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Biografía sin fin Jacobo Schlundt y María Julia Kern - Bruno Molina (VERSION IMPRENTA) (2)

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BRUNO M. MOLINA
BIOGRAFÍA SIN FIN
JACOBO SCHLUNDT Y
MARÍA JULIA KERN
50° aniversario
del fallecimiento
de Jacobo Schlundt
Imprenta Columbia
2021
Autor: Bruno M. Molina
Editor: Stumpf Diego Fabián
Impreso en Imprenta Columbia, Buenos Aires, Argentina.
Las citas bíblicas están tomadas primordialmente de la versión Reina
Valera Contemporánea.
A la memoria de Jacobo Schlundt y María Julia Kern,
y a sus hijos. Con mucho cariño.
ÍNDICE
AGRADECIMIENTOS ............................................................................ 7
PRÓLOGO ............................................................................................... 9
INTRODUCCIÓN .................................................................................. 11
DESDE ALEMANIA ............................................................................. 15
Llegada de la Iglesia Luterana a EEUU en el siglo XIX .................... 15
Llegada de los alemanes del Volga a la Argentina ............................. 17
Llegada de los Kern a Brasil en el siglo XIX ..................................... 21
Fusión de las tres Historias: Historia de la IELA ............................... 26
ALDEA SAN JUAN, CRESPO Y PORTO ALEGRE (1910-1933) ...... 29
CHACO: CASTELLI Y LAS BREÑAS (1934-1938) ........................... 41
MISIONES: ALBA POSSE (1939-1943) .............................................. 63
ENTRE RIOS: VIALE (1943-1988) ...................................................... 73
HOMENAJE A LOS HERMANOS SCHLUND-KERN ....................... 95
LOS DESCENDIENTES: HIJOS, NIETOS, BISNIETOS Y
TATARANIETOS ................................................................................ 109
Los hijos ........................................................................................... 109
Los nietos.......................................................................................... 111
Los bisnietos ..................................................................................... 114
Los tataranietos ................................................................................. 117
CONCLUSIÓN .................................................................................... 119
APÉNDICE .......................................................................................... 123
BIBLIOGRAFÍA .................................................................................. 125
6
AGRADECIMIENTOS
Fueron realmente muchos quienes colaboraron en la
recolección de información. Con temor a pasar por desagradecido y
olvidarme de alguno de ellos voy a mencionar a quienes me
ayudaron en la redacción de este libro. Gracias a…
Dios por la vida de Jacobo y María Julia.
Mi esposa Natalí Ayelén Montero e hijo Simón Molina por
la paciencia que me tuvieron para cumplir con este “capricho” de
escribir el libro.
Los hijos de Jacobo y María Julia: Eunice Irene, Úrsula Elisa,
Walter Gerardo y Pablo Reginaldo. A quienes colme de preguntas
por algunos meses. Además, colaboraron financieramente para la
publicación del libro en formato papel.
La sobrina de Jacobo que fue de gran ayuda es Alicia
Schlund, hija de Enrique Schlund, bisnieta de Juan venido de Rusia,
abuelo de Jacobo. Alicia goza de un gran recuerdo, conocimiento y
amor por su familia Schlund.
Los nietos de Jacobo y María Julia: Magdalena Diderle
Schlund, Vilma Elisa Schlund Reule, Haroldo Schlund, Gustavo
Edgardo Ladner Schlund y su esposa María José Valor, Adriana
Irene Ladner Schlund y Duilio Martín Monrroy, Ernesto Aníbal
Peverelli (yerno de Eunice), Gilberto Gabriel Ladner Schlund y su
esposa María José Michelena, Alicia Edith Pérez Schlund, María
Daniela Pérez Schlund, Noemi Elisabet Campos Schlund y Mirian
Isabel Campos Schlund. Sin ellos no podría haber escrito los últimos
dos capítulos.
Los profesores del Seminario Concordia que me
proporcionaron de material histórico para el primer capítulo.
Al editor, revisor y escritor del prólogo, mi querido amigo,
Diego Fabián Stumpf.
7
8
PRÓLOGO
Un viaje en el tiempo, por diferentes lugares, pasando por
sentimientos encontrados, afirmando principios y valores únicos, y
una profunda confianza en las promesas de Dios en Cristo es con lo
que me encontré al leer la historia de la familia Schlundt-Kern, y
debo confesar que en varios momentos las lágrimas simplemente
brotaban. Se hacen tan ciertas las palabras del Señor por medio del
apóstol Pedro: “Sepan que en todo el mundo sus hermanos están
enfrentando los mismos sufrimientos” (1 Pe 5:9b).
Tengo el privilegio de estudiar teología con Bruno M.
Molina en el Seminario Concordia y de conocer una parte de la
familia Schlund, a quienes estimo como mi propia familia, y quienes
han demostrado ser lo que usted mismo descubrirá al leer estas
páginas.
Este libro no es solo una biografía, una historia familiar, sino
que es un testigo de la misericordia de Dios manifestada a la familia,
su más preciada creación. Es un testigo fiel del cumplimiento de las
promesas de Dios para el matrimonio. Es un testigo fiel de que el
esfuerzo y la dedicación dan sus frutos. Esta no es la historia de una
familia perfecta que solo tiene logros para relucir. Esta es la historia
de una familia que sobre todas cosas ha puesto su confianza en Dios
Trino y se ha esforzado por transmitir, en la palabras y obras, la fe
a la siguiente generación.
De manera sencilla y con gran entusiasmo, Bruno invita a
poner la mirada en lo cotidiano de la vida familiar para mostrar
cómo Dios se deleita en el servicio que se brinda al prójimo, y a Él
mismo, dentro de la familia. Podemos catalogar esta obra como una
alabanza al matrimonio. En cada capítulo era imposible no pensar
en mi propia vida familiar, en mi fe en Cristo, en mis sufrimientos
y alegrías, en mi esposa e hijo, en mis padres, abuelos, y toda la
9
familia. Cuán importante es pensar en ello y alabar a Dios por su
gran misericordia. Este libro es lo que Bruno mismo quiere que sea:
“Una confesión de alabanza a Dios ya que de él dependemos y
mamamos la vida”.
En tiempos posmodernos, donde los fundamentos como la
fe en Jesús, la familia, el matrimonio, son constantemente atacados,
Una biografía sin fin Jacobo Schlundt y María Julia Kern es una
confesión firme de que estos fundamentos permanecen aún en las
horas más difíciles y son los únicos que pueden darnos estabilidad
cuando todo pareciera no tener sentido alguno, no porque lo
hagamos nosotros, sino porque el Señor es misericordioso.
Las mujeres de esta familia son realmente sorprendentes,
quizás no para los estándares del mundo posmoderno, pero sí para
quienes temen al Señor. Ellas son un ejemplo de cómo vivir
piadosamente, cómo amar al Señor y al prójimo como a sí mismo.
Sin dudas, los hombres tenemos mucho para reflexionar en cómo
valoramos el rol que cumple la mujer, ya sea esposa, madre,
hermana, hija, en nuestra vida.
Quiero destacar el amor, la pasión y la dedicación que ha
puesto Bruno en este homenaje a sus bisabuelos Jacobo y María
Julia. Usted mismo podrá darse cuenta de la admiración que tiene
por su bisabuelo y la gran estima por el servicio incansable de su
bisabuela, a pesar de no haberlos conocido personalmente.
Que nuestro buen Dios, el Padre de nuestro Señor Jesucristo,
de quien toma nombre toda familia en los cielos y en la tierra,
sostenga entre nosotros por medio del Espíritu Santo la fe que nos
une en una única familia. A Él sea toda honra y gloria, por los siglos
de los siglos. Amén.
Stumpf Diego, 3 de agosto de 2021.
10
INTRODUCCIÓN
El cuarto mandamiento en Éxodo 20:12 nos manda:
“Honrarás a tu padre y a tu madre, para que tu vida se alargue en la
tierra que yo, el Señor tu Dios, te doy”. La explicación del
Catecismo Menor dice: “Debemos temer y amar a Dios y por lo
tanto no menospreciar ni enojar a nuestros padres y superiores; sino
que debemos respetarlos, servirles, obedecerles y amarlos.” Al
cumplirse 50 años de la partida, hacia los brazos del Señor, de
Jacobo Schlundt, me propongo, en el presente libro, lo que el cuarto
mandamiento demanda: Honrar a mis padres, en este caso,
bisabuelos Jacobo Schlundt y María Julia Kern ¡Dios me ayude!
La Apología de la Confesión de Augsburgo, que
encontramos en nuestras Confesiones Luteranas (Libro de
Concordia), en el artículo XXI trata sobre “La Invocación de los
Santos”. El artículo tiene el propósito de demostrar que las Sagradas
Escrituras no enseñan que debemos depositar nuestra fe en quienes
partieron y mucho menos orarles e invocarlos. Pero al mismo
tiempo nos enseña cuál es la manera correcta y cristiana de
recordarlos. Para ello, define tres maneras correctas para “honrar” a
quienes ya han partido. Echémosle un vistazo antes de comenzar:
Nuestra Confesión aprueba que se honre a los santos. Y en
efecto: Esta honra merece nuestra aprobación y tiene tres
aspectos. El primero es la acción de gracias. Debemos dar
gracias a Dios porque nos da ejemplos de su misericordia,
porque nos ha manifestado que quiere salvar a los hombres, y
porque ha dado a la iglesia fieles maestros y otros dones. Y
todos estos dones, como son los más grandes, debemos
ensalzarlos, y debemos alabar a los santos mismos que usaron
de estos dones con fidelidad, así como Cristo alaba a los
siervos que hicieron un buen uso de los talentos recibidos (Mt
11
25:21, 23); El segundo aspecto es la confirmación de
nuestra fe. Cuando vemos que a Pedro se le perdona el haber
negado a Cristo, nos sentimos estimulados nosotros también a
creer con más ahínco que la gracia de veras sobrepasa con
mucho al pecado (Ro 5:20). El tercer aspecto de esta honra
es la imitación, primero de la fe, y después de las demás
virtudes de los santos, las cuales cada uno deben emular de
acuerdo a su vocación.1
Jacobo y María Julia son creaturas de Dios, su Creador, y
esto es lo que da valor a la historia por contar. Ellos no fueron
autónomos en sus vidas. Su vida perteneció al Señor de principio a
fin. Creados, redimidos y destinados para la resurrección. Cristo es
el dador de la vida, es así que, al hablar de la vida de Jacobo y María
Julia, no podemos no hablar de Su obra y hallar en ella consuelo y
fortaleza en cada capítulo, como veremos a continuación.
La historia de la familia Schlundt-Kern, de la que
hablaremos, será vista como una pequeña historia dentro de una
historia más grande: “la historia de pueblo de Dios”, “el remanente”.
Como dice el profeta Isaías: “¿Quién hizo todo esto posible? ¿Quién
llamó desde el principio a las generaciones? ¡Yo, quien soy el
primero y el último!” (41:4). La historia del pueblo de Dios es una
historia de pecado y de perdón. De la misma manera, la historia de
Jacobo y María Julia es una historia de pecadores perdonados y
rescatados por la obra salvífica del Hijo de Dios. En las Sagradas
Escrituras la “confesión” de los hombres hacia Dios es, de fe,
arrepentimiento o alabanza. Este libro será, primordialmente, una
confesión de alabanza a Dios ya que de él dependemos y mamamos
la vida (1 Pe 2:2).
1
(Meléndez, 2000, pág. 224) Énfasis agregado.
12
Luego de sentar las bases en la que nos afirmaremos, es
necesario también, mencionar que en esta biografía abordaremos
otros temas significativos como la provisión divina, el Señor como
dador y sustentador de la vida, la teología de la cruz, el valor del
matrimonio y la familia, la educación cristiana de los hijos, una
postura sobre el aborto y un minúsculo recorrido histórico sobre la
historia de la iglesia luterana en los últimos siglos.
Nos concentraremos primordialmente en la vida de Jacobo
Schlundt y María Julia Kern, pero también dedicaremos un tiempo
para hablar sobre sus hijos. En el libro podrá disfrutarse de
momentos graciosos y muy emotivos, alegres y muy tristes.
El primer capítulo abarcara los siglos XVIII, XIX y tan solo
los primeros 5 años del siglo XX. Conoceremos, aquí, la historia de
los antepasados de Jacobo y María Julia. Veremos cómo es que tres
historias distintas con distinto recorrido a lo largo de los años y del
mapa, pero que parten desde un mismo lugar, Alemania, finalmente
se fusionan. La historia de la Iglesia Luterana, la historia de Johann
Leonhard Kern y la historia de los Alemanes del Volga se unen al
final para dar paso al matrimonio Schlundt-Kern.
Desde el capítulo segundo hasta el quinto conoceremos sobre
los años de vida de Jacobo y María Julia. El segundo capítulo
relatará desde el nacimiento de Jacobo en Argentina y María Julia
en Brasil hasta la unión matrimonial de ambos. Las mudanzas y los
llamados divinos al pastor Jacobo Schlundt marcarán el destino de
la familia como así también de la división del tercer capítulo al
quinto.
La historia de nuestros antepasados es también nuestra
historia, y la historia de nuestros hijos, es de igual manera, nuestra
historia. Así como dedicamos el primer capítulo para hablar de la
historia previa que hubo por detrás y que desencadenó en la familia
Schlundt-Kern, en los últimos dos capítulos (el sexto y séptimo)
13
contaremos la historia posterior a la vida de Jacobo y María Julia:
sus hijos, nietos, bisnietos y tataranietos.
Es interesante finalizar esta introducción, con una reflexión
que encontramos en el libro “IELA 90 años de Historia” en la
sección llamada “algunas anécdotas”. Esta sección recopila diversas
historias y anécdotas de distintos pastores a lo largo de los primeros
90 años de la IELA. Entre ellas se halla una entrevista realizada a
Jacobo Schlundt en el año 1947 por Federico Lange. Vaya sorpresa
me he llevado al leer la introducción, que agrega quien recopilo
dicha entrevista, luego de leer lo que Jacobo había contado en la
misma más de medio siglo atrás.
A medida que avanzamos en la lectura, no podremos menos
que elevar nuestra mente al cielo diciendo: Te damos gracias,
Señor, porque en todo tiempo has elevado en tu iglesia pastores
y maestros fieles que predicaron y enseñaron el evangelio aun
en las condiciones más adversas, y porque los has protegido y
prosperado en todos sus trabajos. Haz que las experiencias de
nuestros mayores nos sirvan de lección y ejemplo a los que
trabajamos en tu viña en estas décadas postreras del siglo, y
nos estimulen a redoblar nuestros esfuerzos, ya que por tu
gracia disponemos también de dobles y más que dobles medios
y oportunidades”.2
Una última recomendación, que creo conveniente antes de
comenzar con el desarrollo de la historia y sus capítulos, es calentar
bien el agua y preparar el mate. Es mi deseo que usted, querido
lector, disfrute de la lectura.
2
(Flor, 1995, pág. 119)
14
I
DESDE ALEMANIA
Llegada de la Iglesia Luterana a EEUU en el siglo XIX
En el aniversario 300 de la Reforma Luterana, en el año
1817, cuando los luteranos recordamos al joven monje agustino
clavando las 95 tesis en la iglesia de Wittemberg, se desató en
Sajonia, la cuna de la Reforma, la cual pertenecía para este entonces
a Brandemburgo, estado de Prusia, Alemania, un acontecimiento
tristísimo para la historia de la confesión ortodoxa luterana: “La
Unión Prusiana”.
Desde tiempos de la reforma, siempre hubo tensión entre las
doctrinas “reformadas” (doctrina de Calvino, Zwinglio) y la
doctrina luterana. Incluso la Fórmula de Concordia (1577), última
confesión que hallamos en el “Libro de Concordia”, surge a raíz de
controversias entre los mismos luteranos (tal como Lutero predijo
que sucedería después de su muerte) influenciados por las doctrinas
calvinistas (los cripto-calvinistas) y los que no. Es allí donde los
luteranos se vieron obligados a creer, enseñar y confesar, por un
lado, y a rechazar y condenar, por el otro.
¿Qué fue, entonces, “la Unión Prusiana”? Como la palabra
misma lo afirma, el intento por parte del Rey de Prusia Federico
Guillermo III de unir estas confesiones en una sola y así formar una
unidad confesional en el pueblo alemán.
¿Fue tan grave este intento de unión? Definitivamente, ya
que las teologías reformadas, seguidores del reformador Juan
Calvino de Ginebra y Ulrico Zwinglio, niegan, entre otras cosas, la
presencia real del cuerpo y la sangre de Cristo en la Santa Cena, a
su vez no comprenden ni distinguen la comunicación de atributos
15
de las dos naturalezas en la persona de Cristo, herejías muy
claramente condenadas ya en nuestro Credo Atanasiano y en la
Fórmula de Concordia.
Como era de esperar, un buen número de luteranos
reaccionaron a esta “unión”, que como dijo alguna vez un profesor
del Seminario: “Si mezclas agua pura con veneno no obtendrás más
que veneno”. Esta reacción y oposición desató una gran persecución
hacia los pastores y congregaciones luteranas que se oponían a
obedecer las órdenes del Estado. Harrison afirma: “Para 1840
numerosos pastores luteranos fieles habían sido depuestos, aún
encarcelados.”3
El Estado tomó el control del dogma, de la enseñanza,
práctica y confesión de la iglesia. Las vestimentas litúrgicas como
así también el orden en la liturgia del Servicio Divino eran siervas
del Estado alemán. La Iglesia Luterana pasó a ser dependiente del
mismo:
La administración de la Iglesia correspondía al Consistorio,
compuesto por clérigos y laicos, que tenían injerencias no solo
en asuntos externos, sino en la doctrina y práctica de la iglesia.
El estado subvencionaba a la Iglesia por medio de impuestos
que cobraba. Como es sabido, cuando desde lo temporal se
quieren gobernar los asuntos espirituales, estos siempre
terminan perdiendo, pero lo peor es que se pierde la
predicación de la Palabra pura de Dios: Ley y Evangelio.”4
Es así que los luteranos conservadores de Sajonia se vieron
obligados a emigrar de Alemania a Estados Unidos. Pastores y
congregaciones enteras escaparon del “veneno” en busca de poder
seguir bebiendo el “agua pura” del evangelio. Oesch afirma que:
3
4
(Harrison, 2013, pág. 171)
(Weber, 2005, pág. 21)
16
“En el año 1839, unos 900 inmigrantes alemanes se establecieron en
el Estado de Missouri, EEUU”, y que ya “en 1847 se constituyó el
Sínodo de Missouri”.5 Entre estos se encontraba el primer y tan bien
recordado presidente del Sínodo de Missouri, C. F. W. Walther.
¡Esta es, a muy resumidas cuentas, la historia de cómo la
iglesia luterana llega desde Alemania a Estados Unidos!
A tan solo 51 años después de la formación del Sínodo de
Missouri, en el año 1899, la Iglesia Luterana envía misionero desde
los Estados Unidos hacia el Brasil.
Llegada de los alemanes del Volga a la Argentina
“Dedicado a: Los mártires y héroes anónimos que yacen a
lo largo del río Volga y a los 1500 colonizadores llevados por las
tribus nómadas para ser vendidos en la China como esclavos, cuyo
destino nadie conoce”, así comienza el libro: “Los Alemanes del
Volga” de Popp y Dening. Esta dedicatoria hace una excelente
introducción a esta sección.
La historia de los alemanes de Volga no fue fácil por donde
se la mire. Esta historia está plagada de desventuras y tragedias.
Ningún exilio, como hemos visto hasta el momento, es fácil y “casi
todas” estas historias tienen a su vez un trasfondo poco feliz.
Para hablar de la llegada de los alemanes del Volga a la
Argentina, o más bien a América, es necesario que nos situemos en
los siglos XVII y XVIII.
¡Así es! los siglos posteriores a la Reforma Luterana (siglo
XVI) no fueron para nada fáciles para el pueblo alemán. Estos se
vieron sacudidos por feroces internas y externas guerras políticas e
ideológicas que generaban en sus habitantes gran incertidumbre e
5
(Oesch, 1976, pág. 3)
17
inestabilidad económica para sus familias. Las más sobresalientes
fueron “La Guerra de los Treinta Años” (1618-1648) y “La Guerra
de los Siete Años” (1756-1763).
Mientras que en Alemania se llevaba a cabo La Guerra de los
Siete Años, en Rusia, Catalina II “la grande” ascendía al trono
imperial como emperatriz de gran parte del pueblo ruso en el año
1762. Ella, por cierto, era alemana y tenía en mente civilizar una
región rusa en la cual, todavía yacían tribus salvajes que no
permitían la explotación y desarrollo económico del lugar.
Hasta hoy día, la particularidad del agrícola pueblo alemán,
además de su variado y destacado manejo del arte culinario, es su
gran conocimiento, voluntad y capacidad para trabajar la tierra. Es
así que Catalina II vio en sus compatriotas6 una gran oportunidad
para ofrecerles trabajo, tierras y bienestar en Rusia. Y de esta
manera expandir el Imperio.
Estos aceptaron, y para 1763 comenzaron el “Éxodo”, no
hacia el río Jordán, sino al río Volga, Rusia. Sin embargo, lejos de
ser la tierra prometida, lo que Catalina II les tenía preparado era más
bien similar a la esclavitud de Israel en Egipto.
Casi un siglo y medio soportaron en Rusia la frustración y el
desencanto de haber sido engañados. Fueron utilizados y explotados
por el estado ruso para conquistar estas peligrosas tierras sin
protección alguna. Es por eso que en el libro “Los Alemanes del
Volga” se los llama de colonizadores. Ubicados estratégicamente en
medio de peligrosas tribus salvajes y viendo cada vez más de lejos
la expectativa con la que habían arribado a dicha región:
…nuestros pioneros ignoraban esta circunstancia amenazante
e insegura y los promotores franceses y rusos se cuidaron bien
6
Cabe destacar que no solo el pueblo alemán llegó a Rusia, sino que Catalina II
había reclutado, también, trabajadores del resto de Europa.
18
de mencionarla. Esta triste realidad, compendiada en la fría
táctica de Catalina contra la amenazadora horda, a costa de los
inmigrantes, sería luego motivo durante medio siglo de
sangrientas luchas -con muertes y raptos-, de nuestros
antepasados contra ellos”.7
Buena parte del pueblo alemán murió a orillas del río Volga
por las necesidades que pasaron, el clima y la pobreza. En ocasiones
se asocia a Alemania con la masacre llevada adelante por Adolf
Hitler y su régimen NAZI, pero poco se habla de la barbarie que el
pueblo alemán debió soportar en Rusia.
Estos abusos, sumados a la falta de libertad que recibían por
parte del estado ruso, la inestabilidad económica, la profunda
desilusión y el gran peligro que corrían, como lo reza la introducción
arriba mencionada, desencadenó un nuevo “Éxodo”: América.
Sin embargo, la partida no fue nada fácil, la generación que
había llegado hacía casi un siglo y medio atrás había pasado, y los
que partían dejaban atrás su historia en aquel país, sus muertos,
cementerios, etc.
Por otro lado, en Argentina las políticas del presidente
Avellaneda favorecían la llegada al país para los inmigrantes
alemanes. En esta época Brasil y Argentina competían para ver
quien recibiría más inmigrantes europeos, viendo en éstos una gran
oportunidad para el desarrollo y la economía del país.
Es en el año 1878 que las primeras embarcaciones con
inmigrantes alemanes llegaban a la Argentina y posteriormente a
Entre Ríos: “Los primeros inmigrantes alemanes que se
establecieron en la provincia de Entre Ríos, llegaron al puerto de
Buenos Aires en las fechas siguientes: el Seiler, con 800 inmigrantes
7
(Popp & Dening, 1977, pág. 36)
19
entre el 5 y el 6 de enero de 1878, y el Montevideo, con 175
inmigrantes entre el 8 y el 9 de enero del mismo año”.8
¡Esta es, a muy resumidas cuentas, la historia de cómo los
Alemanes del Volga llegaron a América, Argentina!
A finales de enero del 1878 el primer barco con inmigrantes
alemanes arribaba al muelle de Diamante, proveniente de Buenos
Aries, con 1.006 personas a bordo, las cuales se esparcieron por la
provincia formando las tan pintorescas Aldeas.
A tan solo 11 años después de la llegada del Seiler y el
Montevideo se funda en el año 1889 la querida Aldea San Juan:
En viejas actas se registran los nombres de los fundadores de
la Aldea San Juan: Gottlieb Arnst, Jakob Brunz, Karl Hornus,
Friedrich Heizenreder, Adam Hilt, Johannes Mohr, Georg
Heinrich Mohr, otro Johannes Mohr, Valentín Müller,
Johannes Müller, Kaspar Müller, Jakob Preisz, Heinrich
Scheibel, Johannes Schlundt, Johann Georg Stürtz, Daniel
Wagner, Johann Wagner, Philipps Wagner, Gottfried Weber,
David Weber, y un señor Weberling.9
Entre sus fundadores se encuentra Johannes Schlundt.10
8
(Popp & Dening, 1977, pág. 143)
(Flor, 1995, pág. 101)
10
Un dato curioso con el que me he topado en la investigación es la mutación que
sufrió el apellido “Schlundt”, algo muy común por aquellos años. El apellido
proveniente de Rusia se escribía con “t” al finalizar como lo vemos aquí con
Johannes Schlundt. El mismo Jacobo Schlundt fue anotado de esta manera en
su certificado de bautismo al igual que su padre. Sin embargo, cuando renovó
su cédula de identidad, el 23 de febrero de 1931, su apellido fue anotado ya sin
la “t” al final. Es a partir de este momento que también Jacobo es citado como
Schlund, y ya no como Schlundt. Por ejemplo, el diploma del Seminario de
Porto Alegre deja constancia de que el graduado es Jacobo Schlund, sin “t”. El
acta de bautismo de Eunice Irene Schlund Kern manifiesta que su padre es
Jacobo Schlund, sin “t”. Diversas revistas y libros publicados por la IELA al
9
20
Llegada de los Kern a Brasil en el siglo XIX
Son realmente pocas las veces en las que se tiene acceso de
manera tan precisa a datos históricos y genealógicos tan específicos
como es el caso de los descendientes de Johann Leonhard Kern. Sin
embargo, hay que agradecer a la recopilación histórica preparada en
el registro: “Descendentes de Johann Leonhard Kern” del año 2013.
