REPÚBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA UNIVERSIDAD DE LOS ANDES FACULTAD DE ARTE ESCUELA DE MÚSICA DEPARTAMENTO DE EJECUCIÓN INSTRUMENTAL Agrupación Barrio Obrero de Cabimas y la conservación de la tradición musical en la gaita de furro Trabajo presentado como requisito parcial para optar al título de Licenciado en Música, mención Ejecución Instrumental Autor: Ing. Rawy Makarem El Rayes C.I.: V-15.626.648 Tutor: Msc. Jamshid Miguel Porras Becerra C.I.: V-11.956.189 Mérida, noviembre 2016 Dedicatoria A Badr El Rayes, Baker Makarem El Rayes, Andrea Betancourt Salas, y al Barrio Obrero de Cabimas: 62 años ininterrumpidos de historia gaitera y contando. Agradecimientos Mis más encarecida e inmensurable gratitud a Badr El Rayes y Baker Makarem El Rayes. Todo esto ha sido fruto de su sacrificio y su incondicional amor. Todo es por y para ustedes. A Andrea Betancourt, bienamada mujer. Luz, guía y fortaleza emocional durante estos últimos tramos del camino. A María Isabel Castillo y Ayarí Porras quienes tendieron una mano, fraterna y compasiva, durante los momentos de crítica necesidad. Benditos sean. Al profesor Jamshid Miguel Porras por su atención, disponibilidad y paciencia durante la tutoría de este proyecto. Al Dr. Egli Dorantes, cronista de la alcaldía Valmore Rodríguez del estado Zulia, por la iniciativa y su apoyo durante los primeros pasos en la realización de esta investigación. A Tito Delgado, cantautor de la agrupación Barrio Obrero de Cabimas, y al Dr. Víctor Hugo Márquez, repentista e investigador, como también a sus familias, por su hospitalidad y atención. Con mucho entusiasmo nos recibieron y colmaron de anécdotas gaiteras, hasta improvisadas en cuartetas. Las horas del día nunca alcanzaron para tanto conocimiento y bondad recibida. Son la historia viva de la cultura zuliana. RESUMEN Dentro de la comunidad gaitera zuliana, investigadores, cronistas, aficionados y gaiterólogos concuerdan que el Conjunto Barrio Obrero de Cabimas es la agrupación referencia, y actualmente único exponente de la verdadera y tradicional gaita de furro, debido al uso de instrumentos (furro, maracas, charrasca, cuatro y voces masculinas/femeninas), métrica y estructuración rítmica tradicional de las primeras gaitas. En esta investigación demostraremos – a través de análisis comparativos de obras publicadas, entrevistas e investigación documental – los rasgos particulares que hacen que esta agrupación se destaque como fenómeno preservador de la tradición musical en la gaita de furro. ÍNDICE Pág. INTRODUCCIÓN 6 CAPÍTULO I: PLANTEAMIENTO DEL PROBLEMA I.1 Enunciado del problema 9 I.2 Planteamiento del problema 9 I.3 Objetivos 12 I.4 Justificación del problema 12 I.5 Hipótesis 14 CAPÍTULO II: MARCO TEÓRICO II.1 Antecedentes 16 II.2 Bases teóricas 17 II.3 Las gaitas zulianas: etimología y origen 18 II.4 Origen y devenir histórico de la gaita de furro 27 CAPÍTULO III: MARCO METODOLÓGICO III.1 Paradigma cualitativo 33 III.2 Estrategia de investigación y enfoques metodológicos 33 CAPÍTULO IV: AGRUPACIÓN BARRIO OBRERO DE CABIMAS Y LA CONSERVACIÓN DE LA TRADICIÓN MUSICAL EN LA GAITA DE FURRO IV.1 Concepción de la Agrupación Barrio Obrero de Cabimas 36 IV.2 En contexto: la gaita de furro entre 1880 y 1960 37 IV.3 Formación y primeros años de carrera de Barrio Obrero 40 IV.4 En contexto: la gaita de furro desde 1960 hasta la actualidad 46 IV.5 La Agrupación Barrio Obrero de Cabimas como 48 representación de la tradicionalidad folklórica zuliana en nuestra contemporaneidad CONCLUSIÓN 58 BIBLIOHEMEROGRAFÍA Y REFERENCIAS ELECTRÓNICAS 61 CONSULTADAS INTRODUCCIÓN Considerado hoy día como patrimonio cultural zuliano, no han sido en vano el considerable número de galardones, honores y elogios merecidos en sus ya recorridos sesenta y dos años (62) de carrera artística ininterrumpida. Los entusiastas de la gaita consideran actualmente a la agrupación Barrio Obrero de Cabimas como un indiscutido exponente de la tradicional y original gaita de furro debido a no solo el estricto uso de la instrumentación típica del género en sus composiciones – furro, maracas, charrasca, cuatro y voces masculinas/femeninas – sino también de sus antiguas estructuras musicales, métricas rítmicas y poéticas. Para comprender los factores que dieron cabida a la formación del conjunto Barrio Obrero de Cabimas se nos es menester reseñar, como uno de los objetivos a trazarse en este proyecto, los detalles socio-históricos que confluyeron en el devenir de la gaita zuliana al igual que analizar los componentes organológicos que la caracterizan como manifestación musical. Valga recalcar que la gaita de furro, en comparación con otros géneros de gaita zuliana, guarda una aún mayor relación con los orígenes folklóricos hispanos dada que ésta se gestó en el contexto de un centro urbano de alta relevancia financiera, como lo era Maracaibo, y atractivo comercial para la corte durante la colonia. La gaita de furro llegó a tomar influencia de festividades españolas como la zambombería y géneros musicales tales como los motetes, villancicos, aguinaldos, valses, danzas, contradanzas, jotas, fandangos e inclusive, algunos investigadores afirman que su característico ritmo de 6x8 guarda mucha relación con el tanguillo español, lo que nos da a entender que además del cuatro, otros instrumentos de cuerda pulsada, tradicionales en la interpretación de dichas formas, fueron alguna vez usadas en sus festividades tales como la guitarra y el tiple o requinto. La agrupación Barrio Obrero de Cabimas es un fenómeno muy particular y digno caso de estudio, escasamente documentado, en la evolución del 6 folklore nacional. Es un conjunto de gaita de furro moderna que se propuso la misión de rescatar, conservar y difundir la tradición del género acercándose en lo más posible a sus orígenes en una época de constantes cambios tecnológicos y descontrolada transculturización. Por ende, es el objetivo primordial de este proyecto de grado determinar los rasgos particulares que hacen que la Agrupación Barrio Obrero de Cabimas se destaque como fenómeno preservador de la tradición musical en la gaita de furro al reseñar, en primer lugar, los antecedentes históricos y etimológicos que dan origen a las gaitas zulianas, y por ende, a la gaita de furro en el estado Zulia; y en segundo lugar, describir el contexto sociocultural en que se forma el conjunto Barrio Obrero de Cabimas destacando las particularidades que durante su trayectoria artística han hecho de la agrupación una referencia a seguir como conservadores de la tradición original en la gaita de furro. 7 CAPÍTULO I CAPÍTULO I: Planteamiento del Problema I.1 Enunciado del problema Agrupación Barrio Obrero de Cabimas y la conservación de la tradición musical en la gaita de furro. I.2 Planteamiento del problema La idiosincrasia zuliana ha estado profundamente arraigada a las manifestaciones culturales, musicales y religiosas surgidas en los territorios que circundan el Lago de Maracaibo desde sus tiempos como colonia de la corona española, y buen ejemplo de ello se advierte en sus gaitas, la forma musical de mayor popularidad y relevancia proveniente de la región, donde las comunidades que hacen vida en el estado Zulia han expresado musical y líricamente sus historias, tradiciones, saberes cotidianos, la aprobación o inconformidad política hacia las jerarquías de poder y también su devoción religiosa en festividades dedicadas a Santa Lucía, San Benito, el Niño Dios y quizás la más conocida y difundida, a la Virgen de La Chiquinquirá, popularmente conocida como La Chinita, patrona del Zulia. Las narrativas musicales en las gaitas zulianas, desde los orígenes de esta manifestación, tal y como lo señala Ibeth Nava (2007), han venido siendo un mecanismo fundamental para entender la constitución de la identidad cultural del Zulia, ya que al considerar las gaitas como costumbre y tradición, en éstas se converge la relación que tiene el zuliano con su entorno, las particularidades del lenguaje que lo distingue de otras comunidades vecinas dentro o fuera de Venezuela, sus maneras de expresarse, los sistemas de creencias religiosas, e incluso es posible apreciar su organización social. En relación a lo anterior, Thomas Carroll nos afirma que “la gaita está vinculada a la historia: es un elemento esencial de la memoria cultural del Zulia, y las letras de sus cantos registran, reinterpretan e hilan la historia sociopolítica de la región.” (2013, p. 85). Como toda tradición, es natural que a 9 ésta se le vayan adjudicando nuevas interpretaciones, las cuales se encuentran estrechamente vinculadas con las siempre cambiantes dinámicas sociales, y las gaitas zulianas, especialmente la de furro, de mayor acogida en centros urbanos, no escapan a ello. La gaita de furro es considerada como una de las formas expresivas musicales de las gaitas zulianas que proliferaron al norte del estado Zulia en poblaciones como Maracaibo, Santa Rosa de Agua, Puertos de Altagracia y Cabimas derivada de la zambombería española – cantos de villancicos y aguinaldos que se realizaban durante las festividades de natividad – y la gaita proveniente del sur del Lago de Maracaibo traída por la población afro-descendiente que fue trasladada como mano de obra para las labores lacustres cuando, en el s. XVII, se reubicó el puerto de cabotaje principal de Gibraltar a Maracaibo. Desde entonces su evolución hacia lo que hoy se estima como gaita de furro ha ido de la mano con el siempre cambiante contexto socio-cultural, político y económico de la región. Es preciso también señalar que hoy día en el Zulia las gaitas de furro no solamente han sido una expresión de espontaneidad cultural, sino que además se han venido empleando con fines comerciales – promoción de productos, abastos, casas comerciales o industrias –. Las gaitas comerciales no eran consideradas distintas de las popularmente concebidas ya que éstas también mantenían el mismo carácter sonoro costumbrista usual. Matos Romero (1968b) alegaba que algunas de esas gaitas comerciales llegaron a ser musicalmente mejor elaboradas debido a que eran escritas por compositores cultos y de destacada trayectoria literaria a pedido de amigos comerciantes y a veces sin percibir remuneración alguna. Por consiguiente, dicho autor nos explica: Los que disfrutaban antiguamente de las gaitas comerciales, no eran regularmente los músicos, compositores o poetas que escribían la melodía y la letra, sino los que formaban los grupos gaiteros, y tampoco se transmitían en la radio como hoy se hace, ni se grababan discos para venderlos, porque no existían en Maracaibo las empresas radiodifusoras ni las casas disqueras. La remuneración consistía, en la Maracaibo de 10 antaño, si acaso eso puede llamarse tal, en la “parranda” que ponía el comerciante y el industrial donde hablaban de su establecimiento o firma mercantil para que se divirtieran cantando gaitas. (Matos Romero: 1968b, p. 35) Durante la primera mitad del s. XX ocurría, de manera paulatina, un movimiento de reforma musical que tomó elementos rítmico-melódicos distintivos de la gaita de furro para luego adornarlos con tonadas foráneas – de origen mexicano, cubano o colombiano – implementando para ello instrumentos no autóctonos de la región, tales como guitarras y bajos eléctricos, teclados electrónicos, timbales, etc., para hacerlo más llamativo a gustos populares de moda, sobretodo en Caracas. Es a partir de la década de 1960, con el auge de las nuevas tecnologías de difusión audiovisual, que este género musical pasa por un proceso de masificación mediática, donde a las agrupaciones de tendencia reformista, algunos puristas les atribuían el hecho de que perseguían el lucro comercial por sobre la preservación sociocultural y difusión de la tradición. Estos cambios suscitaron un extenso debate, girando en torno a la interrogante que planteaba si con estas innovaciones se ha perdido o no la esencia tradicional de la gaita de furro, y la discusión, lejos de llegar a su fin, se mantiene latente en la actualidad entre investigadores entusiastas y gaiterólogos. Para el año 1955 en la población de Cabimas, por iniciativa de los hermanos Héctor y Alberto Silva Narváez, la Agrupación Barrio Obrero de Cabimas – el cual toma su nombre de la solución habitacional homónima donde estos residían, construida por el ya desaparecido Banco Obrero, hoy llamado INAVI – con la intención de formar un grupo de gaita zuliana que, como afirma Ender Pérez (2012), rescatara y defendiera los valores zulianos a través de la preservación de las características musicales típicas y originarias. Varios especialistas en el estudio de la gaita zuliana concuerdan que el conjunto Barrio Obrero de Cabimas es la agrupación referencia, y actualmente único exponente de la verdadera y tradicional gaita de furro, debido al uso de instrumentos – furro, maracas, 11 charrasca, cuatro y voces masculinas/femeninas – métrica y estructuración rítmica tradicional de las primeras gaitas. En esta investigación late la interrogante de que si es en realidad el sonido del conjunto Barrio Obrero de Cabimas el golpe típico de la gaita maracaibera, y para ello se demostrará – a través de análisis comparativos de obras publicadas, entrevistas e investigación documental – los rasgos particulares que hacen que esta agrupación se destaque como fenómeno preservador de la tradición musical en la gaita de furro I.3 Objetivos Objetivo general Determinar los rasgos particulares que hacen que la Agrupación Barrio Obrero de Cabimas se destaque como fenómeno preservador de la tradición musical en la gaita de furro. Objetivos específicos 1. Reseñar los antecedentes históricos y etimológicos que dan origen a las gaitas zulianas, por ende, a la gaita de furro en el estado Zulia. 