FACULTAD DE HUMANIDADES ESCUELA PROFESIONAL DE PSICOLOGÍA ENSAYO: Violencia contra la mujer AUTORA: Calderon Julca, Mary Cielo ASESOR: Morgado Pérez, Alfredo TRUJILLO – PERÚ 2019 ÍNDICE I. INTRODUCCIÓN…………………………………………………………..1 II. ARGUMENTACIÓN……………………………………………………….4 III. CONCLUSIONES…………………………………………………………..10 IV. REFERENCIAS…………………………………………………………….11 I. INTRODUCCIÓN La ONU estima que el 35 por ciento de las mujeres de todo el mundo ha sufrido violencia física y/o sexual por parte de un compañero sentimental o violencia sexual por parte de otra persona distinta a su compañero sentimental (estas cifras no incluyen el acoso sexual) en algún momento de sus vidas. Sin embargo, algunos estudios nacionales demuestran que hasta el 70 por ciento de las mujeres ha experimentado violencia física y/o sexual por parte de un compañero sentimental durante su vida. Los hechos demuestran que las mujeres que han sufrido violencia física o sexual por parte de un compañero sentimental presentan tasas más altas de depresión y más posibilidades de tener un aborto o de contraer el VIH que las que no han experimentado este tipo de violencia. De acuerdo con un estudio plurinacional realizado en cuatro países de Oriente Medio y el África del Norte, cuyos resultados son similares a los de otras regiones, los hombres que durante su infancia presenciaron un comportamiento violento de su padre hacia su madre o sufrieron alguna forma de violencia doméstica presentan una probabilidad notablemente superior de actuar de forma violenta como compañeros sentimentales en las relaciones mantenidas en su vida adulta. Por ejemplo, en Líbano, la probabilidad de cometer actos de violencia física es tres veces superior entre los hombres que vieron a su padre pegarle a su madre durante su infancia que en el caso de los que no presenciaron esta situación. El Perú es el séptimo país en América Latina donde ocurren más feminicidios, con múltiples casos de mujeres dañadas física y psicológicamente Si bien el incremento de la violencia contra la mujer impacta al país, no se puede caer en el error de afirmar que todos los causantes de agresión tienen necesariamente algún problema de salud mental. En los últimos 7 años, los asesinatos y las tentativas de feminicidio aumentaron significativamente. El Ministerio de la Mujer y Poblaciones Vulnerables (MIMP) registró más de 16 mil casos de violencia contra las mujeres y atendió 32 casos de feminicidio en lo que va del año en todo el país. Los Centros de Emergencia Mujer (CEM) del MIMP recibieron 121 casos de feminicidio a nivel nacional y las regiones donde existieron más mujeres amenazadas fueron Lima, Arequipa, Junín y Puno. 1 La violencia contra la mujer es un problema de salud pública reconocida tanto en nuestro territorio como en el extranjero. Las mujeres pueden padecer diversos tipos de violencia, siendo la más frecuente la ocasionada por otro miembro de su familia (sobre todo por la pareja: esposo, conviviente o compañero íntimo) que se presenta como violencia física, sexual, psicológica o económica La violencia no solo afecta de manera directa el bienestar de la mujer, sino también el de su familia y personas cercanas. Repercute a su vez sobre la integridad física, emocional y social, así como sobre la salud, la calidad de vida y las opciones de desarrollo, al interior de sus familias y en la sociedad. Puede influir a largo plazo sobre la aparición de trastornos o problemas de salud mental, tales como trastornos depresivos, trastorno de estrés postraumático, disminución de la autoestima, conductas suicidas, abuso de alcohol y de otras sustancias, y trastornos de la personalidad. Los hijos expuestos a la violencia sufrida por sus madres pueden experimentar efectos negativos, independientes de la edad, que van desde problemas físicos hasta alteraciones emocionales, cognitivas y de la conducta. La relación entre la violencia sufrida por la madre (infligida por la pareja) y la salud mental de sus hijos, ha sido evaluada en diversos estudios, sin embargo, ha sido estudiada, más en niños que en adolescentes. Por otro lado, en el caso de los adolescentes, se ha estudiado más el efecto de la exposición a la violencia contra la mujer, que el efecto de esta violencia independiente de la exposición encontrándose relación con problemas de salud mental diversos. Debido a que en los últimos años