para lejos y cerca (v. más adelante en este capítulo). Si existe una desviación, se medirá, preferiblemente usando la prueba del cover test alternante con prismas. Finalmente, se exploran los movimientos oculares en las posiciones cardinales y en la línea media. Pruebas de binocularidad y fusión Las pruebas subjetivas de la capacidad fusional del paciente son una parte importante de la exploración ocular. Estas pruebas evalúan tanto la estereopsia del paciente, o disposición relativa de los objetos visuales en el espacio (comúnmente llamada visión tridimensional), como el estado global de binocularidad. Como se señaló anteriormente, es mejor llevar a cabo estas pruebas antes que otras disociativas que requieran oclusión. Estereopsia El término estereopsia designa el uso simultáneo de los ojos para percibir los detalles de profundidad, independiente de las pistas monoculares como la superposición de contornos y los tamaños de objetos conocidos que nos permiten apreciar aproximadamente los volúmenes. De este modo, ordenamos las cosas en el espacio y juzgamos su cercanía relativa. La fusión sensorial describe la capacidad del cerebro para mezclar (fusionar) imágenes separadas de los dos ojos en una única imagen. La supresión es la inhibición central activa de las imágenes procedentes de un ojo, que evita la diplopía en casos de estrabismo. La fusión sensorial es necesaria para lograr una estereopsia fina, definida por un mínimo de 40 s de arco (la estereopsia siempre se cuantifica en segundos de arco). Los pacientes sin fusión demostrable se valen de pistas monoculares para la percepción de profundidad, como las diferencias de tamaño de objetos conocidos. La capacidad para identificar correctamente las dianas estereoscópicas no indica automáticamente la presencia de fusión sensorial, pero sí implica que existe cierto grado de binocularidad. Es posible fusionar sin tener estereopsia fina, pero esta no puede existir sin fusión sensorial. Algunas pruebas de estereopsia, como la prueba polarizada de Titmus y los estereogramas de puntos aleatorios, están diseñados para su uso de cerca; otras pruebas menos comunes se emplean en visión lejana. Para consultar información adicional sobre la prueba de Titmus y cómo realizarla, véase el capítulo 4. Otras pruebas del estado binocular Hay otra serie de pruebas para evaluar el estado binocular. Las más usadas son la prueba de cuatro puntos de Worth, la prueba de la varilla de Maddox y la prueba del prisma de 4∆ de base externa. Como las respuestas a estas pruebas son subjetivas, a menudo se hace más de una de ellas para confirmar o rechazar sus resultados. La prueba menos disociativa, es decir, la que permite que el paciente vea igual o casi igual con cada ojo, obtendrá una respuesta que se aproximará más a las condiciones de visión habituales. Prueba de las cuatro luces de Worth La prueba de cuatro luces de Worth, realizada tanto para cerca como para lejos, proporciona información sobre el estado binocular general del paciente. Este se pone un par de gafas con un filtro rojo en un ojo y otro verde en el otro (fig. 6-4) La luz roja solo es visible para el ojo detrás del filtro rojo, que no verá la luz verde ya que la lente roja absorbe estas longitudes de onda. La luz verde es visible para el ojo de la lente verde, pero no así la luz roja. El paciente mira a una diana compuesta por cuatro círculos coloreados: uno rojo, dos verdes y uno blanco. Al mirar a la diana a lo lejos se explora la fusión central (foveal). Si el paciente realiza la prueba a 40 cm, se estudia su fusión periférica. Pueden obtenerse respuestas diferentes. Los pacientes con alineación ocular y estado sensorial normales referirán que ven cuatro luces, lo que indica fusión. Si se suprime el ojo detrás del cristal verde, se verán dos luces rojas. Si el ojo suprimido es el de la lente roja, el paciente dirá que ve tres luces verdes. Si el paciente refiere ver cinco luces, dos rojas y tres verdes, el examinador debe averiguar si las ve todas a la vez. Si se ven dos luces rojas y tres verdes simultáneamente, existe diplopía. Si se ven en sucesión rápida hay una supresión alternante. En caso de diplopía, esta se clasifica como cruzada o no cruzada. Cuando la diplopía es cruzada (como en la endotropia), las imágenes se ven a la izquierda con el ojo derecho y a la derecha con el ojo izquierdo. Si la diplopía no es cruzada (como en la exotropia), las imágenes se ven a la izquierda con el ojo izquierdo, y a la derecha con el ojo derecho. La única luz blanca puede verse como roja o verde si un ojo es claramente dominante. También puede describirse como rosada o mezcla de los dos colores cuando no hay dominancia franca de ningún ojo. Los resultados se registran (tanto de lejos como de cerca) como fusión, supresión de un ojo (derecho o izquierdo) o diplopía. Figura 6-4 La prueba de cuatro luces de Worth para cerca. El examinador sostiene la linterna que ilumina los cuatro puntos. Puede usarse la misma linterna o un dispositivo iluminado con cuatro luces similares (no se muestra) para la prueba de lejos. El paciente lleva las mismas gafas rojo-verde para ambas pruebas. Prueba de la varilla de Maddox La prueba de la varilla de Maddox es una prueba binocular que solo puede hacerse a pacientes capaces de dar respuestas subjetivas fiables. Se realiza de lejos (6 m) y cerca (40 cm) fijando la vista en la luz de una linterna. Los pacientes llevan sus gafas habituales para la prueba. Se coloca delante del ojo preferido del paciente una varilla estriada de Maddox, usualmente de un color diferente a la luz de fijación blanca, y se indica al paciente que mire la luz. La orientación horizontal de las estriaciones hace que el paciente vea una línea verticalmente; si se colocan las estriaciones verticalmente, se verá una línea horizontal. Se pregunta al paciente si ve una línea cuando mira a la luz de fijación. Puede dar cuatro posibles respuestas: • No ve la línea (indica supresión del ojo que mira por la varilla de Maddox). • La línea atraviesa la luz (indica fusión y posiblemente ortoforia). • La línea está por encima o debajo de la luz (indica diplopía vertical y normalmente la presencia de una desviación vertical). • La línea queda a la izquierda o la derecha de la luz (indica diplopía horizontal y normalmente la presencia de una desviación horizontal). El examinador anota las respuestas del paciente para lejos y cerca igual que para la prueba de cuatro luces de Worth. Prueba del prisma de 4 ∆ de base externa La prueba del prisma de 4∆ de base externa sirve para diagnosticar un escotoma de supresión foveal en pacientes sin estrabismo, como sucede en aquellos con síndrome de monofijación. Se coloca un prisma de 4∆ y base externa delante de un ojo mientras el paciente fija un objeto. La respuesta típica en un paciente normal es un movimiento de versión (ambos ojos) seguido de una convergencia para restablecer la fusión. Un paciente con un escotoma de supresión foveal en el ojo contralateral mostrará una versión sin convergencia, mientras que si el escotoma de supresión está en el mismo ojo, no habrá ningún movimiento. Se han descrito varias respuestas atípicas en esta prueba, que se comenta con más detalles en algunos de los libros reseñados al final del capítulo. Pruebas de alineación Los métodos más usados para valorar y cuantificar la alineación ocular son la prueba del reflejo rojo (de Bruckner), la prueba de reflejos luminosos corneales y los distintos tipos de cover test. Las pruebas de reflejos luminosos corneales suelen hacerse a pacientes con mala fijación o incapaces de colaborar en el cover test. Las pruebas de tapado (cover test) requieren que el paciente pueda colaborar y fijar con cada ojo un objeto de forma que se controle la acomodación. Para medir una desviación, el examinador debe elegir la prueba que mejor pueda aplicarse a cada paciente, por este orden descendente de preferencia: 1) co-ver test alternante con prismas; 2) prueba de Krimsky, y 3) prueba de Hirschberg. Prueba del reflejo rojo La prueba del reflejo rojo, también conocida como prueba de Bruckner, es la más rápida, pero menos sensible, de las existentes para detectar estrabismo. Es especialmente útil para el cribado del estrabismo. Se lleva a cabo con el oftalmoscopio directo, ajustando las lentes a cero y con la luz blanca al máximo, para obtener simultáneamente un reflejo rojo en ambos ojos. Si hay estrabismo, el ojo desviado tendrá un reflejo diferente (más luminoso, más oscuro, más brillante o más apagado) que el ojo fijador, en función del problema subyacente (fig. 6-5). Esta prueba también detecta opacidades en el eje visual y la anisometropía moderada o severa. Figura 6-5 Prueba del reflejo rojo. Este niño tiene una endodesviación, como se pone de manifiesto por el reflejo más rojo y brillante del ojo no fijador. Prueba de reflejos luminosos corneales La prueba de reflejos luminosos corneales compara la posición de estos reflejos en ambos ojos. En los ojos con alineación normal, los reflejos deben ser simétricos en ambas córneas y tener la misma posición relativa respecto a la pupila. La observación de los reflejos luminosos corneales representa un método objetivo de valorar la alineación ocular. En recién nacidos y niños que no colaboren puede ser la única forma de explorar y medir el estrabismo. Las dos pruebas más habituales de reflejos luminosos corneales son las de Hirschberg y Krimsky. Prueba de Hirschberg La prueba de Hirschberg estima la alineación ocular analizando directamente el ángulo de descentramiento del reflejo luminoso corneal. La figura 6-6 muestra cómo se estiman las desviaciones, y el protocolo clínico 6.1 describe cómo medir la alineación de la córnea con esta prueba. El método se basa en el hecho de que cada milímetro de descentramiento equivale aproximadamente a 7° o 15∆ de desviación respecto al eje visual. Un reflejo luminoso en el borde pupilar (a unos 2 mm del centro pupilar) equivale más o menos a 15° (30∆) de desviación; un reflejo en mitad del iris indica una desviación de unos 30° (60∆), y un reflejo en el limbo equivale a una desviación de 45° (90∆). Figura 6-6 Prueba de reflejos luminosos corneales de Hirschberg para estimar la desviación. (A) Alineación normal. (B) Borde pupilar, endotropia de 30 ∆ (15°). (C) Mitad del iris, endotropia de 60∆ (30°). (D) Limbo, en- dotropia de 90∆ (45°). Protocolo clínico 6.1 Realización de la prueba del reflejo luminoso corneal (Hirschberg) 1. Haga que el paciente se siente delante de usted con la cabeza recta y los ojos en posición primaria. 2. Sostenga una linterna delante de los ojos del paciente a una distancia de unos 60 cm, apuntando con la luz al punto medio entre los ojos del paciente. Alinéese usted con la linterna. Indique al paciente que mire directamente a la luz. 3 . Compare la posición de los dos reflejos luminosos corneales y anote el resultado estimado como dioptrías prismáticas o grados de desviación. Indique entre paréntesis detrás de la medición el método empleado: (mediante Hirschberg). Prueba de Krimsky La prueba de Krimsky se basa en los reflejos en ambas córneas y es el método preferido para valorar la desviación ocular en un paciente con mala visión en el ojo desviado. Se obtienen reflejos en ambos ojos colocando correctamente una linterna cuya luz fija el paciente con su mejor ojo. Se sitúan prismas de potencia creciente o decreciente delante del ojo fijador hasta que el reflejo corneal quede centrado en el ojo desviado (fig. 6-7). En el protocolo clínico 6.2 se resume la prueba de Krimsky modificada para medir el reflejo luminoso corneal. Figura 6-7 Prueba modificada de Krimsky para estimar la desviación. Se va centrando gradualmente un reflejo corneal descentrado en el ojo izquierdo (A) colocando prismas cada vez más potentes delante del ojo fijador derecho (B, C). Protocolo clínico 6.2 Realización de la prueba de Krimsky 1. Colóquese al paciente, la linterna y usted mismo como se ha descrito para la prueba de Hirschberg. 2. Elija un prisma de la potencia estimada en la prueba de Hirschberg. 3 . Coloque el prisma de prueba delante del ojo fijador (no desviado), con el vértice del prisma (extremo más estrecho) apuntando hacia la dirección de la desviación. Si dispone de una barra de prismas, úsela con la superficie plana (posterior) hacia el paciente, y los vértices apuntando en la dirección de la desviación, al igual que los prismas sueltos. 4 . Aumente o disminuya la potencia del prisma de prueba hasta que la luz se refleje simétricamente en ambas córneas. 5. Apunte la potencia de prisma utilizado, escribiendo detrás entre paréntesis (Krimsky). Por ejemplo, si necesitó un prisma de 30∆ para centrar los reflejos corneales de un paciente con exotropia, anote los resultados del modo siguiente: XT 30∆ (Krimsky) Cover test (pruebas de tapado) Para que el cover test dé resultados significativos, el examinador debe observar atentamente los movimientos oculares del paciente cuando se tapa un ojo. La validez del cover test depende de la capacidad del paciente para mantener la fijación constante en una diana acomodativa. En niños pequeños, esta puede ser un juguete o un dibujo pequeño, y puede ser necesario contar con varios objetos diferentes que se van presentando sucesivamente si se quiere garantizar una buena fijación. Cada ojo debe ser capaz de moverse cuando fija la luz. Estas pruebas se realizan para lejos y cerca, habitualmente a 6 m y 33 cm. Debe emplearse un oclusor estándar, pero a veces el examinador puede usar su mano o su dedo como oclusor. El cover test debe llevarse a cabo con el paciente llevando sus gafas habituales y sin ellas, si el paciente es hipermétrope, y solo con sus gafas si es miope. Los resultados se anotan de forma universalmente aceptada para que otros profesionales puedan entender con facilidad la historia clínica del paciente y comparar rápidamente sus hallazgos. Primero se realiza la prueba de cover-uncover (tapar-destapar) para establecer la presencia de una desviación manifiesta (heterotropia) o latente (heteroforia). Luego se lleva a cabo el cover test alternante para medir la desviación. Prueba cover-uncover El protocolo clínico 6.3 describe cómo se hace la prueba cover-uncover. Esta prueba suele realizarse con el paciente erguido y sentado, pero también puede hacerse a pacientes acostados. El único requisito es que el paciente pueda mantener la fijación con cada ojo en un objeto. Al tapar un ojo, se observa cuidadosamente cualquier movimiento del otro ojo descubierto. Si se mueve este ojo no tapado para retomar la fijación, hay una heterotropia. Concéntrese en el ojo descubierto y no haga caso a cualquier movimiento del ojo tapado al retirar el oclusor. No es necesario detectar una heteroforia con esta prueba, ya que luego se explorará con el cover test alternante. Algunos pacientes empiezan con el ojo derecho antes del cover-uncover, pero luego manifiestan una desviación clara en las pruebas o espontáneamente, lo que indica que la fusión se rompe con facilidad; dichos pacientes tienen una heterotropia intermitente. La desviación correspondiente debe reseñarse con paréntesis, por ejemplo: X(T) o E(T). Protocolo clínico 6.3 Realización del cover-uncover test 1. Cerciórese de que el paciente lleva su corrección refractiva habitual. 2. Haga que el paciente mire un objeto de fijación lejano, y colóquese directamente en el lado opuesto, a la distancia de un brazo, sin tapar la vista del paciente. 3. Tape rápidamente el ojo fijador con un oclusor o con la mano y observe cualquier movimiento del otro ojo. Fíjese atentamente en su dirección. 4. Destape el ojo y deje pasar 3 s con los dos ojos descubiertos. 5. Tape rápidamente el otro ojo y observe si el ojo no tapado hace algún movimiento. 6. Compruebe que el paciente mantiene la fijación en el mismo punto del paso 1. 7. Memorice los resultados pero no los apunte hasta completar otros tipos de cover test. 8. Repita la prueba para cerca, usando un punto de fijación próximo. Cover test alternante El cover test alternante se lleva a cabo tapando alternativamente cada ojo. La desviación detectada mediante el cover test alternante pero no con el cover-uncover es por definición una foria. Cuando hay una tropia, el cover test alternante mide la desviación total, tanto latente (foria) como manifiesta (tropia). El cover test alternante es una prueba disociativa, por lo que a menudo conlleva que la desviación medida sea considerablemente mayor que la observada inicialmente con la prueba de cover-uncover. En los ejemplos de la tabla 6-4 se muestran cómo se anotan los resultados del cover test alternante. En el protocolo clínico 6.4 se describe la técnica para realizar el cover test alternante. Tabla 6-4 Modo de anotar los resultados del cover test alternante Protocolo clínico 6.4 Realización del cover test alternante con prismas 1. Con el paciente erguido en la silla y mirando un punto de fijación lejano, cambie rápidamente un oclusor de un ojo a otro varias veces, no dejando ningún momento de binocularidad. Asegúrese de que cada ojo fija el objeto después de cada movimiento del oclusor. El examinador debe sentarse ligeramente por fuera de la línea media, delante del paciente y a la distancia de un brazo. 2 . Coloque un prisma de prueba sobre un ojo (normalmente el ojo dominante del paciente), mientras sigue cambiando el oclusor de un ojo a otro. Recuerde orientar el prisma con el vértice en la dirección de la desviación. Elija la potencia del prisma de prueba inicial según la desviación estimada por la posición de los reflejos luminosos corneales. 3 . Siga colocando prismas de potencia creciente delante del ojo hasta que no se note movimiento en ningún ojo (neutralización). Pueden introducirse prismas adicionales hasta que se invierta el movimiento. A menudo es necesario usar prismas horizontales y verticales para neutralizar el movimiento por completo. En las desviaciones grandes no deben juntarse dos prismas verticales u horizontales porque se inducen errores en la medida, sino que habrá que colocar prismas delante de ambos ojos. 4. Anote los resultados como en los ejemplos de la tabla 6-4; además puede dibujar un diagrama con los resultados en las distintas posiciones diagnósticas de la mirada (v. ejemplos en la fig. 6-9). 5. Repita la prueba para cerca. Cover test simultáneo con prismas En algunos pacientes, el grado de desviación medido con el cover test alternante con prismas es considerablemente mayor que la desviación normalmente manifiesta (es decir, que la desviación se refuerza con el cover test alternante). En estos casos, el cover test alternante con prismas es útil para determinar la heterotropia realmente existente con los dos ojos abiertos. Se realiza tapando el ojo fijador al mismo tiempo que se coloca un prisma delante del ojo desviado. La prueba se repite usando potencias prismáticas cada vez mayores (o menores) hasta que deja de moverse el ojo desviado cuando se tapa el ojo fijador. Otras consideraciones sobre pruebas de alineación Los padres de niños pequeños a veces cuentan que su bebé desvía el ojo cuando no hay realmente estrabismo. A menudo estos padres han observado un seudoestrabismo, que es una falsa apariencia de desalineación ocular. La seudoendotropia suele deberse a pliegues epicantales pronunciados o un puente nasal ancho. En estos casos, los reflejos luminosos corneales estarán centrados en la prueba de Hirschberg y no se observará desviación mediante la prueba de cover-uncover. La seudoexotropia suele explicarse por la existencia de un ángulo kappa positivo, que es una disparidad entre el eje visual y el eje anatómico del ojo (fig. 6-8). El reflejo luminoso corneal parecerá descentrado si hay un ángulo kappa, pero no habrá estrabismo en las pruebas de tapado. El descentramiento nasal simula una exotropia (ángulo kappa positivo) y el temporal una endotropia (ángulo kappa negativo). Es habitual encontrar un pequeño ángulo kappa positivo en muchos individuos normales. Figura 6-8 El ángulo kappa positivo es una disparidad entre los ejes visual y anatómico (pupilar) del ojo. A menudo se presenta un paciente con una tortícolis secundaria a estrabismo. Hay que apuntar en la historia del paciente cualquier inclinación de la cabeza o giro de la cara. Se han diseñado muchos esquemas para anotar los hallazgos de las pruebas de alineación. En la figura 6-9 se muestran dos ejemplos. La notación puede hacerse mediante un esquema de este tipo, pero hay que alinear correctamente la cabeza del paciente antes de hacer mediciones con el cover test. Si se hacen estas medidas con otra posición de la cabeza, aunque sea la habitual del paciente, hay que consignarlo. Figura 6-9 Dos esquemas diferentes para anotar los resultados de la exploración de la alineación ocular y los movimientos ocu- lares. A veces el examinador inclinará a propósito la cabeza del paciente para obtener medidas, normalmente cuando esté evaluando los músculos cicloverticales. Esto es útil sobre todo para diagnosticar una parálisis del oblicuo superior en la prueba de los tres pasos, que consiste en valorar la alineación de los ojos en posición primaria, en mirada a la derecha y a la izquierda, y por último con la cabeza inclinada a la derecha y a la izquierda. Hay que anotar la presencia de cualquier nistagmo (movimientos oculares rítmicos e involuntarios). El nistagmo latente (por oclusión) es un nistagmo en resorte horizontal y conjugado que aparece en condiciones de visión monocular. En este trastorno, cuando se tapa un ojo (como en el cover test), aparece nistagmo en ambos ojos, con la fase rápida que bate hacia el ojo destapado. La convergencia acomodativa de los ejes visuales es parte normal del reflejo de proximidad. Se produce un incremento bastante uniforme de la convergencia acomodativa (CA) por cada dioptría de acomodación (A), y la relación entre ambas puede expresarse como cociente convergencia acomodativa/acomodación (CA/A). Este cociente normalmente es de 3 a 5∆ de convergencia acomodativa por cada dioptría de acomodación. Las alteraciones de este cociente son frecuentes y una causa importante de estrabismo. Si el cociente CA/A es demasiado alto, el exceso de convergencia tiende a producir endotropia durante la acomodación o al enfocar objetos cercanos. Si la CA/A es anormalmente baja, los ojos tienden a la exodesviación cuando el individuo mira a objetos cercanos. En el protocolo clínico 6.5 se describen dos técnicas para medir el cociente CA/A. Pueden consultarse otros métodos y un análisis más a fondo de las implicaciones clínicas de esta interrelación en libros de texto más avanzados, como los reseñados al final del capítulo. Protocolo clínico 6.5 Medición acomodativa/acomodación del cociente de convergencia Método del gradiente 1. Mida la desviación con la corrección refractiva apropiada usando una diana acomodativa a 33 cm. 2. Vuelva a medir la desviación añadiendo +3 D a las gafas. 3. Vuelva a medir la desviación añadiendo −3 D a las gafas. 4. Calcule CA/A = (∆−3−∆+3)/6D. Método de la heteroforia 1. Mida la desviación en fijación lejana, con la corrección refractiva colocada. 2. Vuelva a medir la desviación a 33 cm. 3. Calcule la CA/A = 1/3(c∆−1∆)+ distancia interpupilar (cm). Evaluación de los movimientos oculares (movilidad) En el protocolo clínico 6.6 se describe la valoración de la movilidad ocular. La frase posiciones diagnósticas de la mirada se aplica al conjunto de estas posiciones o movimientos. Las posiciones de la mirada se describen como sigue: • Posición primaria (al frente). • Posiciones secundarias (arriba al frente, abajo al frente, a la derecha y a la izquierda). • Posiciones terciarias (las cuatro posiciones oblicuas de la mirada: arriba a la derecha, arriba a la izquierda, abajo a la derecha y abajo a la izquierda). • Posiciones cardinales (arriba a la derecha, arriba a la izquierda, a la derecha, a la izquierda, abajo a la derecha y abajo a la izquierda). • Posiciones de la línea media (arriba y abajo al frente desde la posición primaria). Protocolo clínico 6.6 Tipos de evaluación 1 . Siéntese delante del paciente. Muestre un pequeño objeto de fijación a nivel de los ojos a unos 30-40 cm del paciente, mientras este mira en dirección primaria (al frente). 2. Pida al paciente que siga el objeto mientras lo mueve a los seis campos cardinales y luego arriba y abajo en la línea media. Levante el párpado superior con un dedo de su mano libre para observar los movimientos en mirada inferior. 3 . Observe si la amplitud de los movimientos oculares es normal o anormal en ambos ojos. Para consignar la hipofunción o hiperfunción relativa en cada posición de la mirada, designe la normalidad como 0 (sin hiperfunción ni hipofunción) y use el 4 para describir la máxima hiperfunción o hipofunción. Las hipofunciones se clasifican por tanto con una escala de −1 a −4, y las hiperfunciones, con una escala de +1 a +4. Fallos y consejos útiles • Las pruebas de agudeza visual para detectar ambliopía son esenciales en todos los casos con sospecha de estrabismo. • Puede ser imposible detectar una desviación de ángulo muy pequeño con las pruebas de reflejos luminosos corneales y muy difícil hacerlo con el cover test en niños muy pequeños. • El examinador debe hacerse el ingenuo para que un paciente muy joven muestre interés y fije la mirada en un objeto. Algunos trucos son usar juguetes o dibujos de colores llamativos y contar historias sobre ellos. Una buena regla es «un juguete, una mirada». Un examinador bien preparado tendrá siempre a mano varios juguetes o dibujos interesantes. • Cuando realice los cover tests, el examinador debe estar seguro de que el paciente está mirando realmente el objeto de interés con cada ojo. Se obtendrán resultados erróneos si el paciente es incapaz de fijar la vista en el objeto de forma fiable por mala agudeza de visión o falta de atención. • Cuando explore la binocularidad con la prueba de Titmus, el examinador debe comprobar que la estereofotografía está limpia (sin arañazos ni huellas dactilares) y que las gafas polarizan correctamente la luz. Bibliografía recomendada Adult Strabismus Surgery [Clinical Statement]. San Francisco: American Academy of Ophthalmology; 2003. Amblyopia [Preferred Practice Pattern]. San Francisco: American Academy of Ophthalmology; 2008. Esotropia and Exotropia [Preferred Practice Pattern]. San Francisco: American Academy of Ophthalmology; 2008. Pediatric Ophthalmology and Strabismus. Basic and Clinical Science Course, Section 6. San Francisco: American Academy of Ophthalmology; published annually. Veronneau-Troutman S. Prisms in the Medical and Surgical Management of Strabismus. St Louis: CV Mosby Co; 1994. von Noorden G.K., Campos E.C. Binocular Vision and Ocular Motility: Theory and Management of Strabismus, 6th ed. St Louis: CV Mosby Co; 2001. Wright W.W., Spiegel P.H., eds. Pediatric Ophthalmology and Strabismus, 2nd ed., New York: Springer, 2002. Capítulo 7 Exploración pupilar La pupila es la ventana al interior del ojo, a través de la cual pasa la luz que llega a los fotorreceptores retinianos. Como puede revelar graves enfermedades neurológicas o de otro tipo, la exploración de la pupila es un elemento importante del examen oftalmológico integral, por lo que hay que estudiarla atentamente. Puede haber alteraciones patológicas de su tamaño, forma y localización, además de en el modo de responder la pupila a la estimulación de la luz y del enfoque próximo. El paciente con una anomalía pupilar generalmente consulta al oftalmólogo por anisocoria (diferencia de tamaño de las dos pupilas) o por mala reacción pupilar a la luz. Este capítulo ofrece un breve repaso básico sobre la anatomía de la vía pupilar, así como instrucciones para realizar las principales pruebas de evaluación de las reacciones pupilares. También expone una sucinta revisión de las anomalías pupilares que se encuentran con más frecuencia en la exploración de la pupila. Anatomía de las vías pupilares Las alteraciones pupilares generalmente se deben a disfunciones de las vías pupilares aferentes o eferentes. La vía aferente está formada por los axones del nervio óptico que salen de la retina y la papila óptica, atraviesan el quiasma y abandonan la cintilla óptica antes del cuerpo geniculado lateral para hacer sinapsis en el mesencéfalo dorsal. La vía eferente está compuesta por las señales simpáticas y parasimpáticas para los músculos del iris. El tamaño de la pupila está controlado por las acciones opuestas de los sistemas nerviosos simpático y parasimpático, que controlan el tono de dos músculos lisos, el músculo esfínter pupilar y el músculo dilatador de la pupila. El esfínter pupilar está inervado por fibras colinérgicas del sistema parasimpático a través del III par craneal (nervio motor ocular común); el músculo dilatador de la pupila recibe su inervación de fibras adrenérgicas del sistema simpático. Además, las pupilas tienden a ser más pequeñas en los neonatos y más grandes en niños y adultos jóvenes, disminuyendo de diámetro con el envejecimiento. Vía parasimpática (vía del reflejo fotomotor) La vía parasimpática pupilar se ocupa del reflejo fotomotor (fig. 7-1). El arco aferente empieza en la retina y termina en el tectum mesencefálico. Cuando la luz estimula los fotorreceptores retinianos (conos y bastones), se transmiten impulsos eléctricos de la retina a través de los axones de sus células ganglionares, que incluyen fibras pupilomotoras. Las fibras pupilares y visuales pasan del nervio óptico al quiasma, donde se produce una semidecusación, y luego a la cintilla óptica. Las fibras pupilares abandonan la cintilla antes de llegar al cuerpo geniculado lateral, donde las fibras visuales hacen sinapsis, y pasan el mesencéfalo. La primera sinapsis tiene lugar en los núcleos pretectales, cerca del tubérculo cuadrigémino superior. Las fibras luego se decusan por segunda vez en la comisura posterior y hacen sinapsis en los núcleos de Edinger-Westphal ipsolateral y contralateral, centros motores parasimpáticos del III par craneal. Figura 7-1 Vía del reflejo fotomotor. En este corte esquemático, la línea continua representa la vía aferente, y la línea punteada, la vía eferente. La luz que estimula la retina izquierda genera impulsos que viajan por el nervio óptico izquierdo y se dividen en el quiasma. Algunos impulsos siguen por la cintilla óptica izquierda y otros cruzan y discurren por la cintilla derecha. Los impulsos llegan a cada núcleo pretectal y estimulan células, que a su vez mandan impulsos a los núcleos de Edinger-Westphal y hacia abajo por el III par craneal a cada esfínter del iris, haciendo que se contraigan las pupilas. Debido a la doble decusación, la primera en el quiasma y la segunda entre los núcleos pretectales y los núcleos de Edinger-Westphal, la respuesta pupilar directa en el ojo izquierdo es igual que la respuesta consensuada en el ojo derecho. (Reproducido a partir de Immediate Eye Care: An Illustrated Manual, Ragge NK, Easty DL, p. 185, © 1990, con autorización de Elsevier.) Las fibras eferentes procedentes de los núcleos de Edinger-Westphal discurren luego superficialmente en el III par cuando sale del troncoencéfalo y penetran en la órbita dentro de la división inferior del nervio motor ocular común, para hacer sinapsis en el ganglio ciliar. Las fibras posganglionares viajan un corto trayecto en los nervios ciliares posteriores, atravesando el espacio supracoroideo para inervar el músculo esfínter pupilar y el músculo ciliar. Este complejo patrón anatómico, con cruces parciales en el quiasma y la comisura posterior, es el origen de la simetría de las reacciones pupilares directa y consensuada. Vía del reflejo de proximidad La vía del reflejo de proximidad se encarga de la contracción pupilar cuando se mira un objeto cercano. Está peor definida que la vía fotomotora. La vía final común está formada por el III par craneal, que hace sinapsis en el ganglio ciliar. Sus fibras centrales se localizan más ventralmente en el mesencéfalo que las de la vía fotomotora; o sea, por delante de los núcleos de Edinger-Westphal. A diferencia de la vía fotomotora, que es totalmente subcortical, la vía del reflejo de proximidad manda fibras a la corteza cerebral bilateralmente. Vía simpática El dolor, el miedo y otros estímulos psíquicos producen dilatación pupilar por la inervación simpática del músculo dilatador de la pupila. La vía oculosimpática está formada por un arco de tres neuronas (fig. 7-2). Las neuronas de primer orden de la vía simpática se originan en el hipotálamo posterior, descienden a la columna gris intermediolateral de la médula espinal y hacen sinapsis en el centro cilioespinal de Budge a nivel medular C8-T2. Las neuronas preganglionares de segundo orden surgen de la columna intermediolateral, dejan la médula espinal por las raíces espinales anteriores y entran en las ramas comunicantes. Atraviesan el área del vértice pulmonar y se unen a la cadena simpática cervical paravertebral para ascender hasta hacer sinapsis en el ganglio cervical superior. Las neuronas posganglionares de tercer orden se originan en este ganglio y entran en el cráneo con la arteria carótida interna. Las fibras se unen a la división oftálmica del V par craneal (nervio trigémino) dentro del seno cavernoso, alcanzando el músculo ciliar y el músculo dilatador de la pupila a través del nervio nasociliar y los nervios ciliares posteriores largos. Algunas fibras simpáticas podrían discurrir transitoriamente con el VI par craneal (nervio motor ocular externo) dentro del seno cavernoso. Figura 7-2 Vía oculosimpática. Exploración de las pupilas La exploración pupilar empieza con una inspección general. Los reflejos pupilares se estudian mediante la prueba del reflejo fotomotor y la prueba de la luz alternante (para evaluar los reflejos pupilares directo y consensuado), junto a la prueba del reflejo de proximidad (para evaluar la respuesta a la visión cercana). Examen general En una habitación con luz ambiente normal se observan en primer lugar las pupilas, prestando atención a la forma de cada pupila y el color de los iris. Haga que el paciente fije un objeto lejano al otro lado de la habitación para reducir la acomodación y la miosis asociada. Siéntese a un lado de la silla del paciente e ilumine difusamente ambas pupilas desde debajo de la nariz con una linterna, usando la mínima cantidad de luz necesaria para distinguir el tamaño pupilar (fig. 7-3). Mida cuidadosamente el diámetro pupilar de ambos ojos con una regla milimetrada, el pupilómetro normalmente impreso en la escala de agudeza cercana o una galga pupilar de Iowa. Anote el tamaño en milímetros en la historia del paciente, consignándolo como «tamaño (mm)», como se ve en el ejemplo de la figura 7-4. Figura 7-3 Las pupilas pueden verse en una habitación en penumbra enfocando una linterna en la cara del paciente desde abajo mientras el paciente mira hacia la oscuridad. (Reproducido con autorización a partir de Thompson HS, Kardon RH. Clinical importance of pupillary inequality. Focal Points: Clinical Modules for Ophthalmologists, Vol. 10, Module 10. San Francisco: American Academy of Ophthalmology; 1992.) Figura 7-4 Ejemplo de registro de las principales pruebas pupilares. Si el paciente tiene anisocoria, deben medirse los diámetros pupilares con luz tenue e intensa. Un grado sutil de anisocoria (normalmente menor de 1 mm) puede ser un hallazgo normal y se denomina anisocoria esencial o fisiológica. En la anisocoria fisiológica, la desigualdad en el tamaño pupilar se mantiene similar en todas las condiciones de iluminación, y los reflejos fotomotores son igualmente vivaces. Si existe anisocoria, el examinador debe medir el tamaño en milímetros de la hendidura palpebral y anotar la presencia y grado de cualquier ptosis. La ptosis asociada a una pupila más grande y perezosa en el mismo lado apunta a la posibilidad de una paresia del III par. La ptosis de un ojo con una pupila pequeña obliga a realizar pruebas farmacológicas para descartar un síndrome de Horner, que se debe a una lesión de la vía simpática. Prueba del reflejo fotomotor Si se ilumina un ojo, normalmente se contraen de forma equivalente ambas pupilas, debido a la semidecusación de las fibras pupilomotoras tanto en el quiasma como en el tectum mesencefálico. La reacción pupilar en el ojo iluminado se denomina reflejo directo, mientras que la que tiene lugar en el ojo no iluminado representa el reflejo consensuado. La prueba básica para evaluar estos reflejos fotomotores simultáneamente en ambos ojos se describe en el protocolo clínico 7.1. Protocolo clínico 7.1 Exploración del reflejo fotomotor 1. Con la habitación en penumbra, pida al paciente que mantenga la fijación en un objeto alejado, como una letra grande de la escala de agudeza de Snellen. 2. Ilumine con una luz brillante directamente sobre el ojo derecho aproximándose desde un lado o desde abajo. No se coloque delante del paciente ni deje que este mire directamente a la luz, lo que podría estimular el reflejo de proximidad y restar precisión a la prueba del reflejo fotomotor. 3. Observe la reacción pupilar directa a la luz en el ojo derecho según la vivacidad de la respuesta, graduando desde 0, que indica ausencia de respuesta, hasta 4 + , que indica una respuesta vigorosa (v. «Vivacidad del reflejo fotomotor» en la fig. 7-4). 4. Repita los pasos 1-3 para el ojo izquierdo. 5. Repita los pasos 1-2 en el ojo derecho, observando el reflejo consensuado en la respuesta a la luz de la pupila no iluminada (izquierda). La rapidez de la respuesta y el cambio del tamaño pupilar normalmente debe ser equivalente al visto con la reacción fotomotora directa y se gradúa según la misma escala numérica. 6. Repita los pasos 1, 2 y 5 en el ojo izquierdo. Prueba de iluminación alternante La prueba de iluminación alternante se realiza después de explorar el reflejo fotomotor y comparar las respuestas directa y consensuada en cada ojo por separado (protocolo clínico 7.2). Esta prueba se usa para detectar la presencia de un defecto pupilar aferente relativo (también llamado pupila de Marcus Gunn), un signo neuroftalmológico fundamental. Durante la prueba de iluminación alternante el examinador cambia rápidamente la iluminación de un ojo al otro varias veces, observando la respuesta pupilar. La reacción normal es que las pupilas se contraigan inicialmente y sigan así al cambiar la luz de un ojo al otro. Sin embargo, si una pupila se dilata constantemente y la otra se contrae cuando se alterna la iluminación, existe un defecto pupilar aferente relativo en el mismo lado de la pupila que se dilata (v. protocolo clínico 7.2). Protocolo clínico 7.2 Realización de la prueba de iluminación alternante 1. Con la habitación en penumbra y el paciente mirando a un objeto alejado, ilumine directamente el ojo derecho del paciente con una luz brillante portátil, de modo idéntico a como se hace al explorar el reflejo fotomotor (fig. 7-5A ). Observe la contracción pupilar en ambos ojos. 2 . Mueva inmediatamente con rapidez el haz de luz por encima del puente nasal del paciente al ojo izquierdo, observando la respuesta pupilar en dicho ojo. Tenga cuidado de iluminar cada pupila desde el mismo ángulo. Normalmente, la pupila se contraerá ligeramente o permanecerá del mismo tamaño (fig. 7-5B). Si, en vez de eso, la pupila se dilata cuando es iluminada (o sea, que el reflejo fotomotor directo es más débil que el consensuado), existe un defecto pupilar aferente relativo que suele indicar una neuropatía óptica o patologías retinianas graves (fig. 7-5C). 3. Vuelva a iluminar rápidamente el ojo derecho y valore la respuesta. Una reacción normal vuelve a ser una leve contracción o la ausencia de cambios de tamaño. La contracción clara o la dilatación pupilar son respuestas anormales. 4. Repita los pasos 1-3 rítmicamente, empleando el mismo tiempo al iluminar cada pupila, hasta que quede claro que las respuestas pupilares son normales o que una pupila se dilata de forma repetida. 5. Registre el defecto pupilar aferente relativo (DPAR) como 1+ a 4 + , con 1+ indicando un defecto aferente leve y 4+ indicando una pupila amaurótica, defecto severo en el que el ojo afectado no muestra reflejo fotomotor directo (v. «DPAR» en la fig. 7-4). Figura 7-5 Prueba de la luz alternante. (A) Se ilumina el ojo derecho del paciente. (B) Se ilumina el ojo izquierdo del paciente. (C) La dilatación del ojo iluminado indica un defecto pupilar aferente relativo. Puede detectarse un defecto pupilar aferente relativo incluso cuando una pupila está fija por adherencias, paralizada o dilatada farmacológicamente, siempre que no lo esté la pupila contralateral. Al pasar la luz al ojo con neuropatía óptica, su pupila no mostrará cambios si está inmóvil, pero en este caso, el grado de respuesta consensuada en el ojo normal refleja la actividad del nervio óptico en el lado afectado, y al mover la iluminación al ojo intacto, este mostraría un aumento de la miosis. Prueba del reflejo de proximidad Cuando una persona mira un objeto cercano, normalmente ocurren tres reacciones: • Acomodación (contracción del músculo ciliar, que da lugar a aumento del grosor y curvatura del cristalino). • Convergencia (contracción de los músculos rectos mediales). • Miosis (por contracción del esfínter pupilar). Esta combinación de acciones se llama sincinesia de proximidad. El término sincinesia quiere decir movimientos o contracciones coincidentes. El reflejo pupilar de proximidad debe ser normal si lo es el reflejo fotomotor, pero lo contrario no es cierto (v. disociación luz-proximidad más adelante). El protocolo clínico 7.3 describe la prueba del reflejo de proximidad. Protocolo clínico 7.3 Exploración del reflejo de proximidad 1. Con la habitación con iluminación normal, pida al paciente que mire un objeto lejano. 2. Sentado al lado del paciente, mueva un objeto con detalles hacia la línea de visión cercana del paciente. (El pulgar del paciente puede ser una diana excelente, al proporcionar pistas propioceptivas y visuales que aseguran que se estimula el reflejo de proximidad.) No debe usarse una luz para este propósito. 3. Indique al paciente que cambie la fijación al objeto cercano. Si está usando el pulgar del paciente como diana, el examinador sostendrá el pulgar y lo moverá, pidiendo al paciente que lo mire atentamente. 4. Observe el reflejo pupilar cuando el paciente cambia la fijación al objeto cercano. Las pupilas normales se contraen cuando miran la diana cercana. 5. Repita los pasos 1-4 varias veces. 6 . Registre la reacción de proximidad según la vivacidad de la respuesta, graduando desde 0, o ausencia de respuesta, hasta 4 + , para la respuesta vigorosa (v. «Reflejo de proximidad» en la fig. 7-4). Pupilas anómalas La evaluación pupilar puede revelar gran variedad de anomalías oculares y neurológicas, como lesiones musculares del iris, lesiones de las vías simpáticas o parasimpáticas, patología del nervio óptico o la retina y lesiones del mesencéfalo dorsal. Este apartado comenta los hallazgos principales que se encuentran con más frecuencia al examinar las pupilas y sus implicaciones. La tabla 7-1 resume las características de las pupilas en diversas situaciones clínicas. Tabla 7-1 Hallazgos pupilares en situaciones clínicas habituales Alteraciones del iris Los traumatismos, la cirugía, las inflamaciones o la isquemia pueden dañar al iris y alterar su aspecto. La pupila puede estar algo dilatada, reaccionar lentamente o ser irregular por rotura traumática del esfínter. Puede haber muescas en el borde pupilar. Otras posibles secuelas traumáticas pueden ser la iritis y la miosis reactiva. La inflamación puede dar lugar a sinequias anteriores y posteriores, que afectan al aspecto y la reactividad de la pupila. Diversos trastornos pueden causar neovascularización del iris con cierre del ángulo camerular. Las anomalías congénitas y del desarrollo pueden asociarse a anomalías del iris como coloboma (ausencia congénita de parte de un tejido ocular), aniridia (ausencia de iris), policoria (más de una abertura pupilar en el iris), manchas de Brushfield (puntos blancos en el iris periférico, más frecuentes en el síndrome de Down), nódulos de Lisch (nódulos melanocíticos del iris en la neurofibromatosis) o transiluminación del iris. Las anomalías del iris se observan mejor con la lámpara de hendidura. Defecto pupilar aferente relativo El defecto pupilar aferente relativo (DPAR), o pupila de Marcus Gunn, se detecta con la prueba de iluminación alternante, como se describió anteriormente. Un DPAR indica lesión unilateral o asimétrica de la vías visuales anteriores (p. ej., neuropatía óptica o lesión extensa de la retina). Por eso, la falta de DPAR denota que hay un daño simétrico del sistema visual aferente o ausencia de lesiones. No ocurre en lesiones simétricas de la vía visual anterior ni aparece en pacientes con catarata u otra opacidad de medios, defectos refractivos, pérdida visual funcional o lesiones corticales. El DPAR a menudo es proporcional al grado de pérdida de visión. Se gradúa de +1 a +4, correspondiendo el +4 a la pupila amaurótica, ejemplo extremo en el que el ojo no muestra reflejo fotomotor directo debido al profundo daño del nervio óptico. Disociación luz-proximidad La disociación luz-proximidad aparece en aquellos casos en que el paciente tiene un reflejo fotomotor pupilar significativamente mejor que el reflejo de proximidad. Puede deberse a lesión de estructuras bilaterales que constituyen la rama aferente de la reacción fotomotora (p. ej., atrofia óptica bilateral) o a daño de las fibras que median el reflejo fotomotor en la parte dorsal del mesencéfalo. Las fibras mesencefálicas del reflejo de proximidad se localizan más ventralmente que las fibras fotomotoras, por lo que a veces se salvan las primeras del efecto de lesiones compresivas o inflamaciones superficiales que afecten al mesencéfalo dorsal. La disociación luz-proximidad es evidente en el síndrome mesencefálico dorsal (de Parinaud), que normalmente se origina por tumores de la región pineal que comprimen el mesencéfalo por detrás, aunque también puede deberse a esclerosis múltiple, ictus o hidrocefalia. El paciente tiene pupilas semidilatadas con disociación luz-proximidad, parálisis de la mirada superior, retracción palpebral y nistagmo de convergenciaretracción. La disociación luz-proximidad se produce por la compresión de las fibras localizadas superficialmente que intervienen en el reflejo fotomotor, mientras se conservan las fibras más ventrales del reflejo de proximidad. Otro síndrome con disociación luz-proximidad es la pupila de Argyll-Robertson, un signo infrecuente pero clásico de la neurosífilis (sobre todo de la tabes dorsal). A diferencia de la compresión mesencefálica dorsal, ambas pupilas son mióticas. Otras posibles causas de disociación luz-proximidad serían la pupila tónica de Adie (v. más adelante en este capítulo), las lesiones aferentes severas y la encefalopatía de Wernicke. Ciertos trastornos como la diabetes mellitus (probablemente la causa más común de disociación luz-proximidad) y la amiloidosis cursan con disociación luz-proximidad por la neuropatía autonómica periférica asociada. Síndrome de Horner El síndrome de Horner se debe a una lesión de las fibras simpáticas oculares a cualquier nivel de la vía simpática (neuronas centrales, preganglionares o posganglionares). Las características de este síndrome son: • Ptosis leve (por paresia del músculo de Müller). • Miosis (por parálisis del músculo dilatador de la pupila). • Disminución ipsolateral de la sudoración facial (anhidrosis o hipohidrosis). • Enoftalmos aparente. • Heterocromía de iris (normalmente en casos congénitos). Otros posibles signos serían la ptosis inversa del párpado inferior (cuyo borde está más alto de lo normal) y la disminución transitoria de la presión intraocular. La anisocoria asociada es más ostensible con iluminación tenue. Se observa un retraso en la dilatación al cambiar de una iluminación intensa a la penumbra. Pruebas Las pruebas farmacológicas para confirmar el diagnóstico de síndrome de Horner consisten en la instilación de una gota de solución de cocaína al 4-10% en cada ojo, dilatándose solo el ojo normal. Funciona por bloqueo de la recaptación de noradrenalina de las terminales nerviosas simpáticas, permitiendo que la noradrenalina siga en contacto con su músculo efector más tiempo. Si la vía simpática de un lado está interrumpida a cualquier nivel, no se libera noradrenalina de sus terminaciones nerviosas, por lo que la cocaína no hará ningún efecto y la pupila de ese lado seguirá relativamente miótica. Una vez confirmado el diagnóstico de síndrome de Horner con la prueba de la cocaína, puede usarse la hidroxianfetamina para diferenciar las lesiones centrales y preganglionares de las posganglionares. La prueba de la hidroxianfetamina no puede llevarse a cabo el mismo día que la de la cocaína porque esta última interfiere con la acción de la hidroxianfetamina. Se instila una gota de hidroxianfetamina al 1% en cada ojo. Como este fármaco estimula la liberación de noradrenalina desde las terminaciones nerviosas simpáticas posganglionares, no podrá dilatar la pupila en pacientes con lesión de estos nervios, pero sí la dilatará en aquellos con lesión central o preganglionar. La diferenciación de estas lesiones es útil clínicamente porque las lesiones centrales y preganglionares tienen más riesgo de asociarse a enfermedades graves que las lesiones posganglionares. Por ejemplo, las lesiones centrales se deben a accidentes vasculares y tumores del sistema nervioso central. Las lesiones preganglionares se producen por tumores del vértice pulmonar (tumor de Pancoast), cirugía torácica y aneurisma de la arteria torácica. Entre las causas de lesiones posganglionares se encuentran las cefaleas en racimo, la disección de la arteria carótida interna y los traumatismos cervicales. No realice tonometría de aplanamiento o pruebas de sensibilidad corneal ni irrite o toque las córneas antes de las pruebas farmacológicas, ya que cualquier defecto epitelial puede dar lugar a una absorción desigual de las gotas diagnósticas y quizá a resultados falsos negativos o falsos positivos en las pruebas. Pupila en midriasis fija Es importante dominar el diagnóstico diferencial de la pupila fija y dilatada. Este signo puede darse en las siguientes situaciones: • Pupila tónica de Adie. • Parálisis del III par craneal. • Bloqueo farmacológico. • Rotura traumática del esfínter pupilar. • Glaucoma por cierre angular. Pupila tónica de Adie La pupila tónica de Adie se presenta típicamente como una midriasis unilateral en una mujer joven por lo demás sana. En fases agudas la pupila es grande, pero disminuye de tamaño con los meses o años hasta terminar siendo miótica. La pupila muestra reacciones perezosas, sectoriales o ausentes a la luz y una mejor respuesta a la acomodación. La redilatación después de una reacción de proximidad es tónica (lenta). Cuando aparecen, las contracciones lentes y vermiformes (parecidas a gusanos) del iris ayudan a hacer el diagnóstico. Se desconoce la causa exacta de este trastorno. Existe una denervación parasimpática posganglionar, y se cree que la lesión se localiza en el ganglio ciliar o los nervios ciliares posteriores cortos. Muchos pacientes con pupila tónica de Adie muestran hiporreflexia rotular o en los tobillos e hipoestesia corneal. Puede diagnosticarse este trastorno por la hipersensibilidad a los mióticos débiles (hipersensibilidad por denervación): la pupila tónica de Adie se contrae con las gotas de pilocarpina al 0,05-0,1%, que apenas afectan a una pupila normal. Parálisis del III par La compresión del III par craneal produce los signos típicos de la parálisis de este nervio, con ptosis severa y déficit de elevación, depresión y aducción, junto a una pupila fija y dilatada en el lado afectado. Como las fibras parasimpáticas se localizan en la porción periférica (superficial) del III par cuando sale del tronco cerebral, se afectan típicamente por las lesiones compresivas (como tumores, aneurismas), mientras que son respetadas por lesiones vasculares (p. ej., diabetes mellitus). Cuando una parálisis aguda del III par se acompaña de midriasis pupilar, debe sospecharse la presencia de un aneurisma en la unión de la carótida interna y las arterias comunicantes posteriores e investigarse de forma urgente y exhaustiva mediante pruebas de neuroimagen. Otras posibles causas de parálisis del III par serían tumores cerebrales, meningitis basal o herniación del uncus. La parálisis vasculopática (diabética, hipertensiva) del III par suele respetar la pupila. Bloqueo farmacológico El bloqueo farmacológico es una de las causas más frecuentes de pupila fija y dilatada en un paciente por lo demás sano. Se debe a la instilación deliberada o accidental de sustancias con efecto atropínico en los ojos. Puede diferenciarse de la midriasis de la parálisis del III par o el síndrome de Adie por la ausencia de ptosis o anomalías de la movilidad y por la ausencia de contracción pupilar tras instilar gotas de pilocarpina al 1%, que sí contraerían la pupila midriática de la parálisis del III par. Otras causas Otra causa de midriasis pupilar es la rotura traumática del esfínter del iris. El examen minucioso con lámpara de hendidura puede revelar irregularidades en los bordes pupilares en el sitio de la rotura. El glaucoma por cierre angular agudo se presenta clásicamente con una pupila en semimidriasis y poco reactiva; debe buscarse enrojecimiento del ojo con edema corneal e hipertensión ocular. Fallos y consejos útiles • La ceguera unilateral o un defecto pupilar aferente relativo unilateral no causan anisocoria. Mientras que la pupila en el lado afectado apenas puede reaccionar o no lo hace en absoluto a la iluminación directa, se contraerá de forma consensuada cuando se estimule el ojo contralateral normal (debido a la doble decusación de las fibras pupilomotoras). • Un defecto pupilar aferente relativo indica que la vía visual aferente está afectada en un lado en comparación con la vía del otro lado (como recalca el adjetivo «relativo»). No existe el defecto pupilar aferente relativo bilateral. • Cuando realice la prueba de iluminación alternante, tenga cuidado de iluminar durante el mismo tiempo cada pupila para evitar blanquear de forma diferente los fotorreceptores e inducir un defecto pupilar aferente relativo por artefacto. La anisocoria acusada o la oclusión prolongada también pueden ocasionar blanqueamiento diferencial de fotorreceptores que puede confundir en las pruebas pupilares. • No olvide que una parálisis del III par con afectación pupilar a menudo anuncia un aneurisma cerebral. Pida las pruebas pertinentes de forma inmediata y curse interconsulta urgente a neurocirugía; el retraso en el diagnóstico puede acarrear el fallecimiento del paciente. • Cuando realice pruebas farmacológicas pupilares, instile gotas en ambos ojos para comparar. • Las opacidades de medios como la catarata o incluso una hemorragia vítrea densa casi nunca causan un defecto pupilar aferente relativo. • No administre hidroxianfetamina el mismo día que la cocaína (para el diagnóstico del síndrome de Horner), porque la cocaína interfiere en la acción de la hidroxianfetamina. Bibliografía recomendada Burde R.M., Savino P.J., Trobe J.D. Clinical Decisions in Neuro-Ophthalmology, 3rd ed. St Louis: Mosby-Year Book; 2002. Neuro-Ophthalmology. Basic and Clinical Science Course, Section 5. San Francisco: American Academy of Ophthalmology; published annually. Capítulo 8 Examen del campo visual El campo visual es la parte del entorno del sujeto que este puede ver en un momento dado. El campo visual incluye normalmente la fijación central o visión foveal, medida convencionalmente con las pruebas de agudeza visual, y la visión extrafoveal (o periférica). La agudeza visual, o visión foveal, y el campo visual periférico se exploran de modo diferente y proporcionan información sobre aspectos distintos de la función visual. Las pruebas de agudeza visual miden la mejor resolución del ojo, la capacidad de identificar formas. Las pruebas de campo visual miden la sensibilidad periférica, la capacidad de detectar luz o movimiento en diferentes localizaciones. El campo visual de cada ojo se explora por separado mediante una o más pruebas. Los campos visuales pueden examinarse para cribado mediante pruebas de confrontación. Si se sospecha un defecto del campo visual central causado por una maculopatía, se utiliza la llamada rejilla de Amsler para explorar el área central del campo visual de cada ojo. Si se detecta un defecto de campo visual en una prueba de cribado, o si los síntomas sugieren una probable pérdida de campo periférico, se realizará un estudio más detallado mediante un procedimiento manual o automatizado que se conoce como perimetría (o campimetría) y que sirve para documentar la presencia y gravedad de cualquier defecto de campo visual y para vigilar la progresión de un defecto campimétrico previamente conocido. El campo visual El campo visual es un mapa invertido y vuelto del revés de los puntos retinianos correspondientes. El campo visual normal se extiende unos 50° superiormente, 60° nasalmente, 70° inferiormente y 90° temporalmente desde la fijación. El campo visual puede dividirse en zonas central, intermedia y periférica. La zona central es un círculo de 30° alrededor del punto de fijación (con radio de 5 mm desde la fóvea). La zona central contiene la mancha ciega fisiológica temporal, que corresponde a la cabeza del nervio óptico, situada unos 15° nasalmente desde la fóvea. La zona intermedia se extiende desde los 30 a 50°, siendo la zona periférica la que queda más allá de los 50°. Un escotoma, uno de los tipos de defectos campimétricos, es una zona del campo visual donde no puede verse un objeto rodeado por campo visual normal. Un escotoma relativo es un área del campo visual en que no pueden verse objetos de poca luminancia, pero sí los más brillantes. Un escotoma absoluto es un área donde no puede verse ningún objeto de prueba (p. ej., la mancha ciega fisiológica). Otros tipos de defectos campimétricos serían los defectos arciformes y las hemianopsias. L a perimetría es la medición del campo visual usando objetos móviles (perimetría cinética) o estímulos de prueba estacionarios (perimetría estática). En la perimetría cinética se determinan los puntos limítrofes del campo visual buscando el estímulo luminoso más débil (umbral visual) que produce una sensación visual. La línea que une puntos con el mismo umbral se denomina isóptera. En perimetría estática, el uso de objetos estáticos que cambian de intensidad proporciona un mapa de umbrales en diferentes puntos. El campo normal de visión varía según el tamaño, color, brillo y movimiento del estímulo de prueba o diana, la iluminación de fondo y la atención y experiencia del paciente en la prueba. A diferencia de otras partes de la exploración oftalmológica, los campos visuales se registran convencionalmente en gráficos que representan el campo como lo ve el paciente (o sea, el campo temporal del ojo derecho queda a la derecha), y el campo del ojo derecho siempre se coloca a la derecha cuando se comparan los mapas del campo visual de ambos ojos. El campo visual es un concepto tridimensional que se representa bidimensionalmente (fig. 8-1A). Los diferentes tipos de perimetría obtienen mapas de aspecto distinto. El campo visual obtenido mediante perimetría cinética (p. ej., con el campímetro de Goldmann) se dibuja en una gráfica polar (fig. 8-1B) con meridianos radiales (medidos en sentido horario desde 0° en la línea horizontal derecha). Con un mapa como este, obtenido mediante perimetría cinética, el examinador mira desde arriba a la «colina de visión», cuyos contornos son representados mediante isópteras. La mayoría de mapas obtenidos con perimetría estática automatizada presentan un grupo de valores de sensibilidad; estos valores también pueden ser dibujados como tonos de gris-escala de grises (fig. 8-1C). Los tonos más oscuros indican menor sensibilidad visual. Figura 8-1 Campo visual normal y los mapas obtenidos con los distintos tipos de perimetría. (A) Modelo tridimensional de la «isla de visión rodeada por un mar de oscuridad» del ojo derecho. El plano horizontal indica los grados (círculos) de excentricidad y los meridianos. En el eje vertical se representan decibelios de sensibilidad visual. (B) Topografía de la isla de visión representada con isópteras trazadas con coordenadas polares usando la perimetría cinética. (C) Escala de grises obtenida mediante perimetría automatizada. Pruebas de cribado El cribado del campo visual se realiza sistemáticamente en la primera visita del paciente. La prueba del campo visual por confrontación puede detectar defectos campimétricos moderados o severos, pero suele ser poco fiable para encontrar pérdidas leves de campo visual, como en el glaucoma incipiente. La rejilla de Amsler, usada cuando el paciente tiene síntomas de distorsión o pérdida de visión central, ayuda a evaluar la función macular. Ambas pruebas de cribado se comentan en los apartados siguientes. Campo visual por confrontación La prueba del campo visual por confrontación se realiza poniéndose frente al paciente a 1 m de distancia. Por convenio se empieza con el ojo derecho, aunque si hay una acusada diferencia de agudeza visual es recomendable comenzar por el ojo mejor. El ojo que no se está explorando debe estar completamente tapado, colocando un parche con goma elástica o pidiendo al paciente que se tape el ojo con la palma de la mano. Cuando se tape el ojo izquierdo del paciente, el examinador cierra su ojo derecho, y viceversa, para comparar. Entonces mostrará sus dedos a medio camino entre él y el paciente, explorando los cuatro cuadrantes (fig. 8-2). Figura 8-2 Prueba de campos por confrontación. (A) Presentación correcta de los dedos, alineados en el plano frontal. (B) Presentación incorrecta, en que un dedo oculta a los otros. (Reproducido con autorización a partir de Walsh TJ, ed. Visual Fields: Examination and Interpretation. 2nd ed. Ophthalmology Monograph 3. San Francisco: American Academy of Ophthalmology; 1996.) Para evaluar el campo visual del paciente, se comparan sus respuestas con el campo visual normal del examinador. En este método de cribado, para delimitar el campo visual por confrontación el examinador mueve lentamente su mano hacia el centro desde diferentes direcciones, explorando cada uno de los meridianos del paciente. En el protocolo clínico 8.1 se dan instrucciones para realizar los campos visuales por confrontación. Protocolo clínico 8.1 Exploración del campo visual por confrontación Preparación de la prueba 1. Siente al paciente y tape el ojo que no se explore. 2. Colóquese enfrente del paciente a 1 m aproximadamente, y tápese el ojo que esté justo delante del ojo tapado del paciente. 3. Pida al paciente que fije la mirada en su nariz o en su ojo abierto. Búsqueda de escotomas 1. Contar dedos. Mantenga sus manos a medio camino entre usted y el paciente, en cuadrantes opuestos a unos 30° de la fijación central (60 cm del eje entre usted y el paciente). Presente rápidamente y luego esconda uno o varios dedos de la mano en un cuadrante del campo monocular, pidiendo al paciente que diga cuántos había. Para evitar confusiones, limite el número de dedos mostrado a 1, 2 y 5, y mantenga los dedos alineados en el plano frontal. Repítalo en los cuatro cuadrantes, explorando al menos dos veces cada cuadrante. a. En los pacientes que no puedan contar dedos, explore el campo visual moviendo su mano y preguntando al paciente si ve movimiento. En los pacientes que solo perciben la luz, explore la capacidad para determinar la dirección de la luz proyectada con una linterna hacia la pupila mientras tapa completamente el otro ojo del paciente. Repítalo en los cuatro cuadrantes. b. Explore a los niños pequeños con un procedimiento de imitación. Primero enseñe al niño a levantar el mismo número de dedos que usted y luego haga la prueba de la forma habitual. Actúe con rapidez, porque el niño pronto mirará directamente a la mano (este movimiento involuntario también puede indicar una respuesta normal). 2. Contar dedos simultáneamente. Presente los dedos simultáneamente en cuadrantes opuestos, pidiendo al paciente que diga el número total, usando las siguientes combinaciones: 1 + 1, 1 + 2 y 2 + 2. Esta prueba puede revelar un defecto campimétrico más sutil que el contar dedos en cuadrantes por separado. A veces el paciente con un escotoma relativo puede detectar los dedos presentados en el hemicampo defectuoso, pero tiene problemas con estímulos simultáneos. 3. Comparación simultánea. Mantenga ambas palmas hacia el paciente, cerca de la línea de visión en los cuadrantes opuestos, primero superiores y luego inferiores. Pida al paciente que diga si una mano parecía más apagada o borrosa. Esta prueba es muy subjetiva y se basa en iluminación uniforme, pero puede revelar defectos sutiles en un hemicampo. a. Puede hacerse una prueba similar pidiendo al paciente que compare el color o el brillo relativos de dos objetos coloreados idénticos, como los tapones rojos de dos botes de colirio. Mantenga los objetos en cuadrantes separados. Si hay una hemianopsia, el paciente puede describir un tapón como rojo y el otro como desleído o sin color. Esta prueba también puede hacerse con un objeto coloreado que se trae desde un área sin visión a otra normal, para determinar cuándo hay un cambio súbito de intensidad. b. Explore un escotoma central comparando las localizaciones central y excéntrica, usando las manos u otros objetos idénticos. Dibuje el campo por confrontación 1 . Si se detecta alguna anomalía, dibuje un esquema de 360° del campo visual, identificando el ojo derecho e izquierdo y el campo temporal y nasal, y represente el campo visual como lo percibe el paciente (fig. 8-10). Si el paciente puede contar dedos en los cuatro cuadrantes, pueden anotarse los resultados como contar dedos × 4. Figura 8-10 Gráfico para dibujar el campo visual tal como lo ve el paciente. Prueba de la rejilla de Amsler La rejilla de Amsler se usa para explorar los 10 o 20° centrales del campo visual de cada ojo. Es una prueba útil cuando se sospeche una maculopatía que produzca escotoma o metamorfopsia (distorsión) central. La rejilla de Amsler es una cuadrícula blanca o roja con un punto central impresa sobre un fondo negro (fig. 8-3A). Cuando se observa a unos 30 cm con la corrección de cerca, las líneas están separadas 1°. Un paciente sin alteraciones ve las líneas rectas y completas. Los pacientes con anomalías refieren que algunas líneas faltan o están distorsionadas, y pueden dibujarlo en una versión impresa de la cuadrícula (fig. 8-3B). En el protocolo clínico 8.2 se dan las instrucciones para la prueba con la rejilla de Amsler. Figura 8-3 Rejilla de Amsler. (A) La cuadrícula de la prueba tiene líneas blancas o rojas sobre un fondo negro. (B) El paciente dibuja el defecto del campo central en la hoja impresa con líneas negras sobre fondo blanco. Protocolo clínico 8.2 Realización de la prueba de la rejilla de Amsler Preparación de la prueba 1. Con el paciente llevando sus gafas para cerca o una montura de pruebas con la corrección cercana, pídale que sostenga la rejilla de prueba perpendicular a la línea de visión, aproximadamente a 30 cm del ojo. Tape el ojo que no se explore. Búsqueda de escotomas 1. Pida al paciente que mantenga la vista fija en el punto central de la rejilla. 