2. Indicar los elementos tradicionales de la gaita primigenia de furro que aún se mantienen vigentes en los trabajos publicados por la Agrupación Barrio Obrero de Cabimas. 3. Describir el contexto sociocultural en que se forma el conjunto Barrio Obrero de Cabimas y destacar las particularidades que durante su trayectoria artística han hecho de la agrupación una referencia a seguir como conservadores de la tradición original en la gaita de furro. I.4 Justificación del problema La variopinta trayectoria que fue tomando la gaita de furro a través del tiempo y su auge en centros de mayor concentración urbana, más propensas a los efectos de la transculturación – dado el hecho de que Maracaibo como puerto de intercambio comercial internacional desde su fundación, y poblaciones de la costa oriental del lago tales como Cabimas, Ciudad Ojeda, Los Puertos de Altagracia y Lagunillas, desarrolladas a partir del 12 descubrimiento y explotación de yacimientos petrolíferos, atraían migraciones foráneas, con sus propias costumbres, visiones de la vida que naturalmente concurrían y se entremezclaban con las locales influenciándolas – han hecho que dilucidar sus orígenes hayan desembocado en el surgimiento de distintas teorías contrastantes y polémicas entre investigadores y entusiastas sobre la materia. Por ende, el indagar sobre la Agrupación Barrio Obrero de Cabimas, en una era de cambios tanto sociopolíticos como culturales constantes e inmediatos, da luz a redescubrir los factores que mantienen latente el sentido de unidad y pertenencia regional, que han ayudado al zuliano a afrontar las transformaciones de su entorno desde el punto de vista musical. Hay que tener en cuenta que el ingenio artístico va siempre de la mano del acontecer dinámico social, por lo tanto el cultor/creador va adecuando su medio de expresión a dichas dinámicas para así mantener la trascendencia de sus creaciones dentro de la sociedad. Ciertamente muchos entusiastas de las gaitas zulianas concuerdan, según entrevistas conducidas por Thomas Carroll (2013), que aunque la tradición musical es importante para la preservación de la identidad regional, su innovación sonora ha ayudado a mantener la relevancia de dicho género a través de los tiempos, surgiendo así la interrogante de hasta qué punto esa innovación queda entre los límites de lo tradicionalmente aceptado. Además, es importante aclarar que siendo la gaita de furro el estilo de gaita zuliana más conocido y difundido a nivel nacional en Venezuela, pocas han sido las referencias que se encuentran sobre uno de sus más longevos y consecuentes exponentes como lo es el conjunto Barrio Obrero de Cabimas, agrupación que, aunque muy reconocido en el circuito gaitero regional zuliano – siendo merecedor de varias distinciones por su trayectoria artística y sus aportes a la preservación cultural de la gaita de furro, en los que se destacan los títulos de Patrimonio histórico cultural del Distrito Bolívar (hoy municipio Cabimas) en 1982, como también Patrimonio folklórico musical del 13 estado Zulia en 1990 – goza de una modesta fama a nivel nacional e internacional. En vista de los singulares rasgos que definen el origen y trayectoria artística de la agrupación Barrio Obrero de Cabimas, creemos que el estudio e investigación de su caso forjará nuevos enfoques que profundicen y refuercen la apreciación hacia los caracteres distintivos particulares que hacen de la gaita de furro símbolo de identidad cultural regional en el estado Zulia, como a la vez de la perspectiva que se tiene del género a futuro. I.5 Hipótesis La Agrupación Barrio Obrero de Cabimas es uno de los pocos conjuntos que preserva actualmente el sonido y la tradición original de la gaita de furro. 14 CAPÍTULO II CAPÍTULO II: Marco Teórico II.1 Antecedentes Antes de abarcar el objeto de estudio, es primordial en esta investigación establecer los fundamentos antropológicos e históricos que lo ubican en el contexto que lo conocemos, para ello se tomarán como referencia varios textos y trabajos investigativos que nos otorgan nuevas perspectivas, en primer lugar, sobre los orígenes de la gaitas en el estado Zulia – entre ellas la de furro – y su recorrido en el tiempo hasta nuestra contemporaneidad. Luego, creemos importante dilucidar sobre la procedencia etimológica del término gaita ya que éste es comúnmente relacionado a un instrumento de viento de procedencia celta – Asturias, Galicia, País Vasco, Escocia, Francia, Portugal – y del cual no se tiene referencia de uso en ninguno de los estilos de gaita en el estado Zulia, creando así la necesidad de esclarecer qué considera como gaita el zuliano, los porqués, el cómo y cuándo ésta empieza a marcar diferencia de sus influencias transculturales predecesoras para convertirse en voz e identidad propia de la región. Anteriormente se ha comentado que es un proceso antropológico natural que toda expresión artística vaya evolucionando y amoldándose a las siempre cambiantes dinámicas sociales donde ésta va desenvolviéndose, por lo tanto, se pretende en esta investigación reseñar los puntos claves en la trayectoria histórica de la gaita de furro que dieron cabida a la formación del conjunto Barrio Obrero de Cabimas y su propósito dentro del género La gaita zuliana es una manifestación tradicional que ha sido enseñada y difundida de generación en generación de manera oral, y no fue sino a través de las crónicas interpretativas, enfoque periodístico por excelencia usado por la prensa escrita desde el siglo XIX, que los seguidores del género llevaban registro de su trayectoria y acontecer cotidiano en la región. Por consiguiente, debido a la limitada bibliografía encontrada en referencia a la Agrupación Barrio Obrero de Cabimas, una recopilación de crónicas formará parte de nuestros fundamentos para la investigación. Vale acotar que el cronismo 16 interpretativo tiene la particularidad de que las perspectivas ofrecidas por el autor hacia el objeto de estudio son de índole subjetivas y parcializadas hacia su visión propia sobre dicho objeto. Acerca de ello, Oscar Cáceres (2015) nos señala que A la mera narración de los hechos, el cronista añade un juicio valorativo sobre los mismos y utiliza su estilo para dar su personal punto de vista u opinión al respecto. Es a la vez información y opinión. Como se señala en el Manual del periodismo de Vicente Leñero y Carlos Marín, "La crónica se ocupa del cómo suceden los hechos y, en el caso de la interpretativa, también del por qué". Cuando predomina la interpretación muy sesgada de los datos y muy cargada del llamado sensacionalismo, con un punto de vista ceñido al del ciudadano común, se habla entonces dentro de este mismo tipo de crónica amarilla. II.2 Bases teóricas Nuestra investigación se apoya en la revisión de las publicaciones de cuatro autores que afrontan el estudio de la gaita zuliana, y particularmente la de furro, desde diferentes perspectivas. En primer lugar tenemos a Manuel Matos Romero, abogado e investigador, entusiasta folklorista zuliano, que aborda en cuatro distintos libros – Maracaibo del pasado, Historia de la música en el Zulia, La gaita zuliana e Improvisadores zulianos – un acercamiento reflexivo sobre los factores sociales, idiosincráticos que definían al marabino, sus personalidades culturales y expresiones musicales populares de entre la última mitad del s. XIX y primera del s. XX, época en que se gestó la concepción de la gaita de furro moderna. En segundo lugar, Rafael Salazar, musicólogo e investigador venezolano, en su libro El mundo árabe en nuestra música ofrece una reseña sobre los orígenes de los instrumentos musicales usados en las manifestaciones culturales tradicionales venezolanas. Una comprensión organológica comparativa que también nos dará referencia sobre la evolución de dichos instrumentos en el tiempo y las adaptaciones a las que han sido sujetas para adecuarse a las necesidades expresivas de nuestras comunidades en la actualidad. 17 Y por último, Ibeth Nava y Robert Thomas Carroll, quienes recogen en sus trabajos, ambos de carácter antropológico, un aspecto importante para esta investigación que es el arraigo identitario zuliano, abordándolo desde dos distintas perspectivas dentro de la gaita de furro. Mientras que Carroll se acerca al tema desde un punto de vista general abarcando el género como un todo y estableciéndolo como recurso primordial para la conducción y reforzamiento de los valores culturales de la región, Nava se dedica a establecer una correlación entre las narrativas musicales de la gaita y los elementos distintivos de identidad cultural que definen a la colectividad zuliana, ya que para ella: La narrativa es la que construye la identidad del actor social al crear el argumento de su historia en las melodías y letras de la gaita zuliana y de la posibilidad que brindan sus narrativas para indagar en la misma sobre estos procesos. (Nava: 2007, p. 1) II.3 Las gaitas zulianas: etimología y origen Las gaitas zulianas germinaron de la síntesis de varias expresiones culturales contrastantes que se dieron cabida en la región del Lago de Maracaibo. Varios autores afirman que sus inicios se remontan a la época colonial, formándose de manera paulatina tras la confluencia cultural surgida entre los indígenas nativos, la mano de obra africana traída como esclava y los colonizadores españoles (Matos Romero: 1968, p. 5), estos últimos siendo el poder dominante, imponen un nuevo orden político, social, económico y religioso en el continente, ejerciendo así una marcada influencia en las costumbres y tradiciones de las sociedades conquistadas. Al respecto, el historiador Rafael Molina Vílchez nos afirma que La gaita zuliana, como muchas otras manifestaciones del costumbrismo americano, es mestiza, tiene un mosaico genético poliétnico, pero su raíz es hispana, aunque la hispanidad se conserve en progresiones muy diferentes en la gaita maracaibera (llamada también la gaita de furro), canto de criollos citadinos, en quienes sobrevive con fuerza, en comparación con las gaitas de tambora y perijanera, en las 18 cuales la negritud deja una marca más intensa. (Hernández y Parra: 1999, p. 954) Igualmente, Matos Romero nos comenta que En efecto se cree que esta forma musical tiene su génesis en la influencia de los ritmos españoles traídos por los conquistadores y colonizadores a América, los cuales se fusionaron con los aires y los cantos monótonos de nuestros indios autóctonos y con la de los negros esclavos importados del África para trabajar en las haciendas de cacao y café en los pueblos de la costa sur del Lago de Maracaibo. (...) De manera que tanto la música como las tradiciones de España recibieron la influencia del medio ambiente físico americano y cobraron entonces vigor y personalidad definidos entre nosotros, muchos cantos religiosos, melodías y ritmos musicales alegres traídos de ultramar, influyendo por tanto en el origen de la gaita zuliana: la jota española conjuntamente con los villancicos, los motetes, las octavitas, contradanzas, fandangos, rigodones, mazurkas, etc. Pero no puede admitirse el hecho aislado de que la gaita zuliana tenga su origen únicamente en uno solo de estos cantos, aires o melodías, sino en la fusión de varios de ellos. (1968b, p. 17) Diversas teorías se han