Uploaded by natalia.orensanz

Comentario de La Regenta

advertisement
Natàlia Orensanz Bartolomé
2n de BAT
LITERATURA ESPAÑOLA
17/05/2020
LA REGENTA, LEOPOLDO ALAS CLARÍN
Texto 3
El fragmento que me dispongo a comentar pertenece a la obra La Regenta, cuyo autor es el zamorano
Leopoldo Alas y Ureña, más conocido por su seudónimo “Clarín”. De familia asturiana, a partir de los
siete años vivió en Oviedo, ciudad que se convertiría en la protagonista de su obra maestra, La Regenta.
Leopoldo Alas Clarín mostró desde el principio de su carrera su inclinación natural por el periodismo
en sus diferentes facetas de crítica social y literaria, pero también creativa. La importancia de la obra
literaria de Clarín también reside en su labor como cuentista: fue autor de más de setenta cuentos y
novelas cortas, como por ejemplo, ¡Adiós, Cordera!. De todos modos, no tuvo la misma suerte con la
única obra teatral que escribió: Teresa.
En toda su obra, Clarín se posiciona frente a la problemática política, social, religiosa y cultural de la
España de la Restauración. Se trataba sin lugar a dudas, de un intelectual comprometido con los
problemas de su tiempo. A través de la ciudad de Vetusta, epicentro de la acción en La Regenta, Clarín
ilustra la imagen que tenía de la España de su tiempo.
La Regenta está considerada una novela fundamental dentro de la literatura española. La obra causó un
enorme impacto tanto por la mordaz crítica que la novela hacía a todas las clases sociales, como por su
calidad literaria, ya que Clarín utilizó varios recursos que anticipaban la novela del siglo XX. Además
de ser considerada la obra cumbre del autor, La Regenta también se presenta como la mayor novela
exponente del naturalismo español: fue un movimiento artístico y principalmente literario, que surgió
en el siglo XIX en Francia. Se caracterizó por una visión artística más apegada a la realidad, que se
relataba de manera más objetiva. Esta corriente mantiene como principios básicos los siguientes: el
relato realista y documentado, la impersonalidad por parte del narrador y el determinismo fisiológico y
ambiental de los personajes.
No obstante, cabe recalcar que Clarín no siguió las normas naturalistas de neutralidad y
distanciamiento respecto a su obra: como he comentado anteriormente, se puede entrever
su ideología, sus posiciones políticas, preferencias, simpatías, etc. En relación al
determinismo (uno de los pilares del naturalismo), Clarin
́ no crea a sus personajes en base a
la herencia genética. De todas formas, existe en La Regenta una clara influencia ambiental y
psicológica en las actitudes y decisiones de los distintos personajes.
El comentario que me dispongo a realizar pertenece al tercer capítulo del primer tomo. En los dos
capítulos anteriores, Clarín nos describió a través del personaje Fermín de Pas, Vetusta, vista desde la
torre de la catedral. Asimismo, nos presenta parte de los demás personajes, a fin de contextualizarnos
Natàlia Orensanz Bartolomé
2n de BAT
LITERATURA ESPAÑOLA
17/05/2020
dentro de la novela. En este capítulo, se nos presenta la personalidad, la infancia e historia de la
protagonista femenina que da nombre a La Regenta: Ana Ozores, más conocida como “La Regenta”, al
estar casada con el que fue regente de la Audiencia de Vetusta, don Víctor Quintanar. Es el único
personaje que aparece en el fragmento, ya que este capítulo se basa estrictamente en la caracterización
de la Regenta. Por este motivo, voy a comentar este entrañable personaje de manera más prolongada en
el análisis.
En cuanto a voz narrativa, nos encontramos con un narrador omnisciente, un recurso
contrario al dogma naturalista, que prescribia
́ la casi desaparición del autor en aras de la
objetividad. Este nos muestra lo que está ocurriendo con los personajes y avanza con ellos
en el tiempo, situánodse en el tiempo de la historia. Clarín trató de compensar las
intervenciones del narrador mediante el estilo indirecto, como podemos observar en el
fragmento.
Por lo que se refiere al tiempo narrativo, La Regenta presenta una estructura circular, con un marco
temporal perfectamente definido: comienza en octubre de un ano
̃ de la década de 1870, en
la catedral, y termina tres ano
̃ s después, en el mismo mes y en el mismo lugar. La primera
parte de la novela presenta un tiempo estático y lento, ya que solo transcurren tres días en
quince capítulos: este fragmento se sitúa en el primer día. El tiempo histórico de La Regenta
se puede deducir a partir de las intervenciones de los personajes: nos encontramos ante la
Espana
̃ provinciana de finales del siglo XIX, después de la Revolución de 1868, durante la
Restauración monárquica.