2. Pregunte al paciente si falta alguna de las líneas rectas o se ve distorsionada. Diagrama de los resultados de la prueba 1. Haga que el paciente dibuje el área de distorsión o pérdida de visión en una rejilla de Amsler impresa (v. fig. 8-3B). Asegúrese de anotar la fecha, el nombre del paciente y el ojo explorado. Explore ambos ojos y apunte los resultados, sean anómalos o no. Situaciones especiales Las pruebas de confrontación para cribado de defectos del campo visual no son factibles en bebés, pacientes obnubilados o con enfermedad del nervio óptico. A continuación se describen métodos alternativos para este tipo de pacientes. Prueba del movimiento ocular reflejo en bebés Explore el campo visual de los lactantes y niños pequeños aprovechando sus reflejos de fijación involuntarios. Primero llame la atención del paciente en mirada frontal. Mientras el niño le está mirando, introduzca sigilosamente un juguete u otro objeto interesante desde la periferia para inducir movimientos de fijación de la cabeza y los ojos. Prueba del parpadeo reflejo para pacientes obnubilados Al mover rápidamente la mano hacia el ojo abierto y con visión de un paciente, normalmente se produce un parpadeo reflejo. Esta prueba puede servir para detectar una hemianopsia o cuadrantanopsia densa. Perimetría manual Un perímetro (o campímetro) es un instrumento que mide el campo visual según las respuestas subjetivas del paciente. Se usa para cuantificar o confirmar un defecto campimétrico descubierto o sospechado en la prueba de cribado, para detectar defectos campimétricos sutiles que no se han visto en la prueba de confrontación como los asociados a lesión glaucomatosa incipiente y para seguir los cambios de una enfermedad ya conocida. El perímetro de Goldmann se usa para realizar una perimetría cinética. El perímetro de Goldmann explora todo el campo visual, usando dianas de diferentes tamaños e intensidades. El perímetro de Goldmann representa el campo visual en grados de arco. El perímetro de Goldmann es una cúpula hemisférica con un fondo blanco que se ilumina cerca del límite inferior de la visión fotópica. Un dispositivo móvil pantográfico permite proyectar un punto luminoso dentro de la cúpula, de forma continuada o intermitente, con varios tamaños o niveles de intensidad (fig. 8-4). El examinador observa directamente la fijación visual del paciente desde detrás de la cúpula a través de un telescopio, y el paciente responde a los estímulos con un zumbador. Figura 8-4 Perimetría de Goldmann. (A) Desde el lado del paciente. (B) Desde el lado del examinador. Existen seis tamaños diferentes del objeto de prueba, cada uno cuatro veces mayor que el anterior: 0 (0,0625 mm2), I (0,25 mm2), II (1 mm2), III (4 mm2), IV (16 mm2) y V (64 mm2). El brillo (intensidad) de la diana se mide en decibelios (dB). Unos filtros grises permiten reducir la intensidad del objeto en pasos de 0,5 dB desde 4 a 1, y en pasos de 0,1 dB desde e hasta a. La perimetría casi siempre se empieza con un tamaño de objeto de I y una intensidad de 4e (esta isóptera se marcará como I4e en el diagrama). Si dicha isóptera está contraída, se elegirán dianas mayores (II a V). La elección de dianas suele limitarse a dos o tres de las siguientes: I2, I4, II4, IV4 y V4. Perimetría automatizada La perimetría estática automatizada a menudo detecta defectos más pequeños o menos profundos que la perimetría cinética. Como la prueba es tediosa y prolongada, la mayoría de los perímetros estáticos modernos son computarizados, y siguen diseñándose nuevos aparatos. El análisis de campo visual de Humphrey es el sistema computarizado más usado, y posee varios programas para estudios estadísticos. La automatización permite comparar estadísticamente los resultados con los de individuos normales del mismo grupo de edad y con pruebas previas del mismo paciente. Además, la perimetría automatizada no requiere un técnico muy bien formado como ocurre con la perimetría manual, eliminando ciertos errores del operador. Algunos pacientes, como los niños pequeños y las personas a las que hay que recordar continuamente que mantengan la fijación, no son buenos candidatos para la perimetría automatizada. Objetos de prueba y estrategias El tamaño estándar de la diana en la perimetría automatizada equivale al estímulo blanco de tamaño III de Goldmann (4 mm2). El número de puntos explorados determina la duración de la prueba. Como la perimetría estática automatizada fatiga al paciente, debe limitarse el número de puntos explorados en la medida de lo posible. Las pruebas más usadas exploran entre 50 y 120 puntos. Diferentes programas exploran distintas áreas del campo visual, según la enfermedad diagnosticada o que se sospecha. La selección del programa depende de si el campo visual se va a examinar en una prueba diagnóstica de un defecto que se sospecha o en un seguimiento de una condición progresiva. Por ejemplo, una prueba de glaucoma incluye puntos extra para detectar defectos campimétricos glaucomatosos típicos como el escalón nasal o un defecto arciforme, mientras que los campos visuales neurológicos insisten en puntos a lo largo del meridiano vertical y dentro del campo central, donde se encuentran muchos defectos campimétricos de origen neurológico. Para la mayoría de los pacientes con glaucoma o enfermedades neurológicas es adecuado usar un campo de 30 o 24°. La prueba central 30-2 es un ejemplo de programa que explora los 30° centrales con 76 puntos; se usa a menudo para el seguimiento de pacientes con glaucoma y para detectar defectos campimétricos de origen neurológico. La prueba 24-2 (54 puntos) abarca un campo de 24° desde la fijación con una extensión al campo nasal hasta los 30°, mediante una rejilla de 6°. El 2 en el nombre 24-2 indica que la rejilla se sitúa a horcajadas de los meridianos horizontal y vertical. La prueba 24-2 suele ser la preferida en la mayoría de los pacientes (en vez de la 30-1 o la 24-1, que alinean la rejilla sobre los meridianos horizontal y vertical). Los defectos de menos de 6° de diámetro o localizados en la periferia extrema pueden pasarse por alto con las pruebas 30-2 o 24-2. En los pacientes con pérdida de campo visual central, la prueba central 10-2 puede servir para el seguimiento, ya que explora los 10° centrales del campo con una rejilla de 2°. En pacientes con defectos periféricos del campo visual, puede ser útil la perimetría de Goldmann. Interpretación del campo impreso Al imprimirse los resultados de la prueba aparece también información básica del paciente como la edad y el diámetro pupilar. Los datos en bruto de la perimetría estática automatizada se muestran como índices de fiabilidad y una gráfica numérica, con los valores reales de sensibilidad en cada punto explorado (fig. 8-5). En la hoja impresa también se presentan cálculos estadísticos que indican cuánto se aleja el paciente de lo esperable en condiciones normales. El examinador debe mirar los índices de fiabilidad, la gráfica numérica, los mapas de probabilidad y los índices globales. Figura 8-5 Impresión de los resultados de una perimetría estática automatizada. (Por cortesía de California Pacific Medical Center.) Los índices de fiabilidad son la proporción de pérdidas de fijación, errores falsospositivos y errores falsos negativos. Hay pérdida de fijación cada vez que el paciente responde incorrectamente a un estímulo supuestamente en la mancha ciega porque no deja de mover el ojo. La tasa de falsos positivos es la proporción de veces que el paciente responde cuando no se presenta ningún estímulo. El índice de falsos negativos es la proporción de veces que el paciente no respondió cuando se le presentó un estímulo supraumbral (o sea, con una luminancia que había visto antes en la prueba). En la impresión se marcan estos parámetros con xx cuando se sospecha que la fiabilidad es baja. La exploración no es fiable si se dan tres o más de los siguientes parámetros: • Preguntas totales ≥400. • Pérdidas de fijación ≥20%. • Respuestas falsas-positivas ≥33%. • Respuestas falsas-negativas ≥33%. • Fluctuación a corto plazo ≥4 dB (se describe a continuación). La gráfica numérica muestra los valores de umbral medidos en cada punto explorado. Tenga en cuenta que una cifra más alta quiere decir una luz menos intensa, y por tanto, mayor sensibilidad visual. Las mediciones repetidas se dan entre paréntesis debajo del valor determinado anteriormente. Cuanto más oscura esté un área, mayor es la pérdida de sensibilidad para un tamaño dado de estímulo. Como los datos entre los puntos de la prueba son extrapolaciones, la escala de grises puede ser incorrecta. Los índices globales son la DM (desviación media respecto a lo normal ajustada por edades), la DEP (desviación estándar del patrón), la FC (fluctuación a corto plazo) y la DEPC (desviación estándar del patrón corregida). La DM es el valor promedio en decibelios de la gráfica total de desviación e informa de si hay una depresión significativa de la sensibilidad, sea local o generalizada. La DEP mide la variabilidad por toda la gráfica de desviación total. La FC es una medida de la variabilidad en las mediciones repetidas en 10 localizaciones estándar. La DEPC se deriva de la DEP y la FC para indicar la variabilidad entre puntos adyacentes que pueda ser de origen patológico más que por errores al repetir la determinación. Para cada índice global se asigna una significación estadística, que es la probabilidad de encontrar el valor obtenido en una persona normal. Los resultados del campo visual automatizado no pueden interpretarse directamente. El examinador debe distinguir entre los artefactos y los cambios patológicos para poder considerar una prueba como anormal. Defectos campimétricos frecuentes El resultado anormal de una prueba de campo visual puede describirse en la historia clínica según el ojo afectado, la forma de las anomalías del campo visual, su localización y su simetría. Estas propiedades y ciertos patrones perimétricos típicos sirven para localizar la lesión a lo largo de la vía visual. La tabla 8-1 da una lista de defectos campimétricos frecuentes, algunos de los cuales se comentan en los apartados siguientes. Tabla 8-1 Términos empleados para describir defectos del campo visual Tipo de defecto Términos Defectos campimétricos monoculares Defectos localizados: cuña temporal, escotoma arciforme nasal, escotoma central, aumento de la mancha ciega, escotoma centrocecal, escotoma anular. Defectos generalizados: depresión difusa, contracción periférica Defectos campimétricos binoculares Hemianopsias homónimas: con división macular, con respeto macular, con conservación de semiluna temporal unilateral Hemianopsias bitemporales Hemianopsias binasales Cuadrantanopsias La figura 8-6 muestra diversas formas de defectos campimétricos frecuentes junto a un diagrama de su localización anatómica. Una de las formas más habituales es el escotoma, o defecto localizado rodeado de campo visual detectable. En la figura 8-7 se muestran algunos ejemplos de escotomas comúnmente asociados a glaucoma. Estos escotomas a menudo se extienden desde la mancha ciega o parecen reducir el campo visual (contracción periférica). Figura 8-6 Figura 8-7 Campos visuales anómalos producidos por lesiones de las vías visuales. Defectos campimétricos producidos por la neuropatía óptica glaucomatosa (ojo derecho). (A) Escotomas paracentrales. (B) Escalón nasal superior. (C) Escotoma arciforme. (D) Contracción periférica avanzada. El escotoma de Bjerrum, un defecto paracentral monocular aislado, es un tipo de escotoma arciforme, llamado así porque su representación adopta una forma de arco. Esta configuración semilunar se debe al trayecto normal de las fibras nerviosas de las células ganglionares retinianas. Los defectos en la zona arciforme pueden conectarse con la mancha ciega (escotoma de Seidel), presentarse como uno o más escotomas paracentrales dispersos o terminar en el rafe horizontal (escalón nasal de Rønne). El escalón nasal es un escotoma que en la gráfica se interrumpe en el meridiano horizontal y se ve como un defecto en escalón en el límite nasal del campo visual. El defecto altitudinal es aquel que causa la pérdida del campo visual superior o inferior. También puede haber una depresión generalizada en la que la sensibilidad retiniana está disminuida de forma difusa. Un defecto del campo visual binocular en un hemicampo de cada ojo se llama hemianopsia. Las hemianopsias incompletas pueden ser cuadrantanopsias o defectos sectoriales. Las lesiones quiasmáticas o retroquiasmáticas producen defectos campimétricos que respetan el meridiano vertical y se mantienen dentro de un hemicampo en cada ojo (v. fig. 8-6). Las lesiones de la retina y el nervio óptico producen defectos campimétricos que pueden atravesar el meridiano vertical (v. fig. 8-7). Una hemianopsia puede ser homónima (o sea, que afecta a la función visual del mismo lado en cada ojo), bitemporal o binasal. Las cuadrantanopsias y los defectos altitudinales se describen como superiores e inferiores. Los defectos campimétricos retroquiasmáticos que son similares entre los dos ojos se denominan congruentes, mientras que los que son asimétricos o de diferente tamaño en cada ojo son incongruentes. Como las fibras correspondientes de ambas retinas están muy próximas cuando se acercan a la corteza visual, las lesiones de las radiaciones ópticas posteriores tienden a ser congruentes, mientras que las lesiones retroquiasmáticas anteriores son incongruentes más a menudo. Defectos campimétricos con valor localizador El médico debe conocer los patrones típicos obtenidos en la perimetría para determinar la posible localización de la lesión. La toma de decisiones basada en el conocimiento de la neuroanatomía ayuda al examinador a interpretar correctamente los resultados. La figura 8-8 muestra varios defectos campimétricos comunes y sus probables orígenes anatómicos. Figura 8-8 Diagrama de ramas para interpretar los defectos campimétricos. (Tomado de Trobe JD, Glaser JS. The Visual Fields Manual: A Practical Guide to Testing and Interpretation. Gainesville, FL: Triad; 1983.) Progresión Hay que explorar el campo visual en varias ocasiones para obtener una idea fiable del estado del paciente. Las enfermedades crónicas como el glaucoma pueden producir defectos campimétricos progresivos que a veces se detectan antes de observar alteraciones del nervio óptico o de otro tipo (fig. 8-9). Figura 8-9 Pérdida progresiva de campo visual detectada mediante perimetrías automatizadas sucesivas en un paciente con glaucoma crónico. Fallos y consejos útiles Recuerde las «reglas de oro» para interpretar los defectos del campo visual: • Las neuropatías ópticas unilaterales causan defectos unilaterales del campo visual. • Las fibras nerviosas de la retina nasal se cruzan en el quiasma hacia la cintilla óptica contralateral, mientras que las fibras de la retina temporal no se cruzan. • Las lesiones del quiasma y las vías retroquiasmáticas producen defectos campimétricos que respetan el meridiano vertical. • Las lesiones retroquiasmáticas dan lugar a hemianopsia homónima contralateral. • Cuanto más posterior sea la lesión de la vía retroquiasmática, más probable es que los defectos sean congruentes. Bibliografía recomendada Anderson D.R., Patella V.M. Automated Static Perimetry, 2nd ed. St Louis: CV Mosby; 1999. Choplin N.T., Edwards R.P. Visual Field Testing With the Humphrey Field Analyzer. Thorofare: NJ: Slack; 1999. Glaucoma. Basic and Clinical Science Course, Section 10. San Francisco: American Academy of Ophthalmology; published annually. Henson D.B. Visual Fields. New York: Oxford University Press; 1993. OTAC Glaucoma Panel. Automated Perimetry. San Francisco: American Academy of Ophthalmology; 2002. [Ophthalmic Technology Assessment] Walsh T.J., ed. Visual Fields: Examination and Interpretation. Ophthalmology Monograph 3, 2nd ed., San Francisco: American Academy of Ophthalmology, 1996. Capítulo 9 Examen externo El examen ocular externo consta de tres partes secuenciales en las que los sentidos del examinador se centran en el paciente: inspección (mirar), palpación (tocar) y auscultación (oír). Estos métodos se acompañarán de mediciones clínicas concretas si es necesario. La secuencia fija de exploración ayuda a garantizar que el examinador cubra todos los detalles anatómicos y funciones fisiológicas de la parte externa del ojo. Con la práctica, la exploración de las características externas del paciente se hará casi automáticamente. La historia y el aspecto del paciente deben guiar al examinador para hacer las técnicas de exploración más apropiadas, de modo que no será necesario aplicar íntegramente en todos los pacientes muchas de las técnicas descritas en este capítulo. El examen externo realizado de forma razonada y exhaustiva puede proporcionar bastante información que guiará el resto de la exploración. Este capítulo detalla la aplicación de los tres principales pasos del examen oftalmológico externo y enseña diversas técnicas de medición y evaluación que se usan frecuentemente en el examen oftalmológico integral. Colocación del paciente El paciente suele sentarse en el sillón de exploración. Los niños pequeños a menudo pueden sentarse en el regazo de sus padres. Un bebé o niño pequeño que no colabore puede acostarse en una cama o una mesa y ser inmovilizado haciendo que uno de los padres estire de los brazos del niño hacia arriba contra los lados de la cabeza mientras se inclina sobre las piernas y el cuerpo del niño. Los bebés pueden ser envueltos en una sábana (fig. 9-1). Cómo envolver a un bebé para explorarlo. (A) Doble una sábana de forma triangular y coloque al niño en ella boca arriba, con la cabeza justo por encima del borde superior. (B) Doble un lado sobre el bebé y sujétele un brazo contra el cuerpo, metiendo el borde de la sábana bajo el cuerpo del niño y doblando el vértice inferior de la sábana sobre los pies. (C) Sujete el otro brazo contra el lado pasando el resto de la sábana por encima del cuerpo del bebé y metiéndola bajo el cuerpo. Figura 9-1 Observación general Antes de empezar un examen ocular externo detallado, el examinador debe dar un vistazo general al paciente, prestando atención a cualquier signo de enfermedad médica, dermatológica o neurológica. Esta observación física general puede hacerse durante la conversación informal previa a la exploración o al tomar la historia. Al observar el comportamiento y el aspecto del paciente, sobre todo en la zona de la cara alrededor de los ojos, el examinador a menudo encuentra pistas sobre su personalidad, su estado de salud general y posibles problemas médicos u oculares. A veces el examinador puede reconocer un patrón patológico de forma intuitiva. Otras veces, la historia clínica dirigirá la atención del examinador a alguna anomalía concreta. La observación del paciente en una habitación iluminada antes de la inspección ocular reglada puede dar muchos datos sobre deformidades anatómicas y enfermedades. Durante esta fase, observe el comportamiento del paciente, su estado mental, complexión y aparente es- tado de nutrición, así como cualquier movimiento anormal, discapacidad o estigma. Algunas enfermedades con rasgos evidentes son fácilmente reconocibles, como el albinismo y el síndrome de Down. Las extremidades, sobre todo las manos, pueden informar sobre enfermedades sistémicas, como la artritis reumatoide. Si se presta atención a la cara y los anejos oculares, pueden descubrirse dermopatías, como la rosácea, y otros trastornos que pueden afectar a los ojos. Durante el examen externo, el examinador buscará alteraciones en el orden siguiente: • Cabeza y cara: huesos, músculos, nervios y vasos sanguíneos, piel, ganglios linfáticos, boca, nariz y senos paranasales. • Órbita. • Párpados. • Sistema lagrimal. • Globo ocular. Inspección La inspección es un examen visual de la parte externa del ojo y, al igual que la observación general, a menudo empieza mientras se charla con el paciente. Debe disponerse de un equipamiento básico para el examen externo (tabla 9-1). Las mediciones clínicas que se toman durante el examen externo sirven para comprobar la simetría y hacer comparaciones con los valores normales. Toda masa visible o palpable se medirá en su diámetro mayor y el perpendicular. Tabla 9-1 Equipamiento para el examen externo del ojo Equipamiento Uso Iluminadores Luz de la habitación o exterior Observación simple de anomalías cutáneas y otras enfermedades; evaluación del globo ocular Transiluminador de Finnoff («luz macular») Evaluación de masas o lesiones del párpado y el globo ocular; iluminación transescleral; estimación de profundidad de la cámara anterior Linterna de bolsillo Iluminación difusa de pacientes encamados; evaluación de masas o lesiones del párpado o el globo ocular; medición de la DP de cerca Iluminador portátil con hendidura Valoración de la cámara anterior axial y periférica Fuente de luz azul o UV Prueba de drenaje lagrimal con fluoresceína Oftalmoscopio directo Retroiluminación transpupilar; examen a mayor aumento de lesiones cutáneas u oculares Retinoscopio Detección de cambios refractivos causados por anomalías topográficas corneales y opacidades del cristalino Ampliadores de imagen Lente condensadora Valoración de lesiones palpebrales Lupas (2-3 aumentos) Valoración de lesiones palpebrales y oculares Biomicroscopio de lámpara de hendidura Valoración de lesiones cutáneas y oculares externas Instrumentos de medida Regla milimetrada Medición de dimensiones de lesiones, posición de los párpados, distancias intercantal e interpupilar, desplazamiento del globo ocular y diámetro corneal Exoftalmómetro Medición del exoftalmos y la distancia intercantal Compases o galgas Medición del diámetro corneal Oftalmodinamómetro Medición de la presión de la arteria oftálmica Instrumentos de auscultación Estetoscopio Auscultación de la órbita, cuello y tórax Esfigmomanómetro Medición de la tensión arterial braquial Retractores Bastoncillos de algodón Separación de párpados, eversión palpebral Retractores metálicos Doble eversión palpebral, apertura ocular en niños pequeños Productos farmacéuticos y de un solo uso Solución o tiras de fluoresceína Exploración de película lagrimal y del estado de la superficie ocular Tiras de Schirmer Exploración de la película lagrimal Papel indicador de pH Medición del pH lagrimal Colirio anestésico Exploración de la película lagrimal y alivio del dolor Gel anestésico Sondaje lagrimal Escobillón Exploración nasal Depresor lingual Exploración de la boca y la garganta Instrumentos lagrimales Dilatador puntal Dilatación de puntos lagrimales Sondas lagrimales Sondaje lagrimal Cánula lagrimal con jeringa de 3 ml Irrigación lagrimal Espéculo nasal Exploración nasal Elementos de protección Guantes de exploración Protección del paciente y el examinador Gafas protectoras Protección del examinador Cabeza y cara Obtenga diferentes perspectivas de la cabeza y la cara del paciente, empezando a la distancia de conversación y luego acercándose para ver con más detalle. Puede hacerse un dibujo o fotografía de la cara del paciente para documentar cualquier anomalía. La medición de la circunferencia occipitofrontal con una cinta métrica, y otras medidas de crecimiento, como el peso y la talla, sirven para valorar a los niños con retraso del desarrollo. Inspeccione la cara para ver si es simétrica y el desarrollo óseo craneofacial, buscando signos de traumatismos antiguos, síndromes de hendiduras faciales y atrofia hemifacial. Tras esto, evalúe la movilidad de los músculos faciales. Cualquier sospecha de anomalía motora o sensorial se estudiará con técnicas especiales (protocolo clínico 9.1). En esta fase puede explorarse la sensibilidad corneal si es necesario. Protocolo clínico 9.1 Realización de una exploración neurosensorial de la cabeza y la cara Valoración de la función del nervio facial 1. Pida al paciente que cierre los ojos con fuerza y observe si el músculo orbicular ocular consigue juntar los párpados completamente. 2. Compare la fuerza relativa de ambos músculos orbiculares oculares abriendo los ojos del paciente con los dedos. Debe requerirse la misma fuerza en ambos lados. 3. Pida al paciente que sonría y le enseñe sus dientes. Observe la simetría de la expresión facial. 4. Cuando haya debilidad de un lado de la mitad inferior de la cara, compruebe si hay una lesión supranuclear pidiendo al paciente que levante las cejas y arrugue la frente. La parálisis facial central no afecta a la frente ni a los orbiculares oculares, cosa que sí sucede a menudo en las lesiones periféricas. Exploración de reflejos de parpadeo 1. Sin decir nada al paciente, observe la frecuencia y extensión de los parpadeos normales. Lo normal es que haya un parpadeo completo cada 4 s. 2 . Si no hay parpadeos voluntarios, acerque su mano con rapidez hacia el paciente para estimular un parpadeo reflejo. 3 . Golpee con el dedo sobre la glabela del paciente si sospecha una enfermedad del sistema nervioso central. La respuesta normal es de solo unos pocos parpadeos; los parpadeos repetitivos (como en el parkinsonismo) son anormales. Exploración de la sensibilidad facial 1. Con la punta del dedo, un pañuelo de papel o un trozo de algodón, toque con suavidad un lado de la cara del paciente y luego el contralateral. Pida al paciente que compare el lado afectado con el normal (p. ej., preguntando cuánto vale el lado afectado si el lado normal vale un dólar). Repita esta maniobra en los tres dermatomos del nervio trigémino y en el territorio de cada nervio sensitivo principal (fig. 9-8). 2 . Delimite el área con disminución de sensibilidad (p. ej., la zona de hipoestesia secundaria a lesión del nervio infraorbitario por una fractura del suelo de la órbita). 3. Estimule simultáneamente ambos lados de la cara si sospecha alteración de la función cortical. Exploración de la sensibilidad corneal 1. Sin tocar las pestañas y sin estimular ni asustar al paciente, toque la córnea con un hilo de algodón limpio, el pico de un pañuelo de papel, un fragmento de seda dental o un chorro de aire de una jeringuilla. El contacto breve induce un parpadeo reflejo con una débil sensación subjetiva. La respuesta puede graduarse según una escala de 0 a 4+. 2. Use un estesiómetro, instrumento con un filamento de nailon de longitud ajustable, para cuantificar el grado de sensibilidad en pacientes en los que prevea que la sensibilidad pueda empeorar o mejorar. Figura 9-8 Exploración de la sensibilidad facial. Inspeccione la piel de la cara en busca de cambios dérmicos y vasculares. Observe el color, textura, tono y humedad de la piel. Pueden valorarse las lesiones cutáneas aisladas con una lente de aumento como la de +20 del oftalmoscopio indirecto, el oftalmoscopio directo, lupas binoculares de 2-3 aumentos y el biomicroscopio de lámpara de hendidura a pocos aumentos. Las anomalías cutáneas más frecuentes se clasifican según sus características distintivas (tabla 9-2). Deben anotarse los rasgos diferenciadores de las alteraciones cutáneas, como tamaño, elevación, color, bordes, profundidad, distribución, cambios superficiales o grado de destrucción tisular. Tabla 9-2 Características de las alteraciones frecuentes de la piel Alteraciones Características Eritema Vasos sanguíneos dilatados Mácula Área focal de dilatación vascular, sin elevación palpable Pápula Área focal de dilatación vascular con acumulación sobreelevada de células inflamatorias y de otros tipos Nódulo Lesión inflamatoria sólida que se extiende a la dermis profunda Vesícula Pequeña ampolla llena de líquido transparente Bulla Ampolla grande llena de líquido transparente Pústula Ampolla o absceso lleno de pus Quiste Lesión encapsulada con contenido líquido o viscoso Papiloma Epidermis y vasos hipertróficos con superficie normal Verruga Crecimiento papilomatoso cubierto por epidermis queratósica Hiperqueratosis Acumulación de células epidérmicas queratinizantes Descamación Células escamosas secas Costra Sangre, pus o sebo secos Eccema Costras sobre una base eritematosa Erosión Vesícula o bulla rota Úlcera Pérdida de epidermis y capa papilar de la dermis Fisura Úlcera lineal Escara Ulceración hemorrágica Los ganglios linfáticos normales no son visibles ni palpables. Debe registrarse cualquier aumento significativo de tamaño. El examinador puede palpar las adenopatías preauriculares y cervicales antes de inspeccionar otras características externas, sobre todo si sospecha infección, enfermedad granulomatosa o cáncer. Examine el interior de la boca y las fosas nasales con una linterna en busca de cambios en las mucosas oral y nasal. Compruebe si la parótida u otras glándulas salivales están hipertróficas o dolorosas a la palpación. Es posible examinar los senos con una luz muy potente y la habitación completamente a oscuras. Para explorar el seno frontal, apunte con el transiluminador hacia arriba a través de la cresta supraorbitaria mientras cubre la órbita con su mano. Para examinar cada seno maxilar, apunte con el transiluminador hacia abajo detrás del reborde infraorbitario y mire el interior de la boca del paciente y a través del paladar para ver el resplandor de los senos llenos de aire. Órbita Deben comprobarse las relaciones anatómicas entre ambas órbitas. Las mediciones que suelen tomarse con este objetivo son las distancias intercantales y la distancia interpupilar. La distancia intercantal (o sea, la distancia entre los dos cantos mediales y entre los dos cantos laterales) se mide con una regla milimetrada. La distancia normal entre los cantos mediales (aproximadamente 30 mm) es casi la mitad de la distancia interpupilar. La distancia entre los cantos laterales se mide por sistema durante la exoftalmometría (se comenta más adelante). La distancia interpupilar (DIP o DP) es la que hay entre los centros de ambas pupilas. La DP se determina rutinariamente para montar las lentes de gafas usando un pupilómetro de reflejos corneales, instrumento óptico que mide la distancia entre ambos reflejos corneales (suponiendo que hay ortoforia). En la práctica, conviene medir la distancia entre el borde temporal de la pupila o el limbo de un ojo y el borde nasal de la pupila o el limbo del otro ojo con una regla milimetrada mientras el paciente mira a un objeto alejado (fig. 9-2). La técnica binocular se describe en el protocolo clínico 9.2. La media de la DP para lejos es de 61 mm, con diferencias sexuales y raciales, mientras que la correspondiente DP para cerca es unos 4 mm menor. Figura 9-2 Medición de la distancia interpupilar determinando la distancia entre los dos reflejos luminosos corneales. La DIP también puede medirse entre el limbo nasal de un ojo y el temporal del otro. Protocolo clínico 9.2 Medición de la distancia interpupilar binocular 1. Pida al paciente que fije la mirada en un objeto lejano. 2. Delante del paciente a la distancia de un brazo, colóquese justo por debajo de la línea de visión del paciente. Alinee sus ojos con los del paciente mientras este sigue con la vista fija por encima de su cabeza. 3. Apoye suavemente una regla milimetrada sobre el puente nasal del paciente. 4 . Cierre el ojo derecho y usando su ojo izquierdo alinee el punto cero de la regla con el limbo temporal del ojo derecho del paciente (fig. 9-9). 5. Sujete la regla con firmeza. Cierre el ojo izquierdo y abra el derecho. 6. Lea la medida que se alinea con el limbo nasal del ojo izquierdo del paciente (fig. 9-10). 7. Repita la secuencia anterior para confirmar los resultados. 8. La DP de cerca se mide de forma similar haciendo que el paciente mire a la nariz del examinador en vez de a un objeto lejano. Figura 9-9 Alineado con el ojo derecho del paciente. Figura 9-10 Alineado con el ojo izquierdo del paciente. Compruebe la posición de ambos ojos, primero mirando directamente al paciente. Busque un posible exoftalmos o enoftalmos con el siguiente método: 1. Pida al paciente que incline la cabeza hacia delante. 2. Mire desde arriba la frente y las cejas del paciente, observando el plano de la cara. Puede ser necesario que el examinador se ponga de pie. 3 . Eleve ambos párpados superiores mientras el paciente mantiene la posición primaria. 4. Fíjese en la posición de cada ojo respecto al otro. Anote cualquier disparidad entre los globos oculares mayor de 2 mm. La medición de la posición axial (anteroposterior) de los globos oculares mediante exoftalmometría es importante para documentar y seguir la evolución de las orbitopatías. El exoftalmómetro mide la distancia desde el borde lateral de la órbita al vértice corneal (fig. 9-3) El valor medio es de 17 mm. Los valores son mayores en personas altas, aquellas con el cráneo grande o las órbitas pequeñas y personas con miopía axial. Aunque los valores absolutos sirven para el seguimiento de un paciente concreto, la medición inicial más importante es la diferencia entre ambos ojos. Una diferencia mayor de 2 mm se considera anormal. El examinador debe asegurarse de que los rebordes orbitarios son estables y simétricos, porque los traumatismos y las deformidades faciales pueden influir en las mediciones. Las instrucciones para llevar a cabo la exoftalmometría se detallan en el protocolo clínico 9.3. Figura 9-3 Exoftalmómetro. (Reproducido con autorización a partir de Vaughan DG, Asbury T. General Ophthalmology. 10th ed. Stamford, CT: McGraw-Hill/Appleton & Lange, 1983. Reproducido con autorización de McGraw-Hill Companies.) Protocolo clínico 9.3 Realización de la exoftalmometría 1. Colóquese justo delante del paciente. Con su ojo izquierdo medirá el ojo derecho del paciente, y con su ojo derecho el ojo izquierdo del paciente. 2 . Sostenga el exoftalmómetro de forma que los espejos angulados se orienten hacia arriba, por encima de las plataformas de apoyo. 3. Si conoce la distancia intercantal previa del paciente, ajuste la última distancia registrada entre los cantos laterales del paciente sobre la escala. Si es la primera medición del paciente, coloque el instrumento de forma que las plataformas se apoyen sobre los rebordes orbitarios laterales a nivel del canto externo (fig. 9-11). 4 . Con su ojo izquierdo, mire en el espejo del instrumento que queda a su derecha el reflejo del ojo derecho del paciente. 5 . Indique al paciente que cierre su ojo izquierdo con la mano o un oclusor y le mire a su ojo para conseguir un alineamiento al frente. 6. Con su ojo izquierdo abierto, alinee las dos marcas verticales del instrumento (normalmente una línea vertical larga en el centro de la escala de proptosis y otra marca en la base del instrumento). 7. Lea la distancia desde el borde orbitario lateral hasta el vértice de la córnea observando en el espejo en qué punto de la regla milimetrada queda la imagen de la parte más anterior de la curvatura corneal (fig. 9-12). Observe que está viendo la superficie corneal anterior desde un lado, y que la lectura es la elevación anterior del vértice corneal respecto al instrumento. 8 . Obtenga una medida similar para el ojo izquierdo del paciente usando su ojo derecho para alinear las marcas verticales correspondientes en el espejo opuesto del instrumento. 9. Anote los resultados para cada ojo y la distancia entre los cantos laterales como se muestra abajo (fig. 9-13). Figura 9-11 Posición de las plataformas de apoyo. Figura 9-12 Se ve la imagen especular de la curvatura corneal en la regla. Figura 9-13 Anotación de los resultados de la exoftalmometría. Los tumores orbitarios pueden producir no solo proptosis, sino también desplazamiento vertical u horizontal del globo ocular. El examinador debe medir el desplazamiento del globo en cualquier dirección, siguiendo las instrucciones recogidas en el protocolo clínico 9.4. Se comprobará si hay pulsaciones del globo ocular. A menudo hay que examinar al paciente en varias posiciones sentado y tumbado para poner de manifiesto las pulsaciones oculares. Protocolo clínico 9.4 Medición del desplazamiento del globo ocular Desplazamiento horizontal 1. Imagine una línea recta vertical por mitad de la cara del paciente que pase por el centro de la glabela y el philtrum del labio superior. 2. Sostenga una regla milimetrada horizontalmente sobre el puente nasal del paciente, perpendicular a la línea vertical imaginaria (fig. 9-14). 3. Mida la distancia desde el centro del puente nasal hasta el limbo medial del ojo derecho mientras el paciente mira un objeto lejano. Ocluya el otro ojo si existe estrabismo. 4 . Repita la medición para el ojo izquierdo. La diferencia entre las dos medidas es la cantidad de desplazamiento horizontal. Desplazamiento vertical 1. Sostenga un objeto con el borde recto horizontal sobre el puente nasal del paciente para alinear visualmente los cantos laterales. 2. Sostenga una regla milimetrada verticalmente y perpendicular al borde recto horizontal, de modo que pase por el centro de la pupila del ojo derecho del paciente. 3. Mida la distancia desde el borde horizontal hasta el centro pupilar (o el reflejo luminoso corneal). 4. Repita la medición para el ojo izquierdo. La diferencia entre ambas medidas es el grado de desplazamiento vertical. Figura 9-14 Medición del desplazamiento horizontal. (Reproducido con autorización a partir de Clinical Tests: Ophthalmology by Huber and Reacher, 1989. Mosby-Wolfe Limited, London, UK.) Párpados Evalúe la simetría y la posición relativa de las cejas. Compruebe si hay alguna elevación compensatoria o pliegues en un lado en comparación con el otro. Observe la posición de las pestañas respecto al ojo, su número, densidad y color. Fíjese en la posición, movimiento y simetría de los párpados, incluida la presencia de cicatrices por cirugías o traumatismos previos. Se describirán, dibujarán o fotografiarán las alteraciones concretas de los párpados y pestañas en la historia clínica. La transiluminación del párpado puede servir para diferenciar una masa quística de una sólida. La tabla 9-3 da una lista de las anomalías palpebrales más frecuentes. Tabla 9-3 Alteraciones frecuentes de los párpados, pestañas y cejas Alteración Descripción Posición o función anormal de los párpados Lagoftalmos Insuficiencia o debilidad del cierre palpebral Blefaroespasmo Contracción involuntaria del músculo orbicular ocular Blefaroptosis Caída anormal del párpado (puede ser congénita, mecánica, miógena, aponeurótica o neurógena) Ptosis protectora Caída del párpado superior (debido a malestar o inflamación de la superficie ocular) Seudoptosis Párpado que parece caído (por retracción palpebral contralateral, globo pequeño o desplazado o ceja colgante) Ptosis de la ceja Caída de la ceja Ectropión Rotación hacia fuera del borde palpebral (involutivo, cicatricial o paralítico) Entropión Rotación hacia dentro del borde palpebral (involutivo, cicatricial o espástico) Retraso palpebral Movimiento retardado del párpado superior en el seguimiento lento hacia abajo Anomalías de pestañas o cejas Triquiasis Desviación de una o más pestañas Madarosis Pérdida focal o difusa de pestañas Poliosis Blanqueamiento de pestañas Distiquiasis Fila extra de pestañas Sinofridia Cejas confluentes que se unen en la línea media Pliegues palpebrales anormales Dermatocalasia Piel palpebral redundante Blefarocalasia Linfoedema crónico con arrugas en la piel palpebral Epicanto Pliegue vertical en el canto interno Epibléfaron Pliegue horizontal cerca del borde palpebral inferior Con los ojos abiertos, el párpado superior suele tapar los 1,5 mm superiores de la córnea. Los surcos palpebrales superior e inferior dividen la piel del párpado en la zona tarsal más adherente y la zona preseptal más suelta. El surco palpebral inferior es más marcado en los jóvenes. Los pliegues nasoyugal y malar del párpado inferior se hacen más prominentes con los años. La tabla 9-4 enumera algunos valores normales de las estructuras y función de los párpados en adultos. Tabla 9-4 Valores normales de la estructura y función de los párpados en el adulto Tasa de parpadeo 15-16 parpadeos por minuto Longitud de la hendidura palpebral 25-30 mm Altura de la hendidura palpebral 8-12 mm Distancia del borde palpebral superior al reflejo luminoso corneal 35 mm Distancia del borde palpebral superior al surco palpebral superior 8-11 mm Función del elevador del párpado 8-15 mm Para valorar el cierre de los párpados, indique al paciente que parpadee y que después cierre con suavidad los ojos. El movimiento normal de los párpados es necesario para el bombeo de lágrimas a la punta, los canalículos y el saco lagrimal. Cualquier discontinuidad que permita la exposición de la superficie ocular (p. ej., lagoftalmos) se anota y se mide. La posición del párpado respecto a la córnea se calcula mirando la situación de los bordes palpebrales superior e inferior respecto al limbo corneal superior e inferior, respectivamente. La valoración de las distancias entre borde libre y limbo son útiles para el cribado. En cualquier paciente con blefaroptosis el examinador debe medir la altura de la hendidura palpebral, la distancia entre el borde del párpado superior y el reflejo corneal, la posición del surco palpebral superior y la función del elevador del párpado. Estos pasos se detallan en el protocolo clínico 9.5. La figura 9-4 muestra un método para registrar los resultados de estas mediciones en la historia clínica. El grado de blefaroptosis se clasifica como se expone en la tabla 9-5. Protocolo clínico 9.5 Medición de la posición del párpado Altura de la hendidura interpalpebral 1. Pida al paciente que fije la mirada en posición primaria sobre una linterna. 2. Sostenga una regla milimetrada verticalmente, cerca del ojo abierto del paciente, para medir la distancia entre el centro de los bordes palpebrales superior e inferior (fig. 9-15). 3. Anote la altura de la hendidura interpalpebral en milímetros para cada ojo. 4. Para comprobar los resultados, obtenga las dos medidas siguientes y súmelas: a. La distancia entre el borde palpebral superior y el reflejo luminoso corneal (normalmente de unos 4 mm). b. La distancia entre el borde palpebral inferior y el reflejo luminoso corneal (normalmente de unos 6 mm). Distancia entre el borde palpebral superior y el reflejo corneal 1. Sostenga una linterna justo delante del paciente para que este la mire en posición primaria y se produzca un reflejo luminoso corneal. 2. Mida con una regla milimetrada la distancia entre el centro del borde palpebral superior y el reflejo luminoso corneal (fig. 9-16). 3. Anote la distancia entre el borde y el reflejo para cada ojo. Use un número negativo si el reflejo es ocultado por el párpado. Posición del surco palpebral superior 1. Con una linterna u otro objeto cercano haga que el paciente mire en posición primaria. 2. Mida la distancia entre el borde palpebral superior y el surco palpebral superior (fig. 9-17). 3 . Anote la posición del surco palpebral superior para cada ojo. Observe si este surco está ausente y no puede medirse correctamente. Función del elevador del párpado 1. Apoye su pulgar en la ceja del paciente o ponga la palma de su mano sobre su frente. Esta maniobra impide que el músculo frontal contribuya a la elevación del párpado superior, por lo que se aísla la acción del músculo elevador del párpado. 2 . Pida al paciente que mire hacia abajo, y alinee el punto cero de una regla milimetrada con el borde palpebral superior del paciente, con cuidado de no llegar a tocar los párpados ni las pestañas del paciente (fig. 9-18A). 3. Sin mover la regla, diga al paciente que mire arriba todo lo que pueda. Mantenga la regla firme y mida la nueva localización del borde palpebral superior (fig. 9-18B). La diferencia entre las dos medidas (o sea, la extensión total de movimiento del párpado superior) corresponde a la función del elevador. 4. Anote la función del elevador del párpado en milímetros para cada ojo. Figura 9-15 Medición de la altura de la hendidura palpebral. Figura 9-16 Medición de la distancia margen palpebral superior-reflejo corneal. Figura 9-17 Medición de la posición del pliegue palpebral superior. Figura 9-18 Medición de la función del elevador del párpado. (A) Alineación con el borde palpebral superior del paciente. (B) Alineación con la nueva posición del borde palpebral superior. Figura 9-4 Método para anotar las mediciones de la ptosis. Tabla 9-5 Método para medir el grado de ptosis del párpado superior Intensidad Altura de la hendidura interpalpebral Distancia borde-reflejo Leve 7 mm +1,5 mm Moderada 6 mm +0,5 mm Severa 5 mm -0,5 mm La retracción del párpado superior se valora con la mirada del paciente en posición primaria, observando dónde cruza el borde del párpado superior el ojo respecto al limbo superior. La retracción palpebral se clasifica según se indica en la tabla 9-6. Los pacientes con retracción palpebral también pueden presentar retraso del párpado (signo de von Graefe), que es un retraso o temblor del movimiento palpebral al mirar hacia abajo. Tabla 9-6 Método para medir el grado de retracción del párpado superior Intensidad Posición del borde palpebral superior Leve El borde palpebral cruza el limbo superior Moderada Hasta 4 mm de esclerótica superior visibles Severa Más de 4 mm de esclerótica expuesta Para detectar la retracción del párpado inferior, primero haga que el paciente fije la mirada en un objeto, como puede ser su dedo. Observando el ojo que cree afectado, haga que el paciente siga su dedo mientras lo mueve hacia abajo hasta que el borde del párpado inferior del otro ojo queda a la altura del limbo inferior. Observe si se ve esclerótica expuesta entre el borde palpebral y el limbo en el ojo afectado, lo que indicaría retracción palpebral. Sistema lagrimal Observe la glándula lagrimal levantando el párpado superior del paciente y pidiéndole que mire hacia abajo y medialmente, para comprobar si hay prolapso del lóbulo palpebral. El lóbulo orbitario a veces puede palparse en el reborde orbitario superotemporal. Observe y anote cualquier masa de la glándula lagrimal (v. también «Sistema lagrimal» en el apartado «Palpación», más adelante en este capítulo). Observe si hay aposición de los puntos lagrimales al globo ocular y si son permeables. Busque la presencia de eversión, estenosis, oclusión y obstrucción funcional de los puntos por conjuntiva redundante. Inspeccione si el área del saco lagrimal está hinchada y eritematosa. Compruebe si hay rebosamiento de lágrimas. Globo ocular Para explorar toda la superficie ocular y la esclerótica, separe los párpados del paciente y pídale que mire arriba, abajo, a derecha y a izquierda. Si rota un bastoncillo de algodón en los surcos palpebrales superior e inferior es más fácil separar los párpados evitando tocar directamente la piel y el ojo con los dedos. Esta técnica se muestra en la figura 9-5. Figura 9-5 Técnica de elevación del párpado superior sin contacto. (A) Coloque un bastoncillo de algodón sobre la piel del párpado en el surco palpebral mientras el paciente mira hacia abajo. (B) Rote el bastoncillo entre el pulgar y el índice para juntar la piel redundante y elevar el borde palpebral superior; a continuación levante la piel del párpado subiendo el bastoncillo hasta el reborde orbitario superior. Debe valorarse mediante inspección el volumen del menisco lagrimal. Pueden usarse tiras indicadoras después de una causticación para examinar el pH lagrimal. Inspeccione la conjuntiva bulbar, fijándose en el tipo y severidad de cualquier secreción conjuntival, que deberá clasificarse como acuosa, serosa, mucoide, mucopurulenta o purulenta. La conjuntiva palpebral se examina primero inferiormente. Pida al paciente que mire hacia arriba mientras usted tira suavemente del párpado inferior hacia abajo. Evalúe la conjuntiva tarsal, normalmente de unos 3-4 mm en su parte central, y tanto como sea posible del resto de la conjuntiva palpebral inferior. Para exponer la conjuntiva tarsal superior, evierta el párpado mientras el paciente mira hacia abajo. En el protocolo clínico 9.6 se exponen diferentes técnicas para la eversión del párpado. El tarso superior suele tener una anchura central de 9-10 mm, y la conjuntiva tarsal que lo recubre es el mejor sitio para buscar papilas y folículos conjuntivales. Puede ser necesario exponer la conjuntiva retrotarsal y el fondo de saco superior con ayuda de un retractor palpebral (eversión doble del párpado). Protocolo clínico 9.6 Eversión del párpado Para examinar la conjuntiva y el fondo de saco inferior 1. Con el paciente mirando hacia abajo, use el pulgar o el índice para presionar la piel por debajo del párpado inferior contra el hueso maxilar y tire hacia abajo (fig. 9-19A). 2. Pida al paciente que mire arriba, con lo que se producirá un prolapso del fondo de saco inferior y se expondrá la mayor parte de la conjuntiva palpebral inferior (fig. 9-19B). Para examinar la conjuntiva superior Pasos para realizar el método bimanual: 1. Pellizque algunas pestañas con el pulgar y el índice y tire del borde palpebral superior separándolo del ojo (fig. 920A). 2 . Coloque un bastoncillo horizontalmente en el surco palpebral superior para hacer palanca (fig. 9-20B). Sujete el bastoncillo con la mano que quede temporal al ojo que se examina. 3. Tire del borde palpebral superior hacia afuera y arriba para doblar el párpado sobre el bastoncillo (fig. 9-20C). Retire el bastoncillo y mantenga el borde superior en esta posición apretándolo contra la piel por encima del reborde orbitario superior con el pulgar, con lo que podrá ver la conjuntiva tarsal superior ( fig. 9-20D). La eversión del párpado superior es más fácil si el paciente está mirando hacia abajo. Pasos para realizar el método con una mano: 1. Con el paciente mirando hacia arriba, use la mano que quede temporal al ojo que vaya a examinar y coloque el pulgar contra el párpado inferior para mantenerlo fijo (fig. 9-21A). 2. Coloque la punta del dedo índice contra el párpado superior tirando de él hacia arriba y pida al paciente que mire hacia abajo y mantenga esa posición (fig. 9-21B). 3. Pellizque para juntar los párpados superior e inferior de modo que el párpado superior quede por encima del borde palpebral inferior (fig. 9-21C). 4. Coloque la parte lateral de la punta del dedo índice en el párpado superior justo por encima del borde del tarso y empuje sobre el borde tarsal superior. 5. Pellizque el párpado superior entre el índice y el pulgar (fig. 9-21D). 6 . Rotando el dedo y la muñeca, dé la vuelta al párpado superior para exponer la conjuntiva palpebral superior. Mantenga una presión constante hacia abajo sobre el surco palpebral superior con el dedo índice mientras lo retira. El pulgar realiza la fuerza rotatoria hacia arriba para que el párpado esté evertido. El pulgar mantiene el borde palpebral superior en esta posición apretándolo contra el reborde orbitario superior (fig. 9-21E). Para exponer el fondo de saco superior Pasos para realizar el método con una mano: 1. Evierta el párpado superior con una sola mano o la técnica bimanual. 2. Apriete con el pulgar el borde palpebral superior contra el reborde orbitario. 3. Con el dedo índice de su mano libre presione hacia arriba el párpado inferior sobre parte de la córnea y hacia atrás contra el ojo. Esta acción comprimirá los contenidos orbitarios lo suficiente como para que protruya casi todo el fondo de saco superior. Pasos para realizar el método del retractor: 1. Con el paciente mirando hacia abajo, pellizque con el pulgar y el índice algunas pestañas del párpado superior y tire para separar el borde palpebral del ojo. 2. Con la mano libre, coloque el borde de un retractor palpebral en el borde superior del tarso superior, con el mango del retractor hacia abajo (fig. 9-22A). 3. Rote el mango del retractor hacia arriba y déjelo colocado para ver la conjuntiva tarsal superior (fig. 9-22B). 4 . Continúe rotando el retractor y deje que su extremo curvo presione hacia fuera sobre el fondo de saco. Esta acción evierte el párpado y expone el fondo de saco superior al apoyar el párpado sobre el retractor (fig. 9-22C). La presión sobre el ojo desde abajo aumenta la protrusión del fórnix superior. Figura 9-19 Examen de la conjuntiva y el fondo de saco inferior. (A) Posición del párpado inferior. (B) Se pide al paciente que mire hacia arriba. Figura 9-20 Examen de la conjuntiva superior, método bimanual. (A) Posición del párpado superior. (B) El bastoncillo de algodón sirve como punto de apoyo. (C) Se pliega el párpado superior sobre el bastoncillo de algodón. (D) Se mantiene el párpado en esa posición con el pulgar. Figura 9-21 Examen de la conjuntiva superior, método bimanual. (A) Posición del párpado inferior. (B) El examinador separa los párpados con los dedos. (C) Se aproximan los párpados. (D) Se pellizca el párpado superior y se tira hacia fuera. (E) Se evierte el párpado superior. Figura 9-22 Exposición del fondo de saco superior con un retractor. (A) Colocación del retractor palpebral. (B) Se rota el mango hacia arriba. (C) Al continuar la rotación, se empuja el fondo de saco hacia fuera. Examine la parte anterior del ojo con suficiente luz ambiental. Los cambios sutiles de coloración de la conjuntiva y la esclerótica (como ictericia o placas hialinas seniles en la inserción de los músculos rectos horizontales) se ven mejor a simple vista y con luz solar que con la lámpara de hendidura. A menudo hay una o más asas nerviosas intraesclerales, normalmente a 4 mm del limbo superior. El diámetro corneal suele medirse, cuando es necesario, con una regla milimetrada, aunque los compases y galgas obtienen una medida más exacta. El observador debe mirar perfectamente perpendicular a la regla para evitar errores por paralaje. El diámetro corneal horizontal es de unos 10 mm en el recién nacido y alcanza la longitud adulta de 11-12 mm hacia los 2-3 años de edad. El diámetro vertical es más difícil de valorar porque cuesta más definir la posición exacta del limbo superior e inferior. El diámetro corneal se mide en los pacientes con sospecha de trastornos del desarrollo ocular. Hay métodos mejores que la simple inspección para estudiar la topografía corneal, pero un vistazo rápido desde el lado, alineando la mirada con el plano del iris, ayuda a descubrir ectasias graves, como el queratocono. Otro modo de detectar una deformidad corneal es observar el contorno del borde palpebral inferior mientras el paciente mira hacia abajo. Por ejemplo, el signo de Munson es la incurvación angular del párpado inferior causada por un queratocono. También pueden usarse el oftalmoscopio directo y el retinoscopio para detectar cambios refractivos producidos por una topografía corneal anómala. La profundidad de la cámara anterior puede valorarse durante el examen externo. En el protocolo clínico 9.7 se describen técnicas para hacerlo usando iluminación difusa o un hendidura de luz. En la técnica con linterna, el ángulo de la cámara anterior se clasifica según las posiciones relativas de las superficies anterior del iris y posterior de la córnea (tabla 9-7). Se llevará a cabo una gonioscopia siempre que se sospeche alguna anomalía del ángulo camerular (v. cap. 11). Protocolo clínico 9.7 Estimación de la profundidad de la cámara anterior Con haz de luz difuso 1. Mirando de frente al paciente, sostenga una linterna cerca del limbo temporal e ilumine por delante del ojo derecho hacia la nariz. Mantenga la luz paralela al plano normal del iris. 2. Observe la parte medial del iris. Normalmente el iris se ilumina completamente (fig. 9-23A). Un ojo con la cámara anterior poco profunda tendrá dos tercios de la parte nasal del iris en sombra (fig. 9-23B). 3. Gradúe el ángulo como abierto (grado IV o III), intermedio (grado II) o estrecho (grado I). 4. Repita la prueba para el ojo izquierdo. Con un haz de luz en hendidura 1. Dirija la hendidura de luz perpendicular a la córnea periférica. 2. Observe la periferia de la cámara anterior con el haz en un ángulo de 60°. 3. Clasifique la anchura del ángulo periférico comparando la distancia entre el endotelio corneal y el iris con el espesor corneal. En un ángulo abierto, la profundidad de la cámara periférica es igual al espesor corneal. Cuando la profundidad periférica es un cuarto o menos del grosor normal de la córnea, debe hacerse una gonioscopia para evaluar el ángulo. Figura 9-23 Estimación de la profundidad de la cámara anterior. (A) Iris normal iluminado completamente. (B) Iris con zona en sombra, que indica cámara anterior poco profunda. Tabla 9-7 Método para medir el ángulo de la cámara anterior Puede usarse un transiluminador o una linterna potente para valorar las posibles lesiones intraoculares. El protocolo clínico 9.8 describe las técnicas específicas de iluminación transescleral y retroiluminación transpupilar. Protocolo clínico 9.8 Iluminación del interior del ojo para examen externo Iluminación a través de la esclerótica 1 . En una habitación oscura, coloque la punta del transiluminador contra el párpado. También puede apoyar directamente la luz sobre el ojo anestesiado del paciente si la bombilla no está caliente. 2. Identifique el reflejo rojo, que normalmente se ve en la pupila dilatada y resplandece a través de la mayor parte de la esclerótica. 3. Si hay alguna opacidad corneal que dificulta la visión del interior del ojo, observe la forma de la pupila. 4. Busque una masa en la pared del ojo usando la iluminación transescleral. Mueva la luz sobre la superficie del globo mientras examina la luz reflejada a través de la pupila y la esclerótica. La pupila está oscura cuando se coloca el transiluminador sobre una lesión sólida. Una lesión sólida dentro de la pared ocular también ocultará el débil resplandor escleral cuando se coloca la luz contra la esclerótica adyacente u opuesta. Iluminación a través de la pupila 1. Ilumine el ojo del paciente con una luz coaxial intensa, como la del oftalmoscopio directo, a una distancia de unos 50 cm. 2. Busque cualquier sombra en la luz reflejada. Las opacidades próximas al eje pupilar se ven como sombras oscuras en el plano pupilar sobre el reflejo rojo normal. 3. Localice cualquier opacidad pidiendo al paciente que mire lentamente arriba y abajo o cambiando la dirección de la luz; las opacidades visibles contra el reflejo rojo se desplazarán con los movimientos oculares según su posición respecto al plano pupilar (fig. 9-24). Determine en qué dirección parece moverse la opacidad en relación con el eje pupilar: a. Sin movimiento. Una opacidad en la pupila, como una opacidad anterior del cristalino, permanecerá estable. b. Misma dirección. Una opacidad anterior a la pupila (p. ej., en la córnea) se moverá en la misma dirección que la mirada del paciente. c. Dirección opuesta. Una opacidad posterior a la pupila (como en el cristalino posterior o el vítreo) se desplazará en dirección contraria. Figura 9-24 Iluminación a través de la pupila. (A) Paciente mirando hacia abajo. (B) Paciente mirando al frente. (C) Paciente mirando hacia arriba. Palpación Al palpar lesiones se aprecian sensaciones táctiles, propioceptivas y térmicas. El examinador atento evita tocar de forma inesperada y repentina alrededor o encima de los ojos, sobre todo en pacientes con mala visión y en personas que ven pero están con los ojos cerrados. Si se explica al paciente lo que se pretende con la exploración, este se sentirá más tranquilo durante la palpación. El examen de cribado se realiza sistemáticamente del modo siguiente: 1. Use los dedos medios para buscar adenopatías preauriculares. 2. Use los índices y los pulgares para separar los párpados. 3. Pida al paciente que mire en diferentes direcciones para exponer la mayor parte de la superficie ocular al inspeccionar el ojo. 4. Valore y anote cualquier masa según su tamaño, forma, composición, sensibilidad y movilidad. Se hará un examen más minucioso cuando sea necesario, como ante sospechas de traumatismos o anomalías congénitas. También puede ser necesario valorar la función de los pares craneales (v. protocolo clínico 9.1). Cabeza y cara Observe si hay abombamiento frontal u otras anomalías óseas. El dolor al palpar sobre los senos maxilar o frontal puede ser signo de sinusitis. La palpación de la arteria temporal en pacientes ancianos puede revelar dolor con endurecimiento y tortuosidad durante los episodios agudos de arteritis de células gigantes. La palpación de los vasos del cuello se hace para tomar el pulso carotídeo y el murmullo de la vena yugular (fig. 9-6). Figura 9-6 Palpación del pulso carotídeo. (A) El examinador coloca el pulgar por delante. (B) El examinador coloca los dedos desde atrás. Ciertos tipos de infecciones producen hipertrofia de los ganglios linfáticos. La palpación de una adenopatía preauricular (parotídea superficial) se hace colocando los dedos debajo de la sien del paciente, justo por delante del trago. Este ganglio no suele ser doloroso ni palpable. Palpe los ganglios submandibulares situados justo debajo del ángulo de la mandíbula. Se palparán los ganglios cervicales superficiales (yugulares, postesternocleidomastoideos y supraclaviculares) en pacientes con sospecha de adenopatías. En la figura 9-7 se muestra la localización de estos ganglios. Figura 9-7 Ganglios linfáticos inspeccionados o palpados durante el examen externo oftalmológico. Las áreas sombreadas indican el drenaje linfático de los anejos oculares a los ganglios preauricular y submandibulares. Órbita El protocolo clínico 9.9 describe los métodos para palpar los bordes y contenidos de la órbita en pacientes con traumatismos craneoencefálicos que puedan tener fracturas. Un escalón puede ser signo de fractura facial. La palpación simultánea de ambos lados facilita la detección de anomalías. En todos los casos con sospecha de traumatismo orbitario, el examinador debe estar seguro de la integridad del globo ocular antes de hacer ninguna manipulación. Si se sospecha rotura del globo, no lo palpe directamente: abra los párpados del ojo lesionado tirando del párpado superior sobre la ceja y del párpado inferior sobre la mejilla, sin presionar sobre el globo ocular. Anote en la historia cualquier discrepancia de la anatomía normal. Protocolo clínico 9.9 Palpación de la órbita Reborde orbitario 1. Palpe la porción anterior de la órbita colocando un dedo entre el reborde orbitario y el ojo. Si se pone de pie detrás del paciente puede ser más fácil hacer rodar un dedo pequeño por el reborde orbitario 2. Empiece lateralmente. El borde orbitario lateral suele estar a unos 5 mm del canto lateral. 3 . Muévase despacio hacia arriba (en sentido horario en la órbita derecha del paciente y antihorario en la órbita izquierda). Localice la hendidura o agujero supraorbitario, moviendo suavemente la punta del dedo por el reborde orbitario, en la unión del tercio medial y los dos tercios laterales del borde orbitario superior. 4. Mueva la punta de los dedos medialmente a la hendidura supraorbitaria. Palpe la tróclea, normalmente a 4 mm por detrás del reborde orbitario. Justo por debajo de este punto puede notarse el borde superior del ligamiento cantal interno. 5 . Mueva la punta del dedo por el borde orbitario inferior, que debe tener un contorno liso y continuo. Una línea vertical desde la hendidura supraorbitaria cruza por el orificio infraorbitario, que puede palparse 4 mm por debajo del reborde orbitario inferior. 6 . Mueva el dedo a lo largo del reborde orbitario lateral y note el tubérculo marginal del hueso cigomático. Aproximadamente 6 mm por encima de este punto está la unión de los huesos frontal y cigomático, que puede palparse en el reborde orbitario superior. La sutura frontocigomática está a unos 10 mm del canto externo. Contenido de la órbita 1. Después de completar la circunferencia del reborde orbitario, toque suavemente sobre los párpados cerrados del paciente. a. Notará cualquier vibración o pulsación existente. b. Si se sospecha fractura de seno, mueva los dedos alrededor del globo ocular para detectar crepitación por dentro de los confines de la órbita. c. Presione con suavidad en los tejidos perioculares para notar la extensión anterior de una masa retrobulbar o de la órbita anterior. 2. Valore la resistencia de los tejidos retroorbitarios empujando con cuidado el globo ocular hacia atrás a través de los párpados cerrados. El ojo normalmente puede desplazarse unos 5 mm en la grasa orbitaria. Al comparar las dos órbitas, puede valorarse el grado y la facilidad de retropulsión del globo. 3. Pida al paciente que haga una maniobra de Valsalva. Juzgue si se transmite presión a las órbitas dejando que sus dedos presionen sobre los ojos con los párpados cerrados durante la maniobra. Párpados La palpación cuidadosa de los párpados cerrados se hace deslizando el dedo con el que se examina sobre la piel palpebral. Esta maniobra se ve facilitada si se estira la piel y se hace que el paciente rote el ojo para que el examinador no presione sobre la córnea. A veces puede palparse una masa difícil de ver. El examinador debe anotar la presencia de cualquier masa palpebral y si está afectado el borde del párpado o la conjuntiva. Se medirán las lesiones del párpado con una regla milimetrada. En general, se anotan el diámetro mayor y el perpendicular a este, así como la consistencia y movilidad de la lesión. Para explorar la presencia de fenómeno de Bell (contracción del recto superior cuando se intenta abrir los párpados contra una resistencia), pida al paciente que cierre los ojos y los mantenga así mientras usted intenta abrirlos y mirar la posición de los ojos. Es importante averiguar qué parte del globo ocular está detrás de la hendidura palpebral si existe cierre palpebral incompleto (para poder saber si se produce exposición corneal). Sistema lagrimal Se evaluará el tamaño y sensibilidad de cualquier masa de la glándula o el saco lagrimal. En los pacientes con epífora, hay que presionar sobre el saco para ver si salen sustancias por los puntos. El protocolo clínico 9.10 describe la compresión del saco lagrimal y la prueba de desaparición de colorante, que son las principales pruebas diagnósticas en pacientes con lagrimeo excesivo. Protocolo clínico 9.10 Medición del drenaje lagrimal en pacientes con epífora Compresión del saco lagrimal 1. Presione suavemente con el índice o un bastoncillo de algodón sobre la fosa lagrimal por dentro del reborde orbitario inferomedial (no sobre la parte lateral del hueso nasal). 2. Observe si refluye material mucoso o mucopurulento por los canalículos y puntos lagrimales. El reflujo confirma que hay una obstrucción completa del conducto nasolagrimal (fig. 9-25). Si no hay reflujo, haga la prueba de desaparición del colorante. Prueba de desaparición del colorante 1. Instile fluoresceína en los dos ojos con una tira de fluoresceína humedecida o un bote de colirio. 2 . Observe la película lagrimal, preferiblemente con una luz azul cobalto, para comprobar que puede verse la fluoresceína en la lágrima de ambos ojos. 3. Espere 5 min. El paciente puede parpadear normalmente pero no debe frotarse los ojos. 4. Use una luz azul cobalto para examinar el menisco lagrimal. a. La película lagrimal debe estar transparente, lo que indica desaparición completa de la fluoresceína. b. Si las lágrimas siguen teñidas de amarillo, el sistema de drenaje lagrimal tiene un bloqueo anatómico o funcional (fig. 9-26). c. Anote cualquier asimetría en el aclaramiento indicando qué lado retiene el colorante más tiempo. 