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HistoriaSoc[1].Pol.deMxico

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Muy bien, HISTORIA SOCIO-POLÍTICA DE
MÉXICO
EL INGENIOSO HIDALGO DON QUIJOTE DE LA MANCHA
Miguel de Cervantes S.
MIGUEL DE CERVANTES SAAVEDRA
Nació en Alcalá de Henares en 1547 y murió el 3 de mayo de 1616. Es el fundador de la novela
moderna, integrando elementos renacentistas y barrocos.
Razones para estudiar el Quijote:
 Entender el origen de nuestro idioma;
 Es la obra maestra de la literatura castellana;
 Señala las características de la sociedad española de la época; y
 Muestra la confrontación de tiempos alrededor de la voluntad de poder.
CAPÍTULO XLII
DE
LOS CONSEJOS QUE DIO DON QUIJOTE A SANCHO PANZA ANTES QUE
FUESE A GOBERNAR LA ÍNSULA, CON OTRAS COSAS BIEN CONSIDERADAS
EL duque le dice a Sancho que se aliste para tomar el gobierno de la isla. Sancho cambiaría el
gobierno de la isla por un trozo del cielo, pues se ha dado cuenta de cuan pequeño es el hombre
en la inmensidad del universo. El duque contesta a Sancho que no le corresponde a él darle el
cielo, pues este es un beneficio del que sólo Dios dispone. Sancho acepta ser gobernador, pues
esto puede ayudarle a ganar el cielo, además de que se le antoja saber que se siente ser
gobernador. El duque asegura que Don Quijote llegará a ser imperator. Al día siguiente Sancho
partirá al gobierno de la isla, pues se está alistando su ajuar para la ceremonia, el cual será
medio de letrado y medio de soldado, pues así lo amerita su cargo. Sancho confiesa que no sabe
leer, pero espera que Dios le ayude, en tanto que al frente de las tropas dará lo mejor de si.
Don Quijote interviene en la conversación y le aparta del Duque para darle un consejo,
poniendo en perspectiva a Sancho sobre que el puesto que le ha sido otorgado no es una
cuestión de mérito, sino de azar. _ consejos le da:
 “Has de temer a Dios; porque en el temerle está la sabiduría” y siendo sabio no se puede
errar en nada;
 “Conócete a ti mismo”. Sancho sabe de su condición social, pero confía en sus
facultades, debe tener prudencia para evitar conflictos;
 “De la humildad de tu linaje no te desprecies”;
 Has hechos virtuosos, pues “la virtud vale por si sola lo que la sangre no”;
 Educa a tu mujer para que no falle al acompañarte en el gobierno;
 Se justo y compasivo;
 No mezcles tus sentimientos con la justicia; y
 No agredas al castigado.
CAPÍTULO XLIII
DE LOS CONSEJOS SEGUNDOS QUE DIO DON QUIJOTE A SANCHO PANZA
Estos consejos tienden a dar consejos personales a Sancho
 Limpieza;
 Ayuda a los pobres;
 No comas ajos ni cebollas, come poco, bebe poco;
 Habla despacio y con reposo, evita refranes;
 Adopta una postura acorde con tu cargo;
 Modera el sueño;
 Evita disputas de linajes; y
 Aprende a leer y escribir.
PREGUNTAS DE LA CLASE
POR QUE LEER EL QUIJOTE
El Quijote es la primera novela vernácula moderna, que permite la unificación.
QUE IMPORTANCIA TIENE LA LENGUA
Sirve para la unificación, pero también tiene fines bélicos. El Estado es el elemento unificador
de las distintas culturas, antes el elemento unificador fue el latín, como lenguaje culto, hasta que
los Estados dejan de hablar en latín pueden generar un proyecto de Estado moderno. Los
misioneros toman un papel importantísimo para la difusión del lenguaje.
La corriente humanista de Rótterdam propone la unificación de lenguas, siendo la primera el
español, gracias a la labor de Antonio de Lebrija y la imprenta en 1492 se crea una nueva
gramática.
El castellano se desarrolló en el Centro norte de España.
EL SIGLO DE ORO ESPAÑOL
Pierre Vilar
CAPÍTULO I
EL MEDIO NATURAL Y LOS ORÍGENES DEL HOMBRE
EL MEDIO NATURAL
El océano, el Mediterráneo y los Pirineos han delimitado la integración de España, pero también
le han aislado del resto de la sociedad Europea. Se comunica difícilmente con el extranjero y no
se adapta, sino con retraso, a la evolución material y espiritual del mundo.
La península es una encrucijada, un punto de encuentro entre África y Europa, entre el Océano y
el Mediterráneo. Una encrucijada extrañamente accidentada, es verdad. Casi una barrera. Un
punto de encuentro, sin embargo, es un lugar donde los hombres y las civilizaciones se han
infiltrado, se han enfrentado y han dejado sus huellas desde los tiempos más remotos.
EL ORIGEN DE LOS HOMBRES Y DE LAS CIVILIZACIONES
Desde el punto de vista antropológico, no puede hablarse de “raza española”. La aparición del
hombre en España fue precoz. Sin duda, no comprendemos bien el contenido de los primeros
hombres indicados en los textos. Ni siquiera la palabra “iberos” está completamente clara. Se ha
renunciado a calificar a los iberos con los vascos. Añadamos a esto, que en los comienzos de la
era histórica, Levante fue visitado sin cesar por los navegantes venidos del Mediterráneo y
Roma, después de las guerras púnicas, no abandonó un instante la idea de sojuzgar toda la
península. Numancia fue durante veinte años la pesadilla de los romanos. Sin embargo, las
regiones litorales, más rápidamente romanizadas, impusieron poco a poco su influencia por todo
el país. Y este fue uno de los más hermosos momentos de la península. Esta “edad de oro” se
sitúa en los dos primeros siglos de nuestra era.
La cultura romana tuvo gran influencia en la península. Se advierte no obstante, que si bien el
sistema romano ofreció síntomas de decadencia desde el siglo III, sólo se hunde completamente
ante el Islam en 711. Factores que protegieron la cultura romana fue el cristianismo y la Iglesia.
CAPÍTULO II
LOS GRANDES RASGOS DE LA HISTORIA CLÁSICA: LA EDAD MEDIA
LA ESPAÑA MUSULMANA
Avance y retroceso del Islam
Invadida en 711 por el bereber Tarik, la Península fue dominada en siete años. Los cristianos
volvieron a ocupar una parte de la España del norte desde fines del siglo X. El Islam español ha
ejercido, por consiguiente, una influencia que dura de tres a ochos siglos, según las regiones.
Balance de la influencia islámica
La invasión resultó naturalmente destructora, pero Andalucía se benefició del dominio islámico,
pues completaron, mejoraron y embellecieron la obra de los romanos. La España mora fue en
realidad un crisol en el que se fundieron las aportaciones de las más diversas culturas. ¿Cómo
sucedió esto?, la razón fue que los dos mundos no estaban en absoluto separados. Entre las
pequeñas unidades cristianas y las pequeñas unidades moras, había guerras, pero también
intercambios.
Cada sociedad tuvo su pirámide. Entre los musulmanes, primero estaban los jefes árabes, los
soldados, luego los bereberes, luego los renegados cristianos, luego los indígenas que siguieron
siendo cristianos, llamados “mozárabes” (guardaban sus costumbres, su fe y sus jueves). Entre
los cristianos el orden era: clero y nobles, cristianos viejos, mozárabes recuperados, “cristianos
nuevos” convertidos y, por último, los mudéjares (árabes que guardaban su tradición).
En resumen, la Edad Media conoció un Islam español lleno de vida y de originalidad, cuya
riqueza, pensamiento y complejidad prepararon, no menos que la Reconquista cristiana, las
grandes realizaciones de la España futura.
La herencia de la España de la Reconquista
La propia lentitud de la Reconquista señala toda su importancia. La Reconquista fue una
empresa de colonización permanente, a la vez que una guerra santa. España fue de 711 a 1492
una sociedad de combate permanente. “La clase que combate” se adjudicó, el primer puesto. La
gran nobleza llegó a ser más poderosa que en otras partes y la pequeña nobleza más numerosa
(constituía los ejércitos). Son ellos quienes caracterizan a España con sus sueños y su nostalgia
de aventuras.
Observaciones del mismo género pueden hacerse sobre el clero, habituado por siglos de
Reconquista a formar la armazón ideológica, y también dividido, como la nobleza, por un lado
en aristocracia rica y poderosa, por el otro en masa numerosa y pobre. Hay que precisar que la
función dominante del clero y de la nobleza no significó en modo alguno, durante la Edad
Media, el aplastamiento social o la anulación política de las otras clases de la sociedad.
La Reconquista imprimió curiosas particularidades a España. Retrasó la formación del
feudalismo; se multiplicaron los fueros; un “colectivismo agrario”; continuación de las
tradiciones municipales de las ciudades, Burgos y villas; formación de las famosas “Cortes” que
fue una institución típica de la España medieval, nace en León, antes del s. XII y, en todo caso,
funciona normalmente en los demás reinos.
CAPÍTULO III
LOS GRANDES RASGOS DE LA HISTORIA CLÁSICA: LOS TIEMPOS MODERNOS
LA CONSTRUCCIÓN POLÍTICA
Apogeo y debilidades de la unidad
El matrimonio y el acuerdo recíproco de los Reyes Católicos aseguraron el hecho fundamental:
la unión Aragón-Castilla. Sin embargo, aun cuando Carlos V gobernaba España fue necesario
mantener virreyes en las antiguas capitales. Jamás los antiguos reinos aceptarán con buenos
ojos a los funcionarios y soldados venidos desde Castilla.
Activo y pasivo de la unificación religiosa
En realidad, los Reyes Católicos había prestado atención sobre todo a otro peligro: la mezcla de
religiones, costumbres y razas. Esa mezcla, que en el s. XIII había creado la elástica
complejidad de España, cede su puesto a una pasión de unidad, a un exclusivismo religioso que
caracterizarán desde entonces al grupo español. El reinado de los Reyes Católicos no es, pues,
un punto de origen, sino un momento de crisis y de decisión. En 1478 se crea el tribunal de la
Inquisición y en 1502 se expulsa a todos los no conversos de los dominios de Castilla. En 15251526 se quiere suprimir, en toda España, hasta el recuerdo de las costumbres y de la lengua de
los infieles. Todo en vano.
El reinado de los Reyes Católicos prepara un siglo triunfador. Si España asimila a Carlos V es
porque se han creado una fuerte atmósfera antes de él. Si conquista un mundo, lo evangeliza y
dirige la Contrarreforma, material y espiritualmente, es gracias al unanimismo moral creado a
fines del s. XV, es por ella que puede vivir esas grandes horas. Pero el mecanismo psicológico
puesto en marcha por la pasión de unidad produce también otros resultados. El mundo cambia,
alrededor de España, y ésta no se adapta.
El Estado moderno
Políticamente, los Reyes Católicos doblegaron la turbulencia de los grandes nobles.
fundación de la grandeza y de los títulos de España inmovilizó la jerarquía nobiliaria.
La
La hegemonía exterior
Los orígenes de la expansión española son conocidos. No es ilógico que Carlos V, ante la
extensión de sus territorios, haya vuelto, en torno a la idea de imperio. Para darse cuenta de que
Carlos V agota en su propia vida una fuerza más limitada de lo que él creía, basta comparar el
joven vencedor de Pavía con el vencedor preocupado y cansado de Mühlberg. Porque esa fatiga
es también la del pueblo español. El problema mayor de España fue que la expansión se dio
demasiado rápido y fue inmensa, dejándole a la Corona la administración de muchos territorios,
con muy poco dinero.
EL ESFUERZO COLONIAL Y ECONÓMICO
Sin embargo, el aspecto de la expansión española que ha seguido siendo esencial para los
tiempos modernos es otro: el fenómeno colonial. Dos años después de la hazaña de Colón, el
papa repartió la Tierra entre Portugal y España. El ritmo de colonización se acelera en la época
de Carlos V. Los años de 1519-1522 son de una actividad sorprendente.
¿Acaso la colonización fue una simple aventura, deshonrada aquí por la avaricia y engrandecida
allá por la fe? No, porque también participa de todo el espíritu creador (científico, jurídicopolítico, económico y material) del s. XVI. Se impone hacer constar que el hecho colonial
español fue agente decisivo en la transformación económica de que nace el mundo moderno.
Este hecho creó el primer mercado mundial.
Como siempre, conviene establecer distinciones en el tiempo y en el espacio. Hemos visto, en el
s. XV, un aspecto demográfico, una impulsión agrícola, una especialización en la producción de
lanas, una renovación del comercio interior y una participación en el comercio internacional,
que han preparado la expansión exterior de Castilla. Este impulso no debe nada a la llegada de
metales preciosos, ni a la colonización en general; por el contrario, está situado en sus orígenes:
La época de los Reyes Católicos es una época creadora.
APOGEO ESPIRITUAL. EL SIGLO DE ORO
El Siglo de Oro de la civilización española fue todo un proceso de florecimiento y no un
estallido brusco. El siglo XV lo preparó, mediante los procesos de la lengua, el desarrollo de
los géneros literarios originales y los refinamientos del arte plateresco. El “Siglo de Oro” no
sirve de expresión solamente a reducidas selecciones, sino a la sensibilidad general de la nación.
El apogeo en el “Siglo de Oro” se da en todas las posibles manifestaciones, desde arte y
literatura, pasando por la economía, hasta la medicina.
LA DECADENCIA DEL GRAN IMPERIO
La etiqueta, la corrupción y la intriga afectan la eficacia del poder central. Y la propia unidad
nacional resulta comprometida. La caída demográfica es evidente, siendo este fenómeno el
principal motor de la caída del imperio español.
Otro factor importante fue que los beneficios no fueron invertidos. Los emigrantes favorecidos
por la fortuna soñaban con una vida que no habían logrado en España, gastando mucho en
castillos, tesoros y despilfarros.
MÉXICO PRECOLOMBINO
Julia Sierra
LOS MÚLTIPLES DESCUBRIMIENTOS DEL PASADO
DE AMÉRICA
La pregunta primera es ¿quién soy? La cuestión se plantea en el presente, pero comprende el
pasado y el futuro. La pregunta tiene respuestas múltiples. La pregunta en México siempre ha
estado indisolublemente ligada a la “cuestión indígena”. Cada época y cada cultura tienen sus
formas peculiares de ver el mundo. El ser del indio se manifiesta en nuestra conciencia, aunque
esto siempre ha sido estudiado desde la visión del no-indio.
Villoro distingue cuatro momentos fundamentales en la definición de nuestra identidad:
 Lo indígena caracterizado por la providencia, es la cosmovisión religiosa que España
aporta al Nuevo Mundo;
 Lo indígena manifestado por la Razón Universal, tiene tres etapas:
o
El humanismo ilustrado del siglo XVIII, se difundió la idea de que el indio no es
inferior, sino diferente;
o
Metamorfosis romántica del pasado indígena que justifica la independencia,
sostenían que en el México precolombino el evangelio ya había sido
proclamado, por tanto, los novohispanos no debían nada a la corona y querían
ser iguales a los españoles; y
o
Historiografía cientista del siglo XIX, los pueblos prehispánicos son vistos
como pueblos semicivilizados, esto con miras en utilizar el pasado nacional
como un arma patriótica. El ser del indio es un ser muerto, es sólo una cosa
entre otras, pero permite utilizarlo como arma patriótica, como símbolo de
nacionalidad.
 Etapa de acercamiento y búsqueda de incorporación del indio a la sociedad mexicana, se
busca la homogeneización de la raza, para ello, el indio debe dejar de serlo; y
 Momento actual, se busca construir una sociedad que reconozca la pluralidad cultural
como dimensión fundamental de la organización del Estado.
EL MÉXICO ANTIGUO
Se inició con la llegada paulatina de bandas de recolectores-cazadores y concluyó con la
ocupación europea. Nunca existió como unidad histórico social.
LAS GRANDES DIVISIONES: ESPACIO Y TIEMPO
El continente americano tiene una enorme extensión, lo cual provoca que existan grandes
cambios climáticos entre el sur y el norte, además de que esta dotado de una fascinante
biodiversidad.
En México existieron tres grandes áreas culturales:
 Aridamérica, noroeste de México y Baja California;
 Oasisamérica, noroeste; y
 Mesoamérica, mitad meridional de México, hasta Costa Rica.
LAS PRIMERAS SOCIEDADES RECOLECTORASCAZADORAS. LA ETAPA LÍTICA (33’000-5’000 AC)
La palabra prehistoria es equívoca. Designa un período de la historia humana, que precede a la
escritura o historia basada en textos y a una ciencia, cuyo objeto es el conocimiento de estas
épocas. Sin embargo, esta ciencia no tiene ni problemas ni métodos propios; sus problemas son
los de la historia y sus métodos los de la arqueología.
La historia se divide en el periodo lítico, protoneolítico y mesoamérica (preclásico, clásico y
posclásico).
Se ha llamado etapa lítica al periodo que duró 28 mil años, mismo que se subdivide como sigue:
 Arqueolítico, 33’000-12’000 a.C.; y
 Cenolítico, 12’000-5’000 a.C.
En el arqueolítico no poseían equipo técnico avanzado. Sus instrumentos eran grandes y
burdos. Todo este horizonte queda comprendido en la parte final del pleistoceno, cuando el
clima era más húmedo y frío que el actual.
Hacia 12000 a.C. tuvieron lugar innovaciones importantes en la tecnología de la piedra, que
marcan el inicio del horizonte cenolítico. En el cenolítico las técnicas para la confección de
equipos con fines específicos aumentaron. El cenolítico se ha dividido en dos fases: inferior y
superior. Los artefactos típicos del cenolítico son las puntas de proyectiles. El arco y la flecha
son inventos posteriores.
En la etapa lítica los hombres se agrupaban en bandas que raras veces rebasan los 100
individuos. Integraban sistemas de alianzas. En esta época las sociedades eran básicamente
igualitarias, estableciendo diferencias sólo en razón del sexo y la edad. Los traslados del grupo
no se daban al azar, sino en circuitos preestablecidos.
LA
TRANSICIÓN
A
LA
AGRICULTURA.
PROTONEOLÍTICO O ARCAICO (5’000-2’500 AC)
Algunos grupos de recolectores-cazadores fueron modificando lentamente sus actividades de
subsistencia, su organización social y sus concepciones del universo.
Para entender la complejidad de este proceso que duró 2500 años es necesario distinguir entre el
simple cultivo y la agricultura. El cultivo implica la intervención deliberada del hombre en el
ciclo vegetativo de las plantas. Una sociedad se define como agrícola cuando adquiere un patrón
de subsistencia en el que predomina la producción y consumo de alimentos cultivados. Es decir,
la agricultura, además de una técnica, significa una nueva forma de vivir. En el proceso que
lleva al sedentarismo existen cambios genéticos en la flora y fauna, como producto de las
conductas selectivas del hombre.
En todo se observa un crecimiento paulatino de la población, señalado por el aumento en
importancia de los asentamientos humanos.
En la época del protoneolítico es cuando empiezan a desarrollarse las diferencias entre las tres
áreas culturales que se encuentran en nuestro territorio.
ÁREAS CULTURALES
ARIDAMÉRICA
En esta zona la aridez no permitió la transición hacia la agricultura. Las sociedades
pertenecientes a esta zona socio-geográfica no mantuvieron un contacto permanente e intenso,
como sucedió en Mesoamérica, lo cual hace difícil caracterizar a la zona.
La caracterización de Aridamérica es problemática. El territorio es un mosaico geográfico. Su
vegetación oscila entre pastos bajos, xerófitos, cactáceos y coníferos.
Kirchhoff dividió esta área en las siguientes regiones:
a) Centro y Sur de California. Escenario de una excepcional riqueza de recursos naturales.
b) La Gran Cuenca, caracterizada por la escasez de recursos, con climas extremosos y secos.
c) Noroeste de Arizona. Ambiente similar a la Gran Cuenca.
d) Apachería, localizada en Sonora, Chihuahua y Sur de EU. Tenía un carácter beligerante.
e) Costa de Sonora, donde se asentaron los seris.
f) Sur de Texas. Es un territorio cubierto por ricos pantanos y estuarios, donde habitaron los
Karankawas.
g) El norte de México o Gran Chichimeca. Es la región más compleja. Debido a su vecindad
con Mesoamérica establecieron múltiples relaciones de intercambio.
OASISAMÉRICA
Esta área fue la última en formarse. En el momento de su máxima expansión, esta área ocupó el
suroeste de EU y el noroeste de México. El territorio es semiárido, el clima extremoso y las
torrenciales lluvias duran pocos meses al año. Sus centros sociales mantuvieron un constante
intercambio comercial con los pertenecientes a Mesoamérica.
Las principales regiones culturales que constituyen esta área son:
a) Región Anasazi. Se encuentra en EU. Está constituida por las sociedades más complejas y
mejor estudiadas del área. Es una región boscosa. Su historia se ha dividido en dos periodos:
Cesteros y Pueblo. El primero se caracteriza por la transición a la agricultura, el segundo por la
producción de cerámica y agricultura de riego.
b) Región Hohokam. Es la menos estudiada. Construyeron canales de riego y grandes canchas
de juego. Cuando los españoles llegaron ya habían desaparecido.
c) Región Mogollón. Es la zona más extensa. Acostumbraban a enterrar a sus muertos.
Contaban con redes de distribución de agua potable, estufas de leña y graneros. Los edificios
ceremoniales se encuentran alrededor de dicha construcción y contaban con dos juegos de
pelota.
d) Las otras dos regiones: Fremont y Pataya
MESOAMÉRICA
Mesoamérica fue bautizada con ese nombre por Kirchhoff, el cual se refiere a la posición
intermedia que ocupa la zona en el continente. Es el conjunto de grupos que habitaron el centro
y sur de la República, que por medio de la agricultura y sus intercambios comerciales
configuraron una antigua civilización preindustrial.
Kirchhoff definió como los elementos más significativos y de mayor dispersión entre los
pueblos mesoamericanos, los siguientes: una economía basada en el complejo maíz-frijol
calabaza, uso del bastón plantador o coa, cultivo en chinampas, aprovechamiento del maguey y
cacao, construcción de basamentos para fines ceremoniales, mercado y mercaderes, práctica del
juego de pelota, escritura jeroglífica, notaciones numéricas, libros pintado, hechos con fibras
vegetales o pieles llamados códices, calendario agrícolas.
Mesoamérica es un mosaico cultural, tanto por la diversidad de sociedades que crearon, como
por las vías que siguieron su evolución. Puede ser descrita como una región tropical.
La unidad mesoamericana no implica necesariamente la existencia de rasgos culturales
comunes, ni derive de evoluciones paralelas sino que descansa en una historia compartida.
Hilos fundamentales sobre los que se tejió la realidad mesoamericana:
 Una tradición básica, producto de una historia común de larga duración;
 Una historia local-regional; y
 Una historia civilizatoria común.
1) HISTORIA COMÚN DE LARGA DURACIÓN
Los principales hitos históricos son:
 Preclásico: Se subdivide en: Temprano, Medio y Tardio. Modelo de subsistencia agrícolasedentario, crecimiento demográfico constante, trabajo especializado, conflictos bélicos.
 Clásico: Se divide en: Temprano, Tardío y Epiclásico. Diferenciación campo-ciudad (en el
campo se producen la mayoría de los bienes de subsistencia en las ciudades se concentra
las actividades artesanales, administrativas y los servicios), desarrollo de la agricultura
intensiva y aparición de la metalurgia. La religión se incorpora a las esferas del gobierno.
El urbanismo se encuentra muy desarrollado. Es una época de esplendor; se perfeccionan
los calendarios, la escritura, la numeración y la astronomía. Las artes florecen. A finales de
esta etapa las grandes capitales declinan y se colapsan.
 Posclásico: También se divide en temprano y tarío. Sus características principales tienes un
fundamento básicamente político: aparición de sistemas de control regional (supraétnicos),
desarrollo de la metalurgia, surgimiento del militarismo.
2) Historia local-regional
LA CONQUISTA ESPAÑOLA
Bernardo García Martínez
Nuevos modos de pensar, una economía mas controlada y un gobierno mucho más influyente y
autoritario dieron lugar a lo que algunos historiadores han llamado “la segunda conquista”.
La conquista no fue sólo guerra y destrucción sino también una maniobra política que procuró la
supervivencia de muchos elementos fundamentales de la realidad prehispánica.
EL BURDO ESTILO DE LOS TIEMPOS PRIMITIVOS
La mayor parte de los descubrimientos y las conquistas de los últimos años del siglo XV y
primeros del XVI fueron algo mucho más prosaico que lo que esos términos encierran. Fueron
simples avances en un proceso de invasión que carecía por entonces de rumbo definido, o
frecuentes y violentas luchas con pequeños y débiles grupos humanos que quedaban sometidos
a formas muy crudas de explotación.
Las autoridades españolas, preocupadas por las pobres perspectivas de una empresa cuyo único
futuro predecible parecía resumirse en depredación y muerte, intervinieron normas de
doblamiento y principios de legalidad, y cimentar una política cristiana de defensa de los indios.
La “primera conquista” se dio con el avance español a lo largo de los litorales del Golfo de
México mediante varias expediciones que se organizaron en Cuba. La primera de esas entradas
fue la dirigida por Francisco Hernández de Córdoba, que bordeó la península de Yucatán en
1517. No tuvo éxito porque fue rechazada por los mayas. Una segunda expedición, encabezada
por Juan de Grijalva, fue sumamente cauta. Fue durante este viaje que españoles y mexicanos
tuvieron por primera vez noticia directa de mutua existencia. A fines de 1518 se lanzó una
tercera expedición organizada en Jamaica, al mando de Alonso Álvarez Pineda. El gobernador
de Cuba, Francisco Garay, se lanzó en 1523 en persona a completar su sueño de conquistar esa
región. Su pretendida conquista no produjo ninguna victoria.
El periodo antillano de la dominación se caracteriza por que la mayoría de los descubrimientos
apenas rebasaban la categoría de burdas invasiones encabezadas por aventureros y buscadores
de botines. A diferencia de estas expediciones, Hernán Cortés también aventurero y deseoso de
ganancias, poseía características que lo distinguían de otros. Era más arrojado e inteligente y
dominaba LA POLÍTICA.
CONQUISTA Y POLÍTICA: EL ROSTRO ESPAÑOL
En abril de 1519, 600 soldados al mando de Cortés salieron de Cuba. Al llegar a América
continental tuvieron cuidado en cimentar una base de operaciones, tejiendo relaciones con
algunos pueblos. La expedición en su conjunto equivalía a un ejército privado formado por
voluntarios.
Hernán Cortés, a diferencia de los otros capitanes de las antiguas expediciones, no era del tipo
sumiso. Conocía el modo de componer su situación irregular, al no acatar las instrucciones del
gobernador de Cuba. Para lograr legitimidad, recurrió a la argucia de darle a su campamento la
categoría de población, nombrándole Villa Rica de la Vera Cruz, para enseguida instaurarle con
sus capitanes un cabildo. Hay que recordar que estas expediciones estaban al servicio del rey y
orientadas hacia la evangelización.
CONQUISTA
Y
MESOAMERICANO
POLÍTICA:
EL
ROSTRO
La aventura por venir difería mucho de todas las vividas actividades anteriores de los demás
conquistadores. Era evidente, que Cortés no se enfrentaba a poblaciones débiles, como en las
Antillas, sino de sociedades más complejas.
El lugar donde el ejército de Cortés estableció la primera base era territorio de Zempoala, el cual
era un señorío, tributario de México-Tenochhtitlán. Como tal, pertenecía a un imperio en plena
extensión. Sin embargo, Zempoala disfrutaba de su autonomía y era gobernado por un tlahtoani.
En algún momento ese tlahtoani decidió aliarse a los recién llegados.
Los señoríos mesoamericanos eran la expresión de un tipo de organización política peculiar a
esta parte del continente, con una peculiaridad étnica y cultural. Todo señorío era reconocido
como tal por sus pares siempre y cuando reuniera los atributos de legitimidad que la sociedad
demandaba. Había señoríos simples, y los había plurales. En todos los señoríos se daba gran
importancia a los fundamentos históricos o rituales del territorio y del linaje gobernante porque
de ellos dependía el reconocimiento y la legitimidad del ejercicio del poder.
¿Por qué usamos el término señorío? La palabra es española, pero nos sirve para conceptuar lo
que los españoles apreciaron en esos momentos. El concepto nativo de señorío se denominaba,
en nahuatl, ALTEPETL, y tenía su expresión de soberanía en lo que se conocía, de manera más
abstracta, como TLAHTOCAYOTL.
ALIANZAS, GUERRAS Y EL AVANCE ESPAÑOL
La alianza entre Zempoala y la hueste de Cortés marcó el parámetro a seguir. Se iba perfilando
una diferente construcción política cimentada en las nuevas alianzas que conjuntaban bajo la
directiva española tanto a los señoríos independientes como a los que habían sido tributarios de
los mexicas.
La conquista fue un logro político, y una de sus consecuencias más importantes fue la
subsistencia de los señoríos con toda su estructura de gobierno y su amplia autonomía.
Las alianzas no funcionaron en todas partes porque no todos los señoríos aceptaron los
términos. Así, al mismo tiempo que se establecían las alianzas también desde 1519 y hasta 1524
se efectuaron operaciones militares. Pero por qué unos señoríos aceptaron las alianzas y otros
no, lo que debemos entender que en cada señorío debieron sopesarse posiciones encontradas
antes de actuar y que ello provocó disensiones profundas (en algunos señoríos una parte se alió
y otras no). Una de las alianzas más duraderas se dio entre los españoles y los tlaxcaltecas. Pero
cuál era la razón fundamental para hacer las alianzas, la respuesta era muy sencilla, el dominio
de México-Tenochtitlan era cuestionado en muchos de los señoríos.
Era imposible saber si la población común participó directamente en las decisiones que
determinaron las alianzas o las no alianzas. Es casi seguro que no. Las sociedades
mesoamericanas tenían estructuras de autoridad muy verticales.
MÉXICO-TENOCHTITLAN: LA GRAN CONQUISTA
Debemos distinguir entre la conquista del Imperio y la Conquista del señorío de México en
particular, así como la de Texcoco y Tlacopan (aliados o socios en el manejo del imperio, se les
llamaba la Triple Alianza), siendo la primera un proceso gradual basado en las alianzas y
guerras individuales, mientras que la conquista de Tenochtitlan fue como la de cualquier otro
señorío particular.
Cabe señalar que Cortés en primera instancia, fue identificado con el dios Quetzalcoatl.
Fuertemente presionado, o acaso obedeciendo a una decisión no explicable, Moctezuma recibió
a los españoles y les permitió instalarse en su propia ciudad en nov. De 1519. Más tarde,
Moctezuma se dejó capturar y fue desplazado del poder. Entre tanto, una breve ausencia de
Cortés motivo una guerra abierta y el primer episodio de la “noche triste”.
De julio de 1520 a agosto de 1521 la guerra de la conquista de México consistió básicamente en
el sitio de la ciudad hasta que, materialmente destruida, se rindió por hambre y enfermedades.
Pero aunque agosto se convirtió en símbolo de la victoria final, el proceso de la conquista no
terminó allí, como tampoco había empezado en México.
LAS CONQUISTAS DE LOS AÑOS TARDÍOS
Cortés intento varias conquistas fuera del territorio novohispano, que resultaron en rotundos
fracasos que obligaron a la corona a ejercer un mayo control sobre sus enviados a América.
Hay dos ciclos de conquista distintos al de Cortés:
 Conquista de los señoríos yucatecos, llevada a cabo por la familia Montejo., fue llevada a
cabo con mucha lentitud y tremendas dificultades..
 Expansión hacia occidente, bajo el mando de Nuño de Guzmán, llevada a cabo con
métodos violentos y destructivos. Se dio sobre un área extensa a la que se dio el nombre de
Nueva Galicia. Los señoríos sometidos fueron Jalisco, Tepic y Sinaloa (se dieron de
manera rápida y brutal). En este contexto Michoacán había sido el Estado más compacto de
Mesoamérica, el sometimiento de este reino tuvo que ser, después de la haber dejado el
gobierno indígena, total debido a la codicia de Nuño de Guzmán. Michoacán al igual que
el imperio de la Triple Alianza se había constituido sobre la base de señoríos particulares,
pero a diferencia de éste, que los mantenía básicamente como tributarios autónomos, los
tenía más integrados y amarrados con firmeza a la soberanía del rey o cazontzi.
ENSAYO GENERAL: EL VIRREINATO NOVOHISPANO EN TIEMPOS DE LOS AUSTRIA
Manuel Ramos Medina
La colonia ha sido caracterizada como el periodo de nuestra historia en la que se dio por
terminado nuestro pasado glorioso y se dio paso a la Edad Media de México. Se da entre los s.
XVI a XVII.
¿Qué se conoce como la Colonia? En la mayoría de los casos se afirmará que fue el fin de
nuestro pasado glorioso, el prehispánico. Pero en realidad, el mundo prehispánico no
conformaba una unidad (México no existía), era un mosaico de pueblos con características
similares.
Son el pasado prehispánico y el español los que configuran el ser del mexicano, no solo desde el
punto de vista social o político, sino en el del mestizaje de la raza que hoy día se conforma de
genes negros, españoles e indígenas.
I
La conquista de México no fue exclusivamente la lucha y el triunfo de los españoles frente a los
indios. Fue un fenómeno más complejo. La conquista de la Nueva España es la continuación de
la reconquista española. Ambos bandos que participaron en la Conquista (españoles e
indígenas) no eran grupos bien identificables y entre los dos ejércitos se configuraba una mezcla
étnica importante.
La conquista no terminó con la caída de Tenochtitlan, hasta mediados del siglo XVI eran
comunes las revueltas, encabezadas casi siempre por españoles inconformes con Cortés. Esto
determino la necesidad de realizar campañas de pacificación.
II
EVANGELIZACIÓN
¿Cómo asegurar la unidad de la nueva población recién conquistada bajo una ideología común?
Para asegurar la unidad de los nuevos territorios conquistados, se utilizó a la religión, justo
como sucedió en la reconquista. Fue importante que la religión fuera la justificación para
legitimar el dominio político, económico y militar que se tenía sobre los indígenas.
Para España la conquista armada, la explotación económica y la dominación política sobre los
indígenas, únicamente se podían justificar si se les consideraba como medios para alcanzar la
conversión de éstos al cristianismo.
Para la introducción de la religión fue importantísimo el papel que jugaron las órdenes
mendicantes, siendo los franciscanos, dominicos y agustinos los elegidos para tal empresa.
Cabe mencionar que fueron rápidamente adoptados por los indígenas como sus protectores,
debido a su sencillo modo de vida.
Los franciscanos, los primeros en llegar a las nuevas tierras, arribaron en 1524. Entre 1524 y
1560 llegaron a México cerca de 400 religiosos. La evangelización se pudo llevar a cabo gracias
al apoyo de las autoridades políticas de la Nueva España, y por otro lado, la ayuda de la Iglesia.
Después de la primera evangelización llegaron otras órdenes religiosas. Los jesuitas en 1572.
La distinción entre el CLERO SECULAR O DIOCESANO y el CLERO REGULAR es
sencilla, el primero se divide en DIOCESIS, ARQUIDIOCESIS Y PARROQUIAS, y el
segundo en ÓRDENES RELIGIOSAS, como los franciscanos, jesuitas, etc.
