See discussions, stats, and author profiles for this publication at: http://www.researchgate.net/publication/250612337 Los ritmos circadianos y la personalidad ARTICLE · JANUARY 2011 READS 575 3 AUTHORS, INCLUDING: Montserrat Gomà-i-Freixanet Ana Adan Autonomous University of Barcelona University of Barcelona 57 PUBLICATIONS 576 CITATIONS 170 PUBLICATIONS 2,433 CITATIONS SEE PROFILE SEE PROFILE Available from: Ana Adan Retrieved on: 11 December 2015 6 PSICOLOGÍA CLÍNICA LOS RITMOS CIRCADIANOS Y LA PERSONALIDAD Anna Muro Rodríguez. Departamento de Psicología Clínica y de la Salud, Facultad de Psicología, Universitat Autònoma de Barcelona, España Montserrat Gomà-i-Freixanet. Departamento de Psicología Clínica y de la Salud, Facultad de Psicología, Universitat Autònoma de Barcelona, España Ana Adan. Departamento de Psiquiatría y Psicobiología Clínica, Facultad de Psicología, Universitat de Barcelona, España. Instituto de Investigación en Cerebro, Cognición y Conducta (IR3C), Barcelona, España Resumen El estudio de la relación entre los ciclos de la naturaleza y el comportamiento humano se remonta a épocas muy primitivas de la humanidad. Durante las últimas décadas, los estudios en el campo de la Cronopsicología, la rama de la Psicología que incluye la dimensión temporal en el estudio científico de los comportamientos, han aumentado significativamente y se han constatado muchos de los supuestos de la antigüedad, evidenciando la relación entre la conducta humana y los ritmos temporales marcados por las características cíclicas del planeta Tierra. Los ritmos más estudiados son los circadianos, que son oscilaciones de las variables biológicas y conductuales en intervalos regulares de aproximadamente 24 horas. Diferentes trabajos internacionales en el campo específico de la personalidad y las diferencias individuales sugieren que las personas matutinas son más activas, amables, responsables, persistentes y disciplinadas, mientras que las personas vespertinas son más impulsivas, hostiles y buscadoras de sensaciones. Aunque aún hay muchos interrogantes por responder, parece que el papel mediador de la personalidad y su relación con los ritmos circadianos pueden ayudar a entender mejor la génesis y mantenimiento de algunos trastornos psicológicos. Asimismo, los estudios apuntan hacia la necesidad de incluir las diferencias individuales y los ritmos circadianos como factores importantes en el tratamiento y diseño de programas terapéuticos y de prevención en salud mental. Palabras clave: matutinidad, personalidad Resum ELS RITMES CIRCADIARIS I LA PERSONALITAT. L’estudi de la relació entre els cicles de la natura i el comportament humà es remunta a l’època més primitiva de la humanitat. Durant les últimes dècades, els estudis en el camp de la cronopsicologia, la branca de la psicologia que inclou la dimensió temporal en l’estudi científic dels comportaments, han augmentat significativament, i s’han constatat molts dels supòsits de l’antiguitat, que evidencien la relació entre la conducta humana i els ritmes temporals marcats per les característiques cícliques del planeta Terra. Els ritmes més estudiats són els circadiaris, que són oscil·lacions de les variables biològiques i conductuals en intervals regulars d’aproximadament 24 hores. Diversos treballs internacionals en el camp específic de la personalitat i les diferències individuals suggereixen que les persones matutines són més actives, amables, responsables, persistents i disciplinades, mentre que les persones vespertines són més impulsives, hostils i buscadores de sensacions. Tot i que encara queden molts interrogants per respondre, sembla que el paper mediador de la personalitat i la seva relació amb els ritmes circadiaris poden ajudar a entendre millor la gènesi i el manteniment d’alguns trastorns psicològics. Al mateix temps, els estudis apunten la necessitat d’incloure les diferències individuals i els ritmes circadiaris com a factors importants en el tractament i el disseny de programes terapèutics i de prevenció en salut mental. Paraules clau: matutinitat, personalitat N-01/2011 Los ritmos circadianos y la personalidad 7 Abstract CIRCADIAN RHYTHMS AND PERSONALITY. Studying the relationship between nature cycles and