planteado en referente a los orígenes de la voz gaita y el por qué de su relación con lo que actualmente se conoce de esta forma musical en nuestro país. A esta, etimológicamente, se le atribuyen diferentes procederes; para el lingüista Joan Corominas (1987) en su Breve diccionario etimológico de la lengua castellana la palabra gaita es una “voz oriunda del castellano y el gallegoportugués, extendida desde la Península Ibérica por el África hasta Turquía y el oriente europeo.” (p. 287) – Gaida en Hungría, gainda en Creta o gayda en países de origen eslavos – También destaca que probablemente proviene del gótico gaits, que significa cabra o piel de cabra, asociado quizá al fuelle que sirve de reservorio de aire hecho con el pellejo de este animal, instrumento que aunque muy usado en regiones del norte de España se descarta su relación con las gaitas que conocemos del Zulia ya que no se tiene registro de instrumento parecido usado para la creación musical. La tesis con mayor aceptación entre investigadores hoy día es la propuesta por el musicólogo venezolano Rafael Salazar quien, desde una 19 perspectiva más en línea con el estudio etnomusicológico y organológico en complemento con el lingüístico, afirma que la palabra gaita deriva del árabe al-Gaida, al sustentar esta afirmación en el estudio y análisis iconográfico de las miniaturas representadas en los Códices Alfonsinos. Salazar nos describe este instrumento como un Clásico aerófono árabe de insuflación directa, posee seis o siete agujeros más uno auxiliar en la parte posterior, doble lengüeta y cuerpo tubular finalizado en cono cilíndrico para la ampliación del sonido. Este instrumento originalmente era usado por los camelleros beduinos en su transhumancia nocturna por los desiertos y tenía por función, además de sosegar y orientar por los caminos sin horizonte a la manada, propiciar momentos de paz espiritual entre los pastores durante sus largas travesías. En el actual Magreb este instrumento es conocido con los nombres de gaita, zukra o zamk, y se utiliza principalmente en las ceremonias nupciales. En el Cercano Oriente, la gaita es conocida por su nombre persa surnay, o por el turco, zurna. (Salazar: 2000, p. 91) Junto con la al-Gaida (Imagen No. 1), también otros instrumentos aerófonos lograron encontrar su camino hacia Europa a través de la conquista musulmana de la Península Ibérica a principios del s. VIII, influenciando la formación musical de la región en los siglos por venir. Entre ellos destaca también por su característico sonido nasal y simpleza en su elaboración el Nay (Imagen No. 2), flauta pastoril de insuflación directa, hecha con caña, que consta de dos Imagen No. 1: al-Gaida (Surnay) Fuente: Museo Metropolitano de Arte de Nueva York http://www.metmuseum.org/ art/collection/search/505187 agujeros además de uno en su parte posterior para lograr un registro agudo. Lo que hace particular al Nay es tanto su longeva existencia – considerado uno de los instrumentos más antiguos aún en uso, se ha encontrado evidencia de su existencia en templos egipcios y mesopotámicos que datan de fechas entre 2.800 y 3000 años a.C – como también su color sonoro: 20 atrayente, fascinante armonizador, que provoca fuertes evocaciones emocionales en el oyente; y su universalidad. El nay puede clasificarse en la casi totalidad de los países del mundo que han desarrollado una cultura comunitaria, a partir de la domesticación de animales y de la agricultura. En este sentido, cualesquiera de las flautas de pan de las culturas aborígenes europeas y americanas, poseen características similares y conservan el mismo principio físico del nay árabe muy parecido al massi, de cinco huecos, utilizado por los pastores wayú en la Guajira colombo-venezolana. (Salazar: 2000, p. 91) Los Códices Alfonsinos dan fe sobre la creación de una variedad de instrumentos aerófonos inspirados en sus similares árabes y de los que fueron de mayor uso durante el transcurso del medioevo español, pero el que más cabe destacar y nos atañe, dada su cercanía con ciertas tradiciones musicales latinoamericanas, es la representación en la Cántiga 370 (Imagen No. 3) de una pequeña flauta recta de insuflación directa acompañada de un tamboril. Esta combinación de flauta pequeña (gaita) y tamboril es hoy día de muy común uso en el folklore rural español (Imagen No. 4), con claros ejemplos en el acompañamiento de las danzas andaluzas y las sevillanas campesinas, entre otras. Imagen No. 2: Nay Fuente: Museo Metropolitano de Nueva York http://www.metmuseum.or g/art/collection/search/504 821 En Latinoamérica podemos encontrar un indicativo de esta combinación en festividades tales como los carnavales santiagueros en Cuba, donde la gaita es representada por una trompeta china (Imagen No. 5) que va sonando junto a las congas de calle durante las procesiones de la celebración. 21 Imagen No. 4: Tamborileros de la Sierra de Huelva (Andalucía) Fuente: Blog “A cultura expressiva na fronteira luso-espanhola” https://culturaexpressiva.files.wordpress. com/2014/06/201405310956422.jpg Imagen No. 3: Flauta y tamboril representados en las Cántigas de Santa María (Cántiga 370, códice j.b.2, século XIII). Fuente: Sitio web del Consejo de la Cultura Gallega http://www.consellodacultura.gal/asg/instr umentos/wp-content/uploads/2010/10/4_1 60_11-cantiga_370.jpg En Venezuela, el primer registro que se tiene de la combinación de flauta y tamboril es la de un documento hallado por el profesor Agustín Pérez Piñango en el antiguo Convento de San Francisco de Caracas, fechado en 1689, llamado Glorioso San Sebastián (Imagen No. 6), que contiene una partitura donde Imagen No. 5: Corneta china de los Carnavales de Santiago de Cuba. Fuente: “Carnavales en Cuba”, artículo publicado por Ramón Guerra Díaz en la página web http://letras-uruguay.espaciolatino.com/a aa/guerra_diaz_ramon/carnavales_en_c uba.htm se logra detallar el subtítulo de “gaita prima” y el dibujo de un monje tocando simultáneamente la flauta (gaita) y el tamboril dando referencia de, en primer lugar, cómo se deseaba que fuera interpretada la pieza, y en segundo lugar, la directa conexión hacia el uso de la gaita en ceremonias y festividades religiosas en nuestro país. 22 (Este hallazgo) nos remonta tanto a la España medieval como a la actual, cuando observamos tocadores de flauta y tambora en infinidad de fiestas campesinas en León, Castilla La Mancha, Extremadura, Andalucía; en esta última región con mayor arraigo y difusión a través de las genuinas sevillanas, las de cuatro partes, con baile de parejas ordenadas y variadas según la música de la gaita (tocada con la mano izquierda) y complementadas por el ritmo del tamboril, pulsado con la mano derecha a través de un palo o baqueta. La letra original de esta gaita prima, escrita en castellano antiguo reza así: Glorioso San Sebastian Mi gaita llora por lua Le ay da dolor Que sua serán. Nuestra cantiga Sentio lua bivir Qua alumvraba Sua dolor Bueno phua martirio Su calis bajo el senor Y dar vendision De fevor. Este importante documento fue transcrito musicalmente, de manera fiel, por el profesor Pérez Piñango, pero le adaptó una letra similar a la original, aunque con notables modificaciones literarias, quizá para permitir una interpretación más ágil: Glorioso San Sebastián mi gaita llora por ti los ayes que diste a mí que siempre así llorarán. Mi cantar encendió cirios que alumbraste con tu dolor Sueños fueron tus martirios, del cielo bajó el Señor a brindarte la bendición para sanar tu dolor. (Salazar: 2000, pp. 158-160) 23 Imagen No. 6: Partitura de la Gaita Prima “Glorioso San Sebastián”. Fuente: “Mensaje y etapas de la gaita”, artículo publicado por Humberto Rodríguez en el portal web http://www.nuestragaita.com/elmundodelagaita7.htm Son los misioneros españoles quienes traen consigo a América la gaita (flauta y tamboril) al formarse los asentamientos coloniales, para ser interpretada en las misas en honor a diversos santos y festividades religiosas cristianas tales como navidades y semana santa. En una entrevista concedida por el investigador y repentista zuliano Víctor Hugo Márquez, este nos comenta que en los días festivos el fraile hacía el llamado a gaita recorriendo las calles alrededor de las iglesias, una procesioncita como una bullita, porque la bulla grande la hacían con la campana para llamar a oficio. Es en el estado Zulia – específicamente en los poblados fundados a las orillas sur del Lago de Maracaibo – donde este rito devocional fue transformándose, dentro de todo el mestizaje sanguíneo y cultural que acarreó la conquista y posterior colonización española de la región, en lo que 24 se considera hoy día el primer género de gaita zuliana reconocido, la gaita de tambora. La gaita de tambora (Imagen No. 7) es reconocida como la gaita primigenia de la región zuliana, ella pertenece a la tradición afro-venezolana de los pueblos del sur del Lago de Maracaibo – Bobures, Palmarito, Gibraltar – en homenaje hoy día a San Benito de Palermo. El surgimiento de esta tradición se debe enormemente a la llegada de mano obra esclava del África durante el Imagen No. 7: Tambora, tamborito y clarinete. Gaita de tambora. Gibraltar, edo. Zulia. proceso de Venezuela. Fuente: Fotografía tomada por Alfredo Padrón y extraída del libro “El mundo árabe en nuestra música” de Rafael Salazar. colonización Esta nace en en los poblados de Gibraltar y San Pedro, este último ya desaparecido, a mediados del siglo XVII – ca. 1660 y 1680 – tomando elementos lingüísticos, musicales, ritos festivos y devocionales impuestos tanto por los dominadores españoles como también influenciadas de algunas comunidades indígenas con las que tenían contactos, sincretizándolos con los propios – de orígenes dahomeyanos, ashanti, bantú, iwangala – como medio de expresión catártico que les ayudara a subsistir y resistir el sometimiento esclavista. Para la población afro-descendiente el llamado a gaita, tal cual procesión con flauta y tamboril, era sinónimo de celebración, ellos entendían que se dirigían a una fiesta y por ende lo hacían con el instrumento distintivo de su identidad y herencia cultural, la tambora. Es lógico concluir que las agrupaciones que ejecutan este género hayan asimilado la tradiciones festivas religiosas españolas y sincretizado con las suyas, por ende los conjuntos de gaita de tambora están conformadas hoy día por una tambora – el que le da el nombre a la manifestación musical siendo este su principal y obligado instrumento – un tamborito, la maraca y un clarinete, siendo este 25 último de mayor proyección, llamativo color – similar a la al-Gaida – y riqueza sonora, llegando a reemplazar a una antigua flauta de madera parecida al orumo o al de millo indígena que los africanos llamaban Buto, cual uso se fue dejando de lado paulatinamente. Un clarinete, una tambora y un tamborito desarrollan un juego melódico polirrítmico en el que conjugan melismas árabes-andaluces, expuestos durante el reboleo del clarinete (derivado de la algaida o gaita árabe) y la comunicación teúrgica de los tambores negro-africanos originarios del Dahomey. Un solista y un coro antifonal completan el esquema ritual participativo de esta gaita de tambora, festiva y devocional. (Salazar: 2000, pp. 175-176) Hay que tomar en cuenta que la introducción de la población africana como mano de obra forzada marcó un profundo impacto en la transformación cultural no solo de la región zuliana sino también del país. Las condiciones de vida impuestas por sus amos les obligaron a adaptarse a su nueva realidad de manera abrupta, y con tal de garantizar su subsistencia asimilaba de este sus modales, su religión, sus ritos festivos, su lenguaje para incorporarlos al propio (Pero manteniendo) en una actitud de resistencia, su habla y deidades y dejando la altisonancia de sus dolores, la catarsis y el desplazamiento de rabia y tristeza, para que las expresara el tambor. Por esas circunstancias históricas, los negros se vieron obligados a sacar de cada otra cultura lo que floreciera y aliviara su dura existencia y así lo hicieron mestizándose sanguínea o culturalmente con indios y blancos; tomando la iniciativa de tender puentes que salvaran distancias y cargando sobre sus hombros la conciliación de las tres culturas. Eso los convirtió en pioneros y punteros de gran parte del nuevo folklore, de la nueva cultura mestiza; ellos comenzaron las propuestas de merengue, fulía, sangueo, marisela, cantos de pilón, cantos religiosos a San Juan, San Pedro, San Antonio (tamunangue) y