UNIVERSIDAD CENTRAL DEL ECUADOR FACULTAD DE CIENCIAS MEDICAS CARRERA DE MEDICINA CATEDRA DE PEDIATRIA JANINA ELIZABETH LASCANO AGUIRRE Fimosis y Circuncisión Al final del primer año de vida, sólo se les puede retraer el prepucio por detrás del surco balanoprepucial al 50% de los niños, aproximadamente. La fimosis puede ser primaria (fisiológica), sin signos de cicatrización, o secundaria (patológica), por cicatrización provocada por afecciones como la balanitis xerótica obliterante. Debe hacerse una distinción entre la fimosis y las adherencias normales (fisiológicas) entre el prepucio y el glande. Si la estrechez en la punta persiste luego de haberse separado las adherencias balanoprepuciales, el espacio se llenará de orina durante la micción, provocando una distensión del prepucio (1). La fimosis es una situación normal en el recién nacido, menos de un 5% de los recién nacidos tienen un prepucio totalmente retraible. Hasta los 6 meses de edad el prepucio no puede ser retraído en un 80% de los niños y en un 10% de los niños persiste la fimosis a los 3 años de edad. A los 17 años de edad el 99% de los varones puede retraer normalmente su prepucio (4). Existe una forma de clasificación del estado prepucial según la clasificación de Kayaba y otros el cual se realizó colocando al niño en posición supina y el prepucio fue suavemente retraído sin traumatismo y el grado de retractibilidad fue evaluado de la siguiente forma: Tipo I: Leve retracción sin que se vea el glande. Tipo II: Exposición del meato uretral con retracción ligeramente mayor del prepucio. Tipo III (intermedio): Exposición del glande hasta la parte media de él. Tipo IV: Exposición del glande hasta la corona. Tipo V: Exposición fácil de todo el glande, con inclusión balano- prepucial, sin adherencias que siempre se encuentran en todos los tipos anteriores (4). Etiología Se cree que la causa de la fimosis es congénita, pero también puede ser debida a retracciones forzadas del prepucio de los bebes durante su higiene por los padres, que crea anillos fibrosos en prepucio y adherencias balanoprepuciales. En el 95% de los recién nacidos es difícil la retracción prepucial. A los 6 meses solo el 20% de los prepucios son retráctiles, al año el 50% son retráctiles y a los 3 años el 90% son retráctiles. En los adultos las causas de fimosis suelen ser la balanopostitis crónica o recidivante, sobre todo en diabéticos, balanitis xerotica obliterante y traumatismos (directos, actos sexuales violentos, manipulaciones urológicas) (4). Fimosis fisiológica La fimosis se define como la incapacidad para retraer completamente el prepucio detrás del glande, no atribuible a adherencias balanoprepuciales. Como esta condición se presenta en la mayoría de los recién nacidos se ha denominado fimosis fisiológica a diferencia de la patológica, que se presenta principalmente entre los 8 y los 11 años debido a un proceso cicatricial del prepucio distal secundario a una balanitis xerótica obliterante. A medida que transcurre el tiempo el prepucio se va desprendiendo espontáneamente, al año de edad el desplazamiento prepucial bajo el glande es posible en un 64%, lo que aumenta al 81% a los 11 años. La incidencia de fimosis a los 8 años es del 8% y a los 16 alcanza un 1%. Mientras se completa el proceso, puede ser causa predisponente de otras patologías tales como infección urinaria, balanitis y parafimosis (2). Fimosis patológica Balanitis xerótica obliterante (líquen escleroatrófico) Es una afección crónica del prepucio distal de etiología desconocida. En la mayoría de los casos afecta sólo el glande y el prepucio, pero en ocasiones también puede extenderse hacia el meato y la uretra anterior. Su mayor incidencia es entre los 8 y los 11 años. Clínicamente se manifiesta por esclerosis anular distal del prepucio con decoloración blanquecina o formación