LAS INSTITUCIONES POLÍTICAS EN LA NUEVA ESPAÑA
Para abordar el desarrollo del renglón político novohispano partimos de de dos momentos bien
diferenciados. El primero, los intentos de la construcción del aparato gubernamental, y segundo,
la consolidación del poder real a partir de la segunda mitad del s. XVI.
En un principio la ordenación política de Nueva España se creo conforme las necesidades los
apremiaban, no es sino hasta la segunda mitad del siglo XVI que se consolidó el poder real.
La cabeza del imperio era el Rey, quien delegaba en el Real y Supremo Consejo de Indias, la
labor de centralizar el poder, incluso en lo tocante a la iglesia.
El gobierno, bajo las órdenes de Cortés, mantuvo a los caciques prehispánicos, así como las
redes comerciales para el mantenimiento del pago del tributo. La partida de Cortés a Honduras,
provocó gran desorden en Nueva España, casi al punto de la guerra civil.
Por lo anterior España decidió enviar tres audiencias; la primera de ellas aumento los tributos,
permitió la esclavización de indios y despojo a Cortés y sus hombres de todos sus bienes. Es
por ello que se decidió por la figura del Virrey, quien centralizaría el ejercicio del poder, como
sucedía en la España feudal, siendo el primero don Antonio de Mendoza.
El virreinato se fundo sobre dos estructuras:
 Una organización jurídica fundamentada en el derecho romano; y
 Una burocracia civil y eclesiástica leal a la corona.
El virrey tuvo como contrapeso a los visitadores y a la propia iglesia.
Además del virrey la figura política dominante fue la audiencia, tribunal superior intermedio
entre los jueces locales y los Consejos.
La Iglesia
La corona tenía como función inherente a su investidura la de defender la fe en su reino. Esto le
es dado desde el inicio de la reconquista, en donde España se había dividido a lo largo de 7
siglos en un norte cristiano y un sur musulmán. Tras la reconquista quedó marcado en el alma
de los españoles que ser cristiano era sinónimo de ser español.
La iglesia tenía un doble proyecto:
 Una iglesia misionera, vinculada con la evangelización; y
 Una iglesia organizada en diócesis.
El primer proyecto se desarrolló con mayor rapidez debido a la presencia de las órdenes
religiosas. No es sino hasta el siglo XVI que cobró importancia el proyecto de la iglesia
organizada. El declive de las órdenes religiosas comenzó a mediados del siglo XVI cuando se
prohibió que la doctrina fuera heredada, debiendo ser entregada a los obispos, provocando que
el clero organizado tomara importancia por fuerza.
LA ECONOMÍA NOVOHISPANA
La historia novohispana está marcada por dos grandes periodos1:
 De la conquista hasta mediados del siglo XVIII, cuyo fin es enmarcado por las reformas
borbónicas; y
 Desde mediados del siglo XVIII hasta 1821.
La conquista de América se llevó a cabo como una empresa mixta en la que participaron la
corono en conjunto con los particulares. Los conquistadores invirtieron todo cuanto pudieron
con la idea de que pronto se verían recompensados al encontrar grandes tesoros y por los
favores del Rey.
Los conquistadores más sobresalientes obtuvieron la concesión de tierras, aguas, montes y
pastos como “mercedes reales”. La corona ideo un sistema de incentivos, conciente del peligro
que entrañaba otorgar tierras (por el pasado feudal de la península), por lo que se pensó en
otorgarles una cantidad determinada de indios de servicio.
La institución de la encomienda se basaba en una antigua institución española con resultados
terribles en las Antillas, pero también en las estructuras tributarias prehispánicas.
La responsabilidad principal del encomendero era otorgar instrucción en la fe católica para los
indígenas. Sin embargo la falta de regulación sobre esta institución provocó que se cometieran
terribles atropellos en contra de la población nativa de América. La corona intentó remediar la
situación por medio de las Leyes nuevas de Indias2. A pesar de la decisión de la corona de dar
continuidad a la Encomienda, esta terminó por desaparecer casi por completo a finales del siglo
XVI.
Por otro lado los indios que se resistieran a la conquista fueron sometidos como esclavos, a
pesar de sus ventajas, la esclavitud de los indios quedó pronto prohibida. Por lo anterior se
incremento la importación de esclavos negros para que trabajaran en las labores más duras.
La metalurgia atrajo a grandes cantidades de inmigrantes españoles que por medio de
concesiones explotaron las minas sobre todo de plata. A cambio de esta concesión, los
concesionarios debían entregar la décima parte de la producción de monedas.
El comercio estaba estrictamente controlado por medio de los monopolios
LA COMPOSICIÓN SOCIAL DE LA NUEVA ESPAÑA
A la llegada de los españoles la población mesoamericana era de alrededor de 25 millones de
personas, para 1620, producto de las epidemias, la población llego al millón doscientos mil
habitantes. Esto benefició a los españoles y a la hispanización del nuevo mundo, pues si bien
seguían siendo minoría, ya ejercían una influencia mayor sobre la composición demográfica del
virreinato.
Los españoles se concentraron en las ciudades y ocuparon los más altos cargos en el gobierno,
aunque en la iglesia los criollos fueron ganando de a poco importancia.
Las castas eran una entremezcla de grupos tales como los españoles, mestizos, criollos,
indígenas y negros.
Los logros culturales
La cultura prehispánica perneó en la nueva cultura española, con la llegada de las órdenes
evangelizadoras, llego la necesidad de conocer las creencias y lenguas de los naturales,
provocando en cierta medida el rescate de la cultura mesoamericana que estaba muriendo.
El artículo sólo toca el primer periodo.
La corona se enteró de los abusos en parte gracias a la denuncia realizada por el
obispo de Chiapas fray Bartolomé de las Casas
1
2
La Real y Pontificia Universidad fue fundada en 1551, respondiendo a las necesidades
culturales de la población criolla, convirtiéndose en el centro cultural más importante de
América.
Por otra parte los colegios de estudios superiores tuvieron gran importancia, siendo los jesuitas
los grandes educadores de la colonia.
SUMA DE LA POLÉMICA ENTRE GINÉS DE SEPULVEDA Y
FRAY BARTOLOMÉ DE LAS CASAS ACERCA DE LAS
GUERRAS DE CONQUISTA
La conquista no era sólo una incorporación geográfica, sino una incorporación de los indígenas
al cristianismo.
El problema que se le dio a España era la justificación de las nuevas tierras, es decir, tenía como
objetivo convertir un mundo de infieles a la fe verdadera (título de expansión jurisdiccional
español). Hay que hacer la distinción entre paganos y herejes. Los paganos son aquellos que no
conocen la fe verdadera, y los herejes son aquellos que conociendo la fe verdadera la rechazan
(abjuraron de la misma). El problema de la cristianización y occidentalización de los indígenas
estuvo siempre ligado a la justificación imperial española.
Dos ideas fundamentales (entre la que gira la polémica entre Sepúlveda y Casas)
1.- Casas defendía que la base de todo dominio era la condición religiosa de los hombres.
2.- Sepúlveda. La base de todo dominio se fundamenta en la superioridad de una civilización
sobre la otra.
* La polémica entre religión y condición nacional de los hombres enfrenta a los seguidores del
papa Alejandro VI (Bulas Inter. Coetera).
La síntesis de la polémica que aquí se presenta, resume uno de los momentos más cruciales. En
ella se discuten tres elementos muy significativos:
El primero la determinación de la naturaleza del indio. Se presenta dos tesis opuestas. Una
considera a los indios bárbaros, fundamentándose en tesis aristotélicas; otra basada en Santo
Tomás, postula como principio los derechos inherentes a toda persona humana y aunque señala
las diferencias en el desarrollo de los pueblos, afirma que no están incapacitados para
gobernarse y tener cultura.
El segundo, es la incorporación de los indígenas a la nueva cultura, y como lo esencial de la
misma, a la religión católica. Existieron dos propósitos contradictorios: hispanizar y cristianizar
al indio, entendiéndose ambas cosas como una sola y al mismo tiempo dejarlo en libertad para
ser sí mismo.
El tercero, el problema jurídico (derechos de propiedad y autoridad)
Dr. Ginés de Sepúlveda (provocó el enfrentamiento cuando escribió “Las Causas Justas de la
Guerra”, la cual publicó sin autorización)
El doctor Sepúlveda fundamenta su exposición en cuatro razones: la primera, por la gravedad de
los delitos de aquella gente, señaladamente por la idolatría y otros pecados que comenten contra
la naturaleza. La segunda, por la rudeza de sus ingenios, que son de naturaleza servil y bárbara,
y por ende obligada a servir a los de ingenio más elegante, como son los españoles. La tercera,
por el fin de la fe, porque aquella sujeción es más cómoda y expedienta para su predicación y
persuasión. La cuarta, por la injuria que unos entre si hacen otros, matando hombres para
sacrificarlos y algunos para comerlos.
Sepúlveda decía que cualquier título legítimo de los indios sobre estas tierras había terminado
con el advenimiento de Cristo. El papa como un vicario universal tenía potestad sobre cristianos
e infieles. Ningún reino, decía, está fuera de la competencia de Roma.
Si los indios no abrazaban la cristiandad y no se sometían al dominio de los cristianos podía
haber guerra.
Sus ideas naciones de la “Teoría de la Servidumbre Natural” de Aristóteles, sostenida por
Orígenes. La cual diferenciaba entre los hombres mediante el uso de su razón.
Para Sepúlveda los indios eran unos bárbaros y toda guerra era prudente sobre el bárbaro. La
evangelización justificaba el trueque de la cristianización por el dominio de las materias de los
nuevos territorios.
La ideología de Sepúlveda era de índole CULTA (parte de la ideología culta de la conquista).
Su obra fue representación máxima de esta postura.
Fray Bartolomé de las Casas (ideas de Santo Tomás)
De las Casas admitió que los infieles (paganos) podían tener dominio y posesiones lícitas.
Dominio quiere decir derecho inherente a toda criatura racional sin importar la religión.
Para de las Casas los indios no eran ni servidumbre, ni bárbaros, ni esclavos, ni racionales.
DIFERENTES POSTURAS
1.- Donatismo. Donato de Casa Negra, fue un sacerdote de la diócesis de Cartago a partir del
año 312. Perturbó la paz de la iglesia africana en el s. IV. “La validez de los sacramentos
depende de las disposiciones morales del ministro que las confiere. Los pecadores no puedes ser
miembros de la iglesia”.
2.- Arrianismo. Herejía cristológica que afirmaba que el hijo de Dios salio de la nada y que sería
de una sustancia distinta a la del padre”.
3.- Beda (672-735) Teólogo anglosajón. Historiador y cronista. Mejor conocido por su historia
eclesiástica del pueblo ingles. Es una fuente vital para la historia de la conversión a la
cristiandad de las tribus americanas.
ECLESIOLÓGICAS: herejías contra la iglesia
CRISTOLÓGICAS: herejías contra Cristo
EL SIGLO DE LA INTEGRACIÓN
Andrés Lira y Luis Muro
El paisaje y la expansión del país
El asentamiento sobre las tierras y pueblos nuevos primeramente conquistados formaban el
escenario principal de la Colonia, esto es, un conquistador que se hubiera ausentado de la Nueva
España poco después del triunfo sobre México-Tenochtitlan y de las exploraciones y conquistas
que siguieron, para regresar entre 1550 y 1560, se encontraría con un ambiente muy distinto al
que dejo. Tal situación se tradujo a modo de ejemplo en las siguientes situaciones:
Los valles y lugares antes despoblados se convirtieron en monasterios rodeados de indios
sometidos por los misioneros
Existencia de nuevos tipos de hombres en los pueblos y en los caminos
Empezaba la explotación de ricos minerales en el norte del país pero aún era difícil acceder a
ellos
Destacaban ciudades como México, Puebla, Oaxaca, Guadalajara, al lado de otras que seguían
en constante crecimiento, como Durango, fundada en 1563, los puertos de Veracruz y Acapulco
se utilizaban como base de un comercio ultramarino regular.
Durante esta época habrá que destacar la existencia de caminos y construcción de obras
hidráulicas, en especial, obras de desagüe que permitieran evitar las inundaciones y la
consiguiente inundación de ciudades.
Atendiendo a las vías de comunicación destacarán los caminos a través de los cuales se realizan
viajes del Sur al centro de la Nueva España (siglo XVII), que da la impresión de estar en
presencia de lugares concurridos y ocupados de muchos años atrás. Otras rutas que concentran
la atención son las que se presentan de poniente a oriente, pasando por la ciudad de México,
hasta llegar a Veracruz. En esta tesitura destaca el Puerto de Acapulco y Veracruz que se
constituyen en lugares propicios para la vida en tránsito. Tal situación se manifiesta en la
posibilidad de caracterizar dichos puntos como plazas pobres, enriquecidas periódicamente con
la llegada de naves provenientes de la China propiciaban que los mercaderes peruanos acudieran
a comerciar. Luego de realizar su trabajo mercaderes, funcionarios y religiosos se retiraban a la
ciudad de México a vender las mercancías obtenidas mientras que otro tanto se conducían a
Veracruz para embarcarlas en flotas que iban a Europa.
La novedad del siglo XVIII fue la conquista del norte, emprendida como gran aventura durante
el siglo XVII. Los caminos eran lentos e inciertos, no obstante, el avance de soldados y mineros
acompañados de misioneros, y con ellos los ganaderos y colonos; todos estos fueron creando
centros complejos, social y económicamente, dependientes del avance de las minas.
Pero no sólo los lugares cercanos a los centros mineros resultaron alterados por la influencia de
éstos; también se extendió su influencia a otras zonas, en especial, el Bajío ubicado entre
México, Zacatecas y Guadalajara se transformaron en graneros de primera importancia.
En definitiva se podrá identificar zonas de penetración exclusivamente misionera, esto es, el
occidente que fue celosamente cuidado por los jesuitas hasta su expulsión hasta 1767 mientras
que al oriente los soldados y franciscanos poco hicieron en el cambio de paisaje, pero es un
hecho que a finales del siglo XVII el espacio de la Nueva España, de los reinos y provincias se
definió.
La población
El siglo XVII aparece como un siglo especialmente oscuro para los estudiosos, debido no sólo a
la escasez de datos, sino también a un hecho importantísimo: la dispersión y reacomodos de la
población en escenarios que solo conocemos superficialmente.
Pese a las dificultades, hay hechos que se imponen, lo cual permite dar una idea de la población
novo-hispana del siglo XVII, estos son:
1.- Indígenas. La gran epidemia que afecto sólo a la población indígena que tuvo su origen en
1576, trajo consigo una drástica disminución de la población indígena. A este fenómeno cabe
agregar una nueva redistribución de la población indígena como consecuencia de la nueva
ocupación del suelo. Además de la epidemia misma, la invasión de tierras de las comunidades
indígenas, con ganados y cultivos de los españoles, obligó al desplazamiento de los pueblos
densamente habitados y a la busca de lugares lejanos propicios para la vida. Otro factor a
considerar es la existencia de las congregaciones, concentraciones de indígenas que vivían
dispersos, o cambios obligados de algunos pueblos ya establecidos, alegando mejores
posibilidades para su administración y doctrina cristiana, sin embargo, la resistencia indígena
como el abuso de los españoles llevo al abandono de la política.
2.- Españoles. Los españoles fueron legalmente los únicos europeos admitidos en las colonias
hispanoamericanas, debido al celo de la metrópoli frente a otras naciones de Europa con las que
España se hallaba en guerra política y religiosa. La población blanca de la Nueva España
aumentó gracias a una mejor resistencia a las enfermedades; un régimen de trabajo menos duro
y; la mejor alimentación y distribución sobre el territorio.
3.- Negros. El comercio de esclavos no disminuyó sino que aumento debido a la merma en la
población indígena, lo cual trajo consigo una disminución en la mano de obra para la minería y
las labores de los campos. Tuvieron una gran presencia en los reales mineros mientras que los
negros libres no se sujetaban a amos conocidos, y se ocultaban para evitar que se les obligara a
pagar tributo, en tanto, que otros grupos escapaban a las selvas y montañas y formaban
palenques. No obstante, habrá que señalar que la desaparición del elemento negroide se debió a
la mezcla constante.
4.- Mestizo. Los mestizos, hijos de españoles e indígenas, se consideraban como elemento
subversivo para la conservación de la paz y el orden de la Nueva España. También se incluirá en
este grupo a los grupos de personas producto del mestizaje.
Agricultura europea en México
La legislación se orientó a fomentar la inmigración de labradores peninsulares y dotarlos de las
tierras más apropiadas para la agricultura. La posición de la Corona en cuanto a la explotación
agrícola de la Nueva España se mantuvo en una actitud de protectora expectativa. Dejó en
manos de la iniciativa particular la introducción de semillas y plantas europeas, limitando su
acción a dictar normas sobre la ocupación de la tierra y el fomento de determinados cultivos
como el trigo y la caña de azúcar.
Los cultivos más importantes se circunscribieron a:
1.- Trigo
2.- Caña de azúcar
3.- Cría del gusano de seda
4.- Lino y cáñamo
Como rasgo común a todas estas formas de producción es posible observar las limitaciones
impuestas por la Corona cuando estas actividades afectaban los intereses de los peninsulares, lo
cual se traducían en la limitación de la mano de obra indígena, así como, la falta de incentivos a
políticas de fortalecimiento en la producción de dichos cultivos.
Supervivencia y transformación de la agricultura indígena
La agricultura indígena reducida en extensión por el acaparamiento de las mejores tierras y
aguas en manos de los españoles y con menos mano de obra disponible, mantuvo su
importancia económica con cuatro especies de origen neto americano: el maíz, el maguey, frijol
y el chile.
El maíz. La producción de maíz no pudo ser descuidada porque nunca perdió su condición de
producto básico e insustituible en la alimentación indígena. Además, la sociedad colonial aporto
nuevos consumidores con el aumento de población representado por mestizos, negros y
mulatos.
El maguey. La planta más perenne más típica de México, destaco por su abundancia,
excepcional resistencia a las variaciones de las condiciones meteorológicas, adaptación a
cualquier tipo de suelos, en especial los de las zonas áridas donde la humedad es casi nula. Más
que cultivo, el maguey exgía poco cuidado y por lo mismo requería escasa mano de obra. De las
culturas americanas, la de México fue la que supo sacar más provecho del maguey obteniendo:
pulque, cuerdas, tejidos para envolver fardos etc.
El frijol y chile. Productos propios de la alimentación popular, fue susceptible del desarrollo de
numerosas variedades debido a que donde se asentaba un núcleo de población se cultivaban
dichos productos.
La ganadería
La introducción inicial de diversas especies de ganados, en cantidades reducidas por las
dificultades del transporte, se transformó en una fabulosa población animal. Los beneficios que
trajo la ganadería se tradujeron en coadyuvar al sedentarismo indígena y brindó a la población
minera condiciones de vida tolerables. Los mayores problemas suscitados por la ganadería
derivaron de su progresivo aumento. Tal situación llevó a la conformación de rebaños salvajes
que destruían las labranzas indígenas que encontraban a su paso, esto llevo a la formación de la
mesta que en España fue la asociación de dueños de ganado, en la Nueva España por constituir
igual tipo de gremio pero formado por propietarios de estancias que a la vez lo eran de ganados.
Su principal labor se dirigió a resolver los problemas causados por la acción destructora del
ganado suelto en los campos de cultivo y el entrevero de animales distintos.
Cabe destacar que durante el siglo XVI se produce un reajuste de la actividad ganadera debido a
la reducción de pastos, uniformidad de las razas de ganados existentes, población consumidora
en cierto modo limitada, legislación restrictiva que fijo límites a la estancia y al número de
animales.
La minería
El atractivo de los metales preciosos fue un factor importante en la conquista de la Nueva
España. En un inicio la tareas se concentraron en la extracción del oro cuyo escasez dio paso a
la explotación de la plata en Zacatecas y Pachuca.
La explotación fue posible gracias a los recursos técnicos aportados por los españoles, así como,
la posibilidad de utilizar la mano de obra indígena en las excavaciones y la introducción del
sistema de patio que permitía extraer el mineral de plata sacados a cuestas por los indios desde
lo profundos socavones de las minas, utilizando sal, pirita de hierro o cobre y azogue, redujo el
tiempo y costo de la producción de plata, en esta labor cumplieron un papel fundamental la
tracción animal.
En cuanto a los problemas a los cuales se enfrentó el minero novo hispano, estos son:
1.- La falta de mano de obra indígena por la disminución de la población
2.- Falta de desarrollo en la técnica extractiva de la plata, redundó en la falta de azogues.
Transformaciones sociales
El siglo XVII será caracterizado como un siglo de asentamiento, lo cual supone la
transformación de lo que quedó, y la creación de formas de vida, tanto en lo estrictamente
material como en otros aspectos. La Nueva España deja de ser un lugar colonizado y de
avanzada para los españoles para convertirse en un país. En la base económica se crea la
hacienda, como centro productor y como centro de vida autosuficiente; decaen las primeras
relaciones como consecuencia de los cambios de población y de la ocupación del suelo. En
definitiva se configuran nuevos complejos económicos.
Las encomiendas
Los conquistadores y sus descendientes lograron Mercedes de encomienda, es decir, indios que
debían servirles y tributarles como encomendados, mientras el encomendero, beneficiario del
servicio y tributo indígena, estaba obligado a ver que se les diera doctrina cristiana y buen
tratamiento. En este sentido, la encomienda cumplía con dos fines la evangelización que se
encargaba al encomendero y la riqueza y producción de la tierra, por lo tributos y servicios
personales a cargo del encomendado.
Al respecto habrá que señalar que la Corona a pesar de otorgar mercedes de encomienda en un
inicio posteriormente se mostró reacia al peligro inminente de la creación de una casta de
señores en la Nueva España, en contrapartida, las autoridades locales entendían que sin mano de
obra el reino no podría subsistir y que no se contaría con ella sin forzar a los indios y
presionaron al rey. Así surgió el repartimiento; en él el servicio estaba retribuido con un salario
que se suponía justo, y el porcentaje de los indios de repartimiento que prestaba el servicio
retribuido no debía alterar violentamente la vida y la economía de los pueblos. Por tanto, el
sistema de reparto estaba a cargo de los oficiales reales y los caciques, esta situación trajo
consigo innumerables abusos. En vista de la situación los hacendados aprovecharon la situación
para crear incentivos para dejar la encomienda a cambio de mejores salarios y mejores tratos.
Cabe resaltar que la institución de la encomienda sufrió limitaciones que se tradujeron en
restringir su existencia hasta la primera generación, así como, atenuar los efectos perniciosos de
los viajes realizados por los encomendados. Sin embargo, estas limitaciones paulatinamente
decantaron en abolición legal durante el siglo XVIII..
El régimen de trabajo indígena
El sistema de repartimiento respondía a las exigencias de agricultores, ganaderos y mineros,
razón por la cual se establecía la figura del juez repartidor, autoridad española encargada de
atender las demandas de los empresarios de diversas regiones, y debía presentarse a los lugares
donde se solicitaban indios para comprobar la necesidad del servicio, y fijar el número de indios
que debían acudir. Por tanto el juez repartidor debía acudir a los pueblos de indios para
cerciorarse del número de habitantes, las necesidades propias de los pueblos, y la posibilidad
que prestaran el servicio al cual estaban obligados solamente los varones entre 18 y 60 años. El
juez repartidor señalaba a las autoridades del pueblo el número de indios que debía enviar a los
lugares donde tenía la obligación de prestar el servicio; si no lo hacían se les multaba. Este
sistema preparó un terreno fértil para la extorsión y corrupción de las autoridades encargadas de
determinar el constitución del repartimiento, por este motivo se busco la abolición de dicha
institución la cual se logro hasta 1631.
En contrapartida, como regímenes más favorables para el trabajo indígena se mostraba la
hacienda que permitía la posibilidad de tener un sustento seguro y un salario regular. Entorno a
la hacienda se constituyeron las cuadrillas o casas de peonaje cuyos integrantes permanentes se
les denominó acasillados para quienes existían incentivos fuertes para mantenerse en la
hacienda, ya que el hacendado procedía al adelantamiento de salarios. Otra forma régimen de
trabajo estuvo dada por la figura del gañan que aprovechándose de la falta de mano de obra en
los centros mineros y ganaderos ofrecía su trabajo al mejor postor.
Las haciendas
Las formas en que los españoles fueron ocupando la tierra después de la conquista no se ajusto
ni a las condiciones ni control efectivo; se trataba de apropiaciones de hecho, algunas veces en
zonas que cultivaban y aprovechaban los indígenas o, simplemente, se trataba de despojos.
En un inicio la ocupación del norte del país no tuvo limitaciones y estas ocupaciones de hecho
se permitieron con el objeto del aprovechamiento y asentamiento en los reales mineros
enclavados en zonas inhóspitas, sin embargo, desde 1600, los ocupantes de la tierra se vieron
obligados a componer su situación frente a las autoridades; y al hacerlo se fueron convirtiendo
en legítimos señores de la tierra como consecuencia de la política de la Corona tendiente a
regularizar la tenencia de hecho en tenencia legal, lo cual permitiría una entrada segura de
recursos con la finalidad de salvar lo apuros de las guerras europeas.
La fijación de la tenencia de la tierra y del poder de sus dueños, surgió la clase de los “señores
de la tierra”, cuyas familias se fortalecían al unir a los herederos, asegurando mayorazgos de
importancia. El mayorazgo significa la transmisión de la propiedad al primogénito con la
finalidad de evitar la fragmentación de la propiedad de grandes extensiones de tierra.
Los obrajes
La industria textil en al Nueva España fue una constante preocupación para las autoridades,
pues implicaba competencia para cada uno de los principales productos de Castilla. En repetidas
ocasiones se pensó seriamente en la abolición de los obrajes que producían paños de lana para
dar entrada a las telas castellanas, no obstante, los empresarios españoles se dieron maña para
abastecer su propio mercado, sino que empezaron a exportar a Perú y Guatemala. El obraje
resultaba un empresa costeable, pues la principal inversión era la mano de obra, y para
adquirirla se valieron de la ocasión sobre los pueblos. Se contrataba a personas condenadas por
diversos delitos a la prestación de trabajos forzosos; a los trabajadores contratados buscaban
retenerlos mediante el anticipo de sueldos. Esta institución trajo consigo innumerables abusos
porque el buen tratamiento y libertad de los trabajadores se veía afectada, en definitiva, no se
produjo reducción del obraje.
Sociedad y gobierno
La Corona española y el Consejo de Indias trataron de comprender, en leyes y ordenanzas de
gobierno a todos lo miembros de la sociedad novo hispana. Como consecuencia de lo anterior se
produjo la Recopilación de las leyes de los territorios de las Indias en 1681.
Lo que hoy se considera organización social y política se llamada en el siglo XVII orden de
república. Dentro de él hubo dos repúblicas, la de los indios y la de españoles.
La República de Indios
El fin era transformar, sin destruir, el orden existente; pues la “maña y razón” que tenían los
indios para vivir en concierto aseguraba la dominación pacífica. Se buscaba que lo pueblos
indígenas mantuvieran su organización al interior de los pueblos, esto no fue posible debido al
comportamiento de los oficiales de la república quienes cometieron atropellos que llevaron al
rey a intervenir, en tanto, los pueblos sufrían una merma en sus huestes debido a disminución
demográfica.
En cuanto a su organización económica se formaron las cajas de comunidad donde se guardaba
el dinero en común, estas cajas se encontraban debidamente aseguradas, se trataba de mantener
el dinero a salvo de la comunidad, evitando que las autoridades de la república lo malgastaran
en borracheras o que lo utilizaran en provecho de las autoridades distritales o los religiosos y
eclesiásticos.
En cuanto a su organización religiosa la conquista espiritual llevada a cabo por las órdenes
religiosas fue un éxito, ya que los pueblos mostraron una predisposición a aceptar la religión
católica, así como ejercitarse en sus virtudes.
La organización política, social y religiosa se trato de llevarse hasta los indios bárbaros. Las
congregas y reducciones en que se intentó asentarlos en el norte de la Nueva España tenían
como modelo a los pueblos del centro. El modelo sólo se cumplió en parte mientras se logro que
algunas comunidades vivieran de acuerdo a las comunidades enseñadas en la fe católica otras se
resistieron y se aislaron.
La república de los españoles
La república de españoles está más implícita que expresa, pues su existencia y modo de
convivir se asumen como hecho dado y corresponden no a específicas leyes de Indias, sino a la
legislación general de Castilla, sólo se encuentra reglamentación especial cuando se observa
relaciones con el elemento indígena.
En cuanto a su organización destacaron las ciudades y viilas, con sus cabildos que fueron
perdiendo la independencia que en un inicio mostraron para dar paso a transformarse en un
refugio de criollos que buscaban alguna notoriedad luego de no ser tomados en cuenta para los
cargos públicos de relevancia. A esto habrá que sumas que los criollos dirigieron sus esfuerzos a
engrosar las huestes clericales y grados académico. En esta tesitura es posible observar el
nacimiento de una nobleza menor que se dedicaba a la compra de cargos a la Corona española
falta de recursos pero se aseguraba la posibilidad de obtener algún tipo de cargo honorífico.
Castas y gentes menudas
Se presenta el fenómeno de la castas menudas que se refiere a aquellos individuos que se
encuentra al margen de las repúblicas de indios y españoles, sin embargo, los cronistas de la
época llaman la atención sobre su peligrosidad como elemento subversivo en la unidad del
territorio en la Nueva España.
Otros grupos alejados de las repúblicas eran los indios bárbaros pero se les consideraba como
gente que podía y debía ser atraída.
Ejercicio del poder
Se presentan una tendencia a la centralización y control político desde la capital de la Nueva
España, y desde la Península por la Corte y el Consejo de Indias hubo también la imposición de
grupos de intereses que produjeron la descentralización. Por más que la legitimación de tales
grupos se anclara al poder central, la dispersión del poder fue un hecho.
La organización del poder se encuentra representada de la siguiente manera:
1.- Consejo de Indias
2.- Virrey
3.- Alcaldes, mayores y corregidores
Ante los posibles abusos que pudieran cometerse en territorio americano se estableció la figura
de los visitadores quienes observaban el cumplimiento de la normatividad y la ausencia de
vicios. Sin embargo, existía una segunda instancia de juzgamiento que estaba dada por el juicio
de residencia que permitía ajusticiar a la autoridad por la labores desempeñadas propias de su
cargo.
El poder de la Corona sobre los territorios americanos se consolidó gracias al regio patronato ,
por el que los reyes de España ejercían en las Indias plena potestad canónica en materia
disciplinaria, en nombre del Papa y con su aprobación explícita.
La labor de la Corona durante este período se centro en la resolución de conflictos suscitados en
los territorios de las Indias, ya que en esto se afirmaban la relación paternal de la Península
sobre los nuevos territorios.
Notas de clase (posibles preguntas)
* Ruta de regreso a las filipinas: TORNAVIAJE
* Productos de origen americano: maíz, maguey, fríjol y chile.
* Maguey:
- Destaca por su abundancia y excepcional resistencia
- Principal empleo: Pulque (resultante de la fermentación del aguamiel)
- Del aguamiel se obtiene vinagre, miel y azúcar
- Las hojas secas daban una fibra áspera llamada IXTLE
- La pulpa de la hoja machacada era materia prima para obtener un tipo de papel grueso sobre el
que se podía escribir
- Duras espinas que servían como agujas y clavos
- Servía como combustible y material para techar jacales
* Ganado: existía el ganada caballar, porcino, lanar y caprino
* Institución de la Mesta
“Asociación de dueños de ganada, en la Nueva España se distinguió por constituir igual tipo de
gremio, pero formado por propietarios de estancia que a la vez
DEL BARROCO A LA ILUSTRACIÓN
Jorge Alberto Manrique
El mundo barroco
El fenómeno central del siglo barroco, como fenómeno de cultura, en el que se enmarcan las
distintas actitudes del hombre de la Nueva España, es el que se ha llamdo fenómeno del
criollismo. El criollo es el hijo de europeo nacido en América, esta connotación del criollo como
accidente del nacimiento es superada para dar paso a un fenómeno conocido como hecho de
conciencia, que se traduce en una cultura, actitud y toma de conciencia. En contraposición a
estos deseos se encuentra la figura del gachupín del cual el criollo no siente identificación, razón
por la cual las preguntas del criollo van dirigidas a cuestionarse ¿quién soy? ¿de donde soy?
Esta situación manifiesta una falta de identidad del elemento lo cual lleva a este a exaltar el
pasado prehispánico, transfigurándolo en un equivalente de las tradiciones europeas, esto es,
acudió a la exaltación de la labranza de la tierra, sus ingenios, la religión con la finalidad de
aferrarse a modos de ser, costumbres, usos, actitudes que le sean propios.
La cultura criolla
El mito es una necesidad compulsiva porque otorgará la raigambre de la que se sentirá ayuno el
criollo. La alta cultura criolla asumía como propio el mundo histórico o mitológico anterior a la
conquista, y lo incorporaba a la tradición europea: aceptaba el molde occidental, pero lo
enriquecía con algo tomado de la propia tierra, y en ese enriquecimiento encontraba su
diferencia y orgullo.
La religión
La religión formaba el marco teórico fundamental que justificaba la moral hasta la política y que
aglutinaba y daba sentido a todo discurrir de la vida ya individual, ya colectiva. Los esfuerzos se
dirigieron exaltar las historias de ciertos personajes con el afán de lograr la canonización pero
en este esfuerzo la Corona se empeño en frustrarlo, sin embargo, la Virgen de Guadalupe fue el
elemento capaz de permear esta dificultad en dos sentidos: a) en primer lugar permitió la unidad
religiosa que permitiera a los criollos sentir el culto como propio; b) en segundo lugar se logro
exaltar el elemento de la mexicaneidad, esto es, a pesar de no ser católicos podía decirse que
uno era guadalupano.
La moral y las costumbres
En el ámbito de la moral,la castidad era de tal modo estimada, y de tal modo temida su pérdida,
que casi no hay bibliografía de religioso que no nos lo describa como absolutamente limpio de
haber tocado una mujer.
También se da el fenómeno del patronazgo mediante el cual la familias adineradas llevan a cabo
una serie de tareas encaminadas a construir colegios e iglesias con la finalidad de cumplir con
un acto primordialmente piadoso, pero también alcanzaban preeminencia para ellos y su tierra.
Las formas de mortificación corporal también se hacían exageradas, esto es, los actos de
práctica moral y ascética eran desproporcionados y atentaban contra la propia integridad física.
Los sermones eran la forma pública más socorrida para reafirmar las virtudes religiosas, en este
sentido la predicación llevada a cabo por los sacerdotes era cuidada en forma especial con la
finalidad de la transmisión adecuada de los dogmas de la fe. En definitiva, la importancia del
sermón era didáctica en primer lugar pero también se convertían en piezas literarias de especial
importancia.
La vida urbana
Cabe resaltar el cambio del campo a la ciudad. La vida citadina alcanzará su máximo desarrollo
donde será posible identificar a una burguesía refinada alejada de todo atisbo de vida rural. La
cultura criolla será urbana principalmente, y por eso más refinada, tratada como un objeto
precioso. La ciudad por otra parte se organiza. El cabildo define sus funciones y su relación con
el virrey e Iglesia.
La nueva filosofía
De acuerdo a O’Gorman en la época barroca se había iniciado el sueño de la Nueva España, sin
embargo, la ilustración trajo consigo una serie de críticas que buscaron el despertar de este
sueño de la Nueva España, en el caso del arte se propone en contraposición al barroco el
neoclasicismo. Por tanto es evidente identificar a finales del siglo XVIII un deseo de cambio y
modernidad.