5. En los pacientes con retraso en la eliminación de fluoresceína, determine el nivel de la oclusión mediante sondaje e irrigación lagrimal. Figura 9-25 Compresión del saco lagrimal. (Por cortesía de Francis C Sutula, MD. Reproducido a partir de Orbit, Eyelids, and Lacrimal System. Basic and Clinical Science Course, 1996.) Figura 9-26 Prueba de desaparición del colorante. (Reproducido a partir de Orbit, Eyelids, and Lacrimal System. Basic and Clinical Science Course, 1996.) Globo ocular Si se presiona con la punta del dedo sobre el ojo a través del párpado, puede comprobarse si los vasos congestivos se blanquean (lo que apunta a dilatación vascular conjuntival) o no (como en la inyección ciliar o epiescleritis) y si un nódulo es móvil (como las flicténulas conjuntivales o un nódulo epiescleral) o no (como en la escleritis nodular). Debe apuntarse la localización de cualquier masa. La prueba de Schirmer, usada en pacientes con ojo seco, se describe en el protocolo clínico 9.11. El examinador usa tiras de papel de filtro estéril (de 30 mm de longitud y una pestaña de 5 mm) para valorar la cantidad de lágrima. La prueba de Schirmer sin anestesia mide la secreción lagrimal tanto basal (de las glándulas lagrimales accesorias) como refleja (de la glándula lagrimal principal). La prueba con anestesia mide principalmente la secreción basal de lágrimas. El examinador normalmente selecciona solo una de estas pruebas. Cada una mide el grado relativo de producción de lágrima acuosa, porque la cantidad de moco conjuntival y lípidos de las glándulas de Meibomio recogida en las tiras de prueba es despreciable. Una medición (con anestesia) >10 mm a los 5 min se considera normal. Un resultado de 5-10 mm a los 5 min es equívoco y puede ser normal o no, ya que la producción de lágrima varía según la edad y otros factores. Un valor <5 mm a los 5 min apunta a un estado de sequedad ocular. Las mediciones sin anestésico tienden a ser 5 mm/5 min mayores porque las tiras causan cierta irritación. Protocolo clínico 9.11 Realización de pruebas de secreción lagrimal en ojo seco Prueba de Schirmer I («Schirmer sin anestesia») 1. Siente al paciente en una habitación en penumbra apoyando la cabeza en el respaldo del sillón de exploración. 2. Elimine cualquier exceso de líquido del borde palpebral del paciente y el fondo de saco con un pañuelo de papel o un bastoncillo de algodón. No instile ningún colirio dentro del ojo antes de la prueba. 3. Doble una tira de papel de filtro estéril envuelta. Para que no se contaminen las tiras estériles, doble el extremo redondeado de las tiras de prueba en la muesca de 120° antes de abrir el envoltorio. 4. Abra el envoltorio y saque la tira. Use la tira con el extremo angulado para el ojo derecho. Sujete la tira por el extremo plano para evitar contaminar el extremo de la pestaña con los dedos. 5. Pida al paciente que mire hacia arriba. Tire con suavidad del párpado inferior hacia abajo, asegurándose de que ha secado correctamente el borde palpebral con un bastoncillo de algodón. Por convenio, la tira con el extremo recortado se usa para el ojo derecho. 6. Enganche el extremo redondeado doblado de la tira de prueba en el borde palpebral inferior de cada ojo y suelte el párpado inferior para que la tira quede sujeta. La tira se coloca por lo general en la unión de los dos tercios internos y el tercio externo del borde palpebral. No debe tocar la córnea. La muesca debe apuntar hacia el canto externo. Compruebe que el extremo corto de la tira está insertado totalmente hasta la muesca. 7. Pida al paciente que mire ligeramente hacia arriba con los ojos abiertos en la habitación en penumbra (fig. 9-27). El paciente puede seguir parpadeando con normalidad y se le puede dejar que tenga los ojos cerrados, pero sin apretar. 8. Anote la hora. A los 5 min, retire ambas tiras. 9. Mida la distancia entre la muesca y el límite del humedecimiento. Las tiras estándar se comercializan envueltas y con una escala milimétrica. No incluya la pestaña doblada en la medición final. 10. Anote el resultado en la historia de la forma siguiente: prueba de Schirmer I (sin anestesia): ojo derecho: X mm/5 min; ojo izquierdo: Y mm/5 min. Si se humedece toda la tira antes de los 5 min, puede anotarse cuándo. Prueba de secreción básica («Schirmer con anestesia») 1. Instile una gota de proparacaína al 1% en ambos ojos. 2. Espere 1 min mientras el paciente tiene los ojos cerrados. 3. Seque suavemente el fondo de saco con un pañuelo de papel o un bastoncillo. 4. Realice los pasos 1-10 de la prueba de Schirmer I. Figura 9-27 Prueba de Schirmer. Auscultación La auscultación de un soplo orbitario se realiza colocando la campana del fonendoscopio sobre los párpados cerrados mientras el paciente contiene la respiración. Puede usarse un pequeño estetoscopio pediátrico. Puede eliminarse el ruido de los movimientos oculares pidiendo al paciente que abra los párpados del otro ojo y fije la mirada en un objeto situado al frente. La campana del fonendoscopio también puede situarse sobre el seno frontal o la sien para oír alrededor de la órbita. Puede ser normal oír algunos murmullos débiles sobre el globo ocular. Un soplo orbitario puede indicar la existencia de una fístula carotidocavernosa o de una malformación arteriovenosa. El soplo suele acentuarse durante la sístole y disminuye al comprimir la arteria carótida ipsolateral o ambas venas yugulares. Puede auscultarse el cuello para detectar un soplo carotídeo sobre la bifurcación carotídea justo por debajo del ángulo mandibular. Es necesario auscultar el tórax para asegurarse de que no hay un murmullo cardíaco que se transmite al cuello. Algunos oftalmólogos realizan una toma de la tensión arterial en su primera exploración del paciente. Fallos y consejos útiles • Sea profesional y no juzgue durante el examen externo. El paciente también está observando al examinador y puede apreciar una actitud displicente o signos no verbales que puede malinterpretar. Conviene charlar con el paciente para distraerle mientras se realiza la inspección y la palpación. • Lávese las manos entre paciente y paciente. Si se lava las manos en la consulta justo antes de empezar la exploración le demuestra al paciente que cumple con las precauciones recomendadas y puede calmar así su ansiedad. A todo el mundo le gusta que las manos estén templadas, limpias, secas y con las uñas cuidadas. • No se precipite y explore solo una lesión evidente ignorando el resto del examen externo. Siéntese, haga una inspección general y luego lleve a cabo una exploración cuidadosa y sistemática. • No olvide comparar el ojo anormal con el otro. Las comparaciones repetidas entre los dos lados de la cara pueden revelar una asimetría sutil. • Compare sus hallazgos con datos previos. Las fotografías antiguas, como las del permiso de conducir, pueden revelar una ptosis o asimetría no conocida pero de larga evolución. Si es necesario, haga que el paciente traiga fotografías antiguas de su casa. El examinador también debe tomar fotografías siempre que sea posible para documentar traumatismos, el aspecto preoperatorio y cualquier lesión que pueda estar creciendo. • Sea cuidadoso al medir la altura de la hendidura palpebral. La posición de los párpados cambiará según la posición del ojo, la actividad de los músculos faciales, el grado de atención y estímulos externos como las gotas de fenilefrina. Mida la hendidura palpebral en posición primaria mientras el paciente mira a un objeto distante. No olvide observar la ceja por si presenta ptosis, elevación compensadora o arrugas. • Sea delicado. La presión sobre el globo ocular puede desencadenar un reflejo oculocardíaco con la consiguiente bradicardia en individuos susceptibles. Asegúrese de avisar al paciente de lo que va a pasar cuando haga maniobras como la eversión palpebral. Bibliografía recomendada Orbit, Eyelids, and Lacrimal System. Basic and Clinical Science Course, Section 7. San Francisco: American Academy of Ophthalmology; published annually. Capítulo 10 Biomicroscopia con lámpara de hendidura El biomicroscopio con lámpara de hendidura (generalmente llamado lámpara de hendidura) es un instrumento que permite examinar el ojo con ampliación usando varios tipos de iluminación. Una característica especial de este aparato es que su haz de luz en forma de hendidura permite examinar en vivo cortes de los tejidos oculares que son transparentes o traslúcidos. La lámpara de hendidura supera al examen externo al permitir una visión binocular y estereoscópica, gran variedad de aumentos (de 10 a 500) y una iluminación de forma e intensidad variables. En este capítulo se comentan en detalle los usos de la lámpara de hendidura en general y sus componentes y funciones, incluyendo los principios de iluminación de la lámpara de hendidura. También se abordan diversas pruebas diagnósticas y mediciones realizadas con la lámpara de hendidura. Las técnicas específicas con lámpara de hendidura para examen del segmento anterior se tratan en el capítulo 11. En el capítulo 12 se dan instrucciones para realizar la tonometría por aplanamiento de Goldmann con la lámpara de hendidura. En el capítulo 13 se explica la biomicroscopia con lámpara de hendidura del segmento posterior. Usos de la lámpara de hendidura La lámpara de hendidura es indispensable para un examen minucioso de prácticamente todos los tejidos del ojo y algunos de sus anejos. Se usa sistemáticamente para el examen del segmento anterior, incluyendo el vítreo anterior y las estructuras por delante de él. La mayoría de los tejidos del segmento anterior (excepto el ángulo de la cámara anterior y la superficie posterior del iris) pueden verse directamente con la lámpara de hendidura sola, sin variaciones especiales en la técnica ni accesorios o lentes no estándar. Las limitaciones ópticas del instrumento y del ojo a examinar impiden la visualización correcta del ángulo de la cámara anterior y de aquellas estructuras posteriores al vítreo anterior, a menos que se usen diversos accesorios (como se comenta más adelante en este capítulo y en los capítulos 11 y 13). Además del examen físico (visual), la lámpara de hendidura se usa a menudo para la tonometría, mediciones lineales de tejidos o lesiones, fotografía oftalmológica y terapia con láser. También puede usarse para adaptar lentes de contacto, aunque este tema supera el objetivo de este manual. Partes de la lámpara de hendidura En la figura 10-1 se muestra una lámpara de hendidura típica. Se trata de la Haag-Streit 900, uno de los modelos más comunes, aunque existen otras buenas lámparas de hendidura cuyas diferencias con el instrumento de Haag-Streit suelen ser mínimas o fáciles de dominar. Figura 10-1 Partes de la lámpara de hendidura (Haag-Streit 900). Los números corresponden a las descripciones del texto. (Por cortesía de Haag-Streit USA Inc.) El biomicroscopio de lámpara de hendidura consta de tres partes principales: el brazo de observación, que contiene los oculares y los elementos de ampliación, el brazo de iluminación, que contiene la fuente de luz y muchos de sus controles, y el soporte para el paciente. Estas tres partes se sujetan a una base que dispone de una palanca de control para que el examinador mueva los brazos de visualización e iluminación. Toda la unidad se conecta a un transformador eléctrico sobre una plataforma de soporte. A continuación se detallan las partes específicas del instrumento, correspondiendo los números entre paréntesis a los de la figura 10-1. Brazo de observación El examinador mira a través de un par de oculares (1), montados en la parte superior del brazo de observación (2); hay oculares de 10, 16 o 25 aumentos, según las preferencias del examinador. El anillo de enfoque de cada ocular puede girarse para adaptarse al defecto refractivo del examinador, y los dos oculares pueden juntarse o separarse, de forma similar a los oculares de unos prismáticos, para acomodarse a la distancia interpupilar del examinador. Los oculares se acoplan a una carcasa que contiene los elementos de ampliación del instrumento (3). Por debajo de esta carcasa hay una palanca (o a veces un mando) para ajustar los aumentos (4). Brazo de iluminación El brazo de iluminación (5) y el brazo de observación son parafocales, es decir, que la imagen de la fuente de iluminación y la imagen vista por el examinador se enfocan en la misma localización en todo momento, siempre que se hayan enfocado previamente los oculares. El brazo de iluminación también puede girarse 180° lateralmente sobre su base de rotación, consiguiendo que el examinador pueda dirigir el haz de luz a cualquier punto desde el borde nasal al temporal del ojo explorado. Encima del brazo de iluminación hay un compartimiento (6) que contiene la bombilla que proporciona la iluminación del instrumento. En la base de este compartimiento, una ventana expone un disco con una escala calibrada (7) que indica la altura del haz empleado; esta escala también sirve para medir lesiones. En un compartimiento independiente por debajo de la escala hay una palanca para variar la intensidad del haz de luz (8); en algunos instrumentos, esta palanca también permite acceder a varios filtros, como el azul cobalto y el aneritro. En la base de este compartimiento sobresale un mando estriado (9) que, al girar, controla la longitud (altura) del haz de luz; en algunos modelos este mando también sirve para activar el filtro azul cobalto. La barra a la que se conecta este mando puede empujarse a los lados para variar la orientación y rotación del haz de luz. En la parte inferior de la carcasa del brazo de iluminación existe un mando frente al examinador (10) que al aflojarse permite descentrar el brazo de iluminación nasal o temporalmente (o sea, haciendo que no sea parafocal con el brazo de visualización); esta propiedad también es útil para la retroiluminación del fondo de ojo y para la técnica de iluminación por dispersión escleral. Hay dos botones estriados iguales, accesibles con ambas manos, para cambiar la anchura del haz de luz (11), situados en la parte inferior y a cada lado de las varillas metálicas que soportan el compartimiento de la bombilla y se acoplan a la parte inferior del brazo de iluminación. Con estos mandos puede variarse la anchura del haz desde una pequeña hendidura hasta 8 mm. Soporte para el paciente El soporte para colocar al paciente (12) consta de dos barras de metal verticales a las que se sujeta una tira frontal (13), para que el paciente apoye la frente durante la exploración, y una mentonera (14). A menudo se coloca un taco de papeles desechables en la mentonera, que pueden arrancarse de uno en uno para que cada nuevo paciente tenga una superficie limpia. Justo por debajo de la mentonera hay un mando para ajustar su altura (15). La luz de fijación (16) está sujeta a un brazo móvil que sale de la pieza que une por arriba las dos barras del soporte del paciente; el examinador colocará esta luz delante del ojo que no está siendo explorado para orientar la mirada del paciente durante la biomicroscopia. Otra alternativa es pedir al paciente que mire a la oreja del examinador. Base La palanca de control (o joystick) de la lámpara de hendidura (17) se sitúa sobre la base del instrumento para que sea fácilmente accesible al examinador que mira por los oculares. Esta palanca sirve para desplazar los brazos de iluminación y observación hacia delante, hacia atrás, lateralmente y diagonalmente. En algunos instrumentos, el joystick puede rotarse o girarse para elevar o bajar el haz de luz. Un seguro (18) en la base, cerca del soporte común de los brazos de iluminación y observación, puede aflojarse para facilitar la movilidad del enfoque. Este seguro puede apretarse para evitar que la lámpara de hendidura se mueva cuando no se está usando. Bajo la plataforma de soporte del instrumento hay un mando para encender y apagar el transformador de la lámpara de hendidura (no se muestra); suele tener tres posiciones para variar la intensidad de la iluminación, aunque la más utilizada es la menos potente (5 V), ya que el uso prolongado de la más intensa puede hacer que se funda antes la bombilla. Otros accesorios Pueden acoplarse diversos accesorios a la lámpara de hendidura, como el tonómetro de aplanamiento para medir la tensión intraocular y la lente de Hruby para examinar el fondo del ojo. No se muestran en la figura 10-1, pero se explican más adelante en este capítulo; en los capítulos 12 y 13, respectivamente, se dan instrucciones para usarlos. Preparación y colocación del paciente Se coloca y se fija la cabeza del paciente para la exploración con lámpara de hendidura mediante la mentonera y la banda frontal. La mentonera suele consistir en una concavidad de plástico que sostiene gran cantidad de papeles desechables. El papel usado para el último paciente se arranca y queda expuesto un nuevo papel para el siguiente paciente; es mejor hacerlo delante de este para que sepa que la mentonera va a estar limpia. A veces la mentonera no dispone de estos papeles, pero el paciente agradecerá que el médico la limpie con una gasa con alcohol o un pañuelo de papel. En raras ocasiones, el paciente quiere que también se limpie la banda frontal. Con la frente y la barbilla del paciente colocadas firmemente en su sitio, puede elevarse o bajarse la altura de la mentonera mediante un control cercano; así se nivelará el ojo del paciente con la marca negra en una de las barras de apoyo del soporte del paciente justo por debajo de la altura de la banda frontal. La barbilla del paciente debe estar bien asentada en la mentonera y la frente apoyada con firmeza sobre la banda frontal. Algunos pacientes tienden a irse hacia atrás y puede ser necesario que, bien el mismo examinador o un auxiliar, les ayude o anime a mantener la frente adelantada. Los brazos de iluminación y observación de la lámpara de hendidura deben estar suficientemente retrasados de la mentonera y la banda frontal antes de intentar colocar al paciente; si no, la nariz o incluso el ojo del paciente pueden chocar con la lámpara. Puede ser difícil acercar la lámpara de hendidura y su soporte para la cabeza a los pacientes obesos, porque su pecho tiende a empujar todo hacia fuera. En esos casos puede retirarse un poco la lámpara de hendidura y pedírsele al paciente que se incline hacia delante y extienda el cuello lo que pueda. Los pacientes con torsos relativamente cortos a menudo no pueden colocarse bien en el soporte para la cabeza porque la tabla sobre la que está montado el instrumento les molesta, al apretarles en los muslos o rodillas. En estos casos puede ser útil también pedir al paciente que se incline hacia delante o plegar el reposapiés del sillón del paciente para que sus piernas puedan colgar (quedando más sitio para los muslos y las rodillas). También puede pedirle al paciente que se gire hacia un lado (o rotar el sillón del paciente hacia fuera del ángulo de aproximación a la lámpara de hendidura) para que la lámpara de hendidura se aproxime de modo oblicuo al paciente (en vez de directamente) y sus piernas queden a un lado de la mesa. Los niños a menudo no pueden alcanzar la mentonera y la banda frontal, y es más fácil que se pongan de rodillas sobre el sillón de exploración. Ajuste los mandos de la lámpara de hendidura de modo que el paciente no reciba inicialmente una luz demasiado intensa al encender el aparato. Para ello, seleccione un haz de luz estrecho o un filtro azul-cobalto o aneritro (verde) o bien reduzca la intensidad de la luz si va a utilizar una iluminación difusa. Siempre resulta cortés preguntar al paciente si se encuentra cómodo antes de iniciar la exploración. Los pacientes a menudo quieren que se le suba o baje un poco la mentonera. La banqueta del examinador debe ajustarse a una altura confortable, y hay que adaptar los oculares de la lámpara de hendidura a la distancia interpupilar del examinador. Principios de iluminación con la lámpara de hendidura La lámpara de hendidura puede iluminar los tejidos oculares de diversos modos, cada uno de los cuales será útil según la situación clínica. El residente principiante debe esforzarse por dominar cuanto antes todas estas técnicas de iluminación, para poder sacar todo el rendimiento a la lámpara de hendidura. La lámpara de hendidura ofrece seis opciones principales de iluminación, cada una con sus propiedades especiales y sus indicaciones de uso: • Iluminación difusa. • Iluminación focal directa. • Reflexión especular. • Transiluminación o retroiluminación. • Iluminación lateral indirecta. • Dispersión escleral. Además, oscilando el haz de hendidura el examinador puede observar propiedades de ciertos tejidos oculares que no se ven solo con la iluminación estática. Todas estas técnicas de iluminación se describen detalladamente a continuación. Iluminación difusa La iluminación difusa se usa principalmente para obtener una visión general de la superficie ocular (p. ej., la conjuntiva bulbar y palpebral), aunque también puede servir para examinar estructuras intraoculares (iris, cápsula del cristalino). Puede usarse con luz blanca o con los filtros azul cobalto o aneritro. La iluminación difusa con luz blanca consiste en el uso de un haz ancho de luz de altura máxima que se dirige sobre la superficie el ojo o los anejos desde el lado temporal o nasal (fig. 10-2). Debe reducirse la intensidad de la luz, o el haz ancho deslumbrará al paciente. Figura 10-2 Iluminación difusa con luz blanca. Se ha ensanchado el haz al máximo para valorar una conjuntivitis membranosa (adenovírica). El filtro azul cobalto produce luz azul en la que el colorante fluoresceína tiene una fluorescencia verde amarillenta. La iluminación difusa con luz azul se usa para evaluar la tinción con fluoresceína de los tejidos oculares superficiales o la película lagrimal (fig. 103) y para distinguir el patrón de fluoresceína durante la tonometría de aplanamiento de Goldmann (v. cap. 12). Figura 10-3 Iluminación difusa con el filtro azul cobalto (para resaltar la fluorescencia de la fluoresceína), usada aquí para demostrar la rotura irregular de la película lagrimal en una distrofia corneal de la membrana anterior. La película lagrimal teñida se ha disgregado formando puntos secos (áreas de rotura, sin fluorescencia). El filtro aneritro produce una luz verde que facilita la evaluación de la tinción con rosa de Bengala (fig. 10-4). Figura 10-4 Iluminación difusa con luz aneritra (verde) usada aquí para resaltar la visibilidad del colorante rosa de Bengala, que ha teñido la queratina de una neoplasia (escamosa) intraepitelial. Iluminación focal directa La iluminación focal directa se consigue enfocando oblicuamente al ojo un haz de luz de intensidad media, altura máxima y anchura intermedia, y enfocándolo sobre la córnea, de forma que se observe un bloque cuadrilátero de luz (paralelepípedo o prisma corneal) que ilumina la córnea (fig. 10-5). Figura 10-5 (A) Paralelepípedo corneal (anchura media del haz) obtenido mediante iluminación focal directa; la superficie 1-2-3-4 representa la superficie del epitelio corneal; la superficie 5-6-7-8 es el endotelio corneal; las caras 2-6-4-8 y 1-5-3-7 representan secciones ópticas de la córnea. (B) Fotografía clínica del paralelepípedo corneal originado desde la dirección nasal (ojo derecho) que muestra una distrofia corneal de la membrana anterior (en mapa-punto-huella dactilar). La superficie anterior del paralelepípedo representa la superficie anterior de la córnea; la superficie posterior corresponde a la superficie posterior de la córnea, mientras que las otras dos caras del paralelepípedo (perpendiculares a las caras superficiales) muestran un corte sagital de la córnea. Puede usarse este mismo tipo de iluminación para examinar la cámara anterior y el cristalino. Cuando se reduce el haz 1 × 1 mm, la iluminación focal directa sirve para graduar la turbidez y celularidad en la cámara anterior (v. cap. 11). Después del examen focal directo con un haz intermedio se estrecha el paralelepípedo de forma que sus superficies anterior y posterior sean muy finas, quedando solo un corte sagital de la córnea iluminado. Este haz fino, llamado sección óptica, es especialmente útil para valorar la profundidad de lesiones (fig. 10-6) y examinar el cristalino. El epitelio corneal se ve como una delgada línea ópticamente vacía (negra) en la superficie de la sección óptica. El resto de la córnea, el cristalino y (hasta cierto punto) el vítreo brillan (reflejan la luz) y tienen un aspecto plateado. La cámara anterior normalmente está ópticamente vacía o casi. Figura 10-6 La sección óptica proporciona una visión puramente sagital. Aquí se usa para visualizar la queratina superficial (intraepitelial) de una neoplasia intraepitelial (escamosa) corneal. La iluminación focal directa, sea con un haz medio o una sección óptica, es el tipo de iluminación más empleado con la lámpara de hendidura. Reflexión especular La reflexión especular o iluminación reflejada se usa principalmente para examinar el endotelio corneal, aunque también puede servir para examinar la superficie anterior de la córnea o el cristalino. Se basa en la creación de una zona de reflexión especular, o área de iluminación muy intensa causada por la reflexión de la luz directamente hacia los ojos del examinador. Existen zonas de reflexión especular por ejemplo en la superficie de un lago soleado. La mayoría de la superficie de lago se ve relativamente oscura debido a que la luz solar reflejada no va directamente a los ojos del observador, aunque también se ven parches muy brillantes en partes del lago en que la luz se refleja directamente hacia el observador —las zonas de reflexión especular—. Cuando se crea una zona similar de reflexión especular en el endotelio corneal, el examinador puede conseguir ver células endoteliales individuales con sus bordes. Esto se debe a que las pequeñas irregularidades del tejido hacen que la luz en la zona de reflexión no se refleje hacia el examinador, y las irregularidades destacan como áreas oscuras en una zona brillante. Para conseguir una reflexión especular, el examinador enfoca un haz medio o estrecho de luz (debe ser más grueso que el una sección óptica) hacia el ojo desde el lado temporal. El ángulo de iluminación debe ser amplio (50-60°) respecto al eje de observación del examinador (que debe situarse ligeramente nasal al eje visual del paciente). Se producirá una zona brillante de reflexión especular en el epitelio corneal temporal de la periferia media. Colocando la superficie del paralelepípedo en esta zona de reflexión epitelial se obtendrá una zona de reflexión especular en las caras epitelial (anterior) y endotelial (posterior) del paralelepípedo (fig. 10-7). Si enfoca cuidadosamente con la palanca de control, el examinador puede visualizar las células endoteliales, que forman un patrón en mosaico. La técnica requiere cierta práctica, por lo que los principiantes no deben desanimarse si no consiguen ver las células las primeras veces que lo intenten. Figura 10-7 La reflexión especular puede hacer visibles gotas corneales profundas (indentaciones oscuras en piel de naranja del endotelio causadas por excrecencias focales de la membrana de Descemet) en la distrofia corneal de Fuchs incipiente. Transiluminación La transiluminación o retroiluminación alumbra desde atrás los tejidos para su examen. Esta técnica permite detectar fácilmente vacuolas de edema en el epitelio corneal, vasos sanguíneos en la córnea, depósitos u otras anomalías en la superficie corneal posterior (fig. 10-8) y desgarros o áreas de atrofia del iris. Se proyecta un haz de luz de anchura media sobre una parte del ojo que esté más profunda que la zona que se va a estudiar, de forma que esta pueda verse por la luz reflejada mientras el examinador enfoca en los tejidos que debe explorar. Por ejemplo, para examinar la córnea, se proyecta luz sobre el iris al tiempo que se enfoca la luz en la córnea. Igualmente, puede explorarse el iris dirigiendo la luz sobre la superficie del cristalino o la retina (fig. 10-9). Figura 10-8 Retroiluminación desde el fondo de ojo (reflejo rojo) que alumbra desde atrás las anomalías Figura 10-9 Calcio superficial (en la membrana de Bowman) resaltado mediante transiluminación de la córnea por vesiculares orientadas horizontalmente en la córnea posterior (en la parte superior del área pupilar), correspondientes a una distrofia polimorfa posterior de la córnea. la luz reflejada desde el iris; el paralelepípedo corneal queda a la izquierda del depósito ovoideo de calcio, realzado por la luz (desenfocada) procedente del iris. La transiluminación desde el fondo de ojo (retina) se consigue mejor con la pupila dilatada y sin que estén parafocales los sistemas de observación e iluminación de la lámpara de hendidura. Estos sistemas generalmente son parafocales; si se gira el mando situado en la parte inferior del brazo de iluminación de la lámpara de hendidura se puede rotar la fuente de luz y descentrarse nasal o temporalmente, de modo que deje de ser parafocal con el sistema de observación de la lámpara de hendidura. Por ejemplo, puede enfocarse el centro del iris nasal mientras el haz de luz está en la parte temporal de la pupila. Así se consigue transiluminar el iris con un resplandor rojizo (reflejo rojo) procedente del fondo de ojo. La técnica funciona mejor cuando el haz de luz entra por la pupila casi directamente desde el frente (con solo una pequeña angulación o casi paralelo al eje visual del paciente). Iluminación lateral indirecta Para la iluminación lateral indirecta, la luz se enfoca justo a un lado de la lesión que va a examinarse. Parte de la luz atraviesa la lesión, que brillará internamente (fig. 10-10). Este tipo de iluminación es más útil para lesiones translúcidas, como ciertas opacidades corneales o nódulos del iris. Figura 10-10 Iluminación lateral indirecta que hace visibles dos infiltrados de origen inmunológico (catarrales) a la derecha del haz, debidos a hipersensibilidad a antígenos bacterianos en una conjuntivitis estafilocócica. Dispersión escleral La dispersión escleral es especialmente útil para detectar opacidades corneales sutiles. Las áreas menos transparentes se destacan porque dispersan la luz que se refleja internamente (fig. 10-11). Al igual que la transiluminación, la dispersión escleral requiere que el brazo de iluminación no esté parafocal con el brazo de observación. Se dirige un haz de anchura media sobre el limbo rotando el brazo de iluminación temporalmente, mientras el examinador observa el centro de la córnea. La luz desde el limbo atraviesa la córnea reflejándose sucesivamente en las superficies anterior y posterior de la córnea (reflexión interna total), de modo que la córnea actúa como si fuera una fibra óptica. El resultado es que el limbo brilla en toda su circunferencia y se aprecia también un resplandor interno en la córnea. Figura 10-11 La dispersión escleral produce un resplandor difuso del limbo y un brillo en cualquier opacidad corneal, como en esta córnea verticilada (patrón vermiforme) secundaria a depósito epitelial del fármaco amiodarona. Iluminación oscilante Moviendo el haz (normalmente un corte óptico) de lado a lado se pueden resaltar opacidades sutiles al verlas alternativamente con iluminación directa e indirecta. El barrido de una sección óptica de limbo a limbo varias veces puede poner de manifiesto grados sutiles de adelgazamiento corneal, como en el queratocono incipiente. Puede verse cómo varía ligeramente el grosor de la sección óptica al pasar por las zonas más delgadas. Técnicas especiales Ciertos accesorios y aditamentos de la lámpara de hendidura permiten exploraciones que no pueden llevarse a cabo solo con la lámpara de hendidura. En este apartado se detallará cómo utilizar la lámpara de hendidura para la medición de estructuras o anomalías. El uso de la lámpara de hendidura para gonioscopia, con la lente de Hruby y para otros exámenes del fondo de ojo, tonometría y fotografía solo se mencionarán brevemente, bien porque se tratan más a fondo en otras partes de este libro o bien porque superan el objetivo de este manual. La lámpara de hendidura como instrumento de medida Pueden medirse las dimensiones de estructuras o lesiones oculares y anotarse en la historia en milímetros o décimas de milímetro, ajustando la longitud del haz de la lámpara de hendidura a la extensión horizontal o vertical de la estructura de interés. La mayoría de las lámparas de hendidura tienen un mando que, cuando se gira, cambia la altura del haz y se asocia a una escala milimetrada (normalmente por encima del mando; v. [9] y [7] en fig. 10-1). Puede hacerse una medición lineal bastante exacta variando la altura del haz hasta que coincida con la altura de la lesión. Esto se consigue fácilmente para mediciones verticales porque esta es la orientación habitual del haz de la lámpara de hendidura. Las mediciones horizontales pueden hacerse rotando la parte cilíndrica más alta de la lámpara de hendidura que contiene la bombilla (en el caso de la lámpara Haag-Streit 900), para producir un haz horizontal (otros modelos pueden tener mecanismos algo diferentes para obtener haces horizontales). En el protocolo clínico 10.1 se dan instrucciones para medir lesiones con este método. Protocolo clínico 10.1 Medición de lesiones con la lámpara de hendidura 1. Ajuste el mando de intensidad debajo de la mesa de la lámpara de hendidura al nivel primero (intensidad mínima). 2. Ajuste la palanca de intensidad del brazo de iluminación a su posición máxima. 3. Ajuste el haz de la lámpara de hendidura a una anchura algo mayor que para la sección óptica, usando uno de los mandos estriados de la parte inferior del brazo de iluminación (Haag-Streit 900). 4. Coloque el brazo de iluminación directamente delante del brazo de observación para que el haz de luz sea paralelo al eje visual del paciente. 5. Enfoque el haz orientado verticalmente en la lesión que vaya a medir. 6. Gire el mando estriado que sobresale (justo debajo de la palanca de intensidad en la Haag-Streit 900) para variar la altura del haz hasta que coincida con la de la lesión. 7. Lea la escala (en la base del compartimento de la bombilla) que indica la altura del haz en décimas de milímetro. 8. Rote el compartimiento de la bombilla 90° y repita los pasos 6 y 7 para medir la dimensión horizontal de la lesión; el compartimento de la bombilla puede rotarse menos de 90° para realizar mediciones diagonales. 9. Anote los resultados en la historia del paciente. Otra forma de medir lesiones es usar un ocular que contenga una escala milimétrica (fig. 10-12). La imagen de la escala está superpuesta a la visión del ojo de examinador, permitiendo una medición directa. Figura 10-12 El ocular con retícula usado para medir con la lámpara de hendidura muestra una escala de 15 mm dividida en unidades de 0,5 mm. (Por cortesía de Haag-Streit USA Inc.) A la lámpara de hendidura Haag-Streit 900 se le puede acoplar un accesorio llamado paquímetro que permite medir el espesor corneal (fig. 10-13). Emplea un dispositivo que parte el haz (fino) de la lámpara de hendidura en dos secciones ópticas, una por encima y otra debajo de la línea divisoria horizontal. Estas imágenes se enfocan en la córnea y se juntan rotando una placa metálica calibrada, que se monta en la lámpara de hendidura en la posición normal para el tonómetro de Goldmann. Las imágenes se sitúan de modo que la línea epitelial de la imagen inferior se alinea con la línea endotelial de la imagen superior. Como los haces de luz que delimitan la córnea se mueven una distancia igual a la anchura del haz corneal, puede medirse el grosor corneal. El grosor se lee en la escala de la placa metálica rotatoria. Este procedimiento también requiere el uso de un ocular especial que debe tener +1,5 D más que la refracción del examinador. Hoy en día apenas se usa el paquímetro de la lámpara de hendidura porque existen paquímetros electrónicos ópticos y ultrasónicos (independientes de la lámpara de hendidura). Los instrumentos electrónicos son más fáciles de usar y probablemente más exactos (v. cap. 12). Figura 10-13 (A) Paquímetro para medir el espesor o profundidad corneal montado en la lámpara de hendidura. (B) Las imágenes partidas de la sección óptica que produce el paquímetro se juntan para medir el espesor corneal. (Por cortesía de Haag-Streit USA Inc.) Gonioscopia La gonioscopia es la exploración del ángulo de la cámara anterior (donde se unen la córnea y el iris periféricos) mediante una lente refractiva o reflectante (gonioprisma o goniolente) que se coloca sobre la córnea anestesiada del paciente. La goniolente permite que la luz de la lámpara de hendidura entre y salga del ángulo, lo que no sería posible de otro modo. Algunas goniolentes también permiten visualizar el vítreo posterior, la retina (incluyendo el vítreo periférico, la periferia retiniana, la mácula y la papila óptica) y la coroides. En el capítulo 11 se dan instrucciones para realizar la gonioscopia. Oftalmoscopia con la lámpara de hendidura Es posible explorar el segmento posterior (vítreo y retina) con la lámpara de hendidura y dos tipos de lentes auxiliares: la de Hruby y las lentes manuales condensadoras. La lente de Hruby es una lente plano-cóncava que a menudo se acopla a la lámpara de hendidura. Cuando se sitúa delante del ojo del paciente, permite enfocar la luz de la lámpara de hendidura en el segmento posterior del ojo, haciendo factible el examen del fondo. En el capítulo 13 se dan más detalles e instrucciones para el uso de la lente de Hruby con la lámpara de hendidura. Las lentes hiperpositivas para el fondo son lentes manuales que se emplean para explorar el fondo de ojo mediante biomicroscopia indirecta con lámpara de hendidura. Las más usadas son las de +90D y +78D, pero existen lentes desde +60D hasta +132 D. Estas lentes funcionan de forma similar a la de Hruby, aunque hay diferencias ópticas entre ambos tipos. El protocolo clínico 13.3 explica su uso. Tonometría de Goldmann El tonómetro de Goldmann acoplado a la lámpara de hendidura se usa para medir la presión intraocular. El procedimiento requiere el uso de fluoresceína y del filtro azul cobalto de la lámpara de hendidura. En el protocolo clínico 12.1 se explica cómo hacerlo. Fotografía con lámpara de hendidura Algunas lámparas de hendidura llevan acopladas cámaras de 35 mm o digitales que permiten hacer fotografías clínicas. El uso de tales cámaras con la lámpara de hendidura posibilita tomar fotografías estereoscópicas. A veces se conecta una cámara de vídeo a la lámpara de hendidura. Fallos y consejos útiles • Recuerde ajustar los oculares a su error refractivo o a plano si está mirando con las gafas puestas; si no, será difícil ver con un enfoque nítido. • Habrá problemas si el paciente no está razonablemente cómodo justo antes y durante la exploración con lámpara de hendidura. Es importante colocar adecuadamente al paciente antes de empezar el examen. Debe mantenerse la intensidad de la luz a niveles que no deslumbren al paciente siempre que sea posible. • Es importante observar los párpados, otros anejos y la conjuntiva con una iluminación tenue y difusa antes de enfocar la córnea con un paralelepípedo o sección óptica. • Para sacar el máximo partido a la lámpara de hendidura, el examinador debe dominar todos los métodos de iluminación y comprender cuándo es mejor emplear cada uno de ellos. Bibliografía recomendada The Eye Exam and Basic Ophthalmic Instruments. This clinical DVD features 3 titles: Fundamentals of Slit-Lamp Biomicroscopy (1993), Goldmann Applanation Tonometry (1988), and Eye Exam: The Essentials (2001). Reviewed for currency 2007. San Francisco: American Academy of Ophthalmology. Capítulo 11 Exploración del segmento anterior Mientras que el examen externo permite distinguir anomalías relativamente evidentes de los anejos y algunas de las estructuras oculares más anteriores, la exploración del segmento anterior consiste en un estudio más detallado de prácticamente todos los tejidos de la parte anterior del ojo y algunas de las estructuras del vítreo intermedio, mediante la lámpara de hendidura. La exploración del segmento anterior siempre debe ser minuciosa, pero no tiene por qué ser siempre completa. Algunas áreas solo se exploran cuando esté indicado por los resultados de la historia clínica, el examen externo o algún otro dato de la exploración, como ocurre con la glándula lagrimal, la piel alejada de los bordes palpebrales o el ángulo de la cámara anterior (mediante gonioscopia). En el capítulo 10 se detallaron los componentes del biomicroscopio de la lámpara de hendidura y sus principios básicos de iluminación. Este capítulo describe el orden y los elementos anatómicos de la exploración biomicroscópica del segmento anterior, incluyendo el aspecto anatómico normal y las alteraciones más frecuentes e importantes. De forma breve y cuando es pertinente, se recuerda cómo aplicar mejor los diversos tipos de iluminación y técnicas con la lámpara de hendidura para examinar cada una de las estructuras anatómicas. Generalidades de la exploración del segmento anterior La exploración con lámpara de hendidura del segmento anterior debe empezar con una visión anatómica general y descender luego a los detalles. Esto implica que para cada región anatómica se comenzará la exploración con relativamente pocos aumentos y una iluminación difusa con un haz ancho o una iluminación focal directa, según sea más conveniente. Al empezar con una visión general, es más difícil que el examinador pase por alto alguna alteración evidente o, en otras palabras, que los árboles no le dejen ver el bosque. Cuando la exploración biomicroscópica inicial sugiere la posibilidad de una anomalía que requiera un estudio más detallado, pueden emplearse las técnicas de iluminación más avanzada y mayores aumentos. Los componentes de la exploración del segmento anterior, enumerados a continuación, siguen un orden anatómico lógico: 1. Glándula lagrimal y piel. 2. Párpados y pestañas. 3. Conjuntiva. 4. Epiesclerótica y esclerótica. 5. Película lagrimal. 6. Córnea. 7. Cámara anterior. 8. Iris. 9. Cristalino. 10. Espacio retrolenticular y vítreo anterior. A partir de ahora el texto describirá la exploración del segmento anterior, atendiendo a las estructuras y hallazgos que se deben valorar, además de dar instrucciones sobre diversas técnicas biomicroscópicas y de otro tipo que puedan ser necesarias para una evaluación completa. Glándula lagrimal y piel El estudio biomicroscópico de la glándula lagrimal y la piel alejada de los bordes palpebrales solo es necesario si la historia del paciente o alguna exploración previa sugieren la presencia de alguna anomalía que deba investigarse. La parte más anterior de la glándula lagrimal (el lóbulo palpebral) es la única zona de esta estructura que puede examinarse biomicroscópicamente. Puede verse al tirar hacia arriba (no hacia fuera) de la parte temporal del párpado superior con el pulgar mientras el ojo del paciente se dirige inferonasalmente; para examinar el lóbulo palpebral de la glándula lagrimal del ojo derecho del paciente, por ejemplo, le pedirá que mire abajo y a la izquierda. El lóbulo palpebral normal de la glándula es ligeramente rosado. Puede presentar hipertrofia o inflamación (fig. 11-1), exudados, tumores o cuerpos extraños. Figura 11-1 Lóbulo palpebral de la glándula lagrimal derecha hipertrófico e inflamado. Para explorar la piel alejada de los párpados, emplee pocos aumentos e iluminación difusa con luz blanca y un haz ancho. Pueden investigarse diversas manifestaciones de dermatitis, como eritema (enrojecimiento cutáneo); eccema, que ocurre por ejemplo en dermatitis de contacto o atópica y se caracteriza por diversas combinaciones de enrojecimiento, pápulas y vesículas pequeñas, exudación, escamas, liquenificación (engrosamiento) y a veces pigmentación (fig. 11-2); urticaria (habones, edema epidérmico); angioedema (urticaria más profunda, con mayor afectación de la dermis); dermatitis vesiculares o ampollosas (como herpes simple, varicela zóster o dermatosis ampollosas como el pénfigo vulgar o el penfigoide), y otras formas de dermatitis (atrófica, exfoliativa, pustular, necrosante, hemorrágica, seborreica, discoide). Figura 11-2 Blefaroconjuntivitis eccematoide (alérgica de contacto) causada por un medicamento oftalmológico tópico (atropina). Pueden encontrarse en la piel periocular secreciones secas procedentes del ojo. En la misma piel pueden originarse trasudados serosos y, mucho más raramente, exudados purulentos. Puede usarse la lámpara de hendidura con pocos aumentos, haz ancho y luz blanca para examinar equimosis (hemorragias intracutáneas u «ojos morados») o tumores cutáneos. Entre los tumores que pueden estudiarse biomicroscópicamente se encuentran las queratosis actínicas, carcinomas epidermoides, de células basales o sebáceos, papilomas escamosos benignos (colas cutáneas), papilomas víricos (verrugas), molusco contagioso, quistes, lesiones pigmentadas (nevo, melanoma), lesiones vasculares y tumores neurógenos. Las alteraciones pigmentarias también pueden estudiarse biomicroscópicamente. Entre los cambios pigmentarios de la piel no debidos a tumores se incluyen el vitíligo (parches de pérdida de pigmento cutáneo), la hiperpigmentación secundaria a inflamación crónica o traumatismos, nevos planos, enfermedad de Addison y argirosis (coloración causada por depósito de compuestos de plata). Párpados y pestañas El párpado está formado por dos regiones laminares: anterior y posterior (fig. 11-3). Las láminas están separadas aproximadamente por una división sutil llamada línea gris (surco intermarginal de von Graefe) que discurre horizontalmente a lo largo del borde palpebral, posterior a los folículos de las pestañas y por delante de los orificios de las glándulas de Meibomio. La línea gris representa la parte más superficial de músculo orbicular ocular (músculo de Riolano). Una incisión a través (o más exactamente, justo por detrás) de la línea gris separa el párpado en dos láminas. La lámina anterior (cutáneo-muscular) contiene las pestañas con sus folículos, las glándulas sebáceas de Zeis (que drenan a dichos folículos) y las glándulas sudoríparas de Moll. La lámina posterior (tarsoconjuntival) contiene las glándulas sebáceas de Meibomio que se sitúan dentro de la placa fibrosa tarsal y se abren a la superficie posterior del borde palpebral. Figura 11-3 Corte transversal del párpado. Los tumores (incluidas las masas no neoplásicas) y la blefaritis (inflamación palpebral) son las alteraciones más frecuentes de los párpados. Para examinarlos se usa la lámpara de hendidura con pocos aumentos, haz ancho y luz blanca. Tumores Los mismos tumores que afectan a la piel (véase anteriormente) pueden aparecer en la piel palpebral. Además, los párpados pueden presentar tumoraciones producidas por abscesos de las glándulas y folículos de las pestañas. E l orzuelo es un absceso agudo de un glándula sebácea (de Zeis o Meibomio) palpebral. Existen dos tipos: • Orzuelo externo: inflamación aguda en el área de una glándula de Zeis de la lámina anterior del párpado (fig. 11-4). • Orzuelo interno, también llamado chalazión agudo, o inflamación aguda de una glándula de Meibomio en la lámina posterior del párpado (fig. 11-5). Para explorar un orzuelo interno debe evertirse el párpado (v. cap. 9). Figura 11-4 Orzuelo externo. Figura 11-5 Orzuelo interno (chalazión agudo). E l chalazión (chalación, calacio) es un granuloma subagudo o crónico que rodea lípidos extruidos a los tejidos por el bloqueo de una glándula sebácea palpebral (fig. 116). Los orzuelos son lesiones agudas asociadas a inflamación intensa que puede ser purulenta, si se debe a infección bacteriana (normalmente estafilocócica), o granulomatosa, si la causa es solo la extrusión de lípidos. Por el contrario, los chalaziones (excepto el erróneamente denominado chalazión agudo) son granulomas no purulentos con una inflamación leve. Los orzuelos que no se reabsorben en pocos días van disminuyendo gradualmente su componente inflamatorio durante varias semanas y pueden evolucionar a chalaziones. Figura 11-6 Chalazión. Los chalaziones que protruyen anteriormente (hacia la piel palpebral) producen una elevación cupuliforme con diversos grados de eritema (v. fig. 11-6). Los chalaziones que se desarrollan más posteriormente se manifiestan como una masa amarillenta de lípidos e inflamación granulomatosa (visible a través de la conjuntiva palpebral) con o sin hiperplasia polipoidea de la conjuntiva palpebral. Los chalaziones posteriores muy grandes también pueden causar elevación cutánea en el párpado. La foliculitis es un absceso agudo del folículo de una pestaña, más que de una glándula sebácea. Casi siempre se debe a una infección estafilocócica y no evoluciona a chalazión, a menos que también se obstruya una glándula de Zeis en el curso de la infección. Blefaritis La blefaritis (inflamación del párpado) se manifiesta de diversas formas, según su causa. La blefaritis anterior o marginal puede ser de origen bacteriano, seborreica, debida a ácaros o piojos y por dermatitis. La blefaritis estafilocócica es una enfermedad frecuente caracterizada por la presencia de «collaretes» —escamas finas de color miel que rodean y se sitúan entre las pestañas (fig. 11-7)—. Las escamas están formadas por desecación de la fibrina y el suero extravasados debido a la inflamación que producen las bacterias en los folículos de las pestañas. Figura 11-7 Collarete de blefaritis estafilocócica (con escamas justo por dentro del borde derecho del haz en hendidura). En la blefaritis seborreica se encuentra «caspa» o acumulaciones amorfas de una sustancia grasienta distribuidas aleatoriamente sobre las pestañas y sus alrededores (fig. 11-8). La meibomitis y la disfunción meibomiana (ver más adelante) también son formas de blefaritis seborreica pero que afectan al párpado posterior. Figura 11-8 Material sebáceo adherido a las pestañas en una blefaritis seborreica (parte temporal del párpado superior); obsérvense también madarosis (pérdida de pestañas) y poliosis (blanqueamiento de pestañas) por una blefaritis estafilocócica previa. La blefaritis por Demodex folliculorum, ácaro que puede infestar las pestañas, es especialmente frecuente en ancianos (fig. 11-9). Esta forma de «blefaritis» en realidad cursa con poca o ninguna inflamación, y se cree que suele ser asintomática. Se caracteriza por la presencia de manguitos cilíndricos de aspecto céreo (epitelio folicular hipertrófico) alrededor de la base de las pestañas (fig. 11-10). La figura 11-11 representa esquemáticamente las diferencias entre collaretes, caspa y manguitos en las pestañas. Figura 11-9 Demodex folliculorum cerca de una pestaña depilada a un paciente con blefaritis por este ácaro (sin teñir, 200 aumentos). Figura 11-10 Manguito en una blefaritis por Demodex (base de la pestaña, justo a la izquierda de donde el haz de luz contacta con la piel del párpado). Figura 11-11 Diagrama que muestra collaretes en pestañas (izquierda), material seborreico (centro) y manguitos de pestañas (derecha). Todas las manifestaciones de dermatitis expuestas anteriormente en el apartado «Glándula lagrimal y piel» pueden afectar a la piel de los párpados. Por tanto, pueden encontrarse lesiones vesiculares (herpes simple, varicela zóster, impétigo), lesiones ulcerativas o necrosantes (varicela zóster, picaduras de insectos o arañas, carbunco), urticaria o angioedema (a menudo de origen alérgico), lesiones polimorfas (eritema multiforme), celulitis, etc. La blefaritis posterior se debe a trastornos de las glándulas de Meibomio. La meibomitis, que consiste en la inflamación de dichas glándulas, puede presentarse en forma de abscesos bacterianos o, rara vez, micóticos, o bien, más comúnmente, como chalaziones. La disfunción meibomiana implica hipersecreción de las glándulas, a menudo con secreciones demasiado espesas y quizá con alguna otra alteración bioquímica. La disfunción cursa con repleción, secreción excesiva o dilatación de las glándulas, así como por irregularidad de sus orificios (fig. 11-12). Aunque puede ocurrir como un problema aislado, se da sobre todo en pacientes con acné rosácea. Figura 11-12 Disfunción de glándulas de Meibomio en el párpado superior de un paciente con acné rosácea; se aprecia claramente repleción, dilatación e irregularidad de varios orificios meibomianos (cerca de la parte posterior del borde palpebral). La blefaritis angular afecta principalmente a los cantos interno o externo de los párpados, que muestran cambios eccematoides o ulcerativos en la piel. Se asocia a ciertas formas de conjuntivitis bacteriana (sobre todo estafilocócica o por Moraxella). Los siguientes signos se asocian casi siempre a blefaritis estafilocócica de larga evolución, aunque también pueden verse en otras clases de inflamación palpebral: • Madarosis (pérdida de pestañas; v. fig. 11-8). • Poliosis (blanqueamiento de pestañas; v. fig. 11-8). • Triquiasis (desviación de pestañas, que suele causar irritación). La triquiasis puede producirse porque las pestañas crecen hacia atrás (p. ej., si una cicatriz distorsiona los folículos) o por distorsión del propio borde palpebral (como en el entropión, o rotación hacia atrás del borde del párpado). Conjuntiva La conjuntiva se explora mejor de forma escalonada, siguiendo un orden anatómico que empieza por la conjuntiva palpebral (tarsal) y pasa luego a la conjuntiva límbica y bulbar. Conjuntiva palpebral La superficie conjuntival de los párpados (conjuntiva palpebral o tarsal) se examina tras evertirlos (v. instrucciones en el capítulo 9). La conjuntiva palpebral puede afectarse por papilas, folículos, granulomas, membranas y seudomembranas, cicatrización o cuerpos extraños. Papilas L a conjuntivitis papilar es el término para designar cualquier inflamación subaguda o crónica de la conjuntiva palpebral que da lugar a la formación de papilas, que son pequeños nódulos cupuliformes que hacen que la conjuntiva tenga un aspecto irregular (figs. 11-13 y 11-14). Cada papila está formada por un núcleo central de vasos hiperémicos que protruye hacia arriba, perpendicular al tarso, rodeado por edema y células inflamatorias y, en casos crónicos, fibrosis. Figura 11-13 Diagrama de un corte transversal de un folículo y papilas conjuntivales. Figura 11-14 Representación esquemática del aspecto clínico de un folículo y papilas conjuntivales. Las papilas aparecen porque la conjuntiva palpebral (y límbica) suele estar adherida a los tejidos subyacentes por gran cantidad de pequeños tabiques fibrosos verticales. Estos tabiques impiden que los tejidos puedan hincharse de forma difusa y regular, con el resultado de que solo se inflaman las áreas donde no hay tabiques, produciéndose muchos nodulitos inflamatorios (papilas). Las papilas pueden ser muy pequeñas (micropapilas), pequeñas (llamadas «finas»), medianas o «gigantes». Las micropapilas (menos de 0,3 mm de diámetro) no tienen importancia clínica porque son un hallazgo normal. Las papilas pequeñas (finas) tienen un diámetro de 0,3-0,6 mm y se consideran anormales (fig. 11-15). Sin embargo, son un signo inespecífico que aparece en muchos tipos diferentes de inflamación conjuntival. Suelen graduarse en una escala de 1 a 3 (modificada si es necesario con el signo más), siendo 3 la más severa. Una reacción moderada puede catalogarse como P2 pequeñas (o finas) o como reacción papilar 2 + . Figura 11-15 Reacción papilar fina en la conjuntiva palpebral inferior. Las papilas medianas tienen 0,6-1 mm de diámetro. Son un hallazgo anormal que representa la confluencia precoz de pequeñas papilas que crecen y rompen los tabiques fibrosos interpuestos (fig. 11-16). Figura 11-16 Papilas de tamaño mediano en la conjuntiva palpebral superior (áreas pálidas irregulares), como reacción a depósitos en una lente de contacto blanda. La palidez se debe a que las papilas son bastante gruesas y fibróticas como para ocultar los núcleos vasculares. Las papilas gigantes miden más de 1 mm de diámetro y son claramente patológicas (fig. 11-17). La conjuntivitis papilar gigante (CPG) se da en la conjuntivitis vernal y atópica, en respuesta a los depósitos acumulados en las lentes de contacto o prótesis oculares, o como reacción a las suturas. Las papilas gigantes se forman por la coalescencia de muchas papilas pequeñas o medianas y tienden a volverse poligonales cuando sus lados presionan entre sí. Figura 11-17 Papilas gigantes de la conjuntiva palpebral superior, como reacción a una prótesis ocular. Folículos La conjuntiva normalmente contiene islotes de tejido linfoide subepitelial. Cuando crece hasta hacerse visible se forman folículos. Los folículos son varias veces más grandes que las papilas pequeñas y están compuestos por masas de linfocitos, linfoblastos y algunos macrófagos (fig. 11-18). Son miniadenopatías y no tienen un núcleo vascular como las papilas. Los folículos crecen hacia arriba desde el estroma conjuntival, formando elevaciones cupuliformes de la superficie conjuntival. Los vasos conjuntivales normales también son empujados hacia arriba, por lo que se puede ver cómo discurren sobre la superficie de cada folículo. Figura 11-18 Reacción folicular de la conjuntiva palpebral inferior secundaria al uso de un colirio de dipivalil epinefrina. Los niños mayores y los adolescentes a menudo tienen folículos conjuntivales relativamente prominentes (foliculosis fisiológica), que no se asocian con ninguna inflamación. Los folículos que aparecen en la conjuntivitis suelen ser más prominentes en el fórnix y la conjuntiva palpebral inferiores. Puede haber una reacción folicular en la conjuntiva palpebral superior, pero siempre menos acusada que en la inferior, salvo en el tracoma. Los folículos conjuntivales patológicos representan un signo clínico útil porque solo se asocian a ciertos tipos concretos de inflamación conjuntival, sobre todo causada por clamidias, adenovirus, herpes simple (primoinfecciones), molusco contagioso y reacciones tóxicas a algunos medicamentos oftalmológicos tópicos. Granulomas La conjuntivitis granulomatosa se caracteriza por la presencia de uno o más granulomas conjuntivales que no son simples chalaziones. Los granulomas que aparecen en las conjuntivitis tienen el mismo aspecto que los chalaziones, salvo la mayor tendencia de los primeros a ser polipoides (fig. 11-19). A menudo se ven algunos folículos en el área del granuloma cuando la causa es infecciosa. Figura 11-19 Granuloma conjuntival (gran lesión poligonal con palidez central) con folículos adyacentes, debido a una enfermedad por arañazo de gato. La mayoría de los casos de conjuntivitis granulomatosa se deben a Bartonella henselae, responsable de la enfermedad por arañazo de gato. Entre otras causas menos comunes estarían la tuberculosis, sífilis y tularemia. Pueden aparecer granulomas conjuntivales en pacientes con sarcoidosis. Los granulomas sarcoideos no suelen ser polipoideos, sino que recuerdan a folículos pero con el centro amarillento. Membranas y seudomembranas Algunos tipos de conjuntivitis intensa causan trasudación de fibrina dentro y en la superficie conjuntival (fig. 11-20) Se ve como un depósito blanco-pardusco, a veces gomoso, que se adhiere a la conjuntiva y oculta los vasos conjuntivales subyacentes. Figura 11-20 Reacción seudomembranosa de la conjuntiva palpebral superior en una conjuntivitis adenovírica. La seudomembrana se ha pelado parcialmente y puede verse su borde doblado sobre ella cerca del borde superior de la placa tarsal (parte inferior de la fotografía). La capa de fibrina, siempre mezclada con neutrófilos, se denomina seudomembrana si únicamente se sitúa sobre la superficie conjuntival, en cuyo caso puede pelarse sin que sangre. La membrana verdadera incluye al epitelio conjuntival y no puede arrancarse sin sangrado. Por lo demás, la diferencia entre una membrana y una seudomembrana es solo de grado, correspondiendo esta última a una menor intensidad de inflamación. Con la excepción de la difteria ocular, que se dice que siempre causa una verdadera membrana, las causas de esta clase de conjuntivitis pueden dar lugar a la formación de membranas o seudomembranas, según la severidad de la reacción inflamatoria. Las principales causas son adenovirus, herpes simple (primoinfecciones), clamidias (en neonatos), estreptococos β-hemolíticos, causticaciones y eritema multiforme. Cicatrización La cicatrización conjuntival puede estar causada por diversos procesos traumáticos o inflamatorios que afectan al estroma conjuntival, donde se encuentran los fibroblastos. La cicatrización conjuntival se manifiesta por áreas blanquecinas o grises de fibrosis. Puede ser parcheada, reticular, lineal, estrellada o en placa. Los grados más severos de cicatrización pueden asociarse a contracción de los tejidos circundantes. La cicatrización intensa en el fórnix conjuntival inferior puede dar lugar a acortamiento o incluso pérdida del fondo de saco. El mismo proceso puede ocurrir en el fórnix superior, pero es difícil de ver a no se que se haga una doble eversión del párpado. Los grados extremos de cicatrización pueden dar lugar a la formación de una banda de tejido fibroso, llamado simbléfaron, entre las conjuntivas palpebral y bulbar; en ocasiones, estos tejidos pueden adherirse estrechamente entre sí (fig. 11-21). Figura 11-21 Simbléfaron (adherencia entre la conjuntiva bulbar y el párpado inferior) en un penfigoide ocular cicatricial. Entre las causas de cicatrización conjuntival se incluyen las causticaciones y otros traumatismos (incluso quirúrgicos), chalaziones, tracoma, conjuntivitis membranosas, conjuntivitis atópica, eritema multiforme, penfigoide ocular cicatricial y algunas reacciones a medicamentos oculares o sistémicos. Cuerpos extraños Aunque los cuerpos extraños pueden alojarse en cualquier parte del saco conjuntival, a menudo lo hacen en la conjuntiva palpebral del párpado superior, que debe evertirse para descartar esta posibilidad. Cuando se explora a un paciente en el que se sospeche un cuerpo extraño, también deben examinarse los puntos lagrimales con gran aumento de la lámpara de hendidura, porque en ocasiones queda atrapada una pestaña suelta en el orificio del punto y roza el ojo. Si se sospecha un cuerpo extraño y no se encuentra, debe barrerse el saco conjuntival con un bastoncillo de algodón humedecido para retirar cualquier partícula extraña o hebra de moco que pueda contener cuerpos extraños. Este proceso se describe en el protocolo clínico 11.1. Protocolo clínico 11.1 Barrido de cuerpos extraños del fondo de saco conjuntival 1 . Con el paciente sentado o en decúbito supino, instile algunas gotas de anestésico tópico. Si el paciente está sentado, debe extender el cuello y apoyar la nuca en un reposacabezas. 2. Separe los párpados con el pulgar y el dedo índice de una mano o con un blefaróstato. 3 . Humedezca un bastoncillo de algodón con anestésico tópico, suero salino estéril o lágrimas artificiales. Los bastoncillos secos tienden a dejar fibras de algodón en el ojo. 4. Limpie cualquier hebra visible de moco rotando el bastoncillo para enrollarla; las hebras se adherirán fácilmente al bastoncillo pero a menudo se rompen si nos limitamos a tirar de ellas. Las hebras se encuentran sobre todo en las áreas cantales interna y externa o en el fórnix inferior. 5. Barra con el bastoncillo a través de los fondos de saco superior e inferior para eliminar cualquier residuo. 