human behaviour dates back to humanity’s most primitive periods. In recent decades, studies in the field of chronopsychology, the branch of psychology which factors time into the scientific approach to behaviour, have increased substantially. A large number of ancient suppositions have thus been confirmed, illustrating the relationship between human conduct and temporal rhythms marked by the Earth’s cyclical nature. The most heavily studied rhythms are circadian rhythms, defined as oscillations in biological and conduct variables in regular intervals of approximately 24 hours. Distinct international projects in the field of personality and individual differences suggest that morning people are more active, amiable, responsible, persistent and disciplined, while evening people are more impulsive, hostile and more prone to search for sensations. While many questions remain unanswered, it seems that the personality’s mediating role and its relationship with circadian rhythms could provide insight into the origin and persistence of certain psychological conditions. Moreover, studies indicate the need to include individual differences and circadian rhythms as significant factors in treatment and the design of therapeutic and preventative mental health programmes. Key words: morningness, personality Contacto autores: anna.muro@uab.cat; montserrat.goma@uab.cat Introducción ¿Hasta qué punto nos influye el entorno natural? ¿Sus características cíclicas condicionan realmente el comportamiento y desarrollo psicológico del ser humano? El Sol y su incuestionable relevancia para la vida en el planeta Tierra, ¿también influyen en la mente y el desarrollo cerebral humano? Estas preguntas iniciaron, hace ya siglos, una larga tradición de investigación en torno a los ritmos naturales y su influencia en la salud animal y humana. La luz y la temperatura externas, llamadas zeitgebers (del alemán, «donante de tiempo»), son estímulos que fluctúan a lo largo del día y del año, de forma diferente en función de la latitud y la longitud, y sincronizan todos los procesos nerviosos, hormonales y conductuales de los seres vivos para facilitar su adaptación y supervivencia (Nelson, 1996). La tradición investigadora en torno a la relación entre los ciclos de la naturaleza y el comportamiento humano se remonta a épocas muy primitivas de la historia de la humanidad: los antiguos astrólogos de Caldea y Babilonia fueron los primeros en realizar y sistematizar las observaciones sobre la influencia de los ritmos de la naturaleza en la psicología humana; en su ecuación para estudiar el comportamiento humano y animal, incluyeron los factores del tiempo y el espacio, concluyendo que, N-01/2011 para estudiar a un individuo, tal y como si fuera un vino, hay que considerar el lugar y el tiempo de su desarrollo (Eysenck y Nias, 1982). Constataron que muchos de los comportamientos animales y humanos estaban sincronizados con fenómenos relacionados con el ritmo de las estaciones y, por lo tanto, con las variaciones lumínicas y de temperatura del ambiente. Fueron ellos quienes establecieron las primeras clasificaciones de la personalidad en forma de horóscopo y describieron los primeros patrones de conducta detalladamente en base a las características cíclicas del entorno natural. Más tarde, en la cuna de la civilización occidental de la antigua Grecia, Hipócrates, el padre de la medicina, Aristóteles y Galeno también afirmaron, según sus observaciones sistemáticas del cuerpo y del comportamiento humano, que el entorno natural imponía rutinas rítmicas a las que las personas debían adaptarse para poder sobrevivir adecuadamente y no enfermar. Observaron que los movimientos de rotación de la Tierra y de traslación alrededor del Sol tenían efectos evidentes que se manifestaban en todos los niveles de vida; observaron que las estaciones, el día y la noche generaban cambios, no solo en el entorno natural –incluyendo la flora y la fauna–, sino también en la salud humana y, por lo tanto, en su expresión física, conductual y psicológica. Pero no fue hasta el siglo XVIII que 8 A. Muro Rodríguez, M. Gomà-i-Freixanet y A. Adan se describió por primera vez el fenómeno de los ritmos naturales en el movimiento de las hojas de las