aumentado los niveles violencia y esto terminado en feminicidios cabe recalcar que mayoría de mujeres asesinadas tienen de 18 a 59 años y sus agresores actúan contra ellas por celos o porque no quieren separarse, según indican cifras del Ministerio de la Mujer y Poblaciones Vulnerables. Los homicidas son usualmente convivientes, desconocidos o parejas sexuales. Solo el 6% son enamorados -o novios que no son parejas sexuales- y el 9%, esposos. Algunas mujeres cometen el error de validar los celos de su pareja. La víctima acepta este comportamiento y lo justifica definiéndolo como un enamoramiento sincero, cuando no lo es. Por ese motivo nos plateamos la siguiente pregunta: ¿cómo se da la violencia contra la mujer y qué consecuencias puede dejar en ellas? 2 Por eso se busca dar a conocer cómo se da la violencia contra la mujer y concientizar de lo que puede causar. La violencia contra la mujer es importante porque hay que tener en cuenta que es una violación de los derechos humanos. La violencia contra la mujer es consecuencia de la discriminación que sufre, tanto en leyes como en la práctica, y la persistencia de desigualdades por razón de género esto repercuta fuertemente en la familia y en la misma mujer. Mi investigación fue hecha Para dar a conocer lo que sufre una mujer víctima de violencia y consecuencias que deja toda esta violencia en ella y como afecta los ámbitos de su vida por que la violencia se puede dar en todo ámbito no distingue raza ni color de piel tampoco nivel económico se puede dar de un momento a otro y silenciosamente. 3 II. ARGUMENTACIÓN La violencia contra la mujer es un problema de salud pública en nuestro país, el cual cada día que pasa está en aumento. Más de la mitad de las mujeres en el Perú han sido víctimas de algún tipo de violencia; pues la violencia ha estado presente en la mayoría de los momentos de nuestras vidas, manifestándose en diversos aspectos tanto a nivel privado, como lo es en la familia, o de manera pública, ya sea en el trabajo, en la calle o a la hora de formular políticas públicas eso quiere decir que la violencia contra la mujer se da en todos los ámbitos. Debido a que, en nuestro país, aún persiste la idea de que es la violencia el único método para someterse y ejercer control sobre la vida de la mujer, y es una realidad que demanda respuestas firmes por parte del Estado, la sociedad y los operadores de justicia a fin de salvaguardar la integridad y dignidad de las mujeres victimadas. Según Rodríguez (2005), El origen de la violencia plantea serios conflictos de convivencia en ambientes laborales en donde la agresión a las mujeres es constante, sin contar la presión psicológica (debido a los sentimientos de ultraje, humillación, indefensión e impotencia) a la que es sometida la víctima. Si bien es verdad la agresión es repulsiva siempre, es mayor ahí donde existen asimetrías de poder por parte del jefe o subordinado. Asimismo, Montero y Tabares (2011), la violencia contra la mujer en el ámbito de la familia se da raíz cultural histórica, primeramente, pues durante mucho tiempo la sociedad ha sido muy machista, el hombre ha creído que tiene el derecho primario a controlar, a disciplinar con severidad, incluso a abusar de la vida de la mujer y los hijos, lo cual ha sucedido bajo la apariencia de la función económica del hombre, quien es proveedor de la alimentación. por ese motivo Efectivamente, si las mujeres son agredidas constatan que a muchas denuncias presentadas con anterioridad no se les dio seguimiento, ¿para qué se van a meter en un proceso tan urticante y engorroso, que muy probablemente que no llegue a nada. Molina y espina (2011), Las denuncias son realizadas generalmente por mujeres y la actitud de las mujeres en las audiencias es de victimización y la de los hombres, de silencio y desquite posterior con las mujeres. Los hombres se excusan diciendo que tienen dificultades para hablar de sus problemas y de sí mismos; no se les forma para ser esposos ni padres. La única respuesta a la pregunta de padre y esposo es a través del acto (agresión). Se proyecta la responsabilidad en los hijos 4 y las parejas. Pocos asumen la responsabilidad y se quedan en la superficie del problema. Como afirman Echeburúa, Fernández y corral (2008), Los agresores que muestran problemas económicos después de la separación, que carecen de una red de