LA CENA Resumen Protagonistas Valoración Temas Comentario: El autor se inspiró para escribir este libro en un suceso que ocurrió en España: unos chicos prendieron fuego a una indigente que dormía en un cajero automático. El libro transcurre durante una cena en un restaurante de lujo. Dos hermanos cenan con sus mujeres. Han quedado para discutir un tema preocupante relacionado con el futuro de sus hijos. En la primera parte del libro se nos presentan los distintos personajes importantes para la historia. Está narrado en primera persona por un padre preocupado por las acciones de su hijo adolescente. A lo largo de la cena se van contando todos los antecedentes de la historia siempre desde el punto de vista de este padre al que vamos conociendo poco a poco. Se nos va desvelando su personalidad al igual que la de los otros personajes de la historia, y este descubrimiento implica muchas sorpresas. Me ha parecido no sólo interesante sino revelador de los factores que influyen en la personalidad de un individuo. La herencia genética, las vivencias en la primera infancia, la educación, la permisividad, el ejemplo, todo influye en la formación de un ser humano, en cómo aprende a diferenciar el bien del mal, en cómo aprende a resolver los conflictos y responsabilizarse de sus propios actos. Trata además del tema del amor paterno-filial. De cómo este amor mal entendido puede llevar a acciones desastrosas. Es una historia en la que ningún personaje cae bien, no puedes identificarte con ninguno. Es un libro bien escrito, entretenido, un auténtico thriller de misterio que me ha enganchado desde la primera página. Ni siquiera se hace pesada la extensa parte del libro en la que el padre protagonista aprovecha para criticar todo lo relacionado con los restaurantes de lujo con todo detalle. Todo ayuda a entender la compleja personalidad de quien está contando esta siniestra historia. Un libro muy recomendable, original y ameno, con una importante moraleja final. Comentario: La lectura de “La cena” ha sido para mí una de las más destacadas de este año. No porque haya sido una de mis favoritas, que, de hecho, no lo es y no la pienso incluir en mis preferidas de este año; sino porque ha sido uno de los libros que más me han hecho reflexionar. Podría decir que su lectura me ha “escandalizado” o “provocado”, no sé muy bien cómo expresarme. Los planteamientos expuestos chocan de una manera tan radical con mis principios y mi modo de concebir las cosas que en ciertos momentos me “violentaba”. En cualquier caso, esto es uno de los enriquecimientos que aportan los libros: puntos de vista completamente opuestos al tuyo, de manera que te dan la posibilidad de cambiar de opinión o afianzarte en la tuya propia. En este caso con esta novela me he reafirmado en mis propios valores. La novela está estructurada en los diferentes momentos de una cena formal con capítulos en cada uno de ellos (aperitivos, entrantes, segundo, postres, digestivo y propina). Es un modo curioso de compartimentar la acción, de justificar el título, pero vamos, en principio nada se pierde a mi parecer si se prescinde de esta estructura. La historia es narrada por Paul, quien en un primer momento se nos muestra como un hombre sencillo, hastiado ante la perspectiva de tener que compartir una cena de estas características. Estas cenas tan “estiradas” le parecen ridículas y prefiere otras alternativas más populares. Sus comentarios acerca del precio de los platos y sobre el comportamiento del maître no pueden menos que hacernos escapar una sonrisa. En el restaurante, acompañado de su mujer Claire, va a encontrarse con su hermano Serge, político de la oposición holandesa con muchas posibilidades en las siguientes elecciones, y su mujer Babette. Durante los primeros platos no hablan de nada interesante, como la mayoría de las conversaciones reales comiezan con temas banales. Hacen referencia a algunas películas (mencionan la última de Woody Allen con Scarlett Johansson como protagonista) y destripan alguna otra como “Adivina quién viene a cenar". En un momento determinado Babette abandona la mesa y es seguida por Claire. Es justo entonces cuando se nos descubre