Este registro nos permite tener acceso hasta cinco
generaciones anteriores al natalicio de la abuela María Julia Kern,
el 10 de junio de 1913. La historia comienza en Niederrimbach,
Würtenberg, Alemania. He aquí la historia “del abuelo del abuelo”
de María Julia Kern:
Johann Leonhard Kern nació el 11 de febrero de 1779 en
Niederrimbach, Würtenberg, Alemania. Murió el 29 de marzo
de 1863 en Estância Velha, Rio Grande do Sul, Brasil. Un
determinado día de primavera, en mayo de 1826, en una aldea
llamada Niederrimbach, Reino de Württemberg, en el sur de la
nación alemana, el agricultor y músico Leonhard Kern,
acompañado de 5 hijos solteros inicia su jornada rumbo a la
zona portuaria del norte para seguir viaje a Brasil. Es el punto
de partida para el establecimiento de los Kern en Rio Grande
do Sul.
hablar de Jacobo se refieren a él como Schlund, sin “t”. Los hijos de Jacobo
Schlundt o Schlund, fueron anotados sin “t” al final, Schlund. En su epitafio
lleva grabado el nombre Jacobo Schlund, sin “t”. La pregunta es ¿Jacobo es
Schlundt o Schlund? La conclusión a la que he llegado es que ambas formas son
posibles. Podríamos decir que nació Schlundt y murió Schlund. Personalmente
me inclino por el apellido con “t” al final, ya que de esta forma vino de Rusia,
de esta forma fue anotado su padre y el mismo Jacobo en su acta de bautismo.
Esto no quiere decir que su apellido sin “t” sea incorrecto ya que como vimos,
hay sobrados testimonios que al mencionar a Jacobo lo escriben como Jacobo
Schlund.
21
El día 23 de mayo de 1826, subió a bordo del “Galera de
Bremen – Friederich”. Zarparon de Bremen juntamente con
otros 231 pasajeros, el día 1 de junio del mismo año, bajo el
mando del capitán H. C. Stille, el teniente Julius Mansfeld era
jefe de la expedición de inmigrantes.
Después de 65 días de viaje en el océano tranquilo, los
uniformados y sufridos inmigrantes desembarcaron el 4 de
agosto de 1826, en Río de Janeiro de D. Pedro I, para el 17 del
mismo mes, ahora a bordo del “Sumaca Generosa”, iniciar
viaje con destino a la Provincia de São Pedro, entonces
gobernada por el brigadier José Egídio Gordilho de Barbuda,
donde desembarcaron en Porto Alegre, en la segunda mitad de
septiembre.
Hicieron parte, Leonhard Kern y su familia, de las últimas tres
tandas de inmigrantes alemanes del año 1826 que sumaban
apenas 26 personas. Inmigrantes que una vez llegados fueron
desviados de São Leopoldo e invitados a acompañar al teniente
coronel Francisco de Paula Soares, a una caravana de 422
personas, siguieron y fundaron la colonia alemana de Torres
(Três Forquilhas destinada a los inmigrantes de fe luterana y
São Pedro de Alcântara, a los de la fe católica).
En la lista número 2, del 27 de septiembre del 1826, la familia
de Leonhard Kern ocupa el número general 34 y el número
familiar 8, y en la lista de pioneros y fundadores de la colonia
de Torres, ocupa el número 66. Llegaron al lugar a mediados
de octubre de 1826 y pocos días después Leonhard Kern con
todos los suyos se fueron de Três Forquilhas retornando al
Vale do Rio dos Sinos.
El doctor Hildebrando los inscribió como llegado el 09 de
noviembre del 1826, habiéndoles marcado un pedazo de tierra
donde se asentaron en la Picada de 48 Colonias, más allá de
São Pedro de Bom Jardim (hoy Ivoti) en la colonia alemana de
São Leopoldo.
22
En la Picada de 48 fue, por tanto, el asentamiento de los Kern
al sur de Brasil. En el Cementerio Evangélico de allí puede ser
visitada la tumba de Friederich Karl Heinrich Kern (del sastre
y músico Fritz Kern)”.11
Siguiendo el orden establecido por “Descendentes de Johann
Leonhard Kern” del año 2013, veamos generación tras generación
hasta llegar a María Julia:
La primera generación comienza con Johann Leonhard Kern
de quien hemos leído recientemente. Johann se casó con Anna
Margaretha Knorr,12 el 25 de marzo de 1800 en Archshofen, C.W.,
Alemania. Ambos tuvieron siete hijos: Johann Albrech Kern,13
Friedrich Karl Heinrich Kern,14 Magdalena Barbara Kern I,15
Katharina Helene Kern,16 Anna María Margaretha Kern,17 Heinrich
Karl Kern18 y Anna Barbara Kern.19
Johann falleció el 29 de marzo de 1863 en Estância Velha,
RS, Brasil.
La segunda generación comienza con Johann Albrech Kern,
quien llevaba el nombre de su padre. Johann Albrech nació un 11
de febrero de 1803, en Archshofen, Alemania. Su oficio era
agricultor. Llegó a Brasil a la edad de 27 años y se casó a los 31 con
11
(Descendentes de Johann Leonhard Kern, 2013, pág. 1), traducción al español
por Diego Fabián Stumpf.
12
Anna nació el 16 enero de 1778, en Archshofen, Alemania. Y falleció el 4 de
julio de 1855, en Estância Velha, RS, Brasil. Fue hija de Johann Philipp
Leonhard Knorr y Anna Margaretha Jacob.
13
Nació el 11 de febrero de 1803, y falleció 28 de diciembre de 1858.
14
Nació el 3 de mayo de 1804, y falleció el 9 de septiembre de 1888.
15
Nació el 17 de abril de 1807, en Archshofen, Alemania. Falleció el 28 de abril
de 1807, en Alemania.
16
Nació el 5 de mayo de 1811.
17
Nació el 22 de marzo de 1814, y falleció en marzo de 1901.
18
Nació el 4 abril de 1816.
19
Nació el 13 de febrero de 1819, y falleció el 4 de julio de 1874.
23
Elisabeth Engel Walter20 en el año 1831, en São Leopoldo, RS,
Brasil. Ellos tuvieron los siguientes hijos: Peter Christian Kern,21
Johann Wilhelm Kern,22 Friedrich Carl Kern,23 Heinrich Kern,24
Sofia Kern,25 Katalina Kern,26 Philipp Kern,27 Luis Michael Kern,28
Elizabeth Kern I,29 Albert Kern30 y Elisabeth Kern II.31
Johann Albrech Kern falleció el 28 de diciembre de 1858 en
Estância Velha, RS, Brasil.
La tercera generación continúa con Philipp Kern. Philipp
nació el 13 de diciembre de 1842 en São Leopoldo, RS, Brasil. Al
igual que su padre, era agricultor. Philipp se casó con Margaretha
Haubert,32 en el año 1865, en Picada Verão, São Leopoldo, RS,
Brasil. Ambos tuvieron solo dos hijos: Leopoldo Kern33 y Jacob
Kern.34
20
Nació el de 14 febrero de 1808, en Cornwall, Inglaterra. Y falleció el 3 de junio
de 1882, en Teutônia, RS, Brasil.
21
Nació el 25 de diciembre de 1831, y falleció en 1946.
22
Nació el 1 de enero del 1833, y falleció el 10 de marzo de 1886.
23
Nació en 1835, y falleció en 1871.
24
Nació el 2 de noviembre de 1837, y falleció en 1867.
25
Nació el 29 de junio de 1839, en São Leopoldo, RS, Brasil. Y falleció el de 9
julio de 1849, en Estância Velha, RS, Brasil.
26
Nació el 23 de mayo de 1840, y falleció el 8 de abril de 1928.
27
Nació el de 13 diciembre de 1842, y falleció el de 5 abril de 1924.
28
Nació el 6 de abril de 1845.
29
Nació el 19 de julio de 1846, en São Leopoldo, RS, Brasil. Y Falleció el 28 de
septiembre de 1847, en la Estância Velha, RS, Brasil.
30
Nació el 13 de diciembre de 1847, y falleció el 13 diciembre de 1901.
31
Nació el 7 de enero de 1851.
32
Nació el 6 de julio de 1847, en Dois Irmãos, RS, Brasil. Y falleció en 1867, en
su ciudad natal, en junio aproximadamente. Fue hija de Johann Adam Haubert
y Dorothea Sophia Helfenstein.
33
Nació el 2 de mayo de 1866, y falleció el 14 de junio de 1934.
34
Nació el 25 de junio de 1867, y falleció el 20 de agosto de 1932.
24
Philipp Kern falleció el 5 de abril de 1924, en Taquara, RS,
Brasil.
Llegamos entonces a la cuarta generación. Leopoldo Kern
nació el 2 de mayo de 1866, en Picada Verão, RS, Brasil. Se casó
con Luisa María Müller35 el 18 de noviembre de 1890, en São
Leopoldo, RS, Brasil. Ambos tuvieron tres hijos: Carlos Luis
Kern,36 Petronila Kern y Olga Kern.
Sin embargo, Leopoldo se casaría nuevamente, 20 años
después, con Bernardina Vargas, hija de Custodio Juan de Vargas y
Volfrida María de Jesús, en el año 1910 en RS, Brasil. Bernardina
nació el 14 de enero de 1876, en RS, Brasil. Leopoldo y Bernardina
tuvieron tres hijos: María Julia Kern,37 Constância Kern38 y
Leopoldina Kern.39
Leopoldo falleció el 14 de junio de 1933, en Canoas, RS,
Brasil; y Bernardina Vargas, 15 años más tarde, el 27 de octubre de
1949, también en Canoas, RS, Brasil.
Es así que llegamos a la quinta generación desde la llegada
de Johann a América: la queridísima María Julia Kern, hija de
Leopoldo Kern, nieta de Philipp Kern, bisnieta de Johann Albrech
Kern y tátara nieta del gran Johann Leonhard Kern.
Algunas curiosidades que nos encontramos en el recorrido:
a. Es muy probable que los Kern llegados de Alemania eran
luteranos, ya que, en primera instancia, se les asignó la
colonia alemana de Três Forquilhas, destinada a los
inmigrantes de fe luterana.
35
Nació aproximadamente en 1870, en São Leopoldo, RS, Brasil.
Nació el 23 de febrero de 1893, y falleció el 21 de junio de 1960.
37
Nació el 10 de junio de 1913.
38
Nació el 21 de mayo de 1916.
39
Nació el 24 de febrero de 1925.
36
25
b. María Julia, es la hija mayor del matrimonio de su padre con
su madre. Su padre era, a su vez, el hijo mayor de su abuelo
Philipp. Y el padre de Philipp, Johann Albrech, al mismo
tiempo era el hijo mayor del gran Johann Leonhard Kern.
Solo Philipp, a quien apodaremos “el lobizón”, era el
séptimo hijo de su padre Johann Albrech y no el primero. Es
decir, que María Julia desciende del hijo primogénito de
Johann Leonhard Kern, y a su vez, ella es la primogénita de
su padre y de su madre. Mas adelante veremos cómo es que
el primogénito de María Julia se llamaría Juan como su
abuelo y su tátara abuelo.
c. Por último, María Julia es hija del segundo matrimonio de
su padre Leopoldo.
¡Esta es, a muy resumidas cuentas, la historia de la llegada
de la familia Kern a América: Brasil!
Fusión de las tres Historias: Historia de la IELA
Es aquí cuando llegamos al “embudo”. A comienzos del
siglo XX, estas tres historias se unen y entrelazan, se fusionan, se
hacen “una historia”. Tres hilos distintos se unen a través de un
nudo. La historia de la llegada de la Iglesia Luterana a América, de
la familia Kern y de los alemanes del Volga a Argentina dieron paso
a la formación de muchas familias, entre ellas la familia SchlundtKern. Sin embargo, no nos adelantemos aún.
Ya hemos hablado, en la primera parte de esta sección, sobre
el contexto teológico que se vivió en Alemania después de la
Reforma. Nuestros alemanes del Volga no eran ajenos a esta
tradición. Sino más bien todo lo contrario. En Rusia la fe cumplió
un rol fundamental, fue un pilar que los sostuvo durante ese siglo y
medio, tal como los había sostenido antes y como los sostendría
después.
26
¡El Señor por medio de su Palabra sostenía a estos castigados
alemanes!
Así como tenemos hasta hoy en Entre Ríos aldeas
protestantes, por un lado, y católicas, por el otro, en Rusia de igual
manera la comunidad se agrupaba acorde a la confesión de cada
familia. La tradición religiosa del pueblo alemán en Alemania fue
fuerte, en Rusia y en Argentina, naturalmente también lo fue. Sin
embargo, la iglesia de confesión luterana, puntualmente hablando,
venida desde el Volga a la Argentina era más bien de tradición
calvinista con una gran influencia del pietismo.
Con la llegada de los alemanes del Volga nace la Iglesia del
Río de la Plata. Su teología calvinista (por ejemplo), niega la
presencia real del cuerpo y la sangre de Cristo en la Santa Cena. En
Aldea San Juan existía una Iglesia del Río de la Plata.
La historia de la IELA en sus comienzos es realmente
interesante. Corría el año 1904, y la Iglesia del Río de la Plata en
Aldea San Juan, afiliada a la IERP (Iglesia Evangélica del Río de la
Plata), era pastoreada por el pastor Von Matthesius. Tras una ruptura
con el Sínodo de la Plata, Matthesius envía una carta al Sínodo de
Misuri informando sobre la presencia de una iglesia luterana en
Aldea San Juan, la que él mismo pastoreaba. La carta expresaba,
entre otras cosas: “No tengo deseos de pertenecer por más tiempo a
un Sínodo (o Iglesia) cuya posición confesional y doctrinal es tan
poco luterana”.40
Como recordarán, el Sínodo de Missouri se encontraba para
ese entonces en Brasil. La carta la recibió el presidente del Distrito
de la Iglesia Luterana en Brasil, William Mahler. Para el año
siguiente, Mahler viajó a Argentina, y reunida en asamblea, la
pequeña Iglesia Luterana de Aldea San Juan decidió afiliarse a la
40
(Weber, 2005, p. 27)
27
Iglesia Luterana, Sínodo de Missouri, Distrito Brasil. Ese mismo
año esta congregación recibió un misionero que los atendería.
Qué emoción imaginar por un momento la presencia de la
familia Schlundt, Müller y Stieben en esa inolvidable y eternamente
recordada asamblea.
¡Esta es, a muy resumidas cuentas, el comienzo de la
emocionante historia de la IELA!41 Iglesia en la cual, Jacobo
Schlundt serviría como pastor años después.
41
IELA no es el nombre que recibieron los luteranos en Argentina desde un
comienzo. Misión Argentina del Sínodo de Missouri, Ohio y otros estados de la
Iglesia Luterana se llamó, en 1918, a lo que hoy conocemos como IELA. Varios
años más adelante se modificó el estatuto y pasó a llamarse Iglesia Evangélica
Luterana Argentina: IELA.
28
II
ALDEA SAN JUAN, CRESPO
Y PORTO ALEGRE
1910 - 1933
Juan Schlundt, hijo de Juan Schlundt, nació en Rusia en el
año 1878. Elizabeth Stieben, quien sería más tarde su esposa, nació
el 25 de septiembre de 1882 en Rusia y vino a la Argentina a los 4
años. Los padres de Juan Schlundt y la madre de Elizabet Stieben
muy probablemente venían desde el mismo lugar en Rusia y
llegaron juntos en el mismo barco en el año 1886. Posiblemente en
diciembre, tiempo de Navidad, ya que Elizabeth recordó que el
capitán la acompañó de niña a ver el árbol de navidad que en el
barco se encontraba.
Elizabeth Stieben, mejor conocida como “Liz”, creció en el
hogar de la familia Müller debido a que su madre enviudó de su
padre en Rusia y vino casada a la Argentina con su segundo esposo
de apellido Müller. Los restos de su padre quedarían en Rusia
mientras que ahora sería criada por su padrastro, el cual ya tenía
hijos. La madre de Elizabet Stieben tuvo tres varones y dos mujeres
con su primer esposo Stieben, cinco hijos en total. Con su segundo
matrimonio tuvo dos hijos más. Elizabeth Stieben tuvo entonces
siete hermanos: cinco Stieben y dos Müller. La casa de los Müller
se encontraba donde actualmente está la Iglesia del Río de la Plata
en Aldea San Juan.
En cambio, de la familia Schlundt no se conoce mucho. Al
igual que los Stieben y los Müller vinieron de Rusia y llegaron al
puerto de Diamante, Entre Ríos. Sin embargo, el apellido Schlundt
29
no figura entre los apellidos registrados en el puerto. Solo por datos
históricos y por testimonios sabemos que esto fue así. Los Stieben,
los Müller y los Schlundt trabajaron un tiempo en Diamante y poco
a poco se fueron trasladando a la Aldea San Juan. Aldea que contaba
con la ventaja de estar ubicada al lado de un arroyo. Allí los
inmigrantes hacían agujeros en las barrancas e improvisaban hornos
para coser el pan. Actualmente en Aldea San Antonio, aldea vecina
a la Aldea San Juan, se encuentra un monumento que retrata esta
práctica. Probablemente la leña se encendía con espinillos.
Juan Schlundt le llevaba 4 años a su esposa Elizabeth. Se
casaron en Aldea San Juan y allí vivieron. El oficio de Juan era de
carnicero. Ambos tuvieron siete hijos: Elizabeth Schlundt Stieben,
Juan Schlundt Stieben, Natalia Schlundt Stieben, Jacobo Schlundt
Stieben, Jacobo Schlundt Stieben, Eva Schlundt Stieben y Enrique
Jacobo Schlundt Stieben.
La tradición familiar era que el primer hijo varón se llamaría
Juan. Por eso Juan Schlundt y Elizabeth Stieben llamaron “Juan” a
su primogénito. El niño llevaría el nombre de su padre y de su
abuelo.
El cuarto hijo varón de este matrimonio llamado Jacobo
Schlundt Stieben tristemente falleció con tan solo un año y tres
meses. Esto provocó que el siguiente hijo varón (el quinto) llevara
el mismo nombre que su hermano muerto y que el séptimo lo lleve
como segundo nombre.
Nos concentraremos en el quinto hijo de este matrimonio. A
tan solo seis años de la carta enviada por Von Mattesius a los
misioneros del Sínodo de Missouri en Brasil y a cinco años de la
celebración del primer culto en la Aldea San Juan, nace en aquella
localidad el hijo del carnicero: Jacobo Schlundt.
30
Dos semanas más tarde fue bautizado en la fe luterana por el
pastor O. W. C. Bottcher,42 el 20 de mayo del mismo año. Sus
padrinos fueron Brunz, Peter Horn y Johann Georg Stuertz. Este
último figura como uno de los fundadores de la Aldea San Juan
(1889) junto al padre de Jacobo: Juan Schlundt. Jacobo por lo tanto
era ahijado e hijo de los fundadores de la aldea.
Para aquel entonces su joven padre, Juan Schlundt, tenía 32
años y Elizabet 28. Sin embargo, tres años después, Juan Schlundt,
moriría a causa de una fuerte tuberculosis. Elizabteh Stieben no solo
sufriría la pérdida de su cuarto hijo, sino que, además, la repentina
muerte de su esposo Juan Schlundt de tan solo 36 años, en 1913,
cuando se encontraba embarazada de Enrique Jacobo Schlundt
Stieben el séptimo hijo del matrimonio. Gracias a Dios habían
adquirido dos hectáreas de campo en donde se habían armado un
galponcito en el cual vivir.
Podemos afirmar, entonces, que Jacobo prácticamente no
conoció a su padre. Ya que murió cuando tenía solo tres años.
Elizabet Stieben, por otra parte, tenía 28 años cuando dio a luz a su
hijo Jacobo (el quinto), y a los 31 años enviudó estando embarazada
y con seis hijos para cuidar. Es así que debió hacerse cargo del
emprendimiento familiar: la carnicería. Además, vendía productos
de su huerta y recibía el apoyo de sus hermanos. Como consecuencia
de estos tristes eventos que padeció de tan joven, Elizabeth, sufrió
una gran depresión. Nunca más se casó ni tuvo hijos. Sin embargo:
¡Siguió adelante!
42
Pastor y misionero estadounidense. Ordenado e instalado el 26 de julio de 1908
en Aldea San Juan. Se dedicó, además, a la enseñanza en la escuela parroquial.
Llegó a tener más de 100 alumnos en la aldea, cifra considerable para la cantidad
de habitantes que vivían en la misma. (Flor, 1995, pág. 45)
31
Elizabeth vivió 85 largos años. Falleció el 27 de agosto del
año 1967 y su historia de esposa y madre es digna de ser recordada
y contada a la posteridad.
Volviendo a su quinto hijo, Jacobo Schlundt, entre 1922 y
1925 aproximadamente confirmó su fe luterana en la Aldea San
Juan, en idioma alemán. Su pastor para ese entonces fue Carlos
Truenow43 abuelo del actual presidente de la IELA (2021): Arturo
Truenow. Es destacable cómo la joven viuda Elizabeth, a pesar de
la difícil situación que debió afrontar a tan corta edad y con tantos
hijos para cuidar, no solo veló por el alimento físico de sus hijos,
sino que además los educó en la verdadera fe cristiana.
Al pensar en Elizabeth Stieben, es fácil recordar el
reconocimiento que el apóstol Pablo hace a la madre y abuela de
Timoteo: “Pues me viene a la memoria la fe sincera que hay en ti,
la cual habitó primero en tu abuela Loida, y en tu madre Eunice, y
estoy seguro de que habita en ti también” (2 Ti 1:5).
Para ese entonces la Iglesia Luterana en Argentina se
expandía rápidamente. Dios proveyó de misioneros estadounidenses
provenientes de Brasil y Estados Unidos que predicaron la Palabra
y administraron los Sacramentos por aquellos años. Rápidamente se
43
Rev. Carl F. Truenow: de St. Louis. Llegó en 1914, trabajó en la Iglesia Madre
de Aldea San Juan, Entre Ríos, donde los tres primeros pastores también daban
clases. Truenow era el único pastor luterano de nuestro Sínodo en la provincia
y por un breve tiempo atendió grupos de varias áreas, hasta fuera de la provincia.
Con el correr del tiempo su congregación creció hasta ser la más grande en la
zona del norte. En la organización del Distrito Argentino en 1928, en Aldea San
Juan, él fue elegido Primer Vicepresidente, también formó parte del Comité de
Control del Colegio Concordia en Crespo. Más tarde aceptó el llamado de La
Llave, Entre Ríos, donde algunos años antes había servido el Pastor Walter
Peusser. […] Desde La Llave, Truenow también atendió Galarza y 7 de
Septiembre. Y cuando había congregaciones vacantes viajaba hasta Chaco. Tres
de sus hijos ahora están trabajando como pastores en Argentina. (Huebner,
1984, págs. 13-14)
32
vio la necesidad de crear un Seminario en Argentina, ya que el lugar
más cercano para la formación teológica se encontraba en Porto
Alegre, Brasil. Por tal razón, se crea el Colegio Concordia en Crespo
el 3 de marzo de 1926.44 El Rev. B.H. Ergang45 era el director y al
mismo tiempo único profesor. La construcción edilicia permanece
hasta hoy.
El Colegio Concordia de Crespo tenía como fin prioritario
brindar la necesaria preparación previa a los estudiantes que
pensaban ingresar en el Seminario de Porto Alegre, Brasil. Es decir,
que se crea con el propósito concreto de formar pastores. Para ser
pastor en IELA por aquellos años, se debía finalizar los estudios en
el seminario del vecino país. El joven Jacobo Schlundt abandonaría
la casa materna de Aldea San Juan para ir a la ciudad de Crespo,
rumbo al Ministerio Pastoral.
Unos 200 kilómetros, aproximadamente, separaba ambas
localidades, que para aquella época era una distancia considerable.
Con tan solo 16 años Jacobo Schlundt ingresa al Colegio Concordia
de Crespo en 1926, junto a otros 14 compañeros. Y como era de
esperar, fue su madre quien influyó e incentivó a que el joven
estudie y se capacite para ejercer el oficio del Sagrado Ministerio.
En cinco años el joven Jacobo de “estado civil soltero,
profesión estudiante, estatura 1,69 m, color de cutis blanco, de
cabello rubio y barba afeitada”46 se graduaba de bachiller en el
Colegio Concordia de Crespo con la edad de 21 años en 1931. Este
La revista “El Luterano” Número 11 y el libro “IELA 90 años de Historia”
afirman que el Colegio Concordia de Crespo abrió sus puertas el 3 de marzo de
1926. El libro “Historia del Trabajo Misional en Argentina”, de Gerhard P.
Huebner, afirma que fue el 3 de marzo, pero de 1927, un año después.
45
Llegó de Porto Alegre, Brasil en 1916. Fue llamado para asistir a Truenow en
la zona norte. (Huebner, 1984, pág. 14)
46
Datos registrados en su “Cédula de Identidad” realizada el 23 de febrero de
1931.
44
33
título de bachiller lo habilitaba para continuar sus estudios en el
Seminario Luterano de Porto Alegre, Brasil.
Si hoy día viajar a Brasil no es nada sencillo imaginemos por
un momento hace casi 100 años atrás. ¿Qué habrá pasado por la
cabeza del joven de 21 años? O bien, ¿qué habrá pasado por la
cabeza de su madre?
Es así que Jacobo pertenece a la primera camada de
estudiantes del Colegio Concordia de Crespo que ingresó (1926) y
se graduó del mismo (1931). Como así también de los primeros
estudiantes egresados del Colegio Concordia de Crespo que
partieron rumbo a Porto Alegre, Brasil (1932).
Al año siguiente de graduarse, con 22 años, parte rumbo a
Brasil a concretar sus estudios teológicos. Viaje que cambiaría para
siempre su vida y de quien sería su esposa. Gerhard P. Huebner
afirma: “en 193247 nuestros primeros graduados ingresaron al
Seminario de Brasil: Juan Baus, Jacobo Schlundt, Enrique Heidel,
Carlos Baus, Jorge Horn, Alejandro Kerbs, Carlos Battenberg,
Federick Wahler, Hoap, Elseser, David Dieterle y los maestros Peter
Schneider, Jacobo Hornus y Daniel Wagner”.48
Junto al último año de estudio, Jacobo debía aprobar, al igual
que el resto de sus compañeros, el vicariato. Los vicarios se alojaban
por aquel entonces en casas de familias. Sin embargo, por una
confusión que hubo Jacobo no pudo ir a la familia que le
correspondía, por lo que tuvo que ir a lo de la familia Kern de
imprevisto.
La familia Kern era de confesión luterana y bien
predispuestos para hospedar a los candidatos al Sagrado Ministerio.
La revista, “El Luterano” Número 11, pág. 132, afirma que esto ocurrió en el
1931 y no en el 1932 como afirma Huebner.
48
(Huebner, 1984, pág. 13)
47
34
Imagínense recibir en su hogar a un desconocido de otro país. Y que
venga a habitar en tu casa, con tu familia, la cual está conformada
por tres hijas mujeres. Es fácil percibir el temor a la Palabra de Dios
y la fe que esta familia tenía al hospedar en su hogar a un candidato
al Oficio Pastoral sin conocerlo. No cualquier familia ofrecería ese
servicio al Señor y su Iglesia. ¡Damos gracias a Dios por ello!