apoyo social y que quiebran intencionadamente la orden de alejamiento impuesta por un juez tienen un mayor riesgo de implicarse en conductas violentas más graves. En relación con el tipo de violencia, el desarrollo de conductas violentas graves se relaciona con el ejercicio anterior de una violencia física y psicológica (no sólo psicológica) contra la pareja, así como con la progresión del clima de tensión, con el aumento creciente de gravedad de las lesiones (pero sólo en uno de cada cuatro casos) o con las amenazas previas, bien sean éstas verbales, de muerte o de suicidio. El riesgo se acentúa cuando estas amenazas tienen lugar en presencia de otras personas, cuando las amenazas se hacen con objetos peligrosos o distintos tipos de armas y cuando las conductas realizadas responden a una intencionalidad clara de causar daño. Asimismo, la gravedad de la conducta está relacionada con la práctica de agresiones sexuales en el seno de la pareja y con la manifestación de comportamientos violentos contra la pareja delante de los hijos u otros familiares. Esto nos permite decir que la violencia no solo se da por la pareja sino también en el trabajo en las empresas públicas y privadas en nuestras propias leyes esto llega hasta que se permita excusarse al agresor y que a lo largo de los años no se erradica totalmente y esto afecta a muchas mujeres como a sus familias y no les permite crecer como personas y profesionales u obtener un cargo mayor ´por el simple hecho de ser mujer se tilda que no es eficiente como un hombre y desde ese instante se practica el machismo y ya se está practicando un tipo violencia contra la mujer . La violencia de género en las relaciones de pareja, han formado parte de la vida cotidiana de las mujeres a lo largo de los tiempos, estaba naturalizada, silenciada, lo que la hacía invisible, con lo cual no estaba reconocida socialmente. Nadie la veía ni la nombraba, incluso las mismas víctimas lo consideraban un asunto de dominio privado; aunque en la actualidad se ha avanzado bastante en la sensibilización ante esta 5 problemática social, todavía existe una actitud silenciosa ante los casos que se dan habitualmente en nuestra sociedad. López (2006), La probabilidad de que una mujer subvalorada reciba violencia de su pareja, es 17 veces mayor, que para la mujer con valoración adecuada. La sobrevaloración es un factor protector, para no recibir violencia del cónyuge. Según Martínez (2003), La violencia de género transgrede el derecho a la vida, a la libertad y a la seguridad de la mujer, a no ser sometida a torturas ni a penas o tratos crueles, inhumanos o degradantes, a la igualdad ante la ley y a un recurso efectivo ante los tribunales nacionales competentes que la ampare contra actos que violen sus derechos fundamentales y a tribunales independientes e imparciales, al circular libremente, a la libertad de pensamiento, de conciencia y de religión, a la libertad de opinión y de expresión, a la libertad de reunión y de asociación, al trabajo, al descanso, a un nivel de vida adecuado que le asegure la salud y bienestar, a la educación, todos estos principios consagrados en la Declaración Universal de los Derechos Humanos .por ello Alegría y Rodríguez (2015), la violencia de pareja siempre hay una víctima y un victimario que, en incontables estudios, se han estado presentando como una permanente violencia donde siempre hay un hombre activo y una mujer pasiva. Por último, Pazos, oliva y Hernando (2014) Durante el noviazgo el maltratador busca posibles explicaciones con relación al uso de agresiones físicas se refiere al consumo de sustancias creencias sexistas y a menor tolerancia a la frustración, mayor riesgo existe cuando la victima que es la mujer sigue con este noviazgo y permita los diferentes maltratos que recibe. Ocampo y amar (2011), la familia toma un papel importante para que una mujer no sea víctima de violencia porque cuando las familias no pueden cumplir adecuadamente las funciones, obviamente se generan carencias o déficits importantes en la posibilidad de interacción y supervivencia “sana” de sus miembros, sin embargo, los estudios han demostrado la gran importancia que tiene lo emocional en la manera como las personas vivencian su mundo e interactúan en él conservando unidad y equilibrio afectivo. Cuando las familias no pueden cumplir adecuadamente con sus funciones