San Benito, y no podía faltar la gaita zuliana. (Márquez: 2006, pp. 54-55) Son, por ende, bajo estas premisas, además de las nuevas oportunidades de expansión y producción económica que ofrecía la región, que la gaita se fue extendiendo y tomando nuevos rumbos evolutivos formándose nuevos géneros. Para Víctor Hugo Márquez “el hombre cuando se mueve de un lugar a otro, se lleva su acervo cultural” (González, Marrufo y Villalobos: 2010, p. 26 54), fue de esta manera que empezaron a surgir a lo largo y ancho de la provincia nuevas variantes de gaitas zulianas tales como la Gaita a Santa Lucía, manifestación urbana de la gaita de tambora que se forma entre 1680 y 1700 después de que el puerto principal de cabotaje en el lago se traspasa de Gibraltar hacia Maracaibo y junto con ello la mano de obra esclava que se necesitaba para su puesta en marcha; y la Gaita Perijanera, que se origina entre 1740 y 1760 luego de concedida por real cédula de Felipe V en 1722 a Don Juan de Chourio e Iturbide la fundación de la Villa del Rosario de Perijá, trayendo mano de obra esclava desde sus fincas de Gibraltar y Paraute para el establecimiento de centros de producción de ganadería extensiva. II.4 Origen y devenir histórico de la gaita de furro Luego de que los españoles establecieran Maracaibo como centro urbano y puerto principal de embarcación comercial de la región en el s. XVII, traen consigo sus costumbres musicales y devocionales, que con el transcurrir del tiempo, fueron interactuando y sincretizándose con las ya establecidas en la localidad. La gaita de furro surge en los barrios marabinos de El Bajo y el Empedra’o – extendiéndose también a poblaciones periféricas tales como Santa Rosa de Agua, Puertos de Altagracia y Cabimas – donde residía la Imagen No. 8: Furro mano de obra negra esclava y sus descendientes Fuente: “Instrumentos de percusión”, reportaje publicado en línea por el diario El Universal http://www.eluniversal.co m/aniversario-104/13061 2/instrumentos-de-percus ion traídos del sur del lago. Hoy es una de las manifestaciones musicales zulianas más difundidas a nivel nacional e internacional, su origen uno de los más recientes en el folklore zuliano y su evolución en la historia del género, uno de los más cambiantes. 27 La gaita de furro es interpretada bajo una estructura formal de estrofa-estribillo, el primero entonado por un solista y el segundo por el coro; en las estrofas se utilizan cuatro versos y en el estribillo de cuatro a ocho versos, ambos con métrica octosílaba – aunque se dan los casos en que se usan combinaciones de verso, algunos con intervenciones solistas dentro del estribillo y cuartetos de solistas interpolados – acompañada por una instrumentación tradicionalmente conformada por cuatro, maracas, charrasca, tambora y su instrumento característico, el furro o furruco (Imagen No. 8). La base rítmica es de 6x8 – muy común en formas musicales populares locales tales como la danza, el bambuco y la décima zuliana – aunque aún abunden versiones antiguas interpretadas en métricas de 2x4. Se le llama gaita de furro porque es el nombre que se le da localmente al furruco, instrumento musical conocido antiguamente como mandullo, descendiente directo de la zambomba española (Imagen No. 9). La zambomba viene a ser un instrumento membranófono de fricción usado, todavía, en algunas regiones del sur de España como acompañante de villancicos y aguinaldos cantados en celebraciones navideñas previo a la Nochebuena, Inclusive el nombre que se le atribuye a estas festividades deriva de dicho Imagen No. 9: Zambomba. Fuente: http://www.mundofolklore.es/zambo mbas-gonalca.html instrumento ya que es este el que destaca el carácter más representativo de la algarabía, por lo tanto, tenemos zambomba instrumento y zambomba festividad (Imagen No. 10). Sobre esta última Su origen, (...), radica en las fiestas en patios de vecinos y gañanías en los barrios flamencos de Jerez donde se compartían viandas, vinos y cantes cuyas letras y ritmos formaban parte de la cultura popular. En ella un grupo de gente canta villancicos aflamencados en coro al son de una zambomba y, a veces, acompañados también por otros 28 instrumentos como panderetas o botellas de anís. La zambomba (...) se trata de una celebración con un fuerte carácter participativo, mientras que en las demás fiestas y juergas hay una separación entre protagonistas (cantaores, tocaores y bailaores) y público, en la zambombas todo el mundo participa cantando o tocando algún instrumento. (S/A, 2016) Imagen No. 10: Zambomba (festividad). Fuente: “Las zambombas, una tradición heredada de Jeréz”, reportaje publicado en el portal web Cádiz Directo https://www.cadizdirecto.com/las-zambombas-una-tradicion-heredada-jerez/ Se cree que desde la fundación de Maracaibo hasta entrado el siglo XIX no se puede hablar de la existencia de la gaita de furro tal como se concibe hoy día debido a la falta de documentación y registro testimonial que confirme dicha manifestación para entonces. Por lo tanto, es de considerar que durante ese transcurso de tiempo lo que pudo haber animado popularmente las festividades devocionales de la época era la antigua gaita de flauta y tamboril – tal cual representada en la imagen del documento encontrado por Pérez Piñángo dedicado a San Sebastián – como también la zambomba o zambombería española para las parrandas navideñas de aguinaldos y villancicos, también con temática religiosa. Indiscutiblemente la migración de la población afro-descendiente desde el sur del Lago hasta Maracaibo y poblados aledaños, aunado a diversos factores políticos y económicos, fueron moldeando el progreso y desarrollo 29 socio-cultural de la región en las décadas por venir. Consigo trajeron sus concepciones festivas y ritos devocionales – su gaita, su tambora, su fiesta, su devoción a Dámbala y Ajé sincretizada con Santa Lucía – que en interacción con las formas y costumbres musicales de la localidad – de claros orígenes hispanos tales como los motetes, villancicos, aguinaldos, valses, danzas, contradanzas, jotas, fandangos, etc. – germinaron en lo que conocemos como gaita de furro, una gaita multitemática, grupal, mestiza, participativa, colectiva, tal cual el espíritu heredado de la zambombería y la gaita de tambora. Investigadores y estudiosos del género consideran que ese mestizaje, sanguíneo y cultural, en la sociedad marabina moldeó el nuevo carácter en que se desarrollaría de ahí en adelante esta naciente forma musical, convirtiéndose ahora en un género ya no solo estrictamente devocional o para la participación y asistencia exclusiva de ciertos sectores sociales sino que pasa al ámbito popular y cotidiano. Tal como nos explica Víctor Hugo Márquez Es el mestizaje quien saca de la iglesia, pero sin abandonar la iglesia, el canto festivo religioso. Lo saca a la calle, al patio, al enlosa’o, al botiquín, a las planchadas, las piraguas, las bodegas y las empresas; lo llena de ron, lo parrandea y le incluye temas de protesta, satíricos, vulgares. (Makarem, 2017) La gaita de furro se desarrollaba en sus principios, según testimonios registrados, en un ambiente lúdico, comunitario y festivo donde lo acostumbrado era que los grupos vecinales se reunían para cantar la gaita del día en una casa o embarcación donde hubiera sido colocada desde la mañana una bandera blanca – símbolo de petición para el acogimiento de la parranda – si dicha bandera permanecía en su lugar para el final del día significaba que el dueño de ese sitio accedía a recibir la fiesta. La comunidad solía llegar al lugar antes de caer el anochecer trayendo consigo comida, bebida, dulces y sus instrumentos musicales: tamboritos, furros, charrascas, maracas, cuatros, guitarras, clarinetes, violines, pianos, todo lo que estuviera a la mano para el momento. Los presentes, dispuestos de manera semicircular (Imagen No. 11), entonaban estribillos improvisados que podían ser en homenaje al anfitrión o a algún santo al que se le querría rendir 30 devoción. Estas parrandas duraban toda la noche hasta el amanecer o incluso días. Imagen No. 11: La gaita de furro Fuente: Cuadro original de Régulo Díaz y extraído del libro “La gaita: compilación de textos extraídos de la prensa zuliana del s. XIX y mediados del s. XX” de Alberto Moreno Urribarry (1992) La particularidad que caracteriza a la gaita de furro de otras formas de gaitas zulianas es que esta se gestó en el contexto de un centro urbano de alta relevancia financiera y atractivo comercial internacional, haciéndolo uno de los géneros más propensos a adoptar rasgos de nuevos componentes culturales venidos desde el extranjero. Con la expansión geográfica de la ciudad de Maracaibo y sus periferias, la creación de nuevos mercados, junto con los incesantes progresos tecnológicos que trajo la explotación petrolera vinieron también nuevas necesidades, nuevas maneras en las que el zuliano percibe e interactúa con su entorno y por ende era natural que las manifestaciones folklóricas – entendiéndose éstas como producto de la creación colectiva de modos de sobrevivir y vivir – fueran adaptándose a estas nuevas circunstancias. 31 CAPÍTULO III CAPÍTULO III: Marco metodológico III.1 Paradigma cualitativo La particular circunstancia que envuelve a la Agrupación Barrio Obrero de Cabimas como caso a estudiar y, en base a ello, la hipótesis planteada a demostrar, hacen que se tome este proyecto desde un enfoque cualitativo. Es desde esta perspectiva que nos permitimos – a través de diversas estrategias investigativas – comprender al conjunto Barrio Obrero de Cabimas en su propio entorno, en su propio marco referencial, y dilucidar su propósito en el contexto gaitero contemporáneo. Sobre estas aproximaciones Bonilla y Rodríguez nos aclaran que La investigación cualitativa (...) se interesa por captar la realidad social “a través de los ojos” de la gente que está siendo estudiada, es decir, a partir de la percepción que tiene el sujeto de su propio contexto. El investigador induce las propiedades del problema estudiado a partir de la forma como “orientan e interpretan su mundo los individuos que se desenvuelven en la realidad que examina”. No parte de supuestos derivados teóricamente, sino que busca conceptualizar sobre la realidad con base en el comportamiento, los conocimientos, las actitudes y los valores que guían el comportamiento de las personas estudiadas. Explora de manera sistemática los conocimientos y valores que comparten los individuos en un determinado contexto espacial y temporal. (Monje: 2011, p. 13) III.2 Estrategia de investigación y enfoques metodológicos Dada la exposición establecida acerca del caso a ser investigado, se nos hace evidente que el proceder de este proyecto es de naturaleza antropológica sociocultural, disciplina que – según afirma Gómez Pellón (2010), es dependiente del propósito comparativo y cualitativo que persigue – estudia el desarrollo y la diversidad de las manifestaciones culturales siguiendo los procedimientos investigativos del método científico general, consistente en observar el objeto a estudiar, elaborar una hipótesis, verificarla y establecer una conclusión al respecto. Basándonos en ello, nos propondremos un conjunto de técnicas que nos permitan alcanzar los objetivos planteados para este trabajo y que describiremos a continuación. 33 Como un primer recurso para la recolección de datos, la metodología etnográfica nos servirá para conducir el trabajo de campo, donde se aplicará la realización de entrevistas, recopilación de trabajos audiovisuales, la atención a presentaciones en vivo y ensayos de la agrupación. Por medio de la etnografía pretendemos, y tal como lo expone Martínez Miguélez (...) comprender las realidades actuales, entidades sociales y percepciones humanas, así como existen y se presentan en sí mismas, sin intrusión alguna o contaminación de medidas formales o problemas preconcebidos. Es un proceso dirigido hacia el descubrimiento de muchas historias y relatos idiosincrásicos, pero importantes, contados por personas reales, acerca de eventos reales, en forma real y natural. Este enfoque trata de presentar episodios que son "porciones de vida" documentados con un lenguaje natural y que representan lo más fielmente posible cómo siente la gente, qué sabe, cómo lo conoce y cuáles son sus creencias, percepciones y modos de ver y entender. (2004, p. 182) De igual manera, se nos hace significativo mencionar el destacado papel que el proceso de elaboración de entrevistas – a integrantes de la Agrupación Barrio Obrero, sus allegados, conocedores, investigadores, gaiterólogos y entusiastas de la gaita de furro – es para la recolección y análisis de los datos en este proyecto investigativo, ya que permite acercarnos a las experiencias y elementos de vida que afectan el proceder de los mismos actores partícipes del fenómeno cultural y así entender las dinámicas de su realidad. Aunado al trabajo de campo, se nos hace menester llevar a cabo un arqueo bibliohemerográfico donde podamos fijar los precedentes, tanto de la gaita de furro como del conjunto Barrio Obrero de Cabimas, que nos dirija a comprender los factores socio-históricos que dieron cabida a su formación, su propósito y el desenvolvimiento de su trayectoria artística hasta la actualidad. 