La piñata

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La piñata: tradición ancestral
DE NUESTRO CORRESPONSAL EN MÉXICO
LOS niños del vecindario tienen fiesta. Lo sabemos porque
alcanzamos a oír sus alegres gritos: “¡Dale, dale, dale!”. Nos
asomamos al patio y vemos colgado entre dos árboles un burro
de cartón, de colores brillantes, y a un niño con los ojos vendados
que trata de golpearlo y romperlo con un palo. Los invitados gritan
para animar al pequeño. Por fin, el burro revienta y del interior
caen dulces, frutas y juguetes. Todos se abalanzan entre risas
para recoger a gatas los premios. ¡Qué divertido se ve! Nos
explican que el burro era una piñata y que, tanto en México como
en otros países latinoamericanos, es tradicional romper piñatas
en las fiestas.
Nos preguntamos por qué la piñata es tan popular. ¿Cuál será
su origen? ¿Tendrá algún significado especial romperla?
Decidimos investigar.
Los orígenes de la piñata
Una idea muy difundida es la de que los chinos fueron los
primeros en usar algo parecido a la piñata en su celebración de
Año Nuevo, que además marcaba el inicio de la primavera.
Hacían figuras de vacas, toros y búfalos recubiertas con papeles
de colores y rellenas con cinco tipos de semillas. Para romperlas,
usaban varas de colores. Luego se quemaba el papel decorativo,
y las cenizas se recogían y guardaban para tener buena suerte
durante el año que empezaba.
Se cree que en el siglo XIII el viajero veneciano Marco Polo
llevó consigo la costumbre china a Italia. Allí llamaron a ese tipo
de objetos pignatta —u “olla frágil”, de donde viene el nombre
actual— y la llenaron de baratijas, joyas o dulces, en lugar de
semillas. Con el tiempo, la tradición se extendió a España, nación
en la que se volvió habitual romper piñatas en el primer domingo
de Cuaresma. Al parecer, fueron los misioneros españoles
quienes llevaron la piñata a México a principios del siglo XVI.
Pero es posible que los misioneros hayan descubierto con
sorpresa —como nosotros— que los pueblos de México ya
poseían una tradición similar. Los aztecas celebraban a finales de
año el nacimiento de Huitzilopochtli, dios del Sol y de la guerra,
colocando en su templo una olla de barro en un poste. La olla se
adornaba con plumas de colores y se llenaba con pequeños
objetos de valor; luego se rompía con un palo y los objetos
derramados se convertían en la ofrenda para la imagen del dios.
Los mayas también ejecutaban un juego en el que los
participantes, con los ojos vendados, golpeaban una olla de barro
suspendida de una cuerda.
Como parte de su estrategia para evangelizar a los indígenas,
los misioneros españoles se valieron ingeniosamente de la piñata
para representar, entre otras cosas, la lucha del cristiano para
vencer al Diablo y al pecado. La piñata tradicional era una olla de
barro decorada con papel de colores, y tenía la figura de una
estrella de siete picos con flecos. Se decía que los picos
representaban los siete pecados capitales: la avaricia, la gula, la
pereza, la soberbia, la envidia, la ira y la lujuria. Golpear la piñata
con los ojos vendados simbolizaba la fe ciega y la fuerza de
voluntad necesarias para superar la tentación o el mal, y los
regalos que había en el interior eran la recompensa.
Las piñatas hoy
Con el tiempo, las piñatas se hicieron parte de las posadas de
la temporada navideña, y lo siguen siendo hasta la actualidad
(una piñata con forma de estrella representa la estrella que guió a
los astrólogos a Belén). También se considera indispensable
romper una piñata en los cumpleaños. De hecho, ha llegado a ser
algo tan tradicionalmente mexicano, que incluso se exportan
piñatas de México a otras naciones.
Otra cosa que descubrimos es que, para muchos mexicanos,
la piñata ha perdido su significado religioso y la consideran simple
diversión inofensiva. De hecho, en México se usan piñatas en
muchas fiestas, no solo en las posadas o los cumpleaños. Y
además de las tradicionales estrellas, se consiguen numerosas
figuras distintas, como animales, flores o payasos.
Pero antes de incluir una piñata en una reunión social, el
cristiano deberá tomar en consideración la conciencia de los
demás (1 Corintios 10:31-33). La principal preocupación no debe
ser lo que significó cientos de años atrás, sino el concepto que
tenga la gente donde usted vive. Claro, las opiniones pueden
variar de un sitio a otro, y por ello es prudente evitar que el asunto
se convierta en fuente de controversia. Como dice la Biblia: “Que
cada uno siga buscando, no su propia ventaja, sino la de la otra
persona” (1 Corintios 10:24).
[Notas]
En ciertas religiones, como el catolicismo, la Cuaresma es el
período de cuarenta días de penitencia que culmina con las
celebraciones de Semana Santa.
En México, las posadas se celebran por nueve noches antes de la
Navidad, y en ellas se representa a José y a María pidiendo
posada, o alojamiento. Para concluir la celebración de cada
noche, se rompe una piñata.
[Ilustración de la página 23]
Antes de incluir una piñata en una reunión social, el cristiano
deberá tomar en consideración la conciencia de los demás
[Ilustración de la página 23]
Hay piñatas de todas las figuras y tamaños
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