Consejos para escribir un ensayo El ensayo es el tipo de escrito que más comúnmente tienen que presentar los estudiantes en los colegios y universidades. Según el Diccionario de la Real Academia Española (RAE) , un “ensayo” es un “escrito en prosa en el cual un autor desarrolla sus ideas sobre un tema determinado con carácter y estilo personales”. El punto de vista personal es la clave de un buen ensayo. Aunque es importante que en tus ensayos expongas información sobre diversos temas, debes tratar de hacerlo siempre presentando tu opinión personal sobre esos temas. Las tres partes de un ensayo Por lo general, tu ensayo debe constar de tres grandes partes: introducción, cuerpo y conclusión. En la introducción, preocúpate de presentar la tesis que vas a defender. En el cuerpo, presenta las razones que demuestran la tesis. En la conclusión, reitera la tesis y explora algunas de sus posibles repercusiones generales: ¿qué aspectos de la sociedad se ven afectados por las ideas que has demostrado en el ensayo? Tu propósito principal cuando escribes un buen ensayo es convencer al lector de que las ideas que allí defiendes son verdaderas. Esto sólo lo puedes lograr si las razones que utilizas para probar tu tesis son lógicas y convincentes. Pasos para la elaboración de un ensayo Cuando haces turismo en una ciudad desconocida, es recomendable que tengas a la mano un buen mapa o plano de la ciudad. De lo contrario, corres el riesgo de perderte fácilmente. Lo mismo ocurre cuando debes hacer un ensayo: lanzarte sobre el computador y empezar a escribir sin saber para dónde vas es la mejor manera de perder el rumbo y terminar con un escrito mediocre. Presentamos a continuación los tres pasos que debes seguir para elaborar un buen ensayo. 1. Planeación Esta es tal vez la etapa más importante. Aquí formulas la tesis y diseñas la estructura general del ensayo. Delimitación del tema Recuerda que uno no puede hablar de todo en un ensayo. Comienza entonces con un tema general, pero delimítalo rápidamente. ¿Qué aspecto de ese tema te resulta más interesante o intrigante? ¿Qué aspecto te molesta? ¿En cuál quisieras profundizar? En esta etapa conviene que explores varios enfoques posibles para estudiar el asunto escogido. Formulación de la tesis Un tema, por más delimitado que esté, no es una tesis. La tesis es lo que tú (y nadie más que tú) quieres decir sobre ese tema en particular. Es la idea o punto de vista que defenderás y probarás a lo largo del ensayo. Por lo general, tu tesis debe invitar a una reacción, a un debate. Por eso, es útil que la concibas como un problema, es decir, como un asunto que necesita ser aclarado o como algo que requiere una solución. Identificación de argumentos o razones Una vez formulada la tesis, haz una lista de las razones que la confirman. Asegúrate de exponer dos o tres razones ─una por párrafo─ que demuestren convincentemente que tu tesis es verdadera. Además, debes probar cada una de estas razones con por lo menos dos evidencias o ejemplos. Elaboración de la estructura retórica Armado con una tesis, las razones que la prueban y las evidencias y ejemplos que confirman cada una de las razones, puedes proceder ahora a elaborar la estructura retórica de tu ensayo. La estructura retórica es el mapa o el esqueleto de tu escrito: gracias a ella podrás componer un texto sólido y convincente sin correr el riesgo de perderte en el camino. 2. Escritura Con una buena estructura retórica, la escritura del ensayo te resultará mucho más fácil. Sigue los siguientes consejos para redactar las tres partes de tu ensayo: Introducción Presenta información preliminar. Puede ser un breve resumen del tema por estudiar o un ejemplo eficaz, redactado de manera atrayente, que remita a ese tema. La idea es que ubiques al lector en las líneas generales del asunto que vas a examinar y que lo conduzcas rápidamente hacia tu tesis. Formula siempre tu tesis de manera explícita en la introducción. Recuerda que al lector le gusta saber con exactitud qué ideas estás intentando demostrar. Cuerpo del texto Presenta tus razones (una por párrafo) para persuadir al lector de que tu tesis es verdadera. No olvides que tus razones deben ir acompañadas de evidencias y ejemplos que ilustren, respalden y demuestren tu tesis. Una evidencia ─una cita textual, un fragmento de un texto, una imagen, etc.─ es algo que demuestra de forma elocuente que lo que propones es verdad. Un ejemplo es una ilustración ─una comparación, una referencia a un caso similar, etc.─ que hace que la razón que estás dando quede más clara en la mente del lector. Conclusión Reitera la tesis pero redáctala de forma diferente (¡no hagas copiar-pegar!). Recuérdale brevemente al lector por qué la tesis es verdadera y discute algunas de sus implicaciones generales: políticas, sociales, culturales, etc. Procura que el final de la conclusión sea elocuente, eficaz y vigoroso. 3. Revisión Es importante dedicar algo de tiempo a la revisión de tu ensayo. No cometas el error de entregarlo sin haberlo leído varias veces. Busca errores de ortografía o de redacción. Si es posible, pídele a alguien de confianza que lo lea y te haga sugerencias. Recuerda que un texto no está terminado hasta que no se lo hayas entregado al profesor. Por eso, no dudes en hacer cambios, en mover párrafos, en aligerar oraciones, si crees que esto mejorará la calidad de tu escrito.