DIEZ AÑOS DE TEORÍA MORFOLÓGICA EN ESPAÑA 1. TEORÍA MORFOLÓGICA: REVISIÓN HISTÓRICA Gracias a Syntactic Structures (1957) y Aspects of the Theory of Syntax (1965), Chomsky desarrolló un modelo de gramática basado en dos presupuestos teóricos de largo alcance, estos son: una concepción modular de la gramática y una organización de los módulos en niveles gramaticales. El programa chomskiano también desarrolla nuevos mecanismos sintácticos generativos y analíticos: Las reglas sintagmáticas y las reglas transformacionales. El propósito de dar cuenta de un proceso morfológico mediante reglas sintácticas supone un replanteamiento del estatuto del componente morfológico dentro de la estructura de la gramática. Esta unión entre la morfología y sintaxis quedo parcialmente atenuada tras la aparición de Remarks on Nominalization (1970), en esta obra, Chomsky postuló dos componentes diferenciados: La sintaxis y el léxico. Esta obra supone un punto de inflexión en la concepción de la morfología. El léxico da el lugar para las irregularidades de la lengua, para concebirse como un componente autónomo y estructurado con unidades y reglas independientes de la sintaxis: morfemas (raíces y afijos) y reglas de formación de palabras (composición y derivación). El léxico y la sintaxis pasan a ser componentes independientes que dan cuenta de la formación de distinto tipo de unidades complejas. En consecuencia, la concepción modular de la gramática y las relaciones entre sus componentes introducen en debates como, ¿Cuántos componentes hay en la gramática? ¿Todos los componentes tienen un estatuto autónomo? ¿Tienen el mismo nivel? De manera más precisa la pregunta seria ¿Que es la morfología, cuáles son sus reglas, unidades, y qué lugar ocupa la morfología en la gramática? Se pueden encontrar respuestas en diferentes modelos gramaticales de corte formal que se han desarrollado desde 1970. Halle (1973) afirmando la capacidad generativa del léxico, articuló lo que se ha conocido como la hipótesis lexicalista. Esta hipótesis descansa en la idea de que el léxico es un componente de la gramática diferenciado del componente sintáctico. Entonces los procesos léxicos son de distinta naturaleza, cuentan con sus propias reglas y unidades. El debate fundamental siempre se ha centrado en las unidades, en tanto que las reglas han quedado al margen de la discusión teórica. Algunos autores como Siegel (1974), defendieron el morfema como unidad de análisis, mientras que Jackendoff (1975) y Aronoff (1976), tomaron la palabra (léxica) como unidad. A partir de este acercamiento, se desarrolló a su vez la morfología paradigmática, que se ha centrado fundamentalmente en los estudios sobre los procesos flexivos, algunos autores como Rainer (1993, 1996 y 2005), se sirven de enfoque paradigmático para dar cuenta de procesos derivativo y compositivos. En este marco, la innovación léxica es el resultado de la extensión paradigmática de una palabra, así el contexto adquiere gran importancia. Entonces, el estudio de corpus se convierte en uno de sus instrumentos principales. Dentro de la morfología paradigmática, se distinguen dos corrientes fundamentales. Ambas aceptan la existencia del lexicón como componente autónomo donde se generan las palabras, si bien la primera sustituye las Reglas de Formación de Palabras (RFP) por la analogía. Las palabras no se forman o se analizan en el léxico mediante RFP, sino mediante mecanismos analógicos. En la segunda corriente existen reglas, pero actúan por analogía. Sin embargo, el planteamiento más generalmente aceptado es el de que la palabra se descompone en unidades menores: los morfemas. Estos se clasifican en raíces y afijos. Las RFP introducidas por Halle, indican cómo se combinan los morfemas los morfemas para formar las palabras existentes, al tiempo que excluyen las mal formadas. Las reglas se pueden aplicara raíces ligadas o temas y otras veces a palabras. En lenguas como el inglés, la mayoría de veces, la mayoría de veces coinciden palabra y raíz, de modo que la elección de una de las dos como base de las RFP no es relevante. Aunque en las lenguas romances, la palabra y la raíz muchas veces no coinciden, lo que la determinación de los primitivos del lexicón se concierte en una labor más compleja y controvertida. Las reglas están sujetas a restricciones que afectan tanto a la base como al educto. Además, las RFP determinan la categoría de la base y de la palabra derivada, así como sus lindes internos. Las reglas son responsables de todas las propiedades sintácticas y semánticas, del derivado que no coincidan con la base. Las RFP además de crear nuevas palabras, sirven para analizar las ya existentes. La Hipótesis Lexicalista general se dividió en dos subclases: La Hipótesis Lexicalista Fuerte y La Hipótesis Lexicalista Débil. La primera sostiene que la flexión forma parte del lexicón, mientras que la segunda el campo de acción de la flexión esta en el componente sintáctico o incluso postsintáctico. La Hipótesis Lexicalista Débil supuso un primer paso en la sintactización de al menos una parte de la morfología. Jackendoff, en 1990, propuso un nivel de análisis conocido como Estructura Léxico Conceptual (ELC), donde se descomponen las piezas léxicas en sus primitivos semánticos de acuerdo a una organización jerárquica de sus funciones semánticas. Las palabras tienen una estructura interna, en la que se establece relaciones semejantes con la sintaxis. Los autores asumen que la gramática posee dos niveles generativos independientes: La sintaxis léxica y la sintaxis oracional. Un primer modelo sintactizador es el de Baker (1985, 1988). El núcleo central de su teoría es el Principio del Espejo, según el cual el orden en el que se dan los morfemas en la palabra compleja refleja el orden en el que se aplican las operaciones sintácticas. Cada morfema es la realización de un núcleo sintáctico y la raíz se va desplazando a estos núcleos después de cada operación. La otra gran corriente sintactista es la Morfología Distribuida (MD). En este marco se acepta la existencia de la morfología únicamente como un componente interpretativo pero no generativo. Se asume que las propiedades de la palabra tienen naturaleza sintáctica y que sus características morfológicas son modificaciones operadas sobre la estructura sintáctica, toda formación de palabras se produciría en la sintaxis. Las raíces están sin categorizar y las proyecciones funcionales les otorgan categoría cuando se combinan con ellas. En MD, una raíz está asociada a una información fonológica y a una semántica conceptual determinadas, pero carece de etiqueta categorial. No obstante, en la sintaxis puede ser un nombre, un adjetivo o un verbo, dependiendo de la naturaleza de la matriz de rasgos con la que se haga el ensamble. Algunos autores niegan el carácter lineal o secuencial de los procesos morfológicos y los explican a partir de principios prosódicos, como la estructura silábica o los pies métricos. Rechazan la existencia de reglas morfológicas, y defienden que el hablante crea palabras mediante principios de la naturaleza prosódica que se ordenan de forma jerárquica. En los años 90, Prince y Smolensky (1993) desarrollaron la Teoría de la Optimidad, el cual es un modelo fonológico en el que las reglas de formación de palabras son sustituidas por un conjunto de restricciones jerarquizadas. Mediante tales restricciones, el hablante determina la forma óptima posible de una palabra, rechazando las menos “óptimas”. En esta corriente existen dos líneas: una primera se centró en la explicación de algunos fenómenos morfológicos a partir de condicionamientos fonológicos de los grados de cohesión entre los morfemas que componen la palabra. Una segunda línea intenta dar cuenta de todos los procesos morfológicos de una lengua mediante restricciones de identidad fonológica ordenadas jerárquicamente.