RESPUESTA DE LA POETISA A LA MUY
ILUSTRE SOR FILOTEA DE LA CRUZ
-Sor Juana Inés de la CruzJuana de Asvaje y Ramírez de Santillana nació en 1648 y murió en 1695. Sus padres fueron el
capitán Pedro Manuel de Asvaje y la Sra. Isabel Ramírez de Santillana. Ingresó a temprana edad
al Convento de San José de las Carmelitas descalzas y después al Convento de San Jerónimo.
Fue una religiosa modelo. Fue dama de la virreina marquesa de Mancera. Es considerada una de
las grandes revelaciones del genio hispanoamericano en poesía, prosa narrativa y literatura
dramática.
Existen 3 misterios en la vida de Sor Juana Inés de la Cruz:
1.- Por qué fue hija natural
2.- Por qué decidió ser monja
3.- Por qué vendió todos sus objetos para ayudar a los pobres y abandono las letras
1.- Su madre era una mujer de amplio criterio. Tuvo varios hijos sin casarse. En el s. XVII no
había problema con las madres solteras; dato curioso es que su madre era dueña de una
hacienda.
2.- Sor Juana le tenía miedo al matrimonio. No quería alejarse de las letras, por lo cual
consideró que era la mejor opción era entrar al convento (en el s. XVII se necesitaba tomar
estado a temprana edad, casarse o hacerse monja). Ingresó en primera instancia con las
Carmelitas descalzas y después al convento de San Jerónimo.
En 1690 Sor Juana escribió “Crisis de un sermón”. Era una crítica a un sermón de un famoso
jesuita portugués Antonio Vieyra. Manuel Fernández de Santa Cruz (arzobispo de Puebla)
publicó la crítica de Sor Juana con el título de “Carta Atenagórica” (Atenágorica: digna de la
sabiduría de Atenas), sin autorización de la autora. En la publicación, el arzobispo agregó una
carta, firmada con un homónimo (Sor Filotea de la Cruz), en la cual exhortaba a Sor Juana a
dedicarse con mayor ahínco a los asuntos sagrados.
La respuesta de Sor Juana (“Respuesta de la poetisa a la muy ilustre Sor Filotea de la Cruz) a la
carta del arzobispo constituye un documento importantísimo para conocer algo de la vida de la
autora. La obra fue publicada el 1 de marzo de 1691.
- El texto no es monótono (expone en forma de diálogo, memorias, culterano, etc.)
- La “Respuesta…” es un documento único en la historia de la cultura hispánica, debido a que
en ese tiempo no suelen abundar los textos confidenciales sobre la vida intelectual, es decir,
reflexiones sobre la forma en que se escribe un texto.
- La “Respuesta…” complementa a la obra “Primero sueño”. Es un aislado monumento al
espíritu por la ansía de conocer. La obra es una réplica contundente al obispo de Puebla y una
defensa de las letras profanas (Sor Juana, claramente, no podía decir que estas letras eran
superiores por miedo a la Inquisición).
- Sor Juana no sólo contesta al obispo, sino a la mayoría de sus enemigos y censores.
El S.J. Antonio Núñez de Miranda ataca a Sor Juana en defensa del arzobispo de Puebla. Se
podría decir que Sor Juana defiende al sexo femenino (que no “callen las mujeres en la Iglesia).
* En la respuesta existe un interlocutor invisible. Sor Juana dialoga con ella misma.
- La angustia de Sor Juana es saber si es monja o literata. No lo sabe, pero sabe que estas dos
realidades coexisten en ella.
- En esta respuesta, Sor Juana realizó un examen de conciencia, y salió triunfante.
3.- Después de que se efectuó el cerco a Sor Juana por sus enemigos, la poetisa fue obligada a
abandonar las letras. Sus enemigos fueron Núñez de Miranda, Fernández de Santa Cruz y
Aguiar y Seixas.
- Por la presión de sus enemigos, Sor Juana en 1694 dejó las letras y vendió sus objetos más
preciados. Después cae en una gran depresión y muere a causa de una epidemia (“enferma de
caritativa”) en 1695.
Rasgos distintivos de la “Respuesta…”
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Experiencia: virtud necesaria para el entendimiento de las Sagradas Escrituras cuya
posibilidad de compresión se encontraba vedada para los jóvenes espíritus; no obstante,
Sor Juana si alcanza su entendimiento.
Educación: herramienta que permite la comprensión de las cuestiones trascendentes,
mostrando Sor Juana desde temprana edad un gran interés por las Letras.
Conocimiento integral: no bastaba con conocer la Teología sino que era menester
enseñarse en las ciencias más básicas para alcanzar un mejor entendimiento de esta
(puntos destacados por la maestra)
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Disciplina: alcanzar un conocimiento acabado de las ciencias requiere de tiempo junto
con alejarse de los vicios, así como imponer una rutina que se traduzca en el
alejamiento de distractores.
Envidia: situación que se manifiesta por la animadversión que produce en los gentiles la
presencia de un individuo que detentan el entendimiento sobre diversas materias
(puntos destacados por la maestra)
Entendimiento y conocimiento en las cosas más simples: esta situación se hace patente
cuando a Sor Juana se le prohíbe estudiar dando paso al análisis de las cuestiones más
banales.
Restricción al género femenino: las mujeres estaban impedidas de publicar y declamar
en los púlpitos, sin embargo, era factible que pudiera dedicarse a la lectura y estudio de
diversos textos que permitían un engrandecimiento del espíritu (puntos destacados por
la maestra)
Falta de mujeres sabias: tal situación impide que las mujeres sean enseñadas por sus
pares llevando necesariamente a la irrupción de hombres en la enseñanza de mujeres, lo
cual trae consecuencias perniciosas.
Peligro sobre ciertos espíritus ilustrados: en este sentido deberá remarcarse al
entendimiento como herramienta poderosa y eficaz, sin embargo, esta cualidad en
ciertos espíritus conlleva la degeneración en desmedro del fortalecimiento. Ejemplo:
Martín Lutero.
Enaltecimiento del verso: se señala que este recurso es utilizado con frecuencia en las
Sagradas Escrituras, por tanto, si este instrumento no prohíbe su uso porque ha de
hacerlo otro.
LA CIVILIZACIÓN OCCIDENTAL,
SINÓNIMO DE CULTURA EUROPEA
-Jacques Perenne1.- En occidente, el gran capitalismo conduce al liberalismo económico
Capitalismo compotita y liberalismo económico
La guerra de los Siete Años señala un hito esencial en la evolución de Europa. Se realiza una
transformación de las condiciones económicas, intelectuales y políticas.
Después de la Paz de París (1763) el capitalismo toma un extraordinario impulso. El capitalismo
adopta un aspecto cosmopolita y se impone el liberalismo económico.
Gran Desarrollo de la Agricultura
Al tiempo que el capitalismo occidental aumenta su actividad en Europa a través de los puertos
y los ríos, la agricultura experimenta un auge hasta entonces desconocido; en toda Europa la
agricultura inicia una nueva era técnica y las rentas de la tierra aumentan en considerables
porciones.
Construcción de vías de comunicación
El movimiento de mercancías y capitales fomenta proporcionalmente a su intensidad la apertura
de canales, la construcción de carreteras y la organización de medios regulares de transporte.
Racionalismo pragmático
El racionalismo y el liberalismo, que a través de la técnica y el capitalismo transforman
profundamente la economía y le dan un carácter internacional, triunfan también las
concepciones intelectuales, artísticas y políticas. Si el s. XVII estableció el método científico
racionalista y el cartesiano, en el s. XVIII el racionalismo se extiende.
Burguesía mercantil y proletariado
Con la evolución económica se transforman profundamente las clases sociales. La burguesía del
dinero alcanza un poderío mayor al de la nobleza, y se forma el proletariado.
Expansión de la labor estatal y política de reforma
Influido por las corrientes de ilustración y las ideas racionalistas que penetran en el Derecho, el
Estado unifica la administración, crea servicios nuevos, abre establecimientos de enseñanza y se
siente arrastrado hacia una política de grandes empresas.
A consecuencia de las grandes guerras se forma el militarismo. Todo esto cuesta mucho dinero
y en todos los países el Estado trata de aumentar sus recursos. Los privilegios de la nobleza y el
clero son combatidos. La concentración del poder se hace así paralela a la de los capitales. Y
como en todas partes el Estado trata de emanciparse de la tutela de la iglesia.
Asi surge el “despotismo ilustrado”. Porque para realizar la concentración del Estado que
propugnan, los soberanos acuden al racionalismo.
La evolución en el este y el oeste del Elba
Esta profunda evolución que se hace sentir paralelamente en todos los campos de la actividad
humana, se extiende, disminuyendo progresivamente de intensidad, hasta el Elba, mientras que
al otro lado la industria solo aparece de manera esporádica y bajop el impulso directo del
Estado.
En Occidente, la transformación económica y social opera bajo la acción de movimiento de
masas; en Prusia es exclusivamente obra del príncipe. Mal al Este, Polonia permanece
inmutable en su estructura patrimonial. Y en los confines de Europa y Asia, Rusia aparece como
un poderoso imperio autocrático que esta basado en la servidumbre y en la omnipotencia.
La primacía económica de Inglaterra
La supremacía marítima
La Paz de París, ardientemente deseada tanto en Inglaterra como en Francia, fue seguida en los
países de la Europa Occidental por un prodigioso avance económico. Inglaterra domina todo el
comercio de las dos Américas lo mismo que el de la India.
La industrialización
La supremacía marítima que le dio el primer lugar a Inglaterra en el comercio mundial tuvo por
consecuencia proporcionar a la industria inglesa un gran desarrollo. Hasta mediados del s.
XVIII, la actividad económica de Inglaterra había descansado sobre el comercio, del que la
industria sólo era un apoyo, y sobre la agricultura.
4.- El cosmopolitismo en la Ciencia y el Derecho
Universalidad y vulgarización de la ciencia
La cultura atlántica tiende hacia el liberalismo y el cosmopolitismo
De los s. XVI al XVIII, el Atlántico agrupa en una civilización común fundada en el
cristianismo, en el humanismo y el racionalismo, a todos los países marítimos del occidente de
Europa y sus colonias americanas que se han formado bajo influencia directa.
La evolución capitalista que se manifiesta en la vida económica de los s. XVI al XVIII, se
caracteriza por dos tendencias: una hacia el LIBERALISMO y otra hacia el
COSMOPOLITISMO.
Vulgarización de la ciencia
El s. XVII abre camino a la ciencia y cha las bases de una nueva universalidad. Pero la ciencia
siguió siendo patrimonio de una exigua minoría, hasta que en el s. XVIII se vulgariza hasta el
punto de influir directamente en la evolución intelectual, moral y religiosa de toda la Europa
Occidental y sobre la evolución económica del mundo.
Carácter internacional del progreso científico
Merced al esfuerzo colectivo de los sabios de todos los países, las ciencias progresaron
rápidamente. Las ciencias naturales progresan paralelamente a las físicas y a las químicas.
El gran impulso que experimentaron en los s. III y II a. de c. las Ciencias físicas y matemáticas,
facilitó el estudio sistemático y científico de la tierra. Después de la profunda decadencia que
marca la Edad Media, el Renacimiento en el s. XV reanudó dichas actividades.
Desde de comienzos del s. XVIII, la ciencia recobró su puesto en el estudio sistemático del
mundo.
Se realizaron expediciones para encontrar nuevos territorios, estas expediciones fijaban las
fronteras de continentes y océanos y, al mismo tiempo, se acometía la vasta y sabia tara de
trazar el mapa del mundo.
Lo más admirable de toda esta inmensa obra científica realizada en medios de medio siglo, es la
estrecha colaboración que une a hombres de tan diversos países, a quienes separaban profundas
diferencias religiosas, políticas, económicas y sociales. El método científico, basado en
principios puramente racionales, establece entre ellos una unión que va a servir de base a la
cultura occidental.
El cosmopolitismo se fundamenta en las ideas del Derecho Internacional
Noción de equilibrio europeo
Primeros tratados relativos al derecho de los neutrales
El derecho de gentes admite la noción de arbitraje
Ante el creciente peligro que las grandes guerras hacían correr al mundo, en el s. XV Podierbrad
y en el s. XVII Sully y Cruceo defendieron la idea de una federación de naciones que, mediante
el sistema de arbitraje para los conflictos que pudiesen estallar entre sus miembros, alejaría la
guerra.
Naturalmente en los países débiles fue donde el derecho de gentes encontró los más ardientes
defensores
5.- Influencia del racionalismo francés e ingles en Europa
Gran prestigio de la cultura francesa
Al terminar el s. XVII, el prestigio de Francia alcanzó tan extraordinaria amplitud en todos los
países de Europa que habría de dejar profunda huella en todo el s. XVIII. Esta influencia
entonces ejercida por Francia no fue resultado de la hegemonía política de Luis XIV, sino sobre
todo de su cultura, es decir, de el brillo de su literatura, de su ciencia y de las artes lo que hizo
en Francia, en la segunda mitad del s. XVII, el centro de la vida intelectual de Europa.
Además las costumbres de Francia influyeron en toda Europa. En el s. XVII, la ciencia
emancipó el pensamiento. En el s. XVIII la escala de valores se modificó. El individualismo que
triunfa con el racionalismo permite juzgar a un hombre por sus cualidades personales, tanto
como por su posición social. La preocupación por la cultura y el ansia de saber reemplazan al
respecto de las jerarquías de nacimiento.
El liberalismo ingles tiende al cosmopolitismo y al pragmatismo
Como todos los países de Europa, a partir del s. XVIII Inglaterra sintió la gran influencia
francés. El liberalismo ingles respondía a la tendencia racionalista del espíritu francés. Desde
comienzos del s. XVIII, la Inglaterra dueña de los mares se inclina al cosmopolitismo. El
sentimiento nacional retrocede ante el amor a la humanidad. Las clases ilustradas se alejan del
patriotismo y de la religión anglicana para volverse hacia doctrinas filosóficas universales y
hacia una MORAL EUDEMONISTA.
El deísmo
Una corriente importante. Creencia en un poder superior, se cree en Dios pero no en la religión.
Surgió en el s. XVIII. Mientras las ideas filosóficas y las costumbres elegantes importadas de
Francia se extienden entre las clases altas, el pueblo, abandonado a sí mismo y privado del
apoyo de la religión, se hunde en una inmoralidad y una bestialidad sin freno.
El realismo de Pope y Hume
La misma evolución se produjo en la Filosofía. El racionalismo aísla al individuo. El hombre no
es ya el ser universal y abstracto, varía de individuo a individuo.
Hume dice que las ideas son producto de nuestras sensaciones, es decir, dice que la sabiduría del
hombre está limitada al campo de sus sensaciones. Admite pues que la misma experiencia puede
llegar a darnos una verdad “probable”.
De este modo, la filosofía conduce a Hume al estudio del hombre en su realidad concreta, es
decir, la Historia. En otro terreno, se desarrolla literatura satírica que combate las costumbres y
las instituciones de la época.
El pragmatismo, necesariamente escéptico cuando se trasplanta al terreno de la mora, había de
llevar a Adam Smith a formular una ética basado sólo en el interés individual y concebir la
organización social como realizada sólo por el equilibrio de diversos intereses.
La Francmasonería
Ante la crisis religiosa, se produjo un movimiento, una sociedad de pensamiento que nació en
Inglaterra y se desarrolló en Francia. La masonería tiene como eje el creer en el supuesto
arquitecto del universo.
Evolución de Francia hacia el liberalismo
La evolución del pensamiento es paralela en Francia e Inglaterra, y se caracteriza por el tránsito
de lo abstracto a lo concreto. Pero las mismas circunstancias en que vive la sociedad francesa le
imprimieron un carácter diferente que el ingles.
La crisis que se inició al advenimiento del gran capitalismo por la evolución liberal de las
inteligencias y por los progresos de la ciencia, planteaba problemas inmediatos. El pensamiento
francés se encontró por un camino que lo alejaba de la actitud clásica y lo conducía a una moral
pragmática.
En Francia, donde el s. XII absolutista, intolerable en economía, tendía al estatismo, la ruptura
con el pasado fue en el s. XVIII más completa que en Inglaterra
El racionalismo
Montesquieu y Voltaire, aunque contrarios a las religiones existentes, fueron fieles a la creencia
en Dios. Pero la divinidad que concebían estaba muy lejos del Dios cristiano: Montesquieu lo
niega como poder absoluto, pues para él la misma divinidad está sometida a las leyes del
Universo, y Voltaire adopta una actitud panteísta.
La enciclopedia
Esas concepciones panteístas y materialistas habían de presidir la obra más grande de la segunda
mitad del s. XVIII: la ENCICLOPEDIA.
Del propósito de vulgarizar la ciencia nación la Enciclopedia. Diderot hizo de la Enciclopedia
un diccionario universal de los conocimientos humanos, en el que todas las mayores
inteligencias de su época afirmaban su confianza en el progreso humano y en los derechos de la
razón contra la fe, y defendieron la tolerancia, las reformas políticas y el liberalismo económico.
Reacción contra el Racionalismo
El racionalismo se apoderó tan completamente de lo más selecto de la intelectualidad francesa,
no ejerció en Inglaterra gran presión sobre las inteligencias. Por esto el favor de que goza la
ciencia en el s. XVIIII se traduce en Francia por el racionalismo de los filósofos y de los
enciclopedistas, mientras que en Inglaterra más bien dirige los espíritus hacia el realismo y la
observación directa de la naturaleza y del hombre.
Rousseau combate el escepticismo
Los “filósofos” al combatir las religiones y sus morales, que consideraban como formalistas y
vanas, habían arrancado a los hombres el resorte que constituye la fe. Rousseau va más lejos e
incorpora la política a la moral, crea una moral política y le da un evangelio: el contrato social.
La nueva fe de Rousseau encontró en su acentuado optimismo una enorme fuerza de
penetración, pues oponiéndose a los escépticos y materialistas, resignados a vivir en un mundo
mirado como un conjunto de reacciones mecánicas, Rousseau confiere a la materia la categoría
de divina. Si el racionalismo de Voltaire y de los enciclopedistas asestó un duro golpe al antiguo
régimen, el misticismo de Rousseau, dándole una fe política de traza casi religiosa, abre la era
de la democracia “optimista y virtuosa”.
EL SIGLO DE LAS REVOLUCIONES1756-1855
-Reynaldo Sordo CedeñoEl proceso histórico es fluido, continuo, pero lo pensamos dividido en épocas. Esto no quiere
decir que la periodización en la historia sea arbitraria. No es arbitraria, es relativa.
El siglo que transcurre entre 1756 y 1855 se ha definido como el “SIGLO DE LAS
REVOLUCIONES”. Pero sobre todo “el siglo de la revolución política”, en el que una
población heterogénea, escasa y aislado, diseminada en un territorio enorme, adquiere
conciencia de autonomía que se traduce en independencia.
Dicho en otras palabras ¿cómo se forma una nación hoy conocida como México? Entre 1756 y
1855 las economías crecían e Inglaterra se convertía en el primer país industrializado. La
burguesía y la clase media cobraban impulso; la revolución americana y francesa
conmocionaban a los estados absolutistas; surgió la “Ilustración”. El hombre occidental
ampliaba sus horizontes.
Los procesos demográficos, económicos, sociales, ideológicos y políticos fueron imponiéndose
a lo largo de esta centuria. Se crearon 2 polos: el conservadurismo y el socialismo.
La Nueva España nuca fueron mundos aislados. Los procesos del mundo occidental acaecidos
en 1756 y 1855 en Europa y USA afectaron también a nuestro territorio. La nueva ideología
europea también llegó. El liberalismo fue el pensamiento dominante de este siglo, el
pensamiento conservador estuvo presente también. El socialismo llego a México a finales del s.
XIX ya fuera de la época en que estamos tratando.
El fenómeno más impactante de este siglo fue la formación de Estados Unidos como nación
independiente, el éxito de su sistema político y la expansión de su territorio hasta convertirse en
una superpotencia. (gran explosión demográfica en USA – “tierra de promisión”). Pero junto a
los resultados económicos, el éxito principal fue el política.
La democracia americano tuvo éxito porque se fundó en dos sólidos pilares: mantenerse al
margen de los conflictos europeos y tener continuidad en el poder (dinastía de Virginia). Eso
tuvo como consecuencia la política expansiva del país. La oleada de expansión alcanzó hasta
nuestro país (victoria sobre México en 1848) y se detuvo por problemas norteamericanos
internos (contradicción entre Norte y Sur).
Carlos II de Austria murió el 1 de nov. De 1700 sin dejar descendencia. Un mes antes había
rehecho su testamento a favor del duque de Harior, nieto de Luis XIV el cual tomó el nombre de
Felipe V.
La rivalidad entre Inglaterra y Francia dio lugar a una serie de guerras durante el s. XVIII y el s.
XIX. España pudo mantenerse al margen hasta 1761 cuando Carlos III suscribió con Francia un
PACTO DE FAMILIA de defensa mutua. España participó entonces en la Guerra de los Siete
Años y unió su destino a la derrota de los franceses.
Dinastía de los Borbones
Felipe V
1700-1746
Fernando VI
1746-1759
Carlos III
1759-1788
Carlos IV
1788-1808
Fernando VII
1814-1833
La guerra de los Siete Años tuvo grandes consecuencias para el imperio español: los Borbones
vieron la necesidad de introducir reformas de fondo al sistema colonial. Al conjunto de reformas
políticas, adm., económicas y militares se les llamaron las “reformas borbónicas”.
Los novohispanos sufirieron fuertes presiones económicas para el mantenimiento de las guerras
de España y todas las clases sociales vieron afectados sus intereses en cuatro niveles diferentes:
a) aumento de las contribuciones fiscales; b) constantes exigencias de donativos y préstamos a
la Corona; c) una enorme contribución financiera de la Iglesia, y d) la consolidación de los
Vales Reales que trasfería la riqueza de la Iglesia al Estado.
El sentimiento autonomista nació espontáneamente en el novohispano de fines del s. XVIII. Por
diversos factores. En 1808 Napoleón invadió España. Los españoles resistieron la invasión
napoleónica entre 1808 y 1814. Posterior a la invasión se organizaron Cortes, las cuales
tuvieron 2 efectos importantísimos en el mundo hispánico: la participación de los americanos en
ellas y la difusión de las ideas y prácticas de un gobierno representativo.
La invasión tuvo un efecto inmediato en la Nueva España; se definieron 2 posiciones: la
Audiencia a favor de no cambiar nada y el Ayuntamiento en pro de convocar a un congreso, que
representaba al pueblo.
Después del golpe de Estado contra Iturrigaray y el encarcelamiento de los participantes de la
conspiración de Valladolid. Hidalgo en 1810 desencadena una revolución popular de grandes
proporciones, seguida después por Morelos y finalizada por Vicente Guerrero en 1821.
Mientras tanto, en 1814 España es liberada de los franceses y Fernando VII regresa a casa. Lo
primero que hizo fue suspender el gobierno Const. de la Const. de Cádiz. El sexenio
neoabsolutista de Fernando VII (1814-1820) precipitó el colapso del imperio español.
El 1 de enero de 1820, el teniente corono Rafael Diego exigió el restauramiento de la Const. de
Cádiz. La Const. fue restaurada en España y en América. La restauración de la Const. fue el
pretexto para iniciar un proceso que llevaría a la consumación de la independencia.
El historiador Fernand Braudel dice que en la historia encontramos tres niveles de la duración:
el de los acontecimientos, el de la coyuntura y el de la larga duración. La formación del espacio
es un proceso de larga duración. La región es la unidad natural del espacio. La construcción
política viene después y se impone sobre las regiones. Las reformas borbónicas afectaron el
espacio en dos sentidos: a) los Borbones impulsaron la colonización de California y
recolonizaron Nuevo México y Texas y, b) racionalizaron el espacio en unidades políticoadministrativas regionales llamadas INTENDENCIAS, que debilitaron aún más el poco
dominio de la ciudad de México sobre las regiones.
La guerra de independencia también contribuyó a este aumente del regionalismo: zonas
insurgentes, zonas neutras, destrucción de las vías de comunicación, etc.
Al momento de la independencia lo que existía era un espacio fragmentado en regiones y dentro
de las regiones fuertes localismos. ¿Qué milagro hizo posible la construcción de la nación
mexicana bajo estas circunstancias? La historia ha demostrado que la Constitución Federalista
de 1824 fue la única solución viable para que la nación no se desintegrara.
Podemos hablar de la existencia de nueve grandes regiones en el s. XIX:
1) México central: Región eje del país y centro político. Alta densidad de población.
Centro comercial y financiero. Presencia de la Iglesia.
2) Occidente: Región rica en agricultura. Su población era variada. Haciendas
tradicionales. Fuerte presencia de la iglesia
3) Oriente: Región muy imp. por su riqueza agrícola y por ser la puerta hacia Europa.
Capital extranjero. Afectada por la guerra de independencia y la invasión de EU.
4) Sur: Región muy aislada del resto del país. Zona muy poco urbanizada. Haciendas
tradicionales. Rebeliones indígenas. Amplia participación en la independencia.
5) Península de Yucatán: Región muy alejada del centro y ligada a intereses con Cuba.
Conflicto con el centro y separación real o virtual entre 1840 y 1848. Hacienda
henequenera.
6) Noroeste: Región muy alejada del centro que vive prácticamente en plena autonomía.
Desarrollo de haciendas ganaderas. Rivalidad entre Culiacán y Mazatlán. La guerra noa
afectó el territorio.
7) Norte: Región de expansión desde la época colonial. Su territorio se forma por el
impulso a la minería. Sin población indígena, baja densidad de población. Latifundios.
8) Noroeste: Es el norte cercano con la pérdida de Texas se convierte en zona fronteriza.
Sufre muchos cambios en el s. XIX. Contrabando e intereses regionales.
9) Norte remoto: Es la región que no se logró integrar al territorio nacional. Condiciones
propicias para la separación de México.
Otro fenómeno muy importante en la definición del espacio se da durante el periodo estudiado:
la definición de las fronteras del país. En el norte la derrota militar de México ante EU propició
la firma del Tratado de paz en Guadalupe-Hidalgo el 2 de febrero de 1848, se ratificó en el
Tratado de Querétaro; más tarde la Mesilla fue vendida a los norteamericanos en 1853 para
evitar conflictos (“Tratado de la Mesilla” de 1854). La definición de la frontera sur fue
compleja. Yucatán fue primero una gobernación de tres provincias, el 15 de sept. De 1821
declaro su independencia de España y se unió a México. Chiapas había pertenecido a la
Audiencia y Capitanía de Guatemala declaró la independencia y unión al imperio mexicano el 3
de sept. De 1821.
A esta diversidad regional habría que añadir la heterogeneidad étnica de la sociedad
novohispana. El crecimiento demográfico fue sumamente lento entre 1793 a 1838. Los patrones
demográficos de la época contradecirían la idea del “boom” económico de las reformas
borbónicas.
Charles Tilly señala como características del Estado-nación las siguientes: 1) control de un
territorio bien definido; 2) relativa centralización del poder; 3) diferenciación clara de otras
organizaciones; 4) tendencia a adquirir el monopolio y la concentración de los medios de
coerción dentro de su territorio.
En la primera mitad del s. XIX lo que encontramos es un Estado en vías de constituirse. El
Estado-nación se define por su constitución y por su forma de gobierno. Constituirse es el
término clave del periodo.
En el proceso de la constitución del Estado, el ejército tuvo un papel muy relevante. El origen
del ejército en México lo encontramos en las reformas borbónicas. A partir de 1764, la Corona
española organizó el ejército permanente y milicias reclutadas entre los habitantes de la Nueva
España.
Los continuos levantamientos militares del s. XIX sería consecuencia lógica de la politización
del ejército y su fragmentación. Surgió el caudillismo militar. EL derrumbe de este ejército
nacional, heredero del trigarante y del realista, vino con la guerra contra los EU.
Las relaciones entre el Estado y la Iglesia es otro de los procesos significativos entre 1756 y
1855. El s. XVIII es el siglo de la Ilustración. La idea ilustrda de un Estado moderno entraba en
conflicto con el poder de la iglesia católica. El rey Carlos III comenzó a restar influencia con la
expulsión de los jesuitas en 1767. Durante la guerra de independencia la alta jerarquía de la
Iglesia estaba con los españoles y los párrocos con la indigencia. Las Const. del s. XIX seguían
considerando a la religión católica como única. Sin embargo, en 1833, los liberales hicieron la
primera reforma en materia eclesiástica: supresión de la coacción civil para el pago del diezmo,
supresión de las Universidades y ejercicio del Patronato por el Estado en la provisión de
curatos. El tema de la Iglesia dividió a la élite política. La estructura eclesiástica no coincidía
con la división política en estados o departamentos.
La revolución ideológica es otro fenómeno. Es cierto, una de las revoluciones de mayores
proporciones entre 1756 y 1855 fue la de las ideas. El pensamiento de la ilustración transformó
radicalmente la manera de ver a Dios, la naturaleza, la sociedad, la org. Política, la historia y el
sentido de la vida.
También en este siglo surgiría el nacionalismo: esa fuerza vaga, indefinida, que hace a las
personas sentirse parte de una comunidad llamada nación. El discurso patriótico fue este siglo
más fuerte de lo que suponemos y de alguna manera, contribuyó en formar una identidad
incipiente, indispensable para construir el Estado-nación mexicano.
En 1799 y 1804 Humboldt recorrió América. Este autor definió a la Nueva España como “el
país de la desigualdad”. No había gradaciones en la escala social. Odio entre las clases. Medio
siglo después, la situación entre las clases sociales no había variado. El siglo de las luces, en la
Nueva España fue el siglo de las crisis alimentarías, epidemias y hambrunas; la primera mitad
del s. XIX fue el de las rebeliones indígenas de largo alcance.
LA ÉPOCA DE LAS REFORMAS BORBÓNICAS
Y EL CRECIMIENTO ECONÓMICO. 1750-1808
-Enrique FlorescanoEl s. XVIII no comienza en la Nueva España con el fin cronológico del XVII, por más que en
1700 España y su vasto imperio colonia conozcan el cambio dinástico que sustituye a los
Habsburgos con los Borbones. Quienes estudian los procesos económicos quizá aventuraría en
fijar el cambio de siglo haci 1730 o 1740.
Las reformas que a partir de mediados del s. XVIII comenzaron a implantar los Borbones
provocaron una nueva concepción del Estado. Los principios básicos de esta nueva política se
identificaban con los del llamado “despotismo ilustrado”: regalismo o predominio de los
intereses del monarca y del Estado sobre los individuos y corporaciones. La aplicación de este
programa demandaba una nueva organización administrativa.
Los principios rectores del orden político español en los s. XVI y XVII se inspiraron en la
doctrina de Santo Tomás:
1.- La sociedad y el orden político que la envuelve están regidos por preceptos o leyes naturales
externas e independientes de la voluntad humana. Existía un sistema jerárquico.
2.- Las desigualdades inherentes a esta sociedad jerarquizada suponen que cada persona acepta
la situación que le corresponde a ella y el cumplimiento de las obligaciones correlativas a esa
situación. Esta situación legalizó la desigualdad social y la diferenciación funcional que se creó
en Nueva España inmediatamente después de la conquista.
Estos principios de la filosofía política española gobernaron la conducta y los conflictos
políticos de la sociedad colonial desde la colonización. Más tarde, en el s. XVII, dominados o
desaparecidos los grupos más peligrosos (conquistadores y encomenderos), y estabilizado el
proceso colonizador, los Habsburgos implantaron definitivamente el absolutismo y la
centralización administrativa. Se creo en la Nueva España una situación de patrimonialismo
(concepto de Weber), es decir esta racionalización política interna del sistema (en el sentido de
que aplicando estos medios se aseguraba la consecución de los fines del centralismo
paternalista) creó barreras muy grandes al desarrollo racional de la economía, Weber ha
señalado que el patrimonialismo, es naturalmente opuesto al desarrollo racional de la economía
por la arbitrariedad con que impone y distribuye la carga tributaria, por la arbitrariedad que
adopta en la creación y protección de monopolios, y por el carácter mismo de su
administración.. Los Habsburgos promovieron una diferenciación social; lo importante es que
esta diferenciación que creaba corporaciones y grupos privilegiados no debilitó el carácter
absolutista y paternalista del sistema, a contrario de las reformas borbónicas.
LA REVOLUCIÓN DE INDEPENDENCIA
-Luis VilloroLa segunda mitad del s. XVIII fue la época de oro de la sociedad colonial. El fundamento
económico de la colonia era el sector que exportaba a la metrópoli. El sistema económico
exportador descansaba en la explotación minera y en el sector financiero y comercial. A
principios del s. XIX el valor de la producción minera alcanza de 23 a 28 millones.
Al enorme crecimiento de la minería correspondió también la bonanza de las casas comerciales,
que manejaban el comercio exterior. Las mayores fortunas de la colonia se encontraban en
estos dos grupos.
Muchas fortunas de mineros y comerciantes se encontraban vinculadas. Los comerciantes
exportadores también estaban asociados a ella (minería) por ser su mejor fuente de crédito. Los
llamados “aviadores” o “mercaderes de plata”, que compraban el metal a los mineros para
explotarlo y concedían los créditos que ellas necesitaban.
La mayoría de los grandes comerciantes eran de origen europeo y entre los propietarios de las
minas se encontraban tanto familias criollas como peninsulares. En estos sectores, los españoles
y criollos estaban muy ligados tanto por lazos familiares como por intereses.
Al lado de esos sectores, la oligarquía colonial comprendía también a grupos ligados al mercado
interno. Ante todo, en la agricultura. El proceso de concentración de tierra en manos de
hacendados criollos aumentaba. En los años de crisis, los hacendados dependían de modo cabal
de sus fuentes de créditos. El capital financiero de que dependía estaba en manos de una
institución: la Iglesia.
La inmensa riqueza de la Iglesia provenía de 3 fuentes: 1) recibían rentas de sus propiedades; 2)
el diezmo, y 3) su principal base económica radicaba en capitales impuestos a censo redimible
sobre propiedades de particulares. El crédito de la iglesia era vital para los terratenientes.
El auge económico propició el crecimiento también de la industria textil (algodón en Tlaxcala y
Puebla) (lana en Querétaro, Celaya, San Miguel y Saltillo). Pese a prohibiciones y monopolios,
aumentaron también la industria vinícola y tabacalera. En este sector tampoco se podía
establecer una división clara entre criollos y peninsulares. Para mantener la situación de
dependencia, la Corona había establecido miles de trabas legales que impedían la consolidación
de este sector productivo. Otras trabas fueron el sistema de tarifas aduanales y alcabalas
(impuesto que se paga por la introducción de ciertos productos a la ciudad de México). Pero las
trabas eran más formales que reales.
Al contrario del sector explotador, terratenientes, clero e industriales basaban su preeminencia
económica en la ampliación del mercado interno. Y a ello justamente se oponía la política
instaurada por los Borbones. Las reformas adm. Introducidas a partir de 1786, con el
establecimiento del aparato de las intendencias, tenderían a reforzar el aparato colonial.
Con estas reformas borbónicas la explotación colonial había llegado al máximo. Uno de los
grupos que más sufrió fue la Iglesia y con ella las haciendas e industrias. En 1798 se estableció
un impuesto especial sobre inversiones de la Iglesia. El 26 de dic. de 1804 un decrete real
ordenaba la enajenación de todos los capitales de capellanías y obras pías y exigía se hicieran
efectivas las hipotecas, vendiendo las fincas de crédito vencido con lo cual se afectó el crédito a
largo plazo. Por aplicación de la ley, se entregaron a la Real Tesorería de la Nueva Espaá de 10
a 12 millones de pesos, es decir la cuarta parte del capital de la Iglesia. La economía resintió
terriblemente el despojo hasta que en 1809 cesaron los efectos de la cédula.