6. Como medida adicional, puede irrigarse el saco conjuntival con cualquier solución isotónica estéril. Conjuntiva límbica La conjuntiva límbica puede afectarse por inyección ciliar (hiperemia límbica), papilas y puntos de Horner-Trantas y folículos límbicos. Inyección ciliar (hiperemia límbica) Los vasos ciliares anteriores forman un plexo perilímbico dentro de la conjuntiva y la epiesclerótica. Cuando están hiperémicos, puede verse cómo se extienden 1-2 mm desde el limbo hacia fuera con un patrón radial. La hiperemia de este plexo se manifiesta como un anillo pericorneal violáceo de vasos dilatados (fig. 11-22). Indica inflamación corneal, epiescleral, escleral o intraocular. Figura 11-22 Inyección ciliar (se ve mejor aquí en el limbo superior); vasos radiales muy juntos que se extienden aproximadamente 1 mm hacia fuera desde la córnea. Papilas límbicas y puntos de Horner-Trantas La conjuntiva límbica, al igual que la palpebral, tiene tabiques fibrosos de anclaje, por lo que también pueden formarse papilas (incluso papilas gigantes) en ella (fig. 11-23). Las papilas límbicas tienen la misma estructura y aspecto que las palpebrales, pero no se aplanan por arriba como algunas papilas gigantes palpebrales. En casos extremos, las papilas gigantes del limbo pueden adoptar el aspecto de una masa gelatinosa que cubre toda el área límbica. Figura 11-23 Papilas límbicas con varios puntos de Horner-Trantas (puntitos blancos) en una conjuntivitis alérgica (vernal). En algunos casos de conjuntivitis alérgica crónica aparecen masas focales de eosinófilos sobre la superficie de las papilas límbicas (v. fig. 11-23). Estas acumulaciones celulares, llamadas puntos de Horner-Trantas, son blanco-amarillentas y suelen medir 12 mm de diámetro, aunque pueden ser mayores. Las papilas límbicas suelen indicar conjuntivitis vernal o atópica. Folículos límbicos A veces se forman folículos en el área límbica, pero no es frecuente. Tienen el mismo aspecto que los folículos de otras localizaciones. Aparecen típicamente en infecciones por clamidias o reacciones tóxicas foliculares a medicamentos oftalmológicos tópicos. Los folículos límbicos son frecuentes en el tracoma; al curar, dejan cicatrices límbicas redondeadas, y a menudo deprimidas, conocidas como fositas de Herbert. Los folículos no tracomatosos no sufren necrosis, por lo que no dan lugar a estas fositas. Conjuntiva bulbar Aunque tanto la conjuntiva bulbar como la palpebral pueden producir secreciones y exudaciones, estas son más llamativas en el tejido bulbar más extenso. Además de secreciones, la conjuntiva bulbar puede presentar quemosis, linfangiectasias y linfoedema, telangiectasias, hiperemia, defectos epiteliales y úlceras y diversas alteraciones menos frecuentes. Secreciones y exudaciones Las características de las secreciones conjuntivales son muy diversas y pueden tener valor diagnóstico para el examinador. La exudación acuosa de la conjuntiva en realidad es una secreción más que un exudado, ya que representa el lagrimeo reflejo de la glándula lagrimal. El término lagrimeo se usa cuando parece que se acumula un exceso de lágrimas en el saco conjuntival, mientras que se habla de epífora si las lágrimas rebosan por encima del borde palpebral sobre la cara. El lagrimeo y la epífora pueden deberse a cualquier irritación de la superficie ocular, por ejemplo, inflamaciones o cuerpos extraños. Otras causas pueden ser el viento frío, al bostezar, estornudar o atragantarse, humos irritantes u obstrucción del drenaje lagrimal. Esta última suele manifestarse con epífora. La exudación mucoide también es una secreción de las células caliciformes conjuntivales. Estas células normalmente secretan moco (mucina), pero en cantidades tan pequeñas que pasan desapercibidas. La secreción serosa está formada por un líquido proteináceo más viscoso que las lágrimas. En su forma pura, la secreción serosa es acelular y aparece en inflamaciones conjuntivales leves, aunque puede contener células inflamatorias si la inflamación es más intensa (secreción seromucopurulenta, seropurulenta), así como sangre. El moco conjuntival forma una sustancia pegajosa y casi transparente sobre la superficie ocular (fig. 11-24). Suele verse como hebras de varios milímetros o centímetros de longitud, aunque también puede haber glóbulos amorfos. El moco se encuentra sobre todo en el fórnix conjuntival inferior o el área del pliegue semilunar y la carúncula. Figura 11-24 Secreción mucosa en queratoconjuntivitis seca, teñida aquí con rosa de bengala (hebra curvilínea nasal al limbo). Obsérvese también la tinción con rosa de bengala de la conjuntiva y la córnea en el área de exposición interpalpebral (típica del ojo seco). El moco es un hallazgo inespecífico, ya que prácticamente cualquier irritación de la superficie ocular puede producirlo. Se encuentra generalmente en los cuadros de alergia y sequedad ocular. La exudación mucopurulenta está compuesta por neutrófilos mezclados con moco, por lo que representa una combinación de secreción y exudados. Un término antiguo para mucopurulento es catarral, que quiere decir que la exudación no llega a ser purulenta. Este término sigue empleándose en ocasiones, normalmente en la expresión «conjuntivitis catarral», sinónima de conjuntivitis relativamente leve (normalmente bacteriana o alérgica). La secreción mucopurulenta tiene el mismo aspecto que el moco, salvo que los neutrófilos le confieren un color más blanquecino (fig. 11-25). Tiende a acumularse durante la noche, por lo que puede ser más ostensible al levantarse; si el paciente se limpia el ojo en ese momento, puede ser difícil de detectar en la exploración, ya que este tipo de secreción suele ser escasa. En estos casos, el examinador puede concluir que hay secreción mucopurulenta si el paciente cuenta que se despierta con los párpados pegados (lo que indica presencia de neutrófilos). Figura 11-25 Exudación mucopurulenta en una conjuntivitis bacteriana. La secreción mucopurulenta es más frecuente en la conjuntivitis bacteriana simple o en formas más severas de conjuntivitis alérgica. También se encuentra asociada a cualquier conjuntivitis membranosa o seudomembranosa y otras muchas enfermedades externas. La secreción verdaderamente purulenta está formada casi totalmente por neutrófilos y suele ser copiosa (fig. 11-26). Si se limpia, a menudo reaparece antes de 5 o 10 min. La exudación purulenta suele ser blanquecina, pero el color puede alterarse por pigmentos microbianos (amarillento en el caso de Staphylococcus aureus o blanco-verdosa por Pseudomonas). Se da sobre todo en conjuntivitis gonocócicas o meningocócicas, úlceras corneales bacterianas o micóticas y abscesos. Figura 11-26 Exudación purulenta, también llamada blenorrea (flujo de pus), en una conjuntivitis gonocócica. Quemosis La quemosis es el edema en la conjuntiva o por debajo de ella (fig. 11-27). Aparece como un engrosamiento e hinchazón conjuntival. Como la conjuntiva bulbar carece de tabiques de anclaje, la tumefacción puede ser difusa, pero es más acusada en el área de la hendidura palpebral, donde la presión de los párpados no la limita. El color de la conjuntiva edematosa puede ser normal o adoptar un matiz levemente amarillento. Figura 11-27 Quemosis (edema conjuntival) en una conjuntivitis aguda por fiebre del heno. La quemosis se debe generalmente a alergia, aunque también puede aparecer en diversas enfermedades inflamatorias, como conjuntivitis, epiescleritis, escleritis, uveítis, endoftalmitis y celulitis orbitaria. Linfangiectasias y linfoedema Uno o más canales linfáticos de la conjuntiva pueden dilatarse (linfangiectasia), adoptando el aspecto de una estructura tubular transparente y levemente sobreelevada. A menudo es saculada, recordando a un segmento intestinal. En ocasiones se ve sangre en las linfangiectasias, normalmente por traumatismos o inflamaciones. Las linfangiectasias suelen ser idiopáticas, aunque a veces su origen es traumático. El linfoedema de la conjuntiva se produce por obstrucción del drenaje linfático, que da lugar a una especie de quemosis de color pajizo. El problema suele deberse a cicatrización o, más raramente, a tumores en la órbita. Telangiectasias Las telangiectasias son dilataciones permanentes de pequeños vasos sanguíneos. Pueden ocurrir en la conjuntiva palpebral o en la piel de los párpados, pero quizá son más frecuentes en la conjuntiva bulbar. A menudo se desconoce la causa, pero pueden ser congénitas o secundarias a inflamación crónica, hipertensión, ateroesclerosis, anomalías vasculares de la órbita, acné rosácea, discrasias sanguíneas o hemoglobinopatías (drepanocitosis). Pueden aparecer en al menos cuatro enfermedades raras: ataxiatelangiectasia, enfermedad de Fabry, síndrome de Sturge-Weber y enfermedad de OslerWeber-Rendu. Hiperemia El aumento del flujo sanguíneo con la consiguiente dilatación vascular (hiperemia) en la conjuntiva produce un enrojecimiento más o menos difuso que suele ser más prominente en la periferia, tendiendo a atenuarse al aproximarse al limbo (fig. 11-28). Esto se debe a que la irrigación conjuntival es más abundante y se inicia en la conjuntiva bulbar periférica; esta vascularización es diferente de la que da lugar a la inyección ciliar. Figura 11-28 Hiperemia de la conjuntiva bulbar en una conjuntivitis bacteriana. En la conjuntiva bulbar no se forman papilas por la ausencia de tabiques fibrosos. La hiperemia conjuntival es un hallazgo totalmente inespecífico que puede ocurrir en prácticamente cualquier tipo de inflamación ocular, sequedad, irritación ambiental o causas similares. Defectos epiteliales y úlceras La ausencia o disrupción de una parte del epitelio conjuntival se denomina defecto o erosión epitelial. El término úlcera implica además cierta pérdida de estroma conjuntival. Los defectos epiteliales y las úlceras se detectan por la ausencia del brillo conjuntival normal y por una depresión en el área afectada, a menudo rodeada de hiperemia. La tinción con fluoresceína (comentada más adelante en este capítulo) también puede poner de manifiesto defectos o úlceras. Se deben a muchas causas, pero son especialmente frecuentes las de origen traumático, incluyendo las causticaciones. Otras alteraciones conjuntivales El estudio en profundidad de otras posibles alteraciones de la conjuntiva bulbar supera el objetivo de esta obra, pero puede consultarse en la sección 8, Enfermedades de superficie ocular y córnea, del CCBC de la American Academy of Ophthalmology y otros muchos textos. A continuación se dará una lista de las alteraciones más importantes que también pueden encontrarse. Algunas de ellas tienden a ocurrir solo en ciertas localizaciones, pero muchas pueden aparecer en la conjuntiva bulbar o palpebral. • Folículos, granulomas y reacciones membranosas (raras en la conjuntiva bulbar). • Cicatrización. • Pigmentación y depósitos (acumulaciones de melanina, fármacos o metales pesados tópicos o sistémicos). • Tumores dermoides (coristomas o tumores congénitos benignos). • Concreciones (quistes de inclusión epiteliales, raros en la conjuntiva bulbar). • Pinguécula (lesión límbica amarillenta y a menudo algo sobreelevada debida a exposición a luz ultravioleta). • Terigión (crecimiento fibrovascular triangular de la conjuntiva bulbar que se extiende sobre la córnea, asociado a pinguécula). • Flicténulas (o flictenas, infiltrados subepiteliales blancos o blanco-amarillentos redondeados u ovoideos que a menudo se asocian a blefaritis o conjuntivitis estafilocócica o a tuberculosis sistémica). • Queratinización (alteración seca, deslustrada y de color gris perla de la superficie epitelial conjuntival o corneal, a veces cubierta por una sustancia sebácea espumosa). • Tumores, neoplasia carcinoma linfomas o incluidos quistes, papilomas, neoplasias escamosas (la denominada intraepitelial conjuntival o corneal o NIC), carcinoma epidermoide, sebáceo (con afectación secundaria de la conjuntiva), nevos, melanomas, hiperplasia linfoide benigna y angiomas. Epiesclerótica y esclerótica La mayoría de las alteraciones epiesclerales y esclerales puede observarse fácilmente incluso con una linterna. Existen algunas diferencias que permiten al médico distinguir los signos conjuntivales de los epiesclerales o esclerales. El epiesclerótica y la esclerótica tienen una vascularización más profunda e independiente de la conjuntival. Los vasos sanguíneos de la conjuntiva suelen ser más finos y menos tortuosos que los más profundos. Además, la hiperemia conjuntival tiene un color rojizo, mientras que la más profunda (epiescleral y escleral) suele ser más violácea. Los vasos conjuntivales pueden desplazarse masajeando la conjuntiva a través del párpado o directamente con un bastoncillo de algodón, cosa que no sucede con los vasos más profundos. Por último, los vasoconstrictores tópicos afectan a los vasos conjuntivales mucho más que a los profundos. Epiescleritis La epiescleritis es una inflamación de origen inmunitario del tejido que se sitúa entre el estroma conjuntival profundo y la esclerótica (fig. 11-29). Suele ser benigna y de corta duración y no se asocia a dolor en la ceja o a la palpación ni a turbidez o células en la cámara anterior, características que permiten su diagnóstico. Aunque se cree que casi siempre es idiopática, también puede haber epiescleritis asociadas a disfunción de glándulas de Meibomio, con o sin rosácea. Figura 11-29 Epiescleritis nodular; la lesión es nodular pero superficial a la esclerótica; también es un ejemplo de epiescleritis sectorial porque solo afecta la parte nasal superior del ojo izquierdo. La epiescleritis se presenta en tres formas, dependiendo de la distribución y extensión de la hiperemia profunda, y de si hay o no elevación nodular por el edema: difusa (que afecta a toda o gran parte de la epiesclerótica), sectorial y nodular (v. fig. 1129). Escleritis La escleritis es una inflamación mediada inmunológicamente de la propia esclerótica (siempre asociada a inflamación secundaria de la epiesclerótica). Se ve también hiperemia profunda, además de dolor ciliar o a la palpación (o al menos fotofobia), y, a menudo, proteínas y células en la cámara anterior. La escleritis tiende a tener una evolución más prolongada que la epiescleritis y puede causar lesiones como adelgazamiento escleral (que confiere un aspecto azulado a la esclerótica) y complicaciones de la uveítis (incluido glaucoma). A diferencia de la epiescleritis, la escleritis se asocia y es producida por enfermedades sistémicas detectables en cerca de la mitad de los pacientes afectados. Las causas más frecuentes son colagenopatías autoinmunitarias (conectivopatías), enfermedades granulomatosas como sífilis o tuberculosis, y gota o hiperuricemia. Aproximadamente el 50% de los casos son idiopáticos, en pacientes por lo demás sanos. También puede haber escleritis posteriores, pero no se comentan en este capítulo sobre exploración del segmento anterior. La escleritis anterior puede ser difusa, sectorial (fig. 11-30), nodular (fig. 11-31) o necrosante. La escleritis necrosante con inflamación (escleritis isquémica) ocurre en pacientes con vasculitis sistémicas de origen autoinmunitario y se caracteriza por inflamación severa y necrosis escleral (fig. 11-32). A menudo puede identificarse la necrosis en el área afectada por la presencia de focos de tejido blanquecino avascular en el seno de zonas intensamente hiperémicas. También puede producirse necrosis conjuntival. Figura 11-30 Escleritis sectorial (afecta solo a la parte nasal del ojo izquierdo). Figura 11-31 Escleritis nodular; obsérvese también el adelgazamiento escleral (área azulada nasal al nódulo) por Figura 11-32 Escleritis nodular y necrosante (isquémica) con inflamación en una artritis reumatoide severa con episodios previos de escleritis. vasculitis ocular y sistémica. Obsérvense las áreas avasculares y el área azulada de adelgazamiento y necrosis escleral (parte inferior de la fotografía). La escleritis necrosante sin inflamación (escleromalacia perforante, fig. 11-33) ocurre casi exclusivamente en pacientes con artritis reumatoide crónica de muchos años de evolución. Apenas hay escleritis llamativa o sintomática, pero la esclerótica se va adelgazando gradualmente, de forma que se producen abombamientos por adelgazamiento escleral. Como estas áreas adelgazadas están recubiertas por tejido uveal, tienen un aspecto azulado y se denominan estafilomas (porque recuerdan a racimos de uvas). Figura 11-33 Escleritis necrosante sin (aparentemente) inflamación (escleromalacia perforante), debida a una artritis reumatoide de larga evolución. Obsérvese el estafiloma nodular azulado en un ojo relativamente sin inflamación. La inflamación de la escleritis puede afectar secundariamente al estroma corneal, produciendo infiltración celular, con o sin vascularización (escleroqueratitis). Pigmentaciones En ocasiones, una rama de un nervio ciliar largo, a menudo asociada a una arteria ciliar anterior, forma un asa dentro o a través de la esclerótica, acompañada habitualmente por cierto pigmento uveal, que da lugar a una mancha negro-azulada en la esclerótica superficial a 3-4 mm del limbo. Esta anomalía suele denominarse asa nerviosa de Axenfeld. La melanosis ocular congénita (melanocitosis ocular) es una anomalía caracterizada por parches profundos de pigmentación escleral y epiescleral de color gris pizarra, casi siempre unilaterales. Puede asociarse a hiperpigmentación ipsolateral del iris, el fondo de ojo y la piel periocular (nevo de Ota o melanocitosis oculodérmica). El nevo azul se localiza en la conjuntiva profunda o en la epiesclerótica, por lo que tiene un color azul oscuro. Puede haber pigmentaciones de color marrón o marrónnegruzco producidas por tumores pigmentados de la capa uveal (p. ej., melanomas del cuerpo ciliar), que en ocasiones erosionan la esclerótica o epiesclerótica y pueden asociarse a vasos epiesclerales dilatados, llamados vasos centinela. Placas hialinas involutivas A veces se observan placas involutivas de aspecto hialino o calcificado en pacientes ancianos. Se forman en las áreas de inserción de los músculos rectos medial y lateral (rara vez el inferior) y tienen un aspecto translúcido de color marrón grisáceo o marrónamarillento (fig. 11-34). Figura 11-34 Placa escleral hialina involutiva. Película lagrimal La película lagrimal tiene tres componentes principales —lípidos, agua y mucina— y dos capas. Los lípidos, que se originan en las glándulas sebáceas palpebrales, forman la capa más superficial de la película lagrimal y sirven para retardar la evaporación del componente acuoso. La segunda capa de la película lagrimal está formada principalmente por una mezcla de agua y mucina. La concentración de mucina es mínima bajo la capa lipídica y máxima sobre la superficie ocular. Esta área profunda de mucina concentrada se considera a veces la tercera capa de la película lagrimal. La fracción acuosa de la película lagrimal se origina en la glándula lagrimal principal y las glándulas lagrimales conjuntivales accesorias. La mucina se produce en las células caliciformes conjuntivales y sirve para estabilizar la película lagrimal y hacer humectable la superficie epitelial hidrófoba. El cierre palpebral (parpadeo) extiende la película lagrimal sobre la superficie ocular. A continuación empieza la evaporación, con adelgazamiento progresivo de la película lagrimal. Cuando se hace tan fina que su tensión superficial ya no puede mantenerla intacta, se rompe en áreas focales, produciendo puntos de desecación momentánea. Estos estimulan un nuevo parpadeo, y el ciclo vuelve a empezar. La prueba de Schirmer se usa para evaluar la producción de lágrima y suele formar parte del examen externo (v. cap. 9). En la exploración del segmento anterior se estudia la película lagrimal con la lámpara de hendidura para ver el grado de humedad, la presencia de meniscos y el tiempo de rotura, así como otras anomalías menores. Grado de humedad La presencia o ausencia general de humedad sobre la superficie ocular puede evaluarse mediante iluminación difusa, buscando el brillo característico de la película lagrimal, en contraste con el aspecto mate del ojo con sequedad acusada. Menisco lagrimal Cuando se observa en un corte sagital con un haz fino de la lámpara de hendidura (sección óptica), la película lagrimal forma un menisco más o menos triangular o «lago» entre el borde palpebral inferior y el sitio donde este borde contacta con el globo ocular (fig. 11-35). La ausencia de menisco o un tamaño menor de lo normal indican que hay deficiencia de lágrimas. Cuando hay lagrimeo o epífora, el menisco lagrimal es más alto de lo normal. El mejor modo de familiarizarse con el aspecto del menisco normal es observarlo en muchos pacientes con película lagrimal normal. Figura 11-35 Normalmente la película lagrimal forma un menisco más o menos triangular a lo largo del borde posterior del párpado; este menisco está reducido o ausente en el ojo seco, y aumentado (más alto y convexo) en el ojo húmedo. Tiempo de rotura lagrimal La película lagrimal se rompe entre parpadeos. Si se aplica fluoresceína a la superficie ocular y se mide el tiempo entre el último parpadeo y la aparición del primer punto de desecación, se puede saber si hay suficiente producción de lágrimas, ya que los ojos secos tienen una película lagrimal más fina que se disgrega antes. En el protocolo clínico 11.2 se dan instrucciones para medir el tiempo de rotura lagrimal. Protocolo clínico 11.2 Medición del tiempo de rotura lagrimal 1. Tiña la película lagrimal del paciente tocando con una tira humedecida de papel impregnado con fluoresceína en la conjuntiva palpebral inferior. No se usan colirios de fluoresceína porque aumentan el volumen de la película lagrimal. 2 . Coloque al paciente en la lámpara de hendidura y ajuste el instrumento para iluminación difusa con filtro azul cobalto. 3. Pida al paciente que mire al frente y parpadee una vez. 4. Mientras observa el ojo a través de los oculares de la lámpara de hendidura, cuente el número de segundos que transcurren entre el parpadeo y la aparición del primer punto de desecación. El punto seco se verá de color azulnegro (debido a la iluminación azul oscura) cuando la película lagrimal teñida de verde se retire del área de rotura. 5. Repita la prueba una o más veces en cada ojo, porque una única medida puede ser falsamente alta o baja. El tiempo de rotura normal (TRN) debe ser como mínimo de 10 s. Otras alteraciones de la película lagrimal Pueden verse diversos tipos de residuos en la película lagrimal. Los ejemplos más frecuentes son partículas de rímel u otros cosméticos, cuerpos extraños transportados por el aire o grumos de moco. Se forman depósitos jabonosos cuando el exceso de secreción sebácea produce un capa lipídica más gruesa de lo normal en el película lagrimal; esto puede deducirse por la presencia de lípidos multicromáticos sobre la superficie de la película lagrimal («signo de la mancha de aceite»). La presencia de una cantidad aún mayor de sustancia sebáceas da lugar a la formación de una emulsión parcial de grasas y lágrimas acuosas, con la consiguiente acumulación de una sustancia espumosa formada por burbujas blanco-amarillentas que se denomina espuma meibomiana. Córnea La córnea consta de las siguientes cinco capas, de delante hacia atrás: • Epitelio y membrana basal epitelial (capa más superficial de la córnea). • Capa de Bowman (parte más superficial del estroma corneal). • Estroma (múltiples láminas de fibras de colágeno, que representan el 90% del grosor corneal). • Membrana de Descemet (membrana basal del endotelio corneal formada por colágeno). • Endotelio (capa única de células endoteliales que actúan como bombas metabólicas para regular el contenido acuoso de la córnea). En las siguientes páginas se repasan detalladamente las anomalías que pueden encontrarse en cualquiera de estas cinco capas. La iluminación difusa y la dispersión escleral (v. cap. 10) son técnicas útiles para empezar la exploración con lámpara de hendidura de la córnea y detectar áreas que deban ser estudiadas más a fondo. Tales áreas se examinarán entonces con un paralelepípedo (prisma corneal) de tamaño pequeño o medio y con una sección óptica fina. Está última es especialmente útil para determinar el nivel de cualquier lesión. Epitelio Los defectos epiteliales y las úlceras corneales se parecen mucho a las mismas lesiones de la conjuntiva. Se ven mejor con ayuda de colorantes (se comenta más adelante en este capítulo). Los filamentos epiteliales son colas en forma de lágrima de epitelio parcialmente desprendido con moco. Aparecen en ojos secos y diversas enfermedades inflamatorias. Las lesiones en huella dactilar y mapa son anomalías curvilíneas, traslúcidas o ligeramente opacas por dentro o inmediatamente debajo del epitelio, que adoptan el aspecto de una huella dactilar o del mapa de una isla (fig. 11-36). Ocurren en la distrofia corneal de la membrana anterior primaria (llamada también distrofia de la membrana basal epitelial o distrofia en mapa-punto-huella dactilar) y a veces después de traumatismos. Figura 11-36 Las huellas dactilares representan una distrofia corneal de la membrana anterior (bandas de un exceso de membrana basal epitelial y colágeno por debajo o dentro del epitelio corneal). Los quistes intraepiteliales pueden ser desde microquistes de fracciones de milímetro hasta macroquistes de diámetro mayor de 1 mm. Pueden ser transparentes (como en la distrofia corneal de Meesmann) u opacos y de color blanco o pardo si están llenos de detritos celulares (como en la distrofia de mapa-punto-huella dactilar). La queratitis epitelial punteada (QEP) y las erosiones epiteliales punteadas (EEP) aparecen en gran variedad de inflamaciones corneales y trastornos de la superficie ocular. La QEP es el resultado de pequeño focos de inflamación, normalmente con linfocitos, dentro del epitelio. El examinador ve múltiples puntos finos o algo más toscos de color blanco-grisáceo que pueden teñirse o no con fluoresceína o rosa de bengala. Las EEP, sin embargo, no pueden verse sin colorantes (fig. 11-37). Figura 11-37 Erosiones epiteliales punteadas (EEP) puestas de manifiesto mediante tinción con fluoresceína, en este caso debidas a los efectos tóxicos de un colirio de neomicina. Se produce edema epitelial cuando un edema estromal afecta secundariamente al epitelio, por lo que se asocia a engrosamiento estromal (se comenta más adelante). El edema epitelial precoz se manifiesta por la aparición de muchas burbujitas de líquido transparente (rocío) dentro del epitelio. La retroiluminación y la iluminación lateral indirecta sirven para detectar grados leves de edema epitelial. El edema epitelial también causa rotura de la película lagrimal teñida con fluoresceína, que se ve mejor con una iluminación azul difusa. El edema más avanzado da lugar a la formación de bullas (queratopatía ampollosa) en las que se desprende el epitelio del tejido subyacente, creando una ampolla en la superficie epitelial (fig. 11-38). Figura 11-38 Edema corneal en una disfunción endotelial postoperatoria, puesto de manifiesto al teñir la película lagrimal con fluoresceína. Se ve leve edema epitelial (rocío) en las áreas nasal superior y temporal superior, y queratopatía ampollosa en las posiciones horarias de las 12, 3-5 y 8-10 h. El término córnea verticilada describe el patrón en remolino (vermiforme) causado por el deslizamiento de células epiteliales transparentes que se vuelven visibles en forma de QEP extensa, depósitos de ciertos medicamentos o en la rara enfermedad metabólica de Fabry. Los pacientes que no son de raza blanca a menudo tienen pigmentación por melanina perilímbica (melanosis racial). Parte de este pigmento puede extenderse siguiendo un patrón en remolino por un área traumatizada o inflamada de la córnea, lo que se conoce como melanoqueratosis estriada. A veces se ven depósitos curvilíneos marrones de hierro en la capa basal del epitelio corneal. Normalmente se forma una línea férrica horizontal (línea de Hudson-Stähli), más acusada con la edad, aproximadamente en la unión de los dos tercios superiores con el tercio inferior de la córnea. Las otras líneas férricas de la córnea aparecen alrededor de irregularidades superficiales como el queratocono (anillo de Fleischer), una ampolla filtrante (línea de Ferry) o la cabeza de un terigión (línea de Stocker). Capa de Bowman Aunque a veces se llama membrana de Bowman, la capa de Bowman no es una membrana verdadera o independiente, sino un área superficial de estroma modificado en el que las fibras de colágeno son un poco más irregulares que a niveles más profundos. En consecuencia, la capa de Bowman es algo más reluciente (refleja luz) que el estroma cuando se mira con la lámpara de hendidura; clínicamente, esto le confiere un aspecto sutilmente granular. La vascularización corneal superficial, normalmente asociada a fibrosis, se denomina pannus (paño) si se extiende más de 1,5 mm en la córnea, o micropannus si es menor (fig. 11-39). Este tipo de vascularización se forma a nivel de la capa de Bowman superficial, y está formada por vasos que tienden a bifurcarse. La vascularización corneal superficial se produce en respuesta a necrosis o hipoxia superficial, por lo que puede asociarse a muchos procesos patológicos diferentes. Figura 11-39 Pannus extenso por hipersensibilidad a los conservantes de una solución para lentes de contacto. Los depósitos corneales de calcio se encuentran en la capa de Bowman, a veces con afectación secundaria del epitelio. Suelen empezar justo en el interior del limbo nasal y temporal en la zona interpalpebral de exposición y, en muchos casos, terminan por extenderse a través de toda la córnea (queratopatía calcificada en banda). Los depósitos son blancos y, al principio, formados por gránulos finos. Más tarde, las motas de calcio confluyen y forman placas sólidas. El calcio tiende a no acumularse alrededor de los nervios corneales que atraviesan la capa de Bowman hacia el epitelio, por lo que las placas tienen típicamente pequeñas áreas transparentes («agujeros de queso suizo»). Los depósitos de calcio se desarrollan generalmente por alteraciones degenerativas o hipercalcemia. Cualquier trastorno de la capa de Bowman puede causar fibrosis (cicatrización). La fibrosis de la capa de Bowman ocurre espontáneamente en la distrofia corneal de ReisBücklers, una enfermedad hereditaria. Las cicatrices focales en esta capa también son típicas del queratocono. La cicatrización corneal puede afectar asimismo al estroma. Las cicatrices corneales son blanco-grisáceas y permanentes, aunque a veces se vuelven menos densas y opacas con el tiempo. Las cicatrices corneales se clasifican según su gravedad. La menos severa es la nubécula (o cicatriz nebulosa), una débil turbidez que solo puede verse a gran aumento y afecta poco o nada a la visión. La cicatriz más marcada se llama leucoma. Los leucomas son blancos, visibles sin ampliación y afectan a la visión cuando se sitúan en el eje visual. El tipo intermedio de cicatriz es la mácula. Una cicatriz macular puede verse también sin aumentos, pero no es blanca, sino grisácea, y tiene efectos variables sobre la visión. Una forma especial de cicatrización nebulosa de la córnea se observa tras la cirugía refractiva mediante queratomileusis in situ con láser (LASIK). A menudo es difícil de ver si no se busca específicamente, y forma un sutil anillo fino de cicatrización circular en la membrana de Bowman y el estroma. Estroma El estroma representa el 90% del grosor corneal. Está formado por múltiples laminillas de fibras de colágeno rodeadas de una sustancia fundamental de proteoglicanos. También hay queratocitos (fibroblastos modificados) dispersos. La disposición regular normal de las fibras de colágeno es necesaria para mantener la transparencia corneal. Cualquier alteración de este patrón regular da lugar a cierta pérdida de transparencia. El cinturón límbico de Vogt es un cambio elastósico estromal que aparece justo por dentro del limbo en ancianos. Se ve como una línea blanco-amarillenta concéntrica al limbo que se extiende desde las 2 hasta las 4 h y desde las 8 hasta las 10 h. Puede haber infiltración de células inflamatorias en la córnea en respuesta a infecciones o enfermedades estériles de origen inmunitario. El infiltrado puede ser purulento (neutrófilos), no purulento (linfocitos) o granulomatoso (células epitelioides y células gigantes multinucleadas). Los infiltrados catarrales (o marginales) son un tipo particular de infiltrados neutrofílicos estériles (fig. 11-40). Son similares a las flicténulas, pero aparecen típicamente por dentro del limbo, con mayor tendencia a ser múltiples y originan menor cicatrización y vascularización. Mientras que las flicténulas son lesiones por hipersensibilidad de tipo IV (mediada por células), los infiltrados catarrales son de tipo III (mediado por inmunocomplejos). Representan una reacción de hipersensibilidad frente a una conjuntivitis bacteriana activa coexistente. Figura 11-40 Infiltrados catarrales (reacciones mediadas por complejos de antígenos microbianos y anticuerpos) en una conjuntivitis estafilocócica. La vascularización estromal es más profunda que el pannus. Los vasos estromales suelen ser relativamente rectos y paralelos, como las barbas de un cepillo, y se ramifican menos que los vasos superficiales. La vascularización estromal también se conoce como vascularización intersticial. El término queratitis intersticial se usa a menudo para describir este crecimiento vascular asociado a inflamación estromal (fig. 11-41). Figura 11-41 Queratitis intersticial: infiltración celular, vascularización y edema en el estroma corneal en una sífilis congénita. Al igual que su contrapartida superficial, la vascularización estromal indica necrosis o hipoxia estromal y puede deberse a muchas causas. Es especialmente frecuente en queratitis purulentas o asociada a tuberculosis o sífilis congénita. Después de que se inactive el proceso patológico, los vasos pueden hacerse exangües (vasos fantasma) y se ven como túbulos trasparentes que discurren por el estroma. El grosor corneal normal es de 0,54-0,56 mm (540-560 µm), pero las córneas edematosas a menudo tienen espesores de 0,7 mm o más. El engrosamiento estromal no siempre es visible si el edema es leve, pero puede medirse con un paquímetro, descrito en el capítulo 10. El grosor corneal es casi proporcional al contenido hídrico de la córnea, por lo que sirve para determinar si hay o no edema corneal. El edema estromal precoz a menudo puede detectarse biomicroscópicamente en forma de finas estrías ondulantes en el estroma profundo y la membrana de Descemet (queratopatía estriada profunda), debido a que la córnea se expande posteriormente con el engrosamiento. Después de buscar estas estrías con un haz de la lámpara de hendidura de cualquier anchura, el examinador puede tratar de discernir mediante una sección óptica fina si la córnea es más gruesa de lo normal. Este método de detectar el edema corneal solo suele ser posible cuando el edema es sustancial y el examinador tiene experiencia para evaluar el grosor corneal tras haber explorado a muchos pacientes con espesor corneal normal. Los métodos descritos anteriormente sirven para detectar edema del estroma corneal. El edema estromal termina por extenderse al epitelio corneal, produciendo focos vesiculares o incluso bullosos de edema en la superficie corneal. La instilación de fluoresceína en el ojo ayuda al examinador a apreciar el edema epitelial, porque el colorante se acumula alrededor de la base de las lesiones prominentes del edema (la llamada tinción negativa). Además de por engrosamiento estromal, el edema estromal también hace que el estroma sea más reluciente y plateado y que pierda algo de transparencia, por lo que la córnea toma un aspecto algo ahumado. El edema corneal en casos de hipertensión ocular extrema (como en el glaucoma por cierre angular agudo) se caracteriza por intenso edema epitelial (que también adopta un aspecto esmerilado) con grosor corneal normal (o casi normal). El estroma es comprimido por la gran presión, forzando mucho líquido hacia el epitelio. El edema corneal suele indicar disfunción del endotelio corneal, normalmente por distrofias, inflamaciones o traumatismos. El adelgazamiento estromal se ve en distrofias corneales ectásicas (como queratocono, queratoglobo y degeneración marginal pelúcida), en necrosis (como en las úlceras corneales infecciosas) y como resultado de la producción de colagenasas que causan queratólisis (una «lisis» del estroma que ocurre en ciertas infecciones y procesos autoinmunitarios). El adelgazamiento estromal puede ser tan extremo que no quede en una zona más que la membrana de Descemet, que tiende a abombarse hacia delante (descemetocele). Hay numerosos tipos de depósitos metabólicos corneales que pueden aparecer por enfermedades locales (corneales) o sistémicas. Pueden verse lípidos en el tan frecuente arco corneal (antes llamado arco senil). Los depósitos metabólicos más habituales son los de tres distrofias estromales clásicas de la córnea: distrofia macular (glucosaminoglucanos), distrofia reticular (amiloide) y distrofia granular (proteína de naturaleza incierta). Los nervios corneales se ven como finas líneas blancas que se ramifican en los dos tercios anteriores del estroma de la córnea. Si se ven líneas similares en el tercio posterior del estroma probablemente se trate de vasos fantasma más que de nervios corneales. Los nervios corneales a veces pueden agrandarse y ser más ostensibles de lo habitual, normalmente por causa de la edad, queratocono o neurofibromatosis. El área más profunda del estroma (pre-Descemet) presenta en ocasiones una córnea farinácea, consistente en diminutos puntos blanco-grisáceos de lipoproteínas que se ven mejor con iluminación lateral indirecta. Se han comunicado cambios similares en el queratocono y la ictiosis. Membrana de Descemet La membrana de Descemet, o membrana basal de colágeno del endotelio, se explora mejor con iluminación focal directa o retroiluminación. La membrana de Descemet se pliega cuando la córnea está edematosa o si hay hipotonía ocular. Los traumatismos (incluidas las lesiones obstétricas por fórceps), necrosis, distrofias corneales ectásicas (queratocono, queratoglobo) y glaucoma congénito pueden hacer que la membrana de Descemet se rompa. Cuando sucede esto, puede instaurarse un intenso edema corneal repentino (hidropesía corneal aguda) que persiste hasta que cicatriza el defecto (tras varias semanas o meses). Puede haber una producción excesiva de colágeno en la membrana de Descemet por traumatismos, distrofias corneales o inflamaciones. Las roturas cicatrizadas dejan una o más crestas engrosadas en la membrana, que se denominan estrías de Haab en casos de glaucoma congénito. En las fases precoces de la distrofia corneal de Fuchs aparecen áreas focales de engrosamiento (gotas), situación que se denomina cornea guttata. Su aspecto es similar al metal batido o a los hoyuelos de la piel de naranja. Es normal encontrar algunas gotas corneales en la periferia corneal de pacientes ancianos, que se llaman cuerpos de Hassall-Henle. La membrana de Descemet termina normalmente por detrás del limbo opaco, de forma que la terminación en cresta (línea de Schwalbe) no es visible sin gonioscopia (v. «Gonioscopia» más adelante en este capítulo). El anillo de Schwalbe puede estar desplazado hacia delante a la córnea periférica en la anomalía congénita llamada embriotoxón posterior. Su aspecto clínico es el de una banda arciforme de membrana de Descemet engrosada justo por dentro del limbo (normalmente nasal o temporal). El anillo de Kayser-Fleischer es un depósito de cobre en la membrana de Descemet periférica. Suele ser de color beis o marrón-amarillento, pero puede tener matices rojos, verdes o dorados. Se presenta en la degeneración hepatolenticular de Wilson. Endotelio El endotelio, o capa más posterior de la córnea, está formado por una capa única de células endoteliales que actúan como bombas metabólicas para regular el contenido normal de agua en la córnea. El estroma corneal hidrófilo se vuelve edematoso siempre que el endotelio no funciona correctamente. El endotelio se examina mejor mediante reflexión especular, que permite visualizar las células endoteliales individuales (v. cap. 10). Las células endoteliales normalmente son de forma hexagonal y tamaño bastante uniforme. Tienen poca capacidad regenerativa, por lo que, a medida que van muriendo, las células adyacentes se agrandan para ocupar los huecos. Esto da lugar a células más grandes de lo normal (polimegatismo) y gran variedad de tamaños celulares (polimegetismo), así como a células con formas variadas y anormales (pleomorfismo). La figura 11-42 muestra un caso de polimegatismo y pleomorfismo. Figura 11-42 Microscopia especular del endotelio corneal en vivo (los puntos y motas blancas son artefactos). Obsérvense las formas normales hexagonales, el leve polimegatismo (células más grandes) y el pleomorfismo. Puede observarse pigmento del iris, a veces en forma de «polvo» marrón, sobre el endotelio con iluminación directa difusa. En el síndrome de dispersión de pigmento y el glaucoma pigmentario, la pigmentación suele adoptar una forma de huso vertical justo por debajo del centro de la córnea (huso de Krukenberg). Los precipitados queráticos (PQ) son acumulaciones de células inflamatorias sobre el endotelio corneal que aparecen en inflamaciones intraoculares. Los PQ pueden ser finos, medianos o grandes y de forma variable. Los PQ grandes suelen asociarse a inflamación granulomatosa y pueden medir más de 1 mm; tienen un aspecto grasiento y amarillento, por lo que se denominan PQ en grasa de carnero. El resto de PQ suelen ser blancos; pueden ser redondos, punteados o estrellados. Los PQ se localizan casi siempre sobre la córnea inferior o central. Tras la inactivación de la inflamación, los PQ pueden desaparecer, hialinizarse (hacerse trasparentes) o pigmentarse. En casos de rechazo de un trasplante corneal, a veces se ve una línea de PQ linfocíticos que van cruzando el endotelio (línea de rechazo de Khodadoust). Cámara anterior La cámara anterior es el área entre el iris (y la superficie anterior del cristalino) y el endotelio corneal. Está llena de humor acuoso. Profundidad de la cámara anterior Es importante estudiar la profundidad de la cámara anterior para valorar el riesgo o predisposición de un paciente al glaucoma por cierre angular. La profundidad de la cámara puede evaluarse enfocando un haz de sección óptica de la lámpara de hendidura con un ángulo de 60° sobre la córnea periférica (justo por dentro del limbo). Se considera que la cámara anterior es poco profunda si la distancia entre el endotelio corneal y la superficie del iris es menor de un cuarto del grosor corneal. Esta prueba es útil antes de instilar gotas ciclopléjicas para asegurarse de que el paciente no está predispuesto al glaucoma por cierre angular, pero solo es una prueba de cribado que no debe reemplazar a la gonioscopia cuando se sospeche glaucoma. La gonioscopia se estudia a fondo más adelante en este capítulo. Tyndall proteico y celular La inflamación intraocular produce aumento de proteínas y aparición de células inflamatorias en la cámara anterior. La cámara anterior normal es ópticamente vacía, es decir, que se ve casi negra cuando la atraviesa el haz de la lámpara de hendidura. Sin embargo, el haz luminoso va haciéndose cada vez más visible cuando se incrementa el contenido proteico del humor acuoso. Esta visibilidad del haz se denomina Tyndall proteico (o flare). Cuando hay células inflamatorias, se ven con el haz de la lámpara de hendidura como puntos blancos que ascienden y descienden en corrientes de convección del humor acuoso en la cámara anterior (suben cerca del iris más cálido y bajan cerca de la córnea más fría). Estos dos hallazgos con lámpara de hendidura constituyen el llamado Tyndall proteico y celular, que recuerda a las partículas de polvo en el haz de luz de un proyector. El Protocolo clínico 11.3 describe los pasos para evaluar y anotar la turbidez y celularidad. Las células inflamatorias (blancas) deben distinguirse del pigmento (marrón) o los hematíes (rojos). Protocolo clínico 11.3 Medición del Tyndall celular y proteico 1. Ajuste en la lámpara de hendidura un haz de 1 × 1 mm, con la iluminación al máximo. 2. Sitúe al paciente cómodamente en la lámpara de hendidura y dirija el haz con un ángulo de 45-60° sobre la córnea temporal intermedia y el iris nasal. 3. Estime la intensidad del Tyndall proteico blanco-grisáceo, usando la pupila negra como fondo, y gradúela (v. tabla 11-1). 4. Sin cambiar los ajustes de la lámpara de hendidura, examine la presencia de células (puntos blancos que suben y bajan en la cámara anterior) y gradúe el Tyndall celular (v. tabla 11-2). Sangre y otras sustancias extrañas La hemorragia en la cámara anterior, normalmente por traumatismos, se llama hipema. Si la cantidad de sangre es suficiente, sedimenta inferiormente, formando una capa de sangre aplanada por arriba en la cámara anterior (fig. 11-43). A veces se llena toda la cámara anterior de sangre. Si la hemorragia es reciente será roja, mientras que si es antigua, será negra. La ocupación de toda la cámara anterior por sangre negra se llama «hipema en bola de preso». Figura 11-43 Gran hipema traumático (hemorragia en la cámara anterior). Pueden acumularse exudados purulentos (neutrofílicos) en la cámara anterior, normalmente asociados a infecciones corneales o intraoculares o a enfermedad de Behçet. Al igual que con la sangre, puede haber un depósito sedimentario de material purulento blanco o blanco-amarillento que se denomina hipopión (fig. 11-44). Figura 11-44 Hipopión en una queratitis bacteriana. La inflamación intraocular grave a menudo se asocia a hipopión o a presencia de fibrina en la cámara anterior, que se ve como hebras o grumos mal definidos de material blanco-amarillento o blanco-grisáceo. Material del cristalino y vítreo A veces se ven fragmentos de material del cristalino o humor vítreo en la cámara anterior después de traumatismos u operaciones de catarata. El material del cristalino consiste en grumos blancos varias veces mayores que las células inflamatorias. El vítreo puede verse como una hebra única, que normalmente se extiende a través de la pupila hasta una herida corneal o escleral, u ocupar toda la cámara anterior. Es una sustancia transparente, pero en grandes cantidades puede contener algunas hebritas grisáceas. Cuerpos extraños y quistes La cámara anterior a veces contiene cuerpos extraños, incluidas lentes artificiales. La implantación traumática de células epiteliales en la cámara anterior puede dar lugar a la formación de un quiste por proliferación celular; dichos quistes epiteliales al principio son pequeños (menos de 1 mm de diámetro), redondeados y blancos (perlas quísticas). Los quistes más grandes son relativamente transparentes y pueden ocupar gran parte de la cámara anterior, indentando y empujando el iris hacia atrás. Iris Casi siempre se usa la iluminación focal directa para examinar el iris. La iluminación indirecta es útil para evaluar el interior de lesiones no transparentes. La transiluminación puede revelar áreas de atrofia de parte o todo el espesor del iris u otros defectos. Las sinequias son secuelas inflamatorias consistentes en adherencias fibrosas entre el iris y la córnea (sinequias anteriores) o entre el iris y el cristalino (sinequias posteriores). Las sinequias posteriores a veces afectan a toda la circunferencia pupilar (seclusión pupilar), impidiendo que el humor acuoso alcance la cámara anterior; como resultado aparece un glaucoma, y la acumulación de humor acuoso por detrás del iris hace que este se curve hacia delante (iris bombé). El iris bombé también puede aparecer cuando toda la pupila queda cubierta por una membrana fibrosa (oclusión pupilar). Nódulos Los nódulos inflamatorios suelen ser granulomas. Aparecen en algunos casos de inflamación intraocular intensa. Pueden ser blancos, amarillentos o pigmentados. Los nódulos en el borde pupilar se llaman nódulos de Koeppe, y aquellos sobre la superficie del iris, nódulos de Busacca. Neovascularización La rubeosis del iris es la neovascularización del iris, normalmente causada por isquemia retiniana. Los vasos anormales son finos, irregulares y abundantes. Aparecen sobre la superficie del iris, primero en el área del borde pupilar y periféricamente en la raíz del iris. A menudo desemboca en la formación de extensas sinequias anteriores y glaucoma por cierre angular secundario. La rubeosis del iris debe distinguirse de la hiperemia de los vasos normales del iris. La hiperemia se manifiesta por la presencia de uno o más vasos aislados en forma de cordón que discurren por las criptas del iris en algún punto entre el borde pupilar y el iris periférico. Los vasos rubeóticos se ven más como masas compactas de vasos finos y enmarañados. Quistes y tumores Los quistes «del iris» suelen ser quistes de implantación epitelial en la cámara anterior (comentados anteriormente). La mayoría de los tumores del iris son nevos o melanomas. Tienen pigmentación variable, desde pardusca a marrón-negra (fig. 11-45). Suelen causar engrosamiento del iris y pueden arrastrar el epitelio pigmentado negro de la superficie posterior del iris sobre la superficie frontal del iris (ectropión uveal). Figura 11-45 Lesión pigmentada (melanoma) del iris. Vestigios de membrana pupilar persistente Durante la embriogénesis suele haber una membrana sobre la pupila. Generalmente desaparece, pero en ocasiones persisten algunos restos. No suelen ser extensos, aunque no es raro ver algunos filamentos de tejido en forma de telaraña que se originan en el iris peripupilar; el otro extremo puede flotar libremente en la cámara anterior o fijarse a algún punto del iris, la cápsula anterior del cristalino o incluso la córnea. A menudo se aprecian depósitos estrellados de pigmento marrón sobre la cápsula anterior del cristalino (estrellas epicapsulares) formando parte de esta alteración. Otras alteraciones La corectopia (pupila desplazada) puede deberse a anomalías congénitas, enfermedades degenerativas o contracción de sinequias anteriores. También puede verse atrofia del iris en anomalías congénitas o problemas degenerativos, y como secuela de inflamaciones o traumatismos. Si la atrofia es incompleta, se ve un resplandor rojizo en el área del adelgazamiento en la retroiluminación del iris. Los verdaderos agujeros del iris aparecen en áreas de atrofia completa, y pueden dar la impresión de que existen varias pupilas (seudopolicoria). El término heterocromía designa a la diferencia de color entre los iris de cada ojo. Puede deberse a anomalías congénitas, atrofia del iris (que hace que un iris azul se vea de un azul oscuro y un iris marrón, de color marrón claro o incluso azul) o hiperpigmentación (como por un melanoma difuso del iris). La iridodonesis es un temblor del iris que puede verse con los movimientos oculares en pacientes afáquicos (sin cristalino) o con subluxación o luxación del cristalino. Se debe a la falta de soporte del iris por el cristalino o sus anclajes zonulares. Cristalino El cristalino es una estructura encapsulada que contiene varias láminas o capas que se forman durante diferentes períodos del desarrollo embrionario y la vida posnatal (fig. 1146). La capa externa es la cápsula. La capa siguiente o corteza continúa creciendo a lo largo de la vida. Con fines prácticos, los médicos a menudo hablan del núcleo para referirse a las capas del cristalino central por delante y detrás de la corteza. Figura 11-46 Representación esquemática de las principales capas y núcleos del cristalino, tal como se ven con la sección óptica de la lámpara de hendidura. El cristalino se examina mejor después de dilatar la pupila, normalmente con la sección óptica. La iluminación difusa directa y la retroiluminación son útiles para evaluar la cápsula posterior y el área subcapsular. Empezando desde delante, el haz de la lámpara de hendidura atraviesa la cápsula anterior, la corteza anterior, el núcleo adulto anterior, el núcleo infantil anterior, el núcleo fetal anterior, la sutura en Y erecta anterior, la sutura en Y invertida posterior, el núcleo fetal posterior, el núcleo infantil posterior, el núcleo adulto posterior, la corteza posterior y la cápsula posterior del cristalino. Catarata Una catarata es una opacidad del cristalino. Puede ser o no visualmente importante según su localización y severidad. Excepto en los raros casos en los que la catarata puede suponer una amenaza para el ojo (glaucoma o uveítis inducidos por el cristalino), la mera presencia de catarata no justifica la indicación de cirugía. Actuar así no es ético a menos que el paciente no pueda satisfacer sus necesidades visuales. De hecho, siempre debe explicarse a los pacientes que la cirugía de catarata no es necesaria ni recomendable hasta que ellos mismos decidan que quieren operarse para ver mejor. Una catarata puede afectar a la cápsula (catarata capsular), al propio cristalino (catarata lenticular) o a ambos (catarata capsulolenticular). Las cataratas lenticulares pueden ser corticales, nucleares o epinucleares y subcapsulares. Cataratas capsulares Las cataratas capsulares suelen ser áreas blancas superficiales y bien delimitadas, casi siempre congénitas. También pueden aparecer de forma secundaria a inflamaciones y fibrosis (organización de fibrina). La cápsula posterior a veces presenta un pequeño punto blanco inferonasal al eje visual (punto de Mittendorf), vestigio de la adherencia al cristalino de la arteria hialoidea embrionaria. Cataratas corticales Las cataratas corticales se forman en la corteza anterior y posterior y se asocian generalmente a envejecimiento y diabetes. En el tipo senil se acumula líquido entre las fibrillas del cristalino, dando lugar a separación de las laminillas, lo que se traduce en la aparición de líneas más o menos paralelas relucientes (se parecen a bolsas de aire lineales en un cubito de hielo). Estas áreas luego se opacifican, produciendo cataratas corticales de orientación radial (fig. 11-47). También pueden desarrollarse opacidades floculentas parecidas a copos de nieve, sobre todo en pacientes diabéticos con cetoacidosis (la verdadera e infrecuente catarata diabética); estas opacidades a veces son reversibles si se trata la cetoacidosis. Figura 11-47 Catarata nuclear y cortical incipiente (senil). Los puntos superficiales blancos radiales representan radios corticales incipientes; la turbidez central corresponde a una esclerosis nuclear. Los glaukomflecken son puntos blanco-grisáceos en la corteza anterior que aparecen después de episodios de hipertensión ocular acusada. Suelen indicar un glaucoma por cierre angular agudo previo. Cataratas nucleares La catarata nuclear es la forma más común y clásica de catarata senil. Se cree debida a la compresión de la parte más central del cristalino por la formación continuada durante toda la vida de nuevas fibras corticales de localización más periférica, aunque también puede haber diversas alteraciones bioquímicas. La llamada esclerosis nuclear aparece primero como un blanqueamiento del área nuclear (subcortical) normalmente plateado, seguida de cambios progresivamente más severos a un color blanco-amarillento, amarillo, amarillo- marrón y, finalmente marrón, (brunescente) (v. fig. 11-47). Las cataratas nucleares tienden a progresar lentamente, pasando a menudo años antes de que afecten a la visión. Cataratas subcapsulares Las cataratas subcapsulares suelen localizarse en la parte central del área subcapsular posterior del cristalino y se ven como burbujas opacificadas, plateadas y granulares en el eje visual. El paciente puede ver bien mientras quede algún área transparente, pero la visión cae rápidamente en cuanto estas áreas se opacifican. Las cataratas subcapsulares posteriores aparecen, al igual que la esclerosis nuclear, en algunos casos de catarata senil, pero también pueden deberse a terapia con corticoesteroides (tópicos o sistémicos) y a uveítis previa. Cataratas congénitas Las cataratas congénitas pueden afectar a las áreas polares de la corteza (anterior y posterior), las suturas en Y, los núcleos fetal o embrionario o la cápsula (normalmente anterior). Es frecuente la forma laminar (también llamada zonular) de catarata congénita. Se observa opacifiación de la periferia de alguna zona en particular (p. ej., el núcleo fetal) del cristalino, pero el interior de esta zona es trasparente (fig. 11-48). Estas cataratas a menudo se asocian a «jinetes», opacidades en forma de herradura que pueden coronar la opacidad zonular; los jinetes se localizan a un nivel ligeramente más periférico del cristalino que la propia opacidad zonular. Figura 11-48 Catarata laminar (o zonular), que afecta principalmente a una capa del cristalino (núcleo infantil anterior), aunque también se ven algunas opacidades puntiformes en el área de las suturas fetales en Y. Anillo de Soemmering El anillo de Soemmering es un anillo de material del cristalino ecuatorial (periférico) opacificado atrapado en la cápsula. Se produce por traumatismos que causan ruptura de la cápsula del cristalino con la consiguiente reabsorción de la mayoría del cristalino, o tras una extracción extracapsular de catarata incompleta. Seudofaquia y afaquia Los pacientes sometidos a extracción de catarata con implantación de una lente intraocular se dice que tienen seudofaquia. El implante se coloca casi siempre por detrás del iris, aunque en ocasiones se ven lentes de cámara anterior. En los pacientes seudofáquicos conviene comprobar si existe cápsula posterior del cristalino y si está trasparente u opaca. Puede estar indicada una capsulotomía con láser en casos de opacificación de la cápsula posterior. La afaquia es la ausencia de cristalino (y su cápsula) y se ve en pacientes que tuvieron una extracción intracapsular (completa) de catarata, que hoy en día apenas se hace. Subluxación y luxación El cristalino está sujeto en su posición normal por múltiples fibrillas delgadas que forman la zónula (fibras zonulares) de Zinn. Las fibras pueden romperse por traumatismos o enfermedades sistémicas (sobre todo el síndrome de Marfan o la homocistinuria), causando dislocación parcial o completa del cristalino de su posición normal. En caso de subluxación, puede ser visible el borde del cristalino en la pupila. La dislocación completa o luxación permite que el cristalino se desplace al vítreo o, rara vez, a la cámara anterior. Otras enfermedades La anomalía de Peters es una anomalía congénita que se manifiesta por un leucoma corneal que a menudo se adhiere a un cristalino cataratoso mediante una banda fibrosa que cruza la cámara anterior. La banda a veces se adhiere al iris en lugar de al cristalino. El síndrome de seudoexfoliación (o exfoliación) produce depósitos de una sustancia fibrilogranular parecida a una membrana basal que se acumulan sobre diversos tejidos intraoculares, pero sobre todo en la cápsula anterior del cristalino, donde forman un disco de pequeñas motas blanco-grisáceas centrales o paracentrales. Este trastorno se asocia a pequeñas áreas de atrofia del iris cerca del borde pupilar (visibles con retroiluminación), hiperpigmentación del iris y la malla trabecular, glaucoma y fragilidad de las fibras zonulares. Esta última es responsable del mayor riesgo de rotura zonular durante la extracción extracapsular de catarata (incluida la facoemulsificación). Espacio retrolenticular y vítreo anterior Pueden verse signos de inflamación en el espacio retrolenticular y el vítreo anterior mediante la exploración con lámpara de hendidura, al igual que sucede en la cámara anterior. La presencia de proteínas y células únicamente en la cámara anterior es típica de una forma de uveítis llamada iritis. Si también afectan al espacio retrolenticular o vítreo anterior, pasa a hablarse de iridociclitis. Las uveítis del segmento posterior pueden asociarse igualmente a proteínas y células en la cámara anterior, espacio retrolenticular y vítreo anterior, pero la inflamación es más acusada posteriormente. La tabla 11-1 resume el esquema de gradación de la reacción proteica en la cámara anterior, y la tabla 11-2, el de la reacción celular en la misma cámara. Tabla 11-1 Sistema de graduación de la reacción proteica en la cámara anterior del grupo SUN Grado Descripción 0 Ninguna 1+ Débil 2+ Moderada (se ven nítidos los detalles del iris y el cristalino) 3+ Marcada (se ven borrosos los detalles del iris y el cristalino) 4+ Intensa (fibrina o humor acuoso plasmoide) Tomado de The Standardization of Uveitis Nomenclature (SUN) Working Group. Standardization of nomenclature for reporting clinical data: results of the First International Workshop. Am J Ophthalmol. 2005;140:509–516: Table 4. Copyright 2005, reproducido con autorización de Elsevier. Tabla 11-2 Sistema de graduación de la reacción celular en la cámara anterior del grupo SUN Grado Células por campo (haz de hendidura de 1 x 1 mm y gran intensidad) 0 <1 0,5+ 1-5 1+ 6-15 2+ 16-25 3+ 26-50 4+ >50 Tomado de The Standardization of Uveitis Nomenclature (SUN) Working Group. Standardization of nomenclature for reporting clinical data: results of the First International Workshop. Am J Ophthalmol. 2005;140:509–516: Table 3. Copyright 2005, reproducido con autorización de Elsevier. Gonioscopia La gonioscopia es el examen del ángulo de la cámara anterior (las estructuras entre el iris periférico y la córnea, sobre todo de la malla trabecular, a través de la cual sale del ojo el humor acuoso). La gonioscopia puede ser innecesaria en una exploración rutinaria del ojo, pero es fundamental en el estudio del glaucoma (para diferenciar entre los tipos de ángulo abierto y por cierre angular, por ejemplo). También se usa para estudiar tumores del iris y otras anomalías en la región angular. Además, la gonioscopia puede visualizar el iris posterior, el cuerpo ciliar y los procesos ciliares. La anatomía y las propiedades ópticas del segmento anterior del ojo impiden la visualización directa del ángulo sin el uso de lentes especiales (goniolentes). Estas lentas, también llamadas gonioprismas, o refractan la luz hacia el ángulo (lente de Koeppe) o la reflejan (lente de Goldmann), iluminándolo y permitiendo observarlo (fig. 11-49). La lente de tres espejos de Goldmann, probablemente la más empleada, puede usarse para ver el ángulo camerular o el fondo del ojo (fig. 11-50). Figura 11-49 Los dos métodos principales de gonioscopia. (A) Con la lente de Koeppe (gonioscopia directa), los rayos de luz procedentes del ángulo se refractan hacia los ojos del examinador. (B) Con la lente de Goldmann (gonioscopia indirecta, más utilizada), la luz del ángulo se refleja hacia el examinador mediante un espejo. (Reproducido con autorización a partir de Kolker AE, Hetherington J, eds. Becker-Shaffer’s Diagnosis and Therapy of the Glaucomas, 6th ed. St Louis: CV Mosby Co; 1989.) Figura 11-50 (A) Lente gonioscópica de contacto de tres espejos de Goldmann. (B, C) Los tres espejos de la lente tienen diferente angulación, permitiendo examinar diferentes partes del interior del ojo; el espejo 4 permite explorar el ángulo de la cámara anterior y el área del cuerpo ciliar; el espejo 3 se usa para ver la periferia del fondo de ojo; el espejo 2 sirve para la zona intermedia del fondo, y la lente 1 (no es un espejo) permite ver el polo posterior del fondo. (Parte A, por cortesía de Haag-Streit AG, Bern, Switzerland.) La gonioscopia debe realizarse normalmente después de la refracción y la oftalmoscopia sin midriasis, ya que se usa metilcelulosa o hidroxietilcelulosa viscosas para acoplar la lente de contacto a la córnea, por lo que durante varios minutos pueden quedar restos de estas sustancias gelatinosas sobre el ojo que emborronan la visión del paciente y dificultan al examinador la visualización del ojo. La gonioscopia suele realizarse antes de dilatar la pupila, pero si repite tras esta puede proporcionar información adicional (el efecto de la midriasis en el ángulo y una mejor visualización de la región del cuerpo ciliar). En el protocolo clínico 11.4 se dan las instrucciones para llevar a cabo la gonioscopia. Protocolo clínico 11.4 Realización de la gonioscopia 1. Limpie la goniolente con jabón suave y agua, aclare bien y seque con un pañuelo de papel o un paño suave. 2. Instile anestésico tópico en uno de los ojos del paciente. 3. Colóquese usted y al paciente en las posiciones normales en el biomicroscopio de lámpara de hendidura. 4. Ajuste la lámpara de hendidura a 10 aumentos de ampliación. 5. Ponga en la parte cóncava de la goniolente una pequeña cantidad de gel para gonioscopia, como metilcelulosa, con cuidado de que no se formen burbujas de aire, que impedirán una buena visualización. (Guarde por costumbre el bote de gel al revés para que no se acumulen burbujas de aire cerca de la punta.) 6 . Pida al paciente que mire hacia arriba. Separe los párpados del paciente con el pulgar y el índice (v. fig. 1 en protocolo clínico 13.5). 7. Sostenga la goniolente entre el pulgar y el índice de su otra mano y coloque el borde inferior de la lente sobre la parte inferior expuesta del ojo del paciente. Dirija la lente sobre el globo ocular desde abajo (v. fig. 2 en protocolo clínico 13.5). 8 . Pida al paciente que mire al frente. Suelte sus párpados, dejando que sea la goniolente la que los mantenga abiertos. Cambie de mano, si es preciso, para sujetar la lente de contacto con la mano más próxima al ojo que está explorando (p. ej., la mano izquierda para el ojo derecho del paciente), de modo que su brazo no estorbe para usar la lámpara de hendidura. 9. Elimine cualquier burbuja de aire atrapada entre la goniolente y la córnea inclinando levemente la lente para que salga. Deje que la lente de contacto vuelva a apoyarse suavemente sobre la córnea, evitando presionar excesivamente en la lente con los dedos que la mantienen fija. 10. Use la palanca de control para enfocar la lámpara de hendidura hacia el paciente y dirija un haz ancho y poco intenso hacia el espejo en forma de semiluna de la goniolente de Goldmann o directamente a la goniolente de Koeppe. a. Recuerde que con la lente de Goldmann se ve el ángulo de la cámara anterior a través de un espejo, por lo que, si el espejo está en la posición de las 12 h, se verá el ángulo inferior, y si está a las 4 h, se verá el ángulo de las 10 h. Para ver todas las áreas del ángulo basta con rotar la goniolente sobre la superficie ocular. b. Obtenga primero una visión general del ángulo con un haz ancho y poco intenso. Compruebe cuál es la estructura angular más posterior visible sin inclinar la lente; esto da una idea de si el ángulo es estrecho, teniendo en cuenta que se pueden ver algunas estructuras algo más posteriores inclinando o empujando la goniolente. 11. Si le cuesta trabajo localizar la línea de Schwalbe, estreche el haz hasta una sección óptica (con intensidad media). El haz fino produce dos líneas curvilíneas que representan las superficies anterior y posterior de la córnea; la línea de Schwalbe se localiza donde las dos líneas luminosas corneales se juntan en la parte anterior del ángulo camerular. 