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Investigación Tilsa

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Pontificia Universidad Católica de Chile
Instituto de Estética
Arte, cultura y sociedad
La erótica unión peruana y oriental
de Tilsa Tsuchiya
Alumna
: Kris Melisa Pulgar Arévalo
Facultad
: Facultad de Ingeniería
Carrera
: Ingeniería Civil Mecánica
Profesor
: Luis Hernán Errázuriz
Ayudante
: Bárbara Campos
I.
Introducción
En este ensayo se dará cuenta de la investigación realizada sobre la vida y las pinturas de la artista
peruana Tilsa Tsuchiya. La cual caracteriza su obra por ser surrealismo indígena, en sus pinturas
nos muestra todo su interior y quien es ella, toma sus orígenes peruanos, dando énfasis en los
rostros indígenas, las leyendas y los mitos de las culturas peruanas, une esto con su sangre oriental
de Japón y China, inspirándose en los grabados antiguos de estos países, junto a la influencia de
distintos artistas como Dalí, Rembrandt, Van Gogh y Miró, sumado a lo que son sus sentimientos,
su sensualidad, su dolor y alegría.
II.
Desarrollo
En cuanto a los orígenes de Tilsa Tsuchiya, nació en 1928, en la ciudad costera de Supe, Perú a
182 kilómetros al norte de Lima. Su padre era un médico japonés y su madre peruana con
ascendencia china, (“Tilsa Tsuchiya”, 2022), su situación económica en la infancia no fue precaria
y fue la séptima de ocho hermanos. De pequeña quería ser médico, al igual que su padre, pero sus
sueños cambiaron radicalmente cuando a sus manos llegaron imágenes de las pinturas de
Rembrandt, ya que a su padre le gustaba mucho la pintura, por lo que decidió que quería ser artista
y pintar como Rembrandt. (La belleza del día: “El mito de los sueños”, de Tilsa Tsuchiya, 2021).
No se sabe con exactitud cuántos años vivió en Supe, pero tiempo después la familia se trasladó al
barrio chino de Lima.
A sus 19 años, en 1947, entra a la Escuela de Bellas Artes de Lima, sin embargo, nace su hijo
Orlando en 1948 y su padre falleció en 1949, lo que la deja en una mala situación económica y
Tilsa debe dejar los estudios para trabajar con sus hermanos en una vidriería, a los 2 años siguientes
su madre también deja este mundo, todo el dolor que esto le pudo causar a Tilsa se ve reflejado en
algunas de sus pinturas como “El cementerio” de 1957 (Anexo, figura 1) donde podemos ver quizá
a sus padres en el cementerio, una mujer de mirada cálida y tranquila, junto a un hombre que se
tapa el rostro, símbolo de tristeza. Ella decía, “El dolor no se cuenta, se pinta”. En esta época de
su vida, en sus tiempos libres se dedicaba a copiar cuadros de Van Gogh y de Miró. (La belleza
del día: “El mito de los sueños”, de Tilsa Tsuchiya, 2021).
En 1954 retoma sus estudios y se ve influenciada por Dalí, ya que tiene como profesor a Carlos
Quizpez que fue compañero de Dalí y le mostró a Tilsa las distintas técnicas de este pintor. Ella
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finaliza sus estudios como la mejor de su promoción en 1959 y al año siguiente se muda a París
para estudiar historia del arte en “La Soborna” y grabados en “École des Beaux-Arts” donde
aprende y conoce en profundidad los grabados orientales, los cuales son de mucha inspiración para
ella. En París se casa con un francés y tienen un hijo llamado Gillles. Sigue viajando a Perú y se
divorcia en 1973, volviendo definitivamente a Lima, Perú en 1975, de ahí en adelante se dedica
por completo a su pintura. En 1984 producto del cáncer fallece en Lima.
La mayoría de sus obras entran en la categoría del surrealismo indígena, en su obra se reconoce un
mundo de los sueños, mítico, erótico y lleno de luz (Bellasartinos emblemáticos: Tilsa Tsuchiya,
2016). La obra de Tilsa es simplemente ella, en su obra trata de mostrar todos sus sentimientos, su
intimidad, su sensualidad, su felicidad, su dolor y su pasión. (Ureña, 2018). Ella es muy original
en su obra, principalmente porque su obra es ella misma, toma la cultura del país en el que nació,
Perú, a la vez toma sus raíces orientales, junto a su aprendizaje de diversos artistas y lo más
importante, toma sus sentimientos y en sus pinturas le da forma a lo que fue su vida.