A fines del s. XVIII y principios del XIX la sociedad se transformaba con rapidez. Dentro de la
élite tendían a diversificarse. De un lado los mineros, exportadores y la burocracia, del otro, la
Iglesia, los hacendados, los comerciantes, etc. El antagonismo entre “criollos” y “gachupines”
nunca corrió entre las familias privilegiadas.
La clase media estaba constituida por abofados, pequeños administradores que no contaban con
un gran capital. Esta clase media no podía ascender a los puestos superiores. La falta de un
puesto adecuado en el mundo real los obligaba a evadirse hacia el reine de las artes y el saber.
La clase media era la depositaria de las semillas de cualquier cambio.
La clase baja estaba constituida por indios y castas y solo compartían la miseria. Todos los
indios exentos del pago del diezmo, debían pagar un tributo especial per capita a la corona, eran
un grupo marginado, envilecido en la indigenacia. Otro grupo de la clase baja eran los mineros,
los cuales trabajaban en condiciones sumamente duras. La situación de los trabajadores de las
manufacturas era quizá peor que la de los mineros. No es de extrañar que en algunas ocasiones
la plebe de las ciudades se amotinara.
En el año de 1808 una serie de sucesos manifestaba la debilidad del imperio. Napoleón invadió
España y Carlos y Fernando fueron hechos prisioneros. Ante el vacío de la monarquía, los
ciudadanos libres en todas las regiones de la península, formaban juntas para guardar la
soberanía del monarca. En América existe un gran problema. Se mantiene la misma estructura
del poder pero surge la siguiente pregunta: ¿en quién recae la soberanía? Se generaron dos
respuestas: 1) Sostenida por la Audiencia, decía que la sociedad debería de quedar sin ningún
cambio, mientras el heredero legítimo de la Corona ocupe de nuevo el trono; 2) Se manifiesta
por medio del ayuntamiento de la ciudad de México (Primo de Verdad y Francisco de
Azcárate), introducían la idea que cambia el sentido del dominio: la soberanía ha sido otorgada
al rey por la nación de modo irrevocable. Las abdicaciones de Carlos y Fernando son nulas.
Cuando el rey se encuentra imposibilitado para gobernar la nación vuelve a asumir el ejercicio
de la soberanía. Ellos apelan a la teoría del pacto social de Vitoria, Suárez y Grocio.
El ayuntamiento no sostiene ninguna tesis revolucionaria ni pretende alterar el sistema. La
nación no puede desconocer el pacto con la Corona, pero puede darse la forma de gobierno
adecuada en tales circunstancias. Pero ¿en que “nación” recae la soberanía? No se trata de la
voluntad general, la soberanía recae en la sociedad ya constituida, en los órganos ya
establecidos. Asi dentro de la nación, dice Primo de Verdad, los ayuntamientos constituyen los
organismos más originarios y representativos. La pugna se traduce en el enfrentamiento de dos
instituciones: la Real Audiencia y el Ayuntamiento. La Real Audiencia niega la teoría del pacto
social, en cambio, el Ayuntamiento defiende la necesidad de que el virrey convoque a un
“congreso” destinado a gobernar el país en ausencia del monarca. Se pueden vislumbrar dos
tendencias: 1) Por boca del oidor Villarutia, la junta sería “representativa de todas las clases”
(solo miembros de las élites); 2) Primo de Verdad tiene otra idea de “congreso”. Puesto que la
verdadera representación popular se encuentra en los ayuntamientos, la junta que se planea
deberá estar constituida fundamentalmente de “diputados de todos los cabildos, seculares y
eclesiásticos”. Así el congreso se concibe como una ampliación en el plano nacional de la
representación popular.
En 15 de sept. De 1808 un grupo de conspiradores, dirigido por Gabriel Yermo, da un golpe de
estado. Prenden y destituyen al virrey Iturrigaray y convocan a la Real Audiencia que nombra al
nuevo virrey Pedro Garibay. De este modo la Real Audiencia gobernará con mano fuerte
durante este periodo. El golpe de estado y la posterior destitución del arzobispo Lizana, al cortar
de raíz todo intento de reforma, tiene un efecto contrario: obligan a radicalizar la actitud de los
criollos.
Para 1810 la fuerza política del ayuntamiento es nula. Si los criollos quieren triunfar, no les
bastará su propia fuerza. Se verán obligados a despertar a otras clases sociales hasta entonces al
margen, es decir, se tendrán que aliar con las clases trabajadoras.
Con el levantamiento de Dolores el movimiento a favor de la independencia se transforma. Las
grandes masas trabajadoras entran en escena. Este movimiento estaba dirigido por Hidalgo y por
Allende. Por su composición social, se trata de una rebelión campesina, a la que se le unen
trabajadores y la plebe de las ciudades, al mando de unos criollos de clases media.
Las medidas políticas que toman los insurgentes, al igual que sus propósitos, deben verse a la
luz de la composición social del movimiento. Hidalgo para satisfacerlo toda todas las provincias
en nombre de la “voz común de la nación”. Allende no puede seguir fácilmente el sesgo popular
que la revolución ha tomado.
Las multitudes que fascinadas siguen a Hidalgo no pueden tener un programa revolucionario
concreto. La revolución se ve como una gran cruzada. La concepción popular presenta
semejanzas con la mentalidad que Mannheim denominó “milenarismo” o “quiliasmo”, propia
de grandes movimientos revolucionarios que agitan a las clases bajas de la sociedad cuando no
se encuentran organizadas políticamente.
Ante la rebelión popular la clase media es la que ahora se encuentra entre dos fuegos. Muchos
elegirán al pueblo, otros se pasarán al bando contrario. El más fuerte impugnador de la rebelión
fue el alto clero.
Los acontecimientos empiezan a ser desfavorables a la revolución a partir de nov. de 1810.
Calleja es el general que enfrenta al movimiento insurgente. El 30 de julio de 1811, Hidalgo y
Allende son aprendidos en Monclova y fusilados. Pero la revolución no termina, en Zitacuaro se
establece una “Suprema Junta Gubernativa de América” al mando de Ignacio Rayón, pero sobre
todo son las victorias de Morelos, en el sur, las que logran darle un nuevo impulso a la
revolución. Con Morelos la composición del movimiento no cambia.
Conforme avanza el movimiento muchos elementos de la clase media toman una postura franca
a su favor. A la sombra de Rayón y Morelos, empiezan a actuar, divulgando las ideas de la
revolución letrados cada vez más numerosos. Los más importantes fueron Joaquín Fernández de
Lizardi y fray Servando Teresa de Mier.
Cabe destacar que es en José María Morelos en donde mejor puede observarse la confluencia de
las ideas propias de la clase media con las que provienen de su contacto con el pueblo. En sus
“Sentimientos de la Nación”, Morelos, esboza un nuevo sistema, teñido de un humanismo
igualitario y cristiano. La revolución debe tender a un oren de igualdad y justicia social fundado
en la abolición de privilegios, en la protección de los trabajadores y en la propiedad del labrador
sobre la tierra.
Para 1814 la revolución había llegado a su máxima pujanza; pero en el fondo era mucho más
débil de lo que parecía. Los grupos alzados actuaban cada uno por su cuenta. La idea de un
organismo representativo que centrara y coordinara los esfuerzos no podía surgir de ellos. Esa
es la idea que los letrados estarán encargados de aportarles.
Mientras la revolución de la Nueva España estallaba, en la isla de León, cerca de Cádiz, se
reunían las cortes españolas con la ausencia del rey. En 1811 las cortes se trasladaron a Cádiz.
Lo interesente es que en estas cortes participaban 53 delegados americanos. En un pliego de
peticiones los delegados resumieron las peticiones de las colonias, en síntesis: igual
representación a cortes para España y América; libertad de explotación; eliminación de los
estancos, etc. El 18 de marzo de 1812 se firmó la Constitución de Cádiz.
Mientras tanto, por iniciativa de Morelos, el 15 de sept. De 1813 se reunió el congreso en
Chilpancingo el cual rechazaba la monarquía y establecía la república. El 22 de otc. De 1814 se
proclamó la Constitución de Apatzingán. Esta Const. se inspiraba en las constituciones
francesas de 1793 y 1795. Establecía el sistema representativo nacional, la separación de los tres
poderes, los derechos del ciudadano y la libertad de expresión (definía la ley como “la expresión
de la voluntad general en orden de la felicidad común”). Mientras el congreso sesionaba, la
suerte de la guerra empezaba a cambiar para Morelos hasta el el 5 de Nov. de 1815 es atrapado
y fusilado en San Cristóbal Ecatepec. Falto de una dirección el movimiento se divide y atomiza,
cada caudillo se hace dueño de un territorio.
Mientras en la Nueva España la revolución retrocede, en España el liberalismo sufre un gran
golpe. A partir de 1814, en ambos lados del atlántico triunfa el liberalismo. El 22 de marzo de
1814 Fernando VII regresa a España y declara abolida la Const. de Cádiz y disueltas las cortes.
Igual en la colonia, Felix María Calleja, nuevo virrey, suprime la Const. que nunca se aplicó.
A principios de 1817, de la gran fuerza desatada por Hidalgo, sólo quedan bandan fugitivas al
mando de Osorno y Guadalupe Victoria en el estado de Veracruz y las guerrillas encabezadas
por Vicente Guerrero.
La oligarquía había logrado contener la revolución. Los años de guerra había destruido la
economía del país. La minería era la que más había sufrido. Además el comercio exterior,
afectado por la invasión francesa a España, también se había reducido en forma drástica. Pero la
oligarquía criolla no podía ver con entusiasmo el retorno a la política de prohibiciones
económicas y de exacciones constantes de la Corona. Así en 1820, por distintas razones, tanto
los propietarios criollos como la Iglesia y el ejército estaban cada vez más dispuestos a cambiar
la situación. La ocasión se presentaría en 1820 al iniciarse en España la rebelión liberal la cual
provocó que Fernando VII jurara la Const. de Cádiz. En México hubo repercusiones, la Real
Audiencia y el virrey tuvieron que jurar la Const. de Cádiz.
En noviembre de 1820 Agustín de Iturbide es nombrado jefe del ejército que debía atacar a
Guerrero. Iturbide tiene otro plan. Mediante un hábil campaña logra la adhesión de los
principales jefes militares insurgentes. Lograda esta, redacta un “Plan de Iguala” aclamado por
los soldados. Proclama la independencia, al catolicismo como única religión, restablecía los
fueros de la Iglesia, y pedía que los europeos, criollos e indios se unieran en una sola nación. El
Plan de Iguala logró unificar a toda la oligarquía criolla. Los últimos caudillos insurgentes ven
la oportunidad de lograr la independencia y se unen al movimiento. El 3 de agosto desembarca
en Veracruz Juan de O’Donoju, nombrado nuevo virrey, el cual decide entenderse con Iturbide.
Se acepta la independencia pero quedan a salvo los derechos de la casa reinante española.
Cabe destacar que los términos de Iturbide son muy diferentes a los que la revolución en su
etapa inicial había planteado. La proclamación de la independencia política no terminaba con el
proceso revolucionario. Los antiguos insurgentes van unirse para continuarlo. La “Junta
Gubernativa” constituida en 1821 acepta algunos insurgentes y miembros del ayuntamiento.
Para apoyar a Iturbide y la regencia se reunieron los miembros del ejército, el alto clero, y los
hacendados y nobles criollos, en oposición al bajo clero y casi todos los abogados. En la junta,
cuando se trato de convocar al Congreso Nacional, se presentaron tres proyectos: 1) El de
Iturbide proponía una cámara única con representación proporcional a la importancia de clases y
elección directa, lo que eliminaría el papel elector de los ayuntamientos; 2) el de la regencia
coincidía con la separación de clases y la elección directa pero proponía 2 cámaras, una
integrada por el clero, ejército y diputados, y otra por los ciudadanos, y 3) el proyecto de la
mayoría de la junta que pedía una sola cámara sin separación de clases ni representación
proporcional y elección indirecta.
El 24 de febrero de 1822 se convocó al congreso integrado en la mayoría por clase media. Su
primer acto fue adjudicarse la soberanía. Existía pues una doble pretensión a la representación
de la soberanía. Por un lado el ejecutivo, y por el otro el legislativo. El día 18 de amyo de 1822
un tumulto pidió la Corona para Agustín I. Por fin, el 21 de julio de 1822 Iturbide fue coronado
por el congreso como emperador de México.
Con la elevación de Iturbide al trono, la oposición entre éste y los liberales no podía menos que
exacerbarse. En Michoacán se organiza un complot para establecer la república, esta es
suprimida y Iturbide disuelve el congreso.
En Veracruz, el 1 de enero de 1823, Antonio López de Santa Anna se subleva, lanzando un
proyecto republicano. Muchos distinguidos insurgentes se unen a él. El 19 de marzo de 1823
acaba el efímero imperio. La caída de Iturbide marca un triunfo importante para los liberales.
Restablecido el congreso, éste anuncia la instauración de la república.
LOS PRIMEROS TROPIEZOS (1821-1855)
Josefina Vázquez
Para comprender la difícil tarea que tomaron en sus manos los mexicanos que enfrentaron el
desafío de establecer el nuevo estado, es necesario recordar los problemas que habían heredado.
La productividad, cohesión y opulencia que había convertido a la Nueva España en el reino más
próspero del imperio, habían empezado a esfumarse antes de terminar el s. XVIII. El proceso de
modernización propiciado por las reformas borbónicas rompió las formas originales
desarrolladas dentro del virreinato.
Las reformas borbónicas habían descentralizado la administración con respecto a la ciudad de
México e intentado centralizarla desde España mediante la reorganización del espacio con el
establecimiento de las intendencias en 1786. Era natural que las reformas, los monopolios y el
constante aumento de impuestos, préstamos voluntarios y forzosos que afectaron a todas las
clases sociales, generaran un descontento general. De esa manera, en vísperas de la crisis de
1808 que dejó sin rey legítimo al imperio, el reino de la Nueva España estaba, endeudado,
descapitalizado y con una elite fragmentada y una población pauperizada.
En 1810 surgió el movimiento de independencias. Esta lucha fue larga y sangrienta. El reino
español se encontraba en crisis, para decidir cómo se gobernaría al imperio en ausencia de
Fernando VII, la Regencia no encontró otro medio que convocar una reunión a cortes. Lo
interesante de la medida es que también se convocaron diputados americanos. El grupo
dominante en las cortes que se autodenominó liberal, era progresista y promulgó la Constitución
de 1812. La monarquía constitucional y la igualdad de los habitantes del Imperio convirtieron a
los súbditos en ciudadanos con representación en tres niveles: local, provincial e imperial.
La Constitución de Cádiz no concedía toda la autonomía deseada por los criollos en la Nueva
España, por lo que la restauración del absolutismo a la vuelta de Fernando VII al trono en 1814,
significó un golpe que contribuyo al desprestigio de la Corono.
En Nueva España, después del neo-absolutismo de Fernando VII, la insurgencia se había
extendido por casi todo el territorio y fragmentado la administración. Cabe destacar que la
insurgencia y el liberalismo español liberaron energías reprimidas por siglos, despertaron
aspiraciones y la conciencia de los grupos populares de su capacidad para influir en los
acontecimientos.
Agustín de Iturbide fue el hombre que aprovecharía la oportunidad, para liberar a México del
yugo Español, por una coyuntura en 1820. La coyuntura ofreció al coronel Iturbide la
oportunidad de volver al servicio para someter a Vicente Guerrero, lo que significaba la
oportunidad de hacer uso de su poder de convocatoria en el ejército y en la sociedad. Iturbide se
pronunció el 24 de febrero de 1821 habiendo invitado a Guerrero a unírsele. Guerrero aceptó el
PLAN DE IGUALA. Juan O’Donoju, el último jefe político de la Nueva España (se les llama
así a los virreyes cuando la Constitución de 1812 estaba en vigencia), no vio otra alternativa que
firmar los TRATADOS DE CÓRDOBA para asegurar la unión del reino con la metrópoli.
La Junta Provisional Gubernativa, nombrada por Iturbide, eligió a los miembros de la
regencia que, de inmediato, convocó las elecciones para el Congreso Constituyente. La falta de
experiencia política, tanto de Iturbide como del Congreso, obstaculizó sus relaciones y se
disputaron la titularidad de la soberanía. Debido a las constantes riñas entre Iturbide y el
Congreso, el emperador se vio forzado a disolver al Congreso, sustituyéndolo por una Junta
Nacional Instituyente.
La labor de la Junta Nacional Instituyente fue apreciable al redactar leyes indispensables y el
proyecto de constitución, el problema fue que la alianza entre los insurgentes de 1821 se había
roto. Todo se combinó para derrocar al emperador: el borbonismo inconforme, el temor de las
provincias al centralismo, el aspirantismo insatisfecho de los oficiales realistas, la marginación
de los insurgentes de ascensos y puestos y las decisiones de las logias masónicas. El 2 de
diciembre de 1822, Antonio López de Santa Anna, exigía la restitución del congreso y sugería
establecer la república. El 1 de febrero de 1823 se firmó el Plan de Casa Mata, el cual advertía
que no se atendería “contra la persona del emperador”, pero se hacía eco del descontento
provincial y exigía la elección de un nuevo congreso. El emperador Iturbide respondió
sustituyendo al Congreso, el cual se resistió a ser sustituido y procedió a nombrar un Supremo
Poder Ejecutivo investido en un triunvirato (se lo turnaron Celestino Negrete, Guerrero, Nicolás
Bravo, Guadalupe Victoria, Miguel Domínguez y Mariano Michelena), además el Congreso
desconoció a Iturbide y anuló el Plan de Iguala y los Tratados de Córdoba.
La declaración de ilegalidad del Imperio permitió que las diputaciones concluyeran que la
soberanía retornaba al pueblo y por ende a sus representantes. Los firmantes del Plan de Casa
Mata, concentrados en Puebla, convocaron a las provincias para enviar dos delegados para
formar un gobierno provisional.
La fragmentación del territorio pareció inevitable. Las provincias se declararon estados libres
y “soberanos”. El 1 de julio de 1823, Centroamérica votó su separación de México, Chiapas
(pertenecía a la Capitanía de Guatemala) decidió sumarse a México en septiembre de 1824.
Desde mediados de 1823 muchas provincias se constituyeron en estados independientes.
Aunque Yucatán fue la primera en establecer un gobierno autónomo, Nueva Galicia, asiento de
la Audiencia de Guadalajara, fue la más radical. El 21 de junio de 1823 la Diputación local
declaraba constituido el Estado Libre y Soberano de Jalisco (“no habría ley ni tratado que
obligara a depender a las provincias del centro”). El estado de Zacatecas asumió una actitud más
ponderado y al erigirse en estado libre y soberano, declaró que el bien generala era importante y
no deseaba dañar la unidad, pero aclaró que sólo con la federación se lograría el “bien de la
patria”.
El Congreso (nombrado en el imperio de Iturbide) elaboró su proyecto de Constitución
Política de la Nación Mexicana y ordenó al Ejecutivo impedir la creación de estados. Mas las
dos instancias no tardaron en darse cuenta de que era inevitable la elección de otro congreso
constituyente. El ejecutivo ordenó a Bravo y a Negrete partir al frente de un ejército a someter a
Jalisco y a Gómez Pedraza. Bravo logró el compromiso de que Jalisco y Zacatecas se
comprometieran a contribuir con los gastos del gobierno general, a cambio de establecer un
sistema federal. El secretario Lucas Alamán, no ratificó el acuerdo y Jalisco se declaró en
rebeldía.
Pedraza recurrió a la intervención del cabildo eclesiástico de Puebla para convencer a los
generales a someterse, a condición de convocar un nuevo congreso. Al restaurarse la unidad del
ejército, las disidencias de Oaxaca y Yucatán pudieron solucionarse pacíficamente y el anunció
de este último estado de unirse a México, si el país adoptaba el sistema federal, indicó el camino
de la solución. La federación fue aclamada por todos.
La constitución de 1824 y la primera república federal
La convocatoria electoral de acuerdo a los principios gaditanos fue bastante democrática y
atendió a las exigencias regionales. Los diputados se eligieron en base a la población, aunque
con representación nacional.
El Congreso se instaló el 7 de noviembre de 1823 y el 31 de enero de 1824 había aprobado el
Acta Constituyente de la Federación. La nación asumió la soberanía, pero compartida con
estados libres, soberanos e independientes.
Las doce intendencias y tres gobiernos en 1821, se había convertido en el Acta Constituyente
en 17 estados y dos territorios y, en la Constitución de 1824, en 20 estados, 4 territorios y un
Distrito Federal. El compromiso federal salvó la integridad del territorio, pero este sistema fue
totalmente dependiente de los estados en materia fiscal, militar, etc.
La Constitución de 1824 y las constituciones estatales derivadas de ella, consagraron la
supremacía del legislativo y consideraron los otros poderes como sus agentes. El presidente era
elegido por las legislaturas locales. Esta constitución no consagró expresamente los derechos
ciudadanos. Algunas constituciones estatales garantizaron los de igualdad, seguridad, libertad de
imprenta y propiedad.
El federalismo mexicano, a diferencia del norteamericao que justificaba la existencia de un
gobierno nacional, se interpretó como una defensa de la soberanía de los estados. El
compromiso federal hizo el milagro de mantener unido al territorio de la Nueva España, además
de permitir la incorporación de Chiapas.
El experimento federalista
La nueva y flamante Constitución de 1824, concebida como una fórmula mágica, se suscribió
el 4 de octubre. Efectuadas las elecciones, el 10 de octubre, Victoria y Bravo juraron como
presidente y vicepresidente.
El periodo de Guadalupe Victoria resultó bastante estable gracias a la supresión del
iturbidismo. Victoria intentó neutralizar las diferencias políticas invitando a formar parte de su
gabinete a representantes de los diversos grupos. A pesar del filtro de las elecciones indirectas,
la amplia participación que concedía la constitución, permitió el reino de la demagogia. De esa
forma, la mayoría no tardó en convencerse de la necesidad de limitar el ejercicio ciudadano a
los hombres de propiedad, para garantizar la estabilidad. Aunque no existían partidos políticos,
los grupos masones actuaron como tales. Dado que los ministros y congresistas eran miembros
de las logias, el partidarismo hundió al gobierno y al congreso nacional en el marasmo.
La bancarrota del gobierno convirtió a la Iglesia en el principal centro de controversia entre
los grupos políticos. Los radicales quería proseguir el camino fijado por los borbones y utilizar
los bienes eclesiásticos para sanear la hacienda, pero otros consideraban tal posibilidad como
anatema. En 1833, el gobierno nacional intentó una reforma para resolver el dilema entre Iglesia
y Estado, pero fracasó. De esa manera, las diferencias de opinión sobre el papel de la Iglesia
dieron lugar a hondas divisiones políticas, lo que resultó crítico en un país católico intolerante.
Otro punto de controversia fue el del estatus de los españoles en el país. La permanencia de
los peninsulares en puestos del ejército, el gobierno y el clero, que causaba la ira de los ex
insurgentes, se incrementó con el rechazo de los Tratados de Córdoba por las cortes españolas.
En esa época surgió un grupo que se le denominó como el YORKINO es cual era totalmente
antihispanismo. La encumbración de los yorkinos significó pérdida de poder para Bravo,
vicepresidente y gran maestre de la logia escocesa, quien preocupado por el antagonismo
provocado por el antihispanismo, terminó por pronunciarse por el plan del coronel Montaño en
diciembre de 1827. El plan pedía la disolución de todas las sociedades secretas, la renuncia del
gabinete, la expulsión del ministro Poinsett y el apego estricto a las leyes. Victoria encargó al
general Guerreo someter al rebelde. Después de ser derrotado, Bravo y sus aliados fueron
exiliados.
En ese marco se llevaron a cabo las segundas elecciones para presidente de la república, con
los generales Gómez Pedraza y Guerrero como candidatos. Los yorkinos radicales apoyaron a
Guerrero. Por desgracia, la república reprobó su primera prueba y no respetó que el voto
favoreciera a Gómez Pedraza. El congreso, sin facultades para ello, transgredió la constitución y
declaró presidente y vicepresidente a los generales Guerrero y Bustamante, al tiempo que
expedía una segunda ley de expulsión de los españoles.
En el gobierno de Guerrero se dio el intento de reconquista español. Este gobierno logró
vencer el intento de reconquista gracias a las fiebres tropicales y a la oportuna participación de
los generales Manuel Mier y Terán y Antonio López de Santa Anna. Esta importante
reafirmación de la soberanía, no obstante, no logró salvar al gobierno de Guerrero.
Fue el ejército el que volvió a expresar la voluntad nacional con el Plan de Jalapa en
diciembre de 1830, con pretexto de un pronunciamiento centralista en Yucatán. Anastasio
Bustamante, respondió autodenominandose protector del “pacto federal” y salió a combatir a la
rebelión. El congreso, en una nueva transgresión a la Constitución, aprobó a Bustamante en el
ejecutivo y declaró a Guerrero incapacitado para gobernar.
En la administración de Bustamante, el ministro de Relaciones, Lucas Alamán dominó la
administración, se empeño en arreglar la hacienda y restablecer el orden e impulsar la
modernización de la economía. A su vez, el ministro de Guerra, José Antonio Facio, emprendió
una cruenta persecución de los radicales rebeldes, lo que desprestigió a la administración en los
Estados. La rudeza para restaurar el orden rompía con la práctica de amnistía y exilia para los
enemigos, que casi sobrevivían a sus fracasos, lo que terminó por hundir la gestión de
Bustamante. El descontento fue aprovechado por el ejército. El 2 de enero de 1832 el
comandante de Veracruz se pronunció e invitó al instigador oculto, Santa Anna, a encabezar el
movimiento. Bustamante terminó por renunciar y, al final, suscribió con Santa Anna y Pedraza
los Convenios de Zavaleta.
Gómez Pedraza asumió el ejecutivo. Su empeño se centró en la reconciliación, la
reorganización administrativa y en efectuar las elecciones que llevaron a Santa Ana y a Gómez
Farias a la presidencia y a la vicepresidencia, junto a un Congreso dominado por radicales sin
experiencia, dispuestos a llevar una reformar total. Los defensores del orden fueron excluidos,
mientras los “hombres del progreso” difundían su ideario (ejercicio estatal del Patronato,
diezmo voluntario, abolición de fueros, ocupación de bienes de órdenes religiosas,
reorganización del ejército).
Con Santa Anna en campaña o en Manga de Clavo, pero con su aprobación, el congreso
emprendió las reformas que afectaban a la Iglesia: supresión de la Universidad y eliminación del
clero de la educación superior; supresión de la coacción civil para el pago del diezmo y el
cumplimiento de los votos monásticos, etc. Fue el decreto del 19 de diciembre.
El descontento popular empezaba a expresarse, pero el Congreso, a principios de abril,
ordenó a Farias implementar el decreto del 19 de diciembre, por lo cual “estallo el descontento
popular”. Santa Anna decidió hacerse cargo del ejecutivo y el 24 de abril se presentó en la
capital. Don Antonio procedió a suspender los decretos anticlericales. Santa Anna nombró un
gabinete moderado, pero la percepción general era que el sistema federal había fallado. El rumor
de una próxima implantación del centralismo, surgido en 1830, se acrecentó.
Cabe destacar que Santa Anna, después de la declaración de independencia de Texas el 6 de
marzo de 1836 fue aprehendido. En ausencia de Santa Anna se convocó a un Congreso
Constituyente.
El experimento liberal centralista
El congreso de 1835 que se asumió constituyente trabajo durante 18 meses. Para diciembre de
1836 había redactado las Siete Leyes Constitucionales, juradas en enero de 1837, que
establecían un liberalismo centralistas con separación de poderes y representación ciudadana.
Las Siete Leyes garantizaron por primera vez los “derechos de los mexicanos”. Establecieron
un cuarto poder, el Supremo Poder Conservador y convirtieron los estados en departamentos.
Durante los cinco años de vigencia de las Siete Leyes, gobernó el general Anastasio Bustamante
(1837-1841) y fue uno de los periodos más inestables del s. XIX.
Según parece, Bustamante se inclinaba al federalismo, pero gobernó con la Constitución que
había jurado aunque, convencido de la inaplicabilidad del nuevo sistema, intentara promover el
cambio. La bancarrota hacendaria que había entregado al gobierno en brazos del agio,
imposibilitó el funcionamiento del sistema e hizo imposible combatir la inestabilidad.
En situación tan delicada, el gobierno tuvo que hacer frente a la presión de EU y Francia
(“Guerra de los pasteles”). La crisis era tal que el Consejo de Gobierno y el Poder Conservador
finalmente reconocieron que era necesario reformar las Siete Leyes y solicitaron la opinión de
las Juntas Departamentales. Las Juntas Departamentales redactaron sus proyectos, pero el
proceso era extemporáneo, pues los comerciantes extranjeros afectados, descontentos con el
gobierno, promovieron el movimiento militar que desembocaría en la dictadura de octubre de
1841.
Surgió un nuevo Congreso Constituyente durante la dictadura de Santa Anna. El congreso de
1842 buscaba un sistema federal moderado y la protección al individuo de los abusos del poder,
es decir, el derecho de amparo, que se introduciría en las reformas constitucionales de 1847. El
empeño federalista selló el destino del congreso, pues Santa Anna no aceptaba el cambio de
régimen de gobierno y se retiró a su hacienda, haciendo que Bravo ocupara el puesto.
En diciembre de 1842, Bravo ordenó la disolución del Congreso y al mes siguiente nombró
una Junta Legislativa de 68 miembros que redactaría la Constitución. Bajo la presidencia de
Valencia y con la intervención de Santa Anna, se elaboraron las Bases Orgánicas de 1842. Estas
corregían algunos de los errores de las Siete Leyes.
Juradas las Bases en junio de 1843, el gobierno santanista se preocupó por las elecciones para
la presidencia y para el nuevo congreso, así como por resolver la separación de Texas y de
Yucatán. Santa Anna ideó proponer una amplia autonomía para que Texas y Yucatán se
anexaran. Yucatán aceptó, pero en cuanto consideró que Santa Anna la violaba, volvió a
separarse y mantendría su autonomía hasta 1848. Texas no se interesó en la anexión.
Santa Anna fue elegido presidente en enero de 1844. Acostumbrado a gobernar como
dictador, Santa Anna no tardó en chocar con el Congreso. El malestar fue aprovechado pro el
general Mariano Paredes para pronunciarse el 2 de noviembre de 1844, desconociendo a Santa
Anna por la violación de las Bases de Tacubaya y las Orgánicas. Santa Anna salió a someter al
rebelde. Canalizo y el gabinete cometieron el error de suspender el orden constitucional y
disolver el congreso. El 6 de diciembre, al grito de “constitución y congreso”, después de
apresar a Canalizo, los “decembristas” entregaron el ejecutivo a José Joaquín Herrera.
La situación era delicada. México estaba en penuria en medio de dos amenazas, la de EU y la
de España. El otro dilema que se planteaba era el de la restauración del sistema federal. Herrera
decidió que era aconsejable reformar las Bases. Mientras tanto el general Paredes preparaba un
movimiento en contra del presidente. Herrera y el Congreso, carentes de medios para enfrentar a
Paredes, se redujeron a denunciar su traición. El golpe de estado se consolidó, Paredes entró el 2
de enero de 1846 a la ciudad de México y el 4 de enero, Paredes fue elegido presidente interino
por los representantes de los Departamentos. Paredes fue incapaz de resolver los problemas
nacionales. La guerra con los EU estaba presente y el país no tenía dinero para enfrentarla.
Paredes fue derrotado y se pedía la restauración de la Const. de 1824 y el regreso de Santa
Anna.
La segunda república federal
La restauración de la Constitución de 1824 en plena guerra con EU obstaculizó la defensa. A
esto se sumó que, restablecido el federalismo, radicales o puros y moderados se disputaran el
poder.
Poco después de su llegada a México el 14 de septiembre, Santa Anna partió a San Luis para
organizar la defensa a la invasión norteamericana. La bancarrota, la carencia de recursos y la
falta de un ejército profesional predecían el desastre.
El gobierno de Gómez Farias contaba con la hostilidad general. Mientras Santa Anna peliaba
en la batalla de la Angostura, en la ciudad de México los “polkos” se pronunciaron contra el
gobierno de Farias. La paz no se logró hasta la llegada de Santa Anna, quien asumió la
presidencia para la que había sido elegido. En este tiempo surgió el Acta de Reformas de 1847
en las que se abolía la vicepresidencia, se establecían los derechos del hombre y un límite a la
autonomía estatal, al declarar que el congreso nacional podría anular toda ley que violara la
constitución y las leyes de la federación.
La situación en México se agravó al acercarse las tropas norteamericanas a la cuidad de
México. En septiembre de 1847 el enemigo ocupó la ciudad. El ejército mexicano abandono la
capital y el 15 de septiembre Santa Anna renunció a la presidencia, ordenando el traslado de la
capital a Querétaro y el presidente de la SCJN, Manuel de la Peña y Peña, asumió la
presidencia.
Las autoridades norteamericanas permitieron que se llevaran a cabo las elecciones para
presidente y para el congreso en las regiones ocupadas. Fue electo presidente José Joaquín
Herrera. El 24 de mayo de 1848 se firmó un tratado con EU. La prudencia del gobierno permitió
el traslado a la capital y utilizar la indemnización por daños sufridos en la guerra que dio EU
para normalizar el funcionamiento de la república. El país se encontraba en crisis, el sucesor de
Herrera, Mariano Arista (1851) enfrentó innumerables problemas al igual que el anterior
presidente. El 6 de enero de 1853, Marino Arista renuncia a la presidencia y Juan Bautista
Ceballos, presidente de la SCJN, asumió al ejecutivo, pero agobiado por los mismos problemas
terminó por disolver al congreso. Más todos los partidos se coaligaron para establecer una
dictadura y cada uno con un interés diferente, decidieron volver a llamar a Santa Anna. El 1 de
abril de 1853, Santa Anna asumió el poder. Lucas Alamán restableció el centralismo y
reorganizó el gobierno. Pero su muerte el 2 de junio permitió que un Santa Anna más viejo y
menos apto quedara solo, con sus excesos y dispendios. La venta de la “Mesilla”, la adopción
del título de “Alteza Serenísima” y la elección de su propio sucesor, iban a ser la gota que
colmara la paciencia del pueblo.
El Plan de Ayutla, lanzado en 1854, consolidó el apoyo liberal y obligó al dictador a huir en
agosto de 1855. Esta vez para siempre.
Una economía en bancarrota
El nuevo estado se estrenaba sobre bases endebles. La bancarrota después de la
independencia era total. Por otra parte, la rebaja de impuestos y la desorganización de los cobros
y el problema hacendario iba a ser el escollo contra el cual se estrellarían todos los gobiernos.
Durante el periodo de 1821 a 1855 se postularon dos proyectos ideológicos (los más
importantes, hubo otros). Un grupo que se iría identificando como liberal (desamortizar los
bienes de la Iglesia,), y el otro, el más tradicional, iba a considerar anatema tocar los bienes de
la Iglesia y favorecería la centralización y el proteccionismo y los impuestos directos. Lo cierto
es que durante todos los años que siguieron a la independencia hubo una escasez de recursos.
Gran parte del fracaso del Imperio derivó del problema hacendario. Iturbide recurrió en
primer lugar, a las contribuciones voluntarias para hacer frente a los primeros gastos, después se
vio obligado a descontar sueldos; en segundo lugar, tuvo que recurrir a los impopulares
préstamos forzosos.