12. Gradúe la amplitud del ángulo (v. tabla 11-2 y figs. 11-52 y 11-53). Retire la goniolente del ojo del paciente y anote la achura del ángulo en la historia del paciente. Registre también cualquier otra característica reseñable del ángulo (pigmento, sinequias, neovascularización, etc.). Un simple diagrama en la historia del paciente es útil cuando el ángulo no es uniforme; dibuje un círculo y escriba al lado el grado del ángulo en las posiciones de las 12, 3, 6 y 9 h. 13. Repita los pasos 1-12 para el otro ojo. 14. Lave y seque la goniolente como en el paso 1 después de completar la exploración de ambos ojos. L a figura 11-51 es un dibujo esquemático de la anatomía del ángulo. La malla trabecular (o trabeculado) está limitada superiormente por la línea de Schwalbe (terminación periférica de la membrana de Descemet) e inferiormente por el espolón escleral (en el que se inserta el músculo longitudinal del cuerpo ciliar). La línea de Schwalbe se ve como una fina cresta lineal opaca y blanquecina. El espolón escleral también es blanco y opaco. Entre las dos estructuras, la malla trabecular tiene un aspecto grisáceo y algo traslúcido. La malla puede mostrar diversos grados de pigmentación (desde ninguno a intenso). Si la pigmentación es escasa o ausente, a veces puede verse una línea de un gris algo más oscuro en la parte inferior de la malla trabecular; es el canal de Schlemm, túbulo en el que entra el humor acuoso después de atravesar el trabeculado y del que pasa a la circulación sanguínea. Por detrás del espolón escleral a menudo existen algunos vasos normales y procesos del iris (finos filamentos que se extienden desde el iris a la parte inferior de la malla trabecular). Algo más posterior hay un área conocida como el receso angular, que representa una depresión del iris periférico al insertarse en el cuerpo ciliar. Figura 11-51 Anatomía gonioscópica de la cámara anterior y estructuras circundantes. El ángulo puede describirse en la historia clínica del paciente señalando cuál es la estructura más posterior que consigue verse. Por ejemplo, si solo se ve la línea de Schwalbe, el ángulo es muy estrecho, pero si se puede ver el espolón escleral, el ángulo está abierto. Sin embargo, lo normal es graduar la anchura del ángulo, sobre todo con el método de Shaffer, descrito en la tabla 11-3 y mostrado en la figura 11-52. El sistema de graduación de Spaeth añade información sobre la configuración e inserción del iris periférico (fig. 11-53). Tabla 11-3 Método de Shaffer para clasificar los ángulos de la cámara anterior Grado Descripción Grado IV El ángulo entre el iris y la superficie de la malla trabecular es de 45° (normal) Grado III El ángulo entre el iris y la superficie de la malla trabecular es mayor de 20°, pero menor de 45° (normal). Grado II El ángulo entre el iris y la superficie de la malla trabecular es de 20°. Cierre angular posible (normal). Grado I El ángulo entre el iris y la superficie de la malla trabecular es de 10°. Cierre angular probable con el tiempo. Hendidura El ángulo entre el iris y la superficie de la malla trabecular es menor de 10°. Cierre angular muy probable. Grado 0 Aposición del iris y la malla trabecular. Existe cierre angular. Figura 11-52 Clasificación de los ángulos de la cámara anterior de Shaffer: ángulo estrecho (0-20°), ángulo Figura 11-53 Clasificación gonioscópica de Spaeth del ángulo de la cámara anterior, basado en tres variables. abierto (20-45°). (A) Anchura del receso angular. (B) Configuración del iris periférico. (C) Inserción de la raíz del iris (a, inserción más alta; e, inserción más baja). (Reproducido con autorización a partir de Shields MB. Textbook of Glaucoma, 3rd ed. Baltimore: Williams & Wilkins; 1992.) Tinciones Las tinciones (colorantes) de la película lagrimal pueden facilitar la exploración de la superficie ocular al resaltar y hacer más ostensibles ciertos cambios patológicos. Los colorantes más usados son la fluoresceína, el rojo rosa de bengala (al que normalmente se llama solo rosa de bengala) y verde de lisamina. Fluoresceína La fluoresceína puede usarse en colirio mezclada con anestésico tópico o en tiras de papel impregnadas del colorante. Las tiras se humedecen con una gota de suero salino, lágrimas artificiales o anestesia tópica para tocar luego por dentro del párpado inferior. La fluoresceína no tiñe el epitelio corneal o conjuntival, sino que entra directamente y tiñe el estroma en áreas que carecen de epitelio (o incluso áreas con células epiteliales con uniones intercelulares débiles). Por eso, es muy útil para detectar defectos epiteliales como, por ejemplo, en casos de abrasión corneal, erosión corneal recidivante o queratitis epitelial por herpes simple (dendrítica). La tinción con fluoresceína se ve mejor con la iluminación difusa de la lámpara de hendidura y un filtro azul cobalto, ya que la luz azul hace que este colorante emita una fluorescencia verde brillante. El patrón y la morfología de la tinción tienen valor diagnóstico (fig. 11-54). Figura 11-54 Patrones típicos de tinción con fluoresceína y rosa de Bengala y su importancia diagnóstica. (A) Tinción dendritiforme (lesiones que se bifurcan a menudo con bulbos terminales), típica de la queratitis por herpes simple. (B) Tinción en la zona de exposición interpalpebral en la queratoconjuntivitis seca (suele teñirse mejor con rosa de Bengala que con fluoresceína). (C) Tinción punteada lineal en la córnea superior (causada por un cuerpo extraño atrapado en la conjuntiva palpebral superior). (D) Abrasión o erosión corneal (defecto epitelial grande), normalmente justo por debajo del centro de la córnea. (E) Alergia o toxicidad por colirios (tinción de la conjuntiva bulbar inferonasal del ojo derecho), donde se acumulan los fármacos por gravedad para drenarse por el sistema lagrimal. La fluoresceína es útil para detectar perforaciones corneales o fugas por heridas (prueba de Seidel). Se instila fluoresceína en la película lagrimal y se observa con iluminación azul difusa. Cualquier escape de humor acuoso sobre la superficie ocular puede detectarse como un goteo de líquido transparente no teñido en la película lagrimal verde. La fluoresceína también puede usarse para medir la presión intraocular con el tonómetro de Goldmann (v. cap. 12). El uso de este colorante para medir el tiempo de rotura de la película lagrimal se expone en el Protocolo clínico 11.2. El Tyndall proteico y celular en la cámara anterior debe graduarse antes de instilar fluoresceína, ya que esta puede entrar en la cámara y producir un falso flare verdoso. La fluoresceína no es irritante y puede usarse sin anestesia tópica. Rosa de Bengala El rosa de Bengala está disponible como colirio al 1% o en tiras de papel impregnadas. La tira se usa del mismo modo que las de fluoresceína. A diferencia de esta, el rosa de bengala tiñe las células epiteliales anormales y desvitalizadas. Por eso, es útil en enfermedades como el ojo seco (queratoconjuntivitis seca), en la que hay células epiteliales pero anormales. El rosa de bengala también tiñe el moco y la queratina. La tinción con rosa de Bengala se observa mejor usando la iluminación difusa de la lámpara de hendidura con el filtro verde (aneritro) (v. fig. 10-4). Las áreas teñidas son rojas con luz verde o blanca. El rosa de Bengala (al menos la solución al 1%) es algo irritante y no debe usarse sin instilar primero un anestésico tópico. Verde de lisamina El verde de lisamina está disponible como solución al 1% o en tiras de papel impregnadas. Al igual que el rosa de Bengala, tiñe las células epiteliales desvitalizadas, por lo que es útil para evaluar los ojos secos. Las células anormales se tiñen de azul. El examen se realiza con luz blanca o azulada. El verde de lisamina es menos irritante que el rosa de Bengala. Fallos y consejos útiles • Venza la tendencia a limitar la exploración del segmento anterior a un barrido somero de la córnea y la cámara anterior usando solo un tipo de iluminación. Examine otros tejidos importantes (párpados, conjuntiva, etc.) y utilice varios métodos de iluminación que pueden aportar información muy valiosa. • A menudo conviene explorar el segmento anterior (al menos la zona por detrás del iris) después, además de antes, de dilatar la pupila. De otro modo, se pasarán por alto o no se estudiarán correctamente ciertas alteraciones del cristalino, el espacio retrolenticular y el vítreo anterior. Bibliografía recomendada Alward W.L.M., Longmuir R.A. Color Atlas of Gonioscopy, 2nd ed. San Francisco: American Academy of Ophthalmology; 2008. Bacterial Keratitis [Preferred Practice Pattern]. San Francisco: American Academy of Ophthalmology; 2008. Blepharitis [Preferred Practice Pattern]. San Francisco: American Academy of Ophthalmology; 2008. Conjunctivitis [Preferred Practice Pattern]. San Francisco: American Academy of Ophthalmology; 2008. Dry Eye Syndrome [Preferred Practice Pattern]. San Francisco: American Academy of Ophthalmology; 2008. External Disease and Cornea. Basic and Clinical Science Course, Section 8. San Francisco: American Academy of Ophthalmology; published annually. Glaucoma. Basic and Clinical Science Course, Section 10. San Francisco: American Academy of Ophthalmology; published annually. Lens and Cataract. Basic and Clinical Science Course, Section 11. San Francisco: American Academy of Ophthalmology; published annually. Orbit, Eyelids, and Lacrimal System. Basic and Clinical Science Course, Section 7. San Francisco: American Academy of Ophthalmology; published annually. Capítulo 12 Tonometría La tonometría es la medición de la presión intraocular (PIO). Forma parte de la exploración ocular completa y sirve para detectar casos de hipertensión ocular y glaucoma y para diagnosticar hipotonía ocular (PIO baja) en trastornos como iritis, desprendimiento de retina, escapes por heridas postoperatorias y perforaciones ocultas del globo ocular. Estudios recientes han resaltado el efecto del espesor corneal central (ECC) sobre la medición de la PIO. Este capítulo comenta las convenciones en la medida y las medias poblacionales de la PIO y del ECC. Además, presenta los diversos instrumentos y métodos existentes hoy en día para medir la PIO y las instrucciones para usarlos. Convenciones en la medición de la PIO y medias poblacionales Por convenio, la PIO se mide en milímetros de mercurio (mmHg). La presión intraocular, como muchos parámetros biológicos, varía en el conjunto de la población. En grandes estudios epidemiológicos se ha establecido que la PIO media es de 16 mmHg, con una desviación estándar de 3 mmHg. Diversos elementos pueden influir en la PIO, como la hora del día, la edad y factores genéticos. Aunque no hay un valor de corte estricto entre las presiones intraoculares normales y anormales, la mayoría de la gente tiene un valor de PIO entre 10 y 21 mmHg. Tipos de tonómetros Se emplean diferentes tipos de instrumentos oftalmológicos para realizar la tonometría. Estos instrumentos se clasifican en dos grupos según su modo de determinar la PIO. Los tonómetros de aplanamiento miden la fuerza necesaria para aplanar un área pequeña de la córnea central. Cuanta más fuerza se requiera para aplanar un área conocida de córnea, mayor será la PIO; los tonómetros de indentación miden el grado en que un peso conocido indenta la córnea. Tonómetros de aplanamiento A continuación se exponen algunos de los tipos más comunes de tonómetros de aplanamiento y sus características: • E l tonómetro de aplanamiento de Goldmann es el tonómetro más habitual. Suele montarse en la lámpara de hendidura estándar y mide la PIO del paciente sentado con gran precisión en la mayoría de las situaciones clínicas. Las medidas son menos precisas en córneas edematosas y cicatriciales. • El tonómetro de Perkins es un instrumento portátil de aplanamiento. La técnica de uso, el mecanismo de acción y la precisión relativa son similares a los del tonómetro de Goldmann de la lámpara de hendidura, y puede usarse con pacientes sentados o acostados. Su portabilidad hace que sea útil en pacientes encamados o en el quirófano. Sin embargo, como no se monta en un dispositivo estable, es más difícil controlar la firmeza del paciente y el examinador. No obstante, con cierta práctica, resulta un instrumento muy útil. • El tonómetro neumático o neumotonómetro es un aparato con un sensor electrónico de presión consistente en una cámara llena de gas cubierta por un diafragma de Silastic. El gas en la cámara sale a través de un orificio de ventilación. Cuando el diafragma toca la córnea, disminuye el tamaño del orificio de salida y aumenta la presión en la cámara. Este instrumento proporciona directamente una medición en mmHg. El tonómetro neumático es portátil, puede usarse con pacientes sentados o tumbados y es especialmente útil en presencia de cicatrices o edema en la córnea. • El Tonopen, al igual que muchos aparatos electrónicos portátiles de aplanamiento, contiene un sensor a tensión que produce una señal eléctrica cuando la punta del instrumento aplana la córnea. Este tonómetro usa capuchones desechables de goma estéril para la punta de aplanamiento, puede usarse en pacientes sentados o acostados y es útil en presencia de cicatrices corneales o edema. Algunos estudios han encontrado que este instrumento subestima la PIO en los valores más altos. Aunque es más fácil de dominar que el tonómetro de Goldmann, no resulta tan preciso. • El tonómetro sin contacto (de soplo de aire) determina la PIO midiendo el tiempo necesario para que una fuerza determinada de aire aplane un área dada de la córnea. Como no contacta con la córnea del paciente, no se requiere colirio anestésico para usar este instrumento. Las mediciones obtenidas se correlacionan bien con las del tonómetro de aplanamiento de Goldmann, salvo para valores muy altos y muy bajos de presión intraocular. Tonómetros de indentación E l tonómetro de Schiøtz es un instrumento barato, portátil y fácil de usar. El paciente debe estar acostado para la tonometría de indentación de Schiøtz. Una desventaja de esta técnica es que presupone que la rigidez escleral del paciente es normal y que la curvatura corneal se aproxima a valores estándar, lo que limita su precisión en situaciones como miopía magna, cirugía ocular previa o edema corneal. Además, también se reduce su precisión por una técnica incorrecta, una limpieza defectuosa (es difícil limpiar el instrumento de forma correcta y rápida) y una mala calibración. La aplicación de una pesa relativamente grande sobre el ojo también induce un aumento de la PIO. Debido a estos problemas prácticos y teóricos, el tonómetro de Schiøtz se usa mucho menos en la actualidad que hace años. Aunque no son un instrumento en el sentido habitual del término, pueden usarse los dedos del examinador para indentar el globo ocular y estimar de forma aproximada la presión intraocular; esto se denomina tensión digital. Puede recurrirse a ella en pacientes que no colaboren o si no se dispone de otros instrumentos, pero puede ser imprecisa incluso en manos muy experimentadas. En general, la estimación digital de la PIO solo sirve para detectar grandes diferencias de PIO entre los dos ojos. Tonometría de aplanamiento de Goldmann El tonómetro de aplanamiento de Goldmann consta de cuatro partes principales, que se describen a continuación y se muestran en la figura 12-1: • L a punta del tonómetro, parte del instrumento que contacta con la córnea del paciente, contiene un biprisma (dos prismas que dividen el haz de luz) que convierte el área de contacto entre la punta del tonómetro y la córnea del paciente en dos semicírculos. Si se alinean correctamente los semicírculos, el examinador puede determinar el área de aplanamiento corneal y medir la presión intraocular con gran precisión. • Una varilla metálica conecta la punta del tonómetro con la carcasa del instrumento. • La carcasa del tonómetro contiene un mecanismo que puede proporcionar una fuerza mensurable, controlada por un mando de control de la carcasa, a la punta del tonómetro. • E l mando de control de la fuerza de la carcasa se usa para variar la cantidad de fuerza necesaria para aplanar la córnea. El valor de la escala de lectura sobre el mando se multiplica por 10 para expresar la PIO en mmHg. Figura 12-1 Tonómetro de aplanamiento de Goldmann y principios de funcionamiento. (A) Partes principales del instrumento, que se muestra en contacto con la córnea del paciente. (B) Se ve a mayor aumento el menisco de película lagrimal creado por el contacto del biprisma con la córnea. (C) A través del biprisma (1) se ve el menisco circular (2), que se convierte en dos semicírculos por la acción de los prismas (3). (Reproducido con autorización a partir de Shields MB. Textbook of Glaucoma. 3rd ed. Baltimore: Williams & Wilkins; 1992.) En el protocolo clínico 12.1 se dan las instrucciones para medir la presión intraocular con el tonómetro de aplanamiento de Goldmann. Protocolo clínico 12.1 Realización de la tonometría de aplanamiento de Goldmann 1. Inserte una punta limpia de tonómetro en el soporte del biprisma. La señal de 180° sobre el cono del tonómetro debe alinearse con la línea blanca del soporte del biprisma. 2. Instile una gota de colirio anestésico y de fluoresceína en cada ojo del paciente. Muchos médicos usan un único colirio que contiene anestésico y el colorante para esta prueba. 3. Siente al paciente en la lámpara de hendidura con su frente firmemente pegada al soporte de la cabeza y la barbilla cómoda sobre la mentonera. El ojo del paciente debe estar alineado con la marca negra de la columna del soporte. Indique al paciente que mire al frente y abra mucho los ojos. El examinador debe sentarse delante del paciente, por detrás de los oculares de la lámpara de hendidura. 4. Seleccione el filtro azul cobalto en el brazo de iluminación de la lámpara de hendidura. La luz azul cobalto hace que la fluoresceína en el ojo del paciente emita una brillante fluorescencia de color verde-amarillento. 5. Ajuste la lámpara de hendidura con pocos aumentos y un haz de luz intensa e ilumine la punta del tonómetro con un ángulo amplio (unos 60°). 6. Mirando lateralmente, use la palanca de control de la lámpara de hendidura para alinear la punta del tonómetro con la córnea derecha del paciente. Ajuste los números en el control de fuerza del tonómetro en un punto cualquiera entre 1 y 2 (10 y 20 mmHg). 7. Indique al paciente que mire a su oreja derecha, que parpadee una vez (para extender la fluoresceína) y que intente no parpadear más, guiñar o contener la respiración. Si es necesario sujetar los párpados del paciente, apriételos contra la órbita ósea, sin aplicar presión sobre el ojo. 8. Mediante la palanca de control de la lámpara de hendidura, mueva lentamente el biprisma hacia delante hasta que llegue a contactar con la córnea. Mirando a través de los oculares de la lámpara de hendidura, confirme que el biprisma ha tocado la córnea: la mancha de fluoresceína se partirá en dos semicírculos, uno por encima y otro por debajo de una línea horizontal. Suba y baje el biomicroscopio de la lámpara de hendidura con la palanca hasta que los semicírculos sean del mismo tamaño. Los semicírculos pueden verse monocularmente a través de uno los oculares de la lámpara de hendidura; en la mayoría de las lámparas de hendidura, los semicírculos se ven a través del ocular izquierdo. a. Si el paciente tiene mucho astigmatismo corneal, el examinador verá los semicírculos a través del ocular de forma elíptica más que circular, lo que inducirá un error en la medición de la presión. En estos casos, rote la punta del tonómetro de modo que la línea divisoria de los semicírculos esté a 45° del eje mayor de la elipse. 9. Gire lentamente el mando de control de la fuerza en la dirección necesaria para mover los semicírculos hasta que sus bordes internos contacten sin solaparse (fig. 12-3A). a. Si los semicírculos están separados, como en la figura 112-3B, la lectura de la presión será demasiado baja; si los semicírculos se solapan, como en la figura 12-3C, la lectura de la presión será demasiado alta. b. Si hay demasiada fluoresceína o el examinador ejerce presión al abrir el ojo del paciente, los semicírculos se verán más gruesos y la medición de la presión será incorrecta. Puede haber un pequeño movimiento pulsátil de los semicírculos, sincronizado con el pulso del paciente. 10. Con la palanca de control de la lámpara de hendidura, retire el biprisma del tonómetro del ojo del paciente. Mire la lectura en la escala numérica del mando de ajuste de la fuerza. Multiplique el número por 10 para obtener la presión intraocular en mmHg y anótela en la historia del paciente. 11. Repita el procedimiento en el ojo izquierdo. Figura 12-3 Ajustes de la visión monocular de los semicírculos de fluoresceína vistos por los oculares de la lámpara de hendidura. (A) Posición correcta. (B) Posición incorrecta. (C) Posición incorrecta. Desinfección de la punta de aplanamiento La desinfección de la punta del tonómetro es fundamental para evitar la diseminación involuntaria de patógenos oculares como adenovirus o virus del herpes simple tipo 1. Además, estas medidas eliminan la posible propagación de otros patógenos, como los virus de la hepatitis B y de inmunodeficiencia humana (VIH). En el protocolo clínico 12.2 se dan instrucciones concretas para desinfectar la punta del tonómetro de aplanamiento. Protocolo clínico 12.2 Desinfección de la punta de aplanamiento 1. Quite la punta del tonómetro de su soporte después de cada uso. 2. Desinféctela por uno de los siguientes métodos: a. Frote la punta con una toallita de alcohol o un bastoncillo de algodón empapado en alcohol isopropílico. b. Sumerja la punta del tonómetro en una solución de hipoclorito sódico al 10% (lejía doméstica), o peróxido de hidrógeno al 3% o alcohol isopropílico durante 10 min. 3. Aclare la punta del tonómetro con agua y séquela con papel o una gasa para eliminar cualquier residuo de solución desinfectante, que podría lesionar el epitelio corneal. Tonometría de indentación de Schiøtz El tonómetro de indentación de Schiøtz es un instrumento manual compuesto de varias partes metálicas. A continuación se describen sus principales componentes, que se muestran en la figura 12-2. • Una plataforma metálica curva se coloca sobre la córnea del paciente. • Un émbolo metálico sube y baja por dentro de un cilindro y reposa sobre la córnea del paciente en el centro de la plataforma de apoyo. • E l armazón del instrumento se sujeta entre el pulgar y el índice del examinador mediante unas asas. • Hay disponibles diversas pesas para montar en el tonómetro que proporcionan la fuerza de indentación. La pesa de 5,5 g es la primera que se usa. • Una escala numerada en el extremo del instrumento muestra el grado de indentación mediante una aguja indicadora, movida por un martillo que se desplaza según se indente la córnea por la pesa. La escala de lectura del instrumento debe transformarse en mmHg usando una tabla de conversión de Schiøtz impresa, que se surte con el tonómetro. Figura 12-2 Partes del tonómetro de Schiøtz. El protocolo clínico 12.3 explica cómo realizar la tonometría de Schiøtz. Protocolo clínico 12.3 Realización de la tonometría de indentación de Schiøtz 1. Compruebe la correcta calibración del instrumento colocando la plataforma de apoyo del tonómetro con el émbolo montado sobre la superficie lisa convexa (placa de prueba) que viene en el estuche del instrumento. Si la calibración no da un resultado de 0 en depresión completa, es necesario recalibrar el tonómetro en fábrica. 2. Instile una gota de anestésico tópico en los ojos del paciente. 3. Coloque una pesa de 5,5 g en el tonómetro de Schiøtz. 4. Acueste al paciente boca arriba o recline el sillón de exploración, y pida al paciente que mire al techo. 5. Con la punta de los dedos de la mano no dominante, abra suavemente el ojo derecho del paciente, con cuidado de no presionar sobre el globo ocular ni la órbita. 6. Sujete las asas del tonómetro con el pulgar y el índice de la mano dominante y ponga el tonómetro de forma que pueda leer la escala. 7 . Con el instrumento orientado verticalmente, bájelo con cuidado sobre la córnea del paciente hasta que la plataforma repose sobre la córnea. Puede apoyar el pulgar sobre el puente nasal del paciente y los otros dedos en su frente para mantener la mano firme. 8. Lea la escala y retire el instrumento del ojo del paciente. 9. Usando la tabla de calibración que viene con el instrumento, determine la presión intraocular en mmHg y anote los resultados en la historia del paciente. Observe que, cuanto más baja sea la lectura en la escala, mayor será la presión intraocular en la tabla de calibración. 10. Si la lectura de la escala es menor de 4 (lo que indica que la presión intraocular es alta), añada la pesa de 7,5 g y repita la medición. Con presiones intraoculares muy altas, el tonómetro de Schiøtz es más preciso si lleva montada una pesa más grande. 11. Repita los pasos 5-10 para el ojo izquierdo. Desinfección del tonómetro de Schiøtz Al igual que la punta del tonómetro de aplanamiento, el tonómetro de Schiøtz debe desinfectarse después de cada uso para evitar la propagación de microorganismos patógenos. El protocolo clínico 12.4 da instrucciones sobre cómo desinfectar la punta del tonómetro. Protocolo clínico 12.4 Desinfección del tonómetro de Schiøtz 1. Quite el émbolo del cilindro tras retirar la pesa y desenroscar el tornillo que lo rodea. 2. Limpie la plataforma de apoyo y el émbolo con alcohol o acetona. Es útil usar un limpiador con un tubo para limpiar completamente el émbolo incluido en el cuerpo del tonómetro. 3. Después de la limpieza, aclare la plataforma y el émbolo con agua, séquelos con un papel seco y limpio o deje que se sequen al aire, y vuelva a montar el instrumento. Tenga cuidado de no tocar la plataforma o la punta del émbolo con los dedos. Paquimetría corneal La paquimetría corneal es la medición del espesor de la córnea. Se ha usado para estudiar las alteraciones del grosor corneal, ya sean adelgazamientos patológicos como el queratocono o trastornos con aumento de grosor como la distrofia endotelial de Fuchs. Más recientemente se ha reconocido su importancia para el tratamiento del glaucoma en córneas que por lo demás pueden estar sanas. Existen dos métodos principales de paquimetría: óptica y por ultrasonidos. Los métodos ópticos de paquimetría usan ondas luminosas para determinar el espesor corneal, y tienen la ventaja de que no requieren contacto con la córnea. Las técnicas ecográficas emplean ondas ultrasónicas mediante un transductor colocado en la punta de una sonda que toca la córnea. Actualmente, se considera que la paquimetría ultrasónica es el patrón de referencia, ya que se ha demostrado que es más exacta y presenta una variabilidad significativamente menor que los métodos ópticos. También tiene las ventajas de su mayor portabilidad y su facilidad de uso, por lo que se ha convertido en el método predominante para determinar el espesor corneal. El protocolo clínico 12.5 explica cómo realizar la paquimetría corneal. Protocolo clínico 12.5 Realización de la paquimetría corneal 1. Desinfecte la punta de la sonda de paquimetría con un bastoncillo empapado en alcohol y séquela con un pañuelo de papel. 2. Instile una gota de anestésico tópico en cada ojo del paciente. 3. Pida al paciente que mire al frente con los ojos bien abiertos. 4. Toque cuidadosamente el centro de la córnea con la punta de la sonda orientada perpendicularmente a la córnea. El instrumento emitirá un pitido cuando haya hecho la medición. El grosor corneal varía según la localización, y suele medirse en micras (µm). La córnea es más gruesa en la periferia y más fina en la zona central. El espesor corneal central (ECC) es el que más empleado para el manejo del glaucoma, por lo que será este valor el que se comentará más a fondo. Los estudios poblacionales han mostrado una amplia variación de los valores normales del ECC, entre 537 y 554 µm. La paquimetría como medio para determinar el ECC es una parte importante de la exploración ocular en pacientes con hipertensión ocular y glaucoma, ya que influye en la medición de la PIO. El EEC afecta a la tonometría con cualquiera de los métodos modernos de medición de la PIO, incluidos el tonómetro de Goldmann, el tonómetro de Perkins, el neumotonómetro, el Tonopen y el tonómetro sin contacto. El patrón de referencia para medir la PIO es el tonómetro de Goldmann, cuya exactitud es máxima con un ECC de 520 µm. Como se ha explicado antes, el ECC varía considerablemente incluso entre córneas normales. Como la tonometría de aplanamiento estima la PIO según la fuerza necesaria para aplanar la córnea central, las desviaciones respecto al valor de 520 µm pueden afectar a la precisión de la medida. Un ECC alto puede deparar una PIO artificialmente elevada, y un ECC fino puede dar una lectura de la PIO falsamente baja. Se han propuesto diversos factores de corrección del efecto del ECC sobre la medición de la PIO. Algunos han sugerido corregir 0,5 mmHg por cada 10 µm de diferencia respecto a 542 µm. Otros recomiendan una corrección de 3 mmHg por cada 50 µm de diferencia respecto a 550 µm. Pero la relación entre ECC y la PIO no es lineal, por lo que estos factores de corrección no dejan de ser estimaciones aproximadas en el mejor de los casos. Además, las propiedades biomecánicas de la córnea, su rigidez o elasticidad relativas, pueden variar entre individuos y afectar a la PIO. Actualmente no hay un factor de corrección validado para el efecto del ECC sobre la medición de la PIO, y cualquier corrección debe usarse con cautela y en el contexto del cuadro clínico general. Sin embargo, es importante tener en cuenta el ECC en un sentido general. Por ejemplo, en un paciente con un ECC muy fino y lesión glaucomatosa progresiva del nervio óptico, a pesar de parecer razonablemente bien controlada, la PIO podría estar subestimada, y el paciente podría beneficiarse de un descenso adicional de la PIO. A la inversa, en un paciente con hipertensión ocular con una córnea muy gruesa, la PIO elevada podría ser menor que la medida, por lo que se consideraría que el paciente tiene menos riesgo de desarrollar glaucoma que si el ECC fuera delgado. Se ha estimado que entre el 30 y el 57% de los aumentos de la PIO en pacientes hipertensos oculares pueden en realidad ser artefactos. El Ocular Hypertension Treatment Study (OHTS) descubrió que el ECC era un importante factor predictivo para la aparición de glaucoma en pacientes con hipertensión ocular. Los pacientes con ECC menor de 555 µm tenían un riesgo significativamente mayor de desarrollar glaucoma primario de ángulo abierto. Por eso, actualmente se considera que la determinación del ECC es una parte esencial del estudio de los pacientes hipertensos oculares para conocer su riesgo de sufrir glaucoma. Fallos y consejos útiles • La gonioscopia prolongada puede alterar la PIO; durante la exploración ocular completa, la tonometría debe preceder a la gonioscopia. • Si usa los dedos para separar los párpados del paciente durante la tonometría, evite ejercer presión sobre el globo ocular, pues puede incrementar la PIO y llevar a una medición falsamente elevada. • Evite realizar la tonometría en pacientes con ojos infectados siempre que sea posible. • Trate de ser breve y conciso en el examen tonométrico; la reposición excesiva del tonómetro sobre la córnea del paciente puede alterar en ocasiones el epitelio corneal. • Si el paciente lleva apretado el cuello de la camisa o contiene la respiración, puede elevarse falsamente la PIO; asegúrese de que el paciente se afloja cualquier prenda que le apriete el cuello antes de llevar a cabo la tonometría y pídale que no contenga la respiración durante la medición de la PIO. • La precisión del tonómetro de aplanamiento de Goldmann es mala en pacientes con córneas irregulares (como en el queratocono), cicatrizadas por traumatismos o edematosas. Se considera que el tonómetro neumático y el Tonopen son más precisos en estas situaciones clínicas. • Debe realizarse una paquimetría corneal central en los pacientes con hipertensión ocular o glaucoma porque la medición de la PIO se ve afectada por el espesor corneal central del paciente. La PIO real es subestimada mediante tonometría de aplanamiento en pacientes con córneas delgadas centralmente (p. ej., después de cirugía refractiva), y es sobreestimada en pacientes con córneas más gruesas. Bibliografía recomendada Allingham R.R., Damji K.F., Freedman S., eds., The glaucoma suspect: when to treat? Shields’ Textbook of Glaucoma, 5th ed., Philadelphia, Lippincott Williams & Wilkins, 2005:191–196. Dueker D.K., Singh K., Lin S.C., et al. Corneal thickness measurement in the management of primary open-angle glaucoma. A report by the American Academy of Ophthalmology. Ophthalmology.. 2007:1779–1787. Glaucoma. Basic and Clinical Science Course, Section 10. San Francisco: American Academy of Ophthalmology; published annually. Kass M.A., Heuer D.K., Higginbotham E.J., et al. The Ocular Hypertension Treatmen Study: a randomized trial determines that topical ocular hypotensive medication delays or prevents the onset of primary open-angle glaucoma. Arch Ophthalmol.. 2002:701–713. Lewis R.A. Goldmann applanation tonometry. In In: Eye Exam & Basic Ophthalmic Instruments [DVD]. San Francisco: American Academy of Ophthalmology; 1988. [reviewed for currency: 2004] Primary Angle Closure [Preferred Practice Pattern]. San Francisco: American Academy of Ophthalmology; 2005. Primary Open-Angle Glaucoma [Preferred Practice Pattern]. San Francisco: American Academy of Ophthalmology; 2006. Primary Open-Angle Glaucoma Suspect [Preferred Practice Pattern]. San Francisco: American Academy of Ophthalmology; 2008. Capítulo 13 Exploración del segmento posterior La exploración del ojo por detrás del cuerpo ciliar y el cristalino es importante para valorar el estado de salud ocular y para el diagnóstico y seguimiento de enfermedades específicas del nervio óptico, la retina, neurológicas o sistémicas. La oftalmoscopia es el examen del segmento posterior del ojo, realizada con un instrumento llamado oftalmoscopio. El segmento posterior también puede verse con el biomicroscopio de la lámpara de hendidura si se usan lentes especiales. El examen del segmento posterior o exploración del fondo de ojo suele realizarse con las pupilas del paciente dilatadas farmacológicamente, por lo que debe hacerse después del examen pupilar. Se utilizan luces brillantes, lo que obliga a que la oftalmoscopia suceda a la medición de agudeza visual, ya que la luz intensa puede causar una pérdida transitoria de visión por postimágenes y blanqueamiento retiniano. Este capítulo presenta las características y referencias anatómicas del segmento posterior y los diversos instrumentos y métodos para explorarlo. El examen eficaz del segmento posterior requiere bastante habilidad y experiencia. Aunque este capítulo instruye sobre muchos aspectos concretos de la oftalmoscopia y la biomicroscopia indirecta, el residente de Oftalmología debe aprender a dominarlas practicando bajo supervisión y registrando minuciosamente los hallazgos, normalmente mediante dibujos detallados. Referencias anatómicas El término fondo de ojo designa a la superficie interna de la parte posterior del globo ocular. Las estructuras del fondo de ojo son el nervio óptico, la retina, el epitelio pigmentario retiniano, la coroides y la esclerótica. El área denominada polo posterior es una zona mal definida que incluye la papila óptica y la mácula (fig. 13-1). Figura 13-1 Elementos del polo posterior. El nervio óptico sale del ojo a través de la esclerótica posterior, con su centro justo por encima del meridiano horizontal. La papila óptica, o cabeza del nervio óptico, está ligeramente ovalada verticalmente y suele tener un color rosado. La depresión central de la papila óptica normal se llama excavación papilar. Las dimensiones de la papila óptica son aproximadamente 1,5 mm horizontalmente y 1,75 mm verticalmente, con ligeras diferencias sexuales y raciales. Para estimar las distancias y medir el tamaño de las lesiones durante la oftalmoscopia, puede usarse como referencia el tamaño de la papila óptica (un diámetro papilar = 1,5 mm aproximadamente). Las dimensiones y la localización relativa de una lesión del fondo de ojo pueden, por tanto, estimarse en diámetros papilares (DP). Cualquier efecto óptico que el error refractivo del paciente pueda causar se aplicará a la lesión del fondo de ojo y la papila óptica. La capa de fibras nerviosas retinianas contiene los axones de las células ganglionares que discurren hacia la papila óptica; las fibras temporales siguen un trayecto arciforme alrededor de la fóvea. La capa de fibras nerviosas retinianas se ve como estriaciones brillantes, sobre todo donde es más gruesa, en los polos verticales de la papila. Aunque las fibras individuales son demasiado pequeñas para distinguirse mediante oftalmoscopia, sí son normalmente visibles los haces de fibras nerviosas en las arcadas temporal superior y temporal inferior. La mácula no tiene bordes definidos. Ocupa un área limitada por los grandes vasos temporales de aproximadamente 5,5 mm de diámetro (unos 18° de ángulo visual). La fóvea es el área central de la mácula donde hay un adelgazamiento progresivo de las capas retinianas internas. Mide aproximadamente 1,5 mm (5°) de diámetro, centrados 4 mm temporalmente y 0,8 mm por debajo del centro de la papila óptica. Un reflejo luminoso circular o ligeramente ovalado indica dónde empieza la depresión retiniana. En l a zona avascular foveal, que normalmente varía entre 0,4 y 0,5 mm (400-500 µm), la retina depende únicamente de la coriocapilar, la capa más interna de la coroides, para sus requerimientos metabólicos. La fovéola, o área central de la fóvea que queda justo por dentro de la zona avascular libre de capilares, contiene un punto central donde se refleja la luz más intensamente; este reflejo luminoso foveal corresponde aproximadamente al punto anatómico llamado umbo. La tabla 13-1 correlaciona el aspecto clínico de estas regiones anatómicas con sus características histológicas. Tabla 13-1 Características anatómicas del polo posterior Término Descripción clínica Definición histológica Mácula Área mal definida de unos 5,5 mm de diámetro, centrada a 4 mm temporal y 0,8 mm por debajo del centro de la papila óptica; la zona entre las arcadas vasculares temporales puede ser más oscura Área central de la retina que contiene dos o más capas de células ganglionares y pigmento xantófilo (mácula lútea); a menudo se asocia a mayor pigmentación de las células del epitelio pigmentario retiniano Fóvea central Depresión retiniana central de unos 1,5 mm (un diámetro papilar) rodeada por un reflejo luminoso ovalado Depresión de la retina interna en la que la retina va disminuyendo desde su grosor máximo al mínimo Fovéola Área central de la fóvea de unos 0,35 mm de diámetro que queda justo por dentro de la zona angiográfica sin capilares Suelo central de la fóvea donde no hay capa nuclear interna ni capa de células ganglionares y todos los fotorreceptores son conos Umbo Punto bajo el reflejo luminoso puntiforme en el centro de la fóvea Pequeña concavidad central (clivus) en la fovéola El ecuador es la mayor circunferencia de latitud del ojo, localizada a medio camino entre el vértice corneal y la fóvea. Como el ecuador no es una estructura anatómica, su posición se describe en relación con otras estructuras. Externamente, el ecuador de un ojo normal queda a unos 13 mm del limbo, unas dos veces más lejos que las inserciones de los músculos rectos. Estas zonas topográficas se ilustran en la figura 13-2. Oftalmoscópicamente, el ecuador está unos 4 DP por detrás de la ora serrata, o perímetro festoneado de la retina, y justo por delante de las ampollas de las venas vorticosas. La retina periférica al ecuador constituye casi un tercio de toda la superficie retiniana. Figura 13-2 Dimensiones topográficas del globo ocular. (A) La esclerótica se divide según las estructuras internas del ojo en la zona del cuerpo ciliar (hasta 5-6 mm del limbo), la zona de la ora serrata y las inserciones de los músculos rectos (una banda que se extiende hasta 8 mm del limbo), y el ecuador (a unos 13 mm del limbo). Las venas vorticosas salen del globo ocular en varias posiciones; el par superior suele hacerlo 5-8 mm por detrás del ecuador en las posiciones horarias de la 1 y las 11, y el par inferior, a 5-6 mm detrás del ecuador a las 5 y 7 h. (B) Aunque no son exactamente paralelas al limbo, las inserciones de los músculos rectos forman una espiral sobre la ora serrata; la distancia desde el limbo hasta las inserciones es la siguiente: recto medial a 5,5 mm, recto inferior a 6,5 mm, recto lateral a 6,9 mm y recto superior a 7,7 mm. Para la localización diagnóstica, conviene dividir el fondo de ojo en cuadrantes mediante dos líneas, vertical y horizontal, centradas en la fóvea. Los vasos ciliares largos discurren por las líneas horarias de las 3 (0°) y las 9 (180°) y son visibles entre el ecuador y la pars plana. Los vasos y nervios ciliares cortos se localizan cerca de los meridianos verticales superior e inferior. La figura 13-3 muestra las principales referencias anatómicas del segmento posterior. Figura 13-3 Referencias del segmento posterior normal. (Adaptado a partir de Rutnin U, Schepens CL: Fundus appearance in normal eyes. Am J Ophthalmol. 1967;64:840– 852,1040–1078. Publicado con autorización de Elsevier.) Los medios oculares incluyen el cristalino y el humor vítreo. El humor vítreo no es uniforme y cambia con los años. El vítreo central (conducto de Cloquet) es un embudo semilíquido que gradualmente se mezcla con la zona intermedia (fig. 13-4). La corteza vítrea puede ser ópticamente más densa. La base del vítreo se extiende a ambos lados de la ora serrata adhiriéndose a la retina y la pars plana subyacentes como una tira de velcro. Figura 13-4 Estructura del cuerpo vítreo normal. Dilatación pupilar Las pupilas deben estar dilatadas para una exploración adecuada del segmento posterior. Para ello, se prefiere combinar un fármaco simpaticomimético (fenilefrina) con uno parasimpaticolítico (tropicamida) debido a su rápido efecto y corta duración. Si se hace que el paciente tenga los ojos cerrados durante 1 min después de la instilación se puede retardar el drenaje nasolagrimal y reducir la absorción sistémica. La absorción sistémica de fenilefrina puede elevar la tensión arterial, sobre todo en pacientes con hipotensión ortostática (que son más sensibles a los agonistas α-adrenérgicos) o que estén tomando fármacos que pueden potenciar los efectos adrenérgicos (p. ej., reserpina, antidepresivos tricíclicos, cocaína o inhibidores de la monoaminooxidasa). Es preferible la concentración de fenilefrina al 2,5% que la más potente al 10%, que se ha asociado a angina de pecho, infarto de miocardio y accidente cerebrovascular. Se consigue una dilatación adecuada al cabo de 20-45 min. Puede que no sea recomendable dilatar la pupila en pacientes con lentes intraoculares fijas al iris o la cámara anterior muy aplanada (para evitar causar un glaucoma por cierre angular), o en aquellos bajo observación de un neurólogo o un neurocirujano (p. ej., por un traumatismo craneoencefálico). La pupila dilatada va recuperando su reactividad normal después de 4-8 h. El αantagonista dapiprazol al 0,5% se puede utilizar para revertir parcialmente la midriasis, pero es frecuente que induzca una leve hiperemia conjuntival. El dapiprazol ya no está disponible en EE. UU. La pilocarpina al 1% no se emplea para volver a contraer la pupila o revertir la cicloplejía después de la dilatación diagnóstica, por el mayor riesgo de desprendimiento regmatógeno de retina y el posible dolor ciliar. Los lactantes, sobre todo si son prematuros, son más susceptibles a los efectos adversos de los midriáticos. Nunca debe usarse en ellos fenilefrina al 10% por el riesgo de hipertensión. Las concentraciones de ciclopentolato mayores del 0,5% pueden causar intolerancia a la alimentación. La tabla 13-2 enumera los colirios para dilatar según su utilidad. La tabla 15-4, del capítulo 15, compara los midriáticos más empleados. La tabla 13-3 muestra el protocolo de cicloplejía propuesto para lactantes y niños. Tabla 13-2 Fármacos para dilatar y contraer la pupila Indicación Fármacos más usados Refracción ciclopléjica Ciclopentolato al 0,5% o 1% o combinación de ciclopentolato al 0,2% y fenilefrina al 1% Oftalmoscopia Fenilefrina al 2,5% y tropicamida al 1% Dilatación preoperatoria Ciclopentolato al 1% y fenilefrina al 2,5% Dilatación terapéutica Escopolamina al 0,25%, homatropina al 2% o 5%, o atropina al 1% Tabla 13-3 Protocolo de cicloplejía en lactantes y niños Edad Pretérmino 3-12 meses >12 meses Pigmentación del iris Colirios Clara Ciclopentolato 0,2% + fenilefrina 1% Oscura Añadir tropicamida 0,5% Clara Ciclopentolato 0,5% + fenilefrina 2,5% Oscura Añadir tropicamida 1% Clara Ciclopentolato 1% + fenilefrina 2,5% Oscura Añadir tropicamida 1% Instrumentación Se dispone de tres instrumentos para explorar el segmento posterior: el oftalmoscopio indirecto, el biomicroscopio de la lámpara de hendidura y el oftalmoscopio directo. Todos se usan con la habitación a oscuras. Con el oftalmoscopio indirecto y la lámpara de hendidura se utilizan lentes manuales auxiliares para conseguir ver el segmento posterior. En la tabla 13-4 se comparan las propiedades y usos de los tres instrumentos y las lentes empleadas con ellos. La ampliación y el campo de visión varían según los instrumentos (fig. 13-5). Para la oftalmoscopia indirecta, se calcula la ampliación del examinador dividiendo la potencia del ojo del paciente (unas 60 D) entre la potencia de la lente de aumento usada (p. ej., con la lente condensadora manual de +20 D usada en la oftalmoscopia indirecta, la ampliación es 60/20 = 3 aumentos). Tabla 13-4 Comparación de instrumentos para el examen del segmento posterior Figura 13-5 Campo de visión del segmento posterior con oftalmoscopios y lentes para lámpara de hendidura. El límite más externo representa el área vista con el oftalmoscopio indirecto y una lente condensadora de +20 D. El círculo más interno es el área vista con el oftalmoscopio directo. El área vista con la lámpara de hendidura y diversas lentes varía entre estas dos dimensiones. Oftalmoscopia indirecta El oftalmoscopio indirecto consta de un casco con un dispositivo de visión binocular que reduce ópticamente la distancia interpupilar del examinador y un sistema de iluminación ajustable conectado a un transformador de corriente eléctrica. Existen oftalmoscopios portátiles con baterías recargables, así como instrumentos montados en gafas. Para la oftalmoscopia indirecta, el examinador sujeta diversas lentes diagnósticas convexas de ampliación («condensadoras») cerca del ojo del paciente (fig. 13-6). A la distancia de un brazo, el examinador inclina la cabeza para mover el haz de luz del casco y distinguir una imagen ampliada, invertida y revertida, de la parte del fondo de ojo en el foco de la lente condensadora. Las lentes normalmente usadas en oftalmoscopia indirecta van desde +14 D a +30 D, que proporcionan una ampliación entre 4 y 2 aumentos. La lente de +20 D es la usada en exploraciones rutinarias; las de +28 D y +30 D se emplean para explorar a los pacientes a través de pupilas pequeñas y obtener una vista panorámica de la retina, y la de +14 D se emplea para ver detalles de la papila óptica o lesiones individuales. Figura 13-6 (A) Exploración con un oftalmoscopio indirecto. (B) Oftalmoscopio indirecto: transformador de corriente con reóstato (izquierda), lente condensadora manual con su estuche (centro) y casco (derecha). El oftalmoscopio indirecto permite visualizar estereoscópicamente un campo amplio (40-50°), explorar la retina periférica y penetrar a través de medios turbios. El instrumento también puede usarse como lupa de aumento y obtener una imagen real no invertida, si el examinador coloca los ojos a unos 30 cm del paciente y enfoca la lente condensadora en el segmento anterior. Biomicroscopia con lámpara de hendidura Puede llevarse a cabo la exploración del segmento posterior en pacientes sentados mediante el biomicroscopio de la lámpara de hendidura (v. cap. 10 para información detallada sobre este instrumento). Al igual que el oftalmoscopio indirecto, la lámpara de hendidura permite al examinador una visión estereoscópica. Pueden usarse lentes condensadoras manuales hiperpositivas, que proporcionan al biomicroscopista una imagen retiniana revertida e invertida horizontalmente de un campo de entre 30 y 40° con una ampliación de entre 7,5 y 10 aumentos. El examen con lámpara de hendidura y una lente hiperpositiva es la técnica más útil para explorar la papila óptica y la mácula. Dos tipos de lentes especializadas que se usan a veces con la lámpara de hendidura son la de Hruby y la lente de contacto de fondo de ojo. La lente cóncava hipernegativa de Hruby está fija a un brazo móvil del biomicroscopio y sirve para examinar la excavación papilar, lesiones maculares y alteraciones del vítreo. La lente de contacto manual para fondo de ojo se aplica sobre la córnea del paciente, igual que las lentes de gonioscopia, y se usa casi siempre para examinar la microanatomía de la mácula y evaluar la papila óptica y otras partes del polo posterior en pacientes cuyas pupilas se dilatan mal. Las lentes de contacto de fondo de ojo que tienen espejos inclinados permiten explorar la retina ecuatorial y periférica. Oftalmoscopia directa El oftalmoscopio directo es un instrumento portátil, a veces conectado a la corriente pero normalmente con baterías. Consta de un mango y un cabezal con una fuente de luz, una mirilla con una serie de lentes y filtros montados en un disco giratorio y un dispositivo reflector para dirigir la luz hacia el ojo del paciente. El instrumento se usa para explorar directamente el fondo de ojo (fig. 13-7). Proporciona mayor ampliación (15 aumentos) que el oftalmoscopio indirecto y una imagen erecta y virtual de la retina. El campo de visión solo es de unos 5° y no es posible que el examinador tenga una visión estereoscópica. Proporciona una iluminación aproximada de medio vatio, varias veces inferior a la del oftalmoscopio indirecto y la lámpara de hendidura. El oftalmoscopio directo se usa sobre todo para explorar la papila óptica y los vasos sanguíneos del polo posterior. Figura 13-7 (A) Exploración con un oftalmoscopio directo. (B) Oftalmoscopio directo. La rueda para seleccionar el filtro y el patrón del haz de luz está en el lado del instrumento opuesto al que se muestra en la fotografía. El oftalmoscopio Panoptic proporciona un campo de visión cinco veces mayor (25°) que el oftalmoscopio directo estándar, así como un incremento del 26% en la ampliación. Es más fácil ver la retina a través de pupilas pequeñas con el oftalmoscopio Panoptic y la distancia de trabajo entre el examinador y el paciente se incrementa en comparación con el oftalmoscopio directo estándar. Oftalmoscopia indirecta El oftalmoscopio indirecto se utiliza mucho para explorar el segmento posterior por su campo amplio, profundidad de foco, estereopsia, buena iluminación y facilidad de uso con un depresor escleral (un utensilio para facilitar el examen de la periferia retiniana). La oftalmoscopia indirecta produce una imagen real revertida e invertida horizontalmente que el examinador debe acomodar. La distancia entre la imagen y el examinador depende del defecto refractivo y la corrección del examinador y del defecto refractivo del paciente. La oftalmoscopia indirecta puede realizarse con el paciente sentado erguido en el sillón de exploración. Sin embargo, si el examen va a durar más de pocos minutos o cuando vaya a realizarse depresión escleral, conviene que el paciente esté tumbado. Un sillón totalmente reclinable o una camilla acolchada de exploración tienen la suficiente altura y anchura para que el examinador se mueva con libertad alrededor del paciente. La sala de exploración debe estar en penumbra y el oftalmólogo adaptado a la oscuridad. Ajuste del casco El examinador debe colocarse el casco del oftalmoscopio indirecto en la cabeza de forma cómoda. Las ruedas con muelles o botones de ajuste del casco permiten ajustarlo de forma que casi todo el peso sea aguantado por la banda cruzada superior más que por la banda circular. El examinador debe poder usar el músculo frontal para subir y bajar levemente el casco. Ajuste de los oculares Los oculares deben colocarse lo más cerca posible de los ojos del examinador, perpendiculares al plano pupilar sin tocar el puente nasal. Una bisagra permite al examinador ajustar el ángulo de la carcasa de iluminación y separarlo o alejarlo de su cara. La posición correcta consiste en dejar la carcasa con una leve inclinación pantoscópica. Si la carcasa de los oculares con la iluminación se queda floja, se balanceará hacia la cara del examinador, en cuyo caso habrá que apretar los tornillos de ajuste en la unión con el casco. Algunos examinadores no llevan sus gafas para la oftalmoscopia indirecta porque cuanto más cerca se sitúen los oculares de los ojos del examinador, mayor será el campo de visión. En cada uno de los oculares estándar se monta una lente de +2 D para reducir la cantidad de acomodación necesaria para ver la imagen en la lente condensadora. Los examinadores presbiópicos con problemas para acomodar la imagen del fondo de ojo a 33 cm pueden necesitar una adición intermedia o cercana. Los examinadores miopes e hipermétropes deben llevar sus gafas o ponerse en contacto con el fabricante para que les cambie la potencia de los oculares a otra que coincida con el equivalente esférico de sus propias gafas a la distancia de un brazo. Ajuste la distancia interpupilar de los oculares enfocando el haz de luz ovalado en el pulgar extendido de su brazo estirado. Cierre el ojo izquierdo y ajuste la barra del ocular derecho deslizándola hasta que el pulgar iluminado esté centrado horizontalmente en el campo del ojo derecho. Repita esta operación para el otro ocular. El examinador debe tener ahora una visión binocular cómoda con la luz centrada horizontalmente a la distancia de trabajo de un brazo. Ajuste del haz de luz El haz de luz se alinea con la rueda estriada que inclina el espejo reflector del cabezal. Con los ojos abiertos, ajuste el haz de luz verticalmente hasta que la luz ocupe la mitad superior del campo de visión a la distancia de trabajo de un brazo. Para esto suele usarse el pulgar como objetivo. Mirando a través de los oculares y la lente condensadora, dirija la luz hacia la uña del pulgar cuando el nudillo esté en el centro del campo. Un campo correctamente iluminado tendrá una iluminación difusa en la mitad superior, y la imagen del filamento de la bombilla debe estar difuminada. La potencia del transformador se ajusta con una rueda continua o a pasos, según el instrumento. La intensidad más utilizada es la de 4 voltios. En niños y pacientes sensibles a la luz puede ser necesario usar una iluminación más débil (p. ej., 2,5 voltios), lo mismo que si la exploración va a durar más de 15 min. Se usa un voltaje mayor (p. ej., 6,5 voltios) para penetrar en medios oculares turbios y para explorar el fondo periférico. Conviene limitar la duración de la oftalmoscopia indirecta para reducir el malestar subjetivo del paciente. En un examen prolongado debe usarse una potencia menor de luz del cabezal y una lente condensadora con un filtro ultravioleta o un revestimiento amarillo. También se reduce cualquier riesgo de fototoxicidad causada por la oftalmoscopia indirecta si el examinador evita enfocar varias veces la luz sobre la fóvea. Selección y colocación de la lente de condensación En la exploración general del segmento posterior mediante oftalmoscopia indirecta suele usarse la lente de +20 D. Las lentes asféricas de +30 D y +28 D tienen menor ampliación, pero a veces se prefieren porque ofrecen un campo más amplio (p. ej., con lesiones retinianas largas o difusas), cuando la pupila no dilata bien, o cuando deber verse el fondo periférico a través de una pupila oblicua. Las lentes de menor potencia (p. ej., +14 D) proporcionan más aumentos pero un campo de visión más estrecho, y se reservan para examinar el nervio óptico o lesiones aisladas. Las lentes deben mantenerse impecables, sin polvo ni huellas de dedos. Sujete el borde de la lente indirecta entre el pulgar y el índice, con el lado más convexo hacia usted (el anillo blanco mirando al paciente). Puede sujetar la lente con la mano no dominante, reservando la mano dominante para la depresión escleral y el dibujo del fondo de ojo (v. «Depresión escleral» y «Dibujo del fondo de ojo» más adelante en este capítulo). El dedo corazón de la mano que sujete la lente se usa para abrir el párpado superior o inferior, y el pulgar de la otra mano puede tirar del otro párpado ( fig. 13-8). Según donde se sitúe el examinador, la mano que sujeta la lente puede apoyarse sobre el reborde orbitario superior o inferior del paciente para mantener la distancia focal apropiada y la imagen centrada. La figura 13-9 enseña cómo centrar la imagen en la lente condensadora. La lente de +20 D requiere una distancia de trabajo de unos 6 cm para un ojo emétrope. El protocolo clínico 13.1 resume cómo obtener una imagen del fondo de ojo con el casco y la lente. Figura 13-8 Técnica para sujetar la lente condensadora durante la oftalmoscopia indirecta mientras se mantienen abiertos los párpados del paciente. (A) Elevación del párpado superior con el tercer dedo de la mano que sujeta la lente y retracción del párpado inferior con el pulgar de la otra mano. (B) Elevación del párpado superior con el pulgar de la mano libre mientras se retrae el párpado inferior con el tercer dedo de la mano que sujeta la lente. Figura 13-9 Instrucciones para practicar el enfoque de la lente condensadora para oftalmoscopia indirecta. (A) Un cuadrado pequeño, como este, es la diana sobre la que tiene que sujetar la lente. (B) Centre el cuadrado en la lente y acerque y separe la lente de la página para hacer que toda la imagen rellene uniformemente la lente, como en este ejemplo. (C) Si la imagen en la lente se ve así, usted está demasiado lejos o cerca del cuadrado. (D) Si la imagen en la lente se ve así, está demasiado ladeado. Protocolo clínico 13.1 oftalmoscopia indirecta Obtención de la imagen del fondo de ojo en 1. Pídale al paciente, reclinado y con la pupila bien dilatada, que concentre su mirada en un punto del techo. Si hace que el paciente mire a lo lejos justo por encima de su hombro (el hombro derecho del examinador cuando explore el ojo derecho del paciente), le será más fácil alinearse para observar el polo posterior. Si el paciente tiene mala visión, pídale que extienda el brazo, levante el pulgar y lo mire fijamente. 2. De pie mirando desde arriba al paciente, dirija la luz del casco inclinando la cabeza para que se ilumine el fondo al enfocarlo a través de la lente condensadora. 3. Sujete la lente condensadora de la forma estándar, colóquela justo delante del ojo del paciente y céntrela en la pupila. 4. Separe lentamente la lente del ojo del paciente flexionando la muñeca y doblando los dedos que al sujetan (fig. 1327) hasta que vea una imagen nítida y estereoscópica del fondo del ojo flotando en el aire delante de la lente condensadora (fig. 13-28). Si la lente es de +20 D, la imagen se verá cuando la lente se sitúe a unos 5 cm por delante del ojo del paciente. 5. Acomode en esa imagen con ambos ojos, y consérvela manteniendo la luz del casco en la pupila del paciente. 6. Si los reflejos luminosos de las superficies anterior y posterior de la lente condensadora están en el centro (fig. 1329A), incline la lente levemente para apartarlos (fig. 13-29B). 7. Cambie el campo de visión moviendo la cabeza y la lente condensadora a lo largo de un eje fijo. Use el dedo extendido de la mano que sujeta la lente condensadora como pivote para mantener centrado el eje de visión en la pupila del paciente (fig. 13-30). 8. Recuerde que la imagen del fondo de ojo del paciente está invertida horizontal y verticalmente. Figura 13-27 La lente se separa lentamente del ojo del paciente. (Reproducido a partir de The technique of binocular indirect ophthalmoscopy, Benjamin F. Boyd, MD, Highlights of Ophthalmology, 1966;9:213, por cortesía de Jaypee-Highlights Medical Publishers, Inc.) Figura 13-28 de ojo. La lente se deja quieta en el aire cuando se ve una imagen estereoscópica y enfocada del fondo Figura 13-29 Posiciones de los reflejos luminosos en la pupila. Si los reflejos están centrados (A), el examinador inclina ligeramente la lente (B) para separarlos. (Modificado de The technique of binocular indirect ophthalmoscopy, Benjamin F. Boyd, MD, Highlights of Ophthalmology, 1966;9:219, por cortesía de Jaypee-Highlights Medical Publishers, Inc.) Figura 13-30 Mantenimiento del eje de visión centrado. (Reproducido a partir de The technique of binocular indirect ophthalmoscopy, Benjamin F. Boyd, MD, Highlights of Ophthalmology, 1966;9:222, por cortesía de Jaypee-Highlights Medical Publishers, Inc.) Se ven dos reflejos luminosos parásitos correspondientes a las imágenes de la bombilla del oftalmoscopio en las superficies anterior y posterior de la lente condensadora cuando la lente está perpendicular a la línea de visión. Incline la lente para apartar estos reflejos. Algunas lentes tienen un revestimiento antirreflectante para reducir estos reflejos molestos. Cambio de posición para ver diferentes áreas del fondo Alineación Durante la oftalmoscopia indirecta, el examinador mantiene el eje de visión a través de la lente condensadora mientras se desplaza alrededor de la pupila del paciente para explorar diferentes partes del fondo de ojo (fig. 13-10). Mueva la cabeza e incline la lente usando su tercer dedo como punto de apoyo. Si mantiene la pupila centrada en la lente condensadora, el haz de luz y su reflejo en el fondo de ojo permanecerán alineados con los ojos del examinador (fig. 13-11). Algunos examinadores prefieren mover el torso para abordar al paciente desde diferentes direcciones y ángulos en vez de hacer que el paciente mire en distintas direcciones. El examen del fondo ecuatorial y periférico puede obligar a cambiar la dirección del haz de luz o la lente condensadora o bien a inclinar la cabeza (fig. 13-12). Figura 13-10 En la oftalmoscopia indirecta, el examinador mantiene un eje fijo con el punto de apoyo en la pupila del paciente para observar distintas partes adyacentes del fondo de ojo. (Reproducido a partir de The technique of binocular indirect ophthalmoscopy, Benjamin F. Boyd, MD, Highlights of Ophthalmology, 1966;9:223, por cortesía de Jaypee-Highlights Medical Publishers, Inc.) Figura 13-11 (A) Oftalmoscopio indirecto con los oculares estándar separados 15 mm y el filamento de la bombilla reflejado en el espejo inclinado. (B) El examinador debe ver en la pupila dilatada del paciente las posiciones correspondientes de la luz entrando en la pupila superiormente y de las imágenes binoculares producidas por la luz reflejada desde el fondo de ojo inferiormente. Figura 13-12 Oftalmoscopia indirecta en posición excéntrica de la mirada. Cuando se mira el ojo rotado, la pupila se ve más elíptica que circular, reduciéndose el tamaño pupilar efectivo. (A) Problemas para ver la periferia superior con el paciente mirando hacia arriba porque los ejes de iluminación y visión están demasiado separados respecto a la pupila. (B) Se redirige el haz de luz para acercarlo y alinearlo con el eje de visión. (C) Si se cambia a una lente condensadora más potente (como la de +30 D), se reduce la imagen. (D) Si no funcionan las maniobras B o C, incline la cabeza para que parte de la luz pase por la pupila del paciente, y así podrá ver con un ojo. Distancia de trabajo La exploración oftalmoscópica se lleva a cabo a la longitud del brazo, normalmente unos 40-50 cm entre el casco del examinador y el ojo del paciente. Las dificultades para ver a través de una pupila pequeña pueden superarse en parte si se aumenta la distancia de exploración o se usa una lente de mayor potencia. La distancia de trabajo entre el examinador y la lente no tiene por qué ser fija. Puede acortarse (acercar la lente al examinador) para ver con más aumentos los detalles del fondo de ojo, aunque en ese caso el campo se estrechará y se perderá la binocularidad más fácilmente. El examinador puede desplazar la lente para calcular de forma aproximada la altura de una lesión. Cada centímetro de desplazamiento arriba o abajo necesario para enfocar el vértice o el fondo de una lesión equivale aproximadamente a 1 mm de elevación o excavación respectivamente. Secuencia de la exploración completa En los pacientes cuyo fondo de ojo haya que explorar, evite usar pomadas o enturbiar la córnea instilando ciertos anestésicos tópicos o aplicando lentes de contacto diagnósticas. Asegúrese de que las pupilas del paciente están bien dilatadas y pídale que mantenga los ojos abiertos. Avise al paciente de lo que le espera explicándole que va a usar una luz muy brillante pero que no es perjudicial. Conviene que el paciente esté tumbado en una posición relajada con el plano de la cabeza perfectamente horizontal. Así se consigue sostener la lente sin fatigarse y moverse con más facilidad alrededor de la cabeza del paciente para tener una visión óptima. Por convenio, se explora primero el ojo derecho. Muchos examinadores empiezan la oftalmoscopia indirecta sin lente condensadora enfocando primero la luz del oftalmoscopio indirecto en el ojo del paciente para obtener un reflejo rojo y detectar cualquier alteración del segmento anterior o los medios. Luego se interpone la lente condensadora (v. protocolo clínico 13.1). Con la práctica, el examinador coloca automáticamente la lente en el sitio justo. El principiante debe sostener la lente condensadora cerca del ojo del paciente, alejándola luego lentamente hasta que vea una imagen enfocada. Tenga en cuenta que la imagen del fondo de ojo que el examinador ve está completamente invertida, tanto vertical como horizontalmente. El examinador empieza la exploración del fondo de ojo identificando la papila óptica, y luego cambia el eje de visión de una parte del fondo a otra, manteniendo dicho eje centrado en la pupila del paciente. Más que hacer que el paciente mire en una dirección y observar luego esta parte del fondo, el examinador debe seguir cada meridiano desde el polo posterior a la periferia sin cambiar el eje de visión. Esto permite explorar completamente cada meridiano, siguiendo los vasos retinianos desde la papila hasta el ecuador. Una buena coordinación cuerpo-lente ayuda a obtener una imagen de barrido continuo en todo un meridiano del fondo de ojo, desde la papila óptica hasta la periferia. A menudo se explora primero la periferia nasal o superior porque el paciente sufre menos fotofobia que en la zona inferior y temporal. Al explorar el fondo periférico, el examinador debe cambiar de posición para ver a través de la pupila inclinada. Si mueve el cuerpo alrededor de la cabeza del paciente o inclina la cabeza conseguirá que entre el haz de luz y le permita ver el fondo. Si solo alinea el eje visual de un ojo con la imagen reflejada, no tendrá visión estereoscópica. Después de examinar cada ojo, se evalúan las posibles alteraciones como la excavación o palidez papilar alternando rápidamente la visión de los dos ojos con el oftalmoscopio indirecto para comparar los nervios ópticos y otros detalles del fondo. Finalmente, se realiza la depresión escleral para examinar el fondo periférico y la ora serrata de cada ojo. Depresión escleral La depresión (o indentación) escleral se hace para explorar el área entre el ecuador del fondo de ojo (a 14 mm del limbo) y la ora serrata (a 8 mm del limbo). La depresión escleral permite ver la zona próxima a la ora serrata sin las distorsiones ópticas producidas por los bordes de la lente condensadora. Se necesita un depresor escleral (fig. 13-13). Uno de los más usados es una especie de dedal metálico corto con una varilla curva que sale de la parte superior cerrada y termina en un engrosamiento en forma de T (o punta del depresor). Este tipo de depresor puede ponerse en el dedo índice o medio de la mano dominante, dejando libres los otros dedos para abrir los párpados del paciente. También puede sujetarse entre el pulgar y los dedos índice y medio. El lápiz depresor, otro tipo de instrumento, también es metálico y tiene un mango largo y fino con un botón en forma de T o de aceituna en el extremo. El mango se sujeta como si fuera un lápiz entre el pulgar y los dos primeros dedos de la mano dominante (es decir, la que no sujeta la lente condensadora). Este tipo de depresor puede alinearse fácilmente con el eje de visión. También puede emplearse un bastoncillo de algodón para la depresión, aunque su extremo es demasiado ancho para usarlo por sistema. Figura 13-13 Instrumentos para depresión escleral (de arriba abajo): dedal escleral, lápiz depresor y bastoncillo de algodón. Para realizar la depresión escleral, se coloca la punta del depresor sobre el párpado justo pasado el borde del tarso, y el examinador presiona suavemente para indentar la esclerótica. El grado de presión no debe exceder el usado en la tonometría digital. En el protocolo clínico 13.2 se dan instrucciones para explorar el segmento posterior con depresión escleral. Protocolo clínico 13.2 Realización de la depresión escleral 1. De pie enfrente de la zona que vaya a explorar, pida al paciente reclinado que le mire. Puede ser útil hacer que el paciente gire la cabeza en dirección opuesta a la zona de interés. 2. Aumente el voltaje del transformador del oftalmoscopio hasta la intensidad más alta que pueda tolerar el paciente para compensar la pérdida de iluminación al entrar oblicuamente por la pupila. 3. Con la mano dominante, sujete el depresor escleral en dedal metiendo dentro el dedo índice, como si fuera un dedal, o sujetándolo por fuera entre el pulgar y el índice, como si fuera un instrumento quirúrgico (fig. 13-31). 4. Apoye la punta del depresor escleral suavemente sobre el surco cutáneo del párpado (fig. 13-32). Alinee la varilla del instrumento con su eje visual y mantenga el depresor casi paralelo a la superficie del ojo del paciente (fig. 1333A). 5. Pida al paciente que mueva los ojos hacia la punta del depresor escleral (fig. 13-33B). A menudo basta con que retome la posición primaria al frente, más que mirar forzado en la dirección del meridiano explorado. 6. Apriete suavemente con el depresor, con lo que creará un montículo en el fondo de ojo (fig. 13-33C). 7. Al igual que en la oftalmoscopia indirecta del polo posterior, mantenga el haz el oftalmoscopio en la parte superior del campo y obtenga primero un reflejo rojo, para interponer luego la lente condensadora (fig. 13-34). 8 . Mientras mantiene el depresor tangencial al globo ocular y apretando sobre el ecuador, aparecerá un montículo grisáceo en la parte inferior del reflejo rojo, lo que indica que la punta del depresor está alineada con el eje de observación (fig. 13-35). 9. Modifique la posición de la lente para enfocar la parte indentada del fondo periférico. 10. Para ver la ora serrata, indique al paciente que mire algo más excéntrico en la dirección de la punta del depresor escleral. Siga con la imagen del fondo enfocada y deslice la punta del depresor hacia delante hasta que se vea la ora serrata en la parte inferior de la imagen del fondo de ojo (fig. 13-36A). 