34 CAPÍTULO IV CAPÍTULO IV: Agrupación Barrio Obrero de Cabimas y la conservación de la tradición musical en la gaita de furro El que diga que tocar Gaita es pura tontería Que toque el furro algún día A ver cuánto va a aguantar. Tito Delgado Considerado hoy día como patrimonio cultural zuliano, no ha sido en vano el cuantioso número de galardones, honores y elogios merecidos en sus ya recorridos sesenta y dos años de carrera artística ininterrumpida. Los entusiastas de la gaita consideran actualmente a la Agrupación Barrio Obrero de Cabimas como un indiscutido exponente de la tradicional y original gaita de furro debido a, no solo el estricto uso de la instrumentación típica del género en sus composiciones, sino también de sus antiguas estructuras musicales, métricas rítmicas y poéticas. IV.1 Concepción de la Agrupación Barrio Obrero de Cabimas El conjunto Barrio Obrero de Cabimas fue formado en el año 1955 por la iniciativa de los hermanos Héctor y Alberto Silva Narváez como una agrupación de gaita de furro familiar, vecinal, juvenil, estudiantil, tomando el nombre de la misma barriada donde residían – llamado en un Imagen No. 12: Héctor Silva Narváez (1940 - †2016) principio Campo Obrero y que Fuente: http://zulianuestro.blogspot.com/2011/08/barrioobrero-de-cabimas.html Barrio posteriormente se denominaría Obrero, una solución habitacional construida por el entonces Banco Obrero, hoy día INAVI, para dar residencia en Cabimas a la creciente oleada de migrantes provenientes de otras regiones del país atraídos por el desarrollo económico que ofrecía la industria petrolera en su 36 momento –. Desde entonces han sido ya tres generaciones de la familia Silva Narváez el eje que aglutina y congrega al resto de familias de la barriada que conforman este proyecto: los Herrera, Romero, Parra, Delgado, Fossi, Manzano y los Yori, algunos destacándose en la composición musical, otros en la ejecución instrumental y el canto. La idea de formar la Agrupación Barrio Obrero de Cabimas surge en 1953 luego de que Héctor Silva, a sus 13 años en aquel momento, presenciara una gaita – de carácter festivo, lúdico, comunitario tal cual se acostumbraba (Imagen No. 11) – organizada por Ernesto Prieto y Carmelita Romero en su enramado de Puerto Escondido (Recreada) en los patios rurales con los instrumentos principales: furro, tamborito, maracas, charrasca y cuatro; en rueda, con el verso por la mano, con pañuelos que se alzaban para pedir turno de verso o secarse el sudor, las voces al viento, sin uniforme, tarima ni megafonía, pero con buen son, son de infinito ánimo y con vocación de traspasar el umbral del día venidero. (Márquez: 2006, p. 113) Esa experiencia cautivó a Héctor quien convenció a sus hermanos Deysi, Lula y Alberto en acompañarle a formar un conjunto musical que rescatara las originales costumbres gaiteras, su sonido y el estado de emocionalidad que ésta provocaba en sus participantes, muy característico del género en sus inicios. Pero para entender el propósito del grupo Barrio Obrero de Cabimas y sus aportes a la conservación de la gaita de furro, creemos que la idea de rescatar sus aspectos tradicionales y folklóricos no es algo que surge solamente de un mero impulso juvenil, sino más bien influenciado por un conjunto de condiciones culturales que han ido de la mano con el contexto sociopolítico y económico en que los Silva y demás integrantes de la agrupación se habían desenvuelto en su momento. IV.2 En contexto: la gaita de furro entre 1880 y 1960 Ciertamente la gaita de furro desde sus inicios, alrededor de la segunda mitad del siglo XIX y tal cual descrita en el Capítulo II de esta investigación, no 37 era la misma a como se concebía para 1953, y menos aún como se concibe hoy día. Poco antes de iniciado el siglo XX muchas casas comerciales supieron sacarle provecho promocional al aspecto festivo, lúdico y comunitario del género para lograr atraer un mayor mercado hacia sus productos, por ende, ¿qué mejor manera de captar una clientela para el consumo – mayoritariamente iletrada, que no podía entender la publicidad instalada al aire libre o publicadas en periódicos y revistas – sino por medio de la manifestación musical más enraizada en su cotidianidad? Esta tendencia logró ir a la par con la prosperidad y expansión económica que identificaba a Maracaibo como puerto internacional. Los comercios, bodegas, empresas, fábricas y sus acaudalados dueños eran los que ahora colocaban la bandera blanca frente a sus negocios para atraer músicos – que se organizaban en grupos informales e improvisados llamados “cuerdas”, creados solo para el disfrute de la gaita del momento – para así empezar la algarabía llamando la atención de la clientela. Estos primeros, siempre atentos a los favores del anfitrión, recibían a cambio una remuneración con productos de la empresa: tabacos, licor, calzados, vestimentas, comida, etc., en mucha mayor cantidad de las que podían serles ofrecidas por casas particulares de modestas familias en sus gaitas vecinales. Fue de esta manera que la práctica mercantil en la gaita de furro se estableció como un hecho común y masivo. Ahora además de los temas devocionales religiosos, políticos y cotidianos – espontáneos e improvisados y que venían manteniéndose de manera oral por generaciones – se agregaron a la memoria cultural, y con mucho más énfasis, las gaitas de interés comercial a favor de la publicidad empresarial. Esta predisposición les requeriría a los músicos una cierta exigencia organizativa, como también una cuidadosa y delicada atención al mensaje a comunicar. En consecuencia, surge la figura del compositor, quienes solían usualmente ser personas letradas – ya fueran poetas, periodistas o escritores – y tendían a crear versos publicitarios a petición de algunos dueños, muchas veces amigos personales, de abastos, consultorios médicos, 38 y demás comercios. Personajes como Aniceto Rondón, Adolfo De Pool, Virgilio Carruyo, Gustavo Cohen, por mencionar a algunos, se destacaban como creadores de las primeras gaitas comerciales en las últimas décadas del siglo XIX y primeras del XX. La revolución petrolera trajo consigo la industrialización y modernización de cada ámbito socioeconómico y cultural en la región zuliana. Con ella llegan las maravillas tecnológicas de la comunicación – la radiodifusión, los equipos de amplificación y proyección sonora, las rocolas, discos gramofónicos para el registro y preservación musical – como también el establecimiento de centros de esparcimiento cultural familiar: teatros, cines, salas de conciertos, etc. –. Todo ello conllevó a la necesidad de sacarle provecho económico a la manifestación cultural local, industrializándola, haciéndola un producto de consumo masivo, es decir, adecuándola a las dinámicas económicas contemporáneas. Desde entonces la organización grupal de los intérpretes musicales se vuelve más selectiva y las composiciones de la gaita-canción – reducida paulatinamente de festividad a canción para su fácil asimilación – se vuelve más elaborada dejando de lado su genuina improvisación popular para dar paso a una pieza musical pre-confeccionada y propiamente ensayada. Se seleccionan los instrumentistas más precisos, resistentes y diestros; los cantantes más afinados, de mayor potencia vocal y dicción y de más agradable timbre; se colocan delante los cantantes usando micrófonos y dando la cara al público, pero dejando sentados y detrás a los percusionistas de cueros y maderas; el esquema espacial cambia, dando altura de tarima y prudente distancia a los gaiteros, ahora protagonistas y actores, líderes estéticos segregados de un público pasivo, espectador, comprador de entradas y no partícipe, no creativo. La máxima participación esperada respecto al público es el aplauso, el clamor, y, en señal de aclamación de las artísticas obras, el canturreo o tarareo de las canciones. (Márquez: 2006, p. 85) Fue durante esos tiempos que la gaita de furro marca una distancia considerable de los paradigmas que la caracterizaron durante sus inicios – lúdico, colectivo, festivo, cooperativo, inclusivo, devocional, “donde la creaba 39 la misma gente de la calle, sin pretensiones de excelencia ni competencia, la idea era divertirse y honrar al santo” nos comentaba Víctor H. Márquez (Makarem, 2017) – dirigiéndose hacia un modelo competitivo, promocional, profesional, selectivo; donde la gente fuera de la agrupación pasó a ser un público espectador pasivo de la experiencia musical. Las primeras décadas de la explotación petrolera en el país supuso un brusco cambio cultural para la sociedad venezolana, netamente agraria y artesanal hasta ese entonces, que pasaba ahora a dar sinuosos pasos en la era industrial, manufacturera y comercial. Venezuela se vuelve un mercado atractivo para el capital foráneo quienes fueron difundiendo nuevos patrones de consumo acordes a los estándares europeos y norteamericanos – quienes marcarían la pauta global – abarcando cada ámbito de la vida humana, transformando el folklore nacional: la indumentaria cotidiana, la organización de clase social, el conocimiento técnico, la gastronomía, los modos de trabajo e inclusive la creación artística. Un frenético proceso de transculturación vuelve a surgir en el país fomentado por políticas socioeconómicas que otorgaban mayor prioridad a las importaciones de productos manufacturados de toda índole, haciendo que la inquietud por la creación cultural local, sobre todo en los centros urbanos, fuera “sustituida por la creciente prosperidad del mercantilismo desenfrenado” (Matos Romero: 1968b, p. 36), donde ahora con mayor insistencia lo exótico se convertiría en sinónimo de progreso, lo moderno era considerado de atractivo consumo y el folklore local como reflejo de atraso, de tiempos de otrora ya pasados de moda, renegándolo a un segundo plano casi dejándose al olvido. IV.3 Formación y primeros años de carrera de Barrio Obrero Es en ese contexto que nace la Agrupación Barrio Obrero de Cabimas, ciertamente para Héctor Silva el atender una gaita festividad fue una ocasión de profundo impacto evocativo y emocional, por ser, además, una actividad 40 muy rara de presenciar y organizar en tiempos donde los elementos culturales foráneos eran los que tenían más cabida en el día a día de nuestra sociedad. La primera generación de la agrupación fue entonces conformada por el mismo Héctor, Lula, Alberto y Deysi Silva, junto con Ramón y Magda Herrera, Alirio, Joseíto y Nelson Romero, Joaquín Manzano, Tito, Ramón y Pedro Delgado, entre otros. Imagen No. 13: Agrupación Barrio Obrero de Cabimas Fuente: Extraída desde su sitio web oficial https://barrioobrero.wordpress.com/about/ El conjunto Barrio Obrero de Cabimas se destaca, en primer lugar, por ser una agrupación musical vecinal organizada – en contraste con las “cuerdas” que se formaban de manera improvisada en décadas anteriores solo para la realización de gaitas eventuales – reflejo idiosincrático de su contexto: usan uniformes que los distinguen de la informalidad (Imagen No. 13) y se titulan con el nombre de su barriada de procedencia como un símbolo de orgullo representativo. Su formación en el escenario la constituyen cuatro (4) furros – de diferentes dimensiones, abarcando registros sonoros desde lo agudo hasta lo grave – dos (2) cuatros, dos (2) tamboras, maracas, charrascas, voces masculinas y femeninas, en un esquema semicircular, colocando los furros y tamboras en primera fila mientras que los cantantes se ubican detrás. Ésta 41 disposición es la que hasta hoy día los distingue de otras agrupaciones del género. La voluntad de recuperar la identidad cultural autóctona nacional era ya un sentimiento generalizado tanto en el ámbito de la música popular como en la académica durante la Venezuela de mitad del siglo