Esta familia estaba conformada por cinco integrantes: los
padres y sus tres hijas. Es aquí donde Jacobo, “el vicario”, conoce a
quien sería su futura esposa María Julia Kern y a sus cuñadas
Constância Kern y Leopoldina Kern, como así también, a sus
futuros suegros Leopoldo Kern y Bernardina Vargas.
¡Así es!, por un error es que Jacobo Schlundt se alojó en la
casa de la familia Kern. Ya que a él no le correspondía esta familia
sino a su compañero. A él le correspondía otra familia. No cabe
dudas que la confusión o error fue humano mas no divino. El Señor
de la historia es quien disponía que Jacobo se alojara en lo de los
Kern. Me viene a la mente el texto de Romanos 8:28: “Ahora bien,
sabemos que Dios dispone todas las cosas para el bien de los que lo
aman, es decir, de los que él ha llamado de acuerdo a su propósito”.
Leopoldo Kern se dedicaba al cultivo de plantas y árboles
frutales, y su esposa Bernardina Vargas servía a su familia por
medio de las tareas domésticas del hogar. En el año 1932, Leopoldo
tenía 65 años y su esposa 55. Recordemos que Leopoldo se casó con
Bernardina en segundas nupcias, por esto eran ambos de edad
avanzada.
Sus hijas Constância y Leopoldina tenían 15 y 6 años. Y
María Julia, la mayor, tenía 18 años cuando conoce al vicario, que
sería al año siguiente, su esposo.
El año 1933 sin dudas quedó en la memoria de ambos, fue
un año muy particular. Este año estuvo cargado de tristezas, alegrías
35
y al mismo tiempo de grandes desafíos. Tanto para el joven vicario
como para la familia que lo hospedaba. Este año marcó un quiebre
en sus vidas ya que el vicario Jaboco y la hija mayor de la familia
Kern se casarían. Cuando se comprometieron el vicario tenía 22
años y María Julia 18.
Sin embargo, este año se vio empañado por la repentina
muerte de Leopoldo Kern el 14 de junio de 1933 en Canoas, RS,
Brasil. Este acontecimiento postergó el casamiento. Es así que se
casaron algunos meses después. Recibieron la bendición
matrimonial de manos del pastor, profesor y doctor Luis Rehfeld en
la ciudad de Canoas, RS, Porto Alegre49 el 24 de noviembre50 de
1933.51
El 13 de diciembre de este mismo año Jacobo Schlundt
culmina sus estudios teológicos en el Seminario de Porto Alegre y
recibe el título que lo habilita para ser llamado y ordenado como
pastor en la iglesia de confesión luterana.
Con solo 19 años María Julia Kern abandonaría la casa de
sus padres y hermanas, su país y sus costumbres. ¡Damos gracias a
Dios porque la sostuvo y animó a emprender este camino junto a
su esposo!
El articulo “Descendentes de Johann Leonhard Kern” en la página 76 afirma
que el casamiento ocurrió en Argentina. Pero el “Nuevo Luterano”, Número 11,
página 132, y el testimonio recogido de algunos de los hijos de Jacobo y Maria
Julia, afirman que fue en Brasil.
50
No se encontró un testimonio o dato preciso sobre la fecha del matrimonio.
Luego de revolver en el recuerdo se llegó a la conclusión de que esta podría
haber sido la fecha exacta.
51
El “Nuevo Luterano”, Número 11, página 132, afirma que el casamiento ocurrió
en 1934, sin embargo, esto no puede ser posible, ya que el mismo Jacobo
Schlundt contaría, en una entrevista que se le hizo para el Christlicher Kalender,
que en marzo del año 1934 él ya estaba sirviendo en Castelli, Chaco.
49
36
Imagino a la joven brasilera sintiendo temor, por la nueva
vida que enfrentaba, y nostalgia, por la que dejaba. Pero con toda
seguridad podemos afirmar ahora, que el tiempo ha pasado, que sus
vidas estaban bajo el control del Señor, y qué Él la guiaba a seguir
a su esposo y padre de sus futuros hijos, nietos, bisnietos y
tataranietos.
Así estos jóvenes que habían abandonado su tierra y
parentela comenzaban juntos a caminar. Al fin y al cabo, los hijos
de Dios somos peregrinos en este valle de lágrimas: “Pues si
hubieran estado pensando en la patria de donde salieron, tiempo
tenían para volver. Pero ellos anhelaban una patria mejor, es decir,
la patria celestial. Por eso Dios no se avergüenza de llamarse su
Dios; al contrario, les ha preparado una ciudad” (Heb 11:15-16).
¡Alabado sea el Señor por el matrimonio de Jacobo Schlundt
y María Julia Kern y por cumplir con su promesa y mandato de
sostener y multiplicar la tierra!
Pero esto no sería todo lo que ocurriría ese año, sino que al
mismo tiempo Jacobo recibía el llamado de la Iglesia Luterana en
Argentina para servir como pastor en la región formoseña. El
destino para este matrimonio de recién casados sería Castelli,
Chaco. Gerhard P. Huebner afirma:
Y agradecimos a Dios una y otra vez cuando se graduaron los
primeros pastores argentinos en el Seminario de Porto Alegre,
y los pudimos ubicar, algunos en nuevos lugares: Horn en
Oberá, Misiones; Elseser en Galarza; Schlund en Formosa;
Heidel en Santa Fé; Wahler en Federal; Rautenberg en Maciá;
Dieterle en Montecarlo; Dirr en Montevideo, Uruguay; Kerps
en Providencia – sólo para mencionar algunos”.52
52
(Huebner, 1984, pág. 23)
37
También le llegó el turno a María Julia de conocer la tierra
natal de su flamante esposo. Luego de contraer matrimonio, Jacobo
llevó a María Julia hasta la Aldea San Juan para hacer la
presentación formal ante la familia Schlundt-Stieben.
¿Qué habrán pensado Elizabeth, Natalia y Eva Schlundt al
ver por primera vez y conocer a su nueva cuñada? ¿Cómo habrá sido
Elizabeth Stieben como suegra? ¡Cuántos nervios habrá sentido la
pobre María Julia! Y ¿Jacobo? No se debe haber quedado atrás.
¡Qué momento para ellos! Pero al mismo tiempo ¡qué orgullo para
la humilde familia! Un hijo graduado en Teología en un Seminario
de otro país y recién casado.
Para ese entonces la actual y legendaria capilla luterana que
se encuentra en Aldea San Juan (hasta hoy) ya estaba terminada
como la conocemos. ¡Cuántas emociones sentimos los luteranos de
la IELA al entrar en esa capilla! Es inevitable no reflexionar sobre
nuestra historia, nuestros antepasados y en cómo nuestro Dios nos
sostuvo por medio de su Palabra, generación tras generación, año
tras años, como su pueblo escogido (1 Pe 2:9-10). Los luteranos de
la IELA, al ver la capilla de la Aldea San Juan, la sentimos como
“nuestra”, “mía”, aun siendo de otra parroquia, circuito o distrito.
¿Quién al pasar por la actual Ruta Provincial Nº 20 no siente el
anhelo de entrar a la Aldea y darse una vuelta por la calle Martín
Lutero? ¿quién no quiere o tiene una foto en la misma? Le tenemos
un cariño especial.
Sin dudas, desde esta capilla, a principios del año 1934, se
habrá visto llegar a este joven matrimonio con sus valijas al hogar
de Elizabeth Stieben y sus hijos.
Según cuentan, Jacobo presentaba muy contento, a sus
parientes y conocidos de la familia, a su esposa brasilera que había
venido del exterior. Los aldeanos, queriendo brindarle los honores
a la invitada, agasajaban al joven matrimonio invitándolos a comer
38
en distintas casas. Muy contentos preparaban en cada hogar al que
iban una comida muy especial para los alemanes del Volga: “Carne
al horno con papas y batatas”. Entre sonrisas, María Julia, contaba
que estaba cansada de este plato. ¡Pobre María Julia! Habrá
extrañado seguramente la feijoada.53
Lo que Jacobo y María Julia no sabían es que se venían años
muy duros para ambos. Sin lugar a dudas, iban a añorar “la carne al
horno con papas y batatas”. Jacobo Schlundt estaba presto a partir
hacia su primer destino como pastor: ¡La región formoseña54 los
esperaba!
53
La feijoada es considerada el plato nacional de Brasil. La receta incluye
muchos de los ingredientes propios de la región como: poroto negro, carne de
cerdo, harina de mandioca y farofa.
54
Cabe destacar que recién el 8 de agosto de 1951 la provincia que hoy
conocemos como “Chaco” fue reconocida como tal.
39
40
III
CHACO: CASTELLI Y LAS BREÑAS
1934 - 1938
Al hablar sobre este período de la vida de Jacobo y María
Julia en Chaco, el libro “IELA 90 años de Historia” reflexiona:
“¡Capítulo largo, por cierto, pero digno como el que más de ser
preservado del peligro de caer en el olvido!”.55 Este fragmento de la
historia, sin dudas, es muy especial dentro de este libro, ya que el
mismo Jacobo Schlundt será quien nos narre las aventuras que en
esta región el matrimonio de recién casados debió atravesar.
Jacobo Schlundt fue enviado a trabajar a Castelli, Chaco, en
marzo de 1934 a la edad de 23 años. Permaneció los primeros meses
como vicario, aunque a finales de ese mismo año fue ordenado como
pastor de aquella parroquia por el pastor Fred Riedel56, quien servía
antes que él.
55
56
(Flor, 1995, p. 124)
De Springfield. Fue el primer pastor residente en la provincia norteña de Chaco,
donde él organizó y atendió varias congregaciones, con residencia en Las
Breñas. Desde allí gradualmente fue atendiendo cinco provincias: ¡Chaco,
Santiago del Estero, Formosa, Córdoba y San Luis –18 congregaciones! En uno
de sus viajes a Buenos Aires tuvo que ser operado de apendicitis. Cuando
regresó a Chaco comenzó una escuela en la iglesia, un coro para adultos y un
grupo de jóvenes. Primero viajaba en tren, después a caballo y luego auto y tren.
¡Tenía como regla recorrer seis veces por año sus congregaciones! Los cultos
de Navidad –en el medio del verano- se celebraban en varias congregaciones
anualmente. En uno de estos cultos asistieron 150 niños. Cuando más tarde el
Pastor Batz tomó siete de sus lugares misionales en Córdoba y San Luis, Riedel
entregó todos sus esfuerzos a las otras tres provincias. El graduado de nuestro
Colegio Jorge Wigandt, dio clases en San Antonio, Santiago del Estero en 1933.
En el año 1934 Riedel ordenó e instaló a Jacob Schlund, otro graduado
argentino, en Castelli, Chaco y más tarde también instaló a Schlund como
41
Se vendrían años difíciles para el joven matrimonio. Una
zona geográfica desconocida tanto para Jacobo como para María
Julia. No solo deberían acostumbrarse a la vida matrimonial, no solo
sería el año en el que se conocerían el uno al otro, sino que ambos
experimentarían, además, lo que es vivir en la región chaqueña.
Los pastores que atendían esta región permanecían poco
tiempo en aquellas parroquias. Dos, tres hasta cuatro años.57 Sin
embargo, damos gracias a Dios porque a pesar de las dificultades
que esta región presenta nunca la ha privado de pastores y hermanos
piadosos sedientos de los medios de gracia: Palabra y Sacramentos.
Dios ha sido el “Emmanuel” en todo tiempo para nuestros hermanos
chaqueños.
En los primeros años de esta pequeña familia la vida estuvo
marcada por la pobreza y la inseguridad. El mismo Jacobo Schlundt
le contó en un reportaje al director Federico Lange algunos
recuerdos de su paso por Castelli. ¡Qué mejor que a la historia la
primer Pastor residente en Formosa. El Chaco es muy caluroso, seco, y los
insectos se desarrollan en abundancia. Pero Riedel trató de que eso no le
molestara y escribió graciosos poemas sobre esto. Una vez viajé con él por
Córdoba y San Luis en tren, por el río Paraguay en lancha y a la noche nos
“tiraron” cerca de la orilla del río Formosa. Alguien nos debía esperar, pero no
apareció. Encontramos una choza, nos trepamos al techo y tratamos de dormir.
Nos despertamos por la charla de un montón de monos. Riedel contrajo
matrimonio con Olga en una de las Convenciones del Distrito. En 1937
comenzó a atender las congregaciones de la zona de Maciá, Entre Ríos. Llegó
hasta Galpones, Guardamonte y Raíces. Enseñaba en la escuela de la iglesia de
Maciá los cinco días de la semana. Regresó a los Estados Unidos en 1941. En
1931 cuatro candidatos de la Iglesia Alemana Libre se unieron a nosotros:
Walter Eikmeier, Herwart Knote, Friedrich Lange y Gottfried Reuter, todos
graduados del Seminario de Berlín-Zehlendorf, Alemania. (Huebner, 1984, pág.
21)
57
Un dato interesante es que la parroquia de Viale, Entre Ríos (que tuvo sus
inicios diez años antes que la parroquia de Castelli) en lo que va de la fecha tuvo
tan solo once pastores, mientras que la parroquia de Castelli, Chaco, ha superado
en cantidad de pastores a la parroquia de Viale en más de la mitad.
42
cuente el protagonista! En la revista publicada en alemán LutherKalender de 1947 el mismo Jacobo Schlundt contó lo siguiente:
Durante años, Castelli estuvo sin pastor, razón por la cual la
casa pastoral, deshabitada, fue invadida por la maleza. A mí
me tocó cubrir la vacante, lo que implicaba, entre otras cosas,
dar instrucción de catecúmenos por espacio de seis semanas,
con residencia en la casa parroquial de Castelli, por supuesto.
Por varios días compartí la vivienda con una víbora, sin darme
cuenta de ello. Otro reptil me saludó desde el techo de la
iglesia. Un día estuve sentado a la mesa bajo la sombra de los
árboles que yo había plantado años atrás. ¡Todo un orgullo! De
repente oigo el ruido de algo que cae. Veo una víbora enorme
justo en el lugar donde en las noches calurosas solía colocar
mi cama.58
Aún en estas condiciones María Julia no tardaría en quedar
embarazada. Al año siguiente nacería el primer hijo de este
matrimonio, “el primogénito”. El 19 de septiembre de 1935 en
Castelli, Chaco, Argentina nació Juan Jacobo Schlund Kern.
“Zacarias pidió una tablilla y escribió: Su nombre es Juan; y
todos quedaron asombrados” (Lc 1:63). Al parecer, el primer hijo
varón de este matrimonio, al igual que el hijo varón de Zacarias y
Elizabeth estaría destinado a llevar ese nombre. Con la diferencia
que a Jacobo y María Julia no se les apareció ningún ángel del
Señor. La familia Schlundt tenía la costumbre de nombrar Juan al
primer hijo varón. El hermano mayor de Jacobo se llamaba Juan, al
igual que su padre y su abuelo. En cuanto a la familia Kern,
recordemos que María Julia es la cuarta generación del primogénito
58
(Flor, 1995, págs. 119-124)
43
varón de Johann Leonhard Kern, quien llevaba el primer nombre de
su padre: Johann Albrech Kern.
Al mismo tiempo Juan y Jacobo eran los discípulos a los que
Jesús llamo desde la barca, los cuales se encontraban pescando junto
a su padre Zebedeo (Mt 4:21).
Sin embargo, Juan Jacobo Schlund Kern, sería mejor
conocido como “Yani”, y prácticamente nadie lo llamaría por su
nombre.
Un poco más de un año después llegaría, en el caluroso
diciembre chaqueño, el segundo regalo de Dios para esta familia.
Un 2 de diciembre de 1936, nacería la primera mujer: María Dorotea
Schlund Kern.
María Dorotea recibió como primer nombre el nombre de
nada más ni nada menos que la madre de nuestro Señor Jesús. Como
así también el de su propia madre: María Julia. Y como segundo
nombre el de Dorotea, que en griego significa: “regalo de Dios”. No
caben dudas, de que la llegada de la primera hija fue para este joven
matrimonio, joven pastor y esposa de pastor: un gran regalo de Dios.
María Dorotea sería conocida por su segundo nombre y su
diminutivo: “Tea”.
Como recordaremos, los abuelos Juan Schlundt y Leopoldo
Kern ya habían partido hacia la presencia del Señor. Pero sus
abuelas aún vivían. Bernardina Vargas tenía 58 años para ese
entonces. La abuela Elizabeth Stieben tenía 54 años.
En el reportaje del director Federico Lange, Jacobo recordó:
Yo fui uno de los que en diciembre de 1933 se recibieron de
pastores en el Seminario Concordia de Porto Alegre. En marzo
de 1934 iniciamos las actividades en nuestros respectivos
campos. A mí me destinaron al Chaco, más precisamente a la
44
zona de Castelli - Florida, en buena parte poblada por los
colonos alemanes del Volga, protestantes y católicos, los
protestantes en Castelli y los católicos en Florida. Hasta hace
no muchos años antes de la colonización, allí había solamente
indios, matacos y tobas, tan diferentes entre sí que los unos no
entendían el dialecto de los otros.
Esa nueva colonia Castelli distaba unos 130 kilómetros de
Presidencia Roque Sáenz Peña, la estación de ferrocarril más
cercana. Viajar de Castelli a Sáenz Peña era cosa seria. Un día,
uno de los miembros de mi congregación fue a Sáenz Peña con
un cargamento de algodón, en compañía de dos hombres más.
En el camino se les acercó un individuo y les preguntó si no
podrían llevarlo. "¡Cómo no, hombre, suba nomás!" le dijeron,
y siguieron su camino entre cuatro. Cuando se hizo de noche,
todos se echaron a dormir en medio de la selva. Entonces el
individuo aquel desmayó a mi feligrés de un golpe en la
cabeza, y mató a tiros a los otros dos, sólo para apoderarse del
cargamento de algodón y hacerse así de algún dinero.
Al otro colono, un eslovaco, lo encontraron muerto en el
camino, con los caballos y el carro atado a su lado, sólo faltaba
el cargamento de algodón.
Una vez fui a Castelli en camión. En un almacén solitario a la
vera de la ruta, bueno, tanto como “ruta” no, más bien un
camino polvoriento a través de la selva chaqueña, digo: hice
un alto en un almacén y me encuentro con un hombre parado
al lado de un carro. Nerviosísimo el hombre. Había estado
armado con dos revólveres y un cuchillo. Pero los bandidos
habían organizado mejor su asalto que su defensa. En un
santiamén se quedó sin revólver y sin cuchillo. Si le quitaron
también el dinero y otros efectos personales, no lo sé.59
59
(Flor, 1995, pág. 120)
45
La inseguridad era “moneda corriente” también hace cien
años. El pecado es “moneda corriente” desde que nuestros padres,
Adán y Eva, cayeron en pecado, y Jacobo da testimonio de ello.
En aquella época existía un reconocido y temido delincuente:
Segundo David Peralta apodado “Mate Cocido”.60 Era algo así
como una especie de Robin Hood. En una oportunidad cuentan que
Jacobo había salido con los hombres de la comunidad a un pueblo
60
Famoso pistolero, secuestrador y asalta trenes. Fue una especie de bandolero
“del lejano Oeste” pero argentino, a caballo y con fachada gauchesca. Es
recordado a nivel nacional por sus fechorías. Existen diversos registros en
diarios de la época, se han hecho documentales, películas independientes
inspiradas en su historia, incluso canciones. Por ejemplo: el cantautor Juan
Carlos Baglietto compuso una letra llamada: “Historia de Mate Cosido”. León
Gieco nos ofrece un pequeño resumen biográfico de este delincuente en su
canción: “Bandidos Rurales”. He aquí un fragmento de la misma:
“Por el mismo tiempo hubo otro bandolero
por hurtos y vagancia, 19 veces preso
al penal de Resistencia lo extradita el Paraguay
allí conoce a Zamacola y Rossi por el 26
1897 en Monteros, Tucumán,
el día 3 de marzo lo dan por bien nacido
Segundo David Peralta, alias “mate cocido”,
también fuera de la ley, también fuera de la ley
Entre campo largo y pampa del infierno
el pagador de Bunge y Born le da 6000 por no ser muerto
gran asalto al tren del Chaco, Monte de Sáenz Peña,
Anderson y Clayton firma algodonera
45.000 a Dreyfus le sacaron sin violencia
el gerente Ward de quebrachales 13.000 le entrega
secuestró a Negroni, Garbarini y Berzon
resistió fuera de la ley, resistió fuera de la ley”
“No sabrán de mí, no entregaré mi cuerpo herido,
Quitilipi, Machagai, ¿dónde está mate cocido?
corría el 36 y lo quieren vivo o muerto
2.000 de recompensa, se callan los hacheros
logró romper el cerco de Solveyra, un torturador
de gendarmería que tenía información
Herminia y Ramona dudan que lo hayan matado
a este fuera de la ley, a este fuera de la ley”.
46
cercano a surtirse de alimentos básicos para algunos días. Es por ello
que María Julia y sus dos hijos se quedaban acompañados de
familias amigas de la iglesia para seguridad de ella, sus hijos y
tranquilidad de su esposo. Sin embargo, cuentan que dos mujeres
bien vestidas llegaron hasta la casa en donde se encontraba María
Julia para pedir limosnas. Cuando las señoritas se estaban retirando
a María Julia y sus amigas les llamó la atención que a una de ellas
se le levantó accidentalmente la pollera y dejó ver debajo de la
misma un pantalón. A la semana se escuchaba el rumor que “Mate
Cocido” había estado merodeando por la comunidad, disfrazado de
mujer y pidiendo dinero a los colonos.
Jacobo también recordó a este famoso criminal en la
entrevista que se le realizó:
En aquel tiempo andaba por ahí también el famoso “Mate
Cocido” (apodo que se le dio porque en una refriega le abrieron
un tajo en la cabeza, tan profundo que hubo que coserlo).
A unos 4 kilómetros de nuestra iglesia se vino a vivir un
hombre que ya tenía en su haber 12 asesinatos. Yo residí allí
por 4 años, y en ese lapso añadió el asesinato N° 13. Lo
metieron preso, pero poco tiempo después ya lo largaron otra
vez. No era raro que a los pobres colonos de Castelli les
robaran la única vaca. Y si uno no tenía más de dos caballos,
y le robaban uno, entre los de la familia tenían que tirar el arado
ellos mismos. Me acuerdo de un hombre que ya poseía lo que
para aquel entonces era una considerable fortuna: ¡13 vacunos!
Una noche, cuando tenía visitas, le robaron todos esos
animales excepto el ternerito recién nacido. Al otro día volvió
la madre del ternerito, pero sola. Del resto, nunca más se supo.
47
Y ¿a dónde podía dirigirse esa pobre gente para hacer una
denuncia? ¡Si el juez mismo era cómplice de los ladrones!61
¡Qué situación! Imaginemos a la joven María Julia, de tan
solo 22 años de edad y Jacobo de 25 años, solos, con dos hijos y
lejos de la familia, los padres, los abuelos de sus hijos. Sin embargo,
Dios les proveía de familia donde sea que iban. Los hermanos en la
fe cumplieron un rol fundamental a lo largo de sus vidas.
Por si todo esto fuera poco Jacobo cuenta de un altercado que
tuvo con un vecino “no luterano” de Castelli, el cual le quemó la
biblioteca. El pastor de la Iglesia Luterana, amenazado de muerte,
terminaría en la comisaria:
Lógicamente, los cargos en la policía, en la escuela y otras
reparticiones públicas se cubrían con argentinos nativos.
Como se trataba de puestos en medio de la selva, en zonas
alejadas y poco atrayentes, es de imaginarse que los
destinatarios a estos lugares eran personas que en otras partes
no habrían andado muy bien. Los “gringos” eran mal vistos
por ellos. Cierta vez tuvimos aquí un maestro de la escuela
nacional que antes había sido presidente de una asociación
católica, decían. Sería por eso que le tenía un pique especial a
la iglesia nuestra; no sé. Tanto alboroto armó hasta que al fin
nos clausuraron la escuela. Sin embargo, las clases de religión
las seguíamos dando; según la ley, éstas no se podían prohibir.
Pero justamente esto era lo que el hombre quería. En su escuela
se despachaba con gruesas palabras contra nuestra iglesia,
incluso contra nuestras clases de religión. Una vez vino a
verme profiriendo amenazas, y a los chicos en la escuela les
decía que él tenía más poder que la policía local. A los
confirmandos les revisaba los libros en la puerta misma de la
61
(Flor, 1995, pág. 120)
48
iglesia. Al final me prohibió, revólver en mano, impartir
cualquier tipo de instrucción, y con la cara colorada por la rabia
que tenía, me gritó: "¡Vamos a ver quién manda acá, nosotros
o los gringos!"
Al día siguiente observó que, al término de sus clases en la
escuela oficial, los chicos de mi congregación se aprestaban
para asistir a nuestras clases de religión. ¡Para qué! A los pocos
minutos oigo violentos golpes en mi puerta; abro, y me veo
cara a cara con el señor maestro, armado con un rebenque y un
revólver. Sin más me asegura que si hoy doy clases, me mete
una bala en la cabeza. ¡Linda perspectiva! Para colmo, mi
esposa yacía en cama, enferma. ¿Qué hago ahora? Fui de
inmediato a casa de un vecino que vivía a unos 2 kilómetros
de distancia, me hice llevar al destacamento de policía, a 10
kilómetros de mi residencia, para hacer una exposición acerca
de lo acontecido. Debo decir que no me fue muy bien, pues el
jefe me dio a entender que esas escuelas alemanas ya lo tenían
cansado. Pero al menos tomó nota de mi exposición.
Entre tanto, mis alumnos se habían congregado cerca de la
iglesia para las clases de la tarde. El adversario vivía frente a
la misma. Aprovechando mi ausencia, trató de amedrentar a
los chicos, porque creía que yo me había escapado de miedo.
Con su rebenque y su revólver irrumpió en la iglesia como si
tuviera la intención de matarme. Los chicos corrieron a los
gritos alrededor de la iglesia y la casa parroquial. ¡Imagínese
cómo se sentiría mi esposa! Al irse, el maestro se llevó consigo
todos mis libros de texto. "¡Voy a tirar al fuego toda esa
basura!" gritó. Un vecino que había presenciado esta escena
bochornosa se dirigió al otro día a la policía en compañía de
otras dos personas y radicó una denuncia formal, copia de la
cual envió a la capital del territorio. Esto causó no poco
disgusto entre los señores funcionarios de la colonia, pues
tuvieron que darse cuenta de que había tomado estado público
49
lo que se había cometido en lo oculto de la selva. Colegas míos
me aconsejaron poner la situación en conocimiento de una
instancia policial superior. Podría haberlo hecho, pero ¿de
dónde sacar el dinero para trasladar en el Ínterin a mi esposa a
otro lugar, y para hacer el viaje bastante largo hasta esa
"instancia policial superior"?