11. Para ver el fondo ecuatorial, pida al paciente que mire al frente sin mover el depresor escleral (fig. 13-36B). Figura 13-31 El depresor escleral se usa como un dedal (A) o se sostiene como un instrumento quirúrgico (B). Figura 13-32 La punta del depresor se apoya con suavidad en el pliegue palpebral superior. Figura 13-33 La punta del depresor se mantiene casi paralela al ojo del paciente (A). El paciente mueve el ojo hacia la punta (B) y el examinador presiona suavemente con el depresor (C). (Tomado de The technique of binocular indirect ophthalmoscopy, Benjamin F. Boyd, MD, Highlights of Ophthalmology, 1966;9:243, por cortesía de Jaypee-Highlights Medical Publishers, Inc.) Figura 13-34 Técnica de oftalmoscopia indirecta. Figura 13-35 La visualización de un montículo grisáceo indica que la punta del depresor está correctamente Figura 13-36 Posición de la punta del depresor para visualizar la ora serrata (A) y el fondo ecuatorial (B). alineada. La depresión escleral puede ser incómoda para el paciente, y algunos incluso la encuentran dolorosa, sobre todo si el examinador no la hace con cuidado y no está atento a las reacciones del paciente. Puede mejorarse la colaboración del paciente acercándose gradualmente al límite de su tolerancia. Tenga cuidado sobre todo de que el depresor no resbale fuera de los párpados sobre la córnea. Secuencia de la depresión escleral Como la ora serrata se ve más fácilmente en la parte nasal superior, suele empezarse por esta zona en un orden circunferencial. Para comenzar la depresión escleral, el examinador se coloca de pie a la derecha del paciente. La mano derecha sujeta el depresor escleral. Se pide al paciente que mire hacia la parte temporal inferior. Se aplica el depresor en el borde tarsal superior en la parte interna del párpado. Entonces se indica al paciente que mire al frente. Al moverse el párpado superior, la punta del instrumento resbala sobre el ojo. El examinador inclina entonces la cabeza para dirigir la luz del casco a la pupila del paciente e interpone la mano izquierda con la lente condensadora, de forma que puede ver el fondo ecuatorial nasal superior. Se ejerce entonces una presión suave con el depresor escleral. Debe verse el fondo indentado, momento en el que el examinador se acerca la lente condensadora para enfocar este montículo. Se pide entonces al paciente que mire en dirección nasal superior, mientras el examinador mantiene su ojo abierto con los dedos. La punta del instrumento se desliza entonces hacia delante hasta que se vea la ora serrata nasal superior. Esta secuencia completa se repite en todos los meridianos principales, manteniendo siempre alineados el eje visual del examinador y el depresor escleral. Para ello hay moverse alrededor de la cabeza del paciente y pedirle que mire en la dirección apropiada cada vez que se explora una zona nueva. Después de examinar la ora serrata nasal, levante y vuelva a colocar el depresor en las posiciones superior, temporal superior, temporal inferior, inferior y nasal inferior para ver toda la ora serrata y el tercio posterior de la pars plana (fig. 13-14). Los meridianos horizontales nasal y temporal normalmente se dejan para el final porque suelen ser los más difíciles de explorar para el principiante. Figura 13-14 Secuencia de la indentación escleral circular a través de los párpados superior e inferior. (A) Exploración de la periferia superior. La punta del depresor se coloca primero en la parte nasal superior (1) y luego se mueve a la parte superior (2) y temporal superior (3). (B) Exploración de la periferia inferior. La punta del depresor se coloca primero en la parte temporal inferior (4) y luego en la inferior (5) y nasal inferior (6). (C) Exploración de la periferia en los meridianos horizontales colocando la punta del depresor nasal (7) y luego temporalmente (8). Compruebe periódicamente si el paciente tiene molestias. Se pondrá una gota de anestésico tópico si es necesario colocar el depresor directamente sobre el globo ocular. Después de haber examinado toda la circunferencia de la ora serrata y el fondo periférico, se volverá a examinar cualquier lesión del fondo. El examinador localiza la lesión sobre el montículo producido mediante depresión escleral y va desplazando la indentación por la lesión con pequeño movimientos del depresor delante y atrás y hacia los lados. Si cambia el ángulo de observación de una lesión indentada, el examinador podrá determinar la elevación o depresión relativa de la lesión y se resaltarán sus bordes. Consejos para la depresión escleral • Si no puede ver el área de indentación, resista la tentación de apretar más; en vez de eso, mueva suavemente el depresor hacia la línea de visión, acercándose al borde del tarso. • Afloje la presión sobre el depresor si el paciente empieza a apretar los párpados. • Como la pupila se ve ovalada cuando se explora la retina periférica, puede que sea necesario inclinar algo la cabeza para mantener enfocados los dos ojos sobre la imagen del fondo. Si ladea la lente un poco por fuera de la alineación directa, se consigue un efecto prismático que puede servir para obtener una visión más periférica. • En cada localización, mantenga inicialmente el depresor en un sitio y apriete levemente sobre el ojo, indentando unos 2,5 mm. Luego mueva la punta del depresor lateralmente (la mitad de su diámetro) y anteroposteriormente. El montículo rodante que se forma con estos pequeños movimientos puede poner de manifiesto detalles de las lesiones fundoscópicas y aumentar el contraste alrededor de una rotura retiniana. • El montículo producido con la depresión escleral debe mantenerse visible en todo momento. Pequeños movimientos del depresor pueden hacer que la imagen del montículo desaparezca. Para evitarlo, desplace siempre el depresor en dirección opuesta a la dirección en que quiere que se mueva el área indentada, sea lateral, anteroposterior u oblicuamente. El eje de observación también puede desplazarse en la misma dirección en que el examinador quiere que se mueva el área visiblemente indentada. Estos movimientos laterales mantienen una relación colineal entre los oculares del oftalmoscopio, la lente condensadora y la punta del depresor, que pivotan en la pupila. Transiluminación La iluminación transescleral ayuda a diferenciar lesiones coroideas. Se coloca un transiluminador de Finoff contra la conjuntiva bulbar en el meridiano a explorar. El examinador observa este cuadrante del fondo mediante oftalmoscopia indirecta. Se enciende entonces la luz del transiluminador para estudiar el resplandor rojizo y valorar la transmisión relativa de luz a través de la pared del ojo por el transiluminador. Exploración del segmento posterior con la lámpara de hendidura Este apartado revisa la biomicroscopia indirecta con lámpara de hendidura y la biomicroscopia con lente de Hruby y lente de contacto. Biomicroscopia indirecta con lámpara de hendidura Las lentes condensadoras hiperpositivas sirven para explorar el segmento posterior con el biomicroscopio de lámpara de hendidura. Las lentes más usadas son las de +90 D y +78 D, pero hay otras lentes de potencias desde +60 D hasta +132 D. La imagen estereoscópica y ampliada permite examinar muy bien la papila óptica y el polo posterior. Estas lentes convexas pueden ser transparentes o amarillas; el filtro amarillo absorbe la luz ultravioleta y visible de longitud de onda menor de 480 nm, pero distorsiona considerablemente los colores de la imagen del fondo. Casi todas las lentes condensadoras usadas con la lámpara de hendidura son asféricas dobles, por lo que no importa qué lado mira hacia el paciente. Las lentes de menor potencia (como la +60 D) permiten una visión más ampliada, aunque son más difíciles de enfocar. Algunas lentes tienen adaptadores que expanden el campo o aumentan la ampliación. Para la biomicroscopia indirecta con lámpara de hendidura, la lente condensadora se sujeta en la mano de forma similar a como se hace en oftalmoscopia indirecta; los dedos pueden servir asimismo para mantener abiertos los ojos del paciente (fig. 13-15). Puede variarse la anchura del haz de la lámpara de hendidura, aunque las imágenes se degradan cuando esta anchura es mayor de 10 mm. La potencia de la lente determina el campo de visión, y la ampliación puede variarse cambiando los aumentos de la lámpara de hendidura. Suelen escogerse 10 o 16 aumentos para empezar la exploración, ya que mayores aumentos no mejoran la resolución. Al igual que en otras técnicas exploratorias del segmento posterior, suele empezarse por el ojo derecho. Figura 13-15 Uso de una lente condensadora para ver el fondo de ojo con el biomicroscopio de lámpara de hendidura. Si se mueven los brazos de observación e iluminación de la lámpara, la oftalmoscopia indirecta se convierte en una exploración dinámica y creativa. La intensidad de luz de la lámpara de hendidura a menudo supera a la del oftalmoscopio indirecto, por lo que la duración del examen no debe exceder 5 min por ojo para evitar la fototoxicidad. En el protocolo clínico 13.3 se dan instrucciones para explorar el segmento posterior con el biomicroscopio de lámpara de hendidura. Protocolo clínico 13.3 Realización de biomicroscopia indirecta con lámpara de hendidura 1. El paciente y el examinador deben adoptar las posiciones estándar para la biomicroscopia con lámpara de hendidura (v. cap. 10). 2. Compruebe que las pupilas del paciente estén bien dilatadas. 3. Ajuste la ampliación de la lámpara de hendidura a 10 o 16 aumentos. 4. Enfoque y centre un haz de luz de unos 4 mm de ancho sobre la superficie corneal en una posición central casi coaxial. Use la mayor intensidad de luz (sin llegar al máximo) que el paciente pueda tolerar bien. 5. Sujete la lente condensadora de +78 D o +90 D entre el pulgar y el índice, a unos 5-10 mm de la córnea del paciente, apoyando la mano en la varilla de la lámpara o la mejilla del paciente y descansando el codo cómodamente en un soporte. Esto le permitirá ver el segmento anterior y asegurarse de que la lente está centrada en la pupila. El tercer y cuarto dedo ayudan a mantener abierto el ojo del paciente. 6. Con el haz de luz centrado en la lente condensadora y la córnea, mueva la palanca de control con la mano libre y separe la lámpara de hendidura del paciente hasta que se vea un reflejo rojo, momento en el que debe parar. 7. Mueva la lente condensadora hacia usted hasta que el reflejo rojo se convierta en una imagen nítida del fondo de ojo. La distancia entre la lente y la córnea del paciente será menor cuanto mayor sea la potencia de la lente. Si encuentra algún reflejo molesto, incline la lente condensadora unos 6° y oriente la hendidura. 8. Pida al paciente que fije la vista un poco más allá de su oreja. Así aparecerá la papila óptica en el campo de visión. Centre la imagen del fondo en la papila realineando el brazo de observación o haciendo que el paciente mire en la dirección apropiada. 9 . L a figura 13-37 muestra una secuencia posible para la exploración. Empezando en la papila óptica (1), avance temporalmente a través del polo posterior para hacer un barrido circular alrededor del polo posterior (2 a 6), terminando en la mácula (7). Esta secuencia obliga a cambiar la dirección de la mirada del paciente, dándole instrucciones verbales o con un objeto de fijación como la luz de fijación o la punta del dedo. Dirija la mirada del paciente a la posición primaria usando el objeto de fijación después de completar la exploración central del fondo de ojo. 10. Para examinar la cavidad vítrea, incline el haz de luz unos 10-20° respecto al eje de observación. Acerque un poco la lente condensadora hacia usted para examinar el vítreo. Si hace que el paciente siga un objeto que se mueve algunos grados, podrá ver mejor las bandas de humor vítreo. Para visualizar opacidades o el anillo de Weiss en un desprendimiento del vítreo posterior, mueva la palanca de control de la lámpara de hendidura y el brazo de iluminación para producir de forma alternante iluminación directa y retroiluminación. La exploración del vítreo también puede facilitarse con un poco de rotación circular de la lente condensadora en un plano. 11. Para explorar el vítreo y el fondo periféricos, reduzca el ángulo entre los brazos de observación e iluminación y rote el haz de luz al meridiano que vaya a examinar. Puede realizarse depresión escleral para visualizar el fondo de ojo ecuatorial. Figura 13-37 Secuencia propuesta para el examen con biomicroscopio de lámpara de hendidura. Biomicroscopia con lente de Hruby La lente de Hruby es una lente hipernegativa plano-cóncava (−55 D o −58,6 D) que neutraliza la potencia óptica del ojo normal (+60 D) y forma una imagen virtual y erecta del fondo de ojo. Esta lente sin contacto se fija a un brazo móvil de la lámpara de hendidura (fig. 13-16). Se usa para examinar el polo posterior y la cavidad vítrea con ayuda de una diana de fijación para el otro ojo. En el protocolo clínico 13.4 se explica cómo examinar el segmento posterior con la lente de Hruby acoplada al biomicroscopio de lámpara de hendidura. Figura 13-16 Uso de la lente de Hruby acoplada a la lámpara de hendidura. Protocolo clínico 13.4 Realización de biomicroscopia con lente de Hruby 1. El paciente y el examinador deben adoptar las posiciones estándar para la biomicroscopia con lámpara de hendidura (v. cap. 10). 2. Compruebe que las pupilas del paciente estén bien dilatadas. 3. Ajuste la ampliación de la lámpara de hendidura a 10 o 16 aumentos. 4. Enfoque y centre un haz de luz de unos 4 mm de ancho sobre la superficie corneal en una posición central casi coaxial. Use una luz de intensidad media que el paciente pueda tolerar bien. 5. Coloque la lente de Hruby como sigue: a. Si está fija a la parte superior de la lámpara de hendidura, deslice la barra hacia el soporte de la cabeza y rote la lente hasta que encaje en su sitio. b. Si la lente está en un brazo lateral articulado, ponga el brazo en el surco de la carcasa de la lámpara de hendidura, asegurándose de que el lado plano de la lente mira al paciente y el lado cóncavo hacia usted. 6. Dirija la mirada del paciente a la posición primaria con la luz de fijación del instrumento u otra diana. 7. Empuje o tire de la palanca de control para enfocar la imagen del fondo de ojo en la lente de Hruby. 8. Mueva la diana de fijación para que el nervio óptico esté centrado en el campo. Redirija la mirada del paciente para explorar el centro de la mácula. 9. Mueva la palanca hacia usted para reenfocar la imagen en la cavidad vítrea. Si mueve el brazo de iluminación a un ángulo de 10° y hace que el paciente mire arriba y abajo rápidamente y luego vuelva a fijar, le será más fácil ver los filamentos y opacidades vítreas. Generalidades de la exploración Primero se evalúa la excavación y otros cambios del nervio óptico. Luego se examinan la retina peripapilar y las fibras nerviosas que entran circunferencialmente en la papila. Estas fibras se ven mejor junto al borde temporal superior y temporal inferior de la papila, y son más evidentes cuando el fondo tiene una pigmentación oscura. Los haces compactos de fibras presentan reflejos lineales; si se adelgaza la capa de fibras nerviosas por una neuropatía óptica, se verán hendiduras oscuras. Puede aumentarse la iluminación o colocarse un filtro aneritro en el brazo de iluminación de la lámpara de hendidura para ver mejor la capa de fibras nerviosas. Luego se presta atención a la mácula. Tras explorarla con un haz de 4 mm de anchura, se enfoca una hendidura fina sobre la fóvea. El movimiento lateral de la hendidura estrecha puede ayudar a visualizar la relativa convexidad o concavidad de una lesión macular. Si se sospecha que el paciente tiene un agujero u otra lesión macular, se le pregunta si un haz fino y enfocado que atraviese directamente la fovéola se ve completo, si tiene una interrupción o estrechamiento central o si está distorsionado (prueba de Watzke-Allen). La iluminación la- teral indirecta de la fóvea puede servir para identificar un edema macular cistoide. Luego se examina el vítreo. Para entonces el examinador debe haberse adaptado a la oscuridad lo suficiente para valorar la cavidad vítrea posterior. Se comprueba la movilidad de los filamentos de vítreo pidiendo al paciente que mire arriba y abajo y retorne rápidamente a la posición primaria. En la mirada hacia arriba el gel tiende a desplazarse hacia abajo, mientras que en la mirada superior se desplaza en sentido opuesto; al detenerse el ojo en mirada al frente, las fibrillas siguen ondeando durante unos 10 s. Un ángulo de más de 10° entre el eje de observación y la línea de iluminación ayuda a visualizar las opacidades vítreas. Pueden resaltarse las estructuras vítreas usando un filtro verde o azul. Biomicroscopia con lente de contacto La lente de contacto de fondo de ojo usada con el biomicroscopio de lámpara de hendidura es muy útil para estudiar el polo posterior, sobre todo si la pupila es pequeña. La biomicroscopia con lente de contacto combina la estereopsia, una buena iluminación y una gran ampliación con las ventajas de una hendidura de luz. En el protocolo clínico 13.5 se dan instrucciones para la exploración del segmento posterior con una lente de contacto de fondo de ojo y el biomicroscopio de lámpara de hendidura. Protocolo clínico 13.5 Realización de biomicroscopia con lente de contacto 1. Instile anestesia tópica en el ojo. 2. El paciente y el examinador deben adoptar las posiciones estándar para la biomicroscopia con lámpara de hendidura (v. cap. 10). 3. Compruebe que las pupilas del paciente están bien dilatadas. 4. Ajuste la ampliación de la lámpara de hendidura a 10 o 16 aumentos. 5 . Ponga en la parte cóncava de la lente de contacto una pequeña cantidad de gel para gonioscopia, como metilcelulosa, con cuidado de que no se formen burbujas de aire. Explique al paciente, para que se quede tranquilo, lo que va a hacer. 6. Indique al paciente que mire hacia arriba. Sepárele los párpados con los dedos pulgar e índice. 7. Sujete la lente de contacto entre los dedos pulgar e índice y ponga su borde inferior sobre la parte expuesta del ojo del paciente (fig. 13-38). 8. Incline la lente de contacto sobre el globo ocular desde abajo y pida al paciente que mire al frente (figs. 13-39). Suelte los párpados del paciente y deje que sea la lente la que los mantenga abiertos. Cambie de mano, si es necesario, para sostener la lente de contacto con la mano más próxima al ojo del paciente (p. ej., la mano izquierda para el ojo derecho del paciente), de forma que no le estorbe el brazo para usar la lámpara de hendidura. 9. Si hay alguna burbuja de aire atrapada entre la lente de contacto y la córnea, incline ligeramente la lente para dejar que salga. Vuelva a apoyar con cuidado la lente sobre la córnea, sin apretarla demasiado con los dedos que sirven para mantenerla estable. 10. Use la palanca de control para enfocar la lámpara de hendidura hacia el paciente. Empiece con el brazo de iluminación en posición coaxial para examinar el polo posterior. Incline ligeramente la lente para manipular los reflejos de la superficie de la lente y alejarlos de la parte central del área de visión. 11. Si usa una lente de tres espejos, coloque la fuente de luz en el mismo lado del ojo que esté explorando para que el haz de luz rebote en el espejo. Empiece con el espejo más grande y menos angulado para explorar el área próxima al polo posterior. 12. Para examinar el área adyacente del fondo de ojo, gire la lente en el ojo con un movimiento rotatorio cada 1 o 2 h. Vuelva a alinear el haz de luz para ver la nueva zona del fondo de ojo. 13. Después de un examen circular del fondo de ojo con un espejo, repítalo con los otros dos espejos para explorar la retina ecuatorial y periférica. Puede ser necesario ladear o rotar la lente para ver todas las partes del fondo. 14. Retire la lente de la córnea inclinándola un poco. Limpie y desinfecte la lente antes de volver a usarla. Figura 13-38 Colocación de la lente de contacto en la parte inferior del ojo (A); vista lateral (B). Figura 13-39 Lente de contacto ya colocada, con los ojos del paciente mirando al frente (A); vista lateral (B). Existen varios tipos de lentes de contacto, como la lente de fondo de ojo de Goldmann (con −64 D de potencia) y la lente de tres espejos de Goldmann. La parte central de esta última lente permite examinar el vítreo central y posterior además del polo posterior. Los espejos angulados permiten estudiar las relaciones vitreorretinianas en el ecuador y la periferia. Cada espejo presenta diferente inclinación (59, 67 y 73°) para poder visualizar la retina periférica, el fondo ecuatorial y el área que rodea al polo posterior, respectivamente. Consulte la figura 11-50 del capítulo 11 para más información sobre la lente de tres espejos de Goldmann y la gonioscopia. Hay lentes de contacto para oftalmoscopia indirecta con campo amplio (panfundoscópicas) que proporcionan un campo de hasta 130° y se usan para explorar el fondo y para la fotocoagulación con láser, aunque la imagen del fondo está invertida. Es posible examinar el fondo periférico con depresión escleral (existe un soporte cónico especial con un depresor escleral incorporado que se puede usar con la lente de tres espejos de Goldmann). Oftalmoscopia directa El oftalmoscopio directo da aproximadamente 15 aumentos de ampliación (según el defecto refractivo del paciente) y sirve sobre todo para explorar la papila óptica y el polo posterior. El reóstato suele colocarse en la posición de mayor intensidad, a no ser que el paciente sea muy sensible a la luz. Algunos instrumentos tienen un filtro polarizante que puede deslizarse para reducir el deslumbramiento. Además de la luz normal, hay filtros con diferentes tamaños del haz, una hendidura de luz, una retícula graduada, una diana de fijación y un filtro aneritro. Estas opciones de iluminación y su utilidad se exponen en l a tabla 13-5. Las cuadriculas servirían para localizar y determinar el tamaño de las lesiones del fondo, pero no suelen usarse porque la costumbre es describir las lesiones en términos de diámetros papilares. La abertura en hendidura no se utiliza apenas porque es difícil apreciar el perfil del fondo monocularmente. Tabla 13-5 Aberturas de iluminación en el oftalmoscopio directo Abertura Descripción Uso Círculo completo Visión a través de pupila dilatada Círculo pequeño Visión a través de pupila pequeña Filtro aneritro Ayuda a detectar cambios en la capa de fibras nerviosas e identificar microaneurismas y otras anomalías vasculares Hendidura Estudio del perfil retiniano Retícula o rejilla Medición del calibre vascular o el diámetro de una lesión retiniana pequeña (con incrementos de 0,2 mm) Diana de fijación Identifica si hay fijación central o excéntrica El oftalmoscopio directo monocular es especialmente útil para ver a través de una pupila pequeña y determinar la forma y el relieve de la papila óptica. Incluso con dilatación pupilar, el examinador no podrá ver más allá del ecuador con el oftalmoscopio directo. Generalidades Para la oftalmoscopia directa se utiliza el ojo que corresponde al ojo que se examina, acercando la mejilla a la del paciente. Aunque se tenga una clara dominancia monocular, hay que aprender a hacer la oftalmoscopia directa con el ojo correcto y en una posición cómoda. El oftalmoscopio directo se enfoca rotando el dial del disco de Rekoss (llamado así en honor a Egbert Rekoss, que inventó el disco rotatorio de lentes cóncavas y convexas que se añadieron al oftalmoscopio de Hermann von Helmholtz en 1852). La lente de enfoque óptimo del disco de Rekoss depende del defecto refractivo del paciente y del examinador, así como de la distancia utilizada (tabla 13-6). Tabla 13-6 Enfoque del oftalmoscopio directo Oftalmoscopio directoa Defecto refractivo del paciente −30 D −15 D −20 D −12 D −10 D −8 D −5 D −4 D 0 plano +5 D +6 D +10 D +15 D aComparación de la potencia refractiva del oftalmoscopio directo con el equivalente esférico del paciente, suponiendo que el ojo del examinador es emétrope o va corregido y la distancia entre el oftalmoscopio y la córnea es de 20 mm. Para empezar una exploración básica con el oftalmoscopio directo, se coloca la lente de enfoque en cero (o el defecto refractivo del examinador), y se busca el reflejo rojo del paciente a una distancia de unos 60 cm (fig. 13-17A). Enfocando el oftalmoscopio en el iris, pueden verse las opacidades de los medios refractivos como sombras oscuras. Los cuerpos flotantes del vítreo se ven cuando el paciente mira hacia arriba y hacia abajo. Esta técnica va especialmente bien con la pupila dilatada. El examinador se acerca entonces al ojo del paciente sin acomodar, para lo que puede imaginarse que está mirando a lo lejos a través de una cerradura o dejando el otro ojo abierto para mirar una pared distante. El instrumento se mantiene fijo sobre la cara del paciente apoyando el borde cubital de la mano que sostiene el oftalmoscopio en la mejilla del paciente (fig. 1317B). Se indica al paciente que mire con los ojos muy abiertos a lo lejos. En muchas consultas hay un objeto de fijación en la pared frente al sillón de exploración o en el techo con este fin. Figura 13-17 Oftalmoscopia directa. (A) Comprobación del reflejo rojo para detectar cualquier opacidad en los medios refractivos. (B) Enfoque en la papila óptica. Mientras separa los párpados del paciente, el examinador va girando las lentes de enfoque del oftalmoscopio hasta que ve con nitidez la imagen del fondo de ojo. Se usan lentes negativas, por ejemplo, para corregir la miopía del paciente y la acomodación involuntaria del examinador. Si el examinador es emétrope o va corregido, la lente de enfoque es aproximadamente la refracción de lejos del paciente en casos de miopía o hipermetropía leves. La visión será óptima a una distancia de 2-3 cm del ojo del paciente. Mientras el paciente mira al objeto de fijación lejano, se angula el oftalmoscopio unos 15° temporalmente a la fijación para que la papila óptica esté en el primer campo visible o cerca de él. El haz de luz debe mantenerse centrado en la pupila, aunque si se inclina ligeramente el oftalmoscopio pueden evitarse molestos reflejos de la córnea. En este momento, el examinador está en condiciones de empezar a explorar el fondo de ojo; en el protocolo clínico 13.6 se describen los pasos para hacerlo. Protocolo clínico 13.6 Exploración del fondo de ojo con oftalmoscopio directo (fig. 13-40) 1 . Encuentre la papila óptica siguiendo un vaso sanguíneo retiniano. Las flechas formadas por las bifurcaciones vasculares apuntan hacia la papila. Según la refracción del paciente, podrá ver toda la papila o solo una parte cada vez. 2 . Examine la retina peripapilar. Use un filtro aneritro para explorar los defectos arciformes de la capa de fibras nerviosas que aparecen en el glaucoma y otras neuropatías ópticas. 3. Desde la papila, siga los vasos sanguíneos hacia fuera para examinar las áreas nasal superior (1), nasal inferior (2), temporal inferior (3) y temporal superior (4) alrededor del polo posterior (fig. 1). Observe el color, calibre, bifurcaciones y cruces de los vasos y el fondo circundante. 4. Use la luz aneritra para resaltar los cambios refringentes en la pared vascular causados por arterioesclerosis, sobre todo en los puntos de compresión arteriovenosa. 5 . Examine la mácula (5) en busca de irregularidades. Use una hendidura de luz para detectar distorsiones de la superficie retiniana. Las diferencias de nivel pueden verse como una borrosidad de parte de la franja de luz, aunque es difícil estimar si una lesión del fondo es cóncava o convexa solo con la hendidura del oftalmoscopio monocular directo. 6 . Si se sospechan alteraciones de la coroides o el epitelio pigmentario, dirija el oftalmoscopio a la zona del fondo adyacente a la que quiera estudiar. La iluminación indirecta puede ayudarle a distinguir entre lesiones traslúcidas y opacas. 7. Calcule la altura aproximada de una lesión sobreelevada (p. ej., un tumor coroideo o un edema papilar) usando la rueda de enfoque. a. Primero enfoque en la retina plana y luego reenfoque en la superficie de la lesión. b. Reste los dos valores dióptricos para averiguar la diferencia de nivel (en un ojo fáquico o seudofáquico, 3 dioptrías = 1 mm). Figura 13-40 Secuencia propuesta para el examen del fondo de ojo con el oftalmoscopio directo. La capa de fibras nerviosas retinianas se ve como finas estriaciones brillantes que se abren desde la papila. La reflectividad de la membrana limitante interna puede dificultar la visión de los haces en los pacientes más jóvenes. El filtro verde (es decir, aneritro) mejora la visibilidad de la capa de fibras nerviosas. La exploración debe iniciarse donde se visualiza mejor la capa de fibras nerviosas, en la región temporal inferior cerca de la papila óptica; luego se avanza a la región temporal superior, siguiendo por las zonas nasal superior y nasal inferior. Salvo pequeñas hendiduras en forma de cuña entre los haces, en los ojos normales no deben existir defectos en la capa de fibras nerviosas retinianas. Dibujo del fondo de ojo Haya realizado una oftalmoscopia indirecta, una exploración con lámpara de hendidura del segmento posterior o una oftalmoscopia directa, debe dibujar el fondo de ojo y la papila óptica para registrar los hallazgos de la exploración. La retina se dibuja en un círculo centrado en la fóvea que muestra las posiciones relativas de la papila óptica, los grandes vasos retinianos y la ora serrata. Los gráficos estándar para fondo de ojo o gráficos vitreorretinianos, contienen tres círculos concéntricos que representan el ecuador, la ora serrata y el límite anterior de la pars plana (fig. 13-18). Se indican con números romanos los meridianos del fondo en las posiciones horarias. También se incluyen dos cortes esquemáticos horizontal y vertical para registrar las alteraciones del vítreo. Figura 13-18 Gráfico para el dibujo vitreorretiniano. El círculo interno identifica la localización relativa del ecuador, el círculo medio representa la ora serrata y el círculo externo corresponde a los procesos ciliares (límite anterior de la pars plana). Los números romanos indican los meridianos del fondo de ojo en las posiciones horarias. Los cortes horizontal y vertical se usan para registrar los cambios en el vítreo. Se usa un gráfico distinto para registrar el aspecto de la papila óptica (fig. 13-19). Este gráfico tiene cinco círculos concéntricos, correspondiendo el más externo al límite de la papila. Se dibuja el tamaño relativo y la forma de la excavación papilar, usando las líneas secantes como referencias para el centrado y los círculos concéntricos interiores para ajustar las dimensiones de esta área. Pueden dibujarse los vasos principales para reflejar su relación con los límites de la papila. Deben identificarse las zonas de palidez papilar y los defectos de la capa de fibras nerviosas. Figura 13-19 Gráfico para el dibujo de la papila óptica. Los círculos concéntricos (óvalos en realidad) y las líneas de división en cuadrantes sirven como referencias para dibujar los límites de la excavación. Estos círculos representan un diámetro de la excavación de 0,2, 0,4, 0,6, 0,8 y 1; los porcentajes del diámetro papilar y las áreas contenidas por ellos serían respectivamente del 4%, 16%, 36%, 64% y 100%. El uso de un código de colores estándar en el dibujo del fondo de ojo facilita la interpretación y comparación de los hallazgos por examinadores distintos. La tabla 13-7 recoge los colores empleados y lo que representan; la figura 13-20 muestra un dibujo como modelo. El dibujo se empieza esbozando el fondo por detrás del ecuador, incluyendo la localización de los vasos retinianos principales. Se dibujan los hallazgos en cada meridiano a medida que se procede a la exploración del fondo periférico (fig. 1321). Los residentes deben representar correctamente el color, tamaño, forma, localización, elevación y relaciones de las lesiones con los vasos retinianos y coroideos. La forma esférica del fondo de ojo no puede cartografiarse fácilmente de forma anatómicamente correcta en un dibujo plano. Por ejemplo, el ecuador del ojo tiene una circunferencia mayor que la ora serrata, pero en el dibujo estándar del fondo sucede al revés. Debido a ello, las lesiones por delante del ecuador se dibujan con un tamaño exagerado. Tabla 13-7 Código de color para el dibujo del fondo de ojo Color Representación Rojo Arteriolas retinianas, retina aplicadaa, hemorragia retiniana, microaneurismas, rotura o agujero retiniano Azul Vénulas retinianas, retina desprendida, contorno de una rotura o agujero retiniano Naranja Neovascularización sobreelevada Morado Neovascularización plana Amarillo Exudados, edema Verde Opacidad vítrea (p. ej., hemorragia) Marrón Pigmentación, coroides desprendida Negro Ora serrata, drusas, hiperpigmentación aDe color rojo suave o sin colorear. Figura 13-20 Ejemplo de un dibujo retiniano que muestra un desprendimiento bulloso de retina con exudados periféricos (amarillos) y desgarros en herradura grandes y pequeños. (Dibujo por cortesía de Fred M. Wilson Sr, MD.) Figura 13-21 El gráfico vitreorretiniano se pone al revés sobre el pecho del paciente en decúbito supino para que el examinador pueda dibujar en él la imagen que ve en la lente condensadora. Dibujo de los hallazgos en oftalmoscopia indirecta La imagen en oftalmoscopia indirecta está invertida vertical y horizontalmente. Para registrar el resultado de la exploración deben dibujarse correctamente todas las referencias y anomalías como si el paciente estuviera mirando al examinador tras habérsele retirado el segmento anterior. Si se plasma la imagen tal como se ve en el gráfico rotado 180°, se representará correctamente el aspecto del fondo de ojo (fig. 1322). Figura 13-22 Trasposición de los hallazgos de la oftalmoscopia indirecta a un gráfico vitreorretiniano. (A) Fondo de ojo del paciente visto directamente como si se hubiera quitado el segmento anterior. (B) Tres imágenes correspondientes como las vería el examinador (a, b, c). (C) Cada imagen se dibuja directamente tal como se ve sobre el gráfico invertido. La técnica de dibujo del fondo durante la oftalmoscopia indirecta depende de que el examinador conozca la posición relativa desde el polo posterior a la periferia. Para pintar las imágenes invertidas se requiere práctica. Al explorar a un paciente en decúbito supino, el residente principiante debe colocar el gráfico al revés sobre el pecho del paciente, de modo que el meridiano de las 12 h del gráfico apunte a los pies del paciente, listo para hacer un dibujo invertido de una imagen invertida (v. fig. 13-22). El protocolo clínico 13.7 resume los pasos para realizar el dibujo del fondo de ojo. Protocolo clínico 13.7 Dibujo del fondo de ojo en oftalmoscopia indirecta 1. Ponga el gráfico vitreorretiniano al revés sobre el pecho del paciente. 2. Mire y luego dibuje una referencia inicial, como los vasos nasales superiores del polo posterior. 3. Siga los vasos anteriormente y continúe dibujando sus bifurcaciones y ramas en un cuadrante. 4. Haga lo mismo en el resto de cuadrantes. 5 . Mediante depresión escleral, localice los vasos sanguíneos ya dibujados en cada meridiano y trace sus ramas terminales. 6. Dibuje la ora serrata. 7 . Vuelva a explorar cualquier lesión del fondo de ojo y trace sus bordes y detalles en relación con los vasos sanguíneos y otras referencias ya dibujadas. La retina periférica se explora desplazándose alrededor del paciente, siempre enfrente del meridiano que se está examinando. Como los detalles más periféricos se ven con la parte inferior de la lente condensadora, la imagen se dibuja en la parte del gráfico más próxima al examinador (v. fig. 13-22). Después de haber hecho muchos dibujos, el examinador con experiencia aprenderá a corregir mentalmente la imagen invertida. Dibujo de los hallazgos en biomicroscopia con lámpara de hendidura En la biomicroscopia indirecta con la lámpara de hendidura, la imagen del polo posterior vista en una exploración cara a cara se dibuja en una gráfica invertida de fondo de ojo colocada junto al biomicroscopio. Para que el examinador dibuje el fondo ecuatorial y periférico en biomicroscopia indirecta con lámpara de hendidura (o con una lente de contacto con espejo), debe rotar el papel cuando cambie la dirección de la mirada del paciente (o al rotar la lente de contacto), de modo que el meridiano que dibuje corresponda a la posición horaria que se está explorando. Empleando la lente de Hruby y la biomicroscopia con lente de contacto, la imagen se dibuja tal como se ve. Dibujo de los hallazgos en oftalmoscopia directa Se hará un dibujo preciso de la papila óptica. El examinador debe registrar las dimensiones de la excavación, el área del anillo neurorretiniano y otras alteraciones del nervio óptico y peripapilares. Como la oftalmoscopia indirecta a menudo subestima la excavación, también se recurrirá a la exploración estereoscópica con lente de +78 D, lente de Hruby o lente de contacto de fondo de ojo para añadir información a este dibujo. Pruebas de imagen Hay muchos tipos de estudios de imagen útiles para evaluar y documentar los hallazgos vitreorretinianos y coroideos, como la fotografía del fondo de ojo, la angiografía, la ecografía y la tomografía de coherencia óptica, que se comentan a continuación. La radiografía, tomografía computarizada (TC) y resonancia magnética (RM) también aportan información para el diagnóstico de las enfermedades oculares, pero el estudio de estas técnicas supera el objetivo de este manual. Fotografía La fotografía ayuda a documentar las anomalías del fondo de ojo. Se toman fotografías ampliadas de la papila óptica y la mácula; también pueden ser útiles los pares estereoscópicos. Además del campo estándar de 30°, existe la posibilidad de hacer fotografías de campo amplio. Hay que darle al fotógrafo oftalmológico instrucciones claras sobre los motivos de la fotografía para que seleccione correctamente los campos y los aumentos. Suelen tomarse fotografías correspondientes de ambos ojos para comparar. Angiografía La angiografía con fluoresceína (AGF) es una prueba fundamental para estudiar las enfermedades retinianas y coroideas. Se inyecta por vía intravenosa una solución de fluoresceína sódica y se captan las propiedades fluorescentes del colorante (usando filtros especiales en la cámara de fondo de ojo) cuando atraviesa las circulaciones retiniana y coroidea. El endotelio de los vasos retinianos y las uniones estrechas de las células del epitelio pigmentario de la retina (EPR) mantienen las barreras hematorretinianas interna y externa, respectivamente, que en condiciones normales son impermeables al colorante. Puede medirse el tiempo de circulación o de tránsito del colorante a medida que pasa por los sistemas arteriales, capilares y venosos de la retina. Las oclusiones vasculares de la retina pueden prolongar el tiempo de tránsito, y las microvasculopatías retinianas, como la retinopatía diabética o hipertensiva, pueden causar una extravasación anormal de colorante. La coroides es más difícil de estudiar mediante AGF debido a la extravasación normal a nivel de la coriocapilar fenestrada, que oculta los vasos coroideos que la cubren. Sin embargo, varias coroidopatías causan alteraciones del EPR y producen extravasación subretiniana que pueden identificarse con la AGF, como las membranas neovasculares coroideas, la retinopatía serosa central y las coroidopatías inflamatorias. La angiografía con verde de indocianina (AVI) ayuda a revelar alteraciones coroideas, ya que este colorante se liga casi totalmente a proteínas tras su inyección intravenosa y apenas difunde a través de las pequeñas fenestraciones de los vasos coroideos. El verde de indocianina tiene una fluorescencia con longitud de onda del espectro electromagnético próxima al infrarrojo. Puede definirse con más precisión la neovascularización coroidea, como en la degeneración macular asociada a la edad de tipo exudativo, en presencia de lesiones que bloquean la fluorescencia como hemorragias o cuando la membrana es oculta o difícil de identificar mediante AGF. Ecografía La ecografía es una técnica útil cuando la opacificación de los medios impide una oftalmoscopia adecuada del segmento posterior. Existen dos modalidades: el modo A es una representación unidimensional que sirve para caracterizar los tejidos, mientras que el modo B proporciona una imagen en dos dimensiones que aporta información estructural (fig. 13-23). Figura 13-23 Ecografía del ojo. (A) En el modo A, un haz de ultrasonidos de alta frecuencia entra en el ojo (arriba) y se refleja en las interfases tisulares del ojo con diferentes amplitudes (abajo). (B) En la ecografía bidimensional, el transductor se mueve de un lado a otro en un plano (arriba) y se forma una imagen compuesta por puntos de los patrones del eco en las interfases tisulares (abajo). (Reproducido con autorización a partir de Michels RG, Wilkinson CP, Rice TA. Retinal Detachment. St. Louis: Mosby-Year Book; 1990.) La ecografía bidimensional suele realizarse a través de los párpados usando metilcelulosa como gel de acoplamiento (fig. 13-24). Se puede aumentar la resolución colocando la sonda directamente sobre el ojo anestesiado o usando una técnica de inmersión en agua. La imagen bidimensional muestra un corte del globo ocular y la órbita. Al mover la sonda, el examinador puede crear mentalmente una imagen tridimensional. La movilidad de los defectos intraoculares se aprecia durante la exploración. A menudo se toman fotografías de la imagen de la pantalla, pero el examinador debe registrar todos los hallazgos en un dibujo vitreorretiniano. Figura 13-24 Aplicación de la sonda de ultrasonidos sobre los párpados cerrados con la imagen de un corte seccional en la pantalla. La ecografía unidimensional se emplea para medir amplitudes ecográficas en las interfases tisulares que va atravesando un frente de onda lineal. La línea basal horizontal de la pantalla representa la distancia recorrida, mientras que la dimensión vertical corresponde a la intensidad del eco. La tecnología ultrasónica es fundamental para estudiar clínicamente diversos tumores coroideos, como el melanoma. Tomografía de coherencia óptica La tomografía de coherencia óptica (TCO) es una técnica de imagen no invasiva y sin contacto que se vale de la interferometría y una luz láser de baja coherencia para visualizar cortes (tomogramas) de la retina con una resolución de micras. La luz retrodispersada produce una imagen bidimensional de las diferentes capas retinianas con un aspecto similar a las muestras histopatológicas. La más reciente tecnología de Fourier, o dominio espectral, consigue mayor detalle con un tiempo de adquisición más corto que los aparatos de TCO de dominio temporal (fig. 13-25). Figura 13-25 Tomografía de coherencia óptica de la mácula normal. (A) Corte que muestra la depresión foveal. Se distinguen claramente las capas de la retina por encima del epitelio pigmentario retiniano más oscuro (muy reflectante). (B) Imagen de la mácula reconstruida tridimensionalmente. La TCO es un instrumento muy valioso para estudiar las interfases vitreomacular y retina-EPR. Resulta muy útil para el diagnóstico del agujero macular inminente, precoz o avanzado y su respuesta al tratamiento quirúrgico. La imagen de TCO también ha mejorado notablemente la precisión diagnóstica y el seguimiento del edema macular secundario a diversas patologías como retinopatía diabética y oclusión venosa retiniana. Puede crearse un mapa de grosores retinianos determinando la distancia entre los límites interno y externo de la retina. Puede calcularse el volumen macular y vigilarse su evolución temporal para determinar la eficacia del tratamiento. Además, la TCO permite conocer mejor enfermedades subretinianas como la neovascularización coroidea y sus secuelas. En la neuropatía óptica glaucomatosa, la capa de fibras nerviosas retinianas se adelgaza a medida que dichas fibras van muriendo, con el consiguiente aumento de tamaño de la excavación papilar. La TCO puede medir el espesor absoluto de la capa de fibras nerviosas alrededor de la papila. Las mediciones pueden compararse con valores normales ajustados por edad y seguirse en el tiempo para detectar la progresión clínica del glaucoma. El polarímetro con láser de barrido también sirve para valorar la capa de fibras nerviosas retinianas. Este aparato combina un oftalmoscopio láser de barrido con un modulador y detector de polarización, lo que le permite aprovechar las propiedades birrefringentes de la capa de fibras nerviosas retinianas para medir su espesor relativo. El oftalmoscopio con láser de barrido confocal puede crear una imagen tridimensional de la cabeza del nervio óptico. Aunque estos instrumentos parecen muy prometedores, en el estado actual de la tecnología no nos podemos basar solo en los dispositivos de imagen de la papila y la capa de fibras nerviosas para el diagnóstico y seguimiento del glaucoma. La observación clínica atenta y minuciosa y la comparación con las estereofotografías basales de las papilas siguen siendo cruciales para revisar a los pacientes con glaucoma. El fondo normal y sus variantes comunes Para hacer una oftalmoscopia exhaustiva, el examinador debe registrar una serie de características de las principales estructuras del segmento posterior. La tabla 13-8 expone los principales datos que deben recogerse durante una exploración secuencial del segmento posterior. Hay que anotar la presencia de vestigios embrionarios y otras variantes normales del desarrollo. A menudo se encuentran alteraciones seniles, y aunque la mayoría no requieren tratamiento, también deben ser dibujadas o descritas (tabla 13-9). Tabla 13-8 Características principales del segmento posterior Estructura Características reseñables Papila óptica Excavación: cociente excavación/papila, forma y profundidad de la excavación, visibilidad de la lámina cribosa Rodete: forma o superficie, palidez, demarcación del borde Área circundante: estado coriorretiniano yuxtapapilar, visibilidad de la capa de fibras nerviosas Vasos sanguíneos: pulsaciones venosas, calibre y permeabilidad, hemorragias y exudados, neovascularización Retina Vasos sanguíneos: calibre y permeabilidad de arteriolas y vénulas, cruces AV, opacidades intravasculares, perivasculares y extravasculares y hemorragias, integridad de la red capilar, neovascularización Fondo Áreas pálidas: composición, tamaño, número Áreas rojas: profundidad, tono, límites Áreas oscuras: elevación, tamaño, localización Mácula Reflejo luminoso, nivel, color y opacidades Vítreo Transparencia y uniformidad Tabla 13-9 Cambios degenerativos normales del ojo senil Localización Alteración Polo posterior Pérdida del reflejo foveal, drusas Vasos retinianos Estrechamiento, aumento del reflejo luminoso Ecuador Drusas, degeneración pigmentaria reticular Periferia Degeneración coriorretiniana, degeneración pavimentosa Humor vítreo Licuefacción, cuerpos flotantes, desprendimiento vítreo posterior Papila óptica La papila óptica se describe según su color y morfología. La mitad nasal tiende a verse más rosada y algo menos definida que el borde temporal. Las fibras nerviosas mielinizadas son haces blancos de aspecto plumoso que suelen extenderse en una o más direcciones desde la papila. También pueden aparecer separados de la papila. Los cuerpos hialinos (a menudo denominados drusas incorrectamente) del nervio óptico son concreciones de esfingomielina calcificada que se encuentran a veces en la cabeza del nervio óptico. La presencia de fibras nerviosas mielinizadas o cuerpos hialinos se debe registrar en el dibujo de la papila óptica o describir en la historia. Excavación papilar La excavación fisiológica de la papila es la pequeña depresión en su centro, a través de la cual entran y salen del ojo los vasos mayores de la retina. La excavación normal ocupa el 30-50% del área papilar. Las variaciones genéticas dan lugar a veces a excavaciones normales que ocupan casi el 70% del área papilar. Como la determinación de la excavación papilar mediante oftalmoscopia a menudo es imprecisa, el examinador debe esforzarse por ser arbitrario de modo uniforme (o sacar fotografías para comparar y realizar biometrías). El análisis mediante TCO también puede ayudar a valorar con precisión la lesión glaucomatosa del nervio óptico. Además de la excavación, pueden registrarse otras medidas. Las medidas normales de la papila en personas de ascendencia europea son las siguientes: área papilar, 2,6 mm 2; área de la excavación, 0,7 mm 2, y área del anillo neurorretiniano, 1,9 mm2. La población negra tiene papilas y excavaciones un 10% más grandes, mientras que las papilas de la población asiática tienden a ser algo menores. Una asimetría en el cociente excavación-papila mayor de 0,2 entre ambos ojos solo ocurre en menos del 1% de los individuos normales. Anillo escleral Se observa un anillo fisiológico de esclerótica cuando la coroides y el EPR no alcanzan el borde de la papila. Su límite externo está formado por el borde del EPR y el interno por el canal escleral del nervio óptico. Si cualquiera de estas capas pigmentadas está engrosada, se verá una semiluna (cono) pigmentada. Puede haber un área muy pigmentada si el EPR se extiende más de lo habitual, o una zona despigmentada si el EPR se detiene antes de lo normal y se expone la coroides. Otras variantes normales serían la borrosidad leve de los bordes papilares, debida a una abertura escleral estrecha en ojos hipermetrópicos y a una inclinación papilar en ojos miópicos. Polo posterior La mácula tiene un diámetro de unos 18°, y su zona central o fóvea, de 5°. El color amarillo de la mácula lútea no es visible con luz blanca, pero puede apreciarse con iluminación intensa a través de un filtro aneritro. La capa de fibras nerviosas sana es algo más opaca, con estriaciones paralelas con patrón arciforme por encima y debajo de la mácula. El punto central de la fovéola a menudo tiene un reflejo que es una imagen invertida de la fuente de luz empleada. La pérdida del reflejo luminoso foveal es un cambio senil frecuente en el polo posterior, así como los puntos de atrofia del EPR. Las drusas, que son depósitos blanco-amarillentos entre el EPR y la membrana de Bruch, constituyen un cambio anormal, la forma seca de la degeneración macular asociada a la edad. La forma húmeda causa una pérdida de visión central grave secundaria a hemorragias y cicatrización de membranas neovasculares coroideas. Vasos sanguíneos retinianos Los vasos retinianos irradian de la papila óptica, bifurcándose en un patrón ramificado único para cada individuo. Aunque las capas retinianas internas suelen recibir el riego de la arteria central de la retina y sus ramas, las arterias ciliorretinianas, derivadas de la circulación ciliar y que solo se ven en un 20% de todos los ojos, pueden irrigar una parte de la retina interna entre la papila óptica y la fóvea. A veces se observa tortuosidad congénita de las arteriolas y vénulas retinianas. La anchura de la arteria central de la retina (o al menos de la columna sanguínea visible, porque la pared vascular normal es transparente) es de en torno a 0,1 mm. Vénulas retinianas En condiciones normales de presión intraocular y circulación aórtica y carotídea, no se ven pulsaciones en las arterias retinianas, aunque sí son frecuentes las pulsaciones venosas. Durante la sístole, la presión del pulso en las arterias retinianas se transmite un poco a la presión intraocular. Cuando la presión intraocular supera a la presión venosa retiniana durante la diástole, las venas retinianas se colapsan. Se ve pulso venoso espontáneo en la papila del 80% de las personas normales. Cuando aparecen, estas pulsaciones indican que la presión venosa retiniana (es decir, la presión intracraneal) es normal. Arteriolas retinianas Se registra el calibre y la reflectividad de las arteriolas retinianas. La hipertensión arterial crónica produce estrechamiento de dichas arteriolas. En la arterioesclerosis, un proceso senil de engrosamiento de la pared arteriolar, el reflejo luminoso ocupa más parte de la arteria porque la anchura de la luz reflejada hasta el centro de la columna hemática es proporcional al grosor de la pared vascular. Los vasos con un reflejo luminoso ancho se denominan en hilo de cobre. Cuando el reflejo luminoso desaparece y la arteriola fibrótica se ve como un fino cordón blanquecino, se habla de arteriolas en hilo de plata. Cruces vasculares Las arterias retinianas suelen situarse a un nivel y las venas pasan por debajo; se observa compresión de la vénula en forma de muescas en sujetos hipertensos. Cuando la vena pasa por encima de la arteria, se ve una «joroba». Coloración del fondo de ojo Es normal encontrar variaciones fisiológicas de color en el fondo de ojo. En un fondo poco pigmentado (rubio o albinoide), se observan los vasos retinianos y coroideos sobre un fondo prácticamente blanco. El fondo de ojo de una persona muy pigmentada tiene un color oscuro uniforme, sobre todo en el polo posterior. La distribución no uniforme de melanina coroidea, como en algunos fondos miópicos, produce un fondo atigrado o en mosaico. Las venas tributarias de la coroides drenan en las ampollas vorticosas, normalmente en número de cuatro (en las posiciones horarias de la 1, 5, 7 y 11), pero pueden ser más. El círculo que conecta las ampollas vorticosas corresponde aproximadamente al ecuador del globo ocular. Los nervios ciliares posteriores largos son líneas anchas y amarillas a lo largo de los meridianos horizontales. Las arterias ciliares posteriores largas suelen estar por debajo del nervio temporal y encima del nervio nasal. Drusas Las drusas son pequeñas excrecencias amarillentas en la membrana de Bruch. Son más comunes en el ecuador, sobre todo nasal, que en el polo posterior. Las drusas maculares se encuentran más a menudo en ancianos y pueden ser punteadas o geográficas. Cambios pigmentarios y nevos La hipertrofia congénita del epitelio pigmentario de la retina se ve como una mancha plana y bien definida de color negro intenso; la agrupación de varias de estas lesiones se describe en ocasiones como huellas de oso. La degeneración pigmentaria reticular es una degeneración senil del epitelio pigmentario de la retina. También llamada degeneración en panal, se caracteriza por un patrón en red o panal más ostensible en el ecuador nasal. Un nevo coroideo es una lesión oscura mínimamente elevada que puede asociarse a drusas y que no suele crecer. Periferia L a ora serrata se caracteriza por la presencia de unos cincuenta dientes que apuntan hacia delante y por las bahías que se forman entre ellos. Los dientes de la retina periférica suelen ser más pronunciados nasalmente, a veces con crestas o pliegues meridionales, siendo menos dentada la ora temporal. La transición de las bahías orales pronunciadas de la zona nasal a las bahías más suaves temporales suele ocurrir hacia las 5 y las 11 h en el ojo derecho y las 1 y 7 h en el ojo izquierdo. Entre las variantes normales de los dientes de la ora se encuentran los dientes en horquilla, los dientes conectados, los dientes gigantes y los dientes en anillo. Una bahía de la ora serrata puede confundirse con un agujero retiniano. La periferia temporal es donde suelen localizarse la degeneración en empalizada y los quistes de la pars plana. En la periferia nasal suelen encontrarse los dientes de la ora y los pliegues meridionales más ostensibles, sobre todo en el cuadrante nasal superior. Existe una zona pigmentada (demostrable mediante transiluminación del globo ocular) situada a lo largo de la ora serrata. Esta área de adherencia retinocoroidea tiene 3-4 mm de ancho en la periferia temporal y 1 mm de ancho en la periferia nasal, y representa la fusión normal de la retina y el epitelio pigmentario retiniano. Pueden encontrarse diversas alteraciones en el fondo periférico (fig. 13-26). Pueden identificarse una o más perlas en la ora serrata. Estas perlas son drusas que se ven como pequeñas esférulas blancas y relucientes cerca de la ora serrata. No tienen importancia clínica a pesar de su llamativo aspecto. Figura 13-26 Variantes normales del fondo ecuatorial y periférico. (A) Perlas de la ora. (B) Degeneración coriorretiniana. (C) Degeneración pigmentaria reticular. (D) Drusas ecuatoriales. (E) Degeneración pavimentosa. (F) Blanco con/sin presión. (G) Quistes de la pars plana. (Reproducido a partir de Rutnin U, Schepens CL: Fundus appearance in normal eyes. Am J Ophthalmol. 1967; 64:840– 852, 1040–1078. Publicado con autorización de Elsevier.) L a degeneración cistoide se ve como un área de tejido granular; este cinturón de quistes aglomerados aparece en el límite de la retina, sobre todo temporalmente. La degeneración cistoide puede coalescer y formar una retinosquisis senil, o partición benigna de la retina. Los quistes de la pars plana son quistes transparentes y sobreelevados que miden uno o dos diámetros papilares. Suelen ser múltiples, bilaterales y confinados a la mitad posterior de la pars plana temporal. Son difíciles de visualizar sin una correcta depresión escleral. El blanco con presión es un término empleado para describir el color blanqueado de un área plana de retina periférica durante la depresión escleral. Esta alteración suele deberse a opacificación vítrea prerretiniana. El blanco sin presión es un fenómeno parecido visible sin indentación escleral. L a degeneración coriorretiniana es una alteración pigmentada punteada que se ve adyacente a la ora serrata. La degeneración pavimentosa, también llamada degeneración coriorretiniana periférica o degeneración en adoquinado, está formada por grupos de puntos numulares, atróficos y despigmentados en la periferia. Como hay pérdida de la retina externa, epitelio pigmentario retiniano y coriocapilar, se ve un parche de esclerótica blanca con los vasos coroideos al descubierto. Puede haber grumos pigmentarios alrededor de estas áreas circunscritas. La coalescencia de varias manchas forma una zona alargada con un borde festoneado paralelo a la ora serrata. La degeneración en empalizada es un área fusiforme de adelgazamiento retiniano que puede contener vasos blancos esclerosados. Humor vítreo Los reflejos luminosos de la membrana limitante interna son más ostensibles en jóvenes y, con menor iluminación, también se ve un halo reluciente que rodea la mácula. Puede haber vestigios de la arteria hialoidea fetal, como la membrana o velo epipapilar, también llamada papila de Bergmeister. El conducto hialoideo va desde la cabeza del nervio óptico hasta el cristalino, y a menudo se ve un punto residual de adherencia sobre la cápsula posterior (punto de Mittendorf). En el humor vítreo normal no puede verse el límite anterior ni el posterior de la base del vítreo. En el desprendimiento vítreo posterior, se observa a veces una línea blanca en la retina justo por detrás de la ora serrata y que representa el borde posterior de la base del vítreo. El limite anterior de la base del vítreo se ve rara vez como una línea blanca en mitad de la pars plana. Los límites de la base del vítreo varían según las personas, pero normalmente se extienden unos 2 mm a cada lado de la ora serrata. La licuefacción senil del vítreo, que suele empezar en la parte central posterior, produce cavidades ópticamente vacías. El vítreo líquido que entra en el espacio por detrás de la corteza vítrea produce colapso vítreo (sinéresis). El desprendimiento vítreo posterior es una separación entre la corteza vítrea posterior y la membrana limitante interna, y puede dar lugar a la aparición de moscas volantes. Su incidencia aumenta típicamente después de los 50 años. La hialosis asteroide consiste en la presencia de pequeñas bolas blancas compuestas por cristales de fosfato cálcico y fosfolípidos que no suelen afectar a la visión. Fallos y consejos útiles • En la tabla 13-10 se resumen otros problemas de imagen y sus causas. Existen ojos modelo para entrenar, y un espejo de aprendizaje muestra al principiante exactamente lo que tendría que verse. Para dominar el arte y poder interpretar bien la oftalmoscopia indirecta es imprescindible la práctica diaria con pacientes. • La luz brillante daña al paciente. Sea considerado y evite deslumbrar al paciente con voltajes innecesariamente altos. Si empieza la exploración en el ecuador y la periferia, puede dar al paciente la oportunidad de adaptarse a la luz antes de examinar el polo posterior. Normalmente se puede colocar correctamente la lente en un momento, lo que acorta el tiempo de exposición a la luz brillante. Al cambiar de posición, no debe dirigirse la luz innecesariamente al ojo. Deje pequeños períodos de descanso para que el paciente se recupere. • A menudo el examinador solo puede conseguir un vistazo rápido del polo posterior en niños pequeños. Puede facilitarse la oftalmoscopia indirecta bajando el nivel de iluminación, sentando al niño en el regazo de uno de sus padres y evitando tocarle la cara. En niños que no dejen de mover los ojos, intente usar un flash de luz brillante, como el transiluminador de Finoff; mientras mira el haz de luz dirigido a la pupila dilatada del niño, interponga una lente condensadora para ver el polo posterior. • Durante la depresión escleral, si no se ve el área indentada, puede interpretarse incorrectamente que no se está apretando lo suficiente. Si el examinador aprieta más, el paciente mueve el ojo, haciendo imposible encontrar la periferia retiniana. Si no puede ver el área de depresión escleral, el examinador debe realinear el eje de visión o el depresor. • Para evitar confundirse al situar la lesión en el fondo de ojo, recuerde que la lesión se localiza según los meridianos horarios. Su emplazamiento a lo largo de un meridiano anteroposterior se estima en el diámetro del disco con relación a la ora serrata, el ecuador y la fóvea. Si mantiene el eje de observación fijo al retirar la lente, el examinador sabrá qué parte de la periferia estaba siendo iluminada. La localización anteroposterior se verifica luego colocando el depresor escleral en la lesión y mirando qué distancia hay entre el depresor y el limbo. La ora serrata está a 8 mm del limbo, y el ecuador, a unos 12-14 mm. • Aunque el oftalmoscopio directo es fácil de usar y proporciona una imagen erecta y de gran aumento de la retina, la falta de estereopsia, el pequeño campo de visión y la mala visualización de la periferia retiniana limitan su utilidad. Muchos oftalmólogos recurrirán a la biomicroscopia con lámpara de hendidura y una lente manual de +78 D o +90 D para examinar la mácula y la papila en lugar del oftalmoscopio directo, sobre todo si la pupila está dilatada. • Aunque es raro que se produzca bradicardia por un reflejo oculocardíaco durante la exploración, puede haber casos de síncope vasovagal al colocar una lente de contacto para fondo de ojo. Dichas lentes de contacto deben sostenerse sobre el ojo sin apretar y retirarse en caso de que el paciente empiece a marearse. Tabla 13-10 Problemas frecuentes en oftalmoscopia indirecta Problema Motivo Gran parte de la imagen está oscura o distorsionada Mala colocación lateral o vertical de la lente Imagen demasiado pequeña Lente condensadora demasiado cerca o lejos del ojo Reflejos centrales que ocultan la imagen Lente no inclinada Reflejos irregulares y turbidez Lente sucia Imagen sin brillo Mal centrado de la luz en la pupila Trama vascular extraña Se está mirando la conjuntiva Pérdida repentina de la imagen El paciente ha movido el ojo Imposibilidad para ir de una parte del fondo a otra Se está moviendo el eje de visión en dirección equivocada Bibliografía recomendada Retinopatías Age-Related Macular Degeneration [Preferred Practice Pattern]. San Francisco: American Academy of Ophthalmology; 2008. Diabetic Retinopathy [Preferred Practice Pattern]. San Francisco: American Academy of Ophthalmology; 2008. Posterior Vitreous Detachment, Retinal Breaks, and Lattice Degeneration [Preferred Practice Pattern]. San Francisco: American Academy of Ophthalmology; 2008. Oftalmoscopia indirecta Friberg T.R. Examination of the retina: Ophthalmoscopy and fundus biomicroscopy. In Albert D.M., Miller J.W., Azar D.T., Blodi B.A., eds.: Albert & Jakobiec’s Principles and Practice of Ophthalmology, 3rd ed., Philadelphia: WB Saunders Co, 2008. Regillo C.D., Benson W.E., Edmunds W. Retinal Detachment: Diagnosis and Management, 3rd ed. Philadelphia: Lippincott Williams & Wilkins; 1998. Rubin M.L. The optics of indirect ophthalmoscopy. Surv Ophthalmol. 1964:449–464. Oftalmoscopia directa Orient J.M. Sapira’s Art and Science of Bedside Diagnosis, 3rd ed. Philadelphia: Lippincott Williams & Wilkins; 2005. Angiografía fluoresceínica Berkow J.W., Flower R.W., Orth D.H., Kelley J.S. Fluorescein and Indocyanine Green Angiography: Technique and Interpretation. Ophthalmology Monograph 5, 2nd ed. San Francisco: American Academy of Ophthalmology; 1997. Tomografía de coherencia óptica Lin S.C., Singh K., Jampel H.D., et al. Optic nerve head and retinal nerve fiber layer analysis: a report by the American Academy of Ophthalmology. Ophthalmology. 2007:1937–1949. McDonald H.R., Williams G.A., Scott I.U., et al. Laser scanning imaging for macular disease: a report by the American Academy of Ophthalmology. Ophthalmology. 