> "- ' este~ Biblioteca Virtual de Castilla-La Mancha. Libros, 1895 - La Ilustración artística dedica este número al inmortal libro D. Quixote de[...] ~trtélCl0t) ~~=-'-~ ~ Ftí~tlea = N Úü . 680 AÑo XIV , I ¡II,' ~Feelona'eflE:r~ ~~ Biblioteca Virtual de Castilla-La Mancha. Libros, 1895 - La Ilustración artística dedica este número al inmortal libro D. Quixote de[...] LA ILUS TRACI ÚN ARTÍSTICA ÚMERO tria del inmortal Cervantes, y como ha dicho don Buenaventura Carlos Aribau, «cesó la competencia entre las siete poblaciones que se disputaban la bonra de haber recibido al nacer al príncipe de nuestros escritores: quedan eliminados evilla, Madrid, Lucena, Toledo, Esquivias, Consuegra y Alcázar de San Juan; documentos irrecusables deciden á favor de Alcalá de Henares, ufana de tan gloriosa maternidad.» De tal modo se ba hecho la luz en tan interesante punto, que los biógrafos del presente siglo no han creído pertinente llenar largas páginas relativas al mismo, y sólo D. Jerónimo Morán, en la edición 680 en dicha culta población comunicó, sobre asuntos' literarios, con personas discretas, nutrió sólidamente su espíritu por medio de la lectura, el estudio y la Consecuentes en nuestro propósito de obseqUJar á refle;<ión, y adquirió la filoso fía que rebosa en todos sus escritos. nuestros suscriptores con números extraordinarios, en justa correspondencia del favor oreciente que el público Desde sus. más tlérnos años manifestó singular nos dispensa, hemos querido al inaugurar la serie coamor al estudIO , y así, él mismo dice que· siendo rrespondiente al a.f'10 189@ honrar con uno de ellos la muchacho, recogía para leerlos cuantos papeles ham emoria del inmortal Cervantes y de su incomparable llaba en la calle. Poseía una imaginación vivísima y, Quijote, publicando en ál, además de escogido texto una memoria privilegiada, gracias á las cuales haexclusivamente dedicado al príncipe de las letras espabiendo oído declamar en sus más tiernos años,' profiolas, una numerosa colección de r eproducciones tomabablemente en Madrid ó Segovia, á Lope de Rueda, t das directamente de las ediciones más importantes que retenía en la edad adulta los versos con que deleitó 1 de aquel libro sin par se han hecho su ánimo ,infantil, y los sab oreaQrt~ ;, en Espal'ia y en el extranj era. y encarecla. 1 Para la realización de nuestra idea Con caracteres no más que pronos ha prestado BU valioso conourso, blemáticos se ofrece la afirmac ión poniendo á. nuestra disposición su de los que dicen que cursó algún preciosa biblioteca, el distinguido b,tiempo en las aulas salmantinas, . bliófi.lo y cervantista notable de esta sin que pueda explicarse el motivo ciudad D. Isidro Bonsoms, que ha loó motivos que á dicha ciudad le grado reunir la colección más comllevaron y los medios con que para pleta é interesante de cuantas existen vivir contaba en la misma. i dedel Quijote y á quien desde las cobe olvidarse que, como dice don lumnas de L A ILUSTRACIÓN ARTíSTICA Tomás T amayo de Vargas, los conenviamos la expresión de nuestro más temporáneos émulos de Cervantes le tildaban de z'ngenio lego, lo que. profundo reconocimiento por el favor en el lenguaje de la época quería' que tan desinteresada y entusiastasign ificar que aquel á quien así se mente nos ha dispensado. calificaba no' había arrastrado baLos EDITORES. vetas nipz'sado las losas de la [hu~ versidad. De los primeros maestros de Cervantes se conoce lÍnicamente el nombre del presbítero SUMARIO Juan López de Hoyos , varón piaTexto. - Miguel de Cervantes Saavedra, doso y grande humanista, que desartículo biográfico tomado del Dicciopués fu é nombrado catedrático de 1tario EncicloPédico Hispano-Am erica· Gramática latina en el Estudio de no. - Cervantes soldado, por Francisco Barado. - Las ilustraciones del «Quijola vil la de Madrid, y posteriorte,» por J. L. Pellicer. - J uicios (m,.tidos mente cura de la parroquia de San sobre el «Quijote,» por algunos emmenAndrés. Es de creer que Cervantes tes literatos nacionales y extranjeros. aprendía con singular aprovechaE diciones del «Quijote,» por I gnacio miento, si se atiende á los elogios Dublé. - Catálogo de todas las edicio· nes del Ingenioso ltidalgo Don Quijote y expresiones de cariño que le prode la Mancha, publicadas en España y digó su maestro. en el extranjero desde su aparici6n en Sus obras acreditan que llegó á 160S hasta J 89-1·· adquirir una erudición nada vulgar, Gr~ados. - El Ingem'oso Hz'dalgo Don Quijote de la Mancha. - Primera siquiera, á causa de una agitada edici6n: 1605, Madrid. - Primera edivida, no llegase á dar á sus estuci6n ilustrada: 1620, Lond res. - Pri· dios la extensión que quizás él meras ediciones en español: Madrid, mismo deseaba. Presc indiendo de Valencia , Lisboa, Milán, Bruselas, Barcelona y Ambcres, de 1605 á 1706. cuanto se refiere á este primero y _ Primeras ediciones en inglés : Lonobscuro período de su vida, es lo dres, de 1620 á 1711 . - Primeras edi· cierto que Cervantes se hallaba en ciones en francés: P arís, Amsterdam Madrid cuando, en 24 de octubre y Rouen, de 1614 á 1646. - Primeras ediciones en italianó: Venecia y Roma, de I568, celebraba la: villa en las de 1612 á 1722. - Grabados de Novelli: Descalzas Reales las exequias de Venecia, 1819. - Ediciones en español Isabel de Valois, muj er de Feli· ilustradas: Bruselas, Madrid, Amberes, pe H. León (Francia), Barcelona, El H aya, Tarragona, Leipzlg, PaTis, Boston, MéEl maestro López de Hoyos, xico y Sevilla, de 1662 á 185 4. - Re· que entonces regentaba el Estudio Portada de la primera edición del Don Quijote de la Malle/la tratos de Cervantes de distintas edicio· público de Humanidades de Maimpresa en Madrid, con Privilegio, por D. Juan de la Cuesta en 1605. - Tamaño del original 0'95 x o' 16 nes. - Ediciones en inglés ilustradas : drid, tomó parte, á nombre de este Londres, Dub][n, Glasgo\V, Nueva York .. . centro, en el duelo público, y con y Edimburgo, de 1687 á 188!. - Edi, ciones en francés ilustradas: Amsterdam, Bruselas, Pans y Dorregaray del QUijote (Madnd, .I~63) trata, á título este motivo escribió un libro, H z'storia y relación verLeipzig, de 1695 á 1832. - Ediciones en alemán i!ustradas: de recu~r?o, es~ cuestIón, defil1lttvamente resuelta. dadera de la enfermedad, felicísimo tránsito ... de ... Francfort, Leipzig, Viena y Koenigsberg, de 1683 a 1793· Eeliciones en holanelés ilustradas: Dordrecht, Amsterdam y La tr~dlclón se~al a todavla los restos de la casa en doiia Isabel de Valois, impreso en Madrid, I568 (un Leiden, de 1657 a 1877. - Ediciones en dinamarqués ":f .en que dIcen se cnó Cervantes, .enclavados hoy en lo volumen en 8:), que, á falta de otro mérito, ensueco: Copenhague y Stokolmo, ele 1775 a 1814. - D os edlcl~' que fu é Huerta de ~os Capuch.lI1o.s,'y reducidos á una cierra las poesías consagradas á la fún ebre solemnines en portugués (una ilustrada): Lisboa, de 1794 á 185o.-·Edl- pared y puerta t~plada, con ll1dlClOS de la pobreza dad, y entre ellas unas quintillas, dos sonetos y una ciones en ruso yen griego ilustradas: Moscou, Odessa, Ate,;as . elegía de Miguel de Cervantes, á quien su preceptor y Trieste, de 1815 á 1864. - E?i.ciones en p'olacoy en boheml,o : de los q~e la hablt~~~n. Era hIJO de nobillSLma y preclara estirpe, la de los llama repetidamente su caro y amado discípulo. Auvarsobia y Praga, 1855. - Ed lc~ones en hungaro, en. ~nlandes, en bohemio y en croata : 1850 a 1878. - ReproducclOt; ~I; una Cervantes, que desde Galicia se trasladó á Castilla y tares de crédito sostienen que aú n compuso Cervancomposición de Coypel, París. - Grabados de la ecl!clOn en que ya suena en la Historia bajo el reinado de Fer- tes, por la misma época , aquellos romances z'lljinz'tos español de T onson ( Londres). - Grabados de la.edic ión publi· cada por la Real Academia de la Lengua, Madnd. -:. Una nando IH ; t.odo est~, aceptando como bueno el ár- y otras diversas poesías, incluso el poema pastoral composición de PineHi, Roma. - Agua fuerte de Schrodter, bol genealÓgICO pubhcado. Fueron sus padres Rodri- La .A·lena, de que él mismo hace mérito en el capíAltona. - Grabado de la edición ilustrada por G. D oré ..- . Ca· go de Cervantes y doña Leonor Cortinas, señora tulo IV de su Viaje al Parnaso, perdidos para la beceras de la edición publicada por la casa Montaner y Snnón, ilustre, natural, segll'!1 parece, de Barajas. De este posteridad en su mayor parte. ori ginales de Balaca y PeHicer. - Reproducción en negro ele Dispu tan los biógrafos acerca de si Cer\'antes pudos láminas cromolitografiadas de la edición de Montaner y matrimonio nacieron cuatro hijos: Andrea, Luisa, imón, originales de Halaca y PeHicer. - Cuatro grabados de Rodrigo y Miguel, que era el menor de todos. Su do ser alumno del Estudio de Humanidades de I[a_ dibujos inéditos de Jiménez. Aranda. - Versión catalana de abuelo paterno, Juan de Cervantes, fué corregidor de drid, Ó si recibió en tiempo anterior las lecciones de Antonio Bulbena y Tusell : 1891 , Barcelona, imprenta de Al· Osma, donde dejó gratos recuerdos, y descendiente Hoyos en Alcalá ó Salamanca, y ha dado margen á. tés. - Tumba de D. Quijote, alegoría por Pinelli, Roma. del gran Alfonso Nuño, alcaide de Toledo, cuya ra- esta cuestión la circunstancia de que no hacía más ma entroncó con la de los reyes de' Castilla por me- que ocho meses que aquel profesor regentaba el Esdio de doña Juana Enríquez de Córdova y Ayala, tudio cuando se celebraron las exequias, y contando MIGUEL DE CERVANTES SAAVEDRA (1) segunda mujer de Juan H. Cervantes veinte años, no es verosímil que llevase La familia de Cervantes, sin embargo, había de- tan retrasados sus estudios. Jerónimo de Morán sosEl príncipe de los ingenios españoles, Miguel de caído de su antiguo esplendor. Sus padres, en efecto, pecha que sus padres se trasladaron desde Alcalá á Cervantes Saavedra, nació en Alcalá. de H enares en vivían tan faltos de recursos, que mal hubieran po- Madrid, y que él, «con su inclinación vehemente á octubre de I547, siendo bautizado en la iglesia de dido dar á sus hijos la educación que les correspon- las Bellas Letras, las cuales cultivaría durante sus Santa María la Mayor el día 9 de dicho mes y año. día, á no haber fijado su domicilio en Alcalá de He- primeros años, sin guía ó preceptor, en ' el privado Hoy nadie pone ya en duda que Alcalá fué la pa- nares, cuya Universidad ya entonces tenía asomos de asilo, aprovechara tan buena ocasión de perfeccionar competencia con la de Salamanca. No por esto se ha los conocimientos por sí solo adquiridos, inscríbién( J) Tomamos este artículo del Diccio1zat'Ío EncicloPédico de creer que Cervantes cursó en aquellas aulas, pues dose como alumno en el Estudio público del maesHispa1zo·Amerüallo que publica esta casa editorial, que es sin duda uno de los más completos trabajos biográficos que del consta lo contrario; pero si se tiene en cuenta su ca- tro Hoyos, cuya enseñanza era gratuita, puesto que rácter , podrá admitirse sin duda la sospecha de que se sabe que aquel establecim iento estaba sostenido autor del Quijote se han publicado. NOTA DE LOS EDITORES ..... ,J • • •••• , ......, •••••••• • •• •• , ..... . , ...... , ..... . ..., • ••••• , ••• , • ..J ...... , •• , ••• I .. <.1 •••••• , ....... .1 •• 1' ..... , • • .1 •• , • •• , •• , •••• ,., ••• • •• , ••••• • , ...... , •• , ••• , •• , •••••• , ............. , •••• • • , ... . .. , •• , ...... , .... .. Biblioteca Virtual de Castilla-La Mancha. Libros, 1895 - La Ilustración artística dedica este número al inmortal libro D. Quixote de[...] I ÚM E RO 680 ART ÍSTICA 3 con fondos de la villa. La especie de si habría sido nes, y cuando se batía con denuedo, en lo más recio Embarcóse ervantes en la galera de España lladiscípulo de Hoyos en Alcalá ... quedó completamen- del combate, recibió dos heridas de arcabuz en el mada Sol, en compañía de su hermano Rodrigo, de te desvanecida á p rincipios de. este siglo; pues, des- pecho, y otra además que le destrozó para siempre Pero Díez arrillo de Quesada y de otras personas pué. de las investigaciones practicadas al efecto por la mano izquierda. Resistió, sin embargo, i los suyos de cuenta. 'alió de Jápoles, y el 26 de septiembre D. Manuel de Lardizabal , reslJltó que ni Cervantes que querían recogerle, y únicamente al saber que la de 1575 vióse la galera rodeada de una escuadrilla había cursado en la referida U niversidad, ni el maes- victoria había coronado el esfuerzo de los cristianos de galeotas que mandaba el amauta Mamí, renegado tro H oyos perteneció jamás á su claustro.» se dejó conducir, todo ensangre ntado, pero henchido albanés, capitán de la Mar de Argel. Presa la galera H acia febrero de 1569 salió Cervantes de España de gozo, á curarse las heridas, de que con justicia se y conducida á Argel, se inició para los tripulantes y con d irección á R oma, aco mpapasajeros la triste vida de la cautiñando al cardenal Julio Aquaviva, vidad. legado del Papa. Este hecho marca Comienza entonces para Cervanun nuevo rum bo en la vida del tes una época terrible de penaligran escritor, y es el principio de dades y tormentos, pero á la vez . una infi nita serie de desdichas. glorio a por el heroísmo de que el Buscando las causas que pudieantiguo soldado dió repetidas yexran determinar á Cervantes para traord inarias muestras. E l arráez dejar su patria y sus amigo, cuanDali Mamí, á quien cupo en suerte do empezaba á ser conocido en la Cervantes en el reparto que se hizo república de las letras, y camb iar el de los cautivos, creyó, engañado por ejercicio de la Poesía por el desemlas cartas de D. Juan de Austria y peño de las fun ciones de camarero del duque de Sesa, que su esclavo cerca del expresado carqenal; reera una persona de calidad, error cordando las repetidas alusiones en que le afirmó el agradable asque el propio autor del Quijote hace p cto de sus maneras, su bravura á cierta circu nstancia de su vida, en el combate y el respeto que le cierta falta de su juventud, cau a manifestaban sus compañeros de de todas sus desgracias, no parece desgracia. Por esta causa creyó que in fundada la opi nión de Morán, podría obtener del prisionero un que, publicando un doc.umen to jugran rescate, y al efecto le trató con dicial, en q ue se manda perseguir todo el rigor compatible con la á un 1iguel de Cervantes, ausente conse rvación de su existencia. «Side Madrid y condenado en rebeltuación era ésta, dice un biógrafo, día por ciertas heridas causadas capaz de abatir al hombre más es«en esta cort á An tonio de igura, forzado; pero el alma de Cervantes andante en esta corte,» razona exera inflexible; una idea única se tensamente para venir á probar que apoderó de ella desde el momento este ervantes perseguido por la en que se vió privado de su libertad: justicia pudo ser el príncipe de los la de recobrar este bien que no tiene ingenios, y que Antonio de Sigura precio.) sería probable mente un alguacil. Esta es la parte más interesante Si Morán acierta, habrá que creer de toda la vida de Cervantes: en ella qu Cerva ntes sali ó de España huse engrandec ió su alma altanera, se ye ndo de la justicia, y que ésta, tí aguzó su ingenio y su bieron de punsu regreso, no le persigu ió porque to su heroísmo y generosidad. Aforle precedía la fama de sus gloriosos tunadamente no escribimos una hechos, porque protegieran al esnovela, aunque lo parece; ningú n critor altas influ encias, ó, acaso, á suceso de cuantos le atañen se halla· la v z por ambas causas. Cervantes, más plenamente justificado que esta pues, y esto está bien comprobado, serie de tentativas arriesgada en residía en R oma, como camarero que á cada paso comprometió su del cardenal Aquaviva, en 1570. ¡;abeza para alcanzar su libertad, y El viaje á la corte pontificia, ::uando no, para salvar la vida de dado su espíritu observador, le fué sus cómplices y clientes en causa muy provechoso, y por las indicatan gloriosa.» B urlando la vigilanciones espa ~cid as en sus obras se cia á que estaba sometido, yacompuede trazar casi de u n modo segupañado de otros cautivos, con quiero la ruta que llevó por Valencia, nes quiso compartir el beneficio de atalu ña, el Mediodía de Francia, la libertad, fugóse Cervantes y busel Piamonte, el Milanesado y la có un moro que le sirviese de guía T oscana. Había alcanzado I talia el y le acompañase por tierra hasta mayor grado de cultura; frecuentaOrán, plaza ocupada por los espaban seguramente el palacio del c..'Uñoles; pero cuando los fugitivos denal los más esclarecidos ingeni os, habían andado alguna jornada, les y all í sin d uda amplió Cervantes su aba ndonó el guía y tuvieron que educac ión, conoció y trató á varios regresar á Argel, · donde recibieron literatos, y aun adquirió resabios de severos castigos. italian ismos, no escasos en sus esL1. familia de Cervantes, para critos. reunir el precio del rescate, hizo los A vido de gloria, pues su pesaclimayores sacrificios: malvendió su · LONDR.§ S ·16"20 · !la constante fué la inmortalidad, corto patrimonio, empeñó las dotes que buscó por d istintos camin os, de las hijas, solicitó socorro de los despidióse del cardenal, al que amigos, y quedó reducida á un essiempre recordó con afecto, y entró tado próximo á la m iseria. El protí servir, quizás primero bajo las ducto de tantas privaciones llegó á banderas pontificias, acaso sentanArgel dos años después del apresado desde luego plaza en las fi las miento de los Cervantes; pero no Portada de la primera edición inglesa. del Don Qui'ole de a !llancha españolas, que esto no est."Í bien satisfizo las exigencias de Dali Maayeriguado, aunque sí consta que mí, que no quiso soltar á su cautivo, impresa en Londres en 1620, por G. Blounte. - Tamaño del original 0'16 x 0'09 en el propio año de 1570 formaba y así fué aplicado al rescate ele su parte de la compañía del capitán hermano Rodrigo, quedando M iDi ego de Urbina, perteneciente al tercio del famoso envaneció siempre. Al día siguiente visitó todas las guel sin esperanza alguna de salvac ión. Encargó éste guerre ro D. Miguel de M oncada, y que no tardó mu- naves D. Juan de Austria, quien concedió á Cervantes á Rodrigo que desde las costas de las Baleares ó de cho tiempo en acredita r su bizarría. E l 7 de octubre el aumento de tres escudos en la paga, y le socorrió Valencia le enviase una embarcación que favoreciese de 157 [ se daba la memorable batalla de Lepanto. además varias veces. su fuga, y entonces sucedió lo que en los siguientes C rvantes, si mpre soldado, yacía en un camarote de A fines de 1572, restablecido ya de sus heridas, términos refiere Aribau: «Cumplió Rodrigo fielmente la galera de Andrés Doria, La Marquesa, inutilizado, aunque manco para siempre, se vió Cervantes incor- este deber fraternal, y provisto de cartas é instmccioal parecer, para el combate, por las calenturas que porado en el tercio de D. Lope de Figueroa; con- nes de varios caballeros que entraban en el plan, padecía. Llegado el instante de pelear, solicitó de currió á la jornada de Levante, y tomó parte en la habilitó inmediatamente una fragata armada al mando Diego de U rbina el puesto de mayor peligro, y á empresa de avarino. o se conocen bien us hechos de un tal Viana, marino arrojado y práctico conocedor Cuantos jefes y compañeros que rían disuadirle,. les en los dos años siguientes, pero se sabe que en 157 5, de aquellas costas. El punto de la recalada se designó decía: «En cuantas ocasiones de guerra se han ofre- ansioso de volver á su patria y de obtener algún pre- junto á una casa de campo sita á tres millas al Este cido hasta hoy á S. M., he servido como buen solda- mio por sus servicios, solicitó licencia y la obtuvo. de de Argel, propia del alcaide Azán, renegado griego, y do; y así ahora no haré menos, aunque esté enfermo D. Juan de Austria, quien le dió cartas de recomen- cultivada por un cautivo natural de Navarra, conocido y Con calenturas.» dación para F elipe Il, á fin d e que le confiase el bajo el nombre de Juan el J ardinero. Tomó parte, como deseaba, en la sangrienta lu- mando d e alguna compañía. En igual sentid o escri»Habíaallí una cueva muy oculta, donde fueron con cha, di rigiendo doce soldados puestos bajo sus órde- hió al rey y á los mi nistros el duq ue de esa. mucha an ticipaci6n guareciéndose los cautivos á me· Biblioteca Virtual de Castilla-La Mancha. Libros, 1895 - La Ilustración artística dedica este número al inmortal libro D. Quixote de[...] JG F:l TI0 ,,'0 Il-CE .. "10S ) E H 1 D AL ( :i O D O N (2...v "{- Lf-:J O DON XOTE DE L A !dANC.l-1 A. Coml'Jt<'jlo por <0'.'( igudJe . Compluflopor~ig¡{eltf~ Cer#l1nfeJ S.Hlledr.l. • XOtt ddá Máncha. l) l\ éompll~f1o por ,Migue:de Certllm/u Di Bur g tl \o S. S.r.llh·dr,1. R 1 G iDO AL D V o...y Ji r LA M~och3. i.nbALGO DON Q.V·! . ' S'.4 (l utll1'('I_ !:. D V QY E J) E B ¡; l AR. MOIrqucs ¿c Gib r:alco n , Co nde de B#rct"lor. ,. l U:lñ t"'. i2CO"acd<bP"cbl. de Alc o:r.cr,Scñorde l.s vil l.s' de Ca pilla. Cu rie!. )' D I R. ! G 1 D Q..V 1 X O T li D EL'INGENIOSO, U " fl n/ U DE tJc~;~:-::;~;:ct~~¡~~~~C~~~~r:i: .~lt~;;:.~!~~i:Y de 13, 'nU.a de C Jrl1la,t;uflel , y Bltrt uillol• Año, in~I":cfo c:ou Ik¡;nCJil • en Valcucía. , en cara. • r' p't~ rlJ Pat ricio Mey, 1 6 o S. -Á~ dO lufepe ¡-errer ulorc:ul<i Jt i~rO¡l • .l!I;\o~ ~ J.uj)jl'''\l~!OII. ., - CO"I'(j~ ilcgi o'¡c C~nilla,Ar.gon, y POflug~I, ¡"'p'f.Foccm lifrnFtI do Sanfo 0fflti~ por lorg~ RodriJ,fJ(~. S 'N .Jr( vi D Ji! I O) Por Iu.nJe la Cvefln. V;~tn~l~í¡:;;¡-tl;¡;¡;;;¡;¡;nf() 4-;¡¡~;-(C'abr. e E 'L 1 N o E N lOS o Coml'lil'Jió p or c::.:.~'(¡%.u d <Í, C /I'I S""u"dr/l , S.EG. VND A PARTE o D EL 1 N G E N lOSO 1.. CAVALLERO DON D N ~V XOTE DE LA d A.r J r ' fl,ll" H 1 D AL G e 4ml/l d, 1 Ó Ii [- ¡' / .. S QVIXOTE DE LA EL INGENIO so HIDALGO DON QVl ," OTE DELA M A N e MAN CH A. 'RJr ¡\1{~l(d J( CrJ'ú,mtts saaflrdrtl, du!.?t" ile {" ~rimtY.:t pa1'!t:• . D'''S,dl ,don Pedro F.,n.ndcz d.Caflro. Conde de L • H A. COIII?llej/o por Miguel de Ce' tlantes Saatlcdra. ;nos.ut Alldr.lJe,y dr- V!lhluJ,M3rc}UC$de Sarri¡o', Ccn~" .nomhledc 1:1 Cam<1u de (u M.agc:llad, Comt' nJ3 dorde l.:. J:.lhonuC'ntlJ?e Pe,iaficl,y hZarpd~ Orde n de Al .. ~:: n(.lr" . V !Cuy .Couernadorty Capítan General del 1\.")''"0 d. N'polts,y p ,.fiden" ¿dfll' ,premo ConCejo de Jul ia. la Ano (Oll/jet/teja de la S. ¡"'lllijidoll. E N 1, 1 S B O A: .llllprcfio por Pedro Cr.,b"ec!;,. . Ailo M. .oCV. ._ _CON Con pr ¡uile !;io de Calidla,A ragon,y P"Jtugal. . 'J"17 PRIV'ILEGIO, E~~l:ldrid,pct' {lItJ" d~J~ cuqi.r. E 'N .M.A D 'R ID, Por ruao de la Cuelh. ÍlCJu(rft tn • -_.- (dI" de F ((JnáJco de RIJMrJ/i¿UI0 del Rt) N.S• X 0'>10 ' LL EL 1 N G E NT OSO HIDALGO • HIDALGO DON Q¿' I XOTE DEL A M A N"e HA . CQmlJl~fio por Miguel de Certt<lntes SadurdrtLo • AlI'll l. mo INGENIOS O Qj'lXOTr DON DE LA M A N ellA. ..oa..'So- COJ./'PVESTO 'PO~ illigttt!r!c CC,:MtJtrs St:r:hclra. ~: :~ SeIÍe>rcl Sigo Conde V 1 T A ¡.. 1 A -N O VI Z e o N DE· D 1 R 1 G 1 D o A L D V Q...V E de Ucíar,:'dorqllC5 de Gibrolcon,Collda tic ncn.1Ic3 ~ i1r,y jJ:lil_lrc.! :¡.~ Vlzconde de 1.1 I'UCbJ.l de A /cozer • SClior de las vlllas do C.ll'illa • Cune!JY Durgudlos, ~ 1 l:GVN DA PARTE I)l!. L INGE,NLOSO CAVALLERO Don Q¡¿ixore de la ManchJ. POR MIGVCL DE CEllVAÍ'o:TES ~ :¡:lUcdr3 1 autor d fu primer!! parre. . Vlriz.iJJ d nO!1 tJtdro Ftrtu IHk::dt Cd./!ro)cor.drdt c.~~ aos,dt Aff.i ráü,y't yI!I¡¡!¡u J MirC¡Nl'Sdc )"4rru, CN. V lrr(.) J GOU(T!lJ{or~ , CJrUdn Ctfl t7fl ! Jd ~t)'.~ " de N"f"'(¡s,> ~rclld,"te Jelf,pTfIll.. Oinlrjc de l!.t¡~. .. 1;¡'" EN SRVSSEI. I\ S !.N MI LAN I'or ~IIit.rtJCTo¿e PcdtomanirLoc:irru )' luan Btuflff .. r"Jdlo. Anl> l61o. ,." 1"'1fei. Je Su(cmrtl , 1 Prrult"i. l'Qr ROG ER V E LP'VS lilprerror Je Tus Alte¿as J en l' Al>U¡¡ l de oro) cerca d-:: PalJ ... to ~ A fi o I 6 o, . ÚJ V~len c¡~J Biblioteca Virtual de Castilla-La Mancha. Libros, 1895 - La Ilustración artística dedica este número al inmortal libro D. Quixote de[...] PatrICIO Mty,jlln.. A, ,;'t;t:4tR.c;ltt 5QntQ~;~t~j,l' cfr~ ED ICIONES IMPRESAS EN ESPA Ñ OL DESDE EL AÑO 1605 Á 16[6 (En las reproducciones va marcado el tam año del original) F.n OliO de f.Jc:dro ton SJn M:l1tu\. HSI6. \ --------- ~------- o EL SEtN'GEN'!" O S 01 P A RTE S 1'. GV ND A 1> l L eAv A L L E R 1) D O Q. v :X6TI. l>l! LA .\l.~NClIA. CAV¡\LL ERO D O N <.:Lv r ). O T E e )! /1. N r Mlg:¡c1 de D 1. L \ I POR '!IGf:J-.'L [./; !I .\ drll)l .1# c~ lU.\I1tC.s!\ :llKUra 'CtC LlilnJCfJ:p.trtc. de \1 l. / cr:.R.P' ANTJ:"S S4Af"E_ ~rJ( {;: !,i,l¡tO ,lfU. D I RIGID .\ A DO" Pr:DRO FERNAN. \Ll. d.: C.. i'lIf~#ConJ .. ,I",: L"mos,Jo:: A :Jr.ule ..)' dz VIJl.tlua, \tlJ(I\I~¿\!: lWl¡ekr.lI'OOIU',,:d:l.· f. ln1J:"JdefIlMJ.~( tll.. C,)m~t\ . LtJor .:" r:n<,;oml~n.fo1 dI! p.!t,JEd. YI~ /'•.~r,.t de 1.1 Or IC:-t.1t;! A'C.lIlt.1U \',rrey.G )ac;-n~ ... I!, ,,,o (; \Pl~ 1n. G ·n:.....1ll.-:1 H.:>110 de '.Ipo. f JY PI'l;h,l:.:nf"dellupr~m() c.or.. Jcjo J.\! lt lJ j (~V 1X O T e LA e () roA '\t E DEL A H A, CUElo \' lo J ll\ , ~.j .]' l nE (" ~~IU'7J¡; Et!ic¡~lJ • \' ((¡(rs .. .ti::. S\\\·10rA. 1 ER A. r!,,:¡ ';ltlj1flltlfl (011 J:2. . !.iff"'IIrfl .l!.J1".pAI 71111.Y ".JI./M.) _pro· t 7l.• dns ./1. 17u!<ri., . • Saau ¡,; d ra. D. JI.L 77'0 O D E VA RG A S Z INrt ¡"n', ./.•/) '/l1.l!lrl(f~e. j\1:trt¡f!tJ deL, Torre, JI DELINGENIOSO D. ~x..Qtc de b .., '1' \ nu l' A R T E CQmpuefia por Miguel de Ceru:lOt::~ . PRIl\1E __ YSECV 1:' DA Di. DEL INC EN I OSO H IDALGO M A ( PARr 1S A PA RTE V ON 11l~(,II \'IDA. E (., V J. iD .. LO::' .M "lh:h:l, CO~¡PVESTAl)OR \fIGVL:L DE CIRV .\!'TE5 S.l,¡ucJr., . :,fl. S ]iNOI{.VON GEI{P N I .UO,pI! V fl.,I.,.ANrÁI'..A F ,'OI¡(q It'Z dr: IJU(d¡" • ..Jv!""'l'UI d~ ].'j!!"/llft, C'c.·,'1tmJ",,{u J( s,z¡¡: riúttnt'{:(1J t/ O ,.J~)J a'r .Ak.tIJt4",~).¡tl cOIJft¡~ tld Jtty I:Nci;"~ St"60F, .?f a 'P/"IJ("lfot .tn"fJ d~ l os 1{f; WDr Jt 1" COIO'''1 JL' .AM:;OIJ) "1)ipt:f.,¿~'~ So!ú J. NoM. huy. , m!' !{fjlJO .1, ~.1r.1,r:"",7 J(.'g¡do'Dl'1'<fIJ~ '¡r /~ ¡mp"i"' pjllJ.le .;M,rd.•j J.O'f. • •. - VtfoOFlil( .:e LtI1.ll"cJ.(cñor ael,¡ '¡ÚIl.1 de / /;:mcn[pm, de Ld cllld.'1d de '1Óltd9 ) A1mV/(} de¡" Rq nll nllejtri1 R-tbsdf)r perpetulJ Año fiñoY'<I. JlI~ ,.. no 1:N A IUlORES. En c:ú:¡ roe Gt.·nmymo y Juanb.¡utiJta "crJutr~n.. :\(¡o J673' 16+7- C O .: 1 CE~ - l A. VIDA Y HECH DON QVI XOT E LA y D ¡: L S . G U N DA • DO QV IXOTE Dl:: LA MA CH A. •'VlieVd Edici~", (6,r~g;d~ J ilt<jJr~da CDY'! diffi. rmles Efta.npaJ "Ji'Y d(}II~¡;1J )Y .pr(}pi~. da! HECHOS INGENIOSU CA V ALLER MI G UEL DE. CF.RVANTES SAAV¡¡-VM . PAR T E 4 Pliegos. '~'!M/_.II1U"" \ T 1 D A, MA COMPU E~ TA PQl\ ---- S Del Ingenioro C:1vallero DE - - ----- COJ.1¡>V ESTV: /a ,ml"ia. TO y PliegQS )( CO N ;.... )( L 1 e r: N Il ll.g) medo e: a: ~ --- ---------- --- Bar,,/:En la lmp rcou .1dmío i!l r4 d~ por ~llrl i n Gdab~' t~ dd.me la 1\. oori. do N.S. del ~ino . liño ' 7.4' Ji ,pl/~ de a"yr:s:tIJ¡!u n"u, M(.,,~dtr tÚ f¡tr~1! ",,,,tl"'ft EN <D fu ,-.fJ:, AM BERES, Por JUAN BAU TISTA V2I1 DUSSE lI, M.DC.XCVII. Años. (;Qn Ljun~jA, f,lv!ltgj~ EDICIONES DIPRESA S El\" ESPAÑOL DE DE EL A O 16 16 Á 1 706 Biblioteca Virtual de Castilla-La Mancha. Libros, 1895 - La Ilustración artística dedica este número al inmortal libro D. Quixote de[...] 1 Ci6'.I.: 6 NUMERO LA ILUSTRACI ÓN ARTÍSTICA THE THE S'ECO ND H ¡-S 'í O".R y , PAR T OF THE TJ.¡e Valorousand VVitty-K N Ion T-E R R A N T, HISTORY OF' THE .vaIorous and witty KN L.... i R)? E 11 .- 9F AND r Notable Adventures 'Do,n-Qgjxote, lG:HT4 OF THAT DJ the 8I4:anchtl. ER.R.ANT, Vo!' ~"~te of d,le e2vI.'dt1?fb~. rran/larcd out of rhe SpanijiJ; AlIlended, VVritten in Spanifh by Michae! Renown'd Knight, iBon ~uí~ote now ncwly Correfrcd ",d ----,,--.---------..... -[ ~ Cer.ttantes; And nowTral1íJatcd De la M A N " '.,. mto EngUlb. 680 . . ."'~I.,,: .. :o .h ;: ~. A. • Merrlly TranlIated By eH inlo Hudibratlick .Verre, W ARO. E l:JWARl} J. VOL. LONDON :' Printed for T. NOlRl S at the T..ool.ing:G1afi, and A, BBTTE SW ORT H al [he R,'¡<T.y,n 'Oli únJ_.?riJge; J. H .!.RDING al the up~r· end of Sr, Mmin',-L.",; and $old bj). WOODW ARD in SCRlding-ÁU'J, over,agali1ft ,*"",")brlrtt.. k DCC XI • LONDON, .Primed rOl' Edward:Blount. " 161. O. .... : O \~ . • 0'16' X . o' 2 ~ X o· 1..3 ' Primeras ediciones inglesas, impresas en Londres en los años de) 62o á 1711 dida que iban escapándose de las casas de sus amos. Juan velaba por su seguridad. Cervantes, con suma diligencia y disimulo, dirigía aquella maquinación, proveyendo á todo y ofreciendo este medio de fuga á los cautivos de su confianza. Pero la depositó muy sobrada en uno que llamaban el Dorador, natural de Melilla, que después de haber renegado de su fe n la juventud, se había vuelto á reconciliar con la Iglesia, y había sido posteriormente cautivado. Éste cuidaba de comprar los víveres y conducirlos á la cueva con el recato que es de suponer, y debía ser uno de los prófugos. »Todo estaba dispuesto: la noche, aunque incierta, de la libertad se iba acercando, y Cervantes 'e ocupaba en recoger á sus amigos más rezagados, con el disgusto de no haber podido atraer al doctor Antonio de Losa, eclesiástico de estoica virtud, que lleno de achaques y guardado con e pecial vigilancia por su amo, no pudo ó no quiso acompañarle. Llegó por fin la fragata, q ue manteniéndose en franquía todo el día 2 I de septiembre, se arrimó ya de noche, y su tripulación verificaba el desembarco , cuando ame- drentada por unos moros que acertaron á pasar por rados, en vista de tan rara presencia de ánimo, desaquel sitio, tuvo que hacerse á la mar. Volvió en se- pacharon un propio al rey, quien mandó que todos guida; pero alarmada ya la población de aquel cam- aquellos infelices fuesen conducidos á su baño y que po, que acudió y se puso en acecho, no solamente á Cervantes le llevasen á su presencia. Así se verififrustró la tentativa, sino que, arrojándose sobre la có, y así tuvo que entrar en Argel el animoso joven, embarcación, la apresó con toda su gente. Quedaro n, maniatado, á pie y perseguido por los insultos de en consecuencia, los de la cueva privados de toda aquel bárbaro populacho. Puesto Cervantes en preesperanza y socorro; pues, no volviendo á aparecer el sencia de Azán-Bajá, preguntóle éste con t rribles Dorador, carecían de todo alimento y se hallaban amenazas quién era de este negocio sabedor y qui én red ucidos á la mayor desesperación. habría podido ser su autor. Porque sospechaba el »A los tres días le vieron por fin, pero conducien- rey del R. P. J orge Olivar, de la orden de la Merced do al comandante de la guardia del rey con veinti- y comendador de Valencia, y au n se tenía por cierto cuatro infantes armados de alfanjes, lanzas y escope- que el mismo Dorador se lo habría dicho y persuatas y algunos turcos de á caballo. Encamináronse to- dido, y de aquí que, como codicioso tirano, quisiera dos derechamente á la cueva, yal oir el rumor de las echar mano con esta ocasión del mismo Padre para pisadas y amenazas, tuvo tiempo Cervantes de adver- sacar de él buena cantidad de dinero. Pero como á tir á sus cOI1).pañeros que descargasen sobre él toda pesar de todas sus amenazas no pudiera sacar nunca la culpa; en seguida se adelantó á encararse con el co- de Cervantes otra cosa sino que él y no otro fuera el mandante, diciendo con singular entereza que él solo autor de la conspiración, mandó que lo metieran en había fraguado aquel proyecto y seducido á los demás, su baño, teniéndole también por esclavo , aunque así que sobre él solo debía recaer cualquier castigo. I después, á él Y á otros tres ó cuatro, hubo de volver »Asombrado los agresores, tanto como los captu- por fu erza á los patrones respectivos, , , -D LE VALEVREVX DOM O I' -QVIX'OT E .bE LA MA NCHE COMPaSE' PAR MICIlEL DE HISTOIRE E,T Par o Drd¡t 4/1 .R y J)! N , $ccreraire I"'<cput. dé <lIé, és la.ngue. Gcrmonique, ¡,alienne. & $ec<er, o,,:inatrede Monle Princc de Cond¿, e ¡. "R o V H'IS TOI RE DON Q.UIXOTTE DO N QUICHOTTE 1r"¡"¡,ful.I/""",.th /'Efp'!,"./ ti, Mir/otlJt .1>cdi c~aa Roy pare A. NOVV ELLE EDITl ON, Re'Vüc, TOME SECaNO, (orris~e TOME A AM5TE RDAM . 6.: .ugmenl~e. ~AT RIE Me, A. AMSTER D AM; Cbcz les Fmes WI2TJ7ElN, --------~_.- M D C t: X V n. '~'Wt Prnúlle:t Ji N. S. tn El"', de H~Il~1 ... f5 Ce 1f',¡l.Jrip. - o'a Primeras ediciones rancesas, impresas en los años de 1614 á 1646 .. ~,. Biblioteca Virtual de Castilla-La Mancha. Libros, 1895 - La Ilustración artística dedica este número al inmortal libro D. Quixote de[...] M A N C H 1:• OV L'HIST01RE DE SES.GRANDSEX PLOKTS ' ' d'armes) fidclcs'Amours,& Adu ent\lt'CScllr.mg~5. DE LA MANGUE . En VI. \·o lun",. DE LA MANCHE. Chez PI."'" MOATI."