Varios días después recibí una citación para comparecer ante
la policía. Como yo no poseía medio de locomoción propio,
dos de mis feligreses tuvieron la amabilidad de llevarme. Mi
antagonista, el maestro, ya estaba sentado allí, con el ánimo
bastante deprimido, según parecía. A mi gente no se le
permitió entrar. Era a eso de las 2 de la tarde. No puedo
contarle todo lo que pasó allí adentro. Ya de entrada, el señor
comisario me puso un revólver en el pecho y me preguntó si el
maestro había hecho lo mismo allá, delante de mí puerta. Ya
era casi de noche cuando al fin me dieron la orden de retirarme.
Más tarde supe por otro hombre que también había estado
presente, que el comisario había sermoneado de lo lindo al
señor maestro, y que lo había despedido con la advertencia:
“¡Cuidadito! El día que vuelvas a molestar al pastor, te meto
preso".62
Otra de las particularidades de esta región era la presencia de
los Tobas y los Matacos. María Julia producía su propio jabón para
el uso doméstico del hogar. Y estas comunidades nativas tenían una
fascinación particular por el jabón que producía la joven brasilera.
La familia Schlundt, entonces, hacia trueques con ellos. Jabón a
cambio de algún producto que ellos pudiesen cambiar para beneficio
de la familia. Según cuentan, era tanto el jabón que estas
comunidades demandaban que María Julia comenzaba a sospechar
62
(Flor, 1995, págs. 120-121)
50
sobre el uso que estos le daban: “¿Será para comer?” pensaba entre
risas. Jacobo expresó:
En mis primeros tiempos me honraron una vez con su visita
dos caciques que querían hacerse sacar una foto. Parece que lo
de las fotos y cuadros en general les interesaba sobremanera,
y como no daban señales de querer marcharse, se me ocurrió
mostrarles el libro de Historias Bíblicas. Una de las
ilustraciones les llamó la atención de un modo especial: era
Jesús entrando a Jerusalén sentado sobre una asna.
Preguntados por el motivo de su admiración, me contestaron:
“¡Está sentado sobre una muía!” Se ve que algún conocimiento
tenía de Jesús; y el hecho de verlo sentado sobre lo que ellos
creían una muía (muía o mulo: cruza de asno y yegua, o de
caballo y asna), medio de transporte habitual también de los
indios chaqueños, seguramente creó algo así como un lazo de
simpatía entre ellos y el Señor.63
Que lindo es imaginar al pastor Jacobo predicando y
enseñando la Palabra de Dios a las comunidades nativas. Me viene
a la mente las palabras de Mateo 28:19-20: “Por tanto, vayan y
hagan discípulos en todas las naciones, bautícenlos en el nombre del
Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Enséñenles a cumplir todas
las cosas que les he mandado. Y yo estaré con ustedes todos los días,
hasta el fin del mundo”. Como así también Hechos 1:8: “Pero
cuando venga sobre ustedes el Espíritu Santo recibirán poder. Y
serán mis testigos en Jerusalén, en Samaria, y hasta lo último de la
tierra”.
Jacobo Schlundt cuenta, además, en el reportaje, el problema
de la comida que su familia debió atravesar por aquel tiempo. Como
63
(Flor, 1995, pág. 122)
51
así también la divertida anécdota con el pedazo de carne y el regalo
que recibió desde Entre Ríos:
Un problema delicado era el de la comida. Ir a algún lado a
comer quedaba fuera de mis posibilidades, por la distancia y
también por el costo. ¿Construir una cocina de ladrillos o
adobes, a leña, dentro de la capilla? ¡Tampoco! Entonces: ¡el
calentador a querosén, o Primus, como le decían! Aparato
excelente, pero de no tan fácil manejo: si le das demasiada
presión, la llama sube casi hasta el techo, y si le falta presión,
se te apaga. Además, la comida casi siempre tenía gusto a
quemada.
Mi alimento principal lo constituía el mate. Hoy reconozco que
era una tontería. En cuanto a mis artes culinarias habría mucha
tela que cortar, pero quiero contarle un solo caso:
Había pasado la cosecha, y mi vecino, que a veces me surtía
de carne, se había convertido al vegetarianismo, porque su
billetera ya no daba para más. ¿Qué hacer? La carne era lo más
fácil de preparar; además yo soy un carnívoro empedernido.
Pero la carnicería quedaba a 10 kilómetros de la iglesia. Ya
hacía unos 14 días que no había visto un trocito de carne. En
esto viene uno de mis alumnos y me trae un corte como de
medio kilo. ¡Si los padres se hubieran imaginado qué alegría
me causaron con este obsequio! Pasado el trajín del día, me
puse a hacer los preparativos para hacer lo que habría de ser
un festín de esos que hacen historia. ¡Nada de Primus en que
siempre se quemaban las cosas! Detrás de la iglesia había una
cocina de adobes, de fabricación propia, lugar ideal para hacer
un “asado a la sartén”. Lo que complicó en algo mi trabajo fue
el hecho de que mis implementos de cocina los tenía guardados
en los rincones en la parte delantera de la iglesia, junto al
púlpito y el altar habrían creado una impresión poco agradable.
El manjar ya estaba prácticamente a punto, sólo faltaban unos
52
pocos ingredientes. Corro a la iglesia para buscarlos, y cuando
vuelvo, me encuentro con la sartén vacía. En su interior no
quedaba más que la chirriante grasa. Mirando a uno y otro
lado, al fin veo mi perro devorando con fruición lo que estaba
destinado a ser la opípara cena de su amo. Como dice el refrán:
“Nunca dura la alegría en la casa del pobre”.
Durante seis meses, mi esposa y yo nos tuvimos que conformar
con una casa parroquial por demás precaria: sin puerta por
algún tiempo, y sin ventanas todo el tiempo. Si no faltaba el
pan, faltaban otras cosas. Leche, manteca y queso eran
artículos desconocidos para nosotros en los últimos dos años
que pasamos en el Chaco. Lo que sí teníamos en los meses
finales era miel, miel que nos llegó por correo, con la nota:
"Aquí les envío un tarro con miel. F. Heidel" ¡Inexplicable,
pero lo bien que nos vino! También carecíamos a veces de sal
o de azúcar, o nos quedábamos sin iluminación, como, por
ejemplo, cuando estuvo con nosotros el colega vecino en
ocasión de mi instalación. En tales circunstancias, uno aprende
a arreglárselas con cualquier cosa.64
Sin dudas habrán extrañado la “carne al horno con papas y
batatas” de la Aldea San Juan, las verduras de la huerta, los árboles
de mora, el arroz con poroto, el mango. ¿Habrá soñado Jacobo que
entraba a la carnicería de sus padres y sacaba chorizo, vacío y
costilla de cerdo? Probablemente.
No solo el alimento escaseaba en esta seca región del país,
como era de esperar, además, escaseaba el agua. Jacobo contó:
“Y bien”, dirá usted, “aunque a menudo les haya faltado esto
y aquello y lo otro también, por lo menos habrán tenido agua”.
Precisamente esto era lo que menos había. Un viejo amigo,
64
(Flor, 1995, págs. 122-123)
53
pastor él también, nos escribió desde Entre Ríos: “Si no tienen
un médico a mano, ¿por qué no hacen la prueba con
hidroterapia?” Mi colega vecino me aconsejó: “Contéstale que
te mande agua”.
¡Ah, el problema del aprovechamiento de agua en los años que
estuve en el Chaco! ¡Qué trabajo me costó! ¡Y si al menos
siempre hubiese sido agua limpia! Con frecuencia tenía olor a
sapo muerto; pero había que usarla nomás. Y agréguese a esto
el calor brutal reinante en aquella región durante el verano. ¡Y
ahí está el joven pastorcito, completamente solo, sin sombra,
sin agua, agua fresca y pura, ni para beber ni para bañarse! Esto
fue en el principio; pero más tarde tampoco mejoró gran cosa.
No era raro que toda la familia cayera gravemente enferma; lo
más probable es que hayan sido casos de envenenamiento
ocasionado por el consumo de agua contaminada. ¿Médico?
¿Farmacia? ¡Olvídelo! ¡Y esta suciedad! A veces no teníamos
agua ni para lavarnos la cara. A mi parecer, carecer de agua es
la pobreza más terrible que uno puede imaginarse.
Durante los dos primeros años de mi estadía en el Chaco llovía
en forma casi ininterrumpida. En los últimos dos años llovió
sólo dos veces. La primera, justo cuando mi esposa estaba en
cama, enferma. La furia del viento arrancó una buena parte del
techo de nuestra casa. De noche, claro; estas cosas casi siempre
pasan de noche.65
Imagino a María Julia preocupada por la alimentación de sus
hijos. Jacobo deja ver en una de las anécdotas como es que hasta
la leche escaseaba:
Hubo días en que me tenía a mal traer el dolor de muelas. Me
hacía correr como loco alrededor de la casa, de puro
desesperado. Cierta vez lo mencioné en una carta a casa. Me
65
(Flor, 1995, pág. 123)
54
respondieron que un buen remedio contra el dolor de muelas
es llenarme la boca con leche y mantenerla allí por un rato.
¡Ojalá me habrían enviado junto con la receta también la
leche!66
Al parecer esta familia no tenía tiempo para aburrirse. La
vida en el Chaco era realmente un desafío:
Una plaga adicional eran los insectos. En la escuela, durante
las clases, y también en el culto, me tragué más de uno. A veces
nos rodeaban en cantidades tales que de día casi no se podía
hacer otra cosa que espantar moscas y otros bichos voladores.
Se te metían en los ojos, en la nariz, en la boca, en las orejas.
Comer de día era prácticamente imposible. Al anochecer
hacíamos una fogata en el patio. En la nube de humo que
despedía la fogata colocábamos la mesa, y envueltos en ese
humo protector, comíamos. Si yo quería afeitarme, mi esposa
tenía que asistirme agitando pacientemente un pañuelo o algo
por el estilo alrededor de mi cabeza.67
Otro detalle fue la soledad que se vivía desde la capilla. Junto
a la soledad el silencio ensordecedor de la noche:
Yo tenía un reloj de bolsillo, de los buenos, de marcha tan
silenciosa que de día había que arrimarlo bien cerca de la oreja
si se quería oír su tic-tac. Pero en la serenidad de la noche se
lo oía desde la sacristía donde lo solía guardar, a casi 10 metros
de distancia de la cama. Al último preferí meterlo en la valija,
entre la ropa, al acostarme. Entonces por fin reinaba el silencio.
¡Y qué silencio! A veces pasaban 3 días sin que pronunciara
una sola palabra.68
66
(Flor, 1995, pág. 123)
Ídem.
68
(Flor, 1995, págs. 122-123)
67
55
Ya me imagino la escena en la noche chaqueña: la familia
reunida a la luz de la luna, sin luces artificiales de alguna ciudad y
ningún árbol que tapara la visión. Un cielo inmenso, la fuerte
sombra de la potente luz de la luna llena reflejada en el piso, miles
y miles de estrellas y alguna que otra fugaz. Debe haber sido un
planetario natural, una verdadera postal. El Salmo 19:1-4 dice: “Los
cielos proclaman la gloria de Dios; el firmamento recuerda la obra
de sus manos. Un día se lo cuenta al otro día; una noche se lo enseña
a la otra noche. Sin palabras, sin sonidos, sin que se escuche una
sola voz, su mensaje recorre toda la tierra y llega al último rincón
del mundo, en donde el sol pasa la noche”. Si el Padre
Todopoderoso Creador del cielo y de la tierra era el artífice de esta
maravillosa escena y con el poder de su voz creó todo lo que existe
de la nada: los cielos, las estrellas, la tierra, etc. ¿Acaso no tendría
poder para sustentar y sostener a esta familia en las precarias
condiciones en las que se encontraban proveyéndoles todo lo
necesario para la vida?
Al año siguiente, Jacobo debería abandonar la ciudad de
Castelli, junto a su esposa y a su primer hijo varón y primera hija
mujer, para ir a una ciudad que quedaba a unos 210 km de distancia,
llamada Las Breñas. En Castelli estuvo como pastor desde el año
1934 hasta el año 1937. Jacobo reflexionó:
En abril de 1937 nos mudamos a Las Breñas, pero siempre con
el encargo de atender toda la región del Chaco. Al principio,
este traslado no me entusiasmó mayormente, pero hoy día doy
gracias a Dios por haberme conducido por este camino. De
haber permanecido en Castelli, en aquel año quizás nos
habríamos muerto de hambre, yo y toda mi familia.69
69
(Flor, 1995, págs. 123-124)
56
Me imagino a María Julia pensando con su preocupación
propia del sexo femenino ¿Cómo será el nuevo hogar? ¿Habrá patio,
sombra, un árbol? ¿Será grande la casa? ¿Cómo serán los vecinos?
Dejemos que el mismo Jacobo nos cuente como era este nuevo
hogar:
Antes de ir al Chaco como candidato, consulté con mi pastor
cómo era el asunto con la vivienda: el lugar, las condiciones,
etc. Me dijo que no sabía si en mi futuro campo de actividades
existía una casa pastoral, pero según los informes que poseía,
la gente “ya estaba haciendo algo”. Cuando llegué, no había
nada: ni casa ni cosa que se le pareciera. Como me contaron
más tarde, yo había llegado antes de lo esperado; por eso no se
había podido dar término a la construcción planeada.
No me quedaba otro remedio, pues, que instalarme en la
iglesia, inaugurada hacía unos meses antes. Era una capilla
más bien modesta, de 6 mts. por 4, piso de tierra apisonada,
techo de chapas, ubicada en un extenso claro en la selva virgen,
sin siquiera un arbustito que le diera algo de sombra. A causa
del techo de chapas, hacía allí adentro un calor insoportable en
verano, y un frío igualmente insoportable en invierno. Durante
el mediodía, por la ausencia absoluta de sombra en los
alrededores, había que refugiarse en el interior de este horno
¡y eso que, en aquellas latitudes, la temperatura en verano llega
no pocas veces a los 50 grados! Ocho meses me tocó vivir en
estas condiciones. Por supuesto, en invierno el horno aquel se
convertía en una heladera. De la vivienda del vecino más
inmediato no alcanzaba a ver más que el techo.
Viendo que yo me había acomodado mal que mal en la capilla,
la gente se decía: Si pudo aguantar allí hasta ahora, puede
aguantar también un tiempo más, y la edificación de la casa
pastoral fue postergada de un día para otro. […] Los postigos
de esta iglesia se podían cerrar sólo desde afuera, desde
57
adentro no. Ventanas no había. Así que, cualquiera que quería
hacer una “visita” a la capilla, podía hacerlo sin ningún
problema. Más de una vez, antes de acostarme a dormir,
desparramé por el piso de la iglesia todo lo que había en su
interior, que no era mucho: de esta manera, pensé, el ladrón
que entra, tropieza y se cae, y con el alboroto me despierta.
Una noche, al regresar de una visita, entro en la penumbra de
la capilla y ¿qué es esto? ¡Un bulto acurrucado al lado de mi
cama! El miedo, dicen, infunde coraje. Pues bien, me armé de
coraje, agarré mi bastón y le lancé al bulto aquel una estocada
tal que, si hubiera sido un ser humano, lo habría atravesado
lado a lado. Pero al no escuchar ningún alarido de dolor, me
acerqué un poco más, y descubrí que el bulto era mi frazada
que, como de costumbre, había dejado arrollada a la cabecera
de la cama.70
El pastor, sin embargo, comprendía la situación que les
tocaba atravesar y no exigía más de lo que sus pocos feligreses le
podían ofrecer ¡Esto es tener vocación para el Oficio de Cristo y
amor por su Iglesia! Él mismo expresó: “Quisiera agregar, en
descargo de mis feligreses de aquel entonces, que la capilla la habían
construido con dineros prestados, que en un plazo determinado
debían devolver, cosa muy difícil para tan pocas familias, y encima
tan pobres”.71
Jacobo va a contar también su experiencia en un sulky.
¿Habrá andado en sulky en la Aldea San Juan de niño?
Probablemente. Lo que sí es seguro es que su caballo no se iba a
topar con la cantidad de yuyos y arroyos entrerrianos:
En Las Breñas, las condiciones eran en general muy distintas
de las de Castelli. Pero lo que era igual, o tal vez peor, era la
70
71
(Flor, 1995, págs. 121-122)
(Flor, 1995, pág. 122)
58
sequía y el consiguiente calor. En aquel año me tocó a veces
hacer a pie los 17 kilómetros de Las Breñas a casa, con todo el
calor, y porque las oportunidades de que alguien me llevara en
su vehículo eran más bien raras. Como la gente casi no tenía
con qué comprar cosas, y como los caballos difícilmente
habrían tenido fuerza suficiente como para ir al pueblo y
volver.
Uno de los lugares que yo atendía quedaba a unos 30
kilómetros de la casa parroquial en Las Breñas. Para llegar allí,
tuve que pedir prestados un sulky y un caballo. Y para llegar a
la casa del dueño de ambos, tuve que hacer primeramente una
caminata de unos 5 kilómetros. Al acercarme a la casa de este
señor, enseguida me vi rodeado de una jauría de perros
furibundos. De espaldas contra un poste del alambrado, con un
palo en la mano, permanecí allí, inmóvil como una estatua,
hasta que alguien de la familia vino en mi socorro. Estoy
seguro de que, al menor movimiento mío, me habrían hecho
pedazos los canes aquellos.
Cuando pregunté por el sulky, el hombre se puso muy
nervioso: “¿Y si usted me mata el caballo en un viaje tan largo?
¿Quién me lo paga?”. La señora lo tranquilizó, y el domingo a
la mañana partí rumbo al lugar donde iba a dar culto. Llegué
tarde, porque me había perdido un poco, supongo que por los
nervios que tenía; pero llegué. En el viaje de regreso se levantó
un viento, y empezó a llover, primero algunas gotas, después
más y más, de modo que ya no pude ver nada, ni el camino, ni
siquiera el caballo. Me encomendé, pues, al instinto del buen
animal. Este infeliz no tenía ningún apuro, al contrario, a veces
me parecía que tenía ganas de tirarse al suelo. ¡Qué viaje
interminable! ¡Y yo, pensando cómo les iría a mi esposa y los
chicos en casa! De pronto, el caballo efectivamente se tiró al
suelo. Quise prender fósforos para ver lo que le pasaba, pero
claro, el viento y la lluvia me los iban apagando uno tras otro.
59
Al fin logré que el caballo se pusiera de pie. Lo desaté, y me
hice cargo personalmente de arrastrar el sulky. El caballo venía
caminando atrás, pero no sin volver a acostarse repetidas
veces. ¡Qué se yo lo que pensaría! La cosa es que cada vez me
costó un triunfo volver a ponerlo en movimiento, y volver a
encontrar en la negrura de la noche la huella por donde debía
seguir. Así y todo, llegué a casa con vida, después de una
odisea que me había parecido una eternidad, y que en el mapa
no representaba más que unos pocos kilómetros. A la mañana
siguiente entregué el noble bruto, más bruto que noble, pero
ahora vivito y coleando, a su dueño, quien me explicó: “¿Sabe
lo que puede haber sido la causa? Seguramente le dimos
demasiado de comer, y como no está acostumbrado a eso, le
habrá agarrado una descompostura”.72
Es así que llegamos al final de la estadía de esta familia por
la provincia de Chaco. Jacobo concluiría la entrevista como
sabiendo que algún día se escribiría una biografía sobre su familia:
“Poco después, el Departamento de Misión me extendió un llamado
a Alba Posse, Misiones, con lo que finalizó para mí el capítulo
CHACO”.73
Jacobo y María Julia estuvieron entonces cinco años en
Chaco: tres en Castelli74 y dos en Las Breñas. Sin dudas fue una
experiencia inolvidable para ambos. Marcada por momentos lindos
como el nacimiento de sus primeros hijos como también por
momentos duros.
72
(Flor, 1995, pág. 124)
(Flor, 1995, pág. 124)
74
El libro “100 años IELA”, en la página 138, afirma que el período de trabajo
del pastor Jacobo Schlundt abarco desde el año 1935 al 1937. Sin embargo, no
se estaría considerando el año 1934.
73
60
¡Damos gracias a Dios el Todopoderoso que fue fiel a su
promesa! Como dice el primer artículo del Credo Apostólico, Creo
en Dios Padre todopoderoso, y su explicación en el Catecismo
Menor de Lutero, el Padre no solo da la vida, sino que además la
sostiene. La familia es un regalo de Dios. Es él quien provee esposa
al esposo y bendice el matrimonio, da hijos y los medios para
mantenerlos, diaria y abundantemente todo lo necesario para la vida.
Pero ¿para qué seguir parafraseando? Vayamos directamente al
Catecismo Menor:
Creo que Dios me ha creado, y a todas las criaturas; que me ha
dado cuerpo y alma, ojos, oídos y todos los miembros, la razón
y todos los sentidos, y los sostiene aún; además, me da vestido
y calzado, comida y bebida, casa y hogar, esposa e hijos,
hacienda y ganado, y todos los bienes; me provee abundante y
diariamente de todo lo necesario para la vida, me ampara
contra todo peligro, y me guarda y protege de todo mal; y todo
esto lo hace únicamente por su bondad y misericordia divina y
paternal, sin ningún mérito o dignidad alguna de mi parte; por
todo esto debo darle gracias, alabarle, servirle y obedecerle.
Esto es ciertamente la verdad”.75
Amén.
75
(Meléndez, 2000, pág. 359)
61
62
IV
MISIONES: ALBA POSSE
1939 - 1943
La selva misionera no era, en aquel entonces, como la
conocemos hoy. De la misma manera la presencia de la Iglesia
Luterana en esta provincia. Las congregaciones luteranas poco a
poco se estaban formando. Estas se conformaban primordialmente
por las familias que emigraban por cuestiones de trabajo desde
Brasil a Misiones. Incluso hoy día, si uno tiene la oportunidad de
hablar con las familias misioneras que viven sobre la costa del río
Uruguay, muy probablemente te cuenten como es que sus abuelos
alemanes vinieron desde Brasil. Las familias traían junto a ellas su
fe y tradición luterana. Es así que la iglesia de Brasil o de Argentina
debían proveer de pastores a estas comunidades. Es en este contexto
que llega el pastor de 29 años proveniente de la seca región
chaqueña a la húmeda región misionera.
Jacobo Fehlauer hace una excelente exposición sobre la
organización de la iglesia y la distribución de los pastores por
aquellos años:
La tercera "invasión" de la Iglesia Luterana brasileña a
territorio argentino se produjo en Alba Posse, Alto Uruguay.
También allí, los invasores fueron colonos brasileños que se
metieron en el monte, y los pastores de nuestra iglesia en el
país vecino hicieron otro tanto: también se metieron en el
monte para brindar atención espiritual a sus feligreses
emigrados. Esto fue en el principio; más tarde se aconsejó a
aquellos colonos dirigirse a la Iglesia Evangélica Luterana
Argentina para solicitar un pastor propio. Así lo hicieron. Y
63
después de que un grupo de pastores había hecho una gira de
exploración por aquel campo, se le extendió un llamado al
pastor Jacobo Schlund, quien fijó su residencia en el centro
urbano de Alba Posse, de reciente creación, y fue instalado en
Tres Bocas y Santa Rita por el que suscribe. Debido a la
afluencia incesante de familias del Brasil y de nuestras
congregaciones situadas en la zona de Oberá, pronto se
pudieron abrir nuevas misiones: San Francisco, 25 de Mayo,
Londero, Durañona y otras, lo que a su vez condujo a una
nueva subdivisión, de manera que hoy existen allí dos
parroquias: Alba Posse, con sede pastoral en 25 de Mayo
(pastor Fernando Hóhn), y Puerto Aurora (pastor Leopoldo
Gros). También en esta región, el pequeño grano de mostaza
se convirtió en un árbol frondoso, y las congregaciones
experimentaron un crecimiento interior y exterior, de modo
que la parroquia de Alba Posse no sólo sostiene a su pastor con
sus propios medios, sino que además levantó los edificios
necesarios, entre ellos, además de la casa parroquial y varias
capillas, dos verdaderos templos con torre, a tono con las
condiciones ambientales.76
Atrás quedaba la tierra chaqueña. La tierra colorada los
recibía como reza el rasguido doble de Jorge Méndez: ¡A puro
monte! Mas bien ¡A pura selva!
El libro “100 años IELA” de igual manera nos ubica en el
contexto de la Iglesia en este tiempo:
Fue así que se inició una misión para la cual se extendió el
llamado al Pastor Jacobo Schlund quien fijó su residencia en
la localidad de Alba Posse (45 km al sur de Colonia Alicia).
Desde allí empezó a atender, entre otros lugares, Colonia
76
Trabajo fructífero de nuestra iglesia en Misiones, por Jacobo Fehlauer. (Flor,
1995, pág. 65)
64
Aurora y Puerto Londero, donde daba cultos en casa de
familias, y se practicaba el canto en la casa de Miguel Richter,
los cuales a su vez hospedaban al pastor.77
Ya lo imagino al pastor Jacobo de saco, sombrero y corbata,
en una mano la eterna valija cuadrada de cuero y en la otra el
tradicional machete misionero en mano, abriendo paso entre el
malezal con su esposa e hijos por detrás: “¡Miren por donde pisan!
¡cuidado con las víboras! ¡Juan y Tea no se suelten de la mano de
mamá!”. Mas allá de lo particular de la escena, sin dudas
representaba para la familia un verdadero cambio de vida.
El cambio de vida venía, al mismo tiempo, con una sorpresa.
El tercer regalo de Dios estaba en camino ¡María Julia estaba
embarazada! Este niño que estaba en su vientre fue concebido en
Chaco, pero nacería en Misiones. Sería el primer hijo misionero. El
8 de febrero del año 1939 nació en Alba Posse, Misiones, Argentina:
Aroldo Godofredo Schlund Kern. ¡Que buenas fotos habría tomado
Aroldo en la hermosa provincia de Misiones, con sus cerros, saltos
y bosques si no se hubiesen mudado de allí!
El nombre Aroldo lo eligió su madre. Sin embargo, cuando
su padre fue a anotarlo en el Registro de las Personas, Aroldo fue
anotado como Araldo. Posteriormente fue conocido como “Aroldo”
como su madre quería. Y Godofredo que traducido del alemán
significa: “Paz de Dios”. Aroldo o Araldo sería el primer hijo de
Jacobo en seguir sus pasos en el Oficio de la Predicación de la
Palabra y la Administración de los Sacramentos.
