Universidad Castro Carazo Facultad de Educación Carrera: Licenciatura en Ciencias de la Educación con Énfasis en Docencia Curso: Crecimiento y Aprendizaje Adolescente Profesora: MSc. Ana Catalina Salas Castro Ensayo Argumentativo: Liderazgo y Habilidades para la Vida en la Adolescencia Estudiante: José Enrique Chavarría Chavarría Cédula: 5-0342-0789 I Cuatrimestre, 2020 Sede San José ¿Cómo se pueden impulsar el liderazgo y las habilidades para la vida en los adolescentes en estos tiempos? Para iniciar, se dice que actualmente los y las adolescentes se ven expuestos a situaciones riesgosas como lo son las drogas, el alcohol, las enfermedades de transmisión sexual, familias disfuncionales, entre otros aspectos. Es muy triste saber que los jóvenes que tenemos en nuestros hogares y centros educativos experimentan estas desfavorables situaciones porque tal vez no se les ha prestado la atención debida para conocer qué es lo que están viviendo, sintiendo y sufriendo. De hecho, los adultos conocen que la etapa de la adolescencia es dura de manejar, ya que en ella las personas jóvenes deben tomar decisiones que los van a impactar en sus vidas futuras; he ahí donde se debe intervenir para darles una mano a estos chicos y chicas para que se sientan acompañados y que no sufran en soledad todo ese dolor que no se refleja por fuera sino dentro de ellos y ellas. Es por ello por lo que se debe reflexionar y actuar de forma inmediata para que los y las jóvenes que sufren de todas estas experiencias no lo sigan haciendo porque puede ser, en su mayoría, por la falta de atención a sus cambios hormonales a los cuales no se les presta atención. Sin embargo, ¿qué se puede hacer desde una perspectiva de adultos? Con el fin de proseguir en el desarrollo de la temática, se va a exponer la situación de Jason Cerdas (nombre ficticio para proteger su identidad) para agarrarnos y reflexionar para finalmente hacer propuestas que se puedan cumplir. Jason es un joven que experimentó una etapa de niñez y adolescencia muy difícil. Su padre se fue de la casa al saber que su madre estaba embarazada; su padre sólo dijo que no se iba a hacer responsable porque no sabía si Jason era su hijo. Su madre, por otro lado, debió trabajar muy duro porque tenía tres hijos más que mantener. De hecho, ella se tuvo que ir para otro lado por cuestiones laborales; Jason quedó a cargo de su abuela, quien lo crio de una manera muy tradicional – la letra con sangre entra. Este joven entró a la escuela; él estaba en cuarto grado cuando su madre se fue; sus compañeros se burlaban de él porque su madre no estaba en la casa. Además de ello, las maestras lo discriminaban por ser de condiciones económicas muy bajas, por lo que su rendimiento académico era malo. A duras penas Jason terminó a la escuela; asimismo pensaba de del colegio, por lo que no quería entrar al colegio, ya que sabía que le iba a ir de la misma forma, pero forzado entró a estudiar en la secundaria. Al sentirse deprimido, Jason conoció a unos muchachos, compañeros de él, quienes lo indujeron a entrar en el mundo de las drogas y el alcohol. Fue una época rígida tanto para él como para su familia porque estaba perdiendo el tiempo en el colegio, debido a que no estaba dando el rendimiento que requería para poder graduarse. Hay que recalcar que Jason no pasó de sétimo año y estuvo en el mismo nivel por casi más de cuatro años; todo debido a la droga que consumía. Su abuela al ver que el joven no reaccionaba de ninguna forma, lo echó de la casa; esto fue una palanca para que él se prostituyera para conseguir el dinero para su consumo. Como resultado de todo ello, Jason quedó muy delgado; cuando su madre volvió lo llevó a la clínica para hacerle exámenes, en los cuales se dio a conocer que estaba en estado de anemia y tenía tres enfermedades de transmisión sexual que lo estaban matando por dentro. La mamá de Jason cuando supo de todo lo que tenía su hijo, pidió ayuda para que lo internaran y poder así salvar su vida; un doctor le recomendó llevarlo a San José para que le ayudaran; él estuvo por casi dos años en la capital, luego volvió recuperado porque todo lo que tenía era curable. Ahora, Jason y su familia viven bien y él entró a estudiar para terminar con sus estudios de secundario, pero no lo hubiera logrado sin el apoyo de su madre y del doctor que los remitió para que le salvaran su vida. Entonces, dentro de este contexto previo y a manera de desarrollo del tema, ¿qué se puede rescatar de esta