~ Libr.i.re fUf le Vygcodam. MDxCV, .DEL A D E L'.'l. DM1 RAU L E PE L'ADMIRAJ3LE OERJ'.J.NTZS, TRADVIT FlDELLEMEN:T d 'EfFagllol en Fran~ois. Q V -I·X O.T E ~ .. ' _ 'i l ntreprctc ~ ue c""""',,. O v 1) 1 N .. SCCICUlrc: CdJ.aj P.c. R (---1'. TOME PREMfER. clj,../. "Y?:~ /~I 680 NUMERO »El alcaide Azán, luego que en su jardín pren dieron á los cristianos y trajeron al jardinero con ellos, fué de todo avisado; y corriendo á casa del rey, requirióle con gran instancia que hiciese áspera justicia á todos y particularmente que le dejase á él hacerla á su gusto, y que el rey castigase á los demás cristian os que habían estado escondidos en la cueva. ¡Cosa terrible! Algu nos de ellos estuvieron más de siete meses encerrados, sin ver la luz sino por la noche cuando de la cueva salían. Cuatro veces estuvo Cervantes á punto de perder la vida por salvarlos; y si á su ánimo, industria y trazas, dice su contemporáneo H aedo, hu biera correspondido la ventura, hoy sería A rgel de los cristianos, porque no aspiraba á menos en sus intentos. Decía Azán-Bajá que si él tuviese guardado al estropeado español, tendría también seguros sus cristianos, bajeles y aun toda la ciudad. T al era el temor que le infundieron las trazas de C ervan tes. »El mejor medio , pues, que le ocurrió al rey para L'in gegno[o Cirradino DON CHISCIOTTE prevenir las peligrosas contingencias que pu diera origi.nar la singular audacia de aquel mancebo, fué el de comprársele al arráez Dali Mamí por precio de qu inientos escudos, y encerrarle con grillos y cadenas en su baño, donde tenía de la propia suerte hasta dos mil cristianos. U na vez, con ocasión de encontrarse entre los dos mil cautivos tres caballeros relacionados con el gobernador de Orán, donde también tenía Cervantes algunos amigos, juntando las recomendaciones de todos halló medio para ganar á un moro que llevó á Orán las cartas que á esta plaza escribía el inquieto cautivo, pidiendo les enviasen algunos espías y personas de confianza con quienes pudiesen realizar la fuga . Preso el desgraciado mensajero al entrar en el mismo territorio de Orán, y conducido á Argel, fué mandado empalar, y hasta morir sufrió el terrible suplicio con tal entereza, que no pudieron arrancarle una palabra del secreto. Pero habiéndole encontrado cartas con letra de Cervantes, Azán llamó á éste á su presencia y ordenó que DON CHISCIOTTE Itim¡n'tllfr Cn.io j" ['Jgtr /.!/u tltglre, di1.fiJt 1 ; n HJ1ltr; • t;,,~rcJ/ 6 ;J1,Rudilt ;rcdtt~t ,1; C4N4btrl t t r4nt;. I El DELLA M ANC IA. diCSRVANTES SA"'V EDR A. hora nU ottJn>C." IC trJ,lo tta Cllll fodl'fta , e chiarezu, d i Sl'l~nlftdn DA L O R. E NZO F lI,A r~nc 111 ftdIJano J ' Compoflo da MICHEL di CEltvANl'ES SAAV!DItJ\ C1 0SJN l f10R.CNTINO. Se bora nuouamclltc tr:rdotto con fedeltl » e Scconda. ()p~~ gu/h'jí)fir"/: t .r ti/ graml"1,'l!iD n':'lItn,'17¡tr./fJ a rU > '~." 'Hm/ lf"¡:4 r ¿ C4I¡) /~ '''ggr' /-''t!Il~!fIIt. Jljidt, i,,'(Q../ ; ,. ¡pmurr{i chiarezza ,di Spagnu oJo ) in Italiano. " D A LOR.ENZO FRANC~OSINI FI O R.ENTINO. "1.~/11I" . G""IIJ, lNJ¡t~ I ,,,d,::.:u d, Ci!llfrlli:TÍ I·.,.r.rl:~í- C on "'n l T2 11 o l~ Qcdi n,;¡ül1jull p t'f nouar l~df mr tlt c ~ { "n i <"'1,;1(1010 r! ~ íh.1U ' !tlnlí ruCC'C ffi.c l'huou he br~uurc dI quciloj;r: aC:w:I!I('w. AJI'illullIlCs. Sigo il Sig.¡:rrrl-D'I NANDO Sf:RJ\L~ Dcdicaeoall 'Altl'zza StrtnlHlln n dI L'.ingegno{o C ittadino ,D ON C HISCIOT.T E DELL A M AN GlA, Compofl.¡da Jl.tlCHE L COlltpoflo d,¡ AlICHEl di CE aVA ' TE s S A" VL DR ... . Et hora nuouamente tradQtro con fcdd t:i ) e ch lu tzza.... di Spagn nolo , IR ¡eaIJano . DA L O RF N :LO F R A NC I OS TNI f fO R l: N T1N O. 0JI1f'4 g"n~fijfi11)" • t di grl",.diJJimll rrRIUm", t nto Ji ti ¡ e 'V4 /f' le d iesen dos mil palos, sentencia que se hubiera cumplido inmediatamente si un chiste del español no h ubiera desarmado la cólera del rey. »T antos peligros milagrosamente esquivados, infundieron en el ánimo de Cervantes mayor precaución, pero no lograron extinguir la sed de libertad que de día y de noche le abrasaba. Trabó amistad con un renegado natural de Osuna, llamado Girón entre los cristianos y Abdaharramén entre los moros, el cual deseaba volver al seno de la Iglesia . Persuadióle á que adquiriese y armase una fragata, bajo el pretexto de hacer el corso, y que en ella huyese de Argel, llevando consigo una porción de cautivos de lo más florido. Para reunir fondos se acudió á un mercader valenciano, establecido en aquella plaza y llamado Onofre Exarque, el cual, en efecto, aprontó más de mil h'escientas doblas, con las cuales y otros recursos se acudió á lo más necesario. Ya estaba todo d ispuesto, sesenta cristianos debían romper sus grillos; pero aun entre ell os hubo u n Judas. E ra éste DcIfi~gegno[o Cittadino DELLA MANelA . i1'g l;,It; . 7 L A ILU ST RACIÓN A RT ÍSTI CA Oper4guflofilfima,'(! di grandjlfim~ t w unilñc:nto J eh; ~ tr4~o d'¡Mpirgar t 03/0 in légger battagtle J disfidr J m contr;. ",mo1o!i big1ictti , & ¡I/al4 dite {Ir,,· Jlll1 di Voj{e"a. D ON F EROINA ND O S EC O N DO , Gran Duca dI Tofcana.... de ~~c di CaTlalicri erranti . Con vna Tauola ordin:ni ffima per trouar faeíl .. . mente :i ogni Capitolo gli fh au aganti (ucccITl, e l'hel'olche bra u urc di quefio gran Caualiero. Aggiunteui in t¡uefia no/{/t ¡", prc/fiolle otto figur~ di Rame J &- il Principio . IN VENETIA. Apprcfl'o Andrea Bab~, 1>1 DC XXlf . ',I,N VENETIA. ApprclloAlldl·ea.B;l1xt M De xx ~ CM LicC11Z..ll#l' SIlIe.r~t; > .1I 'Pri,.,-¡eg¡~ ; COll /iwn:..4 de' S/lprriori. & 7'riuilrg,o • IN ROMA. Ndla Stamperia di Giu(cppe Corno. c Bartolomeo Lupard i ImpreC. Camer. I ó n . -----------------~-----~ be U' Ingcgnofo Citradino DON CHISCIOTTE DELL A M ANe I A· Compofta d:: .M le 1i E L di e E R f/' ..<t7'{ TE $ S..A..A.VEDR...A.. Et hora nuovamenre tradottá con fedelta, e chial'C2Za, di SpagnJlOlo in Italiano, DA LORENZO fRANCrOSI1\'] FIORENT!lNO. Parte Prima. bl'"tt tlO1Jt dccop,,,to l'lIftl" r7' ji dllelto, r01l dolct:/:.l:fl JI ¡ file) e (on /'ls utdrtffim41n'tJ</hjnm ji djmuftM, 9UdntO m/rl<tftlo}A. e '/MII" /id l., Ittrtlr4 de f¡b" 4i C.<'1J~lItrj", ~ ron "'"'f((ldr" r4 dI fo'lJOle, e d' dlfri gttlt"~ffilm awdmtj, ji ¡impmo difrorji llob,1t , ¡um ffi TJltIra'Vjgltoji, }e",m~t grl'.'lJI , (7 dl tr< (ofo !xII" t des". dI qudl ji 'Vog!." glkdt~Ofo ferfore • . 11 qucfb TeI'la ImprcfTionc COrretta, e m iglior.tta éon la T radulione dc verfi Spagnuoli, non tradotti ndJ:¡ prima cdizione. ¿:~::'fa f .. r./ , ~- -:. . .f. ~(~i /.;"I".I'/r,~ ('"I"N',1;r t'02i LlCE'N. Z ,A DE' SU1'EP.I;;~ l. 16 22 ,,", '~"'/"'~' ,,?'..:1J,.r ~tJ4. '~7~r,-, dk"'j"U,...,t"/'¡I 0'0 64 ' . t~1 9· Ve!)€Zli--Afuuopofr ~.,_ Primera.5 ediciones italianas, impresas en los años de VI """'''',r.-"" ' o'~8 x IN V E N E ZI Á , MDC CXXII, Pcr Antonio Groppo ,..'" á Biblioteca Virtual de Castilla-La Mancha. Libros, 1895 - La Ilustración artística dedica este número al inmortal libro D. Quixote de[...] 1722 680 NUMERO »El alcaide Azán, luego que en su jardín pren dieron á los cristianos y trajeron al jardinero con ellos, fué de todo avisado; y corriendo á casa del rey, requirióle con gran instancia que hiciese áspera justicia á todos y particularmente que le dejase á él hacerla á su gusto, y que el rey castigase á los demás cristian os que habían estado escondidos en la cueva. ¡Cosa terrible! Algu nos de ellos estuvieron más de siete meses encerrados, sin ver la luz sino por la noche cuando de la cueva salían. Cuatro veces estuvo Cervantes á punto de perder la vida por salvarlos; y si á su ánimo, industria y trazas, dice su contemporáneo H aedo, hu biera correspondido la ventura, hoy sería A rgel de los cristianos, porque no aspiraba á menos en sus intentos. Decía Azán-Bajá que si él tuviese guardado al estropeado español, tendría también seguros sus cristianos, bajeles y aun toda la ciudad. T al era el temor que le infundieron las trazas de C ervan tes. »El mejor medio , pues, que le ocurrió al rey para L'in gegno[o Cirradino DON CHISCIOTTE prevenir las peligrosas contingencias que pu diera origi.nar la singular audacia de aquel mancebo, fué el de comprársele al arráez Dali Mamí por precio de qu inientos escudos, y encerrarle con grillos y cadenas en su baño, donde tenía de la propia suerte hasta dos mil cristianos. U na vez, con ocasión de encontrarse entre los dos mil cautivos tres caballeros relacionados con el gobernador de Orán, donde también tenía Cervantes algunos amigos, juntando las recomendaciones de todos halló medio para ganar á un moro que llevó á Orán las cartas que á esta plaza escribía el inquieto cautivo, pidiendo les enviasen algunos espías y personas de confianza con quienes pudiesen realizar la fuga . Preso el desgraciado mensajero al entrar en el mismo territorio de Orán, y conducido á Argel, fué mandado empalar, y hasta morir sufrió el terrible suplicio con tal entereza, que no pudieron arrancarle una palabra del secreto. Pero habiéndole encontrado cartas con letra de Cervantes, Azán llamó á éste á su presencia y ordenó que DON CHISCIOTTE Itim¡n'tllfr Cn.io j" ['Jgtr /.!/u tltglre, di1.fiJt 1 ; n HJ1ltr; • t;,,~rcJ/ 6 ;J1,Rudilt ;rcdtt~t ,1; C4N4btrl t t r4nt;. I El DELLA M ANC IA. diCSRVANTES SA"'V EDR A. hora nU ottJn>C." IC trJ,lo tta Cllll fodl'fta , e chiarezu, d i Sl'l~nlftdn DA L O R. E NZO F lI,A r~nc 111 ftdIJano J ' Compoflo da MICHEL di CEltvANl'ES SAAV!DItJ\ C1 0SJN l f10R.CNTINO. Se bora nuouamclltc tr:rdotto con fedeltl » e Scconda. ()p~~ gu/h'jí)fir"/: t .r ti/ graml"1,'l!iD n':'lItn,'17¡tr./fJ a rU > '~." 'Hm/ lf"¡:4 r ¿ C4I¡) /~ '''ggr' /-''t!Il~!fIIt. Jljidt, i,,'(Q../ ; ,. ¡pmurr{i chiarezza ,di Spagnu oJo ) in Italiano. " D A LOR.ENZO FRANC~OSINI FI O R.ENTINO. "1.~/11I" . G""IIJ, lNJ¡t~ I ,,,d,::.:u d, Ci!llfrlli:TÍ I·.,.r.rl:~í- C on "'n l T2 11 o l~ Qcdi n,;¡ül1jull p t'f nouar l~df mr tlt c ~ { "n i <"'1,;1(1010 r! ~ íh.1U ' !tlnlí ruCC'C ffi.c l'huou he br~uurc dI quciloj;r: aC:w:I!I('w. AJI'illullIlCs. Sigo il Sig.¡:rrrl-D'I NANDO Sf:RJ\L~ Dcdicaeoall 'Altl'zza StrtnlHlln n dI L'.ingegno{o C ittadino ,D ON C HISCIOT.T E DELL A M AN GlA, Compofl.¡da Jl.tlCHE L COlltpoflo d,¡ AlICHEl di CE aVA ' TE s S A" VL DR ... . Et hora nuouamente tradQtro con fcdd t:i ) e ch lu tzza.... di Spagn nolo , IR ¡eaIJano . DA L O RF N :LO F R A NC I OS TNI f fO R l: N T1N O. 0JI1f'4 g"n~fijfi11)" • t di grl",.diJJimll rrRIUm", t nto Ji ti ¡ e 'V4 /f' le d iesen dos mil palos, sentencia que se hubiera cumplido inmediatamente si un chiste del español no h ubiera desarmado la cólera del rey. »T antos peligros milagrosamente esquivados, infundieron en el ánimo de Cervantes mayor precaución, pero no lograron extinguir la sed de libertad que de día y de noche le abrasaba. Trabó amistad con un renegado natural de Osuna, llamado Girón entre los cristianos y Abdaharramén entre los moros, el cual deseaba volver al seno de la Iglesia . Persuadióle á que adquiriese y armase una fragata, bajo el pretexto de hacer el corso, y que en ella huyese de Argel, llevando consigo una porción de cautivos de lo más florido. Para reunir fondos se acudió á un mercader valenciano, establecido en aquella plaza y llamado Onofre Exarque, el cual, en efecto, aprontó más de mil h'escientas doblas, con las cuales y otros recursos se acudió á lo más necesario. Ya estaba todo d ispuesto, sesenta cristianos debían romper sus grillos; pero aun entre ell os hubo u n Judas. E ra éste DcIfi~gegno[o Cittadino DELLA MANelA . i1'g l;,It; . 7 L A ILU ST RACIÓN A RT ÍSTI CA Oper4guflofilfima,'(! di grandjlfim~ t w unilñc:nto J eh; ~ tr4~o d'¡Mpirgar t 03/0 in légger battagtle J disfidr J m contr;. ",mo1o!i big1ictti , & ¡I/al4 dite {Ir,,· Jlll1 di Voj{e"a. D ON F EROINA ND O S EC O N DO , Gran Duca dI Tofcana.... de ~~c di CaTlalicri erranti . Con vna Tauola ordin:ni ffima per trouar faeíl .. . mente :i ogni Capitolo gli fh au aganti (ucccITl, e l'hel'olche bra u urc di quefio gran Caualiero. Aggiunteui in t¡uefia no/{/t ¡", prc/fiolle otto figur~ di Rame J &- il Principio . IN VENETIA. Apprcfl'o Andrea Bab~, 1>1 DC XXlf . ',I,N VENETIA. ApprclloAlldl·ea.B;l1xt M De xx ~ CM LicC11Z..ll#l' SIlIe.r~t; > .1I 'Pri,.,-¡eg¡~ ; COll /iwn:..4 de' S/lprriori. & 7'riuilrg,o • IN ROMA. Ndla Stamperia di Giu(cppe Corno. c Bartolomeo Lupard i ImpreC. Camer. I ó n . -----------------~-----~ be U' Ingcgnofo Citradino DON CHISCIOTTE DELL A M ANe I A· Compofta d:: .M le 1i E L di e E R f/' ..<t7'{ TE $ S..A..A.VEDR...A.. Et hora nuovamenre tradottá con fedelta, e chial'C2Za, di SpagnJlOlo in Italiano, DA LORENZO fRANCrOSI1\'] FIORENT!lNO. Parte Prima. bl'"tt tlO1Jt dccop,,,to l'lIftl" r7' ji dllelto, r01l dolct:/:.l:fl JI ¡ file) e (on /'ls utdrtffim41n'tJ</hjnm ji djmuftM, 9UdntO m/rl<tftlo}A. e '/MII" /id l., Ittrtlr4 de f¡b" 4i C.<'1J~lItrj", ~ ron "'"'f((ldr" r4 dI fo'lJOle, e d' dlfri gttlt"~ffilm awdmtj, ji ¡impmo difrorji llob,1t , ¡um ffi TJltIra'Vjgltoji, }e",m~t grl'.'lJI , (7 dl tr< (ofo !xII" t des". dI qudl ji 'Vog!." glkdt~Ofo ferfore • . 11 qucfb TeI'la ImprcfTionc COrretta, e m iglior.tta éon la T radulione dc verfi Spagnuoli, non tradotti ndJ:¡ prima cdizione. ¿:~::'fa f .. r./ , ~- -:. . .f. ~(~i /.;"I".I'/r,~ ('"I"N',1;r t'02i LlCE'N. Z ,A DE' SU1'EP.I;;~ l. 16 22 ,,", '~"'/"'~' ,,?'..:1J,.r ~tJ4. '~7~r,-, dk"'j"U,...,t"/'¡I 0'0 64 ' . t~1 9· Ve!)€Zli--Afuuopofr ~.,_ Primera.5 ediciones italianas, impresas en los años de VI """'''',r.-"" ' o'~8 x IN V E N E ZI Á , MDC CXXII, Pcr Antonio Groppo ,..'" á Biblioteca Virtual de Castilla-La Mancha. Libros, 1895 - La Ilustración artística dedica este número al inmortal libro D. Quixote de[...] 1722 2 ~ f>aí t e : 120rra r--- -- - -,I D. QUIXOTE DE LA MANCHA I-----.:;;;;;;;;;.;;;..-.:;;;.;..:.:.;.~ ali1is el Cavallero . de: la TrifteFlgura, Y. ' de los LeDnes. Cide Hameec Bcnengc:li [u ChfOni!l:a. ' D. o. ' C~ ,SAZ mal guirado os dcbi¡;t~ ': yo copfi~ ~ derar azia mi ( o bien rnohd9 ~ yl1~aJ , ,' '-.,;J' ólmlJntc Cavallcro ) ft vuc!l.r3 H:aon~, q\\C [Jle nLlCVilmclltC a la luz publicaJucllc,ofee.cih ,a Mc,c:nasdc vCl1tQlcr" lll~nOS ¡lcrCdiCnd:t: P.ut r. ~ 'l por· 11 I'R l ¡\U.. l{A S E DlCIO ' E S lLU s n {AD.\ S DEL «DON QUJJ OTE lJE LA MANCH A, » lMP 1{ ESAS E N ESP AÑOL EN LOS A:\/OS DE 16 6 2 Á Biblioteca Virtual de Castilla-La Mancha. Libros, 1895 - La Ilustración artística dedica este número al inmortal libro D. Quixote de[...] 17 1 9 lmTRATOS DE CERVANTES PUBLlCADOS EN V.\RIAS ED1ClONEti DEL «00)[ QUl]OTE DE L.\ M.\NCHA» Biblioteca Virtual de Castilla-La Mancha. Libros, 1895 - La Ilustración artística dedica este número al inmortal libro D. Quixote de[...] 10 Juan Blanco de Paz, que se titulaba doctor, y había sido religioso dominico, y que así que supo el proyecto cometió la villanía de delatarlo al rey Azán, de quien recibió por todo premio un escudo de oro y una jarra de manteca. »EI rey, disimulando para hacer su venganza más estrepitosa, segura y extensiva á muchos conjurados, había dado ya sus disposiciones para sorprenderlos en el mismo acto de la fuga. Pero por estas disposiciones que no pudieron ser del todo secretas, ó por algún indicio, conocieron los cristianos q,ue se hallaban descubiertos y el terror se apoderó de todos. Onofre Exarque, viendo comprometida, no sólo su hacienda, ino también su vida, dijo á Cervantes que él daría desde luego la suma pedida para su rescate, suplicándole con las mayores veras que aceptase el partido, y salvándose á sí mismo, le librase de aquella angustiosa situación. »Tentadora era la propue ta, mas no era Cervantes hombre para abandonar á sus amigos, de cuya constancia en la tortura no podía responder como de la suya propia. Tranquilizó al m rcader asegurándole que nada sería capaz de arrancarle una sola palabra; por lo pronto, y con el fin de ver cómo las cosas se encaminaban, huyó del baño, acogiéndose al amparo de su antiguo camarada el alférez Diego astellano. Mas poco días después oyó publicar por las calles de Argel el pregón que declaraba su fuga é imponía pena de la vida á quien lo ocu ltase, y no queriendo que padeciera por su causa su generoso amigo y encubridor, salió al momento de su asilo, y juntándose al paso con Morato Riez (11altrapillo), renegado murciano y amigo del rey, se presentó impávido á éste para que dispusiese de su vida. »Irritado Azán mandó atarle las manos atrás y ponerl e un cordel á la gargan ta, como para ahorcarle, si no confesaba, ada bastó para que nombrase á per ona alguna; echó toda la culpa sobre sí y sobre otros cuatro caballeros que estaban ya en libertad, hasta que, cansado Azán de sus inútil es pesquisas, vencido á los ru ego' de su amigo Morato, ó cediendo á la rascinadora influencia de un esclavo cuya superioridad no podía menos de reconocer, dispuso que le encerrasen en la cárcel de moros, que estaba en su mi mo palacio, y desterró á Girón al reino de Fez.» Así terminó esta tentativa desgraciada, que, como las anteriores, dice Aribau, hubiera podido serlo más sin una misteriosa disposición de la Providencia. Habíanse hecho por aquel tiempo grandes aprestos de guerra en España; y au nque el objeto de Felipe II era invadir y conqu istar á P ortugal, consta que los argelinos tuvieron gran pavor, recelando que hacía España dichos armamentos con intención de apoderarse de aquel bajalato berberisco. Esta violenta situación de general alarma influyó probablemente en el ánimo de Azán para conservar la vida á aquel cautivo que, dando muestras de grandeza tal" inducía sospecha de q ue pudiera tener parte en la tempestad que contra su reino se fraguaba en el del monarca castellano. No sería, pues, de extrañar, si á esto se atiende, que Azán-Bajá le reservara para aquettos días de prueba que veía con espanto aproximarse, cuyo temor manifiestamente se declaró en la epístola de Cervantes al secretario Mateo Vázquez. El cronista de aquella época, Rodrigo Méndez de Silva, en su obra titulada Ascendencia t'lustre del famoso Nztlio Alfonso, dice que corrió gran riesgo la vida de Cervantes por las cosas que intentó para libertar muchos cristianos, y q ue fueron «tales su heroico ánimo y singular industria, que si le correspondiera la fortuna, en tregara á Felipe II la ciudad de Argel. » Bien fuera esa la causa, ó la ,secreta simpatía que pudiera infundir en su ánimo aquel valor increíble, lo cierto es que Azán se aplacó por entonces, según se lleva ya indicado. ' Morán añade lo siguiente: « Dos meses antes de que tan trágicas escenas aconteciesen, en .3 1 de julio de 1 S79, la infeliz madre de Cervante , en el desamparo ya de su viudez, y su hija doña Andrea de Cervantes, vecinas de Alcalá y residentes en Madrid, se presentaron á los Padres de la R edención imploranpo su inagotable y reconocida piedad, entregándol s la suma de trescientos ducados , que á duras penas y á costa de dolorosas privaciones pudieron reunir, para que sirvieran de ayuda al anhelado rescate de su Miguel. Medio año más tarde, en 17 de enero de 1580, obtuvieron además del rey F elipe II, para el mi roo objeto, un corto arbitrio sobre exportación de mercancías á Argel, pero con tan corta ventura que no hicieron uso de esta gracia, porque al tratar de beneficiarla, únicamente ofrecieron por ella la miserable cantidad de sesenta ducados. » Trasladados á Argel el 29 de mayo de 1580 los Padres Trinitarios Fr. Juan Gil y Fr. \ntonio de la Bella, reqentor aquél por la provincia de Castilla y éste por el reino de Andalucía, provistos con soco- LA I LUSTRACION RTISTICA rros de la orden y con limosnas de algunas personas piadosas, comenzaron al punto á poner en planta la santa obra que á las playas africanas los conducía, y como Cervantes era la principal y más noble figura que se destacaba en aquel fondo lóbrego de lágrimas y desolación, tan querido de todos, tan ensalzado por todos, á quien aclamaban con voz unánime el bien/lechor, e/maestro, el virtuoso, el caballero, con otros mil dictados no menos honrosos que constan de las informaciones recibidas sobre este punto y de los testimon ios de personajes del más alto respeto, natural era que aquellos religiosos se sintieran movidos á estimar, entre los más preferentes, el re cate de un cristiano que con tanta abnegación y por tantas veces había puesto su cabeza en peligro por procurar la libertad de sus hermanos de cautiverio, por lo cual ha bía llegado á tal punto su predicamento, que traspasando los límites de la colonia a rgelina, el nombre de Cervantes corría con fama y era respetado por todas las plazas berberiscas; y lo mismo entre los infi eles por el temor que les infundía, que entre los cristianos por los sentimientos de gratitud y amor que exc itaba en ellos, era considerado como « hombre distinto de los que se usaban.» Llegó autivo á Argel desde Constantinopla don Diego de Benavides, y preguntando á los que, como él, lloraban la pérdida de la libertad quiénes de ellos eran los más principales y señalados, fu é contestado por todos que ervantes entre los primeros, porque era muy caballero, muy virtuoso y de muy buena condición : escogióle con tan buenas noticias por guía y compañero, y anduvo en ello tan afortunado, que confesó después haber hallado en él padre y 1/ladre; es decir, protección y r cursos y socorro y cariño. Y en otros muchos testimonios que se conservan, H ernando de Vega confesaba «que todos holgaban y trata ban de comunicar con Cervantes, por ser de su cosecha amigable, noble y llano con todo el mundo;» J uan de Valcázar declaró que «hacía bien y limosna á los pobres cautivos, sustentándoles de comer y pagándoles sus jornadas;» el alférez Luis de Pedrosa afi rma «que tenía en extremo especial gracia en todo, porque es, dice, tan discreto y avisado, que pocos hay que le lleguen;» el religioso carmelita Fr. Feliciano Enríquez, «que se hizo muy amigo suyo, como lo eran los demás cautivos, á quienes da envidia su hidalgo proceder, cristiano , hon esto y virtuoso ... » ¿Para qué más? Sería perdurable tarea la de referir todas las alabanzas de que fu é objeto el que prodigaba á aquellos desgraciados los consuelos que él mismo necesitaba. Fué, sin embargo, tan mi serable su fortuna, que más de una vez estuvo á punto de perderse el negocio de su tan , anhelada redención. Se recordará que el arráez Dali Mamí había vendido su esclavo al rey Azán por quinientos escudos de oro . Como cuestión de tráfico, el comprador exigía á la sazón el doble, según refIere el benedictino Haedo. Y era lo peor que el tiempo apremia ba, porque habiendo terminado ya la soberanía de Azán-Bajá en Argel, tenía aprestados sus bajeles para dar la vuelta á Constantinopla, yen ellos se hallaba Cervantes embarcado. Algunas horas más , y el negocio hubiera quedado completamente perdido , porque ya se alzaban las velas en el puerto. P ero la caridad del P. Gil era tan grande como el compromiso, y así, con el santo fervor del misionero, pidiendo á éste, influyendo con aquél é importunando á todos con sus quejas y demandas, obtuvo al fin el ¡;es cate tan susp irado de Cervantes por el mismo precio de quinientos escudos que le había costado á Azán-Bajá. Era el 19 de septiembre de 1580, y tal vez el único día de su existencia que pudiera señalar el gran español con piedra blanca. Restituída su libertad, Cervantes permaneció todavía en Argel hasta fin es de aquel año, agasajado de cuantos conocían sus bellas prendas. Sólo su delator, el mencionado Juan Blanco de la Paz, que, como casi todos los perversos, aborrecía con preferencia á quienes más había agraviado, puso en juego todas las artes que pudo sugerirle su infernal ingenio para desacreditar y perder á quien no había podido asesinar. T emía tal vez que de regreso á España, Cervantes había de descubrir su infame proceder, y trató de ganarle por la mano á fin de que sus relaciones no fuesen creídas. Con este objeto se dedicó á esparcir voces denigrantes, y á recogerlas después, seduciendo á varios cautivos y excitándoles á declarar en cierta información que intentó. Pero odiado como era, si la crédula docilidad de algunos pudo hacerle concebir alguna esperanza, encontró en los demás desprecio y resistencia. Despechado, pero no arrepentido, acudió á un medio de terror, que en aquellos tiempos alcanzaba aun á los infelices cristianos que bogaban en las galeras ó trabajaban en las obras públicas en tierra de infieJes. Arrogóse el título de comisario del Santo Oficio, con Biblioteca Virtual de Castilla-La Mancha. Libros, 1895 - La Ilustración artística dedica este número al inmortal libro D. Quixote de[...] UMERO 680 cédula y comisión del rey para ejercer allí sus funciones; presentóse al respetable doctor Sosa para requerirle á que le reconociese como tal, )' fué rechazado; lo mismo exigió de los Padres Redentores, quienes le pidieron exhibiese sus despachos; no pudo hacerlo porque no los tenía; todo era falsedad é intriga. « in embargo, dice Aribau, era preciso rechazar un golpe que hubiera podido repetirse. Con este propósito provocó Ce rvantes una información de testigos, que por fortuna exi. te original en el Archivo general de Indias, establecido en Sevilla. En este precio'o documento dieron sus declaraciones los cautivos más autorizados que existían entonces en Argel, exponiendo los hechos que hemos referido, y justificando la virtuosa conducta de Cervantes en medio de aquellos trabajos. En efecto, no perdió ocasión de alentar á los renegados, medianamente predispuestos, para que volvie en á sus antiguas creencias, tímidamente abandonadas; trataba á todo con una gracia particular, que le conciliaba el afecto de cuantos le conocían; con lo poco que podía recoger socorría liberalmente á los mi, necesitados, exhortaba á los pusihinimes, flacos y tibios, cumplía con los deberes de la religión, y componía versos, algunos de ellos sobre asuntos de pieclad. Acaso á esta época debe referirse la infinidad de romances de que habla él mi smo en su Viaje al Parnaso.» Con este testimonio, que suplía on ventaja las perdidas cartas de recomendación, vino ervantes, lleno de seductoras esperanzas, á besar las arenas de su patria y á abrazar á su atribulada familia. De haber regresado rico, feliz, fastuoso y colmado de honores, hubiera hallado seguramente manos que estrecharan la suya, sonrisas que le acariciasen, labios que le llamaran amigo, plumas, en fin, que se ejercitasen en sublimar us proezas en Lepanto, sus bizarrías en Italia, sus dolores y sac rificios en Argel; pero volviendo pobre, mutilado, modesto y desfavorecido, ¿qué otro acogimiento podía prometerse, siI)o aquel que la injusticia humana tiene siempre di 'puesto para los desheredados de la fortuna? Grande debió ser, en efecto, el desencanto de aquel genio inmortal, al poco tiempo de su estancia en la corte, y mortificadores hasta lo sumo los obstáculos que se opusieron al logro de sus legítimas esperanzas, cuando, á pesar de sus treinta y tres años de edad, sus gloriosas heridas, sus padecimientos inauditos y sus méritos jamás .galardonados, volvió á empuñar las armas, no para mandar una compañía, á lo que cinco años antes le habían considerado ya acreedor D. Juan de Austria y el virrey de Tápoles, sino para luchar de nuevo como simple soldado por su patria. Debió además impulsarle á semejante determinación el ejemplo de su hermano Rodrigo que, de vuelta de su cautiverio, se hauía otra vez incorporado á sus antiguas banderas, y servía á la sazón en el ejército castellano que acabaLa de invadir á Portugal. Mal dispuestos sus moraclores para su frir el domini o de los castellanos, luego que falleció su soberano D. Enrique, opusiéronse á las pretensiones de F elipe II, levantando estandartes en Lisboa por el prior de Ocrato, D. Antonio, hijo espúreo de un hermano del difunto monarca; y aunque aquella tormenta fué brevemente deshecha por el duque de Alba, todavía con las turbulencias de la muchedumbre y el poderoso amparo que prestaban las Cortes de Inglaterra y Francia á los portugueses en aquella guerra;, encendida primero en el Continente y propagada después allende los mares en las posesiones portuguesas, hubo de dilatarse desde el año ] 581 hasta. el 1583. Consta que por mar y por tierra tomó parte Cervantes en las campañas de esos tres años, pues él mismo dijo en un memorial dirigido al rey, que después de cautivados él y su hermano Ro¡;lrigo, fueron á servir á Su Majestad en el reino de Portugal, y á las T erceras con el marqués de Santa Cruz. Pero no hay noticias positivas de sus aventuras y hechos de armas en estas expediciones; sólo sabemos que por aquellos tiempos fué enviado de Mostagán con cartas y avisos del alcaide de aquella fortaleza para Felipe II, quien le mandó pasar á Orán. También con esta época debieron coincidir ciertos amores con una dama portuguesa, de la que hubo una hija llamada Isabel de Saavedra, que formaba después, como se dirá, parte de su f~milia. Concluída la guerra con la redUCCIón de todas las posesiones ultramarinas pertenecientes á la monarquía portuguesa, y desvanecidas las probabilidades de fortuna por este camino, fijó ya Cervantes su domicilio, después de quince años de vicisitudes y adversidades. Pero lo grande, lo admirable es que aquel incesante movimiento, aquella constante agitación, aquella vida tan llena de tristísimos azares, que parece debían absorber, si no toda su atención, todo su tiem- EDICIONES ILUSTRADAS DEL «DON QUIJOTE DE LA lIIANCHA}) I MPRESAS EN ESPAÑOL EN LOS AÑOS DE Biblioteca Virtual de Castilla-La Mancha. Libros, 1895 - La Ilustración artística dedica este número al inmortal libro D. Quixote de[...] 