el verdadero motivo de esa cena. Michel y Rick (los hijos de las parejas) han cometido un acto atroz. Los padres se han reunido para decidir qué deben hacer. La historia en sí es bastante dura, pero todavía más los pensamientos plasmados en ella. Los padres no se cuestionan la maldad de sus hijos, lo horrible del hecho cometido. Quieren que sus vidas sigan adelante sin ningún tipo de consecuencias, lo que a mi modo de ver no hace sino generar monstruos. Los personajes sufren una evolución muy interesante. Paul y su mujer Claire se nos presentan en un primer momento como una pareja cercana y agradable, hartos de vivir a la sombra de Serge el ambicioso hermano de Paul. Serge aparece inicialmente como un político ambicioso, que trata de resolver su reputación a toda costa. Esta primera impresión es sólo consecuencia de la redacción en primera persona por Paul. A lo largo de la novela vamos descubriendo a través de los hechos que los buenos no son tan buenos, y que los que parecían malos resultan ser los únicos razonables. Tengo que reconocer que el escritor me ha parecido un poco cobarde, porque no se ha atrevido a desarrollar su tesis hasta el final, a hablar de la maldad porque sí, sino que trata de justificar, al menos, el comportamiento de Michel (en el que realmente se centra al estar narrada la historia por su padre). A través de una serie de flashbacks se nos muestran diversos momentos de violencia en la vida de Paul. Él sufre algún tipo de trastorno social, por el que se ve obligado a dejar su trabajo, y se deja entender que Michel también lo sufre. El autor no se atrevió a hablar de que la maldad puede surgir en cualquier clase de familia, hasta en las más normalizadas (de hecho, en una entrevista dijo que la enfermedad de Paul se le ocurrió más tarde). Es un modo de que los lectores se relajen Ah! Esto no me puede ocurrir a mí, estas cosas sólo pasan en las familias de tarados (a lo que abunda el comportamiento de Claire, la madre, que tampoco es muy normal). No sé, puestos a provocar hazlo bien, con seriedad, no te justifiques con excusas genéticas o sociológicas. Sobre todo teniendo en cuenta que el hecho real que inspiró esta novela (ocurrido en Barcelona hace algunos años) no cuenta con estos antecedentes. Es decir, estas cosas pasan hasta en las mejores familias. En la novela se tratan de refilón muchísimos temas muy polémicos, como el aborto. El trastorno de Paul, y presumiblemente de Michel, es detectable mediante amniocentesis (desconozco si este tipo de enfermedad es detectable de este modo y tan temprano, pero bueno). Paul dice en un momento que menos mal que esa prueba no existía cuando su madre se quedó embarazada, porque de lo contrario puede que él no estuviera vivo. Otro de los temas mencionados es el racismo y las consecuencias de las adopciones internacionales. Ello sale a colación de Faso, hermano de Rick, y con un papel muy importante al final de la novela. Se habla también de la pena de muerte, a raíz de un trabajo que hace Michel, en el que manifiesta unas opiniones bastante extremas. Una cuestión que me ha planteado la novela es la relativa erradicación de la culpa mediante el castigo (lectura obligada del gran Dostoievsky con su “Crimen y Castigo” en este aspecto). Rick ya no es el mismo y algo parecido le ocurre a Michel. ¿No necesitarán ellos una consecuencia, un castigo que les libre del sentimiento de culpa? Al no enfrentarles a sus actos sus padres les hacen un flaco favor. Precisamente para mí el tema central es el amor paternofilial. ¿Hasta dónde llega, o debe llegar? ¿Debe cubrirse cualquier hecho de un hijo a pesar de ser atroz? Nuestro ordenamiento jurídico dispensa a los padres de la obligación de denunciar a sus hijos cuando tengan conocimiento de que han cometido un acto delictivo, pero ¿es esto realmente siempre lo mejor para ellos? Una novela, por lo tanto, con planteamientos muy interesantes; aunque, a mi gusto, el autor no haya sabido aprovechar la oportunidad de desenvolverlas completamente, quitándole con esas "medias tintas" bastante peso al libro. En cualquier caso, merece la pena su lectura, sobre todo para plantearnos: ¿Qué habría hecho yo?