experiencia? ¿Cómo se pueden impulsar el liderazgo y las habilidades para la vida en los adolescentes en estos tiempos? Las respuestas parecen ser fáciles, no obstante, hay que analizar muy bien las medidas que se van a tomar para que los jóvenes no vivan las experiencias que vivió Jasón mientras crecía. Siempre hay oportunidades para actuar, pero esas oportunidades a como se presentan se pueden esfumar. Por la tanto, la respuesta a la primera interrogante es que sí se pueden rescatar muchas cosas para poder actuar en beneficio de los jóvenes y, con respecto a la segunda, se van a desarrollar propuestas más adelante de cómo se puede incentivar el liderazgo y las habilidades para vida en los jóvenes; todo es cuestión de adquirir compromisos y querer a ayudar a los demás para que no vivan las mismas experiencias de Jason, que parecen ser muy similares a las que muchos jóvenes pueden estar viviendo en la actualidad. Con base a lo anterior, lo adultos pueden tomar medidas que permitan no repetir los patrones que muchas personas tienden a usar en contra de los jóvenes, como en el caso de la abuela que decidió echar al joven a la calle y no darle el apoyo adecuado. Ciertamente hay jóvenes que sólo buscan un poco de amor para sentirse protegidos y o caer en la perdición de las drogas, pero a veces se encuentran con personas que no son las adecuadas para que les ayuden. Adicionalmente, muchas de las medidas que se pueden adoptar son el escuchar a las personas que están pasando por problemas personales; con sólo dedicar un poco de tiempo para escuchar a los demás se pueden salvar muchas vidas, sólo que a veces no se sabe cómo actuar en las condiciones que se presentan esos problemas. Aunado a ello, se pueden buscar grupos de apoyo para que los jóvenes se den cuentan de otras experiencias que han vivido otros individuos para que ellos también tomen conciencia de que lo que puedan hacer con sus vidas puede repercutir negativamente en sus futuros. Existen centros como Alcohólicos Anónimos, Hogares Crea, IAFA, los cuales pueden brindar ayuda si los profesionales que atienden los mismos tienen la capacidad de dar ese apoyo que los jóvenes necesitan. Es triste ver que hay acciones que se pueden tomar para ayudar a los jóvenes a enfrentar sus problemas, sin embargo, muchos se hacen de la vista gorda si no a ellos no les está afectando la situación; parece que se vive en una sociedad llena de rencores o egoísmo, que lo que le pasa al prójimo no me corresponde, y en los centros educativos también se puede evidenciar todo eso. Los apoyos están a la vuelta de la esquina, lo que se debe hacer es estar anuente a brindárselo a quienes lo necesitan para así poder salvar a las futuras generaciones. De hecho, que, con la experiencia de Jason, se puede recapacitar acerca de lo bueno y lo malo que le hagamos a los demás cuando se actúa o no; las soluciones están en las manos y a vista y paciencia de todos, lo que falta es esa voluntad de reaccionar ante los problemas que aquejan a los jóvenes. No se debe pensar en abandonar a los jóvenes como lo hizo la abuela de Jason, sino buscar otros mecanismos de ayuda, que también encontrar en los centros educativos. Vale la pena dedicar tiempo en analizar lo que vive cada joven, ya sea en el hogar, en la escuela o en el colegio; ellos también tienen derecho de ser protegidos ante la sociedad y la ley. Ahora bien, ¿cómo se puede impulsar el liderazgo en los y las jóvenes de la actualidad? Akio (2009) explica que “los líderes poseen atributos que hacen que la gente se sienta orgullosa de seguirlos. Proporcionan un sentimiento de confianza y pueden reunir a las tropas y levantar la moral cuando hay dificultades” (p. 11). Ciertamente lo que dice el autor en verídico, ya que, si se les reconoce a las personas por su liderazgo, ellas mismas se van a sentir orgullosas de las cosas que hacen, lo que va a producir que otras personas las sigan y, por ende, se generen cambios positivos dentro de la sociedad. Y esa es lucha que hay que mantener con los jóvenes para poder apoyarlos y que se conviertan en modelos a seguir. Con ello, los mismos jóvenes pueden ayudar a otros para que no recaigan en penalidades que sólo tristeza pueden traer a sus vidas. De igual manera, Akio (2009) dice que “los líderes desarrollan equipos de alto rendimiento que se unen para colaborar en una misión o meta común… y asumen la responsabilidad cuando la situación lo demanda y hacen que las cosas correctas se hagan a tiempo” (pp. 11-12). Por