1736 Á 1757 12 po al menos, lejos de distraerle del cultivo de las letras, sirvió, por el contrario, para excitar más en él su afición nativa y para fertilizar con la observación de distintos paí es y costumbres aquella imaginación tan rica de por sí. Sus correrías por Italia enardecieron su fantasía con aquel fuego inspi rador y contagioso que, encendido no mucho tiempo antes en los palacios de Lorenzo de Médicis el Magnífico y de León X, alumbraba espléndidamente aun en la segunda mitad del siglo XVI. Ese fecundo germen comenzó á dar sus frutos durante el cautiverio del ilu stre novelista, y diólos tal vez ta mbién durante su e'ta ncia en Portugal, puesto que pocos meses después de su egulldo reg reso á España, que delJió de ser á últimos del I583, dió á la estampa su primera producción de importancia, La Galatea, colgando para siempre aquella e pada que le había ciado honra muchísima, pero trabajos infinitos sin provecho algun o. «Consta, dice Aribau, que en I2 de diciembre de I584 contrajo Cervantes matrimonio con doña Catalina de Palacios Salazar y Vozmediano, bija de Hernando alazar y Vozmediano y de Catalina de Palacios, ambos de las más ilustres casas de Esquivias. Se echa de ver que había estrechas relaciones entre las familias de los desposados, por cuanto el padre de Cervantes había nombrado por albacea en su testamento á la doña Catalina, viuda ya de H ernando. »El domicilio conyugal se estableció en la misma villa de Esquivias, al parecer muy modestamente, pues no daban lugar á otra cosa la dote de la mujer ni los recurso del marido. Era preciso aguzar el ingenio para atender á las nuevas cargas, y tanto la falta de ocupación cuanto la proximidad de aquel punto á la corte, daban á Cervantes frecuentes ocasiones para ir á activar sus pretensiones y á cultivar sus amistad s. Túvolas muy estrechas con los más afamados ingenios de aquel tiempo, cuya benevolencia se había granjeado por los elogios, á la verdad exagerados en su mayor parte, que acababa de tributarles en el Ca1tto de Calíope, inserto en el libro VI de su Galatea. Concurriría, probablemente, donde sus amigos se juntaban, á departir las cuestiones literarias del día y á comunicarse el fruto de sus trabajos, y así fué que á varios autores que publicaron por entonces sus obras, dedicó algunos sonetos y composiciones laudatorias para poner al frente de aquéllas, urbana costumbre y tributo recíproco qu e él mismo recibió y pagó, pero que con sumo donaire supo después ridiculizar en el prólogo de la prim era parte del Quijote.» P ero esto no daba medios de subsistir, y aunque generalmente la industria de escribir era entonces más esté ril que en nuestros días, había ciertos ramos en los que se lograba algún mezquino producto, y uno de ell os era el teatro. La e cena española e taba entonces en mantillas. Ni el artificio de Bartolomé Torres Naharro y sus secuaces Cristóbal de Castillejo y Juan de Malara, ni la cómica sencillez del in igne Lope de Rueda y su apasionado Juan de Timoneda, ni los esfuerzos de Ferná n Pérez de Oliva, Pedro Simón Abri l y Fr. J erónimo Bermúdez para inocular en sus contemporáneos el gusto á las formas clásicas, habían logrado formar un teatro verdaderamente nacional. Las reliquia de aquellos tiempos, preciosísimas para la historia del Arte, como que señalan las huellas que dejó el ingenio e pañol en su gloriosa carrera, no podían servir de guía segura. N o hay necesidad de detenerse más en este punto: basta decir que Juan de la Cueva, en Sevilla, y Cristóbal de Virúes, en Valencia, tomaban un rumbo nuevo y allanaban el camino al gran Lope de Vega, corrompiendo en su mismo origen la obra que preparaban. El pueblo, entusiasmado por la brillante novedad, corría en tropel á los corrales de comedias, y Cervantes, que escribía para la subsistencia y para la gloria, se vió en el caso de contentar al pueblo que pagaba y que aplaudía. Veinte ó treinta comedias, según él dijo después, compuso en aquellos años, y por la notable incertidumbre con que e expresa sobre su número, puede pre umirse que en poco las estimaría. Sin embargo, fueron bien recibidas por representantes y espectadores, y sz'n o/renda de pePinos ni de otra cosa arrot'adlza corrieron su carrera libres de silbidos, gritos y baraundas. Ocupaciones de otro género sobrevinieron á Cervantes, que desapareció de la escena literaria por espacio de cerca de veinte años, sobre cuyo período desagradable pasan sus biógrafos rápidamente. Obligado por la necesidad, aceptó el cargo de temporal, comisario ó factor de provisiones para la Armada; se trasladó con este motivo á Sevilla en 1588, prestó sus fianzas, desempeñó allí su cometido hasta I592, y rindi ó sus cuentas. En el ínterin no descuidaba sus pretensiones, como que en 1590 solicitaba del rey un oficio, de los que se hallaban vacantes en Indias , señalando particularmente la contaduría del nuevo rei- LA ILUSTl{ACIÓN ARTÍSTlCA no de Granada, la de las galeras de Cartagena, el gobierno de Socon usco en Guatemala, ó el corregimiento de la ciudad de la Paz, pues con cualquiera de estos destinos se daba por sati fecho, apelando, como dijo él mismo, al remedio á que se acogían 11IucltOs otros 'Óérdidos en Sevilla, que era el pasarse á las Indias. refugio y amparo de los desesperados de Espai'ia. El rey decretó que no había lugar, y que busca e por acá en qué se le hiciese merced. Dando á esta prome a más valor del q ue en sí tenía, volvió Cervantes á Madrid en I594, y todo lo que pudo conseguir rué otra comisión del onsejo de Contaduría [ayo r para la cobranza de ciertas cantidades que, procedentes de tercias y alcabalas, debían varios pueblos del reino de Granada, que recorrió en efecto, realizando estos créditos con sum a eficacia, aunque no sin dificultades. En 1595 tuvo que pasar á Sevilla con motivo de haber vuelto protestada una letra sobre Madlid, de siete mil cuatrocientos reales, que había remitido al tesorero general, y de cuyo im porte se le hacía responsable; la qu iebra del librado r le pu so en grandes apuros, de que salió si n más perjuicios que el disgusto. En 1597, según las cuentas formadas por las ofi cinas, resu lt,1lJa contra Cervante un descubierto de dos mil seiscientos cuarenta y un reales, y por R eal provisión se dió orden á un juez de Sevilla para que le prendiese, y á su costa le enviase preso á la corte á di 'posición del Tribunal de ontaduría Mayor. Verificóse la prisión, aunque no se tardó, por buena composición, en poner en libertad á Cervantes, bajo fianza de presentarse dentro de treinta día ' en Madrid á rendir la cuenta y pagar el a lcance. o era entonces meramente Sevi lla emporio comercial, pues florecieron también en ella por aquel tiempo muchos de los poetas l]Ue más honra dan á nuestro Parnaso, y con los cuales comunicaba Cervantes amigablemente. El insigne pintor Francisco Pacheco, maestro y suegro del gran Velázquez, así man ejaba el pin cel como la pluma, y es fama que su estudi o fué en aquella época, no solamente museo para lo artistas, sino reunión de grato solaz y dulce estímulo para los literatos. Academia ordinarIa de los más cultos ingel/ios de Sevilla y forasteros la llamó el historiador Rodrigo Caro en sus Claros varones de Sevilla. Pacheco tuvo el buen gu to de retratar á sus compañeros ó cofrades; y como consta que hizo el retrat:> de Miguel de Cervantes, no es dudoso que éste debió ser del número de los concurrentes á su casa. También fu é retratado Cervantes por otro pintor y poeta evillano de gran fama, el trad uctor de la Aminta, del Tasso, D. Juan de Jáuregui, y tuvo am istad con el gran lírico Fernando de Herrera, cuya mu erte debió ocurrir en aquel tiempo, según se deduce de un son to en que lamentó tamaña pérdida Cervantes, so neto que califi có su mismo autor con estas palabras, puestas bajo el epígrafe: Creo que es de los buenos que ¡le hecho en mi vida. No fu eron sólo e tos juguetes los trabajos literarios en que se ejercitó su pluma durante el largo transcur o de doce años que permaneció en Andalucía. Otros de mayor consideración sirvieron de e parcimiento á su ánimo en los ratos que le dejaban libres aquellas prosaicas y aborrecibles com isiones, y es opinión acreditada, no entre el vulgo, sino entre los eruditos que más han profundizado la historia de Cervantes, que fué en Sevilla donde comenzó á escribir el Qttijote. Desde fines de 1598 hasta p rincipios de 16°3, sólo quedan de Cervantes tradicion es que, si bien bastante generales y constantes, no se apoyan en documentos conocidos; falta tapto más sensibl e cuanto más interesante sería saber las circu nstancias que le dieron oca 'ión é impu lso para escribir su libro inmortal, El Ingenioso Rt.'dalgo D on Quijote de la Manclla. Sobre que en la Mancha estuvo en aquellos años, todo se hallan acordes; y de que allí recibió algún desaguisado en cierto pueblo, cuyo nombre recordaba con repugnancia, 'dan testimonio algunos pasajes de su obra. Pudo muy bien haberse trasladado á aquel país acogiéndose al amparo de algú n pariente, entre lo muchos:¡ muy ilustres que por allí tenía; pudo también haber ido á desempeñar alguna comisión, ya que este modo de vivir había abrazado. «Unos aseguran, dice Navarrete, que, comisionado para ejecutar á los vecinos morosos de Argamasilla á que pagasen los diezmos á la dignidad del gran priorato de San Juan, fué atropellado y puesto en la cárcel; otros suponen que esta prisión dimanó del encargo que se le había confiado relativo á la fábrica de sal itres y pólvora en la misma villa, para cuyas elaboraciones echó mano de las aguas del Guadiana en perjuicio de los vecinos que las aprovechaban para el riego de sus campos, y no falta, en fin, quien crea que este atropellamiento acaeció en el Toboso, por haber dicho Cervantes á Biblioteca Virtual de Castilla-La Mancha. Libros, 1895 - La Ilustración artística dedica este número al inmortal libro D. Quixote de[...] NÚMERO 680 una mujer algún chiste picante, de que se ofendieron sus parientes é interesados.» La fama de quisquillosos y linajudos de que gozaban los pueblos de aquel distrito; la tradición que todayía ubsiste en Argamasilla de que en la casa llamada de Medrano estuvo el encierro donde permaneció Cervante' padeciendo largos trabajos, y el dicho del mismo, con firm ado por otro de Avellaneda, de que su libro fué engendrado en una cárcel, donde toda incomodidad tiene su asiento, han originado una multitud de conjeturas, que en vano se han pretendido apurar. Si lo que se refiere tiene, según pare e, algún fundamento, es preciso confesar que no se ha isto jamás en el mundo más graciosa ni más discreta venganza. Acaso e ·to mismo habrá contribuído á que creyéndose alguno aludido en su persona ó en su familia en esta Ó en aquella expresión del Quijote, haya procurado ocultar los documentos que pudieran hacerle ridícu lo ú odioso. Se hallaba e tablecida la corte n Valladolid desde el año . J 600 Y andaba todavía á vueltas el fastidioso exped iente del supuesto descubierto de ervan tes por resultas de las cuentas de sus cobranzas, n informe que accidcntalmente dieron en enero de 1603 los contadores de relaciones á la Contad uría Mayor, iba á remover el asunto y á causarle nuevas vejaciones, cuando Cervantes, sa bedor acaso de esta nm'edad, se presentó en Valladolid á dar sus descargos, que sin duda fueron sa.tisfactorios, sur uesto que, habiendo residido en la corte y á la vista del Tribunal hasta el fin de sus días, no volvió á ser mol estado bajo el concepto de deudor á los caudales públicos. Di ponía entonces á su arbitrio de la monarquía el famoso duque de Lerma, gran valido de Fel ipe III, que, según las queja de los contemporán eo.' y la visible decadencia del poderío, riqueza y cu ltura de la nación, usó de su privanza en provecho propio más que en el común. En vano se esforzó Cervantes en expon erle sus servicios para conseguir la apetecida recompensa; aquéllos eran ya muy antiguos y ésta se guardaba sólo para lo lisonjeros y paniaguados. El duque, ambicioso de enlazar su fam ilia con las más esclarecidas del reino, casó á su hijo segundo D. Dicgo Gómez de Sandoval con doña Luisa de Mendoza que, como inmediata ucesora del título del Infantado, llev.aba el de condesa de Saldaña. Al nuevo conde, pu e , que según parece era aficionado á la poesía, dirigió Cervantes una oda; pero ni por este medio alcanzó el merecido favor, y aseguran que fué recibido con despego por aquel orgulloso ministro. Desalentado Cervantes por este camino y tratando de publi car la primera parte del Quijote, que acababa de escribir, se vió en la necesid ad de buscar algún Mecenas poderoso que, según la fra e de en tonces, a mparase á la obra y la pusiese á cubierto de los tiro ' de la envidia. D. Alon so López de Zúñiga y Sotomayor, sép timo duque de Béjar, era uno de los magnates que por aquel tiempo hacían gala de proteger las letras y honrar á 10ti autores, si bien no siempre con buena intención y discern imiento. R ehusando el duque la dedicatoria, ciii.óse Cervantes á suplicarle 'e dignase oir un capítulo, y fué tanto lo que su lectura regocijó á los asistentes, que no le dejaron parar hasta el fin de la obra. Tanto fué menester para aceptar un obsequio que habría llenado de orgullo al más indiferente. Esta protección duró muy poco, siendo de notar que Cervantes no dedicó al mismo duque, que aún vivía, la segunda parte del Quijote, ni volvió á mentarle en sus escritos. Atribúyese esto á la influencia . de un religioso entrometido, que mangoneaba n ca. a de los duques y qu se empeñó en desacreditar á Cervantes. Pocos meses después de publicado el QUIj'ote, ocurrió á en 'antes un disgu sto que debió acibarar por algunos días su existencia. o parece sino que una tenaz fatalidad le andaba persiguiendo sin ce ar por todas partes. Permanecía en Valladolid con alguna tranquilidad en el seno de la familia, compuesta de su hija natural, de su hermana viuda, doña Andrea, la misma qu e había contribuído á su rescate; de una hija de ésta y de una persona allegadiza que se llamaba también su hermana y era beata. Por la noche del 27 de junio, estando ya recogido Cervantes y todos los de su familia, hubo en la calle cuchilladas, de que resultó herido gravemente D. Gaspar de Ezpeleta, caballero navarro, de la orden de Santiago, que andaría rondando, según la costumbre de los enamorados de aquellos tiempos. Pidió auxilio, alborotóse la vecindad, bajó Cervantes, y con la ayuda de otro fué colocado el herido en el cuarto de una vecina, que se hallaba más á mano, dond e murió en la mañana del 29 . .La cir unstancia de haberse depositado sus vestidos en casa de Cervantes, motivó el que se le pusiese en la cárcel junto con su 79° 0 lX\.adú d 01 ·Sat)cQ8 EDICIONES II.USTRADAS DEL «DON QUIJ OTE DE LA MANCHA,}) IMPRESAS E l ESPAÑOL EN LOS AÑOS DE Biblioteca Virtual de Castilla-La Mancha. Libros, 1895 - La Ilustración artística dedica este número al inmortal libro D. Quixote de[...] 1765 Á 1798 ~----- . 1.~ 04· MADR) D • • 0)12 X o)0C>7' Jo: L I ~G E~LOSO HIH.\.U ¡ o U!l Q.C IXOTE . 1~Ol' helpZq~. J' S 0tl] rn e t"" EDICIONES ILUSTRADAS DEL «DON QUIJOTE DE LA ~l ANCHA» IMPRESAS EN ESPAÑOL EN LOS AÑOS DE Biblioteca Virtual de Castilla-La Mancha. Libros, 1895 - La Ilustración artística dedica este número al inmortal libro D. Quixote de[...] 179 7 Á 180 7 1 1~2 7 · Bo 5 tol) ' O)155XO) 05·1 , .í¡" ...' .,> , 'I1ó' ' ". "'E_ ' '~J2~' ~~>, .' r ) .,:~,..~ . . .- ,.. ' " ?4t .- ~ . \¡ ~J{t: ' ~ " ... [;, // '-- ~ .n x:n: x.""JO:'l ti l\l¡' L'fGJ:lfl 080 JUJa4LGO ] ,. Ql"I.JOTE ] lE LA ~IANCnA. e ------- .---- ~\ioMclo-d" --' ~ ~./T c.... =- fr,d~ r¿~ a,.,,,,,~. ~--¡;~ ,.~" ...,/ T~ l , / ·;~,·/:,·/ ~/: •.((;',,/""/" /:, >.... f.,/,'N"WI 1N~'I' ,~! / _./~II.I'r ..ir ,/,. /" l,nda 1 tI ,'(./",/,,, ¡, ,. ///j,,-ol m.u4U,O'f) .r----c--- ---- ----- JI).e1:UOTB fiLA »\.'\"('IL\../ '--.:...-- '-.~ ~V"~~•••<..c>/;;'. ¡¿ql;/~ ¡;;.:.,,.,,,¿~ ,_ ;';;',V'./m 0'"""'•.;;) "M4IHUJl . /1" 1", ~""J"Ir JJ ('. ,/" I.-J 1J,i.u!..; J:.,.. l·~ -!ti'" ..? 1'. Ir" ./..,.",,:/'. h.,. !./~,/:d.,. f;.",¡., !NO !:Jf,rNrrUll.I.f!ln/I./' t;,t#•./,. 1.4 Á",I,rhk""/,, "·/..--: !fn/., ./.~ IJto';u (: ,I,,&nd /I-'u..ú , ~I .IN Ur.IfJ T o l)'Jo, OJ10X 0\ 7- . ~ 1{53 z -13;rcelOl)a.:B~I~". O)o(55XO\~1 EDICIO N ES I LUSTRADAS DEL «DON QU IJOTE DE LA MANCHA» IMPRESAS EN ESPAÑOL EN LOS AÑOS DE 18 1 9 Á 1 8 3 2 Biblioteca Virtual de Castilla-La Mancha. Libros, 1895 - La Ilustración artística dedica este número al inmortal libro D. Quixote de[...] 16 hermana, hija y sobrina. Días después, reconocida su inocencia, fué puesto en libertad, y los dichos de las mujeres sonsaeaelas por el juez en pesC]ui. as y de laraciones impertinente han dado casión á la malicia de alguno para atribuir á Cervantes una industria vergonzosa, incompatible con la nobleza de su carácter. L1evaela otra vez la corte á Maelrid, la siguió Cervantes, siempre dedicaelo á las agencias que se le encomendaban, aplicando de día en día y con mejor fortuna su laboriosidad á los trabajos literarios. En medio de tanta adversielad, Ceryantes llegó á tener, pero ya muy tarele, extensas é importantes relaciones, debidas, sin duda, á la buena acogida que entre todas las clases tenía entonces la Congregación que celebraba sus ejercicios en el convento ele la Trinidad, pues él formaba parte de la asociación, y fué recibido después en la Orden Tercera de an Francisco, todo lo cual con tribuiría á mitigar, por otra parte, las amargura ele una vida apesarada que ]Jor momentos se iba acabando. Tenía ya conc1uída su obra Los Trabajos de Pérsiles y Segislllunda, cuando en 2 de ab ril de J 616 enfermó de hielropesía, y sin poder salir de su casa hi zo en ella su profesión de la Orden Tercera. Dió el mal una breve tregua que le permitió trasladarse á Esquivias, ó para despedirse ele sus deudos, ó para buscar algú n alivio en la variación de aires y alimentos. Pero vista la ineficacia del remedio, volvió á Madrid á los pocos elías; el encuentro que tuvo en el cam ino con un estud iante se halla descrito en el p rólogo de dicha obra y prueba la jovialidad 9.ue conservó hasta sus últimos mom entos, como qUIen, satisfecho de su cond ucta, tranquilo en su conciencia, iba cami nando alegre y animoso á los próximos umbrales de la muerte, que tantas veces arrostró. Pero en donde más resplandece la entereza elel justo, es en la dedicatoria on que aco mpañó el P ér· siles y Segismzmda á su constante protector el cond e ele Lemos, que, relevado de su gobierno de ápoles, estaba próximo á regresar á la corte para tomar posesión de la presidencia ele Italia. Deseaba Cervantes besarle las manos antes de morir ; pero fué negado á su gratitud este consuelo. Recibida la Extremaunción el día anterior, escribió en 19 de abril aq uella carta festivamente tierna, que no tiene lugar en las agonías del más firme estoico, é hizo u testamento encargando dos misas en sufragio de su alma, que abandonó á su cuerpo en 23 ele ab ril de 1616. En tal día del mismo año, observa el doctor Bowle, falleció el célebre dramaturgo Guillermo Shakspeare, honra y prez de la nación británica. Esta coincidencia es sólo aparente. El día 23 de abril en el calendario británico de aquellos tiempos correspondía al 12 del propio mes en el nuestro: las persecuciones religiosas habían retardado allí la adopción ele la reforma gregoriana. Pero Shakspeare yace en un soberbio monumento, bajo las suntuosas bóvedas ele Westminster, entre reyes y poderosos. El cuerpo de Cervantes, conducido humilel emente por uatro hermanos de la Orden Tercera con la cara descubierta, según la costumbre de aquella sociedad, fué en terrado en la iglesia de las monjas Trinitarias, donde había profesado doña I sabel, único fruto de sus amores. Sus despojos, ¿dónde están? Cuando aquellas religiosas, diecisiete años después, trasladaron su comunidad de la calle del Humilladero, en que se establecieron, á la ele Cantarranas, recogieron los restos de los que habían elegido aquel recinto para su último descanso y los depositaron sin distinción en una huesa ignorada. Aunque un entendido frenólogo, escudriñando y buscando por entre aquellos montones de polvo y huesos elescabalados, tomase un cráneo y lo presentase diciendo: «aquí pensó Miguel de Cervantes Saavedra,» sería dudoso y desconfiado nuestro profundo acatamiento . En el año siguiente sali eron á luz los Trabajos de Pérsiles y Segismu1!da en Maelrid, Valencia, Barcelona y Bruselas. Se perdieron, probablemente para siempre, la segunda parte ele La Galatea, Las Se1l1a?las del plrdín y El Bernardo, obras que se proponía concluir si por un milagro, decía él al onde de Lemos, le restituía el cielo la vida. Perdiéronse también sus retratos originales, que pintaron, según indicios,' Francisco Pacheco, )', positivamente, D. Juan de J áuregui. D e cualquiera de los elos 'puede ser copia el de la Academia, atribuído por unos, á Alonso del Arco, y por otros á Vicente Carducho, ó á Eugenio Caxes, ó á alguno de su escuela. Era Cervantes, según la descripción que de sí mismo nos hace, de estatura mediana, ele color viva, antes blanca que morena, rostro aguileño, nariz corva )' bien proporcionada, frente li sa y desembarazada, ojos alegre., cabello castaño, barba un tanto más clara, bigótes grandes, boca pequeña, dientes mal alinea- LA 1LUST1{ACró dos, algo cargado de espaldas y no muy ligero de pies, á la edad en que esto escribía, que era á la de sesenta y seis años. «Pero el retrato de su alma privilegiada, dice Aribau, se encuentra en sus e 'critos y en sus acciones. Impávido en los peligros, fuerte en las adver. idades, mode to en sus triunfos, desprendido y generoso en sus intereses, amigo de fuvorec l', indulgente con los esfuerzos bien intencionados de la medianía, dotado de juicio recto y clarísim o, de imaginación si n ejemplo, en su fecundidad pásó por el mundo como peregrino cuya lengua no se comprende. u ontemporáneos no le conocieron, y le miraron con indiferencia; la posteridad le ha dado una comp nsación justa, pero tardía, porque ha conocido que hubo un hombre que se adelantó á su siglo, que adivinó el gusto y las tendencias de otra sociedad, y que, haciéndose popular con sus gracias inagotables, anunció la aurora de una civilización que amaneció mucho después ... »Los soberanos, agrega el mismo biógrafo, han honrado á porfía su memoria; los magnates y protectores de las letras le han levantado monumentos; los sabios le han colmado de elogios; el pueblo ve su nombre con una especie de culto; las naciones extrañas nos le envidian; las Artes todas han reproducido su efigie y las creaciones de su fa ntasía bajo mi l formas; la Imprenta multiplica sus escritos todos los años y los difunde por todo el ámbito del mu'ndo; nosotros no podemos prestarle otro homenaj e que el de haber relatado sencillamen te sus hechos.» El genio fecundo del inmortal soldado de Lepanto manifestó variadas aptitudes. La novela rué el género en que brilló especialmente aquella privil giada inteligencia; pero todavía como po ta lírico y autor dramático ganó ervantes justos títulos de fama, un tanto aminorada por el mismo espl ndor de su r putación como noveli tao Suyo es el monumento más glorioso de la literatura castellana, el inmortal Quijote, libro al cual dedicamos el presente núm ero de LA I LUSTRACIÓN ARTÍSTICA Y de cuyas principales ediciones se ocupa el interesan te trabajo de crítica y erudición con que nos ha honrado, y que en este mi smo número publicamos, el notable y entusi asta cervantista D. Ignacio Dublé. CERVANTES SOLDADO R~ra vez llega una nación al apogeo de su poderío, sin que la cultura intelectual acompañe á su preponderancia militar y política, y este feliz concurso qu acredita la historia de Grecia en el siglo de Pericles, la de Roma en el de Augusto, la de Inglaterra en e; de I sabel, la de Francia en el de Luis XIV, pú ose también de manifi esto en la España ele Carlos I y de Felipe n. Movió á uno y otro de estos monarcas el pensamiento ele una monarquía sin rival, y á las codicias de esta preponderancia, no menos que á los empeños religiosos, debióse así la dilatada serie d e guerras por ambos sosten idas, como que arraigaran si cabe en nuestro pueblo las aficiones aventureras que forzosamente tenían que despertar las guerras de Italia, Alemania y Flandes y los descubrimientos de Indias_ A.esto elebióse también la especialísima fisonomía que ofreció nuestra cultura, esa mezcolanza de armas, letras y artes, sobre todo de as untos místicos y belicosos, que fué por decirlo así la característica del siglo XVI; como que muchos de los emin en tes varones españoles que él produjo fueron ó militares ó religiosos, cuando no ambas cosas. Militares fu eron Garci-Lasso, Ercilla, Lope de Vega, Cervantes; frailes Luis ele León y Lui s de Granada; jesuíta el ilustre Mariana, y sacerdote el mismo Lope de Vega; es decir, los príncipes de nuestra poesía y de nuestra prosa, de nu estro teatro y de nuestra hi storia. Casi podría decirse otro tanto de no pocos celebrados ingen ios que por enton ces brillaron en nuestra patria; y este rclicísimo concierto entre las armas y las letras no pudo ser más fecundo para la cultura n~ciQna1. Causas poderosísimas impelían también hacia la carrera de las armas á los muchos hidalguillos que existían en España, á los muchos menesterosos que vagaban por campos y ciudades, y á los no escasos caballeros «con mucho Don y poca blanca» que paseaban las calles de la corte. Por un lado el desprecio que inspiraba el trabajo manual, tachado de bajo y humillante; por otro, no ya sólo el alto concepto en que eran t~niclas las armas, sino la satisfacción que en su ejercicio hallaban los españoles, ganosos ele aventura , de glorias y riquezas. Ya Cervantes lo dijo con su habitual donaire: Más "ltZ'erO tener por amo y sel70r al R ey)1 servirle en la guerra, que no á un peleón en la corle. Y as í era en verdad . Estaban las compañías de los tercios en los buenos tiempos de nuestra infante- Biblioteca Virtual de Castilla-La Mancha. Libros, 1895 - La Ilustración artística dedica este número al inmortal libro D. Quixote de[...] N' .\LERO 680 ARTÍSTICA ría, nutridas por los elementos más heterogéneos que encerraba la sociedad española. Mozos que como el genti l mancebo de las lanzas iban á la guerra por necesidad, nobles si n grand es bienes de fortu na, ehurrilleros y otra gente maleante que buscaba en Flandes y en Italia un refugio contra la justicia, estudiantes más ganosos de una jineta que de una borla, señores de la más alta nobleza y hasta príncipes que no tenían á desdoro tomar una picq en las fila de aquella bizarra infantería. Unos asentaban su plaza y seguían la bandera del primer capitán que pasaba por la aldea, villa ó lugar; otros tomaba n por su cuenta la vuelta de Italia ó de los Paí e Bajos y ofr cían sus servicios al Jl¡[aestre ó jefe de más nombradía y concepto; ni faltaba tampoco quien sólo era soldado en el instante de la muestra, y que al oir el redoble de la caja, como á buen Guzmán hurtaba el cuerpo á las fatigas y peligro de la guerra. Todos estos elementos se mezclaban y confundían en el tercio, y á todos ellos, pese á la licencia y al desacato engrendrados por la guerra y la falta de pagas, daba tono y c.'lrácter la ordenanza, algo más severa en Flandes que en Italia, aunque bastan te relajada ya en los últimos años del reinado de Felipe n . La gloriosa historia de esa unidad, el probaelo valor de los que la componían, su abnegación y su heroísmo, todavía se perpetuaron en el siglo siguiente, y tuvieron digna y brillante corona en Rocroy, en Lens y en las Dunas de Dunkerque. Por eso ha podido con razón escribir un estadista é historiador insigne, que soldados como los que por aquella centuria se vieron, infantes como los que combatieron en Flandes durante los siglos XVI )' XVII no los vieron los tiempos anteriores ni será frecuente verlos en los sucesivos (1). Sólo así se explica el renombre, la justa fama de aquel aventurero que luchaba cubierto de andrajos en E uropa y en Arrica, que llevaba con la cruz de la tizona el símbolo del cristian ismo á los nevados A~des, á la solitaria pampa y á las olvidadas islas d el Pacífico, que hundía con su pica el pedestal de la divinidad azteca ó rompía con su arcabuz las apiñadas haces de gente luterana, y que desde las boc.'ls del Escalda á la ardiente costa tunecina, desde el go lfo mexicano á la Tierra de F uego, dejó huella y memoria de sus proezas; tipo militar éste de singularísimas condicion s, porque, aunque fuese villano de Castilla, en cuanto tomaba la pica, considerábase con iguales úr[os y libertades que cualquier se110r; pobre COII/O 1zingulIo en la mesma pobreza, generoso ha~ta el extremo de fiar la vida á las promesas de su capit,á.n, terco en los empeños de ocupar puesto en la vanguardia, galante con ribetes de li bertino, leal en su palaura, tan resignado "omo valero 0, y, sobre todo, tan poseído del sentimiento de la patria, tan pagado del crédito de su nación, que bien puede decirse que esa idea de la patria existió más poderosa en nue: tros ejércitos de Fla')des, que en el mismo seno de la socie(lad eS]Jañola, hondamente afectada por el partic,llarismo. T 0 1es fueron los solcbdos que retrataron alder6n y Lope, tales los que pintó ervantes en su famosa novela, tales en fin aquellos á quienes Carlos de Gan te llamaba complZ/leros y hermallos y Juan tilo Austri a y H ernando de Toledo magníficos s%res, amados y amigos míos. Y tal fué la escuela en que pasó lo más florido de sus años el insigne auto r d el Don Qltijote. Hacia los años 1569, cuando Miguel de Cervantes se trasladó á Italia y después de haber servido breve tiempo al cardenal Aquaviva sentó su plaza como soldado raso en la co mpañía de Diego de Urbina, perteneciente al tercio de Figueroa, el sol d~1 poderío español .brillaba en todo su esplendor. FelIpe n era sin duda alguna el monarca más respetado ele Europa, no sólo por la extensión y m'ímero d~ su.s dominios, sino por la fama)' el valor de sus eJérCIto., la pericia y el prestigio de sus generales. Era también el portaestandarte del catoli cismo, y por eso cuando la cri stiandad, amenazada por el turco en las costas mediterráneas, se decidió á pactar la memorable Liga co ntra el prín cipe Selim II, de Felipe y de España esperó la poderosa y eficaz ayuda que uos años más tarde daba la victoria á las armadas catól icas en las aguas de Lepanto. Sobreyino est armamento el año T 570, como consecuenCIa del pacto, y Cervantes embarcó se on ·su tercio en la armada confeelerada, tomando parte desele aquel punto y hora en las operaciones marítimas que precedieron y determinaron el memorable combate naval. Los tercios españoles, cuya arcabucería tanto se distinguió en e te famoso combate, formaban un total de 8.160 hombres. Distribuyéronse éstos en las galeras de España, Nápoles, Sicilia y Génova, )' en la denominada lIfm'quesa, que mandaba el célebre Juan Andrea D oria, entró Cervantes con su compañía. (1 ) Cánovas uel Castillo: E studios delt"eÍlIado de Felipe IV. °53' Malúd 1\epalléj · 1 .d10 x 0)0 8'<l' . .15;..... ED IClO"-'ES ILUSTRADAS DEL «DON Ql:HJOTE DE LA 1IIANCHA» n 1PRESAS EN ESPAÑOL EN LOS AÑO. Biblioteca Virtual de Castilla-La Mancha. Libros, 1895 - La Ilustración artística dedica este número al inmortal libro D. Quixote de[...] DE 1839 Á 1854 .. ·j771· @r a S.jow-1{olJefr - o~ 13 x o' 07- o o10j50 New.:for:R o c.Ljt1 ~.gt Ol} -0')105 x o~o5ljo ·12 EDICIONES ILUSTRADAS DEL «DON QUIJOTE DE LA MANCHA» IMPRESAS EN INGLÉS EN LOS AÑOS DE Biblioteca Virtual de Castilla-La Mancha. Libros, 1895 - La Ilustración artística dedica este número al inmortal libro D. Quixote de[...] 168 7 Á 181 5 NÚMERO 680 19 LA ILUSTRACIÓN ARTÍSTICA Con esta galera salió de Mesina, formando parte de la armada de la Liga, el 16 de septiem):>rede 1571, y con ella se batió en Lepanto, colocado en la división de la derecha, ó sea el cuerpo derecho de la línea de batalla. Lo que se sabe de su conducta en este día, está justificado por lns declaraciones hechas por cuatro testigos en 1578, según las cuales hallibase en aquellos momentos en 'antes enfermo de calenturas, por lo que su capitán y camaradas le aconsejaban que permaneciese qui to n la cámara de la galera; En el Viaje al Parnaso, recordando la jornada, dice el poeta' An-ojóse mi vista á la call1pmia Rasa del mar, que trujo á mi memoria Del heroz'co D. ¡ua.. la heroica haza17a, Donde con alta de soldados glon'a y con prOPio valor y airado pecho T1Ive, afinque humilde, parte e" la vuloria. También en el pról go de sus Nove/as yen la segunda parte del Don Quijote habla ervantes ti sus heridas con el noble orgullo de un buen soldado. más expresivas cartas de recomendación, suplicando al rey se le confiriese una compañía «por er hOIllbre de valor y de méritos y de muy señalados servicios.» No estaba reservada á Cervantes esta recompensa, pues al ha er el viaje, su galera fué apresada por cuatro bajeles turcos, y cuantos iban en ella conducidos en cautiverio á la ciudad de Argel. Desde el 26 de septiembre de 1575, en que este suceso ocurrió, hasta septi~mbre de 1580, en que fué resca ~o, permaneció Cervantes en . cautividad, é inútil es decir ·11):2.1.' ti 01) dOI)' .0) .1:2.5xojo6"~. ·1 ~ 'B1·1J o1JcCo 9' ).c ·}JJJlJY!:l o and.J)a.·\!) 'OllS'XO)o7' EDICIONES ILUSTRADAS DEL «DON QUIJOTE DE LA MANCHA» IMPRESAS EN INGLÉS EN LOS AÑOS DE 1818 Á 1881 pero nuestro soldado, po. eído de noble ardimiento, dijo que prefería morir peleando por Dios y por el rey :í. conservar In. salud á costa de acción tan cobarde. y combatió con gran brío junto al esquife, contribuyendo á la matanza de turcos que los de su galera hicieron i la capitana de Alejandría (1). En esta refriega recibió Cervantes tres arcabuzazos, dos en el pecho y otro en la mano izquierda, de cuyas cicatrices se honraba, «como recibidos en la más alta 'ón que "ieron los siglos pasados, los presentes, ni esperan .-er los venideros,» y «como estrellas que guian á los demás al cielo de la honra y al desear la justa .alabanza.» De regreso ::í. su patria, estuvo restableciéndose de ' ellas en Me ina, donde mandó D. Juan de Austria que se le socorriera en 15 Y 20 de enero, yen 9 y 17 de marzo de IS72, ya por la po.gad u ría de la armada, ya por gastos secretos y extraord inarios, y una vez curado ordenó ::í. los oficiales de Cuetzta y Razón que asentasen en sus Libros de cargo tres escudos de ventaja mens uales á Miguel de Cervantes, en el tercio de D. Lope de Figueroa y compañía que le fuese señalada, que fué sin duda la de Ponce de León. Con ella tomó parte en las poco fructuosas operaciones militares de J 572, según lo confirman algunos testigos que figuran en la información citada. Confirman asimismo varios de sus camaradas que se halló en la expedición á Túnez de ) 573, sirviendo (1) Declaración hecha por los cuatro testigos presmlados como buen soldado. De regreso á Italia siguió las para la Informació1t de servicios IJ1le m 15713 soHcitó Rodri- vicisitudes de su tercio hasta 1575, en que obtuvo go de Cervantes, en ocasión que SIl hi'o Miguel se hallaba cau- licencia para venir á España á solicitar recompensa. tivo. D. Juan de Austria se interesó por él y le dió las Biblioteca Virtual de Castilla-La Mancha. Libros, 1895 - La Ilustración artística dedica este número al inmortal libro D. Quixote de[...] cu~ntos fueron los padecimientos que sufrió durante aquellos cinco años, y cuánta su alegría al divisar de nuevo las costas de la patria, alegría mezclada de , pesar á causa de la pobreza y desamparo en que ha- i lió á su famil ia. o teniendo otro camino que elegir, Cervantes al istóse en 1:llS tropas destinadas á la jornada de Portugal, y en unión de su hermano Rodrigo, alférez de infantería, tomó parte en esta empresa, así como en la jornada de las Terceras. Presúmese que militó en su antiguo tercio, compuesto casi todo de veteranos, y embarcado en el galeón San Mateo, contribuyó, como en Lepanto, á la victoria de la armada española. Regresó después á Lisboa, y de allí á .1ostagán y luego á Orán, donde se halló de guarnición , con su tercio (2). (2) j'tforme puesto al ffIcmonal de Miguel de Cervantes Saavedra, sobre que se le haga merced, atento á las causas que refiere, de fttlO de los oficios que Pide. - Navarrete: Vida de Cero vantes. 175 {' P¡"éllJ e ro]' r· ('U,V'l •~;l f' Jo f· B ct5oY))¡:lIe ((e· . o~ I I X o~ o 6 . x . . 'o. <. 1. u(:lo)l ' plu s pau\' r'p rC'lIlp l. (I~ n· f}l1t ' h.,I:,"l ('~ (l~ IIl' llHII t{' m.' II S . d" ('i H 1('1:- l\ I ._ . De-~ e{(/Ü[e . PélÜ5 ·.Al] vr l· • 0)0 05 x 0')01,5 ' . -1 () 02. 1 0 0.3 5 )l. o~ o,5' . €OlCION€S'fRANC€SAS. ~ EDICIONES ILUSTRADAS DEL «DON QUIJOTE DE LA MANCHA» IMPRESAS EN FRA NCÉS EN LOS AÑOS DE Biblioteca Virtual de Castilla-La Mancha. Libros, 1895 - La Ilustración artística dedica este número al inmortal libro D. Quixote de[...] 