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Boletín de Fruticultura Nº16 PODA EN FRUTALES DE HOJA CADUCA

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BOLETÍN DE FRUTICULTURA
N°16
Viviana Curzel
María de los Ángeles Paredes
PODA EN FRUTALES DE HOJA CADUCA
En materia de poda es imposible establecer pautas rígidas y uniformes,
pues el tipo y cantidad de madera que es necesario remover depende de
cada caso en particular y son muchas las variables involucradas en el
proceso. Por lo tanto, solo se tratará de establecer algunos conceptos
generales, partiendo de la base que es difícil hablar de poda sin estar
frente a una planta y con la tijera en mano.
GENERALIDADES
La poda es una práctica cultural de uso corriente en los montes frutales, mediante
la cual se elimina parte de la madera del árbol y así se regula la capacidad vegetativa y reproductiva de la planta. Esa capacidad está definida genéticamente (especie/portainjerto/cultivar) y fuertemente influenciada por las condiciones de clima,
suelo y manejo del cultivo que incluye, además de la poda, otras prácticas como
raleo de frutos, el riego, la fertilización, los tratamientos sanitarios, cosecha oportuna, etc.
TIPOS DE RAMAS
Solo poda bien quien reconoce y distingue en la planta las yemas vegetativas de las
yemas florales.
Las plantas presentan yemas con funciones vegetativas y reproductivas. En general, las yemas vegetativas o “yemas de madera” son pequeñas y puntiagudas. Pasan
el otoño- invierno en estado de dormición y originan un brote usualmente al año
siguiente de su formación. Si lo hacen en la misma temporada se denominan
“brotes anticipados”. En cambio, las yemas de flor son más grandes y globosas, y
originan flores.
Entre los elementos vegetativos que pueden encontrarse en una planta frutal
pueden mencionarse:
Brotes o ramas de madera (según el grado de lignificación): presentan solo yemas
vegetativas.
Chupones: corresponden a crecimientos vegetativos improductivos, muy vigorosos y de entrenudos largos (Figuras 1 y 2).
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Figuras 1 y 2. Flechas indicando chupones en durazneros.
Ramas anticipadas: proceden de yemas que se formaron el mismo año de su formación. Generalmente son vegetativas y, por lo tanto, improductivas. Sin embargo,
algunas especies precoces como durazneros y nectarinas suelen presentar ramas
anticipadas con yemas de flor (Figura 3).
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Figura 3. Ramas anticipadas en duraznero.
Entre los elementos reproductivos de una planta frutal se mencionan los siguientes:
Ramas mixtas, brindillas o chifonas: son macroblastos (vástagos con entrenudos
largos) que corresponden al crecimiento de un año, y poseen yemas vegetativas y
de flor. Constituyen el elemento u órgano de fructificación de casi todas las especies frutales, fundamentalmente del duraznero (brindilla larga), del olivo y los cítricos (Figura 4). Si la yema de flor se ubica en el extremo, se denomina brindilla coronada, y es común observarla en manzano.
Figura 4. Brindillas en duraznero.
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Ramilletes de mayo: son braquiblastos (ramas de entrenudos muy cortos) ubicados siempre sobre madera de más de un año y están provistos de varias yemas
florales alrededor de una yema central vegetativa. Es el elemento de fructificación
de varias especies frutales de carozo, como el ciruelo y el cerezo. La duración de los
mismos depende de la especie, desde 2 a 10 años (Figura 5).
Figura 5. Ramillete de mayo en ciruelo.
Dardos: son también braquiblastos, ubicados sobre madera de más de un año y
que presentan una sola yema terminal. Si esa yema es vegetativa (pequeña y
aguda), es un dardo improductivo, pero sí en cambio es una yema mixta, más
grande y globosa, se denomina “lamburda” (Figura 6).
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Figura 6. Dardos y lamburdas en manzanos.
Bolsas: son formaciones presentes en los frutales de pepita. Son engrosamientos
por acumulación de sustancias de reservas en la base o zona de inserción del
pedúnculo de la fruta. No son elementos de fructificación propiamente dichos,
pero pueden diferenciarse yemas adventicias que originan dardos, lamburdas o
brindillas.
OBJETIVOS DE LA PODA
La poda es una tarea de previsión, tiene resultados directos a corto plazo y fundamentalmente a largo plazo.
La poda está relacionada con el balance entre el desarrollo vegetativo y reproductivo, así como con el balance nutricional entre la copa y las raíces, y regula la floración
y la fructificación. Además, persigue el establecimiento de la forma de la copa del
árbol para una mayor producción y mejor calidad en relación con el marco de plantación.