emocionales se generan rasgos de conductas que dificultan o impiden el desarrollo de una personalidad armónica y son fuente de diversos tipos de patología o desequilibrio tanto de tipo psicológico como biológico y fisiológico. yugueros (2014), Fase de acumulación de tensión: Por cualquier cuestión nimia, el maltratador inicia su estrategia mostrándose irascible, cualquier 6 comportamiento de la mujer le molesta y le causa enfado. La víctima, que no entiende lo que está pasando habla con esta persona para solucionar el inconveniente, de dónde procede el problema, cuál es el motivo de esta actitud, pero lo que consigue es que el hombre se enfade de manera más mordaz, propinando insultos y menosprecios a cambio. Ante esta incómoda situación la mujer queda paralizada, sin saber qué hacer, siendo acusada, entonces, por su maltratador, de que no vale para nada, que no sabe hacer nada. Si dice o hace algo, será siempre cuestionada y será motivo para ser maltratada. Arrastrando desde el ámbito familiar es posible que su pareja se dé cuenta de eso y la maltrate se vuelva más propensa a actos violentos y no tenga ninguna valoración hacia ella y que cada día que conviva con el agresor esto ira empeorando y hasta creerá que los golpes que recibe se los merece. La violencia basada por parte de la pareja consiste en un conjunto de prácticas físicas, psicológicas y/o sexuales que denominaremos técnicas de violencia. Un acto de maltrato tiene siempre como consecuencia secuelas físicas y psicológicas. Sin embargo, dependiendo de la naturaleza del maltrato, las consecuencias psicológicas pueden ser distintas. Las diferentes formas de malos tratos, dependen tanto de la actuación del agresor como de las consecuencias para la víctima. Según robles (2005), Existen tipos de maltratos contra la mujer: Psíquicos. Actos o conductas que producen desvalorización o sufrimiento en las mujeres: amenazas, humillaciones, exigencia de obediencia, convencimiento de culpabilidad ante cualquier problema, insultos, aislamiento, descalificación o ridiculización de sus opiniones, humillación en público. Físicos. Actos no accidentales que provoquen o puedan producir daño físico o enfermedad en la mujer: golpes, heridas, fracturas, quemaduras, ... Pueden aparecer bien de forma cotidiana o cíclica. Sexuales. Imposición a la mujer de una relación sexual en contra de su voluntad y donde se utiliza la fuerza o la intimidación. Cuando se produce penetración forzada, es considerado violación. Según moreno (2000), Las consecuencias de la 7 violencia contra las mujeres son muy amplias e influyen en todos los aspectos de sus vidas, su salud y la de sus hijos y se extienden, además, al conjunto de la sociedad. Por otra parte, existen muchas formas de autoperpetuación de la violencia, por lo que depende de la desigualdad y, a su vez, perpetúa dicha desigualdad. Por ejemplo, la violencia doméstica se asocia a la pobreza, pero también perpetúa la pobreza a través de la reducción de las oportunidades que puede tener la mujer de trabajar fuera de casa, de su movilidad y acceso a la información y de la escolarización de sus hijos. Ejerce su impacto en la capacidad de la mujer para cuidar de sí misma y de sus hijos y se asocia a conductas autodestructivas, como el abuso de drogas o alcohol. Además, la violencia influye de forma determinante en los sentimientos de amor propio, autonomía y capacidad para sentir y actuar con independencia y capacidad como mujer. patro y Limiñana (2005), la violencia contra la mujer en la familia constituye un grave riesgo para el bienestar psicológico de los menores, especialmente si, además de ser testigos, también han sido víctimas de ella. Resultados hallados en diversos estudios muestran que los niños expuestos a la violencia en la familia presentan más conductas agresivas y antisociales (conductas externalizantes) y más conductas de inhibición y miedo (conductas internalizantes) que los niños que no sufrieron tal exposición. Finalmente, Mederos (2012), Los efectos de la violencia pueden ser devastadores para la salud reproductiva en la mujer y en otros aspectos de su bienestar físico y mental. Además de causar lesiones, la violencia lleva a que se aumente el riesgo a largo plazo de desarrollar otros problemas de salud, como dolores crónicos, discapacidad física, uso indebido de drogas, alcohol y depresión. Asimismo, las mujeres con historia de agresión física o sexual también enfrentan un riesgo mayor de embarazos involuntarios e infecciones de transmisión sexual. Un número creciente de estudios documentan las maneras en que la violencia por parte del compañero íntimo y la coerción sexual menoscaban la autonomía sexual y reproductiva de la mujer y ponen en peligro su salud. 