1695 Á 1802 N ÚMERO b 80 LA I LUSTRACI ÓN ART ÍS TICA «Tres campañas añadidas á las antiguas, dice uno d e sus biógrafos, y que nada sirvieron ni á su fama ni á su fortuna, acabaron de desengañarle de lo poco que podía aprove har por aquel camino. Veíase ya entrado en la edad madura, perdido' los años de su juventud, perd idas sus fatigas, perdido sus servicio, sin estado, sin nombre, y no quedándole por tantos sacrificios más que su espada y su pundonor. Empezaba ya tal vez á fermentar en su cabeza y le incitaba siete años de dad, de los que aproximadamente unos nueve, rest.:1.dos los cinco de cautiverio, sirvió en las fi las de la infantería. Y no es aventurado asegurar que la profe ión de las armas ejerció poderosísima influencia en su \"ida y en sus obra, puesto que como ha d icho con sumo acierto el ilustre Capmany al ocuparse de nuestro escritores soldado del iglo de oro, «en el teatro de la guerra debe el continuo esI pectáculo de objetos nuevos, raros, grandes)' terribles, 21 I I LAS ILGSTRACIO ES IJEL «QUIJ OT E» iempre, y mucho más en los tiempos actuales, en que todo va impulsado por la fuerza de un frío positivismo; cuando parece que es resultado de sagaz inteligencia no conceder valor ni apreciar lo hechos y las cosas má que por u lado utilitario y material; en una sociedad como la nuestra que vive recordando 115 oG·....Parj s 1---'- -4 '1 (5 ~ .t, • -pél rJ S' Delo9j' CbdlJJp-O~OXO)O(, EDICIONES ILUSTRADAS DEL «DON QUIJOTE DE LA MANCHA» IMPRESAS EN poderosamente á escri bir, aquel conjunto de sucesos extraordinarios, de caracteres y costumbres in teresantes y de cuadro' y pin turas, grande y apacible, que sus conti nuos viajes por tan di"ersos países habían acumulado en su fantasía. Quizás también la composición de la Galatea, en que por entonces se ocupaba, le manifestó la necesidad de abandonar el bullicio y agitació n de las armas si había de seguI r el instin to de su talento y cultivar sosegadamente las letras. De cualqtuer modo que esto fuese, él dejó de una fez la carrera mili ta r, y en 1584 publicó aquella novela pastoral, con la que se granjeó inmediatamente un nombre en el mundo literario ( J).» Cuando esto acaeció, Cervantes contaba treinta y (1) Quintana: Miguel de Cervantes. ~'RANCÉS EN LOS A5!OS DE 1806 Á 1832 comunicar viveza y grandiosidad á la expresión; la ideales que fueron, no supl idos por otros todavía y tolerancia de los trabajos y la fami liaridad en los pe- sólo por algunos vislumbrados los ven idero, importa ligros, valentía y solidez á los pensam ientos; y el co- mucho poner de relieve, ofrecer á la vista. de unos y nocimiento de los países y gente diver os, junto con de otros la. importancia qúe han revestido y revisten la experiencia y práctica de las pasiones y a tucias, las creaciones del genio, la labor intelectual, exentas verdad y profundidad á las sentencia.» Pero al y ajenas por completo á todo cAlculo mercan til y protrocar la espada por la pluma, tampoco olvidó Cer- pósitos industriales. vantes los méritos que enaltecen al soldado, y en la P or esto el presente m1mero de LA h USTRACIÓN más hermosa. de us obra, en el Don Quijote, ensal- ARTíSTICA, honrándose al renóir un tributo de admizó la Milicia sobre toda ponderación, calificándola ración y de respeto á Miguel de Cervantes, es, además como ejer icio slIperior á cuanto los hombres inventa- de una corona tejida por el entus iasmo y nueva aclarOl!, como escuela modelo de hidalguía y como cien- mación de su gloria imperecedera, testimonio vivo de cia la que todo lo abarca. El ramoso discurso de las cuánto vale y cuánto puede, de la importancia que Armas y la Letras no es otra cosa que una apología tiene en la sociedad el produ to de la inteligencia, de la profesión militar. au n tratándose de intereses puramente materiales. Véase si no el largo catálogo de las ediciones del FRANCISCO BARADO inmortal Q7fii ote, impreso en todos los idiomas, en Biblioteca Virtual de Castilla-La Mancha. Libros, 1895 - La Ilustración artística dedica este número al inmortal libro D. Quixote de[...] 22 todos los tamaños y condiciones desde que apareció la primera parte en 1605 ; enumérense los grabados que adornan muchas de ellas, desde el to ca abierto en madera hasta el delicado agua fuerte, desde las más perfectas obras en talla dulce hasta las cromolitografías más adocenadas y relucientes, y salta á la vista la trascendencia inmensa que ha tenido y que continuará á más y rnejor teniendo la creación de obra tan genial. Dejemos de lado el regocijo y placentero solaz que ha proporcionado á unos y asimismo el elevado deleite y purísimo goce á otros, la alteza de su concepto, su importancia social, y ciñéndonos concretamente á lo resultados materiales, deben asombrar al más escéptico é indiferente las consecuencias múltiples, infinitas, de un simple trabajo intelectual. Las aventuras de los dos héroes manchegos escritas por el . desdichado manco, que para sacarlas á luz neces itó escudarse en los blasones del duque de Béjar primero y be ar los pies del conde de Lemos en su segunda parte, han perpetuado hasta nosotros los nombres de estos personajes, y los egregios protectores reciben del infeliz artista una inmortalidad que no merecieran, y unas cuartillas manuscritas en mísero aposento mueven más tarde las prensas de todo el mundo, se reproducen y multiplican, tradúcense gráficamente por el grabado, inspiran á pintores y escultores, y los resultados materiales de una obra literaria son in calcu lables : una creación artística, un destello de un arte que ninguna industria necesita remueve más millones de ese oro en que sólo creen los hombres de nuestros días, que todas las empresas sugeridas por su codiciosa actividad. Estas consideraciones se ocurren al contemplar y al estudiar, como he debido hacerlo para la formación de este núm ero, la biblioteca cervantina que posee nuestro amigo el Sr. D. I sidro Bonsoms, en la que figuran puede decirse «todas» las ediciones del Q1tI~ jote. A su ilustración é inteligencia, que han cooperado en gran parte en nuestros trabajos; á su franca y c rdial hospitalidad, abriendo de par en par las puertas de su tesoro bibliográfico, que bien puede llamarse único, debemos la realiza ión de este homenaj e con que la ILUSTRACIÓN ARTiSTlCA trata de enaltecer una de las más puras y esplendentes glorias españolas. Publicóse la primera edición del Don Q1ti;'ote de la Mancha en el año 1605 por Juan de la Cuesta y á costa de Francisco de Robles; en época en que la imprenta declinaba ya por la pendiente en la que empieza hoy á detener e, perdido el caracter artístico de sus primeras manifestaciones, transformóse en producción industrial: á los primorosos trabajos de los miniaturistas y calígrafos que exornaran los primeros libros estampados, siguió la adocenada labor del obrero, escasa si no exenta de originalidad y más escasa tOdavía de elegancia y de buen gusto. Así en la portada del primer Qui;'ote, ornamentada con una viñeta no desprovista de buenas cualidades, pero infelizmente encuadrada con un filete, vemos el título del libro dando preeminencia al calificativo de I ngenioso y partiendo la palabra QUl~:r:ote para terminar en otra línea con la denominación de la Mancha en tipos inferiores al Hidalgo y á el I ngenioso: compuesto por Miguel de Cervantes aparece en cursiva humilde, como también de la misma cursiva y en línea aparte el segundo apellido Saavedra, mientras diriU'ido al duque de Bé;'ar se lee en versales, y llena tanto espacio la designación de los títulos y cualidades de este personaje como el título del libro. I}asta que aparece en 1620 y en Londres con la primera edición inglesa el primer grabado representé\ndo á D. Quijote y á ancho, salen á luz en distintos años repetidas impresiones del libro, cuyas portadas se exornan con signos ó marcas de los impresores, emblemas ó simplemente con viñetas toscas todas ellas y de época anterior, escogidas por representar mas ó menos aproximadamente á los héroes del libro; algunos de ellos grabados curiosos y característicos, como los de Valencia, Lisboa y Barcelona, reproducidos en estas páginas. El frontispicio de la primera edición inglesa impresa por Blounte, grabado en talla y vigorosamente dibujado, representa al insigne caballero y á su servidor montados en Rocinante y en e! rucio: á sus pies la fantasía decorativa del artista trazó una especie de pedestal, raro y extravagante, en que figura el título d el libro, ostentando el zócalo en un tarjetón el nombre del impresor. Aparte la relevante candidez del dibujo, en las cabalgaduras especialmente, dé bese notar en esa composición el carácter de los personajes, bien distintos por cierto del tipo que generalmente se ha asignado á cada uno de ellos. Es D. Quijote un caballero de testa nobl e é inteligente: Sancho no es el rústico gayán del vulgo; su mirada es fina y penetrante; la expresión revela una cierta ironía mali- LA ILUSTRACIÓN ARTÍSTI CA ciosa, y por su aspecto total, mejor que un criado servil é inconsciente parece el compañero de su señor. i no se achacara á resultados de una sugestión involuntaria ó á propó itos preconcebidos, afirmaría que la cabeza de D. Quijote me recuerda á Shakespeare, como en la de Sancho veo las facciones del J ohn Bull creado por el humorismo de los artistas ingleses. La primera edición ilustrada española vió la luz en Bruselas corriendo el año 1662, de la que reproducimos dos grabados: la aventura de Andresillo, que corresponde á la primera parte, y la portada de la segunda, de aspecto decorativo, en la que campea el generoso hidalgo, espada en mano y embrazando la rodela, con un león domeñado á sus pies en el centro de un zócalo en hemiciclo, sobre el cual descansan Dulcinea encantada y Sancho Panza gobernador, sosteniendo la efigie de Merlín. Son los personajes representados fl emáticos y reposados: caballero y servidor hermanos por los tipos, y es Dulcinea una matroná de un cuadro de Teniers. La disposición y concepto de esa portada, como la de la primera parte, sirvió de tipo y de norma para infinidad de ediciones sucesivas, de la que es una muestra la cabecera que adorna la publicada en Madrid por la viuda de Blay el año 1730. En ella cabalga D. Quijote, seguido de ancho abrazado al rucio, surgiendo de entre los dos un pede tal coronado por el busto de Dulcinea, flanqueando la composición las estatuas barroco-romanas de los caballeros andantes Amadís y Rolando. En los años 1674-1706 y I7I4 publícanse en Madrid ediciones ilustradas con pequeilos grabados en talla é intercalados en el texto, en los que, como no podía suceder otra cosa, traslucíase, au nque vagamente, el carácter del país en los tipos y en varios detalles, como también la impericia yesca o valer de los artistas que tales obras produjeron. Verdussen en Amberes y Bonnardel en León (Francia) estampan por los años 1719 Y 1736 ediciones ilu tradas con láminas sueltas, curiosas por la ingenuidad del dibujo y la sencillez gráfica con que tratan de represe ntar las más culminantes aventuras del generoso hidalgo, hasta que en 1744 aparece en El H aya una edición en cuatro tomos, adornada con habilísimos grabados segLín las composiciones de Coypel airosamente resueltas y no mal dibujadas, á la par que ricas en ese color y claro-obscuro propios de la escuela halan de a, que constituye una nota brillantísima en la iconografía del Quijote. Pocos años antes, en 1737, J. y R. Tonson habían impreso en Londres las dos partes del libro en cuatro tomos in folio, conteniendo sesenta y ocho grabados en cobre, de los que reproducimos dos; grabados correctamente abiertos, pero que no alcanzan ni con mucho á los magistrales cuadros de Coypel, curiosos, eso sí, por los tipos, especialmente los de! caballero y su servidor. En Madrid y en 1750 se estampa una edi ción exornada esta vez con grabados abiertos en madera, ejecutados torpemente, pero no privados los asuntos de cierta gallardía en el dibujo, intención y carácter en los tipos y de ingenio en la representación; y como es probable que la conveniencia de reducir los gastos en la impresión de nuevas ediciones para extender y facilitar su venta, hiciera adoptar el procedimiento de ilustrarlas con grabados en alto, sigue una serie de éstos, que demuestran, especialm ente la de Madrid en el año I7 5 1, la mayor grosería posible en el grabado y la carencia absoluta de las más rudimentarias cualidades en la composición y en el dibujo, sin que se eleven en mucho más las publicadas por Salís en Barcelona y Barber en Tarragona por los años 1755 Y 57 respectivamente, tras de las que aparece la edición de Martúl, de Madrid, en 1765, como L'íltima expresión negativa del arte, de buen gusto y hasta de sentido común. Felizmente pocos años después, en 177 1, publica Ibarra nuevamente el libro inmortal, enriquecido esta vez con hermosos grabados, de los que como muestra damos las portadas de la primera y segunda parte, donde en sendos medallon es están D. Quijote y Dulcinea, de cabeza varonil, noble é inteligente él, y mofletuda, vivaracha y risueña ella. La R eal Academia Española en 1780 publicó una edición monumental, cuatro tomos in fol io, conteniendo treinta y dos grabados de ejecución hábil y esmerada: dos muestras de ellos, la alarma nocturna en la Insula y el vencimiento de D. Quijote por el caballero de la media luna, figuran junto á los otros dos de la edición londin en e de Tonson. La desgraciada terminación del gobierno de Sancho constituye un cuadro interesante, por la agrupación, movimiento y expresión de las figuras y por el claro-obscuro á trechos firm e y vigoroso ó fino y deliCc'ldo, en conjunto felizmente resuelto. Por sus condiciones touas, poco se recomienda la derrota del desdichado hidalgo; sólo el grupo de éste y Rocinante revelan la mano de Biblioteca Virtual de Castilla-La Mancha. Libros, 1895 - La Ilustración artística dedica este número al inmortal libro D. Quixote de[...] Nú lERO 680 un artista: e! vencedor monta un mballo desastroso, y el resto de la lámina no lo es menos por su entonación y dibujo. El editor Sánchez en Madrid da á luz sucesivamente tres nuevas ediciones ilustradas, en 1777, 1797 Y en I798, merecedoras cada una de ellas de atención y de respeto por el artista: dividida en nueve tomos de pequeñas dimensiones la segunda, adórnanla precio as viñetas finamente abiertas en acero encabezando los capítulo' hermosean la tercera buenos grabados en láminas sueltas dibujadas con soltura y elegancia y de carácter contemporáneo, aunque nada español, mientras la segunda reviste por la ilustración importancia extraordinaria por el concepto y la traza en la composición, el color, la robustez y propiedad de los tipos en los más de los cuadros y por la finura é inteligencia del buril con que fueron interpretados. Antes de ésta, en 1787, dió á luz la R eal Academia Española una ed ición esmerada, enriquecida tam bién con numerosas láminas grabadas en metal por artistas españoles, pero de aspecto frío é in oloro, reproduciendo un dibujo sin vida ni movimi ntu, au nque de sabor genuinamente español en los tipos y detalles. Ya en este siglo, en 18°4, Vega da en Madrid una nueva edición de mediano tamaño, que contiene dos portadas alegóricas y buen número de laminitas con encuadrami entos y peanas en que campea la fi sonomía propia d 1 seudo-clasicismo propio ele la época, constituyendo una ilu tración bonita y elegante d 1 lil ro. En 1807 aparece en Leipzig Don Quijote impreso en castellano en vario' tomos de forma r d ucida y ado rnado con grabados de buena talla, de dibujo vigoroso y movido, y pocos aJlos después, en 18 14, Bossange y Masson estampan en París, y en castellano también, el D on Qui;'ote en seis pequeños tomos que adornan varios grabados de ejecución orrecta, pero de condiciones artísticas poco relevantes . La Real cademia Española en 1819 rinde nuevo homenaje á Cervantes con p ublicar otra edición embellecida con buenos dibujos de Rivelles, 'grabados por Euguidano y Blanco, que recuerdan á Goya algunos, como el que publiCc'lmos representando la vertiginosa molienda de puñetazos y mojicones entre Maritornes y su ompañeros en el aposento de D. Quijote, y de casta y sabor nacionales todo ellos. De la ed ición impresa en castellano en Boston por el año 1827 reproducim os una de las láminas sueltas, grabadas al contorno, que revelan en u autor un humorismo de buena ley con un dibujo fácil y correcto; y de la publicada el año anterior en Madrid por M. de Burgos dos, como ejemplos de esa nueva ilustración curiosa é interesante que revela al menos cono edor en los menores accesorios el gusto y las tendencias de la época. A expensas ele un conocido cervantista estampa J. Didot en París una edición microscópica en un tomo, reproducida pocos años después en dos, onteniendo pequeñas láminas de aspecto y cuali dades bien semejant s á las que fi guran en la publi ada por Bergnes en Barcelona el año 1832, grabadas en acero por Alabern, y antes, en 1829, aparece en Madrid en varios tomos y en forma tambié n reducida la edición d e los hijos de doña atalina Peñuc1a, que adornan curio ísimas portadas decorativas, con escenas alegóricas en ti erra firm e, mientras por lo aires revolotean geniecillos y campean sendos y garboso. ra 'gos de experto pendolista, todo bonito, un tanto sentimental y en perfecta co munidad con la estética del día. Algunos años más tarde Bergne, á quien tanto debe la imprenta catalana, su regenerador al finali zar el primer tercio de este siglo, imprim e nuevamente Don Qui;'ote en forma grande, interCc'llando en el texto los numerosos dibujos con que lo ilu strara Tony Lohannot, grabados en madera. Era entonces la obra de este artista tenida como el SZt1ll1JIttJll, algo como no ha mu hos años se consideraba la de G. Doré: el éxito alcanzado por e a ilustración del Don Qui;'ote fué grande, y como siempre, sus composiciones fáciles y sueltas y su manera fueron reproducidas é imitadas hasta el infinito. De algunos de sus dibujos son reminiscencias, si no opias, algunas láminas litografiadas en una curiosí ima edición impre a en México el año 1842, que contrastan notablemente con otras más originale ejecutadas con una inocencia fenomenal, como por ejemplo la llegada á Barcelona que reproducimos en la última pagina de las edicio nes en español, ilustradas, en que figuran muestras de la edición de R epullés (Madrid, 1853), adornada con hermosas láminas dibujadas por P. C. Camarón y grabadas por F. Duflos, y la publiCc'lda en Sevilla en 1854, encabezada con el héroe, grabado en madera por Benedicto. Ya las ed iciones posteriores son de todos conocidas, por lo que y por no dar una extensión más que extraordinaria á este número, no las consignamos grá- DON Q\TIXOTE "00 ~u~ñdtr :MA NCHA, ~arntf~ aufi <glt:l clmf !lbl ~é"t~cuthIDé ~cr(~i(~tt. D u o ¡U,ho" Jé lo Man,l<hJ. Don ~h.hctc de 1.1 t:tl\~ h.l ~II; J)irvanlfcttr 6praa" ~od¡{·lItfdln6n~(~t. !l),l~lft; ~uu(fer . ~aruifc~ au~ ~re~ ct~u(~l1bl m ~UI3 J)jfpatlir~cr 6praíQ in ºodi~ (ucfct¡ttí6/rf,ijt. /11'' . eso f,,~ IIlI4 :t\4I1fful'~: 'D11 üft Stnuff mict>; Unb hF miel>. O~r I~ mr ictt "'",te DI~: ¡¡¡tUt~ bl~: ~¡~lilIct. C!SO trIS nuc!}, !¿lr~4~1 bic!}. Sr;luctful'tl :311 <.l3lrlca~1l9 Thoma: ~¡mj¡¡~ ~Íl~tn. 16t>~. ~afd utlb i~ra"ctfurtl qmlt~ Won ')ol),,"n Cab\\'fg ~ Four;. . "on tiCfJjf. -, ~6 83 •O ") 15 x o ) ex"" OU' SDf6 6ctú~mh~n mitre 6; ~Ctt~~ctt non IDtand)a, 2u~ige unb ftnnteid)e @)ef~tcttt, ,,~efQtfet \)0" MIGVEL CERVANTES SAAVEDRA run brer ~~eíf. ~í' ~ol\ljl. 9)o~ln. unb (E~utfur~l. Sid,f· (1Ufr9na~!s~trt l' RIVILE GIO. '1 G4~' F{dl)<k Fart· ·TorlJo 1 $. ¿ .. !1m tl nu \ h1lll"l ~fbclI Ull e lu ircn b,' tbatrn ~lIntrrd IDOllnuil'otr \','11 la '!m\\!HI)Il. 'tI " ~\)Oll ~,lIirul l' "D" mllllrlll 1\11'1 11' 11 \lt ll t n'; eH Ur:~~fc bd ;(,rt'"l":U . ::t1 t'c; i1 ~ r:rf- ' ~ ¡. td :'t\' {U'¡.~• :J. .;)- ... $tr ' U~. -€; ~tr ~~fiL-- 11 11 11 3""\ Hil r ...'uli ¡l it -:') (11\111, ,,- IIr! :F'l"iI-::;-lIt ':' t 111 ~' 1 .. I "'." i e í f>)lfl, 'fft ~ (Arpa arh f~~ J <:1(0 .. EDICIONES ILUSTRADAS DEL « DON QUIJOTE DE LA MANCHA» IMPRESAS EN ALEMÁN EN LOS AÑOS DE 1648 Á 1800 Biblioteca Virtual de Castilla-La Mancha. Libros, 1895 - La Ilustración artística dedica este número al inmortal libro D. Quixote de[...] LA I LUSTRACI ÓN ARTISTICA ficamente muchas de ellas: deben rnencionarse, sin embargo, algunas por su importancia y signi fi caci6n, como la de Gorchs (Barcelona, 1859), dedicada á la memoria de Cervantes; dos tomos in foli o, enriquecidos eon [ 2 grabados abiertos en acero, por Hortigosa, Estevanill o, Martínez Roca y Fatj6, segLÍn los dibujos de Espalter, L. F erran t, Montañés, L. de Madraza, C. Lorenzale, C. L. Ribera, Fluixench, R. Martí y Alsina y E. Planas, con profusi6n de iniciales dibu- D NÚMERO 680 I hubo ni hay casa editorial importante que no haya de Cervantes, repetido parcialmente en Copenhague contribuído con alguna edici6n a enaltecer el mejor (17 76), como tampoco el de Leipzig (1 780), que figulibro de la literatura castellana, como pocos so n los ra en una elegante portada gallardamente compuesarti stas que no le haya n rendi do hom enaj e inspirán- tao Es el de París ( t 835) obra de Deveria, el pintor dose en sus paginas. fran cés; y se recomiendan por el caracter de los ;'asDe uno de ellos, Jiménez Aranda, se reproducen gas con que la tradici6n personifi a á Cervantes el en este nLÍmero cuatro dibujos inéditos que gustoso de Pforzheim y especialmente el de SeYilla 08 54). ha facilitado para contribuir con sus firm es cual ida- En otra página publicamos el que figura en la verde de dibujante a avalorar la presente pu blicaci6n. si6n CAo'l talana, impre a en esta capital en 189 I,:y Rue : ·T E -D · E 'O E E L ' W' . E .. " E N y Verftillldigm Vroomen Ridder , lI I i DEL ¡\. Q.UrC R 'O T ·D O.N MANCHA. M A N' DEL A I ! I N fIl m rmmn Verft.andigcn Rlddcr ¡DON ~ICf-IOT I . I vi e H A. 73rfchrcvm dg&r MIGUEL DE CERVANTE~ ' S AA VEO-RA. ·· MIGU $ L D E C ER.VANTE S S .A , A V E D R. A; En nu uyt dc Spa("nfc~eín onCe Nedcrlantrche tale ovcrgefcc , ~n IIj t de Spaenfohe in Door L. V. E. p (:, o . . Voor I~cohfll -Sá1JTy. woonende in 'c Kafteel vlnGent, ANNO 1' 61'7, enJe IVeder/,,;,t- fché taJe O'rlerglfl'f . '. '. . t . V.. R . B• . . .' t~ A, M S·.T E R D A M, , :,:' By 1j;" CI B~e~k..hel; ,Boeckverkoqper in', mid.· ." . . aenvandcNiefcl. AN N O 1470 • . >>> ~. :, .. I " ,;' .' . 1696 ·1\r»ste rd..élJ1)· W · VOO) .Ii Cl lJ5veloL . d1L¡ XO)o8' • . E oflel 09e-S' : ·nÓlil\l\rDESA~ Ediciones ilustradas impresas en los años de 1657 á 1877 -1 6.9 6" ..1\ PJ .5 t e . :( d CU'» W ·V éH) .lialJsve lel · jadas por J. Moragas, Giron el1a, Martinez y Estevanillo, relevadas en madera por todos los grabadores que constituían la escuela catalana en aquella época: Lecbard, Branguli, Surroca, Abadal, T orner, Mullor y Llopis; la de Dorregaray, (Madrid, 1362-63), ilustrada con cumenta y tres grabados en cobre, obras de di stinguidos artistas, y la de Aleu y Fugarull (Barcelona, 1879) con cromolitografías reproduciendo composicion es de Apeles Mestres; la de Pablo Riera, ilustrada por G. D oré, de la que damos una composici6n, y la publi cada por esta casa en 188 r, con láminas en litografía y grabados al boj, reproducidos dos y dos respectivamente en estas páginas. Bien puede decirse que de nuestros tiempos no La justa notoriedad de su autor, su reco nocido talento, me eximen de apreciar en lo que valen esas mu estras de su valer. H ace ya años que nuestro querido amigo y antiguo compañero se ocupa en la labor, para él pred ilecta, de representar gráficamente el poema d e Cervantes, no en el sentido de ilu strarlo, como vul garm ente se dice, no tratando de decorar un libro, sino con el prop6sito de expli carlo á su man era y realizar por el dibujo, con enlace natural, una síntesis clara y razonada de la obra. A este fin dedica las horas, los mom entos de placida tran quilidad que para otros temperam entos serían ele ocio 6 el e bulli ciosa expansi6n: es para él este trabajo intimo goce y continuado motivo para manifestar sus cualidades s61idas de arti sta seri o, hábil y laborioso. Otro dibujo in édito, debido á la fantasía y claro talento del insigne Urrabieta Vi erge, por causas imprevistas no figura en estas p<iginas, con verdadero sentimiento por nuestra parte; pero si en este homena je á Cervantes falta su concurso, pronto pagará el tributo á su gloriosa memoria con una magistral ilustraci6n del Quijote. I ntercalada entre las páginas que reproducen muestras de las principales, más típicas é importantes ediciones impresas en castellano del Quijote, se halla una selecci6n de retratos de su autor, publicados, menos uno, en versiones del libro a idiomas extranjeros. Algunos, como los estampados en Londres en 1794 y 1818, son curiosísimos, ya que no se recomiendan por su mérito artístico ; no carece de interés por la expresión y cierto carácter el de Amsterdam (1768), que pone de manifiesto el honroso brazo izquierdo Biblioteca Virtual de Castilla-La Mancha. Libros, 1895 - La Ilustración artística dedica este número al inmortal libro D. Quixote de[...] segtln testimoni os es verídico y auténtico; retrato cuyos rasgos más salientes concuerda~1 con los de un caballéro que representa la Ju stICIa, grabado por Jáuregui, en unas ilustraciones del Apocalipsis, .y para cuya figura sup6nese que le sirvi6 de modelo su íntimo amigo el autor del Quijote. D e las edicion es impresas en inglés, como muestras tipográficas, interesantes por su ~spec to, exornac~6n y sello especial, se han reprodUCido la portada de la 's'egunda parte (Londres, 1620), la de otra edición hecha en esta ciudad en 1652, elegantes y claras con artísticas viñetas, y otra londinense también, que por la traza de su disposici6n confirma el ai"ío de 1711 en que fué impresa. N ÚME RO LA 680 ILUSTRACIÓN A RT ÍSTICA Dcn Tappr. 'o eh Snillri kc R' id d arcll DW SlNDR1GE HERRE~lA,"o.; DON QUIXOT~ AF MANCHA LEV1\TET OG DO N Q U I XO T E S MANC H A , AY Lefvcrnc och BcdriCtcr; BEDRlFTER. .r rORFATTET MIGL'EL Dr. CERVANTES SAAlll-:DRA , MIGUEL d. CERVA¡'I1TES Üh·~·u ;¡ ttninc i (,an Spansk"ol ÓdS,llalet SMv-EDRA. "r e-e====* J • ./tI. STJ ER N SrOLPE. o~r. Jrcr dct i Amllcrclím og Lti[llig 1755' ua~ gim: Sp~r.tkc Opl:g. CHAlIL07T4 lJOROTHEA SIEHZ. F6RSTE TO~IE. ~--_. ~ - s 'r ocKHOJ.l\f. lR,~. Tr )'C'¡':;! lws Dirdl, H enri· 1: A . No r dsU ihll. . N (lid f Ufa;. ~ ======~=======4~ 'De n Tapprt Qch 'S nil ll'ike ,1 R id darcJ1 De Londres son la mayor parte de las edi iones escogidas para dar una idea de la ilustración del QuiJote en las versiones inglesas. La portada de la primera, con la salida de D. Quijote seguido de Sancho lle"ando del ramal al ru cio, con la aldea que abandonan, viva representación de la paz y tranquilidad de los campos, por lanzar e á 10 aza,res de las aventuras, es una composición fel izmente conceb ida y resuelta. R e. ignado Rocinante y reflexivo el rucio parece como que atienden al oloquio de caballero y escudero, en el que éste, de expresión jovial y maliciosa, co n un cierto atavío que le asemeja en algo á un bufó n, expo ne sus dudas y recelos sobre los beneficios de la vida que van á emprender. Es una co mposición feliz, finamente grabada, 10 I ropio que otra página de la mi sma edición con as untos parecidos y que recuerdan la buena escuela flam enca, súperiores en mucho á la lámina reprodu ida de 17 06 (Londre ) en dibujo y en grabado. Mu cho difiere de esas muestras el grabado de Dublin (1747), de carácter genuinamente inglés, y el de Glasgow (177 r), rem in iscencia Ó imitació n de Coypel. Tres ediciones sucesivas impresas en Londres nos han propo rcio nado otras l:c1.ntas reproducciones interesantes: la primera (1774) es de un grabado que ostenl:c1. una orla inocente y de dichada, cerrando una composición igual; corresponde la segunda á 1794, Y es una alegoría hi storiada que en algo refleja el estado de ánimo de aquellos tiempos azarosos, pobremente dibujada y reproducida; la tercera (1810) es una escena bien movida, con dibujo enérgico y de robusta entonación. ueva York nos ofrece en 181 5 prueba de una ilustración, insignificante puede llamarse; y á esta edición siguen impresas en Londres otras dos en los años 1818 y 182 1, no muy significadas tampoco, pero agradables y correctas en el grabado las ilu straciones que conti enen. De Edimburgo (1892) es una curiosísi ma edición con láminas cromo-grabadas, intachables co mo procedimiento, pero raras ha ta la extravagancia algunas por el d ibujoj y llegamo. á nuestros día con reproducir dos hermosos aguas fuertes, de la edición de Edimburgo (r879) uno y de Londres (1881) otro, con cierto aspecto característi co en determinados detalles que revelan estudios hechos ex profeso sobre el terreno y qt e por su conjunto y ejecución satisfacen al más exigente. . . E diciouesfrancesas. - La pnmera traducclón al francés de nuestro libro, impresa en París por J uan FC?i.iet en 1614, contiene en su portada, no mal compuesta, una bellísima viñeta; portada que con las dos de Amsterdam y la de R ouen constituyen curiosos ejemplares tipográficos de las primeras ed iciones del Don Quijote. Comienza la serie de ilustraciones con la portada de la edición que en Amsterdam (1695) publicó P . Mortier cuyo carácter revela el país donde se publicara. Montados los dos protagonistas, D. Quijote parece no atender á alguna observación de ancho, fija su ate nción en algo que le hace entrever una próxima aventura, predominando en ese grabado el título en una cinta volandera que lo corona y las DO QU IX O TE S .. MANCHA tefve rn c. 'och 'Bed r i fter¡ ,. ., J. JtC. SrJ l:~"GTOJ.PE Fj "J, D. /ln. - ~. --STQCK IIOLM . ·.'t "":'.1t '"", .D,~. """ , ,..,..l... t4; . " .. I ' A. "" u~Ir"''''' [Ediciones dinamarque as y 'llecas ilustradas impresas en los años de 1776 á 1865 descomunales proporciones de la bacía co n que defi ende su cabeza el valeroso manchego. Interesan te es también la portada de la edición de Bruse las (r¡06) con D. Quijote armado de punta en blanco pasando por una especie de arco de triunfo, pero bien diferente [Jor sus cualidades todas á la lámina q ue la acompaña, suelta y hábil de dibujo. La ilustración hecha por la Compañía de 10 libre- o ros (París, 1713), no es muy recomendable por sus condiciones artísticas, pero es en cambio por los trajes y tipos fidelísima representació n del carácter francés de la época. En 17 1 7 aparece en Amsterdam otra edición, cuya portada, de grabado suelto y limpio, indica perfectamente la escuela, si no la indicara ya el dibujo redondeado y claro de los fl emáticos personajes en él representados . Esta vez el ingenio del artista colocó el título del libro en una de las caídas de los manteles que cubren la mesa á que D. Quijote está sentado. Con la edició n de Clou ier, de París (1741), aparece un remedo de las composiciones de Coypelj la de Bassompierre, de Francfort (175 7), nos presenta una extravagante portada, que con la de Barrois (París 17 77), ,aunque ma sensata, son pruebas fehacientes de la decadencia artística á que descendió por entonces el arte, A la terminación del período revolucionario, el primogénito de los Didot (1799 ) imprime el D ott QuiJote, acompañándolo de láminas muy interesantes, unas pintorescas y coloridas, en que campea una fogosa fanta ía, y otras frías y clásicas, emblemas de la evolución realizada en aquel período atormentado y fecundo en todo, con los que se nos aparece D. Quijote I con las apariencias por mitad de un seudo-romano y de un patri ota militante. D eterville en París, y en HISTORIA, ENGENHOS.O F 1 O ALGO .' .DI OhlXOrfE DE 'LA DOM Q.UIXOTE \IA~CHA PO> D EL .A " M AN e HA -, MIG[E~ CER\'A~lES DE SlYEDRt TllADUUDO BJIf ' YIILG..4~. T ·ÜM '.O IV. L,I NA ~ BOA, _1 ,. C.JII 1;',.(. l. 1tt.1 , " TY~OGRAFJA' ROU:ANI>I;'N~: '~"":' . /lI,.. 9 , 4~ , 1;' c_iffo' G~I.¡'" :.c••¡ ...., """.Lo_; , . Ediciones portuguesas impresas en los años 1794 y 1853 Biblioteca Virtual de Castilla-La Mancha. Libros, 1895 - La Ilustración artística dedica este número al inmortal libro D. Quixote de[...] . a.BIl').l- n roclllPAI, ..