plantas gracias al científico francés Jean-Jacques d’Ortous de Mairan, cuyo trabajo influyó un siglo después en la teoría evolucionista de Charles Darwin. Dos siglos después, gracias al simposio de 1960 «Cold Spring Harbor Laboratory» en Laurel Hollow (Nueva York), se consolidaron las bases de la Cronobiología, una nueva rama de la Biología, impulsando así el estudio empírico de los ritmos naturales y biológicos en plantas, animales y humanos (Dunlap y DeCousey, 2004). Desde entonces, las relaciones entre los ciclos de luz y temperatura y la salud humana han despertado un interés creciente, especialmente en las tres últimas décadas (Madrid y Rol de Lama, 2007), y se están evidenciando empíricamente muchos de los supuestos de la antigüedad sobre nuestra necesaria e imprescindible conexión con el entorno natural. Se ha demostrado como la falta de sincronización de los ritmos físicos externos y los biológicos internos de los organismos es un factor importante para explicar parte de la génesis y el desarrollo de algunos trastornos cardiovasculares, respiratorios, hormonales, inmunológicos, conductuales o afectivos, sugiriendo que la luz solar es un potente estímulo externo que actúa como un fármaco, mejorando los síntomas y manifestaciones de algunas enfermedades, tanto físicas como mentales (Fleig y Randler, 2009; Madrid y Rol de Lama, 2007; Prat y Adan, 2011). Los ritmos biológicos en humanos A lo largo de la evolución, todos los organismos vivos han desarrollado una estructura biológica específica para adaptarse a las características cíclicas del planeta Tierra. Esta estructura biológica se halla en todas las especies, desde las unicelulares hasta los organismos más complejos, como los humanos. En mamíferos, dicha estructura se halla en el núcleo supraquiasmático del hipotálamo (Levy y Schibler, 2007), que actúa como un reloj interno, prediciendo los cambios externos de luz y temperatura para regular los cambios biológicos internos necesarios para la adaptación del organismo al ambiente. Es un sistema que cuenta con unas 10.000 neuronas que se comportan de forma cooperativa, y que reciben información de la retina y del resto de órganos sensoriales marcando ritmos de actividad fisiológica y de conducta. Este «reloj» multicelular proyecta señales a otras áreas del cerebro, está genéticamente programado y su función es sincronizar el organismo con los ciclos diarios de luz y temperatura a través de las señales externas, y, como un director de orquesta, dirige y coordina los cambios necesarios en el organismo para poder sobrevivir y adaptarse con éxito a las demandas del ambiente (Adan, 2005). Aunque existen muchos tipos de ritmos (mensuales, anuales, lunares –como la menstruación–), los más estudiados son los llamados ritmos circadianos (Adan, 2005). Del latín circa («alrededor de») y dia («día»), son ritmos biológicos que, como su nombre indica, duran un período de un día aproximadamente, es decir, 24 horas, y permiten la adaptación de los organismos vivos al movimiento de rotación de la Tierra. Existen animales nocturnos o activos durante la noche (el búho, el murciélago, las serpientes, los ratones, los gatos, algunos depredadores como el puma, etc.) y animales diurnos o activos durante el día (el gallo, los elefantes, las jirafas, las ardillas, etc.). También existen animales crepusculares, es decir, activos durante el atardecer y el amanecer, como el ciervo de cola blanca. Esta simple y conocida clasificación biológica revela la íntima relación de los seres vivos con las características fotoperiódicas del entorno y sus implicaciones en la cadena evolutiva: cuando un animal presenta desórdenes en sus ritmos circadianos, se desencadena una serie de problemas que afectan a su supervivencia y evolución. En mamíferos, se han observado las siguientes conductas circadianas: actividad, agresión, conducta sexual, aparejamiento y cópula, conducta maternal, depredación, ingesta de líquidos y comida, almacenamiento de la comida, roer, dormir, inmovilidad tónicomuscular o vocalización (Nelson, 1996). Pero los humanos, aunque son mayoritariamente animales N-01/2011 Los ritmos circadianos y la personalidad 9 Tabla. Tipos de ritmos biológicos TIPO DE RITMO CICLO MEDIOAMBIENTAL