8 La violencia también presentó en mujeres adultas y adultas mayores, fundamentalmente casadas y con baja escolaridad, que vivían en núcleos familiares disfuncionales. Predominó la violencia psicológica en las adultas y adolescentes, infringida de forma frecuente por los esposos, con elevado número de secuelas de este mismo tipo. Molina y Moreno (2015), las mujeres víctimas de violencia repercuta en muchos ámbitos como En cuanto a las consecuencias, resultado del maltrato que se evidencian en los relatos anteriores, se identifican tres clases: a nivel físico, psicológico y social. Al respecto, plantean, frente a las consecuencias del maltrato físico, que las víctimas evidencian lesiones, como hematomas, traumatismos, ITS y abortos. La consecuencia más grave es la muerte, la cual constituye, el costo más alto que puede cobrar la violencia doméstica En cuanto a las psicológicas, hay presencia de emociones de tristeza y ansiedad, desconfianza en sí mismas y hacia su pareja, temor a malos tratos, temor al futuro, en otras palabras, se presentan desesperanza. En varios casos, los esposos de estas mujeres tenían relaciones sentimentales paralelas con mujeres más jóvenes, con las cuales compartían más tiempo, y muchas veces se olvidaban de llegar a la casa; en sus relatos, las participantes manifiestan que en distintas oportunidades llegaron a hacerles saber todo lo que hacían en la intimidad y a compararlas con sus amantes. Existen distintos tipos de violencia contra de la mujer y cada una de ellas repercuta en su estado físico y mental por eso es importante identificar el inicio de la violencia para que no se pueda llegar a un feminicidio y no afecte tanto a ella como Asus hijos que ellos también son afectados por que presencian este tipo de actos violentos. 9 III. CONCLUCIONES Ya sabemos que la violencia es un fenómeno social muy peligroso, saber que decenas de personas mueren a causa de tiros y golpes, es saber que debemos cuidarnos. Hay que tener muy en cuenta que debemos tratar de reducir la violencia. El primer paso es saber cómo controlarnos, saber manejar nuestros impulsos negativos que tanto daño nos hacen. Así nuestra sociedad irá en un incremento de paz y no habrá tantos tiros y muertes inocentes. Debido a los afectos desbastadores que generan lo interno de las familias, pone en peligro la estructura o la forma de la misma, es decir según la formación que se le dé al individuo, así mismo actúa dentro de la sociedad que lo rodea. Nos afecta a todos los miembros de una familia como las mujeres que son las violentadas. La mayoría de los actos de violencia contra una mujer se viven en el espacio de la crisis privada y en la intimidad familiar. El problema de esto es que las víctimas se sienten solas, aisladas y sin posibilidad de buscar ayuda ante la vergüenza que se asocia con la sexualidad y la victimización en nuestra cultura por eso debe hacernos darnos cuenta que la violencia contra la mujer no distingue color de piel ni nivel económico. 10 IV. REFERENCIAS Afanador Contreras, María Isabel, & Caballero Badillo, María Claudia (2012). La violencia sexual contra las mujeres. Un enfoque desde la criminología, la victimología y el derecho. Reflexión Política, 14(27), undefined-undefined. [fecha de Consulta 25 de noviembre de 2019]. ISSN: 0124-0781. Disponible en: https://www.redalyc.org/articulo.oa?id=110/11023066009 Alegría del Ángel, Manoella, & Rodríguez Barraza, Adriana (2015). Violencia en el noviazgo: perpretación, victimización y violencia mutua. Una revisión. Actualidades en Psicología, 29(118), undefined-undefined. [fecha de Consulta 2 de Diciembre de 2019]. ISSN: 0258-6444. Disponible en: https://www.redalyc.org/articulo.oa?id=1332/133239321007 Echeburúa, Enrique, & Fernández-Montalvo, Javier, & Corral, Paz de (2008). ¿Hay diferencias entre la violencia grave y la violencia menos grave contra la pareja?: un análisis comparativo. International Journal of Clinical and Health Psychology, 8(2), undefined-undefined. [fecha