-.aTIRSAL. _ JIN. LA 1802, publica una edición de forma reducida é ilustrada con grabados, felicísimos los más por lo acert o e 10s tipos y la soltura en el dibujo. I Corresponden, puede decirse, á la época del prinJer mperio las ed iciones de París (J806) y la de LeipZl.g (I8ro), con viñetas colocadas por dobles parejas ~ cada lámina é inscrita en óvalos á guisa de can:¡ateos en aquélla y con composiciones en las que se rhan~fiesta ya la manera y artificio que pone en evidencia la muestra de los grabados de la edición que eh Ifarís estampó Delongchamps (11$24). De ottas des ediciones, parisienses toda., dadas á luz á la teriimlción del primer tercio del siglo, se reproducen una precio a viñeta representando la aventura del y 1010 de Mambrino, la visión en la cueva de Mont~sinos, fina y correctamente grabada en acero, y el hallazgo del rucio por an ho, 4ue tiene toda las trazas d un bandido calabrés, lámina dibujada por H:oracio Vernet, probablemente a l comienzo de su 4trrG! ra artística. ¡ Las edicion es posteriores popularizan más el..Do1t , /tÍjote con la adopción del grabado en madera, que ' nermite una impresión más expeditiva y numerosa y su reprod ucción en reimpresiones sucesivas. Topy , J'ohannot, Bertail, etc., y últimamente Gustavo Úoré, ~ocian su renombre á la fama universal de Cervantes, 'y las ilustraciones creadas por esto' artistas' embell<fcen nuevas y nuevas ediciones, así en Francia <flTl,O en el extranjero. Cabe aquí mentar una de las composiciones de . oypel, rep roducida para consignar la obra de artista t n distinguido, que sirvió en el llltimo siglo de ti,Po ejemplo á la ilustración de ediciones, ya.francesas ó de otros países. ingLÍn elogio necesita: por ella sola comprenderá cualquiera la importancia de la colección á que pertenece. Ediciones alemanas. - R ara, rarísima es de seguro la primera edición impre a en alemán; no la posee la biblioteca del Museo Británico, ni figura tampoco en la del Sr. Bonsoms. Corresponde la p rioridad, cronológicamente, á la estampada en Francfort el año 1648, que figura en la página de las Ediciones Alemanas, junto á la de 1669 , á cuya portada acompaña un fron tispicio con la representación d e D. Qu ij ote cabalgando un Rocinante en exceso derrengado; la equivocación de Maritornes en la venta corresponde á una de las láminas contenidas en la edición de Francfort (1648), composición sistemáticamente resuelta para /que en todos los planos de la escena pueda el espectador ap reciar sus pormenores y detalles. Como ejemplares interesantes en la tipograf[a decorativa figuran en la página las portadas correspondien tes á . las ediciones de Basilea, Francfort (1683) y Leipzig (17 34), exornadas con sendas viñetas, y, caso curi oso, de estructura un tanto barroca la primera y de sabor clásico la segunda. L eipzig en 1780 nos ofrece una edición deliciosamente ilustrada, como lo demuestra la entrada en Barcelona, de dibujo habilísimo, correcto y fi rme, interpretado por un buril inteligente y delicado. No es menos agradable la lám ina que corresponde á la edición de Viena y Praga (1 79l:S), de coloración y claroobscuro co n todo acierto resueltos, como también las dos portadas que pertenecen relativamente á la de Leipzig (1780) una y á la de Viena y Praga (1791) la otra, por las viñetas que las decoran. Junto á estos ejemplare', que son verdaderos dechados de perfección en talla, contrasta de manera visible una muestra de grabado en madera, perteneciente á la edición de Koen is berg (1800), hecho por mano poco hábil. De Schrodter, un artista alemán, es el bellísimo agua fuerte que de la serie publicada en Altona (1863) se ha reproducido. Aparte de las só lidas condiciones de dibujo que tiene la figura, hundida en el vetusto y desvencijado si llón, del feliz desorden en los accesorios y dd valor sugestivo de cada uno de ellos, de su apropiado carácter y del re ogimiento y concentraciÓn que en el conjunto resu lta tan en armonía con la expresión y naturaleza del personaje, es sorprend ente, no ya su postura, que no se concibe el verla de otra manera, sino la potente fuerza, la vida de toda ella, de de el conjunto hasta los más infimos detalles; el destell o magnético que de los ojos se dirige á la's páginas del libro; la obsesión del desgraciado mancheg,o, acusada desde la faz alterada por la emoción á la caperuza que se resbala por el cráneo, desde la crispada mano á la mal calzada zapatilla. Sin peligro de errar puede afirmarse que es la mejor, la más noble y levant<ida concepción que lápiz alguno haya trazado - .al persOllificar á D. Quijote. Ediciones italianas. - E scasa importancia, desde el punflt'o de vista de la ilustración, tienen las ediciones en i iano impresas, y de las que se reproducen dos ven ianas y una romana del siglo XVII y otra veneciana también publicada á comienzos del XV III. Es la de R oma ilustrada, pero no con grabados ,originales, y ILUSTRACI ÓN ARTÍ STI A la portada de un gusto bien inferior á las tres de Venecia, con todo y ser malas, á excepción de las viñetas. En nuestro siglo (1819) Novelli grabó en Venecia una colección de grabados en que se de criben gráficam ente las escenas más sali entes del li bro, con trazo fino y agradable, de un dibujo expresivo. Pinelli, el fecundo y enérgico artista romano, algunos años más tarde tradujo con su firme dibujo y manera clásico· realista las aventuras de nuestro héroe, en un á lbum de cuyo con tenido publicamos las láminas primera y última. Ediciones llOlandesas. - De las publicadas en D ordrecht y Amsterdam en 1657 yen 1670 son las dos elegantes portadas sobriamen te adornadas con sencillas viñetas ornamentales, ejemplares de buen gusto tipográ fico. En msterdam en 1696 imprime una nueva edición W. van Lansveld, á la que pertenecen la portada y la lámina que representa la consabida escena· del arriero, Maritornes, etc .: es ésta de ejecución desmañada y torpe, aunque presentando bien resuelta la figura de la fregona y feliz la expresión de Sancho entregado á beatífico sueño. A artista más hábil se debió la característica composición que sirve de portada, agradable é interesante por su concepto, por la expresiva intención de los tipos y la soltura del dibujo, interpretado con sencillez y habilidad por el buril del grabador. A una edición moderna corresponde otra lámi na reproducida, copia litográfica del Don Quijote de G. 'Doré. Ediciones portuguesas. - R educida en nLÍmero, sólo se reproducen la portada de la publicada en 1794, que ninguna particularidad ofrece, pero de aspecto claro y agradable, y la de 1853, poco feliz como composición tipográfica, y ostentando, mal aplicada por cierto, una de l as viñetas intercaladas en el texto, ilustración cuyo 'original corresponde á una edición francesa. 1Jdiciones dinamarquesas y suecas. - Dos estampadas en Copenhague y dos en Stokolmo van representadas en este nLÍmero: de las primeras, una bonita portada de fines del siglo anterior, y una lámina litografiada, de fácil y suelto dibujo, correspondiente á edicióh moderna; de las segundas, las portadas acopladas con dimi nutas viñetas, firmemente dibujada una y grabadas las dos con finísima perfección. 4diciones rusas y griegas. - De la publicada en Moscou en 1815 pueden verse dos portadas, una de tipografía, otra en que fi guran en sendos óvalos los retratos de Cervantes y el tradu ctor suyo, grabada en metal, y una de las láminas que adornan los tomos, de escaso valor a rtístico. Son de ediciones impresas en griego los tres grabados restantes que pertenecen á este grupo, dos correspondientes á la de Atenas (1860), ilustrada con grabados al boj, no originales, y la de Odessa (1882), que tiene una portada cromolitográfica, extremadamente cómica la composición Y. de coloración chillona y ordinaria. Las demás ediciones consignadas en este número por medio del grabado , impresas en hlíngaro, en finl andés, en polaco, en bohemio y en croata, casi todas ilustradas, ningLÍn interés ofrecen en e te concepto, por serlo con clisés de grabados franceses, á excepción de una portada decorativa, correspondiente á una publicada en Praga. Con la ilustración del Quijote sucedió y sucede todavía lo que con todas las cosas; los primeros que á su modo exornaron las ediciones con portadas Ó con láminas, traduciendo gráfi camente los tipos y escenas del libro, fueron copiados é imitados considerable núm ero de veces: en la imposibilidad en tonces de reproducir los grabados como actualmente lo facilitan los procedimientos modernos, procedía cada impresor á hacer grabar de nuevo las viñetas ó láminas ya publicadas, alterándolas en más Ó en menos, según las cualidades del artista; por lo cual elnLÍmero de reproducciones en esta publicación contenidas corresponde como tipos originales á uno mucho mayor de ediciones estampadas. Las primeras ~a beceras alegó ricas con D. Quijote en compañía de Amadís y Rolando, con Sancho, Dulcinea y 1erlín, sirven de norma á muchísi mas composiciones parecidas; las viñetas abiertas en cobre de las primeras ediciones madrileñas, se copian por diversos grabad ores en impresiones sucesivas, y no hay que decir que igual hecho se produjo con las ilustraciones extranjeras, particularmente con la obra del pintor Coypel después de aparecer fi el y hábilmente abierta en cobre. El mismo hecho se ha producido en el , presente siglo; y si el derecho de propiedad ha co ibido en parte esas fáciles reminiscencias é imitacior¡es, ,si no calco materiales de lo producido por el ingenio de algunos, la industria moderna favorece al infimto su multiplicación hasta la vulgaridad. Así hemos visto repetirse .varias veces, aquí y en el extranjero, los Biblioteca Virtual de Castilla-La Mancha. Libros, 1895 - La Ilustración artística dedica este número al inmortal libro D. Quixote de[...] N ÚMERO 680 dibujos de Tony J ohannot, por ejemplo; los de Doré, los de Bertail, G ilbert, etc. En una 'palabra, este caso concreto comprueba que la ley de ' la inercia rige en las manifestacione de la inteligencia como en las demás; que la originalidad escasea hasta llegar á ser rara. Obsérvase en la representación gráfica de los tipos, que en las primeras ten tativas proceden los artistas con inocente sinceridad, y así los vemos sin particularidad ninguna que los ponga de relieve; si en alguno se acentLÍa es con la personificación de Sancho, por la fácil obtención de la vulgaridad corriente y prosaica; en cambio la fi sonomía de D. Quijote es la le tantos caball eros que difícilmente podrían lanzarse en el mundo de las aventuras por el sentimiento generoso del amor á la ju ticia; la transcripción gráfi ca de una expresión que d emuestra el culto noble y desin te resado á un ideal, no existe. En las primeras ed icio nes represén tanse las escenas más ugestivas y salientes de la historia en su aspecto pu ramente materiales; nada de apreciaciones finas ni sentim ientos hondos, nada de expresión psíquica, como diría alguno; y con la marcha del tiempo, si bien se e;..'trema la reproducción fidedigna de la característica en tipos, indumentaria y demás accesorios gráfi cos, al intentar con el lápiz la expresión de los rasgos determinantes en lo' héroes, desciende el concepto que de ellos se forman los artistas á lo cómico, haciendo de lo humorístico una burda caricatura . La primeras ilustraciones del ,Q"ijote son meros adornos del texto, como las orlas é iniciales de los libros anteriores á la invención de la imprenta (sin tener su valor artístico ni su importancia decorativa); son descansos indicados en la le tura, nu evo atractivo para abrir el libro, imple y puro deleite para los ojos; en nada se compenetran con el conce'pto del autor, ora sean ejecutados por torpe ma no, producto de un temperamento ordinario, como por la peri ia há bil y consumada de un a rtista fin o y delicado. La historia de la ilustra ión del Quij'ote bien puede decirse que es la del grabado, como concepto y como procedimien to, desde el primer tercio del siglo XVII hasta nuestros d ías: todas sus evoluciones están representadas en el número extraordinario de ediciones publicadas, como represe ntada se halla en éstas la influencia del medio en que se produjeran. Basta una ligera ojeada para ver en nuestras ed iciones el carácter de los ti pos y el sello especial de los accesorios todos, variando según las ép? as hasta las edicio nes que podemos llamar contemporáneas; al igual de las extranjeras, cuyas expresiones gráficas corresponden perfectamente á cada país; y así vemos á D. Quijote en las ediciones españolas y aun en algunas francesas, inglesas y alemanas, fi el representación de u n guerrero del siglo xv, como .rec;:ue.rdo tradi cional y legendario de los caballero de otro ti empos, para transformarse . paulati namente en un capitán inglés ó en un soldado alemán, soldado unas' veces de mosqueteros, de personajes que parecen salidos de un cuadro de "Vatteau, que recuerdan vagamente á Call ot Ó por ciertos detalles al azaroso período de la R evolución francesa y también á modas y co nvenciones que caracterizan el gusto y sello artístico de un período determinado. Prolija sería la enumeración de las obras que el libro q ue nos ocupa ha inspirado ó motivado en las artes del dibujo y de la pintura, en estampas obtenidas por todos los procedimientos imaginables . Las artes gráficas han con tribuído á extender y populari zar la inmortal creación de Cervantes por doquier, completando la acción de la im pren ta , siquiera sea superfi cialmente; porque por talento genial que tenga y haya tenido el artisto'l que ha glosado on el lápiz las aventuras del inmortal manch ego, ¿quién ha podido fijar gráficamente su fi sonomía y determinarla? ingun o. U n concepto artístico creado y realizado por un procedimiento, difícil es de traducirse por otro; máxime cuando éste es la palabra escrita, elemento fino, inmaterial puede decirse, )' hay que reproduci rle 'tO Il los trazos concretos y fij os de Ull dibujo. ¿Quién es capaz de representar la expresió n de Edipo ó de Ulises gráficamente? Podrá la genial po tencia de un artista convencer con los celos de Otelo, pero su fuerza será insuficiente para dibujar las torturas y angustias de H ámlet. De la propia manera, dibujando á D. Quijote se hará una: obra de arte digna de aplauso, pero no es posible que se personifique al noble y generoso caballero, como no es posible que se tracen con líneas y contornos precisos los rasgos de un ideal; quédese eso para la fi sonomía en todo caso comprensible y conocida de todos, de ancho, el hombre vulgar, de buen sentido práctico y positi','o, cuya sola y única aspi ración es el gobierno de la 1nsula Barataria. Nú 680 1E RO LA ILV T RAerÓN ARTÍSTICA P or esto es general el decir que ninguno acierta en suponemos serán leídos con gusto por nuestros susla representación de D. Qu ijote: fórmase cada cual JUICIO E MITIDOS SOBRE E L «QUIJOTE» criptores: con la lectura del libro una idea del protagonista, POR ALGU NOS LITERATOS NACIONALES Y E XT RANJ E ROS «Abandonó Cervantes el teatro al mismo tiempo según su manera de ser, é inútil es que trate nadie Para que resulte completo el homenaj e que con el que se entronizaba en él Lope de Vega, y hasta que de da rle forma corpórea á satisfacción de todos, porque si decía Gerard de Nerval, al verter al fra ncés las presente nú mero rend imos á la memoria de Cervan- no se dió á luz la primera parte del Quijote, no pupoesías de R eine, que las traducciones eran du clair tes y á su libro inmortal, hemos creído necesario p u- blicó ni nguna obra de importa ncia. La necesidad de de tune empaitlé, ¿qué no ha de ser la traducción de bli car alguno juicios emitidos por eminencias litera- ganarse la vida le ponía, probableme nte, en el caso un concepto literario, de un tipo ideal creado por el rias de E spaíla y del extranjero acerca del Quijote, de no poder cultivar las Musas. Errante y vagab undo genio, hec ha por los trazos y tonos de un dibujante? por los cuales nuestros lectores podrán formarse idea por varias partes de España, buscaba, sin encontrarEsto, segl1n el infortunado cuanto festivo egarra Bal- del altísimo co ncepto que en todas partes yen todos la, una colocación á la cual le daban derecho su tamaseda, es tan imposible como poner en música «los tiempo ha merecido el monumento más precioso de lentos, sus virtudes y los servicios por él prestados á nuestra literatura. su patria. Su fatalidad lo arrastraba de Mad rid á edesmo ntes del R etiro. » E l primero que á con tinuación publicamos, aun que villa, de evilla á la Mancha, y para poner el sell o á o ha de suponer esto, sin embargo, ni la más leve I AOHb HHlIIOTb .~ A c o ~ H HE H 1 E nEPEBEAEIlO • C'h oI>.II01'IAH\!UA D. .~~Z\.5 . e; J\r A HXCKIM. ji( Y ~ CE l' D AH T A. oI>PA IlL\Y~C~A ro TO .\n, CepBaInrra CO'! I"fHt"Hl .:'1'''''''':-.e''''~'''I''''''~'''''io/.~..c:,,,".7k.J<&'''' el¿ .}fey ;(~tJc/Ll(. ü/;~. ',~ 11 M '1>. \ ' ..c::>- CO a. .1'l°5 .o).11xo)o~. o J..P 11 o :tt. H 3 A ~ 11 i e .J.ff ...'W.ff.FTXCIiipi . ~~E<9A5 I¡'EPEIlOAA oBe~ AORIl Kl!JillOTL B m o p o e. '. M O e K. B' ~., Blo rHIlB~cllmemcKoií TllllorpaepilJ• • 1 8 1 5. . ~rOCXB.A~ .... 611 J'AU<ó"7C('"uo1'1c!A'l<''C'<''Ü //l~Ul~~;¿. Ul1S . '11 T.\ p.ErICl' r OTEl"'A TO:'\ ~·lIB.\~.,.!r" .\ ,.m.. . lOJJ rh-l ~ n\OT1) lO~ .1 1\1111'1' 1;1f! KI\ftTU:E o ~l.\rKH'!;[O::: n). t-Ji ' \. IlJ.1l1l1t. ji lI.a f;tp l.lTl. E:VA6HNA I!:, TIno[, X. :l'IKO.\Al>Ol" -I>UAlEA"ECrl. 1860. &."1 TJ!l'fE!T\l. T.II .. ~ al Ai", •• .,t Ah" IU4. Ediciones ilustradas rusas y griegas del D on Quijote, impresas en los años de 1815 á 1882 " 0'1-75 xo'l.0S censura á la ilustración del Quijote: si imposible es de autor anónimo, tiene indisputable autoridad por su desgracia, los habita ntes de Argamasilla lo maltrala transcripción gráfica del héroe, es posible la repre- figurar al frente de una de las mejores ediciones que taron y lo aprisionaron, sin que se haya sabido, hasta sentación de otros tipos, de muchas escenas, inciden- d el Quij'ote se han hecho en Italia, según puede verse ahora, los motivos de tamaña violación . tes y detalles, y da razonado motivo para reproducir en las líneas con que encabeza su traducción el eru»Pero ¿qué son las cadenas para un hombre de geinfini dad de documentos interesantes, de crear cua- dito é ilustrado cervantista D. Ignacio Dublé. nio? Aunque esté suj eto y oprimido conserva siemp re dros ve rdaderamente artísticos y de hacer, en una la energía y se burla de estos horrores. Sócrates filopalab ra, obra meritoria al exornar, cuando no en otro De las versiones italianas del Quij'ote, es quizás la sofaba en su prisión co mo en la plaza de Atenas; concepto, en el decorativo, un libro por todos y siem- más notable la de 1818, publica.da en Venecia por T orcuato T asso en situació n parecida no se dolía de p re leído. Alvisopoli, si no por su antigüedad, por la exactitud haber perdido la libertad, sino d e no poder escribir á Yo mis mo, en mi profesión, que los azares de la de la traducción, que se hizo en vista de la ed ición su talante, lo cual le estaba prohibido por sus opresosuerte me han deparado, de ilustrador de libros, he de [780, corregida por la R eal Academia E spañola, res. Cervantes aprisionado por los manchegos dió puesto torpe mano en la obra del inmortal Cervantes y de la otra edición de 1797-98, publicada en Madrid rienda suelta á su imaginación y compuso el D on con el p ropósito, ya que no fuera factible el de inter- por D. Gabriel de Sancha y anotada por D. Juan Quijote; así el libro más ingenioso y singular q ue ha pretar al generoso héroe manchego, de contribuir en Antonio P ellicer. La edición á que nos referimos con- producido el espíritu humano fu é compuesto en una el esca o valer de mis fuerzas á enaltecer y glorificar, tiene un estudio biográfico-crítico de Cervantes y sus cárcel, donde, según nos dice el autor, toda incomo como con esta manifestación se hace, una creación obras, debido á la pluma del anónimo traductor, !tO- didad prevalece y tod o triste rumor tiene su asiento, genial uya esplendente aureola no obscurece en lo mo altrefta nto p erito qua1tto modesto, según lo califica »La filosofía y la elocuencia fu eron á contemplar á más mínimo afortunadamente todo el mezquino po- el prólogo de los editores, y que, á juzgar por dicho Cervantes, cuando éste, errante y miserable, era olvisitivismo de nuestro «fin de siglo.» trabajo crítico y por la versión del Quijote, se com- dado de los poderosos y despreciado de los poelas, prende debió ser un eminente literato. D el mencio- porque se d esdeñaba de escribir, á semejanza de ellos, J. L. P E LLICER nado estudio traducimos los siguientes párrafos, que ,versos frívolos y vanos. Mientras tanto tenía la aten- Biblioteca Virtual de Castilla-La Mancha. Libros, 1895 - La Ilustración artística dedica este número al inmortal libro D. Quixote de[...] L A ILU STRACI ÓN AH.Ti STICA N Úl\1E R O 680 ción puesta en su siglo, y veía con sentimiento y con nuevo sin apa rtarse de la naturaleza., ni decaer un solo en decirlo dis ipó las ilu siones de la Caballería. La enojo á la mayor parte de los hombres empeñados en in . ta n te, ni causar tedio jamás. T odo esto pertenece multitud de libros por él impugnados, esparcidos por un género de lectura que perju dicaba la educación, al genio, que se manifiesta por si solo sin nece idad todas partes y con tanta avidez acogidos, desapareció corrompía la moral, perve rtía las costumbres y usurpa- de regla. ni modelo . de tal modo que no se tendría noticia de su existenba á lo bello aquella atención que se concedía á las »Cua ndo el .Don Quijote se pu. o en parangón con cia sino po rque se lee el Quijote: triu nfo sing ula r y más monstruo as invenciones . Esta ba la España inun- la Ifiada, no se comprendió q ue era im posible com- maravilloso, digno de la obra y de la gloria que nadi e dada de libros de caballería, y sus despropósitos cons- parar dos obras de tan distinta naturalez.'l; y ta nto se ,p uede disputar á Cervantes. »Las sátiras viven poco tiempo; si tienen vaguedad, tituían la admiración de los ignorantes, el pasatiempo extremó la analogía, que se pretendió encon trar en el de los ociosos y quizás ta mbién de los hombres de poeta griego algunos pasos de los cuales procuró no interesan; y si se aplican á determinados objetos, no ordinari o talento. «V o acabaré con esta peste,» de- Cervante. hacerse imitador. Verdaderamente sería 'mueren tan p ronto como cesan las circunstancias que cía para sí Cervantes; y su elevada y caprichosa ima- extraña la a fi rmación de que la lectu ra de H omero las han hecho nacer. E staba reservado á Cervan tes el ginación le presentó el héroe que debía extermÜlar á hubiese producido el D on Quijote: no obstante, si al privilegio de que para vergüenza de ver aniquilada la tan intolerables pala in es. recordar al padre de la poesía se dijese que para com- Caballería y con ella las ridículas co tumbres, viviese » o valían, sin embargo, para conseguir tal inten- poner el Do" Qlliiote era necesaria tanta fue rza de su D on Quijote y adquiriese cada día más esplendor. to, ni las estériles in vectiing nio ('omo para compo- ¿Quién hay que tenga el d on de interesar como él? vas, ni las finas argum entaner la Ilíada, estaríamos Por esta razó n le llamó inimitable el autor de Eloísa, ciones que se habían usado de tocio punto conformes y lo prefería á todos los escritores de fantasía; y por hasta en ton es: débil repaco n este juicio, añad iendo esta razó n todas las naciones cultas han traducido su sURBlrc AROD11H PIS1IE!\ nm tUROP Y. ro á contagio tan grande, y que esta misma re lació n obra, y las máquinas no se cansan de imprimi rla n i que contenidas en obras no tiene Cervantes, no s610 los ojos se ca nsan de leerla. Los nom bres de D. Q uileídas por el p ueblo, á éste con Homero, sino también jote y de Sancho Panza resuenan en los lugares más rede nada le podían servir. con Sófocles, con Virgi lio, motos de la tierra, y estos dos humildes personajes, na¿De q ué ap rovecha que un con Tasso, co n Corneille, cidos en la fanta ía de Cervan tes, ve ncen en celebridad crítico escriba para otros con Racine y con todos los á los más ilustres hé roes de la fábula- y de la h istoria. »Existen hombres, si n embargo, á los cuales no guscríti cos aquello que éstos grandes escritores. pueden acaso pensar por sí »U n hom bre á cuyo ta- ta este libro, y que tachan de insípida y de frívola su ILLUSTttACYA TONY J OHAN NO T. solos? Por tal motivo la delento es de udora la poesía lectura. Sería tiempo perdido el que se empleara en clamaciones de Luis Vives, trágica de la altura á que dar á con ocer á esos tales las bellezas del D Oll Quijote. de Alejo Venegas y de otros ha 11 gado en este siglo, y ¿Insípida su lectura cuan do la hicieron uni versa l sus contra los libros de cabagracias únicas y el delei te que difun de pp r d oquier? llería eran imítil es, ya que ¿Frívola una obra que co rri el pueblo, absorto en la lecgió el vicio lit rario de 'u situra de éstos, no leía aq uéDll prvn, glo, y sin la cual los que la llas ni era capaz d e entenjuzgan tan desdeñosamente derlas. Si se quiere extirpar quizá aú n pe rd ería n el un vicio arraigado en todas tiem po leyendo u n A 111 adis partes, se necesita un remedio conveniente para todos. de Calt/a? Que se ci te un solo au tor en el cual el pla»Crecía entretanto la necer, efecto etern o é insepacesidad de este remedi o, y rable de las obras de hermosi la gente cifraba todas sus sa invenci6n, res u lte tan delicias en la lectura qu e cumplido y haya ll egado á se trataba de aniquilar, era tan alto grado. Pero dejemos necesario reemplazar dicha á tales hombres on u exlectura por otras igua lm entravaga nte censura; sus late agradables, y suplir la bios no se abrieron nunca á pérdida de tantos libros co n E d ición polaca im presa con il ustraciones en el año 1855 la sonrisa, ni su corazones uno que los aventajase á á las gracia s. todos por la novedad y el deleite; que, adornado con todas las galas de la ima- que ha tratado ca i todos »Cuando se publicó en .'á. ginación, se apoyase en los principios del buen gusto los género de literatura 1605 la p rimera parte del 1- Bo): Ftr~t .. y de la verdad, y cuya in vención junto con la fil osofía con una penetración y una D on Quijote, no pudo ta n de facili dad que formaran épores ultasen útil es y deleitosas á toda clase de personas improviso co nocerse la fin ísica en el mundo, al a firm ar ma sátira que encerraba, y en cualquier estado de la vida . »Tal fu é el Don Quijote que ahora lee ávidamente en sus Misceláneas que el convino al autor hacer una la posteridad, sin atreverse á decidir qué es lo más espíritu humano no hace crítica aparente de su obra, digno de admiración, si la fu erza de la fantasía que más que r producirse y que para que ésta fu ese buscada lo inventó, ó el deleite que lo 'azo na, ó el estilo con las obras Hue nosotros ady entendida. Gracias al Busqu e está redactado . Cuando en el curso de la co nver- miramos son imitación de caPié ( 1) se difun dió el libro sación se viene á tratar de este libro, todos compiten otras más an tiguas, dice yen poco tiempo se hi zo unien hacer su ' elogio, y nun ca decrecen las alabanzas, que el modelo del D on versal su lectu ra. E sta celecomo si fuera inagotable el manantial de las mismas. Quijote fu é el Orlando, de bridad suscitó la envi dia que U no encomia la novedad y felicidad del pensamien- Ario too Es in d udable q ue derm mó su veneno sobre los to; otro la verdad y belleza de los caracteres y de las se debe la más viva ad mipoetas confun didos por la costumbres; éste la verdad de los episodios; aquél la ración y el mayor respeto . . _ superioridad de Cerva ntes, y . ., . E ch cJOn Ilustrada Impresa en BohemIa en el ano 1866 él, desgraciado y obscuro, abundancia y delicadeza de las alusiones y de los á este escri tor italiano, cochistes; quién admira el infinito artifi cio y gracia de 11)0 á un o de los más gran. subsistien do quizás gracias á los diálogos, y quién la inapreciable belleza del estilo des escritores originales de q ue puede enorgullecerse la co mpasIón de los demás, no ambicionaba otra riy la pureza del lenguaj e. Todas aquellas dotes que la poesía. Pero ¿qué a nalogía pu ede existir entre dos qu eza ni otros bienes que la gloria de su obra, al misacá y allá difundidas habían formado la gloria de mu- locos de manía tan diversa, entre un cuadro comple- mo tiempo que los poetas irritados se conjuraban para chos escritores, se encontraron reunidas en un solo tamente quim éri co y otro cuad ro todo ve rdad , entre aniquilarla, »En tl na composición de pésimo estilo el in solente hombre y espa.rcidas co n profusión en un solo libro; un libro de caballería y una sátira de ta les li bros, en¿y en qué tiempo? En un siglo de frivolidades y de tre la libertad que se permi te el ita . ano y el artificio disputas más que de gusto y de saber, en el cual el y la sabiduría con que procede el español? ( 1) Lo' trabajos críticos poste riores á la lecha del artículo » V aun cuando se co nced iese qUd la marcha del arte del raciocinio se había casi perdido y en que la que traducimos han venido á. impugna r la exactitud le estas literatura puede únicamente contar dos ó tres libros uno es mu y semejan te á la del otro en parecidos su- afirmaciones relativas a l B/tScapii!. El distinguido cen'amista y que se atrevan á competir con la superioridad de las cesos de la fá bula, ¿cuántas otras cua lidades resaltan docto catedrático de l I nstituto de Vi toria D . J ulián Apraiz, en dos edades que le siguieron ; y por esto cuando se en el Quijote que no podrían ser tomadas de Ariosto u discurso leído en 2 4 de abri l de 1893 en la sesión pública ceconsidera la época en que se publicó Don Quijote y ni de ningú n otro escritor? ¿E ncuén tra'e por ven tura lebrada en el teatro de dicha ciudad para conmemorar el a ni"er277 de la muert e de Cervantes, dice acerca tl-e este asunto se compara á Cervantes con los hombres de su tiem- en dicho poeta el tono de sen ibil idad du lce y afec- sario lo sigu iente : «E l primero que andando los tiempos condenó po, la obra parece un portento y Cervantes un coloso. tuosa, tan frecuente en la obra el Cerva ntes? ¿Nece- esta vaga y confusa trad ición de las alusion es quijotescas fué »N o es esta ocasión oportuna de analizar las belle- sitó acaso aprender de Ariosto la elegancia de un es- el ilustre a rtill ero D. Vicen te de lo R ío, quien en su Vida de zas del Don Quijote, ni de examinar por cuál modo tilo siempre armonioso y p uro, qu e adaptándose al Cervantes, imp resa en 1780, hace la peregrina afirmación ele su mismo biogra liado había publicado en forma a nónima el autor haya sabido hacer de su héroe el más rid ículo objeto descrito por él, es natural , fluido é ingenioso que cierto li brito denominado BttScapié, en el que á más de una críen las narraciones , modesto, ingenuo y decoroso en y al mismo tiempo el más prudente y más virtuoso de tica del Quijote se daba una especie de clave para la debida intelos hombres, sin que tantos y tan diversos aspectos los chistes, preciso en los raciocinios, rico y fastuoso ligencia de ciertas recónditas intencionada alusiones; añadiendo en que lo presenta se perjud.iquen entre sí; cómo en en las descripciones? Finalmente, ¿de quién aprend ió el di ligente biógrafo que un Sr. Ruidíaz había leído recien teun ejemplar del mi terioso opllsculo. Mas las ob 'en'acioSancho ha reunido todos los grados de la simpleza, nunca el precioso y difícil arte de los diálogos, en los mente nes de D. J uan Antonio Pellicer, D . Martín Fernández de Nacual es su admirable cond ucta en estas variedades cuales Cervantes no tiene rival alguno, ni aun el ilus- varrete y D . D iego Clemencín, aun dejando a alvo la buena fe incomprensibles sin perjudicar á la un idad de los ca- tre Richardson? histórica de R íos, dieron completamente a l traste con semejante » N o, D on Quijote no buscó modelos, y hasta ahora especie; y aunque á mediados del presente sig lo publicó D. A dolracteres ; cómo ha sabido juntar en su fábula los de Castro el supuesto Bus(apii! del autor del Qui¡"ote, la conacontecimientos que parecían más apartados de la carece de imitadores: es una obra que encierra 10s fo tundente impugnación de T icknor en su H istoria de la literatllra mi sma, haciéndolos servir para poner de relieve la caracteres todos de la originalidad y del genio; es un espm10la (ed ición ca teIlana) ha dejado las cosas e n el mismo locura de su personaje principa l; dónde ha aprendi- poema divino, cuya composición nació bajo el auspi- estado de carencia de noticias auténticas aCerc<1. del tal libreio do á variar las situaciones, á poner en contraste las cio de las Gracias y de las Musas; cuya aparición ru é atri buído á Cervantes. (N. del T.) escenas, á conservarse siempre original y siempre un rayo de luz que en menos tiempo del que se tarda DON KISZOT ZMANSZY. - Biblioteca Virtual de Castilla-La Mancha. Libros, 1895 - La Ilustración artística dedica este número al inmortal libro D. Quixote de[...] llJlidlllrl {\ CrllJnQl'tll \' 1I1llE o .111 \ (' 11 \1 1.0 \'.\li. ~ltan,lla. '- Don (l}uixote dt la . 1111111\\ l , ¡ . 1'"\\11\ 111, /¡'UHU\ '"lwl"tllTr\ e:uornrIlIlO~ hEC~k ¡;ll r 11..\, .It UOpiO S ¡R, Un QUlrblll! i.s Sarrhl rm¡ ¡llitJn(uln~l ~, ~ tClI O'I. la '.!l ltQrOI~·Il'\ ftT,IIiPlltIfOl fll, t'It 18'1'1. I~ BlcíZllirS r.rtíi'. MlITE.llA CEl'BARTEOA CABE)J,PE nPMnOBETKA .1 f.i411Ñ 11 ld 14 L.ol1I.O ¡:h.d l ' U'I. Lbr~! 1"'111 r • iJal' r.Ü'.u k l"':¡I,¡m, ~-;)f, 10.1 !.().¡ fra\'iJ:' ,tHl ~ ¡iTd:,l'" Q\Jfj., "J'U" r ' ; 3 i f ~ h- .. rru-¿., ~ li ji! ·~11l irk l , l:.tpnk: 1(,:::.1 \, ~,.l ( ,. t'l ~ toa t,~2f 'lIud6 ~tÁ\J, !t'll s ..oa.~~i ~ \) \,ui'" " ,."J IIL:T.,If l'l.·.,,..~ l ~;'¡'. :.Atl. r$lti' -:'\U1.o4 ~~ 11 t1J1(1.'I11 .nuu.lo' 8;¡(\I~' j I~ " ,'-:I']U: Ji11IUlI" .. I1.~·. AZ ELMÉS NEME DON OUnOTE DE LA MANCHA, 111 ~IfGLlJU. DE (ljc la Zivot .~ CER YAX~\ES AA YEUHA. l}ona Quixotbl de la UUlwha. Spllljo tt\:i napi".. f>rÓRY Vo MOS MIEuel te Cervan tes smefrt Jos. Eugen Tomit . • K I A O J A A K I S F A L U O V ' T Á R S A .S Á G SI D \PEST, A 7. A 'r fl g N .