de placas, estrechez prepucial, irritación, disuria y en ocasiones sangrado. El tratamiento depende de la gravedad de las lesiones y de los elementos comprometidos. Si el daño se limita al prepucio y el compromiso es leve, se puede intentar un tratamiento inicial usando corticoides tópicos, si esto fracasa estaría indicada la circuncisión. Si hay lesión del meato o la uretra se realiza una meatotomía o injerto uretral (2). Clínica Abultamiento del prepucio durante la micción. Incapacidad para retraer completamente el prepucio a los 3 años de edad (en algunos niños, este proceso puede demorar más tiempo) (4). Por dolor al tener una erección (adolescente). En el adolescente, la fimosis puede presentarse como dolor en estado de máxima erección o molestias en el coito, por estenosis relativa del anillo prepucial, aunque con el pene en reposo se pueda bajar bien el prepucio y dejar al descubierto el glande (6). Diagnóstico El diagnóstico de fimosis es clínico, se establece cuando el prepucio no es retraible total o parcialmente y se aprecia un anillo de estrechamiento, que se marca sobre la cabeza del glande. Podemos clasificarla en fimosis primaria o “fisiológica” en el recién nacido con orificio prepucial flexible sin signos de cicatrización y fimosis secundaria a cicatrización con fibrosis secundaria a las infecciones e inflamaciones, en este caso existe un prepucio claramente no retraible, secundario a dicha cicatrización y patológico, como en la balanitis xerótica obliterante. También se debe de diferenciar de las adherencias balano-prepuciales. El abombamiento al orinar suele ser transitorio y forma parte del proceso de maduración en algunos niños (5). Diagnóstico diferencial Estrechez anular Ocurre en aquellos casos en que es posible desplazar el prepucio hacia proximal por debajo del glande evidenciándose un anillo estrecho. Si esta condición se prolonga por algunas horas y no se desplaza hacia distal se producirá una parafimosis. En los casos de estrechez anular se debe instruir a la madre o al niño sobre el cuidado que hay que tener o proponer una prepucioplastía cuando el desplazamiento prepucial sea dificultoso o asociado a dolor (2). Adherencias balanoprepuciales A medida que el prepucio se va desprendiendo del glande producto de erecciones intermitentes y de la queratinización del epitelio interno, se evidencian las adherencias balanoprepuciales. Estas impiden una retracción total del prepucio, pero no debido a una estrechez real. Ya que es una condición fisiológica transitoria, la mayoría de las veces exenta de complicaciones, no requiere de un tratamiento específico. En ocasiones, se puede producir un desprendimiento brusco provocando dolor localizado, en esta situación, es conveniente indicar una pomada protectora local mientras se logra la epitelización del glande (2). Complicaciones Balanitis Es una infección del espacio balanoprepucial, debido principalmente a una higiene deficiente de la zona. Los gérmenes causantes más frecuentes son la E. Coli y el Proteus Vulgaris, aunque en el 30% el cultivo es negativo. Se presenta principalmente entre los 2 y los 4 años, cuando aún existe un prepucio total o parcialmente adherido. Se puede diagnosticar por la presencia de eritema y edema del prepucio con salida de secreción purulenta. El tratamiento consiste en el lavado prolijo del espacio balanoprepucial con suero fisiológico durante 2 a 3 días, además de analgésicos y antiinflamatorios que ayudan a aliviar la sintomatología. El uso de antibióticos está reservado exclusivamente para aquellas ocasiones en las cuales exista compromiso de tejidos vecinos. La circuncisión estaría indicada en los casos de balanitis recurrente (2). Parafimosis La parafimosis es una complicación y se debe de considerar una emergencia, se suele producir cuando se retrae un prepucio demasiado