XX. En el caso de la gaita de furro, otras agrupaciones contemporáneas a Barrio Obrero también surgieron a consecuencia de esta inquietud, tales como el Conjunto Saladillo, Los Compadres del Éxito, Alegres Gaiteros de Valle Frío, Gaiteros del Zulia, Conjunto Chiquinquirá, Conjunto San Francisco – formada por el Padre Vílchez – Conjunto Flor del Norte, Mamaota y su Familia Gaitera, Conjunto Vuelvan Caras, entre otros. Esta generación de agrupaciones gaiteras toman rienda propia de su dirección musical y artística, se desprenden de la costumbre de aspirar a los donativos que antes las casas comerciales ofrecían a los gaiteros a cambio de publicidad y aprovechan los beneficios de las tecnologías de difusión comunicacional para llevar su música a la mayor cantidad de audiencia posible, en pro de revivir ese entusiasmo folklórico integrador que causaba la gaita de furro en su etapa primigenia, desempeñándose, además, como elementos de conservación de la memoria histórica regional ante los embates de la transculturación. Esta vez, aunque patrocinadas por las grandes industrias y casas comerciales, fueron las radiodifusoras quienes – en aras de captar e impulsar el revitalizado entusiasmo por retomar las viejas costumbres musicales, obviamente para sacarle algún provecho mercantil – ofrecieron los espacios para la proyección artística de las agrupaciones gaiteras, otorgándoles no solamente tarima en festivales, veladas y concursos musicales organizados por ellos, sino también producirles sus trabajos discográficos. Como punto aparte, cabe destacar que a partir de esas iniciativas fue que surge la organización de la Feria Internacional de La Chinita en 1966, como un incentivo del gobierno regional y empresas del sector privado para la promoción de la identidad cultural zuliana, a través de una festividad centrada en la veneración a la Virgen de La Chiquinquirá, santa patrona del estado 42 Zulia, entre el 9 y el 18 de noviembre de cada año conectándose con la navidad y fin de año. La gaita de furro, dado sus orígenes devocionales y también relacionados a los villancicos y aguinaldos, fue considerada, por ende, como la manifestación musical oficial para la amenización de esta festividad. La Feria de La Chinita ha servido desde entonces de tarima a un vasto número de personalidades y agrupaciones del género, tanto así, que ya se ha vuelto tradición componer cada año una gaita dedicada a la Virgen para ser estrenada en este evento. La Agrupación Barrio Obrero de Cabimas, en sus primeros años – e inspirados por las gaitas que escuchaban de Ramón Bracho Lozano y del Conjunto Estrellas del Alba – se abren camino a través de esos mismos programas, eventos, concursos y festivales organizados por emisoras tales como Radio Libertad, Radio Cabimas y Radio Mara interpretando antiguas gaitas populares que conocían de su entorno, ciertamente transmitidas de generación en generación de manera oral, como también algunas composiciones propias. Precisamente las primeras gaitas compuestas por el conjunto – escritas por Ramón Herrera junto con su padre Amado en 1958, una celebrando la caída del gobierno de Marcos Pérez Jiménez y la otra dedicada a la organización no gubernamental Asociación Pro-Venezuela quienes habían promovido un concurso gaitero para enaltecer las manifestaciones folklóricas nacionales – los harían merecedores de menciones especiales en esos certámenes, llevándolos a codearse con las más importantes agrupaciones del género para su momento. Fue durante la carrera inicial dentro de los circuitos radiales, que Héctor Silva conoce a dos personajes considerados ya hoy día como pilares fundamentales en la transformación de Barrio Obrero hacia un grupo musical profesional: José de la Chiquinquirá Rodríguez, cariñosamente apodado “Chinco”, repentista – persona que posee una destreza natural para crear poesía de manera espontánea e improvisada – compositor de varias obras célebres del conjunto, y Bernardo Bracho, cantautor y fiel intérprete de los versos que Chinco componía. En una entrevista concedida a la periodista 43 Marielys Zambrano (2015a) del diario Panorama, Antonio “Matón” González, furrero y cofundador del conjunto, comentaba Conocimos a Bernardo en 1961 o 1962, en un Festival de Gaitas que se hizo en Radio Cabimas. Bernardo cantó y, cuando bajó (de la tarima), Héctor Silva, que siempre estaba pendiente de la gente que le gustaba la gaita, lo invitó para su casa. Bernardo le dijo que tenía un compadre que escribía lo que él cantaba. ¡Chinco! Y lo llevó. Así se integraron al grupo. “Chinco” Rodríguez fue compositor del célebre tema Afición gaitera, con ella la agrupación gana en 1964 el concurso de gaitas organizado por la televisora Ondas del Lago Televisión, y como producto de ese éxito les patrocinarían la publicación de su primer trabajo discográfico Barrio Obrero Canta, trabajo que los conduce de lleno hacia la etapa profesional de sus carreras con presentaciones en vivo, radio y televisión ya no solo dentro del circuito regional zuliano sino a nivel nacional. En Barrio Obrero Canta el conjunto deja registro claro de los principios musicales en los que se afianzan desde su formación, al rescatar y conservar las características esenciales de la tradicional gaita de furro, tal cual como la conoció Héctor Silva en Puerto Escondido y les fue transmitida por sus antepasados, aspectos que mantendrían de manera inalterable Imagen No. 14: Portada del disco Barrio en las subsiguientes producciones Obrero Canta, primera producción discográfica de la agrupación Barrio Obrero de Cabimas. discográficas hasta el día de hoy: 1. El uso de instrumentos autóctonos de la región y Fuente: típicos de la tradición de la http://quesuenemigaita.blogspot.com/2014/0 gaita de furro para el momento, 5/barrio-obrero-canta.html sin adiciones foráneas. 44 2. El uso de voces mixtas, femeninas y masculinas, destacándose ambas por igual, complementándose unas a otras, sin discriminación de género, rememorando el espíritu colectivo e inclusivo de las antiguas gaitas-festividad. 3. La rotación de los cantos, es decir, la distribución de las estrofas entre diversos cantantes solistas, las réplicas versadas y cantos responsoriales entre coro y solista, evocando las costumbres de las gaitas de tambora, la zambombería y las antiguas gaitas devocionales como la dedicada a Santa Lucía. 4. El uso de la métrica rítmica 6/8 que encompasa las formas estróficas con estribillos de los cantos, estructurados en cuartetas octosilábicas, herencias de las manifestaciones literario-musicales españolas que a su vez descendían del zéjel árabe. 5. Una narrativa musical que aborda las temáticas acostumbradas en etapas primigenias de la gaita de furro – devocionales, satíricas (Las extravagancias, Los piropos), contestatarias (El estudiante), cotidianas (Gaita sabrosita, Sabor criollo, Afición gaitera), tradicionalista (Barrio Obrero canta), paisajistas (El Maracaibo de ayer) y en celebración de las festividades navideñas (Navidad zuliana y Nochebuena) – puntos que se volverán recurrentes en sus posteriores composiciones, y que junto con el aspecto organológico son los factores más vinculantes para con su público oyente, debido a que el lenguaje usado en ellos – fresco, jocoso, con un dialecto cargado de gracia coloquial – refleja el tradicional ideario cultural zuliano. 45 Imagen No. 15: Columna Balancín en reconocimiento al trabajo de Barrio Obrero de Cabimas por su trabajo en la conservación y representación de la tradición folklórica zuliana. Fuente: http://spinoroque.blogspot.com/2016/06/cronicas-de-barrio-obrero-de-cabimas-dr.html IV.4 En contexto: la gaita de furro desde 1960 hasta la actualidad Hemos destacado a lo largo de este trabajo que todo elemento folklórico está sujeto a su reinvención, como natural proceso de adaptación a las dinámicas de vida de una sociedad. A partir de la década de 1960 los cambios en la gaita de furro fueron desarrollándose con mucha mayor rapidez que en épocas pasadas. La radiodifusión y la televisión obligaron a los gaiteros a replantearse las maneras de seguir tocando el género al adaptarse a las estéticas musicales del momento, manteniendo en lo posible la esencia de las tradiciones mientras se perseguía obtener el mayor número de público seguidor. 46 Los festivales y concursos realizados en radio y televisión ayudaron a promover el género más allá de las fronteras del Zulia. La gaita de furro se volvió un espectáculo en boga en Caracas y el resto de las regiones del país debido a esa pegadiza energía rítmica característica. El ambiente competitivo propiciaba a las agrupaciones a buscar la manera de incorporar elementos musicales y de mercadeo que los destacasen por entre las demás – un claro ejemplo es el presentado por Nelson Martínez con su agrupación Gran Coquivacoa, quienes crean un estilo que fusiona la tradicional gaita de furro con elementos rítmicos afro-caribeños llamándola gaita tamborera, hoy considerado por algunos como un quinto género de la gaita zuliana – junto a la universalización del contenido de las narrativas musicales “con el cultivo sostenido del estilo coloquial en reafirmación del vos castizo, el argot popular zuliano y de las frases más sonadas en el habla regional, lo que mantiene la representatividad oral regional” (Márquez: 2006, p. 92), pero acomodándose a las temáticas de interés nacional, a la estética y gusto general del nuevo público. Era inevitable que a partir de esos factores se desprendiera un fenómeno de protagonismo estelar de individuos que iban a proyectarse como nuevos ídolos musicales, los preferidos del público, destacados tanto por sus trabajos como por su puesta en escena, y quienes se convierten en la imagen promocional de su agrupación. Es gracias a la fama ahí alcanzada que hoy aún podemos recordar a personajes como Astolfo Romero, Ricardo Aguirre, Argenis Carruyo, Gustavo Aguado, Nerio Ríos, “Neguito” Borjas, e incluso a los mismos Bernardo Bracho y “Chinco” Rodríguez, entre otros. La gaita de furro, a partir de la segunda mitad del siglo XX hasta nuestros tiempos, se convierte definitivamente en parte de toda una maquinaria de mercadeo en la industria musical. Hoy día los artistas toman ya la interpretación de la gaita como una profesión: son pagados, firmados, y comprometidos con las fechas de giras, promocionan sus conjuntos como producto de mercado para satisfacer la constante demanda de consumo. Sucede también que hasta agrupan distintas formaciones de un mismo 47 conjunto, emulando a los equipos de fútbol o beisbol, para que puedan presentarse en distintos eventos, durante las temporadas festivas, a la vez. (Ya no solo es) el cuadro humano, el uniforme, el esquema escénico y la repartición de tareas, (sino) el registro de comercio, los contratos de temporada para asegurar estrellas con anticipos de dinero, la papelería y contratos para garantizar fechas de actuación (...) con meses de antelación, la fijación de tarifas y cuotas para integrantes y empresa, el registro de denominaciones sociales en la propiedad intelectual y, según la inversión, el camión para transportar los instrumentos y sonido, el auto-pullman para el personal artístico, ambos con el logo-propaganda de la organización. (...) Los evaluadores y comentaristas también se agrupan en organizaciones crítico-publicitarias, con programas de radio y entregas de premios anuales, tales como el Mara de Oro, Monitor Gaitero, Águila de Oro, Catatumbo de Oro, Virgilio Carruyo y Proyecto Gran País; también incluyen a la gaita organizaciones nacionales de premios de farándula como el Guaicaipuro de Oro y disqueras como Discomoda, Velvet, Suramericana y otras realizan contratos con los grupos más destacados, para grabar, promover, difundir y vender las producciones anuales. Varios grupos son contratados por canales de televisión y la gaita entra de lleno en la farándula. (...) Se consolida la competencia por “la gaita del año”, muy determinada por el volumen de difusión o “pegadas” de los temas. Las producciones son planeadas de una manera meticulosa. Los tiempos de grabación y duración de un “tema” en radio son idealmente reducidos a tres minutos y medio por gaita-canción y las apariciones en escena televisivas se reducen estrictamente al tema-disco, usualmente con doblaje, cerrándosele casi todo espacio a la posibilidad de improvisación. Continúan estelarizándose solistas, gaitas, compositores y directores de agrupaciones, porque justo esa estelarización es la base promocional para colocar y vender el producto