Ultradiano Circadiano Día-noche (rotación de la Tierra) Infradiano DURACIÓN DEL PERIODO LIBRE RITMO SINCRONIZADO PARÁMETROS BIOLÓGICOS 30 minutos a 20 horas Frecuencia cardiaca Volumen pulmonar Tasa respiratoria Electroencefalograma 25 a 33 horas Vigilia-descanso Temperatura corporal Secreción de cortisol Secreción de prolactina Secreción de melatonina Atención y memoria Ejecución física 24 horas Procesos metabólicos Activación subjetiva Variaciones en el humor 28 horas a 7 días Circalunar Fases de la Luna 26 a 32 días 29 días Ciclo menstrual Circanual Estaciones del año (translación de la Tierra) 330 a 400 días 365 días Temperatura corporal Peso corporal Afectividad Fuente: Adan, 2005. diurnos, muestran diferencias individuales: hay tipos matutinos, vespertinos e intermedios. Esta tipología se origina en la dimensión matutinidadvespertinidad, según el momento óptimo del día en que el individuo se siente más activo (Adan, 2005). El patrón de actividad diaria en humanos se desarrolla de forma diferencial en base a diferentes parámetros fisiológicos en los que se ha observado un rango de variabilidad de entre 2 y 12 horas: los matutinos se levantan y se activan muy temprano por la mañana y se acuestan poco después de anochecer; los vespertinos se levantan y se acuestan tarde, pasada la medianoche, mientras que los intermedios no presentan tendencias extremas y acostumbran a levantarse después que los matutinos, pero se acuestan antes que los vespertinos. Estas variaciones en el comportamiento responden a diferencias rítmicas en la secreción diurna de cortisol y la secreción nocturna de melatonina (la hormona de la oscuridad, liberada solamente en ausencia de señales lumínicas). La distribución de los cronotipos en la población se ajusta a la curva normal, de forma que la mayoría N-01/2011 de individuos son intermedios (Muro, Gomà-iFreixanet y Adan, 2009; Tsaousis, 2010). En las sociedades occidentales, aproximadamente un 60% son tipos intermedios, mientras que el resto está distribuido en un 20% de vespertinos y un 20% de matutinos. Asimismo, se han encontrado diferencias en la matutinidad en función del género: las mujeres son generalmente más matutinas que los hombres, entre los cuales existe una frecuencia más alta de vespertinos (Adan y Natale, 2002; Tonetti, Fabri y Natale, 2008). También se ha evidenciado la relación entre la matutinidad y la edad: a más edad, más matutinidad (Adan, Lachica, Caci y Natale, 2010; Di Milia y Bohle, 2009). Se sugiere que el sueño disminuye con la edad y facilita un margen de actividad más amplio durante el día. Bien conocido es el fenómeno de los bebés que duermen todo el día y el de los abuelos que madrugan como los gallos, pasando por la adolescencia, donde se observa una mayor tendencia a la vespertinidad (Díaz-Morales y Gutiérrez, 2008). Recientemente, se han aportado evidencias sobre la herencia genética de los 10 A. Muro Rodríguez, M. Gomà-i-Freixanet y A. Adan ritmos circadianos (Hur, 2007) y se sugiere que el gen responsable de todo el sistema circadiano en humanos es el gen «reloj» 3111T/C (Mishima, Tozawa, Satoh, Saitoh y Mishima, 2005). No obstante, también se sostiene que el ambiente social y laboral, organizado de forma básicamente diurna en sociedades humanas, también es un factor que determina la actividad diaria de los individuos (Randler y Díaz-Morales, 2007). A pesar de que nuestros ritmos circadianos son endógenos y están programados genéticamente, en ausencia de una señal lumínica diaria potente como la luz solar, estos ritmos se pueden alargar entre 25 y 33 horas, de manera que se puede generar un desequilibrio fisiológico general en el organismo (Adan, 2005). Estos desequilibrios fisiológicos provocan problemas de salud física y mental y podrían explicar el aumento de determinadas psicopatologías en la sociedad moderna occidental, laboralmente organizada mayoritariamente en entornos cerrados con luz artificial. El estudio de esta asociación está ayudando a elaborar nuevos modelos explicativos y psicoterapéuticos y se ha constatado su relevancia en el desarrollo de las adicciones (Prat y Adan, 2011), de los trastornos afectivos (Grandin, Alloy y Abramson, 2006), del trastorno por déficit de atención e hiperactividad (Caci, Bouchez y Baylé, 2009) o de los trastornos alimentarios (Fleig y Randler, 2009; Natale, Ballardini, Schumann, Mencarelli y Magelli, 2008). Ritmos circadianos y personalidad Si entendemos la personalidad humana como una «organización en parte heredada, más o menos estable y duradera del carácter, temperamento, intelecto y físico de una persona, que determina su adaptación única al ambiente» (Eysenck, 1967), surge la cuestión ineludible sobre el papel de los ritmos circadianos en la personalidad: ¿hasta qué punto ser matutino o vespertino nos diferencia a los unos de los otros? ¿Ser matutino o vespertino determina una forma de ser? ¿Qué papel tiene la personalidad en el desarrollo de psicopatologías y desórdenes de la conducta relacionados con los ritmos circadianos? Las respuestas apuntan hacia un papel mediador tanto de la personalidad como de la matutinidad. Los ritmos circadianos regulan una notable variedad de funciones metabólicas y fisiológicas que influyen en la expresión y organización de la conducta. ¿Cómo puede producirse esta influencia? Como hemos comentado anteriormente, el núcleo supraquiasmático del hipotálamo es la estructura cerebral encargada de la regulación de los ritmos circadianos en humanos. El hipotálamo es una glándula endocrina que forma parte del diencéfalo, y se sitúa por debajo del tálamo. Libera al menos nueve hormonas que actúan como inhibidoras o estimulantes en la secreción de otras hormonas en la hipófisis y la glándula pineal, por lo que trabaja coordinado con ellas. Suele considerarse el centro integrador del sistema nervioso vegetativo (o sistema nervioso autónomo, que protege y modera el gasto de energía), el cual está formado por miles de millones de largas neuronas, muchas agrupadas en nervios que proyectan a otras áreas del cuerpo (Levy y Schibler, 2007; Nelson, 1996). Junto con la hipófisis, el hipotálamo controla el equilibrio biológico del organismo y regula el comportamiento esencial para la supervivencia del individuo, incluyendo la nutrición, la sexualidad, el afrontamiento y la huida. Por otro lado, también es uno de los centros anatómicos y fisiológicos que modulan intrínsecamente las consecuencias de la recompensa y el castigo, por lo que, junto con el sistema límbico, el hipotálamo es una estructura fundamental para entender el sustrato biológico de la personalidad (Zuckerman, 2005). Por lo tanto, se sugiere que es en esta estructura donde se encuentran y se enlazan los mecanismos de los ritmos circadianos con los de la personalidad. En 1994, en una primera revisión de la literatura científica, se concluyó que la gente vespertina parece ser más sociable y gregaria que los matutinos, más introvertidos, estructurados y reservados (Tankova, Adan y Buela-Casal, 1994). Estudios posteriores aportaron nuevos datos, sugiriendo que los matutinos presentan una personalidad más estable, más amable y más responsable, más persistente y disciplinada que la de los vespertinos (Adan, Lachica et al., 2010; DeYoung, Hasher, Djikic, N-01/2011 Los ritmos circadianos y la personalidad Criger y Peterson, 2007; Hogben, Ellis, Archer y Von Schantz, 2007; Tsaousis, 2010). Asimismo, se ha observado que los vespertinos manifiestan una tendencia acentuada a ser más impulsivos y buscadores de sensaciones (Adan, Lachica et al., 2010; Adan, Natale, Caci y Prat, 2010; Tonetti, Adan, Caci, De Pascalis, Fabbri y Natale, 2010). Finalmente, en un estudio reciente conducido por investigadores de la Universidad Autónoma de Barcelona y de la Universidad de Barcelona (Muro et al., 2009; Muro, Gomà-i-Freixanet, Adan y Cladellas, 2011), se han confirmado algunos de los datos anteriores y se han añadido otros nuevos: los estudiantes matutinos de ambos sexos son más activos que los vespertinos, mientras que las mujeres vespertinas entre 18 y 55 años parecen ser más hostiles que las matutinas. En esos dos últimos estudios, se señala la importancia de elegir modelos teóricos biológicos que sustenten la medida de la personalidad para llegar a conclusiones más sólidas en el estudio de su relación con los ritmos circadianos. El modelo de personalidad elegido para los dos últimos estudios mencionados es el propuesto por Marvin Zuckerman, de la Universidad