En La Regenta, los ambientes son casi siempre urbanos: Vetusta es el espacio general donde se mueven
y se encuentran los personajes una y otra vez, dando vueltas desde la catedral al paseo, al caserón de
los Ozores, al palacio de Vegallana, al Casino, por las calles... . En este caso, la acción se sitúa en el
Caserón de los Ozores, herencia de la familia de Ana (aunque a ella le llega como regalo de don Víctor
que se lo había comprado a las tías). Es un edificio viejo, amplio e incómodo, donde Ana se siente
prisionera por la tradición familiar y la presión social. El Caserón es el escenario de sus problemas y
soledad, aunque en un determinado punto se convertirá en el lugar del crimen adúltero, y hacia eñ final
de la novela se convertirá en la cárcel definitiva de Ana viuda. Los escenarios, tanto exteriores como
interiores, complementan y condicionan a los personajes, impulsándolos a actuar de una determinada
manera, rasgo característico del naturalismo.
En este fragmento, Ana se encuentra en su habitación del Caserón (cabe recalcar que no duerme con su
esposo, Don Víctor) descansando encima de su cama, disfrutando del fino tacto de sus sábanas, mientras
recuerda su infancia: nunca llegó a conocer a su madre, así que la cuidaba fríamente una aya. Ana
recuerda sus primeros años de vida con gran pena, ya que nunca recibió ningún tipo cariño o amor
maternal. Esta infancia traumática provocó que Ana, durante toda su vida, buscara desesperadamente
Natàlia Orensanz Bartolomé
2n de BAT
LITERATURA ESPAÑOLA
17/05/2020
afecto y calidez: al final del texto, se nos explica cómo solía pasar horas junto a un perro, además de su
gusto hacía la suavidad y blandura de las sábanas y colchones.
Lo más singular de este fragmento es la clara aparición de motivos naturalistas y deterministas que
aparecen en el personaje de Ana Ozores: se trata de una mujer de alto linaje, muy hermosa y con una
moral intachable, motivo de envidia y admiración por toda Vetusta. Para entender a este personaje,
Clarín analiza detenidamente su infancia durante todo el primer tomo: La Regenta fue víctima de un
entorno solitario y sin cariño, causado por la ausencia tanto de la madre como del padre y por los malos
tratos de la aya inglesa, tal y como vemos en “aquella blandura de los colchones era todo lo maternal
con que ella podía contar; no había más suavidad para la pobre niña..”. A consecuencia de este trauma
infantil, Ana desarrollará un carácter idealista y soñador, además de aspirar a un ideal afectivo muy
alejado de la realidad. En esta parte del texto, podemos observar claramente la causa-consecuencia de
la infancia de Ana, que se trata, sin lugar a dudas, de una protagonista verdaderamente frustrada, presa
de su imaginación, que busca desesperadamente una razón que llene su vida:
“Como aquel a quien, antes de descansar en su lecho el tiempo que necesita, obligan a levantarse,
siente sensación extraña que podría llamarse nostalgia de blandura y del calor de su sueño, así, con
parecida sensación, había Ana sentido toda su vida nostalgia del regazo de su madre. Nunca habían
oprimido su cabeza de niña contra un seno blando y caliente; y ella, la chiquilla, buscaba algo
parecido donde quiera”.
La Regenta tenía expectativas demasiado altas sobre la maternidad y el amor, fruto de esta ausencia de
cariño durante la infancia. Estas ideas irreales se verán radicalmente frustradas por el fracaso de su
matrimonio con Víctor Quintanar, ya que no encuentra en él lo que buscaba en un hombre. El ex-regente
era el único camino para conseguir una de sus mayores ambiciones: la maternidad, tal como vemos en
“Se acordó de que no había conocido a su madre. Tal vez de esta desgracia nacían sus mayores
pecados. «Ni madre ni hijos»”. Don Víctor no logra verla como mujer, sino como a una hija, además
que su extrema belleza y juventud le hacen sentirse inseguro sexualmente, incapacitando la maternidad
de Ana, además de condenarla a la castidad y a la incomprensión.
Por lo tanto, hasta que se casa, el medio en el que la Regenta vive la influye notoriamente y después
determina radicalmente su personalidad. Nos encontramos pues, con una de las características más
fundamentales del naturalismo, el determinismo psicológico (ideal de ser madre, falta de comprensión
y cariño, etc.).