\ r. I').t 1,:0(7 u z. gr. b u. 1'. ' 1. A J 1) () N A. i Nt1kl~,I I,I IU kr, , ¡uCill;!II1>- \:UJw.re ft, ~.I."'" . t \ 1I.......tt 1 ,.'¡,·II"I") 18i!,t. E DICION ES HÚ NGA RAS, FIN LANDESA, BO HEM IA Y CROATA ILUSTRADAS, IMPRE AS EN LOS AÑOS DE 1 850 Á 1882 Biblioteca Virtual de Castilla-La Mancha. Libros, 1895 - La Ilustración artística dedica este número al inmortal libro D. Quixote de[...] LA ILUSTRACION ARTISl'ICA Villegas (1) os6 calificarlo de triste poeta y llamarlo justa que le es dable ambicionar al hombre de consquijotista, con pretexto de tomar la defensa del poeta picuo talento. u actividad intelectual hubo de ejerArgensola (2), á quien Cervantes no había hecho otra citarse en un campo estrecham ente limitado: la liberofensa que l::t de apreciarlo con exceso. Otro poe- tad de palabra, la de discutir las grandes cuestiones . ta (3) tan obscuro como Villegas, imitando por mofa relacionadas con el bienestar político y religioso de á Cervantes, lleg6 hasta la temeridad de continuar los hombres se hallaban bajo un entredicho igual al una obra cuyo mérito estaba muy lejos do poder es- que pesaba sobre la libertad de imprenta, y así encatimar. ¡Ignora nte! ¡Atreverse á escribir otro Quijote, denado el pensamiento sec6se 1 manantial de toda y d cir que lo hacía para mejorar el primero y por- humana energía, porque faltándole la independencia que al autor de éste le faltaba talento para continuar- no pu lo influir en el desenvolvimiento de la letra, lo! ¿No sabía el tal que la crítica más difícil es la que de la bellas artes, ni de ninguna de las producciones mira al ejemplo y que el éxito seguro no está reser- intelectuale de aquel tiempo. »Si hubiesen regido á E paña otras instituciones, vado más que al hombre de superiores facultad e. ? »El pobre hombre tachaba de bajo el estilo de Cer- Cervantes no habría tenido que abrazar la carrera de vantes, y se burlaba de éste porque era viejo, lisiado las armas como un soldado vulgar, siguiéndola hasta y pobre; como si \ illegas, Argensola y todos los poe- perder en ella un brazo y la salud estropeada por las tas de aquella época reunidos pudieran competir en fatigas de la guerra y las penas del cautiverio; no se mérito literario on un 010 capítulo del QlÚjote: y como i la pobreza y la imperfecci6n de Cervantes, cubriendo de oprobio á su siglo, no añadieran mayor lustre á la veneraci6n que le es debida. Pero tales ultrajes, que no merecen la atenci6n de la posteridad, son citado por nosotros únicam nte porque iban encaminado: á la ofensa de un hombre ilustre. Además, vienen á comprobar la verdad del dicho d Pope: «Que un mal escritor es generalmente un hombre malo.» »Por el'contrario, ¡cuánta dign idad y cuánto decoro se encuentra en la defensa de Cervantes! Para co nfundir y pulverizar á su adversario no encontr6 el.:pedJente más á prop6sito que publicar la segunda parte del Quijote, superior todavía en corrección y buen gusto á la primera. Le bast6 en algun os pasos de e ta segunda parte tomar á broma la poca gracia de su émulo, y advertirle alegremente que la composición de un libro cuesta una fatiga mucho mayor de lo que él se figuraba. Si todos los autores se defendiesen á la manera de Cervantes, menos escandalosas serían las guerras de los literatos, y la caterva de temerari os detractores no se atreverían á proferir tantos ladridos. ~ NUMERO 680 convendrán en ello cuantos hayan leído esa obra admirable, así como en que es de aquellas que no pueden leerse por fragmentos ni ser analiz..1.das conforme á las reglas de la crítica ordinaria. Para conocer á fondo al caballero de la Mancha hay que examinarle en todos sus aspectos. Hay que contemplarle embebido en la lectura de sus li bros de caballerías; oirle departir on los paladines y los encantadores, y verle volar all ende los confines de la raz6n á impulsos de su gallarda fantasía. »EI que ha tenido el embele o de saborear los 1 ocma de A",adis y de Orlando es quien puede apreciar la cualidades del héroe man chego cuando monta u viejo y escuálido jamelgo, y cubierto de una moho °a armadura cruza montes y valle en busca de aventuras dignas de u e pada; cuando su alborotada fantasía transforma los molinos de viento, la. aldeanas y los labriegos n gigantes, paladines, Dulcineas y mago ', sin que los ontratiempos, desazones y desdi chas quc en tropel le agobian sean parte á hacerle abrir lo ojos. Las proe7A1.S del ingenioso hidalgo on su fiel Rocinante y su c6mico e cudero ancho aparecen enton es á los ojos del lector con aquella dignidad que da un encanto tan incomparable á sus hazañas. » Para est imarlas en su justo \·,llor y apreciar debidamente el carácter de estos personajes fuerza es onocer el de aquellos á quien s imitaban, pues de otro modo no nos fuera dable imaginar la mira que tuvo el autor al evocar la memoria de sus altos hechos. o es menos indispensable penetrar la satírica intenci6n de ese libro que de no e tar caracteri zado por las ga la de tan jovial ingen io habría sido una seria disertaci6n sobre lo errores y los de atino sociales de su tiempo. Por otra parte, sus jocosidades nos invitan á reflexionar inspirándonos graves pensamientos, lorque son de tal naturaleza que al mismo tiempo que hacen asomar la ri sa i 10 labios fomentan la actividad del entendimiento. Deleitan enseñando. Hasta en el relato de las más graciosas aventuras se advierte ese fll1 moral que el I G J\CIO ])UBL1~ autor nunca pierde de vista. »El c6mico efecto producido por el singular heroísmo del caballero haReprouucción de un cuadro de la colección de Coypel sobre asuntos del Don Qui;ole, ciendo contraste con el miedo cerval Thomas Roscoe, E q., en el capípublicada en Parí por L. Surgue en el año 1780 de Sancho en la nocturna a\'entura de tulo I de su excelente obra Tlle lije los batanes, nos trae á la memoria á and writings o/ Miguel de Cervmttes Saavedra ha compilado una porci6n de anécdotas y habría visto en la dura necesidad de solicitar un mez- los héroes de Homero y Virgilio procurando .orobservaciones por todo extremo curiosas acerca de quino empleo incompatible con sus hábitos, ni habría prender á favor de las tinieblas el campamento enetenido que aceptar un cargo su balterno en una remo- migo. Para formarnos una idea exacta del carácter nuestro inmortal novelista. Dice de este modo: ta colonia, abandonando la patria por la . cual había de la obra hemos de estudiarla en su conjunto. «Al fallecer, en 1598, el sombrío é intolerante Fe- peleado y vertido su sangre. Por otra parte, es induda- ¿Quién sería capaz de formar e por medio de exlipe n, no pareci6 sino que el gen io científico y ar- ble que un hombre dotado de una ardiente imagina- tractos una idea de las aventura que á D. Quijote tístico se sentían súbitamente emancipados de aque- ci6n y un espíritu enérgico cual poco los hayan po- le ocurrieron en la venta que él creía casti llo enlla letal infiuen ia que por espacio de muchos a ños seído, no habría pasado entonces más de veinte años can tado y en la cual mantearon al pobre Sancho? había tenido aletargadas las inteligencias, de aquel bajo el tiránico reinado de su ingrato señor, sin pu- Del mismo modo hay que leer toda la novela para despotismo político y religioso por cuya virtud impe- blicar una sola obra, hasta que en el año 1605 dió á hacerse cargo del arte con que trazó el autor un conraba en la vasta monarquía un sepulcral silencio que luz la primera parte del Don Quijote. Cual si no bas- traste tan vivo como el qu e resulta de la contrapotaran los demás sinsabores que acibararon su existen- sición de dos caracteres como el del grave y cortés s610 se atrevían á romper muy contadas personas. »Hemos visto á Cervantes volver á su patria y á su cia, hubo de ver c6mo le cerraba el camino la ingra- hidalgo y el del rústico y vulgar escudero . E te cofamilia mutilado, pobre, menospreciado y exhausto titud de una corte que no pens6 jamás en ascenderle nocimiento cleriva de aquella interesante narraci6n de medios y de esperanzas, pero dotado de una vigo- ni en recompensarle. Bien puede decirse sin encare- en la cual la viveza de la fantasía, ostentada en un rosa inteligencia y un carácter jovial que en más feli- cimiento que su genio, como su fortuna, se vieron sinnúmero de aventuras, se hermana por modo maraces circunstancias le habrían valido una fortuna; re- condenadoS" durante aquel tiránico reinado á una es- villoso con la sabia pintura de los caracteres, embecompensa la menos noble, mas no por ello la menos pecie de solitario cautiverio, en cierto sentido más lesando el ánimo del lector, fascinado por la maestría duro todavía que el de los baños de Argel, cuando la del novelista. Bien lo muestra la indiferencia de aqueruin turba cortesana se gloriaba en su ignorancia de llos que se solazaron con la lectura íntegra de la obra ( 1) Se refiere á D. Esteban Manuel de Villegas, natural de respecto á los fragmentos escogidos de ella que se meno preciar el Don Quij·ote. ájera en la Rioja, que nació hacia los años de 1595, y que »Cuando España empez6 á respirar, aliviada del publicaron por separado. A esto hay que añadir que en 1618 publicó un torno de sus traducciones y poesías con el título de Eróticas. D e una vanidad extremada, este poeta se peso de tantas guerras exteriores y tanta opresi6n también pierde una gran parte de su atractivo para representó al frente de su libro como el sol naciente que amorti- enervadora, y la paz y las artes útiles parecieron re- los que desconocen por completo la lengua y las cosgua con sus rayos á las estrellas, llevando el arrogante lema Sicul vivir haciendo augurar una era más dicho a, no me- tumbres de la patria del héroe. solmatutillus: Me surgente, quid islm? o contento con esta ri· »Otro de los más notables caracteres de la obra 's dícula jactancia, insultó en su libro á Cervantes, motejó á Gón- jor6 por esto la posición de Cervantes; pero, en camgora y se burló de Lope de Vega, 10 cual motivó que Góngora bio, extendi6se considerablemente su fama. El éxito el perenne contraste que en ella se nota entre los. que le dedicara los siguientes versos: de su nueva obra - recibida al principio con frialdad lIamamo espíritu poético y espíritu prosaIco . La Jl1~a­ - fué realmente asombroso, á pesar de los envidiosos ginaci6n, el sen timiento, las prendas y las tendencIas «Anacreoote español, no hay quien os tope Que no diga con mucha cortesía, ataques de sus contemporáneos, pues en vida de su más generosas del alma humana coadyuvan á engranQue ya que vuest ros pies son de elegía autor se tiraron de ella más de treinta mil ejemplares. decer á nuestros ojos el tipo de D. Quijote. Antes y Que vuestra suavidades son de arrope ..... Al mi mo tiempo tradújose á todas las lenguas y vi6- después de su tiempo ha habido hombre de esforzaCon cuidado especial vuestros antojos se aplaudida por toda suerte de lectores. Sin embar- do espíritu que consagraron u existencia á la noble Dicen que quieren traducir del griego, o habiéndolo mirado vuestros ojos.» go, e to no fué nada, comparado con la inmensa cir- empresa de enderezar entuertos y satisfacer agravios (N. del T.) declarándose campeones de la justicia hollada y la ~ulaci6n y los entusiastas homenajes que debían honinocencia oprimida. Como D. Quijote, descubrían (2) Bartolomé Leonardo de Argensolit, nacido en Barbastro rarla más adelante. en 1564, bermano de Lupercio y maestro del poeta Esteban »Cervantes debe su inmortalidad al Don Qui/ote. doquier la imagen de esas virtudes á las cuales tribu(N. del T.) Manuel de Vi llegas. No se ha producido jamás en ningún idioma una sá- taban ferviente culto. Creían firmemente que el des(3) Alude al desconocido escritor que con el seudónimo de interés, la hidalguía, el valor y la abnegaci6n caballeAlonso Fernández de Avellaneda publicó en 1614 la segunda tira más amable y delicada ni un alarde tan maravilloso de inspiraci6n y arte literario. o dudamos que resca no habían desaparecido aún de la haz de la tieparte del Qui"ote. (N. del T.) Biblioteca Virtual de Castilla-La Mancha. Libros, 1895 - La Ilustración artística dedica este número al inmortal libro D. Quixote de[...] Grabados de la edición española publicada en Londres por J. y R. T onson en 173 8, medida 0'20 x 0'15 Grabados de la edición española publitada en el año 1780 por la Real Academia de Madrid, imprenta de Ibarra, medida 0'20 x 0'13 Biblioteca Virtual de Castilla-La Mancha. Libros, 1895 - La Ilustración artística dedica este número al inmortal libro D. Quixote de[...] 32 LA ILUSTRACI ÓN ARTÍSTICA NÚMERO 680 encantadores no eran en realidad sino sencillas aldea- broma sus más generosos impulsos. !fal podía disinas que al verle pensaron morir de espanto. mular á los otros las flaqu ezas que á sí mismo no se »A los hombres leS:trata siempre de un modo caba- perdonaba. Una alma grande como la uya no ca lla lleresco, y como no olvida jamás u papel de ende- la verdad aunque s a en detrimento de lo que más rezador de entuertos, siempre les deja un recuerdo de ama y respeta, mientras no ceda en u propio dessu persona, pero las más de las veces por todo extre- doro. mo desagradable. Bien lo explicó el bachill er Alonso »Pero ni este propósito, ni el indicado contraste López diciéndole: entre el mundo heroico y el mundo vulgar, ni su feli- «No sé cómo pueda ser eso de enderezar tuer- císima sátira contra la exalta ión de la fantasía puetos, pues á mí de derecho me habéis vuelto tuerto, den 'eñalarse como los únicos móvil e~ que induj eron dejándome una pierna quebrada, la cual no se verá á Cervantes á escribir u libro. Hay otro muy apaderecha en todos los días de su vida, y el agravio que rente y de más d irecta aplicación qu ha. ta hoy paen mí habéis deshecho, ha rece haber pasado inadvertido. Conviene recordar SIdo dejarme agraviado de ma- que, uando apareció el Don Quijote, la literatura esnera que me quedaré agraviado pañola estaba atestada de li bros de caball erías, en para siempre; y harta desven- su mayor parte muy malo . T al fu é u pernicio a intura ha sido topar con vos, que fluencia, que no ólo pen'irtió el gusto nacional, sino vais buscando aventuras.» que desl'ió deplorablemente á aquel pueblo del bu en » La conclusión que dedu- camino. No hay duda que la mitología caballeresca ci mos de la lectura del Don contribuyó á in pi rar nociones muy puras de honra Quijote la encontramos en lo' y de moralidad á las nacione modernas Desde luego sentidos términos con que el purificóse el amor, de manera que sin encarecimienpobre bac hill r se lam enta de to podemo dec ir que seguramen te debe mos á los su malaventura. autores de Lanzarote, Amadís y Orlando la exqui»Es que la exalta ión de sen- sita galantería que distingue á las modernas naciones timiento redunda en perjuicio europea de los pueblos antiguos; ese r sp to á.la no só lo del individu o que se mujer, rayano en idolatría, que los griegos d s orl'Osacrifica por los otros, sino cieron por completo. Briseida, Andrómaca y Penétambién de la sociedad cuyas lope caían resignadas en los brazos de sus conqu isleyes quebranta, fomentando tadores, que hacían de ellas sus esclavas al par que el espíritu de rebelión, sin pro- sus esposas . La buena fe, en los tiempos mod erno', ducir sino resultados extraños se ha pue:to al seryic io de la fu erza proc lamándose y con frecuencia ridículos en que la felonía es de honra. Lo ' antiguos la tuvieron sumo grado. por inmoral, pero no la co nsideraron vergonzosa. El »Como más arriba dijimo. , sentimiento del hon or fué íntimamente nlazad o con un libro que hubi ese tratado nuestra propia existenc ia, la leshonra se juzgó peor este asunto de un modo lógico que la muerte y el valor una cualidad indi pensable, y grave habría sido excesiva- no sólo para el soldado, sino para el hombre en geReproducción de una dc la. composiciones dibujadas y grabadas pur Pinelli mente triste y enervador, mien- neral, 'in distinción de clases ni categorías. sobre a untos del Don Qt¡i'ole, publicadas en Roma en el año J 834 »Pero si los genuinos libros de caball erías eje;'c ieron tras que una sáti ra escrita sin acrim onia podía s r una jovial tan favorable influencia en las costumbres nacionales, ta, hácese casi ridícu lo si nos colocamos para juzgarle y donosa producción, pues así el autor como los sati- no fué m nos fatal su imi tación para el gusto públien el nivel comú n de los mortales. Es sahido que el ri za~o~ eran su cep~ib l es de elevados y gene cosos co. La imaginación, cuando no se apoya en la realierror, ó en otros términos, la sandez y el d scarrío sentimi entos. En realIdad, los actos ejecutados por dad, es una cualidad abundante y vulgar. Ha habido del entendimi ento, es el más abundante manantial de tipos parecidos á D. Quijote chistes y entretenida recreación que existe en el mun- dan una idea más ventaja a de do. En las aventuras del héroe las si mpl ezas y las su corazón que de su inteligenpreocupaciones abundan que es una bendi ión, pro- cia; pero el nom bre de este héroe duciendo las más cómicas yuxtaposiciones, y así está I imaginario aplícase con suma lleno el relato de graciosos in cidentes; porque un frecuencia á los que se pasan hombre que todo lo ve heroico 6 caballeresco no de generosos en sus empresas, puede menos de dar?lugar á mil extrañas combina- ora sean de carácter público ó cione., á mil singu lares es en as y no\'elescos aconte- privado, 10 cual prueba que ese cimientos. Luego hay un sinnúm ero de co ntrastes, tipo no tiene nada de obrenamás jocosos todavía, porq\le po puede dárse nada tural ni inverosímil. Sismondi más donoso que el que ofrecen' la poesía y la prosa ha hecho notar que algo partide la vida; los ensueños de la imaginación y los pe- cipaba del esp íritu de la cabadestres detalles de la vida diaria; el heroísmo y el vo- llería andante el mismo carácter raz ap tito del h-éroe ' el palacio de Armida y la ven- de Cervantes, y que las aventuras que tuvo durante su cautive• ta; la prince'sa enca ntada y Maritornes. »Según Sismondi, á esto se debe que tantas perso- ri o traen á la memoria las de los nas digan del D01t Quijote que e: un o de los libros poemas caball erescos. más tristes que se han escrito, lo que no deja de te»No hay duda que el amor i ner un gran fondo de verdad, pues la base de la no- la gloria fué el móvil que le imvela y la enseñanza que de ella se despende son real- pulsó á abandonar sus estudios mente desconsoladoras. Cervantes ha compendiado y la quietud del hogar para emtodos los nobles sentimientos y todas las ilusiones de puñar la espada contra lo eneun heroico espíritu en las desgraciadas aventuras de migos de su patria y á alistarsu héroe. D. Quijote, hombre de bien á carta cabal se nuevamente á pesar del mal y cumplido caballero, fu é siempre ludibrio de zafios pago que habían recibido sus y maleantes. Tal fué el pago que recibió por sus vir- servicios y de haber perdido un tudes aquel hombre valiente entre los valientes que brazo en el combate más mearrostró los más formidables peligros naturales y so· morable que se ha librado para brenaturales. aquel hombre tan honrado que no titu- atajar el paso á las hu estes mubeó jamás un solo in stante al tratarse del cumplimien- su lmanas que ame nazaban la to de su palabra, aun en los asuntos más baladíes, independencia de toda E uropa . »Ese mismo espíritu fué el ni se desvió lo más mínimo de la e. tricta verdad en que estimuló en Argel al intréninguno de los lances de su agitada existencia. »Desinteresado a l par que valeroso, no peleó nunca pido cautivo, granjeándole el sino en defensa de la virtud, y cuando le acometió el respeto de los moros; el que deseo de poseer un rei no fué para regalarlo á su fi el cuando hubo recibido la Extremaunción le inspiró la necesaria escudero. »E n suma, lué á un tiempo el más fi el y rendido serenidad para contemplar ride los enamorados, el más magnánimo de los gue- sueño la muerte que e aproxiReproducción del agua fu erte de ir. A. Schrodler, publicada en Allana en 1863. rreros, amo bondadosísimo y espejo de paladines. maba á la cabecera de su lecho, T amaño del original 0 '25 x 0' 19 Si á todo esto se añade la delic.adeza de su gusto y la y el que le dictó las nobles pailustración de su entendimiento, bien puede decirse labras de su último prefacio. En que aventajó en bondad, lealtad y bizarría á todos los su carta al conde de Lemas y en varios de us pos- algunas naciones y algunas épocas que han carecido Amadises y Orlandos que había tomado por modelos. treros escritos fuera fácil encontrar muchos puntos de de ella' mas en cambio, las que la tuvie'ron la han Pero, entretanto, sus más generosas empresas no le semejanza entre Cervantes y su desventurado héroe, ostentado como un don colectivo. Los españoles, los valen sino tumbos y porrazos sin cuento, y su amor á que al fin acaba por comprender la vanidad de la provenzales y los ár~bes han teni?o ~I~a imaginación la gloria sólo le proporciona sinsabores y desengaños. gloria y de aquella ambiciosa carrera que no le había especial que se adVierte en los ll1dlVlduos de estos pueblos ..:omo un sello de raza, así en el poeta. como Los gigantes con los cuales lucha tan denodadamen- valido sino desazones é infortunios. »Si es verdad que ridiculizarse á sí mismo es el ma- en el rústico aldeano. Si esta imaginación no es ente resulta luego que eran molinos de viento transormados en titanes por su acalorada fantasía; las yor esfuerzo del buen gusto, no podemos menos de frenada por las reglas del buen gusto, incurre muy damas que creyó libertar de la s garras de poderosos admirar al genio que de tal manera supo tomar en á menudo en las más asombrosas extravagancias. rra. Sin calcular jamás sus propias fuerzas, acometían las má peligrosas empresas en beneficio de gente ingrata, acrificándose en aras de leyes y principios que muchos juzgaban completamente ilusorios. La devoción al heroísmo y las pruebas de virtud, son, como ha dicho Sismondi, los asu ntos más nobles y ejemplares que trata la historia de la humanidad. o los hay más elevados en los dominios de la Poesía, cuyo elemento principal es la representación de grandes y desinteresados sentimientos. »Sin embargo, el mismo carácter que nos inspira admiración contemplado desde un alto punto de.vis- Biblioteca Virtual de Castilla-La Mancha. Libros, 1895 - La Ilustración artística dedica este número al inmortal libro D. Quixote de[...] UNA DE LAS COMPOSICIONES DE LA EDICIÓN DEL (DON QUIJOTE DE LA MANCHA) ilustrada por G. Doré y publicada por la casa de M. Hachette y C.a de Par!s en el año 1863, propiedad en España de la casa editorial de D. Eusebio Riera. (Tama.ño del original 0'25 x 0(19) Biblioteca Virtual de Castilla-La Mancha. Libros, 1895 - La Ilustración artística dedica este número al inmortal libro D. Quixote de[...] 34 »Así, en el registro que el cura y el barbero practican en la biblioteca de D. Quijote, citan por centenares los libros de caballerías que Cervantes condena á la hoguera. Sin embargo, ninguno de ellos es tildado de falto de numen. La fantasía desbordaba del poema de EsplandiálZ, de la con tinuación del Amadis de Garda, del Amadis de Grecia y de todos los Amadises, y ostentábase asimisnio una imaginación exuberante en Florismarte de I:lircania, en Palmerín de Oliva y Palmerin de Inglaterra, pues todos estos libros estaban llenos de encantamientos, gigantes, batallas, amores extraordinarios y maravillosas aventuras. »Mientras los escritores á la moda hacían gala de menospreciar todas las reglas de la vero imilitud, del gusto y de la composición, aquel diluvio de libros de caballerías iba ejerciendo una fun esta influencia en los sentimientos y el criterio de sus lectores. Ellos acostumbraron á los españoles á considerar la ampulosidad como la reina de las cual idades literarias y á consagrarse casi exclusivamente á la lectu ra de aquellas obras tan huecas que sólo excitaban la imaginación, sin interesar las de más facultades y sentimientos del alma. La Hi toria, comparada con estas extravagantes ficciones de la fantasía, se les antojaba pe 'ada é indigesta. Así perdieron la afición al estudi o de los hechos verdaderos, pirrándose en cambio por las fábu las que sus autores intercalaban en las má graves narraciones y hasta en los anales de su patria, que fueron llenándose de estúpidas consejas . . . »No hay duda, pues, que Cervantes acometió una patriótica empresa poniendo de manifiesto en su D on Quijote el abuso de los libros de caballerías y hundiendo en el descrédito aquellas disparatadas ficciones de hechos y aracteres imposibles. El triunfo de Cervantes fué completo: aquella antigua legión de héroes, ti tanes y vestigios cayó para no volverse á levantar ante la lanza de Don Quijote. En vano probaron algunos escritore de luchar con una sátira tan profunda é ingeniosa, lo único que lograron con ello fué hacer patente que habían sido caricaturizados antes que nacidos. o sería poca ventura que pudiésemos hacer hoy otro tanto en todos los géneros literarios. »La vigorosa capacidad de Cervantes se revela sobre todo en sus producciones jocosas, en las cuales, como lo dijo él mismo, no se encuentra ni un ataque á la religión, á la moral ni á las leyes. E l carácter de Sancho Panza ofrece un admirable contraste con el de su amo. El uno es todo poesía y el otro todo prosa. Sancho posee todas las cualidades del hombre vulgar sujeto á la influencia de un corrompido sacerdocio y un vicioso gobierno; una combinación de sensualidad, gula, pereza, cobardía, jactancia, egotismo y bellaquería, conj unto de defectos mezclado con cierta virtud nativa, con una constante fidelidad, una ruda suti leza y un natural bondadoso. »Cervantes debió de creer que no debía colocar en primer término un carácter odioso, principalmente por la índole jocosa de su obra. A pesar de todas las flechas satíricas que les dispara, vese bien claramente que su propósito es hacer á D. Quijote y á su escudero simpáticos al lector, y esto es tan cierto como que no obstante de haberse esmerado en señalar constantemente el co ntraste de esos dos tipos, se ha guardado mu y bien de atribuir al uno todas las cualidades y al otro todos los defectos. Mientras la divertida locura de D. Quijote consistt: en practicar al pie de la letra su elevada filo ofía, fruto de una imaginació n calenturienta, Sancho toma por mentor la práctica y calculadora filosofía que ha inspirado los proverbios de todas las naciones. D e ahí resultan á un tiempo ridiculizadas la poesía y la prosa, de modo que si el ingenio satírico de Cervantes se ceba en el exagerado entusiasmo del héroe, no sale mejor librado de sus manos el egotismo del escudero. »El p lan general del D on Quijote y la serie de incidentes que contiene son un verdadero derroche de ingenio y de fantasía. Si nos fuera lícito hacer una aplicación profana de las palabras del Evangelista, diríamos que la imaginación representa las cosas reales y las que no existen, dando á éstas un valor que las equipara á las primeras. La verdad es que los objetos creados por una potente imaginación queda n impre. sos en nu estra memoria como si estuviesen dotados de una existencia real y positiva, con sus formas, cualidades y demás circunstancias características. Tal vitalidad les dió el autor, que ocuparon su puesto en el mundo formando un eslabón de la cadena general de los seres; de modo que más fácil nos fuera negar la existencia de los que la tienen verdadera, que la de esos engendros de la humana fantasía. D. Quijote y Sancho, el ama yel cura, han quedado indeleblemente grabados en nuestra memoria. De la misma mane- LA I LUSTRACIÓ N A RTíSTICA ra nos hemo familiari zado con la Mancha y con las soledades de ierra Morena. La España de aquell a época está retratada en nuestra imaginación con las costumbres de sus habita ntes. Me atrevo á asegurar que más nos ha dado á conocer esa singular nación la obra de Cervantes que los relatos y observaciones de los más concienzudos viajeros. .. . ... »En cuanto al estilo del Don Quijote está dotado de una belleza inimitable, del cual no puede dar idea ninguna traducción por esmerada y feliz que sea. Ti ene la nobleza y la ingenuidad de los antiguos poemas caballerescos, realzadas por una riqueza de colorido, una precisión de lenguaje y una armonía que no ha igualado jamás ninguno de los escritores españoles. Los pocos pasajes en los cuales D . Quijote arenga al auditorio han adquirido gran celebridad por su belleza oratoria. Entre ellos merece citar e el discurso que ende reza á los cabreros, explicándoles las maravi llas de la edad de oro. El lenguaje de esta oración es noble por todo extremo: tiene una grandeza y una elegancia que recuerdan los más célebres frag mentos literarios de esta clase que la antigüedad nos ha legado. »Cua ndo nos fij amos en su persona y en sus palabras, siempre nos parece verle calado el casco y ceñida la coraza, lo cua l hace que su estilo resulte excesivamente gracioso, comparado con el plebeyo lenguaje de Sancho Panza. El generoso hidalgo le promete el gobierno de una isla que, hablando á la antigua, como los novelistas de la época, llama ínsula. Al repetir Sanc ho con gracioso énfasis esta palabra no parece tener una noción muy exacta de su ign ificado, y el misterioso lenguaje de su amo le preocupa 'y admira grandemente. »El D on Quijote revela en su autor una extensa erudición, un cultivado entendimiento y un gusto muy refinado. El arte de la crítica parece que le llamó seriamente la atención. El examen de la bibliot ca de D. Quijote por el cura nos proporciona un pequeño tratado sobre la literatura española, en el cual resplandece un co rrec~o é ilustrado criterio. En el prólogo, en los demás di SCursos del héroe y en otros pasajes del libro abundan las observacio nes críticas, unas veces serias, otras joco a , pero siempre correctas, originales é interesantes. »Sin duda para hacerse perdonar la severidad con que h ~ bía tratado á los demás quiso mostrarse no menos severo consigo mismo. Así, al examinar los libros de D. Quijote, pregunta el cura al barbero: - Pero ¿qué libro es ese que está junto al Cancionero de López Maldonado? - La Galatea de Miguel de Cervantes, responde el barbero. - Muchos años ha que es grande amigo mío ese Cervan tes, replica el cura, y sé que es más ver ado en desd ichas que en versos. Su libro tiene algo de buena invención, propone algo, y no concluye nada: es menester esperar la segunda parte que prom ete: quizá con la enmienda alcanzará del todo la misericordia que ahora se le niega'; y entretanto que esto se ve, tenelde recluso en vuestra posada, señor compadre. - T homas R oscoe.