más que se quiera menospreciar las capacidades de los jóvenes, ellos también tienen las habilidades para comprometerse con ellos mismos y con los demás para no decaer y seguir adelante, haciendo de sus vidas algo provechoso que, de igual forma, ayude a la sociedad a generar cambios en favor de los jóvenes para que no sean consumidos por las drogas, el alcohol o la prostitución. Por ejemplo, acá se puede recordar lo que hizo la mamá de Jason por él; ella creyó en él y confió en que se iba a regenerar su confianza y, por ende, su fe por la vida.; sólo es cuestión de creer en los jóvenes para así ponerlos a trabajar como equipos, que se apoyen entre ellos y que asuman las responsabilidades de sus actos de acuerdo con lo que Akio menciona en su texto. Los líderes positivos son necesarios dentro de la sociedad, y las personas adultas están en la obligación de apoyarlos para que cambien los aspectos negativos de la sociedad – se debe trabajar en conjunto y no soltar a los jóvenes para que anden por la libre. Con respecto a lo anterior, Fernández y Quintero (2017) mencionan que “el liderazgo es un proceso donde se ejerce una influencia en otros, llamados seguidores, los cuales pueden ser: el entorno familiar, empleados, ciudadanos, vecinos, a través de una efectiva comunicación, y en la cual se logra transmitir una idea…” (p. 57). Relacionado al párrafo previo, se tiene que, Carreras, Leaverton y Sureda (2009), indican en su libro que “el liderazgo es un proceso por el cual una persona o un grupo de personas influyen en una serie de individuos para conseguir un objetivo común” (p. 23). Más claro no puede estar esta explicación acerca de las potencialidades que pueden tener los jóvenes si se convierten en líderes de la sociedad. El liderazgo entonces se tiene que ver como un proceso que va a influenciar a una serie de personas, dentro de un contexto dado, para alcanzar las metas que se tienen el común, y para el caso que nos ocupa, se trata de buscar cómo los jóvenes pueden cambiar las vidas de otros pero para bien; sin juzgar el pasado de los demás, los jóvenes tienen que buscar formas de cómo se amoldan a las nuevas situaciones para lograr implementar cambios en la sociedad en donde se pueda decir que ya los jóvenes están diciendo “no” a la drogas y el alcohol como escapes a sus problemas personales, colectivos, individuales, sociales, etc. Y se cierra, claramente, esta intervención con las frases de Kousez, Posner y Drucker: “liderazgo es el arte de movilizar a otros para luchar por una aspiración compartida” y “liderazgo no es rango, título, privilegios o dinero. Es responsabilidad”; no se hace explicación de estas porque sería redundar en lo que ya ha sido expuesto con anterioridad. Finalmente, ¿cómo se pueden potenciar las habilidades para la vida en los adolescentes en estos tiempos? Según Mangrulkar, Whitman, y Posner (2001) explican que el enfoque de las habilidades para vida “permiten que los adolescentes adquieran las aptitudes necesarias para el desarrollo humano y para enfrentar en forma efectiva los retos de la vida diaria” (p. 5). Lo que propicia un ambiente adecuado para que los jóvenes enfrenten la vida de la manera correcta con el acompañamiento de los adultos, en especial sus padres y madres de familia, ya que con la ayuda de ellos se pueden potencializar las capacidades que tienen los jóvenes para enfrentar los retos y obstáculos de la vida cotidiana. Para dar con el punto de cómo se pueden potencializar esas habilidades en estos tiempos, se hacen las siguientes propuestas. Se les debe permitir a los jóvenes: • Expresar sus sentimientos cada vez que los requieran, dándoles el tiempo y el espacio necesarios y la confianza que necesitan para hacerlo. • Hablar de lleno acerca de los problemas que los aquejan para toman decisiones de forma conjunta, es decir, entre ellos y los adultos que los puedan acompañar eventualmente. • Usar sus habilidades sociales con los demás para abrirle paso a los procesos de socialización e interacción – poner en práctica la comunicación asertiva. • Hacer meditación y reflexión del por qué no es buenos usar mecanismos como la agresividad para resolver los problemas. • Usar la empatía para que se pongan en los zapatos de los demás y vean los problemas y peligros que otros jóvenes están pasando. • Tomar decisiones propias para tratar de resolver los problemas por sus propios medios para darles la oportunidad de ser creativos en ese sentido – de pensar bien qué funciona