Pongámonos por un momento en el lugar de María Julia. Que
bien se habrá sentido en este nuevo lugar. Mas cerca de su tierra
natal, de su querido y añorado Brasil. Las costumbres y forma de
vida de los habitantes de esta zona de Misiones es muy influenciada
77
(Weber, 2005, pág. 75)
65
por la cultura del vecino país. Solo por dar un ejemplo: es muy
probable que, si uno visita alguna ciudad costera que limite con
Brasil, en la misma, la gente hable en portugués y no en español. O,
mejor dicho, el dialecto conocido como el “portuñol”. Una gran
curiosidad para quienes no tuvimos la dicha de conocer a María
Julia es que ella hablaba el “portuñol”, es decir, al conversar con
ella descubrirías que en su vocabulario había palabras en español y
otras en portugués. ¡Imagino a María Julia hablando! A más de uno
seguramente le debe haber sacado una sonrisa al escucharla.
Al fin podría hacer huertas como las que tenía en la casa de
sus padres. La plantación de mandioca, melones, choclos, repollos,
los árboles de mango, palta, banana. Es que las comidas varían muy
poco entre la costa misionera sobre el río Uruguay y el sur de Brasil.
Al fin volvería a comer feijoada, poroto, chorizo frito, arroz, mucho
arroz. ¿Habrán tenido animales? Probablemente habrán tenido
algunas gallinas y el infaltable perro de la familia. En una foto se
puede ver a María Julia con Juan Jacobo y María Dorotea
acariciando un chivito.
Efectivamente, esta zona le asentó bien a María Julia.
Durante los años que vivieron en Misiones habitaron en una
característica casa de madera, típica de la zona con el techo en forma
de triángulo. Techo de madera, paredes de madera, el suave y
relajante ruido que hace el piso de madera al caminar. No un ruido
seco sino más bien hueco, ya que las mismas eran levantadas sobre
el nivel del piso. La casa estaba suspendida en el aire.
No se depriman queridos lectores, esta sección también trae
“perlitas”. Algunas anécdotas muy curiosas y graciosas se
registraron en la aventura del pastor Jacobo en Misiones. Como, por
ejemplo, la autodefinición que Jacobo le dio de sí mismo a un
acompañante de viaje. El Luther-Kalender del año 1967 registró:
66
Al pastor Krieser le sucedió el pastor Jacobo Schlund, hombre
de pocas palabras, "yo no sirvo para contar cosas; ya lo probé
más de una vez, también con chistes, pero no se tuvo que reír
nadie, ni siquiera yo”, le confesó una vez a su acompañante
que en un largo y tedioso viaje le pidió que le contara algo,
hombre de pocas palabras, digo, pero muy fiel y eficiente en
su labor pastoral.78
Nunca mejor dicha la frase: “Como contador de chistes muy
buen pastor”.
Atrás quedaría el sulky de Las Breñas. En Misiones
cambiaria el sulky y los caballos por los remos y la canoa. Nada
parecía detener al pastor Schlundt. Su anhelo de predicar la Palabra
de Dios a los hermanos misioneros no lo frenaba. Cabe destacar los
peligrosos y empinados saltos que caracterizan a los ríos y arroyos
de esta hermosa provincia. Pero esto no sería problema para él. El
Evangelio se habría paso entre la selva y el río, entre las piedras y
los saltos. El pastor H. Berndt escribió una de las tantas travesías de
Jacobo en el río Uruguay:
Repetidas veces, el pastor J. Schlund se atrevió a remontar el
río Uruguay, 40 kilómetros o más, a despecho de los peligrosos
saltos, en un bote impulsado por vigorosos remeros, para
explorar nuevas colonias que iban naciendo a orillas del río,
como Durañona (más tarde Colonia Aurora) y Londero. En
una ocasión pasaron de largo a Durañona. No pudieron
encontrar el "puerto”. Pero en una segunda tentativa tuvieron
más éxito, y ¡cuánta no sería la alegría de aquellos colonos
espiritualmente huérfanos y abandonados al recibir la visita de
un pastor! El culto se celebró en casa de la familia Máhler, y
congregó a casi todos los pobladores de la colonia. Lo que les
78
(Flor, 1995, pág. 116)
67
gustaba en especial era el canto. Se ensayaron diversos
himnos. “Apréndanlos”, dijo el pastor al despedirse, “y cuando
yo vuelva acá de regreso de Londero, ustedes mismos podrán
entonar estos himnos, sin que yo los ayude”. Y así se hizo.
Cuando el pastor volvió a Durañona y preguntó cómo les había
ido con los himnos, le aseguraron que muy bien, y que habían
ensayado todas las noches. "Y bueno, entonces canten", los
estimuló el pastor. Y cantaron, a pleno pulmón, aunque cada
cual con su propia melodía. “No importa, lo principal es la
buena voluntad”, los consoló el pastor.79
Queda claro, en esta historia, el amor del pastor Jacobo por
la música y el canto. No es la primera vez que se lo registra
relacionado con el coro. Un gran amante de los himnos luteranos
que seguramente gozaba de una fuerte y hermosa voz. La música y
el canto litúrgico de la iglesia de seguro acompañó sus años de
Ministerio. Melodías y letras por medio de la cual enseñaba a sus
feligreses la doctrina luterana y esta, a su vez, era consuelo y ánimo
para las almas afligidas en medio de las tribulaciones de esta vida
pasajera.
La familia Richter, mencionada arriba, parece haber
cumplido un rol fundamental para los primeros años de la Iglesia
Luterana en Misiones. Esta familia puso a disposición su hogar para
celebrar los primeros cultos, además, daba hospedaje al pastor
cuando este andaba de viaje. Una situación muy llamativa ocurrió
en la casa de esta familia, nuevamente relacionada al pastor Jacobo
y la música:
También se recuerda que entre los participantes había un
hombre de tez oscura, barbudo y algo andrajoso, pero sin
embargo “el negro” era uno de los que más atención prestaba
79
(Flor, 1995, págs. 116-117)
68
y tras haberse repetido dos o tres veces uno de los himnos, el
pastor invitó a todos los presentes a acompañarlo sin miedo, y
sorprendiendo al pastor, el “negro” cantaba mejor que todos,
pues resultó ser de Confesión Luterana emigrado del vecino
país de Brasil, mientras que los Richter en realidad eran de
Confesión Católica, pero sin problema decidieron afiliarse a la
Iglesia Luterana.80
Misiones a su vez sería testigo de la llegada al mundo de otro
hijo más para esta familia que, poco a poco, se hacía más grande y
numerosa. El 15 de septiembre del año 1940 nacería en Alba Posse,
Misiones, Argentina, el segundo hijo misionero, tercer hijo varón y
cuarto de sus hermanos, el tan querido: Martín Leopoldo Schlund
Kern.
Martín Leopoldo había recibido dos nombres muy especiales
y, a su vez, de mucho peso histórico. Su padre Jacobo había
bautizado a su cuarto hijo con el nombre de “Martín” en honor al
gran Martín Lutero. Y María Julia con el nombre de “Leopoldo” en
honor a la emperatriz María Leopoldina de Austria, esposa de Don
Pedro I, quien fuera paladín de la independencia de Brasil. Por esto
su abuelo materno se llamaba Leopoldo Kern, y su madrina y tía,
Leopoldina Kern Vargas. Leopoldo era un nombre muy popular y
querido dentro de la familia Kern y en todo Brasil. Recordemos,
además, que el abuelo de María Julia, Philipp Kern, habían nacido
en San Leopoldo, Brasil. Martín Leopoldo sería conocido por sus
hermanos y sobrinos como “el tincho”. Nació en tierra de
aserraderos y madereras, pinos y eucaliptus quien fuera “según él”
el mejor carpintero de la ciudad de Viale.
Que profunda alegría me produce el hecho de imaginarme a
estos cuatro hermanos jugando en el barro de la tierra colorada, con
80
(Weber, 2005, pág. 75)
69
la fachada típica de un niño: los pelos rubios despeinados, sin
remera, los más chicos solo con el pañal. Juan y María Dorotea a
cargo de Aroldo. Mientras que Martín los mira desde la falda de su
madre o tomando la teta.
En la casa de madera, había lugar para un hijo más, aunque
sea por algunos días. Es así que dos años después y antes de partir
de Alba Posse, María Julia volvería a quedar embarazada, pero esta
vez de una niña. El 19 de diciembre de 1942 nació en Alba Posse,
Misiones, Argentina, la segunda hija misionera, segunda hija mujer
y quinto de los hijos: Eunice Irene Schlund Kern.
Según testimonios, fue su padre quien puso el nombre a la
niña ya que era un nombre muy querido para él. “Eunice” se llamaba
la piadosa madre del evangelista Timoteo que fue destacada por el
apóstol Pablo por su profunda fe en Dios (2 Ti 1:5). Irene, por otro
lado, es un nombre que tiene sus raíces en la palabra griega eìréne
y que significa “paz”. Cuando Jesús resucitado se les aparece a sus
discípulos, en Juan 20:21, los saluda diciendo: “eìréne”. Eìréne o
Irene, es decir “paz”, es el saludo de los apóstoles (1 Co 1:3; 2 Co
1:2; Gál 1:3; Ef 1:2; Fil 1:2; 1 Ts 1:1; 2 Ts 1:2 Flm 1:3; 1 Pe 1:2),
los 72 enviados (Lc 10:5) y primordialmente de Cristo mismo.
“Paz” que brota del perdón de los pecados, por gracia, por causa de
Cristo, mediante la fe como dice el artículo IV de la Confesión de
Augsburgo.
Eunice Irene fue bautizada 7 días después, el 26 de
diciembre, día de San Esteban mártir.
Según cuentan, la familia viajó regularmente a Brasil a
visitar a la familia Kern. Probablemente en los 5 años que pasaron
en Chaco no tuvieron la oportunidad de ver a la familia de María
Julia. Incluso de esta dicha gozaba la familia en su estadía en
Misiones. Pongámonos por un momento en el lugar de Bernardina.
El mismo año en el que enviudó se fue su primera hija con tan solo
70
19 años. Y luego de no verla por cinco años, la misma, llegaría de
visita con su esposo e hijos. Ya veo la felicidad de las tías
Constância y Leopoldina al ver llegar a sus sobrinos.
Cabe recordar que para estos años la Segunda Guerra
Mundial ya estaba en pleno desarrollo. Y esto causaba algunos
contratiempos a aquel que era de origen alemán en algunos países
sudamericanos. Es así que en un viaje que hicieron para visitar a la
familia Kern, a la vuelta, la policía brasileña demoraría por algunas
horas a Jacobo en la aduana para ingresar al país argentino por tener
apellido y descendencia alemana. Al mismo tiempo revisaron las
valijas y pertenencias de la familia.
En aquel tiempo los pañales se hacían con lienzos, no eran
descartables como los que conocemos ahora. Los mismos se
reutilizaban. Una vez usados por el bebé se lavaba, colgaba y se
dejaba secar, y así cada vez. ¡Si habrá lavado estos trapos de lienzos
María Julia a lo largo de su vida!
Volviendo a la historia de la aduana, cuentan que un policía
le exigió a María Julia que le muestre lo que llevaba en la valija, a
lo que ella intentaba convencerlo de que eran los trapos de lienzos
ya utilizados, envueltos y aún sin lavar. Probablemente de Martín y
Eunice. Incrédulo el policía insistía en que debía abrirlo de igual
manera. Cuando María Julia lo abrió el policía exclamo: “Fecha
rápido, guarde isso por favor”.
Y así llegamos al final de la travesía de esta familia por la
provincia de Misiones y su residencia en Alba Posse. El pastor
Jacobo Schlundt recibiría y aceptaría el llamado divino de una
pequeña parroquia en la provincia de Entre Ríos. La familia
Schlundt-Kern permaneció en Alba Posse por el período de cinco
71
años, desde principios de 193981 hasta principios de 1943. Al
momento de partir a su tercer destino como pastor Jacobo tenía 32
años, María Julia 29 años, Juan Jacobo 7 años, María Dorotea 6
años, Aroldo Godofredo 3 años, Martin Leopoldo 2 años y Eunice
Irene algunos días.
Sin dudas una linda experiencia y estadía terminaba. Una
familia de cuatro miembros había arribado cinco años antes, pero
ahora esta misma familia partía con tres integrantes más. El próximo
destino sería el último y probablemente el más especial y recordado
por todos. El tren con destino a Viale, Entre Ríos, Argentina estaba
a punto de partir.
81
El libro “100 años IELA”, en la página 75, afirma que el período de trabajo del
pastor Jacobo Schlundt en la provincia de Misiones comenzó en el año 1936.
Esto no puede ser posible ya que por aquel año el pastor Jacobo aún se
encontraba en Castelli y al año siguiente se trasladaría a Las Breñas, Chaco, por
dos años más.
72
V
ENTRE RIOS: VIALE
1943 - 1988
Para mi sorpresa y la del lector, los datos registrados en libros
sobre el trabajo de Jacobo Schlundt en la parroquia de Viale son
prácticamente inexistente. Sin embargo, esto no ha de
desanimarnos. En esta sección nos concentraremos primordialmente
en la vida de los hijos y el hogar, como así también en el final de la
vida de Jacobo y María Julia.
Corría el año 1942 cuando la congregación “La Santa Cruz”
de Viale, Entre Ríos, Argentina, se quedaba sin pastor. El pastor
Esteban Stern había aceptado el llamado a otra parroquia. En
asamblea se decide llamar al pastor de Alba Posse, Jacobo Schlundt,
el cual aceptó el llamado divino. El año 1943 fue testigo de la
llegada de la familia Schlundt-Kern en la parada del coche motor:
“Estación Viale”. Desde las casas del ferrocarril, el actual museo
frente a las vías y el molino harinero de Don Tropini, se escuchó la
bocina que anunciaba la llegada del tren de pasajeros proveniente
de Misiones que traía a la familia del nuevo pastor luterano de Viale.
Una pequeña parroquia, de apenas 23 años desde su nacimiento,
recibía a su séptimo pastor. Jacobo Schlundt sería instalado en
febrero de ese mismo año en la congregación “La Santa Cruz”. La
familia del pastor viviría en la casa parroquial que se encontraba en
la parte trasera, detrás de la capilla de la Iglesia Luterana.82
82
Luego fue derribada y se construyó la actual casa pastoral.
73
¡Llegaría de esta manera el último destino de Jacobo y María
Julia! ¡Probablemente ellos no sabían que llegaban para no irse
jamás!
La tierra colorada y el río Uruguay quedaban atrás, la familia
Schlundt-Kern estaría, más bien, sobre el rio Paraná: el canto de las
aves, cardenales y zorzales, el nido de barro de algún hornero, los
espinillos y sauces, el “Saralú”, los arroyos y lagunas, engalanarían
ahora este nuevo paisaje para la vida familiar.
Ahora era el turno de Jacobo de estar cerca de la tierra que
lo vio crecer. Viviría muy cerca de Crespo, ciudad que hacía 11 años
atrás lo había visto partir lleno de ilusiones y juventud a Brasil
¡Cuánto ha pasado en tan solo 11 años! Pero también estaría cerca
de su casa paterna, su queridísima Aldea San Juan. Sus hijos
tendrían la oportunidad de conocer a la abuela Elizabeth, a los tíos
y primos de la Aldea ¡Al fin Elizabeth Stieben, de 56 años de edad,
estaría cerca de su hijo, de su nuera y sus nietos!
Al año siguiente de la llegada del pastor Jacobo Schlundt a
la parroquia de Viale nacería, un 24 de septiembre de 1944 en Viale,
Entre Ríos, Argentina, la primera hija entrerriana, tercera mujer y
sexto de sus hijos: Úrsula Elisa Schlund Kern.
Su nombre, “Úrsula”, era muy popular entre los alemanes. El
segundo nombre que recibiría sería más especial aún. La niña
recibía el nombre de su abuela paterna: Elizabeth. Como vimos en
el segundo capítulo, esta mujer fue un ejemplo de fe en medio de las
aflicciones. Al parecer los padres de Úrsula sabiamente estaban
destinando a la niña al mismo destino. Al destino de los hijos de
Dios, el cual los luteranos llamamos: Teología de la Cruz. Al fin y
al cabo, de eso se trata la vida cristiana, como nos prometió nuestro
Señor en su discurso de despedida: “Estas cosas les he hablado para
que en mí tengan paz. En el mundo tendrán aflicciones; pero
confíen, yo he vencido al mundo” (Jn 16:33). Sin embargo, por
74
causa de la Segunda Guerra Mundial, el nombre “Elizabeth” se
encontraba en la lista de nombres prohibidos, por lo que se le
permitió solo poner el nombre en diminutivo: “Elisa”. Elisa en
hebreo significa: “Ayuda de Dios”. Fue el pastor Carlos F. Truenow
quien comenzó a llamarla “Ula”. Es así que Úrsula Elisa Schlund
Kern seria conocida por el diminutivo de su primer nombre.
Imaginen la alegría y el orgullo de la abuela Elizabeth
Stieben. No solo porque la familia de su hijo Jacobo venía a vivir
más cerca de la tierra paterna, sino que, además, era honrada con el
segundo nombre de su nueva nieta.
La hora de desempatar había llegado. Esta familia
conformada por 3 hijos varones y 3 hijas mujeres recibiría a un
miembro más, ya que 4 años más tarde, María Julia quedaría
embarazada por octava vez. El 5 de junio de 1948 nacería en Viale,
Entre Ríos, Argentina, el cuarto hijo varón, tercer hijo entrerriano y
octavo de los hermanos: Walter Gerardo Schlund Kern.
El nombre de este niño es muy especial dentro de la historia
de la Reforma y la Iglesia Luterana. Jacobo Schlundt expresó su
anhelo de que este niño llegara a ser como C.F.W. Walther,83 uno
de los sajones que emigraron de Alemania a Estados Unidos por
razones de doctrina. Un gran pastor y defensor de la doctrina
luterana de Ley y Evangelio. Y “Gerardo” en honor a Johann
Gerhard y su hijo Paul Gerhard. Johann Gerhard cumplió un rol muy
importante en la historia de la Reforma Luterana luego de la muerte
de Lutero. Los luteranos comenzaron a discutir entre sí sobre la
doctrina, tal y como el reformador lo había temido. Primeramente,
Martín Chemnitz, pero luego también Johann Gerhard, fueron
grandes defensores de la ortodoxia luterana hacia fines del siglo
XVI y principios del XVII. Paul Gerhard, hijo de Johann Gerhard
83
Ver primer capítulo: “Llegada de la Iglesia Luterana a EEUU en el siglo XIX”.
75
fue un famoso músico y compositor de populares himnos luteranos
como: “Cabeza ensangrentada”, “Mirad al rey del mundo”, “Confía
tu camino”, etc. A lo largo de su vida, Walter Gerardo sería
conocido por su familia con el apodo de “Dito”.
La que estaría más celosa sería, la que hasta el momento
llevaba el récord siendo la hija menor de la familia, la niña que para
ese entonces tenía tan solo 4 años: Úrsula Elisa. La misma Úrsula
recuerda hasta el día de hoy como es que en un día de lluvia vio la
oportunidad de restituir nuevamente su “reinado” como la hija
menor del hogar. Alzó al pequeño Walter y corrió hacia la lluvia
para que éste se pegase un baño con agua fría, al tiempo que su
madre corría atrás intentando impedir este acto revolucionario de la
pequeña. Lo llamativo de esta anécdota es que, hasta hoy, Walter
Gerardo, Dito, da testimonio de lo mucho que le gusta caminar bajo
la lluvia, como así también, de la excelente relación que estos
hermanos mantienen.
Es necesario detenernos por un momento en un detalle muy
importante. Llama la atención como es que entre Úrsula Elisa y
Walter Gerardo transcurren 4 años de diferencia cuando Jacobo y
María Julia nos tenían acostumbrados a tener un hijo a cada 1 o 2
años. Los hijos de María Julia no dudaron en consultarle a su madre
el porqué de esta curiosidad. Ella les contó, entonces, que entre el
nacimiento de Úrsula Elisa y Walter Gerardo perdió un bebe de 3
meses de gestación. María Julia estaba embarazada y no lo sabía.
Sirviendo a su familia, como al Señor, en los quehaceres del hogar,
levantó del piso una palangana cargada con agua y perdió de esta
manera el embarazo.
No sabemos el nombre que sus padres le hubiesen puesto, ni
si se trataba de un niño o una niña. ¡Solo Dios lo sabe! Pero de igual
manera nos unimos a la alabanza de Job: “Mientras decía: Desnudo
salí del vientre de mi madre, y desnudo volveré al sepulcro. El Señor
76
me dio, y el Señor quitó. ¡Bendito sea el nombre del Señor!” (Job
1:21). Damos gracias a Dios por la vida y la muerte de este niño.
Damos gracias a Dios por haberlo formado en el seno de una familia
cristiana que oía la Palabra de Dios (Ro 10:17). Como dice el
apóstol Pablo: “Y es que nadie vive para sí, ni nadie muere para sí,
pues si vivimos, para el Señor vivimos, y si morimos, para el Señor
morimos. Así que, ya sea que vivamos, o que muramos, somos del
Señor” (Ro 14:7-8).
Este libro, en consonancia con las Sagradas Escrituras,
defiende la vida desde la concepción (Job 10:8-12; Sal 22:10;
139:13-17; Jer 1:4-5; Mc 10:14b; Lc 1:41; Juan 10:10; 1 Co 6:1920; por mencionar algunos). Es así que no vamos a mirar para otro
lado, haciendo como que esto nunca ha ocurrido, sino que más bien,
vamos a considerar a este embarazo perdido como el séptimo hijo y
a Walter Gerardo Schlund Kern como el octavo.
En el año 1949 María Julia recibiría una triste noticia, ya que
el 27 de octubre de ese mismo año fallecía en Canoas, RS, Brasil,
su madre y abuela de sus hijos: Bernardina Vargas. A los hijos de
Jacobo y María Julia solo le quedaba con vida su abuela paterna:
Elizabeth Stieben. María Julia recibiría la herencia paterna, la cual
les permitiría comprar un auto y un amplio terreno ubicado detrás
de la capilla de la iglesia luterana de 50 metros de largo.
Dos años más tarde del nacimiento de Walter Gerardo, María
Julia, quedaría embarazada por novena vez. En la casa pastoral
quedaba cada vez menos espacio. El 28 de febrero de 1950, en el
año del Libertador General San Martin,84 nació en Viale, Entre Ríos,
Argentina, un bebe muy hermoso (su hermano Martín Leopoldo
afirmó que “daban ganas de comerlo a besos”). Pablo Reginaldo
84
Este año fue el centenario de la muerte del Libertador General San Martin en
Boulogne sur Mer, Francia, el 17 de agosto de 1850.
77
Schlund Kern sería el quinto y último hijo varón, el cuarto hijo
entrerriano y noveno de los hermanos.
Recibe su nombre en honor al apóstol Pablo. Al igual que
Pablo de Tarso, Pablo “de Viale” sería temeroso de Dios y gran
conocedor de las Sagradas Escrituras. Además, no se casaría ni
tendría hijos. Sin embargo, llegaría a tener tantos amigos y sobrinos
como arena hay en el mar y estrellas en el cielo. Sobrinos de sangre
y del corazón. Es conocido como “Tambi”. Aunque los más jóvenes
le dicen “Tío Tambi”. El sobrenombre de “Tambi” lo recibió por
parte de su hermana menor: “Tita”. El nombre “Reginaldo” lo
eligieron sus padres en honor al amigo de su padre, el pastor y
misionero estadounidense, Reginaldo Lehenbauer, del cual
hablaremos más adelante.
¡Donde entran 8 entran 9! Un año más tarde quedarían más
apretados, pero no por ello menos emocionados. El Señor les
proveería una hija más. El 30 de marzo de 1951 nació en Viale,
Entre Ríos, Argentina, la última hija de la familia, la número 10,
quinta entrerriana y cuarta mujer: Erica Noemí Schlund Kern.
Ella sería la más pequeña, la “princesa”, como su nombre
“Erica” de origen nórdico bien lo indica. Y “Noemí” en honor a la
suegra de Rut quien fue una piadosa mujer, que viuda y con la
pérdida de sus hijos cuidó a sus nueras y en especial a Rut, quien le
dio descendencia a su hijo por medio de su pariente Booz, su goel85
(redentor, en hebreo). Noemí llegó a ser la bisabuela del Rey David.
Al igual que Noemí de la tribu de Judá, Erica “Noemí” de la tribu
de los Schlundt-Kern sería un testimonio vivo, hasta el día de su
muerte, del amor de Dios para con sus hijos, aún en medio de
nuestras debilidades y padecimientos a lo largo de nuestra vida.
Erica Noemí sería conocida como “Tita”.
85
Redimir o adquirir la propiedad de un familiar fallecido (Rut 4:4).
78
Jacobo había manifestado el deseo de tener 12 hijos, como
su “casi” tocayo Jacob. Sin embargo, tenía 41 años y María Julia 38
cuando tuvieron a su décimo y último hijo, y ambos llevaban tan
solo 18 años de casados. Cuando Erica Noemí “Tita” nació, Juan
Jacobo “Yani”, su hermano mayor, tenía 16 años, María Dorotea
“Tea” 15 años, Aroldo Godofredo “Lolo” 13 años, Martin Leopoldo
“el Tincho” 11 años, Eunice Irene “Nici” 9 años, Úrsula Elisa “Ula”
7 años, Walter Gerardo “Dito” 3 años y Pablo Reginaldo “Tambi”
1 año.
Jacobo Schlundt es recordado, por sus hijos, como un padre
legalista y poco demostrativo del amor que les tenía. El justificativo
que hallan sus hijos es la crianza que recibió de sus padres alemanes
del Volga. Como todo padre humano, sin dudas, habrá tenido más
errores que aciertos. No por ello, los hijos, estamos habilitados a
deshonrar a nuestros padres. El Señor en el cuarto mandamiento nos
manda a honrar a los padres, aún y a pesar de sus pecados. Esto no
siempre es fácil para nosotros. Sin embargo, con toda seguridad
podemos afirmar que no todo el proceder de Jacobo para con sus
hijos fue incorrecto. Así como hay recuerdos para olvidar y
perdonar, al mismo tiempo, hay acciones para imitar y agradecer.
En este libro damos gracias a Dios porque cada uno de los hijos de
Jacobo y María Julia fueron llevados, por sus padres, a la pila
bautismal. Esto es lo mejor que los padres pueden hacer por los
hijos.
Según cuentan, se dormía ¡Hasta en el comedor! Hasta tres
hermanos debían compartir el mismo colchón. Incluso Jacobo
mandó a construir una pieza en el fondo del hogar para una abuela
que sin familia había llegado desde Rusia. La abuela vivió en esa
pieza hasta su muerte. La pieza se encontraba donde actualmente
está el salón de la Iglesia Luterana.