~ TRA D. POR J. COROLEU En Alemania, una de las naciones que más entusiasta culto han rendido á Cervantes y á su incomparable Quijote, e ha publicado un libro exclusivamente dedicado á coleccionar los juicios, encomiásticos todos, que acerca de uno y otro han em itido los más eminentes literatos y críticos ale mane . De ellos entre acamos el siguiente, del ilustre Federico Schlegel, cuyo nombre nos releva de todo comen tario sobre la importancia ·é imparcialidad de los conceptos en su trabajo co ntenidos. «La novela de Cervan tes debe su fama y la admiración que desde hace dos siglos sienten por ella todas las naciones de Europa, no sólo á la bondad y belleza de su estilo, á lo perfecto de su exposición y al hecho de ser la que revela más inven tiva y más genio de todas cuanta obras satíric.'ls se han producido; débelas también á que constitu ye un cuadro viviente y épico de la vida y del carácter genu inamente españoles. »De aquí que cada día tenga nuevos encantos y valor nuevo, al paso que tantas otras imitaciones suyas publicadas en Francia, en Inglaterra y en España misma resultan completamente anticuadas y yacen Ó están á pun to de caer en el más absoluto olvi do. »A este libro más que á ningún otro pu ede aplicarse lo que en cierta ocasión he dicho acerca de las obras poéticas satírica, á saber: que este género literario es en el que el poeta más debe probar, con gran su ma de poesía en 10 episodios accesorio, en la expo ición, en la forma y en el lenguaje, su vocación y el derecho que tiene á hacer uso de todas las libertades que se toma. Biblioteca Virtual de Castilla-La Mancha. Libros, 1895 - La Ilustración artística dedica este número al inmortal libro D. Quixote de[...] N ÚMERO 680 »Por esta razón no proceden justamente los que se parando de la novela de Cervantes sólo la sátira quier€n dejar á un lado la poesía. Cierto que ésta, tal como all,í apa r~ce, no siempl:e se adapta al gusto de las demas nacIOn es por lo mismo de estar informada de ll~ modo esencial en el espíritu gen uinamente espanol; pero el que con éste se identifique y pueda sentirlo cual sentirse debe, verá que en aquel cuadro hermo o y lleno de vida, lo serio y lo jocoso, la átira y la poesía, están por modo admirable unidos, completándo e mutuame nte y alwnzando, gracias á ello, ésta y aquélla su verdadero valor. »Las demás ob ras en prosa de Cervantes part icipan en mayo r Ó menor grado de las excelencias elel estilo y del artí tico artificio ele ex po ición que c.'lracterizan el Quijote/ pero á éste corresponderá iempre la corona en punto á la p di cción ele la fábula, al paso que aquellos otros trabajos valen prin ipalm ente en cuanto se relaciona n con e ·te libro, único en u género y más inimitable cuanto más imitado. »El Quijote s un ncanlo si n par de la li teratura española, y con raZÓn pueden los españoles se ntirse orgullosos de po eer una novela que constituye una o~:)t"a tan co ml~l etam e n te nac iona l como no la posee nll1guna otra li te ratura, y que como maravill oso cuadro de la vida, de las c:Jstumbres y del e píritu de la nación merece ser equiparada á un poema épico; que no sin razón han le muchos considerado como epopeya de un g¿nero especial y de todo pun to nuevo. . . . .. »Yo exhorto encarecidamente á los lectores del Quijote á que consideren á Cervantes como un poeta que si en la prim era parte de su libro parece haber derramado sobre éste, en un momento de festiva prodigalidad, todas las flores de [re ca poesía que mezcladas con la gracia guardaba en el cuerno de la abundanc ia de su genio, supo también escribir otras obras no menos dignas de estimación y de respeto que algún día serán colocadas, cual les corre 'ponde, en el santuario del arte romántico. Refiéro me á la apacible é ingeniosa Ga(atea, en la cual' el juego ele la vida humana forma con arte reposado y suave simetría un bello cuanto artístico tejido de eterna música y delicados anhelos: es la corona de flores de la inocencia y de la primera y todavía tímida juventud El ombrío P érsiles, en cambio, desenvuélvese lenta y casi penosamente por la profusión de sus sorprendentes peripecias, desde el lejano y obscuro orte hasta el cálido Sur, para terminar apaciblemente en Roma, centro magnífico del mu ndo civilizado: es el fruto tardío, acaso sobrado maduro, pero siempre fresco y aromoso de ese ingenio que aun en sus últimos destellos respiraba posefa y juventud eterna. Sus Novelas no son inferiores á ninguna de sus obras: el que no las encuentre d ivinas, forzosa mente se formará un falso concepto del Quijote. De aquí que deban ser traducidas inmediatamente después de éste, porque tratándose de aquel escritor inmortal es. preciso leer todo cuanto prod uj o ó no leer nada. »Del mismo modo que ahora se empieza á considerar á Shake pea re, no ya como un poeta fogo o, desesperado y frenético, sino como uno de los artistas más intencionados, a í también es de esperar que al fin se reconozca en Cervantes algo más que el escritor burlón, puesto que en punto á intención oculta es tan sagaz y solapado como pudo serlo aquél, que sin haberle conocido, era su amigo y . u hermano, cual si sus espíritu se hubiesen encontrado en un mundo invi sible y departido allí amigablemen te »Séame permitido, an tes de terminar, decir algo de la prosa de Cervantes, en la que, como tengo dichC', hay mu cha poesía: á mi ente nder es la ún ica prosa moderna que merece ser parangonada co n la de Tácito, Demó tenes y Platón, porque con ser tan esencialmente moderna está escrita co n tanto arte como aquella otra an tigua En ningu na otra prosa encontramos tanta simetría y tanta música en la colocación de las palabras; en ninguna yemos empleadas las variedades del estilo de un modo tal que no parece sino que sean masas de colores y de luz; ninguna ofrece tanta frescura, tanta vida, tanta verdad en las expre iones generales de la cultura espiritual. Siempre noble y siempre elegante, ora se eleva hasta los conceptos más profundos, ora se entretiene en infantiles cuanto dulces frivolidades. Por esto "la prosa española es para la novela que ha de fantasear la mtísica de la vida y para los gé neros artísticos afi nes, lo ql~ e la pros~ de los a ntiguos es para las obras de r~ tónca y de 11IStoria. ¡Olvidemos los alemanes el estilo popular de los fran ceses y de los ingleses, y esforcémonos por imitar aquellos modelos! »Pero enti éndase bien: tales modelos han de buscarse en la prosa española de Cervantes, que es única aun en España. - Federico de Schlegel. » TRAD. POR M. l\!La ANGELÓN /1 6J •.• UNA DE LAS CABECERAS DE LA EDICIÓN DEL «QUIJOTE}) PUBLI CADA POR LA CASA EDITORA DE « LA ILUSTR ACI ÓN ARTíSTICA}) dibujada por R . Balaca UNA DE LAS CABECERAS DE LA -ANTEDICHA EDIC IÓN PUBLICADA E dibujada por J. EL AÑO 188 0 L. Pellicer Biblioteca Virtual de Castilla-La Mancha. Libros, 1895 - La Ilustración artística dedica este número al inmortal libro D. Quixote de[...] ({MAS EL CURA NO VINO EN ELLO SIN PRIMERO LEER SIQUIERA LOS TÍTULOS ... ,» cuadro pintado por R. Balaca reproducci6n de uno de los cromos de la edici6n del Ingenioso Hidalgo Don QUÍ10te de la Mancha, impresa y publicada en el año 1880 por la casa editora de La Ilustraoión ArtÍstioa Biblioteca Virtual de Castilla-La Mancha. Libros, 1895 - La Ilustración artística dedica este número al inmortal libro D. Quixote de[...] «SINO HASTA DOS DOCENAS DE PUNTOS DE U 'A MEDIA ... ,» cuadro pintado por J. L. Pellicer reproducción de uno de os cromos de la edición del Ingenz'oso Hidalgo Don Qui;ote de la J,fancúa, iml_resa y publicada en el año por la casa editora de La Ilustración Artística Biblioteca Virtual de Castilla-La Mancha. Libros, 1895 - La Ilustración artística dedica este número al inmortal libro D. Quixote de[...] I 80 LA En.tre lo mucho que en Francia se ha escrito acerca del Quijote y de su autor, poco trabajos hay tan completos como el libro de Emilio Chasle, ilustre profe 'or de literatura extranjera de la facultad de Letras de ancy, titulado Miclle/ de Cervantes, sa vie, son telllps, son aJuvre politique et literarle. De él tomamos los siguientes párrafos del interesante capítulo referente al sentido que, á juicio del autor, informa la novela inmortal del Príncipe de los ingenios españoles . «El sentido del Don Quijote, su alcance lejano y su profundidad cambiante no pueden ser comprendidos desde luego por los ontemporáneos, porque están demasiado cerca y les falta la perspectiva; mientras que los crítico', que vendrán á u vez á juzgar el libro según las reglas ordinarias, á determinar la intención y á reducir el cuadro, experimentarán cierta dificultad para penetrarse de los personajes alegóricos. El verdadero intérprete del Don Qttijote es el aulor mismo, y él nos revela su propio esfuerzo. Por lo pronto escribe lo que ve ó lo que le place; después su genio se engrandece insensiblemente, sus miras no son ya tan re tringidas como en otro tiempo, y toma por modelo el espíritu, el hombre mismo, uniendo á la observación pintore ca la crítica suprema, es deór, el conocimiento Íntimo de lo que hay de más extraño y más misterioso en nuestra naturaleza. »D. Quijote, Sancho y Dulcinea son personificaciones, y sus caracteres, símbolos. Mientra: que Cervantes les da cuerpo y forma, camb ian bajo su mano y se engrandecen poco á poco. Al describir el espíritu de las novelas se ve onduódo á pintar el de España, el de su época, y por último el de la humanidad; y á pesar suyo, sin la menor intención, sin esfuerzo, por su movimiento independiente y dejándose llevar de su asunto, socava cada vez más. El análisis psicológico le impulsa; ese libro, que al principio era una simple parodia literaria, transfórmase en una pintura filosófica, en un cuadro del mundo, ilimitado, univer al; y como Cervantes interroga al mismo tiempo á su propia conciencia, se burla de su pasado y de. cubre us impresiones presentes, adivínase en el libro una discreta autobiografía. »En un principio, Don Quijote es simplemente la parodia, el resumen y la tumba de los libros de cabaHerías: el poeta declara la guerra á los gigantes que los infestan, á lo emperadores de Trebisonda, á los encantadores, á los dragones, á los enanos, á los escuderos, á las mujeres guerreras, á las princesas enamoradas, á la geografía fantástica, á las torres flotantes y á todo lo maravilloso que en tales libros se desarrolla. La biblioteca de D. Quijote aparece, pues, en el primer plano; el ama de gobierno y su sobrina la saquean; Cervantes pone en claro a l punto la corrupció n de las ide¡¡.s, y hace el diagnóstico de la enfermedad universal. »Pero llega Sancho y se hace escudero de D. Quíjote. ¿De dónde viene? Ese tipo no está tomado de los libros de caballerías : Cervante ha ido á buscarle en otra parte, en otra lite ratura de la Edad media. Junto á esos hermosos libros de aventuras ex isten extraños relatos populares, cuyo héroe es un villano: en Francia se le llama Marcolfo; en Italia lleva el nombre de Bertoldo, y su mujer el de Marcolfa; pero aquí ó allá es el mismo hombre, un pobre diablo que busca el medio de vivir, que nada tiene que ver con lo ideal, y para quien la gloria, los honores y el amor son variedades de un luj o que le está prohibido á él y á los suyos. En lucha con la vida, no cuenta más que consigo mismo y con su buen sentido; para guiarse tiene una provisión de máximas ya preparadas, las cuales conserva como artículos de. fe y que vienen á ser como su tradición. »Cervantes, que ha leído los adagios de Erasmo, las reseñas españolas y las pasquinadas italianas, se sirve de ellos por boca del labrador manchego: la literatura oral, compuesta de sentencia ó dicho populares, y la literatura escrita, rica en galanterías aristocráticas, se entremezclan en su libro y se combaten; es la lucha de la novela y del proverbio; y Rocinante y el rucio constituyen un doble símbolo que completa el contraste. Sancho, montado en su asno, es el polo opuesto de D. Quijote en su corcel; y cuando los dos avanzan, cada cual en su cuadrúpedo, se cree ver salir del fondo de la Edad media á los dos mUIldos que contenía: el mundo de los villanos y el mundo de los caballeros. La segunda parte del D on Quijote se ha convertido en la a ntítesis social de dos castas. »Vuelvan á leer el D on Quijote los hombres de nuestros días que por la edad han adquirido la experiencia y el sentido de las luchas sociales, y les sorprenderá yer empeñarse allí, entre el caballero y el patán, la lucha que acabará algtín día por una revolución. I I LUSTRACIÓN ARTÍSTICA » hora bien; ¿contra cuál de ellos se dirige, pues, Cervantes? ¿Es contra la aristocracia? ¿Tendrá Byron razón? Así se creería al oir hablar á Sancho; pero Cervantes no aborrece al caballero de la 1ancha, pues le hace bueno, intrépido, elocuente; su carácter es generoso y noble, y demuestra muy buen sentido siempre que no se toque á su idea fija. ¿Y cuál e' esta idea? Es la antigua idea de Cervantes en sus años juveniles y de locas esperanzas, la idea de las grandes empresas. »Podría citar muchos rasgos del libro de Cervantes que permiten reconocer, bajo el di fraz de su D. Quijote, corredor de aventuras, al caballero pobre y nómada que, nacido para la armas y amigo de las letras, quiso en una y otra carrera corregir los erro res públicos, i alguno lo dudase, que lea la última página del li bro, harto olvidada ya. «Para mí solo hace decir Cervantes á la pluma de Cide Hamete nació D. Quijote y yo para él; solos los dos somos para uno.» En el fondo de la novela hay un monólogo, como en las confesiones cristianas de an Agustín yen las confesiones filosóficas de Juan Jacobo. »Y no es esto todo aún: las profundidade morales en que Cervantes penetra se iluminan, no sólo por su con iencia, á la cual interroga, sino también por el diálogo,.entablado entre Sancho y D. Quijote. »Cuando el ca.ballero habla, es lírico; cuando el villano contesta, es todo lo contrario, y entonce desaparece la antítesis social o es al caball ero á quien oímos, ni al viJ:.mo; es la poesía y la prosa. Lo que nos admira únicamente es la imaginación en lucha on el buen sentido, ' lo ideal chocando con la realidad, el esfuerzo de ilusión que trata de dominar la razón positiva. Entre el hombre á quien infunde horror la evidenóa y se resiste á ella con soberbia terquedad, y el otro que le sigue y le hostiga de de abajo; entre el que no ye ino las ideas y aquel que no ve má que las cosas, hay un duelo continuo, admirado más en el libro porqu se ha visto ya en la vida. Cervantes los ha escuchado, repite sus propias palabras y ya no tiene estilo propio, porque se sirve del estilo de ellos. Cada cual usa su vocabulario especial y su jerigonza intelectual; la conversación de aque llos dos seres, distintos por su naturaleza y su alimento (como decía la Edad media), es la maravilla del libro; el arte del narrador triunfa en las di cusiones ingeniosas del amo y del criado, y hace entrever en su cerebro con inusitada transparencia el juego de sus pensamientos. Al ver funcionar el mecanismo de cada uno de esos dos relojes, que jamás pueden poner e de acuerdo, reconocemos á las dos grandes familias que se compa rten el mundo, la de los idea listas y la de los reali stas. »La antítesis social se ha de arro ll ado, pues, hasta el punto. de abrazar la humanidad entera. En vez de dos castas tenemos á la vista dos categorías de espíritu s; es la antítesis humana y universalmente verdadera; y á veces Cervantes, que se siente atraído por su asunto más a llá de los límites que se trazara en la primera parte, interrúmpe e riendo, y dice: « Llegando á escribir el traductor desta hi. toria este quinto capítulo, dice que le tiene por apócrifo, porque en él habla Sancho con otro estilo del que se podía esperar de su corto ingenio, y dice cosas -tan sutiles, que no tiene por posible que él las supiese.» »En efecto, la argumentación va haciéndose seria por momentos: ingenuas en un principio, las polémicas entre Sancho y su ar110 toman el carácter de aquellas que excitan la risa loca de los niños. Sancho se limita por lo pronto á desengañar á su amo, que con una mirada transforma todo cuan to le rodea, que convierte la posada en un castillo ·con puente levadizo; el porquero, que toca un cuerno, en enano que anuncia su llegada, y el tejado rústico en muro almenado, en el cual tiene su puesto imaginario un paje ausente. »Sin embargo, poco á poco el debate cambia de terreno, y ya no se trata de saber si los molinos son gigantes y si los odres son fantasmas, sino determinar á qué es preciso atenerse respecto á la gloria, por ejemplo, ó á la verdadera belleza, ó á la justicia social, ó, en fin, al honor de las mujeres. Cuestiones delicadas, difíciles de dilucidar, sobre las cuales los dos viajeros filosofan, siendo siempre de parecer contrario; y más de una vez Cervantes nos deja perplejos para decidir quién de los dos tiene razón. »EI autor, en efecto, no quiere declararse ni por Sancho ni por D. Quijote, y deja á cada cual entregarse á sus reflexiones. Si no se consu ltase más que la primera impresión de lectura, indudablemente el buen Sancho es el hombre razonable y D. Quijote el loco; pero si se medita algo más sobre el libro, tal vez se piense de otra manera. Ya sabemos que Cervantes amaba el heroísmo y también se verá que ado raba la poesía. I Biblioteca Virtual de Castilla-La Mancha. Libros, 1895 - La Ilustración artística dedica este número al inmortal libro D. Quixote de[...] NÚMERO 680 »Antes de examinar la doctrina final de D. Quijote es preciso eguir los desarrollos del pensamiento de <=:ervantes en ese período de ' 598 á 1616, que fué un tiempo de madurez, de savia y de juicio general, escuchando lo que dice cuando habla directam ente de la poesía, de la literatura y de la sociedad española. - Emilio Chasle.» TRAD. POR E. L. VER:OVEUlL Del artículo Cervantes incluído en la importante enciclopedia dinamarquesa-noruega Nardisk COflversatiollS lexicon, publicada en Copenhague en 1885, y escrito por el DI. G. Stonn de ristianía, traducimos el iguiente párrafo: «El Quijote ha hecho época en la literatura universal. ] a intención inmediata de Cervante era, como se sabe, parodiar las fantástica ' y absurdas nov.ela caballerescas que desde casi un siglo habían sldo la lectu ra del mundo elegante; mas su genio tomó un vuelo más a lto, y al través de la narración humorístico-burlesca de las desventurada aventuras del caballer? errante suena un saludo de de 'pedida al.romantlclsmo de la Edad media. El que la car 0mida lanza que el «caballero de la Triste F igura» blande, se hace astillas contra la prosaica realidad de los molinos de viento, es como un símbolo de que los ensuellos de la Edad media han de desvanecerse irremi iblemente ante el concepto racional de la vida moderna. A'í como los dramáticos españoles en la figura cómica del «gracioso» condensan una parod ia viva del aéreo ideali mo caballere 'co del héroe encontramos aquí en la maciza y achaparrada per;ona de Sancho Panza el prosaico sentido común del aldeano. El escudero y su amo son dos de esos tipos eternos que repre entan y por el contraste cómico ilustran los conceptos extremos de la vida. Epi odios romántico, descripciones de la naturaleza y de la vida popu lar, todo igualm ente alu mbrad o por el sol de Andalucía, tachonan de flores la oura en la cual se esparce holgadamente, en una exposición llena de sentimiento y color, manifestándose á cada paso el carácter simpático y en el fondo bonachón de Cervantes. - Dr. G. StfJrlll.» TRAD. POR qASPAR E NTI ÑÓN V. Karelín hace preceder á su traducción directa del Quijote un 1 rólogo de 20 páginas, 4. o esp., con el epígrafe «Miguel Cervantes Saavedra y su libro Do/! Quijote de la Mallclla.» Este prólogo empieza a Í : «Ningún libro ha adquirido tanta fama, ninguna novela ha alcanzado tan extensa celebridad, ninguna producción de ningún escritor ha logrado ganar tan universal popularidad como el D Oll Quijote de Miguel de Cervantes. Mas cuando á cada paso y de la boca de muchísima gente oímos el nombre del héroe de esta inmortal obra, cabe, sin embargo, preguntar si son muchos los que han leído el libro, y más aún los que sabe n algo del autor mismo, á pesar de que tal vez no hay otro libro que se haya reimpreso tantas veces ó traducido á tantas lenguas ni otro autor que haya merecido tantas biografías. Detrás del enjuto rostro del héroe que ha quedado típico, asoma la potente fi gura del autor mismo. Que salga á nue ·tra vista por un minuto antes de empezar á narrarnos la vida y los hechos del ingenio'o hidalgo.» «Mas ¿qué es este libro maravillo o que tanta fama y gloria alcanzara? ¡Con la aparición del Quijote - ha dicho E. Chasle -la caballería quedó muerta y Cervantes inmortal! E te es el juicio más acertado al par que conciso que puede hacerse del Quijote, pues nos coloca en el verdadero punto de vista desde el cual hemos de examinar la obra.» . . . . . . . «Evidentemente Cervantes quería escribir tan sólo una sátira contra las mencionadas novelas, entregándolas á la ri'a pública, para que las gentes se convencieran de la necedad de semejante lectura. Mas la pluma del genio, según el agudo dicho de H eine, es siempre superior á él; alcanza mucho más allá de las casuales intenciones del mismo, y por e to Cervante , sin darse cuenta de ello, escribió una gran sátira contra la humana extravagancia. El Quijote representa la lucha entre el idealismo y el realismo; el largo y flaco caballero es la personificación del entusiasmo idealista; el gordo escudero es el sentido común realista, y ambos á dos representan una parodia del propio afecto. No se nos presenta simplemente la diferencia entre un soñador y un individuo prosaico, sino que se trata del eterno contraste entre el idealismo ·" «NO HA MUCHO TIEMPO QUE VIvíA UN HIDALGO DE LOS DE LANZA ..... dibuj o inédito de J osé Jiménez Aranda. (Véase el texlo de la pág. 24.) Biblioteca Virtual de Castilla-La Mancha. Libros, 1895 - La Ilustración artística dedica este número al inmortal libro D. Quixote de[...] » (Cap.!.) LA 40 exclusivista y el realismo. Fischer ensalza la obra como verdadera producción artística, precisamente porque en ella la individualidad del colorido va combinada con la universalidad del fondo. »El Quijote representa un trabajo de 1 5 años, y si la primera parte e. la producción de un chancero, la segunda es obra de un filósofo En ésta D. Quijote sale de nuevo en busca de aventuras, y éstas se presentan aún más ricas y más fantásticas y de carác- ILUSTRACION ARTISTI CA N ÚMERO 680 mos para dar de ello idea exacta á nuestros lectores. festiva le presentó el héroe que había de anonadar á De aquí la necesidad en que nos vemos de limitar- tan tos y tan acreditados paladines. o eran bastannos á citar únicamente el testimonio de dos autorida- tes ya contra ellos ni una invectiva seca, ni un juicio des tan indiscutibles como D . Manuel J osé de Quin- aislado como los que se habían hecho hasta entonces: tana, el inspirado poeta coronado en vida por regias débiles reparos contra un contagio tan grande, y que, manos, y D. J uan de Valera, el profundo crítico y es- incorporados la mayor parte en obra que el pu ~b l o critor eminente, cuyas producciones se con ideran no leía, de nada servían al pueblo. ¿Qué aprovecha con justicia como modelos de bien pensar y bien que un crítico escriba para otros críticos lo que ellos decir. De la Vida de Miguel de Cervantes del pri- acaso se pen arán sin él? Por esto las declamaciones mero y del Discurso leído ante la Real Academia Es- d Lui Vives, Alejo Venegas y otros sabios on tra «QUE SE LE PASABAN LAS NOCHES LEYENDO DE CLARO EN CLARO ..... ,» dibujo inédito de J osé Jiménez Aranda ter todavía mi. romántico que en la~p rimera parte, pero ya no ofrecen una fisonomía tan típica ni tan profundamente popular. Mucho tiempo la narración se mantiene á la misma altura que en la primera parte, pero finalmente llega un momento fatal en que, según la expresión de Frenzel, la comedia se conviert~ en tragedia. })Si las alabanzas tributadas á las chuladas de Sancho pudieron inducir á Cervantes á hacer de este carácter el centro de su narración ulterior, bastó esto para que en la mitad de la segunda parte se desvaneciera nuestra simpatía por el héroe ... Pero la ingrata impresión de una parte de la segunda mitad no puede hacernos olvidar la grandiosidad del conjunto. Tiene razón Fischer cuando dice: «El mérito inmortal de Cervantes consiste en que con una sola producción creó con ironía artística al mismo tiempo la novela cómica y la naturalista ... » . })l\Iás claramente no puede explicarse la importancia de este libro para la literatura universal. }) o se sabe qué ha sido del cadáver de Cervantes, pero su nombre quedó en la memoria de los contemporáneos y de la posteridad, rodeado de tal gloria como no puede pretender ningún otro nombre en la literatura á no ser el de Shake ·peare.) TRAD. POR GAS PAR SENTl 'ÓN Por los juicios que anteceden habrán podido ver nuestros lectores la alta estima en que los más diversos pueblos tienen la in1perecedera obra de Cervantes. o menos laudatorios son los emitidos por nuestros más insignes literatos y pensadores; y es tanto 10 que en alabanza del QiÚjote se ha dicho en España, que nece itaTÍamos un espacio de que no d ispone- jaílola en junta pública de 25 de septiembre de 186 4 por el segundo, entresacamos los siguientes párrafos que más d irectamente se refieren al libro inmortal. «Maltratado así de los ho mbres, y cont rariado por la fortuna, había entrado Cervantes en la jurisdicción de la vejez sin que se hubiese desenvuelto en su ingen io aquella fuerü1. colosal que le iba á dar la primacía entre los escritores españoles; mas ni los años, ni los contratiempos ni la naturaleza de sus ocupaciones, igualmente triviales q ue enfadosas, podían apocar aquel ánimo, ya otro tiempo tan generoso y libre en las mazmorras de Argel. Detenido en las prisiones de Argamasilla, donde la misma tradición señala el punto de su último desaire, concibe la idea de su Don Quijote, y la realiza con la portentosa facilidad que su mismo contexto manifiesta. L1. obra se publicó en J 605, cuando Cervantes contaba cincuenta y ocho años de edad: así un vuelo de fantasía tan alto y extraordinario es dado en una época de la vida en que apenas hay escritor, por vigoroso que sea, que no sienta desmayar sus bríos; y el libro más ingenioso y festivo que ha producido el entendimiento humano se escribe en una cárcel, «donde - como su autor dice - toda incomodidad tiene su asiento, y todo triste ruido hace su habitación.» »Estaba entonces entregada la mayor parte de los hombres á una clase de lectura extravagante, que viciaba la educación, corrompía las ideas de la moral, estragaba las costumbres y usurpaba con las invenciones más monstruosas la atención debida sólo á la belleza. I nundaban los libros caball erescos á. España, y sus despropósitos eran la admiración de los idiotas, el entretenimiento de los ociosos y tal vez distracción indigna de los d iscretos. «Va acabaré con esta peste, ) dijo entre sí Cervantes, y su imaginación grande y Biblioteca Virtual de Castilla-La Mancha. Libros, 1895 - La Ilustración artística dedica este número al inmortal libro D. Quixote de[...] los li bros caballerescos eran superfluas, cuando el vulgo, embebecido con ellos, ni las leía ni las podía entender. Es preciso para desarraigar un vicio general que el remed io también lo sea. »Y aú n se ne es itaba más entonces. Puesto que las gentes se agradaban tanto de la lectura que se in tentaba dest ruir, el fi n no se alcanzaba si no se susti tuía por otra que fuese igualmente grata, y si no se suplía la pérd ida de tan tos libros con uno que venciese á los demás en novedad y en placer; que, rico con todos los adornos de la imaginación, se apoyase en lo· principios del gusto y de la verdad, y en do nue la invención y la fi losofía, acordes, agradasen y suspend iesen á toda clase de personas en todos los estados de la vida. })Tal fué el D on Quijote, donde no se sabe qué admirar más, si la fuerza de fanta ía que pudo oncebi rle, ó el talento divino que brilla en su ejecución. Cuando en la conversación llega á mentarse este libro, todos á porfía se extienden en su elogio, y el raudal de sus alabanzas jamás se disminuye, como si saliera de una fuente inagotable. El uno ensalza la novedad y felic idad del pensamiento, el otro la verdad y la belleza de los caracteres y costumbres; éste la yariedad de los episodios, aquél la abundancia y delicadeza de las alusiones y los chistes; quién admira más el infinito artificio y gracia de los diálogos, quién la inestimable herm osura del estilo y la propiedad de su lenguaje. }) T odas estas dotes, que esparcidas hubieran hecho la gloria de muchos escritores, se encon traron reunidas en un hombre solo y d erramadas con profu sión en un libro. Y no deja de entrar á la parte de la maravilla la considerac ión de la época. Pues aunque el siglo X VI sea por tantos respetos acreedor á nuestra admiración y gratitud, ni el carácter que entonces ({DIERA ÉL, POR. DAR, UNA MANO DE COCES ..... dibujo inédito de José Jiménez Aranda Biblioteca Virtual de Castilla-La Mancha. Libros, 1895 - La Ilustración artística dedica este número al inmortal libro D. Quixote de[...] » LA tenía la ilustración, ni la calidad y mérito de los autores que á la sazón sobresalían entre nosotros, ni, en fin, el tono general de nuestras letra, ni aun de nuestros gustos y usos, podían prometer una producción tan original y tan grande, y al mismo tiempo tan graciosa. Ella á nada se parece, ni sufre cotejo alguno con nada de lo que entonces se cscribía; y cuando se compara el Quijote con la época en que salió á luz y á Cervantes con los hombres que le rodeaban, la obra parece un portento y Cervantes un coloso. »Empéñense en buen hora los q ue se precien de críticos en analizar las bellezas de esta fábula y examinar cómo el escritor sup o hacer de su héroe el más ridículo y al mismo tiempo el más discreto y virtuoso de los hombres, sin que tan diversos aspectos se dañen unos á otros; ómo en ancho empleó todas las formas de la simplicidad; q ué de recursos se supo abrir en estas variedades im perceptibles, 'in ofender á la unidad de los caracteres; cómo supo enlazar á su fábula los lances que parecían más lejanos de ella, y hacerlos servir todos para realzar la locura del personaj principal; de dónde aprendió á variar las situaciones, á co ntrastar las escenas, á ser 'iempre original y nuevo, sin desmentirse ni decaer nunca, sin fasti diar jamá.. T odo esto pertenece al genio, que se lo encuentra por sí solo, sin estudio, sin regla y sin ejemplares. »As í aparece tanto más vano, por 110 decir importun o, el empeño de los hombres doctos que se han puesto :i desentrañar las bellezas de este libro, ajustá ndole á reglas y á modelos que, no teniendo con él ni semejanza ni analogía alguna, de ninglÍn modo pueden comparársel . Si su autor pudiera levantarse del sepulcro, y.viera á los un os apurar su ingenio, á otros su erudi ción, á otros su cavilosa metafísica y á tocios sud ar para hacer clel Quijote una obra á su modo, qu izás les dijera con compasió n y con risa : «En balde os aranái' si con esa disposición doctrinera pensáis gustar cle mi libro ni hacer entencler lo que vale. ¿Qué hay en Homero cle común conmigo, ni e n Aquiles con D01l Quijote, ni qué tienen q ue hacer aquí Macrobio y Apuleyo, Aristóteles y L o ngi no? Todo ese aparato de e rudición y prin cipios podrá servir á vuestra ostentación; mas para explicar mi obra es del tocio insignificante y supe rfluo. La natu raleza me presentó á D. Quijote, mi imag inación se apoderó de él, y un feliz instinto hi zo todo lo demás. Así, cuando hablá is de imitaciones épicas, de intenciones metafísicas y su tiles, de artificio y pulimento, me asombro de " er q ue haya e n mi libro tantas cosas en que no pensé, y q ue sea menester tanto trabajo para descifrar y dar precio á lo que á mí no me costó ninguno.