Cabe remarcar la alusión que se hace al episodio de la barca: “Después, casi siempre, había tenido
grandes contrariedades en la vida, pero ya despreciaba su memoria; una porción de necios se habían
conjurado contra ella; todo aquello le repugnaba recordarlo”. Se trata del episodio de la barca:
durante su infancia en Loreto, Ana y un niño, una noche deciden coger a hurtadillas una barca, y se
quedan varados en mitad de la ría por lo cual tienen que pasar allí la noche. Esa aventura, a la larga, le
Natàlia Orensanz Bartolomé
2n de BAT
LITERATURA ESPAÑOLA
17/05/2020
saldrá cara a la protagonista, pues pondrá su pureza en entredicho. La aya inglesa culpará a la madre de
la Regenta, que tenía mala reputación, como atenuante de su comportamiento. De todos modos, no se
da en el personaje de la Regenta el determinismo hereditario, ya que solo se menciona su origen y su
madre, cuando Ana hace algo considerado reprochable y se quiere justificar el por qué de esta acción
criticable.
Esta sección del texto nos permite entender también las similitudes de Ana Ozores con el personaje de
Madame Bovary, de Gustave Flaubert: las dos mantienen unas ideas preconcebidas sobre el matrimonio
y la vida social que no se corresponden con lo que ocurre en sus vidas, las cuales consideran ordinarias
y aburridas. Por este motivo, las dos fantasean con una vida idílica, alejándose cada vez más de la
realidad y en consecuencia, acumulando cada vez más insatisfacción.
Nos encontramos con un texto narrativo con un registro estándar, pero sin dejar de poseer una calidad
literaria destacable, por la gran capacidad de descripción y narración de Clarín. Por lo que respecta a la
modalidad oracional, nos encontramos fundamentalmente con oraciones enunciativas, a excepción de
dos oraciones, una exclamativa y otra interrogativa. Predomina el uso del pretérito imperfecto de
indicativo ( nacían, eran, tendía, acostaba, arrojaba, enternecía etc.) aunque también encontramos el
pretérito pluscuamperfecto de indicativo (habían oprimido, había tenido, habían pasado, había sentido,
etc.). Utilizando estos tiempos verbales, Clarín puede realizar detalladamente descripciones de
personas, objetos, lugares y acciones en el pasado, creando un relato realista y documentado propio del
naturalismo. El uso de conectores se reduce básicamente a los temporales (después, nunca, entonces...),
que muestran en la narración un avance en el tiempo, en este caso, desde la infancia hasta la vida adulta
de Ana. Cabe remarcar el constante uso de la adjetivación por parte del autor, que enriquece el texto y
nos presenta un cuadro detallado de la escena y de sus personajes: “Una mujer seca, delgada, fría,
ceremoniosa”, “un perro negro de lanas, noble y hermoso”. Un punto remarcable es el uso de
los adjetivos sensoriales relacionados con el tacto (suave, blando, etc.) que se relacionan con la
aspiración de Ana de conseguir cariño y amor. Encontramos un contraste entre los objetos e ideas que
denotan sensaciones de calidez (madre, sábanas, perro) y los que transmiten frialdad, como por ejemplo
el aya. Nos encontramos con un uso mínimo de figuras retóricas, ya que estas sirven principalmente
para dar énfasis a una idea o sentimiento, objetivo opuesto al del autor naturalista, que aspira a narrar
de manera neutral y objetiva.
A modo de conclusión, me dispongo a comentar la importancia de este fragmento dentro de toda la
novela, ya que este conjunto de influencias ambientales y psicológicas, además de condicionar el
carácter de la Regenta, también la llevan a cometer adulterio. La gran impotencia que le genera su
relación con Don Víctor, tanto por la falta de amor como por la de maternidad, la encaminara hacia el
adulterio: su enamoramiento de Don Álvaro no es exactamente una pasión, sino una búsqueda de
consuelo, y por este motivo se siente atraída ante la posibilidad de satisfacer sus deseos y encontrar algo
que llene su vida. Durante la novela, vemos como la seducción de Álvaro Mesías avanza paralelamente
Natàlia Orensanz Bartolomé
2n de BAT
LITERATURA ESPAÑOLA
17/05/2020
a la frustración del la Regenta, culminando con la declaración fallida del Magistral y la amistad que
contrae Álvaro Mesías y Don Víctor, que aceleran irremediablemente la infidelidad del matrimonio
Ozores. La imaginación exaltada, la desatención y el paternalismo del marido son los factores que
inducen a Ana Ozores a cometer adulterio.
Download