de Consulta 1 de Diciembre de 2019]. ISSN: 1697-2600. Disponible en: https://www.redalyc.org/articulo.oa?id=337/3371200100 José, M. (2012) la violencia contra la mujer, recuperado de: http://scielo.sld.cu/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1029-30192012000800012 López García, Elena (2004). La figura del agresor en la violencia de género: características personales e intervención. Papeles del Psicólogo, 25(88), undefinedundefined. [fecha de Consulta 25 de noviembre de 2019]. ISSN: 0214-7823. Disponible en: https://www.redalyc.org/articulo.oa?id=778/77808805 Martínez Q., Lucía W. (2003). La violencia de género en la relación de pareja ¿una cuestión no perceptible en la vida cotidiana? Revista de Ciencias Sociales (Ve), IX(2), 11 undefined-undefined. [fecha de Consulta 2 de diciembre de 2019]. ISSN: 1315-9518. Disponible en: https://www.redalyc.org/articulo.oa?id=280/28009205 Mederos, A.(2O14) LA VIOLENCIA CONTRA LAS MUJERES: CONCEPTOS Y CAUSAS, recuperado de: http://www.redalyc.org/pdf/3221/322132553010.pdf Molina Velásquez, David, & Ospina Ospina, Alexánder Alonso (2011). La posición masculina ante la violencia intrafamiliar: una pregunta sobre la afectividad silenciada. Revista Virtual Universidad Católica del Norte, (32), undefined-undefined. [fecha de Consulta 1 de diciembre de 2019]. ISSN: 0124-5821. Disponible en: https://www.redalyc.org/articulo.oa?id=1942/194218638008 Montero Hechavarría, Esnel, & Delis Tabares, Marlen Teresa, & Ramírez Pérez, Rolando, & Milán Vázquez, Ana Laritza, & Cárdenas Callol, Rosalia (2011). Realidades de la violencia familiar en el mundo contemporáneo. MEDISAN, 15(4), undefined-undefined. [fecha de Consulta 1 de diciembre de 2019]. ISSN: Disponible en: https://www.redalyc.org/articulo.oa?id=3684/368445229016 Ocampo Otálvaro, Luz Elena, & Amar Amar, José Juan (2011). Violencia en la pareja, las caras del fenómeno. Salud Uninorte, 27(1), undefined-undefined. [fecha de Consulta 2 de Diciembre de 2019]. ISSN: 0120-5552. Disponible en: https://www.redalyc.org/articulo.oa?id=817/81722530013 Patró Hernández, Rosa, & Limiñana Gras, Rosa María (2005). Víctimas de violencia familiar: consecuencias psicológicas en hijos de mujeres maltratadas. Anales de Psicología, 21(1), undefined-undefined. [fecha de Consulta 2 de diciembre de 2019]. ISSN: 0212-9728. Disponible en: https://www.redalyc.org/articulo.oa?id=167/16721102 Pazos Gómez, María, & Oliva Delgado, Alfredo, & Hernando Gómez, Ángel (2014). Violencia en relaciones de pareja de jóvenes y adolescentes. Revista Latinoamericana 12 de Psicología, 46(3), undefined-undefined. [fecha de Consulta 2 de diciembre de 2019]. ISSN: 0120-0534. Disponible en: https://www.redalyc.org/articulo.oa?id=805/80533065002 Robles Ortega, Rosalba (2005). Violencia doméstica y resistencia. Un problema de opresión y desafío. Nóesis. Revista de Ciencias Sociales y Humanidades, 15(28), undefined-undefined. [fecha de Consulta 25 de noviembre de 2019]. ISSN: 0188-9834. Disponible en: https://www.redalyc.org/articulo.oa?id=859/85915207 Ruiz-Ramírez, Rosalva, & Ayala-Carillo, María del Rosario (2016). VIOLENCIA DE GÉNERO EN INSTITUCIONES DE EDUCACIÓN. Ra Ximhai, 12(1), undefinedundefined. [fecha de Consulta 25 de noviembre de 2019]. ISSN: 1665-0441. Disponible en: https://www.redalyc.org/articulo.oa?id=461/46146696002 Scarone Adarga, Mireya (2014). Violencia laboral intramuros. Hostigamiento sexual y otras formas de violencia contra la mujer en las maquiladoras de Sonora y Baja California. Región y Sociedad, (4), undefined-undefined. [fecha de Consulta 25 de noviembre de 2019]. ISSN: 1870-3925. Disponible en: https://www.redalyc.org/articulo.oa?id=102/10230108006 Vargas Murga, Horacio (2017). Violencia contra la mujer infligida por su pareja y su relación con la salud mental de los hijos adolescentes. Revista Médica Herediana, 28(1), undefined-undefined. [fecha de Consulta 10 de octubre de 2019]. ISSN: 1018130X. Disponible en: https://www.redalyc.org/articulo.oa?id=3380/338050476009 Yugueros García, Antonio Jesús (2015). Intervención con mujeres Víctimas de Violencia de género: Educar e informar para prevenir. Revista Historia de la Educación Latinoamericana, 17(24), undefined-undefined. [fecha de Consulta 25 de noviembre de 2019]. ISSN: 0122-7238. en: https://www.redalyc.org/articulo.oa?id=869/86938947010 13 Disponible