y qué no para enfrentar la vida. • Manejar la ira, el estrés, el auto control, sus emociones para evitar situaciones engorrosas que sólo pueden traer más problemas. • Dejarlos experimentar la vida, con sus limitantes para que se den cuenta de que la vida no es tan fácil a como algunos de ellos piensan. • Formarse académicamente para que sean alguien en la vida y que así generen cambios positivos dentro de la sociedad. • Hacer uso de la tecnología como medio de fortalecer sus habilidades innatas, pero que no dependan tanto de ella – establecerse metas. • Finalmente, evitar todo hecho de discriminación que vaya en contra de la dignidad humana. Podemos decir que estas son habilidades blandas que los jóvenes van adoptando o aprendiendo con el pasar del tiempo (de la vida). Las mismas deben ser potencializadas con la compañía de los adultos, quienes también tienen responsabilidad en todo este proceso de maduración de los jóvenes; estas pueden estar ligadas con las habilidades duras, que son también parte del crecimiento, desarrollo y madurez de los jóvenes en su cotidianeidad. En conclusión, Cardozo et al. (2011) mencionan que “la educación actual está basada en las habilidades para la vida y que ello se ha extendido a través de los años” (p. 110). Estoy muy de acuerdo con lo que proponen los autores, debido a que se ha tratado de cambiar la perspectiva educativa para comenzar a trabajar en las habilidades que tienen los jóvenes para que enfrenten la vida de la mejor manera; ello debe ir acompañado con los componentes del liderazgo porque también se busca que ellos no vivan más situaciones como la de Jason, expuesta al principio de este ensayo. Se debe tomar en cuenta que los jóvenes están en peligro o expuestos a este diariamente, y los adultos deben hacer un alto en el camino y ver qué están haciendo – por no ayudar a los jóvenes que hasta incurren a quitarse la vida porque no aguantan la carga o los problemas que tienen. Sí se ha visto que los jóvenes pierden su tiempo cuando entran al mundo de las drogas y el alcohol, pero ello se debe a que no se toman acciones para poder darles esa mano ayuda que tanto necesitan. En consecuencia, se debe hacer que los jóvenes recapaciten y que piensen que pueden utilizar su liderazgo y habilidades para la vida para que le permitan actuar de manera competente y habilidosa en las distintas situaciones de la vida cotidiana y con su entorno, para así favorecer los comportamientos saludables en las distintas aristas de la vida, es decir, que les permitan controlar y dirigir sus vidas coherentemente. Indudablemente, hay muchas cosas por mejorar en beneficio de los jóvenes, sin embargo, la sociedad debe estar consciente de ellos para evitar perder a más jóvenes en estos problemas sociales, familiares, culturales, económicos, político, etc. que los aquejan. Potencializar sus capacidades y su liderazgo son dos componentes primordiales de los muchos que se pueden usar para cambiar las vidas de los adolescentes. Todos estos procesos son una cadena que debe comenzar en el hogar, seguir en los centros educativos y terminar en la sociedad; los cambios no se generan por sí solos, se debe actuar para cambiar las realidades que poco a poco destrozan las vidas de los y las jóvenes. Referencias Akio Wakatá, Paul. (2009). Desarrollo de Liderazgo. National Minority: AIDS Council. Washington DC, US. Recuperado de: https://targethiv.org/sites/default/files/fileupload/resources/desarrollo-de-liderazgo.pdf Cardozo, Griselda; Dubini, Patricia; Fantino, Ivana; Ardiles, Romina. (2011). Habilidades para la vida en adolescentes: diferencias de género, correlaciones entre habilidades y variables predictoras de la empatía Psicología desde el Caribe, núm. 28, julio-diciembre, 2011, pp. 107-132 Universidad del Norte Barranquilla, Colombia Carreras, Ignasi; Leaverton, Amy; & Sureda, María. (2009). Líderes para el cambio social. Instituto de Innovación Social, Universidad Ramón Llull, Fundación Price Waterhouse Coopers. Barcelona, España. Fernández, María Cristina.; & Quintero, Nelson. (2017). Liderazgo transformacional y transaccional en emprendedores venezolanos. Revista Venezolana de Gerencia, vol. 22, núm. 77, enero-marzo, 2017, pp. 56-74 Universidad del Zulia Maracaibo, Venezuela. Mangrulkar, Leena; Whitman, Cheryl Vince; & Posner, Marc. (2001). Enfoque de habilidades para la vida para un desarrollo saludable de niños y adolescentes. Organización Panamericana para la Salud, Washington DC, Estados Unidos.