El advenimiento de la república se recibió como un respiro, al suprimirse los préstamos
forzosos, detenerse la emisión de papel moneda y hacer esfuerzos para economizar. El gobierno
federal funcionaba con los impuestos ordinarios, el producto del monopolio del tabaco, la
contribución de los estados, también el noveno del diezmo que había correspondido a la corona.
Más las necesidades del gobierno no podía aliviarse con esos recursos, por lo que el congreso
iba a autorizar el 1 de mayo de 1823 un préstamo extranjero de 8 millones.
El préstamo contratado por Borja resultó muy desfavorable (préstamo con los ingleses). El
grueso del dinero se gastó en compra de armas y municiones, gastos del gobierno y pago de
deudas. Hasta 1827 México logró pagar los intereses de los bonos de las deudas inglesas pero de
esa fecha en adelante no fue posible hacerlo. El movimiento de 1832 agudizó la bancarrota y
para 1837 la deuda de México ascendía a 50 millones.
Como México no pudo pagar, la deuda siguió creciendo, complicada por las manipulaciones
del representante financiero en Londres, F de Lizardi Co., que emitió bonos no autorizados para
cobrarse intereses. Hubo que hacer dos conversiones más, en 1846 y 1850, favorables a los
intereses de la nación; esta última obligó al país a entregar 2500000 pesos de la indemnización
norteamericana. El país logró pagar durante tres años más, pero con la revolución de Ayutla los
retrasos se reanudaron.
El monopolio como fuente de ingresos tuvo fluctuaciones. El “contingente” que debían pagar
los estados también fracasó. De tal manera que las únicas entradas seguras para el gobierno
nacional eran los impuestos aduanales.
La caída de Guerrero tuvo relación con la crisis financiera. El orden que logró el gobierno de
Bustamante significó un verdadero alivio. Solicitó un empréstito voluntario a propietarios y
prelados; restableció el monopolio del tabaco y organizó una recaudación de impuestos más
eficiente. El orden de las finanzas logrado por Bustamante (1830-1832) se fue al traste con el
desorden de 1832.
La debilidad fiscal del gobierno nacional fue uno de los elementos que condujo a la adopción
del centralismo. Más las amenazas externas que se sucedieron no sólo requirieron recursos, sino
que significaban bloqueo de los puertos, lo que reducía la fuente más importante del
presupuesto gubernamental.
Para enfrentar la guerra con Francia de 1838, se promulgó la ley de arbitrios que gravaba con
uno y medio al millar el valor de las fincas urbanas y tres las rústicas; los profesionistas pagaron
también una contribución. En 1839, el congreso aprobó un impuesto del 15% sobre artículos
importados. Este impuesto fue una de las causas de la caída de Bustamante.
La dictadura de Santa Anna abolió este impuesto. Santa Anna impuso constantes préstamos a
la Iglesia y a particulares. Los usureros continuaron siendo el recurso habitual para hacer frente
a los gastos gubernamentales. El cambio de gobierno aumento el desorden.
La compensación norteamericana permitió al gobierno salir de algunos apremios, pero el
problema fundamental quedó sin solución y ante él se estrellaron todos los sistemas
gubernamentales: el lastre de la deuda inicial y los daños sufridos por todas las ramas de la
economía durante la lucha por la independencia; la necesidad de aumentar el endeudamiento
para hacer frente a grandes amenazas extranjeras y a la discordia interna; la falta de buenas
comunicaciones y de un sistema bancario y monetario modernos; la interpretación radical del
federalismo y de la soberanía estatal, y la carencia de verdaderos servidores públicos.
LAS RELACIONES EXTERIORES DE MÉXICO (1821-1855)
Dr. Raúl Figueroa Esquer
Al consumarse la independencia, un programa de política exterior fue presentado ante la
Comisión de Relaciones Exteriores de la Soberana Junta Gobernativa del Imperio de Iturbide.
Pode medio del citado programa, señaló a las relaciones exteriores por diferentes apartados. El
primero, por la NATURALEZA, las cuales habría que establecer con los países limítrofes. El
segundo, RELACIONES EXTERIORES POR DEPENDENCIA, en este apartado estaban
aquellas regiones que habían dependido económicamente de la Nueva España (Cuba, Puerto
Rico y Filipinas). En tercer lugar, las RELACIONES EXTERIORES POR NECESIDAD, que
era las que México requería sostener con el Vaticano. Por último, las RELACIONES
EXTERIORES POR POLÍTICA, las cuales tenían que establecerse con España, Francia, EU y
los Estados nacientes de América Latina.
Una constante que se debe resaltar es el alto grado de dignidad de la conducta de nuestros
diplomáticos en el exterior.
Estados Unidos de Norteamérica
Las relaciones entre México y los Estados Unidos durante este periodo están marcadas por el
expansionismo territorial norteamericano. La posición de México, desde la primera misión
diplomática estadunidense, es de una claridad contundente: sólo quedaba ratificar el Tratado
Adam-Onís (ceder España la Florida Occidental y Oriental), que señalaba los límites
territoriales entre la Nueva España y EU. Este tratado es ratificado por México el 12 de enero de
1828.
La variación en 1834 del régimen federal de México y el inicio de los trabajos para
transformar este país es una república centralista, fueron los pretextos que esgrimieron los
texanos para separarse de México. Así en 1836, Santa Anna marcha a combatir a los texanos.
Santa Anna fue hecho prisionero y firma los Tratados de Velasco que estipulaba los límites de
Texas.
Así desde 1836 a 1845, Texas existiría como república independiente. Se formaron en su
seno dos tendencias: una pequeña partidaria de la independencia texana; y otra más numerosas y
popular encabezada por Houston, a favor de la anexión a los EU. La anexión de Texas a EU se
dio hasta la primavera de 1845 con el procedimiento de Resolución Conjunta en el Congreso
Norteamericano. Éste fue el motivo final de la ruptura de relaciones entre México y los EU en
marzo de 1845.
La administración Paredes, en resumidas cuentas no sirvió, sino para dividir, aún más a los
mexicanos y precipitar la declaración de guerra de los EU, acaecida el 13 de mayo de 1846.
Santa Anna regresa a México el 16 de agosto de 1846 y fue el que constituyó el alma de
resistencia ante el invasor. Otra invasión, con mayores recursos, es proyectada desde
Washington. Ella invadiría por el Golfo de México y reforzaría al general Taylor. El jefe de esta
expedición, el general W. Scott, bombardeó en marzo de 1847 al puerto de Veracruz.
La invasión norteamericana será un paseo militar. Jalapa y Puebla son ocupadas sin
resistencia y el enemigo marcha hacia la ciudad de México. Los invasores ocupan la capital el
15 de septiembre de 1847. México parecía estar destinado a desaparecer. En Washington tomas
fuerza el movimiento conocido como ALL MEXICO.
En estas críticas circunstancias, el 27 de septiembre, el presidente de la SCJN, Manuel de la
Peña y Peña se hace cargo del ejecutivo y marcha a Querétaro para establecer “la administración
queretana”.
Así, tras largas y difíciles negociaciones, se llega a la firma del Tratado de Paz de Guadalupe
Hidalgo, el 2 de febrero de 1848. Polk tiene conocimiento del mismo el 19 de ese mes y, aunque
este Tratado era objeto de una desobediencia, no lo pudo rechazar y lo envía al Congreso de la
Unión. En este cuerpo legislativo es aprobado el 10 de marzo de 1848. El Tratado fue ratificado
y canjeado. Así, el 30 de Mayo de 1848, queda restablecida la paz entre las dos naciones.
Durante los años que van de 1848 a 1855, los EU no abandonaban del todo sus afanes
expansionistas sobre México. En México tuvo lugar la Guerra de Reforma de 1858 a 1861,
seguida casi, por la invasión francesa y la lucha republicana contra el imperio de Maximiliano.
Los EU, por su parte, estuvieron envueltos en la Guerra Civil de 1861 a 1865.
Los hechos más importantes de 1850 a 1856 los constituyen la serie de expediciones
filibusteros (expediciones privadas) contra México. La última tarascada del “Destino
Manifiesto” fue el Tratado de la Mesilla.
Gran Bretaña
Este país fue la primera potencia europea en reconocer la independencia mexicana. En 18211
ambos países buscaron un acercamiento mutuo. Gran Bretaña estaba libre de compromisos
internacionales por no formar parte de la Santa Alianza.
Las relaciones en el orden estrictamente diplomático se desenvolvieron en forma normal sin
ningún escándalo.
Con respecto a la cuestión de Texas, Gran Bretaña se comportó como fiel amiga de México,
tratando de evitar la anexión de este territorio a los EU, incluso durante el año crucial de 1845.
Durante la guerra de México y EU, México siempre albergó expectativas de contar con el
apoyo británico. En efecto, la mayoría de los círculos políticos británicos había un sentimiento
de desprecio al régimen político norteamericano, pero era de tal grado la interrelación tanto de
las finanzas, como del comercio entre Gran Bretaña y EU que no podía los ingleses darse el lujo
de enemistarse con los EU. Por otra parte, Palmerston concedía prioridad a los asuntos
europeos, después a la Cuestión de Oriente, por lo cual los asuntos de América eran
secundarios.
Aún así, Gran Bretaña interpuso en tres ocasiones su mediación durante la contienda entre
México y EU: Finalmente, Gran Bretaña, por temor a indisponerse con los EU, mantuvo una
estricta neutralidad.
Las relaciones financieras entre Gran Bretaña y México fueron buenas. La casa bancara B.A.
Goldschmidt concertó con México en 1824 un empréstito. Al año siguiente, la casa Barclay and
Herring concertó por su parte otro empréstito. Estos empréstitos fueron utilizados en un 29%
para liquidar adeudos anteriores con comerciantes ingleses, encaminados a la modernización
militar; aprox. El 15% se empleó para financiar el monopolio del tabaco; y otro 15% para pagar
otros pertrechos militares y navales pedidos a Inglaterra. Los demás fondos fueron destinados a
cubrir el gasto corriente del gobierno.
La última conversión de la deuda fue en 1850. En 1855, México se vio obligado a suspender
el pago a Gran Bretaña.
El Vaticano
No se expondrán las relaciones Iglesia y Estado mexicano, sino las sostenidas con la Santa
Sede. El primer problema, planteado al momento mismo de la emancipación de España,
consistió en la vigencia del Patronato Regio.
Por su parte, el gobierno de Fernando VII ejerció una enorme presión por medio de sus
embajadores en Roma ante los Papas. Dicha presión fue realizada para que el Pontificado no
nombrase obispos titulares para México, y de esta forma, constatasen los fieles católicos
mexicanos que la independencia traía como consecuencia una gran desventaja.
El reconocimiento diplomático no era la prioridad para México, sino la cuestión del
nombramiento de los obispos. Pero Pablo Vázquez, canónigo de Puebla, llevará a cabo una
misión diplomática ante el Vaticano de 1830 a 1832. A Vázquez se le propuso que el Vaticano
podría acceder a nombrar obispos in partibus infidelium. Esta proposición fue considerada
ofensiva. No fue sino hasta la llegada al trono de San Pedro de Gregorio XVI, el 6 de febrero de
1831, en que las circunstancias cambiaron para México. El nuevo pontífice no se prestó en
absoluto a las presiones de los embajadores españoles, consideró correctamente que la misión de
la Iglesia era universal.
Cabe resaltar que, pese a las primeras reticencias del clero mexicano, todo el período
comprendido hasta 1855 se puede considerar como patronato de hecho. Es decir, al no existir la
separación entre Iglesia y Estado, el gobierno de México intervenía en la nominación de los
obispos.
En cuanto a las relaciones diplomáticas propiamente dichas, éstas quedaron plenamente
establecidas desde noviembre de 1836.
España
Las relaciones entre México y España fueron bastante más complejas de lo que un
intercambio entre pueblos con un origen en común podría suponer. La razón estribó primero, en
la negativa de España a reconocer la independencia de México. En efecto, no fue sino hasta
1836 cuando las autoridades peninsulares aceptaron entablar negociaciones con las mexicanas.
A finales de 1836, el gobierno de la “reina gobernadora” María Cristina de Borbón accedió a
entrar en negociaciones con Miguel de Santa María, plenipotenciario nombrado por México. EL
RECONOCIMIENTO DE MÉXICO QUE CULMINÓ CON EL TRATADO DE PAZ FUE EL
28 DE DICIEMBRE DE 1836.
De 1846 a 1853, Eduardo de Gorostiza sería el encargado de los negocios de México y,
finalmente, desde éste último año hasta 1855, lo fue Buenaventura Vivó.
Respecto a los representantes de España en México tenemos una variada constelación de
personajes. Ángel Calderón de la Barca fue el primer ministro plenipotenciario acreditado en
nuestro país, de 1839 a 1841. Lo acompaño su culta esposa, Francis Erskine Inglis (la
“marquesa de Calderón de la Barca”), que escribió el famoso libro “La vida en México durante
una residencia de dos años en este país”. Otros representantes fueron Pedro Pascual de Oliver,
Salvador Bermúdez de Castro, Ramón Lozano y Armenta, Juan Antoine y Zayas, Juan de
Sandoval y Lozano y Armenta.
En conclusión, además de los personajes que representaron a España en México, cabe
exponer un resultado de nuestras relaciones: Primero, si bien España reconoció a México 15
años después de su emancipación, esto provocó a México a comprometerse en la contratación
de la deuda con Gran Bretaña. Segundo, España, en la época de Bermúdez de Castro, intervino
abiertamente en los asuntos internos de México y finalmente los diplomáticos españoles y una
parte de la colonia hispana residente en México provocaron que el problema de la deuda
derivara en la intervención tripartida en nuestro país.
Francia
Las relaciones entre el México independiente y Francia tienen una larga historia. En síntesis
anotaremos que desde 1808, año de la invasión de España por Napo Bonaparte, éste demostró
un claro interés por la colonia. Napoleón se transformó en el adalid de la independencia
mexicana.
Ahora bien, cuando México obtiene su independencia en 1821, Francia fue una de las grandes
potencias que establecieron relaciones informales con nuestro país, a partir de 1824. De manera
informal y provisional se celebró el 8 de mayo de 1827 un acuerdo recíproco relativo al
comercio y a la navegación; más no es hasta 1830 en que se llega al reconocimiento formal de
nuestra independencia.
El desarrollo del comercio francés fue extraordinario en México. En otro orden de cosas, cabe
señalar que sus hábiles artesanos adquieren prestigio en este país. Varias administraciones
mexicanas tomaron medidas para prohibir el comercio al por menor, ésta fue la causa profunda
que motivó el conflicto entre México y Francia que duró de 1838 a 1839 (“guerra de los
pasteles”). Esta guerra se prolongó del 27 de noviembre de 1838 al 9 de marzo de 1839. En
diciembre de 1838, arribó a Veracruz el ministro de Gran Bretaña, R. Pakenham, con una
escuadra más poderosa que la francesa. Pakenham declaró que venía a ofrecer su ayuda para
mediar las negociaciones. En estas condiciones, Baudin se vio precisado a firmar un tratado de
paz y una convención. Una año más tarde, Luis Felipe nombró ministro de Francia en México al
barón Alleye de Cyprey. Su estancia de seis años se redujo a una larga y cansada relación de
disputas y reyertas con las autoridades de nuestro país.
Durante la guerra contra los EU, los franceses aunaron a una actitud de americanofilia, por lo
que la neutralidad francesa durante dicha contienda se puede considerar de tipo hostil. No deseo
que el lector deduzca que los grupos rectores de México profesaran una ardiente galofobia; todo
lo contrario: el pensamiento de la elite francesa comenzaba a ejercer una influencia cultural
considerable en la propia elite mexicana y sentó las bases para el posterior afrancesamiento de
nuestra cultura en el porfiriato.
ESTADO ACTUAL DE MÉXICO (1836)
Dr. José María Luis Mora
Todavía es demasiado reciente la existencia de México como nación para que los rasgos que
hayan de determinado adquieran la estabilidad necesaria, y puedas ser conocidos y marcados
como tales: así pues nos limitaremos a dar una idea del estado político y moral de la sociedad
mexicana.
Ningún pueblo que como el mexicano ha estado sometido al doble despotismo civil y
religioso por muchos años, ha dejado de padecer notables extravíos en su moralidad. Después
de la Independencia el carácter moral de los mexicanos ha mejorado considerablemente: el amor
al trabajo y a las empresas lucrativas se ha propagado por todos los ángulos de la república.
El pueblo mexicano, a pesar del gran golpe de ha recibido, ha dado ejemplos brillantes y
repetidos de gran virtuosidad. Conseguido el objeto político de una revolución, todo ha vuelto a
entrar en quietud y las cosas han seguido su curso ordinario. La asonada de la Acordad, lo mas
atroz que se ha conocido en México, en nada es comparable a las insurrecciones y movimientos
populares que han existido en Francia e Inglaterra.
La ilustración mexicana hasta mediados del siglo pasado no caminó sino con pasos muy
lentos. La revolución francesa que bajo un aspecto ha sido un manantial de errores y desgracias,
y bajo otro una antorcha luminosa y un principio de felicidad para todos los pueblos, produjo en
México todo su defecto y fue disponiendo los ánimos a los grandes cambios que se preparaban.
Después vino la influencia española. Las cortes dieron un impulso prodigioso a la ilustración
mexicana. El restablecimiento de la liberta en España (después del neoabsolutismo de Fernando
VII) y la independencia que el siguió acabaron de romper las cadenas que por tantos siglos
habían aprisionado las facultadas mentales de los mexicanos: la libertad, acompaña del más vivo
deseo de leer e instruirse.
La adopción del sistema federativo ha sido el último, el más fuerte y poderoso impulso que ha
recibido la ilustración nacional. La importación frecuente de libros y la manía o moda de
tenerlos y estudiarles es siempre creciente en la República. El número de escuelas de primeras
letras establecidas en México después de la independencia a consecuencia de la adopción del
sistema federativo, escede a toda ponderación.
En México más que en ninguna otra parte se ha hecho palpable y sensible la distinción que el
filósofo de Ginebra estable entre la educación de las cosas y de las personas, y la superioridad
de influencia y poder que atribuye a la primera sobre la segunda. Los antiguos establecimientos
de educación, no sólo no han contribuido a la ilustración pública sino que hasta cierto punto han
sido perjudiciales a ella.
La población mexicana puede dividirse en tres clases: la militar, la eclesiástica y la de los
paisanos. La más numerosa, ilustrada y rica es esta última que se compone de negociantes,
artesanos, propietarios de tierras, abogados y empleados. Antes de esta época memorable la
pretendida nobleza de México se componía de los inmediatos descendientes de los ricos
negociantes españoles, quienes luego que tenían un caudal considerable compraban muy caros
sus títulos a la corte de Madrid, y fundaban con el todo o parte de su caudal, mayorazgos que
perpetuasen su casa y nombre. En el día esta clase ha mejorado, considerablemente desprendida
de sus antiguas preocupaciones y de sus hábitos viciosos, pues ha entrado en la sociedad bajo el
pie de una igualdad racional, y no ha intentado sostener ya otras distinciones ni pretendido otra
consideración que la debida del mérito personal.
La laboriosidad y el deseo de proporcionarse goces y comodidades ha penetrado y se hecho
común en las demás ramas de la clase del paisanaje. Los empleados, entre los cuales debe
contarse los cesantes y pensionistas, son los únicos del paisanaje que cada día se hacen más
odiosos a la república. Pero hay otro motivo más justo que hace odiosa a esta clase y deprime
mucho el honor de la república y es el cohecho y soborno tan generalizado en ella y tan
públicamente sabido.
La clase miliar aún subsiste en la República merced a las revoluciones que han llegado a
hacerla importantes: ella se compone de los generales, jefes y subalternos del ejército que están
en servicio activo y subsisten de sus sueldos. Los militares se hallan en el día muy viciados en
consecuencia de un estado revolucionario perpetuo, sin disciplina, sin sujeción a sus jefes, sin
instrucciones en su profesión respectiva, y sin miramiento ninguno de las leyes del honor que
debían caracterizarlos, han adquirido un hábito de pronunciarse contra el gobierno en todo
sentido. Esta insubordinación, este espíritu de rebelarse y promover motivos y asonadas, ha
hecho tan odiosa en el país la clase militar que es de presumirse sufra en lo sucesivo cambios
tales, que no sólo la hagan variar de aspecto, sino hasta desaparecer del centro de las
poblaciones.
ESTADO DEL PAÍS DESPUÉS DE
LA INDEPENDENCIA (1852)
Lucas Alamán y Escalada
* Fundó el Partido Conservador
* Defendió a las corporaciones, a las que consideraba como un gran recurso contra el
individualismo egoísta del siglo, lo que no quiere decir que se opusiera a la iniciativa y
propiedades individuales.
* Protegió a la Iglesia
Al ver en tan poco años esta pérdida inmensa de territorio; esta ruina de la hacienda; este
aniquilamiento de un ejército florido y valiente, y sobre todo, esta completa extinción del
espíritu público y contemplando a una nación que ha llegado de la infancia a la decrepitud, sin
haber disfrutado más que un vislumbre de la lozanía de la edad juvenil ni dado otras señales de
vida que violentas convulsiones.
Estos funestos resultados han dado motivos para discutir, si la independencia ha sido un bien
o un mal y si debió o no promoverse. Hay que hacer notar, que el curso de las cosas ha sido tal,
que si México no hubiera hecho su independencia en 1821, la habría hecho podo después,
obligado por las medidas mismas que el gobierno español hubiera tomado para impedirla.
La independencia, pues, no sólo era posible, pero ni aún prematura hubiera parecido, sino la
hubieran sido mucho las novedades que con ella han querido introducirse. En esto ha consistido
todo el mal.
En medio de un trastorno tan completo de todos los elementos de la sociedad, lo único que ha
permanecido inmutable es la Iglesia, y esto es debido a que ni el Congreso ni el Gobierno han
podido poner mano en su administración ni en la elección de sus ministros.
En medio de tantas causas de atraso, el país ha hecho sin embargo notables progresos, no
tanto debidos al impulso del gobierno, sino más bien venciendo los obstáculos que las
instituciones y las dificultades políticas les han opuesto. Las minas han progresado
extraordinariamente. La agricultura ha vuelto al estado más próspero que tuvo en aquella época,
y sus frutos se venden a precios mayores que los que habían tenido muchos años. Se han
formado grandes establecimientos industriales. Todo esto no es precisamente efecto de la
independencia, tampoco se le deben atribuir bienes que proceden del progreso general de las
cosas en el mundo civilizado.
Así como la deuda exterior causa el gran mal de una salida continua de dinero, los préstamos
hechos con negocios sobre las aduanas, o recibiendo en pago las salinas y demás fincas
nacionales y las del clero, no obstante haber sido tan ruinosos para el erario, han producido el
bien de crear grandes fortunas y algunas medianas, que unidas a las que han salido de las minas,
han quedado radicadas en el país, y han hecho subir considerablemente el precio de las
propiedades, contribuyendo a hermosear algunas ciudades. Esta acumulación de caudales, la
perfección a que han llegado varias artes y la ocasión que presentan las modistas, sastres y
cocineros franceses han introducido por otra parte un lujo tan excesivo, que con el juego y la
disolución, han arruinado algunos caudales.
El efecto de las ideas que han ido prevaleciendo desde el siglo pasado, ha sido destruir toda
desigualdad heráldica o administrativa. La sociedad del siglo pasado era mucho menos
dispendiosa. Los hombres más acaudalados, se distinguían poco en su trato doméstico,
especialmente los españoles. Todo esto cayó a esfuerzos de la filosofía irreligiosa antisocial del
siglo XVIII: no quedó ya otra distinción que el dinero, buscarlo es el único fin de los esfuerzos
de todos.
Basta lo dicho para explicar fácilmente el origen de los males sociales de la época presente, y
siendo materia de que se han ocupado y ocupan los más célebres escritores de Europa, no debe
detenernos por más tiempo, faltándonos de examinar el objeto esencial de toda esta obra. Cuál
es el objeto de este discurso. Todos nuestros esfuerzos se dirigen a estudiar la República.
Los elementos de la prosperidad de la nación existen, y la nación como cuerpo social está en
la miseria. La consecuencia que de estos antecedentes incontestables se deduce, y que tiene todo
el rigor de una demostración matemática, es esta: las instituciones políticas de esta nación no
son las que requiere para su prosperidad: es pues, indispensable reformarlas, y esta reforma es
urgente y debe ser el asunto más importante para tobo buen ciudadano. Todo esto es urgente y
no puede dejarse a la casualidad de los sucesos; es menester precaverlo y remediarlo con
prudencia; es menester que los mexicanos saliendo de su patria, puedan decir con frente erguida
el país al que perteneces, sin temer que este sea un título de ignominia y baldón.
¿Cómo ha de ser imposible, después de todas las reformas efectuadas, hallar remedio eficaz
para los males que nuestra nación padece? En la actualidad, es tal la confusión que se ha
introducido, que aunque al orden presente de cosas se le llama federación, en realidad no existe
cosa alguna a que pueda darse un nombre conocido.
EL LIBERALISMO Y EL CAMPESINADO EN EL
CENTRO DE MÉXICO, 1850-1876
T.G. Powel
La esencia de la ideología de los liberales mexicanos derivó de la literatura del Siglo de las
Luces. Los liberales exaltaban los beneficios del capitalismo. La cuestión de las relaciones entre
la Iglesia y el Estado dividía a los liberales mexicanos en dos grupos: radicales que favorecían la
separación de la Iglesia y el Estado, y los moderados que, al contrario, se oponían a cualquier
programa anticlerical.
Para mediados del s. XIX, el liberalismo se había convertido en el credo político de los
sectores móviles y ambiciosos de la sociedad mexicana. Los liberales estaban generalmente tan
ocupados en busca de proteger y aumentar sus intereses propios. En la mente de Mariano Otero,
notable liberal, y de la mayoría de los liberales, el problema social más importante de México
no era la pobreza de la clase baja, sino el poder político del clero y del cuerpo de oficiales.
En contraste con las concepciones burguesas del liberalismo, el Partido Conservador en
México tenía una orientación decididamente aristócrata. Eran fieles a la Iglesia, se oponían a un
sistema de gobierno popular y representativo. Los conservadores veían en un régimen
autoritario y centralizado tanto el medio para conservar el orden como un instrumento valioso
para revitalizar la deprimida economía mexicana. Cabe destacar que rechazaban el laisserzfaire.
Ambos partidos políticos del país se daban cuenta de que el campo era un problema, pero
ninguno de los dos demostró un gran interés. Algunos conservadores abogaban por el regreso a
la política paternalista de los reyes de España, bajo los cuales se daba a los indígenas una
condición legal especial como tutelados del gobierno. Los liberales dejaron en claro que bajo su
gobierno los indígenas tenían que defender individualmente sus propios intereses.
Una dictadura impopular y conservadora con el general Santa Annna, fue el catalizador de la
reforma mexicana. Tras varios periodos de gobierno, el descontento popular hacia Santa Anna
se materializó en 1854 cuando Juan Álvarez e Ignacio Comonfort publicaron el Plan de Ayutla.
Tras el Plan de Ayutla, Juan Álvarez asume la presidencia. Ya en la presidencia se le
opusieron moderados tan poderosos como Manuel Doblado, que lo acuso de ser demasiado
severo con la Iglesia y demasiado indulgente con los revoltosos. El típico político liberal no
podía ni comprender ni tolerar el interés de Álvarez por los oprimidos y especialmente por los
indígenas. El presidente se enemisto con un gran sector de su partido y renunció a favor de
Comonfort. Bajo Álvarez, los radicales habían empezado a promover una serie de “leyes de
reforma” que atacaban los privilegios corporativos de la Iglesia. La primera de éstas fue la Ley
Juárez. La “Ley Juárez”, de noviembre de 1855, abolió los tribunales eclesiásticos y militares y
puso así a los clérigos y soldados bajo la competencia de los tribunales civiles. En junio de 1856
la Ley Lerdo exigía que todas las corporaciones civiles y religiosas se deshicieran de sus
propiedades inmuebles.
Las “leyes de reforma” además de agudizar la lucha entre las fracciones moderada y radical
de los liberales, la nueva legislación empujó a algunos conservadores y clérigos a la rebelión
abierta contra el gobierno.
En México después de la promulgación de la Constitución de 1857, se dio la guerra civil que
duro de 1859 a 1861 y aunque tanto liberales como conservadores se proclamaban
representantes de “la voluntad de la nación”, ninguno de los dos bando procuró ni obtuvo apoyo
masivo del pueblo mexicano.
Los indígenas de México pueden no haber tenido gran interés en la guerra, pero de todos
modos fueron víctimas de su impacto destructivo, que en las zonas rurales fue mayor.
El presidente Juárez tras la guerra de reforma y el doble gobierno, regresó al poder en enero
de 1861. Políticamente, 1861 fue un año difícil para el presidente Juárez y el Partido Liberal.
MAXIMILIANO DE HABSBURGO Y EL MÉXICO RURAL:
PROBLEMAS Y POLÍTICA DURANTE LA INTERVENCIÓN FRANCESA
De enero de 1862 a mayo de 1863 los liberales lograron contener a los franceses en la parte
oriental del país. Sin embargo, el presidente Juárez no recibió apoyo de los caudillos militares ni
de los gobernadores de los estados, por lo que tuvo que abandonar la capital y huir a San Luis
Potosí el 31 de mayo de 1863. Después de varios otros movimientos, el gobierno liberal
estableció su cuartel general en Chihuahua y allí permaneció hasta diciembre de 1866.
La llegada de Maximiliano en 1864, cuando el ejército francés había arrinconado al gobierno
liberal y a sus fuerzas en las regiones periféricas del país, tuvo una gran significación potencial
para el México rural porque Maximiliano sentía simpatía por los campesinos y peones indígenas
y deseaba sinceramente mejorar su condición.
Aunque Maximiliano hizo un esfuerzo serio para mejorar las condiciones sociales y
económicas de las masas en el México rural, no logró alcanzas su objetivo. El periodo en el que
gobernó fue relativamente breve y debió enfrentarse a la decidida oposición de los terratenientes
y funcionarios provinciales. Maximiliano nunca llegó a tener verdaderos poderes ejecutivos en
México.
La oposición de la clase alta a la política de Maximiliano y la supervivencia de los liberales,
no fueron, a pesar de todo, las únicas razones del fracaso de su gobierno. Las acciones mismas
del emperador eran un poco contradictorias. Aunque Maximiliano creó un “Comité Protector de
las Clases Menesterosas” y expidió varios decretos concebidos para beneficiar a los campesinos
y peones indígenas, siguió ciertas ideas liberales que o no tomaban en cuenta o hacían daño a
los interese de las clases bajas en el campo. A pesar de sus esfuerzos por mejor las condiciones
de vide de los peones, el emperador daba por hecho natural la supervivencia del latifundismo y
nunca consideró la posibilidad de terminar con el peonaje como institución. Aún más, continúo
la práctica liberal de forzar a los campesinos sin tierra a que se convirtieran en peones
expidiendo la ley contra la vagancia.
El gobierno imperial siguió en otros aspectos una política que no lo ayudo a obtener el apoyo
campesino. El gobierno de Maximiliano dominaba despóticamente a los municipios, como
todos los demás gobiernos mexicanos, conservó en vigor la detestada Ley Lerdo, mantuvo las
impopulares alcabalas y gasto dinero y tierras en proyectos de colonización con extranjeros.
Una alianza que funcionara, entre Maximiliano y el campesinado indígena, era imposible. Estos
factores convencieron a Maximiliano a limitar sus reformas rurales dentro de un marco más
estrecho y de buscar un apoyo más confiable en los colonos europeos.
Aun cuando el emperador hacía algo para favorecer a los pobres del campo, la oposición de
las clases altas generalmente le impidió hacer efectivos sus decretos y políticas. En septiembre
de 1866, Maximiliano expidió un decreto ordenando que se restableciera el “fundo legal” a
todos los pueblos que carecían de esa unidad básica de tierras municipales. Bajo esta ley, el
gobierno imperial mismo se encargaría de localizar la tierra necesaria, tomándola de los
“terrenos baldíos” propiedad del Estado que estuvieran disponibles, o expropiándola de
terratenientes particulares. Los habitantes de los pueblos se dividirían entre ellos su restituido
fundo legal en calidad de propiedades privadas. El problema de Maximiliano y para los que
quería ayudar, fue que los hacendados controlaban directa o indirectamente los cargos y los
instrumentos del poder político en las zonas rurales, y que la clase terrateniente carecía de
comprensión
por
los
pobres.
LA REFORMA, LA INTERVENCIÓN Y EL TRIUNFO
DE LA REPÚBLICA, 1855-1867.
Dr. Raúl Figueroa Esquer
La reforma
El triunfo de la revolución de Ayutla abrió nuevas perspectivas para los liberales mexicanos.
La última administración santannista (1853-1855) cayó en agoste de ese último año. Juan
Álvarez fue designado presidente interino por una junta representativa. Su primer acto de
gobierno consistió en convocar a un Congreso Constituyente.
En el último gobierno de Santa Anna los conservadores habían tenido un programa e
ideología propia (dirigidos por Alamán). Tras la caída de Santa Anna y el gobierno de Álvarez,
el plano político cambió por completo. Los liberales tenían un programa propositito de
gobierno, que ciertamente radicalizó durante la guerra de reforma, aunque a fines de 1855 el
programa ya existía. Éste se centraba en lograr la separación de la Iglesia y del Estado, la
abolición de los fueros militares y lograr la desamortización de los bienes pertenecientes a las
comunidades religiosas. Los conservadores, en cambio, carecieron de programa propositito
durante gran parte de este período, y se centraron en una actitud “anti” todas las medidas de los
liberales.
Juan Álvarez abandono la presidencia. El gobierno provisional recayó en la figura de
Comonfort, quien convocó a un Congreso constituyente para dotar de una carta magna a la
nación. El congreso inició sus gestiones el 18 de febrero de 1856 y las concluyó el 5 de febrero
de 1857. El resultado de la Constitución establecía una república semiparlamentaria, con
presidente electo por voto directo, división de poderes, supresión del senado, etc.
No se logró la separación de la Iglesia y del estado, ni la libertad de cultos, pero, eso sí, desde
el 25 de junio de 1856 se promulgó una ley de desamortización de los bienes eclesiásticos,
llamada Ley Lerdo: “la Ley Lerdo contemplaba de este modo la transformación de la Iglesia en
un gigantesco banco hipotecario y del grueso de inquilinos y arrendatarios en terratenientes,
tanto urbanos como rurales. Otro propósito de la Ley era crear una clase media. El inquilino
tenía la facultad de elegir si compraba o no compraba. Pero la desamortización tenía su lado
oscuro. Una minoría importante de inquilinos se abstuvo de reclamar la propiedad, entonces ésta
era subasta y comprada por especuladores ricos. Por supuesto que los inquilinos se sentían
agraviados por los nuevos propietarios y esperaban el día en que la propiedad fuera devuelta a la
Iglesia.
La Ley Lerdo resalta la moderación con que actuaron los liberales mexicanos, en
comparación de las leyes desamortizadores de los liberales españoles en 1837 y por los
piamonteses en 1856. Hay que destacar, que la Ley Lerdo no pretendía despojar a la Iglesia de
sus propiedades, sino que mediante un pago convenido con los adjudicatarios se pusieran en
circulación una serie de bienes amortizados.