}) » o : el Quijote no tuvo modelo, y carece hasta a hora de imitadores (1): es una obra que presen ta tod os los caracteres de la originalidad y del ge nio, un poema divino á cuya ejecución presidieron las Gracias y las Musas. Su publicación fué un rayo q ue deshizo en un momcnto las ilusiones de la caballería; y el tropel d e libros qu ata Ó, tan univer. almente d erramado y tan grata mente acogidos, desapareció de tal modo que ya sólo e n el Quijote dura la memoria de que fu eron : triunfo admirable y singular, digno del mérito d e la obra, y gloria e n que autor ninguno puede competir con Cervantes (2). »Así, contra el destino y condición de las sátiras, cuya vida, por la naturaleza mi sma de u objeto y de sus medios, es por lo co mún tan corta (3), se reservó al Quij ote el privilegio extraordinario de ir adq uiriendo nueva vida y lu stre nuevo al cabo de d os siglos que los libros de caballería y sus ilusion es extravagantes está n sepultados e n olvido. El interés vivo é inm enso que anima todas las partes de esta fábul a no se limita á una sola época ni tampoco á un solo país. D e de que su autor la dió á lu z, las prensas no se cansan d e e tampada ni los ojos d e leerla. Todas las nacio( 1) Cánd ido, Suhlero, Fray Gerundio y ot ros li bros escritos en la manera del QUIjote prueban más que ninguna ot ra cosa la supe ri oridad de Cervantes : copias miserables de un ad miraule o,i ginal. (2 ) Esta desaparición de los li bros de cahall erías fué muy pronta: ya Calderón decia en su Afoest,·o de damar: «En ti T odas las locuras dejo De Fsplandián, de I:lelianís, Amadís y Beltenebro', Que, á pe a r de Do" Quijote, Hoy á re,'ivir han vuelto.» ' J ornad a 1, escena 1.) (3) E stá en la naturaleza que a í sea: si la sá tira es vaga no nteresa; su "ida y su inte, és nacen de.la aplicación in genio a y oportun a á circunstancias y personas determinadas: ct:ando éstas dejan de existir, la sátira cae tam bién con ella y sólo puede conse rvar e á fuerza de ingenio y mérito en la ejecución. ILU STRACIÓN ARTíSTICA nes cultas la han hecho suya : los nombres d e don Quijote y Sancho son conocidos e n las regiones más apanada~ y mentados en los á ngulos más remotos d e la tierra; y estos dos personajes humildes, nacidos en la fantasía de Cervantes, vencen e n celebridad á los héroes más ilustres de l::t fáb ula y de la historia.» MANU EL JosÉ DE QU INTANA «Ensalzado erva ntes hasta las nubes en todas las nacio nes de E uropa, y singularme nte en Inglate rra y Francia, ya miradas entonces, y no sin moti\'o, como al frente de la civilización del mundo, se avivó el fervor de nuestros lite ra to, y no pudieron me nos de reconocer en el autor del Quijote á uno de lo pocos seres p rivilegiados q ue, valiéndonos de un neologi mo expresivo y elegante, designamos hoy con elnombre de genios. I a injusta cru eldad con que las referidas nac iones d enigraban todo lo demás d e España, daba mayor precio y fuerza a l panegírico de Cervantes, haciendo de él una excepción rarÍ 'ima; el Píndaro d e esta Beocia. Como se negaba que hubiésemos tenido fil ósofos, sabios y gra ndes humani stas, y a l propio tiempo se afi rm aba q ue Cervantes era un genio, muchos críticos españoles, que con harta humildad creían la primera afirmación, quisieron subsanarnos del daño deduciendo de la segunda que e n Cen'antes estaban compendiadas todas las ciencias, todas las humanidades y toda la fi Ioso fía. Por otra parte, la magia del Quijote concu rría y conspiraba á que pasase su au tor por un varón extraordinario, y yo creo que no hubo clasicista español de aquella época, y sea esto dicho para honra de todos, q ue, por mucho que se admirase de su Boileau, de su Corneille y d e su Racine, no pusiese a l ma nco d e Lepanto por cima de estos tres escritores, sin hallarle igual, á no ser en H ome ro.» N ÚMERO 6 80 do la honra. » Ni del caball ero que estas pa labras dice, ni de los sentimientos que estas pa labras exprea n, pudo en ma nera a lguna burlarse Cervantes. H ay en estas palabras algo de más patético y . ublime que cuanto se cita de su blime y de patético en la poesía ó en la historia. El qu'ilmourut de Corneille y e l tout est perdu IlOrs l'homzeltr de Franc i. ca 1, parecen fraes artific iosas, rebuscadas y frías, frases de ptlrad{~, al lado d e las frases sencillas y naturale de don Quijote, que nacen de lo Íntimo de su corazón y está n en perfecta consonancia con la nobleza de su carácter, nunca desmentida de de el principio hasta el fin d e la obra. »Yo no entiendo ni acepto mu y á la letra la su posición d e que D. Quijote simboliza lo ideal y Sancho lo real. Era Cerva ntes demasiado poeta para hacer de sus héroes figuras simbólicas ó pálidas alegoría . o era co mo Moliere, que hace en E l Avaro la personificación de la avaricia y en E l Misántropo la per onificación de la misantropía . Era como H omero y como Shakespeare, y creaba figura vivas, individuos huma nos, determi nados y reales, á p esar de su hermosura. y es tal su virtud creadora, qu D . Quijote y San ha viven más en nuestra mente y en nuestro a fecto que los más famosos personajes de la historia Ambos nos parecen moralmente hermosos, y los amamos y nos complacemos en la realidad de su sér como si fuesen honra de nuestra especie.» J UAN V ALER A EDICIONES D E L «QUIJOTE» Son más numerosas de lo flue generalm ente se cree las ed iciones que se han publicado de E l h wenioso Hidalgo D on Quijote de la Manclla. En la notable librería del distinguido bibliófilo de esta ciudad D . I sidro Bonsoms y Sicart figuran más de 500 edi ciones «Cervantes parodió en su Quijote el espíritu caba- distintas el e la obra maestra de Cervantes, entre las lleresco, pero confirmándole ante que negándole. cuales, 187 son ediciones publicadas en lengua casN o fué esta su intención, pero fu é u inspirac ión in- tella na, 140 en francés, 83 en inglé , 39 en a lemá n, consciente, la esencia y el ser d e su ingenio; de lo 14 en italiano, lO en holandés, otras 10 en ruso, 5 en cua l no se daba cue nta, por ser él poco crítico, y por portugués, 3 en húnga ro, 3 en le ngua da nesa, 3 en vivir en una edad y e n una nación dond e la crítica catalán, 2 e n sueco, 2 en griego y otras 2 e n boheliteraria y la reflexión sobre estos puntos, si existía, mio, una en croata, otra en polaco, otra en lengua rvia, y finalmente una edic ión en las d os le nguas era superfi cia l ó extraviada . Época aquella d e impremeditada inspiración, el único intento cla ro y deter- fran cesa y polaca. Bie n es verdad que la biblioteca minado que Cervantes tuvo, fu é censurar los libros cervantina de D. J sidra B onsoms es quizás la más de caballerías Melchor a no, Luis Vives, Alejo d e completa de todas las que ex iste n; ya que, para no Venegas, fray Luis de L eón, Malón de Chaide y citar más que algunas de las que hay en E spaña, la otros los había n ya censurad o seria men te. Cervantes biblioteca de D. José M.a Ase nsio, presidente de la quiso acabar con ellos por medio de la burla, y vino A ademia de Bellas L etras de Sevilla, con ser basá lograrlo. No ll evaba Cervantes otro fin, y no se tante numerosa y digna de especial mención, no concomprend e cómo a lgu nos admiradores suyos lo des- tiene más q ue 115 ediciones españolas y 26 version s conozcan, suponiendo propósitos contrari os e n e l en lenguas extranjera; la de D . P edro Salvá, entre Quijote. En mil pasajes de esta obra inmortal se d e- su riqu ísima colecc ión de obras, no contiene más clara, sin la menor ironía, sino fran ca y abiertamen- que 36 ediciones d el Q7tijote en castellano, y la del te, que se trata de desterrar los libros de caba ll erías presbítero Sr. Cortejón, ilustrado catedrático d e Prey de anatematizar su lectura. o debe, pues, dudarse ceptiva literaria en el Instituto de segunda enseñan za de nuestra ciudad, á pesar de que es ta mbién mu y de esto. » nota ble, dista mucho, según sabe mos por conducto «Por cuanto qu ed a expuesto se corrobora más que fid edigno, de contener ta n gra n número d e ejemplade censurar Cervantes en el Quijote un género d e re como la biblioteca del Sr. Bonsoms. Va mos, en cumplimie nto del encargo que nos han literatura falso y a nacróni co, no se sigue que tratase d e censurar ni que censuró y puso en ridículo las hecho los editores d e esta R evista, á d ecir algunas ideas caballerosas, el hon or, la lealta d, la fId elidad y pa labras ace rca de las principal es ediciones d el Qltl~ la castidad en los a mores, y otras virtudes q ue cons- jote comprendidas en di cha biblioteca. tituían el ideal d el caballero y q ue siempre so n y seE Dl ClON1,S EN ESPAÑO L ( 16 0S) rán estimadas, reverenciadas y queridas d e los nobles espíritus como el suyo. N o hay, en mi sentir, acusaD e las ediciones en castella no la má an tiguas son c ión más injusta que la de aquellos qu e ta l d elito imputan á Cervantes. D. Quijote, burlado, apaleado, d el año 1605, en q ue por primera vez apareció la objeto d e mofa para los duqu es y los ga napanes, ator- primera parte del Quijote. eis son la. ediciones d e mentado en lo más sensible y puro d e su a lma por la esta fecha q ue fi guran en la librería del Sr. Bonsoms; d e e nvu elta Altisidora, y hasta pisoteado por a nima- dos de ellas publicada en Iadrid, dos en Lisboa y les inmundos, es una fi gura más bella y más impáti- otras d os en Valencia. Las dos d e fad rid están imca que todas las demás de su historia. Para el alma presas por Juan de la Cuesta, á expensas d e Francisnoble que la lea, D. Quijote, más que objeto d e co d e R oble, y llevan las do e l escudo del mencioescarnio, lo es de amor y de compasión respetuosa. nado impresor, que representa una mano sostenien do Su locura tiene más de sublim e q ue d e ridículo. Jo un ha lcón encapirotado, d ebajo del cual se ve un sólo cuando no le tocan en su mo nomanía es don león tendido ó dormido, co n el lema «Post tenebras Quijote discreto, elevado e n sus sentimientos y mo- spero lu em; » y las dos contienen la Tassa de ] uan ralmente herma o, sino que lo es a un e n los a rran- Callo d e Andrade, dada en Valladolid á los veinte ques d e su mayor locura ¿Dónde hay palabras más días d el mes d e diciem bre de 1 604, y la licencia real, sentidas, más propias de un héroe, más noblemente expedida también en Valladolid á 26 de eptiembr.e mela ncólicas q ue las que dice al caballero d e la Blan- del mi smo ailO; pero se notan entre ambas las SIca Luna, cua ndo éste le vence y q uiere hacerle con- guientes diferencias : 1 :1, en la portada d e una de fesar que Dulcinea d el T oboso no es la más herm osa dichas ediciones se dice solamente «Con privilegio, » mujer del mundo? «D. Quijote, molido y a turdido, y en la otra «Con privilegio de Castilla, Aragón y sin al zarse la visera, como si hablara dentro d e una Portugal »; 2. a , en la primera la d edicatoria va dirigitumba, con voz debilitada y enferma dijo: Dulcinea da «al du que d e Béjar, marqu~s de Gib raleón, co nde d el Toboso es la más hermosa mujer del mundo y yo de Benalcac;ar y Bañares, vizconde de la Puebla de el más desdichado caballero de la tierra, y no es bien Alcozer, señor de las villas de Capilla, Curiel y Burque mi fl aqueza d efra ude esta verdad; aprieta, caba- guil las; y en la otra en vez de Benalcac;ar se dice llero, la lanza y quítame la vida, pues me has quita- Barcelona, yen vez de Burguillos Burgillos (véanse en Biblioteca Virtual de Castilla-La Mancha. Libros, 1895 - La Ilustración artística dedica este número al inmortal libro D. Quixote de[...] NÚMERO 680 el presente número de LA ILUSTRACIÓN las copias tipográficas de la. portadas correspondiente á las dos ediciones) : 3. a , la primera edición en el reverso de la plana q ue contiene la Tassa y que está sin fo liar, lleva te timonio de las erratas, d e fecha L° de diciembre de 1604; mientras que la segunda lleva tres erratas, sin fecha, á continuación de la Tassa y en la misma plana : 4. a , la primera edición no contiene más que la licencia real, de q ue se ha hecho mención, para imprimir el libro en todos estos nuestros R eynos de Castilla por tiempo y espacio de diez a710s,' la segunda ed ición lleva, además de esta licencia y á continuación de la misma, otra real licenci:J., escrita en portugués y fechada en Valladolid en 9 de feb rero de 16°5, autorizando á Miguel de Cervantes Saavedra para que possa imprimir nos meus R ejllIOS de P ortugal ó liuro intitulado I ngenioso Hidalgo D on Quixote de la ]yfallcha. Sin embargo, la diferencia capital entre ambas ediciones es la que señaló D. Juan Eugenio Hartzenb usch y que hemos tenido ocasión de comprobar, la cual se observa en el capítulo XXV!, de la parte ó sección tercera, donde se prosiguen las finezas que de enamorado hizo el nltestro D on Quijote e?l Sierra morena. Cuando en dicho capítulo se trata de que el héroe ma nchego se propuso imitar á Amadís, en la edición «Con privilegio» se lec: mas ya sé que lo que él hizo jué rezar y encomendarse á Dios,' p ero qué ltaré de rosario que no le tengo? E n esto le vino al pe1tsallltento cómo le ltaría, y jité que rlls/{ó una gra n tira de las jaldas de la camisa, que andaban colgando, y dió/e once nudos, el uno más gordo que los demás, y esto le sirvió de rosario el tielllpo que allí estuvo; mientra q ue en la e lición «Con privilegio de Castilla, Aragón y P ortugal,» se d ice: mas ya sé que lo que más que él hizo jué rezar y asi lo Itaré yo. Y sirviéronle de rosa 1'0 IInas agallas grattdes de un a!cornoqz¿e, que ensarló, de que ltizo un diez. E l rasgo relativo á la tira de la camisa que se lee en la edició n «Con privilegio,» indudablemente se mandó suprimir, porque sólo se encuentra en las dos ediciones de Lisboa, de qu e hablaremos á continuació n; pe ro no aparece en la otra edición impresa por Ju an de la Cuesta. en [6°5, ni en las dos impresas aqu 1 mismo año en Valencia . por P edro Pa tricio Mey, ni e n ninguna de las edicion es posteriores. Y este dato es de muchísi ma importancia para fi jar el orden cro nológico en que fueron publicadas las seis edic ones de aquella misma fecha. E dicl'oJteS de L isboa de t 60S. - La primera de estas dos ed iciones, ó sea la impresa con licenfa do San · to OJjirio, por J orge Rodríguez, en 4. °, á dos columnas, tiene 10 hojas preliminares y 220 foliadas, la última sin numerar y la pen última marcada por equivocación con el número2 09. La viñeta de la po rtad a (véase el facsímile en elpresen te nú mero) representa un caballero montado 1 eva ndo una espada en alto, y precedido de un escudero á pie con lanza al hombro y espada á la cintura. La li cencia del Santo Oficio lleva la fecha del 26 febrero de 1605. La segunda de estas dos ediciones de Lisboa es la impresa por Pedro Crasbeeck, con licenc ia de la Santa Inq uisición, expedida en 27 de ma rzo del mism o año, y consta de 448 páginas foliadas, en 8. o menor, y [2 más sin foliar, de portada y pre liminares. Lleva en la portada (véase la reproducción correspondiente) dos tiguritas que representan un jinete cubierto de todas armas defensivas, con lanza al hombro y en clirección hacia la izqui erda, seguido de un peón, armado también de lan za y espada. Edicz'ones de Valencia de 1605. - Las dos están impresas por P edro Patricio Mey, á costa de I usepe Ferrer, on del mismo tama ño, tienen el mi s mo 11Lí.mero de páginas foliadas y sin fo lia r, la m isma aprobación, firmada á 18 de julio por Fr. Luis Pellicer, lector de S. T/zeologia y diflimdor, y lleva n en la portada la misma estampa, que representa un caballero lanza e n ristre, en actitud de aco meter (yéase la copia de dicha portada). Sin embargo, son dos ediciones distintas, con varias ,d iferencias tipográficas, de las cuales D. Pedro Sah'a, en el Catálogo d e su biblioteca, señala las sigu ientes como muy n otables: En una de estas dos ediciones el reclamo d el recto de la segunda hoja, ó sea la de la Ap robación, dice Al;, en la otra dice La;, en aquélla la primera hoja va marcada jol 1; e n ésta sólo hay el núm ero 1 (sin jol); en la primera están bien numeradas las páginas 192 y 243; en la segunda la numeración está equivocada, llevando dichas páginas los mí.meros 162 y 234 respectivamente; y por fin, en .l a primera la página 365 principia dic iel~do el de Alicante, mien. tras que en la segunda empieza con las palabras Sevillay yo. En cuanto á la prioridad respectiva de las ediciones de que nos venimos ocupando, si atendemos á la circunstancia anteriormente explicada, rela tiva a l pasaje del capítulo XXVI, contenido en una edición de Juan de la Cuesta y en las dos de Lisboa, y suprimi- LA ILUSTRACIÓ N ARTíSTICA da e n la otra de Madrid ye n las dos de Valencia; y si nos fijamos en las fechas de los Reales privilegios y de las licencias del Santo Oficio, pod remos afirmar que el orden cronológico en que aparecieron la' seis ed iciones de r 60 S es el siguiente: L a edición, ó edición. príncipe: la de Madrid «Con privilegio. » 2." edición: la de Lisboa, impresa por Jorge Rodríguez. 3. a edición: la de Lisboa, impresa por Ped ro Crasbeeck. 4." ed ición: la de Madrid «Con privilegio de Castilla, Aragón y Portugal. » s.a y 6.': las dos ediciones de Valencia, de P edro Patricio Mey, sin que pueda determinarse, á punto fijo, cuál de las dos se publicó primero. Esto mismo opinan también distinguido' cerV'l.ntistas. El ya mencionado D. José María Ase nsio publicó en el número de La E SDmla moderna correspondiente al L° de Enero del año último un 'artículo titulado «Noticias curiosas. - Particularidades y anécdotas relativas al Quijote,» e n el c ual artículo, al trata r d e las primeras ediciones de esta obra y d e la p rio ridad de su publicación respectiva, hace las siguientes consideraciones que 110S parecen muy atinadas. « El Quijote debió aparecer a l Plíblico á principios del año 1605. Lo persuade .la fecha de la fe de erratas, q ue demuestra estaba terminada la im presión e n 1. 0 d e diciembre de 1604; lo confirman los hechos, pues en 26 de fe brero y en 25 de marzo de 1605 ya se dieron licencias e n Lisboa á los editores Jorge Rodríguez y P edro Crasbeeck para que pudieran reim pri mirlo. Estas liccncias causaron gran alarma al librero Fra ncisco R obles, q ue había comprado á Miguel de C ervantes el derecho de reimprimir E l In <Te1I/'oso I!idalgo, y para preve nir la reproducc ión de ediciones en los reinos que formaban la corona de E spaña, solicitó y obtU\'o nuevo p ri vilegio que comprendía á Aragón y Portugal, y puso en circulación inmediatamente nueva edición. P or cierto que insertó e n ella el certificado de Portugal, pero no el de Aragó n, y la misma falta se nota en la ed ición de 1608. » Solamente así se explica que el pasaje del capítulo XXVI con te nido e n la edi.ción «Coú privi legio» Ó edición p ríncipe, aparezca en las dos de Po rtugal y no en la otra d e Juan de la Cuesta ni e n ninguna de las ed iciones posteriores; y la misma prisa del librero R obles en publicar la edición «Con privilegio de Castilla, Aragón y Portugal» pudo ser causa de las erratas Barce/ona y B urgillos q ue ~e observan en la portada de esta segunda edición impresa por Juan de la Cuesta. ::\1uy raros son los ejemplares de todas estas edicion es de 160 5. La medalla que se acuñó e n nu estra ciudad para conmemorar la inauguració n de la fototipografía y la reproducción en facsímile por dicho procecli miento · de la primera edición ó edición príncipe del Quijote, di ce que sólo quedan en España dos ejemplares de la misma, si bien nosotros tenemos motivos para c reer que esta afirmación no es exacta. D. P edro Salvá, para demostrar la rareza d e la edición de Lisboa, impresa por Jorge R odríguez, d ice que no conoce ningl~ n otro ej emplar que el de su biblioteca; sin e mbargo, D. José M.a Asen sio, en una nota de su artículo ({Curiosidades,» publicado e n La Espatla M oderna y del c ual he mos hablado anteriormente, afirma que ha tenido ocasión de ver cuatro ejemplares de esta edición de R od ríguez : el que fué de Salvá, vendido en París en 1892; el que fué de D. Leopoldo Ríus y q ue a hora perte nece al Sr. Bonsoms; el del marqués de Jerez d e los Caballeros, en Sevilla (1), y el que tiene en su colección el mismo D. José M.a Asensio. Este escritor cervantista, en el Catálogo de su biblioteca califica de rara avis el ejemplar q ue posee de la edición de Li sboa impresa por P edro Crasbeeck. El repetido D. P edro Salvá y el Diccionario bibliográfico de Jacques-Charles Brunet dicen que la 2 . a edición de Madrid es tan rara y tan buscada como la prime ra. Y fin almente, el mismo Salvá, al hablar de las do's edic iones valen cianas, dice que compiten en rareza con las de Madrid. . Ed ición de 16°7, publicada en Bruselas, por Roger Velpius, en 8.° Es nota ble por ser la primera edición en lengua cas tellana impresa y publicada en el extranjero . Eclición de 1608 : tercera impresa por Juan de la Cuesta, co n 12 hojas preliminares y 277 foliadas. Por la circunstancia de contener considerables correcciones, adiciones y supresiones, esta edición es la q ue ha' servido de texto para las reimpresiones académi cas y ha sido siempre la más buscada por los bibliófilos. Edición de [6ro, publicada en Milán por el heredero de Pedro Mártir Locarni y Juan Bautista Bidello. ( 1) El Excmo. Sr. Marqués de Jerez de los Caballeros posee una de las mejores bibliotecas cervantinas que hay en España. Biblioteca Virtual de Castilla-La Mancha. Libros, 1895 - La Ilustración artística dedica este número al inmortal libro D. Quixote de[...] 43 Es la segu nda edición castellana publicada en el extranjero, y notablc, además, porque en ella la dedicatoria de Cervantes al duque de Béjar fué sustiluída por otra d e los impresores «All' lllmo. Señor el ig. Conde Vitaliano Vizconde.» 16 l5. - Primera edición ó edición príncipe de la 2. a parte del Q/Újote, dedicada á D . P edro Fernández de Castro, conde de L emos, «con privilegio, » im pre a por Juan de la Cuesta, también á expensas del librero Francisco de Robles; 8 hojas preliminares y 280 foliadas, en 8.° menor. Edición rarísima y ünica que se hizo en E paña cn vida del autor. 1616. - Edición p ublicada e n Bruselas por Huberto Antonio. Comprende sólo la 2." parte del Qttijote, y el perm iso para su impresión está fechado en 4 febrero de 16 16; por con iguiente debe ser la segunda edición de la 2.a pa rte, y primera impresión d e la mi sma en el extranj ero 1616. - Ed ición publicada en Valencia por Pedro Pa tricio Mey. Como las a nteriores comprende sólo la 2." parte y debe co nsiderar e como la tercera ed ición de la mi ma, por cuanto la licencia para u imprcsión lleva la fecha del 27 de mayo del mi mo año 161 6. 16 q. - Edi ción en 8:, publicada en Barcelona, en casa Bautista Sorita, á co ta de Juan Si món. Es muy notable por ser la primera q ue tiene reunidas las dos partes del Qlújote, y tan rara que D. P edro Salvá d ice qu e su ejemplar es el único que conoce. Sin embargo, ade más del suyo d eb ía existir a lgú n otro, pucsto que figura un eje mplar de esta misma dición en la biblioteca de D. I sidro Bonsoms. 16 47. - Segunda edició n que co mprende las dos partes del Qltijote. Se publicó en Madrid por los ed itores J . Antonio Bonet y Francisco Serrano, y en ella la dedicatoria de la r. a parte va susti tuída por otra del editor Serrano á D. Antonio de Vargas. 1744. - Ed ición en cuatro tomos, 12 .°, p ublicada en La H aya por P. Gosse y A. M oetjens, co n la vida de Cervantes por D. Gregorio Mayans y Siscar. Es n otable esta edición porque tie ne, segú n reza la portada, «muy be llas estampas, grabadas sob re los dibujos de Coypel, primer Pintor del Rey d e Francia » 17 80. - Magnífica ed ición de cuatro tomos en folio, hil o superior, impresa por J oaquín 1barra, y con láminas de José del Castillo, Antonio Carnicero y otros. Es la primera edición corregida por la Real Acade· mia española. La segunda de la Academia es de [7 152 Y la te rcera de 1787, ambas edicion es impresas por I barra y con lá mina ' de I sidro y Antonio Carni cero. Se dife rencian tan sólo en que la segunda edición consta de cuatro tom os y la tercera de seis. 1797-9r. . - D c esta fecha existen en la bi blioteca del Sr. Bonsom s tres eje mpla res de otras tantas ediciones, publicadas por D. Gabriel de Sancha, con estampas de Navarro y con la vida del autor por D J uan A..l1tonio l'eILicer. Uno de estos ejemplares consta de cuatro tomos y está impreso en hilo común; otro que tiene cinco tomos está impreso en papel de hilo superio r, y fi na lmente el otro que consta de siete tomos es uno de los poquísimos ejemplares (seis según Salvá, dos segú n la nota impresa pegada cn el primer tomo) q ue se im prim ieron e n hermosa vitela y por el cual se pagaron 3.000 francos en París el año 1882, siendo de creer que es el ejemplar que perteneció al mismo Gabriel d e Sancha, por cuanto en todos los volúme nes lleva las cifras G. S. entrelazadas en el lomo de la magnífica encuadernación de tafilete. 18 [9. - Cuarta edición corregida por la R eal Academia española. Consta de cinco tomos, en 8.° mayor, con estampas de Rivelles, grabadas por Enguidanos y Blanco. El tomo V contiene la vida de Cervantes por D. Martín F ernández de Navarrete. 1827. - Edició n en miniatura, 16:, con estampas; límpidamente impresa por J ulio Didot, mayo r, y. publi cada en París á expensas de D. J oaquín M.a de Ferrer. Las cos partes están contenidas en un solo volume n. 1832. - Segunda edi ción en miniatura, también publicada en París por D. J oaquín M. a de Ferrer. Es igual á la anterior, con la sola diferencia de constar de dos voltímenes, por haberse espaciado las líneas algo más que en la edición anterior. 1 8 ~3-39. - Edición imp resa en Madrid por E. Aguado. Consta de seis tomos en 4. ° con los comentarios de D. D'iego Clemencín, y es, por esl<1. circu nstancia, la más Mil de las que se han publicado hasta ahora para los que quieran conocer á fondo las bellezas y lo defectos de la obra de Cervantes. 1863. -De esta fecha existen tres ejemplares de otras tantas ediciones publicadas en ArgamasiUa del Alba por Manuel Rivadeneyra; un o de los ejemplares en hilo superi or, 16."; otro del mis mo tamaño en hilo común, y otro de papel superior, marqu illa. E~te (tltimo, que consta de cuatro tomos, for ma parte de las obras completas de Cervantes publicadas por el 44 LA I LUS T RAC I ÓN ARTISTICA L'ENGINYOS CAVALLER nON aUlXOT DE LA MANXA Miquel de Cervantes Saavedra NUMERO 680 cionario bibliográfico d e Brun et, ya citado anteri ormente, dice que esta primera versión se imprimió en Londres en 16 r 2 y 1620, de esto se d educe que el primer tomo, que contiene sólo la l, a parte del Quijote (y no podía contener la 2. a porque aún no se había publicado), debe ser del año 16 12. Siguen á esta edición las de 1652 Y de 1675, ambas publicadas en Londres por Crooke y Scot respectivamente; y la de 1687, publicada asimismo en L ondres por ewton, que contiene la traducción de J. Philip , en un '0 10 volumen, folio .menor, con láminas ó grabados en cobre. VERSIONES ALEMANAS Anton; 1lulbolln y :rus.U 6,\1\I ·1·:I.U:-'\ l'u·' ....It,ul.\r.Ji,f.AI.I( . IW"'lL'u:. 1I 101,1'-:'''.'(' D e e tas existen en la bibliotec.1. del Sr. Bonsoms tres ejemplares corre pondientes á otras ediciones del siglo XVII, á aber: la de 1648 y 1669, publicadas ambas en F rancfort por M. Gotzen, y la de 1683, p ubli::ada en Basilea por J. Ludovico du F our Jo consta ':: 11 dichos ejemplares el nom bre del traductor; pero .lCeniéndose á lo que dice el ya repetido Diccionario bibliográfico de Brunet, las ed iciones tÍ que nos referimos deben ser otras tantas reimpre iones de la primera versión alemana, hecha por l~a cal Bastel, y pub licada en Cothen en 1621. VERS iONES ITALIANAS Tres son también los ejemplares que posee don I sidro Bonsoms de las ediciones italianas publicadas durante el siglo á que nos contraemos: la edición de 1622 (primera italiana) y la de 1625, publicadas ambas en Venecia por Andrea Baba; y la de 1677, publicada en Roma por J. Corno y B. Lupardi. Las Vcrsi6n catalana de Anton io Bulbena y Tusell, 1891. Bo.rcelona. I mprenta de Altés tres contienen la traducción hecha por L. Franciosini, y de las tres se reproduce la portada en el presenmismo:¡Rivadeneyra. El mérito de estas ediciones otras tantas ediciones que se publicaron en fran cés te número de la Revi ta o consiste para el literato en que el texto fué corregido desde el año J 6 J 4 hasta el 1695 inclusive. VERSION ES HOLANDESAS La más antigua de estas ed iciones, cuya portada se por D. Juan Eugen io Hartzenbusch, y para el bibli ófilo en la circunstan cia de que se imprimi eron en la reproduce en el presente número de L A ILUSTRADe estas versiones existen en la biblioteca del semisma casa donde se supone que estuvo preso Mi- CiÓN, lleva la fecha de 1614 , fué publicada en París ñor Bonsoms cuatro ejemplares que corresponden tÍ por Juan Foüet, y contiene sólo la L a parte del Qltl~ las ed icion es siguientes: la de r657, publicada en guel de Cervantes. A partir de esta fe ha, las principales ed iciones del jote. Es la primera versión fran cesa, hecha por Cé ar Dordrecht por Savry; y las de 1669, 1696 Y 1699, Quijote se han publicado en nuestra ciudad, )' de Oudin, secretario de . M . en las lenguas germánica, p ublicadas las tres en Amsterdam, la primera por italiana y española y secretario de Monseñor el prín- Boeckholt, la segu nda por G de 1 amsveld, y la terentre ellas merecen citarse las siguientes: 1871-73. - Cuatro tomos. Esta edición, impresa en cipe de Condé. El mismo Lui s XIII, á quien está cera por G. de Coup Todas ellas conti enen la mi sla casa arciso Ramírez y Ca es la reproducción en dedicada la obra, le encargó la traducción d I .Don ma traducción de L. V. B. (Bosch, seglín el catálofacsímile de la primera ed ición ó edición príncipe del Quijote, y por este trabajo recibió César Oudin una go de Leopoldo Ríus) y van ilustradas con estam pas (véanse en el lugar correspondiente de este número Quiiote por la fototipografía y fué publicada por el suma de 300 li bras. Síguele, en orden de antigüedad, la ed ición de 1622, las reproducciones de las portada respectivas). De coronel D . Francisco López Fabra. Las 16.' 3 notas puestas á esta edición por D. Juan Eugenio Hartzen- publicada también en París por Denis Moreau y que las versiones en las demás lenguas extranjeras no sólo contiene la 2. a parte del Quijote, traducida por existe en la biblioteca del Sr. Bonsoms n ingún ejembusch se publicaron en 1874. 1875. - E d ición publicada por los herederos de Francisco de R osset, natural de Provenza, novelista plar del siglo XVII Pablo Ri era. Consta de dos tomos en folio mayo r, y poeta, y muy experto en las lenguas del Mediodía Bastante más podríamos aiJad ir á lo qu e llevamos de Europa. Su versión, que es la primera que se hizo expuesto; pero este artículo, que ya peca de largo en con láminas del célebre dibujante Gustavo Doré. 1879. - Editor Juan Aleu. Consta de dos tomos en en francés de la 2. a parte del Quijote, se imprimió demasía, y que por la circunstancia de ser meramenfolio con cromos y dibuj os de Apeles Mestres. Esta por primera vez en lÓ18, según dice el Diccionario te bibliográfico ha de carecer de toda amenidad, reed ición, conforme á la corregida y publi cada por la bibliográ fi co de Brun et. sultaría, si fuese más extenso, extrao rdinariam ente Vienen después de estas dos primeras las dos edi- cansado y fastid ioso para los lectores de esta R evisR eal Academia española, ru é anotada por D. Antonio Bofarull y de Brocá. Otra edición de la misma ciones de 1625, París, ed. Mestais, u na de ellas con ta. Por otra parte, en este mismo núm ero se inserta fecha e la publicada por Espasa hermanos, com- la traducción de César Oudin y otra con la versión un estado de todas las ediciones publicadas del Ql¿Z~ puesta de dos tomos en folio mayor, con láminas de F. de R os. et; la edición de 1639, París, ed. Ar- jote, que puede servir de complemento al presente nold Cottinet; otra de la misma fecha, publi cada por artículo y en el cual se consignan cuantos datos puegrabadas en acero. 1880-83.-Montan r y Simón. Luj osa edición en Antoine Couton; la de 1646, publicada en Rouen; dan interesar á los cervantistas. dos tomos, folio mayor, con grabados intercalados y la de 1665, en Orleans; la de 1678, París, ed. Claude La li sta de ediciones en dicho estado contenida, y láminas cromolitográfi cas de los reputados artistas Barbin; la de 1681, también publi cada en París por lo que 'llevamos consignado en este artículo , bastan D. Ri cardo Balaca y D. J. Luis P ellicer. El texto el mismo editor; otra de la misma fecha publicada en para demostrar la inm ensa celebridad que, desde su Lyón por Thomas Amaulry; la de 1692, Amsterdam, aparición en r605, ha tenido en nuestra patria y fu eestá anotado por D. icolás Díaz de Benjumea. Finalmente, para terminar con las ediciones espa- ed. Abraham Wolfgang; la de 1695, P arís, ed. Clau- ra de ella la obra inmortal del Príncipe de los ingeñolas, diremos que impresas en el establecimi ento de Barbin, y fin almente otra de Amsterdam, ed. Pi er- nios españoles. I GNACIO D UBLÉ tipográ fi co del Sr. Gorchs están en curso de publica- re Mortier, que empezó á publicarse el mismo año ción tres edi ciones del Quijote, una en papel de hilo, de 169 5, terminando su publ icación en 1696. otra en papel del Japón y otra en vitela. Además podemos citar aquí las dos versiones cataVERSIONES INGLESAS lanas de la misma obra, ambas publicadas también en nuestra ciudad: la de 1882, que cómprende sólo Los ejemplares que figuran en la prim era parte trad ucida por Eduardo T ámaro, y forma un tomo eh 4. 0 salido de la imprenta d e don la biblioteca del r. Bonsoms, de Cristóbal Miró; y la de 189[, traducida por D. An- las ediciones inglesas del Quijote tonio Bulbena, que forma también un tomo, con publicadas duran te el siglo XVll, el retrato de Cervantes. D e esta edición, impresa son en número de cuatro. De estas ediciones, la más en la tipografía de F . Altés, sólo se tiraron 350 ejemantigua consta de dos tomos plares. en S.", que conti enen respectivamente la L a y la 2.a parte del VERSIONES EXTRA JERAS Quijote, los cuales fueron imLa demasiada longitud de este artículo hace que presos en Londres por Edward no podamos ocuparnos con mucha extensión de las Blount; el primero, cuya portada versiones extranjeras del Ingenioso J'Iidalgo Don Qui- se reproduce en el presente nú'ote de la Mancha . Por lo tanto nos limitaremos á mero, no lleva ninguna fecha, hablar, y aun someramente, de las versiones que se mientras que el 2. o tomo, en la portada, cuyo facsímile también • publicaron en el siglo XVII. puede verse en este número, lleva la fecha de 1620. Dicha ediVERSIONES FRANCESAS ción contiene la primera versión Trece son los ejemplares del Quijote que existen inglesa del Quzjote, hecha por Tumba de D. Quijote, alegoría por Pinelli. Roma, 1834 en la librería del Sr-. Bonsoms, correspondientes á Thomas Shelton; y como el Dic- Biblioteca Virtual de Castilla-La Mancha. Libros, 1895 - La Ilustración artística dedica este número al inmortal libro D. Quixote de[...] BIBLIOTECA UNIVERSAL ILUSTRADA HOMENAJE AL POETA ESPAÑOL DON JOSÉ ZORRILLA Rindiendo el debido 'tributo á la memoria del insigne vate, cuyo 'nombre llenará siempre una de las hermosas páginas de la historia de nuestra literatura, y seguros de que hemos de complacer con ello á los suscriptores de nuestra BIBLIOTECA UNIVERSAL, publicaremos en el corriente año una edición de su obra inédita, propiedad de esta casa editorial, titulada LA LEYENDA DE LOS TENORIOS con ilustraciones del renombrado dibujante DO N J O SÉ LUIS PELLICER cual obra repartiremos encuadernada con tapas alegóricas. LA ILUStRACION ARTÍSTICA Desde el próximo número de nuestra ILU STRACI ÓN ARTÍSTI.~A empezaremos á publicar la traducción de la preciosa novela de J. Rameau, titulada LA CABELLERA DE MAGDALEN A ilustrada con preciosos . dibujos debidos á Mr. Marchettz ,.... A esta novela seguirá la titulada UN BUEN TÍO Y UN BUE~- CURA .' Original de JUAN DE LA BRETE; libro premiado por la Academia Francesa y traducido esmeradamente de la 38.a edición POR DON CARLOS OCHOA y MADRAZO La ilustración de esta obra la hemos confiado al dibujante español Sr. Cabrinety. Biblioteca Virtual de Castilla-La Mancha. Libros, 1895 - La Ilustración artística dedica este número al inmortal libro D. Quixote de[...] Biblioteca Virtual de Castilla-La Mancha. Libros, 1895 - La Ilustración artística dedica este número al inmortal libro D. Quixote de[...]