79
Como toda familia cristiana con sus defectos y virtudes,
debilidades y fortalezas gozaban de la presencia del Señor en el
hogar por medio de su Palabra y la vida devocional que ellos
llevaban. Cada día se leía luego de comer un capítulo de las
Escrituras seguido de algunos himnos. Aquí se explica de alguna
manera el amor por la Palabra de Dios que caracterizó a estos nueve
hijos a lo largo de sus vidas. Como así también el amor por el coro
y la memoria de los himnos. Para Navidad y Pascua Jacobo les
enseñaba himnos en alemán. En Navidad cantaban junto al arbolito
de Navidad. Como dicen las Sagradas Escrituras: “Enseña al niño a
seguir fielmente su camino, y aunque llegue a anciano no se apartará
de él” (Pr 22:6). La fe es la mejor herencia que los padres pueden
trasmitir a sus hijos. Jacobo y María Julia, a pesar de sus pecados,
enseñaron a sus hijos la fe cristiana. ¡Gracias a Dios por los padres
de estos diez hermanos!
Volviendo a la meditación diaria en la Palabra que esta
familia mantenía, cuentan que era Eunice Irene la encargada,
algunas veces, de leer cada día un capítulo a la vez. La joven
misionera introducía sus lecturas con la frase: “Y aconteció que...”
y de esta manera comenzaba con el capítulo. Sus hermanos no
tardaron en imitar a modo de diversión la frase por Nici “patentada”.
Algunos fines de semana Jacobo Schlundt esperaba el
colectivo “El Montaras” en la calle Martín Panutto para ir a dar culto
al campo. Algunos sábados por la tarde tomaba el tren hacia
“Estación Sosa”. Allí lo esperaban los feligreses y se trasladaban a
caballo en carreta hacia el hogar, donde enseñaba el Catecismo.
Pasaba la noche allí y el domingo por la mañana celebraban el culto.
Por la tarde las familias lo acercaban hasta la estación y tomaba el
tren de regresó a Viale. Úrsula recuerda haberlo acompañado en
alguna oportunidad. Llegó a pasar un mes entero en el campo
preparando a los jóvenes para la confirmación.
80
Los pastores se visitaban entre sí. El pastor Luis Martin,
quien era el padrino de su hija Úrsula, y el pastor Carlos F. Truenow
eran los amigos que lo visitaban. El pastor misionero
estadounidense Reginaldo Lehenbauer una vez al mes pasaba por el
hogar Schlundt-Kern ya que se venía por camino de tierra en
bicicleta desde Villaguay hasta Paraná. Anunciaba su llegada con la
bocina que tenía la bicicleta y mientras tomaban unos mates María
Julia le preparaba bife a la plancha y huevo frito con lechuga.
Por su parte María Julia recibía a las familias del campo que
venían en carreta a realizar los mandados al pueblo. Y los domingos
a la tarde visitaba a las damas de la congregación.
Los años de Jacobo Schlundt como pastor de la iglesia
luterana fueron verdaderamente cortos, pero no por eso poco
productivos. Tan solo 11 años después de llegar a la parroquia de
Viale y con 43 años debió abandonar el ministerio por problemas de
salud, al sufrir un infarto. Fue en el año 195386 que se vio obligado
a dejar el Oficio Público. Jacobo pasó de trabajar como pastor a estar
como pensionado. Sirvió a la iglesia en el Oficio durante 19 años.
Una nueva vida comenzaría para la familia. Con cruces y dolores,
momentos difíciles y malos recuerdos, pero al mismo tiempo con
grandes enseñanzas para las próximas generaciones.
Es así que debieron construir de manera apresurada un hogar
ya que la casa pastoral debía ser desocupada para recibir al pastor
Juan Hoppe y su familia. El Señor ya les había provisto de un
terreno. Ahora también les proveería un hermano en la fe que les
prestaría dinero, al cual la familia Schlundt debería devolver poco a
poco. Sumado también a un préstamo que se pidió en el banco. La
casa permanece hasta hoy.
86
(Hoppe, 1971, pág. 132)
81
Como pensionado recibía un sueldo mínimo que no
alcanzaba para cubrir las necesidades de la familia. Es así que los
Schlundt-Kern comenzaron un nuevo emprendimiento: “El Amigo
del Árbol” abría sus puertas, para la pequeña ciudad de Viale. Los
almácigos y semillas, las plantas y plantines, los árboles y verduras
tendrían lugar en el extenso terreno al fondo de la casita del vivero
familiar. Oficio que ambos aprendieron de la casa de sus padres,
tanto en Brasil como en Aldea San Juan.87 ¡Damos gracias a Dios
porque, hasta hoy, casi 70 años después, el pedazo de tierra al fondo
del hogar siguió dando sus frutos! El Señor ha oído la Oración
General de la Iglesia cuando el pastor ora: “Bendice asimismo los
frutos de la tierra para que a su tiempo podamos gozar de ellos. Da
prosperidad a todos cuanto se ocupan en algo útil en tierra, aire o
mar…”88 A lo que la iglesia responde con fe: “Suplicámoste nos
oigas, buen Señor”.89
En el hogar no había cocina a gas, se cocinaba a leña. El ritual
de cada día era salir al atardecer a juntar palos y ramas para encender
el fuego. ¡Me imagino a estos pícaros hermanos jugando
competencias para ver quién cargaba la mayor cantidad de ramas en
un solo viaje! Los niños por la mañana iban a la escuela y por la
tarde debían ayudar con las tareas del hogar. Había que alimentar a
las gallinas y juntar los huevos. Llegaron a tener hasta 70 gallinas.
Si la producción era buena se juntaban en un balde y se vendían en
el almacén. Debían buscar una vez por semana una bolsa de carbón
y alimento balanceado para las gallinas. Al mismo tiempo, debían
trasladarse con una vieja carretilla de madera desde la casa hasta el
ferrocarril a buscar cajas con plantas y raíces de árboles, que María
Julia compraba, provenientes de Misiones. María Julia era toda una
emprendedora. Llegaron a tener 200 árboles en el patio del hogar
Ver segundo capítulo: “Aldea San Juan, Crespo y Porto Alegre (1910-1933)”.
(Culto Cristiano, 1978, pág. 32)
89
Ídem.
87
88
82
para la venta. A su vez confeccionaba la ropa para la familia. Solía
quedarse hasta muy tarde a la luz de la vela (literalmente),
adaptando y remendando telas y ropa usada. Toda la ropa que se
usaba en el hogar, pasaba por sus manos. Jacobo, por otra parte, era
el encargado de llevar a sus hijos al hospital y velar por su salud.
Los hijos de Jacobo y María Julia debían trabajar y ayudar
en el hogar con efectivo. Juan Jacobo, el mayor, trabajaba en lo de
una escribana, pasaba a máquina lo que se escribía a mano. María
Dorotea trabajó un tiempo en una tienda. Eunice era niñera. Aroldo
y Martín Leopoldo cambiaban huevo por mercadería. Úrsula,
Walter y Tambi salían con el canasto por el pueblo a vender
verduras. Walter llegó a ir hasta Seguí (pueblo que queda a 20
kilómetros aproximadamente de Viale) a vender semillas y
verduras.
La disciplina en el hogar era estricta y rígida. Para cada cosa
había que pedir permiso. La familia numerosa se organizaba en
equipos, en grupos. Esto a su vez fue forjando la relación entre
hermanos. Los más grandes por un lado y los más chicos por el otro.
Los mayores tenían mayores responsabilidades, los menores eran
los traviesos. Juan y María Dorotea enseñaban a caminar a los
hermanos menores. María Dorotea, la mayor de las mujeres, se
encargaba de preparar a sus hermanas menores para ir a la escuela.
A Úrsula le ponía el guardapolvo y le hacia las trencitas. Además,
lavaba la ropa. María Julia con Dorotea se turnaban cada día para
lavar los platos. Úrsula y Eunice eran las encargadas de secar y de
guardar. Los sábados Úrsula debía lavar las sillas de madera. En el
otoño le tocaba barrer las hojas. Al agua había que bombearla con
una bomba a mano. Había que llenar un tanque y trasladarlo en
baldes. El baño familiar era muy particular, como se suele decir
¡Eran otros tiempos! La bañera que se encontraba en el fondo del
hogar se llenaba con agua y en esa misma agua se bañaba toda la
83
familia. Cada uno tenía su toalla de mano y antes de dormir debían
lavarse los pies.
En el hogar se hablaba en tres idiomas. María Julia hablaba
en portuñol. Entre Jacobo y María Julia hablaban en alemán. Jacobo
con el acento de los Alemanes del Volga, no así María Julia. Los
hijos aprendieron español en la escuela y con los amigos del barrio.
Jacobo premiaba con una moneda de 10 centavos a aquel que se
atrevía a mantener un diálogo en alemán con él.
Jacobo y María Julia poco a poco fueron enseñando, a sus
hijos, oficios que hasta el día de hoy ellos desarrollan con mucho
orgullo y sabiduría. María Julia producía el pan para el hogar, en la
batea que se encontraba en la mesa. Cuentan que siempre dejaba
restos de masa para que los hijos se entretengan y armen figuras.
Pero al mismo tiempo de esa manera no desperdiciaba nada de la
masa y sus hijos aprendían lo que se podía elaborar con la misma.
Ellos mismos comían las galletitas que habían, cuidadosamente,
diseñado con forma de viboritas, y otras figuras.
Muy sabiamente María Julia enseñó a sus hijos a amar la
siembra y el cultivo de la tierra. Improvisaban invernaderos chicos.
Cada año la familia sembraba sus propias verduras, entre ellas:
papas, lechugas, tomates, frutilla, cebollas, etc. Incluso un hermano
en la fe, del campo, les prestaba parte de su terreno para sembrar
papa, batata, etc. Hasta el día de hoy al visitar a los hijos de Jacobo
y María Julia, se puede apreciar en sus hogares: huertas, almácigos,
flores, plantas y árboles. Como así también ricas y variadas
ensaladas de verduras, pickles y dulces caseros.
María Julia había distribuido para cada hijo una pequeña
porción del terreno para que tengan, de esta manera, sus primeras
experiencias con el cultivo de la tierra. Entre los hermanos jugaban
competencia para ver quien tenía en su parte del terreno la flor más
linda. Ula recuerda hasta el día de hoy un rosal que con mucho amor
84
cuidó en su pedacito de tierra. Cuenta que era la primera en llegar
de la escuela, apurada, para ver cómo se iba desarrollando. Cada día
desenterraba la planta para ver como los raises avanzaban. La
primera semilla que su madre le dio a Walther Gerardo fue de
girasol. “Dito” como le dicen hasta hoy iba cada día a mirar como
crecía su planta hasta que un buen día ella lo supero en estatura ¡Qué
gran alegría! Para ver la flor el pequeño debía mirar hacia arriba.
Rápidamente y a temprana edad la vida de estos nueve
hermanos tomaría distintos rumbos. Cada uno forjaría poco a poco
la senda que el Señor les marcaría.
Juan Jacobo al terminar la primaria vio la propaganda en la
que se ofrecía el curso de “Radio Técnico”. Se capacitó en
instalación eléctrica de antenas y aparatos para radios, alta voces,
etc. Así comenzó con “La Casa del Radio”. Poco a poco fue
creciendo y fortaleciendo su oficio de comerciante. En el hogar no
hubo cocina a gas y heladera sino hasta que Juan Jacobo, el mayor,
comenzó con su venta de artículos para el hogar. De esta manera
quien vivió los primero cinco años de su vida en la región chaqueña,
privado de lujos y comodidades logró proveer para sus padres y
hermanos algunos elementos básicos del hogar: lavarropa, heladera,
cocina. Llegó a tener un gran punto de venta de electrodomésticos
varios. El local llevó el nombre de “LUXOGAR” hasta su muerte.
María Dorotea, la mayor de las mujeres emigraría a Buenos
Aires con tan solo 18 años de edad. El presidente de la IELA, en
aquel momento el pastor Samuel H. Beckmann, le consiguió trabajo
en una casa de familia luterana en aquella provincia.
Aroldo Godofredo, por otra parte, con 12 años y al terminar
sus estudios primarios se mudaría a Colonia Merou, un pequeño
poblado muy cerca de la ciudad de Viale. Allí trabajaría en la casa
de Conrado Schneider y haría confesión de fe con el pastor Milton
85
Kramer para luego partir rumbo a José León Suarez, Buenos Aires90
a comenzar sus estudios teológicos.
Una vez terminada la primaria Martín Leopoldo al cual le
gustaba la carpintería comenzó a hacer sus primeros trabajos en
madera en la carpintería de don Roberto Pusch. Allí creaba autos y
camiones de madera que luego traía de regalo para sus hermanos
menores. Es por ello que con tan solo 15 años fue a la escuela de
artes y oficios de Rosario del Tala, Entre Ríos. A los 18 años se
recibió de Oficial de Ebanista, es decir, carpintería fina.
Eunice al finalizar sus estudios primarios y secundarios se
dio el gusto de emprender un oficio para el cual se capacitó y
preparó junto a su amiga “Gena”. Ambas pusieron una peluquería
la cual funcionaba de maravillas. Tuvo su paso, además, por la
provincia de Buenos Aires, donde vivió un tiempo junto a su
hermana mayor María Dorotea. Sin embargo, volvió a Viale y al
contraer matrimonio se mudó hacia orillas del río Uruguay, en la
ciudad entrerriana de Gualeguaychú. Al parecer estaba destinada a
vivir junto al rio que la vio nacer. Nació a orillas del río Uruguay y
vivió toda su vida junto a él.
Úrsula Elisa desde muy chica fue responsable con sus
estudios y hábil para los deportes. De joven, junto a su hermano
Pablo Reginaldo, practicó con gran desempeño el tenis. Al mismo
tiempo, al finalizar sus estudios secundarios, estudió Magisterio.
Oficio que desempeñó con gran capacidad, jubilándose en el cargo
de directora de la Escuela Nº 102 “Victoria de Chacabuco”. Se casó,
formó su familia y permaneció toda su vida en la ciudad de Viale.
En abril de 1963 Walter Gerardo viajó en tren hasta Posadas,
Misiones, con 14 años de edad para estudiar el Oficio de Docente.
90
En la década del 40´ se crea el “Seminario Concordia” en Bs. As. Ya no era
necesario ir a Porto Alegre para terminar los estudios teológicos.
86
De Posadas tomó el colectivo que lo llevó hasta Oberá. Como era
muy joven aún, viajó a cargo de su hermano mayor Martín Leopoldo
de 23 años. ¿Cómo se habrá sentido Walter Gerardo cuando su
hermano se fue y quedó solo en la tierra misionera? ¡Qué momento!
En aquella localidad se hospedó en el internado del Instituto. Allí
estudió y se recibió. Ejerció la docencia en la Patagonia Argentina,
más precisamente en la provincia de Río Negro, hasta el año 1969
cuando ingresó al Seminario Concordia de Buenos Aires, junto a
otros cinco jóvenes, para estudiar Teología y seguir los pasos de su
padre como ya lo había hecho su hermano Aroldo Godofredo.
En aquellos tiempos la comunicación a distancia se realizaba
por medio de cartas. Las mismas demoraban varios días en llegar.
Sin embargo, al tercer día de su llegada a Misiones, Walter Gerardo
recibió una carta de parte de su madre ¿Cómo había podido llegar
una carta en tan poco tiempo? ¿Cómo era esto posible? María Julia
había redactado y enviado la carta cuando éste aún se encontraba
junto a ella en Viale. Su madre se aseguró de que su hijo recibiera
la carta apenas éste llegase a Misiones. María Julia sabía muy bien
lo que era el desarraigo. Su propia experiencia de abandonar su
tierra natal de tan joven hizo que entienda a la perfección lo que
buena parte de sus hijos también sufrirían al partir de Viale.
Pablo Reginaldo, por otro lado, al terminar la primaria se
quedó en el hogar a cuidar de sus padres. Es así que su hermano
mayor, Juan Jacobo, le dio trabajo en LUXOGAR: hacía mandados,
limpieza y ayudaba en lo que podía. El trabajo le duró tan solo 2
meses ya que un sábado a la tarde mientras limpiaba el local lo
llamaron para informarle que su padre había sufrido una embolia
cerebral (de la cual hablaremos luego). Dada esta situación, debió
permanecer en el hogar tiempo completo para ayudar en el cuidado
de su padre. Es así que se afianzó en el emprendimiento familiar: las
plantas, la huerta, semillas y plantines. Tambi permanece hasta hoy
87
en la casa paterna y con el emprendimiento familiar. Su conocido
vivero lleva el nombre de “Casa Schlund” hasta hoy.
Tita, la menor, recibió de Dios la capacidad intelectual para
aprender y enseñar. Desde muy chica se destacó en su desempeño
escolar. Fue muy responsable con las tareas y los estudios. Es así
que al terminar la escuela primaria comenzó la escuela secundaria
con miras hacia el Oficio de Maestra. Ejerció, a lo largo de su vida,
con mucha pasión la docencia. Se casó joven y partió hacia la
provincia vecina de Santa Fe. Allí vivió algunos años, pero luego
volvió a vivir a Viale. En Santa Fe el Señor le concedió dos
hermosas hijas, bien parecidas a ella.
Pasaron 11 años del infarto de Jacobo Schlund en 1953
cuando sufrió en 1964 una embolia cerebral produciéndole una
parálisis parcial que lo condenó a vivir sus últimos siete años de vida
en cama y al cuidado extremo de su familia. Nuevamente la familia
experimentaría un cambio aún más drástico. Los años que vendrían
no serían fáciles para Jacobo, su esposa e hijos. Qué triste noticia
debe haber sido, también, para Elizabeth Stieben, su madre, quien
aún vivía. Sin embargo, tres años después, el 27 de agosto de 1967,
la abuela “Liz”, única abuela que quedaba con vida, falleció.
Pongámonos por un momento en el lugar de Jacobo
Schlundt. Una vida corta, pero a la vez llena de aventuras. De chico
abandonó el hogar de sus padres, tan solo unos pocos años más
adelante abandonó por casi dos años el país. Volvió casado y vivió
un tiempo en Chaco y algunos años más en Misiones para luego
volver a Entre Ríos. Ahora bien, su vida agitada y cambiante, ahora
quedaría atrás y la cama sería su destino por siete años hasta el día
de su muerte ¿Cómo no le habría de costar adaptarse a esta nueva
realidad? Y al mismo tiempo ¿Cómo no habrían de sufrir su esposa
e hijos, no solo el hecho de tener un esposo y padre postrado, sino,
además, un esposo y padre que probablemente nunca pudo
88
acostumbrarse a su nueva vida? Por último ¿Por qué Dios permitía
que esta familia cargue con semejante cruz?
Incluso usted, querido lector, podría pensar en esta última
pregunta en algunas circunstancias de su vida: “¿Por qué Dios que
tanto me ama permite que pase o atraviese por esta pesada cruz y
profunda tentación y ataque a mi fe?”
Sufrimos justo castigo, como confesó el ladrón junto a Cristo
en la cruz, a causa de nuestros pecados (Lc 23:41). Sin embargo,
nuestro Padre envió a su Hijo al mundo a cargar con nuestros males,
dolores, pecados, enfermedades, tristezas y muerte (Is 53; Jn 3:16).
Nuestro Dios no es ajeno a nuestro dolor, a nuestros sufrimientos.
Él es el “Emmanuel” para nosotros: Dios con nosotros. Y nos envía
su Espíritu Santo para convencernos de nuestro pecado y a su vez
consolarnos por medio del Evangelio y el perdón. Esta es la obra
propia de Dios entregada a nosotros a través de la Palabra y los
Sacramentos. Rolf Preus, un pastor luterano del Sínodo de Missouri,
en un sermón sobre 2 Corintios 12:9, titulado: “Cuando el dolor es
bueno para ti”, predicó:
Consideremos a San Pablo. ¡Qué santo hizo Dios de él! Tuvo
visiones del cielo. Es el hombre que describe cómo fue llevado
al tercer cielo. El primer cielo es el aire sobre nosotros. El
segundo cielo es el universo y toda su vastedad. El tercer cielo
es, como Pablo nos dice aquí, el paraíso, lo que ordinariamente
llamamos el cielo. Fue llevado a la presencia de Dios de una
manera que ningún hombre puede describir. Pero no hace
alarde de ello. No escribe un libro ni habla de ello. Más bien,
hace alarde de su sufrimiento. ¿Por qué? Jesús explica el por
qué: “Mi poder se hace perfecto en la debilidad”. No busques
el cielo en la tierra, mi querido cristiano. Para ti, no está aquí.
Mejor, mira a la gracia de Dios aquí en la tierra, es suficiente
para ti. Este es Jesús hablando.
89
Jesús puede no sanar el cáncer, aunque podría. Puede no quitar
el dolor persistente de la cirugía, aunque podría. Puede no
dejar quedarte con la propiedad que el banco está ansioso por
ejecutar, aunque podría. Él es el Dios todopoderoso que dijo:
“Toda autoridad me es dada en el cielo y en la tierra”. Toda
autoridad es toda autoridad. Él podría sanar la enfermedad,
podría proveer el dinero, podría hacer lo que tú quisieras que
hiciera. Pero puede decidir no hacerlo y una cosa que tú debes
creer es esta: Él te ama. Cuando te niega lo que tu tanto quieres,
Él te ama. Cuando oras y oras y tu ser amado igual muere, Él
te ama. Cuando le pides una y otra vez para que te quite el
dolor, el problema, la pena, cualquiera que sea el aguijón, y no
lo hace, Él aún te ama.
¿Crees esto? ¿O quieres creerlo y no puedes? Sabes que es
verdad, pero no puedes entenderlo, así que piensas que tal vez
lo crees, pero no con todo tu corazón, porque realmente no
entiendes qué es lo que Dios está haciendo o ¿por qué lo está
haciendo? ¿Qué es lo que está sucediendo aquí? Dios está
arando el suelo de tu corazón para poder derramar en ti la lluvia
de Su gracia y plantar profundamente en tu dolor la semilla de
Su sagrado Evangelio. Cuando es plantada profundamente,
donde los pájaros no la pueden encontrar, donde los espinos no
la pueden ahogar, donde puede enraizarse profundamente y
crecer, hay dentro de ti una fuente de gozo, esperanza y
confianza que ningún dolor de esta vida podrá jamás
arrebatar.91
Jacobo Schlundt falleció el 16 de agosto de 1971 a la edad
de 61 años. Su cuerpo fue velado en la casa familiar y luego en el
templo de la Iglesia Luterana, frente al altar. La predicación estuvo
a cargo de su compadre y colega pastor Luis Martin y del pastor
91
(Preus, págs. 3-4)
90
Juan Baus. Los textos que allí se leyeron fueron 1 Reyes 19:4 y
Apocalipsis 7:9-17, el himno que entonaron fue: “Paz dulce Paz”.
Al cementerio se entró en procesión cantando: “Roca de la
Eternidad”. Allí el pastor Juan Hoppe predicó sobre el Salmo 34:19.
La necrológica, en “El Luterano” de ese año, la redactó el pastor
Hoppe y en la misma concluyó:
A él le sobreviven: su esposa y 9 hijos; 5 varones y 5 mujeres,
1 hermano y 2 hermanas. Uno de sus hijos, Aroldo, es
actualmente pastor en Cipolletti, Río Negro, y otro hijo, Walter
se prepara también para el mismo oficio […] Una gran
multitud se había dado cita para despedir sus restos que
descansan en el cementerio de Viale. ¡Descansa en paz!92
¡Bendecimos el nombre de Dios por la vida de Jacobo
Schlundt! ¡Bendecimos el nombre de Dios por la muerte de Jacobo
Schlundt! Damos gracias a Dios porque hoy,93 a 50 años de su
partida, el consuelo por su muerte no ha cambiado y sigue siendo el
mismo: ¡El plan de salvación preparado por Dios desde antes de la
fundación del mundo!
Esto es lo que encontramos en 1 Pedro 1:18-20: “Ustedes
saben que fueron rescatados de una vida sin sentido, la cual
heredaron de sus padres; y que ese rescate no se pagó con cosas
corruptibles, como el oro y la plata, sino con la sangre preciosa de
Cristo, sin mancha y sin contaminación, como la de un cordero, que
ya había sido destinado desde antes de que Dios creara el mundo,
pero que se manifestó en estos últimos tiempos por amor a ustedes”.
El Catecismo Mayor, en su conclusión sobre la explicación de los
tres artículos del Credo, dice: “Dios nos ha creado precisamente
para redimirnos y santificarnos”.94 Gran misterio es para nosotros el
92
(Hoppe, 1971, pág. 132)
16 de agosto de 2021.
94
(Meléndez, 2000, pág. 447)
93
91
obrar de Dios en favor nuestro (Ef 5:32). Locura para la razón (1 Co
2:14).
¡Cristo es nuestro consuelo en la hora de la muerte!
Luego de 38 años de matrimonio, una nueva vida comenzaría
para la viuda, María Julia Kern, de 58 años. Fiel esposa que vivió
los últimos años de vida de su esposo a su lado. Ahora comenzaría
una nueva etapa: la viudez. Los últimos años junto a Jacobo no
habían sido nada fáciles para ella y sus hijos. María Julia no se
despegaba de su lado y de la casa. Es así que una vez que su esposo
falleció se pudo percibir en ella un cambio rotundo en su semblante.
El Señor la sostuvo en este tiempo de duelo y así logró superar poco
a poco la muerte de su esposo. Se la volvió a ver haciendo mandados
en Viale, encargándose de su huerta y sus plantas de jardín, volvió
a visitar a las damas de la parroquia, participaba de los cultos que
daba el pastor Hoppe, incluso viajó a Porto Alegre, Brasil, a visitar
a sus hermanas. A una de ellas hacia 30 años que no la veía. Viajó
a Buenos Aires a visitar a su hija Dorotea. Viajó a Chaco a visitar a
su hijo pastor Walter Gerardo Schlund. En Chaco, vivió un
momento muy emotivo cuando se reencontró con la partera que la
ayudó con el nacimiento de su primer hijo Juan Jacobo Schlund.
Desde la muerte de Jacobo Schlundt, María Julia, vivió 17
años más. Pudo disfrutar de sus nietos, los cuales la recuerdan con
mucho amor. Según cuentan era una abuela dulce y cariñosa. Al
visitarla disfrutaban de su mate dulce, con poca yerba y bastante
variedad de yuyos. ¿Qué más podríamos decir, que no hayamos
dicho, de esta piadosa mujer? Sus hijos y nietos al recordarla
agradecen a Dios por su fe y por el ejemplo de esposa y madre que
les dio.