Comonfort tomó posesión como presidente constitucional el 1 de diciembre de 1857, jurando
la Carta Magna. Pocos días más tarde, el 17 de diciembre, Comonfort se propició un autogolpe
de estado por medio del general Félix Zuloaga. Después Zuloaga llevó un nuevo golpe de
estado el 11 de enero de 1858 para tomar el poder.
Inmediatamente, Comonfort abandonó el país. Antes, ordenó liberal a Juárez, quien se
trasladó a Guanajuato, donde el 19 de enero tomó posesión como Presidente de la República por
ministerio de ley. De 1858 a 1861 tendría lugar la guerra civil en México, conocida como guerra
de reforma. Durante la guerra existieron dos gobiernos: uno de facto, con residencia en la
ciudad de México, y otro de iure, representado por Juárez.
Zuloaga, el triunfador del golpe de estado, se hizo con el poder en la ciudad de México y fue
nombrado presidente provisional por una Junta de Representantes de los Departamentos el 21 de
enero. Abolió la Constitución y todas las leyes decretadas por los liberales que afectaban los
privilegios del clero y del ejército, así como la Ley Lerdo. El año de 1858 fue una época de
triunfo de las armas conservadoras. Los liberales van a ir constituyendo un ejército formado por
civiles armados sin formación profesional, pero que a la larga le dará el triunfo sobre los
conservadores.
Durante el año de 1859, sin duda el más desgastante para la lucha, tendrá un equilibrio de
fuerzas entre ambos contendientes. El 12 de julio de 1859, Juárez, presionado por sus ministros
y por Degollado, proclama un conjunto de disposiciones conocidas como”Leyes de Reforma”
que establecen la nacionalización de los bienes eclesiásticos, la instauración del registro civil, la
secularización de los cementerios y la instauración del matrimonio civil.
Al realizar un análisis de las Leyes de Reforma es importante resaltar la ausencia de una
actitud regalista, la cual supondría la intromisión del Estado en la administración y en los
asuntos internos de la Iglesia, como lo había postulado la frustrada reforma de Valentín Gómez
Farias en 1833. Sin embargo, el clero condenó a los liberales en conjunto, sin matices.
El clero expreso en un documento singular, conocido con el nombre de la Manifestación, por
medio del cual los obispos condenaron todas las leyes de reforma el 30 de agosto de 1859. en
este documento tácitamente desconocían a Juárez como presidente de la república. Surge
entonces una pregunta: ¿por qué el Vaticano, director natural de la Iglesia Católica mexicana,
adoptó una actitud de intransigencia ante las medidas secularizantes de los liberales mexicanos?
La respuesta podría ser que el Vaticano carecía de una información precisa e imparcial de los
acontecimientos en México.
A continuación se analizará la posición de EU durante la guerra de reforma. En el transcurso
de la misma se manifestaron otra vez los apetitos de los norteamericanos por adquirir más
territorio en el norte de México. John Forsyth presentó una oferta de compra de Baja California,
parte de Sonora y Chihuahua a Zuloaga, propuesta que le fue denegada. Ante esto, Forsyth
propuso romper relaciones con el gobierno conservador y que EU reconociera el gobierno de
Juárez. Ahora bien, en 1859 tanto los liberales como los conservadores llegaron al
convencimiento de que la guerra civil sólo podría concluir con la intervención de una potencia
extranjera a favor de uno de los contendientes. En 1859, Melchor Ocampo (liberal), firmó el
Tratado Mclane-Ocampo con EU con el propósito de obtener ayuda del gobierno
norteamericano. Cabe destacar que el Tratado ponía en grave riesgo la soberanía de México,
pero de cualquier forma, el Tratado no fue aprobado por el Senado de EU.
Por su parte, los conservadores trataban de obtener ayuda europea. En París, el gobierno
conservador precedió a la firma del Tratado Mon-Almonte. Por este documento México se
obligaba a realizar justicia ante los crímenes cometidos contra los súbditos españoles en nuestro
país, y por otra parte, se comprometía a cubrir los pagos de la última convención española.
Durante el año de 1860 el gobierno conservador entró en un franco proceso de
descomposición. El año de 1861 supuso el triunfo del liberalismo. Después de la victoria, Juárez
se tuvo que enfrentar al año más crítico de nuestra historia.
La intervención
Es indudable que de 1856, hasta 1866, la Francia de Napoleón III sería la potencia
hegemónica a nivel europeo. Las coordenadas en esta época (1861-1867) fueran los siguientes:
la unión italiana en 1870, la Unión Liberal Española, la segunda reforma electoral en Gran
Bretaña, la guerra civil norteamericana (1861-1865), la creación del Dominio del Canadá en
1867, etc.
Los acontecimientos internacionales complicaron aún más la difícil situación del gobierno
mexicano. En abril de 1861 estalló la guerra civil de EU, pero otro asunto más grave surgió en
ese mismo año. El desastre de la Hacienda Pública obligó a Juárez a promulgar la Ley del 17 de
julio de 1861, la cual decretaba la suspensión por dos años de los dividendos de la deuda que
sostenía con Gran Bretaña, España y Francia. Los tres países, tras la Convención de Londres el
31 de octubre de 1861, invadieron México. Tras conversaciones y arreglos diplomáticos, Gran
Bretaña y España desistieron de la invasión. El gobierno de Juárez enfrentó sólo la intervención
francesa. Cabe destacar que hubo muestras de apoyo a México de países de Latinoamérica, en
cambio, EU asumió una actitud de egoísmo durante la intervención francesa.
El 12 de junio, el general frances Forey y todas las fuerzas expedicionarias entraron en la
capital de la nación. Acto seguid, el día 16 de junio de 1863, por medio de un decreto, Forey
anunció la formación de una Junta Superior de Gobierno, que decretó que México debía
constituirse en una monarquía con un príncipe católico a su cabeza. La persona designada fue el
archiduque Fernando Maximiliano de Habsburgo. Sin embargo, Maximiliano no era la persona
adecuada para gobernar un estado lleno de dificultades como México. Es indudable que
Maximiliano tenía buenas intenciones para su nuevo país, pero su mayor dificultad fue cuán
poco llegó a conocer a México durante los tres años que fue emperador.
Maximiliano alejó completamente a los conservadores de su gabinete. Se rodeó de liberales
moderados. En consecuencia, desplegó una política hacia la Iglesia que no sólo confirmaba en
su totalidad la legislación reformista puesta en marcha por Juárez, sino que asumió una actitud
claramente regalista al tratar de inmiscuirse en los asuntos internos de la Iglesia. En el aspecto
socia, sobre todo el referente a la cuestión de los peones, la política de Maximiliano fue
contradictoria porque al lado del decreto reseñado, el 15 de septiembre del mismo año promulgó
un decreto para restablecer la esclavitud en México.
Cabe precisar el papel jugado por los EU durante la intervención y el Imperio. Ciertamente el
gobierno norteamericano apoyo al gobierno republicano de Juárez. La razón de fondo fue por no
renunciar a la Doctrina Monroe.
Juárez en el transcurso de la invasión, inició su peregrinaje en junio de 1863. Hay que señalar
que su gobierno sufrió una serie de descalabros entre 1864-1865. Serán los acontecimientos
internacionales los que decidieron la suerte del Imperio. En efecto, la derrota de Austria, el 3 de
julio de 1866, supuso la desaparición de la Confederación Germánica. El engrandecimiento de
Prusia creo un desequilibrio en el continente europeo, en contra de Francia. Lo anterior reforzó
la decisión de Napoleón III de retirar el ejército expedicionario de México. Por lo tanto, el
gobierno republicano tomó ventaja hasta hacer prisionero a Maximiliano y fusilarlo el 19 de
junio de 1867. El triunfo de la República sobre el Imperio, en 1867, constituye un verdadero
parte aguas en la vida política mexicana.
LA RECONSTRUCCIÓN DE LA
REPÚBLICA 1867-1876
Antonia Pi-Suñer Llorens
Los 44 años (1867-1911) se han dividido tradicionalmente en dos subperiodos: el primer,
que duró diez años, es conocido como el de la “República Restaurada”; el segundo consistió en
el largo régimen dictatorial de Díaz que Daniel Cossío Villegas bautizó con el nombre del
“Porfiriato”. Cabe destacar que en el transcurso de estos años hubo una continuidad en el
proyecto liberal iniciado en 1867 a pesar de la dictadura de Díaz.
La política interna: la lucha por el poder
Los años que corrieron de 1867 a 1876 se caracterizaron por el resquebrajamiento de la
alianza liberal en facciones personalistas que lucharon entre sí como había peleado contra el
partido conservador y la intervención extranjera. Las diferencias dentro del partido se
recrudecieron en el momento en que Benito Juárez decretó, el 27 de julio de 1867, la
reorganización del ejército, por lo cual los ochenta mil elementos con que contaba éste se
redujeron a veinte mil. Esta medida quería limitar al ala militarista pero también respondía a
razones económicas.
La convocatoria de Agosto de 1867
El 14 de agosto de 1867 se publicó la convocatoria a elecciones para renovar todos los
poderes del Estado. En ella quedó incluido el programa político de Juárez y de su secretario de
gobernación y de Relaciones Exteriores, Sebastián Lerdo de Tejada, cuyo fin era reformar la
Const. de 1857 para robustecer al poder ejecutivo. Las propuestas eran cinco: a) restablecer al
Senado; b) Imponer el veto del ejecutivo; c) autorizar a los ministros a contestar, en
comunicaciones escritas, las preguntas del Congreso; d) limitar las facultades de la Comisión
Permanente, y e) variar la forma en que el presidente de la República podía ser sustituido en
ausencia también del presidente de la SCJN.
Es evidente que la propuesta buscaba fortalecer al ejecutivo que se encontraba supeditado al
legislativo. Las reformas no prosperaron. Juárez y Lerdo se enfrentaron, en medio de la plena
libertad de expresión que existía en aquel momento, a una violentísima reacción del Congreso,
de la prensa y de algunos gobernadores. La situación llegó a tal extremo que el presidente buscó
una manera de salir del atolladero, retirando, en dic. De 1867 la fórmula del plebiscito y dejando
que fuera el legislador el que se pronunciara sobre las reformas. El resultado de la convocatoria
fue la creación del Partido Antijuarista, llamado Constitucionalista o Progresista, que escogió
como candidato a Díaz.
La administración de Benito Juárez (1867-1872)
Juárez se enfrentó a Díaz en las elecciones presidenciales y los resultados le dieron un
triunfo contundente. El 8 de dic. devolvió las facultades extraordinarias, de que gozaba desde
los tiempos de la Intervención. Díaz, derrotado, se separó de la vida política. No así el grupo
porfirista, el cual se hacía cada vez más imp. en el Congreso. Tanto pronto hubo don Benito
iniciado su cuarto periodo presidencial, tuvo que decretar el estado de sitio y la suspensión de
garantías en Yucatán, en donde hubo un intento de restauración imperialista.
Es claro que el presidente había adoptado y propugnaba una política de centralismo
ejecutivo para controlar al sistema político. Por ello en 1870 volvió a insistir en la importancia
de la creación del Senado. Juárez no estaba tratando de construir una dictadura personal, sino
que buscaba alguna manera de lograr que el sistema constitucional funcionara. Ésta fue la razón
por la cual decidió reelegirse en 1867 y 1871.
Ante la decisión tomada por Juárez, Lerdo, quien se sentía el heredero del programa liberal,
decidió enfrentársele en la contienda electoral de 1871. El tercero en discordia fue Díaz.
Ninguno de los contrincantes obtuvo la mayoría de votos por lo que tocó al Congreso declarar a
uno de los tres. El 12 de octubre la elección recayó en Juárez. En efecto, lo separación de los
otros grupos tomó características más violentas y desembocó en la revuelta de La Noria, en nov.
De 1871. La facción lerdista no siguió el levantamiento. El presidente volvió a pedir facultades
extraordinarias al Congreso para derrotar a la rebelión armada, y la revuelta fue puesta en jaque.
La rebelión de La Noria provocó que Juárez hiciera de nuevo hincapié en la necesidad de
reformar la Constitución, el legislativo se negó. Desgastado física y moralmente, Juárez murió
el 18 de julio de 1872.
La administración de Lerdo de Tejada (1872-1876)
Muerto Juárez, Lerdo de Tejada asumió la presidencia interina de la República como
presidente de la SCJN. Al subir al poder anunció una serie de medidas que fueron recibidas con
entusiasmo: gobernar como jefe de la nación y no de un partido, convocar a elecciones
presidenciales y dar amnistía a los sublevados de La Noria. Su triunfo electoral en octubre de
1872 no fue una sorpresa, ya que fue el único contendiente.
Lerdo empezó su cuatrienio como presidente el 1 de dic. de 1872. El 21 de nov. había
recibido la visita de Díaz. El recién amnistiado se retiró. Sin embargo, su nombre fue propuesto
por sus seguidores para contender por la presidencia de la SCJN. El gobierno se cuidó bien de
que saliera electo José María Iglesias.
Lerdo consiguió extender el poder del gobierno el poder del gobierno federal hasta regiones
que se habían resistido, tales como el territorio de Tepic, que se encontraba bajo el cacicazgo de
Manuel Lozada.
A diferencia de la política seguida por Lerdo hacia la Iglesia Católica, la de Juárez había
sido de conciliación. Al subir Lerdo a la presidencia, la Iglesia creyó encontrar en él a un aliado.
Sin embargo, Lerdo se mostró como un reformista radical y emprendió una política anticlerical:
a) la inclusión en la Const. de las Leyes de Reforma; b) la expulsión de algunos jesuitas y la
prohibición a las Hermanas de la Caridad de vivir en comunidad, y c) la protección y el
favoritismo mostrado con los protestantes.
La administración de Lerdo culminó otro cambio político que el gobierno de Juárez había
propuesto desde 1867: el restablecimiento del Senado (1874). Finalmente cabe señalar que
Lerdo se distinguió por la tolerancia hacia la prensa.
La política exterior
Al triunfo de la república, Juárez anunció que las potencias europeas que reconocieron a
Maximiliano habían desconocido al gobierno republicano. Nuestro país se quedó al margen de
las relaciones europeas, contando sólo con el reconocimiento de EU y de pocos países
hispanoamericanos. La cuestión era compleja y difícil de resolver, pero tanto la sagacidad de
Juárez y Lerdo permitieron que se rompiera el aislamiento diplomático.
Las relaciones con Europa
El primer país europeo que envío un plenipotenciario a México fue la Confederación
germánica del Norte. El representante alemán, Kart von Schloezer, mandado por Bismarck, fue
acreditado en mayo de 1869. El segundo país que envío un representante oficial fue el reino de
Italia. El encargado fue Carlo Catanneo, recibido por Lerdo en nov. de 1869.
Con respecto a los españoles, los acontecimientos políticos ocurridos en la península ibérica
a partir de sept. de 1868 facilitaron la reanudación de las relaciones hispanomexicanas
(revolución que destronó a Isabel II y la insurrección de Cuba). Así, en junio de 1867, Feliciano
Herrero de Tejada, sin previo aviso, llegó a México y fue recibido por Juárez sin que los
términos en lo hacía quedaran claros. En efecto, se aceptó la reanudación de las relaciones sin
haber llegado a un acuerdo formal sobre la insubsistencia de los tratados anteriores. Las
relaciones se oficializaron hasta 1875 con el enviado plenipotenciario Ramón Corona.
Gran Bretaña se negaba a satisfacer las condiciones mexicanas de dar el primer paso y
solicitar oficialmente el restablecimiento de las relaciones.
El restablecimiento de las relaciones con Francia fue muy difícil. Al caer el imperio de
Napoleón III e instaurarse el régimen republicano de 1870, Juárez creyó que los políticos de la
Tercera República buscarían acercarse a México. Los franceses no aceptaron las condiciones
mexicanas (no reclamaciones y otorgar el tratamiento de la nación más favorecida).
Las relaciones con EU
Después de la victoria sobre la intervención francesa y el imperio, las relaciones con
nuestro vecino del norte pasaron por un periodo de amistad. El triunfo fue considerado por el
gobierno estadounidense como un éxito de la Doctrina Monroe. A pesar de ello, no tardó en
presentar una serie de reclamaciones y el gobierno mexicano accedió a firmar una convención
para el arreglo de todas las reclamaciones acumuladas. La firma se llevo a cabo en Washington
por William H. Sewar y Matías Romero. La convención fue ratificada inmediatamente por
Juárez pero el presidente Ulises Grant no la firmó hasta febrero de 1869.
El plenipotenciario de EU nombre ante nuestro país fue William S. Rosencranz, quien se
presentó en dic. de 1868; sin embargo, su poco tacto forzaron al gobierno norteamericano a
retirarlo siendo remplazado por Thomas H. Nelson en junio de 1869.
Respecto a los problemas fronterizos, cabe apuntar que ni la administración de Juárez ni la
de Lerdo aceptaron que las tropas norteamericanas pasaran a territorio mexicano. Fue durante
este periodo que se agravó el conflicto del Chamizal, causado por los cambios en el curso del río
Bravo. Siendo presidente, Lerdo trató de llegar a un acuerdo para fijar los límites fronterizos. La
cuestión no se arregló sino hasta 1964.
Las relaciones con Guatemala
Si bien algunos países hispanoamericanos como Perú, Uruguay, Chile, Colombia,
Venezuela, Argentina, habían expresado su solidaridad con la causa juarista ante el Imperio, no
fue sino hasta la administración porfirista cuando se formalizaron los acuerdos diplomáticos con
aquellas repúblicas. Las relaciones con Guatemala, en cambio, se iniciaron formalmente al
término de la presidencia de Juárez. El gobierno guatemalteco había reconocido a Maximiliano,
por lo que al triunfo de la República Juárez consideró rotas las relaciones. No fue sino hasta
septiembre de 1871 cuando la administración juarista se puso en contacto con el nuevo
presidente de Guatemala y las relaciones se restablecieron en julio de 1872.
La reconstrucción económica
A partir de la consumación de la Independencia todos los gobiernos mexicanos, ya fueron
federalistas o centralista, vivieron prácticamente en bancarrota. Tras el triunfo sobre los
franceses y el Imperio, el gobierno de Juárez se encontró con una economía desquiciada, por lo
que la reconstrucción económica fue asunto prioritario. La política se concentró en dos puntos:
el saneamiento de las finanzas públicas y la creación de una infraestructura que llevara al tan
anhelado progreso material. Los secretarios de Hacienda fueron José María Iglesias, Matías
Romero y Francisco Mejía.
El saneamiento de las finanzas.
El problema de la deuda era el de mayor magnitud. La única fuente confiable de ingresos
eran las aduanas. Así, la primera medida de Iglesias fue la reducción del ejército. A su vez,
continuó con la política nacionalizadota de bienes en manos muertas y con las confiscaciones de
bienes de aquellas personas acusadas de traición por haber colaborado con el imperio. En cuanto
a la deuda externa, Juárez sólo reconoció aquella que había sido contraída por los gobiernos
liberales.
Romero sucedió a Iglesias y canceló las facultades extraordinarias en materia hacendaria a
gobernadores y jefes militares. El nuevo secretario de se ocupó de cuatro grandes rubros: el de
la recaudación (impuestos a la propiedad), el fomento de la actividad económica (reformas a los
aranceles), la administración de los recursos del erario (creación del banco nacional) y la
solución al eterno problema de la deuda (reducirla mediante operaciones de nacionalización).
En cuanto a Francisco Mejía, su gestión significó la continuación de su predecesor. Lo que
más le preocupó fue que hubiera un equilibrio entre egresos e ingresos que permitiera la
realización de obras públicas, sobre todo en el ramo de comunicaciones.
En los gobiernos de Juárez y Lerdo, pese al afán de organizar y sanear la hacienda, las dos
administraciones tuvieron que desviar continuamente recursos económicas para ahcer frente a la
sedicción.
Las obras públicas
El otro aspecto que los citados gobierno procuraron cubrir fue el de las obras públicas, y en
concreto el ramo de las comunicaciones. A pesar de que la necesidad de vías de comunicación,
obras portuarias y municipales eran prioritarias, poco pudo hacerse entre 1867 y 1876. Los
ramos de comunicación en que de preferencia se invirtió fueron los de caminos y ferrocarril.
Juárez usó sus facultades extraordinarias para renovar en 1867 la concesión que el Imperio le
había otorgado a la compañía constructora del ferrocarril de México a Veracruz. El contrato se
dio a la misma compañía inglesa. La construcción del ferrocarril México-Veracruz se
emprendió en 1869 y se terminó en 1873.
En cuanto a los caminos, se abrieron y mejoraron los que comunicaban a la capital con
puertos y se estableció comunicación con las ciudades fronterizas.
La búsqueda de la integración nacional por medio de la educación y la cultura
Tanto el gobierno como las elites intelectuales se propusieron dar cohesión al país por
medio de la educación y la cultura. El 2 de diciembre de 1867 se presentó la Ley Orgánica de
Intrucción Pública para el DF y Territorios, que proponía la unificación de la instrucción
primaria, misma que sería obligatoria y gratuita. En cuanto a la educación superior, disponía la
creación de Escuela Secundaria para Señoritas, un sistema de escuelas especiales para cada
profesión con una Escuela Nacional Preparatoria.
Esta ley fue muy criticada. Se reformo y se expidió en mayo de 1869 la nueva Ley de
Instrucción. En ella se mantuvieron la obligatoriedad y la gratuidad de la enseñanza primaria,
pero además se suprimió la enseñanza religiosa. En cuanto al método de enseñanza, se
abandonó el sistema “mutuo” y se introdujo el “objetivo” o “lecciones de cosas”. Destacar que
se mantenía suprimida la Universidad Nacional.
Complemento de estas medidas fue la fundación de instituciones oficiales cuyo fin era
educar fuera de la escuela. En 1867 se ordenó la reorganización del Museo Nacional. En 1868
se inició la reparación de la iglesia de San Agustín para la instauración de la Biblioteca
Nacional. En 1868 se reubicó a la Sociedad Filarmónica Mexicana. En ella se organizaron
clases de música y de teatro y se fundaron dos coros: el Orfeón Popular y El Águila Nacional.
La Academia Nacional de Ciencias y Literatura también fue fundada a instancias de Juárez.
A la vez que el gobierno promovía estos centros culturales, los intelectuales se preocupaban
e buscar los medios adecuados para fomentar el progreso de las ciencias y de las letras
nacionales. En este sentido un reducido grupo de “hombres de letras” se ocupó tanto de dar
nueva vida a algunas de las sociedades literarias y científicas que habían dejado de existir, como
de fundar otras nuevas. Se restableció la Sociedad Mexicana de Geografía y Estadística. En
1872 se reorganizó el famoso Liceo Hidalgo. Entre las asociaciones nuevas destacan el Liceo
Mexicano (1867); la Bohemia Literaria; la Sociedad Nezahualcoyotl, y la revista El
Renacimiento.
Por último cabe destacar la importancia que tomó la historiografía. Los estudios se dieron
sobre los acontecimientos recién sucedidos; el género biográfico (“El libro rojo”); la novela
histórica; elaboración de libros de texto de historia de México. La historiografía sería la vía para
lograr el cambio, convirtiéndose en el vínculo de identidad nacional.
El año de 1876: la revuelta de Tuxtepec
El año de 1876 se presentaba como particularmente conflictivo para el país, pues se
llevarían a cabo comicios federales para elegir al presidente y renovar al poder legislativo.
Podían reconocerse dos grandes grupos opositores a Lerdo: de un lado los partidarios de Díaz;
del otro lado, el grupo encabezado por José María Iglesias.
La oposición de los porfiristas al gobierno de Lerdo no era novedad; sin embargo lo que sí
constituía una novedad era la oposición de Iglesias. Fue a partir de 1874 cuando Iglesias, a
través de la Corte, comenzó a definir su postura contra Lerdo.
El 1 de enero de 1876 estalló en Tuxtepec, Oaxaca, una rebelión porfirista contra el
gobierno de Lerdo. El plan que se redactó exigía la renuncia del presidente y la renovación de
los poderes. Díaz encabezó la rebelión. En Palo Blanco, frente al puerto de Matamoros, el 21 de
marzo de 1876 hizo al plan una adición sustancial: en el artículo 6 ofreció la presidencia a
Iglesias en su carácter del titular del poder judicial, pero éste no aceptó. El gobierno federal hizo
frente a la situación. Después de la derrota de Icamole, Díaz volvió a salir del país y regresó por
Veracruz para dirigirse a Oaxaca a reorganizar sus fuerzas. Todo parecía indicar que el destino
de la rebelión se decidiría en una batalla. Ésta tuvo lugar en FECOAC, Tlaxcala, el 16 de
noviembre de 1876. El triunfo de Díaz fue completo, el camino a la ciudad de México quedó
abierto y la derrota de Lerdo fue un hecho. Don Sebastián abandonó la capital el 20 de
noviembre de 1876 e instaló su gobierno en Toluca y Morelia. Más tarde se embarcó a EU a
principios de 1877.
El gobierno de Lerdo había comenzado su naufragio desde antes de Tecoac. En el mes de
julio se llevaron a cabo las elecciones y en octubre el Congreso lo declaró presidente. Esto
provocó protestas entre los partidarios de Iglesias, el cual elaboró una serie de argumentos, a los
que llamó “la teoría de la legalidad”, en los que explicaba sus razones para oponerse a su
antiguo compañero. Por lo tanto, Lerdo, según Iglesias sólo sería presidente legal hasta el último
día de noviembre de 1876. Como el tiempo pasaba y el Congreso no se pronunciaba sobre la
reelección del presidente, Iglesias salió de la ciudad de México en octubre para poner en marcha
su rebelión y se dirigió a Guanajuato donde se enteró de la reelección de Lerdo. En la ciudad de
Salamanca, Iglesias dio a conocer el documento político conocido como el Plan de Salamanca,
síntesis de su “teoría de la legalidad”.Atrincherado en el centro del país, Iglesias recibió la
adhesión de algunos Estados.
Al mismo tiempo que Díaz se preparaba para el encuentro decisivo, Iglesias entró en
contacto con ambos generales. Intento atraerse al representante de Lerdo y negoció con Díaz. El
representante de Igleasis, signó con Porfirio los célebres Convenios de Acatlán, en los que
ambos caudillos intentaban formalizar una alianza contra Lerdo. Los convenios no tuvieron
validez ya que ambos líderes lo cuestionaron.
Tras ocupar la ciudad de México el 23 de noviembre de 1876, Díaz comenzó a preparar la
campaña contra Iglesias. Ante esto, los caudillos concertaron una entrevista en la hacienda de la
Capilla cerca de la ciudad de Querétaro, el 21 de diciembre de 1876. En la entrevista, Díaz lanzó
un ultimátum a Iglesias. Como el magistrado se rehusó, las hostilidades prosiguieron: Iglesias se
retiró a la ciudad de Guadalajara y las pocas tropas que le quedaban fueron derrotadas. En virtud
de ese resultado, Iglesias se embarcó en Manzanillo, en el vapor Granada.
EL PORFIRIATO: UNA DICTADURA
PROGRESISTA 1888-1910
Alicia Salmerón
Porfirio Díaz fue presidente de México durante más de treinta años. Su mandato se
caracterizó por una estabilidad política sin precedentes. Aquellos años de paz porfiriana fueron
el resultado de un mando nacional fuerte y de la habilidad de un régimen para establecer un
equilibrio entre las diferentes fuerzas políticas del país. Cabe destacar que la economía recibió
un notable impulso. Sin embargo, la creciente sumisión del juego político al arbitrio de Díaz
sacrificó libertades y fue limitando las posibilidades del régimen para responder a los nuevos
retos de la vida política nacional.
El periodo conocido como el Porfiriato arrancó con el triunfo del Plan de Tuxtepec en 1877
y tuvo diferentes momentos. Sus primeros años –comprendida la administración de Manuel
González y hasta 1888- fueron de arreglos entre grupos e intereses políticos enfrentados desde
el triunfo de la República liberal. Para afianzar el mando nacional fue necesario incorporar al
aparato político a representaciones de facciones desplazadas; dar cabida a los militares
excluidos por Juárez y Lerdo; respetar a las fuerzas regionales, celosas de su autonomía, y
suavizar la aplicación de las Leyes de Reforma para tranquilizar a la Iglesia. De manera
paralela, en esos años se dio la batalla por obtener el reconocimiento internacional para el nuevo
gobierno.
El año de 1888 marcó el inicio de un segundo momento en la administración porfirista. Fue
entonces cuando Díaz fue declarado presidente de la república por tercera ocasión. Esta
reelección fue el anuncio de su establecimiento definitivo en el poder. Cabe destacar que el
creciente centralismo fue una señalada característica de la segunda etapa porfiriana.
Un proyecto de “orden y progreso”
Díaz llegó al gobierno con la bandera del antireeleccionismo y con el proyecto de
consolidar un orden político fundado en la Constitución de 1857. En principio, su empeño era
afianzar una estructura política capaz de hacer valer la autoridad federal a todo lo largo y ancho
del país. En el camino anunció a su divisa de no reelección pero, sobre todo, terminó
sacrificando algunos principios básicos de la Carta Magna.
La reelección indefinida
La primera reelección de Díaz había sido posible sólo después de la administración de
Manuel González (1880-1884). La Const. de 1857 permitía la reelección, pero en 1878 fue
modificada. Pero de vuelta al frente del gobierno en 1884, Díaz logró una nueva reforma que
autorizaba la reelección inmediata por cuatro años. En 1888 asumió la primera magistratura por
un segundo periodo consecutivo y antes de concluir su gestión, en cuestión de dos años, logró
borrar de la Constitución todo límite de reelección.
Pero más allá de adecuaciones jurídicas, Díaz lograba mantenerse en el gobierno gracias a
su habilidad para establecer pactos, conseguir consensos y garantizar equilibrios políticos. La
capacidad mediadora de Díaz estaba apoyada en derecho, pero conforme se prolongaba su
estancia al frente del gobierno, concentraba más poder en sus manos; también se confundían
cada vez más sus habilidades propias con atributos presidenciales.
Las elecciones presidenciales se fueron convirtiendo en rituales legitimadores de un poder
personalista.
Uno de los grandes problemas de un sistema personalista es, desde luego, el de la sucesión.
En vísperas de las elecciones de 1892 un grupo de jóvenes políticos (los “científicos”) advirtió
el peligro que representaba para la estabilidad política nacional esa adhesión tan fuerte a una
persona. Una paz duradera, argumentaban sus integrantes, requería de sólidas instituciones. Para
el caso de esta última en particular, se propuso la creación de la vicepresidencia. Pero aquellos
jóvenes no tuvieron la fuerza para hacer valer su propuesta inmediatamente. La creación de la
vicepresidencia se aplazó hasta 1903. La medida respondió entonces a una fuerte presión, sobre
todo de inversionistas y acreedores. El establecimiento de la vicepresidencia vino acompañado
de una reforma para alargar el periodo presidencial a seis años.
La vicepresidencia y la ampliación del periodo presidencial fueron cartas que le
permitieron al régimen gana un poco de tiempo, pero nada más.
En el camino de la dictadura
La Carta Magna había definido un mando presidencial muy débil, pero las reformas
jurídicas adoptadas por los gobiernos de Juárez y Lerdo al triunfo de la República establecieron
un mejor balance de los órganos del supremo gobierno. El orden porfirista tuvo como un centro
ejecutivo fuerte que ejerció, en la práctica, gran influencia sobre los poderes legislativo y
judicial.
El ascendiente de Díaz sobre el Congreso de la Unión y los Tribunales de justicia
correspondía, en buena mediada, a su habilidad como mediador y forjador de consenso. Sin
embargo, el dominio que llegó a ejercer sobre ellos hacia finales del régimen pasaba, sobre todo,
por la manipulación de los procesos electorales.
El Congreso de la Unión tenía una tradición de independencia frente al ejecutivo. Sin
embargo, a lo largo del Porfiriato perdió esa distancia y pasó a ocupar una posición
considerablemente subordinada. El poder judicial fue igual de sensible a la acción del
presidente, situación que preocupó a los propios hombres del régimen. En 1893 se presentó ante
la Cámara de Diputados una iniciativa de ley que buscaba asegurar la independencia de los
tribunales. Esta iniciativa pretendía la inamovilidad de los jueces. El ascendiente de Díaz sobre
el Congreso –que finalmente rechazó la reforma- le permitió mantener su influencia también
sobre el poder judicial.
Un régimen centralizador
El régimen de Díaz no sólo violó la separación de poderes, también forzó la relación con
los estados de la República. Uno de los problemas del país desde la independencia fue el
conflicto de intereses entre las elites regiones y los partidarios de un mando nacional. Las
primeras administraciones porfiristas habían logrado establecer cierto equilibrio entre ambos;
pero hacia el segundo Porfiriato tuvo lugar un proceso de fuerte centralización de las decisiones
políticas, el que creó nuevas tensiones.
La estabilidad de los primero años fue un hábil juego que favorecía el desarrollo económico
de los grupos regionales a cambio de su compromiso con un poder nacional. El gobierno
porfirista impulsó entonces la extensión del ferrocarril, el arreglo de la deuda pública y la
expedición de una legislación favorable a la inversión privada.
Díaz se sirvió con destreza de sus atribuciones legales para extender la autoridad del
gobierno federal a todo el territorio nacional. Por ejemplo, para designar gobernadores
provisionales cuando el Senado declaraba la desaparición de los poderes (Colima Jalisco,
Coahuila, Nuevo León y Tabasco). Esta prerrogativa el permitió a Díaz fungir como mediador
entre grupos locales en disputa. Al mismo tiempo, le dio la oportunidad de golpear el imperio
político de los viejos caciques regionales. Así sucedió en 1885 en Nuevo León donde Díaz
envió como gobernador provisional a Bernardo Reyes.
Para el segundo Porfiriato, la mediación de Díaz ya no requirió declaración de desaparición
de los poderes. Los grupos políticos que disputaron el mando al interior de los estados
aceptaron, en general, el arbitraje presidencial sin llegar a mayores desórdenes.
La injerencia directa de Díaz en la selección de candidatos a gobernadores fue
convirtiéndose, de su capacidad mediadora, a un control sobre las listas de aspirantes a
legisladores y jueces federales.
Por su parte, la creciente dependencia de los directivos estatales frente al centro se reprodujo
al interior de sus propias demarcaciones. A partir de 1890 los gobernadores comenzaron a
ejercer un control cada vez más importante sobre los legisladores locales y jueces. La
autonomía municipal sufrió los peores embates. El segundo Porfiriato representó a un régimen
centralizador que avanzaba violentando la soberanía de los estados y la autonomía municipal.
La máquina política
El régimen porfiriano contó con un complejo sistema de relaciones que le permitió ejercer
un control político impresionante. Surgió una “cadena de mando” cuyos principales eslabones
eran Díaz y su gabinete, los jefes de zona miliar, los gobernadores y los jefes políticos
(MÁQUINA PORFIRIANA).
El jefe político era la autoridad de un cantón o distrito –división administrativa al interior
de los estados y por encima de los municipio- y era el representante de la autoridad federal en
los territorios de B.C., Tepic y Quintana Roo. En principio, mediaban los conflictos locales y
cumplía funciones de enlace entre los ayuntamientos y la autoridad superior. Pero a principios
de 1890 el jefe político pasó a ser un funcionario dependiente del ejecutivo estatal prácticamente
en todo el país. (Coahuila logró resistir un tiempo a esta figura).
El jefe político y los otros eslabones de la cadena de mando porfiriana tenían funciones
perfectamente reglamentadas. Sin embargo, la máquina porfiriana contaba también con sus
“mecanismos ocultos”. Las relaciones de protección y dependencia, de parentesco y de amistad.