Aspectos que me parecen importantes a destacar de sus pinturas antes de entrar al análisis, sus
pinturas carecen de agresividad o de críticas sociales, puede que estén presentes, pero de maneras
muy sutiles. Pinta múltiples figuras antropomórficas con rasgos indígenas. Ella logra dar toques
aéreos y acuáticos, esto se evidencia en el cabello, la niebla, las nubes y olas que poseen sus
pinturas. También es interesante que no pinta brazos o manos, pero enfatiza en pies y piernas
gruesas, en mi opinión tiene que ver con que son nuestras piernas las que cargan con nuestro peso
a diario, son nuestras piernas y pies los que nos permiten caminar o correr, seguir adelante. En sus
pinturas se ve mucha soledad, o los personajes están solos en la pintura, o están acompañados,
pero se nota la distancia entre ellos, ya sea por distancia física o porque las miradas no se
encuentran y cada personaje está encismado en su propio mundo. Las veces que hay contacto suele
ser porque el personaje está montado sobre una especie de animal, generalmente son cuerpos
femeninos montados sobre animales fálicos como peces, serpientes o pájaros.
Del ámbito peruano toma distintas leyendas y mitos, muchos títulos de sus pinturas comienzan con
“El mito de…” así como los rostros indígenas de Perú, algo que está muy presente en la mayoría
de sus pinturas es algo en lo que convergen muchas culturas de Perú, la existencia de un Dios del
Agua y una Diosa de la Tierra, de los cuales emerge la vida. La fecundidad se entendía como la
creadora del sustento, lo que se lograba con la imaginaria afloración mágica del acto procreativo
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de la naturaleza derivada del connubio en el que el Dios del Agua fertiliza a la Diosa de la Tierra.
(Kauffman-Doig, 2001). Esto se puede apreciar en cuadros como “El mito de los sueños” de 1974
(Anexo, figura 2) dónde podemos apreciar una persona de la que no se puede asegurar el sexo,
pero por el largo cabello y podemos suponer que se trata de una mujer sobre una especia de tortuga,
da la impresión de que las cosas están al revés, el agua está arriba y la tortuga está flotando sobre
el agua mientras que la mujer navega sobre y a la vez debajo de la tortuga. Esto mismo se evidencia
en “La gran madre” (Anexo, figura 3) donde podemos ver a una diosa de la tierra, ya que posee
pechos, se encuentra en la cima de una montaña y está cercana al sol, de la cual los peces beben
de sus senos. A su vez se aprecia en “Paraíso” de 1971 (Anexo, figura 4), el enfoque principal lo
tienen las figuras femenina y masculina del centro, la figura femenina con senos y tonos rosados
que mira hacia arriba y tiene sobre su cabeza una especie de aureola, junto a la figura masculina
con un falo que apunta a la figura femenina, tiene serpientes en la cabeza y mira hacia abajo, detrás
de ellos una colina con un pez encima.
Sobre la sangre oriental que corre por sus venas, Tilsa se inspira en los grabados japoneses y
chinos, de los cuales toma las colinas, las nubes que rodean las colinas, el agua, las figuras
antropomórficas y el esfumado. Lo que se evidencia en las pinturas ya nombradas, y en particular
en “El mito de la mujer y el viento” (Anexo, figura 5), pintura en la que la protagonista posee
mucha luminosidad, pintada con un alegre color anaranjado, cuyos senos se encuentran mirándose,
sobre el fondo oscuro de montañas, montada sobre un pájaro negro. En esta pintura hay influencia
de varios artistas, hay inspiración de los grabados de Goya, ya que él suele combinar las técnicas
de la aguatinta para lograr fondos sobrios y sombríos junto al aguafuerte para las figuras y siluetas
de gran luminosidad. (Pérez, 1982). En los grabados de goya son las “víctimas” quienes están
cargadas de luminosidad, en general suelen ser las personas que han muerto o van a morir, en el
caso de Tilsa, simplemente podemos decir que la protagonista tiene un gesto de paz y tranquilidad,
vuela y sigue avanzando sobre lo que puede ser un mundo oscuro lleno de tristeza y dolor. Esto
nos dice mucho de la autora, una mujer que a pesar de las penas que le pudo dar la vida, sigue
avanzando con gesto tranquilo, porque encontró algo que la apasiona y le da motivos para seguir
adelante. A su vez podemos ver la influencia de Boticelli, ya que la mujer asemeja a la venus de
Boticelli, en el tono de la piel y el cabello pelirrojo ondulado desordenado por el viento. Algo
similar ocurre en “El mito del guerrero rojo” de 1976, con la diferencia de que este guerrero tiene
una expresión de enojo o molestia, como si fuera consiente de lo malo del mundo y eso no le
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agrada. Retomando a Goya y los grabados orientales, está la obra de Tilsa “Pelícano” de 1972, en
la cual podemos apreciar la dualidad entre lo bueno y lo malo, felicidad y tristeza, el cielo y el
infierno, sabemos que muchas son las pinturas que exponen esta dualidad, pero no podemos dejar
de nombrar a el Bosco, en cuanto a esta separación de lo bueno y lo malo. Notamos como acá Tilsa
se pudo haber inspirado en los grabados de aves, principalmente de grullas de Japón y pone un
pelícano, característico de las costas de Perú, y pone a esta ave iluminada en una transición de lo
que es ascender hacia el cielo, en la mitad inferior dominan los colores cálidos y estas olas caóticas
anaranjadas, mientras que en la mitad superior hay calma, y dominan los colores fríos, el azul del
cielo y los picos de las montañas, en lo personal veo al pelícano con gesto de inseguridad, está
mirando hacia abajo, no sabría decir si tiene miedo de lo que hay abajo o si tiene miedo de subir,
podrían ser las dos cosas.