El final de su vida se desencadenó por sus problemas
intestinales. Sus controles en Villa Libertador San Martín por sus
dolores en el vientre e inflamación comenzaron cuatro años antes de
92
su muerte. Allí se realizó los estudios que le diagnosticaron cáncer
de colon. Fue en febrero de 1988 que su salud empeoró
repentinamente. Tras sufrir profundos dolores y una gran
descompostura fue trasladada en ambulancia de urgencia hacia la
clínica de Villa Libertador San Martín. Luego de una cirugía que se
le realizó permaneció 10 días en terapia intensiva hasta que el 22 de
febrero de 1988, con 75 años, tras sufrir un paro cardíaco, falleció.
Los 10 días que permaneció en terapia intensiva permitieron que sus
hijos puedan llegar hasta la clínica a despedirse de su madre.
María Julia dos días antes de su muerte participó del
Sacramento del Altar junto a sus hijos en la cama del hospital. Este
alimento fue el viaticum, el alimento para el camino o éxodo que
emprendería de la muerte a la vida eterna (Jordán–Tierra
Prometida). Esta promesa nos recuerda las palabras de la liturgia de
Santa Cena del Culto Cristiano,95 que al pasar al sacramento del altar
oímos: “Toma y come, esto es el cuerpo de Cristo, dado por ti […]
Toma y bebe, esta es la sangre del Nuevo Pacto, derramada por ti.
[…] Que el Señor Jesucristo por medio de su cuerpo y de su sangre
te fortalezca y te guarde en la verdadera fe, hasta que llegues a la
vida eterna. Amén. Ve en paz”.
John T. Pless, un pastor luterano, en su libro “Catecismo
Menor sobre la Vida Humana”, escribió al respecto estas
consoladoras y verdaderas palabras:
El cuerpo y la sangre de Jesús que se nos dan a nosotros son la
garantía de nuestra propia resurrección también. Este alimento
celestial fortalece y sustenta nuestra fe para que podamos
cargar con paciencia todas las pruebas y aflicciones, cruces y
enfermedades, hasta que Dios nos dé el alivio ya sea en el
tiempo presente o en la resurrección de la carne. En este santo
95
(Culto Cristiano, 1978, pág. 40)
93
sacramento, nuestro Señor nos da un anticipo de la fiesta de
bodas del Cordero. Por esto, un teólogo luterano ha sugerido
que debemos ir a la Santa Cena del Señor como cuando vamos
a nuestra propia muerte, de modo que cuando vayamos a
nuestra muerte lo hagamos como si estuviéramos yendo a la
Cena del Señor.96
En la paz que Cristo nos da por medio de su muerte y
resurrección fue sepultada junto a Jacobo en el cementerio de Viale,
con la seguridad y la tranquilidad de que, así como en la Pascua la
pesada piedra que tapaba la tumba de Jesús fue removida, así
también la tumba de Jacobo y María Julia no permanecerá cerrada
eternamente. En el último día será removida, porque “¿Dónde está,
oh muerte, tu aguijón? ¿Dónde, oh sepulcro, tu victoria? Porque el
pecado es el aguijón de la muerte, y la ley es la que da poder al
pecado. ¡Pero gracias sean dadas a Dios, de que nos da la victoria
por medio de nuestro Señor Jesucristo!” (1 Co 15:55-57; ver,
además, Os 13:14).
En el epitafio de ambos se encuentra inscripto la oración
vespertina de confianza en Dios del Salmo 4:8: “Por eso me acuesto
y duermo en paz, porque sólo tú, Señor, me haces vivir confiado.”
96
(Pless, 2015, pág. 82)
94
VI
HOMENAJE A LOS HERMANOS
SCHLUND-KERN
Si bien el propósito del libro es escribir sobre la biografía de
Jacobo y María Julia, nos hemos guardado un lugar en el mismo
para conocer a sus hijos. Es aquí cuando el autor del libro se hace a
un lado. Que mejor que sean los hijos de los hijos de Jacobo y María
Julia quienes nos cuenten quiénes y cómo fueron los hermanos
Schlund-Kern. Serán ellos mismos, ahora, quienes honrarán a sus
padres y tíos.
Con cierto tiempo de anticipación se les pidió, a algunos de
sus hijos y sobrinos, que redactaran un pequeño documento bajo la
consigna “¿Cómo le contarías a alguien que no conoció a… quien
fue? ¿y cómo era?”.
En el testimonio que los hijos y sobrinos harán de sus padres
y tíos encontraremos un poco de Jacobo y María Julia en cada uno
de ellos. El lector sacará sus propias conclusiones.
JUAN JACOBO SCHLUND KERN
– Por Alicia Edith Pérez Schlund (su sobrina)
Yani es diminutivo de Juan. Su madre lo pronunciaba
“Chany” porque ella jamás perdió su acento portugués. Tío Yani era
correcto, estructurado, metódico, reservado, honesto y muy poco
expresivo, le costaba demostrar o expresar sus emociones, hablaba
lo justo y necesario. Inteligente, informado, le gustaba el confort y
la sencillez, pero al mismo tiempo vestirse bien. De aspecto siempre
prolijo y agradable. Ordenado y pulcro, serio, generoso y justo.
Generalmente tenía buen humor, aunque al verlo con su
personalidad seria y silenciosa, parecía enojado, que no iba a
95
sonreír, pero esto no era así, solo era su personalidad discreta y
auténtica ¡si no le daba risa, no sonreía!
Emprendedor y arriesgado. Bueno para los negocios.
Perseverante, austero y sacrificado. Le gustaba escuchar buena
música y era buen lector.
Juan Jacobo “Yani” fue el primer hijo del matrimonio de
Jacobo y Julia. Asumió su rol de hijo y hermano mayor que le
correspondía. Desde muy joven aprendió a valerse por sí mismo.
Estudió electricidad por correo, y puso en un cuartito de su casa un
taller de reparación de radios.
Tío Yani me contó que en Misiones llegó un día una máquina
desconocida, haciendo un gran ruido: era el primer automóvil que
veía en su vida; ni siquiera en una revista lo había visto ¡no sabía lo
que era!
Anécdotas así ilustran su niñez, quién creció y se forjó como
un hombre decente y trabajador. Tuvo además un bar llamado
“Achalay”, en un lugar céntrico de Viale. Se compró un Jeep. Haber
quebrado económicamente no fue un impedimento para empezar de
nuevo.
Ayudó a sus hermanos y sobrinos, y a distintas instituciones
de Viale. Cuando Erica (Tita) se mudó a Viale con sus pequeñas
hijas, se hizo cargo de refaccionar y equipar su casa. Cuando alguien
de la familia tenía una necesidad acudía a tío Yani y él al estar en
una buena y merecida situación económica, gracias a su trabajo y
esfuerzo, respondía con su ayuda. A su hermana Úrsula ayudó a
costear sus estudios de maestra. Le dio empleo a ella y más tarde a
su esposo, cuando abrió las puertas de “Luxogar”, una empresa que
en Viale tuvo su sello único y muy respetado. Empresa que
permaneció a lo largo de los años donde tío Yani trabajó sin
descanso, hasta el último día que su salud se lo permitió.
96
Así transcurrió la vida de Juan Jacobo, quien nunca se casó,
y que hasta el final de sus días compartió el almuerzo familiar de los
domingos, cumpleaños, y navidades, cumpliendo con el rico y
esperado puesto que él se auto-adjudicó: el encargado del postre
¡helado!
MARÍA DOROTEA SCHLUND KERN
– Por Magdalena María Diderle Schlund (su hija)
Con mucho cariño y dejando de lado los recuerdos negativos
(discusiones, peleas, los defectos), escribo la historia de mi madre,
con el amor, los recuerdos positivos que viví junto a ella y lo que
me contó.
Su acta de nacimiento da testimonio de lo siguiente: “En la
colonia Libertad (o colonia Castelli) sección 44, departamento Río
Teuco, territorio nacional del Chaco (todavía no era provincia), el 2
de diciembre de 1936, a las 4 horas en su domicilio, nació la mujer
María Dorotea, hija legítima de Jacobo Schlundt y María Julia
Kern…”
Mamá no recordaba mucho de sus primeros años en Chaco,
sí hablaba más de los años pasados en Misiones, donde dice que
vivió muy feliz. Le gustaba la casa y la selva que la rodeaba.
A los 6 años ya en Viale, Entre Ríos, comenzó sus estudios
primarios. Ayudaba en las tareas de la casa, de la iglesia y en la
crianza de sus hermanos menores. Cuando terminó la escuela,
continuó con sus quehaceres domésticos y tuvo varios empleos,
pero no duró mucho en ninguno de ellos. Por supuesto se confirmó
en la fe cristiana de la Iglesia Luterana Argentina a los 12 años.
Entre los 18 y 19 años, su vida tuvo un giro rotundo. Con la
ayuda de la esposa del pastor Juan Hoppe consiguió un puesto de
empleada doméstica en una distinguida familia suizo-alemana.
97
Y así, María Dorotea dejó Viale y llegó a Buenos Aires. A
pesar de no conocer los transportes, cuando se proponía una meta
era difícil que cambie de opinión. Llegó al barrio de Belgrano,
Capital Federal a la casa de la familia suizo-alemana. Su patrón era
uno de los dueños de la marca de medias “SILVANA”. La trataron
muy bien, tanto que al principio le costaba creer. Todo lo que
aprendió y vivió en esos años lo tomó como modelo de vida y
siempre hablaba de las experiencias de esa época.
Participaba en la congregación de Belgrano, Villa Ballester
y La Concordia, donde hizo muchas amistades. Era una persona que
le gustaba salir, tener amigos, hacer compras y tener vida social.
Otro episodio importante de su vida, entre los años 1964 o
1965, cuando estaba de vacaciones en Viale fue a conocer a un
“apuesto joven rubio y de ojos celestes, llamado Alfredo”. Esta fue
la descripción que le reveló a su hermana Úrsula. Sin embargo, se
había equivocado en el color de pelo, pues Alfredo no era rubio.
Alfredo Diderle y María Dorotea Schlund se casaron el 27
de noviembre de 1965, con 34 y 28 años respectivamente, y se
radicaron en Hurlingham, provincia de Buenos Aires. Alfredo vivía
aquí desde el año 1942. El 5 de agosto de 1966 nació quien escribe:
Magdalena María. Fui su primera alegría. El 6 de diciembre de 1969
llegaron mis hermanos gemelos: Edgardo Roberto y Gustavo
Alfredo. María Dorotea siempre afirmó que presentía dos bebés en
su vientre, y nadie le creía (en ese momento no se hacían
ecografías).
Aquí quiero mencionar un recuerdo, quizás el más
importante para mí. Cuando tenía 4 años, enfermé de paperas
complicada con pancreatitis, y en las semanas que estuve en cama
por las noches mi madre me cantaba himnos y me contaba historias
bíblicas. Desde allí nació mi fe en Dios Trino, fe que nunca
abandoné, gracias a mi madre.
98
En las últimas décadas de su vida, mi mamá fue una sierva
muy activa de la congregación de Hurlingham. Su mayor don
consistía en hacer visitas y consolar a las personas ancianas de la
congregación. Sobre todo, hablar, consolar y aconsejar fue su mayor
don. Llegaba al corazón de las personas sencillas. Otro don que
poseía, el cual era su pasión, eran las plantas y el cultivo de las
flores. Preparaba hermosos ramos que llevaba todos los domingos
al altar.
María Dorotea vivió su vida intensamente. De la mano del
Señor, hizo su familia, su casa, la acondicionó como quiso, tuvo sus
amistades en la congregación, en el centro de jubilados, viajó con
ellos. En fin, vivió su vida junto a mi padre y nosotros. ¡Gracias
mamá por ser el instrumento de Dios para encender la fe en el Señor
Jesucristo en nosotros! Siempre estaré muy agradecida a Dios por
ello.
ARALDO GODOFREDO SCHLUND KERN
– Por Haroldo Cristian Schlund (su hijo)
Era una persona que tenía ganas de vivir, pese a todas las
injusticias que le tocó vivir desde bebé. Un persona positiva,
obstinada, perfeccionista, agradable y amistosa con la cual se podía
charlar por horas. Un verdadero pastor, como pocos, que se ocupaba
de la gente de manera integral. Fue una persona generosa y un fiel
seguidor de Cristo.
MARTIN LEOPOLDO SCHLUND KERN
– Por María Daniela Pérez Schlund (su sobrina)
Martín, nuestro “tío Martín”, otro de los tíos solteros de la
familia para mí y para sus tantos sobrinos, sobrinos nietos y sobrinos
bis nietos. Nació en la provincia de Misiones.
99
De niño y de joven, muy apuesto, siempre recuerda con un
brillo especial en sus ojos que le decían de chiquito que era tan lindo
que daban ganas de comérselo, esa es la graciosa anécdota familiar.
Su gran fe y amor hacia su Padre Dios es lo que lo ha
sostenido hasta la actualidad, su gran confianza en las promesas del
Señor lo ayudó a sobrellevar grandes y graves enfermedades y
cirugías de las cuales salió adelante con la ayuda de Dios y el apoyo
de sus hermanos, sobre todo. Se siente orgulloso de mostrar las
innumerables cicatrices en su cuerpo, pero también tiene heridas en
su alma, las que de vez en cuando recuerda como un niño que
necesita el abrazo de sus padres, ahí es donde la Misericordia de
Dios lo abraza y sostiene y tío Tincho da fe de esto. Participante
número uno del coro de la iglesia y oveja fiel del rebaño de Nuestro
Buen Pastor.
De carácter alegre y explosivo a la vez. Disfruta y nos hace
disfrutar a todos con sus cantos en alemán, también gusta de los
cantos de mariachis y del folklore argentino. Se disfraza, baila y se
divierte mucho. Amante de la pesca, gran cocinero y de buen comer
también. Orgulloso de su oficio de carpintero, el cual ejercía con
gran calidad. Orgulloso en su arte de horticultor, heredado de su
familia. Bondadoso, tanto que lamenta que se hayan aprovechado
de esto en diversas oportunidades, pero esto no le hace desistir de
su espíritu caritativo.
Sueña despierto en hacer viajes, en comprar helicópteros y
disfrutar con sus seres queridos. Sueña también en tener grandes
plantaciones y cosechas abundantes.
Su carpintería ha sido un lugar de encuentros, amistades y
oportunidad de ayudar a muchas personas que han pasado por allí.
Ama a su familia, la cual es su apoyo, y demuestra
constantemente la necesidad de ser contenido y mimado por ella.
100
Siempre estuvo y está en todos los acontecimientos importantes.
Añora los tiempos pasados recordándolos con melancolía y vive el
presente encomendándose al Señor.
EUNICE IRENE SCHLUND KERN
– Por sus hijos y yernos
Eunice Irena Schlund o como la conocemos, Nici, es la
quinta de nueve hermanos. Hija de pastor, esto le permitió conocer
desde muy chica la misericordia de Dios y vivir de acuerdo a su
voluntad. Este don influyó para que su vida sea reflejo de una fe
pura y verdadera que transmitió con paciencia y amor a sus cuatro
hijos.
De contextura pequeña y delicada, que no ha sido
impedimento para realizar cualquier tarea. Desde muy chica conoce
el trabajo y sabe cómo dice Proverbios 20:13: “No seas dormilón, y
jamás serás pobre…”. Experta cocinera de platillos criollos y
aquellos heredados por sus ancestros alemanes (Strudel, Wickel
Nudel, Kraut Pirok, etc).
Le gusta estar actualizada, leer y aprender de los libros,
siempre tiene un proyecto pendiente y si alguien le pone una traba,
esto se convierte en un reto.
Cuando se le pone una idea en la cabeza nadie se la puede
sacar; defiende su razón con vehemencia y si no le convence termina
la discusión con un ¡Aja! para empatar.
Ha tenido momentos muy duros en su vida y nunca renegó
de su fe, buscando refugio seguro en la promesa de Dios, ha seguido
adelante.
Abuela de las que consienten, aman, enseñan, pero también
corrigen y disciplinan; un problema o dolor de un nieto lo hace suyo
y no se queda tranquila hasta resolverlo.
101
Ahora pinta canas y carga con algunas cicatrices que no le
importan; su pasatiempo favorito: disfrutar de la vida con los suyos,
cuidar de sus plantas y ver Netflix.
URSULA ELISA SCHLUND KERN
– Por Alicia Edith Pérez Schlund (su hija)
Úrsula significa “pequeña osita” y los osos “hibernan” por lo
tanto le gusta, mucho, dormir. Quizás esa cualidad es una de las
tantas que heredé de mi mamá, y es también una de las tantas
habilidades de ella que me gustan.
Mami (Ula) es una mujer de carácter firme, bastante
estructurada, organizada, equilibrada y de buen gusto. En su
apariencia física es hermosa y prolija, sobria, sencilla y femenina.
Aunque también es de mente abierta, reflexiva y adaptable a
personas y situaciones.
Suele parecer bastante fría o rígida, ya que no es muy
demostrativa gestualmente, consecuencia directísima de su
educación y transmisión por sus padres. Es instruida y detallista.
Totalmente autónoma e independiente. Toma decisiones por sí
misma y generalmente se desenvuelve sola.
Emprendedora y persistente en lo que se propone. No es
“careta”, si algo no le gusta, no lo disimula, lo demuestra y lo dice.
Pero también es muy compasiva y empática. Sabe ponerse
en el lugar del otro, aún sin haber pasado por la misma situación.
Honesta y eficiente. Estricta, exigente y sincera. Todas estas
características aportaron a la docente y directora que fue: buena,
querida y respetada.
Pero lo que más se distingue en Ula es su fe. Su
inquebrantable fe, no fingida y en continuo crecimiento. Su vida gira
en torno a ella. Esta condición la llevó a desarrollarse amplia y
102
generosamente tanto en la iglesia, como en la sociedad, y también
la armó lo suficiente para superar y atravesar dificultades, dolores y
pérdidas grandes en su vida.
De su infancia no guarda dolores o al menos no afloran en
su consciente.
Tolerante y frontal, pero se rebela sin titubeos ante la mentira
y la injusticia, y pelea por ello, aunque le cueste antipatías, y hasta
desprecios y enemistades. Defiende la verdad.
Tiene buen sentido del humor, es agradable, sensible,
romántica, no es de andar malhumorada.
Doy inmensas gracias a Dios, por la vida de Ula, por su fe,
su amor entrañable a la familia, su influencia en mi vida y la de mis
hermanos, hijos y nietos. Verdaderamente ha cumplido su función
de madre y abuela.
Trato de apreciar y recibir sus virtudes, y luchar y
despojarme de sus errores, aunque me reconozco bastante parecida
a ella y con alegría y orgullo trato de ser consciente y “hacer pasar”
a mi descendencia aquellas cosas que mi mamá logró superar,
prolongando la vida y heredades de la abuela María Julia Kern. Me
doy por satisfecha si veo que puedo “tomar la posta” y en mi
generación continuar mejorando los “mandatos” de las mujeres
“Kern-Schlund-Pérez” y “hacer el pase” a las manos y el corazón de
mis bellas hijas. Y a mi hijo varón poder transmitirle también esa fe
y actitud en la vida, de honestidad y piedad. Es mi anhelo que mis
hijos, con la ayuda de Dios, me superen, nos superen y continúen
esto maravilloso, que es la vida, nacida de la vida, de la vida de otra
vida, etc…
103
“Tú has sido nuestro refugio de una generación a otra
generación”. (Sal 90:1). ¡Dios nos siga acompañando ahora y
siempre, por los siglos de los siglos! Amén.
WALTER GERARDO SCHLUND KERN
– Por Alicia Edith Pérez Schlund (su sobrina)
Tío Walter, tío Dito: Es mi tío, pero, antes que nada, es
pastor. No se puede despegar a tío Dito de su vocación de pastor en
su vida.
Tío Walter es correcto y cortante. Cortante en su forma
frontal y sin ningún tipo de tapujos o adornos suavizantes, de decir
las cosas según la justa verdad. Es muy honesto y conoce una sola
forma de hacer las cosas, y así se conduce.
Gentil, amable, enérgico, y con un humor muy particular. Le
gusta hacer humor con su cara muy seria, dejar pensando a las
personas y después recién reír. Pero no todos comprenden este
humor, y muchas veces la gente puede ofenderse o no entender sus
intenciones. No se queda callado cuando algo le parece mal. A veces
usa la ironía para expresarse. Como diría alguien de mi familia, tío
Walter, tiene un carácter “rústico”, o sea cuando tiene que decir algo
lo dice, aunque suene áspero y no es el “tacto” una de sus virtudes,
pero se agradece su sinceridad y valentía.
En la familia es conocido como el que “nos llama la
atención” cuando algo que hacemos está mal o él opina eso. Lo que
sucede es que tío Dito realmente lleva a flor de piel su vocación y –
entre Ley y Evangelio- tío Dito es primeramente LEY, y luegogracias a Dios- EVANGELIO.
Dios el Padre, no le envió hijos a tío Walter, pero, sí que ha
cumplido ampliamente con esta función sobre muchas personas, a
104
lo largo de su vida; comprometiéndose con la vida de quienes
necesitaron orientación, apoyo y Palabras de Salvación.
Le dio Dios el Padre una hermosa y amorosa mujer, la tía
Susana. Imposible hablar de tío Dito sin hablar de ella. Porque, son
un matrimonio como todos, bendecidos por Dios, seguramente con
virtudes elogiables y dificultades no envidiables; pero se puede ver
en ellos, esto de “los dos serán una sola carne” ya que, sin saber
detalles, puedo ver que han funcionado como un “poderoso equipo”,
“inquebrantable alianza” en todas las empresas de sus vidas,
acompañándose y amándose siempre. Ella le dio una familia-su
familia, en el Chaco y extensiones, y le dio toda su dulzura, fidelidad
y amor. Bella, delicada, sencilla y amorosa mujer.
Su sentido de justicia muchas veces no le da lugar a la
posibilidad de otra persona; pero esto –a mi ver– se compensa con
su hiper y delicadísima sensibilidad. Virtud excepcional que lo ha
movido en su vida a comprometerse y predicar a los marginados y
rechazados de la sociedad, tal como personas de la comunidad toba,
en su Chaco, niños con capacidades diferentes, cuando estuvo en
Romang (provincia de Santa Fe), siendo –lo digo con ajeno orgullo–
impulsor y fundador de una Escuela de Educación Especial, en esa
localidad.
Viviendo su tarea misional en forma espontánea y natural,
no deja pasar por alto ninguna oportunidad que se le presente. En la
calle, en el tren o en el dentista. Y hasta la actualidad, ya retirado,
sigue dando de su tiempo, corazón y vocación, al viajar a la
provincia de Salta, a visitar personas y familias, llevando el precioso
evangelio de Cristo, con el fin de fundar allí una nueva congregación
cristiana luterana.
Con las lágrimas y el llanto a flor de piel siempre, con su
gusto, saber y servicio también con la música, su pasa tiempos con
las plantas de huerta, su “poco agradable”, pero obediente tarea de
105
redargüir, su infaltable compañera y esposa Susana, su “jopo”
elegante (en su juventud, hasta donde lo pudo mantener) que lo
distingue como otro más de los guapos y elegantes hombres
Schlund, así es tío Walter, “Dito”.
PABLO REGINALDO SCHLUND KERN
– Por María Daniela Pérez Schlund (su sobrina)
Si alguien preguntara por Pablo Reginaldo, lo más probable
es que muchos dirían: “No lo conozco”, pero si preguntaran por
“Tambi” dirán: “¿Quién no conoce a Tambi?” Y creo que todos
coincidiríamos en decir que es una gran persona, siempre alegre,
dispuesto a ayudar, altruista, sensible, sabio, dueño de una gran
templanza, con una fe ferviente por nuestro Amoroso Padre
Celestial.
Dispuesto para lo que sea desinteresadamente. Siempre
sirviendo a Dios y al prójimo, en diversas instituciones,
comprometiéndose como integrante de las comisiones directivas
como de la Cooperadora del Hospital, del Viale Foot Ball Club,
donde además gustaba de los deportes en especial del tenis, del
cementerio privado evangélico, colaborando en todo evento
solidario al que se lo solicitara. En la Iglesia de Viale, miembro fiel
y activo, también formando parte de la comisión directiva, miembro
consejero del Pastor, además, donó gran parte de su terreno para la
construcción del Salón Parroquial, siempre conservando de la
manera más anónima posible todo lo anteriormente citado.
Su negocio de plantas –donde su sabiduría heredada de sus
padres, es destacada en la comunidad, asesorando y donando toda
especie de plantas a las instituciones, brindando charlas en escuelas,
etc.– fue también una gran oportunidad para sembrar grandes
amistades como así también ayudar a personas de todas las edades,
a quienes, dándoles un espacio, aprovechaba el terreno fértil de sus
corazones para sembrar la Palabra de Nuestro Buen Dios, para
106
aconsejar, contener, escuchar y darles herramientas para su vida
laboral también.
En la familia es el “tío Tambi” ese que siempre estuvo y
está para todo, en todos los acontecimientos alegres y tristes que
hemos vivido a lo largo de nuestra historia. El que nos hacía trucos
de magia a sus queridos sobrinos, esos tererés únicos, los girasoles,
garrapiñadas. Siempre dándole una mano a sus hermanas y
hermanos con la crianza de sus sobrinos. Son innumerables los
recuerdos y anécdotas de tío Tambi. Doy gracias a Dios por su vida
y por haberme hecho su sobrina.
ERICA NOEMI SCHLUND KERN
– Por Mirian Isabel Campos Schlund (su hija)
Fue una mujer admirable, se dedicaba a la docencia y por
sobre todo era una gran madre. Admiro toda su valentía y fuerza.
Se preocupaba por sus hijas más que por ella misma. Por las
mañanas solía cantar. La recuerdo siempre con su mate en mano y
sus planificaciones docentes. Fue una mujer completa con todas las
letras: una gran hija de Dios.
Supo criar a sus hijas con mucho amor y educarlas para que
puedan vivir lo más felices posible, con muchos errores, pero con
muchos aciertos.
Sus hijas somos su continuación y fiel reflejo. Si tuviera que
hablar con alguien recordando la gran mujer que fue, sería con unos
mates de por medio como le gustaba a ella y sus riquísimas tortas.
Rompía su ropa y nos fabricaba la nuestra, le gustaba tejer y hacer
comida casera. Su especialidad era el fideo casero. Podía hacer una
comida con lo poco que había.
Fue hermosa por dentro y por fuera, creyente en Dios y
miembro de la IELA.