El cacique fue incorporado al régimen. Su poder político fue combatido sólo en la medida en
que representaba un freno a la autoridad nacional, y fue recompensado con una licencia para
enriquecerse sin límites. La figura paternal y conciliadora del cacique fue emulada por Díaz.
Los hombres del régimen
Pocos de los que llegaron al poder con el Plan de Tuxtepec acompañaron a Díaz hasta el
final del régimen. García de la Cadena, Naranjo y Jerónimo Treviño fueron neutralizados;
intelectuales como Benítez y Perez de Tagle se retiraron; Ignacio Vallarta, Carlos Pacheco y
Manuel González murieron. Al abrirse el nuevo siglo, los únicos viejos compañeros de armas de
Díaz fueron Pedro Hinojosa, Francisco Zena, Francisco Cañedo, Martín González y Luis
Erneterio Torres.
En contraste, la trayectoria de los políticos llegados tiempo después del triunfo de Tuxtepec
dejó una huella mayor. De los personajes que Díaz recuperó de la oposición liberal destacan
Ignacio Mariscal, Manuel Gonzáles Cosío, Joaquín Baranda y Felipe Berriozábal, Bernardo
Reyes, Manuel Romero Rubio (que a su fallecimiento en 1895, dejó encaminada a un grupo de
jóvenes prometedores, los llamados “científicos”).
Romero Rubio y los “científicos”
Manuel Romero Rubio fue un personaje fuerte como partidario de Lerdo y también
después durante el gobierno de Díaz. Casó a su hija con el presidente Díaz y busco sucederlo en
el poder. Como pocos, vio con claridad el potencial de una nueva generación de profesionistas
que se asomaba a la vida política. En atención a esta nueva demanda y para ganar fuerzas al
interior del aparato político, Romero Rubio, reunió en torno suyo a jóvenes destacados y les
abrió camino. Fueron los CIENTÍFICOS. Los personajes más importantes de este grupo fueron
José Yves Limantour, Joaquín Casasus, Pablo y Miguel Macedo, Rosendo Pineda, Justo Sierra y
Francisco Bulnes (todos compartieron una visión elitista de poder).
Este grupo pugnó por un Estado central fuerte. Un aparato político recio y autoritario, capaz
de encauzar el desarrollo económico de México. El cumplimiento de estas premisas permitiría
alcanzar en el futuro una vida política plena, democrática; mientras tanto, el país debía ser
gobernado por una elite docta. Desde luego, ellos creían formar parte de esa minoría. De
acuerdo con una ideología en boga de la época –la positivista-, pensaban que la sociedad estaba
regida por los dictados invariables de la naturaleza y que sólo el dominio de la ciencia permitiría
conocer esas leyes y encaminar el desarrollo social.
Los “científicos” se presentaron como grupo en la coyuntura de la tercera reelección de
Días. En lo individual se habían incorporado a la vida política desde 1880. Pero no fue hasta
1892 cuando se dieron a la tarea de impulsar una organización de carácter permanente. Entonces
formaron la Unión Liberal. Su propuesta fue la despersonalización del régimen y su programa
incluyó la creación de la vicepresidencia y la inamovilidad de los jueces. Su incapacidad para
concertar acuerdos con otras fuerzas y la oposición del propio Díaz los llevó al fracaso.
Bernardo Reyes: el militar “populista”
Bernardo Reyes pertenecía a la misma generación que los “científicos”, sólo que se inició
en la vida política mucho antes que ellos. Cuando Díaz se levantó con el Plan de Tuxtepec,
Reyes ya era Coronel. Entonces tomó el partido de Iglesias, pero pronto se integró a las filas
porfiristas. Además de jefe de zona militar del noroeste, Reyes fue gobernador de Nuevo León
por casi 20 años. Logró una transformación de Monterrey. A la par promovió una legislación
laboral y creó milicias municipales bajo la dirección de las clases medias.
Reyes era un mandatario autoritario y progresista, pero su política de protección al
trabajador era distintiva, la cual le daba un carácter populista. Tenía poco aprecio por la
democracia y recurría con facilidad a la represión, pero creía que las fuerzas armadas debían ser
algo más que una mano dura para poner orden. Podían convertirse en un espacio de
participación cívica y política.
Díaz llamó Reyes a su gabinete en 1900. Desde la Secretaría de Guerra éste intentó
modernizar a las fuerzas armadas y demostrar la validez de su propuesta (creó la Segunda
Reserva del Ejército). La magnitud de este movimiento asustó a los grupos políticos que
rivalizaban con Reyes y al propio Díaz. La Segunda Reserva fue disuelta y Reyes enviado de
vuelta a Nuevo León en 1902.
Un tercero incómodo: Baranda-Dehesa
Las facciones políticas más poderosas del segundo Porfiriato fueron la “científica” y la
reyista, pero no eran las únicas. Había intereses regionales que no se sentían representados por
ninguna de las dos. Era el caso de grupos medios del litoral del golfo de México, que se
identificaban mejor con Joaquín Baranda. Antiguo gobernador de Campeche, este ex lerditas
tenía fuertes vínculos en la región.
Dehesa pertenecía a la misma generación de los “científicos” y de Reyes. Se entendió mejor
con Joaquín Baranda y su grupo, quienes representaban más bien a la vieja tradición de liberales
Un intento fallido de concertación
Ninguna de las principales fuerzas políticas del régimen logró avanzar hacia nuevas formas
de organización. Fracasaron tanto la Unión Liberal como la Segunda Reserva de Reyes; por su
parte, el grup de Baranda no alcanzó siquiera a formular una propuesta organizativa. Cada grupo
tenía una cuota de poder y existía un equilibrio. Sin embargo, el equilibrio comenzó a quebrarse
con el nuevo siglo.
Desde 1898, Díaz había comenzado a buscar un arreglo entre las dos fuerzas más pujantes.
Su plan era que Limantour ocupara la presidencia apoyado por Reyes (se aceptó el acuerdo):
Pero el idilio duró poco. Por un lado, Joaquín Baranda se opuso. Por otro lado, tampoco los
reyistas aceptaban un según lugar. Díaz hecho su plan para atrás, alejó a Reyes y, poco a poco,
fue permitiendo que los “científicos” acrecentaran sus oposiciones. El equilibrio se había roto.
Oposición política y resistencia popular
La política porfirista estuvo dirigida por las elites y orientada a su propio beneficio. El
proyecto de desarrollo de Díaz y sus hombres favorecía ante todo a los inversionistas. De igual
manera, el régimen dejó a disposición de los empresarios una mano de obra barata y bien
controlada. En un principio el progreso económico abrió también oportunidades de movilidad
social. Con todo, para finales del régimen estos grupos resintieron una estructura política rígida
que limitaba sus oportunidades. Para colmo, desde 1907 y 1908 su situación se agravó por una
fuerte crisis económica.
Oposición liberal y católica
Durante sus primeros años, el gobierno porfirista practicó con éxito una política de
conciliación. Sin embargo, no todos los críticos del gobierno aceptaron los nuevos arreglos. Se
mantuvieron en su contra algunos liberales defensores de los principios constitucionales y
también los católicos intransigentes.
Los primeros reprobaban a un régimen antidemocrático y permisivo con la Iglesia. Los
inconformes se agruparon en torno al periódico “El Monitor Repúblicano”, el cual desapareció
en 1896. En cualquier caso, el credo se mantuvo latente y resurgió con el Partido Liberal
Mexicano (liderado por los Flores Magón).
Los segundos, se negaban a aceptar un Estado secular. Se hicieron oír a través de
publicaciones periódicas como “La voz de México”, “El tiempo” y “El País”.
El descontento popular
Los sectores más desprotegidos de la sociedad dieron sus propias batallas y lo hicieron
desde el primer hasta el último día del régimen. La resistencia popular se manifestó mediante
huelgas, toma de alcaldías, resistencia al pago de impuestos, demostraciones callejeras de
motines y levantamientos armados. Se dieron rebeliones en Coahuila, Guerrero, Chihuahua,
Estado de México, Tamaulipas y Veracruz.
Las comunidades indígenas de algunas zonas del país sintieron con particular crudeza las
políticas porfiristas y se opusieron a ellas con gran tenacidad. Entre los casos más significativos
destacan los mayas en Yucatán (Guerra de Castas) y la resistencia yaqui en Sonora.
La censura
La prensa mexicana tenía una fuerte tradición de lucha política. El gobierno de Díaz
procuró mantenerla cerca y controlada. Existió represión para los dirigentes de los principales
diarios (El Diario del Hogar y El País). De manera paralela a la represión, la administración de
Díaz apoyo una reorientación del periodismo: los viejos diarios de análisis político como el
Siglo XIX y El Monitor Republicano, declinaron frente a la competencia de El Imparcial.
Los instrumentos de la represión
Para las acciones represivas, el régimen contó con la policía urbana y rural, así como con un
ejército profesional. Al principio, las autoridades municipales y los jefes políticos eran los
responsables de guardar el orden en las demarcaciones. Se servían de policías, gendarmes y
celadores. Pero con el avance de la centralización política, las fuerzas de seguridad dependientes
de los estados y de la federación fueron interviniendo cada vez más en las tareas de
conservación del orden público a nivel local. En el campo y poblaciones medias las autoridades
contaban con el apoyo de los rurales –la policía montada rural-. Estos cuerpos fueron creados
desde 1869 y reorganizados por Días. Pero cuidar caminos y perseguir bandoleros pasó a ser
una tares secundaria frente a su nueva función: la de guardianes del régimen.
Con la intención de suplir algunas limitaciones de las fuerzas públicas, los grandes
propietarios obtuvieron autorización para crear sus propias partidas de vigilantes armados.
Hacia finales del régimen, el propio gobierno federal contrató agencia de detectives privados y
servicios de agencias en el exterior.
Cuando el sistema policiaco resultaba insuficiente intervenía el ejército. La administración
de Díaz logró revalorar al ejército como institución responsable de la seguridad nacional. Sin
embargo, el segundo porfiriato no continuó este esfuerzo. El temor de Díaz a un poder que
compitiera con el propio limitó la verdadera modernización del ejército. Entre las mayores
limitaciones se contaba su forma de reclutamiento: la leva. Este era un mecanismo constrictivo
incapaz de garantizar el profesionalismo requerido. En realidad el sistema interesaba más como
medio de control social. Los encargados de garantizar el “contingente de sangre” para las
fuerzas amadas eran nada menos que los jefes políticos, quienes se servían de la leva para
castigar todo desafío a su autoridad. La consignación al ejército era un procedimiento rápido
para deshacerse del rebelde.
EL POSITIVISMO
Leopoldo Zea
El 16 de septiembre de 1867 un discurso vino a ser el inicio de una nueva etapa del
pensamiento y filosofía mexicana. El autor de este discurso (“La oración cívica”) lo es el Dr.
Gabino Barreda. Una filosofía que sigue los lineamientos del padre del positivismo, Augusto
Comte.
El discurso habla de la historia y de las fuerzas que triunfaron sobre Maximiliano. Las
fuerzas que van a dar lugar a un nuevo orden, al orden positivo. Es el triunfo de las fuerzas
liberales en lucha con los conservadores. Más la lucha que tiene como escenario México no es
sino una fase, una parte de la lucha que se desarrolla en toda la historia de la humanidad entre el
espíritu negativo y el espíritu positivo. Las fuerzas conservadoras de México recurrieron a la
ayuda de uno de los máximos representantes del retroceso en la historia de la humanidad,
Napoleón III. La intervención francesa no es otra cosa que la intervención del espíritu negativoEuropa y con Europa el mundo entero, había sucumbido ante las fuerzas contrarias al
progreso, sólo México se mantenía firme y se enfrentaba al campeón del negativismo. Las
fuerzas liberales que disputaban el futuro de México, se disputaban el futuro del mundo.
Por un lado, son el clero y la milicia, los representantes de las fuerzas negativas, las fuerzas
correspondientes a lo que Comte llama el ESTADIO TELEOLÓGIO. Por el otro, los grupos
sociales que enarbolando la ideología liberal se enfrentan a los conservadores para establecer un
nuevo orden. La etapa correspondiente a estas luchas es lo que Comte llamaría ESTADO
METAFÍSICO.
El triunfo había sido logrado, ahora sería menester crear los cimientos ideológicos que
hiciesen posible ese nuevo orden. Se trataba de un orden que respetando los ideales por los que
lucharon los liberales mexicanos permitiría alcanzar el soñado progreso.
La libertad quedaba garantizada dentro del orden material que era la meta del progreso.
Pero, en el orden material, la idea de la libertad propia del individuo será ajena. Claro es que se
acabará subordinando esta libertad a los supuestos fines de la sociedad en marcha al progreso.
Pero antes de llegar a esta etapa el positivismo sostendrá abiertamente el postulado del
liberalismo mexicano respecto a la libertad de conciencia. Su realización dependerá de lo que
Barreda llama “EMANCIPACIÓN DE LA CONCIENCIA”. Es menester liberar la conciencia
de los mexicanos de una servidumbre mental al colonialismo. La emancipación mental se dará
por medio de la educación adecuada. El nuevo orden depende del cambio de conciencia.
La libertad positiva
Ese mismo año de 1867, Juárez publicó la ley que orientaba y reglamentaba la instrucción
pública en México, desde la primaria a la profesional, incluyendo lo que llamaría la educación
preparatoria. El hombre llamada para colaborar fue Gabino Barreda. La reforma seguiría los
lineamientos de la filosofía comtiana.
El liberalismo triunfaba, pero ahora tenía que realizar una tarea de orden para el progreso.
Tal era el sueño de todo liberal y a realizar este sueño se encaminaba la filosofía positiva
educando, formando, a los hombres que harían posible la sociedad por la que habían luchado
sus mayores. Pero la meta, LA LIBERTAD, cambiaría de sentido dentro de la ideología que van
a sostener sus realizadores, los positivistas. La libertad, tomada en el sentido de “dejar hacer”,
se va haciendo imposible. Esta idea resulta contraria a la del orden liberal. Se debe conciliar el
orden con la libertad. Era necesario, pues, darle un sentido positivo a la libertad.
De acuerdo con esta idea algo es libre cuando se somete con toda plenitud a las leyes que lo
determinan, es decir, cuando algo sigue su curso natural, sin obstáculos. Y este curso queda
expresado en la ley o leyes que lo determinan.
La libertad, como se ve, es sólo la expresión de la libre marcha de los mejores sentimientos
morales hacia metas en donde éstos alcanzan su máximo desarrollo. No es un dejar hacer, dejar
pasar, sino un conjunto de impulsos guiados que la sociedad, de que es parta el individuo,
necesita para su desarrollo y su progreso. En otras palabras, el individuo puede pensar lo que
quiera, pero deberá obrar de acuerdo con los intereses de la sociedad.
Teoría del orden
¿Pero hasta dónde llega o puede llegar el Estado en su intervención al servicio de la
sociedad? No más allá del orden social necesario para el desarrollo material de aquélla. Lo
importante para los ideólogos del positivismo será el orden social. Este orden, puramente
político, será inoperante en el campo económico. Barreda mismo sostiene ya la no intervención
del Estado en la organización de la propiedad privada. Tan sólo mediante la educación, pero
nada más. Lo único que podría es hacer ver, a los poseedores de la riqueza de actuar en
beneficio social (“humanizar a los ricos”).
Por lo que se refiere a los abusos que pudieran cometer los poseedores de esa riqueza, lo
más que puede hacerse es apelar a la responsabilidad moral que implica su posesión. No se
puede atacar a la riqueza. Lo importante para el positivismo es el orden político.
El Estado no tiene ninguna misión de carácter trascendental, tal y como se pretendió en los
periodos teleológico y metafísico; tampoco la misión económica sostenida por el socialismo,
como lo sería la repartición de la riqueza. Su misión se refiere únicamente a guardar el orden
social; por ello interviene en el campo educativo, para crear los hábitos que hagan posible este
orden.
La generación positiva
Los frutos de la educación positiva encaminada al orden político se harían sentir pronto. En
1878, recién llegado al poder Díaz, surge en la capital un grupo político y que lleva el lema del
positivismo comtiano (periódico “La Libertad”).
El nuevo grupo se llama a sí mismo conservador; pero conservador-liberal. Nuestra meta
dicen, es la libertad; pero nuestros métodos para alcanzarla son conservadores. Somos ante
todos conservadores del orden como instrumento para el logro de la auténtica libertad (“No
revolución, sino evolución”).
Para el logro de una auténtica libertad, lo urgente es el establecimiento de un orden que la
haga posible. Esto es lo que no habían podido entender ni entendían los liberales mexicanos.
Ellos habían querido darle al pueblo libertades para las cuales no estaban maduros. Lo primero
es educar. Pero al fin, gracias a la reforma educativa del positivismo, había surgido la
generación capaz de orientar la nación por los mejores caminos.
Pero mientras tanto, mientras esa generación creaba tales bases, lo importante era el orden.
Allí estaca, como principal obstáculo para poner fin a la anarquía, la Constitución de 1857. La
utopía debía terminar. Un nuevo periodo histórico se avecinaba. Un periodo realista,
encaminado a un orden cuya meta final fuese las ideas de esa utopía (ideas Const. 1857).
Al liberalismo utópico y anárquico había que oponer un liberalismo realista y de orden: un
conservadurismo liberal. Un orden cuya fuerza no dependiese de la voluntad de un caudillo.
Pero este orden resultaba, al menos por el momento, una utopía más. El problema parecía
insoluble: se quería abandonar todo orden que dependiese de la voluntad de cualquier caudillo;
pero se necesitaba también de alguien, con suficiente prestigio personal, que estableciese las
bases del nuevo orden. Por lo pronto era menester limitar las libertades cuyo utopismo era
evidente (“Derechos –exclamaba G. Cosmes- la sociedad los rechaza ya: lo que quieren es
pan”).
¿Cómo alcanzar ese orden? La realidad mexicana ha dado origen a las dictaduras. Para
“acabar con la dictadura de hecho…es preciso dar con una constitución practicable”; pero como
tal cosa resulta impracticable en las circunstancias actuales, “nos contentamos con pedir para
estos momentos extraordinarios, autorizaciones extraordinarias. Cosme decía que era necesario
ensayar un podo de TIRANÍA HONRADA. Esta tiranía iba ser la de Díaz.
De Comte a Spencer
Y aquí volvemos a entroncar con el grupo de jóvenes positivistas que desde el periódico
La Libertad piden un nuevo orden y aspiran a establecer una tiranía honrada. Este grupo ya no
sigue a Comte, sino a Mill y Spencer. ¿Cómo podrían entonces justificar ideas que parecen
contradictorias? La justificación la encontrarían en la teoría de la evolución de Spencer. Para
Sierra, la SOCIEDAD, era lo que Spencer llamó un SUPRAORGANISMO. En los organismos
sociales se pasa de la homogeneidad social a la diferenciación individual, del pleno orden a la
plena libertad.
En esta forma no queda negada la idea que sobre la libertad siguieron los viejos liberales;
lo que se niega, apoyándose en los “Principios de sociología de Spencer”, es que la sociedad
mexicana haya alcanzado el alto grado de progreso que era menester para obtener dicha libertad.
No piensan, como los comtianos, que esta libertad pertenezca a una etapa de transición
metafísica, sino que la consideran como una meta por alcanzar. Pero, para que tal cosa suceda,
es menester que antes la sociedad evolucione en tal sentido. Lo primero que debe hacerse es
atender al adelanto material de un país. Las libertades de la Const. de 1857 son inútiles en países
materialmente atrasados. Lo urgente es fortalecer a la sociedad, homogeneizarla. Ahora resulta
natural y justificada la petición de un Estado fuerte que se encargue de establecer el orden, que
tan necesario es para el progreso de México.
El positivismo y el porfiriato
La evolución política, la de la libertad en el campo político, será sacrificada en aras de lo
que Sierra llamaba la evolución social. Desarraigar los hábitos de desorden de la mente de los
mexicanos era tarea muy difícil. Sólo un Estado fuerte podrá realizar tal cosa. Todo el poder
político, y con él la libertad de los mexicanos, será cedida a un hombre fuerte, a Díaz.
Surgía con el porfirismo un nuevo tipo de mexicano, el cual, comparándose con la
generación liberal que le antecedió se describía como positivistas educados de manera diferente.
La nueva generación se considerará a sí misma como la destinada, por su capacidad, para guiar
y orientar al país. Sus métodos son perfectos. Son los métodos de la ciencia. Empezaba la era de
los científicos.
Orden político y libertad económica
En 1892, el partido político “Unión Liberal”, lanzó un manifiesto para apoyar la cuarta
reelección de Díaz. Se formulaba un programa que intentaba satisfacer los intereses de la cada
vez más poderosa burguesía mexicana. Por eso la oposición de la masa del pueblo en general.
El plan recogía las banderas del viejo partido liberal. La libertad no es posible si antes no
se alcanza un determinado grado de orden. Ahora bien, este orden parece ser ya una realidad
gracias a Díaz. Establecido el orden se deben aumentar ciertas libertades (no se encuentra la
libertad electoral).
¿Qué significa todo esto? Se habla de la necesidad de establecer mayores libertades, pero
luego se dice que la menos importante es la libertad electoral o política. Lo que se pide, la
libertad económica. Se pide la reducción de las intervenciones del Estado en el campo
económico, no en el político. Libertad que sólo beneficiaba a los ricos.
Orden político y libertad económica, tal es el ideal de la burguesía mexicana. El orden
político, mantenido por Díaz, debería ser puesto al servicio de la libertad económica de la
burguesía.
Los autores del manifiesta afirmaban que si Díaz se reelegía por cuarta vez no es porque
se le considere un hombre indispensable, sino porque en las tres veces anteriores, ya ha dado
pruebas de su capacidad para gobernar.
Por su parte, Díaz, con una mentalidad semejante a la que los educadores de la burguesía
habían querido extirpar, no aceptó ser un simple instrumento de la burguesía. Rechazó las
limitaciones a su poder político. No quería trabajar para la burguesía.
UN PAÍS EN TRANSICIÓN
Francois Xavier Guerra
VI. Un país en transición
En el Porfiriato, la estabilidad política de un régimen sin fisuras va a la para con una
mutación extraordinaria de la economía y de la sociedad. La élite liberal unificada ocupa, en
efecto, bajo Díaz, los supuestos de mando del Estado.
Dueño innegable del poder bajo Díaz, su acción tenia que reforzarse necesariamente. Una
vez logrado el orden, el progreso se convierte en la palabra clave del régimen. Y para hacerlo, la
élite liberal refuerza el instrumento de su poder: el Estado.
La política porfirista se asemeja a la política del “despotismo ilustrado”.
Las tasas de crecimiento económico que México cono entonces no se volverán a alcanzar
hasta los años 1940. ¿Se trata de una simple prolongación de la prosperidad de las metrópolis
económicas que no alcanza más que a sectores o regiones limitadas? ¿En México es una
economía de enclaves, con una sociedad dualista?
Los datos de los que disponemos ofrecen otra imagen del país: la de una sociedad
totalmente en movimiento. ¿No será más bien que la modernización de origen exógeno se
injerta en una modernización preindustrial.
La Modernización
1.- El crecimiento del Estado moderno
Se ha convertido en un tópico al hablar del Estado en la época de Díaz, al insistir sobre su
filosofía liberal. Se cita su negativa a interponerse en las relaciones entre patronos y obreros, a
no reglamentar los contratos de trabajo, su reticencia para intervenir directamente en el ámbito
de la asistencia o de la educación.
La intervención del Estado
El primer ámbito en donde se presentó la intervención del Estado fue aquel en que las
consecuencias de la libertad formal eran las más evidentes: el de la condición de los peones y de
los obreros. Varios Estados intentaron muy pronto, con un éxito muy relativo, reglamentar las
deudas por las cuales los peones estaban ligados a la tierra.
Hay que esperar el primer decenio del s. XX para ver aparecer progresivamente una nueva
noción del papel del Estado en este ámbito. La influencia de las primeras legislaciones europeas
del trabajo, la doctrina social de la Iglesia extendida en México por los Congresos católicos y la
difusión de un radicalismo social que evoluciona hacia el anarquismo coinciden con los
comienzos de las organizaciones obreras modernas y con las primeras grandes huelgas.
Desde diciembre de 1906 los obreros en huelga de las fábricas textiles de Río Blanco
invocan el arbitraje de Díaz. Aunque este arbitraje dado por el presidente en enero de 1907 no
satisface a los obreros y es incapaz de impedir el motín obrero, como veremos, rompe con la
práctica liberal de la abstención del Estado en las relaciones de trabajo y establece los primeros
elementos de una legislación social.
Es también un compromiso la nueva actitud que el Estado toma en el ámbito económico en
1906, cuando adquiere el control de las más importantes líneas de ferrocarriles. La justificación
para este tipo de medidas era de la buscar una sólida garantía de los intereses supremos
nacionales concernientes a la soberanía del Estado y satisfacer las exigencias del comercio y de
la industria, por medio de una gran política de los transportes.
El Estado de las élites liberales es un Estado en plena expansión. Esta expansión,
relativamente moderada durante los primeros veinte años del réimen, se acelera a principios del
s. XX. Primero aparece sobre todo como la reconstrucción de un aparato administrativo
maltratado por tres cuartas partes del siglo de disturbios y guerras. El ejército y la policía se
ocupan entonces un lugar predominante en los gastos del Estado. Después de 1902 se produce el
ascenso irreprimible de los gastos civiles. El régimen se civiliza e interviene cada vez más en la
vida económica y social.
Progresivamente el gobierno federal concentra entre sus manos todo lo que se refiere al
desarrollo de la economía. No sólo continúa la construcción de ferrocarriles, sino que añade a su
jurisdicción la legislación minera, comercial, bancaria y de aguas. En todos estos campos el
Estado justifica su intervención por la necesidad de quitar obstáculos que impiden la
prosperidad del país y por el deseo de alcanzar a los países más avanzados. Por ello las leyes
que se publica es estos diferentes ámbitos están marcadas por el sello del liberalismo.
Las primeras leyes mineras abolen las leyes que datan de la colonia. Permiten a los
mexicanos y después a los extranjeros las adquisiciones ilimitadas.
En el campo comercial fue la abolición de las alcabalas el que causó gran revuelo. La
abolición de las alcabalas perjudicó a las finanzas locales. En mayo de 1896, las alcabalas,
fueron definitivamente abolidas (reforma Const. = Los estados no pueden gravar...).
En 1896, los privilegios de los que gozaba el Banco de Londres y México fueron borrados
por una nueva ley de instituciones de crédito que autorizaba el establecimiento de bancos de
emisión en todos los Estados de la república.
Para 1908, prácticamente todo lo que se refiere a los principales campos económicos ha
pasado de los Estados al gobierno federal. El Estado de “dejar hacer” es un Estado que pesa
cada vez más sobre la sociedad, ya que actúa sobre una sociedad que todavía es diversa y
heterogénea. Para que esta sociedad sea libre, hay que transformarla, hay que uniformizarla. A
esto tienden también reformas como la de educación.
Los servidores del Estado
Este ente moral, el Estado, sin embargo, no es un ser descarnado, sino un grupo humano.
El gobierno de Díaz estaba conformado por un numeroso clan de seguidores fieles. Para toda
esta categoría de obligados y fieles, la recompensa normal a su devoción consiste en el
otorgamiento de un cargo administrativo que crea a su vez nuevas obligaciones y nuevos
derechos. La clientela de tipo administrativo es en el s. XIX y lo será todavía en el s. XX, una de
las realidades más esenciales de la vida social latinoamericana.
La política es, en el s. XX, un ámbito reservado a oligarquías sociales y a intelectuales
surgidos de medios modestos, pero antes que la política está la administración pública como
medio de vida y como medio para adquirir relaciones.
En el Porfiriato, existía también dependencia respecto a un sistema político que, por su
deseo de transformar la sociedad, acrecienta continuamente el número de empleados y sus
poderes a costa de los de los actores sociales.
Hay que agregar que, paralelamente al crecimiento de los agentes del Estado, crecen
también las profesiones que dependen para su existencia del diálogo con la administración de
los conflictos que esta acción de transformación provoca en la sociedad (ej: abogados, notarios,
etc.).
El peso de todos estos hombres sobre el resto de la sociedad es tanto más grande como que
a menudo son mal o irregularmente pagados, y que tiene que recurrir, para vivir, a la corrupción
y a los abusos de poder.
El Estado moderno saca su fuerza, no como lo quisiera la imagen que él mismo hace de su
poder, de una sociedad de ciudadanos responsables cuyos servidores serían los funcionarios,
sino de relaciones clientelistas que hacen depender de él a una parte importante de las élites
cultivadas. Estas élites dependientes que obtienen de él su subsistencia poder son, mucho más
que una burguesía imaginaria, el verdadero fundamento social del régimen. En este sentido, la
transferencia continua de funciones y competencias de la sociedad hacia el Estado, es de hecho
el proceso de la caída en dependencia de un creciente número de hombres.
El Porfiriato, primer régimen liberal estable de México, es el periodo clave para la
instalación del nuevo Estado. Ciertamente no es él el que creó la nueva burocracia, pero le da,
con la obra legislativa ya citada, campos cada vez más amplios de acción y, con la prosperidad,
los medios financieros para su cumplimiento.
El régimen de Díaz, que llegas ras un largo periodo de disturbios y de finanzas públicas en
bancarrota, fue primero eso: la existencia asegurada; el Porfiriato fue “la fórmula gástrica de la
paz”.
La presión fiscal
Otra consecuencia del crecimiento del Estado moderno fue el aumento de la presión fiscal.
Los gastos federales eran más de tres veces superiores a fines del régimen y casi se duplicaron
en los últimos diez años de este último. Sin entrar en los detalles de un sistema fiscal
extremadamente complejo, se puede decir que los impuestos interiores gravan, dejando a un
lado el impuesto del timbre, esencialmente y en este orden, las transacciones, la producción
minera y la propiedad raíz. El Estado federal tenía la facultad de repartir los ingresos entre los
diferentes destinatarios.
Cabe destacar que si consideramos primero el crecimiento de las presupuestos de los
Estados sin incluir los municipios, constatamos una oposición muy clara entre los Estados del
centro y algunos del norte, cuyo crecimiento es relativamente moderado (en su presupuesto) y
los Estados de la periferia, del extremo norte y del extremo sur en donde el crecimiento es
gigantesco.
Se encuentra entre los Estados de los que proviene la mayoría de los ingresos fiscales, los
Estados mineros del norte, Sonora y Chihuahua, y aquellos que poseen una agricultura moderna
como el norte de Coahuila, Durango, Veracruz; después los Estados de la Península de Yucatán:
Tabasco (frutas y maderas), Campeche y Yucatán (henequén) y Chiapas (cultivos de café). La
presencia de otros dos Estados aislados en los Estados de mayor ingreso fiscal, Aguascalientes y
Puebla, se explica por la agricultura y la industria metalúrgica para el primero, y por la industria
textil para el segundo.
Desigualdad fiscal y descontento social
Es cierto que en numerosos Estados las leyes fiscales estaban hechas por y para los
privilegiados. El sistema fiscal de este Estado se basa, a partir de 1888, en un conjunto complejo
de impuestos.
Las modificaciones posteriores de este sistema y las que fueron aportadas por Creel (clan
Terrazas) no hicieron sino aumentar las desigualdades en las tasas aplicadas a los contribuyentes
grandes y pequeños.
En cuanto a la percepción, los dos procedimientos más extendidos son, como hemos
dicho, el arriendo y el encabezamiento. La ausencia de un personal especializado en la
percepción e independiente de los poderes locales era soportable únicamente bajo dos
condiciones: que la sociedad y la presión fiscal permanecieron relativamente estables y que las
cédulas sociales de base tuvieran autoridades que les fueran propias o al menos no demasiado
extrañas.
Las dos condiciones están lejos de cumplirse a fines del Porfiriato. La primera porque la
sociedad mexicana está en plena mutación y el peso del Estado aumenta sin cesar. Los abusos
de poder o la corrupción no harán más que aumentar después de 1900, y con ellos la simbiosis
de los funcionarios con los intereses privados.
El problema es relativamente semejante en los municipios. La atribución de estos cargos a
los clientes del gobernador o a los jefes políticos, no tenía aquí como fin inmediato la ganancia
financiera, sino el control político. Es evidente, sin embargo, que al pagarse la lealtad con
favores, los favores fiscales no eran los últimos en buscarse.
Agreguemos a ello, además de la corrupción, la desigualdad ante el impuesto era
completamente legal, puesto que el gobierno federal y los gobiernos federales estaban
autorizados para conceder exenciones de impuestos en el marco de su política de fomento a la
industria y de las inversiones.
Desde 1882, una reforma Constitucional al artículo 72, permitía los monopolios y los
privilegios. Todos los Estados recurrieron frecuentemente a estas concesiones de privilegios,
exenciones y franquicias para favorecer las inversiones. Los que se beneficiaron más con ello
fueron los inversionistas extranjeros y los mexicanos más ricos. Estas concesiones, vienen, pues
a falsear la igualdad ante el impuesto.
El mayor peso fiscal que han debido soportar los hombres y las empresas que no gozan de
estos privilegios se debió además ver aumentando considerablemente a partir de la abolición de
las alcabalas en 1896. Esta abolición fue al mismo tiempo un duro golpe a las finanzas
municipales.
Se comprende así mejor el descontento de las clases medias de las regiones que
soportaban más impuestos, o de aquellas cuya percepción era la más desigual en los años que
preceden a la Revolución. Las reivindicaciones de justicia fiscal, la lucha contra los privilegios
y los monopolios se alienan en los programas pre-revolucionaros y revolucionarios junto con las
demandas de libertad municipal.
La expansión económica
La expansión económica no ha comenzado en México con la llegada de Díaz al poder,
pero es cierto que por su duración, y por el ritmo y la profundidad de sus cambios económicos,
el Porfiriato es un periodo clave en la modernización de México. La política económica
porfirista es en sus fundamentos, una política liberal. Intervensionista, ya que liberal, en relación
con la sociedad tradicional, y no intervensionista, en la relación con los actores económicos
nuevos.
Los fundamentos
Para los nacionales, el principal beneficio que aporta el régimen es el restablecimiento de
la paz y la progresiva eliminación de los bandidos o de los grupos armados.
La victoria de Juárez sobre el Imperio dejo al país muy endeudado. Díaz liquidó la mayor
parte de la duda (Acuerdo en Berlín). En el Porfiriato los préstamos fueron moderados y los
esfuerzos por aumentar los ingresos y disminuir los gastos produjeron frutos: a partir de 1894,
las cuentas del Estado presentaban por primera vez un excedente que se mantuvo hasta finales
del Porfiriato.
Gracias a un crédito internacional creciente y el saneamiento progresivo de las finanzas
públicas, el gobierno pudo dedicarse a la construcción de infraestructura: ferrocarriles,
telégrafos, teléfonos, puertos, etc. Es toda la economía mexicana la que se beneficia cada vez
más con el mejoramiento del clima económico general.
Es un México de campos y de pequeñas ciudades el que renace con la paz y la creciente
seguridad de los caminos, un México de transportes a lome de mula y de minas que vuelven a
empezar a producir, arrastrando en su renacimiento a la agricultura y a la ganadería.
La aceleración del crecimiento
Esta primera expansión económica hace posible la segunda, la que se produce a mediados
de los años 1890. La hace posible, primero, por el aumento de la población (de 9.3 a 15.1). El
crecimiento demográfico amplía el mercado interior y facilita la movilidad de la mano de obra.