de Delaware, y su Modelo Alternativo de los Cinco Factores de Personalidad (Zuckerman, 2002); la relación entre este modelo de personalidad con los ritmos circadianos no se había explorado nunca antes a pesar de sus fundamentos biológicos y genéticos. Este modelo se construyó a principios de la década de los 90 en Estados Unidos, a raíz de otros modelos ampliamente utilizados en investigación psicobiológica para evaluar la personalidad y el temperamento, tiene fundamentos genéticos y estructura la personalidad en cinco grandes factores observables en otras especies animales y en base a su función de adaptación al entorno, de las exigencias evolutivas y de desarrollo biológico. Por estos motivos, el modelo de Zuckerman da respuesta a los orígenes biológicos de la personalidad y ofrece la posibilidad de entender sus causas, motivo por el cual resulta un modelo científico completo que no solo sirve para clasificar y predecir, sino también para explicar los orígenes biológicos de la N-01/2011 11 personalidad (Zuckerman, 2005). La adaptación y validación del cuestionario de personalidad de Zuckerman Kuhlman al catalán y castellano se ha llevado a cabo por un equipo de la Universidad Autónoma de Barcelona y recientemente se han establecido los baremos de la población española (Gomà-i-Freixanet y Valero, 2008; Gomà-iFreixanet, Valero, Muro y Albiol, 2008; Gomài-Freixanet, Valero, Puntí y Zuckerman, 2004; Gomà-i-Freixanet, Wismeijer y Valero, 2005). El cuestionario consiste en 99 ítems y mide los siguientes cinco factores de personalidad: Actividad, Neuroticismo-Ansiedad, Agresividad-Hostilidad, Sociabilidad e Impulsividad-Búsqueda de Sensaciones. Todo el trabajo científico del equipo se puede encontrar en la página web www.zkpq.com. Los resultados obtenidos en este campo sugieren que la tipología circadiana puede predecir un perfil diferencial de personalidad, con unos riesgos y unas fortalezas psicológicas asociadas a cada uno: los matutinos pueden ser muy activos y productivos, pero pueden ser un grupo de riesgo para trastornos relacionados con el estrés en función de sus niveles de ansiedad, mientras que los vespertinos pueden ser muy sociables y atrevidos, pero son un grupo vulnerable a los trastornos del control de los impulsos, en conductas de riesgo como el consumo y abuso de substancias, y a la conducta antisocial. Gracias a todas las aportaciones en el campo de la Cronopsicología, se sugiere que las diferencias individuales en personalidad y su relación con los ritmos circadianos, los horarios de activación y la exposición a la luz solar, deben ser considerados tanto en el diseño de programas de prevención como en el diseño de programas terapéuticos, de horarios escolares y de turnos laborales para facilitar una mejor respuesta del individuo a las demandas del ambiente. Como hemos comentado, la alteración en la secuencia u orden de los ritmos circadianos tiene un efecto negativo a corto y largo plazo en múltiples sistemas biológicos y, por lo tanto, también a nivel conductual, desorganizando la conducta y, por lo tanto, llegando a alterar la funcionalidad básica de la personalidad en su adaptación 12 A. Muro Rodríguez, M. Gomà-i-Freixanet y A. Adan al ambiente. La periodicidad de algunos tratamientos, en coordinación con el reloj corporal, podría aumentar la eficacia, mejorar la adherencia y disminuir las reacciones adversas de forma significativa a los programas terapéuticos. Por lo tanto, una comprensión completa de los enlaces que conectan el reloj circadiano con el metabolismo y el comportamiento puede proporcionar una aplicación y beneficio terapéuticos relevantes en los programas de prevención y tratamiento en salud mental. Referencias Adan, A. (2005). Mood rhythmicity and individual differences. En A. V. Clark (ed.), Causes, role and influence of mood states (pp. 33-56). Nueva York: Nova Science Publishers, Inc. Adan, A., Lachica, J., Caci, H., y Natale, V. (2010). Circadian typology and temperament and character personality dimensions. Chronobiology International, 27, 181-193. Adan, A., y Natale, V. (2002). Gender differences in morningness-eveningness preference. Chronobiology International, 19, 709-720. 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