Los objetivos principales de la poda son:
- Dar forma y estructura al árbol para producir abundante fruta de calidad (poda de
formación) y promover la renovación anual de madera que permita mantener tal
producción durante el mayor tiempo posible (poda de producción).
- Máximo aprovechamiento de la luz.
- Centros productivos cerca del tronco.
- Parte interna iluminada.
- Equilibrio entre carga de fruta y follaje (raleo de frutos).
CLASIFICACIÓN
Hay varios criterios para clasificar la poda según la época, la finalidad la forma, el
tipo de corte y la intensidad.
Según la época en que se realiza la poda se mencionan:
Poda invernal: se realiza durante la etapa de dormición o de receso vegetativo.
Tiene efecto vigorizante. El momento de realizarla se decide en función del riesgo
de heladas: las podas precoces inducen una floración temprana, las que estarán
expuestas a las heladas y una poda tardía tiene un efecto contrario. La disponibilidad de mano de obra y la superficie de las plantaciones también es determinante
de la época de inicio de las labores de poda.
Poda de verano o poda “en verde”: consiste en la eliminación de brotes. Tiene
efecto debilitante. Es fundamental durante la formación de las plantas para controlar competencia entre ramas, minimizando luego los cortes en invierno y favoreciendo la precocidad de la producción.
Según la finalidad:
Poda en vivero: tiene como finalidad inducir la ramificación de la planta, sobre
todo en especies con fuerte dominancia apical como el manzano, cerezo o peral. En
duraznero, la poda en vivero se suele efectuar para mejorar la calidad de las ramas
anticipadas.
Poda de formación: con esta poda se define la estructura de la planta, de acuerdo
con el sistema de conducción elegido. Los sistemas más recomendados buscan
minimizar las intervenciones de poda.
Poda de fructificación: tiene como finalidad regular el nivel de producción, asegurando la renovación de los elementos de fructificación. Durante los primeros
años de la planta se superpone a la poda de formación.
Poda de rejuvenecimiento: este tipo de poda tiene por fin inducir la formación de
madera nueva y renovar las plantas debilitadas. Al realizarla, se pierde totalmente la
producción de ese año y debe formarse la planta nuevamente.
Según tipo de corte:
Poda de raleo o aclareo: la poda de raleo es aquella en la que se elimina una rama
desde la base (Figura 7). Induce crecimientos de vigor medio que desarrollan
yemas de flor adecuadas. La función de esta poda es mejorar la iluminación en el
interior de la planta. Cuando se efectúa en verde se denomina desbrote.
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Figura 7. Raleo de rama en duraznero.
Poda de acortamiento o rebaje: con este tipo de poda se elimina parte de una
rama, favoreciendo el crecimiento vegetativo. Si este tipo de corte se efectúa sobre
material verde, se define como “pinzamiento”.
La poda de acortamiento se puede clasificar a su vez según su intensidad:
Poda corta: se elimina más de la mitad de la rama. Es una poda muy vigorizante.
Poda larga: se elimina menos de la mitad de la rama y en algunos casos nada. Es
poco vigorizante (Figura 8).
Figura 8. Brindillas de duraznero, rebajada (izquierda) y larga (derecha).
En general, en la poda de formación prevalece la poda de raleo, mientras que en la
poda de fructificación se complementan los cortes de raleo con los de acortamiento/rebaje.
PRINCIPIOS FISIOLÓGICOS Y EFECTOS DE LA PODA
El objetivo principal de un monte frutal es maximizar la producción de fruta, minimizando el crecimiento de madera improductiva sin utilidad, al aplicar con
criterio los principios fisiológicos básicos de los sistemas de conducción y poda.
Las plantas no podadas entran antes en producción (precocidad) pero se vuelven
improductivas fácilmente por dificultar la entrada de luz debido a su crecimiento
libre. Dichas plantas son difíciles de mantener en buen estado sanitario por la
baja eficiencia que alcanzan los tratamientos. Las cosechas son irregulares (alternancia o vecería) y de calidad pobre (frutos pequeños, de poco color y sabor). Sin
poda, las plantas presentan excesiva madera que compite por nutrientes y asimilados con los brotes y frutos.
DOMINANCIA APICAL
Se llama dominancia apical al efecto inhibitorio que ejerce el meristema apical de
la yema terminal sobre las yemas laterales. La dominancia apical afecta el
número de brotes, la longitud de esos brotes y su ángulo de inserción. En este
proceso interactúan diferentes hormonas reguladoras del crecimiento. Por la dominancia apical la longitud de las ramas disminuye desde el ápice hasta la base y
el ángulo de inserción aumenta en el mismo sentido. Por ello, las ramas basales
crecen escasamente y se convierten en yemas fructíferas o latentes, o bien caen.
El grado de dominancia apical es genético por lo que hay especies y cultivares
con dominancia apical más marcada.