La primera prosperidad porfirista permite también la política de resurgimiento financiero,
proporcionando al gobierno recursos fiscales crecientes para solucionar el problema de la deuda
externa y su crédito internacional.
Otros factores explican también el segundo arranque de la economía porfirista. El primero,
político, es la llegada al poder en 1893 de un nuevo equipo económico, autodenominados los
científicos.
El segundo es el cambio de la coyuntura internacional a partir de los años 1894-1895. Las
países desarrollados van a buscar no sólo cantidades crecientes de materias primas y mercados
para sus productos, sino también nuevos espacios y actividades para sus capitales.
Por otra parte, hasta la reforma monetaria de 1905, México se va a beneficiar en su
comercio exterior con un factor favorable que está paradójicamente ligado con la constante
depreciación de la plata sobre la que, sin embargo, se fundamente el sistema monetario
bimetalista del país. Las exportaciones cuyos precios son en plata, la cual no deja de
depreciarse, se ve así favorecida por las importaciones pagadas en oro.
En fin, atraídos por una legislación muy favorable, por la confianza renovada en un país
que paga sus deudas y por la perspectiva de altos beneficios, llegan masivamente capitales
extranjeros. Estas inversiones se dirigen principalmente a los ferrocarriles, las minas, los
servicios públicos y la banca. Cabe destacar que no es sólo la inversión extranjera la que
produce este segundo repunte de la economía, sino también algunas inversiones llevadas a cabo
por mexicanos. Se dan ejemplos de combinación de capitales mexicanos y extranjeros en la
minería, la industria, la siderurgia y la banca. Los capitales mexicanos dominan en la industria
agroalimentaria y en las exportaciones agrícolas (azúcar de Morelos o en algodón de La
Laguna). Los ejemplos contrarios, el café de los alemanes, la ganadería, las maderas, el algodón
o el “guayule” de los norteamericanos.
Los resultados
El PIB crece durante el periodo a una tasa media de 2.6% anual. El crecimiento más
espectacular es el del sector minero (7.3%), pero no es el único en beneficiarse con la nueva
prosperidad, ya que la agricultura, la ganadería y la silvicultara conocen un crecimiento de 6%
(1900) y 5.6% (1910).
¿El crecimiento porfirista no sería entonces, más que la recuperación de un retraso de
sesenta años? Sin duda lo es para su primer periodo, pero sin alcanzar todavía los niveles de la
Nueva España. Progresivamente, México se convierte en un espacio económico único. El
comercio alcanza 7% anual. La circulación monetaria refleja también la extensión creciente de
las formas de intercambio más evolucionadas.
El comercio exterior revela el dinamismo de la economía. Las exportaciones son
multiplicadas por siete y las importaciones se han casi triplicado. A pesar del gran crecimiento
de la producción de metales preciosos, su parte en las exportaciones no cesa de retroceder a
favor de los metales para uso industrial y en el conjunto de metales retrocede también en
relación con otras mercancías (café, azúcar, ganado, garbanzo, ixtle).
Cabe mencionar que la crisis de 1907 refleja un país con fuertes desequilibrios debidos a
un crecimiento muy rápido; una sociedad en plena transformación, con evoluciones
contradictorias, con todas las tensiones que ello comporta y que habrían quizá pasado
inadvertidas si la revolución no las hubiere sacado a la luz.
Una sociedad en movimiento
1.- Las migraciones y el crecimiento urbano
“EL MÉXICO DE DÍAZ ES LO OPUESTO A UNA SOCIEDAD ESTÁTICA”.
El ascenso del México periférico
El México denso desborda de todas partes hacia las regiones poco pobladas de la
periferia. La población de los Estados del México central es atraída por otras regiones como el
Distrito Federal, por todos los Estados de la frontera norte (objetivo privilegiado Coahuila) y
Veracruz.
El México que proporciona esta población es el México central: más indígena en Puebla
o Hidalgo, más mestiza en Guanajuato, Michoacán o Jalisco. Sin embargo, Zacatecas y S.L.P.
son los que proporcionan el más fuerte contingente de inmigrantes.
Hay que estudiar el movimiento de población por composición de sexos: Todo el norte es
una zona de predominio masculino (Chihuahua, Nuevo León). Sin embargo, aun en el norte hay
distritos en decadencia como casi toda Sinaloa.
En las regiones del Golfo de México son raras las excepciones al predominio masculino
(como Tuxpan). En la región de Orizaba, por el contrario, el criterio de la masculinidad no vale.
Para las demás regiones del Golfo, la regla general es la afluencia de mano de obra masculina.
En Tabasco sólo una región atrae a los hombres: la de Chontalpa. En el resto de la costa del
Pacífico, en Oaxaca, Guerrero, Michoacán, la situación es variable. Finalmente en el México
Central existen regiones de femineidad dominante como Guanajuato, ciertas regiones del bajio,
la región cercana a la ciudad de México (entre el Estado de México y Tlaxcala donde se fabrica
pulque) y en el centro y sur de Morelos (haciendas azucareras).
Evoluciones contrastadas
Las evoluciones más rápida son la de los distritos afectados por la modernización, y sea
minera o agrícola. Los distritos con crecimientos espectaculares son Guerrero en Chihuahua,
Cuencamé en Durango, Arizpe y Moctezuma en Sonora. Los distritos agrícolas modernos
conocen también avances importantes. Es el caso de La Laguna.
No hay que decir que las consecuencias sociales y políticas de estos cambios en el reparto
de población no son todas semejantes. Hay mucha diferencia entre el aumento de población de
Yucatán y Chiapas y el resto de México. En el primeo de los casos, hay una gran población de
inmigrantes llevados ahí contra su voluntad. Muy diferente es la población del Norte y la que
invade las otras zonas pioneras como la Huasteca. Nos encontramos aquí ante una población
cuyas migraciones son voluntarias, atraídas por salarios más altos o por una mayor libertad.
Muchas biografías de revolucionarios reflejan los movimiento de una población. Cabe
desatacar que no sólo hay migraciones dentro de México, sino también más allá de la frontera.
La urbanización
Otra consecuencia de la modernización es el crecimiento de las ciudades. Las ciudades
que sobrepasan los 20000 habitantes pasan de 22 a 29 entre 1895 y 1910. Sin embargo, sólo dos
ciudades, Guadalajara y México, sobrepasan los 100000 habitantes.
El México de fines del Porfiriato es un país formado por una multitud de pequeñas
unidades humanas, de pueblecillos y aldeas, de haciendas y ranchos aislados.
Considerables diferencias de densidad separan al Norte de las regiones costeras del
México central denso. Las ciudades que conocen los crecimientos más rápidos son las de las
regiones periféricas: Torreón (resultado del ferrocarril y del algodón), Chihuahua (auge de las
minas), Veracruz (crecimiento del puerto y del ferrocarril), Monterrey (intercambio con EU),
Mérida (edad de oro de la producción y exportación del henequén). Por otra parte, sólo en estas
regiones se da el fenómeno de ciudades con un crecimiento explosivo: Torreón, Cananea,
Saltillo u Orizaba.
Las ciudades del centro muestran las modificaciones del equilibrio que sufre la región
más poblada y antigua del país. México y Guadalajara, crecen36% durante los primeros 15 años
del Porfiriato. A sus funciones administrativas, se viene a añadir un comercio activo y la
implantación progresiva de industrias de transformación. Otras ciudades con fenómenos
semejantes son: Aguascalientes, Toluca y Morelia. Por el contrario, ciudades en decadencia son
Zacatecas, S.L.P., León, Querétaro, Pachuca y Guanajuato.
La diversificación social
El fuerte crecimiento económico de fines del s. XIX acelera los cambios sociales. México
no es, en 1900, una sociedad que pasa directamente de una economía y de una sociedad
eminentemente campesina y tradicional a una sociedad de economía dualista, sino un país en el
que una modernización progresiva ha diversificado y especializado a la sociedad antigua. El
México de la modernización porfirista es en gran parte un país en modernización preindustrial,
inducida por el comercio y por los polos exteriores, pero resultante también de la lógica interna
de la antigua sociedad.
Las ambigüedades de las estadística
Para quien quiere sacar conclusiones sobre la economía y la sociedad mexicana de la
época, estas cifras plantean dos tipos de problemas. El primero es un problema de hitos
cronológicos (la crisis de 1907 puede reflejar retroceso de la economía, pero no es así). El
segundo componente es el que resulta de la superposición de una crisis de subsistencia de tipo
antiguo, es decir, la mayoría de la sociedad mexicana sigue siendo todavía una sociedad
tradicional preindustrial. Cabe destacar que los censos de los que se quieren sacar conclusiones
acerca de la sociedad mexicana no dan mas que una clasificación general de la ocupación
principal, sin distinguir al artesano de la industria.
Los grupos urbanos
Se quiso clasificar a la élite social en: grandes hacendados, industriales, banqueros, etc.
Esta distinción social por el tipo de fortuna no es más que una simplificación extremadamente
vaga., ya que la élite social normalmente tenía intereses en varios ámbitos de actividad.
Debajo de esta élite, existía todo un conjunto de clases medias, que van desde
profesionales liberales, funcionarios de alto rango, empleados y técnicos de las nuevas
actividades industriales y de servicio, etc.
Finalmente, en los niveles más bajos, se daba todo un conjunto de grupos que van desde
los pequeños oficios hasta los obreros de las industrias.
El mundo rural: las haciendas...
Las mismas dificultades de análisis aparecen cuando se trata de abordar la situación del
campo. En primer lugar, una población rural se determina con una cuantía de habitantes menor a
10000.
En México se podían dar una combinación de paisajes muy diversos. A grandes rasgos, se
podría decir, entonces, que existen dos Méxicos, un México del Norte y uno del Centro y del
Sur.
El mundo rural es antes que nada el de la hacienda, no porque reúna a la mayoría de los
campesinos, sino porque sus condiciones de trabajo marca toda la vida rural. Este microcosmo
social jerarquizado no es reducible a la dualidad de “amos y servidores”. Existen varias figuras
en las haciendas. Cuando se habla de “administradores” se trata del mayordomo principal. A
esta figura viene a añadirse un cierto número de artesanos y comerciantes (como el zapatero, el
ferretero, el sastre, el que atiende la tienda de raya, el comisario (encargado de la adm. Pública
de la hacienda) etc. Agreguemos a estos grupo intermedios los CAPATACES, encargados de
dirigir el trabajo de los peones y jornaleros. La palabra PEÓN, designa realidades muy
diferentes. Están los PEONES ACASILLADES, aquellos que tienen un contrato permanente
con la hacienda y que habitan en ella. Otra categoría de los peones es la de los JORNALEROS
O ALQUILADOS, que trabajan en la hacienda unos meses al año. Una situación intermedia
entre estas formas de jornaleros está constituida por los indios de las comunidades indígenas,
que iban a trabajar bajo la dirección de enganchadores en las plantaciones de café de la costa. La
condición de todos estos jornaleros parece en general muy poco envidiable e inferior a los
peones acasillados. Una tercera categoría es la de aquellos que a cambio de tierras de la
hacienda más considerables que las parcelas de los acasillados, deben un cierto número de días
de trabajo, semaraios o anuales al propietario. Nos encontramos aquí con una categoría social en
la que reina la diversidad, en la que se pasa, sin duda, por toda suerte de transiciones, de los
peones acasillados a verdaderos arrendatarios (deben al dueño faenas periódicas). La diferencia
esencial, más allá de las tierras recibidas radica en el lugar de habitación. Finalmente, la última
categoría de la figura de la hacienda es la de los APARCEROS Y LOS ARRENDATARIOS,
relativamente independientes pues no deben trabajo a la hacienda. El contenido mismo de los
contratos de aparcería es variable. A menudo, si el aparcero proporciona los aperos y una parte
de los animales de labranza, conserva la mitad de las cosechas, si sólo aporta su trabajo, el tercio
del producto.
.... y los pueblos
Otra unida básica del mundo rural: las comunidades campesinas a las que a menudo se
llama indígenas. Es un mundo en el que la pertenencia a la comunidad es el criterio principal de
diferenciación.
Último tipo de población rural es la de las regiones en donde la propiedad no existe o
está en decadencia, y en las que la población, en general blanca o mestiza, es mucho más
independiente. En estas zonas dominan los agricultores pequeños y medianos, pero las otras
actividades están también bastante más diversificadas. Rancheros, comerciantes, arrieros, todos
un mundo rural que vive en ranchos asilados.
Es éste un mundo en expansión (la población rural) de donde saldrán la mayoría de los
revolucionarios. También existen regiones que jamás serán revolucionarias o lo serán muy poco,
como los Altos de Jalisco y varias regiones del Michoacán del noroeste.
La evolución de las condiciones de vida
En este campo, es sobre todo la población rural, la más numerosa cuantitativamente, la
que parece que debe retener nuestra atención. En lo que respecta a las cifras, se puede adelantar
que hay a todo lo largo de los últimos quince años del régimen, un crecimiento continuo y, a
veces de espectacular, del número de agricultores.
Hay que resaltar que resultado de la modernización porfirista, es el crecimiento
considerable del número de asalariados, ya sean empleados, obreros de talleres y de fábricas, o
trabajadores rurales en todas las categorías.
MÉXICO Y ESTADOS UNIDOS
EN VÍSPERAS DE LA REVOLUCIÓN
Friedrich Katz
En México muy pocos miembros del gobierno de Díaz, y él mismo menos aún, tenía
algún presentimiento sobre la revolución mexicana de 1910 unos meses antes de su estallido.
Incluso la pequeña minoría de disidentes que abrigaban esperanzas de derrocar a Díaz tenían
muy escasa noción de que estaban gestando una revolución social.
¿Qué antecedentes fueron los que favorecieron acontecimientos tan inusitados e
imprevistos en México? Hablando en términos muy general: el impacto de ciertos procesos
ocurridos hacia fines del s. XIX.
En las décadas finales del s. XX y en los primeros años del s. XX, los países
latinoamericanos fueron absorbidos en grado cada vez mayor por el frenético desarrollo del
capitalismo mundial. Pero esto en ningún sentido transformó a dichos países en sociedades
industriales análogas a las de los EU o Europa occidental. Por el contrario, ello sirvió para
consolidad la dependencia respecto al extranjero.
Una de las principales transformaciones que produjo la integración al mercado mundial
fue el fortalecimiento del poder centralizado del Estado. El poder del Estado fue enormemente
fortalecido por la reciente revolución en el campo de las comunicaciones y por el suministro de
equipo moderno a las fuerzas armadas.
En muchos países de Latinoamérica había países descontentos con su gobierno, pero la
dictadura de Díaz fue la única que cayó víctima de una revolución. Sería un error, en el caso de
México, buscar la explicación de este hecho excepcional en las condiciones de un subdesarrollo
extremo. Por el contrario, si se le compara con el resto de América Latina, se verá que su
dependencia respecto de la exportación de materias primas era mucho menor que la de otros
países.
¿Cuál es, entonces, la circunstancia excepcional que, aparte de los síntomas de
subdesarrollo y dependencia que prevalecían también en la mayor parte de América Latina,
explica la singular experiencia histórica de México? La primera explicación que se nos ocurre es
que la revolución mexicana fue parte de una tendencia más general que se estaba dando en las
naciones latinoamericanas. Esta tendencia o movimiento consistía en el rápido desarrollo de una
clase media que comenzaba a buscar mayor poder político y económico.
Si bien esta hipótesis tiene cierta validez, no basta de ninguna manera para explicar la
singularidad de la revolución mexicana. La victoria de fuerzas políticas inspiradas por la clase
media condujo a un periodo relativamente largo de estabilidad política y gobierno parlamentario
tanto en la Argentina como en Brasil. En México, en cambio, dio lugar a una de las más
profundas revoluciones sociales en la historia de América Latina. Los motivos de tal
transformación deben encontrarse, creo yo, en la convergencia, en vísperas de la revolución, de
tres procesos, cada uno de los cuales se inició hacia principios del régimen de Díaz y casi se
había complementado hacia el final:
a) la expropiación de las tierras comunales de las comunidades campesinas en el centro y sur de
México;
b) la transformación de la frontera con indios nómadas en una frontera con EU y su consiguiente
integración política y económica al resto del país como a la esfera de influencia de los EU, y
c) el surgimiento de México como escenario principal de la rivalidad europeonorteamericana en
América Latina.
Expropiación de las tierras comunales de las comunidades campesinas
A pesar de la caída del régimen colonial y la sucesiva expropiación de las tierras
comunales a los indios por parte de los nuevos gobiernos (en Latinoamérica), las comunidades
campesinas en México pudieron conservar algunas características de su organización tradicional
y un grado de autonomía interna jamás conocido por los peones de las grandes haciendas. Con
el fortalecimiento del aparato estatal durante el régimen de Díaz y la construcción de
ferrocarriles que aumentaron enormemente el valor de la tierra, las comunidades campesinas, así
como sus instituciones y propiedades, no tardaron en ser objeto de una serie de agresiones.
El régimen de Díaz se embarcó en una política agraria radicalmente nueva. Se lanzó en
una campaña de expropiación en gran escala de las tierras comunales y de sometimiento político
de los pueblos. Las regiones más aceptadas por esta nueva política fueron las del centro y el sur
del país. Al principio esta campaña tuvo gran éxito ya que sólo dejó a los pueblos la posesión de
un mínimo de tierras y de autonomía política. Finalmente, sin embargo, esta campaña generó un
amplio descontento. Al principio sólo había provocado rebeliones esporádicas, pero cuando las
expropiaciones comenzaron a afectar los estado de Morelos y Guerrero, se sentaron las bases de
la mayor rebelión campesina de la historia de México.
Mediante su política agraria, pues, el régimen de Díaz se había ganado la enemistad de
sectores importantes de la población, pero es poco probable que esta política por sí sola hubiera
podido destruir el gobierno de Díaz.
La transformación de la frontera con los indios nómadas en una frontera con EU
Antes de que Díaz llegara al poder los estados de Sonora, Chihuahua y Coahuila
gozaban de una existencia prácticamente autónoma. Sin embargo, en el último cuarto del s.
XIX, con la llegada de Díaz al poder y el flujo sin precedentes de inversiones extranjeras,
principalmente de EU, hacía México, la zona fronteriza del norte se transformó radicalmente al
imponer Díaz y los EU respectivamente sus controles políticos y económicos sobre la región.
La transformación política se inició al comenzar Díaz a demoler sistemáticamente los
feudos prácticamente independientes de caudillos regionales tales como Ignacio Pesqueira en
Sonora y Luis Terrazas en Chihuhua.
Las repercusiones de esta doble transformación de la zona fronteriza golpearon en
primera instancia a las mismas gentes que más habían contribuido a hacer de la frontera una
región habitable u eran su producto singular: los colonizadores militares. A mediados del s.
XVIII la corona española había fundado colonias militares para ahuyentar a las bandas de los
apaches. Los habitantes de las colonias eran privilegiados en muchos sentidos en comparación
con los habitantes de las comunidades campesinas. Hacia 1885, sin embargo, los apaches habían
sido derrotados y la zona fronteriza se volvió más tranquila. Después de que los primeros
ferrocarriles enlazaron al norte de México con las regiones centrales del país y con los EU en
1885, el creciente valor de la tierra de los campesinos provocó una ola de expropiaciones. Las
comunidades del norte no sólo perdieron sus tierras sino también sus preciados derechos
políticos (su autonomía municipal). La pérdida de la autonomía municipal despertó casi tanta
pasión como la pérdida de las tierras. Si bien el descontento campesino no alcanzó proporciones
revolucionarias sino hasta 1910, las expropiación de las tierras y la supresión de sus derechos
políticos precipitó levantamientos esporádicos.
Las repercusiones de la transformación de la zona fronteriza afectaron también a otro
grupo de campesinos, constituido por las tribus indígenas que habían logrado conservar sus
tierras y cierto grado de autonomía durante el periodo colonial y el primer medio siglo de
independencia. Un ejemplo claro son los Yaquis de Sonora.
Estos dos grupos campesinos tradicionales –los colonos fronterizos y los indios- se
encontraron, pues, indefensos ante las agresiones descaradas por parte del gobierno a finales del
siglo. Los únicos aliados que pudieron encontrar antes de 1900 fueron los antiguos caudillos
terratenientes.
Los campesinos, sin embargo, no recibieron antes de 1900 el apoyo de ninguna clase no
rural en esos estados. Esto se debió a que la transformación fronteriza tuvo más beneficios para
las clases medias y para la clase obrera industrial. No fue sino hasta 1900-1910 cuando la
disposición favorable de estos grupos hacia el régimen se alteró, ya que en esos diez años las
inversiones extranjeras comenzaron a revelar su lado negativo (tasa de inflación altísima que
produjo que los salarios de la clase media y obrera se redujeran considerablemente y la mayor
vulnerabilidad al ciclo económico de EU que se manifestó en la crisis de 1907).
Para las clases medias la reducción de los ingresos y el sucesivo aumento de impuestos
constituían sólo dos elementos de una situación social y económica en rápido proceso de
deterioro. En 1900-1910 se redujeron dramáticamente sus oportunidades de ascenso en la escala
social, ya que las posiciones políticas y empleos gubernamentales cayeron bajo el control
exclusivo de las oligarquías estatales.
El descontento de la clase obrera industrial y de las clases medias se manifestaba en la
intensificación de los sentimientos nacionalistas y en un creciente resentimiento contra los
inversionistas extranjeros.
En este periodo surgieron también expresiones de descontento en un grupo rural que
hasta entonces había sido pasivo. Éste era el que formaban los peones de la hacienda tradicional.
Pero cabe destacar que la revolución no fue impulsada principalmente por los peones ni por los
peones donde las privaciones espirituales y materiales eran mayores (haciendas del sur).
Como dato adicional, en términos generales, la situación de los trabajadores residentes
en las haciendas del norte era mejor que la de sus análogos en el resto del país, y sin embargo
sus relaciones con los hacendados eran con frecuencia mucho más conflictivas. Este
antagonismo puede explicarse por el quebrantamiento de la relación patriarcal entre el peón
tradicional y el hacendado. Este quebrantamiento de las relaciones patriarcales en el norte no se
debió a ninguna falta de esfuerza de parte de los hacendados en mantenerlas. En primer lugar,
mantener la relación patriarcal tradicional era cada vez más difícil debido al enorme crecimiento
de las propiedades. En segundo lugar, esta relación había perdido gran parte de su sentido con la
derrota de los apaches en 1884 (al cesar los ataques el patrón dejo de ser necesario para el
peón). En tercer lugar, la relación patriarcal fue debilitada por la creciente percepción de los
peones que en los ranchos de los estados vecinos de EU se pagaban mejores salarios y se
ofrecían mejores condiciones de vida.
Otro factor de descontento parece haberse limitado tan sólo al caso de los peones que
trabajaban en las enormes haciendas de los Terrazas, en el estado de Chihuahua. Allí, a
diferencia de lo ocurrido en la mayoría de las haciendas del norte, no habían desaparecido las
restricciones a la libertad de movimiento de los peones, tales como la servidumbre por
endeudamiento.
A finales del siglo, surgió la figura del “peón moderno”, los cuales se asentaron en la
zona de La Laguna en Coahuila y Durango. En esta región las condiciones de vida eran muy
diferentes a la de cualquier hacienda en el norte del país, las tiendas de rayas eran distintas, los
salarios más justos y se les pagaban a los trabajadores en monedas y no en vales. Pero a pesar de
estas ventajas, La Laguna se convirtió en la abastecedora inagotable de tropas revolucionares
durante la década de 1910-1920- El motivo fundamental de ello no fue la oposición a los
terratenientes locales, sino que los peones se rebelaban junto con sus hacendados.
Para 1910 había sólo un grupo mexicano que en resumidas cuentas se había beneficiado
con la transformación de la zona fronteriza: la clase de los nuevos caudillos en Chihuahua y
Sonora (entre ellos los Terrazas).
Después de 1900, los nuevos caudillos beneficiados fueron muy importantes para el
régimen de Días. Su preeminencia económica fue aparejada con la preeminencia política. Díaz
dio a los nuevos caudillos un control casi ilimitado de sus estados. Los caudillos de Coahuila
fueron una excepción. A diferencia de lo sucedido en Sonora y Chihuahua, en Coahuila no hubo
ninguna alianza duradera entre la nueva oligarquía y el gobierno de Díaz.
Tanto la oposición de Díaz a este grupo de la élite nororiental como el creciente
resentimiento de éste contra Díaz pueden haber sido agravados por el creciente conflicto de
dicho grupo con los intereses extranjeros. A diferencia de las familias Torres y Terrazas, la de
los Madero, que era la más rica y poderosa de la región nororiental de México, jamás había
cooperado armoniosamente con las compañías norteamericanas. Sin embargo, estos factores no
bastarían a explicar por qué algunos de los hacendados norteños se decidieron finalmente a
rebelarse. La región nororiental de México no era la única del país en donde habían surgido
conflictos entre los terratenientes y el gobierno federal, también existían conflictos en el sur.
Claro ejemplo Yucatán.
Características de la zona fronteriza del norte de México
¿Por qué se convirtió el norte en el baluarte de la revolución mexicana, del cuál
surgieron tanto sus dirigentes como sus ejércitos victoriosos? ¿Por qué, entre todas las regiones
fronterizas de reciente desarrollo en el continente americano fue la del norte de México
prácticamente la única en donde tuvo lugar un victorioso movimiento revolucionario en gran
escala?
La respuesta a la primera pregunta esta, obviamente, ligada a la transformación
económica tremendamente acelerada. Pero el norte de México, no fue la única región que sufrió
semejante cambio y desajuste, también Morelos, Veracruz y Yucatán. En todas estas regiones
surgieron, efectivamente, movimientos sociales que buscaban un cambio radical, aunque no al
mismo tiempo.
Lo que distinguió a la revolución en el norte de México a aquellos otros movimientos
fue la diversidad de las clases y estratos sociales que se unieron a la revolución. La
característica singular de la región del norte consistió en que importantes porciones de todas las
clases sociales participaron en la revolución.
Participó una clase media insatisfecha que había perdido autonomía municipal y
regional. En un principio estas pérdidas se vieron compensadas por dos ventajas: una de ellas el
crecimiento económico acelerado y la construcción de ferrocarriles que beneficiaron a muchos
de ellos. La otra fue la introducción de lo que podríamos llamar un sistema bipartidista en
algunos estados del norte.
Esa misma crisis afectó a la clase obrera. La población agrícola del norte de México
también presentaba una serie de características que las distinguían del resto de México. La
primera era su heterogeneidad. Existían cinco grupos muy claramente delimitados en las zonas
rurales del norte y dentro de ellos numerosos subgrupos. Esta población rural se componía de
las tribus indígenas, los peones tradicionales, los vaqueros y un proletariado moderno
semiagrícola y semindustrial.
El último elemento necesario para transformar el descontento de casi todos los sectores
y clases de la sociedad fronteriza en actividad revolucionaria, fue la proximidad con los EU. La
transformación de la zona en una auténtica frontera hizo más que transformar a los colonos
fronterizos en revolucionarios. También les dio los medios para llevar a cabo la revolución.
La integración extremadamente rápida del norte de México a la estructura política del
régimen de Díaz y a la economía norteamericana excluyó súbitamente a las clases medias y
bajas del acceso a sus vastos recursos territoriales. Su resentimiento se intensificó por el hecho
de que muchas veces no eran cultivadas sino utilizadas principalmente con fines de
especulación. Estos procesos debilitaron al mismo tiempo al escaso campesinado desarrollado
en el norte de México. La desaparición del campesinado libre condujo a la desaparición
concomitante de una serie de instituciones democráticas que eran un producto de un siglo de
evolución en la región fronteriza del norte mexicano. Estos cambios políticos afectaban a su vez
a todos los pobladores, fueran o no campesinos.
La rivalidad entre Europa y los EU
El régimen de Díaz no fue derrocado únicamente por las múltiples fuerzas cuya
hostilidad suscitó dentro de México, sino también debido a las muy poderosas fuerzas cuya
oposición despertó fuera del país: las de importantes grupos económicos en los EU.
Díaz comenzó a volverse hacia las potencias europeas, invitándolas a invertir en el país.
Si Díaz esperaba fortalecer su propia autoridad al desafiar la influencia norteamericana, cometió
un error. Los intereses norteamericanos, al sentirse agredidos, le retiraron su apoyo y
comenzaron a buscar un aliado más amable entre sus enemigos.
Cabe destacar que la posición de Díaz frente a los EU no siempre había sido renuente a
la colaboración. Su actitud cambió cuando se fue dando cuenta cada vez más claramente de la
actitud propietaria que los hombree de negocios norteamericanos habían llegado a adoptar hacía
su país.
La actitud de Díaz, que ya empezaba a modificarse, fue afectada más profundamente
por la victoria norteamericana en la guerra contra España en 1898, y por las múltiples
intervenciones norteamericanas en Panamá, Haití y Cuba. Pero lo que más contribuyó a
transformar su actitud fue el cambio operado en la naturaleza de las compañías norteamericanas
que empezaron a entrar entonces en México. Éstas ya no eran empresas medianas, sino
empresas muy grandes como Standard Oil.
Toda la élite gobernante mexicana comenzó a contagiarse de esta alarma. Después de
todo, los “científicos” nunca habían visto con buenos ojos el predominio norteamericano en la
actividad inversionista. En primer lugar, porque tenían ligas tradicionales más estrechas con los
círculos financieros europeos que con los norteamericanos. En segundo lugar, y esto era más
importante, porque las compañías europeas, menos sólidamente establecidas, solían aceptar de
mejor grado sus propuestas que las norteamericanas. En tercer lugar, y esto era lo más
importante de todo, el predominio norteamericano era incompatible con el concepto que tenían
los “científicos” de lo que debía ser el desarrollo económico de México.
En un esfuerzo por garantizar la neutralidad e independencia del “campo de lucha”
mexicano, los científicos se volvieron con diverso éxito hacia Francia, Alemania, Gran Bretaña
e incluso Japón.
Sin embargo, la influencia francesa en México nunca fue un contrapeso importante para
la norteamericana. Las inversiones de capital francés se destinaron a la deuda pública y al resto
del sistema bancario y a la industria. Pero en las áreas decisivas de ferrocarriles y materias
primas la influencia francesa no tuvo mucha importancia. Se puede decir lo mismo respecto al
papel económico de Alemania durante el porfiriato, con una importante diferencia. Los alemane
habían invertido mucho en la deuda pública mexicana, sólo un poco en el sector de materias
primas y algo más en los ferrocarriles. El único campo de la economía mexicana en el cual
Alemania había incursionado en forma importante fue en el comercio.
La única potencia que desafiaba directamente al predominio norteamericano en México
era la Gran Bretaña. Durante algún tiempo los británicos parecieron incluso resignados a perder
su influencia en México. Sin embargo, esta tendencia se invirtió hacia 1900 con el
descubrimiento en México de grandes depósitos de petróleo. México se alió con la compañía
Pearson Trust. Los esfuerzos de Díaz se concentraron en el monopolio norteamericano de los
ferrocarriles. A principios del s. XX la mayor parte de la red ferroviaria mexicana estaba en
manos de dos compañías: la Standard Oil y la casa bancaria norteamericana de Séller.
Cada vez resultaba más evidente para el gobierno mexicano que su deseo de orientar
más hacia Europa su política comercial jamás tendría éxito sino hasta que se rompiera el control
norteamericano sobre los ferrocarriles. Mediante una serie de manipulaciones financieras se
formó en 1907, una nueva compañía, la de Ferrocarriles Nacionales de México, obteniendo así
el gobierno mexicano el control de la mayoría de las vías férreas.
Con la bendición de Díaz, pero probablemente por iniciativa de Pearson Trust,
Ferrocarriles Nacionales tomó entonces la mediada más antinorteamericana: canceló
inmediatamente un contrato con Mexican Petroleum Company, para que la abasteciera de
petróleo. El principal beneficiario del nuevo control mexicano de los ferrocarriles fue Pearson
trust; la principal perdedora fue la Standard Oil. Todo esto produjo, como era de preverse, un
creciente resentimiento de parte de los norteamericanos.
La debilidad del ejército mexicano
Como he señalado, cabe poca duda de que Díaz y los científicos no sólo estaban
conscientes del peligro potencial que representaban los EU, sino que les preocupaba muchísimo.
Para Díaz, la mejor manera de limitar la influencia y evitar la intervención norteamerican en
México era la penetración económica mas no militar, de Europa en su país.
Se deriva, entonces, que Díaz no fortaleció el ejército, pero trató de compensar esta
debilidad oponiéndole un contrapeso, estableciendo una fuerza policiaca nacional profesional y
bien organizada: los rurales.
México en vísperas de la revolución
La creciente oposición al régimen porfiriano que surgió a todo lo largo del espectro
social después de iniciarse el s. XX, especialmente en los estados del norte, engendró
movimiento de oposición a nivel nacional por primera vez desde el establecimiento de Díaz en
el poder. El más radical de estos movimientos fue el Partido Liberal, encabezado por los
hermanos Flores Magón (se pronunció por el derrocamiento de Díaz).
Lo mismo puede afirmarse del Partido Democrático. A diferencia del Partido Liberal,
éste no hacía ningún esfuerzo por movilizar a los campesinos y era, en lo esencial, el partido de
aquellos miembros de las clases altas mexicanas que estaban fuera del poder.
El surgimiento de estos partidos políticos no era el único indicio de la creciente
oposición a Díaz después de 1900, cuya manifestación más dramática fueron dos huelgas, una
en Río Blanco (no aceptaban las nuevas formas de control), en 1906, y la otra en Cananea (los
mineros exigían el mismo pago para los trabajadores mexicanos que para los extranjeros), en
1907.
Cuando la tensa situación fue exacerbada por la crisis económica, sonó la hora de la
revolución. Aunque la clase trabajador fue la más afectad pro la crisis, la clase media no se libró
de sus efectos. Los bancos y las dependencias estatales que se hallaban controlados por los
científicos descargaron el peso de la crisis tanto sobre la clase media como sobre la clase
trabajadora. Los bancos cancelaron los préstamos pendientes y concedieron créditos a las
compañías de propiedad oligárquica.
Lo que agravaba la crisis en los estados del norte era el regreso de miles de trabajadores
mexicanos que habían sido despedidos de sus empleos en los EU.
Además de la crisis económica, existió una crisis internacional provocada por la
recepción de expresidente de Nicaragua que había sido derrocado por los EU y la negativa de
Díaz a prorrogar el contrato de arrendamiento de una estación abastecedora de carbón para la
Marina norteamericana en B.C. La crisis política era el resultado de la sostenida renuncia de
Díaz a nombras a un sucesor.
Para la elección de 1910, el más importante de los nuevos grupos que surgieron en ese
momento fue el Partido Antireeleccionista, encabezado por Madero. Francisco I. Madero se
convirtió en una figura pública en 1909, cuando publicó un libro sobre el tema de la sucesión
presidencial. El libro de Madero era más que un análisis de la situación; era un programa que
llamaba a formar un nuevo partido antireeleccionista. En 1909 el nuevo partido anunció su
participación en la próxima campaña electoral y postuló a Madero como su candidato. El
gobierno reprimió al partido y encarceló a Madero. Cuando Madero fue liberado huyó a los EU
y reapareció unos meses más tarde con una declaración, el Plan de San Luis Potosí (el cual
reflejaba los ideales de la burguesía mexicana: la ampliación del poder político, la introducción
de la democracia y la limitación de los derechos de los extranjeros). En su plan, Madero,
declaraba depuesto a Díaz y se declaraba a sí mismo como presidente provisional de México.
Este suceso fue el inicio de la revolución mexicana.
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