107
108
VII
LOS DESCENDIENTES: HIJOS, NIETOS,
BISNIETOS Y TATARANIETOS
En el primer capítulo hablamos del “embudo”. Las tres
historias previas que se unían entre sí, se entrelazaban, fusionaban,
para dar paso al matrimonio Schlundt-Kern. En esta sección, la
historia se abre nuevamente. Estamos ahora del otro lado del
“nudo”. En el primer capítulo, hemos mirado hacia atrás: los
antepasados. Sin embargo, así como la historia de nuestros
antepasados es también nuestra historia, la historia de nuestros hijos
es también nuestra historia. Es por esto que en este capítulo (como
en el anterior) miramos hacia adelante: hijos, nietos, bisnietos y
tataranietos.
Este matrimonio, el cual comenzó el 24 de noviembre de
1933 en la ciudad de Canoas, RS, Porto Alegre, Brasil, persistió
hasta la muerte de Jacobo el 16 de agosto de 1971. En total 38 años.
El Señor los bendijo con 10 hijos. Llegaron a tener 18 nietos, 29
bisnietos, y hasta la fecha,97 8 tataranietos.
He aquí una descripción más detallada de los mismos:
Los hijos
1. Juan Jacob Schlund Kern nació el 19 de septiembre de 1935
en Castelli, Chaco, Argentina, y falleció el 12 de abril de 2017.
2. María Dorotea Schlund Kern nació el 2 de diciembre de 1936
en Chaco, Argentina; y se casó con Alfredo Diderle.98 Ambos
tuvieron 3 hijos: Magdalena María Diderle Schlund, Edgardo
97
98
16 de agosto de 2021.
Nació el 11 de enero de 1931 en Crespo, Entre Ríos, Argentina.
109
3.
4.
5.
6.
7.
Roberto Diderle Schlund y Gustavo Alfredo Diderle Schlund.
María Dorotea falleció el 12 de marzo de 2012 y Alfredo el 14
de marzo de 2017.
Araldo Godofredo Schlund Kern nació el 8 de febrero de 1939
en Alba Posse, Misiones, Argentina. Falleció el 5 de marzo de
2015 en Paraná Entre Ríos, Argentina. Araldo se casó con
Carmen Aurelia Reule Lechner99 el 19 de febrero de 1965 en
Mar del Plata Buenos Aires, Argentina. Ambos tuvieron los
siguientes hijos:100 Walter Gerardo Schlund Reule, Haroldo
Cristian Schlund Reule, Vilma Elisa Schlund Reule y Pablo
Gabriel Schlund Reule.
Martin Leopoldo Schlund Kern nació el 15 de septiembre de
1940 en Alba Posse, Misiones, Argentina.
Eunice Irene Schlund Kern nació el 19 de diciembre de 1942
en Alba Posse, Misiones, Argentina. Se casó con Gilberto José
Ladner101 el 9 de noviembre de 1967. Ambos tuvieron los
siguientes hijos: Gustavo Edgardo Ladner Schlund, Adriana
Irene Ladner Schlund, Marlene Beatriz Ladner Schlund y
Gilberto Gabriel Ladner Schlund.
Úrsula Elisa Schlund Kern nació el 24 de septiembre de 1944
en Viale, Entre Ríos, Argentina. Se casó con Elbio Raúl
Pérez.102 Ambos tuvieron los siguientes hijos: Claudia Cristina
Pérez Schlund, Alicia Edith Pérez Schlund, María Daniela Pérez
Schlund, Marcelo Elbio Daniel Pérez Schlund y Jorge Luis
Pérez Schlund.
Sexto Hijo Schlund Kern no llegó a nacer.
99
Nació el 7 de septiembre de 1945 en General San Martin, La Pampa,
Argentina.
100
“En peligro de extinción”: los hijos varones (y sus hijos) de Araldo son los
únicos descendientes de Jacobo que portan hasta el día de la fecha el apellido:
“Schlund.”
101
Nació el 06 de julio de 1945.
102
Nació el 02 de agosto de 1943 en Federal, Entre Ríos, Argentina.
110
8. Walter Gerardo Schlund Kern nació el 5 de junio de 1948 en
Viale, Entre Ríos, Argentina. Se casó con Susana Darvas103 el
23 de agosto de 1975.
9. Pablo Reginaldo Schlund Kern nació el 28 de febrero de 1950
en Viale, Entre Ríos, Argentina.
10. Erica Noemí Schlund Kern nació el 30 de marzo 1951 en
Viale, Entre Ríos, Argentina. Erica se casó con Carlos Alberto
Campos104 el 29 de enero de 1988. Ambos tuvieron dos hijas:
Noemí Elisabet Campos Schlund y Mirian Isabel Campos
Schlund. Falleció el 12 de mayo de 2010.
Los nietos
1. Magdalena Diderle Schlund (Jacobo y María Julia, María
Dorotea) nació el 5 agosto de 1966 en Hurlingham, Buenos
Aires, Argentina.
2. Edgardo Diderle Schlund (Jacobo y María Julia, María
Dorotea) nació el 6 de diciembre de 1969 en Hurlingham,
Buenos Aires, Argentina.
3. Gustavo Alfredo Diderle Schlund (Jacobo y María Julia,
María Dorotea) nació el 6 de diciembre de 1969 en Hurlingham,
Buenos Aires, Argentina. Gustavo junto a Patricia María
Navarro tuvieron una hija: María Luz Diderle Navarro.
4. Walter Gerardo Schlund Reule (Jacobo y María Julia, Aroldo
Godofredo) nació el 24 de diciembre de 1967 en Cipolletti, Río
Negro, Argentina. Tuvo 4 hijos con Elina Beatriz Cari
Sajama:105 Gerardo Agustín Schlund Cari, Laura Victoria
Schlund Cari, Cristian Santiago Schlund Cari y Micaela Sofía
Schlund Cari.
103
Nació el 12 de febrero de 1943.
Nació el 16 de noviembre de 1955 en Carcaraña, Santa Fe, Argentina.
105
Nació el 18 de abril de 1975 en Medieta, Jujuy, Argentina.
104
111
5. Haroldo Cristian Schlund Reule (Jacobo y María Julia,
Aroldo Godofredo) nació el 16 de junio de 1969 en Cipolletti,
Río Negro, Argentina. Haroldo se casó con Estela Judith Rizo
Avellaneda106 el 5 de febrero de 1998 en Paraná Entre Ríos,
Argentina. Haroldo tuvo dos hijos: Katherine Emma Schlund y
Carla Elizabeth Schlund.
6. Vilma Elisa Schlund Reule (Jacobo y María Julia, Aroldo
Godofredo) nació el 3 de julio de 1972 en Romang Santa Fe,
Argentina. Vilma se casó el 3 de junio de 1991, con Guillermo
Andrés Milessi,107 en Hernandarias, Entre Ríos, Argentina
7. Pablo Gabriel Schlund Reule (Jacobo y María Julia, Aroldo
Godofredo) nació el 2 de marzo de 1974 en Romang Santa Fe,
Argentina. Tuvo 2 hijas con María José Caravallo:108 Juana
Quimey Schlund y Angélica Amaru Schlund.
8. Gustavo Edgardo Ladner Schlund (Jacobo y María Julia,
Eunice Irene) nació el 25 de mayo de 1971 en Viale, Entre Ríos,
Argentina. Se casó con María José Valor.109 Ambos tienen los
siguientes hijos: Agustín Nicolás Ladner Valor, Lucas Gustavo
Ladner Valor y María Victoria Ladner Valor.
9. Adriana Irene Ladner Schlund (Jacobo y María Julia, Eunice
Irene) nació el 8 de abril de 1974 en Gualeguaychú, Entre Ríos,
Argentina. Está en pareja con Duilio Martín Monrroy.110 Ambos
tienen los siguientes hijos: Sofía Guadalupe Monrroy Ladner,
Martina Abril Monrroy Ladner, Juan Pablo Monrroy Ladner y
Anabella Leila Monrroy Ladner.
10. Marlene Beatriz Ladner Schlund (Jacobo y María Julia,
Eunice Irene) nació el 19 de octubre de 1975. Se casó con
106
Nació el 25 de noviembre de 1973 en Córdoba, Argentina.
Nació el 22 de junio de 1971 en Hernandarias Entre Ríos, Argentina.
108
Nació el 19 de febrero.
109
Nació el 13 de marzo de 1968.
110
Nació el 4 de mayo de 1966.
107
112
Ernesto Aníbal Peverelli.111 Ambos tuvieron los siguientes
hijos: Enzo Andrés Peverelli Ladner y Estefanía Anabella
Peverelli Ladner. Falleció el 13 de abril de 2017.
11. Gilberto Gabriel Ladner Schlund (Jacobo y María Julia,
Eunice Irene) nació el 14 de junio de 1980 en Gualeguaychú,
Entre Ríos, Argentina. Se casó con María José Michelena.112
12. Claudia Cristina Pérez Schlund (Jacobo y María Julia, Úrsula
Elisa) nació el 19 de diciembre de 1967 en Viale, Entre Ríos,
Argentina. Falleció el 26 de agosto de 1990.
13. Alicia Edith Pérez Schlund (Jacobo y María Julia, Úrsula
Elisa) nació el 16 de diciembre de 1969 en Entre Ríos,
Argentina; y se casó el 6 de julio de 1990 con Héctor Alberto
Martínez.113 Ambos tuvieron los siguientes hijos: Julia
Mariángeles Martínez, Paola Virginia Martínez, Mariano
Patricio Martínez y Priscila Emiliana Martínez.
14. María Daniela Pérez Schlund (Jacobo y María Julia, Úrsula
Elisa) nació el 19 de marzo de 1971 en Viale, Entre Ríos,
Argentina; y se casó el 30 de septiembre de 1994 con Ramón
Miguel Molina.114 Ambos tuvieron los siguientes hijos: Bruno
Manuel Molina y Santiago Miguel Molina.
15. Marcelo Elbio Daniel Pérez Schlund (Jacobo y María Julia,
Úrsula Elisa) nació el 6 de enero de 1976 en Viale, Entre Ríos,
Argentina. Marcelo tiene una hija llamada Pilar Agostina Pérez.
16. Jorge Luis Pérez Schlund (Jacobo y María Julia, Úrsula Elisa)
nació el 23 de febrero de 1979 en Viale, Entre Ríos, Argentina.
Falleció ese mismo día al nacer.
17. Noemí Elisabet Campos Schlund (Jacobo y María Julia, Erica
Noemí) nació el 29 de enero de 1989 en Cañada de Gómez,
111
Nació el 23 septiembre de 1963.
Nació el 11 de diciembre de 1982.
113
Nació el 19 de mayo de 1968 en Viale, Entre Ríos, Argentina.
114
Nació el 22 de febrero de 1973 en Bovril, Entre Ríos, Argentina.
112
113
Santa Fe, Argentina. Elisabet tuvo un hijo con Víctor Emanuel
Olivo:115 Emanuel Olivo.
18. Mirian Isabel Campos Schlund (Jacobo y María Julia, Erica
Noemí) nació el 7 de noviembre de 1990 en Cañada de Gómez,
Santa Fe, Argentina. Mirian se casó con Santiago Emanuel
Augusto Iseli Hepp116 el 5 de julio de 2018. Ambos tienen una
hija: Justina Isabel Iseli.
Los bisnietos
1. María Luz Diderle Navarro (Jacobo y María Julia, María
Dorotea, Gustavo Alfredo) nació el 19 de noviembre de 2003 en
el partido de Morón, Buenos Aires, Argentina.
2. Gerardo Agustín Schlund Cari (Jacobo y María Julia, Aroldo
Godofredo, Walter Gerardo) nació el 10 de Julio de 1999 en
Paraná, Entre Ríos, Argentina.
3. Laura Victoria Schlund Cari (Jacobo y María Julia, Aroldo
Godofredo, Walter Gerardo) nació el 13 de julio de 2001 en
Paraná, Entre Ríos, Argentina.
4. Cristian Santiago Schlund Cari (Jacobo y María Julia, Aroldo
Godofredo, Walter Gerardo) nació el 30 de marzo de 2004 en
Paraná, Entre Ríos, Argentina.
5. Micaela Sofía Schlund Cari (Jacobo y María Julia, Aroldo
Godofredo, Walter Gerardo) nació el 3 de agosto de 2006 en
Caseros, Buenos Aires, Argentina.
6. Katherine Emma Schlund (Jacobo y María Julia, Aroldo
Godofredo, Haroldo Cristian) nació el 25 de julio de 2007 en
Remania, Palatinado, Alemania.
115
Nació el 30 de noviembre de 1988 en Viale, Entre Ríos, Argentina, y falleció
el 15 de enero de 2016.
116
Nació el 8 de marzo de 1991 en Paraná, Entre Ríos, Argentina.
114
7. Carla Elizabeth Schlund (Jacobo y María Julia, Aroldo
Godofredo, Haroldo Cristian): nació el 7 de julio de 2017 en
Hopkinsville, Kentucky, Estados Unidos de América.
8. Yamila Antonella Milessi (Jacobo y María Julia, Aroldo
Godofredo, Vilma Elisa): nació el 4 de septiembre de 1991 en
Hernandarias, Entre Ríos, Argentina.
9. Guillermo Daniel Milessi (Jacobo y María Julia, Aroldo
Godofredo, Vilma Elisa) nació el 28 de febrero de 1994 en
Hernandarias, Entre Ríos, Argentina. Daniel tuvo dos hijos: Ian
Guillermo Gabriel Milessi Albarracín y Aria María Melani
Milessi Suarez Aebi.
10. Nicolás Gabriel Milessi (Jacobo y María Julia, Aroldo
Godofredo, Vilma Elisa) nació el 11 de junio de 1998 en
Hernandarias, Entre Ríos, Argentina. Nicolás tuvo dos hijos:
Lautaro Benjamín Milessi Arista y Sascha Milessi Díaz.
11. Maria Belén Milessi (Jacobo y María Julia, Aroldo Godofredo,
Vilma Elisa) nació el 18 de febrero de 2000 en Hernandarias,
Entre Ríos, Argentina.
12. Juana Quimey Schlund Caravallo (Jacobo y María Julia,
Aroldo Godofredo, Pablo Gabriel) nació el 20 de marzo de 2009
en Paraná, Entre Ríos, Argentina.
13. Angélica Amaru Schlund Caraballo (Jacobo y María Julia,
Aroldo Godofredo, Pablo Gabriel) nació el 15 de diciembre de
2015 en Paraná, Entre Ríos, Argentina.
14. Agustín Nicolás Ladner Valor (Jacobo y María Julia, Eunice
Irene, Gustavo Edgardo) nació el 15 de septiembre de 1996 en
Gualeguaychú, Entre Ríos, Argentina.
15. Lucas Gustavo Ladner Valor (Jacobo y María Julia, Eunice
Irene, Gustavo Edgardo) nació el 1 de diciembre de 1997 en
Gualeguaychú, Entre Ríos, Argentina.
16. María Victoria Ladner Valor (Jacobo y María Julia, Eunice
Irene, Gustavo Edgardo) nació el 19 de mayo de 2006 en
Gualeguaychú, Entre Ríos, Argentina.
115
17. Sofía Guadalupe Monrroy Ladner (Jacobo y María Julia,
Eunice Irene, Adriana Irene) nació el 31 de diciembre de 2002
en Gualeguaychú, Entre Ríos, Argentina.
18. Martina Abril Monrroy Ladner (Jacobo y María Julia, Eunice
Irene, Adriana Irene) nació el 27 de octubre de 2005 en
Gualeguaychú, Entre Ríos, Argentina.
19. Juan Pablo Monrroy Ladner (Jacobo y María Julia, Eunice
Irene, Adriana Irene) nació el 15 de enero de 2007 en
Gualeguaychú, Entre Ríos, Argentina.
20. Anabella Leila Monrroy Ladner (Jacobo y María Julia,
Eunice Irene, Adriana Irene) nació el 2 de marzo de 2010 en Mar
de Ajó, Buenos Aires, Argentina.
21. Enzo Andrés Peverelli Ladner (Jacobo y María Julia, Eunice
Irene, Marlene Beatriz) nació el 17 de junio de 2006 en
Gualeguaychú, Entre Ríos, Argentina.
22. Estefanía Anabella Peverelli Ladner (Jacobo y María Julia,
Eunice Irene, Marlene Beatriz) nació el 16 de septiembre de
2008 en Gualeguaychú, Entre Ríos, Argentina.
23. Julia Mariángeles Martínez (Jacobo y María Julia, Úrsula
Elisa, Alicia Edith) nació el 6 de noviembre de 1990 en Viale,
Entre Ríos, Argentina. Tiene una hija: Milena Agustina Leiss.
24. Paola Virginia Martínez (Jacobo y María Julia, Úrsula Elisa,
Alicia Edith) nació el 22 de mayo de 1995 en Viale, Entre Ríos,
Argentina.
25. Mariano Patricio Martínez (Jacobo y María Julia, Úrsula
Elisa, Alicia Edith) nació el 05 de enero de 1997 en Viale, Entre
Ríos, Argentina.
26. Priscila Emiliana Martínez (Jacobo y María Julia, Úrsula
Elisa, Alicia Edith) nació el 26 de diciembre de 2002 en Viale,
Entre Ríos, Argentina.
27. Bruno Manuel Molina (Jacobo y María Julia, Úrsula Elisa,
María Daniela) nació el 17 de febrero de 1995 en Viale, Entre
116
ríos, Argentina. Se casó el 21 de enero de 2017 con Natalí
Ayelén, Montero.117 Ambos tienen un hijo: Simón Molina.
28. Santiago Miguel Molina (Jacobo y María Julia, Úrsula Elisa,
María Daniela) nació el 02 de agosto de 1999 en Viale, Entre
Ríos, Argentina.
29. Pilar Agostina Pérez (Jacobo y María Julia, Úrsula Elisa,
Marcelo Elbio Daniel) nació el 3 de diciembre de 2002 en
Paraná, Entre Ríos, Argentina.
Los tataranietos
1. Ian Guillermo Gabriel Milessi Albarracín (Jacobo y María
Julia, Aroldo Godofredo, Vilma Elisa, Guillermo Daniel) nació
el 9 de enero de 2012 en Hernandarias, Entre Ríos, Argentina.
2. Aria María Melani Milessi Suarez Aebi (Jacobo y María Julia,
Aroldo Godofredo, Vilma Elisa, Guillermo Daniel) nació el 16
de diciembre de 2019 en Paraná, Entre Ríos, Argentina.
3. Lautaro Benjamín Milessi Arista (Jacobo y María Julia,
Aroldo Godofredo, Vilma Elisa, Nicolás Gabriel) nació el 17 de
octubre de 2016 en Puerto Deseado, Santa Cruz, Argentina.
4. Sascha Milessi Díaz (Jacobo y María Julia, Aroldo Godofredo,
Vilma Elisa, Nicolás Gabriel) nació el 6 de mayo de 2020 en
Puerto Deseado, Santa Cruz, Argentina.
5. Milena Agustina Leiss (Jacobo y María Julia, Úrsula Elisa,
Alicia Edith, Julia Mariángeles) nació el 11 de febrero de 2014
en Paraná, Entre Ríos, Argentina.
6. Simón Molina (Jacobo y María Julia, Úrsula Elisa, María
Daniela, Bruno Manuel) nació el 5 de abril de 2020 en Paraná,
Entre Ríos, Argentina.
117
Nació el 05 de marzo de 1997 en Viale, Entre Ríos, Argentina.
117
7. Emanuel Olivo (Jacobo y María Julia, Erica Noemi, Noemi
Elisabet) nació el 16 de octubre de 2015 en Viale, Entre Ríos,
Argentina.
8. Justina Isabel Iseli (Jacobo y María Julia, Erica Noemi, Mirian
Isabel) nació el 8 de agosto de 2019 en Paraná, Entre Ríos,
Argentina.
118
CONCLUSIÓN
La familia y el matrimonio, es una institución sagrada para
Dios: él la ha creado. La familia no es un invento humano. En el
jardín del Edén, el Señor formó al hombre primero y luego a la
mujer. En ese acto divino estaba siendo creada la familia.
Por ser creación de Dios es que reciben inmediatamente
después de ser formados, Adán y Eva, la bendición de Dios: “Y Dios
creó al hombre a su imagen. Lo creó a imagen de Dios. Hombre y
mujer los creó. Y los bendijo Dios” (Gn 1:27-28a). ¡Este fue el
primer casamiento!
La bendición estuvo acompañada por un mandato:
“¡Reprodúzcanse, multiplíquense, y llenen la tierra!” (Gn 1:28b).
¿Qué mandato era este? El mandato de ser padres, de tener hijos.
La familia fue planeada y creada por Dios, nada más ni nada
menos que, en esa primera semana en la que el mundo fue creado.
La familia fue creada en el sexto día de la creación.
Cuando el pecado entró al mundo en el Edén, la creación se
había corrompido, esto incluyó también a “la familia”, es así que ya
en la primera familia un hermano mató al otro (Gn 4:8). Por esto era
necesario rescatar a la familia. Pero para que nuestras familias sean
rescatadas del desorden del pecado, otra familia que desde la
eternidad había estado ordenada debió “desordenarse”: “la familia
trinitaria”.
¡El Padre que jamás había exasperado a su Hijo lo envió a la
muerte! ¡El Hijo, lejos de enojarse por el pedido de su Padre, lo
obedeció!” (Col 3:20-21). Nosotros, hijos desobedientes por
naturaleza, somos rescatados y salvados por medio del Hijo
obediente de Dios: “Obediente hasta la muerte y muerte de cruz”
(Fil 2:8b). Sin embargo, al tercer día resucitó y después de cuarenta
119
días regresó a los cielos, junto a su Padre, y la familia fue
nuevamente ordenada.
Es así que a partir de lo que ocurrió en la Navidad, la
encarnación del verdadero Hijo de Dios en verdadero Hombre, nos
es imposible hablar de “la humanidad”, “las generaciones” y “la
vida del hombre” sin hablar de la encarnación de Cristo.
Generación tras generación el Señor sigue creando, dando
vida y sosteniendo a la familia. Al mismo tiempo el Evangelio se
abre paso generación tras generación, como dice María en el
Magníficat: “Y su misericordia es de generación en generación a los
que le temen” (Lc 1:50 RV60).
En las Escrituras “las generaciones” son sinónimo de la
fidelidad de Dios a sus promesas: “Y dijo Dios: Esta es la señal del
pacto que hago entre yo y vosotros y todo ser viviente que está con
vosotros, por todas las generaciones” (Gn 9:12 LBLA). No importa
cuantas generaciones pasen, Dios sigue siendo el mismo: “El Dios
de nuestros padres” (Éx 3:6; 4:5; Hch 7:32; 22:14; otros).
Somos peregrinos en esta vida (Heb 11) ¿Qué seguridad
tenemos de que algún día nosotros o nuestras generaciones no
tendrán que exiliarse a otra patria como lo hicieron los antepasados
de Jacobo y María Julia? Y la respuesta es: ¡Ninguna! Nuestra única
seguridad es que nuestro Creador y Señor estará con nosotros de
generación tras generación: creando, dando vida y sosteniendo a las
familias.
La mejor herencia que una generación puede trasmitir a sus
hijos es la fe: “La herencia incorruptible” (1 Pe 1:4). No solo somos
hijos de nuestros padres, sino que, primordialmente somos hijos de
Dios. ¿Cuándo? Cuando hemos sido concebidos por la Palabra oída
y nacidos en las aguas del Bautismo (Jn 3; Stg 1:18). En ellas somos
hechos hijos de Dios (Jn 1:12), herederos de la vida eterna (Tit 3:7)
120
y posesión suya (Sal 100:3). Pertenecemos, ahora, a la familia de la
fe. Es aquí donde la pequeña historia de la familia Schlundt-Kern es
insertada dentro de otra familia más grande: el Pueblo de Dios.
Tal vez no todo el que lea esta biografía sea descendiente de
sangre de Jacobo y María Julia. Pero si usted, es hijo de Dios, la
sangre de Cristo que nos une, al mismo tiempo, nos hermana (Jn
20:17), e inserta en esta gran familia que permanece por los siglos
de los siglos por gracia, por causa de Cristo, mediante la fe: La
Iglesia.
¡Damos gracias a Dios por la vida de Jacobo y María Julia!
¡Damos gracias a Dios por la fe transmitida a los hijos de Jacobo y
María Julia! ¡Damos gracias a Dios porque, al mirar hacia atrás en
la historia, vemos el cumplimiento de sus promesas para con las
familias!
Tenemos muchas cosas para aprender y agradecer. Gracias a
Dios por haber sido el dador y sustentador de la vida de Jacobo y
María Julia y sus hijos como lo hemos comprobado en cada capítulo.
Sin Él ninguno de los capítulos expuestos en este libro podría
haberse escrito. Sin nuestro Señor, ni los antepasados ni los hijos de
Jacobo y María Julia podrían disfrutar de la fe que el Espíritu Santo
les ha dado. Es así que esperamos juntos “la resurrección de la carne
y la vida eterna” como confesamos en el tercer artículo del Credo
Apostólico. Por lo tanto, con toda seguridad podemos afirmar que
la biografía de Jacobo y María Julia no ha terminado aún. Este es el
famoso: “to be continued” y no un terminante “the end”.
Ellos a su vez, nos han dado muestras de cómo viven los
hijos de Dios. Voy a mencionar solo algunos ejemplos: La estima
de ambos por el Estado del Matrimonio instituido por Dios. El
cumplimiento del deber conyugal mandado por Dios de procrear
hijos. Bautizar a los hijos y vivir una vida familiar en torno a los
medios de gracia (Palabra y Sacramento). La enseñanza cristiana de
121
Jacobo y María Julia para con cada uno de sus hijos. El temor y
estima al Oficio de la Predicación de la Palabra y la Administración
de los Sacramentos del pastor Schlundt. El respeto y amor por parte
de la esposa, María Julia, para con su esposo Jacobo como el Señor
manda, y el amor incondicional para con sus hijos.
¡Esta historia continuará… en los cielos!
122
APÉNDICE
Antes de despedirme, quisiera proponer a la familia de
Jacobo y María Julia que consideren algunas sugerencias:
a)
Fijar el día 24 de noviembre de cada año como el día de la
familia “Schlundt-Kern”. Ya que es la fecha en la que Jacobo y
María Julia se casaron en 1933.
b) Pensar de qué manera y en qué lugar podríamos reunirnos a
celebrar los 100 años de este matrimonio. El centenario de la
familia sería en el año 2033. Tenemos 12 años para prepararnos.
c)
Teniendo en cuenta que en el año 2023 el “Amigo del Árbol”
cumpliría 70 años sirviendo a la comunidad con el fruto de la
tierra, pensar qué celebración especial podríamos preparar.
Ejemplo: el 21 de septiembre colocar una placa recordatoria,
nota en el diario, pancarta, etc.
d) Incentivar a los nietos, bisnietos y tataranietos de Jacobo y
María Julia a continuar con este desafío de escribir sobre la
biografía de los hijos del matrimonio Schlundt-Kern.
123
124
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