El duraznero es la especie con dominancia apical menos manifiesta. En cambio,
el manzano, el peral, el ciruelo y el cerezo son marcadamente dominantes. Como
resultado de los diferentes grados de dominancia apical definidos genéticamente, hay también varios modelos o hábitos de crecimiento: copas cerradas con
ramas erguidas, copas abiertas con ramas con buenos ángulos de inserción.
La poda de rebaje es el método más utilizado para controlar la dominancia apical.
Los meristemas situados en lugares donde llega savia bruta en flujo directo
(ramas verticales) producen yemas de madera, mientras que los meristemas con
suministro débil de savia bruta, pero bien aprovisionados de savia elaborada
(ramas en posición horizontal o curvadas), dan lugar a yemas florales. Los árboles
jóvenes tienen un fuerte crecimiento apical que inhibe o compromete la diferenciación floral.
CRECIMIENTO VEGETATIVO Y FRUCTIFICACIÓN
Mediante la fotosíntesis, las hojas sintetizan hidratos de carbono que la planta utiliza en el crecimiento vegetativo (madera, hojas, raíces) y en el crecimiento reproductivo (yemas florales o frutos). Ambos tipos de crecimiento se relacionan en
forma antagónica y competitiva.
Como resultado de la poda, sobre todo la de rebaje, no solo se altera la relación
entre las partes aéreas y radical, sino que también se reduce el número de meristemas apicales y se favorece la disponibilidad de hormonas provenientes de la
raíz que inducen una mejor brotación de las yemas restantes. A mayor intensidad
de poda (poda corta) menor es el número de brotes pero mayor es su longitud.
Las podas severas inducen siempre, fuertes crecimientos vegetativos a expensas
del desarrollo reproductivo.
El desafío de la poda es inducir suficiente crecimiento vegetativo para asegurar
área foliar que no compita con la fructificación.
Al mejorar la penetración de la luz con una poda equilibrada, se optimiza la fotosíntesis. En cambio, una poda excesiva (muy intensa o corta), induce crecimientos
muy vigorosos, desarrollando una copa muy densa que compromete la fotosíntesis por falta de luz. Para mejorar la entrada de luz en una planta, las ramas deben
ralearse, nunca rebajarse.
Un planta cargada excesivamente de frutos (poda larga) crece poco y ese crecimiento es insuficiente para asegurar la calidad de los frutos (tamaño, color y
sabor). Si se controla la carga de frutos por medio de la poda y luego con el raleo
de frutos, la planta se vuelve más equilibrada.
RECORDAR
• Las podas severas favorecen el desarrollo de madera nueva, mientras que la
poda suave o la falta de poda favorece la fructificación.
• Para la formación de yemas florales las ramas deben estar bien iluminadas y
alimentadas.
• Se debe podar lo menos posible un árbol en formación.
• Las hojas son indispensables para el desarrollo de la madera y los frutos
HERRAMIENTAS DE PODA
•
Tijeras de podar
•
Podones
•
Serruchos
Es de gran importancia desinfectar las herramientas entre podas de las plantas,
para evitar problemas sanitarios. Generalmente se utiliza una solución de lavandina (hipoclorito de sodio), preparada con una parte de lavandina por cinco
partes de agua (Figura 9).
Figura 9. Desinfección de las herramientas de poda.
Es recomendable proteger las heridas generadas en ramas gruesas con pintura
(latex al agua blanca) y puede incorporársele algún fungicida específico. De este
modo se evita la entrada de patógenos a través de las heridas de poda.
CUIDADOS TRAS LA PODA
Los restos de la poda se pueden dejar en el interfilar y luego se trituran, a modo
de cubierta vegetal. Sin embargo, si las ramas podadas son de plantas enfermas,
lo aconsejable es eliminar el material del lote y quemarlo, así nos aseguramos la
destrucción de la fuente de inóculo.
OPERACIONES COMPLEMENTARIAS DE LA PODA
Inclinación de ramas: permite controlar el crecimiento (dominancia apical),
logrando mejores ángulos de inserción.
Incisiones: Son cortes efectuados sobre una yema mediante navaja para retener
el flujo de savia y favorecer la brotación de dicha yema. Los cortes deben efectuarse 5-10 días antes de la brotación. Si se hacen con demasiada anticipación, el
tejido cicatriza sin lograrse el objetivo.
Deshojado: pueden eliminarse brotes completos u hojas en situaciones especiales, se pretende así, favorecer la insolación para asegurar fruta de calidad (color
más extendido e intenso).