Pocas son las obras donde hay estrecho contacto físico entre los personajes, una de ellas es esta
obra sin título de 1971 (Anexo, figura 7), donde podemos ver como están todos conectados por el
placer de los besos en distintas partes del cuerpo, esta obra está cargada de erotismo y placer, con
muchos falos y senos, recordando que ella no suele pintar brazos el principal contacto es por medio
de los labios, lo que llama la atención son los gestos poco expresivos y las marcadas ojeras que
tienen. En lo personal siento que su cuerpo es esta montaña verde, con distintas zonas erógenas y
las nubes o burbujas blancas son los pensamientos, recuerdos, personas o momentos que le brindan
placer en estas zonas, lo que me parece interesante es que a media que se acercan a lo que puede
ser la cabeza o el corazón, la parte profunda e intensa del ser que sería donde hay un ser de color
rojo en la cima de la montaña, lo que está al interior de las burbujas se hace más abstracto, en
comparación a lo que se acerca al centro que tiene claridad. Esto lo relaciono con como ella podía
sentir y ver su erotismo, ya que siente placer en la parte central del cuerpo, pues hay claridad en el
beso a la izquierda y la felación de la derecha, pero las cosas que le causan placer a nivel emocional
del corazón o la mente son mucho más abstractas y de difícil acceso. En esta misma línea está la
obra “Tristán e Isolda” de 1974 (Anexo, figura 8) , la influencia de Dalí está presente en casi todos
sus cuadros, ya que ambos comparten el surrealismo, Dalí también tiene una obra titulada “Tristán
e Isolda”. De esta pintura me parece interesante destacar los rostros indígenas de los personajes,
que están sobre una nube por encima de las montañas, unidos por una cuerda entre sus bocas, la
cuerda está rota a la vez, como si los amantes estuvieran unidos y separados, desconozco si Tilsa
se inspiró en alguna leyenda de Perú para pintar este cuadro, pero a mí me recuerda a la leyenda
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del nevado Huascarán y Huandoy, dos montañas ubicadas en el norte de Perú, esta leyenda nos
cuenta sobre el amor prohibido entre Huáscar. un guerrero invasor y Huandy, hija del jefe de una
tribu invadida, ellos se enamoraron y huyeron juntos, pero el padre de Huandy, ordenó capturarlos,
luego los amarró frente a frente para que pudieran ver como el otro moría poco a poco, tanto
lloraron ambos que se formaron dos lagunas, la laguna hembra y la laguna macho y sobre sus
cuerpos las dos montañas.
Otra de las principales influencias de Tilsa es Rembrandt, artista capaz de llegar hasta lo más
profundos de la vida, él nos muestra su corazón abierto, no nos oculta nada. (Clark, 1878). En eso
asemejan ambos pintores, ya que Tilsa también se nos muestra sincera en sus cuadros. En especial
en su autorretrato “Mujer y mono” de 1979. Donde ella toma el juego de sombras en el rostro que
usa Rembrandt para mostrar a la izquierda, donde cae la sombra, un gesto amable y alegre,
mientras que, a la derecha, donde cae la luz, se le ve enojada o triste. Lo mismo ocurre con el mono
en su hombro y el fondo con montañas rojas y cielo azulado. Aquí por todos lados nos muestra la
dualidad del ser humano, de ella misma, que somos todo eso, lo bueno y lo malo, quizá para ella
esta dualidad significaba la perfección en nosotros, el cuadro también posee la usual sensualidad
de sus cuadros con vestido de escote pronunciado y el degradado del vestido que le da el toque
aéreo.