de esta nueva industria cultural que es la gaita. Prosigue reducida a un mínimo socialmente imperceptible la improvisación, por economía de la información – mientras más breve y repetido el mensaje, más se capta y se compra a nivel masivo – y por reducción de riesgos en la producción escénica. Sin embargo, se siguen componiendo gaitas que evocan el habla popular, con lo que la oralidad originaria consigue en la gaita un soporte-pedestal. (Márquez: 2006, pp. 92-94) IV.5 La Agrupación Barrio Obrero de Cabimas como representación de la tradicionalidad folklórica zuliana en nuestra contemporaneidad Transcurridas ya un poco más de seis décadas desde su concepción, Barrio Obrero de Cabimas no pierde el enfoque en su propósito ya que 48 aspectos esenciales de la gaita primigenia de furro aún se mantienen intactos en sus creaciones. Además de los evidentes componentes organológicos anteriormente descritos, se nos hace importante destacar el desarrollo de su discurso narrativo-musical a través del repentismo con las composiciones de José “Chinco” Rodríguez. El repentismo es la destreza natural que tiene un individuo para improvisar o generar poesía en el momento. La creación poética espontánea es una conducta universal presente en comunidades usualmente carentes de lengua escrita y es considerado como recurso oral para perpetuar en la memoria colectiva sus creencias, historias, leyendas, lenguaje, modo de vivir. En el estado Zulia, esta práctica se remonta al siglo XVII con los primeros juglares europeos que llegaron a la región junto a sus instrumentos – laúd, bandurrias, tiples, vihuelas, guitarras y gaitas gallego-escocesas – y que, en convergencia con los caracteres culturales de la población esclava africana y aborigen, fueron germen que dio origen a las gaitas zulianas. Los repentistas zulianos acostumbran a improvisar de dos distintas maneras: como réplicas y contra-réplicas en cuartetas sobre historias regionales, cotidianas y humorísticas que estimulan controversia, a la que también se le atribuía el nombre de gaitas; o en décimas, mucho más epistolares y narrativas. A finales del siglo XIX y primeras décadas del XX el repentismo era un fenómeno en total apogeo en la región, con destacados copleros tales como Francisco Cano y Antonio Bríñez de Maracaibo, Rafael “Titán” Ávila de Los Puertos de Altagracia, Narciso Perozo de Cabimas, Juan García de Bobures y un número incontable de personajes más. Ya para cuando “Chinco” trabajaba con Bernardo Bracho y Barrio Obrero de Cabimas el repentismo, dada las circunstancias culturales de ese entonces, se volvió un arte en los límites de la extinción. “Chinco” Rodríguez fue autor de muchos éxitos de Barrio Obrero de Cabimas y otras obras que siguen vigentes en el repertorio de la agrupación, tales como Así es Maracaibo, un retrato de la ciudad hecho poesía, afirma Zambrano (2016), Afición Gaitera, Bobures, La primitiva, Gaita al periodista, El 49 reventón, o Maracaibo cuatricentenaria, ésta última la compuso cuando le pidió a Alberto Silva que le llevara para La Concepción. En el trayecto del viaje éste le dice: “Primo, Maracaibo está cumpliendo 400 años”. Ya de regreso, en pleno Puente sobre el Lago, recitó la letra de la canción. (Zambrano: 2016) Otras anécdotas aún contadas por miembros de la agrupación recalcan su destreza repentística y el legado patrimonial que ha dejado a la cultura regional. En una entrevista, el furrero Antonio “Matón” González contaba que La letra de “Así es Maracaibo” la compuso “Chinco” Rodríguez en un momentito. “Me la tarareó en la ventana de la casa de los Silva. Él esperando me dijo: ‘Mirá, ¿vos sabéis tocar cuatro?’. Yo le dije: ‘No’. ‘Bueno, dale ahí un poquito a ver’. Y soltó: ‘Cuando llegues a un puerto de madrugada...’ Como él tenía memoria prodigiosa, no se le olvidó. (Zambrano: 2015a) Un buen ejemplo a destacar sobre su dominio del arte repentista y su uso en la comunicación cotidiana, como se acostumbraba en el s. XIX, ocurrió en el año 1964 durante la presentación de Barrio Obrero en el Club La Rosa, para promocionar su primera producción discográfica. En ese entonces el Vaticano había nombrado a Constantino Maradei como primer obispo de Cabimas y la agrupación estrenaba una obra compuesta por “Chinco” llamada Gaita a Cabimas. Luego de oírla, el obispo Maradei dejó en claro inmediatamente su descontento por la letra Él dijo que si las empresas parcelaban parte de la tierra para campos petroleros, era parte de la cultura mundial. Y quiso saber quién había compuesto esa letra tan dura. Chinco le explicó como repentista: ‘Yo soy José de la Chiquinquirá Rodríguez. El autor de esa gaita que acaba de escuchar con el Barrio Obrero. Con el afán del coplero que busca cotejar rima, le voy a hablar de Cabimas y su caudal petrolero. A mi pueblo el extranjero le sustrajo la materia, perforándole la arteria del órgano mineral, para dejarle al final desolación y miseria. Los gringos que aquí llegaron, se adueñaron de parcelas, que fueron las sanguijuelas que del subsuelo chuparon. A ellos no les aplicaron la Ley del Hidrocarburo, solo la ley del embudo que para entonces existía, porque al musiú permitía la mejor parte del crudo. En Ambrosio, en la Rosa, en La Salina. Yo vi los mejores pozos más flamantes de esas minas, hoy estamos en la ruina por culpa de mandatarios, que en su afán de autoritarios y lo avarientos que fueron, no sé cómo no vendieron a la virgen del Rosario. (Zambrano: 2015a) 50 Gaita a Cabimas Disco: Cantares Venezolanos Año: 1965 Letra: José “Chinco” Rodríguez Voz: Bernardo Bracho - estribillo Virgen del rosario Cabimas se desespera Hay hambre por donde quiera Y otros problemas precarios Rogad desde tu santuario Por la zona petrolera. - verso I - (bis) Cabimas la cenicienta A ti te oigo nombrar Nadie, nadie en general Te sabe tomar en cuenta. - verso II - (bis) Una capa por encima De petróleo mal echado Ese es el gran asfaltado De las calles de Cabimas. - estribillo Virgen del rosario Cabimas se desespera Hay hambre por donde quiera Y otros problemas precarios Rogad desde tu santuario Por la zona petrolera. - verso III - (bis) Hablan como treinta loros Cuando algo le van a hacer Cabimas debe tener Las calles echas de oro. - estribillo Virgen del rosario Cabimas se desespera Hay hambre por donde quiera Y otros problemas precarios Rogad desde tu santuario Por la zona petrolera. - verso IV - (bis) Siempre, siempre en el olvido A Cabimas la han echado Ella es la que más ha dado Y menos ha recibido - estribillo Virgen del rosario Cabimas se desespera Hay hambre por donde quiera Y otros problemas precarios Rogad desde tu santuario Por la zona petrolera. Este último relato también nos revela el carácter contestatario de Barrio Obrero, una marca distintiva de la agrupación desde su formación. Las gaitas con espíritu de protesta son ya inherentes al género, tomando en cuenta las condiciones socio-culturales en las que éste se originó como gaita de tambora, y fue evolucionando en la cuenca norte del Lago de Maracaibo como gaita de furro. Carruyo (2005) afirma que las gaitas zulianas emergieron y a la vez 51 estimularon un ideario colectivo de resistencia y oposición, en otras palabras, mediante la invocación de elementos simbólicos regionales – argot lingüístico, referencias geográficas, santos religiosos – y experiencias comunitarias compartidas – folklore: modos de vivir y sobrevivir – crean un sentido de identidad colectiva, y es en colectividad que muestran su descontento hacia los pesares que los aquejan, un enfoque al que John Foran, citado por Carruyo en su artículo, le atribuiría el término de cultura política de oposición. Barrio Obrero de Cabimas se ubica en un contexto donde el estado Zulia era la más importante región productora de petróleo en el país, y muchas gaitas protesta de la época estaban basadas en la frustración e indignación que sentía el pueblo zuliano por la cantidad de trabajo, sacrificio y riquezas que le aportaban al país en esa industria sin ver los beneficios de ello en sus vidas. El divulgar sin tapujos estos clamores, apelando al sentido de religiosidad de la comunidad, son una forma de resistencia ante los infortunios, que tiende a erigir en el ideario colectivo una fortaleza moral y cultural que ayude a superarlos. La canción Gaita a Cabimas es un claro ejemplo de lo argumentado. Las gaitas protesta de furro tuvieron su época de mayor apogeo y proyección radial durante las décadas de 1980 y 1990, debido a una grave crisis social producto de un conjunto de políticas económicas decretadas por los presidentes Luis Herrera Campins, Jaime Lusinchi y Carlos A. Pérez que fueron mermando paulatinamente la calidad de vida y poder adquisitivo de la población. El descontento social encontró en la gaita de furro el medio con el qué poder expresar sus demandas. Durante esa época se puede destacar algunas obras de Barrio Obrero de Cabimas tales como ¿Hasta cuándo presidente?, Con la pepa ‘e Billy Queen, Un ojo dimos, Alerta Orinoco alerta, Colapso nacional, entre otros. Ya entrado el siglo XXI y después de los sucesos políticos de abril del 2002 en el país, subsecuentes sanciones legales basadas en la Ley de Responsabilidad Social en Radio y Televisión y Ley de Delitos Mediáticos, fueron tomadas por el gobierno de Hugo Chávez contra televisoras y 52 radiodifusoras que hayan emitido campañas propagandísticas criticando las políticas de su gobierno. Por temor a recibir órdenes de cierre temporal de sus frecuencias o el finiquito de sus permisos de transmisión – más de 285 emisoras de radio y televisión clausuradas solo hasta agosto del 2009 según un reporte de Maye Primera (2009) para el diario El País – las radios evitaron incluir en sus rotaciones musicales temas de gaita protesta de furro, una autocensura que también se aplicaron las mismas agrupaciones de gaita para evitar que su rating en los medios y ganancias económicas se vieran menguadas, como también ser excluidos de eventos musicales patrocinados por el estado. Barrio Obrero de Cabimas se empeña en no dejar perder ese carácter crítico característico del género, en el trayecto de estas dos últimas décadas al menos dos o tres gaitas protestas y de contenido social publica cada año en su producciones discográficas, sobresaliendo temas tales como ¿Y qué vamos a esperar?, La revolución, El secuestro, ¿Será que podemos?, Cobres no hay, No camina y Ni una bulla. Esta última, sencillo promocional de su producción 57 años de gaita pura bajo el cielo zuliano, fue fuertemente promovido a través de páginas web, blogs y redes sociales para sortear las censuras en los medios tradicionales de comunicación. "Las radios no suenan las gaitas protestas, por eso cuando aparecen en las redes sociales son una sensación. La gente quiere escucharlas y esa es la única vía que tienen" (Pulgar: 2012) comentaba Alejandro “Nano” Silva, hijo de Héctor Silva y actual director musical de la agrupación, en una entrevista hecha para el diario La Verdad de Maracaibo. Ni una bulla es una composición (...) que destaca claros aspectos de la agenda presidencial que afectan al venezolano. Se refiere a los desaciertos y a la mala praxis que durante 14 años ha desarrollado el mandatario nacional favoreciendo a gobernantes y a pueblos de otras naciones y ajustando a cuenta gotas los beneficios a quienes por derecho les corresponde. (Gutiérrez: 2012) 53 Ni una bulla Disco: 57 años de gaita pura bajo el cielo zuliano Año: 2012 Letra: Alejandro “Nano” Silva Voz: Alexis Delgado - estribillo - (bis) Nos aprietan la cabuya Igual que un burro 'e carreta Y el pueblo da la careta Que no protesta ni hace bulla Y si la culpa no es tuya Yo digo que la mía tampoco Pero dejamos de a poco Que a Venezuela destruyan. (¡Dale una colita a los demás!) - verso I Ya se había dicho que no con lo de la indefinida pero forzó la movida y al final lo consiguió ya se había dicho que no pero fue que lo logró de una manera farsante con lo de la habilitante y pa' dentro la metió. - estribillo - (bis) Nos aprietan la cabuya Igual que un burro 'e carreta Y el pueblo da la careta Que no protesta ni hace bulla Y si la culpa no es tuya Yo digo que la mía tampoco Pero dejamos de a poco Que a Venezuela destruyan. - verso II El canal que nos cerró junto a muchas emisoras, mira a ver la mala hora que a este pueblo le cayó Las siete plagas nos las echó (¡como diez!) y muy tranquilo expropió centenares de negocios que hoy en día están en el ocio Porque todo se perdió. - estribillo - (bis) Nos aprietan la cabuya Igual que un burro 'e carreta Y el pueblo da la careta Que no protesta ni hace bulla Y si la culpa no es tuya Yo digo que la mía tampoco Pero dejamos de a poco Que a Venezuela destruyan. - verso III De potencia petrolera a potencia de pobreza si parte de la riqueza se va pa' tierra extranjera (nuestros cobritos se van pa' fuera) y regala carreteras y muy buenos hospitales mientras nos achacan males y desastres por doquiera. - estribillo - (bis) Nos aprietan la cabuya Igual que un burro 'e carreta y el pueblo da la careta Que no protesta ni hace bulla Y si la culpa no es tuya Yo digo que la mía tampoco Pero dejamos de a poco Que a Venezuela destruyan. - verso IV Tal es la calamidad que sufre mi Venezuela que hoy día somos escuela de la criminalidad porque hay impunidad y delitos como arroz una matazón feroz Que llora la humanidad. 