2007:1221–1228. Capítulo 14 Urgencias oftalmológicas Este capítulo hace un repaso general de las urgencias que suelen encontrarse los nuevos residentes de Oftalmología, e incluye explicaciones sobre cómo evaluar al paciente en urgencias y cómo tratar las urgencias más comunes, aunque no de forma exhaustiva. Puede haber diferentes opiniones sobre ciertos aspectos terapéuticos (como en el tratamiento del hipema), pero la información servirá de base para adquirir nuevos conocimientos a medida que avance su entrenamiento. Los tratamientos de la mayoría de los problemas descritos en este capítulo no dejan de evolucionar y, en muchos casos, son controvertidos; deben consultarse otras fuentes de información de forma continuada. Algunas entidades abordadas aquí no son urgencias médicas, aunque se ven a menudo en la sala de urgencias. El diagnóstico y el tratamiento de las urgencias oftalmológicas requieren un abordaje disciplinado y metódico para garantizar una atención correcta y evitar fallos. La necesidad de hacer una exploración rápida en los casos urgentes no justifica que sea incompleta. Es necesario registrar correctamente los hallazgos, ofrecer un tratamiento a tiempo y estar muy atento a los detalles para proporcionar una atención médica óptima y también por motivos medicolegales (v. cap. 3). Si no está seguro de cómo tratar una urgencia oftalmológica, está obligado a buscar cuanto antes la ayuda de un oftalmólogo experimentado y realizar las consultas pertinentes a otros especialistas médicos cuando la situación lo exija. Equipamiento y evaluación general Lo ideal sería que los pacientes que llegaran a la sala de urgencias fueran evaluados en la consulta de oftalmología o una sala de exploración completa con una escala de optotipos de pared, una lámpara de hendidura y un oftalmoscopio indirecto. Esto no siempre es posible, pero puede disponerse de equipamiento portátil para explorar a los pacientes en urgencias. Para ello, prepare una bolsa que contenga el equipamiento y los utensilios esenciales, como los siguientes: • Fuente de luz (p. ej., una linterna, un flash pequeño). • Oftalmoscopio directo. • Escala de visión cercana. • Estenopeico. • Lentes de +2,5 D y de +20 D. • Juguetes pequeños u otros objetos de fijación pediátricos. • Tiras de fluoresceína. • Retractor palpebral. • Regla pequeña (milimetrada). • Ciertos medicamentos oftalmológicos, como proparacaína, maleato de timolol al 0,5%, pilocarpina al 2% y tropicamida al 1%. Otro equipamiento más difícil de transportar, como el oftalmoscopio indirecto y la lámpara de hendidura con tonómetro de Goldmann, suele encontrarse en las salas de exploración, aunque es buena idea llevar en la bolsa un tonómetro de Schiøtz o un Tonopen. La evaluación de los pacientes con lesiones o enfermedades oculares se empieza haciendo una historia minuciosa. Pregunte siempre cómo veía el paciente anteriormente; si sabemos que un paciente con un traumatismo contuso y visión de 20/200 tenía ambliopía en ese ojo, cambia drásticamente el cuadro clínico. Sin embargo, nunca difiera el tratamiento de una verdadera urgencia ocular (causticación, oclusión de la arteria central de la retina o glaucoma por cierre angular agudo) para tomar la historia. En todos los casos urgentes, la anamnesis debe ajustarse a la naturaleza del problema. Si se plantea una intervención quirúrgica, pregunte al paciente cuándo ingirió algo por última vez o prescriba ayuno absoluto hasta que se tome la decisión terapéutica. También debe preguntar por la última dosis de la vacuna del tétanos en todos los casos de traumatismo penetrante o perforante. Al igual que la anamnesis, la exploración irá orientada al problema que presente el paciente. En primer lugar, debe medirse la agudeza visual en cuanto sea posible, antes de que empeore algún problema (opacidad corneal, hipema, edema palpebral) que pueda impedir la medición. Para valorar la agudeza en una situación urgente, es útil disponer de un estenopeico para solventar defectos refractivos, una lente de +2,5 D para compensar la presbicia y una escala de lectura para cerca. Si la visión del paciente está muy deteriorada, debe explorarse la visión cromática con los tapones verdes y rojos de los botes de colirio y la percepción de luz en todos los cuadrantes. A continuación se estudiarán, si es pertinente, el aspecto externo, los movimientos oculares, los campos visuales por confrontación, las pupilas, el segmento anterior, la tonometría y la oftalmoscopia, por este orden. Si existe un traumatismo craneoencefálico significativo, no dilate las pupilas para no afectar a las reacciones pupilares con vistas a posibles exploraciones neurológicas periódicas. En los pacientes con posible ruptura del globo ocular o hipema no debe aplicarse presión sobre el ojo con maniobras como la depresión escleral o la tonometría de Schiøtz. Evaluación en niños Se necesitan técnicas especiales para evaluar a los niños que acudan por urgencias. Es esencial tener tacto y paciencia y hacerse cargo de las preocupaciones de los padres. Para evitar que empiece a llorar, intente recoger tanta información como pueda observando atentamente al niño sin tocarle. Evite las actitudes y gestos intimidatorios, no apresurándose en la exploración, si es posible, sino actuando tranquila y pausadamente. Los juguetes u otros objetos llamativos para fijación pueden simplificar las exploraciones pediátricas, y puede ser más fácil examinar a los bebés si se les tranquiliza con un chupete o un biberón. Sin embargo, evite que tomen nada si se plantea una reparación quirúrgica. Use un dispositivo de restricción en niños no colaboradores para la exploración, a no ser que el globo ocular esté abierto, porque el niño podría apretar con el consiguiente aumento de la presión intraocular y riesgo de extrusión de los contenidos oculares. Otra opción es envolver con fuerza al niño que no colabore (v. cap. 9) o pedir a la enfermera o la madre que ayuden a sujetarlo. Considere la sedación solo como último recurso. Si es necesario, sede al niño en condiciones controladas, con monitorización estricta y disponibilidad de equipamiento para urgencias y personal entrenado en soporte vital pediátrico avanzado para evitar complicaciones. Puede ser preciso consultar con el anestesista. Si el niño es candidato a la cirugía, algunas de las exploraciones más difíciles de realizar pueden demorarse hasta que el niño esté anestesiado. Puede ser más fácil explorar el segmento anterior y el fondo de ojo usando un blefaróstato pediátrico y, en niños pequeños y bebés que no puedan verse con la lámpara de hendidura, una lámpara de hendidura portátil. Traumatismos oculares en urgencias Los pacientes vistos en la sala de urgencias por traumatismos oculares pueden tener otras lesiones extraoculares. Debe darse prioridad a los problemas con riesgo vital, y conviene que haya coordinación entre los distintos médicos que atienden al paciente para establecer la mejor secuencia terapéutica en caso de lesiones múltiples. Debe colocarse un protector ocular con esparadrapo hasta que el paciente esté estabilizado, momento en el que ya puede prestarse atención al traumatismo ocular. A continuación se exponen con detalle las lesiones traumáticas oculares más frecuentes y su tratamiento. Abrasión corneal Las abrasiones corneales son defectos epiteliales de origen traumático, como arañazos con la uña, lesiones por abuso de las lentes de contacto o quemaduras ultravioletas por soldaduras. Las abrasiones corneales suelen acompañarse de dolor importante, sensación de cuerpo extraño, lagrimeo, blefaroespasmo y a veces disminución de visión. Descarte la queratitis por virus del herpes simple, que puede simular una abrasión. La erosión corneal es un defecto epitelial espontáneo que a menudo es recidivante y puede producirse en el sitio de una lesión corneal previa o asociada a una distrofia corneal. La evaluación se facilita instilando una gota de anestésico tópico, que mejora los síntomas espectacularmente. Si se sospecha una queratitis por herpes simple, compruebe la sensibilidad corneal antes de poner el anestésico tópico, siguiendo las instrucciones que se dan en el protocolo clínico 9.1. Luego puede medirse mejor la visión y explorar más a fondo el ojo con la lámpara de hendidura. El diagnóstico se facilita aplicando fluoresceína, que tiñe la parte de la córnea carente de epitelio. Es fundamental distinguir entre una abrasión corneal típica y una úlcera corneal. Esta última implica que hay una infección de la córnea asociada al defecto epitelial, que generalmente se manifiesta como una opacidad blanca en la córnea, a menudo con hipopión. En pacientes con abrasiones corneales verticales, descarte un cuerpo extraño atrapado en la conjuntiva tarsal del párpado superior o inferior explorando el párpado evertido con el biomicroscopio y barriendo los fondos de saco con un bastoncillo de algodón húmedo. En el protocolo clínico 9.6 se dan instrucciones para evertir el párpado, y en el protocolo clínico 11.1 se explica cómo limpiar el saco conjuntival y los fórnices. Los cuerpos extraños de la conjuntiva tarsal pueden causar abrasiones corneales con un patrón vertical lineal, debido al roce arriba y abajo del cuerpo extraño sobre el epitelio corneal con el parpadeo. Tratamiento El tratamiento de una abrasión corneal típica es el siguiente: 1. Instile una gota de anestésico tópico en el ojo afectado. 2. Descarte un cuerpo extraño en el ojo afectado. Inspeccione los fondos de saco. 3 . Instile una gota de ciclopléjico (como homatropina al 5%) para aliviar el malestar causado por el espasmo ciliar. 4. Coloque un parche sobre el ojo cerrado para reducir las molestias producidas por el roce de los párpados sobre la córnea. Esta técnica se describe en el protocolo clínico 14.1. a. Deje el parche colocado hasta la revisión. No es necesario tapar el ojo si la abrasión es menor de 3-4 mm de diámetro. Tenga en cuenta que se ha puesto en entredicho la necesidad de tapar los ojos de pacientes con abrasiones menores de 10 mm. b. Nunca tape un ojo con infección bacteriana o micótica (como conjuntivitis o blefaritis). c. Debido al riesgo de infección, no deben taparse los ojos con abrasiones por lentes de contacto o de origen vegetal (como la rama de un árbol). 5. Como alternativa, coloque una lente de contacto terapéutica de vendaje, sobre todo si la abrasión es bilateral. 6. Retire el parche y revise al paciente a las 24 h. Los parches no deben mantenerse más de 24 h por el riesgo de infección. Si el paciente está más molesto con el parche puesto, debe quitárselo antes de la revisión. Suspenda la oclusión si la abrasión está casi curada. Hay controversia sobre la necesidad de aplicar colirio o pomada antibiótica. Protocolo clínico 14.1 Colocación de parches y protectores oculares 1. Tome dos parches oculares estériles y esparadrapo quirúrgico. Corte un trozo de unos 12-15 cm de largo. 2. Pida al paciente que cierre ambos ojos. 3 . Limpie la frente y el cigoma con una gasa con alcohol para eliminar la grasa cutánea. Esto ayuda a que el esparadrapo se pegue a la piel. 4. Puede usarse cualquiera de las tres técnicas siguientes, según el grado de compresión deseado y lo que resulte más cómodo para el paciente: a. Un parche sin plegar (presión mínima). b. Dos parches sin plegar (algo más compresivo). c. Dos parches, plegado el de debajo (aún más compresivo). 5 . Con el esparadrapo, sujete firmemente a la frente y al cigoma el parche sin doblar (fig. 14-14). Para evitar el parpadeo, resangrados o edema, el parche debe ejercer una leve presión sobre los párpados. El paciente no debe poder abrir el ojo bajo el parche. El esparadrapo no debe extenderse a la mandíbula o cerca de la comisura de la boca porque el movimiento de la mandíbula puede aflojar el parche. 6 . Si el paciente tiene una contusión o laceración del globo ocular o sus anejos, coloque sobre el globo ocular un protector de aluminio fenestrado sujeto con esparadrapo, en vez de un parche, para proteger estos tejidos de nuevas lesiones hasta que se produzca la curación o se lleve a cabo la reparación definitiva. Apoye el protector sobre el reborde orbitario superior y el cigoma (fig. 14-15). No ponga parches apretados sobre un ojo abierto. Figura 14-14 Colocación y sujeción con esparadrapo de un parche sin plegar. Figura 14-15 Colocación de un protector de aluminio encima del parche. En abrasiones asociadas al uso de lente de contacto, retírela y examine con la lámpara de hendidura si hay defectos en la lentilla o la córnea. Si el paciente usa lentes de contacto rígidas, trate la abrasión como se acaba de describir. Si lleva lentes blandas, puede ser necesario descartar una posible queratitis microbiana (p. ej., por Pseudomonas) cultivando la córnea y el estuche de las lentes si el aspecto clínico lo aconseja. Si sospecha una queratitis microbiana, deben administrarse los antibióticos apropiados hasta que se disponga del resultado del cultivo. Cuerpo extraño corneal Los cuerpos extraños (metálicos, detritos, madera, sustancias vegetales, cristal o incluso pelos de oruga) enclavados en la córnea pueden saltar al ojo al golpear metal o piedra, al ser arrastrados por el viento o de muchos otros modos aparentemente inocuos. Es importante conocer la naturaleza del cuerpo extraño porque los cuerpos extraños metálicos enclavados en la córnea pueden dejar un anillo de óxido, y los de origen vegetal, como las astillas de madera, conllevan mayor riesgo de queratitis microbiana (fig. 14-1). Intente averiguar el origen del cuerpo extraño al tomar la historia y valore la posibilidad de que haya un cuerpo extraño intraocular asociado a un cuerpo extraño corneal. Deben evertirse los párpados superior e inferior para descartar la posibilidad de cuerpos extraños en los fondos de saco o la conjuntiva tarsal. Si se sospecha una queratitis microbiana asociada, debe rasparse la córnea para tinción y cultivo como si fuera una úlcera corneal. Figura 14-1 Cuerpo extraño metálico en la córnea rodeado por un anillo de óxido y edema corneal grisáceo. Tratamiento El tratamiento depende de la naturaleza, localización y profundidad en la córnea del cuerpo extraño. Los cuerpos extraños superficiales que no hayan penetrado más allá del estroma superficial pueden retirarse en la consulta del modo descrito en el protocolo clínico 14.2. Si el cuerpo extraño está muy profundo o se sospecha perforación corneal, trate al paciente en las condiciones estériles de un quirófano equipado para tratar perforaciones corneales. El paciente debe llevar un protector rígido de aluminio fenestrado hasta el momento de la cirugía (v. protocolo clínico 14.1). Protocolo clínico 14.2 Extracción de cuerpos extraños corneales 1. Aplique gotas de colirio anestésico en el ojo afectado. 2. Separando los párpados del paciente con el pulgar y el índice, retire un cuerpo extraño suelto no enclavado de uno de los modos siguientes: a. Barra suavemente la superficie corneal con un bastoncillo de algodón empapado en suero salino o cualquier colirio oftálmico suave. b. Haga un lavado con suero salino, inspeccionando la córnea periódicamente hasta que no se vea el cuerpo extraño (protocolo clínico 14.3). 3. Retire un cuerpo extraño bien enclavado mediante una extracción cuidadosa con una aguja de 27 G en un mango o una jeringa de tuberculina usando la ampliación de la lámpara de hendidura. Haga un movimiento rápido hacia fuera con la aguja y evite enterrar más el cuerpo extraño o clavar la aguja a más profundidad de la estrictamente necesaria (fig. 14-16). 4. Si queda un anillo de óxido, puede intentar rasparlo con la aguja o usar alguna de las fresas disponibles para este fin. No es necesario eliminar todo el anillo de óxido. Es preferible dejar un pequeño resto de óxido en el eje visual que arriesgarse a crear una cicatriz estromal densa después de la extracción. 5. Trate la abrasión causada por el cuerpo extraño como cualquier abrasión corneal. Figura 14-16 Extracción del cuerpo extraño. Laceración palpebral Todos los pacientes con laceraciones palpebrales deben ser explorados minuciosamente para descartar lesiones asociadas, como laceraciones canaliculares, traumatismos ocultos del globo ocular, fracturas de las paredes orbitarias, laceración de músculos extraoculares o cuerpos extraños enclavados. Pregunte sobre el objeto causante de la laceración, el momento y la gravedad de la lesión y cualquier síntoma o signo asociado. Tratamiento Se tratarán las posibles lesiones oculares asociadas (como un cuerpo extraño enclavado) de la forma adecuada. No es necesario reparar las laceraciones palpebrales inmediatamente, y es mejor que lo haga un médico especializado en tales intervenciones. Puede diferirse la reparación 12-24 h, sobre todo si la herida está contaminada o ha sido por mordedura humana. Debido a la gran vascularización de los párpados, son raras las infecciones, y el desbridamiento, en caso de que sea necesario, será mínimo. No deben extirparse los tejidos con pedículos o colgajos. Contusión ocular Las contusiones oculares se producen por impactos directos en el ojo de un objeto romo. Las posibles secuelas oftalmológicas incluyen hemorragia subconjuntival, hipema (v. más adelante), luxación del cristalino, rotura del globo ocular, fracturas de la pared orbitaria (v. más adelante), iridodiálisis, recesión angular con el consiguiente glaucoma, rotura del esfínter del iris, iritis traumática, alteraciones del segmento posterior y neuropatía óptica traumática. Las dos primeras cuestiones que deben responderse ante un paciente con un traumatismo contuso son: 1. ¿Está el globo ocular roto? 2. ¿Existe hipema? La crepitación al palpar apoya el diagnóstico de fractura de la pared orbitaria o del suelo de la órbita. Retraiga con cuidado los párpados manualmente o con un retractor palpebral para exponer el globo ocular. Mida la agudeza visual si es posible. Inspeccione la superficie ocular buscando signos de perforación. Explore la pupila en busca de midriasis traumática con rotura del esfínter, miosis asociada a iritis traumática, iridociclitis y defecto pupilar aferente, que indicaría una neuropatía óptica traumática. Evalúe el segmento anterior con la lámpara de hendidura, buscando la presencia de hipema, iridociclitis traumática y subluxación del cristalino. Aunque el edema agudo de los párpados puede impedirla, debe realizarse una gonioscopia en el momento oportuno para descartar una recesión angular, que aumenta el riesgo de glaucoma en el futuro. Explore los movimientos oculares. Un déficit aislado de la elevación apunta a una fractura orbitaria inferior por estallido; puede haber una leve o moderada limitación generalizada de la movilidad ocular asociada a edema o hematoma orbitario. La tonometría de aplanamiento es difícil si la órbita está edematosa y los párpados muy cerrados (fig. 14-2), y la presión intraocular puede elevarse artificialmente al intentar abrir los párpados para obtener la medición. Una presión por debajo de 15 o menos de 10 mmHg en el contexto de una contusión ocular sugiere la posibilidad de una ruptura escleral; en estos casos será necesario hacer un examen minucioso del fondo de ojo, aunque la depresión escleral debe posponerse en pacientes con hipema o sospecha de rotura escleral. Entre los trastornos del segmento posterior que pueden acompañar a las contusiones oculares se encuentran la conmoción retiniana, hemorragias retinianas, rotura coroidea, hemorragia vítrea y desprendimiento de retina traumático (v. más adelante). Figura 14-2 El intenso edema orbitario después de un traumatismo contuso puede hacer difícil o imposible la exploración del ojo. Tratamiento El tratamiento de las lesiones oculares contusas depende de sus características, como se detalla a lo largo de este capítulo. El oftalmólogo puede recomendar medidas sintomáticas, como la aplicación de bolsas de hielo sobre la órbita los primeros 1-2 días (si el globo ocular está intacto), la elevación del cabecero de la cama y el tratamiento analgésico. El paciente debe evitar tomar anticoagulantes o ácido acetilsalicílico. Hipema traumático El hipema es la presencia de sangre en la cámara anterior (fig. 14-3). La hemorragia puede producirse espontáneamente (como en pacientes con neovascularización del iris o xantogranuloma infantil), tras una intervención intraocular (como cirugía de catarata, lensectomía o vitrectomía) o después de lesiones traumáticas, sobre todo contusiones oculares. Los hipemas traumáticos pueden tener diversas manifestaciones clínicas y complicaciones. Su tamaño puede ser desde microscópico hasta completo, y pueden desaparecer espontáneamente o con tratamiento médico o bien requerir una evacuación quirúrgica. A menudo se asocian a otros signos de contusión ocular, como abrasiones corneales, iritis traumática, recesión angular, rotura del esfínter pupilar y anomalías del segmento posterior. Figura 14-3 Hipema (hemorragia en la cámara anterior). (Fotografía por cortesía del W K. Kellogg Eye Center, University of Michigan.) La presión intraocular puede elevarse sobre todo en hipemas grandes, tras un resangrado o en pacientes con drepanocitosis. Por eso, hay que vigilar estrechamente la tensión ocular en los casos de hipema. Si hay antecedentes de trastornos de la coagulación, solicite un análisis que incluya hemograma completo, estudios de coagulación, recuento plaquetario y pruebas de función hepática. En los pacientes de raza negra se hará una preparación para células falciformes y electroforesis de hemoglobina. Debe determinarse el nitrógeno ureico y la creatinina plasmática si se va a prescribir ácido aminocaproico, para vigilar la posible toxicidad de este medicamento. El resangrado es la principal preocupación después de un hipema traumático y suele tener mal pronóstico visual. Tiende a ser más severo que la hemorragia inicial y hay más riesgo de que se asocie a hipertensión ocular. Puede estar indicado hospitalizar a los pacientes en estos casos. El resangrado suele producirse a los 2-5 días del traumatismo inicial, por lo que hay que revisar a los pacientes con hipema diariamente al menos durante los 5 primeros días y, si se hace en régimen ambulatorio, se les indicará que vuelvan inmediatamente si se produce una pérdida súbita de visión o aumenta el dolor. Los pacientes pueden sufrir aumento de la PIO con posible lesión del nervio óptico. Puede producirse una tinción hemática de la córnea, sobre todo si coexisten disfunción endotelial y aumento de la PIO. Tratamiento El tratamiento de los hipemas traumáticos es controvertido. No se ha establecido claramente si es conveniente hospitalizar al paciente, prescribir ciclopléjicos, reposo estricto en cama o sedación. En general, es razonable poner un protector ocular y recomendar al paciente que restrinja moderadamente la actividad física y eleve el cabecero de la cama durante los 5 primeros días. Los pacientes con hipema deben ser revisados diariamente al menos los 5 primeros días. Cuando la presión intraocular esté elevada, pueden empezar a administrarse fármacos para el glaucoma si es necesario. Los betabloqueantes tópicos (como el maleato de timolol) y los inhibidores de la anhidrasa carbónica tópicos (dorzolamida) o sistémicos (acetazolamida, metazolamida) pueden disminuir suficientemente la tensión ocular en algunos pacientes. Es preferible la metazolamida a la acetazolamida en pacientes con sospecha o confirmación de drepanocitosis o rasgo falciforme para evitar el efecto secundario de acidosis metabólica, que puede favorecer la deformación de los hematíes y exacerbar la hipertensión ocular al bloquear la malla trabecular. El drenaje quirúrgico está indicado en casos específicos, como aquellos con elevaciones prolongadas de la presión intraocular o que no se reabsorban con el tratamiento médico. Las medidas terapéuticas para intentar reducir la probabilidad de resangrado consistirían en la administración oral y/o tópica de corticoesteroides (prednisona) o de ácido aminocaproico; los pacientes no deben recibir ácido acetilsalicílico u otros antiinflamatorios no esteroideos. Los pacientes tratados con ácido aminocaproico deben ser informados de la posibilidad de hipotensión ortostática, que puede ser especialmente molesta durante el primer día de tratamiento. Fractura orbitaria Los traumatismos craneoencefálicos cerrados a menudo se asocian a fracturas de los huesos de la región orbitaria y periorbitaria. Las más frecuentes son las que afectan al suelo orbitario pero respetan el reborde de la órbita (fracturas en estallido). La delgada pared medial de la órbita o lámina papirácea es la segunda estructura que se fractura más a menudo. Se necesita mucha más fuerza para romper el reborde orbitario que las delgadas paredes orbitarias. Las fracturas en estallido se deben a objetos más grandes que el diámetro de la abertura orbitaria, como un puño, el salpicadero del coche o una pelota de tenis, que golpeen la órbita anterior. Los objetos más pequeños tienden a romper el globo ocular. Los síntomas y signos de las fracturas en estallido del suelo de la órbita incluyen equimosis y edema de los párpados y mejilla, hemorragia nasal, enfisema orbitario y palpebral, limitación de la mirada hacia arriba o hacia abajo (con diplopía asociada), enoftalmos o exoftalmos y pérdida de sensibilidad en el territorio del nervio infraorbitario (mejilla y labio superior ipsolaterales). La limitación de los movimientos oculares puede deberse a un estrabismo restrictivo secundario a atrapamiento de los músculos extraoculares en la fractura de la pared orbitaria (lo más frecuente), edema generalizado y lesión de los tejidos blandos, lesión de la tróclea o daño de los nervios oculomotores. Puede haber pérdida de visión por lesión del nervio óptico o el globo ocular. Conviene hacer una exploración completa. Se obtendrá una exoftalmometría basal ( v . protocolo clínico 9.3). Debe pedirse una tomografía computarizada orbitaria y cerebral, sobre todo si se plantea la reparación quirúrgica. Tratamiento El oftalmólogo debe valorar si prescribe descongestionantes nasales durante 1-2 semanas y la aplicación intermitente de bolsas de hielo durante 1-2 días. Advierta al paciente de que no se suene la nariz con fuerza, para evitar el enfisema orbitario. Valore la profilaxis con antibióticos de amplio espectro, sobre todo si coexiste una infección de senos. Hay controversia sobre qué fracturas en estallido requieren una reparación quirúrgica. Las indicaciones generales serían la diplopía en posición primaria o de lectura, el enoftalmos significativo y la presencia de una fractura grande. Tampoco hay unanimidad sobre el mejor momento para la cirugía, aunque la reparación no se considera urgente y suele demorarse sin peligro durante varias semanas. Laceración del globo ocular Como algunos globos oculares con laceración pueden tener un aspecto relativamente normal, debe sospecharla por los datos de la anamnesis. Los posibles síntomas y signos de perforación ocular serían disminución de visión, hipotonía, cámara anterior poco profunda o plana, alteración del tamaño, forma o posición de la pupila, trayectos visibles en el cristalino o el vítreo que sugieren que ha pasado un cuerpo extraño, y quemosis (líquido transparente bajo la conjuntiva) o hemorragia conjuntival intensas. Otro signo sospechoso de laceración del globo ocular es un hipema total (o extenso) con presión intraocular normal o baja; los hipemas totales con el globo ocular intacto casi siempre se asocian a hipertensión ocular. La prueba de Seidel puede detectar una perforación ocular o el escape por una incisión. Consiste en aplicar directamente sobre la zona sospechosa de perforación una tira húmeda de fluoresceína y observar el sitio con la lámpara de hendidura usando el filtro azul cobalto. Si existe una fuga, el colorante se diluirá en el humor acuoso y aparecerá una corriente verdosa en el seno del colorante naranja concentrado. Es importante identificar la presencia de vítreo o tejido uveal sobre la superficie ocular; no confunda el vítreo con moco ni tire de él con fuerza, sino que, en caso de duda, consulte con alguien más experimentado o espere a tener al paciente en el quirófano. En un paciente con sospecha de rotura del globo ocular no cometa los siguientes errores: • Aplicar presión sobre el globo ocular durante la exploración (p. ej., tonometría, depresión escleral, gonioscopia) o al colocar el parche. • Solicitar una resonancia magnética en pacientes con posibles cuerpos extraños metálicos intraoculares. En estos casos, la prueba de elección es la tomografía computarizada (TC). Debe dejarse un protector ocular de aluminio sobre el ojo afectado durante la TC. Determine en primer lugar la agudeza visual y luego realice el resto de la exploración como hemos descrito anteriormente en este capítulo. Si es necesario tome muestras para cultivo del fondo de saco o el sitio de la herida. Mantenga el protector rígido sobre el ojo mientras no lo esté explorando. El médico siempre debe tener en cuenta la posibilidad de un cuerpo extraño retenido en cualquier paciente con laceración del globo ocular, incluso aunque parezca improbable por la historia. Deben realizarse las pruebas de imagen indicadas en pacientes con sospecha de cuerpo extraño intraocular. La resonancia magnética está contraindicada si sospecha que el cuerpo extraño es metálico y de naturaleza magnética, en cuyo caso se prefiere la TC. También puede ser útil la ecografía. Indique en la petición radiológica las características del traumatismo y si sospecha un cuerpo extraño; esto ayuda al radiólogo a elegir la técnica de imagen más conveniente y a interpretar los resultados. Cuando se sospeche un cuerpo extraño intraocular, pueden solicitarse cortes finos (1-1,5 mm). En general, no se requiere contraste en los traumatismos agudos del globo ocular y la órbita. Tratamiento En casos urgentes, valore la administración de antieméticos para suprimir las náuseas y vómitos. Los sedantes y analgésicos deben administrarse con cautela. Se hará profilaxis antitetánica si es preciso. Debe colocarse un protector rígido sobre el ojo. También puede colocarse un parche sin apretar sobre el protector, aunque, según las circunstancias, puede incluso estar contraindicado (para evitar una presión excesiva sobre el globo ocular). Administre los antibióticos parenterales profilácticos pertinentes. La reparación definitiva se hará en el quirófano. En casos de gran desestructuración del globo ocular, debe obtenerse del paciente o sus familiares un consentimiento informado para una posible enucleación primaria después de explicarles la situación detalladamente. Sin embargo, hay que esforzarse al máximo para conservar el ojo si hay la más remota esperanza de mantener algo de visión. Infecciones oculares en urgencias Las infecciones oculares que se presentan en la sala de urgencias van desde casos normalmente inocuos, como infecciones bacterianas leves que cursan con conjuntivitis u orzuelos, hasta aquellas infecciones que amenazan a la visión, como úlceras corneales o endoftalmitis. Este apartado comenta algunas infecciones oculares agudas que suelen encontrarse en la unidad de urgencias. Conjuntivitis aguda Los pacientes con conjuntivitis aguda suelen presentarse al médico de urgencias por ojo rojo con secreción e irritación ocular. Los signos y síntomas específicos de cada tipo de conjuntivitis se comentan en el capítulo 11. En general, la conjuntivitis bacteriana aguda se caracteriza por hiperemia conjuntival y secreción mucopurulenta. La conjuntivitis vírica presenta secreción acuosa o mucoide y, a diferencia de la conjuntivitis bacteriana, puede asociarse a una adenopatía preauricular ipsolateral. Tratamiento La conjuntivitis bacteriana responde a la antibioterapia tópica. Una excepción sería la conjuntivitis gonocócica, que requiere antibióticos sistémicos (p. ej., en neonatos, ceftriaxona en dosis de 25-50 mg/kg al día i.v. o i.m. en una única dosis) complementados con antibióticos tópicos. Al igual que en la conjuntivitis neonatal por clamidias, la madre del niño con conjuntivitis gonocócica y su pareja también deben ser tratados. Los pacientes con conjuntivitis vírica deben ser considerados contagiosos durante los 10 primeros días desde el comienzo, y se les darán instrucciones para evitar la propagación del virus. Generalmente, la conjuntivitis vírica solo requiere medidas sintomáticas, como compresas frías, lágrimas artificiales o vasoconstrictores tópicos para aliviar las molestias. Queratitis dendrítica La queratitis por herpes simple (QHS) se debe a la replicación activa del virus VHS-1 o VHS-2. Los pacientes suelen presentarse con síntomas oculares unilaterales como dolor, fotofobia, lagrimeo y disminución de visión. Los pacientes pueden tener una lesión herpética cutánea y antecedentes de episodios previos. Entre los signos clínicos de queratitis epitelial se incluyen adenopatía preauricular, hiperemia conjuntival, iritis leve, hipoestesia corneal y una lesión epitelial. La úlcera epitelial puede ser dendrítica o geográfica. La úlcera dendrítica es la lesión corneal clásica. Esta lesión es lineal y con ramificaciones dicotómicas, cada una de las cuales termina en un bulbo. Los límites de la lesión están elevados por células epiteliales hinchadas que se tiñen con rosa de Bengala o verde de lisamina. El centro de la lesión carece de células epiteliales y se tiñe positivamente con fluoresceína (fig. 14-4). La úlcera geográfica suele ser de mayor tamaño, con forma ameboidea y un borde dendrítico. Normalmente el estroma corneal subyacente tiene poca o ninguna inflamación. Figura 14-4 Tinción con fluoresceína de una queratitis dendrítica por herpes. (Reproducido con autorización a partir de Reidy JJ, Basic and Clinical Science Course, Section 8: Cornea and External Disease. San Francisco: American Academy of Ophthalmology, 2009–2010. Fotografía por cortesía de James Chodosh, MD.) El diagnóstico de la queratitis epitelial por VHS suele basarse en los hallazgos clínicos, siendo innecesarias las pruebas de laboratorio; sin embargo, en casos atípicos o difíciles puede ser útil confirmar el diagnóstico mediante cultivo vírico, pruebas con anticuerpos fluorescentes, amplificación del ADN o frotis de Tzanck. Tratamiento La queratitis epitelial por VHS es autolimitada y a menudo se soluciona espontáneamente. El objetivo del tratamiento es acelerar la resolución y evitar en lo posible la cicatrización corneal. Suele recomendarse el desbridamiento del epitelio afectado. Las células epiteliales infectadas se adhieren mal al estroma subyacente, por lo que suele bastar con frotar suavemente con un bastoncillo de algodón (tras instilar anestesia tópica) para eliminar la mayoría de las células infectadas sin dañar el epitelio sano adyacente. También son opciones terapéuticas aceptables los antivíricos tópicos y orales. El colirio de trifluridina al 1% cada 2 h o la pomada de vidarabina al 3% cinco veces al día son los tratamientos más empleados en EE. UU., mientras que en el resto del mundo el fármaco de elección es la pomada de aciclovir al 3%. El aciclovir tópico causa menor toxicidad epitelial, pero actualmente no está disponible en EE. UU. La trifluridina es tóxica para el epitelio corneal, y no debe usarse durante más de 1 o 2 semanas. Algunos autores recomiendan la administración de aciclovir oral (400 mg cinco veces al día) en lugar de agentes tópicos debido a esta toxicidad. Parece que combinar el tratamiento oral y el sistémico no aporta ninguna ventaja. Puede añadirse un ciclopléjico si se aprecia inflamación de la cámara anterior. Los corticoides tópicos pueden empeorar la infección y deben suspenderse en el momento del diagnóstico. Finalmente, pueden usarse dosis profilácticas de aciclovir (400 mg dos veces al día) en pacientes con enfermedad recidivante, pues se ha comprobado que reduce la tasa de recurrencias en torno a un 40%. Oftalmía neonatal El término oftalmía neonatal describe un tipo de conjuntivitis que se presenta en el primer mes de vida (fig. 14-5). Las causas más comunes son Chlamydia trachomatis, Staphylococcus aureus, Streptococcus pneumoniae, Neisseria gonorrhoeae y virus del herpes simple. Los bebés afectados muestran exudación purulenta (gonocócica) o mucopurulenta, hiperemia conjuntival, edema palpebral y quemosis. Hay que interrogar a la madre sobre posibles antecedentes de enfermedades de transmisión sexual. Figura 14-5 Conjuntivitis gonocócica en un bebé (oftalmía neonatal). Se harán raspados conjuntivales para tinción de Gram y de Giemsa y prueba con anticuerpos inmunofluorescentes para clamidias. Se tomarán muestras para cultivo en agar sangre y agar chocolate. Si está indicado, se pedirán cultivos para virus o pruebas de anticuerpos fluorescentes. Tratamiento El tratamiento inicial de la oftalmía neonatal depende de la impresión clínica y los resultados de las tinciones de Gram y Giemsa. A veces se pedirá una interconsulta al pediatra. En los neonatos con conjuntivitis causada por Chlamydia trachomatis se recomienda el tratamiento sistémico con eritromicina, ya que a menudo coexisten neumonía y otitis media. La dosis oral recomendada es de 50 mg/kg al día durante 2 semanas (divididas en 4 tomas diarias mezcladas con la fórmula del bebé), combinada con pomada de eritromicina o sulfacetamida cuatro veces al día. También hay que tratar a la madre y su pareja sexual. Pueden sospecharse abusos sexuales en ciertas infecciones infantiles, en cuyo caso habrá que alertar a las autoridades correspondientes, pero solo tras la aprobación del comité responsable del centro. Celulitis preseptal y orbitaria La celulitis preseptal es una infección que afecta a los tejidos blandos de los párpados pero no a las estructuras orbitarias (fig. 14-6). Se limita a los párpados y tejidos periorbitarios anteriores al tabique orbitario, una barrera fibrosa que separa los párpados y tejidos faciales por delante de la propia órbita. Los pacientes presentan eritema, edema y dolor a la palpación de los párpados y el área circundante. La celulitis preseptal no suele requerir más pruebas diagnósticas. Figura 14-6 Celulitis preseptal. La presencia de proptosis, oftalmoplejía (limitación de los movimientos oculares), pérdida de visión, dolor significativo al mover los ojos o reflejos pupilares anormales indica celulitis orbitaria, una infección mucho más grave que denota la extensión posterior de la infección por detrás del tabique orbitaria al interior de la órbita (fig. 14-7). Suele deberse a propagación de infecciones desde estructuras adyacentes, como dientes, senos o saco lagrimal. En niños casi siempre proviene de los senos etmoidales. Otros posibles síntomas y signos serían enrojecimiento ocular, fiebre, somnolencia, edema palpebral oscuro, congestión conjuntival, quemosis y diplopía. Figura 14-7 Celulitis orbitaria. En el estudio diagnóstico de la celulitis orbitaria debe incluirse un hemocultivo y, si hay una herida palpebral, cultivos y tinciones de Gram de la herida. Está indicada la tomografía computarizada de la órbita para descartar retención de algún cuerpo extraño, absceso subperióstico, afectación intracraneal e infección de los senos adyacentes. Tratamiento Los pacientes con celulitis preseptal leve pueden tratarse con antibióticos orales en régimen ambulatorio. Se escogerán los antibióticos para cubrir los microorganismos más probables, como Staphylococcus aureus, S. epidermidis y Streptococcus pyogenes. En niños pequeños, también debe valorarse la cobertura de Haemophilus influenzae. El tratamiento de la celulitis preseptal grave o la celulitis orbitaria debe ser urgente, ya que los pacientes tienen riesgo de trombosis del seno cavernoso, meningitis y absceso cerebral. El paciente debe ser ingresado para administración de antibióticos intravenosos de amplio espectro que cubran grampositivos, gramnegativos y anaerobios hasta que se identifique el agente concreto. Pueden añadirse antibióticos tópicos en pomada. Como en los casos graves puede ser necesario el drenaje de senos, se cursará una interconsulta al otorrinolaringólogo en pacientes con mucocele o sinusitis. Si el paciente con celulitis orbitaria tiene diabetes, sobre todo con cetoacidosis, o está inmunodeprimido por alguna causa, hay que plantearse la posibilidad de mucormicosis, una infección por hongos muy grave, ya que puede requerirse un desbridamiento quirúrgico inmediato con terapia antifúngica para salvar la vida del paciente. Los pacientes con esta infección pueden tener una escara negra en la nariz o el cielo de la boca. Endoftalmitis La endoftalmitis es la infección interna del ojo, que afecta al vítreo pero no a la esclerótica. La panoftalmía es la infección de todas las cubiertas del ojo. Estas graves infecciones pueden ser endógenas (p. ej., por sepsis en pacientes debilitados), postoperatorias o exógenas (p. ej., tras cirugía de catarata) o bien postraumáticas. El residente debe sabe reconocer estos trastornos porque requieren un tratamiento inmediato para poder salvar el ojo. Los pacientes con endoftalmitis acuden normalmente con dolor ocular, disminución de visión, hiperemia conjuntival, inflamación de cámara anterior con hipopión y vitritis. El diagnóstico se basa en los hallazgos clínicos y se confirma con cultivos perioculares, paracentesis de cámara anterior y punción o biopsia vítrea para cultivo y tinción. Los factores sistémicos de riesgo de endoftalmitis endógena incluyen debilidad generalizada, catéteres permanentes o antecedentes de drogadicción por vía parenteral, inmunodeficiencia, valvulopatía y consumo crónico de antibióticos; en estos casos, deben realizarse pruebas para detectar una posible sepsis. La endoftalmitis exógena aguda se presenta clásicamente entre 2 y 7 días después de una cirugía intraocular y requiere una punción vítrea urgente con inyección de antibiótico para erradicar el agente infeccioso (típicamente de los géneros Staphylococcus o Streptococcus). La endoftalmitis exógena crónica puede deberse a bacterias (como Propionibacterium acnes) o a hongos. Tratamiento El tiempo es vital. La endoftalmitis exógena aguda requiere una paracentesis vítrea urgente con inyección de antibióticos de amplio espectro (p. ej., vancomicina, 1 mg/0,1 ml, y ceftacidima, 2 mg/0,1 ml) con o sin inyección de corticoides (dexametasona, 400 µg/0,1 ml). Puede ser necesario consultar con un especialista (como un cirujano de retina) para valorar la realización de una vitrectomía, especialmente si hay una severa pérdida de visión hasta un nivel peor que el de contar dedos. Por desgracia el riesgo de ceguera en la endoftalmitis aguda es muy alto, sobre todo si se demora la inyección de antibióticos. Las verdaderas urgencias oculares Las urgencias oculares pueden dividirse arbitrariamente en dos categorías. Las verdaderas urgencias oculares requieren un tratamiento en cuestión de minutos (quemaduras químicas, oclusión de la arteria central de la retina o glaucoma por cierre angular agudo). El resto de urgencias deben tratarse antes de varias horas (diversos traumatismos o infecciones). Este apartado describe los cuadros verdaderamente urgentes que suelen presentarse. Desgarros retinianos y desprendimiento de retina regmatógeno Con el envejecimiento, el vítreo central sufre una sinéresis y se va produciendo lentamente un desprendimiento vítreo posterior (DVP). El gel vítreo suele permanecer anclado a la base del vítreo, una zona circunferencial a ambos lados de la ora serrata que se extiende unos 2 mm por delante y 4 mm por detrás de esta. Al desplazarse la parte líquida del DVP con los movimientos oculares, se produce tracción en la zona posterior de la base del vítreo y otros puntos de adherencia firme a la retina (como vasos sanguíneos, bordes de degeneración en empalizada), causando a veces un desgarro o rotura de la retina. La mayoría de estas roturas retinianas ocurren en el cuadrante temporal superior. Los síntomas de DVP con desgarro retiniano consisten en fenómenos entópticos en forma de fotopsias (por tracción mecánica sobre la retina) o aparición brusca de múltiples moscas volantes (por posible hemorragia vítrea o liberación de células gliales y del epitelio pigmentario retiniano). La figura 14-8 muestra un desgarro retiniano en herradura con un desprendimiento de retina asociado. Figura 14-8 Desgarro retiniano en herradura con desprendimiento de retina asociado. (Reproducido con autorización a partir de Schubert HD, Basic and Clinical Science Course, Section 12: Retina and Vitreous. San Francisco: American Academy of Ophthalmology, 2009–2010.) Los traumatismos son otra causa posible de roturas retinianas. Mientras que las roturas asociadas a DVP suelen ocurrir en pacientes mayores de 50 años, los traumatismos oculares pueden causar roturas retinianas a cualquier edad. Los traumatismos penetrantes directos que atraviesan completamente la esclerótica y la retina producirán una rotura. Las contusiones también pueden originar roturas al comprimir el ojo en sentido anteroposterior con la consiguiente expansión en el plano ecuatorial; esta deformación rápida genera una tracción acusada en la base del vítreo y puede dar lugar a desgarros, diálisis o agujeros maculares. Las roturas traumáticas a menudo son múltiples y se sitúan normalmente en los cuadrantes nasal superior y temporal inferior. Una vez que se ha formado un desgarro en la retina, el vítreo licuado puede atravesarlo y pasar al espacio subretiniano potencial entre la retina neurosensorial y el EPR, causando un desprendimiento de retina regmatógeno (DRR). Al irse desprendiendo la retina, el paciente puede tener la sensación de un velo, cortina o sombra que va avanzando por su campo visual. Tras una detenida anamnesis y una exploración que incluya agudeza visual, examen pupilar y de anejos, estudio de movilidad, campos visuales por confrontación y examen del segmento anterior, el oftalmólogo debe dilatar las pupilas. También es importante realizar una tonometría correcta, ya que la PIO a menudo está relativamente disminuida en ojos con DRR al compararla con la del otro ojo. Una vez dilatadas las pupilas, se examinará el vítreo anterior con la lámpara de hendidura; la presencia de sangre o pigmento (también conocida como «polvo de tabaco» o signo de Schaffer) sugiere la posibilidad de una rotura retiniana. A continuación se procederá a un examen concienzudo del segmento posterior mediante oftalmoscopia indirecta con depresión escleral, bien en la lámpara de hendidura con una lente de tres espejos o con el oftalmoscopio indirecto binocular y una lente manual de 20 o 28 D. Si se dispone de ecografía puede ser útil para detectar un desgarro o desprendimiento de retina. Tratamiento Si después de un examen minucioso no se encuentran roturas o desgarros, se indicará al paciente que debe regresar inmediatamente si nota cambios en sus síntomas, como nuevas fotopsias, aumento de moscas volantes o la aparición de un velo, una cortina o una sombra. Si no, se repetirá el examen del fondo de ojo con dilatación a las 3 o 4 semanas. Si se encuentra un desgarro retiniano sintomático, debe ser tratado, sobre todo si hay tracción residual sobre la retina. El objetivo del tratamiento es crear una cicatriz coriorretiniana alrededor de cada rotura parar impedir que el vítreo licuado pueda pasar al espacio subretiniano y crear un DRR. Los desgarros pueden tratarse mediante demarcación con láser o bien con crioterapia. Si existe líquido subretiniano, el área tratada debe extenderse más allá del líquido hasta una zona de retina aplicada. Si la extensión del líquido es mayor que un diámetro papilar, se derivará al paciente de modo urgente a un especialista en retina. Después del tratamiento, se advertirá al paciente que debe regresar inmediatamente si nota nuevas fotopsias, aumento de moscas volantes o la aparición de un velo, una cortina o una sombra. Si no, se repetirá el examen del fondo de ojo con dilatación a la semana y otra vez al mes. Hay que avisar al paciente del riesgo de sufrir un desgarro en el otro ojo, por lo que deberá acudir inmediatamente si presenta síntomas. Si se ha producido un DRR, es necesario un tratamiento precoz para evitar la pérdida de visión. El estudio detallado de la cirugía del desprendimiento de retina supera el objetivo de este libro; sin embargo, hay que describir lo mejor que se pueda los hallazgos de la exploración física y consultar con un especialista en vítreo-retina cuanto antes. Según la localización del desgarro o desgarros, el estado del cristalino, la presencia de degeneración en empalizada y el grado de miopía, la estrategia terapéutica consistirá en una combinación de varios de los siguientes procedimientos: láser, crioterapia, retinopexia neumática, explantes esclerales y vitrectomía por pars plana. Hemorragia vítrea La aparición repentina de moscas volantes y luces brillantes o fotopsias con pérdida de visión asociada puede indicar la presencia de hemorragia vítrea, que es la causa más común de ceguera en pacientes diabéticos. Por otro lado, la hemorragia vítrea puede presentarse como complicación de un DVP en pacientes mayores de 50 años por lo demás sanos. Está indicado examinar a fondo la retina para descartar desgarros o desprendimiento de retina (como se ha explicado antes). Si no se puede ver el segmento posterior, debe hacerse una ecografía bidimensional para descartar un desprendimiento de retina. Si el paciente es diabético, la causa probable del sangrado es una retinopatía diabética proliferativa. Si la visualización del fondo de ojo lo permite, se confirmará la existencia de neovasos retinianos mediante el examen clínico y angiografía fluoresceínica, y se programará una fotocoagulación panretiniana urgente con láser. El paciente será candidato a una vitrectomía por pars plana si la hemorragia es densa y no es posible el tratamiento con láser. Glaucoma por cierre angular agudo El humor acuoso normalmente atraviesa la pupila desde la cámara posterior y luego se drena por la malla trabecular del ángulo de la cámara anterior. Se produce un glaucoma por cierre angular cuando hay aposición del iris a la malla trabecular, bloqueando el drenaje del humor acuoso (fig. 14-9). El bloqueo pupilar es la causa más importante de glaucoma agudo por cierre angular. En este cuadro, el flujo de humor acuoso no puede atravesar la pupila, por lo que se acumula detrás del iris y hace que este se abombe hacia delante contra la malla trabecular. Algunos pacientes están anatómicamente predispuestos al bloqueo pupilar. Los factores predisponentes incluyen un ojo pequeño hipermetrópico y un ángulo camerular estrecho. Hay más riesgo de que ocurra un bloqueo pupilar cuando la pupila está semidilatada. Por eso, los ataques pueden precipitarse por midriáticos tópicos, anticolinérgicos sistémicos, estrés, estados de excitación (descarga simpática) o iluminación tenue. Figura 14-9 En un glaucoma agudo por cierre angular, la raíz del iris ocluye la malla trabecular, impidiendo el drenaje del humor acuoso. Debido al aumento agudo de la PIO, los pacientes pueden acudir con cefaleas, dolor ocular intenso, náuseas y vómitos. Hay hiperemia ocular y la córnea está turbia por causa del edema epitelial (fig. 14-10). Esto hace que el paciente perciba halos de colores alrededor de las luces y la visión borrosa o ahumada. Figura 14-10 El glaucoma agudo por cierre angular produce edema corneal y ojo rojo. A la exploración, los pacientes tienen PIO alta e inyección ciliar (enrojecimiento violáceo perilímbico). La pupila está semidilatada y perezosa. La cámara anterior está aplanada y puede haber proteínas y células en el humor acuoso. El ángulo de la cámara anterior se ve cerrado en la gonioscopia y el otro ojo casi siempre tiene un ángulo estrecho. El edema epitelial corneal puede impedir la visión de la cámara anterior, haciendo imposible la gonioscopia o el tratamiento mediante iridotomía con láser. Si ocurre esto, puede ser necesario reducir la PIO con tratamiento médico y mejorar el edema epitelial con glicerina tópica para permitir la exploración detallada de la cámara anterior. El edema corneal secundario a hipertensión ocular se caracteriza por un edema epitelial difuso sin engrosamiento estromal, ya que la presión alta comprime el estroma, a diferencia del edema asociado a disfunción de células endoteliales (es decir, distrofia de Fuchs). Tratamiento Se empieza el tratamiento médico para romper el ataque agudo, preparando el camino para el tratamiento quirúrgico definitivo. El tratamiento médico secuencial consta de los siguientes pasos: 1. Intente abortar el ataque comprimiendo la córnea central (después de la anestesia corneal) con un gancho muscular o una goniolente de Zeis. Esto puede funcionar en casos de comienzo reciente. 2. Instile un β-bloqueante tópico (p. ej., una gota de timolol al 0,5%). 3. En pacientes fáquicos, instile pilocarpina al 1-2% cada 15 min tres veces; solo en los pacientes seudofáquicos o en bloqueo pupilar afáquico, instile midriáticos y ciclopléjicos tópicos (p. ej., fenilefrina al 2,5% o tropicamida al 1%) cada 15 min tres veces. 4. Instile corticoesteroides tópicos (acetato de prednisolona al 1%). 5 . Administre inhibidores de la anhidrasa carbónica sistémicos (p. ej., acetazolamida 250 mg vía oral dos veces o i.v.). 6 . Administre agentes hiperosmóticos (como isosorbida 50-100 mg vía oral en hielo machacado, para beber despacio; o manitol intramuscular). Evite estos medicamentos en pacientes con insuficiencia cardíaca congestiva o insuficiencia renal. 7. Administre analgésicos sistémicos (como paracetamol). 8 . Aplique glicerina tópica, que puede reducir transitoriamente el edema corneal, permitiendo una buena visualización para la exploración y la iridotomía con láser. La glicerina tópica es dolorosa a causa de su hipertonicidad, por lo que deberá administrar primero anestésico tópico. El tratamiento definitivo, que se realizará cuando se aborte el ataque agudo, consiste en una iridotomía con láser o, si no es posible, una iridectomía quirúrgica. El otro ojo debe ser tratado profilácticamente a corto plazo por el gran riesgo de que también sufra un cierre angular agudo. Causticación ocular Las quemaduras químicas del ojo están entre las verdaderas urgencias oculares. Empiece la irrigación inmediatamente, incluso antes de completar la historia o tomar la visión. Las quemaduras por ácido desnaturalizan las proteínas tisulares, que actúan entonces como una barrera que impide la posterior difusión del ácido. Por este motivo, suelen ser menos devastadoras que las causticaciones por álcali, aunque también pueden ser muy graves. Los álcalis no desnaturalizan las proteínas de los tejidos, por lo que tienden a penetrar a mayor profundidad que las quemaduras por ácidos y suelen causar más destrucción de los tejidos oculares. Pueden producir lisis corneal, blanqueamiento de la conjuntiva, cicatrización corneal y conjuntival grave y complicaciones intraoculares como uveítis y glaucoma secundario (fig. 14-11). Figura 14-11 Causticación por álcali. Los hallazgos clínicos en las causticaciones leves de cualquier tipo consisten en hiperemia conjuntival, quemosis y erosiones del epitelio con leve turbidez corneal. También puede haber leve edema estromal y reacción de cámara anterior. Los casos más severos presentan opacificación corneal e isquemia límbica. Tratamiento El paso más importante del tratamiento de las quemaduras químicas agudas de cualquier tipo es una irrigación inmediata y abundante de todos los tejidos expuestos. Las instrucciones para realizar la irrigación ocular se exponen en el protocolo clínico 14.3. Después de irrigar, examine el ojo detenidamente, comprobando si hay defectos epiteliales, lisis corneal u otras lesiones. Administre ciclopléjicos tópicos, antibióticos y corticoesteroides y luego tape el ojo. Pueden administrarse otros medicamentos para promover la síntesis de colágeno, inhibir la enzima colagenasa y estimular la epitelización (como gotas de acetilcisteína al 10-20% cada 4 h). Protocolo clínico 14.3 Irrigación de la superficie ocular 1. Con el paciente en decúbito supino, instile gotas de colirio anestésico en el fondo de saco. 2. Separe cuidadosamente los párpados manualmente o usando un retractor de Desmarres o un blefaróstato. a. Evite apretar sobre el globo ocular o abrir los párpados a la fuerza si sospecha una rotura del ojo. b. Mantenga el ojo abierto con un blefaróstato y administre analgésicos y anestésicos tópicos para conseguir una irrigación eficaz con mínimas molestias para el paciente. c. Inspeccione la superficie ocular y el fondo de saco rápidamente en busca de partículas de sustancias químicas. Retire las pequeñas partículas rotando un bastoncillo de algodón húmedo por la conjuntiva y las partículas grandes con unas pinzas. 3. Empiece a irrigar abundantemente el ojo con suero salino normal u otra solución isotónica similar. a. Puede apretar un bote de plástico o usar un frasco de salino con un tubo de plástico. b. Pida al paciente que cambie de vez en cuando la dirección de la mirada para lavar todo el fondo de saco. 4. Después de irrigar durante 15-20 min, usando no menos de 1 l de líquido, vuelva a examinar el ojo, sobre todo en los fondos de saco, en busca de partículas. Puede ser necesario evertir el párpado superior para irrigar o retirar manualmente partículas alojadas allí. 5 . Si se encuentran partículas, vuelva a irrigar después de extraerlas. Continúe irrigando hasta que el pH del saco conjuntival sea neutro (es decir, 7,4). Pueden usarse las tiras de pH urinario para esta medición. Oclusión de la arteria central de la retina Los pacientes con oclusión de la arteria central de la retina acuden con una pérdida severa de visión unilateral, aguda e indolora. Puede deberse a episodios embólicos en pacientes con enfermedad carotídea o cardíaca o bien asociarse a arterioesclerosis, arteritis (temporal) de células gigantes, conectivopatías, estados de hipercoagulabilidad, émbolos de talco en adictos a drogas por vía parenteral o traumatismos. Los pacientes afectados muestran un defecto pupilar aferente. El examen del fondo de ojo revela estrechamiento de arteriolas retinianas y segmentación de la columna sanguínea. La retina está blanca o gris salvo una mancha rojo-cereza en la fóvea, con aporte sanguíneo de la coroides, y en las áreas irrigadas por una arteria ciliorretiniana (fig. 14-12). Busque placas de Hollenhorst u otros tipos de émbolos. Con el tiempo, los pacientes desarrollarán atrofia de la retina interna y atrofia óptica. El pronóstico de la oclusión de la arteria central de la retina suele ser malo. Figura 14-12 Oclusión de la arteria central de la retina. Obsérvense la palidez retiniana y la mancha rojo-cereza en la fóvea. (Fotografía de Sally A. Stanley, CRA. Por cortesía del W.K. Kellogg Eye Center, University of Michigan.) Tratamiento El tratamiento de la oclusión de la arteria central de la retina debe ser inmediato. Se dice que ocurre un daño irreversible después de 90 min, pero debe valorarse el tratamiento en todo paciente que se presente antes de 24 h del comienzo. Los objetivos del tratamiento son restaurar el flujo sanguíneo en la retina y desplazar distalmente un posible émbolo retiniano. El tratamiento de urgencia se inicia como sigue: 1. Disminuya la presión intraocular para mejorar la perfusión retiniana con una o más de las medidas siguientes: a. Haga un masaje en el globo ocular con el dedo o una lente de contacto para fondo de ojo. Además de reducir la presión intraocular, también puede hacer que se desplace una placa embólica. b. Administre acetazolamida (500 mg i.v.) o instile timolol tópico al 0,5%. c. Valore la realización de una paracentesis de cámara anterior (protocolo clínico 14.4). 2. Produzca dilatación arterial haciendo que el paciente inhale una mezcla de oxígeno al 95% y dióxido de carbono al 0,5% (carbógeno) o que respire en una bolsa de papel. (Este tratamiento puede tener complicaciones y se ha dejado de realizar en muchos servicios de urgencias.) 3. Todos los pacientes con oclusión de la arteria central de la retina deben someterse a un estudio médico exhaustivo después del tratamiento de urgencia. En los pacientes mayores de 55 años, hay que determinar la velocidad de sedimentación globular en el momento de la presentación para descartar la arteritis de células gigantes. Si la velocidad de sedimentación indica una posible arteritis temporal, administre megadosis de corticoesteroides. Protocolo clínico 14.4 Realización de una paracentesis de cámara anterior 1. Coloque al paciente en decúbito supino. 2. Instile un colirio anestésico tópico (como proparacaína) en el ojo, y mantenga un bastoncillo de algodón empapado en anestésico (p. ej., proparacaína, tetracaína) aplicado sobre la inserción del músculo recto medial. 3. Coloque un blefaróstato. 4. Con el microscopio quirúrgico, fije el ojo sujetando el tendón anestesiado del músculo recto medial. 5. Con una aguja corta de 30 G en una jeringa de tuberculina, penetre en la cámara anterior en el limbo temporal con el bisel de la aguja hacia arriba y la aguja paralela al plano del iris. Mantenga la punta de la aguja sobre la zona intermedia del iris, evitando tocar el cristalino en todo momento. 6. Retire líquido de la cámara anterior hasta que observe que se aplana ligeramente (0,1-0,2 cm3 de humor acuoso). 7. Retire la aguja. Neuropatía óptica isquémica anterior arterítica La neuropatía óptica isquémica anterior arterítica (NOIAA) se presenta como una pérdida de visión unilateral indolora que se instaura durante varias horas o días. Ocurre en pacientes mayores de 50 años (edad media de 70 años), y es más común en mujeres. La pérdida de visión a menudo va acompañada de otros síntomas, como cefalea (lo más sensible), claudicación mandibular (lo más específico), sensibilidad a la palpación del cuero cabelludo, dolores musculares proximales, pérdida de peso o fiebre. El examen clínico de la NOIAA revela una severa pérdida de visión monocular, presentando más del 60% de los pacientes una agudeza visual inferior a 20/200 en el ojo afectado. Habrá un defecto pupilar aferente en los casos unilaterales, y también puede observarse un defecto altitudinal del campo visual. El examen del fondo de ojo muestra típicamente un edema pálido de papila con hemorragias en llama en el borde papilar (fig. 14-13). Figura 14-13 Neuropatía óptica isquémica anterior. Obsérvese el edema pálido de la papila óptica con hemorragias en llama asociadas. (Reproducido con autorización a partir de Bradford CA, Basic Ophthalmology. San Francisco: American Academy of Ophthalmology, 2004.) Si se sospecha una NOIAA, debe solicitarse al laboratorio de forma inmediata la determinación de la velocidad de sedimentación globular (VSG) y proteína C reactiva (PCR). La VSG se considerará positiva si es mayor que los valores obtenidos con las siguientes fórmulas: Hombres: VSG > (Edad del paciente)/2 Mujeres: VSG > (Edad del paciente +10)/2 Sin embargo, la VSG es un marcador inespecífico, y puede estar elevada en cualquier proceso inflamatorio agudo (como infecciones, vasculitis, neoplasias malignas). La PCR puede apoyar aún más el diagnóstico de NOIAA; así, los pacientes con VSG y PCR positivas tienen una especificidad del 97%. El diagnóstico definitivo se obtiene mediante biopsia de la arteria temporal, que debe realizarse antes de que transcurra una semana en todos los pacientes con sospecha de NOIAA. Tratamiento Todo paciente con sospecha de NOIAA y VSG/PCR positivas debe empezar a recibir inmediatamente megadosis de corticoides, con el objetivo de evitar la pérdida de visión isquémica en el otro ojo. Una pauta terapéutica típica empieza con metilprednisolona intravenosa (1 g/día) durante 3-5 días, seguida de prednisona oral (100 mg/día) que se va reduciendo lentamente durante 3-12 meses. Si no se trata, hasta el 95% de los pacientes sufrirá pérdida de visión en el otro ojo en el plazo de días o semanas. Por lo tanto, no hay que demorar el tratamiento con corticoides hasta disponer del resultado de la biopsia de la arteria temporal. Fallos y consejos útiles • Programe las citas de revisión necesarias después de evaluar al paciente en la sala de urgencias. • Haga una historia clínica suficientemente detallada por motivos medicolegales y para la aseguradora (v. cap. 3). • No deje que coma ni beba el paciente que podría requerir una intervención quirúrgica. • No use relajantes musculares despolarizantes (como succinilcolina) en un paciente con rotura del globo ocular. • Los cuerpos extraños enterrados u ocultos pueden pasarse por alto. En casos de traumatismo perforante, debe realizarse una TC si se sospecha un posible cuerpo extraño. • Los estudios de resonancia magnética están contraindicados en pacientes con cuerpos extraños metálicos (magnéticos). • Si existe un traumatismo craneoencefálico importante, evite dilatar las pupilas del paciente para la oftalmoscopia hasta que se complete la evaluación neurológica. Cuando dilate, asegúrese de notificarlo al resto del personal que atiende al paciente y anótelo en la historia. • El hipema traumático en niños a veces se asocia a somnolencia; evite confundir estos síntomas con los asociados a lesiones neurológicas y viceversa. • No ejerza presión (p. ej., palpación ocular, depresión escleral) en un globo ocular que podría tener una rotura o en un ojo con hipema. • No use un dispositivo restrictivo para sujetar a un niño con una rotura del globo ocular confirmada o posible. • Dé prioridad al tratamiento de los problemas que supongan riesgo vital antes de ocuparse de las lesiones oculares. • No prescriba ni dé a un paciente un bote de colirio anestésico. Mantenga todos los medicamentos oftalmológicos fuera de su alcance. • Ingerir el contenido de un bote de atropina o pilocarpina puede ser mortal. • No administre acetazolamida a individuos con posible o probada drepanocitosis o rasgo falciforme, ni en los alérgicos a las sulfamidas. • Ante todo, no cause daño. Conozca sus límites y no dude en pedir ayuda cuando sea necesario. Bibliografía recomendada Bacterial Keratitis [Preferred Practice Pattern]. San Francisco: American Academy of Ophthalmology; 2008. Catalano R.A., Belin M., eds. Ocular Emergencies. Philadelphia: WB Saunders, 1992. Conjunctivitis [Preferred Practice Pattern]. San Francisco: American Academy of Ophthalmology; 2008. Deutsch T.A., Feller D.B., eds. Paton and Goldberg’s Management of Ocular Injuries, 2nd ed., Philadelphia: WB Saunders, 1985. Kunimoto D.Y., Kanitkor K.D., Makar M., et al. The Wills Eye Manual: Office and Emergency Room Diagnosis and Treatment of Eye Disease, 4th ed., Philadelphia: Lippincott, Williams & Wilkins, 2004. Primary Angle Closure [Preferred Practice Pattern]. San Francisco: American Academy of Ophthalmology; 2005. Posterior Vitreous Detachment, Retinal Breaks, and Lattice Degeneration [Preferred Practice Pattern]. San Francisco: American Academy of Ophthalmology; 2008. Capítulo 15 Medicamentos oculares comunes Este capítulo hace un breve repaso de las clases de medicamentos más comunes que probablemente encontrará el nuevo residente de Oftalmología: • Anestésicos. • Colorantes. • Antiinfecciosos. • Antiinflamatorios. • Midriáticos/ciclopléjicos. • Antiglaucomatosos. • Descongestionantes, vasoconstrictores y antialérgicos. • Lubricantes y lágrimas artificiales. • Deshidratadores corneales. • Fármacos administrados mediante inyección intravítrea. Los medicamentos oculares pueden emplearse con fines diagnósticos o terapéuticos. Existen cuatro posibles modos de administración: • Como colirios o pomadas tópicas. • Como cápsulas de pared fina llenas del fármaco que se depositan en el saco conjuntival para una liberación prolongada del medicamento. • Como fármacos inyectables que se administran directamente por vía subconjuntival, intravítrea, subtenoniana o en los espacios peribulbar o retrobulbar. • Como medicamentos sistémicos, sobre todo para tratar inflamaciones graves intraoculares, del nervio óptico u orbitarias, así como infecciones. Anestésicos La anestesia tópica se usa para ciertos procedimientos habituales, como la medición de la presión intraocular o la retirada de cuerpos extraños corneales. Instile 1-2 gotas en el ojo para obtener una anestesia transitoria (15-20 min) que facilite la exploración ocular. Entre los fármacos más empleados se encuentran el clorhidrato de tetracaína al 0,5%, el clorhidrato de proparacaína al 0,5%, el benoxinato al 0,4% con fluoresceína y la cocaína al 1-4%. Estos agentes son tóxicos para el epitelio corneal cuando se usan de forma continuada, por lo que no deben prescribirse para que el paciente se los ponga en casa. Colorantes Ciertos colorantes ayudan al diagnóstico oftalmológico. La fluoresceína es un colorante amarillo-anaranjado que emite un color verde cuando se expone a una luz azul. Se usa por vía tópica para la tonometría de aplanamiento y el diagnóstico de abrasiones corneales, erosiones epiteliales punteadas y otros defectos del epitelio. El colorante tiñe el estroma corneal o conjuntival en las áreas con ausencia de epitelio, y se usa intravenosamente para la angiografía fluoresceínica. El rosa de Bengala es un tinte rojo que mancha epitelio desvitalizado y moco. Es tomado por células epiteliales anómalas, pero no por áreas de ausencia, en enfermedades tales como queratoconjuntivitis seca. El verde de lisamina es otro colorante que tiñe las células epiteliales muertas y desvitalizadas; sin embargo, es bastante menos irritante que el rosa de Bengala. Antiinfecciosos Los fármacos usados para infecciones oculares comprenden fundamentalmente antibacterianos, antivíricos y antifúngicos. También existen agentes antiprotozoarios y antiparasitarios, pero se usan poco. En las tablas 15-1, 15-2 y 15-3 se resumen los nombres y propiedades de los fármacos antifúngicos, antibacterianos y antivíricos más comunes, respectivamente. Los antibacterianos tópicos deben usarse con prudencia para evitar sensibilizaciones y la aparición de microorganismos resistentes. Existen medicamentos que combinan un antibiótico y un antiinflamatorio, como tobramicina más dexametasona y sulfacetamida más acetato de prednisolona, pero deben usarse con precaución debido a los importantes efectos secundarios de los corticoides, como se señala más adelante. Tabla 15-1 Fármacos antifúngicos Nombre Formulación Comentarios Anfotericina B Solución o crema al 0,0750,3%% La solución puede hacerse en la farmacia hospitalaria. Puede ser muy molesta para el paciente pero es más eficaz que la nistatina. Puede darse por vía intravítrea en endoftalmitis fúngica, aunque es retinotóxica Clotrimazol Solución o crema al 1% Preparado oftálmico no disponible Fluconazol Oral Eficaz frente a Candida Ketoconazol Miconazol Oral Solución intravenosa al 1% Eficaz frente a Candida, Cryptococcus, Histoplasma La solución intravenosa puede usarse tópicamente Natamicina Suspensión al 5% Usada tópicamente para levaduras y formas filamentosas (úlceras corneales) Nistatina Pomada oftálmica no disponible El preparado dermatológico (100.000 U/g) puede usarse en queratitis fúngicas Tabla 15-2 Antibacterianos oftálmicos tópicos Antibiótico Formulación Espectro cubierto Aminoglucósidos Enterobacterias, P. aeruginosa, S. aureus Gentamicina Pomada o solución Pueden prepararse colirios reforzados para uso tópico a partir de preparados intravenosos. Muy usadas en infecciones oculares graves (p. ej., úlceras corneales por bacterias G − ) Cubre muchos estafilococos G + , pero no estreptococos Tobramicina