Anillado: es la remoción de un trozo o anillo de corteza con el fin de bloquear el
flujo de savia elaborada. No debe ser mayor de 8mm para asegurar la pronta cicatrización y posterior conexión vascular. Según el momento que se realiza se obtienen diferentes efectos: inducción floral, mejoramiento del cuaje o disminución de
caída natural de frutos, aumento del tamaño de los frutos, adelantamiento en la
maduración, mayor coloración, etc.
PODA DE FRUCTIFICACIÓN EN DURAZNEROS Y NECTARINAS
Con esta poda se pretende mantener el tamaño del árbol durante muchos años,
evitando que los centros productivos del mismo se vayan alejando demasiado del
tronco y, simultáneamente, impidiendo que la parte interna o inferior de la copa
se sombree en demasía. Al mismo tiempo, la poda de fructificación o de producción permite mantener un equilibrio entre la cantidad de fruta y el follaje, efecto
que posteriormente es complementado con el raleo de frutos.
Al iniciar con la tarea de poda, lo esencial es conocer el hábito de fructificación de
la especie en la que estamos por trabajar. Para el caso de nectarinas y durazneros,
la fruta se formará a partir de las flores ubicadas sobre la madera de un año de
edad, las llamadas “brindillas” (Figura 10). Las brindillas poseen yemas de flor y
vegetativas, las cuales se pueden disponer de a una, de a dos o de a tres. Cuando
se disponen de a tres, la del medio es la vegetativa y las laterales las de flor (Figuras11 y 12). En estas especies es indispensable la renovación anual de los cargadores, ya que la rama donde se formaron los frutos el año anterior, no vuelve a fructificar, lo hace en “madera nueva”.
Figura 10. Brindillas sobre una rama secundaria.
Yema central foliar
Yemas laterales de flor
Figura 11. Detalle de yema triple en duraznero, las laterales florales y la central foliar.
Figura 12. Detalle de yema triple en duraznero, en floración/brotación: las laterales florales y la
central foliar que va a generar un nuevo brote.
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De este modo, el objetivo principal de la poda es renovar anualmente los cargadores, de forma tal que los centros productivos no se alejen del eje de la planta. La
fruta de mejor calidad se consigue así, en las brindillas ubicadas sobre ramas
principales/estructurales (Figuras 13 y 14).
Figura 13. Planta de durazno de cuatro años de edad antes de la poda.
Figura 14. Duraznero de cuatro años de edad después de la poda.
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Con la poda ya estamos definiendo el número de frutos que estarán presentes en
las etapas siguientes: definimos el número de brindillas que dejaremos sobre
cada rama principal y el rebaje o no de las mismas indicarán el número de frutos
que tendrá ese cargador (Figura 15). Veamos un ejemplo: partimos de una planta
de seis años de edad, formada en vaso con cinco ramas principales. Dejaremos 15
a 20 brindillas/rama y en cada brindilla un promedio de 1,5 frutos. De esta manera
obtenemos un total estimado de 120 a 130 frutos/árbol.
Figura 15. Cargadores rebajados y distanciados sobre la rama principal.
La poda de producción que se realiza generalmente en los montes frutales de la
zona del valle templado de Jujuy, es la “poda corta”, consiste en realizar un fuerte
raleo de brindillas (entre 60 y 80% de las presentes en la planta), un rebaje de las
remanentes (de 40 a 15 cm aproximadamente) y la remoción de los crecimientos
vigorosos (Figura 16). Se elige este tipo de poda ya que facilita la tarea de raleo,
práctica de manejo indispensable en cultivares de maduración temprana que
generalmente presentan dificultades para alcanzar un tamaño de fruta apropiado para el mercado.
Figura 16. Poda corta en durazneros tempranos.
En zonas donde existe peligro de heladas durante agosto y septiembre, se opta
por la “poda larga”; los árboles solamente reciben raleo de brindillas, se seleccionan las más vigorosas (longitud mayor de 40 cm) y las que estén bien distribuidas
sobre la rama, dejándolas en general a una distancia de 15-20 cm entre ellas. Las
brindillas remanentes no se rebajan. La única desventaja de esta forma de proceder está en que, en el caso de no perder producción por las heladas, el raleo será
algo más trabajoso, pues la planta tendrá un número muy superior de frutos, los
cuales deben espaciarse lo suficiente como para que no compitan entre sí perdiendo peso individual.
Es necesario recordar que la poda es una práctica cultural más y, por lo tanto,
debe complementarse con otras como riego, fertilización, raleo de frutos, tratamientos fitosanitarios, cosecha oportuna, etc.
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Vista Dorada, Querétaro, 76060, México, salpinta@gmail.com
Autoras
Viviana Curzel
María de los Ángeles Paredes
Diseño y comunicación
Valeria Achem
Revisión
Dante Aramayo
Comisión Asesora de Publicaciones INTA - EEA SALTA
Fotografías
Viviana Curzel
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