54 Barrio Obrero de Cabimas se ha aferrado a estos aspectos esenciales de la gaita zuliana a lo largo de su carrera, tanto así que el grupo es hoy principalmente reconocido por sus narrativas musicales de talante devocional y contestatario. Éste mismo carácter de resistencia se refleja en sus convicciones: el compromiso de mantenerse decididos a interpretar la gaita de furro con los instrumentos musicales y estructuras poéticas tradicionales. Sin ceder a las tendencias estéticas en boga, y, asumiendo el riesgo de preferir perder índices de audiencia con tal de mantener la tradición, supieron sacarle provecho a las bondades de la tecnologías y manejarse entre las siempre cambiantes dinámicas del mercado para lograr su propósito: hacer llevar a la mayor cantidad de oyentes posibles la gaita zuliana tradicional de furro, perpetuando su relevancia en generaciones posteriores. Al respecto, es importante mencionar que a partir de 1981 la agrupación ha trabajado también en recuperar y diseminar otros géneros de la tradición musical regional como la danza y contradanza, muy populares durante el siglo XIX, y la décima zuliana. En una entrevista concedida por Tito Delgado, cantautor de Barrio Obrero, este nos comenta que la décima empezó a ser incorporada dentro del repertorio musical de la agrupación cuando Jairo Gil – también repentista, conocido por sus composiciones devocionales a la Virgen de Chiquinquirá – le pidió a los hermanos Silva que le grabaran un tema de su autoría llamada La aurora y que esta explícitamente fuera interpretada por el mismo Tito (Makarem: 2015). Desde entonces en cada larga duración (LP) se ha vuelto costumbre grabar al menos una décima zuliana, en su mayoría compuestas y cantadas por Tito Delgado. Por nombrar algunas, destacan Desde la creación, Orgullo altagraciano, Quisiro cómo quisiera, A Pedro Palmar, El gallo madrugador, Todo en la vida fenece. Las décimas zulianas, al igual que las gaitas, son ejecutadas en una métrica de 6/8 y mismo ritmo de tres corcheas cada tiempo, pero con acentos distintos. También con las décimas Barrio Obrero se toma la libertad de incluir otros instrumentos tradicionales de la forma en su orquestación, como la flauta, la mandolina y el violín; en complemento con la 55 base armónico-rítmica que otorgan las charrascas, el cuatro, maracas, furros y tamboras. Varias agrupaciones gaiteras, contemporáneas a Barrio Obrero de Cabimas o hasta un poco más antiguas, iniciaron con ese mismo espíritu costumbrista pero fueron desvaneciéndose con el tiempo, algunos se separaron sin pena ni gloria, otros cambiaron para adaptarse al mercado. Anécdota digna de destacar es la polémica desatada por la agrupación al componer y grabar el tema La rendición, del disco Así es el Barrio Obrero de 1986, como crítica al conjunto El Saladillo después de que el director musical de éste le confiara a Tito Manzano que habría decidido, por razones comerciales, dejar de componer gaita tradicional. Barrio Obrero de Cabimas es el único que ha logrado mantener su carrera artística de manera ininterrumpida desde su formación; una agrupación que se conformó como un proyecto lúdico, familiar, vecinal y juvenil sin ánimos de lucro – su entrega a la gaita zuliana ha sido por pasión y compromiso, no por dinero – con un alto sentido de orgullo y pertenencia regionalista, integridad fuertemente arraigada en cada miembro desde la crianza. Al respecto, ya son varios los testimonios que destacan la invaluable guía de los padres de los Silva: José Isabel “Chabelo” Silva y Carmen “Camucha” Narváez de Silva, en especial, la dedicada atención que daba Doña Carmen al resto de muchachos de la barriada que iban conformando el conjunto, a quienes los acogía como si fueran hijos propios, aportándole valores familiares al proyecto. Son esos mismos cimientos – familia, comunidad, compromiso, tradición, afirmación, dignificación regional y nacionalista – los que han mantenido en pie a Barrio Obrero de Cabimas más de medio siglo, convirtiéndose así en un fenómeno cultural particular en la historia folklórica de la región. Han pasado un sin fin de músicos profesionales que le pudieron haber dado un vuelco musical. Pero privó la conciencia sembrada por nuestros antecesores. Comenzamos con un furro hecho con un envase donde venían los clavos para carpintería. Con una charrasca de cobre. Un pequeño cuatro. Una tambora chiquita y un grupo de muchachos entonando villancicos, aguinaldos y una que otra gaita. Ahora, nuestro legado es la 56 gaita pura. Gaita de furro, citó Francisco Javier Yoris, en su discurso de orden cuando a Barrio Obrero le entregaron la más reciente distinción universitaria: la Orden Rafael María Baralt, en su primera clase, una de las decenas de condecoraciones que tienen en su trayectoria. (Zambrano: 2015a) La Agrupación Barrio Obrero de Cabimas es considerada desde el año 1990 patrimonio cultural del estado Zulia, gracias a esa incólume línea de trabajo que los hace hoy una referencia en el estudio etnomusicológico de la gaita zuliana. El hecho de haberse quedado congelado en el estilo de gaita de furro interpretada durante las décadas de 1950 y 1960 nos ofrece una noción del perfil histórico de ese género para su estudio, reconstrucción y recuperación en una era donde la música se ha vuelto una industria de alcances globales, donde las agrupaciones musicales son ahora franquicias ofreciendo productos para el consumo de las masas y el ideario histórico colectivo zuliano se ha venido desdibujando paulatinamente por la influencia de elementos culturales y de mercadeo foráneos. El más notable de los méritos que se le puede atribuir a la Agrupación Barrio Obrero de Cabimas es que esta se haya creado en un momento de nuestra historia donde todavía los vecindarios acompañaban a sus conjuntos de gaita y ese espíritu de comunidad, de pertenencia regional, es aún transmitido en los temas que abordan en sus narrativas musicales, los cuales no pierden vigencia con el pasar de las décadas, y, que junto a su sonido y su puesta en escena, construyen en el oyente un vínculo inter-generacional que lo conecta con sus raíces identitarias históricas zulianas. 57 CONCLUSIÓN El conjunto Barrio Obrero de Cabimas es un caso particular en la evolución folklórica musical del estado Zulia. Su línea de trabajo, su estructura interna y sus principios éticos, inmutables por más de sesenta años, los han convertido en un referencia indiscutible de la gaita de furro. Muchos han sido los comentarios y elogios por parte de la comunidad gaitera en relación a esta longeva hazaña de interpretar el género con sus más básicos y tradicionales instrumentos, acompañando el canto de estructuras poéticas clásicas en tiempos de constantes cambios culturales y tecnológicos, pero curiosamente han sido escasos los registros investigativos concretos que aborden con detalle los rasgos – más allá de los organológicos – que relacionan a Barrio Obrero de Cabimas con la conservación y diseminación de la tradición folklórica primigenia del género, los factores que llevaron a la agrupación a mantener esa determinación como meta primordial de su carrera artística y el impacto social producido por este fenómeno cultural. A lo largo de este trabajo se establece que las variables dinámicas sociopolíticas, geográficas y económicas influyen inexorablemente en el desarrollo folklórico de una localidad y su comunidad. El folklore en sí se considera como una edificación de fórmulas para la solución de necesidades colectivas: es música, es también oralidad, es danza, es indumentaria, es gastronomía, son hábitos de trabajos, es la creación de modos de sobrevivir y vivir. A través de este, una comunidad desahoga sus tristezas, sus rabias, dolores, sus inquietudes, pero a la vez exalta sus alegrías, sus logros en conjunto, sus devociones y la fortaleza con qué superar las más contrarias circunstancias. Es, a fin de cuentas, donde radica la identidad de un pueblo y la gaita de furro ha sido un elemento fundamental en su construcción. Desde la última mitad del siglo XX se ha venido formulando un debate en la comunidad gaitera sobre si las innovaciones tecnológicas, como también la incorporación de ritmos e instrumentación foránea en las composiciones, han degenerado el género, extirpándolo de sus raíces tradicionales. Puristas han defendido de manera acérrima la conservación de las costumbres ante esos 58 embates mientras gran parte del público oyente no desestima las nuevas producciones entretanto estos mantengan ciertos rasgos de identidad. Esta polémica nos ha planteado, durante el desarrollo de esta investigación, la interrogante de qué es lo que se podría aún considerar tradicional en la gaita de furro. Es a nuestro entender que el folklore se vuelve tradición después de transcurrido un ciclo de tiempo donde es aceptado y asimilado por el colectivo en su hábito cotidiano mientras le sea primordial para resolver necesidades de vida. A todo esto, diversos historiadores e investigadores refutan la obtusa postura conservadora al afirmar que toda manifestación cultural es cambiante, porque la mente humana no es estática, ésta siempre busca reinventarse para satisfacer sus menesteres de supervivencia según su entorno, por consiguiente, se cree que sin la natural innovación artística, inherente en todo proceso creativo, la gaita de furro hubiera perdido su relevancia socio-histórica (Carroll: 2013). Es por eso que el estudio y documentación de las circunstancias en que se conforma Barrio Obrero de Cabimas, como también del propósito al que se aboca, precisaba abordarse desde una perspectiva cualitativa antropológica y fenomenológica que nos permitiera comprender la posición que ocupa la agrupación en la contemporaneidad, desde el punto de vista de sus mismos integrantes. El surgimiento de la agrupación Barrio Obrero de Cabimas sucede en un momento de crisis identitaria a nivel nacional producto de un indiscriminado proceso de modernización impulsado por la rebosante renta petrolera que gozaba el país en ese entonces. La gaita de furro supo adaptarse, como era de esperarse, a ese fenómeno, organizándose, superando los espacios comunitarios, festivos, cooperativos, colectivos y familiares, encauzándose hacia un rasgo profesional, de alcance masivo, con especial énfasis en hacer del género un producto de mercado competitivo y selectivo porque ese es el nuevo contexto cultural en el que se desenvuelve. Barrio Obrero se destaca por ser un conjunto que congela su estilo de creación musical en los tiempos donde aún las gaitas de furro eran creadas 59 por familias y comunidades vecinales, haciendo de esa atribución su sello particular. La participación en eventos de farándula, programas de televisión, concursos radiales era parte inevitable de la coyuntura de su entorno, pero es su íntegra línea de trabajo la que, en momentos de vicisitudes transculturales, ha otorgado dirección en el desarrollo evolutivo del género al evitar que se perdiera el perfil histórico de una época. La agrupación se ha convertido en punto de referencia para la recuperación y reconstrucción de la estética de la gaita de furro en sus etapas primigenias, al otorgarnos la oportunidad de estudiarla según como era concebida hace sesenta años, y, a partir de ese punto, dilucidar los pasos que fueron tomados aún otros sesenta años más atrás. Es ahí donde radica el valor de su legado. 60 Bibliohemerografía y referencias electrónicas consultadas Acosta, I. y González, N. (1999). La gaita tradicional: origen, distorsión y preservación. Trabajo de grado no publicado. Universidad Católica Cecilio Acosta. Maracaibo, Venezuela. Araujo, O (2013). 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