Pomada o solución Más eficaz contra estreptocos y Pseudomonas que gentamicina Bacitracina Pomada Cocos G+ (estafilococos, estreptococos) Bacitracina/polimixina B Pomada Véase la acción de cada fármaco por separado Cloranfenicol Pomada o solución Amplio espectro: bacilos G− (H. influenzae, N. meningitidis), S. pneumoniae, Salmonella y anaerobios (B. fragilis). Se han comunicado casos raros de anemia aplásica Eritromicina Pomada Organismos G + , clamidias, micoplasmas, varias micobacterias atípicas, H. ducreyi, C. jejuni, N. gonorrhoeae, Actinomyces. Particularmente eficaz en conjuntivitis estafilocócica. Bacteriostático Ciprofloxacino Solución o pomada Amplio espectro; anaerobios normalmente resistentes, puede no ser eficaz frente a algunos cocos G+ (estreptococos) Gatifloxacino Solución Igual que el ciprofloxacino, pero mejor cobertura de G+ y micobacterias atípicas Levofloxacino Solución Igual que ofloxacino Moxifloxacino Solución Igual que el ciprofloxacino, pero mejor cobertura de G+ y micobacterias atípicas Ofloxacino Solución Igual que el ciprofloxacino, pero también cubre Chlamydia y Bacteroides Neomicina/bacitracina/polimixina B Pomada La neomicina puede causar alergias de contacto hasta en el 10% de los usuarios. La neomicina tiene un amplio espectro frente a organismos G+ y G− Neomicina/gramicidina/polimixina B Gotas Polimixina: bacterias entéricas G − , P. aeruginosa. Inactiva frente a organismos G + . Véase más arriba acerca de la neomicina Sulfacetamida Solución Sulfamidas: organismos G+ y G− pero no P. aeruginosa ni Fluoroquinolonas o pomada enterococos. Bacteriostática Tetraciclina Solución o pomada Organismos G + , enterobacterias, vibrios, rickettsias. Inactiva frente a P. aeruginosa, Bacteroides y estreptococos del grupo B Trimetoprim/polimixina B Solución Trimetoprim: organismos G+ y G − , pero no P. aeruginosa ni enterococos Tabla 15-3 Fármacos antivíricos Antiinflamatorios Estos fármacos pueden usarse por vía tópica o sistémica para reducir la inflamación ocular. Corticoesteroides Los corticoesteroides tópicos se usan en inflamaciones del segmento anterior, incluyendo casos refractarios de conjuntivitis alérgica, iridociclitis, epiescleritis, escleritis y queratitis tanto no infecciosas como infecciosas (una vez que se ha tratado apropiadamente la infección). Existen muchos preparados diferentes para uso ocular; a continuación se exponen algunos ejemplos de las tres categorías más comunes: • Prednisolona — Suspensión de acetato de prednisolona al 0,125% — Suspensión de acetato de prednisolona al 1% — Solución de fosfato sódico de prednisolona al 0,125% — Solución de fosfato sódico de prednisolona al 1% • Dexametasona — Solución de fosfato sódico de dexametasona al 0,1% — Pomada de fosfato sódico de dexametasona al 0,05% — Suspensión de dexametasona al 0,1% • Con acción progestágena — Medrisona al 1% — Suspensión de fluorometolona al 0,1% — Suspensión de fluorometolona al 0,25% — Acetato de fluorometolona al 0,1% — Pomada de fluorometolona al 0,1% Algunos corticoesteroides también pueden darse por vía subconjuntival, subtenoniana, intravítrea, peribulbar o retrobulbar y sistémica. La dosis y la vía de administración dependen de la localización y gravedad de la inflamación. Se instilarán gotas o pomada cada 1, 2 o 4 h (entre otras pautas), con retirada gradual según la respuesta. Incluso una pequeña exposición a corticoesteroides tópicos puede empeorar la queratitis epitelial por herpes simple y la queratitis fúngica, llegando en ocasiones a causar ulceración severa o incluso perforación. En algunas personas, el uso de corticoesteroides produce hipertensión ocular o glaucoma. El loteprednol es un corticoesteroide tópico que tiene menor riesgo de inducir un aumento secundario de la presión intraocular. El uso prolongado de corticoesteroides puede causar cataratas subcapsulares posteriores. Otros posibles efectos secundarios serían retraso en la cicatrización de heridas, lisis corneal, prolongación de la evolución natural de la enfermedad, midriasis y ptosis. Ciclosporina Es un fármaco inmunomodulador con efectos antiinflamatorios. Se comercializa como emulsión oftálmica al 0,05% y se pauta dos veces al día para la queratoconjuntivitis seca. La ciclosporina sistémica actúa como inmunosupresor. Antiinflamatorios no esteroideos Los antiinflamatorios no esteroideos (AINE) reducen la inflamación principalmente porque inhiben la enzima ciclooxigenasa, que interviene en la síntesis de prostaglandinas. Desde hace algunos años existen preparados tópicos con cada vez más indicaciones. Ciertos fármacos como el flurbiprofeno se usan tópicamente para reducir la contracción pupilar durante la cirugía intraocular. El ketorolaco trometamina se ha aprobado para el tratamiento de las alergias oculares. El diclofenaco sódico, el nepafenaco y el bromfenaco se usan para la inflamación postoperatoria. Se han descrito casos de lisis corneal como complicación del uso de AINE tópicos. Midriáticos y ciclopléjicos La midriasis (dilatación pupilar) se obtiene paralizando el esfínter del iris (con parasimpaticolíticos [ciclopléjicos]) o estimulando el dilatador del iris (con simpaticomiméticos [midriáticos]). Se consigue la máxima midriasis usando una combinación de ambos tipos de fármacos. Además de causar midriasis, los parasimpaticolíticos paralizan el músculo ciliar, que controla la acomodación. La cicloplejía es útil para la refracción en niños, cuya potente acomodación impide medir correctamente los defectos refractivos. Los ciclopléjicos (pero no midriáticos) también sirven para aliviar el dolor por espasmo del músculo ciliar que acompaña a los defectos epiteliales de la córnea, las inflamaciones corneales y la inflamación intraocular. La dilatación pupilar también ayuda a prevenir la sinequias posteriores en pacientes con inflamación del segmento anterior. Los agentes que dilatan la pupila deben emplearse con cautela en personas con ángulo camerular estrecho, ya que pueden precipitar un glaucoma por cierre angular. La tabla 15-4 muestra una lista de los fármacos más usados y sus características. Tabla 15-4 Midriáticos y ciclopléjicos Antiglaucomatosos Los medicamentos para el glaucoma reducen la presión intraocular para prevenir la lesión del nervio óptico. Se usan cinco tipos diferentes de fármacos para tratar el glaucoma de ángulo abierto. Además, los agentes hiperosmóticos sirven para bajar la presión intraocular en el glaucoma agudo. Estas seis clases de antiglaucomatosos se exponen a continuación y se revisan en la tabla 15-5. Existen preparados que combinan fármacos antiglaucomatosos de diferentes clases, como timolol más dorzolamida y timolol más brimonidina. El cloruro de benzalconio es el conservante más usado en los fármacos para el glaucoma. Sin embargo, algunos antiglaucomatosos contienen un conservante distinto o no tienen conservantes, lo que los hace especialmente indicados para los pacientes afectados de glaucoma especialmente sensibles a la toxicidad del cloruro de benzalconio. Tabla 15-5 Fármacos antiglaucomatosos Fármaco Concentración y dosis Comentarios Agonistas colinérgicos Pilocarpina Solución al 0,5-6%, gel al 4%, también en cápsulas de liberación prolongada Las potencias más usadas son entre 1 y 4%, 4/día Carbacol Yoduro de ecotiofato Solución al 0,75-3%, normalmente 13/día Solución al 0,03-0,25%, 1-2/día o menos Usado cuando la pilocarpina es ineficaz Apenas usado por su intenso efecto colinérgico y efectos secundarios, como salivación, náuseas, vómitos y diarrea. Actúa de modo indirecto como inhibidor irreversible de la colinesterasa Antagonistas adrenérgicos Adrenalina Solución al 0,25%, 0,5%, 1%, 2/día Agonista adrenérgico no selectivo Dipivefrina Solución al 0,1%, 2/día Profármaco de adrenalina. Cuando entra en el ojo se escinde la forma activa, dando en teoría menos efectos secundarios locales y sistémicos Apraclonidina Solución al 0,5% y 1% Normalmente usada para profilaxis de picos de PIO tras láser. La alta incidencia de taquifilaxia y alergia limita su uso en la terapia a largo plazo del glaucoma Brimonidina Solución al 0,15% y 0,2%, 2-3/día Útil en tratamiento a largo plazo del glaucoma. Puede causar apnea en lactantes Antagonistas β-adrenérgicos Timolol Solución al 0,25% y 0,5%, 2/día β-bloqueante no selectivo; debe usarse con precaución en pacientes con asma, insuficiencia cardíaca y bloqueo cardíaco. Tiene cierta toxicidad corneal; también disponible en monodosis Carteolol Solución al 1%, 2/día Efectos comparables al timolol Metipranolol Solución al 0,3%, 2/día Efectos comparables al timolol Betaxolol Solución al 0,25% y 0,5%, 2/día β-bloqueante selectivo, con menor riesgo de efectos secundarios pulmonares, sobre todo en pacientes con cuadros reactivos o EPOC Levobunolol Solución al 0,25% y 0,5%, 2/día Efectos comparables al timolol Inhibidores de la anhidrasa carbónica Acetazolamida Comprimidos de 125 y 250 mg; cápsulas de liberación retardada de 500 mg; los comprimidos, 2-4/día; las cápsulas, 1-2/día Metazolamida 25-50 mg, 2-3/día Diclorfenamida 50 mg, 1-3/día Dorzolamida IAC tópico (solución al 2%), 2-3/día Brinzolamida IAC tópico (solución al 1%), 2-3/día Puede darse también i.v. en ampollas de 500 mg Incidencia de alergia del 10% Análogos de prostaglandinas Bimatoprost Solución al 0,03% por la noche Puede causar enrojecimiento ocular, hiperpigmentación de iris y párpados, y crecimiento de pestañas. Latanoprost Solución al 0,005% por la noche Eficacia y efectos secundarios similares a los de bimatoprost Travoprost Solución al 0,004% por la noche Eficacia y efectos secundarios similares a los de bimatoprost Agentes hiperosmóticos Manitol Glicerina Urea Solución intravenosa al 20% en dosis de 1,5-2 mg/kg i.v. Solución al 50% normalmente por vía oral con agua, zumo de naranja, o suero salino con hielo, en dosis de 11,5 g/kg Máximo efecto hipotensor a la hora y dura 5-6 h Máximo efecto hipotensor a la hora y dura 4-5 h. Puede producir náuseas, vómitos y cefalea ocasionalmente Polvos o solución intravenosa al 30% en dosis de 0,5-2 g/kg i.v. Fármacos más usados Análogos de prostaglandinas Los análogos de prostaglandinas son la clase más reciente de medicamentos para el glaucoma. Reducen la presión intraocular aumentando el drenaje de humor acuoso por la vía uveoescleral. Entre ellos están el latanoprost, el bimatoprost y el travoprost. Sus efectos secundarios oculares incluyen enrojecimiento ocular, iritis, hiperpigmentación del iris y la piel de los párpados, crecimiento de pestañas y edema macular cistoide. Antagonistas β-adrenérgicos Los antagonistas β-adrenérgicos, también llamados β-bloqueantes, disminuyen la presión intraocular al reducir la producción de humor acuoso por el epitelio ciliar. El timolol, levobunolol, carteolol y metipranolol son β-bloqueantes no selectivos, mientras que el betaxolol bloquea selectivamente los receptores β1. Entre sus efectos secundarios sistémicos se encuentran bradicardia, disminución del gasto cardíaco, intolerancia al ejercicio, broncoespasmo, hipotensión arterial, síncope, disminución de libido, somnolencia y depresión. Estos efectos pueden sumarse a los producidos por los βbloqueantes sistémicos que el paciente puede estar tomando para la hipertensión arterial. Los antagonistas β1 selectivos en teoría causan menos broncoespasmo. Inhibidores de la anhidrasa carbónica tópicos Los inhibidores tópicos de la enzima anhidrasa carbónica actúan reduciendo la producción de humor acuoso. Son derivados de las sulfamidas y deben evitarse en pacientes con alergia a estos fármacos. Entre ellos estarían la dorzolamida y la brinzolamida. Se cree que pueden tener al menos un ligero efecto adverso sobre la función de las células endoteliales de la córnea. Agonistas α2-adrenérgicos Los agonistas α2-adrenérgicos bajan la presión intraocular reduciendo la producción de humor acuoso y posiblemente aumentando el drenaje uveoescleral. Entre ellos están la apraclonidina y la brimonidina. Sus efectos secundarios son fatiga, sequedad bucal y conjuntivitis alérgica. Fármacos usados menos habitualmente Agonistas colinérgicos Estos fármacos, también llamados mióticos o parasimpaticomiméticos, actúan aumentando el drenaje de humor acuoso a través de la malla trabecular. A esta clase pertenecerían la pilocarpina, el carbacol y el yoduro de ecotiofato. Sus efectos secundarios oculares son miosis (que puede producir descenso de visión, sobre todo si el paciente tiene catarata) y espasmo ciliar (que da lugar a dolor en la ceja y a miopización). Los jóvenes son especialmente sensibles al espasmo ciliar. Simpaticomiméticos Los simpaticomiméticos bajan la presión intraocular porque aumentan el drenaje trabecular convencional y el uveoescleral. Entre ellos están la adrenalina y la dipivefrina. La dipivefrina es un profármaco que se convierte en adrenalina por la acción de las esterasas corneales. Los efectos secundarios en el nivel ocular son hiperemia de rebote que causa ojo rojo, edema macular cistoide en pacientes afáquicos y dilatación pupilar, que puede desencadenar un ataque de glaucoma por cierre angular en pacientes con ángulos estrechos. Son poco frecuentes los efectos secundarios sistémicos como taquicardia, hipertensión arterial, temblor, ansiedad y contracciones ventriculares prematuras. Inhibidores de la anhidrasa carbónica sistémicos Los inhibidores de la anhidrasa carbónica pueden administrarse por vía sistémica a aquellos pacientes con glaucoma que no respondan suficientemente a la medicación tópica. A esta categoría corresponden la acetazolamida, la metazolamida y la diclorfenamida. Sus posibles efectos secundarios incluirían náuseas, hormigueo de los dedos de manos y pies, anorexia, alteraciones del gusto, hipopotasemia, nefrolitiasis, acidosis, somnolencia, pérdida de libido, depresión y (muy raramente) anemia aplásica. Sustancias hiperosmóticas La urea, la glicerina y el manitol reducen la presión intraocular haciendo que el plasma sea hipertónico respecto al humor acuoso y el vítreo, con el consiguiente trasvase de líquidos desde el ojo hacia el espacio intravascular. Estos fármacos se usan por vía oral o intravenosa para reducir la presión intraocular en casos de glaucoma agudo y en el preoperatorio o postoperatorio de ciertos pacientes. Deben administrarse con cautela en pacientes con diabetes, insuficiencia cardíaca congestiva y nefropatías. Descongestionantes, vasoconstrictores y antialérgicos Existen diversos preparados oftálmicos sin receta que disminuyen el enrojecimiento, el prurito y la irritación ocular. La mayoría contiene nafazolina, tetrahidrozolina o fenilefrina. Algunos llevan también un antihistamínico, como maleato de feniramina o fosfato de antazolina. Las combinaciones de antihistamínico-descongestionante pueden consistir en clorhidrato de nafazolina al 0,025% más maleato de feniramina al 0,3% o en clorhidrato de nafazolina al 0,05% más fosfato de antazolina al 0,5%. Entre los antihistamínicos (sin descongestionantes) estarían la levocabastina y la emedastina. Los estabilizadores del mastocito se usan en trastornos alérgicos como la conjuntivitis vernal. Entre ellos están el cromoglicato sódico, el fumarato de ketotifeno, la lodoxamida trometamina y el pemirolast potásico. Existen fármacos que aúnan los efectos antihistamínico y estabilizador del mastocito, como la acelastina, la epinastina, el ketotifeno, el nedocromilo y la olopatadina. Lubricantes y lágrimas artificiales Numerosas formulaciones de lágrimas artificiales y pomadas lubricantes pueden ser útiles en pacientes con ojos secos. La mayoría se puede conseguir sin receta. Los ingredientes principales serían soluciones amortiguadas hipotónicas o isotónicas, surfactantes y sustancias viscosas como la metilcelulosa, carboximetilcelulosa o etilcelulosa, que prolongan el tiempo de contacto corneal. En general, las pomadas y las soluciones viscosas se adhieren mejor a la córnea y pueden administrarse con menos frecuencia, pero tienen la desventaja de que degradan transitoriamente la visión. Los medicamentos oleosos (como pomadas) también pueden desestabilizar la película lagrimal. Las lágrimas artificiales a menudo tienen conservantes (como cloruro de benzalconio) que pueden causar toxicidad epitelial si se usan demasiado. Esto es especialmente problemático en pacientes con sequedad ocular y uso crónico de lágrimas, aunque se han comercializado preparados sin conservantes. Deshidratadores corneales Los fármacos hipertónicos pueden instilarse en el ojo para eliminar osmóticamente el edema corneal. Un ejemplo sería el cloruro sódico hipertónico al 2 o 5%. Con fines diagnósticos puede administrarse glicerina anhidra sobre la córnea para aclararla transitoriamente y permitir la visualización de estructuras intraoculares; este preparado es tan hipertónico que puede causar un dolor considerable si se instila sin usar primero un anestésico tópico. Fármacos administrados por inyección intravítrea La administración de medicamentos directamente en la cavidad vítrea mediante inyección (inyecciones intravítreas) ha revolucionado muchos aspectos de la oftalmología clínica. Estas inyecciones pueden realizarse en la consulta con agujas de 27 G o 30 G, aplicando colirio anestésico para reducir las molestias del paciente y un antiséptico para disminuir en lo posible el riesgo de infección. En muchos casos, son necesarias varias inyecciones. Los medicamentos se inyectan a través de la pars plana para evitar los vasos del cuerpo ciliar en la parte anterior y la retina neurosensorial en la posterior. Hay que tener cuidado de dirigir la aguja a la parte posterior, hacia el centro de la cavidad vítrea, para no lesionar el cristalino. Aunque suelen ser seguros, estos procedimientos comportan cierto riesgo de endoftalmitis, inflamación estéril, desprendimiento de retina, traumatismo del cristalino, hemorragia, aumento de presión intraocular, fugas por la herida e hipotonía. Existen cuatro clases de medicamentos que se administran a menudo por vía intravítrea: fármacos antiangiogénicos (anti-factor del crecimiento del endotelio vascular), antiinflamatorios, antimicrobianos (antibacterianos y antifúngicos) y antivíricos. Antiangiogénicos Las inyecciones intravítreas se emplean cada vez más en pacientes con retinopatías. Muchos de estos tratamientos actúan inhibiendo el factor de crecimiento del endotelio vascular (VEGF). El VEGF es una citocina difusible de origen celular que estimula la angiogenia y la exudación desde los vasos sanguíneos. Esta molécula desempeña un papel importante en la degeneración macular asociada a la edad (DMAE) de tipo húmedo, la retinopatía diabética y otras vasculopatías retinianas. Muchos inhibidores del VEGF pueden administrarse por vía intravítrea. Pegaptanib El pegaptanib es un aptámero pegilado que consiste en una sola hebra de ácido nucleico que se une selectivamente e inhibe el VEGF-165. Fue el primero de estos fármacos que estuvo disponible, tras su aprobación por la FDA en 2004. El pegaptanib se ha visto sustituido por fármacos más eficaces como el bevacizumab y el ranibizumab. Ranibizumab El ranibizumab es el más moderno de los fármacos anti-VEGF, aprobado por la FDA en 2006 para el tratamiento de la DMAE húmeda. Es un fragmento de anticuerpo monoclonal que se une e inhibe todos los subtipos de VEGF. El ranibizumab fue el primer tratamiento para la DMAE exudativa que consiguió una mejoría considerable de la agudeza visual, provocando así un cambio de paradigma en la primera línea de tratamiento de esta enfermedad, que pasó de las modalidades basadas en láseres al tratamiento farmacológico. Bevacizumab El bevacizumab fue aprobado por la FDA para uso intravenoso en el cáncer de colon metastásico en 2004. Se trata de un anticuerpo monoclonal humanizado que se une al VEGF y lo inhibe. El bevacizumab deriva del mismo anticuerpo murino que el ranibizumab, y tiene mayor tamaño y menor afinidad por el VEGF que este, aunque su vida media dentro del ojo es más prolongada. El bevacizumab se usa de modo compasivo (no aprobado por la FDA) para tratar una amplia variedad de vasculopatías retinianas, y supone una alternativa con mejor relación coste-eficacia que el ranibizumab para el tratamiento de la DMAE húmeda. Recientemente se han publicado los resultados de un ensayo prospectivo multicéntrico que ha demostrado una eficacia clínica similar para ambos fármacos en el tratamiento de la DMAE húmeda. Antiinflamatorios Los corticoides son muy utilizados en oftalmología. El acetónido de triamcinolona y la dexametasona a menudo se administran por vía intravítrea como tratamiento compasivo de ciertos cuadros de inflamación ocular y edema macular y en la DMAE húmeda. El acetónido de triamcinolona (un corticoide sintético sin conservantes) fue aprobado en 2007 por la FDA para mejorar la visualización durante la vitrectomía y para tratar ciertas enfermedades inflamatorias del ojo. El acetónido de fluocinolona (un implante intravítreo) es un dispositivo estéril aprobado por la FDA que libera fluocinolona en el segmento posterior del ojo a una velocidad sostenida durante más de 2 años. La inyección intraocular de corticoides comporta importantes riesgos que el oftalmólogo debe tener en cuenta. La mayoría de los pacientes presentarán cataratas en los años siguientes y muchos de ellos sufrirán una elevación de la presión intraocular que requerirá tratamiento farmacológico o quirúrgico. Antibacterianos y antifúngicos Aunque la administración de antibióticos en la cavidad vítrea para tratar la endoftalmitis fue comunicada por primera vez en la década de 1940, no fue hasta 1970-1980 cuando se generalizó su uso. Actualmente se administran por vía intravítrea de forma habitual antibacterianos y, con menos frecuencia, antifúngicos en casos de endoftalmitis postoperatoria, postraumática o endógena. Los antibióticos intravítreos más utilizados son la vancomicina (1 mg/0,1 ml), la ceftacidima (2,2 mg/0,1 ml) y la amikacina (0,4 mg/0,1 ml). El antimicótico que más se emplea por vía intravítrea es la anfotericina B (la dosis habitual es de 5-10 µg) (v. tabla 15-1). Antivíricos Los antivíricos pueden administrarse por vía intravítrea como alternativa o complemento al tratamiento sistémico de la necrosis retiniana aguda (NRA), la necrosis retiniana externa progresiva (NREP) y la retinitis por CMV. Los fármacos más empleados son los inhibidores de la ADN-polimerasa vírica, como el ganciclovir (200-2.000 µg), el foscarnet (1.200-2.400 µg) y el cidofovir (10-20 µg) (v. tabla 15-3). Se ha comprobado que las inyecciones intravítreas repetidas de ganciclovir para el tratamiento de la retinitis por CMV no tienen efectos secundarios de importancia. La llegada de un implante intraocular de liberación sostenida, que libera ganciclovir durante varios meses, ha reducido significativamente el número de intervenciones necesarias para administrar el fármaco en ciertas situaciones clínicas, y puede ser más eficaz que los antivíricos sistémicos aislados para el tratamiento de la retinitis por CMV. Bibliografía recomendada Intravitreal Injections [Clinical Statement]. San Francisco: American Academy of Ophthalmology; 2008. Netland P.A. Glaucoma Medical Therapy. Principles and Management, 2nd ed. New York: Oxford University Press; 2008. O’Connor Davies P.H., Hopkins G.A., Pearson R.M. Ophthalmic Drugs: Diagnostic and Therapeutic Uses, 4th ed. Boston: Butterworth-Heinemann; 1998. Pavan-Langston D. Manual of Ocular Diagnosis and Therapy, 4th ed. Philadelphia: Lippincott, Williams & Wilkins; 1995. Índice alfabético (f = figura; t = tabla; c = protocolo clínico) A Abducción, 85 Abrasiones corneales, 271-272 Abreviaturas en evaluación de estrabismo, 84-85 oftalmológica, 14 en examen de agudeza visual, 29-30 , 29t Accreditation Council for Graduate Medical Education, 3-4 Acetazolamida, 300t Aciclovir, 279 , 296t Ácidos, quemaduras, 286 Acomodación definición, 54 efecto de ciclopléjicos, 64 punto próximo, 32 , 43c , 71 relajación, 66 Actitud del paciente, 12-14 Actividades cotidianas, 14 Adenopatía(s) cervicales superficiales, 137 , 137f preauricular, 137 , 137f submandibulares, 137 , 137f Adición de lectura, 71-72 Adie pupila tónica, 109 síndrome, 107t Adrenalina, 300t α2-adrenérgicos, agonistas, 301 , 300t Aducción, 85 Afaquia, 202 Agentes hiperosmóticos, 302 , 301t progesterónicos, 297 Agnosia expresiva, 36 visual, 36 Agudeza cercana, pruebas escalas, 10 ilustración, 31f objetivo, 31 procedimiento, 43c variables, 35 estereoscópica, 39-40 lejana, pruebas descripción, 30 procedimiento, 42c variables que afectan, 35 visual sin corrección, 37-39 definición, 27 examen abreviaturas usadas, 29-30 , 29t agudeza visual sin corrección, 37-39 cercana, 31 , 31t convenciones y materiales, 27-30 factores psicológicos, 36-37 con hendidura estenopeica, 29t , 30-31 , 42c lactantes, 33 lejana, 30 , 35 , 42c en niños, 32-35 en nistagmo, 36 notación, 27-28 , 29t objetos de prueba empleados, 28-29 pacientes analfabetos, 34 especiales, 32-35 que no hablan, 34 procedimientos, 30-32 protocolo del Amblyopia Treatment Study, 29 , 34 pruebas de baja visión, 32 , 37 , 44c punto próximo de acomodación, 32 , 43c , 71 de convergencia, 32 , 43c recién nacidos, 33 variables, 35-37 Álcalis, quemaduras, 286 , 286f Alergias anamnesis, 24 por colirios, 208f Alzheimer, enfermedad, 13 Ambigüedad de rol, 4 Ambliopía causas, 37-39 definición, 37 , 83 fenómeno de apiñamiento, 39 Amblyopia Treatment Study, protocolo de exploración de agudeza visual, 29 , 34 American Academy of Ophtalmology Código ético, 6 examen Ophthalmic Knowledge Assessment Program, 7 American Board of Ophthalmology, 1 Ametropía, 53 Amikacina, 304 Aminoglucósidos, 295t Ampliadores, 129t Ampollas vorticosas, 254 Amsler, rejilla, 113 , 115-116 , 116f , 125c Anamnesis alergias, 24 antecedentes familiares, 10 , 24-25 médicos y quirúrgicos, 23 oculares, 10 , 22 sistémicos, 10 sociales, 24 componentes, 9-10 , 19-25 enfermedad actual, 9 , 19-22 formularios impresos, 18f medicamentos oculares, 22-23 sistémicos, 24 métodos de registro, 18 en niños, 23 objetivos, 17-18 síntoma principal, 9 , 19 Ancianos blefaritis por Demodex, 174 , 174f caídas, 13 evaluación oftalmológica, 13-14 placas hialinas involutivas, 187 , 187f Anestésicos, 293 Anfotericina B, 294t Angioedema, 170-171 Angiografía, 248-249 con verde de indocianina, 249 Ángulo de la cámara anterior anatomía, 205f graduación, 136 , 136t , 206f , 206t método de clasificación de Shaffer, 206t de Spaeth, 206 , 207f receso, 206 Ángulo κ positivo, 94-95 , 95f Aniridia, 106 Anisocoria definición, 21 esencial, 104 , 107t fisiológica, 104 , 107t medición de diámetros pupilares, 104 Anomalías conjuntivales bulbar, 181-184 cicatrización, 179 , 179f cuerpos extraños, 179-180 , 209c defectos epiteliales, 184 diversas, 184-185 flicténulas, 185 folículos, 177f , 177-178 , 180-181 granulomas, 178 , 178f hiperemia, 183-185 , 184f límbicas, 180f , 180-181 linfangiectasias, 183 linfoedema, 183 mucosidad, 181f , 181-182 papilas, 175-176 , 176f-177f , 180 , 180f quemosis, 182-183 , 183f queratinización, 185 secreción, 181-182 , 182f seudomembrana, 178-179 simbléfaron, 179 , 179f telangiectasia, 183 tumores dermoides, 184 pupilares defecto pupilar aferente relativo, 106 , 107t disociación luz-proximidad, 106 , 108 iris, 106 pupila(s) de Argyll Robertson, 107t , 108 dilatadas, 109-110 fijas, 109-110 mesencefálicas, 107t tónica, 107t de Adie, 109 resumen, 106 , 107t síndrome de Horner, 107t , 108-109 Antecedentes familiares, 24-25 oculares, 10 , 22 quirúrgicos, 23 sistémicos, 10 socioeconómicos, 24 Anti-factor crecimiento del endotelio vascular, agentes, 303-304 Antibióticos características, 295t intravítreos, 304 en tratamiento de celulitis, 281 de endoftalmitis, 282 , 304 Antifúngicos, 294t , 304 Antihistamínicos, 302 Antiinfecciosos, 294 , 294t-296t Antiinflamatorios, 304 no esteroideos, 298 Antivíricos, 296t , 304 Aparato lagrimal, 134 Apiñamiento, fenómeno, 39 Apraclonidina, 300t Aprendizaje, 5 Arco senil, 194 Argirosis, 171 Argyll Robertson, pupila, 107t , 108 Arteria(s) ciliares, 226f ciliorretiniana, 287 , 287f hialoidea fetal, 256 temporal, 137 Astenopía, 73 Astigmatismo corneal, 36 definición, 54 determinación del cilindro, 63-64 examen de agudeza visual, consideraciones, 36 lentes cilíndricas, 53f , 54 lenticular, 36 en niños, 74 prescripción de lentes de gafas, 54t , 74 con la regla, 54 retinoscopia, 63-64 Atropina, 69t , 299t Auscultación, 139 Axenfeld, asa nerviosa, 187 B Baja visión clasificación, 37 pruebas exploratorias, 32 , 44c Balance binocular, 48 , 70 Barreras idiomáticas, 12 Bartonella henselae, 178 Bell, fenómeno, 138 Bergmeister, papila, 256 Betaxolol, 300t Bevacizumab, 303-304 Bimatoprost, 300t Binocularidad, pruebas, 88-90 Biomicroscopia con lente de contacto, 230 , 241 , 265c-266c Bjerrum, escotoma, 120 Blanco con presión, 255 , 256f sin presión, 255 , 256f Blefaritis, 21 , 173-175 , 173f-175f angular, 174 estafilocócica, 173 , 173f posterior, 174 seborreica, 173-174 , 173f Blefarocalasia, 133t Blefaroconjuntivitis, 170f eccematoide, 170f Blefaroespasmo, 133t Blefaroptosis, 133t-134t β-bloqueantes en tratamiento de glaucoma, 299 , 300t de hipema, 276 Bowman, membrana, 189 , 191-192 Brazo de iluminación, de la lámpara de hendidura, 156f , 157 de observación, de la lámpara de hendidura, 156-157 , 156f Brimonidina, 300t Brinzolamida, 300t Bromfenaco, 298 Bruch, membrana, 254 Bruckner, prueba See Reflejo rojo, prueba Brushfield, manchas, 106 Bullas, 130t Busacca, nódulos, 198 C Cabeza exploración neurosensorial, 140c--141c inspección, 128 , 130-131 del nervio óptico, 223 , 226f palpación, 137 Caídas, 13 Calcio, depósitos, en córnea, 191-192 Cámara anterior cuerpos extraños, 197 definición, 196 hemorragia, 197 , 197f hipema, 197 , 197f , 274-276 , 275f material del cristalino, 197 paracentesis, 292c profundidad, 149c-150c , 196 proteínas y células, 196 , 203t , 207 , 210c quistes, 197 vítreo, 197 Campímetro, 11 Campo(s) cardinales de la mirada, 86 , 87f de visión/visual central, 11 por confrontación, 115 , 115f , 124c-125c descripción, 113 dimensiones, 114 exploración, 11 periférico, 11 pruebas de cribado, 115-116 variaciones, 114 zonas, 113 Cánula lagrimal, 129t Capa de fibras nerviosas retinianas, 223-224 , 244 Cara exploración neurosensorial, 140c-141c inspección, 128 , 130-131 palpación, 137 Carbacol, 300t Carteolol, 300t «Caspa», 173 Catarata(s) capsular, 200 congénita, 201-202 cortical, 200-201 , 201f definición, 200 nuclear, 201 , 201f subcapsular, 201 Causticaciones, 286f , 286-287 Ceftacidima, 304 Ceguera legal, 37 miedo, 2 , 12 terminología preferida, 2 Ceja, anomalías, 133t Celulitis, 280-281 , 281f orbitaria, 280-281 , 281f preseptal, 280-281 , 281f Centrado óptico, 81c Chalazión, 172 , 172f-173f Cicatrización conjuntival, 179 , 179f corneal, 192 Ciclopentolato descripción, 68 , 299t para dilatación pupilar, 227 , 227t efectos sistémicos, 69t Cicloplejía balance binocular, 70 definición, 48 en niños, 298 refinamiento, 64-65 Ciclopléjicos alergia, 68 características, 298 , 299t efectos sistémicos, 69t Ciclosporina, 297 Cidofovir, 304 Cierre angular, glaucoma, 194 , 284-286 , 285f Cilindros cruzados de Jackson, 58 , 59f , 66f Ciprofloxacino, 295t Círculo de mínima confusión, 52 , 52f Citomegalovirus, retinitis, 304 Cloquet, conducto, 225 , 226f Cloranfenicol, 295t Clotrimazol, 294t Cocaína, para síndrome de Horner, 108 Cociente convergencia acomodativa/acomodación, 95 , 98c-99c Código ético, 6 Colinérgicos, agonistas, 300t , 301 Colirios, alergia, 208f «Collaretes», 173 , 175f Coloboma, 106 Colorante, 294 Compás, 129t Competencia clínica, 6 moral, 6 Comunicación ambiente, 12 barreras, 12 lingüísticas, 12 importancia, 2 con niños, 2 , 12-13 Conducción, 37 Confidencialidad, 6 Conflicto de rol, 4 Conjuntiva bulbar, 171f , 181-184 anatomía, 171f anomalías, 181-184 flicténula, 138 inferior, 146c límbica, 180f , 180-181 palpebral anatomía, 135 , 171f anomalías, 175-180 , 176f-180f cicatrización, 179 , 179f cuerpos extraños, 179-180 folículos, 177-178 granulomas, 178 , 178f reacción seudomembranosa, 178 , 178f superior, 146c-147c tarsal, 135 Conjuntivitis aguda, 278 alérgica, 182 bacteriana, 182f , 278 catarral, 182 gonocócica, 182 , 183f , 280f granulomatosa, 178 papilar, 175-176 gigante, 176 vírica, 278 Conocimientos médicos, 3 Contar dedos, 29t , 124c Convergencia (movimiento ocular), 86 Convergencia (óptica), 48 , 48f Convergencia acomodativa, 95 Corectopia, 199 Córnea abrasiones, 207 , 208f , 271-272 anatomía, 189-196 capas, 189 células inflamatorias, 193 cicatrices, 192 cuerpos extraños, 272-273 , 291c curvatura, 12 depósitos de calcio, 191-192 metabólicos, 194 deshidratación con fármacos, 302-303 distrofia de la membrana anterior, 190 , 190f edema, 190-191 , 191f , 193-194 , 273f , 285f endotelio, 189 , 195-196 epitelio, 161 , 161f , 189-191 estroma, 189 , 192-194 fibrosis, 192 huellas digitales, 190 , 190f infiltrados catarrales, 193 , 193f líneas de hierro, 191 medición de diámetros, 135 melanoqueratosis estriada, 191 membrana de Bowman, 189 , 191-192 de Descemet, 189 , 194-195 nervios, 194 pannus, 191 , 192f , 193 paquimetría See Paquímetro/paquimetría posición relativa del párpado, 133 topografía, 12 vascularización superficial, 191 , 192f verticilada, 191 Cornea guttata, 195 Coroides, 247 Corticoesteroides características, 297 inyección intravítrea, 304 en tratamiento de neuropatía óptica isquémica anterior arterítica, 288-289 Costras, 130t Cover test, 92-94 , 94t alternante, 94 , 94t , 98c con prisma, 94 simultáneo, 94 Cover-uncover test, 93 , 98c Cristalino anatomía, 199-200 , 200f anomalías, 200-203 cápsula, 199 , 200f cataratas See Catarata(s) luxación, 202 material, en cámara anterior, 197 núcleo, 199 subluxación, 202 Cuadrantanopsia, 116 , 120 , 122 Cuerpo(s) extraño(s) anamnesis, 21 en cámara anterior, 197 conjuntival, 179-180 , 209c corneal, 272-273 , 291c flotantes vítreos, 242 hialinos, 252 Cuidado del paciente, 3 Custodia de documentación, 14 de historias clínicas, 14 D Defecto(s) campimétricos binoculares, 120t , 120-121 congruentes, 122 cuadrantanopsia, 116 , 120 , 122 descripción, 113 escotomas, 113 hemianopsia, 116 , 120 , 122 incongruentes, 122 localización, 122 , 122f monoculares, 120t progresión, 122 , 123f retroquiasmáticos, 122 términos para describirlos, 120t pupilar aferente relativo, 106 , 107t de refracción, 47 , 62 sectoriales, 120 y úlceras epiteliales, 184 , 190 Degeneración cistoide, 255 coriorretiniana, 255 , 256f periférica, 255 , 256f en empalizada, 256 pavimentosa, 255 , 256f pigmentaria reticular, 255 Demencia, 13 Demodex, blefaritis, 174 , 174f Denervación, hipersensibilidad, 109 Depresión escleral consejos, 238-239 equipamiento, 236-237 , 238f , 261c-262c propósito, 236 secuencia, 237-238 , 238f , 261c-263c mental, 13 movimiento, 86 , 87 Derivaciones, 17 Dermatitis ampollosa, 171 vesicular, 171 Dermatocalasia, 133t Dermoides, tumores, 184 Desánimo, durante la residencia, 5 Desaparición del colorante, prueba, 153c Descamación, 130t Descemet, membrana, 189 , 194-195 Descongestionantes, 302 Deslumbramiento, 40 Desprendimiento vítreo posterior, 256-257 , 282-284 Deterioro visual clasificación, 37 definición, 37 discapacidad visual según el nivel, 38t Dexametasona, 297 Diabetes mellitus, 23 Diagnóstico, 17 Diámetros papilares, 223 Dibujo del fondo de ojo código de colores, 244 , 246t objetivo, 244 visión con biomicroscopio con lámpara de hendidura, 246-247 con oftalmoscopio directo, 247 indirecto, 244-246 , 248f , 267c-268c del reloj, prueba, 13 Diclofenaco sódico, 298 Diclorfenamida, 300t Difteria ocular, 179 Dilatador del punto lagrimal, 129t Dioptría definición, 49 prisma, 52 Dipivefrina, 300t , 301 Discapacidad visual, 37 , 38t Disociación luz-proximidad, 106 , 108 con prisma, 70 Dispersión escleral, 163-164 , 164f de pigmento, síndrome, 195-196 Dispositivo de restricción, 270 Distancia borde palpebral superior-reflejo corneal, 144c focal, 49 interpupilar, 77 , 131 , 131f , 141c-142c , 232 de trabajo en oftalmoscopia indirecta, 234-235 en retinoscopia, 60-61 al vértice, 58 , 77 , 81c Distiquiasis, 133t Distómetro, 11 , 58-59 , 60f Distrofia corneal de la membrana anterior, 190 , 190f granular, 194 macular, 194 mapa-punto-huella digital, 190 de la membrana basal epitelial, 190 reticular, 194 Divergencia movimiento ocular, 86 óptica, 48 , 48f Dolor ciliar, 21 ocular, 21 Dorzolamida, 300t Drenaje lagrimal, mediciones, 152c-153c Drusas, 253-254 Duocromática, prueba, 68-70 , 69f E E iletrada, escala, 28 , 29t , 34 Eccema, 130t Ecografía examen del segmento posterior, 249 , 250f en modo A, 249 en modo B, 249 usos, 12 Ecotiofato, yoduro, 300t Ectropión, 133t Ecuador, 224 Edema corneal, 190-191 , 191f , 193-194 , 273f , 285f Edinger-Westfal, núcleos, 102 Educación, 6-7 Eje del cilindro, 66 Elevación, 86 Embriotoxón posterior, 195 Emetropía definición, 53 presbicia, 75 Endodesviaciones, 85t Endoftalmitis, 281-282 , 304 Endotelio corneal, 189 , 195-196 Endotropia definición, 84 , 85t ilustración, 84f Enfermedad actual, 9 , 19-22 por arañazo de gato, 178 Enoftalmos, 131 Entrenamiento en la residencia, 3-5 del residente, 6-7 Entropión, 133t Epibléfaron, 133t Epicanto, 133t Epiescleritis, 185 , 185f Epiesclerótica, 185-187 Epífora, 21 , 181 Epitelio corneal, 161 , 161f , 189-191 pigmentario retiniano, 249 , 253 Equimosis, 171 Equipamiento auxiliar, 11-12 evaluación oftalmológica, 10-11 examen externo, 129t del segmento posterior See Examen del segmento posterior, instrumentación Equivalente esférico, 55 Eritema, 130t Eritromicina, 295t Erosión(es), 130t epiteliales punteadas, 190 , 190f Escalas descripción, 28-29 E iletrada, 28 , 29t , 34 HOTV, 28-29 , 34 letras de Snellen, 10 , 28f limpieza, 35 optotipos, 28-29 pruebas de sensibilidad al contraste, 40 Escalón nasal superior, 121f Escara, 130t Escleritis, 186 , 186f-187f anterior, 186 , 186f isquémica, 186 necrosante, 186 , 187f nodular, 138 , 186 , 186f-187f posterior, 186 sectorial, 186f Escleromalacia perforante, 186 , 187f Esclerosis nuclear, 201 Esclerótica anomalías, 185-187 de pigmentación, 187 iluminación interna del ojo, 150c placas hialinas involutivas, 187 , 187f Escopolamina, 299t Escotoma absoluto, 113 arciforme, 121f arciforme, 121f Bjerrum, 120 en campo visual por confrontación, 115 , 115f , 124c-125c definición, 113 paracentral, 120 , 121f relativo, 113 Seidel, 120 Escucha, 12 Esfera medición, 79c refinamiento, 67 Esfigmomanómetro, 129t Esfingomielina, 252 Espacio retrolenticular, 203 Espéculo nasal, 129t Espesor corneal central, 217-218 estromal, 192 medición con paquimetría, 165 , 166f , 217-218 normal, 193 Espolón escleral, 206 Espuma meibomiana, 189 Estabilizadores del mastocito, 302 Estafilomas, 186 Estenopeico, prueba, 29t , 30-31 , 42c Estereogramas de puntos aleatorios, 39-40 Estereopsia definición, 39 , 88 prueba de Titmus, 11 , 39-40 , 39f , 46c , 89 Estrabismo abreviaturas usadas para evaluación, 85 concomitante, 84 definición, 83 incomitante, 84 medición con prismas, 11 , 83-84 Estrellas epicapsulares, 199 Estrés consecuencias, 4 efecto en la relación médico-paciente, 5 identificación, 4-5 en la residencia, 3-5 Estroma, 189 , 192-194 Ética, 5-6 Evaluación oftalmológica actitud del paciente, 12-14 anamnesis See Anamnesis custodia de historias clínicas, 14 documentación, 14 equipamiento usado, 10-11 exploración, 10 en niños, 12-13 objetivos, 9 pacientes ancianos, 13-14 Eversión de párpados, 135 , 146c-149c Examen externo aparato lagrimal, 134 , 138 auscultación, 139 cabeza y cara, 128 , 130-131 , 137 , 137f colocación del paciente, 127 equipamiento, 129t generalidades, 127 globo ocular, 135-136 , 138-139 inspección, 128-136 en lactantes, 127 , 128f observación general, 127-128 órbita, 131-132 , 138 , 152c palpación, 136-139 , 152c párpados, 132-134 , 133t-134t , 138 pupilar observación general, 104-105 prueba de la luz alternante, 105 , 111c-112c reflejo(s) fotomotor, 105 , 111c-112c de proximidad, 105 , 112c del segmento anterior cámara anterior, 196-197 conjuntiva See Anomalías conjuntivales Conjuntiva córnea See Córnea descripción, 169 epiesclerótica, 185-187 esclerótica, 185-187 espacio retrolenticular, 203 generalidades, 169-170 glándula lagrimal y piel, 170-171 gonioscopia See Gonioscopia iris, 198-199 lámpara de hendidura, 155 , 169 párpados See Párpado(s) película lagrimal, 188-189 vítreo anterior, 203 posterior angiografía, 248-249 capa de fibras nerviosas retinianas, 223-224 , 244 descripción, 223 dilatación pupilar, 227 , 227f ecografía, 249 , 250f estudios de imagen, 247-251 fondo de ojo anatomía, 223-224 , 224f , 225t cuadrantes, 224 registro See Dibujo del fondo de ojo fotografía, 248 fóvea, 224 , 225t instrumentación comparación, 228t lámpara de hendidura, 230 , 239-241 oftalmoscopia indirecta See Oftalmoscopio/oftalmoscopia indirecta oftalmoscopio directo, 230 , 231f , 241-244 lámpara de hendidura, 166 mácula, 224 polo posterior, 223-224 , 224f , 225t referencias anatómicas, 223-226 , 225f-226f tomografía de coherencia óptica, 249-251 , 251f Excavación papilar, 223 , 253 Exciclotorsión, 86 Exodesviaciones, 85t Exoftalmometría, 142c-143c Exoftalmómetro, 11 , 129t , 131 , 132f Exoftalmos, 21 , 131 Exotropia definición, 84 , 85t ilustración, 84f Exploración del campo visual cribado, pruebas, 115-116 generalidades, 113-114 en lactantes, 116 perimetría See Perimetría rejilla de Amsler, 113 , 115-116 , 116f , 125c resultados anómalos, 120 , 121f neurosensorial, 140c-141c F Factor de crecimiento del endotelio vascular, 303-304 Falta de sueño, 3-4 Famciclovir, 296t Farnswort-Munsell D-15, prueba, 41 Fatiga visual See Astenopía Fenilefrina características, 299t para dilatación pupilar, 227 , 227t efectos sistémicos, 69t Fenómenos entópticos, 40 Ferry, línea, 191 Fibras nerviosas mielinizadas, 252 posganglionares, 102 Fijación y seguimiento, 29t , 33 , 45c Filtro azul cobalto, para iluminación con lámpara de hendidura, 159 , 160f rojo-verde, para iluminación con lámpara de hendidura, 160 , 160f Finnoff, transiluminador, 10 , 129t , 239 Fístula carotidocavernosa, 139 Flash de la lámpara de hendidura, 150c Fleischer, anillo, 191 Flicténulas, 185 , 193 Fluconazol, 294t Fluoresceína, tinción angiografía, 248-249 descripción, 207 , 208f , 294 queratitis herpética, 279f Fluorometolona, 297 Fluoroquinolonas, 295t Flurbiprofeno, 298 Foco variable, lentes, 80c Foliculitis, 173 Folículos límbicos, 180-181 palpebrales, 177f , 177-178 Foliculosis, 177 Fondo de ojo anatomía, 223-224 , 224f , 225t coloración, 254-255 cuadrantes, 224 definición, 223 drusas, 253-254 lámpara de hendidura, examen, 166-167 oftalmoscopia directa, 230 , 231f , 266c-267c indirecta See Oftalmoscopio/oftalmoscopia indirecta periférico, 255-256 , 256f transiluminación, 163 Fonendoscopio, 129t , 139 Formación continuada, 7 Fórnix, 146c , 147c-148c Foróptero descripción, 11 , 47 función, 57-58 ilustración, 58f mandos, 59t Fotofobia, 21 Fotografía de fondo de ojo, 248 con lámpara de hendidura, 167 Fóvea anatomía, 224 , 224f , 226f , 253 central, 225t en oclusión de la arteria central de la retina, 287f zona avascular, 224 Fovéola, 224 , 224f , 225t Frontofocómetro compensación de prismas, 80c definición, 55 medición de esfera, 79c de potencia cilíndrica, 79c ocular, 78c-79c partes, 56f técnica, 78c-79c Fuchs, distrofia corneal, 195 Fusión pruebas, 88-90 sensorial, 88 G Gafas centrado óptico, 81c consideraciones para adaptación, 76-77 distancia interpupilar, 77 inclinación pantoscópica, 76-77 potencia cilíndrica, 54-55 prescripción See Prescripción de gafas Ganciclovir, 296t , 304 Ganglio(s) cervical superior, 103 linfáticos adenopatías, 137 inspección, 130 palpación, 137 , 137f Gatifloxacino, 295t Gentamicina, 295t Glándula lagrimal, 170-171 Glaucoma cierre angular agudo, 284-286 , 285f espesor corneal central como factor predictivo, 218 gonioscopia, 204 medicamentos, 298-302 , 300t-301t perimetría automatizada, 118 pigmentario, 196 Glaukomflecken, 201 Glicerina, 286 , 301t deshidratada, 302-303 Globo ocular desplazamiento, 143c-144c horizontal, 143c-144c vertical, 143c-144c inspección, 135-136 laceración, 277-278 mediciones topográficas, 225f palpación, 138-139 Goldmann lente de oftalmoscopia, 241 de tres espejos, 204f , 241 perímetro/perimetría, 114 , 117 , 117f tonómetros/tonometría de aplanamiento descripción, 11 , 213 desinfección de la punta, 216 , 220c lámpara de hendidura, 167 partes, 215f , 215-216 técnica, 219c-220c Goniolente, 11 , 166 , 204f , 205 Gonioprismas, 205 Gonioscopia anillo de Schwalbe, 195 definición, 204 directa, 204f glaucoma, 204 indicaciones, 136 indirecta, 204f lámpara de hendidura, 166 lente de tres espejos de Goldmann, 204f , 241 línea de Schwalbe, 205f , 205-206 técnica, 210c-211c Gráfico para el dibujo vitreorretiniano, 247f Granuloma, 178 , 178f H Haab, estrías, 195 Halberg, clips, 57 Hassall-Henle, cuerpos, 195 Haz difuso, 149c Health Insurance Portability and Accountability Act, 6 Hemianopsia, 116 , 120 , 122 homónima, 121f Hemorragia(s) intracutáneas, 171 vítrea, 284 Hendidura, 130t estenopeica, 64 interpalpebral, altura, 144c Herbert, fositas, 181 Herpes simple, queratitis, 278-280 Heterocromía, 199 Heteroforia cociente convergencia acomodativa/acomodación, 98c-99c cover-uncover test, 93 , 98c Heterotropia, 84 , 84f , 85t Hialosis asteroide, 257 Hidroxianfetamina, prueba, 108 HIPAA See Health Insurance Portability and Accountability Act Hipema descripción, 197 , 197f , 275f riesgo de resangrado, 275 traumático, 274-276 Hiperdesviaciones, 85t Hiperemia, 183-185 , 184f Hipermetropía definición, 53f lentes positivas, 53f en niños, 73 presbicia, 75 prescripción de gafas, 54t , 73-74 Hiperqueratosis, 130t Hipertropia, 84 , 84f , 85t Hipoacusia, 13 Hipopión, 197 , 197f Hipotonía ocular, 213 Hipotropia, 84-85 , 84f , 85t Hirschberg, prueba, 91-92 , 92f , 97c Historia clínica electrónica, 14 Hollenhorst, placas, 287 Homatropina, 299t Horner, síndrome características, 107t , 108 diferenciación de la lesión, 108-109 pruebas farmacológicas, 108-109 signos, 108 Horner-Trantas, puntos, 180 , 180f HOTV, escalas y tarjetas, 28-29 , 34 Hruby, lente, 166-167 , 228t , 230 , 240f , 240-241 , 264c-265c Hudson-Stähli, línea, 191 Huellas digitales, 190 , 190f Humphrey, análisis del campo visual, 117 I Idoxuridina, 296t Iluminación difusa, en lámpara de hendidura, 159-160 , 160f focal directa descripción, 160-161 , 161f examen del cristalino, 199 del iris, 198 lateral indirecta, 163 , 164f , 190 oscilante, 164 reflejada, 162 Iluminadores, 129t Inciclotorsión, 86-87 Inclinación pantoscópica, 76-77 Indentación, tonómetros, 214-215 Infecciones, 278-282 Infiltrados catarrales, 182 , 193 , 193f Inflamación intraocular, 196 iris, 198 Inhibidores de la anhidrasa carbónica, 276 , 299 , 300t , 301-302 Inspección de estructuras oculares externas, 128-136 Instrumentos lagrimales, 129t Inyección ciliar, 180 , 180f Iridociclitis, 203 Iridodonesis, 199 Iris anomalías, 106 atrofia, 199 bombé, 198 esfínter, rotura traumática, 110 examen, 198-199 inflamación, 198 melanoma, 198 , 199f membrana pupilar persistente, 198-199 neovascularización, 198 nódulos, 198 quistes, 198 Iritis, 203 Irrigación ocular, 287 , 292c Isóptera, 114 J Jaeger, notación, 28 , 29t , 31 «Jinetes», 202 K Ketoconazol, 294t Ketorolaco trometamina, 298 Koeppe lente, 204f nódulos, 198 Krimsky, prueba, 91-92 , 93f , 97c Krukenberg, huso, 196 L Laceraciones globo ocular, 277-278 párpado, 273 Lactantes See also Niños dilatación pupilar, 227 examen de agudeza visual, 33 , 45c externo, 127 , 128f exploración del campo visual, 116 inmovilización, 128f prueba(s) de movimientos oculares reflejos, 116 de preferencia de fijación, 33 , 45c-46c de tropia inducida, 33 , 45c Lagoftalmos, 133t Lágrimas artificiales, 302 Lagrimeo, 181 Láminas, 171 , 171f seudoisocromáticas, 41 Lámpara de hendidura biomicroscopia base, 156f , 157-158 brazo de iluminación, 156f , 157 de observación, 156-157 , 156f descripción, 155 dibujo del fondo de ojo, 246-247 estructura para colocar al paciente, 156f , 157 examen del fondo de ojo, 166-167 del segmento anterior, 155 , 169 posterior, modo de empleo, 230 , 239-241 fotografía, 167 gonioscopia, 11 , 166 indirecta, 163 , 164f , 190 , 239 como instrumento de medida, 164-165 lente(s) auxiliares, uso, 10-11 de contacto, 230 , 241 , 265c-266c de Hruby, 166-167 , 230 , 240f , 240-241 , 264c-265c positiva, 239 , 240f medición de lesiones, 168 mentonera, 158 oculares, 156 paquímetro, 165 , 166f partes, 156-158 , 156f , 230 preparación y colocación del paciente, 158-159 profundidad de la cámara anterior, evaluación, 196 retícula del ocular, 165 , 165f técnica, 263c-264c tinción con fluoresceína, 207 , 208f tonometría de Goldmann, 167 usos, 10-11 , 129t , 155 iluminación filtro azul cobalto, 159 , 160f epitelio corneal, 161 , 161f difusa, 159-160 , 160f focal directa, 160-161 , 161f , 198-199 lateral indirecta, 163 , 164f , 190 oscilante, 164 principios, 159-164 filtro rojo-verde, 160 , 160f reflejada, 162 dispersión escleral, 163-164 , 164f reflexión especular, 162 , 162f transiluminación, 162-163 , 163f Lancaster, reloj astigmático, 64 Landolt, prueba C, 28 Latanoprost, 301t Lente(s) adición progresiva, 80c bifocal, 75 , 76f cilíndrica, 50 , 51f para corrección del astigmatismo, 53f , 54 descripción, 50 , 51f compuesta, 52 condensadora descripción, 129t lámpara de hendidura, 239 , 240f oftalmoscopia indirecta, 233-234 , 233f-234f , 236 , 259c-260c de contacto para oftalmoscopia biomicroscopia con lámpara de hendidura, 241 , 265c-266c oftalmoscopia indirecta, 230 distancia focal, 49 esférica, 49 esferocilíndrica, 52 para corrección de astigmatismo, 53f , 54 descripción, 52 foco variable, 80c multifocal, 75-76 , 76f negativas en corrección de miopía, 53f descripción, 49 , 49f punto focal, 49 notación, 54-55 positivas en corrección de hipermetropía, 53f descripción, 49 , 49f punto focal, 49 prescripción, 54-55 de prueba, 11 , 57 , 57f tipos, 49f-52f , 49-52 tórica, 52 trifocal, 75-76 , 76f Leucoma, 192 Levobunolol, 300t Levofloxacino, 295t Linfangiectasias, 183 Linfoedema, 183 Linternaángulo de la cámara anterior, evaluación, 136usos, 10, 129t Lisch, nódulos, 106 Lisis corneal, 298 LogMAR, 27-28 Lubricantes, medicamentos, 302 Lupas, 129t Luxación del cristalino, 202 Luz alternante, prueba, 105 , 111c-112c blanca, iluminación difusa, 159-160 , 160f M M, como expresión de agudeza, 27 Mácula, 130t anatomía, 224 , 224f , 225t , 226f , 252t , 253 biomicroscopia con lámpara de hendidura y lente de Hruby, 240-241 drusas, 254 Madarosis, 133t , 173f , 174 Maddox, varilla, prueba, 90 Malformación arteriovenosa, 139 Malla trabecular, 205 , 205f «Mancha de aceite», signo, 189 «Manguitos», 174 , 175f Manitol, 301t Mantenimiento de certificación, 7 Marcus Gunn, pupila, 105 , 106 , 107t Medicamentos administración intravítrea, 303-304 agonistas colinérgicos, 300t , 301 anamnesis, 22-23 , 22-24 anestésicos, 293 antiangiogénicos, 303-304 antifúngicos, 294t , 304 antihistamínicos, 302 antiinfecciosos, 294 , 294t-296t antiinflamatorios, 304 no esteroideos, 298 antivíricos, 296t , 304 ciclopléjicos See Ciclopléjicos corticoesteroides, 288-289 , 297 descongestionantes, 302 deshidratantes corneales, 302-303 estabilizadores del mastocito, 302 glaucoma, 298-302 , 300t-301t inhibidores de la anhidrasa carbónica, 276 , 299 , 300t , 301-302 lágrimas artificiales, 302 lubricantes, 302 midriáticos, 298 , 299t simpaticomiméticos, 301 sistémicos, 24 tapones de colores, 22-23 Medicare, 24 Medios oculares, 225 Medroxiprogesterona, 297 Meesmann, distrofia corneal, 190 Meibomio, glándulas, 171 , 171f , 174 Meibomitis, 173-174 Melanoma, 198 , 199f Melanoqueratosis estriada, 191 Melanosis ocular congénita, 187 racial, 191 Membrana pupilar persistente, 198-199 Menisco lagrimal, 188 , 189f Meridiano(s), 64 radiales, 114 Metazolamida, 276 , 300t Metipranolol, 300t Miconazol, 294t Micropapilas, 176 Microscopio especular, 12 Midriasis, 298 Midriáticos, 298 , 299t Miedo a la ceguera, 2 , 12 Miopía definición, 53 lentes negativas, 53f presbicia, 75 prescripción de gafas, 54t , 73 Mióticos, 301 Mittendorf, punto, 200 , 256 Montura de prueba, 11 , 57 , 57f Movimientos binoculares, 85-86 conjugados, 86 de mano, 29t monoculares, 85-86 oculares, 85-86 , 96 exploración binocularidad y fusión, pruebas, 88-90 cover test, 92-94 , 94t alternante, 94 , 94t , 98c descripción, 91 generalidades, 87-88 prueba(s) de alineación, 91-96 de reflejo rojo, 91 , 91f de reflejos luminosos corneales, 91-92 , 92f , 97c Moxifloxacino, 295t Mucosidad conjuntival, 181f , 181-182 Multifocales, lentes, 75-76 , 76f Munson, signo, 136 Murmullo yugular, 137 Músculos extraoculares abreviaturas, 85t acciones, 86-87 , 87t función, 86-87 yunta, 86 , 87f N Necrosis retiniana aguda, 304 externa progresiva, 304 Neomicina/bacitracina/polimixina B, 295t Neoplasia corneal intraepitelial, 161f , 185 Neovascularización coroidea, 249 de iris, 198 Nepafenaco, 298 Nervio(s) ciliares, 226f facial, 140c óptico biomicroscopia con lámpara de hendidura y lente de Hruby, 240-241 descripción, 223 Neumotonómetro, 214 Neuropatía óptica isquémica anterior arterítica, 288-289 , 289f Neurosífilis, 108 Neutralidad, 62 Neutralización, 61-64 Niebla, 36 , 66 , 70 Niños See also Lactantes anamnesis, 23 cicloplejía, 298 comunicación, 2 , 12-13 corrección del astigmatismo, 74 de hipermetropía, 73 escalas de dibujos, 28-29 evaluación, 270-271 oftalmológica, 12-13 examen de agudeza visual, 32-35 prueba(s) de movimientos oculares reflejos, 116 de tropia inducida, 33 , 45c tratamiento de la ambliopía, 39 urgencias, 270-271 Nistagmo examen de agudeza visual en pacientes, 36 latente, 95 optocinético, 33-34 , 33f Nistatina, 294t Nódulo(s), 130t epiesclerales, 138 Normas para declaración, 14 Notación examen de agudeza visual, 27-28 de lentes, 54-55 para medición de agudeza visual, 29t superíndices, 29t O Oblicuo inferior, músculo, 86f , 87 superior, músculo, 86f , 87 Oclusión de la arteria central de la retina, 287f , 287-288 Oclusores, 30 Oculus dexter, 29t , 54 sinister, 29t , 54 Ofloxacino, 295t Oftalmía neonatal, 280 , 280f Oftalmodinamómetro, 129t Oftalmología entrenamiento en la residencia, 3-5 ética, 5-6 práctica, 1-2 Oftalmoscopia con láser de barrido confocal, 251 Oftalmoscopio panóptico, 230 Oftalmoscopio/oftalmoscopia directo/a aberturas, 242f descripción, 230 dibujo del fondo de ojo, 247 enfoque, 241-244 , 243t examen del fondo de ojo, 230 , 231f , 266c-267c del segmento posterior, 241-244 filtros, uso, 241-242 técnica, 243f , 242-244 usos, 11 , 129t indirecta ajuste del casco, 231 del haz de luz, 232 de oculares, 232 , 235f alineamiento del examinador, 233-234 , 234f características, 228t , 229-230 colocación del paciente, 231 depresión escleral See Depresión escleral descripción, 231 dibujo del fondo de ojo, 244-246 , 248f , 267c-268c distancia interpupilar, 232 de trabajo, 234-235 duración, 232 lente(s) positiva, 233 , 233f-234f , 236 , 259c-260c usadas, 229-230 en posición excéntrica de la mirada, 235f problemas, 257t secuencia, 235-236 técnica, 229 , 229f , 259c-260c , 261c transiluminación, 239 usos, 11 Ojo seco examen de agudeza visual en pacientes, 35 pruebas de producción lagrimal, 153c-154c vago See Ambliopía Ophthalmic Knowledge Assessment Program, examen, 7 Óptica oftálmica, 48-52 Optotipos, 28-29 Ora serrata, 224 , 226f , 255 Orbicular ocular, músculo, 171 Órbita contenidos, 152c fractura, 276-277 inspección, 131-132 palpación, 138 , 152c Orzuelo, 172 , 172f P Paciente(s) actitud física, 12 analfabetos, 34 confidencialidad, 6 escucha, 12 identificación, 17 que no hablan, 34 Palpación, 136-139 , 152c Pancoast, tumores, 109 Pannus, 191 , 192f , 193 Papel indicador de pH, 129t Papila(s) conjuntiva límbica, 180 , 180f palpebral, 175-176 , 176f-177f gigantes, 176 , 177f , 180 óptica anatomía, 252 , 252t definición, 223 registro del aspecto, 244 , 246f Papiloma, 130t Pápula, 130t Paquimetría óptica, 217 ultrasónica, 217 Paquímetro/paquimetría definición, 217 espesor corneal central, medición, 217 lámpara de hendidura, 165 , 166f óptica, 217 técnica, 221c ultrasónica, 217 usos, 12 Paracentesis, de cámara anterior, 292c Paralelepípedo, 160-161 , 161f Parálisis oculomotoras, 107t , 109-110 Parasimpaticomiméticos, 301 Parche(s), 290c-291c ocular, 290c-291c Parinaud, síndrome, 108 Parpadeo reflejo estimulación, 140c pruebas exploratorias, 116 Párpado(s) anatomía, 171 , 171f anomalías, 133t , 171-175 blefaritis, 21 , 173f-175f , 173-175 celulitis preseptal, 280-281 , 281f chalazión, 172 , 172f-173f eversión, 135 , 146c-149c función del elevador, 145c indentación escleral, 238 inspección, 132-134 , 133t-134t laceración, 273 láminas, 171 , 171f medidas de la posición, 144c-145c orzuelo, 172 , 172f palpación, 138 retracción, 134 , 134t superior(es) indentación escleral, 238 retracción, 134 , 134t técnica de elevación sin contacto, 135f tumores, 172f-173f , 172-173 Pars plana anatomía, 224 , 226f quistes, 255 , 256f Pediatría See Lactantes Niños Recién nacidos Pegaptanib, 303 Película lagrimal anomalías, 189 componentes, 188 espuma meibomiana, 189 tiempo de rotura, 188 , 210c Penfigoide ocular cicatricial, 179f Percepción luminosa, pruebas, 29t Pérdida visual efecto sobre las actividades cotidianas, 14 e hipoacusia, 13 riesgo de caídas, 13 Periferia retiniana, 245 Perimetría automatizada, 117-120 cinética, 114 descripción, 114 Goldmann, 117 , 117f manual, 116-117 Perímetro, 11 , 116-117 Perkins, tonómetro, 214 Perlas de la ora, 255 , 256f Pestañas, anomalías, 133t Peters, anomalía, 202 Piel anomalías, 130t cambios pigmentarios, 171 glándula lagrimal, 170-171 Pilocarpina, 286 , 300t Pinguécula, 184 Placas hialinas involutivas, 187 , 187f Pliegue palpebral superior, posición, 144c-145c Polarímetro láser de barrido, 251 Policoria, 106 Poliosis, 133t , 173f , 174 Polo posterior, 223-224 , 224f , 225t , 253 Posición(es) diagnósticas de la mirada, 96 nula, 36 Potencia bifocal, 80c del cilindro anotación, 54-55 medición, 79c refinamiento, 66-67 definición, 49 de lente, 50f prismática, 52 , 53f , 80c , 83 Precipitados queráticos, 196 en grasa de carnero, 196 Prednisolona, 297 Preferencia de fijación, prueba, 33 , 45c-46c Preganglionares, neuronas de segundo orden, 103 Prentice, regla, 83 Presbicia corrección, 75-76 definición, 32 , 54 edad de comienzo, 75 emetropía, 75 hipermetropía, 75 medicamentos que afectan, 75 miopía, 75 prescripción de gafas, 74-76 Prescripción de gafas astigmatismo, 54t , 74 consejos, 72-76 descripción, 54-55 hipermetropía, 54t , 73-74 miopía, 54t , 73 notaciones, 54t potencia cilíndrica, 54-55 presbicia, 74-76 de lectura, 14 Presión intraocular convenciones, 213 espesor corneal central, efectos, 217-218 en glaucoma por cierre angular agudo, 285 hipema, efectos, 275 medición, 11 , 213 nivel normal, 213 Prince, regla, 32 Prisma(s) de 4∆ de base externa, prueba, 90 corneal, 160 definición, 52 para medición del estrabismo, 83-84 potencia, 52 , 53f , 80c , 83 de Risley, 83 rotatorio, 83-84 usos, 11 Prostaglandina, análogos, 298-299 , 300t-301t Protectores oculares, 290c-291c Protectores, 290c-291c Proteína C reactiva, 288 Proteínas y células, 196 , 203t , 207 , 210c Prueba(s) de alineación consideraciones, 94-96 cover test, 92-94 , 94t descripción, 91 prueba de reflejo(s) luminosos corneales, 91-92 , 92f , 97c rojo, 91 , 91f de movimientos oculares reflejos, 116 de reflejos luminosos corneales, 91-92 , 92f , 97c sensoriales, 11 de tropia inducida, 33 , 45c Ptosis de la ceja, 133t descripción, 105 medición, 134f protectora, 133t Pulso carotídeo, 137f Punto focal, 49 próximo de acomodación, 32 , 43c , 71 de convergencia, 32 , 43c Pupila(s) amaurótica, 106 dilatación, 227 , 227t , 298 farmacológica, 107t dilatadas anómalas, 109-110 procedimiento, 227 , 227t , 298 fijas, 109-110 iluminación interna del ojo, 150c-151c mesencefálicas, 107t tamaño, 101 , 104 , 104f tónica, 107t vía(s), 101-104 parasimpática, 101-103 , 102f oculosimpática, 103 , 103f del reflejo de proximidad, 103 simpática, 103f , 103-104 Pústula, 130t Q Quemosis, 182-183 , 183f Queratina superficial, 161f Queratinización, 185 Queratitis bacteriana, 197f dendrítica, 278-280 epitelial punteada, 190 herpes simple, 278-280 intersticial, 193 , 193f microbiana, 272-273 , 273f queratitis epitelial punteada, 190 Queratoconjuntivitis seca, 181f Queratómetro, 11 Queratopatía ampollosa, 191 en banda, 192 estriada profunda, 193 Quiste(s) cámara anterior, 197 descripción, 130t intraepitelial, 190 iris, 198 pars plana, 255 , 256f R RAF, regla, 32 Ranibizumab, 303 Reacción papilar, 176 Reborde orbitario, 152c Receso angular, 206 Recién nacidos, 33 See also Lactantes Niños Recto inferior, músculo, 86 , 86f medial, músculo, 86 , 86f superior, músculo, 86 , 86f Refinamiento balance binocular, 70 cicloplejía, 64 definición, 64 descripción, 47 del eje del cilindro, 66 de esfera, 67 instrumentación, 56-59 lentes y monturas de prueba, 57 , 57f objetivo, 55 de potencia cilíndrica, 66-67 técnica, 65-67 Reflejo consensuado, 105 directo, 105 luminoso corneal, 10 foveal, 253 pupilar pruebas exploratorias, 105 , 111c-112c vía, 101-103 , 102f de proximidad fibras mesencefálicas, 106 pruebas exploratorias, 105 , 112c vía pupilar, 103 pupilar a la luz descripción, 10 , 101 , 102f pruebas exploratorias, 105 rojo, prueba, 91 , 91f Reflexión especular, 162 , 162f Refracción ciclopléjica, 64 , 68 definición, 47 generalidades, 47-48 manifiesta, 64 , 73 objetiva, 47 prueba duocromática, 68-70 , 69f subjetiva, 47-48 Refractómetro cilindro cruzado de Jackson, 58 , 59f , 66f ilustración, 58f mandos, 59t objetivo, 58 Regla milimetrada, 129t , 131 Reis-Bücklers, distrofia corneal, 192 Rejillas, 40 Relación médico-paciente, 2 , 5 Residente acreditación, 7 desánimo, 5 entrenamiento, 6-7 falta de sueño, 3-4 formación, 6-7 responsabilidades, 3 sistema de apoyo, 3 Retícula del ocular, 165 , 165f Retina anatomía, 252t angiografía con fluoresceína, 248-249 arteriolas, 254 cambios pigmentarios, 255 cruces vasculares, 254 degeneración en empalizada, 256 desgarros, 282-284 , 283f desprendimiento, 282-284 dibujo, 247f oclusión de la arteria central de la retina, 287f , 287-288 transiluminación, 163 vasos sanguíneos, 253-254 vénulas, 254 Retinoscopio de franja, 11 , 62f Retinoscopio/retinoscopia colocación del examinador, 59-60 del paciente, 59-60 definición, 47 descripción, 11 , 47 , 56-57 determinación del astigmatismo, 63-64 del cilindro, 63-64 distancia de trabajo, 60-61 de franja, 11 , 62f ilustración, 48f instrumentación, 56-59 lentes y monturas de prueba, 57 , 57f neutralización, 61-64 objetivo, 55 pasos, 64 propósito, 47 técnica, 59-61 usos, 129t Retractores, 129t Retraso palpebral, 133t Retroiluminación, 162 , 163f , 190 , 199 Risley, prismas, 83 Rocío, 190-191 Rønne, escalón nasal, 120 Rosa de bengala, 181f , 208 , 294 Rubeosis de iris, 198 S Saco lagrimal, compresión, 138 , 152c Schaffer, signo, 283 Schiøtz, tonómetro/tonometría de indentación, 214 , 216f , 216-217 , 221c Schirmer, prueba, 129t , 138-139 , 153c-154c , 188 Schwalbe anillo, 195 línea, 205f , 205-206 Seclusión pupilar, 198 Secreción(es), 21 , 181-182 , 182f anómalas, 21 conjuntivales, 181-182 mucoide, 181 mucopurulenta, 182 serosa, 181 Segmento posterior anillo escleral, 253 elementos, 252 , 252t excavación papilar, 223 , 253 humor vítreo See Vítreo mácula See Mácula papila óptica See Papila óptica Seidel escotoma, 120 prueba, 207 , 277 Senos, 130-131 , 139 Sensibilidad al contraste, 40 corneal, exploración, 141c facial, 140c-141c Seudoendotropia, 94 Seudoestrabismo, 94 Seudoexfoliación, síndrome, 202-203 Seudoexotropia, 94 Seudofaquia, 202 Seudomembrana, 178-179 Seudoptosis, 133t Shaffer, clasificación del ángulo de la cámara anterior, 206t Simbléfaron, 179 , 179f Simpaticomiméticos, 301 Sincinesia, 105 de cerca, 105 Sinequias anteriores, 198 posteriores, 198 Sinofridia, 133t Síntoma principal, 9 , 19 Sinusitis, 137 paranasal, 137 Snellen escala de agudeza, 10 , 28f notación, 27 Sobrerrefracción, 57 Soemmering, anillo, 202 Sondas lagrimales, 129t Soplo carotídeo, 139 orbitario, 139 Spaeth, sistema de clasificación, 206 , 207f Stocker, línea, 191 Sturm, conoide, 52 , 52f Subluxación del cristalino, 202 Sulfacetamida, 295t Sulfacetamida/acetato de prednisolona, 294 Superíndices, en la notación, 29t Supresión, 88-89 T Tapón amarillo, 22 azul, 22 verdoso, 23 blanco, 23 gris, 23 marrón, 23 morado, 23 naranja, 23 rojo, 22 rosa, 23 verde, 22 Telangiectasias, 183 Teller, tarjetas de agudeza, 33 , 33f Tensión táctil, 214 Terigión, 184 Tetraciclina, 295t Timolol, 300t Tinción(es) dendritiforme, 208f descripción, 207 fluoresceína, 207 , 208f , 294 negativa, 194 punteada lineal, 208f rosa de bengala, 208 , 294 verde de lisamina, 208 , 294 Titmus, prueba de estereopsia, 11 , 39f , 46c , 89 Tobramicina, 295t Tobramicina/dexametasona, 294 Tomografía de coherencia óptica, 12 , 249-251 , 251f Tonometría de aplanamiento See Tonómetros/tonometría de aplanamiento definición, 213 Tonómetro de aplanamiento, 213-214 sin contacto, 214 de Goldmann (de aplanamiento) See Goldmann, tonómetros/tonometría de aplanamiento de indentación, 214-215 neumático, 214 neumotonómetro, 214 de Schiøtz, 214 , 216f , 216-217 , 221c de soplo de aire, 214 Tonómetros/tonometría de aplanamiento sin contacto, 214 en contusiones oculares, 273-274 de Goldmann descripción, 11 , 213 desinfección de la punta, 216 , 220c lámpara de hendidura, 167 partes, 215f , 215-216 técnica, 219c-220c de Perkins, 214 tipos, 213-214 Tonopen, 214 15 tonos, prueba, 41 Traductor, 12 Transiluminación descripción, 162-163 , 163f del fondo de ojo, 163 oftalmoscopia indirecta, 239 procedimiento, 150c-151c Transiluminadores, 129t Transposición de lentes, 54-55 Traumatismo(s) anamnesis, 21-22 contuso, 273-274 , 275f hipema, 274-276 ocular(es) rotura del esfínter del iris, 110 retinianas, 282-283 Travoprost, 301t Triamcinolona, acetónido, 304 Trifluridina, 279 , 296t Trifocal, lente, 75-76 , 76f Trimetoprim/polimixina B, 295t Triquiasis, 133t , 175 Tropicamida, 69t , 299t Tumores dermoides, 184 de Pancoast, 109 de párpado, 172f-173f , 172-173 U Úlcera características, 130t , 184 corneal, 271 dendrítica, 279 Umbo, 224 , 225t Urea, 301t Urgencias abrasiones corneales, 271-272 causticaciones, 286f , 286-287 celulitis, 280-281 , 281f orbitaria, 280-281 , 281f preseptal, 280-281 , 281f cuerpos extraños corneales, 272-273 desgarros retinianos, 282-284 , 283f desprendimiento de retina regmatógeno, 282-284 vítreo posterior, 282-284 endoftalmitis, 282 , 304 equipamiento usado, 269-271 fractura orbitaria, 276-277 glaucoma por cierre angular agudo, 284-286 , 285f hemorragia vítrea, 284 hipema, 274-276 infecciones, 278-282 laceración(es) del globo ocular, 277-278 del párpado, 273 neuropatía óptica isquémica anterior arterítica, 288-289 , 289f oftalmía neonatal, 280 , 280f pediátricas, 270-271 traumatismo contuso, 273-274 , 275f Urticaria, 170 V Vancomicina, 304 Varilla de Maddox, prueba, 90 Vascularización intersticial, 193 Vasos centinela, 187 ciliares, 224 , 226f fantasma, 193 Velocidad de sedimentación globular, 288 Verde de lisamina, 208 , 294 Vergencia, 48f , 48-49 , 86 Verruga, 130t Versiones, 86 , 99c Vesícula, 130t Vía oculosimpática, 103 , 103f pupilar parasimpática, 101-103 , 102f simpática, 103f , 103-104 Vidarabina, 296t Visión binocular única, 39 campo, 11 componentes, 27 de color See Visión cromática cromática anomalías, 40 defectos hereditarios, 40 pruebas exploratorias, 11 , 41 desarrollo, 37 trastornos, 20 Vitíligo, 171 Vítreo anatomía, 226f anterior, 203 biomicroscopia con lámpara de hendidura y lente de Hruby, 240-241 en cámara anterior, 197 central, 225 descripción, 225 licuefacción senil, 256-257 Vogt, guirnalda límbica, 192 von Graefe signo, 134 surco intermarginal, 171 W Watzke-Allen, prueba, 241 Worth, prueba de 4 puntos, 11 , 89f , 89-90 Z Zeis, glándula, 171f , 172 Zidovudina, 296t Zinn, zónula, 202