De todos los cuadros que vi de Tilsa, sin duda, aquel que me removió completamente fue “Fantasía
II” de 1973 (Anexo, figuras 9 y 10), en este cuadro me puse en el lugar de la protagonista, imaginé
lo que puede ser sentirse así de plena, aquel cuerpo femenino está en una fantasía, en esa pose de
sirena sobre una roca, los falos a sus pies y las alas que transmiten que cuando quiera puede volar
de ahí, siento que está cómoda consigo misma, no le avergüenza mostrar su sensualidad, está muy
tranquila y es como si después de haber avanzado, aprendido, conocido y haberse esforzado
mucho finalmente puede decir que está satisfecha, ahora puede ir donde le plazca y como plazca,
me gustaría llegar a sentirme así alguna vez.
III.
Conclusión y reflexión personal
Para finalizar, puedo decir que Tilsa es una artista verdaderamente original, porque a pesar de que
toma muchas inspiraciones, logra hacerlas converger en algo único y personal de ella, lo que le da
mucha grandeza a ella y a su obra. Personalmente, escogí a Tilsa porque es capaz de mostrarse
honesta y sincera en sus cuadros, los personajes que pinta, a simple vista podrían ser monstruos,
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pero están lejos de ser agresivos y demoniacos, tras apreciarlos nos damos cuenta de que son seres
indefensos, que despiertan empatía y ternura en nosotros, encuentro maravilloso como logra unir
tantas características de diversos artistas y culturas, eso da cuenta de su gran capacidad creativa y
su imaginación, como logra plasmar el mundo de los sueños, de sus sueños, en cada una de sus
obras. Desde pequeña el arte fue parte de mi crianza, ya que mi mamá pinta bastante y siempre me
llevó a museos y exposiciones artísticas, además, viví por tres años en Arequipa, Perú y una vez
mi mamá me llevó a una exposición de arte femenino en Arequipa donde pude ver imágenes de
las obras de Tilsa, en el momento no logré entenderlas bien, pero me parecieron interesantes por
su simpleza, ya que yo tenía entre 12 y 13 años. Ahora que tuve la oportunidad de investigar aún
más, puedo decir que hasta me sentí identificada en muchas de sus pinturas y también en sus
pasiones, intereses e historia de vida.
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IV.
Referencias Bibliográficas
● Bellasartinos emblemáticos: Tilsa Tsuchiya. (20 de septiembre de 2016). En Escuela
Nacional Superior Autónoma de Bellas Artes del Perú.
https://ensabap.edu.pe/bellasartinos-emblematicos-tilsa-tsuchiya/
•
Clark, K. (1978). Introducción a Rembrandt. Neréa
•
Kauffmann-Doig, F. (2001). Sexo y magia sexual en el antiguo Perú – Sex and sexual
magic in ancient Peru. Quebecor World Perú S.A.
•
La belleza del día: “El mito de los sueños”, de Tilsa Tsuchiya. (24 de septiembre de 2021).
En Infobae.
https://www.infobae.com/cultura/2021/09/24/la-belleza-del-dia-el-mito-de-los-suenos-detilsa-tsuchiya/
•
Ortiz,
B.,
&
González,
D.
(31
de
agosto
de
2021).
En
BLOC
art.
https://youtu.be/xECMebuFBHY
•
Pérez, A. (1982). Goya. Fundación Juan March.
•
Tilsa
Tsuchiya.
(4
de
Julio
de
2022).
En
Wikipedia.
https://es.wikipedia.org/w/index.php?title=Tilsa_Tsuchiya&oldid=144579915
•
Ureña, F. (17 de diciembre de 2018). Los monstruos sagrados de Tilsa Tsuchiya. En Latin
Art Museum.
https://web.archive.org/web/20181217041550/http://www.latinartmuseum.com/tilsa.htm
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V.
Anexos
Figura 1: “El cementerio” – 1957
Figura 2: “El mito de los sueños” – 1974
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Figura 3: “La gran Madre” – Fecha desconocida
Figura 4: “Paraíso” – 1971
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Figura 5: “El mito de la mujer y el viento”
Figura 6: “El mito del guerrero rojo” - 1976
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Figura 6: “Pelícano” - 1972
Figura 7: Sin título – 1971
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Figura 8: “Tristán e Isolda” – 1974
Figura 9: “Fantasía II” – 1973
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Figura 10: Sin título - 1971
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