estrecho más allá del glande, quedando atrapado más abajo del surco y provocando una posterior edematización del glande con riesgo de necrosis por la falta de perfusión si no se resuelve adecuadamente (5) Un frenillo corto, conlleva una incurvación ventral del glande una vez que se consigue retraer el prepucio. El desarrollo del prepucio en el neonato es incompleto y la separación entre el prepucio y el glande ocurre a una edad variable. La retracción completa del prepucio, más atrás del surco posterior del glande, se consigue espontáneamente en el 50% de los niños al año de edad y llega al 89% a los tres años, de forma espontánea algunos niños logran dicha retracción sin un punto de corte definitivo hasta la adolescencia. De manera que se considera que la incidencia de fimosis es del 8% en niños de 6 a 7 años y en torno al 1% a los 16-18 años de edad. Forzar en el lactante la retracción del prepucio, es motivo frecuente de fisuras prepuciales y cicatrices secundarias que pueden ser causa frecuente de fimosis secundaria (5). Tratamiento El tratamiento de la fimosis en los niños depende de las preferencias de los padres y puede consistir en una circuncisión plástica o radical al final del segundo año de vida. La circuncisión plástica tiene el objetivo de lograr un perímetro amplio del prepucio con total retractilidad, al tiempo que se conserva el prepucio (incisión dorsal, circuncisión parcial). Sin embargo, este procedimiento comporta la posibilidad de reaparición de la fimosis. En la misma sesión se liberan las adherencias y se corrige un frenillo corto asociado mediante una frenulotomía. Se añade una meatoplastia en caso necesario. Una indicación absoluta de circuncisión es la fimosis secundaria. Las indicaciones en la fimosis primaria son la balanopostitis recurrente y las infecciones urinarias recurrentes en pacientes con anomalías de las vías urinarias. El abombamiento simple del prepucio durante la micción no es una indicación estricta de circuncisión (3). Las contraindicaciones de la circuncisión comprenden: coagulopatía, infección local aguda y anomalías congénitas del pene, especialmente hipospadias o pene enterrado, ya que es posible que se necesite el prepucio para practicar una intervención reconstructiva Como opción terapéutica conservadora para la fimosis primaria: puede administrarse una pomada o crema de corticoide (0,05 %-0,1 %) dos veces al día durante 20-30 días (3). Webgrafía: 1. S. Tekgül (copresidente), H. Riedmiller (copresidente), E. Gerharz, P. Hoebeke, R. Kocvara, J.M. Nijman, Chr. Radmayr, R. Stein. UROLOGÍA PEDIÁTRICA. se basa en las directrices de urología pediátrica más exhaustivas de la EAU/ESPU (ISBN 978-90-79754-09-0), que se pueden encontrar en su sitio web: www.uroweb.org. http://fau.org.ar/pdf/Paediatric-Urology-2010espanol.pdf 2. FELIPE CASTRO S, FELIPE CASTRO A, TRINIDAD RABY B. (2010) Fimosis y Circuncisión. Revista Chilena de Pediatría 81 (2): 160-165. https://scielo.conicyt.cl/pdf/rcp/v81n2/art09.pdf 3. S. Tekgül, H. Riedmiller, E. Gerharz, P. Hoebeke, R. Kocvara, R. Nijman, Chr. Radmayr, R. Stein (2010) Guía clínica sobre urología pediátrica. European Society for Paediatric Urology. https://www.aeu.es/UserFiles/14GUIA_CLINICA_SOBRE_UROLOGIA_PEDIATRICA.pdf 4. Steven Durán Salaza(2010) Fimosis y Parafimosis. Revista médica de Costa Rica y centroamérica LXVII (595) 441-443. http://www.binasss.sa.cr/revistas/rmcc/595/art4.pdf 5. Adolfo Bautista Casasnovas; Luis Bamonde Rodríguez (2016) Fimosis. Fisterra, Elsevier España. https://www.fisterra.com/guias-clinicas/fimosis/ 6. Gracia Romero J, González Ruiz Y. El pediatra ante los procesos más frecuentes de Urología pediátrica. En: AEPap (ed.). Curso de Actualización Pediatría 2017. Madrid: Lúa Ediciones 3.0; 2017. p. 183-94. https://www.aepap.org/sites/default/files/183-194_urologia_pediatrica.pdf